O W N
¡Conéctate y ven a divertirte con nosotr@s! :)
Si no estás registrado, hazlo y forma parte de nuestra gran comunidad.
¡La administración ha modificado otra vez el foro, y los Invitados ya pueden ver todas las secciones! Aún así, para comentar y crear temas debes tener una cuenta.

Cualquier duda, queja o sugerencia que quieras darle al staff, éste es nuestro facebook: https://www.facebook.com/onlywebnovels

¡IMPORTANTE!, los Mensajes Privados de los Invitados no serán respondidos por la administración. Te esperamos en nuestro facebook (:

Atte: Staff OnlyWns.

Unirse al foro, es rápido y fácil

O W N
¡Conéctate y ven a divertirte con nosotr@s! :)
Si no estás registrado, hazlo y forma parte de nuestra gran comunidad.
¡La administración ha modificado otra vez el foro, y los Invitados ya pueden ver todas las secciones! Aún así, para comentar y crear temas debes tener una cuenta.

Cualquier duda, queja o sugerencia que quieras darle al staff, éste es nuestro facebook: https://www.facebook.com/onlywebnovels

¡IMPORTANTE!, los Mensajes Privados de los Invitados no serán respondidos por la administración. Te esperamos en nuestro facebook (:

Atte: Staff OnlyWns.
O W N
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Conectarse

Recuperar mi contraseña

Últimos temas
» corazón valiente
DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 EmptyHoy a las 11:50 am por Jaeger.

» B's space.
DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 EmptyAyer a las 1:08 am por lovesick

» Devil's advocate
DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 EmptyMar 25 Jun 2024, 10:22 pm por lovesick

» —Hot clown shit
DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 EmptyMar 25 Jun 2024, 12:50 pm por Jigsaw

» too young, too dumb
DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 EmptySáb 22 Jun 2024, 11:22 am por darkbrowneyes

» pink pony club.
DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 EmptyJue 20 Jun 2024, 1:02 pm por lantsov

» la la land
DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 EmptyMiér 19 Jun 2024, 9:44 pm por Jaeger.

» witches of own
DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 EmptyVie 14 Jun 2024, 5:02 am por indigo.

» becauseiloveyou
DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 EmptyJue 13 Jun 2024, 8:29 am por MickyEche

novedades

00 . 01 Anuncios del mes febrero.
00 . 02 Actualización del PROTOCOLO, nueva medida obligatoria de avatares.
00 . 03 Remodelación del foro febrero del 2017.
00 . 00 Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit.
administradora
Rumplestiltskin. ϟ Jenn.
miembros del staff
Beta readers
ϟ hypatia.
aka Kate.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ dépayser
aka Lea.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ youngjae
aka .
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Stark.
aka Cande.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Baneo
ϟ Ariel.
aka Dani.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ ceonella.
aka Cami.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Ayuda
ϟ Ritza.
aka Ems.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Charlie.
aka idk.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Limpieza
ϟ Legendary.
aka Steph.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ chihiro
aka Zoe.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Kurisu
aka Teph.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Calore
aka idk.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Eventos
ϟ ego.
aka Kalgh/Charlie.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Asclepio.
aka Gina.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ mieczyslaw
aka Alec.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Tutoriales
ϟ Kida.
aka Ally.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Spencer.
aka Angy.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Diseño
ϟ bxmbshell.
aka Mile.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ yoongi.
aka Valu.
MP ϟ Ver perfil.
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.

Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Página 4 de 5. Precedente  1, 2, 3, 4, 5  Siguiente

Ver el tema anterior Ver el tema siguiente Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por juliaperez17 Lun 10 Feb 2014, 5:09 pm

Siguela me encanta!!!
juliaperez17
juliaperez17


Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por Invitado Sáb 22 Feb 2014, 7:54 pm

Capítulo 10
 


Harry clavó la mirada en la puerta cerrada del dormitorio. El portazo todavía resonaba en su cabeza.
La cólera de _____ había sido tangible y predecible.
Se pasó una mano por la cara y sintió que el cansancio se le filtraba hasta los huesos. Y aun así... a pesar de cuanto la deseaba, la necesitaba y la anhelaba, debía pensar en lo que quería del futuro y alejarse de ella.
Ver a Tyler besando a ______ había sido como un puñ*etazo en las entrañas. La bestia de los celos había gritado en el fondo de su pecho, pugnando por salir, exigiendo el cuerpo y la sumisión de _____. Y cualquier otra cosa que ella quisiera darle. Ni siquiera podía poner nombre a todo lo que necesitaba de ella. Pero desde luego, no era distancia.
Sí, ______ había permitido que Tyler la besara, pero Harry sabía que de ellos dos, era él quien la había cag*ado. Después de lo suce­dido esta noche, de perder el control de esa manera, se merecía todo lo que le había dicho y mucho más.
Pero ahora que _____ se había ido, él tenía que enfrentarse a la pregunta que le rondaba en la cabeza: ¿Por qué se ponía tan celoso cada vez que pensaba que tenía otro amante? Era evidente que no tenía futuro con ella. ¿Por qué no disfrutar del sexo y nada más?
«Porque te sientes muy atraído por ella. Sabes que no es sólo sexo y eso te asusta terriblemente.»
Se tambaleó junto a la cama y luego se dejó caer en ella. ¿Sería posible? ¿Podría sentirse tan atraído por ella en tan sólo unos días?
Lo mismo discutían que follaban, y hacían ambas cosas con el mismo ardor. Pero ______ era así: determinada y valiente. Digna de imitar por las demás mujeres. Inteligente. Pragmática. Y no le tenía miedo a nada... Pero también aquel lado vulnerable que le había dejado vislumbrar sólo en un par de ocasiones. ______ le ocultaba una parte de sí misma que él se moría por conocer. Todo lo referente a ella le fascinaba. A pesar de dedicarse a ese negocio, ______ era... auténtica. Más auténtica, de hecho, que cualquier mujer que hubiera conocido antes.
 
Pero no encajaba en el futuro que él tenía planeado. Además, ella no era suya y nunca lo sería. Tenía que dejar de ac­tuar como un asno aunque acabara destrozado en el intento. Le había exigido que se mantuviera alejado de ella hasta que se fuera de Lafayette. Y, aunque no sabía cómo, lo conseguiría. Era lo mejor y se lo debía. Tenía que aprender a olvidarla. O a vivir con la herida abierta.
Un momento después alguien golpeó la puerta. Harry se incorporó y atravesó la estancia para abrir. Era Tyler.
No sabía qué pensar de ese hombre. Por un lado, trataba a ______ con la familiaridad de un amante; como si fuera más que un amigo con derecho a roce, pero ¿era cierto realmente? ______ había jurado que no se acostaba con él, y Harry se inclinaba a creerla, quería cre­erla.
—¿Dónde está ______? —Tyler tomó nota de la cama arrugada, de la apariencia desarreglada de Harry y de las destrozadas prendas de vestir de ______ esparcidas por el suelo. Entonces apretó los dien­tes—. Maldita sea. ¿Le has hecho daño? ¿Dónde demonios está?
¿Cómo responder a eso?
—No le he hecho daño físicamente.
—Pero le has roto el corazón, maldito bastardo santurrón.
Tyler se acercó con el puño cerrado. Harry lo vio venir, pero no se apartó. El puñ*etazo fue fuerte y le acertó de pleno en la barbilla, el dolor le atravesó ruidosamente la cabeza.
Se frotó la mandíbula lastimada y le lanzó a Tyler una mirada fu­riosa.
—Si te sirve de consuelo, aún no había cerrado la puerta y yo ya me sentía como si me hubiera pasado un tráiler por encima. Me puso en mi lugar y me hizo sentir una pu*ta.
—Bien. ______ puede parecer muy fuerte, pero en el fondo es muy frágil. No le muestra sus emociones a nadie, pero desde que tú apareciste por aquí, son más que evidentes en su rostro. Y parece muy abatida.
 
Harry agachó la cabeza. La había tratado como a una vulgar mujerzuela, había hecho el amor con ella para poder quitársela de la cabeza y luego la había acusado de acostarse con otro. Era cierto que se había sorprendido por su inteligencia —jamás se le hubiera ocurrido que una bailarina de striptease pudiera tener dos carreras universitarias—, sin embargo, si fuera cualquier otra mujer se habría limi­tado a admirarla y no se hubiera comportado de esa manera. Quizá no había forzado su cuerpo, pero había menospreciado sus senti­mientos, ya que nunca había tenido intención de quedarse.
Harry merecía el puñe*tazo y mucho más.
—No ocurrirá de nuevo.
—Puedes jurarlo —gruñó Tyler—. Amo a esa mujer y tú la tratas como si fuera basura. ¿Sabes lo difícil que me ha resultado apar­tarme y no hacer nada?
Harry estaba seguro de que le habría resultado tremendamente duro. A él no le había gustado ver cómo Tyler la besaba, pero si se hubiera visto forzado a hacerse a un lado y quedarse mirando cómo otro hombre la seducía y la trataba mal, se habría vuelto loco y ha­bría destrozado al adversario. De repente, admiró el control de Tyler.
—Sólo puedo decir que lo siento. Me limitaré a cocinar en el res­taurante y me mantendré alejado hasta que me vaya el jueves.
—Será lo mejor. Pero ahora tenemos que encontrar a _____. Sadie la vio salir hace unos minutos con los ojos llenos de lágrimas.
Harry cerró los ojos. Creía que no podía sentirse peor, pero se había equivocado. Constatar una vez más que le había hecho daño fue como pasarse una cuchilla afilada por el corazón.
Tyler se interrumpió, sin terminar su acalorada arenga.
—Y después de que la encontremos, gilipollas, se abrirá la veda. Como le causes más dolor, voy a disfrutar mucho destrozándote con mis propias manos.
Por lo general, a Harry le hacían gracia las amenazas. Pero... asintió con la cabeza.
—Cuando salió, ¿te dijo adónde iba?
—No. —Le había dicho otras cosas.
Tyler vaciló, apretando los dientes y los puños.
—Peter estaba en el local hace quince minutos. No salió y tam­poco está en el baño. Tiene que estar en algún sitio. Espero que no haya ido detrás de ______.
El miedo sacó a Harry de su estupor. Corrió hacia la puerta.
—Tenemos que encontrarla.
Asintiendo bruscamente con la cabeza, Tyler salió corriendo de la habitación y bajó la escalera con Harry pisándole los talones.
— ¿Sadie no vio adónde se dirigía?
El guardaespaldas negó con la cabeza.
—Está buscándola por algunas de las zonas privadas. Quiere ase­gurarse de que está bien. Nosotros miraremos en el despacho.
Harry se percató de que lo más seguro era que ella hubiera ido allí. Si estaba tan trastornada, buscaría la privacidad de la estancia insonorizada para poder llorar a solas. Y una puerta con cerrojo.
Harry tuvo un mal presentimiento.
— ¡Corre! —le gritó a Tyler.
Unos segundos después, estaban delante de la puerta del despa­cho. Estaba cerrada a cal y canto. Harry tenía el corazón en un puño. Tanto Tyler como él golpearon la puerta y gritaron su nombre.
Nadie respondió.


* * *
 


— ¿Qué estás haciendo aquí? —le exigió ______, levantándose.
Incluso con aquellas botas rojas de tacón de aguja, no podía igua­lar la altura de Peter, pero no pensaba dejar que él aprovechara la ventaja psicológica que le ofrecía su tamaño. El universitario era un hombre grande, de más de uno ochenta y cinco y noventa kilos. Y estaba borracho y excitado.
Y ella se había dejado el bolso con el spray de pimienta arriba, en el dormitorio.
«Tranquila. Intenta razonar con él.»
Peter se río y comenzó a desabrocharse la camisa. La miró con una lasciva violencia que le puso la piel de gallina.
—Voy a obtener una parte de ese cu*lo que meneas continua­mente delante de mis narices. Permites que el gorila te toque y sé que ese cocinero de pacotilla ha sido tu sombra esta semana. Ahora me toca a mí.
____ agrandó los ojos.
— ¿Qué sabes tú de Harry?
¿Habría sido él quien escribió las notas?
Peter se burló.
—Lo que cualquiera que tenga ojos. Es obvio por la manera en la que os miráis. Además, estuve en el piso de arriba, justo delante de la puerta, hace veinte minutos, cuando te estaba follando. Ca­riño... —Sonrió y se desabrochó los vaqueros—. Yo lo haré mejor.
El miedo y la repugnancia le revolvieron el estómago, pero tenía que permanecer calmada. Conseguir que se largara de allí. No sería una víctima pasiva.
—No voy a acostarme contigo. No me acuesto con los clientes, en especial con mocosos universitarios que se piensan que pueden tener todo lo que quieren. Así que abre la puerta y lárgate.
Él se acercó, la agarró del brazo y se lo retorció en la espalda.
—Soy lo suficiente hombre para hacerte gritar de placer. No re­cibo órdenes de ninguna mujer, en especial de una zorra como tú. Así que cierra la jodida boca y abre las piernas. Haz algo útil.
A _______ se le puso un nudo en la garganta y la adrenalina corrió por sus venas. Se retorció para liberarse, pero Peter le apretó la mu­ñeca con fuerza y le subió el brazo por la espalda. Ella se puso de puntillas. Como se lo subiera un poco más, le dislocaría el hombro, o se lo rompería.
«¡Maldita sea!»
—Maravillosas botas —comentó él—. No sabes lo cachondo que me pondrán mientras te follo. ¿Qué llevas debajo de la falda?
Usando una mano para inmovilizarla, Peter la empujó hacia de­lante, aplastándole la cara contra el escritorio. Un profundo dolor le atravesó la mejilla cuando se la golpeó contra la superficie de la mesa. Sintió otro pinchazo en la cintura, justo debajo de la caja to­rácica, al clavarse la esquina del tablero. Se quedó sin aliento.
Mientras ella intentaba soportar el dolor, Peter aprovechó para le­vantarle la falda, dejando el tanga a la vista, que rozó con la mano. Ella se estremeció.
—Maravilloso. Vaya cu*lo más impresionante. La espera ha me­recido la pena.
Le arrancó el tanga y el aire frío erizó la piel recién expuesta. ______ se estremeció.
Aquello no estaba ocurriendo. No podía ocurrir.
«Santo Dios. Oh, Dios mío.»
 
Tenía que detenerlo. No sería la víctima de Peter. Tenía que cla­varle el codo en el estómago, darle una patada... lo que fuera. Él la mantenía inmóvil con la amenaza latente de romperle el brazo y, de momento, la tenía sometida; pero a ______ no le importaba que se lo rompiera si así conseguía liberarse.
Peter se inclinó sobre ella, tirándole del pelo y apretándole la me­jilla ya lastimada contra el escritorio. Por fin, le soltó el brazo, pero lo mantuvo en el mismo lugar con la presión de su cuerpo. Aun así, era la oportunidad que ______ estaba esperando y tenía que utilizarla.
Peter le puso una mano en el final de la espalda y le pasó un dedo por la hendidura entre las nalgas.
— ¿Alguna vez te han follado por aquí? Sí, apuesto lo que quieras a que sí. A las pu*tas como tú les gusta este tipo de guarradas. Sí, también te foll*aré por aquí.
______ le escuchó chuparse un dedo. Acto seguido, se lo apretó contra el ano. Sintió la humedad y se estremeció, intentando blo­quear la realidad, pero el agudo dolor no se lo permitió. Aquello se estaba poniendo demasiado feo.
—Oh, sí. ¡Menudo polvo! Casi no puedo esperar. —Apartó el dedo—. Pero antes tengo que verte las tetas.
 
______ esperó a que Peter se apartara y le diera la oportunidad de liberar su brazo o de poder hacer otro movimiento. Él cerró el puño sobre la fina tela de algodón del top y desgarró la prenda. Para su completo horror, le arrancó también del sujetador. Entonces, sus pezones desnudos rozaron contra el frío escritorio y ella siseó.
Peter apresó de nuevo la muñeca de _____ entre sus cuerpos y ella notó que se la rodeaba con el sujetador. Entonces, buscó la otra. Maldita sea, iba a atarla con su propia ropa. Pues no... ¡de eso nada!
Sin importarle si le rompía el brazo o se lo dislocaba, se giró. A él le sorprendió el movimiento y le soltó la mano. No podía perder esa oportunidad. Gracias a Dios que tenía las uñas bien afiladas.
_______ alargó el brazo y acertó de pleno. Al primer intento encon­tró los testículos y se los apretó sin piedad.
Él gruñó e intentó liberarse, pero ella siguió apretando y se in­corporó del escritorio, sin dejar de mirarle.
—¡Maldita pu*ta! Me las pagarás.
Enfurecida, ______ estrujó más, haciendo que Peter se doblara sobre sí mismo.
—Tú me las pagarás a mí.
Le clavó el tacón en un pie. Aunque él llevaba puestas unas de­portivas, _______ supo que había acertado de pleno cuando él aulló y comenzó a saltar sobre el otro pie. Entonces, sólo por diversión, le retorció los testículos.
Peter gritó como una niñita. Y ella sonrió.
De repente, él se incorporó y se abalanzó sobre ella, con el puño en alto, como un obús. _______ intentó esquivarle y le soltó para co­rrer hacia la puerta. Pero Peter la atrapó por el pelo antes de que lo­grara llegar, haciéndola caer otra vez sobre la mesa. El ruido que produjo su cabeza al chocar contra el escritorio resonó en la estan­cia. El dolor la dejó sin aliento.
Pero aquello no fue suficiente para Peter. La alzó y la volvió a dejar caer, pero esta vez contra el suelo. ________ sintió un inmenso dolor en las sienes. Estaba mareada. En ese momento, él le agarró la mano, la dobló contra el antebrazo... y apretó. Ella escuchó un chasquido y el dolor fue tan intenso que le subió una corriente hasta el hombro. _______ gritó; el sonrió.
—Eso por apretarme las bolas, zorra. Ahora, quédate quieta que vas a recibir lo que merece una pu*ta como tú.
Le cogió los brazos y se los subió por encima de la cabeza. ______ gimió de dolor.
Era un psicópata. Estaba completamente loco. Y supo que no podría librarse de él cuando la apretó con su peso contra el suelo, colocando las caderas entre sus muslos y la polla dura y desnuda entre ellos.
«Oh, Dios mío...»
_______ ya había padecido la pesadilla que estaba a punto de sufrir.
A pesar de saber que el despacho estaba insonorizado y que no serviría de nada, gritó con todas sus fuerzas.
Peter se cogió el miembro con una mano y lo apretó contra el fruncido agujero.
—Así. Me encanta que chilles. Gritarás mucho más antes de que acabe contigo.
Un momento después, ______ escuchó que alguien golpeaba la puerta y Peter se quedó quieto.
—¡Joder!
Negando con la cabeza, él se irguió y siguió intentando pene­trarla. Justo entonces, la puerta se abrió de golpe.
Tyler y Harry cayeron sobre Peter. El guardaespaldas le cogió por el pelo y la cinturilla de los vaqueros y lo arrastró por la estancia. Harry corrió tras él, pateándole las costillas; a continuación comenzó a golpearle con los puños y siguió haciéndolo a pesar de los gritos de Peter. Tyler le ayudó agarrándole del pelo y apretándole la cara con­tra el suelo.
Ella se quedó quieta por un momento hasta que ellos se acerca­ron.
—Voy a llamar al 911.
Harry parecía preocupado. Y enfadado. _______ frunció el ceño. ¿Por qué? Ella no le importaba. No obstante, era una buena persona. No le gustaba ver sufrir a nadie.
Estaba asustada. Tenía frío. Y a pesar de que odiaba admitirlo, sabía que necesitaba ayuda. Necesitaba sentir el consuelo de alguien que se preocupara por ella.
—Tyler —gimió con la voz ronca.
—Aquí estoy, cariño.
Con mucho cuidado, Tyler la acunó contra su cuerpo. Ella se atragantó por el dolor cuando le movió la muñeca, pero luego se quedó quieta.
«Oh, calor...»
—Hay una ambulancia en camino —señaló Harry, sosteniendo el teléfono contra la oreja—. Y también viene la policía. Peter ha per­dido el conocimiento.
—Dime qué te ha hecho —le exigió Tyler con suavidad.
—Me... —casi no podía articular palabra entre las lágrimas—. Intentó violarme.
—Ah, joder —Tyler le apretó un dedo contra los labios—. No pienses en eso. Ya se acabó.
—No soportaría que me volviera a ocurrir. —A ______ le tem­blaba la voz y se le revolvían las entrañas al recordar a Peter sobre ella, forzándola, intentando penetrarla a la fuerza—. Nunca más.
Tyler y Harry intercambiaron una mirada de sorpresa y horror mientras ella comenzaba a desmayarse. Antes de perder la concien­cia, leyó la cara atormentada de Harry. ______ cerró los ojos, odiando que él conociera su mayor vergüenza.


