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Mensaje por Invitado Dom 07 Abr 2013, 9:25 pm

Capítulo 6

______ subió las escaleras.
«Un escalón tras otro. El dormitorio está ahí mismo. Entonces podrás cerrar la puerta.»
No quería que Harry viera sus lágrimas. Ya le había dado dema¬siado poder sobre ella. Y él lo había usado a placer para hacerle daño.
— ¿Qué has dicho? —le exigió él. Un momento después, él la se¬guía escaleras arriba y la agarraba del brazo, haciéndola girar para que lo mirara—. ¿El mismo pervertido que te dejó la nota en el coche irrumpió en el club?
—Y me amenazó. No tienes por qué preocuparte por mi segu¬ridad. Ése es el trabajo de Tyler, por eso ha venido esta noche. Ahora, si me perdonas...
______ intentó que Harry la soltara. El calor y el olor almizclado del hombre inundaban sus fosas nasales. Aquellos ojos ardientes y la fuerza de su musculoso cuerpo le debilitaban las rodillas.
Jamás se había considerado una de esas estúpidas mujeres que se ataban a una relación destructiva con alguien que sentía más des¬precio que afecto por ellas. Pero al parecer, su corazón era tan débil como el de cualquier otra.
Una píldora difícil de tragar.
—Harry, suéltame.
Él negó con la cabeza con una expresión de angustia.
—No puedo.
En medio de las sombras, _____ vio que los ojos de Harry brilla¬ban con intensidad antes de inclinar la cabeza hacia ella. Santo Dios, deseaba besarle. Todo su ser —músculos, huesos, sangre— le urgía a que uniera su boca con la de él. A que le tocara. A que le diera lo que le pidiera.
Pero, ¿por qué Harry actuaba así de repente?
«Porque cree que Tyler acaba de poseerte.»
______ se dio la vuelta y se mordió el interior de la mejilla para ser capaz de negarse. Sintió una dolorosa punzada en el pecho. Cuando los labios de Harry le acariciaron la mejilla los ojos se le llenaron de lágrimas.
—No me hagas esto —le imploró Harry al oído, apretándola con fuerza contra él. _____ olió el aroma de la hierba recién cortada en su ropa y el del whisky en su aliento. Él le enjugó las lágrimas con una caricia llena de desesperación. ______ sintió que se debilitaba.
Dios, ¿cómo podía querer que la abrazara un hombre que la des¬preciaba de aquella manera? Se suponía que era demasiado lista para dejarse atrapar en ese juego.
—No puedes desearme sólo porque pienses que Tyler me posee —sollozó—. No soy el trofeo sexual de esa competición que tenéis entre vosotros dos. Debes... soltarme...
Ella intentó liberarse, maldiciéndose para sus adentros, primero por haber alentado la est*úpida esperanza de que podría seducir a Harry y, después, por tener la absurda idea de que él podría sentirse atraído por ella. Lo más probable es que él quisiera a alguien como Daniela: una mujer sana, con un brillante futuro y un pasado limpio. Alguien que no arrastrara una larga lista de amantes y que no hu¬biera comerciado con el sexo.
Si era eso lo que él le pedía a una mujer, ______ no tenía nada que hacer.
Harry le ahuecó la cara con las manos y la acercó de nuevo a la suya.
—Yo no te considero ningún trofeo, te lo juro. Sé que no soy quién para decirte lo que tienes que hacer. —La acercó todavía más e, incluso en la oscuridad, ella observó el dolor que le deformaba los rasgos—. Estaba celoso. Tanto que los celos me comían vivo. No soportaba pensar que le dabas a él lo que yo deseo con tanta deses¬peración.
«¿Está celoso?» Entonces quizá ella le importara algo...
—Me ofrecí a ti… más de una vez. —Las palabras eran acusatorias.
—He intentado comportarme como un caballero. ¿Vale? Quería controlarme y no caer sobre ti como un poseso. No quería que pen¬saras que soy un cavernícola ni un demente. No quería perder el control. Sé lo que le pido al futuro y no nos veo juntos en esa estampa. Pero... —El dolor se reflejaba en su voz; luego suspiró entrecortadamente—. No puedo ignorar ni negar por más tiempo lo que siento. Estoy muy preocupado por ti, sí. Me aterroriza pensar que ese psicópata quiera atraparte y hacerte daño. Haré lo que sea necesario para protegerte.
«Lo que sea necesario.» Aquello sonaba como si ella realmente le importara. Sí, le dolía oírle decir que ella no encajaba en su futuro, pero estaban en el presente... Las palabras de Harry le envolvieron el corazón, derribando la presa que contenía sus emociones. ______ estaba a punto de romper a llorar.
—Harry...
—Ya no puedo pasar un momento más sin tocarte. Lo necesito más que respirar.
Una cruda sinceridad se reflejaba en los rasgos de Harry cuando se inclinó sobre ella otra vez y le tocó la barbilla. Sus caricias y su mi¬rada decían cuáles eran sus intenciones. ______ no fue capaz de re¬chazarle.
Le enredó los dedos en el pelo y lo atrajo hacia ella. Sus bocas se encontraron, jadeantes, y unieron sus labios con un gemido. El sabor a alcohol y deseo hizo explotar los sentidos de _____. Harry la rodeó con los brazos y la alzó contra él, como si de repente fuera un solo ser.
El instinto la llevó a rodearle con las piernas. Y él la sostuvo con una mano debajo del trasero mientras le daba otro beso abrasador.
Harry se estaba dejando llevar por un ardiente deseo, evidente en la forma en que fusionó sus bocas. Nunca la habían besado de esa manera tan íntima. Harry la saboreó como si quisiera paladearla por completo, como si quisiera grabársela en la mente. Y _____ le de¬volvió el beso con el mismo fervor, aunque ya lo conocía de memo¬ria desde hacía mucho tiempo.
La joven sabía de sobra que aquel abrazo no significaba para Harry lo mismo que para ella. Era evidente que él la deseaba... por lo menos en ese momento. Pero ¿qué sentía en realidad por ella? ¿Nada?
¿Habría llegado ______ demasiado lejos para que eso le impor¬tara?
El día siguiente llegaría demasiado pronto y, con él, un montón de recriminaciones. Pero hasta que amaneciera sólo existiría el pla¬cer. La sensación de unión.
Harry la siguió besando mientras subía la escalera hacia el dormitorio, haciendo que sus cuerpos se rozaran a cada paso. ______ con¬tuvo el aliento ante aquella ficción increíble. Él estaba allí de verdad. Con ella. Lo abrazó, todavía con más fuerza, y gimió contra su gar¬ganta, besándole en el cuello y en la mandíbula cubierta por la som¬bra de la barba, hasta encontrar de nuevo su boca. La de él la estaba esperando, abierta y voraz. Ella se derritió contra él.
Un momento después, el mundo giró sobre su eje. Se encontró tumbada boca arriba sobre la cama, con Harry encima de ella soste¬niendo su peso con los brazos. Jadeaba y la miraba, iluminada por la luz de la luna.
—Te he deseado desde el momento en el que te vi en el club.
Ella le sostuvo la mirada, en la que relucía la verdad y una cruda pasión. Cada palabra que había dicho era sincera, a pesar de lo que pensara de ella. A pesar de que creyera que se había acostado con Tyler esa noche. A pesar de los largos meses vacíos desde aquella noche que habían pasado juntos.
—Yo también —confesó ella.
De hecho, había anhelado a Harry desde que se había despertado sola hacía tres meses y se había dado cuenta de que él no regresaría.
—Te he echado de menos —farfulló ella—. Es probable que no quieras oírlo y sé que estás con alguien y que...
—No esta noche. Ahora mismo sólo estamos nosotros dos. —Le apartó el pelo de la cara—. He pensado muchas veces en ti... Desde el primer momento en que nos tocamos, hace ya tres meses, has sido una fiebre que no puedo aplacar.
Puede que no fuera una declaración de amor, pero para _____ era suficiente. Él sentía algo por ella. Y si era honesta consigo misma, tampoco sabía qué sentía ella. Jamás había pretendido ena¬morarse hasta que conoció a Harry.
—Quédate conmigo —susurró ella.
—Nada podría hacer que me fuera ahora.
Harry poseyó su boca profundamente, deseando cada caricia de sus labios, cada roce de su lengua.
Unos minutos después, él se incorporó para desabrocharse la ca¬misa. ______ le ayudó con rapidez, rozándole la piel suave y elástica con el dorso de los dedos. Él estaba ardiendo. Entre las sombras, ella encontró el intrigante rastro de vello que bajaba del ombligo al sexo de Harry. Recordó haberlo seguido con la lengua, haciéndole gemir y estremecerse.
No pudo resistirse a hacerlo de nuevo. Apretó la boca contra aquel punto de su abdomen.
—Estás jugando con fuego—susurró él con la voz ronca
Una tímida sonrisa apareció en los labios de ______.
—Me encanta quemarme.
Con un gemido, ella lamió el camino que conducía a aquel tesoro, saboreando con la lengua el gusto picante de su piel, el leve indicio a sudor, a masculinidad absoluta. Era adictivo.
Él se tensó, enredó los dedos en el pelo de ______ y la acercó más.
—La primera vez que hiciste esto, casi me hiciste perder la ca¬beza. Y ahora te deseo todavía más. Santo Dios...
Ella sonrió contra su estómago y luego se deslizó por su pecho, mordisqueándole, desabrochando el resto de los botones de la ca¬misa. Por fin, tuvo ante sus ojos las tetillas marrones, duras como piedras. Las miró con codicia.
—No lo hagas —la avisó él con suavidad—. Mi autocontrol... pende de un hilo.
—Pues descontrólate —lo animó con un susurro y una mirada ardiente, justo antes de cerrar la boca sobre una de ellas y succionarla.
Él emitió un gemido ronco y áspero.
Excitada, _____ le rozó suavemente la tetilla con los dientes y la succionó de nuevo mientras acercaba los dedos al botón de los va¬queros.
Él la agarró por las muñecas y le apartó las manos.
—No lo hagas, no a menos que me quieras tener dentro de ti en sólo diez segundos. Soy como una bomba de relojería a punto de es¬tallar.
—Me gustaría tenerte ya en mi interior —le dijo con honesti¬dad—. He pensado mucho en ti... La noche que pasamos juntos fue increíble. Necesito volver a sentir lo mismo.
Harry respiró entrecortadamente.
—No quiero hacerte daño. La última vez fui demasiado rudo, demasiado exigente...
—Fue perfecto. Quiero que sea igual.
Él se quedó inmóvil. Algo atravesó su expresión. ¿Aceptación? ¿Deseo? fuera lo que fuera, hizo que a _____ le latiera el corazón en el pecho de una manera enloquecida.
Notó que él se levantaba de la cama. Ella se incorporó llena de ansiedad. ¿Había interpretado mal su expresión? ¿Harry se marchaba?
Pues no, se quitó la camisa, exhibiendo los anchos y bronceados hombros, los músculos tensos y unos abdominales que la dejaron sin aliento. Santo Dios, él era... demasiado. Demasiado sensual, de¬masiado listo, demasiado cautivador y poseía demasiado talento. Y la deseaba ahora mismo.
