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Soltero y Sexy (Nick Jonas y tu) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Soltero y Sexy (Nick Jonas y tu) TERMINADA
Jajajajajajajajajaja esos dos si que saben como divertirse ..... Un jedi!!!!!!!!?????...... Jajajajajajjajajajajajajajajaja sigue pooorrrrfiiiisss
chelis
Re: Soltero y Sexy (Nick Jonas y tu) TERMINADA
jajajajajaja un sable de luz xDDDDDD siguela por fa!!!!
LMel22
Re: Soltero y Sexy (Nick Jonas y tu) TERMINADA
OH DIOS PERO ESOS SI SUPIERON COMO ENTRETENERSE xD
ahora como reaccionara nick cuando sepa de todo la verdad ...
siguela quiero mas
ahora como reaccionara nick cuando sepa de todo la verdad ...
siguela quiero mas
ElitzJb
Re: Soltero y Sexy (Nick Jonas y tu) TERMINADA
me supermegahiper encantaron las caps
síguela xoxo
síguela xoxo
Dari_Malik_1D
Re: Soltero y Sexy (Nick Jonas y tu) TERMINADA
Capítulo 10
En algún momento a lo largo de la noche, mientras dormía muy poco y le hacía el amor a _______, Nick tuvo que reconocer que se había equivocado al juzgarla por su dinero. Su primera impresión, la que se había llevado al verla en el parque, jugando con Bobo, era la que contaba. El hecho de que hubiese pujado por él en la subasta lo había despistado y le había hecho pensar que era un bicho raro.
Lo cierto era que _______ era la mujer con la que él siempre había soñado.
Cuando se sentaron frente a frente para desayunar y se sonrieron cada vez que sus miradas se encontraron, Nick decidió que estaba enamorado. Debía de ser la razón por la que estaba disfrutando de las campanas de la iglesia que se oían en el exterior, del silbido de algún viandante y de los gritos de un niño.
El desayuno no fue nada especial, pan con mermelada y café. Pero a _______ no pareció importarle, y a él, menos. El único problema que tenían era que los medios de comunicación se les echarían encima en cuanto saliesen a la calle. Nick había estado ideando distintas maneras de pasar el día juntos, a solas. Tenía ganas de pasear con ella por un césped sembrado de flores silvestres, bajo el sol y con el canto de los pájaros de fondo. Lo tenía muy difícil.
Alargó el brazo y entrelazó sus dedos con los de ella.
—Tu perro te ha costado mucho dinero.
—¿Bobo? —preguntó ella, acariciándole la palma de la mano con el dedo gordo—. ¿Por qué dices eso?
Una caricia tan simple como aquélla ya hacía que Nick la deseara. Llevaba puesta una camiseta de los Knicks, porque la de la noche anterior había acabado hecha harapos. Afortunadamente, ésa no tenía agujeros, así que se la quitaría por la cabeza.
Pero tenía que dejar que terminase de comerse la tostada, así que continuó con la conversación y esperó a saciar su deseo después del desayuno.
—Te habría pedido que salieses conmigo de todas formas.
—¿De verdad? —se sorprendió ella.
—Por supuesto. Te había visto muchas veces en el parque, y nunca había ningún hombre contigo, así que tenía la esperanza de que fueses soltera. Tenía pensado pararme a hablar contigo.
—¿Hablas en serio? No tenía ni idea.
—Lo que quiere decir que tú ni siquiera te habías fijado en mí. Supongo que debería sentirme ofendido.
—Pues lo siento, pero nunca me había fijado en ti, pero todo ha salido bien de todas formas.
—Supongo que los de la lucha contra el analfabetismo pensarán lo mismo. Pero, francamente, yo habría preferido conocerte en unas circunstancias más normales. Los últimos meses han sido muy duros para mí.
—Lo siento.
—Ya es agua pasada —dijo él, mirándola a los ojos. Estaba feliz—. En estos momentos ya no me importa tanto. De hecho, volvería a pasar por ello si supiese que al final del túnel ibas a estar tú.
—Eso que me estás diciendo es muy bonito.
—Has hecho que la tortura haya merecido la pena.
Nick hubiese querido decirle muchas más cosas, pero dudó. _______ parecía sentir lo mismo que él, pero era un momento muy delicado de cualquier relación. Habían pasado una noche fantástica, y Nick pensaba que habían puesto las bases para pasar muchas otras noches fantásticas juntos. Pero no estaba seguro de que ella pensase lo mismo.