 
* * *
 


Harry se paseó de arriba abajo por la sala de espera de urgencias. Ya habían pasado tres largas horas y no les habían dicho ni una palabra. No dejaba de recordar la imagen de Peter encima de _______, cu­briéndola con su cuerpo, con la promesa de la violencia escrita en el rostro. Por enésima vez, Harry se recriminó haberla tratado tan mal y haberla dejado salir sola del dormitorio. No importaba lo enfadada que hubiera estado con él, debería haberla seguido para asegurarse de que estaba a salvo. No necesitaba que Tyler se lo dijera con la mirada. Había sido culpa suya que Peter hubiera llegado hasta ella y...
Harry se hundió en la incómoda silla verde y enterró la cabeza entre las manos. Santo Dios, ¿qué había hecho? Por su mal proceder, ella había huido de él para caer, directamente, en manos de Peter.
Se oyó un estrépito en la puerta de urgencias, las puertas automá­ticas se abrieron y entraron tres figuras conocidas.
—Niall. —Harry se levantó y estrechó la mano de su primo antes de abrazarle—. ¿Qué haces aquí?
—Después de que me llamaras decidí venir. De todas maneras lo hubiera hecho mañana. He pensado que podrías necesitar un poco de apoyo. Zayn ha insistido en acompañarme.
—Gracias por venir. —Harry le tendió la mano a Zayn—. En espe­cial a la una y media de la madrugada.
Zayn  se la estrechó.
—_______ es amiga mía.
Y, probablemente, también una antigua amante. Harry no pudo evitar pensarlo. Pero Zayn estaba ahora felizmente casado. Y ______... Harry sabía que no querría saber nada más de él.
Respiró hondo y miró al tercer hombre. El hermano mayor de Daniela, Hunter. Decir que el ex-militar jamás había soportado a Harry era ser muy comedido.
— ¿Qué tal, Hunter? —dijo, tendiéndole la mano.
Hunter Edgington se quedó mirando con mordacidad la mano extendida de Harry hasta que éste la dejó caer.
— ¿Qué? ¿Jodiéndole la vida a otra mujer?
Harry contuvo el aliento y cerró los ojos. Hunter tenía razón y no se podía decir que fuera de los que se callaba la verdad.
Niall dio a Hunter una palmada en la espalda.
—Venga, tío. No es el momento.
Hunter fue compasivo y cambió de tema.
— ¿Alguien quiere un café?
—Yo, gracias —dijo Zayn. Niall y Harry también aceptaron y Hun­ter se alejó para dejarles hablar.
— ¿Aún no hay noticias de los médicos? —preguntó Zayn.
Harry negó con la cabeza.
—Cuéntame qué ha pasado —le dijo Zayn.
—El bastardo que ha estado amenazándola, dejando esas terribles notas, la pilló a solas en el despacho y la atacó. No sabemos si le dio tiempo a violarla.
— ¡Qué hijo de pe*rra! —exclamó Niall.
—Espero que lo metan en chirona —dijo Zayn, con una sonrisa cruel—. Como el resto de los reclusos se enteren de lo que ha hecho, se lo harán pagar con creces.
Quizá aquello debería haber consolado a Harry un poco, pero no lo hizo. No pudo evitar hacer la pregunta que le había rondado en la cabeza durante horas.
— ¿Cuánto tiempo hace que conoces a ______? —le preguntó al socio de su primo, un hombre que proclamaba a los cuatro vientos sus inclinaciones hacia los juegos sexuales de dominación y sumi­sión.
Zayn suspiró y meditó, haciendo memoria.
 
—Aproximadamente, unos nueve años. Comenzó a trabajar en «Las sirenas sexys» cuando el club tenía otro nombre y era propie­dad de una prostituta conocida como Marquessa. Deberías haber visto a _____. Era capaz de iluminar la habitación con su presencia. Yo estaba todavía en el ejército y la conocí durante uno de los per­misos. Estaba ayudando a un amigo mío a pillar a un camello que le vendía droga a su hermano pequeño en el instituto. Al parecer, le gustaba derrochar las ganancias con strippers. Cuando ______ se en­teró de lo que hacía, buscó a mi amigo y le ofreció su ayuda. Enton­ces me di cuenta de que era buena gente.
Sí, eso sonaba a algo que ella haría: defender al débil y ayudar en lo que pudiera. La vida estaba lejos de ser perfecta, pero aun así ella encontraba la manera de socorrer a los demás. Era admirable. ¿Por qué no se había fijado en eso en vez de en la profesión de ______ y en quién más calentaba su cama?
Harry tragó saliva, deseando no tener que decir las siguientes pa­labras.
—Cuando arrancamos de encima de ella a ese hijo de pu*ta, ella no hacía más que llorar diciendo «otra vez, no». ¿Sabes si la violaron en algún momento?
Zayn dio un paso atrás.
— ¿Si la violaron? No en los últimos diez años. _______ y yo somos buenos amigos. Habría recurrido a mí y, aunque no lo hubiera hecho, me habría enterado. Conozco a todos en el club. Alguien me lo habría contado.
Harry se quedó horrorizado.
—Hace nueve años, ______ tenía... ¿cuántos? ¿Quince? ¿Dieciséis años?
Zayn hizo una mueca.
—Sí.
—Joder —masculló Niall.
Alguien había violado a ______ cuando era una adolescente.
Revivió repetidas veces la escena; cuando la encontraron con Peter, dolorida e indefensa. ¡Maldición!
 
Harry se sintió fatal. La había tratado como si ella no valiera nada y no era cierto. Durante todo ese tiempo, en lo único que él había pensado era en que ella no tenía cabida en su futuro y que no era lo suficientemente buena para ser la madre de sus «hijos», cuando lo cierto es que era él quién no le llegaba ni a la suela de los zapatos.
Tal vez Tyler fuera más adecuado para ella. ______ había vivido muy tranquila hasta que él apareció. Bien sabía Dios que él no se había molestado en mirar tras su fachada de mujer fatal hasta que fue demasiado tarde.
— ¿Quién es familiar de ______ Devereaux? —dijo un médico de urgencia que aparentaba treinta años, con tono práctico.
—Nadie —respondió Tyler—. No tiene familia. La traje...
—La trajimos —le corrigió Harry atravesando la estancia para acer­carse al médico.
Tyler le lanzó una mirada dura y asintió con la cabeza.
—La trajimos.
Sadie, Zayn y Niall se apiñaron alrededor. El médico apenas miró dos veces la corta bata de seda de la stripper y el espeso maquillaje que le cubría la cara.
—La señorita Devereaux ha sufrido una conmoción leve y múl­tiples contusiones, tiene dos costillas fisuradas y una muñeca rota.
Con cada palabra que salía por la boca del médico, Harry quería machacar a Peter de nuevo. ¿Cómo se había atrevido aquel niño rico a pensar que podía hacerle daño a Harry?
Pero Harry se preguntó si él había sido tan diferente. No le había hecho daño físicamente, pero la había tratado como si, por tener esa profesión, no tuviera corazón ni sentimientos. La había pisoteado. Igual que Peter. Lo había jodido todo.
—Se desmayó en la ambulancia —continuó el médico—. Pero ya la hemos estabilizado. Su vida no corre peligro. Se recuperará por completo. Ahora está durmiendo. Queremos mantenerla bajo obser­vación durante unos días. —Vaciló—. Se ha negado a que usemos un kit de violación.
— ¿Qué? —Si con eso conseguían que encarcelaran a Peter, él quería que lo hicieran.
—No puede ser —intervino Tyler.
El médico le miró fijamente.
—Intenté hacerla entrar en razón. El área vaginal muestra con­siderables señales de penetración y, en el examen superficial, se en­contraron huellas de semen.
« ¡Oh, maldita sea!»
Harry se aclaró la voz.
—Podría ser mío.
— ¿Mantuvo relaciones sexuales sin protección con la víctima?
Harry no miró a Tyler, pero supo que el guardaespaldas quería pe­garle. Asintió con la cabeza a la pregunta del médico.
—A las diez de la mañana y otra vez alrededor de las once y media de la noche, poco antes del ataque.
—Eso complica las cosas. A menos que ella lo confirme, no puedo decir si ha sido violada o no. —El médico se pasó la mano por el oscuro cabello despeinado—. Si cambia de idea, supongo que la policía querrá que nos deje una muestra para poder descartar su ADN y averiguar si hay huellas del sospechoso.
Harry no vaciló.
—Cuenten conmigo para lo que sea necesario y acusar a ese bas­tardo.
—Bueno, tiene una buena lista de lesiones. Incluyendo la nariz rota. No le hará daño a nadie durante un tiempo.
Harry no se sentía demasiado victorioso. ¿La nariz rota? Eso no impediría que Peter volviera a perseguir a ______. Sólo lo evitaría que estuviera tras las rejas un tiempo. Bueno, esperaba que el ataque, añadido a las notas que aquel bastardo había dejado, sirvieran para recluirle durante diez o veinte años.
—¿Puedo verla? —preguntó Harry.
El médico le brindó una mirada de disculpa.
—Le hemos suministrado un sedante y está dormida. Antes de eso dijo que no quería visitas.
Por supuesto. Prefería sufrir en silencio. Y ¿por qué iba a querer verle?
Dejando a un lado el dolor, miró a Tyler y a Sadie.
—¿Podéis ocuparos del club mientras se recupera? Se preocupará mucho menos si sabe que todo está en buenas manos.
—Por supuesto —dijo la morena.
Tyler asintió con la cabeza.
—Me ocuparé de todo.
—Yo me encargaré del Bonheur hasta el miércoles. Para entonces, ya le habrán dado el alta. —Miró a Zayn —. ¿Puedes encargarte de que esté a salvo?
El cajún frunció el ceño.
—Parece como si fueras a irte.
—Me voy a ir.
—¡Ni hablar! Ahora te necesita.
Harry se rió con tristeza.
—No. Soy lo último que necesita. —Le echó un vistazo al her­mano de Daniela que regresaba con una bandeja llena de vasos de café-—. Pregúntale a él. Te lo confirmará.
 
Harry le dio una palmada a su primo en la espalda y se dio la vuelta. Observó que la enfermera de guardia abandonaba su puesto para ayudar a una parturienta. Traspasó la puerta sin que nadie le viera y recorrió el pasillo. Las habitaciones de urgencias estaban situadas en círculo alrededor del puesto de enfermeras. Allí había una lista con el nombre de los pacientes y el número de la habitación que ocupaban. Saber que la de _______ era la de la esquina resultó muy fácil. Se coló dentro.
Habían corrido la cortina. Podía ver su silueta, pero nada más. Ella no quería verle y él respetó sus deseos, así que no la abrió como ansiaba hacer. Maldición. Harry quería asegurarse de que estaba bien. Pero ella había dejado muy claro lo que quería. Ésa era su única oportunidad de despedirse de ella.
Tras la cortina se oía el pitido de los monitores y el siseo del suero. La percha de la que colgaba la botella estaba al lado de la pared, oculta solo a medias. Él tragó saliva, quería verla, cogerle la mano... algo, lo que fuera.
Pero ella no quería saber nada de él, y eso dolía.
Deseando que ella no estuviera dormida y le oyera, suspiró mo­viendo con el aliento la fea cortina azul.
—No sabes cómo siento todo lo que ha ocurrido. Cuando te tengo cerca no sé controlarme y tienes razón al no querer saber nada de mí. —Agarró la cortina obligándose a mantenerla en su sitio y no descorrerla, tumbarse junto a ______ y despertarse con ella entre sus brazos—. Lamento que mi comportamiento te hiciera caer en manos de Peter. Lo siento mucho. No lo sabes, pero estoy a punto de enamorarme de ti por completo. Es evidente que lo mejor para los dos es que me vaya.
Había llegado el momento. Sólo faltaba una palabra. Era todo lo que tenía que decir. «Adiós.» Entonces podría irse, dejarla descansar y, finalmente, rehacer su vida.
Harry no logró pronunciarla y se limitó a apretar los puños para contener las lágrimas. Luego dio la vuelta y abandonó el hospital para siempre.


 

FIN DEL CAP 10
Invitado
avatar


Invitado

Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por Invitado Sáb 22 Feb 2014, 7:58 pm

Capítulo 11
 


—¿Harry?
Él se giró hacia la voz conocida tragándose la irritación. Emily se acercó a él; parecía recién salida de un catálogo de Lands' End, con aquellos pantalones color caqui, la blusa blanca y la chaquetita roja de punto. Los colores resaltaban su cutis pálido y el pelo oscuro. Llevaba accesorios a la moda, pero siempre resultaba discreta. Son­reía hasta con los ojos. Realmente se podría decir que era perfecta.
La sonrisa con la que Harry le respondió fue más una mueca de dis­gusto que otra cosa.
Él se miró el reloj. Se sintió aliviado al ver que el acto de presen­tación de su libro de cocina —demostración incluida— terminaría en diez minutos.
Mientras firmaba y saludaba a sus admiradores, dejando que le sacaran fotografías y respondiendo a todas las preguntas, fue cons­ciente de la presencia de Emily a su izquierda. La miró. Maldición, no le quitaba la vista de encima.
Cuando se quedó sin libros y sin tiempo, se levantó de la silla y se dirigió al estrado, donde cogió el micrófono.
—Gracias a todos por venir. Vuestra presencia ha significado mucho para mí. Buenas tardes.
 
Después de una ruidosa ovación, la gente comenzó a desfilar hacia la salida. Un par de periodistas intentaron acercarse a él, pero el personal de seguridad los escoltó hasta el exterior. Harry se preparó mentalmente y se volvió hacia Emily.
Una vez más se sorprendió al verla. Era una mujer preciosa, dis­creta y educada. Adoraba a los niños y le había insinuado discreta­mente que aceptaría una propuesta de matrimonio y formar de inmediato una familia. Harry incluso llevaba el anillo en el bolsillo, un diamante en forma de lágrima de dos quilates engarzado en una delgada banda de oro, y sólo esperaba el momento adecuado para dárselo.
Emily era todo lo que él quería. Pero llevaba esperando aquel momento adecuado más de tres semanas y el anillo todavía seguía en la caja, en el bolsillo de la chaqueta.
Harry suspiró. Luego se acercó a ella y la besó en la mejilla.
—Qué guapa estás. —No era culpa de ella que él se muriera por ver a otra mujer. Una que llevara una excitante faldita y un liguero, y mostrara una actitud descarada.
¡Maldición! Jamás volvería a verla y Harry sabía de sobra qué era lo que tenía que hacer. Ese mismo día cumplía treinta y seis años. Esa noche era tan buena como cualquier otra para aceptar el futuro. Si quería tener hijos, tenía que ponerse ya manos a la obra. Podría ser un proceso largo, pero Harry, que tenía veintiocho, lo soportaría perfectamente.
Harry se sentía culpable y aliviado al saber que para tener hijos con ella no tendría que recurrir al sexo. Emily era preciosa. Y una per­sona maravillosa. Pero no se sentía atraído sexualmente por ella. Quizá algún día...
Emily le brindó una amplia sonrisa.
—Tú también estás muy guapo. Y ahora, vámonos a cenar. Te­nemos que celebrar tu cumpleaños. ¿Adónde quieres ir?
Harry  intentó parecer entusiasmado.
— ¿Te importa si me voy a casa?
La sonrisa de Emily desapareció.
— ¿Te duele otra vez la cabeza? ¿Has ido ya al médico?
 
Desde que había vuelto de Lafayette, hacía ya seis semanas, se había inventado un sinfín de dolores de cabeza para explicar su falta de interés por salir con Emily o interrumpir bruscamente muchas de sus citas. Odiaba mentirle, Emily se merecía algo mejor. Y Harry tenía que decidirse de una vez. O se lanzaba a un futuro con ella o la dejaba en paz.
Su corazón se inclinaba por lo último. La lógica le hacía pregun­tarse cómo alcanzaría lo que quería del futuro si dejaba a Emily. _______ no formaba parte de su vida porque así lo había decidido él. Por mucho que deseara otra cosa, esa separación era por su culpa... y, a pesar de saber qué era lo más inteligente, no tenía ánimo para hacer lo que debía.
Esbozó una sonrisa forzada.
—Estoy bien.
Emily frunció el ceño.
—No te deprimirá que sea tu cumpleaños, ¿verdad?
No de la manera en que ella lo insinuaba, pero era una buena ex­cusa.
—Quizá un poco.
—Pues, ¡aquí estoy yo para animarte! —Emily sonrió mostrán­dole sus hoyuelos e intentó cogerle la mano.
Así eran las cosas con Emily: darse la mano y castos besos. A lo largo del último mes, sólo habían tenido ese tipo de contacto. ¿Qué haría en la noche de bodas si no era capaz de imaginarse haciendo el amor con ella? Peor todavía, ¿qué haría cuando el deseo que to­davía sentía por _______ le acuciara, exigiéndole algo que sólo ésta podía darle? ¿Vacilaría entonces aquella determinación de no acer­carse a ella? ¿O aguantaría en silencio hasta sólo sentir resentimiento por Emily?
—No es cosa tuya. —Harry recogió el cuaderno de apuntes y los bolígrafos, luego pasó un buen rato guardándolos en la mochila, dándose tiempo para recomponerse y aplastar el deseo que sentía por _______.
—Harry. —Emily le tocó en el hombro—. Quería esperar a que estuviéramos solos, pero... no has sido el mismo desde que regre­saste de Louisiana. No es que quiera presionarte...
—Entonces no lo hagas —susurró él—. No puedes hacer nada.
Aquella perpetua sonrisa desapareció de la cara de Emily.
—Soy una buena oyente.
—Lo sé, Emily. Pero esto es algo que tengo que resolver yo solo.
—Si ya no estás interesado en mí y en el futuro común del que hablamos, será mejor que me lo digas.
Él cerró los ojos. ¿Debía aferrarse al pasado o forzar una men­tira?
—Harry... —Era otra voz femenina, ésta más lejana.
Pero esa voz atravesó sus sentidos como una descarga eléctrica haciéndole estremecer. ¿La echaba tanto de menos que se imaginaba su voz?
Lleno de esperanza, Harry se giró con rapidez y la vio en el otro lado de la estancia.
— ¿Harry? —La sorpresa le dejó anonadado. Harry apenas podía respirar.
La última vez que la vio, lo había echado del club. De su vida. ¿Por qué estaba allí? ¿Se encontraría bien? ¿Lo echaría de menos tanto como él a ella?
La absorbió con la mirada. A pesar de que hacía seis semanas que no la veía, ______ le dejó sin aliento cuando se acercó. Se había recogido parte del pelo rubio platino en la nuca y el resto lo llevaba suelto, dejando que le cayera por la espalda. Los vaqueros gastados se ceñían a su menuda figura, pero le quedaban más flojos de lo que recordaba. De alguna manera, aquellos altos tacones hacían que pareciera más frágil. Llevaba, además, una camiseta con el eslogan de «Las sirenas sexys» sobre los pechos: «Vive tu fantasía». Apenas se había maquillado. Aun así, sus ojos eran profundamente azules. Y parecía muy cansada.
Cuando estuvo a unos metros, ______ miró a Emily y luego a él.
— ¿Tu novia?
—Sí —respondió Emily con rapidez.
_______ arqueó una ceja y miró a Harry con frialdad.
—Hablaremos en otro momento.
Se dio la vuelta en dirección al vestíbulo principal del centro comercial. Harry no se lo pensó dos veces. Rodeó la mesa y la siguió.
Justo antes de que la abordara, ella se detuvo y se volvió hacia él, con una expresión de frustración en la cara. Harry se detuvo en seco. Quería tocarla... pero ella le había dicho la última vez que se vieron que no volviera a hacerlo nunca más. Incluso ahora, parecía advertírselo.
—No te vayas —le suplicó Harry.
Santo Dios, cómo la había echado de menos. Daría y haría cualquier cosa por estar con ella cinco minutos más. Harry supo en ese momento por qué.
Se había enamorado de ella.
______ miró a Emily, que seguía en el otro lado de la estancia. Harry no tuvo que darse la vuelta para sentir su confusión y su dolor. La parte más cobarde de Harry se regocijó. Emily tenía que estar dándose cuenta de a quién pertenecía su corazón. Así era más fácil que sentarse a cenar con ella civilizadamente para aplastar todas sus esperanzas.
—Tu novia quiere que me vaya —le indicó ______.
—Yo no. No te vayas. —Le lanzó una mirada desesperada, deseando que le entendiera.
— ¿Podemos hablar en algún sitio? No tardaré demasiado en decirte lo que he venido a contarte.
—Tendrás todo el tiempo que necesites.
_______ Se mordisqueó el exuberante labio inferior, mirándole desde debajo de aquellas pestañas negras. Era un gesto vulnerable... y, a la vez, demasiado erótico. Pero Harry comenzó a pre­ocuparse. _______ estaba más delgada, más pálida, más frágil.
— ¿Te encuentras bien? —Apenas logró contener la mano con la que quería rodearle los hombros.
Ella se mordió el labio con más fuerza.
—No quiero hablar aquí.
«En algún lugar a solas. Por supuesto.»
—Espera un momento.
Harry regresó con Emily, intentando pensar alguna excusa. Pero no se le ocurrió nada.
—Me tengo que ir.
— ¿Qué pasa con la cena de tu cumpleaños? —gritó ella.
«Eso, ¿qué pasa?»
Él abrió la boca, pero no dijo nada. Al final, negó con la cabeza.
Emily le observó con aquellos inteligentes ojos castaños.
—Ella es lo que ocurrió en Lousiana.
«Qué perceptiva.»
Él respiró hondo y se lanzó a la piscina.
—Sí.
Emily miró a _______.
—Es increíblemente guapa.
—Por dentro y por fuera.
—Jamás he tenido ninguna posibilidad contigo. —Emily intentó ocultar la sorpresa y la decepción con una brillante sonrisa, pero no lo consiguió.
Maldición, parecía que últimamente no hacía más que lastimar a la gente, pero tenía que ser honesto con Emily. Era mucho más cruel permitir que se hiciera ilusiones. No sería un buen marido para ella. Y aunque Harry no sabía por qué estaba allí _______, no le importaba. Si tenía la más mínima oportunidad de volver a entrar en su vida, aunque sólo fuera un momento, se aferraría a ella con las dos manos. Quizá aquella ardiente y apasionada llama se apagaría, pero no lo creía. No habían acabado todavía. Si ella se abría y confiaba en él, le hablaría de su esterilidad y que fuera lo que Dios quisiera.
—La amas —dijo Emily con suavidad.
No era una pregunta y Harry se negó a insultarla con una mentira.
—Sí.
La joven frunció la cara.
—No vas a volver a llamarme, ¿verdad?
Harry le cogió las manos.
— ¿Realmente querrías que lo hiciera?
Emily suspiró. Mientras le resbalaba una lágrima por la cara, negó con la cabeza y soltó sus manos.
—Sé que lo mejor será que no lo hagas. Pero... me gustas mucho.
Maldición, se sentía fatal.
—Eres una mujer maravillosa y, algún día, alguien te amará como te mereces.
Se inclinó y la besó en la mejilla. Luego, ella se despidió con un gesto de cabeza y salió rápidamente de la estancia. Dirigió una mi­rada a ______ cuando pasó por su lado antes de perderse entre la multitud del centro comercial.
En cuanto ella se marchó, Harry regresó con _______. Ella dio un paso atrás cuando él se acercó; parecía afligida.
—Aunque no he oído vuestra conversación, me pareció entender que hoy es tu cumpleaños.
Harry esbozó una sonrisa alentadora.
—Tenerte aquí conmigo es un regalo que no esperaba.
—Te he estropeado el día.
No era cierto, se lo había alegrado.
—De eso nada. Ven, vamos a cenar y podremos hablar.
 