Harry se desabrochó el botón de los vaqueros y bajó la cremallera, luego se deshizo de los pantalones y la ropa interior con brutal efica¬cia. Se quedó desnudo, con los puños cerrados a los costados y el torso subiendo y bajando agitadamente. La mirada de Harry se fundió con la de ella, inmovilizándola con el deseo que se leía en ellos, haciendo que se consumiera en llamas y que su sexo latiera de necesidad.
Ningún hombre había conseguido que se sintiera así, sólo Harry.
—Si te hago daño, deberás encontrar la manera de detenerme —le dijo.
Y ésa era otra razón por la que tenía unos sentimientos tan pro¬fundos por él. Sintiera lo que sintiese por ella, quería que ______ es¬tuviera a salvo. Podría haber pasado de todo, dada la profesión y la vida que ella llevaba, pero él no dejaba a un lado su bienestar.
La mujer que poseyera su corazón sería tratada como una reina, y ______ deseó poder ser ella.
—No lo harás.
Un duro destello brilló en aquellos ojos oscuros.
—Ponte de pie.
______ se estremeció, sus entrañas palpitaban de anticipación y deseo cuando le obedeció. Harry se agachó ante ella y le acarició las piernas, dibujando con los dedos una línea desde la curva de las nal¬gas hasta las pantorrillas.
Se estremeció al sentir las manos de Harry sobre ella, y sus caricias, llenas de suave demanda, le debilitaron las rodillas. _____ estaba llena de anhelo e impaciencia.
—Harry ...
Sin avisarla, él agarró el borde del camisón y tiró. Un tirón en cada hombro fue la única advertencia antes de que la prenda resba¬lara por su cuerpo, formando un etéreo charco de tela a sus pies.
Se quedó desnuda de repente.
El roce del frío aire de la noche le erizó los pezones. ¿O fue de¬bido a la ladina sonrisa de Harry? Sintió un estremecimiento en el vientre cuando él curvó las manos sobre sus pantorrillas y la obligó a separar las piernas. Entonces notó su boca, cálida y húmeda sobre las espinillas y los muslos. ______ comenzó a jadear, intentando sujetarse al pelo de Harry, necesitando sentir la suavidad de los mechones en los dedos.
Él se incorporó y, al hacerlo, la besó en el ombligo.
—Tiéndete de espaldas.
Ella comenzó a hacerlo pero se vio alzada sobre la cama de re¬pente, al parecer Harry estaba demasiado impaciente para esperar. _____ se abrazó a él cuando se apoderó de su boca, besándola con una urgencia que le robó el aliento y la capacidad de pensar.
Entonces la depositó sobre la cama y bajó la mirada hacia ella, des¬nudo y con el miembro totalmente erecto. Aquellos ojos oscuros como el pecado amenazaban y prometían a la vez un placer diferente a cualquier cosa que ella hubiera sentido antes. Lentamente, él deslizó la mirada por sus pechos, donde se demoró un rato, antes de seguir bajándola por su vientre para detenerse vorazmente en su sexo.
—Separa las piernas.
Ella había visto antes aquella faceta dominante de Harry. Pero tuvo el presentimiento de que iba a experimentarla a otro nivel. Su voz sombría la hizo temblar. Una mirada a su cara le confirmó la serie¬dad de sus palabras... y le robó el aliento. ______ apenas podía con¬tener el corazón en el pecho. Pero hizo lo que él le ordenó y separó un poco los muslos.
—Más.
La expresión de Harry exigía que se abriera y se mostrara ante él, vulnerable en todos los aspectos. ______ no dudó que él tomaría todo lo que estaba dispuesta a darle, y que entonces, como había hecho la última vez, la obligaría a darle todavía más hasta que estu¬viera escocida e irritada y sublimemente saciada. Separó las piernas un poco más.
—Más —gruñó él.
Ella le obedeció con la respiración entrecortada. A pesar del es¬tremecimiento que la recorrió, no podía negarle nada.
Abrió más las piernas, hasta que los músculos del interior de los muslos protestaron. La necesidad era una oleada de calor brillante que le recorría las venas. Sentía un profundo vacío en su interior. Todo su cuerpo suplicaba que la llenara con su miembro y con toda la enardecida pasión que le acompañaba.
Él la asió de las caderas y deslizó las manos hasta el hueco de la espalda; entonces se detuvo. Ante aquella orden silenciosa, ella se ar¬queó hacia él, doblando las rodillas y ofreciéndole los pechos.
—Perfecto —murmuró él.
Se colocó encima de ella y le rozó los pezones con el vello del torso, haciendo que le hormigueara todo el cuerpo.
Harry apretó los labios contra los de ella antes de trazar una sofocante línea de besos desde el cuello y las clavículas hasta llegar a sus pechos. Mientras le acariciaba uno, le devoraba el otro haciendo que se sacudiera sin control. Le succionó duramente un pezón mientras ella le sentía plenamente entre las piernas. A la vez, le apretó con fuerza el otro pecho.
Ella gimió y lo apretó contra su cuerpo, deseando que nunca aca¬bara esa noche. Aquel hombre le hacía sentir más que cualquier otro. Más femenina, más desinhibida, más preparada para lo que él qui¬siera.
—Los adoro —murmuró él, dedicando su atención al otro pecho—. Recuerdo cómo se te hinchan los pezones cuando los suc¬ciono. ¿Luego los sientes más sensibles?
—Sí —gritó ella, recordando la devoción que había mostrado con la boca durante casi una hora—. Todavía te sentía ahí al día si¬guiente.
—Quiero que mañana también me sientas.
Estremeciéndose, ella asintió con la cabeza.
—Por favor.
Harry gimió mientras capturaba el pezón con la boca y tiraba de él con fuerza, mordisqueándola suavemente. ______ se vio atravesada por un estremecimiento. Entonces él le mordió suavemente la curva del pecho y luego el otro seno, antes de repetir de nuevo todo el proceso.
Era más rudo que antes, más exigente. Cuando ____ sintió que ya tenía sensibles las puntas, él no mostró ninguna señal de parar. Y sospechó que, incluso en el caso de que quisiera pedir clemencia, no encontraría ninguna. Suponía que él necesitaba marcarla un poco esa noche, probarse a sí mismo que poseía una parte de ella que Tyler no tenía. En vez de asegurarle que era él quien poseía todo lo que ella podía entregar, le abrazó, alentándole con una súplica silen¬ciosa.
Harry movió la mano libre por su hombro, por la curva de la cin¬tura, por la cadera... Directo hacia los muslos separados.
Ella movió la cabeza.
—¿Estás mojada?
—Lo estoy siempre que tú estás cerca.
Harry coqueteó con su ombligo. Trazó pequeños círculos con el pulgar sobre su piel hasta llegar tan cerca del clítoris que _____ quiso gritar.
—Tócame —gimió.
—Mmm, por supuesto. Estoy deseando hundirme en este dulce coñ*ito. Estaba tan apretado la última vez... me oprimiste, me suc¬cionaste. Cuando me rodeaste con los brazos gritando mi nom¬bre. .. fue tan ardiente..., fue inolvidable.
______ sólo podía gemir mientras esperaba que la tocara por fin donde más lo necesitaba. Pero él se limitó a juguetear con ella.
El deseo de ______ creció y se multiplicó. La necesidad retumbó en su vientre. Se sentía hinchada, necesitada, a punto de implorar. Pero él sólo le rozó los pliegues con los nudillos, dándole un único toquecito en el clítoris.
______ se quedó sin aliento.
—Harry...
—Quiero oírte decir mi nombre esta noche. Mi nombre y el de nadie más.
_____ pensó que apenas se acordaba de su propio nombre en ese momento, así que como para acordarse del de otra persona.
—Sí —sollozó—. Sí...
Durante unos interminables minutos Harry le acarició y moldeó los pechos. Le tironeó con fuerza de las puntas, se los succionó, en¬salzando cómo se hinchaban, cómo enrojecían, erizándose cada vez más. _____ tenía los pezones tan duros, tan sensibles que se aferró al cabello de Harry, sujetándose a él mientras se ahogaba en el deseo.
Él hizo rodar el pulgar sobre la tensa cima de uno y luego del otro, se apartó y los miró.
—Así, erguidos y bien trabajados. Preciosos.
Ahora que ya no la tocaba, _____ deseaba ardientemente que si¬guiera haciéndolo. Pero aquello no era suficiente para calmar la im¬placable mordedura de la necesidad, y deslizó sus propias manos por el abdomen hacia los pliegues mojados buscando alivio. Nece¬sitaba detener ya aquel dolor.
Antes de que ella alcanzara su destino, Harry le sujetó las muñecas.
—No. Soy yo quien dice cómo y cuándo. Esta noche no te darás placer a ti misma.
—Pero...
______ no llegó a terminar la frase. Él capturó y poseyó su boca con fuerza, profundizando el beso cada vez más. Entonces Harry des¬lizó los dedos en la mojada hendidura y los zambulló en el interior. Ella gimió de placer contra los labios de Harry.
—Dios—exclamó él—. Eres tan buena…
Jugueteó con los dedos dentro de ella, como si recordara perfec¬tamente cómo hacerla gritar. La tocó justo en aquel sensible lugar que tenía en su interior y, entonces, comenzó a alternar los movi¬mientos, presionando y rozando, al tiempo que le acariciaba también el inflamado clítoris. Un fuego imparable comenzó a originarse en ese punto, creciendo y retorciéndose. Una vez más él sofocó sus gritos con un beso. Ella le clavó las uñas en los hombros y él gimió. Entonces, Harry le dirigió una sonrisa depredadora, una insinuante promesa sexual y sus dientes brillaron en la oscuridad.
—Así... ¿Quieres correrte?
No necesitaba preguntar, sabía la respuesta. Pero quería que fuera ella quien se la diera. Le gustaba hacerle confesar su deseo. Y ella no tenía manera de ocultarlo.
—¡Sí! Por favor...
En lugar de continuar, él retiró los dedos y la acarició superfi¬cialmente sin llegar a penetrarla de nuevo.
—Estás muy hinchada. Me oprimirás como un puño.
Se acercó más a ella hasta cubrirla con su cuerpo, apretándola contra el colchón con el pecho, separándole los muslos para aco¬modar las caderas. Urgiéndola con las manos a abrirse todavía más.
La anticipación sofocó a _____. Quería sentir a Harry en su inte¬rior, que estuviera tan dentro de su cuerpo que él no recordara a otra mujer y no quisiera salir jamás.
—Esta noche no tendrás tiempo de pensar en nadie más que en mí —prometió él.
De todas maneras, ella no pensaba en otro aunque él no la cre¬yera. Todavía.
—Hay tantas cosas que quiero hacerte, pero... —Le acunó la ca¬beza entre las manos y ella se perdió en aquella mirada oscura—. Tengo que estar dentro de ti.
______ intentó asentir con la cabeza, pero él la abrazaba dema¬siado fuerte; estaba inmovilizada bajo el exuberante calor del cuerpo de Harry y su propio deseo. Jadeó, muerta de necesidad y de anhelo...
—Mírame —le exigió él.