—Imagino que sentirías que podía haber algo entre nosotros cuando salvé a tu perro — añadió.
—Bueno, yo...
Quiero decir, que me cuesta creer que te gastases todo ese dinero sólo para darme las gracias. Tuviste que pensar que quizás podíamos entendernos bien.
Nick esperaba que ella le diese la razón, pero no lo hizo, y a él se le encogió el estómago. Cuanto más tiempo pasaba, más se le aceleraba el pulso. No le gustaba la expresión que había en sus ojos.
Quizás estuviese decidiendo cómo deshacerse de él. Quizás lo único que ella había querido era una aventura de una noche con el héroe local, y no tenía ninguna intención de salir con un tipo que no tenía el mismo estatus que ella.
_______ respiró hondo.
—En realidad, yo...
—Eh. Olvida lo que he dicho —la interrumpió, decepcionado. Se había comportado como un idiota. Echó la silla hacia atrás y se levantó—. Pensé... bueno, da igual lo que pensase. Escucha, puedes darte una ducha si quieres. Llamaré un taxi. Supongo que tienes ganas de irte a casa, y he estado entreteniéndote.
—¡Nick! Por favor, siéntate. Tengo que contarte algo, algo que debía haberte contado antes, pero estábamos tan bien juntos...
—Estás casada con un viejo que vive en una residencia de ancianos.
—No.
—Estás casada con un hombre de negocios que viaja mucho y al que ves muy poco.
—¡No! ¡No estoy casada! Haz el favor de sentarte.
Así que no estaba casada. Al menos no tendría que enfrentarse a aquella pesadilla en concreto. Pero no era capaz de sentarse. Si su estómago seguía así de revuelto, tendría que salir corriendo al cuarto de baño, a vomitar.
—Di lo que tengas que decir, _______. Debí imaginarme que era demasiado bonito para ser verdad.
—Me gustaría que no sacases conclusiones así como así —se quejó ella, poniéndose de pie; aparentemente, también necesitaba moverse, como él—. Está bien. Esto es lo que ocurrió.
Empezó a andar de un lado a otro y a tocarse la barbilla. A Nick le gustó verla nerviosa. Al menos no le iba a ser fácil explicarle que lo había estado engañando.
—Mi madre vio en las noticias que habías rescatado a Bobo.
—Como todo el mundo.
—Tú la inspiraste y empezó a escribir una novela romántica en la que tú... tú eras el protagonista. Intentó ponerse en contacto contigo para conseguir más información. Pero no hubo manera de localizarte. Así que cuando vi que iban a subastarte, yo... Por favor, Nick, no me mires así.
Nick se preguntó cómo querría que la mirase. Sólo la idea de que una señora lo utilizase para escribir una novela le producía urticaria. Pero había algo mucho peor.
Él se había embarcado en aquel fin de semana pensando que _______ no había podido resistirse a sus encantos, cuando en realidad lo único que quería era información para que su madre continuase escribiendo un libro. Debía de haberle encantado ver dónde vivía. Por eso mismo le había preguntado si se había herido apagando fuegos. Y también por eso le había interesado todo lo relacionado con su familia. Y por eso había querido hacer el amor con él. La idea de que sus actividades nocturnas pudiesen verse reflejadas en un libro le daba ganas de golpear algo.
—¿Qué es lo que has estado haciendo esta noche? ¿Investigar?
—¡No!
Él se dio la vuelta, no podía aceptar aquella negación cuando sus palabras evidenciaban lo contrario. Siempre se había preguntado cómo se sentían los animales de laboratorio, con los que experimentaban en contra de su voluntad. En esos momentos, podía hacerse una idea.
—Me gustaría creerte. Pero, al fin y al cabo, te has gastado treinta y tres mil dólares para ayudar a tu madre a conseguir información acerca de mí. Ésa es una cantidad muy elevada, por mucho dinero que tengas. Es normal que quisieras sacar provecho de lo que habías pagado.
_______ se sintió como si acabasen de darle una bofetada.
Nick la miró. Había palidecido y se agarraba al respaldo de la silla como si se fuese a caer.
—¿Eso es lo que piensas?
—Vamos a ver. Tu madre decide escribir una novela y tú pagas miles de dólares para conseguir que yo la ayude. No puedo estar de acuerdo con semejante comportamiento, _______.
—Así que me juzgas y me declaras culpable.