Harry esperaba que ella se negara. ______ vaciló y luego asintió in­decisa.
Agradablemente sorprendido, la condujo hasta su coche. Un Ja­guar nuevo que se había comprado hacía dos semanas, en cuanto firmó el contrato para realizar el programa para la televisión por cable.
Al acercarse al vehículo, un fotógrafo que esperaba en la acera se acercó a él con la cámara en alto. Harry intentó proteger a _______ con su cuerpo, agradeciendo que ella se hubiera puesto unas gafas de sol que le ocultaran la mitad del rostro.
—Acabo de ver salir a Emily Adams llorando. ¿Es ésta tu nueva novia? —gritó el fotógrafo sin dejar de hacerles fotos.
«¡Ay!»
—Sin comentarios. Por favor, déjanos en paz.
Cuando se acercaron al coche, el fotógrafo les siguió. Harry maldijo para sus adentros y corrió, urgiendo a ______ a hacer lo mismo.
—Será mejor que no vayamos en el mismo coche. Además, así luego no tendrás que traerme a recoger el mío—sugirió ella, caminando a su lado.
—No me importa —insistió él.
Ella le dirigió una frágil sonrisa.
—Pero te importará.
¿Qué quería decir con eso? ¿Habría comenzado Peter a portarse mal ahora que estaba en libertad bajo fianza y en espera del juicio? Zayn no le había comentado nada, ¡maldito fuera! Había hablado con el socio de Niall casi todos los días.
—Si queremos salir de aquí lo más rápido posible, será mejor que vayamos en un coche. Sube —la presionó, desbloqueando el seguro con la llave.
—Insisto, debemos ir por separado.
Era demasiado terca.
—Bueno, a dos manzanas de aquí hay un pequeño restaurante italiano muy tranquilo. No creo que el fotógrafo sea capaz de seguirnos hasta allí si nos damos prisa.
— ¿Te siguen a todas partes?
Él suspiró.
—Sólo desde que firmé el contrato para la televisión por cable y comenzaron a entrevistarme. Espero que se cansen pronto. ¿Te pa­rece bien ir al italiano?
—Claro. —A pesar del entusiasmo que quiso dar a la palabra, el tono sugería que le daba igual ir allí o a otro sitio.
Harry apretó los dientes. El suspense le estaba matando. Y además, ahora también estaba preocupado. Era evidente que le pasaba algo.
Después de ponerse de acuerdo para que le siguiera al restau­rante, esperó a que ella se metiera en su coche y se acercara. El fo­tógrafo corrió entonces tras él, pero no fue lo suficientemente rápido para seguirlos en coche.
El recorrido hasta Georgio's fueron los cinco minutos más largos de la vida de Harry. ¿Por qué _______ no quería estar con él después de la cena? ¿Qué demonios le pasaba? ¿Por qué estaba tan delgada y pa­recía tan cansada? ¿Bonheursería demasiado para ella? ¿Querría pe­dirle consejo?
Por fin, llegaron al restaurante. Él aparcó al lado de una plaza vacía, pero ella estacionó más abajo. Maldición. Si _______ quería mantener las distancias entre ellos, ¿por qué estaba allí?
Ella se mantuvo en silencio hasta que estuvieron sentados en una mesa tranquila en la esquina. No había mucha gente. Era tarde para almorzar, pero temprano para cenar.
¿Qué tal van las cosas por el Bonheur? preguntó él, esperando que ella bajara el menú y le hablara.
—Muy bien. El primer mes ha funcionado muy bien. Y éste pa­rece que las cosas irán todavía mejor. Gracias por tu ayuda.
Harry sonrió, aunque el misterio que envolvía su visita le intranqui­lizaba cada vez más.
—Es labor tuya. Yo sólo estuve allí la semana de la apertura.
—Has hecho más que eso. Te vi en Ellen la semana pasada.
Él dio un respingo.
—Cosas de la tele.
—Hiciste publicidad de mi restaurante.
—La cadena ha arreglado un montón de entrevistas, quieren que sea muy popular cuando emitan el primer programa en enero.
Se acercó el camarero y tomó nota de la bebida. Harry pidió un cabernet sauvingnon. Ella agua y se negó a beber alcohol. Él frunció el ceño y le pidió al camarero que regresara un poco más tarde para apuntar la comida.
—Será mejor que pidamos ya.
¿Ahora mismo? ¿_______ tenía hambre? ¿O se trataba de que no quería estar con él más tiempo del estrictamente necesario?
«¿Tú qué crees, después de haberla tratado como si fuera una prostituta?»
Harry se mostró de acuerdo con cierta reticencia y le indicaron al camarero lo que querían cenar.
El hombre los dejó por fin a solas.
Harry miró a ________, deseando tener algo que decir. Quería tocarla, pero sólo si era lo que ella deseaba. Le debía por lo menos eso. Ella se mantuvo en silencio durante un buen rato, removiéndose en la silla con nerviosismo.
— ¿Se trata de Peter? —La apremió con suavidad—. Zayn me dijo que no llegó a violarte. Sé que está en libertad condicional en espera de juicio, pero hay pruebas de asalto, acoso y violación frustrada.
Ella asintió con la cabeza.
—Peter insiste en que él no escribió las notas. No creo que lle­guemos a saber nunca la verdad. Pero no es por eso por lo que estoy aquí.
Él se inclinó hacia ella y pudo observar de cerca lo pálida y tem­blorosa que estaba, preocupándose todavía más.
— ¿Qué te ocurre? Puedes decirme lo que sea.
—Seguro que jamás has tenido un regalo de cumpleaños así... —Cerró los párpados. Frunció la cara y apretó los labios como buscando fuerzas. Entonces lo miró fijamente a los ojos con una pena profunda—. Estoy embarazada.
Harry se echó hacia atrás impulsivamente. Parpadeó y se la quedó mirando.
— ¿Embarazada?
¿Por qué se lo decía? ¿Estaba intentando decirle que el bebé era suyo?
— ¿Estás segura?
Ella asintió lentamente con la cabeza.
—Hace semanas que no tengo la regla y pensé que era debido al estrés. Pero según pasó el tiempo, comencé a notar cambios extra­ños en mi cuerpo.
— ¿Cuáles? —le preguntó. Quizá estuviera equivocada.
Incluso aunque no lo estuviera, aquel niño no era suyo.
Había pasado el sarampión en la adolescencia, lo que había pro­vocado en él indeseados efectos secundarios. Los médicos le habían dicho que poseía tan pocos espermatozoides, que la probabilidad de dejar embarazada a una mujer era prácticamente nula. Entonces tenía diecisiete años y la noticia le provocó una reacción agridulce. Por un lado una profunda tristeza al saber que no tendría hijos y por otro, una exultante alegría al darse cuenta de que su novia y él no tendrían que tomar medidas contraceptivas.
Pero después de algunos años, el tema le comenzó a preocupar. Regresó al médico con veintisiete años y se sometió a nuevas prue­bas. A pesar de haber mantenido relaciones a tres bandas con Niall y otras mujeres, comenzó a desear tener mujer y familia propias. El médico aplastó aquella posibilidad con rapidez. Harry incluso llegó a tomar unas pastillas de citrato de clomífero durante unos meses para intentar mejorar su recuento espermático. Los análisis revela­ron que sí, tenía más posibilidades que antes de tener hijos, pero éstas seguían siendo muy inferiores a las de cualquier otro hombre.
No volvió a someterse a más análisis. ¿Para qué molestarse en repetir algo tan humillante y devastador?
Pero ________ pensaba que ese niño era suyo, o quería que él lo creyera. Tamborileó los dedos contra la mesa mientras le embargaba una oleada de celos. Al no conocer el secreto de Harry, lo más proba­ble es que ella pensara que existían la mitad de posibilidades de que ese niño fuera suyo. Pero el honor correspondía a Tyler. ¿Por qué había viajado hasta Texas para decírselo en vez de comunicárselo al guardaespaldas? ¿Porque a él le habían entrevistado en Ellen? ¿Porque había firmado un ventajoso contrato con la televisión por cable? No parecían razones dignas de la terca y valerosa ______, pero no se le ocurrían otras.
¡Maldición! Había mentiras que dolían tanto, que las entrañas casi explotaban de dolor. Cuando le rechazó seis semanas atrás, le había dolido mucho, pero esto era todavía peor.
—Se me pusieron muy sensibles los pechos —continuó ella, tras un largo silencio—. Era como si tuviera gripe... pero al poco tiempo, comenzó a darme asco la comida muy condimentada Me sentía muy cansada. Fui ayer al médico. Estoy embarazada.
«No gracias a mí...» ¿Por qué era tan amarga aquella cerveza? Tamborileó los dedos en el tapete otra vez. ¿Qué co*ño quería ella que le dijera? ¿Qué la felicitara?
—Salgo de cuentas el siete de junio.
Harry  tenía que otorgarle cierto crédito. Las matemáticas estaban a su favor. Sin embargo, resultaba evidente que también se habla acostado con Tyler durante esa semana.
—¿Estás aquí porque... es mío?
Ella puso los ojos en blanco.
—Me da igual que me creas o no, eres el único hombre con el que he mantenido relaciones sexuales en los últimos tres años. Así que sí, es tuyo.
Harry contuvo el deseo de reírse histéricamente. Era eso o tragarse la amarga realidad de que otro hombre había dejado embarazada a la mujer que amaba y que ella estaba mintiéndole descaradamente. Se le aceleró la sangre en las venas y movió los dedos más deprisa sobre la mesa.
Harry abrió la boca para decirle que era imposible que el niño fuera suyo. Pero la cerró de golpe.
«Ese niño necesita un padre.»
Tragó saliva. Los pensamientos se sucedían uno tras otro en su mente. Y si... ¿no le contaba nada? Debía haber alguna razón para que ella le eligiera a él. Y, ¿acaso importaba?
Una vez había deseado casarse con Daniela, a pesar de no estar enamorado de ella, para ser el padre de su hijo cuando ella pensó que estaba embarazada. Cuando se despidió de Emily media hora antes, pensó que le estaba diciendo adiós a la paternidad. Y ahora, _______ le regalaba una nueva oportunidad. Y encima con un plus añadido. A diferencia de Emily o Daniela, sentía algo muy profundo por ella. Algo que jamás había sentido por otra mujer, a pesar de que le estuviera mintiendo.
De repente, supo exactamente lo que quería hacer. Y sabía que, después de la manera en que se despidieron en Lafayette, tenía que jugar muy bien sus cartas.
—Di algo —dijo ella.
Harry vaciló, meditando cuidadosamente la estrategia a seguir.
— ¿Se lo has dicho a alguien?
Ella frunció el ceño y se levantó con rapidez, dispuesta a mar­charse.
—Si lo que te preocupa es que voy a ensuciar tu imagen o que voy a hacer que eches a perder la relación con tu novia, olvídate. No quiero nada de ti. Lo que he hecho es lo que haría cualquier per­sona decente: informarte. Deber cumplido.
«Interesante táctica de su parte. ¿Psicología inversa?»
Harry se pasó a su lado de la mesa, impidiéndole salir.
—No quería decir nada de eso. Sólo quiero saber si se lo has dicho a alguien en Lafayette.
______ se puso a la defensiva.
— ¿A quién? ¿A Tyler? ¿Por qué iba a hacerlo? No existe ninguna posibilidad de que este niño sea suyo, y si se lo digo se le ocurrirá algo absurdo, como por ejemplo pedirme que me case con él.
A Harry se le cayó el alma a los pies. ¿_______ casándose con Tyler? ¿Aquel gorila jugando a ser el padre de ese niño? Sería sobre su ca­dáver.
—Ahora que ya sabes lo de mi embarazo... —Le empujó en el pecho.
Él se negó a moverse. Por fin, cuando se dio cuenta de que él no iba a dejarle pasar, ______ se volvió a sentar y le dirigió una mirada encolerizada.
—Ahora que lo sé, vamos a discutir nuestras opciones —le dijo él, sentándose a su lado. Harry intentó mantener la calma, pero el co­razón le latía a toda velocidad.
— ¿De qué opciones me hablas? —le dijo casi a gritos—. He ve­nido a informarte en persona en vez de optar por el camino fácil y llamarte por teléfono. Pero voy a tener el bebé. No me persuadirás de ninguna manera para que ponga fin a...
— ¡Eso es lo último que quiero! —El mero pensamiento ya le horrorizaba.
Ah. —Parecía sorprendida—. Mira, no te pido nada. Sería genial para el niño que te involucraras en su vida, pero si no... —Encogió los hombros—. Hay muchas madres que crían solas a sus hijos.
_______ era independiente y lo suficientemente decidida como para ocuparse ella sola de todo. Harry admiraba su tenacidad, pero al mismo tiempo quería sacudirla.
Eligió las palabras con mucho cuidado.
—Así que ¿no te casarías con Tyler si te lo pidiera?
—Pues no lo he considerado. Y lo cierto es que no me lo ha pe­dido; sólo he supuesto que podría hacerlo.
 
Una suposición, según pensó Harry, bastante acertada. Tyler la amaba y aprovecharía cualquier cosa que la hiciera suya. Además, el hombre podría afirmar que el niño era suyo. Y estaría en lo cierto. Pero Harry no pensaba darle la oportunidad. Quería a ese bebé. Y, a pesar de todas sus mentiras, también quería a ________. La quería demasiado, el deseo que sentía por ella iba más allá del control. Así que él estaba perversamente contento con el giro de los acontecimientos.
Esta vez, él era lo mejor para ella. Jamás dejaría que otro hombre la tocara. Jamás le permitiría que deseara que ocurriera.
— ¿Es por algo contra Tyler o contra el matrimonio en general?'
________ frunció el ceño.
—Tyler ha sido mi mayor apoyo a lo largo de estas últimas semanas. No sé demasiadas cosas sobre lo que hacía antes de empezar a trabajar conmigo, pero me da igual. Es sólido. ¿Casarme con él…? no creo que funcionara. He visto tipos que son los padres más devotos del mundo y que se pasan por el club una vez a la semana buscando algo más.
—No todos los hombres son así —protestó Harry.
_______ arqueó una ceja dorada.
—La mayoría, sí.
—Sólo algunos —la corrigió—. Y eso también lo hacen algunas mujeres. — ¿Cómo se tomaría ella esa declaración? ¿Se sentiría culpable?
________ encogió los hombros.
—Ellas no frecuentan el club por las noches.
Aquellas preguntas no habían obtenido los resultados que buscaba. Tenía que cambiar de táctica.
—Dejemos eso, ¿te casarías por el bebé?
— ¿Con Tyler? —Ella vaciló un buen rato y luego suspiró—. Quizá.
Harry sopesó la información sin dejar de tamborilear los dedos. Aunque no parecía muy entusiasmada con la idea, no había dicho que no. Tenía que impedirlo.
—No era mi intención arruinarte el cumpleaños. Yo sólo pensé... que deberías saberlo. —Se levantó de nuevo de la silla—. Te llamaré cuando nazca el bebé.
— ¡Espera un momento! —Harry maldijo para sus adentros, ella lo hacía tensarse como la cuerda de un violín. Seguía sin saber qué era lo que quería _______, pero tenía que arriesgarse a decir y hacer lo que fuera necesario para que tanto ella como el bebé formaran parte de su vida—. No te vayas, me alegro de que estés embarazada.
— ¿De veras? —Ella frunció el ceño sin parecer demasiado con­vencida—. ¿Te alegra de verdad?
—Estoy muy feliz. Es el mejor regalo de cumpleaños que haya recibido nunca. —Apretó los puños para no tocarla—. Pero no quiero que me llames cuando nazca el bebé. Me gustaría involu­crarme más en la vida de este niño. Quiero estar presente cuando dé el primer paso, cuando le salga el primer diente, cuando diga la pri­mera palabra, cuando tenga su primera cita... También quiero estar presente durante el embarazo.
Ella lo miró sorprendida.
— ¿Qué... qué quieres decir? ¿Quieres acompañarme al médico en las revisiones?
—Sí. Quiero estar a tu lado durante toda la experiencia. Estoy preparado para ser padre. Seré un buen padre. —«Ésta es la decla­ración más comedida del siglo»—. No te decepcionaré.
Harry vaciló antes de decir más. ¿Sería convincente su entusiasmo? ¿La atraería o la repelería? Tenía que sopesar los riesgos. ______ tenía miedo y él tenía que tomar precauciones.
—Bueno... —Ella asintió con la cabeza; parecía algo horrori­zada—. Gracias. Sería útil...
Harry pensaba ser mucho más que útil.
— ¿Sabes?, casarse tiene ciertas ventajas —señaló él—. Ventajas financieras, por supuesto. Pero además, los niños dan mucho tra­bajo. Que alguien te ayude aligeraría mucho la labor, en especial cuando se pusiera enfermo o te diera mala noche, o necesitaras tra­bajar hasta tarde. Y ¿qué me dices de la seguridad? Es algo que te ha preocupado últimamente. Un marido os protegería a ti y al niño. Y todo te resultaría más fácil. Y el bebé tendría la estabilidad que proporcionan una familia, dos padres y un apellido. El amor de un padre y de una madre.
_______ se quedó paralizada.
— ¿Quieres que me case con Tyler?
¡Maldita sea! Había llegado el momento de detener aquel juego verbal y poner las cartas boca arriba.
Harry se puso en pie, se inclinó sobre ella y, arriesgándolo todo, le encerró la cara entre las manos. Clavó los ojos en ella y le sostuvo la mirada, sintiendo hasta en los dedos de los pies el agudo zumbido que provocaban en él aquellas pupilas azules.
Cuando la vio en el centro comercial, jamás hubiera imaginado que ______ iba a mentirle de esa manera. Pero aun así, la quería.
—No. Quiero que te cases conmigo.