______ había cerrado los ojos. No sabía cuándo. No importaba... Los abrió. ¡Bang! Sus miradas se encontraron y también sus corazo¬nes. Aquella sensación de conexión, de pertenencia, la inundó. No podía liberarse de aquella mirada oscura y brillante más de lo que podía librarse de su deseo por él.
—Ya te siento en todo mi cuerpo. ¿Cómo es posible que esté ocurriendo otra vez?
Harry no le permitió responder a la pregunta y tampoco lo hizo él. _____ se maravilló que él tuviera las mismas sensaciones que ella.
A partir de entonces, no pudo pensar en nada más. Él la aferró de las caderas y se impulsó hacia delante, enterrando su miembro tan profundamente en ella como pudo. ______ gruñó ante la deli¬ciosa intrusión. Ya se sentía llena por él y sabía que todavía no se había introducido del todo. Él tensó la espalda. Maldijo entre dientes y retorció la pelvis.
—Siempre estás tan apretada —gimió Harry—. Santo Dios, me matas. Relájate un poco, cariño.
La mirada de Harry era como jarabe oscuro y espeso, la tranquili¬zaba y la conmovía, la envolvía. Ella se concentró en relajarse, en permitirle entrar.
Harry salió y luego entró de nuevo, un poco más profundo. Ella contuvo el aliento ante aquella dura embestida, recreándose en el dolor.
—Así —Harry tenía la voz ronca. Le clavó los dedos en las cade¬ras—. Tranquila. Te va a gustar mucho.
______ sintió que él estaba a punto de perder el control. Y ella apenas podía esperar a que lo hiciera.
Se contorsionó bajo él, arqueándose, tomándole un poco más. Después de meses sin sexo, aquello era ardiente, pero tan..., oh, tan bueno. Nadie le había hecho nunca el amor como Harry. Nadie le había hecho sentir el acto en el corazón.
—Siiiií —gimió él, introduciéndose todavía un poco más.
Por fin, se deslizó hasta el fondo y se enterró dentro de ella por completo.
La sensación de que estuviera totalmente insertado en su cuerpo desató en ______ una nueva oleada de necesidad y le produjo una opresión en el pecho. Sin apartar la mirada de la de él, la joven re¬cordó la primera noche que pasaron juntos y se vio inundada por un montón de húmedos recuerdos de placer.
Pero cuando él se retiró casi por completo, lo que sentía ahora al¬canzó un nuevo nivel.
Harry sacó los brazos de debajo de su espalda y le puso las manos en los hombros, atrayéndola hacia él. Entonces, con un rugido, empujó con fuerza. Una y otra vez. A partir de allí ella se perdió.
El pecho de ______ se inundó de calor cuando la sensación ex¬plotó en su sexo. Lo rodeó con las piernas intentando aprisionarle con más fuerza, intentando acercarle más. Él gimió, jadeó, hundién¬dose en ella más y más, hasta el fondo.
Harry comenzó a moverse más rápido, con un ritmo más duro. La mirada de sus ojos era como sus embestidas, jamás vacilaba. Cada pensamiento y cada sensación fluyeron entre ambos una y otra vez. Y _____ supo que él también podía leer en ella. En cuanto el cuerpo de_____ respondía, él se ajustaba a esa reacción, penetrando y ex¬plorando sin parar.
Santo Dios, ella estaba comenzando a perderse. La fortaleza que la envolvía, el ánimo y el dolor, la cautela y el miedo, todo aquello que la había mantenido entera durante años estaba a punto de des¬aparecer. Sí, se había corrido antes con Harry, pero esto... Esto era algo que ella tenía en su interior y que jamás había compartido con nadie. Él no sólo iba a hacerla explotar de placer, iba a robarle el alma sin pedirle permiso ni disculparse.
______ se tensó. ¿Podría darle tanto de sí misma?
—Harry… —La joven cerró los ojos.
Era demasiado íntimo. Demasiado auténtico. Demasiado pro¬fundo. Sólo existía él. ¿Por qué no se había acostado con nadie desde que lo hizo con Harry? ¿Y por qué tampoco lo había hecho antes de hacerlo con él? Porque nadie más le hacía disfrutar así. Hasta enton¬ces, el sexo había sido para ella algo a medio camino entre una obligación y una función corporal. Incluso si se hubiera acostado con cada cliente del club, sólo Harry podría hacerla sentir de esa manera, llenarla de algo tan insistente, dulce y ambicioso, una y otra vez.
—¡Mírame! —le exigió él, moviéndose implacablemente.
Y aquella voz apremiante... e imposible de ignorar. ______ se mordió los labios y se preparó para las sensaciones antes de hacer lo que le ordenaba. Clavó los ojos en aquella mirada oscura mientras él seguía embistiendo con fuerza.
La energía volvió a crecer, se retorció en su interior. Y _____ ex¬plotó.
Le clavó las uñas en la espalda, gritó su nombre, se rompió en un millón de pedazos. Su corazón palpitó por él, su alma se perdió por completo ante aquel impaciente placer. Él la guió a través de la cúspide del orgasmo sin dejar de moverse, retirándose un poco cuando ella estuvo tan sensible que no pudo evitar gemir.
Esta vez, como la otra, Harry continuó penetrándola sin parar para sumergirla en un placer más profundo todavía.
* * *
El sol matutino iluminó las cortinas y creó charcos de luz en el suelo. Conteniendo el aliento, Harry se impulsó en el caliente sexo de _____ una vez más mientras ella le montaba. Ella gimió y se aferró a él, cla¬vándole las uñas en el pecho. Parecía flotar sobre él y se la quedó mi¬rando; parecía una ninfa sensual, núbil, imponente, hecha para el placer. Hacía ya mucho rato que la contención y las buenas inten¬ciones se habían convertido en cenizas. De nuevo, él había perdido cualquier atisbo de control. Cuando se ahogó de nuevo en el feroz placer del orgasmo, se había quedado atrapado. Hambriento de más.
El pálido pelo platino le caía desordenadamente hasta la cintura. Y los mechones más cortos que rodeaban su rostro coqueteaban con los duros pezones, de los cuáles él todavía no había tenido su¬ficiente. Incluso ahora reclamaban su atención.
La rodeó con los brazos, poniéndole una mano en la curva del final de la espalda y la otra en la nuca. La sujetó firmemente contro¬lando el arco que formaba su cuerpo. Sí... así mismo. Una vez más tenía el tentador pezón a la altura de su boca y lo aprisionó con los dientes, mordiéndolo justo con la fuerza precisa. Ella gimió y comenzó a palpitar en torno a su miembro.
—Córrete otra vez.
Durante toda la noche él le había exigido que alcanzara el placer y ella lo había hecho con absoluto abandono. Nunca era suficiente. Ahora mismo, Harry necesitaba volver a verla abrir la boca y gemir al alcanzar el éxtasis. Deseaba con frenesí que lo apresara en su sexo y oírla gritar su nombre.
Ella había disfrutado sin parar durante horas, tenía la carne hin¬chada hasta tal punto que cada envite era un logro. Harry la había lle¬vado al orgasmo tantas veces que ya había perdido la cuenta. Él mismo se había dejado llevar tres veces por el fogoso placer, inun¬dándola cada vez, deleitándose con una primitiva necesidad de mar¬carla que él ya no intentaba comprender. Un extraño alivio lo atravesaba cada vez que se derramaba en su interior. No, no la podía dejar embarazada, pero le daba igual.
—Harry —sollozó ______.
Una agónica sensación de victoria lo atravesó, seguido por otro demente deseo de marcarla. Le succionó de nuevo uno de los pe¬zones y luego el otro. Su sexo estaba abrasadoramente apretado a su alrededor. El que ella estuviera tan cerca de correrse otra vez lo urgía a continuar.
Le apresó la boca con la suya, forzándola a separar los labios y hundirse en su boca todo lo posible. La cadencia del beso se co¬rrespondía con el ritmo de los empujes, mientras los dos se esfor¬zaban por alcanzar un cataclismo tan poderoso que probablemente los devastaría.
Él lo persiguió con temerario abandono.
Estaba agotado, pero también furioso. A pesar de las horas que se había pasado explorándola, no había llegado a saborear sus jugos con la boca mientras ella gritaba su éxtasis. Ni se había introducido en aquel tenso y prieto cu*lito. Mañana. No, hoy mismo, un poco más tarde. Haría las dos cosas. Pero esa noche, en cuanto se había sumergido entre esos pliegues mojados, sólo quiso observar como ella se corría una y otra vez entre sus brazos.
—Córrete otra vez, cariño. Para mí.
Harry le movió las caderas hasta que se apretaron todo lo posible contra las suyas, entonces la deslizó arriba y abajo de su polla, friccionándole a la vez el clítoris. Dulce se movió con él, sus gemidos se transformaron en quejidos y luego en súplicas, entonces…
—Harryyyyyyyyyyyyyy —gritó ella, como si su nombre tuviera veinte sílabas, mientras su sexo se ceñía en torno a él. Él usó todas sus fuerzas para sostenerla y seguir moviéndose a la vez.
El placer era demoledor, abrasador, más allá de cualquier cosa que él hubiera experimentado o imaginado antes. Las sensaciones que le recorrían explotaron en sus testículos y, entonces, estalló en un orgasmo feroz.
Harry la apretó con más fuerza, agarrándola del pelo firmemente y rodeándole la cintura con un brazo. «¡Oh, joder!» Aquello era de¬masiado. Lo iba a dejar sin sentido. El placer creció, se hinchó, grande como una montaña, poderoso como un terremoto.
—______ —dijo sin aliento—. Oh, Dios mío. Jo*der. No puedo... Oh, Dios... —Se fusionaron en todos los aspectos posibles, de la manera más primitiva. Le cubrió la boca con la suya y buceó en aquel dulce calor.
El orgasmo alcanzó el cenit.
Mientras se disolvía en un placer que envolvió también su corazón, Harry la sostuvo con fuerza, enterrando la cara en su cuello mientras la tormenta se propagaba en su interior.
—¡Sí! _____, sí...
El latido de su corazón retumbó en sus oídos y sólo pudo sentir aquel éxtasis cegador. Y a ______.
Unos minutos después, el cansancio le alcanzó. Y la amarga ver¬dad atronó en su interior. Ella seguía siendo una bailarina de striptease que, probablemente, tenía otro amante. Y él todavía tenía que en¬contrar una esposa adecuada. Pero la deseaba más de lo que jamás hubiera deseado a otra mujer.
Lentamente, Harry levantó la cabeza mientras ______ le acariciaba el pelo y trataba de recuperar el aliento.
—Mírame —le pidió.
Ella se mordió los labios, luego le miró con la cara encendida de satisfacción.
A Harry se le tensaron las entrañas. Incluso ahora, que casi no podía mantener los ojos abiertos, ella le seguía haciendo hervir la sangre en las venas.
—¿Qué estamos haciendo?
Ella apretó los labios y una mirada de cautela asomó en sus ojos.
—Foll*ando.
¿Sólo eso? ¿De verdad? Porque durante largos minutos —du¬rante horas más bien— él había olvidado al resto de las mujeres del mundo. Había querido hacerla suya y no soltarla jamás.
Una aguda alarma comenzó a resonar en su mente. Harry sabía que debía decir algo...
Pero antes de que pudiera hacerlo, el cansancio le reclamó.