Nick intentó preguntarse si estaba siendo demasiado duro. Pero siempre llegaba a la misma conclusión. _______ había dicho que su madre «entendía» que se hubiese gastado todo aquel dinero, así que seguro que lo habían planeado juntas, y _______ había hecho de cebo. Estaban jugando y tenían dinero para jugar.
—No tienes por qué contestar —continuó _______—. Lo veo en tus ojos. Me vestiré, y dentro de cinco minutos ya no estaré aquí.
A pesar de que él sabía que era lo único que podía pasar, seguía luchando contra el pánico que sentía al pensar en que _______ iba a salir para siempre de su vida.
—No tienes que...
—Si ése es todo el respeto que tienes por mí, yo afortunadamente me respeto mucho más. Y no te molestes en pedir un taxi, ya lo buscaré en la calle. No quiero poner en peligro tu seguridad.
_______ salió de la cocina en dirección al dormitorio.
Nick se pasó la mano por la cara. ¿Estaría cometiendo un terrible error? Si ella le hubiese pedido que cambiase de opinión, si se hubiese echado a llorar, quizás él habría pensado que sólo intentaba continuar manipulando para obtener información para el libro de su madre. Pero aquella calma y aquella salida tan digna le hicieron dudar.
_______ había actuado como si pensase que su comportamiento estuviese completamente justificado. Había aceptado que debía habérselo dicho antes, pero no parecía arrepentirse de sus actos. No parecía pensar que el hecho de haberlo comprado para utilizarlo lo degradase ni a él ni a su profesión. Pero él se sentía degradado. Y, sobre todo, se sentía herido porque _______ no lo hubiese querido por él mismo.
¿De verdad esperaba que aceptase a servir de modelo para el héroe de una novela romántica? Se estremecía sólo de pensarlo. Además, corría el peligro de que el libro terminase publicándose. Y si no, seguro que, con todo el dinero que tenían, acabaría publicándolo ella. Y utilizaría su fama a escala local para conseguir un éxito de ventas. Aquello sería un desastre.
_______ apareció en la puerta de la cocina vestida con el pantalón y el suéter blancos. Llevaba la maleta en la mano y el bolso colgado al hombro.
—Gracias por un fin de semana tan maravilloso —dijo con los ojos brillantes.
Nick se dio cuenta de que estaba a punto de llorar. Independientemente de sus motivaciones, era evidente que habían compartido algo muy especial aquella noche, y que a ella la separación le costaba tanto como a él.
—_______, no te das cuenta de que...
—Me doy cuenta de que no debí intentar esto. Ha sido una estupidez. Adiós.
A él le hubiese gustado detenerla, pero no sabía qué decir para volver a arreglar las cosas. En realidad, ni siquiera vivían en el mismo mundo. Estaban a años luz el uno del otro.
En algún momento a lo largo de la noche, mientras dormía muy poco y le hacía el amor a _______, Nick tuvo que reconocer que se había equivocado al juzgarla por su dinero. Su primera impresión, la que se había llevado al verla en el parque, jugando con Bobo, era la que contaba. El hecho de que hubiese pujado por él en la subasta lo había despistado y le había hecho pensar que era un bicho raro.
Lo cierto era que _______ era la mujer con la que él siempre había soñado.
Cuando se sentaron frente a frente para desayunar y se sonrieron cada vez que sus miradas se encontraron, Nick decidió que estaba enamorado. Debía de ser la razón por la que estaba disfrutando de las campanas de la iglesia que se oían en el exterior, del silbido de algún viandante y de los gritos de un niño.
El desayuno no fue nada especial, pan con mermelada y café. Pero a _______ no pareció importarle, y a él, menos. El único problema que tenían era que los medios de comunicación se les echarían encima en cuanto saliesen a la calle. Nick había estado ideando distintas maneras de pasar el día juntos, a solas. Tenía ganas de pasear con ella por un césped sembrado de flores silvestres, bajo el sol y con el canto de los pájaros de fondo. Lo tenía muy difícil.
Alargó el brazo y entrelazó sus dedos con los de ella.
—Tu perro te ha costado mucho dinero.
—¿Bobo? —preguntó ella, acariciándole la palma de la mano con el dedo gordo—. ¿Por qué dices eso?
Una caricia tan simple como aquélla ya hacía que Nick la deseara. Llevaba puesta una camiseta de los Knicks, porque la de la noche anterior había acabado hecha harapos. Afortunadamente, ésa no tenía agujeros, así que se la quitaría por la cabeza.
