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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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El Robot del Placer (Joe y tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
Hey, nueva lectora!
wow.. me encanta esta novela, es realmente original y futurista
bueno.. y Joe es taaan sexi! bababbaba!
siguela please! :D
wow.. me encanta esta novela, es realmente original y futurista
bueno.. y Joe es taaan sexi! bababbaba!
siguela please! :D
Invitado
Invitado
Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
Niñaaaaaaaaaaaas! He vuelto!
les pido mil disculpas! tengo que decirles que estos dias no he tenido conexion a internet porque aqui en las islas canarias hemos tenido un temporal =S y los vientos que eran fuertisimos rompieron los cables telefonicos y he estado sin linea todos estos dias hasta hoy que ha venido un tecnico a solucionar el problema.
Sinceramente con este tiempo lo he pasado fatal :S Ha destrozado muchas cosas, por suerte ni a mi i a mi familia nos ha pasado nada. A mi casi me mata la lampara de mi habitacion :S Cuando la fui a encender saltaron chispas del interruptor! Por suerte no me dio una corriente...
Dios sabe que tenog muchas cosas que hacer en esta vida todavia y le estoy eternamente agradecida!
Las extrañe horroreeeeeeeees!
Y les subiré.... Dos capitulos completitos para que me perdonen!
Un besooooote
les pido mil disculpas! tengo que decirles que estos dias no he tenido conexion a internet porque aqui en las islas canarias hemos tenido un temporal =S y los vientos que eran fuertisimos rompieron los cables telefonicos y he estado sin linea todos estos dias hasta hoy que ha venido un tecnico a solucionar el problema.
Sinceramente con este tiempo lo he pasado fatal :S Ha destrozado muchas cosas, por suerte ni a mi i a mi familia nos ha pasado nada. A mi casi me mata la lampara de mi habitacion :S Cuando la fui a encender saltaron chispas del interruptor! Por suerte no me dio una corriente...
Dios sabe que tenog muchas cosas que hacer en esta vida todavia y le estoy eternamente agradecida!
Las extrañe horroreeeeeeeees!
Y les subiré.... Dos capitulos completitos para que me perdonen!
Un besooooote
ForJoeJonas
Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
La cabeza de Joe descendió hasta su hombro y por un momento, descansó su frente allí. ¿Se estaba aprestando él para apartar la tentación? ¿O para ser barrido por la tormenta? Su cuerpo tembló con la necesidad.
Por favor, que fuera esto último.
Capítulo 6
Joe gimió. El temblor que atormentaba el cuerpo femenino era tan poderoso que su cuerpo se tensó ante la necesidad de contestar con un empujón. Cómo le habría encantado guiarse directamente dentro de ella, tomar su placer, y acabar con esto. Pero la mujer tenía que aprender que no podía llevar a un hombre por las pelotas.
Bien, si tan sólo pudiera convencer a sus pelotas…
Su polla se presionó contra el costado de su suave cadera, y respiró hondo para calmar el pálpito de su corazón. Entonces tomó las manos de ella y las sujetó con una de las suyas. Inclinándose hacia un lado, mantuvo sus piernas atrapadas, de modo que el torso de ella quedara libre de su peso. Con la mano desocupada, ahora podía explorar la carne a su antojo.
Elevándose sobre el codo, miró hacia su rostro enfadado.
—Dame tu boca —le ordenó.
Los labios de ella se apretaron en una rebelde línea delgada mientras su mirada le lanzaba dagas.
Él suspiró. Ella era una moza obstinada.
—¿Quieres hacerlo del modo difícil? —Su mano resbaló por su hombro y descendió hasta un pecho estremecido. Trazó círculos en el globo flexible y rollizo, sin acercarse a la enrojecida aureola.
La piel era suave como la seda bajo las yemas de sus dedos, blanca y cremosa con una tracería de delgadas líneas azules justo debajo de la superficie. Las pecas salpicadas a través de su pecho parecían manchas de oro esparcidas sin orden ni concierto por un artista absorto en tentar a un hombre para ver si éste podía o no recoger las manchas con su lengua. Su pezón estaba hinchado, un protuberante brote rosado, moldeado para que la boca de un hombre lo mamara.
Se rindió a la tentación y administró varios pellizcos suaves a los montículos cremosos, y luego se inclinó para revolotear su lengua sobre la punta del pezón, mojándolo.
La respiración de ella se quedó atrapada en un jadeo entrecortado pero, de nuevo, afianzó su boca cerrándola.
La mirada de él buscó la suya mientras se inclinaba hacia abajo y soplaba la punta.
—¡Bastardo! —gimió ella moviendo las caderas de un lado a otro—. Tómalo en tu boca.
—Cuando yo esté preparado.
Ella se retorció, empujando levemente sus caderas contra su polla.
—Parece que estás más que preparado.
Él apretó los dientes cuando ella le dio un golpecito de nuevo.
—Di la maldita palabra.
—Que te jodan.
Él sacudió la cabeza y forzó una sonrisa.
—Has debido ser toda una prueba para tus profesores.
Él deslizó la mano más abajo, siguiendo la hondonada suave y turgente de su vientre, demorándose para raspar las pocas pecas que allí decoran su piel. Extendió los dedos y descubrió que su mano casi abarcaba la anchura entre los hoyuelos redondeados en la parte superior de sus caderas, recordándole lo menuda que ella era. Lentamente, bordeó su plano ombligo.
El estómago de ______ tembló y se sacudió hacia arriba. Agitó la cabeza en la cama.
—¡Por favor!
Él no atendió a su ruego y continuó su itinerario descendente, pasó rozando su bajo vientre hasta alcanzar la carne suave y depilada de su monte de Venus. Se preguntó si su vello sería tan rojo como el cabello de su cabeza si ella se lo dejara crecer.
Los pálidos pétalos lo conminaban a deslizarse en su camino de descenso por el centro de la carne húmeda y rosada, pero él se resistió durante un momento y pellizcó los llenos labios mayores.
Ella lanzó un grito mientras sus muslos forcejeaban por abrirse bajo los de él.
—¿Así, amor? —Él deslizó un dedo a lo largo de la veta de sus labios y capturó la humedad que allí se acumulaba—. Ah, creo que tú sí lo estás.
—¡Bastardo! —gimió ella.
Él se llevó el dedo a la boca y se pintó los labios con su crema.
—¿Quieres una muestra?
—Ya no —gritó ella, su voz era ligeramente irregular—. Entra dentro de mí.
¡Cómo él quería!
—No estás en posición de mandarme —contestó él con voz brusca por la necesidad.
El temperamento fogoso coloreó las mejillas y los pechos de ella, y levantó la cabeza para fulminarle con la mirada.
—¡Oooh! Cuando esto termine, me encargaré de que seas enviado al desguace.
—¿Estás haciendo amenazas, ahora? Difícilmente estás en posición de llevarlas a cabo.
—Amenazas no —dijo ella, luchando de nuevo para liberar sus manos y piernas—. ¡Promesas!
Bien, él era suficientemente hombre para responder a su desafío. Pero primero, ella necesitaba un poco de restricción para mantenerla abierta y vulnerable al asalto de sus sentidos por parte de él. No iba a permitirle escapar, no iba a darle respiro para que reafirmara sus defensas. Él estaba estableciendo el asedio.
Con su mano libre, él llevó la almohada hasta la cabecera de la cama y con torpeza la quitó la funda, y luego la usó para atarle juntas las muñecas. Una vez que ella se dio cuenta de cuál era su intención gritó furiosa, arqueando la espalda y corcoveando para quitarse de encima su cuerpo.
Él sonrió abiertamente.
—¿Piensas que eres lo bastante fuerte como para detenerme? —preguntó, y luego enlazó el final de la tela de seda alrededor del poste de una de las esquinas de la cama y la ató. Ahora, al menos la parte superior del cuerpo de ella estaba controlada.
—Hijo de puta. ¡Desátame ya mismo! —ella arqueó la parte inferior de su cuerpo otra vez.
Él se elevó por encima de ella, sosteniéndose con los brazos.
—¡Qué lengua! Tu boca necesita alguna otra cosa para mantenerla ocupada.
Los ojos de _______ se entornaron y le ofreció una sonrisa malvada.
—Acércame tu polla y verás lo que hago con mi boca.
Los labios de éste se cerraron sobre los suyos, desafiándola a que atacara.
En cambio, ella le devolvió el beso, acariciándole la lengua en el interior de su boca.
Levantó la cabeza y sonrió burlón.
—No estoy preparado para que me conviertan en eunuco. Vamos a ahorrarnos el placer de tu boca alrededor de mi polla hasta después de que seas domada.
—¡Nunca! —gritó ella—. Nunca verás ese día.
—Yo no hablaría tan precipitadamente, amor. Odiaría que te diera una indigestión cuando te tengas que comer tus palabras. —Se deslizó hacia abajo por su cuerpo y les dio a cada pecho un beso—. Qué fruta tan dulce para colgar de un árbol tan espinoso.
—¡Aaa-gnes!
—No está aquí, amor. Y no responderá en ningún momento a corto plazo. Está echando chispas con Tonio. Además, ella quiere que tomes tu medicina. —Él tiró de un seno con sus dedos y abrió sus labios encima de su pezón.
—¡Ah no, ni se te ocurra! ¡Nada de fruta para ti, bicho raro!
Él se enganchó a su pezón y lo sorbió entre los dientes, tirando con fuerza y arremolinó su lengua alrededor del tenso brote.
Ella se retorció, contorsionando la parte superior de su torso en un intento por desencajarse de su boca.
De tal modo mordía que la hizo detenerse repentinamente y sin aliento.
—Ya no más. —Ella se estremeció y sus piernas se tensaron bajo las suyas—. No más... más.
Mordisqueó delicadamente, dejando que sus dientes rasparan la carne sensible, disfrutando de los profundos gemidos que producto de su tortura se arrancaban de la garganta de ella. Retiró la cabeza, hasta que el pezón quedó libre del tirón de sus dientes, y luego administró besos suaves y húmedos alrededor de su pecho, exceptuando la succión más profunda de su aureola abombada.
_______ lloriqueó como un gatito y elevó los hombros de la cama, presionando su pecho más profundamente en su boca.
—El otro. Me duele. Por favor.
Él abandonó su pecho, pero siguió sobando su pezón con la barbilla mientras la miraba fijamente.
—Dime lo que quieres. Hazlo de manera obscena. —Rozó sus labios ligeramente sobre la punta.
La respiración de ella se estremeció.
—Muérdeme. Muérdeme la teta. Por favor.
—¿Por favor qué? —Los labios tiraron de la endurecida punta y la soltó.