FIN DEL CAP 6

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Mensaje por Ana Guerrero Sáb 22 Jun 2013, 9:46 am

esto lo vi y me interezo
La persona que me lo envio, está todavia asombrada delo que ocurrio, ya
que ella dice que lo hizo por hacerlo y que pidio algo que creia
imposible de lograr. Probemos.

* Para ti mismo di el nombre de la única persona del sexo opuesto con quien quieras estar (tres veces...)...

* Piensa en algo que quieras lograr dentro de la próxima semana y repítelo para ti mismo(a) (seis veces)...

*
Piensa en algo que quieras que pase entre tú y la persona especial (que
dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)...

* Ahora haz un último y final deseo acerca del deseo que escogiste.

* Después de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hará realidad en 1 semana.

A la mayor cantidad de gente a quien lo mandes más fuerte se hará tu deseo.
Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te sucederá,
o esto no sucederá jamás...
Ana Guerrero
Ana Guerrero


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Mensaje por Julia Pérez 1D Dom 07 Jul 2013, 9:32 am

SIGUELA. AMO ÉSTA NOVELA. SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA.
Julia Pérez 1D
Julia Pérez 1D


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Mensaje por Invitado Dom 07 Jul 2013, 7:12 pm

 Capítulo 7

 


—¿Vas a contarme qué demonios te ha ocurrido? —ladró Tyler.
«Me he enamorado de alguien que no me quiere.»
______ se estremeció al pensar eso. Se puso a descorrer las cor­tinas que ocultaban las ventanas del Bonheur para dejar entrar los rayos del sol mientras intentaba encontrar qué decir.
—Nada —dijo finalmente, mirando a Tyler.


Vaya mentira. La noche más apasionada e impactante de su vida reducida a una manida palabra. Si no estuviera ya en el infierno, aquel vocablo la hubiera mandado de cabeza.


Él arqueó una ceja castaña.


—Tienes unas ojeras tan profundas que parece que acabaras de venir de Europa y tuvieras jet-lag. En cuanto llegamos al club, te en­cerraste en el dormitorio. Te he oído llorar. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que has pasado la noche con ese cocinero de tres al cuarto. Cuéntame que ha pasado.
—Llorar no significa nada. —Pero Harry no la amaba. Sólo habían estado follando, y ella sentía una pena tan profunda que no sabía cómo soportarla.
—Ni siquiera lloraste cuando te enteraste de la muerte de tu madre y, ¿lo haces por ese gilipollas? Venga, cariño. Nunca me llamas a las ocho y media de la mañana a no ser que sea una emergencia. Mientras te tomabas el café, le eché un vistazo a la habitación de invitados. La cama estaba intacta. Dudo mucho que la haya usado alguien durante los últimos días. Y sólo hay otra cama. —Tyler cruzó los brazos sobre el pecho y la miró con irritación—. Teniendo en cuenta eso, que me hayas llamado justo después de amanecer es muy significativo. ¿Quie­res decirme de una vez qué co*ño ha ocurrido?
Aquel hombre era demasiado observador.
—No.
—Has hecho el amor con él.
Y había sido asombroso y brutal. ¿Para qué negar lo evidente?
______ se acercó a la siguiente ventana y descorrió las cortinas.
—¡Maldita sea! —dijo Tyler apretando los dientes—. ¿Te ha hecho daño?
—Tyler, déjalo ya.
—¡Ni hablar! Si te ha hecho daño, si te ha forzado de alguna ma­nera, le descuartizaré...
—No. Los dos somos adultos y ambos consentimos, y no voy a decir nada más al respecto.
Tyler atravesó la estancia y la rodeó con los brazos. Lo cierto es que en ese momento él era su mejor amigo y sería muy fácil con­fiarle lo que sentía. Pero no sería justo.
—No tienes que ser fuerte todo el tiempo —susurró él—. Cuéntame qué ha pasado. Yo te ayudaré en lo que pueda.
Ella le acarició la mejilla con la mano.
—No puedes. Pero te aprecio más de lo que te imaginas.
Él suspiró y la apretó entre sus brazos, apoyando la frente en la de ella. Sería muy fácil acostarse con Tyler para intentar olvidar aquellos abrumadores sentimientos por Harry. Pero a ______ nunca le había gustado ese tipo de juegos, no les veía sentido.
—Nena, necesito algo más. Me muero por ti.


Antes de que ella pudiera responderle, se abrió de golpe la puerta del restaurante. ______ boqueó y se giró, dispuesta a decirle a quien fuera que el negocio no estaría abierto al público hasta la noche si­guiente. Pero no era un desconocido. Era Harry quien estaba en la puerta.
Y parecía muy furioso.
El instinto de conservación de Tyler debía de ser prácticamente nulo porque, en lugar de soltarla, la retuvo entre sus brazos. Ella le empujó en el pecho y le dio un codazo. A regañadientes, él la dejó marchar, mascullando una maldición.


—¿Qué está haciendo él aquí? —preguntó Harry.
Tyler cruzó los brazos y le lanzó una mirada encolerizada.
—Mi trabajo, ¿y tú?
—¿Desde cuando tu trabajo consiste en meterte bajo las bragas de _____?
—Lo cierto es que lleva tanga.
_____ contuvo el aliento.
—¡Tyler!


Harry apretó los dientes y cerró los puños. Aquella situación iría de mal en peor a menos que ella hiciera algo para evitarlo.


—Ya basta. Dejadlo ya. Tyler, ¿podrías dejarnos solos unos mi­nutos?
—Yo no me muevo si existe la más mínima posibilidad de que te haga daño.
Harry se puso rígido y cruzó la estancia.
—Jamás le he hecho daño. Nunca se lo haría. Sin embargo, estoy más que dispuesto a hacértelo a ti.
—Adelante, gilipollas.
—¡Basta! —gritó _______—. Hoy tenemos muchas cosas que hacer y no necesito esto. —Le lanzó a Tyler una mirada implo­rante—. Estaré bien. Por favor..., me harías un favor inmenso si fueras a recogerme el vestido.


Tyler apretó los dientes y, enfurecido, sacó las llaves del bolsillo de los vaqueros.


—Si necesitas algo, si te toca un solo pelo, llámame. Sabes que haría cualquier cosa por ti.
Ella asintió con la cabeza. La devoción de Tyler casi la hacía llo­rar. ¿Por qué no le podía amar a él? La vida sería menos complicada.
Pero para ella, nunca nada había resultado fácil.


—Gracias —murmuró.
Él se acercó con una expresión seria dejando patentes su dedi­cación y preocupación. Entonces le tomó la cara entre las manos y le rozó los labios con los suyos. Un segundo después desapare­ció.


_____ se quedó a solas con Harry. El silencio era ensordecedor.
—Llegas pronto —dijo ella para romperlo—. Ya están listos la mayoría de los preparativos de la cocina, así que deberías...
—Cállate. —La miró con frialdad—. Cuando me desperté solo, me preocupé por ti, pero te ha faltado tiempo para volver a sus bra­zos antes de que la cama se enfriara, ¿verdad?


_____ se paseó por la estancia. ¿Qué se estaba imaginando Harry? ¿Acaso la creía capaz de saltar de sus brazos a los de Tyler? Allí es­taba ella, temiendo haberse enamorado de un hombre que jamás podría corresponder a su amor, mientras él pensaba que ella había corrido a liarse con otro. Eso sólo confirmaba que, por muy íntimo que le hubiera parecido el encuentro de la noche anterior, por mucho que sus sentimientos se hubieran hecho más profundos, los de él seguían siendo los mismos. No podía enamorarse de alguien que no la respetaba. De alguien que la dejaría dentro de cinco días y que jamás miraría hacia atrás.