Pero tenía que dejar que terminase de comerse la tostada, así que continuó con la conversación y esperó a saciar su deseo después del desayuno.
—Te habría pedido que salieses conmigo de todas formas.
—¿De verdad? —se sorprendió ella.
—Por supuesto. Te había visto muchas veces en el parque, y nunca había ningún hombre contigo, así que tenía la esperanza de que fueses soltera. Tenía pensado pararme a hablar contigo.
—¿Hablas en serio? No tenía ni idea.
—Lo que quiere decir que tú ni siquiera te habías fijado en mí. Supongo que debería sentirme ofendido.
—Pues lo siento, pero nunca me había fijado en ti, pero todo ha salido bien de todas formas.
—Supongo que los de la lucha contra el analfabetismo pensarán lo mismo. Pero, francamente, yo habría preferido conocerte en unas circunstancias más normales. Los últimos meses han sido muy duros para mí.
—Lo siento.
—Ya es agua pasada —dijo él, mirándola a los ojos. Estaba feliz—. En estos momentos ya no me importa tanto. De hecho, volvería a pasar por ello si supiese que al final del túnel ibas a estar tú.
—Eso que me estás diciendo es muy bonito.
—Has hecho que la tortura haya merecido la pena.
Nick hubiese querido decirle muchas más cosas, pero dudó. _______ parecía sentir lo mismo que él, pero era un momento muy delicado de cualquier relación. Habían pasado una noche fantástica, y Nick pensaba que habían puesto las bases para pasar muchas otras noches fantásticas juntos. Pero no estaba seguro de que ella pensase lo mismo.
—Imagino que sentirías que podía haber algo entre nosotros cuando salvé a tu perro — añadió.
—Bueno, yo...
Quiero decir, que me cuesta creer que te gastases todo ese dinero sólo para darme las gracias. Tuviste que pensar que quizás podíamos entendernos bien.
Nick esperaba que ella le diese la razón, pero no lo hizo, y a él se le encogió el estómago. Cuanto más tiempo pasaba, más se le aceleraba el pulso. No le gustaba la expresión que había en sus ojos.
Quizás estuviese decidiendo cómo deshacerse de él. Quizás lo único que ella había querido era una aventura de una noche con el héroe local, y no tenía ninguna intención de salir con un tipo que no tenía el mismo estatus que ella.
_______ respiró hondo.
—En realidad, yo...
—Eh. Olvida lo que he dicho —la interrumpió, decepcionado. Se había comportado como un idiota. Echó la silla hacia atrás y se levantó—. Pensé... bueno, da igual lo que pensase. Escucha, puedes darte una ducha si quieres. Llamaré un taxi. Supongo que tienes ganas de irte a casa, y he estado entreteniéndote.
—¡Nick! Por favor, siéntate. Tengo que contarte algo, algo que debía haberte contado antes, pero estábamos tan bien juntos...
—Estás casada con un viejo que vive en una residencia de ancianos.
—No.
—Estás casada con un hombre de negocios que viaja mucho y al que ves muy poco.
—¡No! ¡No estoy casada! Haz el favor de sentarte.
Así que no estaba casada. Al menos no tendría que enfrentarse a aquella pesadilla en concreto. Pero no era capaz de sentarse. Si su estómago seguía así de revuelto, tendría que salir corriendo al cuarto de baño, a vomitar.
—Di lo que tengas que decir, _______. Debí imaginarme que era demasiado bonito para ser verdad.
—Me gustaría que no sacases conclusiones así como así —se quejó ella, poniéndose de pie; aparentemente, también necesitaba moverse, como él—. Está bien. Esto es lo que ocurrió.
Empezó a andar de un lado a otro y a tocarse la barbilla. A Nick le gustó verla nerviosa. Al menos no le iba a ser fácil explicarle que lo había estado engañando.
—Mi madre vio en las noticias que habías rescatado a Bobo.
—Como todo el mundo.
—Tú la inspiraste y empezó a escribir una novela romántica en la que tú... tú eras el protagonista. Intentó ponerse en contacto contigo para conseguir más información. Pero no hubo manera de localizarte. Así que cuando vi que iban a subastarte, yo... Por favor, Nick, no me mires así.
Nick se preguntó cómo querría que la mirase. Sólo la idea de que una señora lo utilizase para escribir una novela le producía urticaria. Pero había algo mucho peor.