—Por favor. No sé lo que quieres —dijo ella, retorciendo sus caderas—. Dime lo que tengo que decir.
La boca de Joe se curvó. Incluso cuando ella suplicaba había en su voz un borde de orden.
—¿Por favor, amo?
—¡No! —Frunció el ceño ella—. Por favor, pirata.
—¿Pirata? ¿Crees que estoy metido en violación y saqueo?
—Violación no… pero puedes saquearme, pirata.
¡Así que esa era su fantasía! Guarrilla.
—¿Sabe Agnes que eres así de pervertida?
—Agnes no lo sabe todo. ¡Muérdeme! —gritó ella.
Él retorció el pezón todavía mojado por su boca.
—¡No! El otro. Me duele.
Él se movió al otro lado y revoloteó su lengua sobre el brote desatendido.
—No me vaciles. —Ella presionó su pecho hacia arriba, ofreciendo su pecho pletórico.
Él no se molestó en alzar la vista para ver su expresión, la flor madura del árbol frutal lo fascinó.
—No me digas lo que tengo que hacer.
—Por favor, pirata. Ten misericordia.
—Mmm. Me gusta el sonido de esto. ¿Suplicarás tan dulcemente cuándo te muerda el clítoris?
—Gritaré —dijo ella con voz enronquecida por la tensión—. ¿Te gustaría eso mejor?
—Mientras no grites a Agnes —contestó él irónicamente.
Ella bombeó sus caderas, un recordatorio nada sutil.
—Te estás tomando demasiado tiempo.
—Y tú exiges demasiado. Se supone que debes suplicar.
—Yo no suplico.
—Entonces ¿qué te complacería? ¿Un rescate? ¿De verdad quieres que te deje de esta manera? —Él mordió la otra teta, bruscamente, provocando que un chillido estrangulado brotara de ella. Esperó para comprobar si había rebasado la tolerancia de ésta al dolor-placer.
—Por favor, no me hagas daño —gimió ella, pero sus caderas se elevaron, golpeando repetidamente contra el abdomen de él.
—Encantadora y preciosa ______ —gimió y mordisqueó la punta.
Joe nunca había tenido el afán de jugar a saqueo y pillaje. Pero el placer de ______ encendió un fuego oscuro en su vientre, una clase violenta de lujuria contra la que se esforzaba por controlar. Gruñó y tiró de su pezón de un lado a otro antes de liberarlo y deslizarse rápidamente más abajo.
ForJoeJonas
Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
ForJoeJonas escribió:Niñaaaaaaaaaaaas! He vuelto!
les pido mil disculpas! tengo que decirles que estos dias no he tenido conexion a internet porque aqui en las islas canarias hemos tenido un temporal =S y los vientos que eran fuertisimos rompieron los cables telefonicos y he estado sin linea todos estos dias hasta hoy que ha venido un tecnico a solucionar el problema.
Sinceramente con este tiempo lo he pasado fatal :S Ha destrozado muchas cosas, por suerte ni a mi i a mi familia nos ha pasado nada. A mi casi me mata la lampara de mi habitacion :S Cuando la fui a encender saltaron chispas del interruptor! Por suerte no me dio una corriente...
Dios sabe que tenog muchas cosas que hacer en esta vida todavia y le estoy eternamente agradecida!
Las extrañe horroreeeeeeeees!
Y les subiré.... Dos capitulos completitos para que me perdonen!
Un besooooote
A mi tmbn me a pasado lo mismo aqui en Almeria , lo unico de me lo alegro es de que gracias a no tener conexion me dio por ver el maravilloso partido Barça - Madrid
I love messi , villa y bojan!! Visça Barça!!!
Ade!!!! siguela pronto!!!!!!!!!!!!!
Aly
Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
Mordisqueó su vientre, y luego succionó la carne suave, dejando oscuras señales de amor en la pálida piel. Cierto orgullo poderoso y totalmente masculino recibió la satisfacción de dejar pruebas de su viaje sobre la piel de ella.
Sumergió la lengua en su ombligo y se deslizó más abajo, alcanzando su monte de Venus. Lamió los labios suaves, jugando con los bordes rosados de sus labios menores, pero sin ahondar más profundo en el medio.
Joe le mantuvo las piernas inmovilizadas, y colocó los codos a cada lado de sus muslos mientras probaba la carne hinchada. Los labios eran rosados y llenos, y sintió el latido de su centro bajo la lengua cuando tanteó entre sus muslos.
_______ arqueó el cuerpo sobre la cama. Sus gritos se volvieron incoherentes.
Y aún así él lamió su carne como un perro con húmedas y largas pasadas que capturaban la crema que se filtraba de su coño. Su propia carne se tensó contra el colchón, y bombeó suavemente para aliviar el dolor de la dura roca entre sus muslos.
¡Pronto! Él tendría que tomarla pronto o se volvería loco. Pero primero quería oírla suplicar dulcemente.
_______ estaba más allá de la razón. Más allá del orgullo. Su mundo entero se centraba en el perverso remolino de su lengua mientras él lamía sus labios mayores, provocando los bordes de los plegados labios menores. Luchó contra la restricción para abrir las piernas. Pero todos sus contoneos y corcoveos no le valieron de nada. Él no iba a cambiar de opinión respecto a torturarla lentamente. Le dolían los pezones por el duro tratamiento y su coño manaba una descarada estela de excitación. Sintió un orgullo primitivo por el hecho de que él lamiera cada gota.
¿Será que le gusta el sabor de mi flujo?
Ella levantó las caderas otra vez, tratando de instar a su lengua, para que se metiera entre sus labios hasta su dolorido e hinchado clítoris, todavía escondido bajo su capucha de carne.
—Dime lo que quieres, nena. Dame las palabras. —Su orden se abrió paso a través de la bruma de pasión.
________ intentó ignorarle, para concentrarse en la dolorosa necesidad, pero su lengua había hecho un alto en sus incursiones contra su coño. Ella echó una ojeada por entre sus párpados semicerrados. La visión de la cabeza de él, suspendida entre sus piernas, la hizo chorrear de nuevo.
—Déjame abrir más las piernas —gimió ella. Entonces se acordó—. Pirata.
Joe gimió y deslizó la lengua entre sus labios y hacia arriba, recorriendo con la mirada su clítoris.
El cuerpo de ella se sacudió, y apretó sus ojos ya cerrados.
—Por favor Joe, déjame abrir las piernas —suplicó, su voz era un sonido aflautado y elevado, tan ajeno a sí misma que pensó que era otra mujer la que debía haber hablado.
Él besó su monte de Venus.
—Me gusta la manera en que me suplicas, y has sido una muchacha tan buena. —El peso de él se quitó de encima de sus piernas.
Al abrir los ojos, ella lo encontró en cuclillas con los muslos abiertos sobre los suyos. Su polla, gruesa y roja, montaba en alto contra su vientre. La corona relucía húmeda.
Su mirada buscó su cara. Los rasgos de él estaban muy tensos y serios. Su mirada penetrante y oscura estaba alerta.
Una emoción primitiva la recorrió. Ella había encendido la pasión que ardía en los ojos de Joe. Rápidamente sacó las piernas de entre las de él, colocándolas a ambos lados de sus rodillas. Dobló las suyas para afirmar los talones en el colchón. Una vez más, ella estaba abierta, vulnerable con su coño chorreando y brillando completamente abierto para que él lo tomara.
—Entra en mí —dijo ella, levantando las caderas de la cama.
Él gruñó.
—Todavía no has aprendido, princesa.
Al darse cuenta de su error, ella gimió.
—Por favor, entra en mí.
Joe sacudió la cabeza, entonces su mirada cayó sobre la «V» abierta de sus muslos.
—Ábrete más —gruñó.
Las piernas de ésta temblaron, pero movió los pies separándolos más. Las manos de Joe ahuecaron sus rodillas y las presionó hacia afuera, estirándola al abrirla al máximo. Contuvo la respiración cuando él se inclinó hacia abajo, llevando su cara más cerca de su coño. El temblor creció y ella se esforzó por quedarse quieta. El orgullo exigía que lo intentara.
De nuevo la lengua pasó mojando su coño. Largas pinceladas pintaron su carne sensible con la crema que ella rezumaba. Pinceladas que construyeron una espiral de tensión en lo profundo de su matriz. Los dedos separaron más sus labios menores, y la acarició con la nariz. Entonces él arponeó su interior con la lengua, haciendo remolinos en la abertura para después retirarse.
—Más profundo… pirata… —Las rodillas de ella se sacudieron y se cerraron, tratando de atraerle más cerca.
Con los brazos estirados sobre su cabeza, la visión de ella en estos momentos estaba limitada a la coronilla de la cabeza que se inclinaba sobre su coño. Sintió la raspadura de su lengua, y luego la dureza de sus dedos profundizando dentro de ella, estirando sus paredes internas. Dentro y fuera, él presionó más profundo cada vez, hasta que las caderas de ésta captaron el ritmo de sus movimientos.
Ella se impulsó repetidamente hacia arriba, una elevación y un descenso superficial, no queriendo parecer demasiado impaciente y temiendo de que él se detuviese si conociera lo cerca que ella estaba.
La lengua vaciló sobre su clítoris mientras los dedos se adentraron más profundamente. Entonces él se quedó quieto y ella fue tensamente estirada aún más por otro dedo que se unió al juego.
La respiración de ella se volvió más rápida, más áspera. Estaba llena con su mano caliente y dura, tan lleno estaba su canal que se aferraba y pulsaba, apretándose alrededor de los dedos para atraerlo hasta el interior de su núcleo.
De repente, él retiró los dedos y separó la cara. Alarmada de que él pudiera abandonarla ahora, cuando su cuerpo zumbaba con un orgasmo a punto de llegar, contuvo el aliento.
Joe se sentó sobre sus talones con sus manos sujetándose con fuerza los muslos. Sabía lo que él esperaba. Ella ya no tenía voluntad para resistir.
—Por favor fóllame, pirata. Fóllame.
Se inclinó sobre ella y ésta gimió, segura de que ahora él guiaría su polla profundamente dentro de su cuerpo. En cambio, Joe se estiró por encima de la cabeza de ella y desató la funda de almohada, liberando las manos. Ella las dejó caer en la almohada, con miedo a tocarlo sin ser invitada no fuera a ser que él decidiera que ella había roto «una regla». Su propia conformidad la irritó, pero su necesidad era demasiado fuerte.
—Date la vuelta. —La voz era ronca, áspera, pero él se trasladó a un lado y la ayudó a darse la vuelta asiéndola con las manos sus caderas.