 
* * *
 


—... Y eso es todo.
Eran las cuatro de la madrugada y estaba en el interior de «Las sirenas sexys». El club ya había cerrado y ______ miraba nerviosa a Sadie y a Tyler.
— ¿Así que te dejó preñada y salió corriendo? —gritó Tyler. La tensión de su cuerpo no dejaba lugar a dudas. Quería golpear algo... preferentemente la cara de Harry—. ¿Dónde se ha metido? Quiero verlo ahora mismo.
_______ suspiró.
—No salió corriendo. Y dice que quiere casarse conmigo. Aunque no entiendo la razón, supongo que por el bebé.
Tyler soltó un bufido.
—Eres guapísima. Inteligente. Tienes clase... Y vas a tener a su hijo. ¿Por qué razón no querría casarse contigo?
—También cree que soy una prostituta y creo que piensa que el niño es tuyo.
—Ojalá —masculló Tyler por lo bajo.
Pero ella le oyó. ¿Podría sentirse peor?
—Su propuesta me sorprendió.
— ¿Piensas aceptar a pesar de que le diste una buena patada en el cu*lo la última vez que estuvo aquí? ¿Después de la despreciable manera en que te trató?
_______ se mordisqueó los labios. Lo había pensado mucho. Ser la esposa de Harry, que su hijo tuviera su nombre en la partida de nacimiento sería beneficioso. Le daría estabilidad, dinero —aunque no lo necesitara— y, si le daban a elegir, prefería que el niño creciera  disfrutando de la compañía de su padre.
Sin embargo, Tyler tenía razón. Toda la volatilidad y los jueguecitos mentales que Harry y ella habían sostenido la última vez que ha­bían estado juntos, no podían volver a repetirse. Si aceptaba su propuesta, tenía que dejárselo muy claro.
Pero aunque se llamara tonta de todas las maneras que conocía, amaba a Harry y no le rechazaría.
—Me las arreglaré.
— ¿Cómo? —Gruñó Tyler—. Prácticamente te rompió el cora­zón la última vez.
—He dicho que me las arreglaré.
Ni siquiera quería pensar en la posibilidad de perder a Harry por culpa de aquella novia suya tan perfecta... se estremeció. Era algo que le daba miedo. Pánico. Y una aguda y dolorosa tristeza.
—Estás loca —gritó Tyler—. Acuérdate de cómo te trató a ti, ¿qué clase de padre crees que sería?
—Creo que sería un buen padre —respondió ______, sintiendo una opresión en el pecho—. En cuando se sobrepuso a la sorpresa de saber que estaba embarazada, pareció entusiasmado con la idea de tener un bebé. Afirmó que quería verse muy involucrado.
—Quizá con eso sería suficiente —sostuvo Tyler—. No es ne­cesario que os caséis.
—Es posible —intervino Sadie—. Pero yo aprendí de la manera más dura que hubiera sido mejor estar casada cuando los tribunales le concedieron a Kenneth la custodia de nuestro hijo Ben por culpa de mi pasado.
—No puedes casarte con Harry sólo porque te dé miedo lo que él pueda hacer. Maldita sea, yo me casaré contigo. Estoy deseándolo.
______ cerró los ojos. Había sospechado que Tyler pronto diría esas palabras y ella debería alegrarse. Ante los tribunales, en un hi­potético caso de reclamación de custodia, estar casada con Tyler obraría a su favor.
Pero no podía hacerlo. Aunque la propuesta de Harry hubiera sido práctica, le había alegrado el corazón llenándoselo de una innegable esperanza. La de Tyler sólo la había llenado de pesar.
 
Era cierto que podía esperar y ver cómo se comportaba Harry con el bebé. Si era muy posesivo, siempre podía aceptar la oferta de Tyler. Pero si era honesta consigo misma, había echado muchísimo de menos a Harry durante las últimas semanas. Era como si alguien le hubiera arrancado una parte de su vida. La parte más temeraria de su corazón todavía albergaba aquel sueño de vivir en una casita con una valla banca, el sueño que le fue arrebatado cuando tenía quince años y su vida se fue al garete. Y aquellos sueños los quería hacer realidad junto al hombre que amaba. Lo único que podría me­jorar aquella situación sería que él también estuviera enamorado de ella.
Y si comenzaban a vivir juntos, en vez de compartir sólo una se­mana, quizá algún día... Y si no, tendrían que criar a ese niño y esa sería su principal preocupación.
—Lo aprecio mucho, Tyler. Pero no quiero que sacrifiques tu vida por mí.
—No sería un sacrificio —le dijo con solemnidad—, sino un honor.
—Deberías encontrar a una mujer que te amé y tener hijos con ella —dijo en voz baja pero firme. Tyler tenía que asumir que con ella jamás llegaría a nada, en especial ahora.
Había tomado una decisión. Se dio la vuelta.
— ¿Adónde vas? —le preguntó Sadie.
_______ observó que Tyler apretaba los dientes pero que, juiciosa­mente, no la miraba. Le había hecho daño y se sintió culpable. ¿Por qué no podía amarle? Siempre la apoyaba, siempre se preocupaba por ella, era divertido e interesante. Pero era su amigo, no su amante. Puede que Harry fuera sofisticado y complicado... y muchas más cosas terminadas en «ado» en las que ahora no podían pensar. No parecían tener nada en común.
Pero... era Harry quién la atraía. _______ se sentía especial con él. Por él. Puede que discutieran mucho, pero cuando la tomaba entre sus brazos o le mostraba su lado más tierno, algo en su interior le decía que aquello era lo correcto.
Acarició el brazo de Tyler en una disculpa silenciosa.
—Voy a llamar a Harry.
— ¿A estas horas de la noche? —Sadie la miró como si estuviera loca.
_______ encogió los hombros, intentando aplastar aquella ridícula sensación de vértigo. Puede que terminara por lamentar la decisión que acababa de tomar, pero ahora estaba segura de lo que iba a hacer. No sólo era por el bebé; aquella era la última oportunidad que tenía de vivir su cuento de hadas y pensaba intentarlo con todas sus fuerzas.

—Me dijo que le llamara en cualquier momento. Creo que si vamos a casarnos, debería decírselo ya.




FIN DEL CAP 11
Invitado
avatar


Invitado

Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por Invitado Sáb 22 Feb 2014, 8:20 pm

Capítulo 12
 


Harry se enderezó la corbata y esperó junto al ventanal del Bonheur mientras el sol entraba a raudales por las ventanas aquel radiante mediodía de noviembre. El olor a rosas y lirios flotaba en el aire, li­geramente empalagoso. ______ apareció en el pasillo al otro lado de la estancia, estaba vestida de blanco y parecía etérea, elegante y muy nerviosa.
— ¿Estás seguro de que quieres seguir adelante? —le susurró Niall al oído.
Al otro lado de Harry, Sadie, vestida de azul, apretó los labios.
Tenía muchas dudas. Todavía le conmovía el tema del bebé, pero mientras esperaba junto al juez de paz que ______ llegara hasta él, se dio cuenta de muchas cosas. Como marido y mujer no sólo iban a tener que tratarse civilizadamente, como ella le había exigido, sino que tendrían que vivir el día a día. Ajustar sus vidas. Encontrar pun­tos en común. Acostumbrarse a compartir espacio, prioridades y sentimientos. Convertirse en esposos y padres. Y para lograrlo, ten­drían que confiar el uno en el otro.
¿Serían capaces de lograrlo con un matrimonio que se basaba en una enorme mentira? Harry tragó saliva.
En la primera fila, en los bancos reservados para los familiares del novio, estaban sentados sus padres con las manos entrelazadas, todavía juntos después de casi cuarenta años de convivencia. Pare­cían inseguros. Le habían dicho que en un matrimonio eran tan im­portantes el compromiso y la obligación como la honestidad y la comunicación. ______ Y él se casaban por obligación, pero aún les faltaba mucho para conseguir lo demás.
Cuando llamó a sus padres para decirles que se casaría al cabo de seis días y les explicó sus razones, su madre había intentado disua­dirle un par de veces. Pero él se mantuvo inamovible. Tenía que en­contrar la manera de que aquello funcionara.
—Estoy seguro—respondió a Niall con un susurro.
 
Detrás de los padres de Harry estaban sentadas sus hermanas con sus respectivas familias y un puñado de tías, tíos y primos. Además estaban Daniela y sus dos hermanos, Logan y Hunter, unos cuantos amigos de Harry y varios colegas. Su lado estaba lleno, y podría haber invitado aun a más gente. La parte de ________ estaba casi vacía.
Tyler ocupaba un lugar en la segunda fila. Tenía el ceño fruncido y una expresión tan siniestra que parecía que quisiera matar a alguien. Que aquel hombre no hubiera intentado impedir el matrimonio y exigido sus legítimos derechos, o incluso que no hubiera solicitado una prueba de paternidad, le había dejado perplejo. Quizá ______ le hubiera pedido que se mantuviera al margen, y el orgullo impedía que Tyler luchara por ella. Incluso así, Harry no comprendía que fuera capaz de contenerse. Él no lo habría logrado. No obstante, quizá Tyler no quisiera cargar con la responsabilidad que suponía un bebé.
Zayn y Morgan Cole estaban sentados detrás del guardaespaldas. Había más personal del club y del restaurante ocupando sitios suel­tos aquí y allá, pero la primera fila, reservada para la familia, estaba vacía.
Hasta ese momento, no se había preguntado si asistiría la familia de _____. Que no hubiera ido nadie le había entristecido. En el hos­pital, después del ataque, Tyler afirmó que ella no tenía familia. ¿Sería verdad? ¿No tendría realmente ningún pariente que le impor­tara lo suficiente como para pedirle que la acompañara en el día de su boda?
Harry se giró y miró a su novia fijamente. Santo Dios, resultaba extraño. _______ era una novia preciosa. Llevaba el pelo suelto sobre los hombros, unos pendientes de perlas, y un velo de tul adornado con brillantes abalorios le caía suavemente por la espalda hasta las caderas. El vestido era muy sencillo. De manga larga y con un escote en V que acababa justo donde empezaban los pechos, a los que el corpiño de seda se amoldaba a la perfección. Tenía algunos abalo­rios más en la cintura, desde allí la falda caía en cascada hasta cubrirle los pies. En las manos llevaba un pequeño ramillete de capullos de rosa del mismo tono rojo que su lápiz de labios.
_______ estaba muy hermosa, pero parecía algo asustada. Harry apretó los dientes, decidido a dejar atrás las mentiras que había entre ellos y dispuesto a esforzarse todo lo posible para que aquello fun­cionara. Ella le había ofrecido un regalo inesperado. Y a pesar de que ella mentía —y de lo que él callaba—, una parte de él todavía la amaba.
Cuando ______ se acercó, él alargó la mano hacia ella. Lo miró fi­jamente, con aquellos pálidos ojos azules, ahora rojos e hinchados. Parecía como si ______ no hubiera dormido y se hubiera pasado la noche llorando. Resultaba evidente que también ella tenía dudas. ¿O sería la culpa? Harry se puso tenso de inmediato.
Se obligó a sonreír. Ella respiró hondo y, por fin, puso una mano fría encima de la de él, preguntándole con la mirada lo que no podía pronunciar delante de toda esa gente: ¿por qué quería casarse con ella?
Responder no tenía sentido. La verdad no serviría más que para hacer pública su vergüenza, separarlos y enviarla de vuelta a los bra­zos de Tyler. Harry guardaría su secreto. Y si el niño se parecía al guar­daespaldas... Harry cerró el puño. No podía hacer nada salvo cruzar ese puente cuando llegara el momento. Pero ahora lo mejor sería tranquilizar a su novia y ser bueno para ella durante el resto de sus vidas.
—Estás guapísima —le dijo. Una sonrisa iluminó la cara de _______.
Entonces, el juez de paz comenzó la ceremonia. Las palabras no fueron más que un borrón. Harry respondió cuando le tocaba e ______ hizo lo mismo, con voz aguda y temblorosa.
Entonces llegó el momento de los anillos.
Le tendió la mano a Niall, que se inclinó hacia él.
— ¿Estás realmente seguro? —le susurró su primo.
Harry se limitó a mover los dedos con impaciencia. Con su suspiro, Niall le puso el anillo en la palma de la mano. Entonces se volvió hacia _____ y le deslizó el anillo en el dedo mientras recitaba sus votos.
Amar. Honrar. Ser fiel. Hasta la muerte. ¿Podrían conseguir que funcionara?
Cuando bajó la mirada al anillo, ella contuvo el aliento. Él sonrió.
A principios de semana, _______ le preguntó si quería uno. Él le respondió que sí, que le gustaría llevar alianza. Al parecer, ella había supuesto que él le compraría otra. Pero cuando fue a devolver el anillo de Emily, otra sortija había captado su atención. Tenía tres piedras preciosas que parecían representar el pasado, el presente y el futuro. Lo consideró una señal. La gema del medio tenía dos qui­lates y las de los lados, uno. Estaban engarzadas en una banda de platino. No tenía más adornos ni filigranas. Era sencilla y resplandecía igual que _______.
— ¿Te gusta? —susurró Harry.
Ella asintió con los ojos muy abiertos. Una estú*pida sensación de felicidad atravesó a Harry. Puede que aquel matrimonio estuviera abo­cado al desastre, pero ya había conseguido que ella se sintiera espe­cial. Por ahora, era suficiente.
En ese momento, el juez se dirigió a _______. Todavía agitada, ella le deslizó en el anular una alianza de platino. Era sencilla y bonita, justo lo que él habría elegido.
—Con este anillo... —tragó saliva—. Yo te desposo. Prometo amarte, honrarte y serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad durante todos los días de mi vida.
_______ respiró hondo y le miró a los ojos. La seguridad en sí misma había desparecido. Parecía ansiosa, nerviosa. ¿Le preocuparía que descubriera su mentira?
Contuvo una sonrisa irónica y le cogió las manos con las suyas. El juez hizo una pausa y les miró fijamente.
—Puede besar a la novia.
Bien, eso era algo que quería hacer desde que el sábado ella volvió a aparecer repentinamente en su vida. Desde entonces habían resuelto los detalles de la boda por teléfono y correo electrónico, de manera fría e impersonal. A principios de semana, él tuvo que irse a Nueva York y no regresó a Lafayette hasta el día anterior. La ceremonia era tan sencilla que no fue necesario ensayarla, así que Harry había organi­zado una cena tranquila para que ______ conociera a sus padres. No había estado a solas con ella ni un solo segundo. No la había tocado desde aquella desastrosa noche en el dormitorio del club.
Se moría por besarla.
Harry le cogió la cara entre las manos y se inclinó hacia ella. ______ le rodeó la cintura con los brazos, como si él fuera su ancla, y esperó, jadeante, a que la besara. Él rozó los labios con los suyos suave­mente. Un toque, una caricia. Un suspiro compartido. Harry se recreó, rozando su boca una vez más, ahora con más firmeza. Le atravesó una oleada de deseo aguda, fiera y exigente. Los labios de _______ se ablandaron y se separaron bajo los de él. Harry se sintió tentado a su­mergirse en aquella boca, a ahogarse en ella y mandar a los invitados al infierno.
«Más tarde.»
Éste era su primer beso como marido y mujer, y su familia y sus  amigos estaban mirándoles. Más tarde, ella comprendería con exactitud lo que él quería de ella y lo mucho que la deseaba.
—Señoras y señores —dijo el juez de paz—. Los señores de Lucas Traverson.
Los asistentes aplaudieron entusiasmados mientras la pareja re­corría el pasillo. Zayn Cole se acercó para estrecharle la mano. Daniela le besó en la mejilla y le susurró lo mucho que deseaba que fuera feliz. Sadie abrazó a _______. Tyler continuó mirando a todo el mundo con el ceño fruncido.
El fotógrafo, un amigo de Harry, les esperaba. Les sacó algunas fotos, los hizo moverse de un lado a otro. Harry sintió un estremeci­miento de placer cuando sugirió que besara otra vez a la novia para poder plasmarlo para la posteridad.
Contenerse esta vez resultó más difícil. El primer beso sólo había servido para estimular su apetito, para que la bestia hambrienta que tenía en su interior volviera a la vida. Tenerla entre sus brazos, to­carla, acababa convirtiéndose siempre en algo exquisito. Tener el derecho a hacerlo cada vez que lo deseara, era intoxicante.
 
El resto de la celebración transcurrió de manera tranquila. Cor­taron la tarta nupcial que él había hecho a primera hora de la ma­ñana. Era sencilla y blanca, con virutas de escarcha adornando el borde de cada uno de los tres pisos. Había cintas de dulce caramelo blanco por la superficie, así que parecía un elegante paquete. La mesa donde reposaba, estaba adornada con flores recién cortadas.
_______ Y él no concretaron nada específico después de que él se hubiera ofrecido para organizar la celebración. Ahora, Harry esperaba, lleno de nerviosismo, saber si a ella le gustaba lo que había planeado.
— ¿La has hecho tú? —Le susurró _______—. Es preciosa.
—Está rellena de crema suiza con amaretto. Espero que te guste.
Cortaron juntos la tarta envueltos por los flashes de las cámaras. Él le ofreció un trocito, y cuando ella gimió al probarla, la satisfac­ción de Harry fue completa. Entonces, ella le ofreció otro a él con dedos temblorosos. El deseo estalló en el interior de Harry, haciendo que casi perdiera el control.
Harry todavía intentaba controlarse cuando Niall se levantó para hacer un brindis.
—Después de un primer encuentro muy poco apropiado, habéis elegido compartir un futuro que os deseo esté lleno de amor y de todo lo mejor que la vida puede ofrecer. Felicidades.
_______ levantó el vaso y se inclinó hacia Harry.
—Es imposible que lo haya pensado él solo.
Harry se río por primera vez en el día.
—Estoy seguro de que Daniela le ayudó.
En ese momento, Sadie se levantó para hacer otro brindis.
—Por una gran jefa, una buena amiga y un inmejorable ser hu­mano. _____ siempre está ahí para sus empleados, ya sea para con­solarles o tenderles la mano. Te mereces toda la felicidad del mundo. Harry, no hace mucho que te conozco, pero espero que seas una fuerza poderosa y positiva en su vida y que la ames como se merece. Por qué vuestra vida juntos sea larga y feliz.
Unos momentos después, comenzó a sonar la música suave que él había elegido. Harry se levantó y le tendió la mano. _______ lo miró sorprendida.
— ¿Bailamos?
Ella se mordisqueó los labios y se puso en pie. Caminaron entre los silenciosos invitados que observaron cómo la cogía entre sus brazos. Era una delicia sentirla contra él, casi demasiado bueno. El deseo de Harry creció un poco más y enterró el rostro en el cuello de _______. Su olor a melocotones y canela estaba mezclado con un per­fume ligero y enloquecedor que le hizo arder por la necesidad de abrazarla, desnudarla y poseerla.
—Me ha parecido una ceremonia preciosa —murmuró ella—, pero estoy segura de que a tus padres les hubiera gustado una boda más fastuosa.
 
Una que no fuera tan apresurada y en la que la novia no fuera una bailarina de striptease embarazada. Harry sintió el dolor que encerraban esas palabras. Le alzó la barbilla con un dedo.
—Mis padres lo único que quieren es que sea feliz. He decidido casarme contigo y no me arrepiento. Sadie nos ha deseado una vida larga y feliz. Vamos a empezarla mirando al futuro y no al pasado.


 
* * *
 


Las palabras que Harry le había dicho en la pista de baile resonaron en la mente de _______. ¿Realmente podrían mirar hacia al futuro sin que el pasado se interpusiera?
— ¿Qué estoy haciendo? —preguntó ______ en voz alta mientras Sadie la ayudaba a quitarse el vestido de novia en el cuarto de baño del Bonheur.
—Me hiciste la misma pregunta cuando te estabas poniendo el vestido. La respuesta no ha cambiado.
—Sé que esto es lo mejor para el bebé. —Suspiró con la cara oculta entre las manos—. Pero es que estoy completamente enamorada de Harry y jamás seré para él otra cosa que el útero donde crece su hijo.
—Eso no lo sabes. Cuando le veo mirarte, yo veo algo más.
— ¿Irritación?
 