—¿No habíamos quedado en que nosotros sólo follábamos? —le desafío ella.
Él se acercó y la agarró del brazo.
—Maldita sea, ¿respóndeme?
—¿Me crees capaz de saltar de tu cama a la de él? ¿Que soy tan insaciable que con lo que hicimos anoche y esta mañana no ha sido suficiente para mí?
Harry no dijo nada durante un buen rato, sólo la miró.
—No quiero pensarlo. Santo Dios, nena. Te me has metido bajo la piel. Ha sido asombroso. Esperaba despertarme esta mañana y poder hacerlo otra vez. Pero no has llegado a dormir a mi lado, ¿ver­dad? Me he despertado hace un rato y ya te habías ido. Y ahora me entero de que has estado con Tyler durante las ultimas... —miró el reloj— tres horas. Entro aquí y te está abrazando. Y te besa antes de irse, por el amor de Dios.
—¡Sólo fue un beso de amigos! —se defendió ella.
—Sí, claro, de amigos —gruñó Harry—. Estoy seguro de que lo que siente por ti es puramente platónico.
—Yo no controlo sus sentimientos, sólo los míos. Y yo, aunque te parezca mentira, sólo siento algo platónico y amistoso por él.
—Dame una razón para creerte —le suplicó con los ojos—. Pa­reces exhausta. Y lo que oigo al entrar es que te dice que necesita más porque se está muriendo por ti. ¿Qué es lo que le has dado antes?


Dulce cerró los ojos. Quizá estuvieran hablando los celos de Harry... al menos en parte. Por otro lado, él jamás la vería de otra manera por mucho que ella quisiera, a no ser que le expresara sin­ceramente sus sentimientos y le dijera lo casta que era con otros hombres. Sino, él jamás la consideraría otra cosa que una prostituta.


—Voy a ser absolutamente sincera contigo. Durante los últimos tres meses sólo he mantenido relaciones sexuales dos veces y las dos han sido contigo. ¿Puedes decir tú lo mismo?
Harry se mantuvo callado y tragó saliva. En sus oscuros ojos había un brillo culpable. Aquella callada respuesta le produjo un punzante dolor y frunció la boca con amargura.
—Hace tres meses mantenía una relación.
Sí, se acostaba con la esposa de su primo. A ella le molestaba saber que Harry había salido de su cama directo a la de Daniela y que jamás hubiera mirado atrás hasta que Niall le había eliminado del trío.
De repente, Harry frunció el ceño.
—¿Tyler y tú estáis saliendo juntos?
No importaba lo que ella dijera. Jamás se creería la verdad.
—Vamos a hacer un trato: tú me cuentas todos los detalles de tu relación con Daniela  y, a cambio, yo te cuento mis secretos, ¿vale?

Él se cernió sobre ella.
—No hay nada que contar.
______ sabía de sobra que él estaba mintiendo.
—Entonces ¿no te acostaste con ella después de abandonar mi cama?
Harry entrecerró los ojos y tensó los rasgos, haciendo que a ella se le contrajera el estómago.
—Esto no va de lo que yo hice o dejé de hacer con Daniela.
—Entonces explícame por qué sí va de lo que yo hice o dejé de hacer con Tyler.
—Hace tres meses, no nos hicimos ninguna promesa —le indicó él.
—Y tampoco nos la hicimos anoche —le respondió ella—. Una noche de sexo no te da derecho a conocer los detalles de la relación que tengo con Tyler. Y después de mantener esta conversación, pasar la noche contigo ha sido un error que no volveré a cometer.
En los ojos de Harry apareció una llamarada de furia y se paseó por la estancia.
—Ni lo sueñes. Has intentado seducirme desde que llegué. Pues, misión cumplida. Pero que la noche haya acabado no quiere decir que lo haya hecho lo que hay entre nosotros.


Las palabras de Harry contenían una promesa y ______ se estreme­ció. A pesar de lo mucho que todavía le deseaba, no podía continuar con eso. La noche anterior se había dado cuenta de que cuanto más tiempo estuviera entre sus brazos, más se le rompería el corazón.
Durante meses, ella había soñado con mantener una relación ro­mántica con él. Quería de él algo más que sexo. Ahora sabía, sin ningún género de dudas, que Harry no tenía las mismas pretensiones.


—De eso nada, Romeo. La noche pasada estuvo genial, pero tú mantienes otra relación y yo no tengo cabida en tu futuro. —_____ encogió los hombros—. Ya te has aliviado la picazón. Sigue tu ca­mino.
—¡Ni de coña! —gruñó él—. ¿Qué pasa? ¿Tienes tú una nueva picazón? ¿Es eso lo que ha hecho Tyler esta mañana? ¿Rascártela?


________ comprendía que él pudiera pensarlo. Si un hombre se hubiera largado a toda prisa de su cama y lo hubiera encontrado en los brazos de otra mujer, incluso aunque sólo estuviera consolándola, ella se sentiría confundida y herida. A pesar de los celos de Harry y de lo que sintiera por ella, lo que había entre ellos no sería nada duradero. Y si seguía compartiendo su cuerpo con él, jamás recuperaría el corazón porque, cualquier cosa salvo los mismos sentimientos por parte de Harry la aplastaría.


—Esto no tiene nada que ver con Tyler. Sí, he intentado seducirte con todas mis fuerzas, pero me avisaste de que mantener relaciones sexuales contigo no sería inteligente por mi parte. Admito que tenías razón. —Miró el reloj—. Misa llegará dentro de cinco minutos y, el resto del personal, dentro de una hora. Necesitas tiempo para prepararte. Esperamos una nutrida clientela esta noche.
Un momento después, oyó la puerta de un coche. Tyler había regresado en un tiempo récord. ______ pasó junto a Harry y se dirigió a la puerta del restaurante.
Él la agarró por el brazo y la retuvo.
—¿Adónde vas?
Ella se zafó de él y siguió caminando hacia la puerta. Harry no la quería, pero tampoco quería verla con otro. _______ se negaba a jugar al perro del hortelano. Esperaba que el regreso de Tyler sirviera para poner una distancia entre ellos.
Le lanzó a Harry una sonrisa forzada.
—Quizá haya llegado el momento de permitir que me rasque otro —dijo con sarcasmo.


* * *


La cena de inauguración del restaurante tocaba a su fin. La velada había sido perfecta. La tarde, húmeda y calurosa, había dado paso a una noche más fresca y ______ había abierto las puertas que daban al patio, por lo que también había gente en el exterior. La comida había resultado impecable y la ayuda que ella había contratado, perfecta. No había habido carne poco hecha ni verduras recocidas. Los camareros habían sido eficientes. Los asistentes sonreían y había recibido un montón de reservas para la noche siguiente.
Desde un punto de vista profesional, Harry no podía ser más feliz.
Desde un punto de vista personal, las agudas punzadas de los celos provocaban una furia que él intentaba disimular corno podía.
Se quedó de pie al lado de la puerta de la cocina, remoloneando en el pasillo, buscando a cierta hermosa rubia con la mirada Allí estaba. Iba de una mesa a otra con un gracioso contoneo de aquel primoroso cuerpo envuelto en un elegante y femenino vestido negro de corte clásico. Llevaba unos pendientes de brillantes y una pulsera a juego. Se la veía sofisticada y refinada. Totalmente acorde con la atmósfera del local.
Desde que la vio, él tenía una rugiente erección.

Sonriendo con gracia, _____ se detuvo ante la siguiente mesa para conversar con los ocupantes y aceptó el abrazo de la pareja. Luego cogió en brazos a una niña pequeña que le tiró del pelo. Ella sonrió y besó la frente de la criatura.
Ver aquel gesto de cariño hizo que Harry se estremeciera. Se tragó una emoción que sólo podía calificar de anhelo puro. Santo Dios, era un deseo imposible. Que a ________ le gustaran los niños no quería decir que quisiera tener uno propio. Ni que fuera el tipo de madre abnegada que había sido la suya. Además, incluso aunque _____ resultara tener mucho instinto maternal, no era lo que él necesitaba. Y el camino que le esperaba hasta conseguir ser padre no era fácil.
Además, como tan irónicamente le había dicho, era Tyler quien le rascaba ahora la picazón. Y Harry estaba solo... intentando no de­jarse llevar por la confusión y el dolor que le aplastaban.
Un momento después, ________ siguió su periplo, ahora bajo las luces del patio exterior, deteniéndose a saludar a un matrimonio más mayor. A no más de dos metros de ella, Tyler la observaba sin pestañear.
¿Qué habrían hecho durante toda la tarde? Si era lo que __________ se temía, era culpa suya. ¿Acaso no la había apartado él con sus acusa­ciones y su comportamiento? ¿Por qué demonios no se había limi­tado a divertirse el tiempo que les quedaba y a disfrutar de una semana de sexo elemental?
Porque lo que había entre ellos no tenía nada de elemental. No podía tocar a _______ y no sentir nada.
Y eso le asustaba.
Alguien le hizo señas llamando su atención, y vio a Daniela que le brindaba una sonrisa indecisa y le saludaba con la mano.
«Está embarazada.»
Sintió una punzada de envidia. Niall tenía la vida que Harry dese­aba y una esposa maravillosa que jamás le negaría su cuerpo ni le diría que se rascaría la picazón con otro hombre. Daniela compren­día los repentinos e imprevisibles cambios de humor de Niall y ten­dría paciencia hasta que él aprendiera a contenerlos. Y ______... ¿qué pensaría si supiera que Harry no podía tener hijos? ¿Se encogería de hombros? ¿O quizá pensaría que eso le hacía menos hombre?
Con un suspiro, Harry se dirigió hacia donde estaban Daniela y su primo.
Niall se puso de pie y le tendió la mano.
—Buen trabajo. La comida ha sido increíble. Siempre cocinaste maravillas cuando vivíamos juntos, pero hoy te has superado a ti mismo.
—Todo ha estado delicioso —convino Daniela con una sonrisa.
Harry estrechó la mano de Niall y rodeó a Daniela con un brazo.
—Gracias. Y enhorabuena.


Se obligó a mirar a Daniela al decir esas palabras. Se alegraba por ella. Y por Niall. Ya encontraría la manera de encontrar el futuro que anhelaba por su cuenta, quizá entonces podría sobreponerse a aquella asfixiante sensación de envidia.


—Gracias —murmuró ella—. Estamos muy ilusionados.
—Como debe ser.
Niall resplandecía de alegría.
—Me esforzaré por ser un tío al uso y malcriar como un loco a ese niño travieso.
Daniela sonrió y abrazó a Harry.
—Serás un tío maravilloso, estoy segura de que lo malcriarás de mala manera.
—¿Has terminado ya? —preguntó Niall.
Daniela asintió con la cabeza.
—El último pedido salió de la cocina hace diez minutos.
—Bien. Siéntate. Tenemos que hablar.
—Voy a aprovechar para ir al baño —dijo Daniela —. Ya he ido tres veces. Es lo que me espera. Espero que ______ esté bien.
Harry buscó entonces con la mirada a la mujer que ocupaba sus pensamientos. Estaba en el patio y el aire nocturno jugaba con sus pálidos cabellos, haciendo que él deseara tocarlos.