Cuando ella se hubo colocado, su trasero estaba elevado, y ella se apoyaba sobre los codos, otra vez vulnerable a su mirada penetrante con su cuerpo abierto para su asalto sensual. Sus glúteos temblaron cuando las manos se deslizaron sobre su piel.
—Te prometí violencia. Me temo que eso es lo que vas a conseguir.
Ella guardó silencio, esperando que él quisiera decir lo que dijo. Cerró sus manos en puños agarrando la ropa de la cama mientras el peso de él cambiaba sobre el colchón. Y después estaba detrás de ella y sus manos presionaban sus nalgas para separarlas. Ella tembló con la anticipación.
Finalmente, la cabeza roma y gruesa de su polla tentó su coño. Incapaz de controlarse, ella empujó sus caderas hacia atrás, tratando de forzarlo a entrar.
Las manos de él apretaron y la empujó hacia adelante.
—Ya te di las palabras —dijo ella con queja y desafío en su voz.
—No te estoy rechazando, corazón —explicó—. No quiero hacerte daño. Esperé demasiado tiempo.
El alivio la hizo sollozar.
—No puedes hacerme daño. Estoy tan preparada que voy a explotar si no me tomas ahora. ¡Con fuerza!
Él rugió desde dentro, invadiendo sin dificultad su coño bien lubricado.
—¡Jesús! —se deslizó hacia fuera despacio, la corona de su polla se restregaba contra sus paredes internas, luego arremetió de vuelta al interior. Sus manos se aferraron a las nalgas para mantenerla en el sitio. Y golpeó más rápido.
_______ sintió la espiral dar vueltas tensamente en su vientre y distendió su postura, elevando más sus caderas dándole rienda suelta para golpear duramente su coño. Una y otra vez aguantó el dulce golpeteo. Su polla dejó sin aire sus pulmones. El vientre de Joe daba contra su culo con un sonido audible y agudo. Sus pelotas golpeaban contra su clítoris.
Más rápido, más duro, hasta que la respiración de ella jadeó con cada envite.
El orgasmo explotó sobre ______ en una onda. Un grito se desgarró de su garganta mientras sus brazos se desplomaban bajo ella. Si no hubiera sido por el feroz agarre de Joe, se habría caído de la cama.
Aún así él golpeó duramente dentro de ella, ahora con más fuerza, los golpes eran más cortos pero tan rápidos que la fricción a lo largo de las paredes de su vagina gestó un calor que disparó otro orgasmo.
______ gritó esta vez, tomada por sorpresa por el destello de sensaciones que barrió sobre ella.
—¡Dulce, dulce, _______! —gimió Joe y el calor líquido surgió dentro de la mujer, bañando sus paredes interiores con el fuego.
Cuando por fin él detuvo el movimiento de sus caderas y muslos, _______ descansó la cabeza en el colchón, atrayendo aire hacia sus pulmones. Sus caderas todavía estaban suspendidas sobre la polla de Joe.
Él se dobló sobre la espalda de ella con un gemido y le besó el cuello y hombro. Sus brazos se abrazaron alrededor de su cintura y apretó.
—¿Crees que estarás lista para una lección de monta después de que hayamos tenido una siesta?
¿Quién es nosotros, Kemosabe? Pensó ella, tomando una página del libro de Agnes.
—Siento mi silla de montar un poco magullada en este momento.
Joe colocó a ambos sobre la cama sin romper la unión entre sus cuerpos.
Por alguna razón, su acción complació a ________ muchísimo.
—Quizás te presente a Jake —dijo ella, sofocando una risa.
—¿Quién es Jake? —gruñó en su oído un Joe adormilado.
—No importa —murmuró ella.
Joe no contestó. Al cabo de un momento, él roncaba suavemente en su oreja, un sonido natural y tranquilizador que casi la arrulló para dormir.
Su polla se deslizó fuera de su cuerpo, y ella se giró para contemplarlo. Realmente era perfecto, desde el hoyuelo en el centro de la barbilla, hasta la punta de sus largos pies. Y ahora que ya no atufaba a whisky, el olor que ellos le habían aportado a su piel la estaba volviendo loca. Cerró los ojos e inhaló. Él olía a alguna especia exótica, ligeramente como a canela y a sexo.
Pinnacle realmente había pensado en todo. Iba a tener que comprar existencias, ellos iban a ganar millones.
Toda mujer en la galaxia querría ser propietaria de un Robot del Placer. Se preguntó cuán larga sería la lista de espera para los primeros modelos que salieran de la cadena de montaje. Un día se la haría interminable ahora que sabía lo sumamente placentero que podría ser tener uno alrededor.
Sintió una punzada en el pecho ante el pensamiento de que su nuevo robot no sería lo mismo que Joe. ¿Por qué esto no es una cosa mala?
Si Pinnacle empleara el emparejamiento de personalidad en realidad podría contar con un robot al que no tuviera ganas de gritar. Uno que no haría todo lo que pudiera para conseguir llevarla hasta el punto en que ella quisiera gritar. Y éste no sería tan moreno, o peludo, o fornido, y él podría dejarla, por una vez, ser la que estuviera al mando.
Pero entonces, probablemente no se sentiría tan viva como se sentía ahora. Le dolía el cuerpo, pero su mente estaba ocupada, bullendo con los recuerdos de su toque y su sarcasmo.
Además, su cara había empezado a gustarle. Trazó el borde de su mandíbula ancha y fuerte y hundió el dedo en hoyito en su barbilla. Qué sorpresa tan agradable, qué pocos defectos había tenido. De alguna manera, todos los duros y sombríos rasgos de él estaban atenuados por éste único rasgo juvenil.
No serían capaces de reproducir a Joe, incluso si ella documentara cada rasgo que él poseía. El robot no podría ser el mismo debido a la experiencia de la Inteligencia Artificial única de Joe. Juntos, ambos habían aprendido y se habían cambiado el uno al otro.
_______ esperó varios minutos antes de deslizarse silenciosamente fuera de la cama. A solas en el cuarto de baño, encendió la ducha y, a continuación, se puso de pie sobre la baza. Y ahuecando las manos alrededor de su boca, le susurró al receptor en el techo:
—¡Agnes, trae aquí inmediatamente tu culo celular!
Sumergió la lengua en su ombligo y se deslizó más abajo, alcanzando su monte de Venus. Lamió los labios suaves, jugando con los bordes rosados de sus labios menores, pero sin ahondar más profundo en el medio.
Joe le mantuvo las piernas inmovilizadas, y colocó los codos a cada lado de sus muslos mientras probaba la carne hinchada. Los labios eran rosados y llenos, y sintió el latido de su centro bajo la lengua cuando tanteó entre sus muslos.
_______ arqueó el cuerpo sobre la cama. Sus gritos se volvieron incoherentes.
Y aún así él lamió su carne como un perro con húmedas y largas pasadas que capturaban la crema que se filtraba de su coño. Su propia carne se tensó contra el colchón, y bombeó suavemente para aliviar el dolor de la dura roca entre sus muslos.
¡Pronto! Él tendría que tomarla pronto o se volvería loco. Pero primero quería oírla suplicar dulcemente.
_______ estaba más allá de la razón. Más allá del orgullo. Su mundo entero se centraba en el perverso remolino de su lengua mientras él lamía sus labios mayores, provocando los bordes de los plegados labios menores. Luchó contra la restricción para abrir las piernas. Pero todos sus contoneos y corcoveos no le valieron de nada. Él no iba a cambiar de opinión respecto a torturarla lentamente. Le dolían los pezones por el duro tratamiento y su coño manaba una descarada estela de excitación. Sintió un orgullo primitivo por el hecho de que él lamiera cada gota.
¿Será que le gusta el sabor de mi flujo?
Ella levantó las caderas otra vez, tratando de instar a su lengua, para que se metiera entre sus labios hasta su dolorido e hinchado clítoris, todavía escondido bajo su capucha de carne.
—Dime lo que quieres, nena. Dame las palabras. —Su orden se abrió paso a través de la bruma de pasión.
________ intentó ignorarle, para concentrarse en la dolorosa necesidad, pero su lengua había hecho un alto en sus incursiones contra su coño. Ella echó una ojeada por entre sus párpados semicerrados. La visión de la cabeza de él, suspendida entre sus piernas, la hizo chorrear de nuevo.
—Déjame abrir más las piernas —gimió ella. Entonces se acordó—. Pirata.
Joe gimió y deslizó la lengua entre sus labios y hacia arriba, recorriendo con la mirada su clítoris.
El cuerpo de ella se sacudió, y apretó sus ojos ya cerrados.
—Por favor Joe, déjame abrir las piernas —suplicó, su voz era un sonido aflautado y elevado, tan ajeno a sí misma que pensó que era otra mujer la que debía haber hablado.
Él besó su monte de Venus.
—Me gusta la manera en que me suplicas, y has sido una muchacha tan buena. —El peso de él se quitó de encima de sus piernas.
Al abrir los ojos, ella lo encontró en cuclillas con los muslos abiertos sobre los suyos. Su polla, gruesa y roja, montaba en alto contra su vientre. La corona relucía húmeda.
Su mirada buscó su cara. Los rasgos de él estaban muy tensos y serios. Su mirada penetrante y oscura estaba alerta.
Una emoción primitiva la recorrió. Ella había encendido la pasión que ardía en los ojos de Joe. Rápidamente sacó las piernas de entre las de él, colocándolas a ambos lados de sus rodillas. Dobló las suyas para afirmar los talones en el colchón. Una vez más, ella estaba abierta, vulnerable con su coño chorreando y brillando completamente abierto para que él lo tomara.
—Entra en mí —dijo ella, levantando las caderas de la cama.
Él gruñó.
—Todavía no has aprendido, princesa.
Al darse cuenta de su error, ella gimió.
—Por favor, entra en mí.
Joe sacudió la cabeza, entonces su mirada cayó sobre la «V» abierta de sus muslos.
—Ábrete más —gruñó.
Las piernas de ésta temblaron, pero movió los pies separándolos más. Las manos de Joe ahuecaron sus rodillas y las presionó hacia afuera, estirándola al abrirla al máximo. Contuvo la respiración cuando él se inclinó hacia abajo, llevando su cara más cerca de su coño. El temblor creció y ella se esforzó por quedarse quieta. El orgullo exigía que lo intentara.
De nuevo la lengua pasó mojando su coño. Largas pinceladas pintaron su carne sensible con la crema que ella rezumaba. Pinceladas que construyeron una espiral de tensión en lo profundo de su matriz. Los dedos separaron más sus labios menores, y la acarició con la nariz. Entonces él arponeó su interior con la lengua, haciendo remolinos en la abertura para después retirarse.