______ sabía que eso no era cierto, pero no sabía por qué él se había casado con ella. Se había mostrado dispuesta a otorgarle todos los derechos legales que quisiera. Harry le había hablado de algunas ra­zones para casarse... pero todas la beneficiaban a ella. ¿Qué ganaba él?
Y la incertidumbre en las caras de sus padres le preocupaba. No era desaprobación, vale, pero aun así... ¿qué ocurriría si ésta aca­baba por aparecer? ¿Qué pasaría si su trabajo, su vida y su pasado se convertían en la manzana de la discordia entre Harry y su familia? ¿O entre Harry y ella misma? Harry apenas la conocía. Y esperaba que jamás se enterara de algunas cosas.
Sadie negó con la cabeza.
—No, no es precisamente irritación. Más bien lujuria incontro­lable. Pero hay algo más.
A ______ le daba miedo esperar que Harry sintiera algo por ella. Apartó a un lado esos pensamientos y se quitó el vestido de novia. Entonces le dio la espalda a Sadie.
— ¿Puedes aflojarme el corsé?
La joven vaciló.
— ¿Por qué quieres quitártelo? Es muy sexy. Harry se morirá de lu­juria cuando te vea.
________ se mordió el labio inferior y se preguntó si eso sería bueno. Había notado el deseo de su marido en los besos que le había dado, y también cómo respondía su propio cuerpo. Bueno, era algo que sucedía cada vez que estaban en la misma habitación. En el mismo edificio. Pero para sacar adelante un matrimonio tenía que existir algo más que sexo fantástico y un niño en camino. Y no podrían conseguirlo si él seguía considerándola una stripper.
—Prefiero quitármelo.
—Pero es tu noche de bodas —le recordó Sadie.
—Algo que jamás imaginé que tuviera. —Anhelado, tal vez, pero hacía catorce años que había olvidado las fantasías románticas. Co­nocía a los hombres. Harían o dirían cualquier cosa para lograr llevarse a una mujer a la cama. ¿Por qué se había atado a él? Alguien que probablemente acabaría siendo un bastardo mentiroso que le arruinaría la vida.
«Porque has sido tan estú*pida como para enamorarte de él, y to­davía esperas que el bebé sea el broche final para ser la familia per­fecta, y que viviréis felices y comeréis perdices. Sí... eso era.»
Ni en un millón de años se hubiera imaginado que un hombre se le metería bajo la piel y que se sentiría tentada a retenerle. Pero que­ría demasiado a Harry para no casarse con él. ¿Qué ocurriría si se daba cuenta de que ella le amaba? ¿Y si le correspondía?
— ¿No quieres que la noche de bodas sea memorable?
_________ estaba bastante segura de que lo sería.
—Aflójalo, por favor.
Sadie soltó un bufido.
—Espero que lo sustituyas por algo igual de sexy.
—Claro que sí —mintió.
Con una risita de regocijo, Sadie le desabrochó el corsé. ______ se lo quitó y dio las gracias a su amiga, que se alejó para guardar el vestido de novia en su funda protectora.
Luego la propia _______ guardó el corsé con el vestido. Se puso un sujetador blanco de encaje con un tanga a juego, cogió la percha que había colgado en la pared y se vistió con una falda color cho­colate y una sencilla blusa blanca. Después de cambiarse de zapatos, se quitó el velo y, tras doblarlo y colocarlo con el vestido de novia, salió del cuarto de baño.
Harry conversaba con sus padres cerca de la puerta. Los invitados estaban abandonando las instalaciones del Bonheur. Vio el nuevo Ja­guar de Harry más allá de la acera.
Harry la miró de arriba abajo y se acercó a ella. ______ sintió un hormigueo en el vientre. Se había sentido muy segura de sí misma cuando su única intención era seducirlo. Conseguir llevarse a un hombre a la cama era fácil. Mantenerle allí cuando te has enamorado de él y toda la confianza en ti misma ha desaparecido, era mucho más difícil. ¿Qué demonios hacía ahora? ¿Y mañana? ¿Y el resto de su vida?
Harry cogió la bolsa de ______ y la acompañó junto a sus padres. Cuchicheaban entre ellos. ______ sabía que Harry les había dicho que estaba embarazada, y sospechaba que también les había puesto al corriente de que era la propietaria de «Las sirenas sexys». Pero no pensaba avergonzarse ni disculparse. ¿Hacerlo cambiaría algo las cosas? Probablemente todo parecía peor de lo que era porque su familia no había asistido a la boda. Habría supuesto que su familia la había repudiado. Y, en cierta manera, así había sido.
¿Qué habría pensado su madre si hubiera estado allí?
______ apartó a un lado aquel pensamiento. Aunque la mujer que le dio la vida se había muerto hacía sólo unos meses, los años y las demás cuestiones que las separaban las habían convertido en extra­ñas.
—Gracias por haber venido avisándoles con tan poco tiempo —les dijo—. Me alegra que hayan podido acompañarnos. Sé que significa mucho para Harry.
La madre de Harry, Clarissa, levantó la mirada hacia el padre, An­thony, que le brindó una sonrisa afectuosa.
—Os deseamos a Harry y a ti toda la felicidad del mundo.
No era exactamente un «bienvenida a la familia», pero por algo se empezaba.
—Gracias.
— ¿A qué hora es mañana vuestro vuelo? —preguntó Harry.
Entonces, Harry quedó con sus padres en recogerlos para almorzar y luego llevarles al aeropuerto. Abrazaron y besaron a su hijo, le es­trecharon la mano a ella y se marcharon.
_______ miró a su alrededor. Ya no quedaba nadie en el interior del Bonheur. Había que hacer una limpieza a fondo. En la cocina había demasiados platos sucios para pensar ahora en ellos. El suelo estaba hecho un desastre y también habría que limpiarlo. Ya se ocuparía de todo al día siguiente.
Antes, Harry y ella tenían que disfrutar de su noche de bodas.
— ¿Preparada? —le preguntó Harry con suavidad.
«No. Dios mío, no. ¿Qué sé yo de matrimonios?»
________ respiró hondo.
—Claro que sí.


 
 
* * *
 


Resultaba evidente que Harry no se dirigía a su casa. Iba hacia el oeste, más allá de los límites de Lafayette. ______ vaciló. El silencio que llenaba el coche estaba lleno de tensión y de expectación. Odiaba romperlo, pero...
— ¿Adónde vamos?
Harry le dirigió una mirada tan ardiente que la hizo estremecer hasta la punta de los pies. Las sombras del atardecer contribuían a mantener la atmósfera de intimidad que reinaba en el interior del vehículo. _______ respiró hondo.
—Es nuestra noche de bodas.
¿Quería eso decir que él había planeado algo?
—Pensé que iríamos a casa.
Harry negó con la cabeza.
—Tenemos que celebrar como se merece nuestra primera noche como marido y mujer.
No habían hablado de eso. ¿Estar una noche a solas con Harry como... su esposa? Los nervios le hicieron sentir un enorme nudo en el estómago. Mantendrían relaciones sexuales, eso estaba claro. Pero él hacía que aquello sonara como... algo más.
No obstante, él había pensado en un romántico baile de bodas, había hecho la tarta y comprado ese enorme anillo. Todo lo cual fue completamente inesperado para ella. ¿Por qué? ¿Cuál era la razón?
Por supuesto, se había casado con ella exclusivamente por el bebé. ¿O también lo habría hecho por el sexo? Si era así, _______ sabía exactamente lo que ocurriría en cuanto se cansara de ella. Veía a hombres en esa situación todas las noches en el club. Entonces, ¿para qué hacer algo especial esa noche? La boda había sido un espectáculo en honor de sus padres; lo comprendía. ¿Ahora que esta­ban solos desaparecería cualquier atisbo de romanticismo?
—No haces más que mirar el anillo.
Aquellas palabras la sobresaltaron.
—Es precioso.
Harry hizo una pausa.
—Me recordó a ti en cuanto lo vi.
______ intentó que aquellas palabras no la conmovieran.
—Gracias. No tenías por qué...
—Lo sé. Pero quería hacerlo y, aunque ésta ha sido una boda un tanto precipitada, no es razón para no tener sólidos símbolos de nuestra unión.
________ se mordisqueó los labios. Harry decía unas cosas tan boni­tas... Pero notaba algo en él, un indicio de cólera. ¿O sería cosa de sus nervios?
— ¿Por qué no ha venido tu familia? —le preguntó él—. Sé que tu madre ha muerto...
Santo Dios, ¿por qué tenía que preguntarle justo eso?
—Soy hija única, y no he visto a mi padre desde que se largó. Yo tenía cuatro años.
Harry frunció el ceño.
— ¿Tías, tíos, primos?
Ella negó con la cabeza. Lo cierto es que hacía años que no pen­saba en ellos. No se había atrevido a ponerse en contacto. Era pro­bable que sus primos estuvieran casados, que ya tuvieran hijos. También era probable que su tía Anna ya se hubiera jubilado.
—Ninguno. ¿Podemos hablar de otra cosa?
Él abrió la boca como si fuera a decir algo, pero la cerró. Pasó un largo y silencioso minuto antes de que finalmente hablara.
—Si alguna vez quieres hablarme de tu familia, me gustaría es­cucharte.
—Tú mismo has dicho que tenemos que centrarnos en el futuro, no en el pasado. Creo que es una idea excelente.
Harry suspiró y apretó el volante.
— ¿Tienes hambre? No has comido demasiado.
No, y comenzaba a sentir debilidad. Desde que supo que estaba embarazada, había intentado no saltarse comidas como solía hacer. Intentaba comer algo por lo menos dos veces al día, y galletitas sa­ladas y zumo de manzana entre horas.
—Debería comer algo.
Él sonrió.
—Yo me encargaré de todo.
Igual que se había encargado de todo esa semana. La mayoría de los hombres se habrían limitado a aparecer en la ceremonia. Pero él se había ocupado de enviar las invitaciones, del almuerzo, de la tarta, del anillo, del fotógrafo... Ella apenas había sugerido algunas cosas necesarias. A _______ le había gustado todo lo que había hecho. Todo había sido muy elegante, probablemente para complacer a sus pa­dres. Ella se limitó a comprar su vestido y las flores.
Se mordió el interior de la mejilla. Se sentiría mejor cuando su­piera a ciencia cierta por qué se había casado con ella. Si era sólo por el bebé... o si había algo más.
—Apenas hemos tenido oportunidad de hablar sobre el bebé —dijo él, rompiendo de nuevo el silencio—. ¿Qué tal ha ido el em­barazo hasta ahora?
«Por fin, un tema seguro.»
—Lo único malo es que estoy cansada todo el día. Estoy to­mando vitaminas. E intento cenar fruta y algo de verdura. Durante el resto del día no me apetece comer nada. No tengo náuseas, pero no me entra nada hasta por la tarde.
—Quiero que me cuentes todo lo que notes.
No era una pregunta, pero ______ detectó un rastro de preocupación en su voz. Sabía que debería mantenerse en guardia ante pa­labras como ésas, pero el tono de Harry la complació demasiado.
—Lo haré.
 
Unos minutos después llegaron a un bed & breakfast en un pueblo cercano. El sol se estaba poniendo por detrás de una casa antigua de ladrillo y había un montón de cabañas un poco más alejadas. Era un lugar precioso, parecían haber llegado a una época pasada. Era muy romántico, y a _______ casi se le detuvo el corazón.
Lo suyo era un matrimonio de conveniencia, un amor no corres­pondido. Harry ya había hecho demasiado y, además, la llevaba allí para disfrutar de una noche de bodas de verdad. Aquel hombre la abrumaba. Lo que era una estupidez. Probablemente lo único que quería era sacar provecho de la situación. Y aun así, a _______ se le llenaron los ojos de lágrimas.
Respiró hondo, intentando contener sus sentimientos.
—Es un lugar precioso. Gracias.
Harry aparcó en el camino de acceso.
—Espérame aquí un momento. Ahora vuelvo.
Cuando regresó, llevaba un enorme llavero de latón en la mano. Condujo el vehículo por un camino de tierra que rodeaba la casa principal hasta una pequeña casita azul con un coqueto porche donde había dos mecedoras. El letrero de la puerta indicaba que se llamaba «Dulce Rendición».
El nudo que ______ tenía en el estómago se apretó más. El pulso se le disparó.
Él abrió la puerta con la llave. Antes de que ella pudiera asomar la cabeza, Harry la alzó en brazos. _______ soltó un gritito.
—Es la tradición —la riñó. Entonces entró con ella en brazos y cerró la puerta de una patada.
El interior de la cabaña era confortable y acogedor. Había alfom­bras hechas a mano sobre el viejo suelo de madera. Las paredes de madera estaban cubiertas de alegres cuadros. Las cortinas de encaje y el mobiliario rústico añadían un toque encantador al conjunto.
La dejó encima de un sofá de piel y se arrodilló ante ella para descalzarla, acariciándole de paso las pantorrillas. ________ se estre­meció ante la mirada en sus ojos.
—Parece que no dormiste mucho anoche. Descansa. Prepararé la cena.
Nadie se había encargado de ella como Harry, y era maravilloso. Debería levantarse, insistir en hacer algo. Pero lo más seguro es que aquel tratamiento especial no durara demasiado, y dejar que él se ocupara de todo era muy tentador.
—Cierra los ojos —le exigió él.
Ella accedió. Si se fiaba del pasado, ______ iba a necesitar de todas sus energías para esa noche.
Se despertó un poco más tarde, justo cuando él colocaba en la mesita una ensalada de pasta y verdura. Como le sucedía desde que estaba embarazada, _______ estaba famélica a la hora de la cena, y disfrutó de cada bocado.
—Está buenísima.
Harry se terminó también su plato.
—Ahora el postre.
«Asombroso.»
— ¿Cuándo hiciste todo esto?
—Esta mañana. Niall y Daniela lo trajeron antes de la boda.
Harry había pensado en todo, y cada una de esas cosas la hacía sen­tir especial. Pero una vez más, la omnipresente pregunta inundó su mente: ¿por qué?
Sin esperar respuesta, Harry se levantó y desapareció en la pequeña cocina. Regresó unos momentos después con una botella de cham­pán y una copa aflautada, la descorchó con un estallido. _______ su­puso que bebería solo, ya que ella no podía probar el alcohol. Antes de dar un sorbo, él desapareció otra vez, volviendo a aparecer al ins­tante con dos copas llenas de mousse de chocolate y una fuente de fresas cubiertas de chocolate.
—Tiene un aspecto delicioso. Te has tomado demasiadas mo­lestias.
—Ya que sólo pienso casarme una vez, no me parecen tantas. —Tenía una expresión muy solemne cuando cogió la copa para brindar—. Por mi hermosa esposa y el comienzo de nuestra vida juntos.
«Pregúntale ahora o cállate para siempre.»
— ¿Lo dices en serio, Harry? Dejando a un lado que vamos a tener un bebé, no tenemos nada en común salvo sexo fantástico.
Harry arqueó una ceja oscura y pasó el dedo por el borde de la copa.
—Cuando te dirigías a Dallas la semana pasada, ¿deseabas volver a verme? ¿Me echaste de menos un poco?
________ vaciló. Pero ¿por qué mentirle cuando ella buscaba la verdad?
—Sí.
—Yo te eché muchísimo de menos, y cuando te vi allí, me sentí muy feliz. Hay... existe algo entre nosotros.
Ella contuvo el aliento. Sus esperanzas crecieron un poco más. ¿Sería realmente posible que algún día se enamorara de ella?
« ¿Realmente existe la posibilidad?»
La esperanza se disolvió. Le dolió profundamente, pero no pudo evitar sentir miedo. Era como una espina clavada en su alma. ¿Cuándo la había querido alguien?
Tenía que olvidar todos esos pensamientos hasta el día siguiente y vivir el momento. A pesar de los votos y de todo lo que le había dicho, él podría irse muy pronto.
 
Harry levantó la copa y bebió un sorbo, saboreando el champán. Entonces frunció el ceño.
—Podría saber mucho mejor.
— ¿Cómo?
Harry curvó sus sensuales labios en una sonrisa.
—Sabría mucho mejor sobre ti.
 
Aquél fue todo el aviso que tuvo ______ antes de que Harry sumer­giera el dedo en la copa y se lo pasara por los labios. Apenas tuvo tiempo de olerlo, de sentir el cosquilleo de las burbujas antes de que Harry se inclinara sobre ella, con los ojos resplandecientes y ardientes, y la devorara con un beso abrasador.
El aliento abandonó su cuerpo lleno de ardor y necesidad. Se movió hacia él y Harry la apretó contra el sofá, amoldando sus labios a los de ella y perdiéndose en su boca. Profundamente. Era como si las últimas siete semanas de separación no hubieran transcurrido. Su cuerpo le conocía, se humedecía, le ansiaba, se preparaba para él.
Harry se apretó más contra ella gimiendo, derribando las últimas barreras y borrándole los pensamientos con aquel beso ardiente. Sin ser consciente de lo que hacía, _______ llevó las manos a su pelo, y le acarició la nuca. Necesitaba enterrar los dedos en sus cabellos de la misma manera que necesitaba embriagarse de su olor.
De repente, él se apartó y le frotó más champán en los labios. Ahora los sentía hormigueantes y temblorosos, y casi no podía es­perar a sentir su boca sobre la de ella otra vez. Harry no la decepcionó, la saboreó y bebió de ella como si no pudiera saciarse.
________ se preguntó si ella lo conseguiría alguna vez.
—Necesito más—le exigió él, quitándole la chaqueta y desabro­chándole los botones de la blusa—. Ahora.
Harry clavó los ojos en los de ella. En ellos brillaba la abrasadora promesa del éxtasis que le esperaba y la silenciosa declaración de que tenía intención de satisfacerla hasta dejarla saciada por com­pleto. Ella se estremeció. El deseo latió entre sus piernas. La sangre le hervía en las venas. No podía esperar a sentir la piel cálida de Harry, a que se sumergiera en ella tan profundamente que no pudiera pen­sar en otra cosa que en el latido del deseo y en la salvaje oleada que la cubriría al alcanzar el clímax, arrastrando a su paso cualquier tipo de inhibición.
Después, Harry le soltó el sujetador, le tiró bruscamente de la falda y le desgarró el tanga. Ahora estaba desnuda y a merced de un hom­bre que parecía no tener nada que perder. ________ se estremeció.
—Desnúdate —dijo _______ con voz áspera, tirándole de la cha­queta.
Él le apartó la mano y cogió una fresa bañada en chocolate.
—Abre la boca.
Era imposible oponerse a una orden tan enérgica. En cuanto se­paró los labios, él le puso la dulce fruta en la lengua. El sabor le ex­plotó a través de los sentidos, y lo saboreó con fruición cuando el chocolate se le derritió en la lengua. Harry tomó un sorbo de champán y la observó con una mirada ardiente.
En cuanto ella tragó, él se acercó de nuevo, abriéndole la boca con la suya. El chocolate que le quedaba en la lengua burbujeó con el champán de la lengua de Harry. Los sabores se entrelazaron para crear algo irresistible. Acercándose todavía más, ella le comió la boca, necesitando más, y él se lo dio, ahondando el beso interminablemente. ________ se quedó sin respiración.
Uno momento después, él se alejó, acercándose a la mesita.
— ¿Un poco de mousse?
________ jadeó, incapaz de responder, y se quedó mirando cómo Harry cogía una cucharada de mousse y se la ofrecía.
«¡Oh, Santo Dios!» Aquel hombre era capaz de crear los sabores más asombrosos. ________ cerró los ojos y gimió. Cuando los abrió, él estaba tomando otro sorbo de champán, y se inclinaba para darle otro beso.
Esta vez, ella anticipó el sabor —afrutado, persistente, cre­moso—, y se habituó a él. Cada vez que él rozaba su lengua contra la de ella el sabor de las burbujas añadía el complemento perfecto a la dulce armonía del postre.
_______ le aferró los hombros para quitarle la chaqueta y acercarle todavía más. Él se retiró poco a poco, y cogió de nuevo la copa de mousse mientras dejaba caer la cuchara, que aterrizó sobre la alfom­bra. _______ se sobresaltó, pero él no se dio cuenta. Metió dos dedos en la suave textura y cogió un poco de mousse.
— ¿Q-qué vas a hacer?
 
________estaba tan aturdida y abrumada que apenas podía respirar. Harry la había besado, la había desnudado, y ella corría el peligro de perder la cabeza por completo. Y ni siquiera le importaba. Ahora ne­cesitaba recorrer aquel volátil camino hacia el placer, ese placer que sólo él la hacía alcanzar.
Harry la hizo separar las piernas sobre el sofá y luego esparció la mousse entre los hinchados pliegues femeninos. _______ se quedó sin aliento ante la sensación del postre helado y los cálidos dedos de Harry en su sexo, e intentó mantener la calma por todos los medios.
A él ya no le quedaba ninguna. Agarró la botella de champán y la inclinó sobre ella. Entonces el líquido burbujeante se derramó sobre los pechos de Dulce, por su abdomen, le llenó el ombligo... y cayó sobre su sexo provocando una sensación que la dejó sin res­piración.
Con una pícara sonrisa, Harry clavó los ojos en el mojado cuerpo de la joven y en el clítoris cubierto de chocolate.
—Ahora, tomaré el postre.


 

FIN DEL CAP 12
Invitado
avatar


Invitado

Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por juliaperez17 Lun 03 Mar 2014, 6:31 am

Siguelaaa
juliaperez17
juliaperez17


Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por ZoeyMaik899 Lun 10 Mar 2014, 8:34 pm

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

SIGUELLAAAAAAAAA ME MUEROOOO

COMO TE ATREVES A DEJARLA ASI?:

"Ahora, tomaré el postre."   




CONTINUALA!