Pero tenía que centrarse.
Como si no tuviera suficiente con su activa vida sexual, ______ tenía un acosador. Pensando en eso, a Harry le alegraba que Tyler cumpliera diligentemente con su trabajo, incluso aunque no le agra­daba que el otro hombre la mirara como si fuera la cena y el postre, todo en uno.
Niall  le miró y luego observó a ______. Después volvió a mirarle a él.


—¿Qué hay entre vosotros dos?
Harry iba a evadir la pregunta, pero se detuvo. Evitar esa conver­sación no haría que desapareciera lo que había entre _____ y él. Y necesitaba hablar y desahogarse. ¿Por qué no sincerarse con su primo?
—No lo sé. Ella es... —Se frotó la frente, buscando las palabras adecuadas—. Se me ha metido bajo la piel.
—¿Ese tipo es su guardaespaldas? —Niall señaló a Tyler con la cabeza.
—Sí.
Niall arqueó las cejas.

—Pues parece como si quisiera hacer bastante más que proteger su cuerpo.
—Estoy seguro de que ya lo hace. —¿Por qué sino dejaría ella que la besara? ¿Por qué tendría una llave de su casa? ¿Por qué no le importaba que la viera desnuda? ¿Ni que la tocara en público?
Inclinándose sobre la mesa, Niall clavó los ojos en Harry durante un buen rato. Harry  tragó saliva seguro de que su primo podía leer en él como en un libro abierto.
—A menos que me equivoque mucho, te has vuelto a acostar con _______ recientemente.
¿Tan transparente era?
—¿Y qué?
—¿De verdad quieres hacerme creer que no te importa que ese gorila también se acueste con ella?
Harry  cerró el puño sobre el mantel. Sabía que se estaba delatando, pero demonios, de todas maneras Niall lo conocía muy bien.
—Me reconcome por dentro. En algunos momentos, he llegado a querer romperle cada hueso de ese miserable cuerpo.
—¿_______ es algo más que un polvo para ti? —Niall parecía asombrado.
A pesar de lo mucho que Harry quería evitar esa pregunta, no lo podía hacer. De hecho, él mismo se lo preguntaba.
—No lo entiendo. ______ no es lo que necesito. Tiene mala reputación, una absoluta falta de modestia y es demasiado independiente. Y, probablemente, tenga multitud de amantes —gruñó—. No puedo imaginar que sea feliz teniendo hijos y viviendo en las afueras.
—Pero ¿se lo has preguntado?
—No —admitió.
—Quiero que me respondas a una cosa. ¿Alguna vez sentiste celos de mí cuando estábamos en la cama con Daniela?
Harry se lo pensó, pero lo tenía claro.
—No. Sin embargo, sentí una especie de unión con vosotros durante el tiempo que duró la relación.
—Yo no soportaba ver cómo la tocabas —admitió Niall—. Cada vez que te veía hacerlo, me daban ganas de matarte. ¿Es eso lo que sientes cuando ves a Tyler con ______?
—Pero tú sabías que yo no le haría daño a Daniela —dijo Harry.
Pero ¿creía realmente que Tyler lastimaría a _____ cuando la protegía con tanto celo?
—Está bien, olvídate de ese tipo. Por ejemplo, Zayn Malik. Si Mor­gan no existiera, ¿compartirías a _____ con Zayn? Es un buen amigo suyo, estoy seguro de que se habrán acostado juntos en alguna ocasión. De hecho, hace algunos años...
—¡Cállate ya, joder! —gruñó Harry.
La imagen de Zayn Malik atando, amordazando y dando órdenes a ______ fue como una patada en el estómago.
Lo cierto era que no quería que nadie la tocara.
—Bueno, vale. —Niall levantó las manos en gesto de rendición—. Pero créeme, los celos sólo aparecen cuando uno tiene sentimientos hacia una mujer. —Se puso en pie cuando su esposa se acercó—. En especial cuando esa mujer es hermosa. ¿Va todo bien?
—Sí, muy bien. —Entonces, Daniela miró a Harry con el ceño fruncido—. ¿Ha pasado algo?
No. Salvo que Niall acababa de hacer que se diera cuenta de que sentía por ______ algo más que lujuria. ¿Qué se suponía que iba a hacer ahora?
—No, nada. —Se esforzó por sonar sincero... Y supo que no lo había conseguido.
—Dentro de unas semanas tengo que ir de nuevo al ginecólogo y Niall estará de viaje. ¿Podrás acompañarme tú? —le preguntó Daniela—. ¿Cuánto tiempo más te quedarás aquí?


Era un gesto de piedad, pero él estaba lo suficientemente desesperado como para no rechazarlo. Cualquier leve implicación con el bebé de Niall y Daniela sería más de lo que tendría por su cuenta, en especial si seguía ignorando a Emily y persiguiendo a Dulce como un perro en celo.
Bendita fuera Daniela por darse cuenta de cómo se sentía. La abrazó suavemente.


—Claro. Sólo estaré aquí hasta el jueves que viene.
—Oh, has venido sólo unos días. —Daniela sonrió—. ¡Genial!
Niall le dio una palmadita en la espalda y le lanzó una mirada significativa.
—Aprovéchalos bien.


* * *


Poco después de medianoche, ______ cerró las puertas del Bonheur. Se había quitado un peso de encima. La velada había sido un éxito rotundo y todos los asistentes habían dicho que la comida y el ser­vicio eran espectaculares. Todo había ido sobre ruedas y ella pen­saba, por fin, que tenía un futuro que no implicaba desnudarse ante desconocidos. Las cosas no podían ir mejor.

Si no fuera por haber tenido que observar a Harry con Niall y Daniela.
Era demasiado obvio que el sexy cocinero todavía sentía algo por la hermosa esposa de su primo. La había abrazado y la había mirado a los ojos. No había parecido nada sexual, pero estaban en público. Y se suponía que Niall ya no la compartía. Pero aún así, presenciar aquel abrazo había enervado a ______. ¿Sería aquella mujer la razón por la que Harry no podía ofrecerle más a ella?


—¿Estás lista para marcharnos? —preguntó Tyler, revoloteando alrededor de _____ como lo había hecho durante toda la noche.
—Yo la llevaré a casa —dijo Harry, apareciendo detrás de ella.
—Es mi trabajo. —Tyler cruzó los brazos y compuso una expresión petulante.
Harry le ignoró. La miró a ella con solemnidad.
—Me gustaría llevarte a casa. Tenemos que hablar. —Ella vaciló y él la presionó—. Por favor...
¿Qué querría Harry? Si iba con él se arriesgaba a sentir más angustia. Pero si se negaba, siempre le quedaría la incógnita. ¿Y si lo único que quería era continuar con la discusión anterior? O quizá quería volver a mantener relaciones sexuales. Se estremeció.
—Bueno. —Evitó mirar a Tyler—. He recogido tus cosas, están en el vestíbulo de mi casa. Homer te espera.
Entonces, Tyler sonrió. Ella también observó el dolor en la cara de Harry. Pero en beneficio de su propia cordura sería mejor que Harry se alojara en el hotel de Homer, aunque debería habérselo dicho cuando estuvieran a solas.
—Genial —masculló él.
Pero quería decir justo lo contrario.
—¿Estás segura de que quieres ir con él? —preguntó Tyler, que estaba buscando cualquier excusa para sustituir a Harry—. Puedo se­guiros para asegurarme de que no te causa problemas.
—Es un cocinero, no un violador en serie —le respondió, lan­zándole una mirada práctica—. Estaré bien. Mañana hablamos.
Tyler frunció el ceño, se acercó más e intentó abrazarla. Harry fue más rápido y se adelantó, rodeándole la cintura con un brazo. Ella ignoró la expresión del guardaespaldas.
Una vez fuera, ______ cerró la puerta del restaurante y dejó que Harry la condujera hasta el 4x4. Él mantuvo la mano en la cintura y a _______ le temblaron las rodillas.
Cuando ya estaban en camino y el aire fresco de la noche le alborotaba el pelo, _______miró a Harry.
—Venga, suéltalo de una vez. ¿De qué quieres hablar?
—De todo.


_______ tenía la molesta sospecha de que Harry iba a intentar convencerla para que le dejara colarse en su cama. Y en lo que a él se refería, ella era débil. Aunque deberían darle un premio por enfrentarse a él y mantener esa conversación, no sabía qué decir, pues admitir que albergaba profundos sentimientos sólo le conduciría a acabar desnuda y entrelazada con él.


—Estoy cansada y es tarde —se excusó—. ¿No puedes esperar a mañana?
—Pedir disculpas no lleva más que unos minutos.


Ella le miró, pero no dijo una palabra.
Él tragó saliva, su largo pelo oscuro se ondulaba con la brisa de la noche. Era guapísimo, parecía inteligente y sensible. Y ella se sintió todavía más atraída por él.


—No parezcas tan sorprendida, por favor. He tenido horas para pensar sobre lo que ha sucedido antes. Me equivoqué al sacar la conclusión de que te fuiste tan temprano para estar con Tyler. Además, no es asunto mío. Es tu amigo y trabaja para ti... —Harry encogió los hombros—. No voy a mentirte y a decirte que me gusta cómo te mira, porque estoy seguro de que sus pensamientos son muy poco profesionales. Ni te diré que no me saca de quicio imaginaros juntos. —Harry apretó el volante con fuerza—. Pero es asunto tuyo y no debo intervenir.


Así que una vez superada la cólera, Harry fue capaz de darse cuenta de que la había cabreado y, en consecuencia, quería disculparse. Claro que…


—En otras palabras, es asunto mío si me acuesto o no con Tyler, pero aún así piensas que lo hago e intentarás no gruñirme por ello.
—No importa lo que yo piense. Es tu vida y no soy quién para decirte cómo vivirla. Dentro de cuatro días me iré. Prefiero pasar ese tiempo disfrutando y no peleándome contigo.
—¿Qué estás sugiriendo? ¿Qué dejemos a un lado cualquier tipo de sentimiento y que nos dediquemos a fo*llar como conejos durante esos cuatro días?
Santo Dios, ¿por qué no le daba una bofetada en la cara en lugar de clavarle lentamente un puñal en el corazón?
—Lo único que quería decir es que tú tienes razón. No he sido un monje desde que estuvimos juntos la primera vez y no está bien que pretenda que tú lo seas. No sé si Tyler y tú mantenéis una relación. No es asunto mío. Lo único que digo es que me gustaría pasar más tiempo contigo, haciendo lo que quieras que hagamos, en vez de discutir. —Harry suspiró y le lanzó una enigmática mirada—. Eres una mujer fascinante. Quiero conocerte mejor.