—Más profundo… pirata… —Las rodillas de ella se sacudieron y se cerraron, tratando de atraerle más cerca.
Con los brazos estirados sobre su cabeza, la visión de ella en estos momentos estaba limitada a la coronilla de la cabeza que se inclinaba sobre su coño. Sintió la raspadura de su lengua, y luego la dureza de sus dedos profundizando dentro de ella, estirando sus paredes internas. Dentro y fuera, él presionó más profundo cada vez, hasta que las caderas de ésta captaron el ritmo de sus movimientos.
Ella se impulsó repetidamente hacia arriba, una elevación y un descenso superficial, no queriendo parecer demasiado impaciente y temiendo de que él se detuviese si conociera lo cerca que ella estaba.
La lengua vaciló sobre su clítoris mientras los dedos se adentraron más profundamente. Entonces él se quedó quieto y ella fue tensamente estirada aún más por otro dedo que se unió al juego.
La respiración de ella se volvió más rápida, más áspera. Estaba llena con su mano caliente y dura, tan lleno estaba su canal que se aferraba y pulsaba, apretándose alrededor de los dedos para atraerlo hasta el interior de su núcleo.
De repente, él retiró los dedos y separó la cara. Alarmada de que él pudiera abandonarla ahora, cuando su cuerpo zumbaba con un orgasmo a punto de llegar, contuvo el aliento.
Joe se sentó sobre sus talones con sus manos sujetándose con fuerza los muslos. Sabía lo que él esperaba. Ella ya no tenía voluntad para resistir.
—Por favor fóllame, pirata. Fóllame.
Se inclinó sobre ella y ésta gimió, segura de que ahora él guiaría su polla profundamente dentro de su cuerpo. En cambio, Joe se estiró por encima de la cabeza de ella y desató la funda de almohada, liberando las manos. Ella las dejó caer en la almohada, con miedo a tocarlo sin ser invitada no fuera a ser que él decidiera que ella había roto «una regla». Su propia conformidad la irritó, pero su necesidad era demasiado fuerte.
—Date la vuelta. —La voz era ronca, áspera, pero él se trasladó a un lado y la ayudó a darse la vuelta asiéndola con las manos sus caderas.
Cuando ella se hubo colocado, su trasero estaba elevado, y ella se apoyaba sobre los codos, otra vez vulnerable a su mirada penetrante con su cuerpo abierto para su asalto sensual. Sus glúteos temblaron cuando las manos se deslizaron sobre su piel.
—Te prometí violencia. Me temo que eso es lo que vas a conseguir.
Ella guardó silencio, esperando que él quisiera decir lo que dijo. Cerró sus manos en puños agarrando la ropa de la cama mientras el peso de él cambiaba sobre el colchón. Y después estaba detrás de ella y sus manos presionaban sus nalgas para separarlas. Ella tembló con la anticipación.
Finalmente, la cabeza roma y gruesa de su polla tentó su coño. Incapaz de controlarse, ella empujó sus caderas hacia atrás, tratando de forzarlo a entrar.
Las manos de él apretaron y la empujó hacia adelante.
—Ya te di las palabras —dijo ella con queja y desafío en su voz.
—No te estoy rechazando, corazón —explicó—. No quiero hacerte daño. Esperé demasiado tiempo.
El alivio la hizo sollozar.
—No puedes hacerme daño. Estoy tan preparada que voy a explotar si no me tomas ahora. ¡Con fuerza!
Él rugió desde dentro, invadiendo sin dificultad su coño bien lubricado.
—¡Jesús! —se deslizó hacia fuera despacio, la corona de su polla se restregaba contra sus paredes internas, luego arremetió de vuelta al interior. Sus manos se aferraron a las nalgas para mantenerla en el sitio. Y golpeó más rápido.
_______ sintió la espiral dar vueltas tensamente en su vientre y distendió su postura, elevando más sus caderas dándole rienda suelta para golpear duramente su coño. Una y otra vez aguantó el dulce golpeteo. Su polla dejó sin aire sus pulmones. El vientre de Joe daba contra su culo con un sonido audible y agudo. Sus pelotas golpeaban contra su clítoris.
Más rápido, más duro, hasta que la respiración de ella jadeó con cada envite.
El orgasmo explotó sobre ______ en una onda. Un grito se desgarró de su garganta mientras sus brazos se desplomaban bajo ella. Si no hubiera sido por el feroz agarre de Joe, se habría caído de la cama.
Aún así él golpeó duramente dentro de ella, ahora con más fuerza, los golpes eran más cortos pero tan rápidos que la fricción a lo largo de las paredes de su vagina gestó un calor que disparó otro orgasmo.
______ gritó esta vez, tomada por sorpresa por el destello de sensaciones que barrió sobre ella.
—¡Dulce, dulce, _______! —gimió Joe y el calor líquido surgió dentro de la mujer, bañando sus paredes interiores con el fuego.
Cuando por fin él detuvo el movimiento de sus caderas y muslos, _______ descansó la cabeza en el colchón, atrayendo aire hacia sus pulmones. Sus caderas todavía estaban suspendidas sobre la polla de Joe.
Él se dobló sobre la espalda de ella con un gemido y le besó el cuello y hombro. Sus brazos se abrazaron alrededor de su cintura y apretó.
—¿Crees que estarás lista para una lección de monta después de que hayamos tenido una siesta?
¿Quién es nosotros, Kemosabe? Pensó ella, tomando una página del libro de Agnes.
—Siento mi silla de montar un poco magullada en este momento.
Joe colocó a ambos sobre la cama sin romper la unión entre sus cuerpos.
Por alguna razón, su acción complació a ________ muchísimo.
—Quizás te presente a Jake —dijo ella, sofocando una risa.
—¿Quién es Jake? —gruñó en su oído un Joe adormilado.
—No importa —murmuró ella.
Joe no contestó. Al cabo de un momento, él roncaba suavemente en su oreja, un sonido natural y tranquilizador que casi la arrulló para dormir.
Su polla se deslizó fuera de su cuerpo, y ella se giró para contemplarlo. Realmente era perfecto, desde el hoyuelo en el centro de la barbilla, hasta la punta de sus largos pies. Y ahora que ya no atufaba a whisky, el olor que ellos le habían aportado a su piel la estaba volviendo loca. Cerró los ojos e inhaló. Él olía a alguna especia exótica, ligeramente como a canela y a sexo.
Pinnacle realmente había pensado en todo. Iba a tener que comprar existencias, ellos iban a ganar millones.
Toda mujer en la galaxia querría ser propietaria de un Robot del Placer. Se preguntó cuán larga sería la lista de espera para los primeros modelos que salieran de la cadena de montaje. Un día se la haría interminable ahora que sabía lo sumamente placentero que podría ser tener uno alrededor.
Sintió una punzada en el pecho ante el pensamiento de que su nuevo robot no sería lo mismo que Joe. ¿Por qué esto no es una cosa mala?
Si Pinnacle empleara el emparejamiento de personalidad en realidad podría contar con un robot al que no tuviera ganas de gritar. Uno que no haría todo lo que pudiera para conseguir llevarla hasta el punto en que ella quisiera gritar. Y éste no sería tan moreno, o peludo, o fornido, y él podría dejarla, por una vez, ser la que estuviera al mando.
Pero entonces, probablemente no se sentiría tan viva como se sentía ahora. Le dolía el cuerpo, pero su mente estaba ocupada, bullendo con los recuerdos de su toque y su sarcasmo.
Además, su cara había empezado a gustarle. Trazó el borde de su mandíbula ancha y fuerte y hundió el dedo en hoyito en su barbilla. Qué sorpresa tan agradable, qué pocos defectos había tenido. De alguna manera, todos los duros y sombríos rasgos de él estaban atenuados por éste único rasgo juvenil.
No serían capaces de reproducir a Joe, incluso si ella documentara cada rasgo que él poseía. El robot no podría ser el mismo debido a la experiencia de la Inteligencia Artificial única de Joe. Juntos, ambos habían aprendido y se habían cambiado el uno al otro.
_______ esperó varios minutos antes de deslizarse silenciosamente fuera de la cama. A solas en el cuarto de baño, encendió la ducha y, a continuación, se puso de pie sobre la baza. Y ahuecando las manos alrededor de su boca, le susurró al receptor en el techo:
—¡Agnes, trae aquí inmediatamente tu culo celular!
ForJoeJonas
Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
Capítulo 7
—¡Agnes! —siseó en el receptor.
—¡Eh, jefa! No tienes que susurrar, este cuarto de baño está bien aislado. Pero oye, no esperaba tener de ti noticias tan pronto.
______ se envolvió los brazos alrededor de su abdomen, súbitamente helada.
—Tenemos que hablar.
—Pensé que el chico Joey te mantendría ocupada más tiempo que esto. Tendré que tener una conversación con el muchacho.
—Basta ya, Agnes. Hay algo que necesito pregúntate. —______ agachó la cabeza para impedir que Agnes viera su expresión. Su ayudante era de lejos demasiado intuitiva.
—Suena serio. ¿Qué pasa? —La voz de Agnes se elevó bruscamente—. ¿Se volvió el muchacho un amante demasiado brusco?
—No, nada de eso. —Su cara se ruborizó. La brusquedad de él había sido un plus inesperado—. Estuvo bien. Yo me preguntaba sobre algo que dijiste antes.
—¿Realmente escuchaste algo de lo que dije?
—Deja ya el sarcasmo. Hablo en serio.
—Bien. —La voz de Agnes se volvió más suave—. ¿Qué es lo que dije que ha causado tal efecto en ti?
_______ respiró hondo.
—Antes hablaste sobre que tú no eras del todo de plástico y cables, que también tenías células vivas.
—Así es. Células de estirpe Grado-A directamente de algunas de las más grandes mentes del mundo.
Ella sacudió la cabeza.
—Nunca pensé mucho en ello antes, pero tú eres humana en parte. —La culpa por su ensimismamiento devoró su conciencia. A lo largo de todos estos años nunca se había parado a meditar sobre la existencia de Agnes. Sólo había sido una irritante comodidad.
—Yo fui creada, no nacida, cielo. Unas cuantas células reproduciéndose en un plato Petrie no hacen un humano.
—Pero tú te aburres como un humano y necesitas estimulación como un humano, ¿verdad?
Agnes se quedó callada durante un momento.
—¿Adónde quieres ir a parar?
_______ insistió.
—¿Puedes experimentar emociones como un humano, también?
—Respondo a estímulos en mi entorno —dijo Agnes despacio. ¿Hubo vacilación en su voz?—. Mis reacciones a esos estímulos son un resultado de mi programación.
