After The Storm Comes The Rainbow *Zayn Malik y Tú* [TERMINADA]

Toda la noche me quedé pensando. No me pude sacar a Zayn de la cabeza, porque volví a sentir esas cosquillas en el estómago. Esa era una mala noticia.
Dormí muy poco. Pero aun así nos levantaron temprano. No había tenido una buena noche. En el desayuno todo estaba muy quieto, Zayn estaba en la otra punta de mí. Lo miraba de lejos. Me había desequilibrado todo lo que había dicho la otra noche.
Las actividades del día transcurrieron normales. En el equipo de juego me tocó con Bárbara, parecía amigable, es más, me hablaba y me sonreía. Cuando llegó el tiempo libre caminamos juntas, y ella me contó de su vida, e intercambiamos un par de bromas.
Esa Bárbara nunca la había conocido, era dulce y amable.

- ¿Te puedo contar un secreto? -Dijo. Obviamente le dije que sí. Y me contó que estaba “saliendo” con el profesor de inglés. Yo no lo podía creer. - Lo conocí después de terminar con Zayn, si te estás preguntándote eso. Por favor, no digas nada, lo pueden despedir y denunciar por estar conmigo. -Le prometí que no le diría a nadie, pero igual me pareció raro. Nunca habíamos hablado y me cuenta eso, era sospechoso...


Me dirigía a los baños, cuando me lo crucé a Zayn. Me saludo.

- ¿Podemos hablar? -No podía resistirlo, no quería confundirme más, le dije que no. Me aclaró rápidamente que no quería causarme dolor ni que sufriera. Pero quería dejarme las cosas en claro. Pensé que sería buena idea descargarme, me convenció y le dije que vallamos a hablar a un lugar más privado.
Nos sentamos bajo un árbol y hablamos mucho. De mis inseguridades, de las suyas. Todo por lo que había pasado por aquel tiempo. Nos debíamos esa charla.

Hacía frío. El viento congelaba mis dedos y mi nariz. Decidimos ir a su cuarto. Me senté sobre su cama y él se sentó a mi lado. El lugar era cálido, ya empezaba a sentir calor, entonces me saqué la chaqueta, la deje sobre una silla. Él se levantó también, y vino a buscarme, me agarró de espaldas. Di media vuelta y lo tenía tan cerca de mí. Me hizo acordar a la única vez que lo había besado, en mi casa. Moría por besarlo de nuevo, sus labios me tentaban.
Como la primera vez, se aproximó mucho a mí.

- ¿Te quieres ir? -Me preguntó provocándome.
- No. -Le contesté tan segura de lo que había estado nunca. Su mano rozo mi cara, acarició mi cuello y se posó en mi cintura, me besó lentamente los labios. Mis manos recorrían su cabello. Sus besos eran mi debilidad, mi adicción, mi placer culpable. No pude detenerme. Me dejé llevar y caímos sobre la cama. Estaba anocheciendo. Pero la luz de los últimos rayos de sol nos alumbraban.
Se detuvo un momento, se acercó a mi cuello, y me dijo al oído - Siento tus labios en los míos y en esta noche tú eres mi universo. -Sus besos quemaban mi piel, era un sinfín de gozo y placer.
Lo besé de todas las formas que se puedan imaginar. Pero tuvimos que detenernos, ya que sonó nuevamente la campana de la cena. Comimos juntos. Me sentía en las nubes. Me sentía completa. No podía dejar de sonreír. Jamás me habían besado de esa forma, ni siquiera Matt.


Esa misma noche el campamento haría una fiesta de bienvenida. Entonces al término de la cena habría que ir a vestirse y esas cosas. Me puse ropa muy simple, mientras veía a Bárbara y a sus amigas arreglarse en el baño, corriendo a probarse ropa. Era una locura. Me veía tan diferentes a ellas.
En fin, la fiesta iba tranquila. Estaba con Alice, mi compañera de la escuela. Bailando un poco y riendo otro poco. No podía dejar de pensar en Zayn. Estábamos sentadas en unos sillones y en eso vino un muchacho que sacó a bailar a Alice. Me quedé sola, hasta que se me sentó a mi lado Zayn. Mi sonrisa fue instantánea, y él también estaba sonriendo.

- ¿Divirtiéndote? -Preguntó.
- Sí, claro. -Le respondí. La música estaba muy fuerte.
- ¿Vamos a otro lado? -Me volvió a preguntar. Estaba segura que quería ir con él. Iría hasta el fin del mundo junto a él. Fue caminando delante de mí, hasta que salimos.
- Te extrañé. -Le dije, no quería decirlo, pero me salió del alma.
- Yo te extrañé mucho más. -Me respondió. - Ven. -me dijo emocionado. Y fuimos corriendo a mi cabaña. Agitados entramos. Comenzamos a besarnos como estímulo instantáneo, de nuevo yo sobre la cama. Me miró fijamente y beso mi cuello, sin saber que era mi punto débil. Fue un momento inexplicable, sentía excitación y emoción al mismo tiempo. El primer movimiento de él: se quitó la camiseta. Pero yo no me sentía incomoda, insegura o avergonzada. Es más, siempre supe que él era el indicado para “mi primera vez”.