Zoey.
ZoeyMaik899
ZoeyMaik899


Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por valeriasilva393 Vie 04 Abr 2014, 7:35 pm

heyyyy you !! debes continuarla estoy muriendo :'( ... quiero ,necesito saber q pasa , tu novela es interesante .....por cierto nueva lectora reportandose , me llamo valeria y soy de Venezuela wiiiiiiiiiii ok no :-P ,SIGUELA plisssss ;-)
valeriasilva393
valeriasilva393


Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por valeriasilva393 Vie 04 Abr 2014, 7:41 pm

como uno hace para pasar de pag? Mmm.....
S
i
g
u
e
l
a


p
o
r
f
i
s


s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a


s
i
g
u
e
l
a
jajajajajaj :-| siguela :-D
valeriasilva393
valeriasilva393


Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por valeriasilva393 Vie 04 Abr 2014, 7:42 pm

como uno hace para pasar de pag? Mmm.....
S
i
g
u
e
l
a


p
o
r
f
i
s


s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a

s
i
g
u
e
l
a


s
i
g
u
e
l
a
jajajajajaj :-| siguela :-D
valeriasilva393
valeriasilva393


Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por Invitado Lun 07 Abr 2014, 11:25 am

Capítulo 13
 
Aquél era su paraíso particular. Harry pasó la lengua por el sexo feme­nino; chocolate y champán se unieron al sabor natural de ______ para atraparle al instante. Se arrodilló al lado del sofá y se abalanzó sobre ella, instándola a separar más los muslos y manteniéndolos así con la anchura de sus hombros.
Cuando la saboreó otra vez, _____ movió agitadamente las ca­deras y gimió; el sonido hizo que Harry se excitara todavía más. Que se acercara peligrosamente a aquel punto en el que perdía el control.
Esa noche no le importó.
Volvió a disfrutar el tentador sabor de su esposa, lamiéndole el clítoris. _______ contuvo el aliento y cerró los puños sobre su pelo. Aquella punzada de dolor en el cuero cabelludo hizo crecer la ne­cesidad de Harry.
Cogió la copa de mousse de la mesita y esparció un poco más de dulce entre los cálidos pliegues, después vertió otro chorro de cham­pán sobre el hinchado clítoris. ______ se quedó sin respiración. Harry se inclinó y tomó el duro brote con la boca, succionándolo a la vez que introducía un par de dedos en la mojada y estrecha abertura. Ella gritó de placer.
Los músculos internos de ______ palpitaron con fuerza en torno a sus dedos, hambrientos y exigentes, y Harry no pudo dejar de ima­ginar qué sentiría ella cuando fuera su miembro el que la llenara. Cualquier cosa de esa mujer, su esposa, le hacía sentirse hedonista y posesivo. Hacer el amor con ella era algo indescriptible. _____ le excitaba más que cualquier otra mujer, y no era algo que él pudiera —o quisiera— evitar.
Al apaciguarse el orgasmo de _______, cogió un poco más de mousse con los dedos y lo extendió sobre el pezón. Cuando lo lamió y lo chupó con fruición, ella gimió.
—¡Harry! Ooooh... —jadeó ______ con la cara y el pecho ruborizados de placer.
Dios, qué hermosa era. Mientras se arrancaba la ropa y la tiraba de cualquier manera sobre el respaldo del sofá, Harry vio de reojo la mano izquierda de ______ y el diamante que brillaba en su dedo. Era suya.
Incorporándose, alcanzó la copa aflautada de champán y la volcó sobre el valle entre sus pechos. Ella contuvo el aliento cuando él la cubrió con su torso. El líquido se calentó entre sus cuerpos mientras se frotaban sensualmente uno contra otro. Harry cogió una fresa y se la ofreció.
—Cómetela —dijo con voz ronca y dominante.
_______ se lo quedó mirando fijamente con sus asombrosos ojos azules, centelleantes de excitación y curiosidad, y él se sintió un poco más cautivado. Ella separó aquellos exuberantes labios y se los hu­medeció con la lengua antes de aceptar su ofrenda. Harry le metió la fresa bañada en chocolate en la boca. Cuando la mordió, _____ gimió. Cerró los ojos. El miembro de Harry se estremeció cuando la impaciencia y la necesidad le hicieron hervir la sangre. Se moría por perderse en su cuerpo.
Mientras ella masticaba la fruta bañada en chocolate, él se bebió el último sorbo de champán. En el momento en el que ella tragó, él se adueñó de su boca con un ávido beso, saboreando la sutil mezcla de sabores, disfrutando de la manera en que ella abría la boca, aceptándole profundamente en su interior. Pero Harry quería más.
Sujetándola firmemente por las caderas, exploró los resbaladizos y cremosos pliegues con el glande antes de comenzar a penetrarla con fuertes envites, buscando el refugio que tanto había echado de menos durante las últimas siete semanas.
Estrecha. ______ era jodidamente estrecha. Él siempre tenía que hacer fuerza para penetrarla y esa noche no fue una excepción. Un empuje, otro, otro más... Cada vez que se introducía un poco, los músculos internos de Dulce creaban una pecaminosa fricción que le hacía contener el aliento. Tuvo que apretar los dientes para no dejarse llevar por aquel demoledor placer que le hacía perder el sen­tido.
Por fin, estuvo totalmente sepultado en ella. ______ gimió con deseo, frotando su lengua contra la de él y ciñendo su polla con sus músculos internos. ¿Cómo hacía eso? Era tan perfecta que jamás podría tener suficiente de ella.
El cuerpo femenino se tensó debajo del suyo. _______ le clavó las uñas en los hombros y le apresó las caderas con las piernas. Su es­posa se amoldó a su ritmo y se contorsionó bajo aquellos empujes cada vez más bruscos.
El aliento femenino era como una pluma ardiente sobre la sen­sible piel de su cuello. Él se estremeció sin control. El sexo con _______ siempre era más que deslumbrante, más que enloquecedor, más que cualquier cosa que él hubiera experimentado antes. Pero esa noche, saber que ella era suya en todos los aspectos, le despojaba de cualquier atisbo de control.
—Sí —murmuró ella—. Dios mío, sí... ¡Harry!
—Joder, es tan bueno, cariño. Estás temblando.
—Estoy a punto...
Eso era algo que él no se podía perder. Ella palpitó en torno a él y Harry tuvo que aferrarse a sus caderas para seguir embistiendo, con­virtiendo cada empuje en un placer que le hizo jadear, gruñir y ansiar vaciarse en el interior de su mujer.
—Córrete para mí —le exigió Harry—. ¡Ahora!
Ella se tensó todavía más, jadeando, y abrió los ojos al alcanzar el orgasmo. Sus miradas se encontraron y la sensación de conexión fue tan potente que él sintió una opresión en el pecho.
Harry no tuvo ninguna posibilidad de resistirse. El éxtasis inundó su cuerpo mientras el clímax hervía en su interior, haciéndole explo­tar finalmente. Harry gritó, se estremeció y se hundió en ella. La sen­sación fue tan perfecta que deseó quedarse allí para siempre. De haber podido elegir, nunca se hubiera movido.
Ahora estaban casados. Legalmente y en todos los aspectos. Había llegado el momento de dejar a un lado el tema del embarazo y conseguir que su matrimonio funcionara. Por lo menos, quería poseer la confianza de ______, ser su mejor amigo. Ser el hombre al que ella recurriera para cualquier cosa.
Pero en lo más profundo de su ser, Harry sabía que se estaba en­gañando a sí mismo. Quería mucho más. Quería todo lo que ella pudiera darle. Y no descansaría hasta que ______ fuera suya por completo.
* * *
La luz de la luna se filtraba a través de las ventanas cuando _______ se desperezó, sintiendo que el cuerpo le dolía en un millón de luga­res deliciosos. Se maravilló de lo preciada y saciada que se sentía. Cada vez que se acostaba con Harry terminaban sucumbiendo a una pasión enloquecedora, pero esa noche... _______ no pudo evitar sus­pirar de dicha.
Después de aquel devastador interludio en el sofá, casi se quedó dormida. El inoportuno insomnio de la noche anterior, unido al es­trés y al cansancio que le provocaba el embarazo, hizo mella fi­nalmente en ella. Él no protestó por la interrupción de la noche de bodas que tan cuidadosamente había planeado. La llevó a la enorme bañera de la cabaña y la sumergió en el agua. Con exquisito cuidado, Harry la lavó, incluido el pelo, a pesar de que ella insistió en que podía hacerlo sola.
Sus protestas no sirvieron de nada.
Después, la peinó y le secó la melena. Un momento después la dejó sobre la cama más acogedora que ella hubiera visto nunca, firme pero suave, y con almohadas mullidas en las que se hundió con abandono. La acomodó entre las sábanas, desnuda como el día que nació, y luego se tendió a su lado, besándola tiernamente en los labios. ______ se quedó dormida en el instante en que su cabeza tocó la almohada.
Se despertó unas horas después, reconfortada por la respiración profunda y rítmica de Harry a su lado. Y el olor de su marido le inundó las fosas nasales, tentándola. Se acurrucó contra el calor que emitía y le pasó suavemente la palma de la mano por el pecho duro, por el musculoso abdomen y, luego, le rozó la creciente erección con la punta de los dedos.
Entonces la bombardearon destellantes imágenes de la pasión de Harry, de aquella romántica noche de bodas que ella jamás había esperado, de las sensaciones con las que había inundado su boca y su cuerpo, de sus tranquilizadoras caricias cuando la bañó.
Se le llenaron los ojos de lágrimas y se le puso un nudo en la garganta. Y pensar que ella creía que no podría querer nada más. Aque­lla noche sus sentimientos habían crecido hasta casi ahogarla. ______ no se engañaba, incluso aunque el matrimonio fracasara, su corazón siempre pertenecería a Harry.
La había fascinado desde la primera vez que le vio. Era inteligente y poseía una bondad que ella no solía ver en sus clientes. Cuando Harry y ella se conocieron, él no quiso tener nada que ver  con ella, No es que hubiera sido rudo o irrespetuoso, pero se mantuvo alejado.
Entonces surgió aquel inesperado encuentro dominical del verano anterior. Cuando él la llamó para hacerle aquella escandalosa proposición: «fo*llar con Niall y con él a cambio del favor culinario que eligiera». Harry sabía que ella estaba a punto de inaugurar el res­taurante y que no sería tan tonta como para no aceptar. Casi se sintió como una prostituta, pero sabía de sobra la credibilidad que él pro­porcionaría a su negocio. Y hubiera sido una tontería, sintiendo la atracción que sentía por Harry, rechazar la propuesta.
Aquella noche salvaje, Niall se largó sin ni siquiera tocarla... y Harry fue insaciable. Increíble. Pero no la trató en ningún momento como a una mujerzuela. De hecho, se comportó como si jamás se hubiera sentido tan cautivado, como si nunca hubiera deseado tanto a una mujer. Bien sabía Dios que lo que compartió con él le impe­diría sentir nada con ningún otro hombre. A la mañana siguiente, ella se despertó deseándole otra vez... pero se encontró la cama vacía.
En lo más profundo de su corazón había esperado que aquel asombroso encuentro condujera a algo más. Así que mentiría si decía que no le había dolido despertarse sola. Pero también mentiría si decía que no se lo esperaba.
Durante las semanas posteriores, ella intentó pensar algo con lo que poder atraerle de nuevo, esperando que los recuerdos de aquel sexo asombroso fueran una base sólida para construir algo. Pero sólo lo volvió a ver cuándo lo obligó a cumplir su parte del trato. El hecho de que él se hubiera resistido y de que tuviera una nueva novia fue un hachazo para su corazón... Pero en lugar de perder la espe­ranza, había seducido a Harry... sólo para darse cuenta de que él pen­saba que también se acostaba con Tyler y que la consideraba una auténtica mujerzuela.
Así que, a pesar de la explicación de Harry, su insistencia en casarse con ella no tenía sentido. Era la misma mujer y tenía la misma ocu­pación. Tyler, a quién Harry creía su amante, seguía siendo su guardaes­paldas. ¿Cuál era la diferencia? Que ella estaba embarazada. Sí, puede que él la hubiera echado de menos durante las semanas que habían es­tado separados, pero ¿era eso suficiente para casarse con ella?
Y ahora se sentía más atada a él. La noche anterior, con su pasión y su ternura, él la había dejado hecha polvo. No tenía ninguna otra manera de describirlo. Harry había logrado que dejara caer las defen­sas que jamás dejaba que nadie traspasara. Hubiera querido o no, Harry había conseguido que ella fuera irrevocablemente suya. ______ esperaba que, al menos en parte, Harry también fuera suyo.
—Piensas demasiado —murmuró Harry, rodando para quedar frente a ella.
El pelo negro le cayó sobre los hombros y coqueteó con los mús­culos de su pecho. En la oscuridad del dormitorio, sus ojos parecían oscuros y ardientes. A _______ se le aceleró el pulso.
Sería tan fácil caer en sus brazos y dejar que todo lo que iba a ocurrir entre ellos simplemente ocurriera. Sin embargo, hacía mucho tiempo que _______ no veía el mundo de color de rosa. Necesitaba saber por qué Harry se había casado con ella, preguntarle por qué la había llevado allí. Pero si quería saber si se había casado con ella sólo por el bebé o por el sexo, iba a tener que cambiar de táctica.
—Tengo muchas cosas en la cabeza —respondió ella finalmente.
—Ayer fue un día muy estresante.
_______ asintió con la cabeza.
—Casarse es una enorme responsabilidad y, en realidad, no hace tanto tiempo que nos conocemos. Si te das cuenta, sólo hemos pa­sado juntos cinco días.
Harry le apartó el pelo de la cara.
—Parece poco, pero... de alguna manera, para nosotros es sufi­ciente.
_______ comprendía exactamente lo que él quería decir. Cada ins­tante había sido un descubrimiento lleno de conflictos. Estar juntos era lo mejor y, la manera en que chocaban sus caracteres, lo peor.
—Necesito... —Santo Dios, se le estaba revolviendo el estó­mago y no tenía nada que ver con los trastornos que provocaba el embarazo. ¿Qué ocurriría si Harry se reía, se burlaba o se enfadaba por su pregunta?
«Entonces sabrás.»
— ¿Qué necesitas? —la apremió él, pasándole la punta de los dedos por el hombro desnudo. Ella se estremeció.
— ¿Qué sientes por mí?
Aquella pregunta le sorprendió. Lo vio vacilar antes de seguir acariciándola.
—Es una pregunta muy directa, pero no esperaba otra cosa de ti.
—Soy muy pragmática.
—Es cierto.
Ella se defendió.
—No me ha quedado más remedio.
Le acarició la mejilla mientras la miraba con una expresión tierna.
—No creo que sea nada malo. De hecho, es una de las cosas que más me gustan de ti.
Aquello la conmovió.
—Entonces, ¿te gusta cómo soy?
Harry sonrió como un niño pillado con la mano dentro de un bote de galletas.
—Eres lista, fuerte y tenaz. Zayn me contó de qué manera te com­portaste después del ataque de Peter, a pesar de que te resultó un in­fierno.
Vale, todo eso estaba muy bien, pero hasta ahora no había men­cionado el amor. Aunque tampoco lo esperaba, se sintió decepcio­nada.
______ luchó contra aquel sentimiento. Quizá el amor que ella sentía fuera suficiente para los dos.
Suspiró. No sabía nada de relaciones, pero dudaba mucho que la devoción unilateral fuera suficiente. Después de lo sucedido la noche anterior, necesitaba retroceder un poco y reconstruir las de­fensas que protegían su corazón.
—Gracias —masculló, alejándose de él.
Harry la sujetó por el brazo y la hizo caer contra su torso, uniendo sus cuerpos.
— ¿Adónde vas?
—A vestirme para ir a trabajar. El Bonheur quedó ayer hecho un desastre.
Él la apretó más.
—El restaurante está en perfecto estado a estas horas. Lo han limpiado de arriba abajo y los menús de hoy ya están preparados.
_______ se quedó boquiabierta.
— ¿Quién...? ¿Cómo lo sabes?
—Hice algunas llamadas y me encargué de todo.
Como se había encargado de todo lo demás. Parecía que no podía dejar de enamorarse de él una y otra vez.
—Gracias.
Harry era considerado, se anticipaba a sus necesidades y se ocupaba de satisfacerlas. ¿Quería decir eso que quizá sintiera algo más que ad­miración por ella? ¿O estaría ______ dejándose llevar por una espe­ranza *beep* en vez de proteger su corazón cómo debía?
—Trabajas demasiado. —Harry le pasó el pulgar por el arco de la frente mientras la miraba a la cara con una expresión que ella no pudo descifrar—. Me parece admirable, pero me preocupas.
—La admiración en un matrimonio... —«No es suficiente.» Contuvo las palabras—. Estoy segura de que ayuda mucho.
Él le encerró la cara entre las manos.
—No he dicho que eso sea lo único que siento por ti.
El corazón de ______ se saltó un latido. Harry le rodeó la cintura con un brazo y, con la mano libre, le hizo levantar el muslo y se lo colocó sobre la cadera, haciendo que separara las piernas. La besó en la boca. Le mordisqueó el cuello y le sopló en la oreja. _______ se estremeció y se le puso la piel de gallina. Su cuerpo se puso alerta, como si supiera que le reclamaba su amo y señor y se preparara para que lo poseyera.
Pero lo que la hizo retener el aliento fue la expresión en la cara de Harry. Decía que ella le importaba. Muchísimo.
—Oh... —suspiró ella.
—Ahora que estamos casados, debemos ser honestos. Comunicarnos. —Acercó de nuevo la boca a la de ella, y _______ tuvo que es­forzarse para centrarse en sus palabras cuando él siguió murmurando—: Lo cierto es que jamás había sentido por una mujer algo tan profundo como lo que siento por ti.
¿Más de lo que había sentido por Daniela? «Bum, bum, bum.» El corazón amenazaba con salírsele del pecho.
—Pareces sorprendida.
—Lo estoy. Sé que has mantenido relaciones antes...
—Han quedado atrás. —Apoyó la cabeza en la palma de la mano, mirándola fijamente—. ¿Qué sientes tú por mí?
«Estoy tan ridículamente enamorada de ti, que sólo siento miedo.»
—También me importas mucho. Más de lo que pensé que sería posible.
_______ no se atrevió a confesar nada más. Si lo hacía se sentiría demasiado vulnerable, porque sabía por experiencia que, cuando le dices a un hombre lo que él espera oír, es como si te arrodillaras a sus pies.
—Bien. —Harry sonrió, su expresión era tan íntima en la oscuri­dad que a ella se le encogieron los dedos de los pies—. Tenemos que conseguir que este matrimonio funcione.
¿Y se suponía que ella debía saber cómo?
—De acuerdo.
— ¿Qué necesitas de mí? —susurró él—. ¿Qué buscas en un ma­rido?
Lo cierto es que ella nunca había pensado sobre el tema.
—Alguien a quién le guste y me respete, que me entienda. Disfruto de tus atenciones, me gusta que te hayas ocupado de todo, pero no es necesario. Necesito que sepas que yo también soy capaz de hacerlo sola.
Él le rozó los labios con el pulgar, luego tomó posesión de ellos en un beso breve pero intenso que la calentó un poco más.
—Creo que puedes hacer cualquier cosa que te propongas.
______ se sintió llena de orgullo.
—Gracias. No sé si sabré compartir lo que pienso. Supongo que he vivido y trabajado sola demasiado tiempo.
Eso, y que apenas había sobrevivido a la última traición que su­frieron sus sentimientos y su confianza. Pero él no necesitaba cono­cer tantos detalles.
—Espero que no te importe que te haga muchas preguntas. Me gusta saber qué sientes y quiero sentirme involucrado en el Bonheur o en cualquier otra cosa que quieras hacer. Te ayudaré en todo lo que pueda. Sólo tienes que pedírmelo. Y no me entrometeré en tus ne­gocios a menos que algo me parezca peligroso o un error. Sé que durante años te las has ingeniado muy bien sin mí y no me atrevería a pensar que eso va a cambiar.
Santo Dios, justo cuando ella pensaba que las defensas que ro­deaban su corazón ya no podían caerse más...
—Gracias.
—Si crees que me extralimito, dímelo. Yo sólo quiero pedirte tres cosas.
¿Sería aquella la trampa que había estado esperando?
— ¿Qué?
—Primera, no quiero que vuelvas a hacer striptease. La población masculina de Louisiana no tiene por qué ver desnuda a mi mujer.
—De acuerdo. —Lo último que ella quería era quitarse la ropa ante un montón de borrachos y babosos desconocidos. Qué él no quisiera que la vieran desnuda le hizo palpitar el corazón.
—Bien. En segundo lugar, necesito que confíes en mí. Después del ataque de Peter, me di cuenta de que te violaron en algún momento de tu vida. No necesito que me des ahora los detalles, pero quiero que sepas que puedes confiar en mí y contarme cualquier cosa.
Ella ya sabía que él había sacado algunas conclusiones bastante veraces, pero ¿no iba a presionarla? El alivio de ______ fue casi tan­gible. Había oído a otras bailarinas que los cavernícolas con los que se habían casado pensaban que un certificado de matrimonio les capacitaba para conocer todos los detalles de su vida _______ no creía que ella estuviera preparada para compartir sus más íntimos pensa­mientos.
—Lo agradezco.
—Hmmm. —Harry le suspiró sobre el hombro y le apretó la boca sobre la clavícula—. Yo agradezco la suavidad de tu piel.
Cuando él le deslizó la palma de la mano por un pecho, ella le atrapó la muñeca y le detuvo. Sí, le deseaba otra vez, necesitaba sen­tirle fuerte y exigente en su interior. _______ no tenía medida en lo que a Harry concernía. Pero esa conversación era demasiado intere­sante para interrumpirla ahora.
— ¿Y la tercera cosa?
Él se quedó inmóvil, aunque apretó los dientes.
—Absoluta fidelidad.
Ella se apartó bruscamente como si la hubiera abofeteado.
—Todavía me consideras una mujerzuela.
Harry se acercó a ella, rodeándole la cintura de nuevo con el brazo y arrastrándola hacia su cuerpo.
—No. Sé que no ligas en el club y también que no te tiras a los clientes. Antes de conocerte bien pensaba lo que todo el mundo, que una mujer capaz de desnudarse por dinero, también estaría dis­puesta a abrirse de piernas ante cualquiera que le pagara. Pero tú no eres así.
_______ contuvo las lágrimas inundada por un profundo alivio. Pero entonces se dio cuenta de que en aquella elaborada respuesta, su marido no había incluido a Tyler.
Harry  tenía una docena de razones para pensar que el guardaes­paldas y ella eran amantes. Tyler la tocaba en público, tenía una llave de su casa, la veía desnuda a menudo... Si ella fuera Harry, pensaría lo mismo que él. Insistir otra vez en que Tyler sólo era un amigo, sería contraproducente. Era mejor dejar que Harry se diera cuenta de las cosas por sí solo.
—No sé mucho sobre el matrimonio, pero considero que la fi­delidad es importante. Si me la vas a exigir a mí, yo quiero lo mismo a cambio. Cuando te vayas a Los Ángeles para grabar los programas de cocina la semana que viene, no me importan qué aspirantes a es­trella se te sienten en el regazo.
Harry se rio.
—No me interesa que unas estrellitas de pacotilla se me sienten en el regazo, en la cama o en cualquier otra parte. Estoy completamente embelesado contigo, con estar contigo, dentro de ti...
La voz de Harry bajó una octava y su mirada oscura se volvió in­sinuante y apasionada. Él entrecerró los ojos y, antes de que ella pu­diera pensar o respirar, Harry indagó entre sus muslos y la penetró.
Aquella intrusión inflamó sus pliegues hinchados. Como era ha­bitual, ella estaba mojada para él. Tenía los pezones duros. Él cogió uno entre los dedos, y ella notó un placentero ramalazo de dolor cuando él introdujo su miembro más profundamente. ______ separó más los muslos y empujó las caderas hacia él, desesperada por que la penetrara tanto como fuera posible. Él la llenaba de una manera que hacía que le resultara difícil tomarle por completo. Aceptar toda su longitud y grosor era casi imposible. La sensación de sentirle en su interior era deliciosa y enloquecedora.
Su carne protestó y el ardor en el clítoris casi la volvió loca. Harry continuó concentrado en sus pezones. Le escocían un poco de la noche anterior. Ahora estaban erguidos, duros y sensibles al más leve roce, incluso sentía en ellos el aliento jadeante de Harry. Pero cuando los apretó con fuerza al tiempo que se introducía hasta el fondo en su interior, ella...
Ella gritó.
—Sí —ronroneó él—. Estar dentro de ti, que aceptes cada cen­tímetro de mi polla en este coñito tan apretado y ardiente que tienes, es maravilloso. Me encanta fo*llar contigo. Me he vuelto adicto a ti.
Harry se retiró lentamente, tan despacio, que ella gimió. La dejó sin aliento cuando se entretuvo rozándole los tensos pezones con los pulgares antes de morderle la nuca y penetrarla con fuerza hasta el fondo.
—Cuando no consigo foll*arte, me siento aturdido e irritado. Me duele. No puedo pensar en nada salvo en desnudarte y metértela hasta el fondo, en que me estreches en tu interior y me empapes con tu humedad. Sin condón. Siempre sin protección. No quiero que nada se interponga entre nosotros.
Los condones formaban parte de la vida de _______. Jamás había permitido a ningún hombre que le hiciera el amor sin la protección adecuada, pero lo que Harry provocaba en ella... Santo Dios, no lo podía describir. Incluso sus palabras la hacían sentirse caliente. Siem­pre deseaba tenerlo en su interior, y lo más profundamente posible.
—Cariño, no deberías preocuparte por lo que haré cuando no esté dentro de tu coñito, sino por cómo lograrás que me mantenga alejado de él. Me pones tan caliente que te aseguro que se le van a enfriar muchas comidas, no podrás ducharte sola ni dormir una noche completa. Adoro que estés inflamada, mojada y preparada para mí, y pienso mantenerte de esa manera.
Cada palabra que salía de su boca la excitaba un poco más. En el pasado, cuando los hombres le hablaban así, se sentía como una mujerzuela. Pero había algo en Harry y en la manera en que le susu­rraba, algo casi reverente y asombroso, que hacía que la sensación que creaban los dos juntos fuera especial.
Mientras Harry continuaba moviendo su miembro dentro de su sensible interior, a _______ le comenzó a hervir la sangre, haciendo que le palpitara el clítoris. Las sensaciones la envolvieron cuando él se retiró con una lenta fricción. Ella gimió cuando volvió a introdu­cirse muy despacio y llevó las manos hacia a la espalda, intentando clavarle las uñas en las nalgas. Él se negó a dejarse apresurar. De hecho, se negó a permitir que ella le controlara en absoluto.
—Eres una chica mala —le masculló en el oído—. Tu impacien­cia sólo conseguirá que lo haga más despacio.
Antes de que el confuso cerebro de _______ pudiera entender lo que él quería decir, Harry se retiró y salió de ella. Luego volvió a zam­bullirse profundamente, con unos movimientos lentos, relajados y torturantes.
—Por favor. Más rápido.
Harry se recostó y la besó en la oreja, en la nuca.
— ¿Qué es lo que quieres más rápido?
Santo Dios, Harry quería que se lo dijera con todas las letras. Juga­ron a eso la primera noche que pasaron juntos, hacía ya meses. Ella se resistió, y él fue derribando cada barrera hasta que, finalmente, _______ le suplicó. Entonces llevaron a cabo una docena de fantasías. Que quisiera hacer lo mismo ahora, hacía que su sangre se transfor­mara en lava espesa.
_______ apretó los dientes con fuerza para contener las palabras, pero los relajados movimientos de Harry la dejaban indefensa. En­tonces, él llevó los dedos a su clítoris y comenzó a jugar con el hin­chado botón.
—Dime lo que quiero oír, sabes que en cuanto lo hagas te daré lo que quieres.
Sí, lo haría, pero también la dejaría sin defensas. Ya le había en­tregado su corazón. Pero eso... sería la señal de que le había entre­gado también la última brizna de independencia. Y su alma.
Harry arrastró las puntas de los dedos por el clítoris expuesto, y ella se quedó sin aliento. Él siguió susurrándole al oído.
—Podría hacer esto durante toda la mañana. Estás tan mojada... y a mí me encanta llevarte hasta el límite. Te hinchas y te hinchas... me aprietas de una manera... Mmm.
El placer desgarraba a _______. Le tensaba el vientre. La presión crecía hasta convertirse en una marea ardiente y avasalladora, como si unas tenazas calientes apretaran su resistencia.
Harry se retiró otra vez, y se volvió a sumergir en su apretado in­terior, lentamente, hasta chocar contra aquel lugar tan sensible de su vagina. _______ no podía respirar. La cabeza le daba vueltas. Harry le volvió a rozar el pequeño y necesitado brote otra vez.
— ¡Harry! —le exigió casi sollozando.
—Así, cariño. Sí. Apriétame en tu interior. —Harry se aferró a su hombro y lo usó para impulsarse mientras continuaba entrando y sa­liendo del cuerpo de _______ con un ritmo pausado que casi la volvió loca—. Dime lo que quieres. No podré dártelo hasta que me lo pidas.
Él continuó jugando con ella, desafiándola. Ceder iba en contra de sí misma... Pero Harry sabía muy bien cómo exprimir su cuerpo para que alcanzara el placer. Aquel asombroso ataque a sus sentidos continuó hasta que ella ya no pudo defenderse más.
Sollozó otra vez.
—Por favor...
—Dímelo. Abre esa provocativa boquita y dime lo que quieres.
— ¡Más rápido! ¡Fóllame más rápido!
Y aun ahora, él vaciló. Su aliento, cálido y pesado, cayó sobre el cuello de ________, haciéndola estremecer.
— ¿Más rápido? Y si lo hago, ¿qué harás por mí?
Él quería algo y _______ no sabía qué era. Si hubiera estado en su sano juicio, se habría negado. ¿Quién prometía algo antes de saber lo que era?
Pero _______ no estaba en situación de negociar.
—Lo que quieras —dijo jadeante, intentando que volviera a pe­netrarla.
Harry la agarró con firmeza, impidiéndole cualquier movimiento.
— ¿Lo que quiera?
El placer hervía en el interior de _______, cada vez más espeso y caliente, más apremiante. Un leve movimiento... Lo necesitaba. Ahora. Estaba a punto de explotarle la mente y su cuerpo ya era esclavo de Harry.
—Lo que quieras.
— ¿Y si lo quiero todo? —gruñó Harry.
_______ ya no podía hablar, así que asintió temblorosamente con la cabeza.
—Dime las palabras, mi pequeña esposa. —Movió los dedos, rozando el monte de Venus de la joven, negándole incluso ese roce en el clítoris que la enviaría a la estratosfera.
Santo Dios, ya no podía resistirse a él, ni ocultarle nada de sí misma. Se arqueó hacia atrás, y Harry se deslizó un poco más profun­damente en su interior. Y aún no era suficiente.
— ¡Todo! —El grito resonó en la estancia.
Como un depredador persiguiendo a una presa, Harry se preparó para la estocada final.
— ¿Absolutamente todo?
—Sí —jadeó ella—. Por favor, Dios mío, ¡sí!
—Pues eso es exactamente lo que tomaré —prometió él con voz ronca. Entonces comenzó a embestirla con unos movimientos pro­fundos y despiadados, lo suficientemente rápidos para que la fric­ción fuera cada vez mayor y hacerla subir la montaña de placer que la esperaba.
Apretó los resbaladizos dedos sobre el clítoris otra vez y conti­nuó dibujando círculos diminutos. A ______ comenzó a hervirle la sangre y perdió la cordura cuando el placer la inundó, más grande de lo que su cuerpo era capaz de soportar. Cambió la definición que tenía de sexo asombroso y la unidad de medida por la que evaluar los encuentros con otros hombres. Todos quedaban tristemente en entredicho. Y el éxtasis aún siguió creciendo, convirtiéndose en un rugiente diluvio en el que se ahogó de placer.
Apenas había recobrado el aliento, apenas había recordado su nombre, cuando Harry se movió de nuevo, esta vez deslizando sus dedos resbaladizos alrededor de la fruncida entrada trasera.
Oh, Santo Dios. Él no sólo estaba tratando de dejarla indefensa, estaba tratando de vencerla.
—No.
—Me has dicho «todo» —le recordó él, moviendo sus lubricados dedos sobre la carne que rodeaba el pequeño agujero.
—Es demasiado. —_______ oyó la nota de súplica de sus palabras, pero no le importó.
— ¿Te hice daño la otra vez, la primera noche que pasamos jun­tos?
Él conocía de sobra la respuesta Como para no saberlo, teniendo en cuenta la cantidad de veces que ella se había corrido esa noche. Pero como antes, quería que lo dijera.
—No.
Él presionó un poco más los dedos mientras le lamía el hombro con la lengua.
—Haré que te guste, cariño. Te lo aseguro.
De eso, no le cabía duda.
Ella contuvo el aliento cuando profundizó con los dedos un poco más, sin dejar de deslizarse dentro y fuera de su sexo, provo­cando que las terminaciones nerviosas de _______, que ella estaba se­gura que no podían ser reanimadas, volvieran a la vida. Que centellearan, ardieran, brincaran, latieran.
_______ todavía estaba tratando de ajustarse cuando él se retiró de su vagina. Harry se movió a su espalda y comenzó a presionar con su polla en el ano. La presión era casi dolorosa, y ella siseó al notar que la necesidad resurgía otra vez con una llamarada ardiente cuando él forzó la resistencia de su recto y se introdujo de una manera aparen­temente interminable, hasta que el cuerpo de Harry quedó apretado completamente contra su espalda. Ella hubiera jurado que lo podía sentir en todas partes.
—¡Joder, sí! —Harry le apretó firmemente los hombros, le deslizó las palmas por la cintura, se aferró a sus caderas de una manera bru­tal y desesperada.
—Acaríciate el clítoris. Esto va a ser duro y rápido.
Por fin, la pequeña misericordia que tanto tiempo llevaba nece­sitando. _______ debería decirle que no seguía sus órdenes. Que se acariciaría el clítoris si quería. Pero él ya la había hecho alcanzar un estado imposible de soportar, le había puesto los nervios de punta, le necesitaba.
En cuanto ella comenzó a acariciarse, Harry estableció un ritmo que le robó el aliento. A los pocos segundos, la abrumó. Unas sen­saciones que ella llevaba meses sin sentir estimularon terminaciones nerviosas ávidas de placer y una incontrolable necesidad que exigía cada vez más. Se acarició a sí misma arrastrada cada vez más arriba por aquellos movimientos feroces en lo más profundo de su cuerpo, que inflamaban sus más oscuras fantasías mientras Harry la tomaba exactamente cómo quería, alargando el placer y haciéndola llegar al clímax justo cuando él decidió.
Le pellizcó el pezón y se introdujo hasta el fondo de aquel canal apretado.
—Córrete —jadeó entonces Harry contra su nuca.
El mundo de _______ explotó de nuevo como una supernova. Brotaron de sus ojos lágrimas de alivio y de placer. Harry la había devastado, había hecho que se rindiera por completo. Y aún ahora, mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas, él se mantenía en su interior, grueso, duro y exigente, hasta que a ella no le quedó ninguna manera de proteger su maltrecho corazón.
 