—Programación de personalidad, ¿eso es de lo qué estás hablando, no?
—Así es como se llama. Pero la palabra funcional, cariño, es Inteligencia Artificial. No respiro, no procreo…
—Pero sueñas, ¿cierto, Agnes?
—Bien, eso es sólo un ejercicio intelectual para mantener mis circuitos…
—¿Con qué sueñas, Agnes? —Su corazón se oprimió ante lo difícil que le resultaba a Agnes darle a una función tan humana una explicación intelectual.
—¿Sueño? Eso es una actividad frívola.
—¿Pero lo haces, o no?
Agnes permaneció silenciosa.
—¿Con qué sueñas? —repitió ________.
—Bueno. Sueño con ir a lugares que sólo he visto en la televisión, galaxias con nombres que no podrías ni pronunciar, con lanzarme por el espacio en un crucero tan rápidamente como pueda hacer que vaya el motor.
Tal como los delirios de magníficas aventuras de un cierto contrabandista. Consternada por haber permitido que sus pensamientos tomaran ese rumbo, _______ preguntó:
—¿Sueñas con un compañero con quien compartir esas cosas?
—¿Por qué? Ya te tengo a ti. Sigo esperando que consigas una vida y decidas ver algunas de esas cosas por ti misma. Tal vez encuentres un agradable…
—¿Contrabandista? —forzó _______ para su propósito—. ¿Por eso es por lo que me diste a Joe? ¿Para darme una ilusión por la aventura?
—Bueno, algo así.
_______ se quedó quieta durante unos momentos. Había tanto para entender. Agnes era una criatura sensible y emotiva. Nunca lo hubiera adivinado.
—Te diré algo, Agnes. Cuando este fin de semana acabe, haré que nos planees unas vacaciones, unas muy largas.
—¿De verdad? ¿Puedo llevar a un autostopista?
—¿Quiere decir alguien como un amigo?
—Tonio está un poco aburrido, también. Demasiados años mostrando a los pobres ejecutivos como lograr pasarlo bien. Está listo para un poco de ciber aventura propia.
Otra cosa que ella nunca había considerado, ¡cibersexo!
—Agnes, Toni y tú podéis…
—No pidas detalles —interrumpió Agnes con voz sardónica—. Eres demasiado joven, demasiado humana para entenderlo. ¿Acaso te pedí yo los detalles sucios de tu pequeña gimnasia de dormitorio?
Incómoda con el aspecto voyeurístico de la relación de ellos, _______ gustosamente concedió:
—Bien. Respetaré tu intimidad respecto a eso. Pero una pregunta más.
—Claro, cielo.
Respiró hondo.
—¿Joe experimenta emociones, como lo haces tú?
—Eh, jefa...
—Quiero decir —_______ se precipitó para sacarlo fuera antes de perder el valor—, no puedo por menos que preguntarme lo que será para él cuando se marche. Creerá que está regresando a su nave, y en cambio será aniquilado. ¿Lo sentirá? ¿Entenderá lo que le pasa?
—¿No crees que te estás encariñando demasiado con tu juguete? —preguntó, pareciendo preocupada—. ¿No puedes pensar en él como si fuera la Montura Golfa o uno de tus juguetes? Una vez que disfrutas de ellos los apagas, ¿verdad?
—Pero él es diferente a cualquier juguete que haya tenido alguna vez. Tiene células vivas en su CPU, lo mismo que tú. Y lo que es peor, ni siquiera sabe que no es humano.
—Te estás exaltando. No te preocupes por ello. Estoy segura de que lo trataran humanamente cuando vuelva para la regeneración.
______ se sintió un poco enferma. Todo en Joe era tan real, tan vívidamente vivo que consiguió olvidarse de que no era un hombre.
—Jefa, deberías regresar allí. Se está revolviendo. No querrás perderte el segundo asalto. ¡Y por lo que vale, creo que Jake y él harían una hermosa pareja!
—¿Estabas escuchando?
—Con sólo una oreja, en realidad estaba pasando un rato con Tonio. Tiene las mejores películas.
_______ se bajó del inodoro y se metió en la ducha. Durante varios minutos, se quedó de pie bajo el agua, inmóvil, tratando de poner en orden sus embrolladas emociones. Era justamente la intimidad de su situación lo que la hacía vulnerable, haciéndola anhelar que las cosas fueran más de lo que realmente eran. Este era sólo un fin de semana de sexo salvaje, hecho a petición de una mujer solitaria y con exceso de trabajo.
Y ella estaba sola. La enérgica entrada de Joe en su vida sólo puso de relieve lo sombría y vacía que era su vida. Vería estos tres días como una llamada de atención. Cuando llegara el lunes por la mañana, haría unos cuantos cambios. Mientras tanto...
Se untó el depilatorio con esencia de rosas sobre sus brazos, piernas y vientre, entre sus piernas y por encima de los dedos de los pies. Probablemente Joe usaría todas las zonas erógenas, zonas que ni ella sabía que tenía, una chica tenía que estar preparada.
Joe despertó por grados… Celsius, para más señas.
Las pequeñas manos calientes que se deslizaban por su torso y tiraban del pelo de su pecho forjaban suavemente un calor agradable.
Sin estar totalmente despierto, rodó sobre su espalda, estirando los brazos y piernas en cruz.
Se hallaba en algún punto entre sus sueños y la realidad, estaba seguro de que había aterrizado en un mundo de fantasía donde una docena de muchachas de un harén con piel de seda competían para proporcionarle placer. Una ninfa talentosa deslizó sus manos bajando hasta su vientre para ahuecar con las manos su sexo.
La sangre huyó de su cerebro y de los dedos de los pies directamente a su polla, levantando su flácido sexo hasta dejarlo completamente rígido. El calor se reunió en sus caderas cuando ella le magreó las pelotas, haciéndolas rodar, apretando, tirando suavemente —¡Cristo!— de sus orbes hasta que su mundo de ensueño se fundió como roca derretida y despertó.
El delicioso culo de ______ se elevó en el aire mientras ella se empleaba a fondo sobre su carne, un objetivo igualmente tentador sin explorar.
Él deslizó un dedo entre sus cachetes y cosquilleó su ano.
______ chilló, un sonido que asestó a sus pelotas la sensación más extraordinaria que había experimentado alguna vez en su trayectoria sexual. Le alivió ver que ella había abierto la boca más que para gritar para descender y mordisquearlo.
_______ echó una ojeada por encima del hombro.
—Estás despierto.
—Un hombre tendría que estar muerto para no despertarse con una experiencia tan encantadora.
La lengua de ella aguijoneó por entre sus labios, y sus dedos toquetearon un poco la punta.
—Un amante considerado me habría dejado usar mi depilatorio para quitarle el vello.
—Este considerado amante está pensando sólo en tu higiene dental, amor.
Ante la expresión burlona de ella, Joe añadió:
—Hilo dental. —Sonrió abiertamente y le dio unos azotitos en el culo—. ¿Por qué no traes ese delicioso coño tuyo aquí y nos tomamos ambos un sorbo de pasión?
Ella puso los ojos en blanco.
—¿Ningún agradecimiento por mi elocuencia?
—Oh hermano. ¿Siempre hablas tanto nada más despertarte?
—Prefieres la acción, ¿verdad? —Le pasó la mano sobre sus posaderas—. Dame tu clítoris, amor.
—¿Prometes callarte entonces?
—Llena mi boca de crema, y estaré demasiado ocupado para darle a la lengua.
_______ se rió con disimulo.
—Apuesto a que haré que te corras primero.
—¡Tú estás encima!
Ella se sentó a horcajadas sobre su cabeza, el entusiasmo la hizo torpe. La nariz de él sufrió una atención por parte de la rodilla de ______ y casi se asfixió cuando su coño se aplasto contra su boca, pero pronto el sonido acuoso de los ruidosos sorbetones del placer mutuo llenó el cuarto.
¡La mujer tenía una boca gloriosa! Sus labios se cerraron alrededor de la cabeza de su polla y ella se hundió, tomándolo hasta el fondo de su garganta, bombardeando su eje con los dientes. Casi olvidó su parte de la apuesta hasta que ella contoneó su trasero para traer de vuelta su atención hacia su coño.
Colocó las palmas de sus manos en cada cachete mientras dirigía la carne de ella a su boca. Se amamantó en los delgados pliegues, interiores, y luego escarbó con su lengua tan profundamente como pudo llegar.
El placer de ésta era evidente en el temblor de sus muslos. No se olvidó del brote ultrasensible que se endureció bajo su lengua. Empleó su clítoris como si fuera un caramelo duro, frotando su lengua en él, sorbiéndolo con fuerza para hacerlo entrar en su boca.
Ella lloriqueó y gimió con sus manos agarradas a la base de su polla como al cambio de marchas de un vehículo aerodeslizable mientras movía la cabeza de arriba abajo, más rápido y más rápido.
¡No era suficiente!
—¡Súbete a mi polla! —Él empujó las caderas femeninas para que bajaran por su cuerpo.
Ella rápidamente captó lo que él quería decir, y se sentó derecha, todavía de espaldas, centró su coño sobre la polla. Con un poco de estímulo por parte de las manos de él a ambos lados de sus caderas, ella se hundió hasta el fondo de su longitud.
—¿Y ahora qué? —preguntó.
A él le gustó lo flexible e impaciente que ella estaba esta mañana. Todo lo que había necesitado había sido dormir un poco para perder su malhumor.
—Masajea mis pelotas.
Sus manos alcanzaron a acariciarlo entre sus piernas. La dejó deslizarse adelante y atrás sobre su polla, forjando una deliciosa fricción entre sus cuerpos. Las manos de ella se mantuvieron ocupadas apretando y tirando delicadamente de sus pelotas hasta que la presión familiar se fue construyendo en su ingle, y tuvo que moverse.
—Ponte en cuclillas sobre mí —dijo él apretando los dientes.
Ella se puso los pies debajo, lo cual la dejó alzada sobre la polla, dándole a él justo el suficiente espacio para maniobrar. Él dobló las rodillas y plantó sus pies firmemente en el colchón, luego alzó de golpe sus caderas hacia arriba, ensartándose en ella.
Las manos de ______ se aferraron alrededor de sus huevos, y él bramó:
—¡Con calma, ahora!
—Lo siento. —Las manos relajaron el agarre y ella ayudó a los movimientos de él saliendo a su encuentro con golpes cortos de sus caderas—. ¡Ah, ah, Joe! —echó la cabeza hacia atrás y gimió.