«¿Realmente es tan buen tío o está jugando conmigo?» Ese era el problema. No conocía bien a Harry. ¿Se estaría disculpando sinceramente por haberse dejado llevar por los celos o estaba diciéndole lo que pensaba que ella quería escuchar, esperando que aquello la ablandara lo suficiente para desnudarse y abrirse de piernas para él? Fuera lo que fuera, él no había confesado ningún tipo de emoción... pero era la primera vez que le proponía algo parecido. ¿Les llevaría eso a alguna parte?
—Lo que realmente quiero oír es que no piensas que hoy me he acostado con Tyler.
Harry encogió los hombros.
—No me debes explicaciones.
—No lo hago —convino ella—. Pero quiero saber qué es lo que piensas.


Puede que aquello no tuviera sentido, pero ella no podía soportar que él creyera que era el tipo de mujer capaz de hacer tal cosa.
Harry hizo una pausa. Parecía perdido en sus pensamientos, como buscando qué decir.


—Tienes demasiado que perder como para dedicarte a fo*llar sin parar la tarde del día de la inauguración del Bonheur.
_______ estuvo a punto de llorar. Lo comprendía. La comprendía. Era un punto de partida.
Se mordió los labios para contenerse. Aquel maldito cansancio la ponía sensible y no quería.
Respiró hondo para tranquilizarse.


—Exactamente.
—Lamento haberte causado más preocupaciones.
—Siento haberme ido esta mañana sin avisar. Debería haberte dejado una nota o algo parecido, debería haberte dicho que...
¿Qué? ¿Que ella también se había quedado sobrecogida la noche anterior y que le había entregado su corazón?
—¿Que estabas demasiado nerviosa? —sugirió él.
Era una excusa tan buena como cualquier otra. ______ asintió con la cabeza.
—Lo entiendo. —La miró y frunció el ceño—. ¿Has cenado algo?
Ella pensó en lo que había hecho esa noche, luego negó con la cabeza.
—¿Y has comido?
No, había estado tan ocupada, asegurándose de que todo estaba perfecto para la noche, que no se había preocupado por comer.
—Me salté la comida.
—¿Tampoco has desayunado? —le preguntó en tono incrédulo.
_______ dio un respingo. Había estado tumbada en su cama, en el club, llorando sin parar.
—¡Maldita sea! No te cuidas nada. ¿Has dormido algo después de salir de casa?


Porque Harry sabía muy bien que no había dormido nada la noche anterior.
Una vez más, ella negó con la cabeza.
Un momento después, se detuvieron delante de su casa. Él salió de un salto y rodeó el vehículo a toda velocidad para abrirle la puerta.
Ahora que se había relajado un poco, el cansancio se apoderó de ella y se tropezó al salir del 4x4, cayendo en brazos de Harry. Él la atrajo hacia su cuerpo y ella se permitió sentir la seguridad y el calor que transmitía, imaginando que realmente le importaba.


—Eso es —dijo Harry suavemente—. Sé que estás deseando echarme, pero tienes que dejar que me ocupe de ti.
Si lo hacía, acabaría otra vez desnuda con él en la cama, dejaría que penetrara profundamente en su cuerpo y que se adueñara un poco más de su corazón.
—Harry...
—No me harás cambiar de opinión. Dame las llaves. —Le tendió la mano.
______ vaciló. ¿Sería tan malo permitir que Harry se encargara de ella durante unos minutos? Siempre tenía que ocuparse sola de todo; había sido así desde el día que abandonó la casa de su madre. Pero en este momento, ceder y dejar que fuera Harry quien lo hiciera pa­recía una especie de fantasía ridícula y maravillosa.
Aunque temía lamentar la decisión, era demasiado tentadora para que le importara. Le dio las llaves.
 




FIN DEL CAP 7
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DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 3 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por Julia Pérez 1D Lun 08 Jul 2013, 12:13 pm

LA AMO. AMO ÉSTA NOVELA. TIENES QUE SEGUIRLA URGENTEMENTE. SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA
Julia Pérez 1D
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DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 3 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por LimoneraPandaDirectioner. Mar 30 Jul 2013, 10:29 pm

Nueva fiel lectora c:
Porfa seguirla rapidito.
LimoneraPandaDirectioner.
LimoneraPandaDirectioner.


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DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 3 Empty Re: DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!!

Mensaje por Invitado Sáb 03 Ago 2013, 9:29 pm


 
Capítulo 8


 


En cuanto cerró el puño con las llaves dentro, Harry se inclinó sobre ella y la tomó en brazos. ______ se aferró a su cuello, y el olor más cálido a pino, almizcle y jabón inundó sus fosas nasales. Si él no la hubiera estado sosteniendo entre los brazos, se habría caído al suelo.


—¿Q-qué...? —farfulló—. ¿Qué estás haciendo?


Él introdujo la llave y abrió la puerta. Se detuvo delante de la centralita de la alarma para que ella pudiera desconectarla. Después de que cesara el pitido, Harry atravesó la cocina y la llevó hasta la salita, donde la dejó en el mullido sofá. Cogió la manta con la que ella se cubría cuando hacía más frío y se la puso encima de las piernas.


—¿Estás bien?
—Estoy más cansada de lo que pensaba —murmuró. Santo Dios, estaba segura de que se quedaría dormida antes de quitarse la ropa. Y si pasaba la noche con el vestido puesto, lo estropearía.


Gimiendo, intentó levantarse. Harryr hizo que se volviera a tumbar Sin fuerzas para resistirse, ella se reclinó sobre los cojines con una expresión enfurruñada.


—No vas a ningún sitio.
—Tengo que desvestirme. Y desmaquillarme.
—Puede ser, pero no ahora. Dame cinco minutos. Espérame aquí tumbada. Te prometo que no tardaré.
_______ no tenía ni idea de qué pretendía hacer él, pero estaba demasiado cansada para discutir.
—De acuerdo.


Lo oyó alejarse mientras cerraba los ojos. Lo siguiente que supo fue que Harry la sacudía con suavidad.


¿______?
Mmmm. Se había quedado dormida en el sofá mientras él... ¿hacia qué? ¿mirarla?
Entonces, el olor a comida le inundó las fosas nasales y le rugió el estómago. Abrió los ojos y se encontró al lado un plato con hue­vos, tostadas, fruta y yogurt.
Antes de que ella pudiera abrir la boca, él se puso el plato en el regazo y le lanzó una mirada severa.


—Vas a comer algo. Además, no quiero que vuelvas a pasarte otro día sin comer o dormir. Ahora, abre bien la boca.


Parecía que Harry hablaba en serio. Para sus adentros, ________ se sintió encantada. ¿Estaba Harry intentando conseguir que se enamo­rara todavía más de él? Tyler no cocinaría para ella ni siquiera en sus momentos más solícitos. Apenas sabía freír un huevo. Y vale, sí, co­cinar era el trabajo de Harry, pero que lo hiciera después de que tam­poco hubiera dormido él mismo y de llevar todo el día en pie, la conmovía.


—Puedo comer sola. —_______ intentó coger el tenedor.
—Estoy seguro de que lo has hecho desde que cumpliste un año. Pero así me siento menos culpable por no haberte dejado dormir o por que no hayas comido. Déjame a mí.
Ella no estaba de acuerdo con él. Podría haberle ordenado a al­guien en el club que fuera a buscar una ensalada y haberse echado una siesta en cualquier momento si hubiera querido. Era una mujer adulta. PeroHarry insistía en cargar con toda la culpa.
Algún día, él haría muy feliz a alguna mujer. No ser ella, casi la hacía gritar.
—¿_______?
Tentada, y demasiado cansada para discutir, abrió la boca. Sintió en la lengua la suave textura de los huevos con queso y especias. Oh, y cebollitas, tomate y setas, justo en su punto, que se derritieron contra su paladar. Harry le ofreció también una tostada y unas cucha­radas de yogur con bayas. Un placer absoluto.
—¿Por qué lo haces? —preguntó ella entre mordiscos—. Tam­bién estás cansado. Te sientes culpable, ¿verdad?
Él hizo una pausa, bajó el tenedor y la miró directamente a los ojos.
—Lamento haberte enfadado y estropeado el día. Pero ocu­parme ahora de tu bienestar no es algo que haga porque me sienta culpable.
Una insidiosa esperanza la aguijoneó. _______ abrió la boca para seguir preguntando.
Harry le puso el dedo en los labios.
—Shhhh, esta noche no. Hablaremos mañana.


Harry tenía razón. No iban a resolver nada ni a aclarar las cosas mientras los dos estuvieran tan cansados. Puede que no fuera de las que dejaban para mañana lo que deberían de hacer hoy, pero en ese momento tenía su lógica. Y además, quería disfrutar de aquella fan­tasía un poco más.




Asintió con la cabeza y abrió de nuevo la boca, y él le ofreció el siguiente bocado.
Cuando el plato estuvo vacío, Lue le puso el pelo detrás de la oreja.
—¿Tienes más hambre?
—¿Tú no comes nada?
—Piqué algo en la cocina del restaurante. No tengo apetito.


Aquel frustrante hombre no permitía que se preocupara por él, pero insistía en ocuparse de ella. Sintió una especie de culpable pla­cer. Como cuando comía helado, algo que no debía permitirse si quería que le siguiera sirviendo la ropa. Pero por una vez... sólo una vez, era condenadamente delicioso dejarse llevar.