FIN  DEL CAP 13
Invitado
avatar


Invitado

Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por juliaperez17 Miér 09 Abr 2014, 2:31 pm

Siguelaa
juliaperez17
juliaperez17


Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por valeriasilva393 Miér 09 Abr 2014, 5:53 pm

SIGUELA * cara pervertida * ..... no pares sigue sigue !! jajaj
valeriasilva393
valeriasilva393


Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por valeriasilva393 Miér 09 Abr 2014, 6:39 pm

SIGUELA * cara pervertida * ..... no pares sigue sigue !! jajaj
valeriasilva393
valeriasilva393


Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por Invitado Miér 17 Dic 2014, 11:36 am

Capítulo 14




 
El domingo siguiente a la boda, _____se apoyó contra el marco de la puerta en el dormitorio principal de su casa y observó cómo Harry metía las últimas prendas en la maleta. Aunque siempre le había 
gus­tado vivir sola, Harry se había mudado a su casa al día siguiente de la boda. Era lo más lógico, entre las grabaciones del programa de te­levisión y las presentaciones de los libros, Harry viajaría a menudo, y ella estaba atada a Lafayette por el club y el restaurante. Que él hu­biera vivido en su espacio personal, usado su armario, su cuarto de baño y sus cajones, le había resultado extraño. Era incluso más or­denado que ella. Y sabía planchar, lo que era toda una ventaja. Pero durante esos días, se sintió invadida en todos los aspectos: su casa, su cuerpo y su corazón.
Ahora, mientras le observaba prepararse para marcharse, ______ se tuvo que tragar una punzada de tristeza. Iba a echar de menos a Harry, probablemente más de lo que debería. Se había acostumbrado a verle en la cocina del Bonheur y a que velara por ella durante las pocas horas que pasaba en el club. Dos días antes, el agente de Harry había filtrado a la prensa la noticia de su boda. Desde entonces, Harry y ______  habían ido en el coche de ésta cada noche, y él se había apretujado contra ella en aquel pequeño espacio. Ella se había acos­tumbrado a que él le llevara un sándwich a la cama, a su presencia reconfortante mientras dormía a su lado y al inevitable —y deli­cioso—despertar. Se había habituado a sus caricias y a la manera en que le hacía alcanzar el orgasmo.
Ahora estaría fuera durante las dos semanas siguientes. No era el fin del mundo, por supuesto, pero su ausencia hacía que ella se sintiera nerviosa y ansiosa.


—Te llamaré en cuanto llegue —le prometió él.
—Gracias.
—¿Te encuentras bien hoy?
______ asintió con la cabeza.
—Estoy un poco cansada, pero es normal.
—No trabajes demasiado. Le he dicho a Sadie que no te quite el ojo de encima.
—Es una cotilla. —_____ cruzó los brazos sobre el pecho con irritación fingida.
—Por eso hablé con ella, sé que me lo contará todo. —Luego cerró la maleta y la dejó en el suelo—. Estaré de vuelta unos días antes de Acción de Gracias y te acompañaré al ginecólogo a la semana     si­guiente.
Era la primera visita al obstetra. La primera vez que oirían el la­tido del bebé.
—Te agradezco que estés aquí para acompañarme.
Él cruzó la estancia y le encerró la cara entre las manos, dirigién­dole una mirada oscura y determinada.
—No me lo perdería por nada del mundo.
Santo Dios, cuando le hablaba así, con esa voz, con esa preocu­pación en la cara, la dejaba absolutamente conmovida. Seguro que él lo sabía.
—Antes de irme quería darte algo que tengo para ti.
Ella lo miró fijamente y frunció el ceño, confundida, cuando él se dio la vuelta y sacó un paquete de su maletín, que estaba apoyado en la pared. Era una caja pequeña, envuelta en papel plateado y brillante. Tenía un elegante lazo de regalo.
Luego se lo ofreció.
—Es un regalo de bodas atrasado.
—¿Un regalo? Pero no tenías por qué...
—Pero quería.




Tragándose el nudo de emoción, ______ deshizo el lazo y desga­rró el papel para encontrarse una caja de color tostado. Después de forcejear con el cartón, sacó el contenido y se quedó sin aliento. Dentro había un marco de fotos doble con dos óvalos entrelazados. A la izquierda había una foto suya vestida de novia. A la derecha, una de ellos dos besándose después de casarse. En el medio, donde los dos óvalos se unían, Luego había hecho grabar sus nombres y la fecha de la boda.




—¡Es precioso!
_______  casi se atragantó con una mezcla de gratitud y amor. Puede que su matrimonio no fuera perfecto y que todavía estuvieran conociéndose, Pero Harry estaba intentando que funcionara. Ella to­davía se contenía. No obstante, algunas veces lo pillaba con los ojos clavados en ella y se pasaba mucho tiempo mirándola antes de res­ponderle; había llegado a sospechar que quizá también él...
—¿Te gusta?
______ notó que los ojos se le llenaban de lágrimas y parpadeó para intentar que desaparecieran.
—Me gusta mucho. Gracias.
Harry le cogió las manos.
—He pensado que quizá podrías ponerlo aquí, en el tocador. —Lo colocó encima del mueble, enfrente de la cama—. Así, cuando yo no esté, podrás mirarlas.
«Y acordarte de mí.» Él no dijo las palabras, pero ______ las oyó en su mente. ¿Por qué no le decía que ella le importaba un poco? ¿Creería que lo iba a rechazar?
—Es perfecto —murmuró ella, acercándose a él y colocándole la mano sobre el duro músculo del bíceps.


Harry la rodeó con los brazos. La besó suavemente en la boca y, como siempre que la besaba, ______ se quedó sin voluntad. La hacía sentir caliente y débil, totalmente embelesada.

Él se apartó con un gruñido de frustración.


—Si seguimos, perderé el vuelo. No quiero ni imaginar cómo iba a explicar que no llegué a la grabación del primer programa porque no pude alejar las manos de mi mujer.



Ella se rió. Hacía años que no lo hacía. Harry era un hombre incre­íblemente sexy, pero vivir con él era... _______  comenzaba a apreciar aquel sentido del humor que añadía un nuevo ingrediente a su atrac­tivo.

Cada día se sentía más enamorada de él. Sabía que aquellos in­sondables sentimientos eran muy peligrosos. Y aun así, no podía evitarlos.


—No necesito que me echen la culpa de nada más. Ya me odian la mitad de las mujeres de Lafayette. No quiero que California tam­bién se convierta en un nido de víboras.
Harry esbozó una sonrisa antes de ponerse serio.
—Quiero decirte algo antes de irme. Peter se ha mostrado muy tranquilo desde que salió en libertad bajo fianza.
—Espero que su padre lo mantenga bajo control.
—Si te pasa algo, si te asustas, sea por lo que sea, no dudes en lla­marme.
—Estarás a más de tres mil kilómetros. Me las arreglaré. Me he puesto ropa de adulta.
—Pues para llevar ropa de adulta, las bragas son tan pequeñas como siempre. —La miró de reojo mientras le metía la mano debajo de la falda y le ahuecaba la nalga desnuda, entonces suspiró—: Ya sé que eres auto suficiente. Los paparazzi que nos han molestado en los últimos días me seguirán a Los Ángeles y no te acosarán a ti. Pero aún así, si tienes algún problema, llámame.
—Sí, papi —se burló ella.
—¿Estoy siendo demasiado protector? —preguntó él.
—Un poco.
Él suspiró.
—Intentaré no serlo. Pero... llámame si me necesitas. O... cuando quieras.
—No te preocupes, lo haré. Pero estaré bien. El bebé estará bien. Las cosas irán genial en el restaurante y en el club. Son sólo dos se­manas.
—Cierto. —Él le pasó las manos por el pelo, luego le acarició la nuca—. ¿Me echarás de menos?
«Como una loca.» Aún no se había ido y ya sentía como si le hu­bieran arrancado un trozo de su corazón.
______ no confió en su voz, revelaría demasiado. Se limitó a asen­tir con la cabeza.
—Te echaré mucho de menos —susurró él contra sus labios.
Y entonces, después de un beso demasiado breve, se fue. Ella se quedó con la mirada clavada en aquel increíble regalo hasta que se le humedecieron los ojos, casi asustada de ser tan feliz. ¿Sería posible que durara tanta felicidad?