ForJoeJonas
Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
Joe siguió golpeando en su interior, levantando su cuerpo con cada golpe ascendente. Tensó el cuerpo contra el suyo mientras las piernas de ésta temblaban, y finalmente colapsó bajo ella.
La empujó fuera de su cuerpo y rodó sobre ella, ignorando sus gritos ahogados para colocarse entre sus muslos y hundir su polla dentro de su calor. Sus penetraciones no eran suaves o vacilantes. Él agrandó su coño empleando los muslos y los glúteos para golpear con dureza dentro de su cuerpo con su polla. Las ingles de ambos se encontraban en golpeteos húmedos y salvajes. Sus estocadas la movieron por la cama hasta que su cabeza y hombros asomaron por el borde, pero él no paró, no antes de que ella lanzara un grito.
Dio un empujón final y la cabeza de su polla explotó con un chorro de semen. Cayendo sobre ella, boqueó para poder respirar. Estaba paralizado, incapaz de mover un solo músculo. El coño pulsó, magreando su polla con la última onda de su orgasmo, ordeñándolo hasta dejarlo seco.
—No puedo respirar —jadeó ella, empujándole los hombros con las manos.
Él rugió una protesta y despacio se levantó de su cuerpo. No se fue lejos, sólo a su costado, y se estiró de espaldas, contemplando el techo. La pesada esencia del sexo llenó sus fosas nasales.
—Creo que me has agotado.
Ella se deslizó por la cama y abrió los brazos.
—No me moveré hasta la próxima semana —dijo ella, con voz áspera.
Él se rió. Eran una pareja en un revoltijo lamentable y empapado.
—¿Limpia tu valet la ropa de cama, también?
—No a menos que yo la tire al suelo. ¿Por qué?
—Bueno. Tenía miedo de que me barriera con el resto de los desechos. —Palmeó el colchón a su lado—. Ven aquí.
_______ se deslizó a través del colchón y se tumbó sobre su cuerpo, usando su hombro como almohada. Sus dedos repasaron el pelo de su pecho.
Él se preguntó si ella todavía tendría intención de quitarle la pelusa.
—¿Joe?
—Sí, amor —dijo él, mientras le pasaba una mano perezosamente de arriba abajo por la espalda.
Ella inclinó la cabeza y examinó su cara.
—¿Cómo es tu vida? —preguntó, con voz suave—. ¿Qué haces cuándo no estás… haciendo esto?
—¿Quieres decir, cuándo no vendo mis servicios a ejecutivillos consentidos?
Ella le tiró del pelo.
Él cerró una mano sobre la suya.
—Te lo dije. Me creas o no, soy capitán de una nave. Mi tripulación y yo viajamos a través de tres galaxias buscando bienes exóticos para comerciar.
—¿Cómo el whisky que llevabas encima? —dijo ella, arrugando la nariz.
—Ni me recuerdes el maldito whisky —se quejó él—. Ese era un Etiqueta Negra. Suave, potente. Uno de mis éxitos de ventas.
—¿Por qué estás metido en el contrabando cuándo hay muchos bienes legales con los que podrías comerciar?
—¿Y dónde estaría la diversión en eso? —El informal sarcasmo era su respuesta típica. Por alguna razón, quiso que ella supiera la verdad—. Lo intenté con mercancías con todo en regla, pero los impuestos y el papeleo se comían mis ganancias. Así que al principio pasé de contrabando como algo ocasional el licor para hacer un poco de dinero extra. Pero el mercado estaba allí para el material «negro». —Se encogió de hombros—. Y los pedidos venían de la misma gente que recolectaba las ganancias de mis artículos legalmente comerciados.
—Qué injusto. —Ella le rozó con la yema del dedo uno de sus pezones, haciendo que se pusiese como un guijarro, después lo raspó con la uña—. ¿Tu trabajo es peligroso?
—Sólo cuando alguien se vuelve codicioso. —Su mirada buscó la suya—. ¿Por qué las veinte preguntas?
—Tan sólo me preguntaba. Mi vida es tan diferente.
—Bien, es seguro decir que nunca tendrás que recurrir a una vida delictiva para mantenerte.
—Así es. —Ella sorbió por la nariz—. Soy una malcriada.
—No es como si te hubiera faltado alguna vez algo, ¿verdad, Princesa?
Las cejas de ella se unieron en un ceño fruncido.
—¿Se supone que debo sentirme culpable por ello?
—Por supuesto que no. Si alguna vez tengo niños, también querría mantenerlos seguros y protegidos.
—¿Protegidos? —Su voz se elevó—. No estoy envuelta entre algodones, sabes. Vivo en el mundo real. Trabajo.
Joe se encogió. La última cosa que quería ahora era una discusión. Sus oídos no podrían soportar otro bombardeo de elevados decibelios.
—Mi elección de palabra fue desafortunada. Yo solamente estaba indicando que has disfrutado de ventajas que la mayor parte de las personas no podrían apreciar. —Ondeó la mano por el cuarto—. Tienes una casa que te cagas. La mayor parte de nosotros sólo puede aspirar a un apartamento.
—O un camarote en un crucero estelar. —Ella le dio un toquecito en la barbilla—. Pienso que eso es bastante extraordinario. No puedo evitar que mis padres sean ricos, o que quisieran asegurarse de que estaba bien situada antes de que se marchasen en su última misión.
—¿Cuánto hace que se fueron?
Ella respiró hondo y suspiró.
—Cinco años.
—Deben estar bien situados en el gobierno para permitirse regalarte un pedazo de hardware como tu Agnes.
—Supongo que sí. Ya sabes, nunca pensé realmente en ello. Yo preferiría tenerlos aquí a tener su dinero.
Joe sabía que ella pensaba que eso era verdad, pero la mujer no tenía ni idea de lo que sería una vida despiadada que la hubiera dejado sin dinero que le allanara el camino.
—¿Vas a atender a mi pregunta de qué hacen tus padres?
—Están en el Cuerpo Diplomático. Forjan nuevos acuerdos comerciales, negocian tratados. Asuntos importantes.
—¿Tú no quisiste seguir sus pasos?
—No podría.
—No porque no seas lo bastante inteligente, te lo aseguro.
Ella suspiró otra vez y descansó la barbilla en su pecho.
—No estoy segura de por qué no estudié con más ahínco.
—¿Fuiste distraída?
—¿Qué quieres decir?
—¿Por muchachos? —Bien podía imaginarse un desfile de novios compitiendo por su atención. El pensamiento lo irritó.
—No. No tuve muchas citas.
Él levantó ambas cejas, incrédulo.
—¡De verdad! Yo siempre estaba fantaseando.
—¿Sobre piratas? —gruñó él.
Su rubor le dijo que había dado de lleno.
—¿Qué tipo de fantasías tenías?
—Esta es una conversación absurda —dijo ella rápidamente—. Sólo era una cría.
Él se colocó el brazo bajo la cabeza para así estar lo bastante alto como para ver las emociones que recorrían su cara.
—¡No hay derecho! Yo te desvelé mi pasado.
Ella frunció el ceño, y luego estropeó el efecto frunciendo sus labios exuberantes.
—Esto es tan embarazoso.
—Puedes decirme cualquier cosa. ¿Recuerdas? No estaré por aquí para difundir tus secretos.
Ella lo miró angustiada. Su piel se puso pálida y sus ojos solemnes.
—Oh, no te pongas sensiblera. Estarás contenta de ver alejarse mi culo.
—Cierto. —Ella alzó la barbilla—. Si de verdad lo quieres saber, soñaba con cruceros estelares y cofres del tesoro.
—¿No con los pechos peludos de los piratas?
Le tiró otra vez del pelo.
—¡No! Yo sólo quería encontrar a un pirata en particular. El Capitán Adamarik Zingh. Cuando yo era joven y muy ingenua, me imaginaba que estaba presa a bordo de Nuevo Attica y que él me arrastraba hasta su paradisíaco planeta.
Joe no pudo suprimir una sonrisa.
—¿Y si yo te dijera que he encontrado a Adam?
—¡No existe! —se burló ella—. Es un mito.
—Oh, es muy real.
La mirada de _______ se ensombreció con una cierta emoción lóbrega. Casi juraría que era compasión.
El pensamiento era perturbador, castrante… casi.
Ella puso la cabeza sobre su pecho otra vez.
—Entonces, dime cómo es él. ¿Es apuesto?
—¿Adam? Bueno, a mí no me atrae, pero imagino que a las mujeres podría gustarles su careta.
—Es moreno, ¿cierto? ¿Cómo tú?
—Tiene pelo negro y los ojos más negros, pueden ver exactamente lo que piensa un hombre… o una mujer. No tolera a los tontos.
—¿Tiene muchas mujeres? Imagino que tendrá para elegir.
—Pues te equivocas. Sólo tiene una. Su nombre es Evena. Ella es pelirroja, como tú.
—¿En serio?
—Pero ella es más alta, más fuerte. Podría patear a la mayoría de los culos masculinos. —Se estremeció ante el recuerdo de una de sus patadas circulares—. Navega con él.
La boca exuberante de _______ hizo un puchero.
—¿Estás diciendo que soy demasiado debilucha para atraer a un gran pirata como el Capitán Zingh?
—Digo que está demasiado locamente enamorado de su esposa como para reparar en ti.
—¡Está casado! Nunca había oído esa parte de la historia. Maldición. —Suspiró y empezó a hacerse tirabuzones en el pelo con los dedos—. Otra fantasía que muerde el polvo.
Joe se encontró molesto ante la desilusión de ella.
—En cualquier caso, ¿no deberías estar soñando con príncipes? ¿Cómo algún magnate de bienes inmuebles o el embajador de Arturian? La mayor parte de mujeres están entusiasmadas por cualquier cosa de Arturian.
Su boca se torció con disgusto.
—Piensas que soy una flor de invernadero, ¿verdad? Que quiero estar atendida.
Él enarcó una ceja.
—Bien, ¿no lo estás ya?
La mano de ella se posó en el pecho de él y la pasó bajando por su vientre. Un poco más abajo y estaría fraguando una descarada llamarada.
—Mirándolo desde tu perspectiva, supongo que tienes razón. No he tenido que hacer muchos esfuerzos en mi vida.
—Eso no es verdad. Tienes una educación, ¿no? ¿Una carrera? ¿Generas montones de créditos? Yo diría que esto te hace bastante exitosa.
Los dedos se entremetieron por el pelo de la ingle de él.
Joe separó las piernas por si acaso ella realmente tenía la intención de hacer un poco más de exploración. Su polla estaba ya alertada ante la posibilidad y se endurecía por segundos.
—¿Si pudieras generar montones de créditos aquí, abandonarías tu nave?