Él se había embarcado en aquel fin de semana pensando que _______ no había podido resistirse a sus encantos, cuando en realidad lo único que quería era información para que su madre continuase escribiendo un libro. Debía de haberle encantado ver dónde vivía. Por eso mismo le había preguntado si se había herido apagando fuegos. Y también por eso le había interesado todo lo relacionado con su familia. Y por eso había querido hacer el amor con él. La idea de que sus actividades nocturnas pudiesen verse reflejadas en un libro le daba ganas de golpear algo.
—¿Qué es lo que has estado haciendo esta noche? ¿Investigar?
—¡No!
Él se dio la vuelta, no podía aceptar aquella negación cuando sus palabras evidenciaban lo contrario. Siempre se había preguntado cómo se sentían los animales de laboratorio, con los que experimentaban en contra de su voluntad. En esos momentos, podía hacerse una idea.
—Me gustaría creerte. Pero, al fin y al cabo, te has gastado treinta y tres mil dólares para ayudar a tu madre a conseguir información acerca de mí. Ésa es una cantidad muy elevada, por mucho dinero que tengas. Es normal que quisieras sacar provecho de lo que habías pagado.
_______ se sintió como si acabasen de darle una bofetada.
Nick la miró. Había palidecido y se agarraba al respaldo de la silla como si se fuese a caer.
—¿Eso es lo que piensas?
—Vamos a ver. Tu madre decide escribir una novela y tú pagas miles de dólares para conseguir que yo la ayude. No puedo estar de acuerdo con semejante comportamiento, _______.
—Así que me juzgas y me declaras culpable.
Nick intentó preguntarse si estaba siendo demasiado duro. Pero siempre llegaba a la misma conclusión. _______ había dicho que su madre «entendía» que se hubiese gastado todo aquel dinero, así que seguro que lo habían planeado juntas, y _______ había hecho de cebo. Estaban jugando y tenían dinero para jugar.
—No tienes por qué contestar —continuó _______—. Lo veo en tus ojos. Me vestiré, y dentro de cinco minutos ya no estaré aquí.
A pesar de que él sabía que era lo único que podía pasar, seguía luchando contra el pánico que sentía al pensar en que _______ iba a salir para siempre de su vida.
—No tienes que...
—Si ése es todo el respeto que tienes por mí, yo afortunadamente me respeto mucho más. Y no te molestes en pedir un taxi, ya lo buscaré en la calle. No quiero poner en peligro tu seguridad.
_______ salió de la cocina en dirección al dormitorio.
Nick se pasó la mano por la cara. ¿Estaría cometiendo un terrible error? Si ella le hubiese pedido que cambiase de opinión, si se hubiese echado a llorar, quizás él habría pensado que sólo intentaba continuar manipulando para obtener información para el libro de su madre. Pero aquella calma y aquella salida tan digna le hicieron dudar.
_______ había actuado como si pensase que su comportamiento estuviese completamente justificado. Había aceptado que debía habérselo dicho antes, pero no parecía arrepentirse de sus actos. No parecía pensar que el hecho de haberlo comprado para utilizarlo lo degradase ni a él ni a su profesión. Pero él se sentía degradado. Y, sobre todo, se sentía herido porque _______ no lo hubiese querido por él mismo.
¿De verdad esperaba que aceptase a servir de modelo para el héroe de una novela romántica? Se estremecía sólo de pensarlo. Además, corría el peligro de que el libro terminase publicándose. Y si no, seguro que, con todo el dinero que tenían, acabaría publicándolo ella. Y utilizaría su fama a escala local para conseguir un éxito de ventas. Aquello sería un desastre.
_______ apareció en la puerta de la cocina vestida con el pantalón y el suéter blancos. Llevaba la maleta en la mano y el bolso colgado al hombro.
—Gracias por un fin de semana tan maravilloso —dijo con los ojos brillantes.
Nick se dio cuenta de que estaba a punto de llorar. Independientemente de sus motivaciones, era evidente que habían compartido algo muy especial aquella noche, y que a ella la separación le costaba tanto como a él.
—_______, no te das cuenta de que...
—Me doy cuenta de que no debí intentar esto. Ha sido una estupidez. Adiós.
A él le hubiese gustado detenerla, pero no sabía qué decir para volver a arreglar las cosas. En realidad, ni siquiera vivían en el mismo mundo. Estaban a años luz el uno del otro.
CariitoJonas15
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