* * *




El miércoles a las cuatro de la madrugada, ______ estaba cansada. Había sido una noche muy agitada en «Las sirenas sexys». Había es­quivado más pulpos de los que podía contar. Las únicas bendiciones eran que Tyler no se había apartado de su lado y que a Peter, que había comenzado a rondar de nuevo el lunes por el club, le habían pillado conduciendo bajo los efectos del alcohol y estaba de regreso en prisión, muy lejos de ella.
Entró en casa y se recostó contra la puerta cerrada. No había dormido bien desde que Harry se había marchado y el embarazo la de­jaba sin energías; necesitaba dormir ocho horas seguidas. Maldita sea, hacía frío allí dentro. Tendría que encender la calefacción.
Cuando se acercó para desactivar la alarma, vio que alguien había destrozado la centralita con un martillo y que no quedaba nada que desactivar.
Había trozos de plástico por el suelo y los cables colgaban del panel. Alguien había invadido su casa, igual que había sucedido antes en el club y en el restaurante. ¿Por qué demonios le había dicho a Tyler que no necesitaba que la acompañara a casa?
No se atrevía a subir sola al dormitorio. De hecho, tenía que lar­garse ya de allí.
Dio un paso atrás y salió a la noche oscura. Cogió el móvil. Tyler respondió al primer timbrazo.


—¿Qué te pasa?
—Alguien ha forzado la entrada de mi casa.
Tyler soltó una maldición, una larga retahíla de insultos y palabro­tas que la hicieron estremecerse.
—Todavía estoy en el coche. Llegaré ahí en menos de cinco mi­nutos. Llama inmediatamente a la policía.


Ella asintió con un murmullo, cortó la llamada y se estremeció bajo el impacto del frío aire de noviembre. Habían bajado dema­siado las temperaturas para seguir usando aquellas faldas tan cortas, y deseó haberse puesto un abrigo. Tenía ropa de abrigo arriba, en el armario... pero prefería congelarse que arriesgarse a subir sola.
El telefonista del 911 respondió con rapidez y ______ le facilitó su nombre y dirección. Luego le explicó lo sucedido.
¿Debería llamar ahora a Harry o esperar a que fuera una hora más razonable? En Los Ángeles eran las dos de la madrugada, y los ro­dajes comenzaban siempre tan temprano que él estaría dormido como un tronco.
Antes de que pudiera decidirse, el vehículo de Tyler apareció al final de la calle con el motor rugiendo al máximo. Él se bajó de un salto, se acercó y, rodeándole los hombros, la estrechó contra su cuerpo.


—¿Estás bien?
—Estoy temblando, pero estoy bien.
—Tienes frío.
Soltando una maldición, él se acercó al coche, cogió su abrigo y la envolvió en él. ______ emitió un suspiro ante la sensación de calor, pero el alivio duró poco.
—Enséñame qué has encontrado —le exigió Tyler.
—¿No sería mejor dejar que Remy y sus chicos echen antes un vistazo? —Lo cierto es que no quería ver qué había hecho el intruso en su casa.
—¿Te refieres a no tocar la escena del crimen porque son unos magníficos investigadores? —le preguntó Tyler con un profundo tono de sarcasmo, tan punzante que no tenía nada que envidiar al filo de las cuchillas de afeitar—. Quiero ver la escena por mí mismo antes de que lo estropeen todo.
—Pero ¿no has dicho siempre que...?
—Sí. No nos queda demasiado tiempo antes de que lleguen, sólo voy a mirar. —Cogió un par de guantes en el coche—. Venga, rá­pido.


A ______ se le puso un nudo en la garganta mientras acompañaba a Tyler a la casa. Las preguntas podían esperar.
Una vez dentro del oscuro vestíbulo ella encendió la luz, igual que había hecho antes cuando entró por primera vez. Tyler se acercó a la centralita de alarma y la estudió con los dientes apretados.


—Joder, vaya mie*rda. Cuando entraste antes en la casa ¿hasta dónde llegaste?

—No pasé del vestíbulo, me dio miedo que el intruso estuviera todavía dentro con su amigo el señor martillo.
—Ha sido lo mejor, puede que estuviera acompañado también por el señor cuchillo o el señor pistola. —Tyler masculló por lo bajo—. Buena chica.
Tyler sacó entonces una pistola semiautomática de la cinturilla del pantalón. Dulce se lo quedó mirando fijamente, con los ojos muy abiertos.
—¿De dónde has sacado eso?
—Del coche. Tengo licencia. Ponte detrás de mí —le ordenó mientras se dirigía a la escalera en penumbra.
Una vez arriba, Tyler abrió con el hombro la primera puerta a la izquierda, la de la habitación de invitados, y encendió la luz.
—¿Ves algo fuera de su sitio?


_______  asomó la cabeza por encima de su hombro. Todo estaba exactamente igual que cuando lo había dejado esa tarde. De hecho, había un olor algo rancio, como si aquella puerta no se hubiera abierto desde hacía semanas. Lo que era cierto.
Tyler apagó la luz y movió los hombros intentando relajarse. Avanzaron por el pasillo hasta la habitación donde ______ hacía ejer­cicio. La puerta estaba abierta de par en par, tal como había quedado después de que se entrenara aquella mañana.
Entraron y él buscó a tientas el interruptor. Un momento des­pués, la luz iluminó suavemente el lugar. Todo estaba igual: el saco de boxeo colgando del techo, las pesas, el banco de musculación. In­cluso, sobre la repisa de la ventana estaba todavía el botellín de agua que había dejado allí esa mañana.


—Está igual —murmuró ______.

—Bien. —Tyler suspiró y apagó la luz, intentando relajarse.
—Puede que al destrozar la alarma, desahogara su frustración y se largara. —Pero en el mismo momento que decía esas palabras, _______ supo que allí había estado alguien. Lo presentía... y se sintió muerta de miedo.
Tyler hizo una mueca, como si no quisiera asustarla diciéndole la verdad.
Ella se mordisqueó el labio inferior.
—No sé por qué la policía no recibió el aviso de la alarma.
—Supongo que el muy cab*rón cortó la línea telefónica antes de forzar la entrada, cargándose de paso la conexión con la policía —dijo Tyler con voz sombría—. Si no tienes detectores en las ven­tanas, es probable que haya roto un cristal para colarse.
—Por eso hace tanto frío en el interior. —_______ sintió náuseas.
—Exacto. Luego desactivó la alarma a martillazos. Después no importa lo que hiciera, ni siquiera tenía que preocuparse de que tus vecinos se dieran cuenta de algo. Es más, apuesto lo que sea a que se cargó la centralita simplemente por diversión.
—¿Es algo que haría un ladrón normal y corriente?
Él negó con la cabeza. Salieron al pasillo en dirección al dormi­torio.
—Los ladrones, por lo general, van al grano y no pierden el tiempo. Les gustan las cosas cuanto más fáciles mejor. Por ejemplo una ventana abierta. Pero eso no quiere decir que no sean capaces de hacer lo necesario si creen que pueden obtener algo de mucho valor.
—Pero yo no tengo nada de valor. Ni siquiera un televisor de plasma. El portátil está en la oficina del Bonheur. No tengo dinero ni joyas en casa.
—Y la alianza la llevas puesta, así que tampoco estaba aquí.
Así que Tyler sabía lo del anillo. Y el tono de su voz no sonaba afectado en lo más mínimo. De todas maneras, no la sorprendía.
Cuando Tyler abrió la puerta del dormitorio principal, se detuvo en el umbral.
—¿Dónde está el interruptor de la luz?
—En la pared de la derecha, al lado de la puerta del cuarto de baño.
Él vaciló y luego negó con la cabeza.
—Demasiado lejos en la oscuridad. Por si acaso...
Se alejó del dormitorio y se dirigió al cuarto de baño de invitados, donde encendió la luz. Al instante, quedaron iluminados el pasillo y la entrada de la habitación de ______.
—Espérame aquí. —La voz de Tyler decía que aquello no era negociable.
Sintió un nudo de terror en el estómago. Y lo peor era tener el presentimiento de saber que lo que verían la asustaría más que las notas clavadas con cuchillos que había encontrado antes. Con el co­razón latiendo a mil por hora, Dulce apretó los labios. A pesar de todo, siguió a Tyler sin emitir un sonido.
—No entres tú primero —dijo Tyler.
_______ le ignoró y avanzó hasta que él la cogió del brazo.
—Espérame en la puerta. Y no te pongas delante de la luz, dé­jame ver.
Ella se situó a un lado a regañadientes, intentando ver el interior de la habitación. Un momento después, Tyler encendió la luz.


Aquello era un auténtico desastre. ______ soltó un grito.

La ropa de Harry había sido amontonada en medio del dormitorio, la habían hecho trizas y luego había volcado encima un bote de pin­tura roja. Las sábanas de la cama habían sido arrancadas y tiradas al suelo, y también estaban rotas y empapadas en pintura roja. Lo mismo que la alfombra y las paredes. La furia de quien hubiera hecho eso era palpable. Era un acto de maldad personal, un atentado directo y silencioso a hacia ella.




—¿Quién es capaz de hacer algo así? —A ______ le tembló la voz y se apretó el estómago, preguntándose si no acabaría vomi­tando la cena.
—Peter es mi primer sospechoso.
—Ahora mismo está en la cárcel.
Tyler frunció el ceño con aire sombrío.
—¿Primpton?
—Quiere clausurar el club. Pero para conseguirlo tiene que desprestigiarme públicamente, no asustarme. Haciendo esto no consi­gue nada.
—¿No es posible que quiera asustarte para que abandones la ciu­dad?
—Estoy segura de que le encantaría que lo hiciera, pero después de dieciocho meses intentando desacreditarme, sabe que con esto no conseguirá nada. —Negó con la cabeza. No, no era probable que aquello fuera obra de Primpton.
—Cierto... Pero es el único sospechoso que nos queda, a menos que algún otro cliente esté muy cabreado contigo.
—No.
Dulce se dio cuenta poco a poco del verdadero estado de devas­tación de la habitación y se cubrió la boca con la mano. Los frasquitos de perfume estaban en su lugar, pero rotos, y en la estancia flotaba un nauseabundo olor a esencia de flores y productos quími­cos que le revolvió el estómago. Sobre el colchón, habían amontonado su ropa interior y, cuando se acercó allí, la imagen se volvió todavía más repulsiva.
—Oh, Dios mío. Eso es... semen...


Al instante, Tyler se acercó a ella con los ojos clavados en los es­pesos chorros de esperma que manchaban la lencería. Sólo un en­fermo mental podría haber hecho aquello.
______ se tapó la boca con la mano y se dio la vuelta. Ahora sí que iba a vomitar.
Pero entonces, sus ojos cayeron sobre un destello plateado de algo caído en el suelo, cubierto a medias por el edredón y el alma se le cayó a los pies. Con una opresión en el corazón, corrió y alargó la mano para recoger el objeto.


—¡No! —gruñó Tyler, sujetándola antes de que lo tocara—. No puedes. Déjame a mí.


Tiró del edredón y movió el objeto, confirmando los peores mie­dos de ______. Alguien había destrozado el regalo de bodas de Harry. La fotografía en la que se daban un beso estaba rasgada. Y el intruso había salpicado el marco con la pintura roja que manchaba también el suelo. Ella emitió un sollozo y se lanzó a recogerlo, deseando tanto estrecharlo con fuerza contra su pecho que le dolió.
Tyler la sujetó de la cintura desde atrás, deteniéndola.


—No puedes hacerlo.

—Pero... es un regalo de Harry. —______ comenzó a sollozar y a emitir unos temblorosos gemidos que la estremecían de los pies a la cabeza. Luego se dobló sobre sí misma, incapaz de soportarlo más.
Tyler la atrajo contra su pecho, le puso la palma de la mano sobre el estómago y acercó los labios a su oreja.
—Está bien. Todo se arreglará. Cariño, te vas a poner enferma. No es bueno para ti.
Ni para el bebé. Ella lo sabía, pero la repulsa y el miedo inunda­ban su cuerpo, uniéndose al profundo cansancio y al espeso olor a perfume. Finalmente no pudo más y se rindió.
—Shhhh —dijo él.
Ella negó con la cabeza.
—No lo soporto.
—Tienes que hacerlo. Remy llegará con los chicos en cualquier momento. Ven, bajemos.
______ asintió con la cabeza y Tyler la arrastró hacia la salida. Casi no se sostenía en pie, pero se obligó a mantenerse erguida.
Tyler apartó el edredón por completo, dejando al descubierto la otra foto del portar-retratos para revelar un último horror. La foto en la que aparecía ______ vestida de novia había sido arrancada del marco; el acosador había escrito sobre ella un mensaje que la hizo gritar y desmayarse.

*  *  *




______ había desaparecido. Harry se paseó de un lado para otro en su habitación en el hotel de Los Ángeles. Llamó otra vez a su casa y al móvil. No obtuvo respuesta, ni había ningún mensaje de voz. Sadie había sido incapaz de localizarla, no estaba ni el Bonheur ni en el club. Remy sólo pudo informarle de que ______ llamó al 911 para denun­ciar que alguien había forzado la entrada de su casa. Al llegar allí encontraron el coche de ______, pero ella no aparecía por ningún lado.
¿La habría secuestrado alguien? ¿Y si no había sido Peter quién dejó aquellas notas amenazadoras?
El término «sudor frío» adquirió un significado nuevo para él mientras metía sus últimas pertenencias en la maleta.
Una hora antes había llamado a Jack Cole para que se pusiera a buscarla de inmediato. Jack le había llamado hacía unos minutos para decirle que, hasta ese momento, no había descubierto nada. Y Harry se sentía indefenso en Los Ángeles. Si a ______ le había pasado algo... Grabar el programa era importante, pero mucho menos que ella y el bebé.
La única persona con la que no había hablado y que podía saber algo de su esposa era Tyler. _______ acudiría a él; el guardaespaldas la hacía sentirse segura. Pero ¿qué más la hacía sentir? ¿Sería capaz de acostarse con el padre biológico del bebé unas horas después de que Harry se hubiera marchado? No sabía la respuesta, pero sí que Tyler se sentiría muy feliz si ______  volvía a calentarle la cama. Y aún así, la ardiente sensación de celos que le inundaba era preferible a pensar que había sido raptada por un loco.
Pero las dos cosas le provocaban una opresión en el pecho.
Maldijo entre dientes. Cogió de nuevo el móvil y llamó a Jack.


—¿Algo nuevo?

—Lo siento, tío —dijo Jack—. He llamado a todos los hospitales. Nada.
Harry cerró los ojos e intentó controlar el pánico que le envolvía, temiendo haber perdido a ______ fuera por la causa que fuera.
—Sigue buscando, por favor. Salgo ahora mismo para el aero­puerto. Volveré a llamar a Sadie, a ver si ella consigue localizar a Tyler. Tomaré el primer vuelo.
Después de que Jack se despidiera, colgó el teléfono y llamó a Sadie; la llamada que tanto temía. La stripper respondió de inmediato.
—He hablado con Brandy —dijo Sadie—. No sabe nada de _______.
Harry se pellizcó el puente de la nariz luchando contra el dolor de cabeza que le provocaba la falta de sueño. Había llamado a su esposa de madrugada, y al no lograr localizarla, fue incapaz de volver a  dor­mirse. No sería capaz de hacerlo hasta no saber qué demonios ocu­rría.
—¿Y se sabe algo de Tyler?
—Le he llamado por teléfono. No he obtenido respuesta. No me importaría pasarme por su casa... pero no sé donde vive. Sólo es amigo de ______.
«¿Amigo?»
Harry apenas logró contener un gruñido. Si Tyler estaba con ______, Harry se apostaría el cuello a que estaba haciendo con su es­posa algo mucho más personal. Después de darle las gracias a la bailarina, colgó el teléfono y volvió a llamar a Jack desde el taxi que le llevaba al aeropuerto.
—¿Podrías localizar la dirección de un tipo llamado Tyler Murphy? Hace poco que vive en Lafayette.
—¿El guardaespaldas de ______? Sí. Dame un rato y te vuelvo a llamar.


Complacido de la presteza de Jack, Harry volvió a llamar a _____. No obtuvo ninguna respuesta. Dejó un mensaje de voz a su produc­tor, indicando que su esposa no se encontraba bien y que tenía que regresar a Louisiana.

No había mucho tráfico a las seis de la mañana. Estaba llegando al aeropuerto cuando el móvil sonó de nuevo. Se le detuvo el cora­zón. La esperanza se mezcló con el subidón de adrenalina. Abrió el aparato. Era Jack.


—Dime.
—No hay ningún Tyler Murphy viviendo en el centro de Lafayette. Al menos nadie que posea carnet de conducir. Voy a investigar en los alrededores.
A Harry se le heló la sangre en las venas.
—¿Qué quiere decir eso?
—Que, o bien el señor Murphy no ha actualizado el carnet desde que se mudó a la zona, para lo que tiene un plazo de treinta días —algo que un antiguo policía como él debería saber—. O bien...
—Bueno, pues lleva ahí por lo menos cuatro meses. ¿O bien que...? —Harry se temía la respuesta.
—O bien no es quien dice ser.


«¡Joder!» Quizá era Tyler el que estaba detrás de las amenazas desde el principio. Quizá dejarla preñada no era más que otra vuelta de tuerca más en su atípica y morbosa admiración.
Antes de subirse al avión, volvió a llamar a _______ una vez más. Nada. Harry no quería ni pensar en ello, pero... ¿cómo iba a vivir sin ella?
Aquella pregunta le rondó en la cabeza durante las cinco horas que duró el vuelo acompañada de una pena incontenible. En ese tiempo se arrepintió de la cólera, de los comentarios sarcásticos, de las discusiones y de las veces que la había hecho llorar. Volvió a re­vivir aquella noche en «Las sirenas sexys», justo antes de que Peter la atacara, y se preguntó cómo demonios pudo haber sido tan gilipollas. ______ se comportó como la mujer honesta que era, y él la trató con desprecio. Y todo porque le daba demasiado miedo admi­tir cuánto la amaba. La castigó porque le había dado miedo mante­ner una relación con alguien que podría llegar a hacerle elegir entre su corazón y sus sueños.
Cuando el avión aterrizó en Lafayette, Harry tuvo que contenerse y no apartar a todo el mundo para salir del aparato. En cuanto pisó la terminal, encendió el móvil y miró si tenía mensajes. Nada.
Fue entonces cuando se le ocurrió una cosa que le dejó lívido. Ni siquiera una vez, durante aquel largo viaje en avión, había pensado en el bebé. Todos sus pensamientos, sus miedos y oraciones habían sido para ______.
Jack, acompañado de Hunter, le estaba esperando junto a la cinta de recogida de equipajes. Harry sintió que le cubría un sudor frío. ¿Esta­rían esperándole para decirle lo peor?


—¿Qué ha pasado? —les exigió Harry.
—No hay noticias nuevas. —Jack le tendió la mano y Harry se la estrechó, estremeciéndose de alivio. Puede que ______ todavía no estuviera a salvo, pero al menos tampoco la habían encontrado muerta.
—Estamos siguiendo algunas pistas —le indicó Hunter—. De­bería hacerlo el sheriff, pero es idi*ota.
Parecía como si el hermano de Kimber comenzara a sentir un poco de simpatía por él. Todo podía ser. Y respecto a lo que pen­saba de Remy, Harry estaba totalmente de acuerdo.
—Sólo hemos venido a recogerte. —Jack miró la cinta transpor­tadora que se movía sin parar—. ¿Equipaje?
—Es ése —le respondió—. No teníais por qué haber venido. Tengo el coche en el aparcamiento.
Jack arqueó una ceja oscura.
—¿Has dormido algo en las últimas veinticuatro horas? ¿Eres capaz de pensar en algo que no sea _______?
Harry le dirigió a su amigo una mirada indefensa. No, no había dormido, y tanto Hunter como él lo sabían.
—Entonces llevadme a casa. Quiero ver lo que ha ocurrido.
Los dos hombres se miraron. Harry se dio cuenta de que no que­rían hacerlo.
—A menos que tengas mucho aguante y que me prometas que no te enfadarás, no me parece buena idea —dijo Jack finalmente.
Lo primero, podía ser... Lo último, no. Ya estaba furioso.
—Llevadme allí. ¿Hay señales de lucha? Remy no me explicó nada.
—No. Por lo menos yo creo que no. Pero lo que hemos encon­trado nos indica que todo es producto de una mente psicópata y pervertida.
A Harry se le detuvo el corazón.
—¿Qué ha hecho? ¿Ha dejado algo?
Jack hizo una mueca.
—Hemos encontrado la foto de _____ vestida de novia cubierta de pintura roja. Encima había escrito «pu*ta muerta».
 

FIN DEL CAP 14






Invitado
avatar


Invitado

Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por valeriasilva393 Miér 17 Dic 2014, 1:57 pm

hola :) genial , la seguiste crei q habias cancelado la nove .
porfis siguela
- tu fiel lectora
valeriasilva393
valeriasilva393


Volver arriba Ir abajo

DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 4 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por Contenido patrocinado

Contenido patrocinado



Volver arriba Ir abajo

Página 4 de 5. Precedente  1, 2, 3, 4, 5  Siguiente

Ver el tema anterior Ver el tema siguiente Volver arriba

- Temas similares

Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.