La cara de él debió haber registrado su horror por ese pensamiento. ¿Abandonar su nave?
—______, no soy como tú. Yo nunca sería feliz aquí.
—Te aburrirías hasta las lágrimas, ¿verdad? —Su sonrisa no alcanzó los ojos.
—Bueno, quizás no… si tuviera a alguien como yo con quien jugar después del anochecer —bromeó él, esperando aligerar el talante de ella, y retornar su atención hacia la parte de él que sus dedos estaban acariciando en este momento.
Ella arqueó una ceja.
—¿Crees que puedes añadir el toque de picante que le falta a mi vida?
—¿No lo hago ya? —murmuró él, descubriendo lo dificilísimo que era mantenerse centrado en la conversación.
Ella tiró de los pelos cortos.
La mano de él se cerró sobre la suya antes de que ella pudiera hacerle más daño.
—Los circuitos de comunicación suenan sin cesar, de acuerdo. —Él levantó la misma mano para acariciarle la mejilla—. ¿Dónde está el novio que debería estar listo para machacarme por estar aquí contigo… así?
Ella se encogió de hombros y apartó la mirada.
—No tengo tiempo para hombres.
—¿Tan exigente es tu trabajo?
—Seguramente. En su mayor parte. —Ella suspiró pesadamente y remontó un dedo a lo largo de su eje—. Imagino que no tengo prisa. Sin embargo, no he encontrado al hombre que me tiente a quedarme repantigada en la cama todo el día.
—¿Repantigada? —Se movió hacia arriba repetidamente—. No es que hayas estado mucho así.
Una sonrisa estiró la boca encantadora y rosada de ella, y él se relajó, contento de que se hubiera despojado de su sombrío humor.
La mirada de él vagó hasta la silla de montar.
—Sabes, vas a tener que mostrarme como funciona aquella cosa. ¿Es suficiente?
—¿Suficiente?
—¿Cómo para ocupar el lugar de un hombre real en tu vida?
—¿A qué viene esa obsesión por los hombres reales? —Ella puso los ojos en blanco—. Primero Agnes, ahora tú.
—Un punto sensible, ¿verdad?
—No quiero un hombre real, yo quiero… —Su mirada se situó sobre él y éste leyó la consternación en sus rasgos—. Mierda.
Él bostezó, su boca se abrió tanto que sus mandíbulas casi se desencajan. Estaba sorprendido de que pudiera pensar en dormir cuando su polla estaba gratamente despierta.
—Estoy seguro de que encontrarás lo que estás buscando, amor. Mientras tanto, tenemos otro día para rascarnos la picazón. Todo lo que necesito son unas cuantas horas de descanso. —Le apartó la mano de su polla. Podía ver como el malhumor volvía. La descarada mujer necesitaba también un descanso.
Tiró de ella acercándola más a su lado.
—A dormir —la mandó él. Sus ojos se fueron cerrando.
—¡Mierda!
La empujó fuera de su cuerpo y rodó sobre ella, ignorando sus gritos ahogados para colocarse entre sus muslos y hundir su polla dentro de su calor. Sus penetraciones no eran suaves o vacilantes. Él agrandó su coño empleando los muslos y los glúteos para golpear con dureza dentro de su cuerpo con su polla. Las ingles de ambos se encontraban en golpeteos húmedos y salvajes. Sus estocadas la movieron por la cama hasta que su cabeza y hombros asomaron por el borde, pero él no paró, no antes de que ella lanzara un grito.
Dio un empujón final y la cabeza de su polla explotó con un chorro de semen. Cayendo sobre ella, boqueó para poder respirar. Estaba paralizado, incapaz de mover un solo músculo. El coño pulsó, magreando su polla con la última onda de su orgasmo, ordeñándolo hasta dejarlo seco.
—No puedo respirar —jadeó ella, empujándole los hombros con las manos.
Él rugió una protesta y despacio se levantó de su cuerpo. No se fue lejos, sólo a su costado, y se estiró de espaldas, contemplando el techo. La pesada esencia del sexo llenó sus fosas nasales.
—Creo que me has agotado.
Ella se deslizó por la cama y abrió los brazos.
—No me moveré hasta la próxima semana —dijo ella, con voz áspera.
Él se rió. Eran una pareja en un revoltijo lamentable y empapado.
—¿Limpia tu valet la ropa de cama, también?
—No a menos que yo la tire al suelo. ¿Por qué?
—Bueno. Tenía miedo de que me barriera con el resto de los desechos. —Palmeó el colchón a su lado—. Ven aquí.
_______ se deslizó a través del colchón y se tumbó sobre su cuerpo, usando su hombro como almohada. Sus dedos repasaron el pelo de su pecho.
Él se preguntó si ella todavía tendría intención de quitarle la pelusa.
—¿Joe?
—Sí, amor —dijo él, mientras le pasaba una mano perezosamente de arriba abajo por la espalda.
Ella inclinó la cabeza y examinó su cara.
—¿Cómo es tu vida? —preguntó, con voz suave—. ¿Qué haces cuándo no estás… haciendo esto?
—¿Quieres decir, cuándo no vendo mis servicios a ejecutivillos consentidos?
Ella le tiró del pelo.
Él cerró una mano sobre la suya.
—Te lo dije. Me creas o no, soy capitán de una nave. Mi tripulación y yo viajamos a través de tres galaxias buscando bienes exóticos para comerciar.
—¿Cómo el whisky que llevabas encima? —dijo ella, arrugando la nariz.
—Ni me recuerdes el maldito whisky —se quejó él—. Ese era un Etiqueta Negra. Suave, potente. Uno de mis éxitos de ventas.
—¿Por qué estás metido en el contrabando cuándo hay muchos bienes legales con los que podrías comerciar?
—¿Y dónde estaría la diversión en eso? —El informal sarcasmo era su respuesta típica. Por alguna razón, quiso que ella supiera la verdad—. Lo intenté con mercancías con todo en regla, pero los impuestos y el papeleo se comían mis ganancias. Así que al principio pasé de contrabando como algo ocasional el licor para hacer un poco de dinero extra. Pero el mercado estaba allí para el material «negro». —Se encogió de hombros—. Y los pedidos venían de la misma gente que recolectaba las ganancias de mis artículos legalmente comerciados.
—Qué injusto. —Ella le rozó con la yema del dedo uno de sus pezones, haciendo que se pusiese como un guijarro, después lo raspó con la uña—. ¿Tu trabajo es peligroso?
—Sólo cuando alguien se vuelve codicioso. —Su mirada buscó la suya—. ¿Por qué las veinte preguntas?
—Tan sólo me preguntaba. Mi vida es tan diferente.
—Bien, es seguro decir que nunca tendrás que recurrir a una vida delictiva para mantenerte.
—Así es. —Ella sorbió por la nariz—. Soy una malcriada.
—No es como si te hubiera faltado alguna vez algo, ¿verdad, Princesa?
Las cejas de ella se unieron en un ceño fruncido.
—¿Se supone que debo sentirme culpable por ello?
—Por supuesto que no. Si alguna vez tengo niños, también querría mantenerlos seguros y protegidos.
—¿Protegidos? —Su voz se elevó—. No estoy envuelta entre algodones, sabes. Vivo en el mundo real. Trabajo.
Joe se encogió. La última cosa que quería ahora era una discusión. Sus oídos no podrían soportar otro bombardeo de elevados decibelios.
—Mi elección de palabra fue desafortunada. Yo solamente estaba indicando que has disfrutado de ventajas que la mayor parte de las personas no podrían apreciar. —Ondeó la mano por el cuarto—. Tienes una casa que te cagas. La mayor parte de nosotros sólo puede aspirar a un apartamento.
—O un camarote en un crucero estelar. —Ella le dio un toquecito en la barbilla—. Pienso que eso es bastante extraordinario. No puedo evitar que mis padres sean ricos, o que quisieran asegurarse de que estaba bien situada antes de que se marchasen en su última misión.
—¿Cuánto hace que se fueron?
Ella respiró hondo y suspiró.
—Cinco años.
—Deben estar bien situados en el gobierno para permitirse regalarte un pedazo de hardware como tu Agnes.
—Supongo que sí. Ya sabes, nunca pensé realmente en ello. Yo preferiría tenerlos aquí a tener su dinero.
Joe sabía que ella pensaba que eso era verdad, pero la mujer no tenía ni idea de lo que sería una vida despiadada que la hubiera dejado sin dinero que le allanara el camino.
—¿Vas a atender a mi pregunta de qué hacen tus padres?
—Están en el Cuerpo Diplomático. Forjan nuevos acuerdos comerciales, negocian tratados. Asuntos importantes.
—¿Tú no quisiste seguir sus pasos?
—No podría.
—No porque no seas lo bastante inteligente, te lo aseguro.
Ella suspiró otra vez y descansó la barbilla en su pecho.
—No estoy segura de por qué no estudié con más ahínco.
—¿Fuiste distraída?
—¿Qué quieres decir?
—¿Por muchachos? —Bien podía imaginarse un desfile de novios compitiendo por su atención. El pensamiento lo irritó.
—No. No tuve muchas citas.
Él levantó ambas cejas, incrédulo.
—¡De verdad! Yo siempre estaba fantaseando.
—¿Sobre piratas? —gruñó él.
Su rubor le dijo que había dado de lleno.
—¿Qué tipo de fantasías tenías?
—Esta es una conversación absurda —dijo ella rápidamente—. Sólo era una cría.
Él se colocó el brazo bajo la cabeza para así estar lo bastante alto como para ver las emociones que recorrían su cara.
—¡No hay derecho! Yo te desvelé mi pasado.
Ella frunció el ceño, y luego estropeó el efecto frunciendo sus labios exuberantes.
—Esto es tan embarazoso.
—Puedes decirme cualquier cosa. ¿Recuerdas? No estaré por aquí para difundir tus secretos.
Ella lo miró angustiada. Su piel se puso pálida y sus ojos solemnes.
—Oh, no te pongas sensiblera. Estarás contenta de ver alejarse mi culo.
—Cierto. —Ella alzó la barbilla—. Si de verdad lo quieres saber, soñaba con cruceros estelares y cofres del tesoro.
—¿No con los pechos peludos de los piratas?
Le tiró otra vez del pelo.
—¡No! Yo sólo quería encontrar a un pirata en particular. El Capitán Adamarik Zingh. Cuando yo era joven y muy ingenua, me imaginaba que estaba presa a bordo de Nuevo Attica y que él me arrastraba hasta su paradisíaco planeta.
Joe no pudo suprimir una sonrisa.
—¿Y si yo te dijera que he encontrado a Adam?
—¡No existe! —se burló ella—. Es un mito.
—Oh, es muy real.
La mirada de _______ se ensombreció con una cierta emoción lóbrega. Casi juraría que era compasión.
El pensamiento era perturbador, castrante… casi.
Ella puso la cabeza sobre su pecho otra vez.
—Entonces, dime cómo es él. ¿Es apuesto?
—¿Adam? Bueno, a mí no me atrae, pero imagino que a las mujeres podría gustarles su careta.
—Es moreno, ¿cierto? ¿Cómo tú?
—Tiene pelo negro y los ojos más negros, pueden ver exactamente lo que piensa un hombre… o una mujer. No tolera a los tontos.
—¿Tiene muchas mujeres? Imagino que tendrá para elegir.
—Pues te equivocas. Sólo tiene una. Su nombre es Evena. Ella es pelirroja, como tú.
—¿En serio?
—Pero ella es más alta, más fuerte. Podría patear a la mayoría de los culos masculinos. —Se estremeció ante el recuerdo de una de sus patadas circulares—. Navega con él.
La boca exuberante de _______ hizo un puchero.
—¿Estás diciendo que soy demasiado debilucha para atraer a un gran pirata como el Capitán Zingh?
—Digo que está demasiado locamente enamorado de su esposa como para reparar en ti.
—¡Está casado! Nunca había oído esa parte de la historia. Maldición. —Suspiró y empezó a hacerse tirabuzones en el pelo con los dedos—. Otra fantasía que muerde el polvo.
Joe se encontró molesto ante la desilusión de ella.
—En cualquier caso, ¿no deberías estar soñando con príncipes? ¿Cómo algún magnate de bienes inmuebles o el embajador de Arturian? La mayor parte de mujeres están entusiasmadas por cualquier cosa de Arturian.
Su boca se torció con disgusto.
—Piensas que soy una flor de invernadero, ¿verdad? Que quiero estar atendida.
Él enarcó una ceja.
—Bien, ¿no lo estás ya?
La mano de ella se posó en el pecho de él y la pasó bajando por su vientre. Un poco más abajo y estaría fraguando una descarada llamarada.
—Mirándolo desde tu perspectiva, supongo que tienes razón. No he tenido que hacer muchos esfuerzos en mi vida.
—Eso no es verdad. Tienes una educación, ¿no? ¿Una carrera? ¿Generas montones de créditos? Yo diría que esto te hace bastante exitosa.
Los dedos se entremetieron por el pelo de la ingle de él.
Joe separó las piernas por si acaso ella realmente tenía la intención de hacer un poco más de exploración. Su polla estaba ya alertada ante la posibilidad y se endurecía por segundos.
—¿Si pudieras generar montones de créditos aquí, abandonarías tu nave?
La cara de él debió haber registrado su horror por ese pensamiento. ¿Abandonar su nave?
—______, no soy como tú. Yo nunca sería feliz aquí.
—Te aburrirías hasta las lágrimas, ¿verdad? —Su sonrisa no alcanzó los ojos.
—Bueno, quizás no… si tuviera a alguien como yo con quien jugar después del anochecer —bromeó él, esperando aligerar el talante de ella, y retornar su atención hacia la parte de él que sus dedos estaban acariciando en este momento.
Ella arqueó una ceja.
—¿Crees que puedes añadir el toque de picante que le falta a mi vida?
—¿No lo hago ya? —murmuró él, descubriendo lo dificilísimo que era mantenerse centrado en la conversación.
Ella tiró de los pelos cortos.
La mano de él se cerró sobre la suya antes de que ella pudiera hacerle más daño.
—Los circuitos de comunicación suenan sin cesar, de acuerdo. —Él levantó la misma mano para acariciarle la mejilla—. ¿Dónde está el novio que debería estar listo para machacarme por estar aquí contigo… así?
Ella se encogió de hombros y apartó la mirada.
—No tengo tiempo para hombres.
—¿Tan exigente es tu trabajo?
—Seguramente. En su mayor parte. —Ella suspiró pesadamente y remontó un dedo a lo largo de su eje—. Imagino que no tengo prisa. Sin embargo, no he encontrado al hombre que me tiente a quedarme repantigada en la cama todo el día.
—¿Repantigada? —Se movió hacia arriba repetidamente—. No es que hayas estado mucho así.
Una sonrisa estiró la boca encantadora y rosada de ella, y él se relajó, contento de que se hubiera despojado de su sombrío humor.
La mirada de él vagó hasta la silla de montar.
—Sabes, vas a tener que mostrarme como funciona aquella cosa. ¿Es suficiente?
—¿Suficiente?
—¿Cómo para ocupar el lugar de un hombre real en tu vida?
—¿A qué viene esa obsesión por los hombres reales? —Ella puso los ojos en blanco—. Primero Agnes, ahora tú.
—Un punto sensible, ¿verdad?
—No quiero un hombre real, yo quiero… —Su mirada se situó sobre él y éste leyó la consternación en sus rasgos—. Mierda.
Él bostezó, su boca se abrió tanto que sus mandíbulas casi se desencajan. Estaba sorprendido de que pudiera pensar en dormir cuando su polla estaba gratamente despierta.
—Estoy seguro de que encontrarás lo que estás buscando, amor. Mientras tanto, tenemos otro día para rascarnos la picazón. Todo lo que necesito son unas cuantas horas de descanso. —Le apartó la mano de su polla. Podía ver como el malhumor volvía. La descarada mujer necesitaba también un descanso.
Tiró de ella acercándola más a su lado.
—A dormir —la mandó él. Sus ojos se fueron cerrando.
—¡Mierda!
ForJoeJonas
Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
lady jonas escribió:ForJoeJonas escribió:Niñaaaaaaaaaaaas! He vuelto!
les pido mil disculpas! tengo que decirles que estos dias no he tenido conexion a internet porque aqui en las islas canarias hemos tenido un temporal =S y los vientos que eran fuertisimos rompieron los cables telefonicos y he estado sin linea todos estos dias hasta hoy que ha venido un tecnico a solucionar el problema.
Sinceramente con este tiempo lo he pasado fatal :S Ha destrozado muchas cosas, por suerte ni a mi i a mi familia nos ha pasado nada. A mi casi me mata la lampara de mi habitacion :S Cuando la fui a encender saltaron chispas del interruptor! Por suerte no me dio una corriente...
Dios sabe que tenog muchas cosas que hacer en esta vida todavia y le estoy eternamente agradecida!
Las extrañe horroreeeeeeeees!
Y les subiré.... Dos capitulos completitos para que me perdonen!
Un besooooote
A mi tmbn me a pasado lo mismo aqui en Almeria , lo unico de me lo alegro es de que gracias a no tener conexion me dio por ver el maravilloso partido Barça - Madrid
I love messi , villa y bojan!! Visça Barça!!!
Ade!!!! siguela pronto!!!!!!!!!!!!!
Te extraño Aly!! Tienes que conectarte para hablar un rato!! Hace bastante que no hablamos!!
ForJoeJonas
Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
VOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLVISTE ADE :')
NO SABES CUANTO TE EXTRAÑÉ :(
NO SABIA DONDE TE HABIAS METIDO JAJAJA Y QUE SUERTE QUE NO TE PASÓ NADA, YO ME HUBIERA MUERTO DEL SUSTO CON ESE VELADOR QUE CASI TE MATA :| LOS JONAS TE PROTEGIERON ;) ?) JAJAJAJAJA
DESPUES NOS DEBEMOS UNA LAAAAAAAAAARGA CHARLA FLASHERA ?) PARA RECUPERAR LOS DIAS PERDIDOS ?)
CON RESPECTO A LA NOVE... DIOS MIO
SOMOS INSACIABLES CON EL JOSÉ ?) JAJAJAJAJ
ES MUY SEXY ESE CHICO
ESPERO QUE PRONTITO SUBAS MÁS CAAAAAAAAAAAAPS :bounce:
LO NECESITO COMO UN PAJARO NECESITA LAS ALAS PARA VOLAR :polli:
:| ?)
AJAJAJAJAJAJA
BUE, TE SUUUUUUUUUUUUUUUUUUUPER ARCHIIIIIIIIIIIIIIIIII RECONTRAAAAAAAAAAAAAA QUIERO Y ADORO SIS
:hug:
NO SABES CUANTO TE EXTRAÑÉ :(
NO SABIA DONDE TE HABIAS METIDO JAJAJA Y QUE SUERTE QUE NO TE PASÓ NADA, YO ME HUBIERA MUERTO DEL SUSTO CON ESE VELADOR QUE CASI TE MATA :| LOS JONAS TE PROTEGIERON ;) ?) JAJAJAJAJA
DESPUES NOS DEBEMOS UNA LAAAAAAAAAARGA CHARLA FLASHERA ?) PARA RECUPERAR LOS DIAS PERDIDOS ?)
CON RESPECTO A LA NOVE... DIOS MIO
SOMOS INSACIABLES CON EL JOSÉ ?) JAJAJAJAJ
ES MUY SEXY ESE CHICO
ESPERO QUE PRONTITO SUBAS MÁS CAAAAAAAAAAAAPS :bounce:
LO NECESITO COMO UN PAJARO NECESITA LAS ALAS PARA VOLAR :polli:
:| ?)
AJAJAJAJAJAJA
BUE, TE SUUUUUUUUUUUUUUUUUUUPER ARCHIIIIIIIIIIIIIIIIII RECONTRAAAAAAAAAAAAAA QUIERO Y ADORO SIS
:hug:
F l ♥ r e n c i a.
Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
AAAAH ME OLVIDABA ?)
EMPECÉ A SUBIR UNA NUEVA NOVE :D
SE LLAMA DESEO BAJO EL SOL https://onlywn.activoforo.com/solo-para-mayores-f8/deseo-bajo-el-sol-joe-tu-t3919.htm
ESPERO VERTE POR ALLÍ ?) ADELIN
EMPECÉ A SUBIR UNA NUEVA NOVE :D
SE LLAMA DESEO BAJO EL SOL https://onlywn.activoforo.com/solo-para-mayores-f8/deseo-bajo-el-sol-joe-tu-t3919.htm
ESPERO VERTE POR ALLÍ ?) ADELIN
F l ♥ r e n c i a.
Re: El Robot del Placer (Joe y tú)
ADEEEEEE!!!
ME ENCANTO o bueno ME ENCANTARON LO CAPS!!!
Jajaja y espero que la sigas y PRONTITO!!!
ME ENCANTO o bueno ME ENCANTARON LO CAPS!!!
Jajaja y espero que la sigas y PRONTITO!!!
Invitado
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