—¿Quieres comer algo más? —preguntó él.
______ se puso la mano sobre el estómago.
—Estoy llena.
Harry le brindó una tierna sonrisa y el corazón de la joven se ace­leró. Qué fácil había sido enamorarse de él... y qué estú*pido.
—Vamos. —Harry la ayudó a levantarse. Cuando ella se tambaleó, él le miró los pies y frunció el ceño.
—¿Qué pasa? —preguntó ella.
Negando con la cabeza, Harry se arrodilló y le quitó los zapatos. «Ahhh...» El placer fue casi orgásmico. _______ no se había dado cuenta de cuánto le dolían los pies. Estrenar zapatos era horrible, pero estaba tan cansada que había dejado de notar el dolor.
—¿Te duele? —murmuró Harry, alzándola de nuevo contra su pecho.
—Puedo andar —protestó ella.
Él la miró fijamente con aquellos ojos verdes e inescrutables.
—Sí, pero no es necesario. Conecta la alarma.
Cuando pasaron ante la centralita, él se detuvo y ella tecleó el có­digo. Una vez hecho, él se aseguró de que la puerta estaba cerrada con llave y comenzó a subir las escaleras.
—Peso demasiado para esto —insistió ella.
Harry se rió.
—Una vez, me pasé el verano cargando sacos de cincuenta kilos de grano en los muelles, acarreaba un saco en cada hombro. Llevarte en brazos de un lado para otro es como cargar con un niño pe­queño.
«Mentía, pero era tan tierno...» ______ sonrió y cerró los ojos, disfrutando de su cercanía y preocupación. Santo Dios, aquello era el Paraíso. Pero acabaría pagándolo al día siguiente con el último trocito de su corazón.
* * *
Harry se giró y se hundió en una cama muy confortable. Había un olor muy agradable, como a melocotones y a canela. «Mmm...» Y tenía a su lado un cálido cuerpo femenino, relajado como sólo per­mitía la confianza absoluta. Movió una mano tentativamente y se encontró una exuberante cadera bajo los dedos.
Su erección matutina le exigió mucho más.
Abrió los ojos y observó las paredes blancas, las cortinas suaves y las sombras de la mañana. Y la suave y rítmica respiración de la rubia platino que le acompañaba.
______.
Al instante, se tensó de deseo, ansiedad y confusión.
¿Qué demonios había ocurrido el día anterior? Cuando se des­pertó, después de haber mantenido unas relaciones sexuales incre­íbles, se dio cuenta de que ______ no estaba con él en la cama. Ella no había respondido a sus llamadas al móvil y se sintió cada vez más inquieto. Cuando un poco después la encontró, por fin, en el Bonheur, ella estaba entre los brazos de Tyler, y Harry sintió tantos celos que comenzó a ver rojo.


Existían varias razones por las que no entendía su propia reac­ción. La principal era porque no le había mentido a ______ cuando le dijo que creía improbable que se hubiera acostado con Tyler. A Harry le había llevado su tiempo llegar a esa conclusión, pero sabía que era verdad. ______ era demasiado ambiciosa para arriesgar el éxito del Bonheur por un polvo.
No es que aquello le proporcionara un gran alivio, pues dudaba mucho que la relación que mantenían _____ y Tyler fuera platónica. Pero tampoco era probable que si Harry no estuviera allí, el gorila ocupara su lugar, aunque era algo que podría ocurrir cualquier otro día.
Intentó ignorar la imagen que apareció en su mente mientras apretaba a ______ contra su cuerpo.
Lo que Harry no lograba comprender era por qué le importaba tanto con quién se acostara ______. Recordaba todas las relaciones que había mantenido durante los últimos seis años —la mayoría a tres bandas—, y jamás había sentido deseos de agarrar a la chica y reservársela para sí mismo. Y ahora, sin embargo, era un impulso in­contenible.
«Los celos sólo aparecen cuando se tienen sentimientos hacia una mujer.»
Niall había hablado de sentimientos. Y Harry sólo tenía unos días para averiguar qué hacer con ellos. El día anterior, ella se había ale­jado de él. Él había notado la distancia que interpuso entre ellos. Aquella realidad le había hecho sentir un pánico irrefrenable que no comprendía. No era probable que volviera a ver a ______ después de esa semana. ¿Por qué dejarla entrar en su vida cuando no tenía ca­bida en el futuro que había imaginado? Ni su aspecto ni su manera de comportarse encajaban en lo que él esperaba de una madre; desde luego, la suya no había sido así. Y si continuaba adelante con sus planes de recurrir a la medicina para tener un hijo, o aunque acudieran a un banco de semen, quedarse embarazada sería un sui­cidio profesional. Sí, vale, también era la propietaria del Bonheur y podía hacerse cargo del restaurante estando embarazada... Pero se­guía pasando mucho tiempo en «Las sirenas sexys». Además, la fe­cundación in vitro no era precisamente lo que a uno se le venía a la mente cuando la tenía delante. Y ésa era su única alternativa para ser padre. Pero, al mismo tiempo, necesitaba fo*llar con ella para no vol­verse loco. Para que cuando volviera a Texas, pudiera centrarse en Daniela y en su sueño de paternidad.




El problema era que, en realidad, le gustaba ______. Como mujer y como persona. Y lo que había entre ellos no era sólo sexo.
Peor aún, la noche anterior él había sentido un extraño placer al encargarse de ella. _____ trabajaba muy duro, atendía todas las ne­cesidades que planteaban sus negocios y los empleados antes de ocuparse de sí misma.
Cuando él se hubiera ido, ¿quién se encargaría de ella?
Tyler.
Santo Dios, sólo el nombre de aquel hombre le corroía por dentro. Cerró los ojos con fuerza. ¿Por qué demonios debería estar tan celoso de otro hombre cuando era él quien la tenía desnuda a su lado?
«Porque no va a durar.»
Ignorando aquel feo pensamiento, se incorporó y miró el reloj que había sobre la mesilla. Las diez y dieciocho. «Guau», los dos es­taban tan cansados que habían dormido más de nueve horas.
De repente, ella rodó lentamente hacia él y abrió los ojos. Tenía una mirada somnolienta y los ojos manchados con una sombra negra de rímel. Pero en vez de parecer un mapache, parecía vulne­rable.
En cuanto lo vio, ______ apartó la mirada con una expresión de pánico.
—¿Qué ha pasado?
Maldición, se volvía a alejar, cuando lo que Harry quería era sentir que se fundía contra él otra vez, que le rodeaba confiada con los brazos, que le ofrecía los labios.
Harry le acarició el hombro para tranquilizarla.
—Nada. Tenías hambre y estabas cansada. ¿Recuerdas que te di de cenar anoche?
De inmediato, ella se ruborizó y asintió con la cabeza.
—De tu mano.
Él sonrió.
—Sí. Luego te traje a la cama en brazos. Te quedaste dormida cuando estaba subiendo la escalera.
Ella se cubrió la cara con las manos y lo miró entre los dedos.
—¿En serio?
Harry  asintió con la cabeza.
—Como un tronco. Mascullaste algo sobre que no querías que se estropeara el vestido, así que te lo quité y te metí en la cama.
______ se retorció y parpadeó.
—Pero me has desnudado del todo.
—No sé lo que usas para dormir... y me gusta verte así.
Ella puso los ojos en blanco y emitió un suspiro.
—¿Qué hora...? ¡Oh! —______ miró el reloj y maldijo por lo bajo—. Deberíamos estar en el restaurante a las doce. Creo que los demás llegarán a las dos.
—Bien. Entonces tenemos tiempo.
—¿Para qué? —le dijo entrecerrando los ojos con desconfianza.
Tenía el cuerpo apretado contra el de él. No podía tener ninguna duda de que él la deseaba. Pero la expresión de ______ decía que el sexo no ocupaba el primer lugar en su mente y Harry imaginó que to­davía tenía que hacerle alguna pregunta sobre el día anterior.
En primer lugar, para desayunarle aseguró.
—¿Y qué más?
—Cualquier cosa que se nos ocurra.
Ella se sentó en la cama envuelta en las sábanas. La tela ocultaba sus exuberantes curvas, pero a la vez las resaltaba. Harry se volvió loco de deseo.
—Vamos a ahorrarnos tiempo y saliva. Contéstame a una pre­gunta. ¿Qué hay entre nosotros?
«Eso era ser directa.» Harry  la admiró de verdad por tener el valor de preguntar lo que realmente quería saber y no tomar el camino fácil.
—No lo sé. —Le respondió con sinceridad—. Lo único que sé es que me gustas, te deseo y sólo de imaginarte con Tyler me vuelvo loco de celos.
Ella hizo una pausa.




—¿No te suele ocurrir?
Harry  negó con la cabeza. Se dio cuenta de que en ninguna relación que él hubiera mantenido se había tomado tiempo para conocer a una mujer salvo para lograr sus propósitos. Un medio para alcanzar un fin, para conseguir que la mujer hiciera lo que él quería. Pero a _____ quería conocerla porque le tenía absolutamente fascinado.
—A mí tampoco —admitió ella—. No suelo mantener... rela­ciones.
Él frunció el ceño.
—¿No sueles involucrarte sentimentalmente?
______ se rodeó las rodillas con los brazos y se las apretó contra el pecho.
—Me cuesta mucho confiar en la gente. No suelo intimar dema­siado con los hombres. —Le lanzó una mirada de advertencia—. Se supone que esta casa es mi lugar de retiro, mi refugio zen, de ahí las paredes blancas, las fotos en blanco y negro de naturaleza y corrien­tes de agua. Cuando vengo aquí es para evadirme, no para fo*llar.
Si no la entendía mal, ella estaba diciéndole que jamás había lle­vado allí a otro hombre. ¿Cómo encajaban Tyler y las llaves? ¿Sería sólo una cuestión profesional? El hecho de que _____ hubiera roto su propia regla dos veces con él decía mucho sobre sus sentimientos. El regocijo que sintió en el pecho al comprenderlo, le aterrorizó.
Santo Dios, ¿acostarse con ______ durante cuatro días serviría realmente para quitársela de la cabeza o sólo para estar más colgado por ella?
—Yo he tenido pocos amigos íntimos, así que esta situación tam­bién es extraña para mí.
Es decir, que a ella, él le importaba. No es que fuera gran cosa, pero por algo se empezaba. La pregunta era… ¿adónde les conduciría eso? Harry no lo sabía.
—¿Hay alguna razón por la que no te involucres emocionalmente? —Sabía por experiencia que las emociones hacían que el sexo fuera más intenso. Era la razón por la que le gustaba sentir algo por sus parejas.
—No me gustan las complicaciones y no creo en los finales fe­lices. Todas las noches veo montones de hombres casados en el club. Darían lo que fuera por acostarse conmigo, o con alguna de las chicas, sin pensar ni un momento en su esposa. —Esbozó una amarga sonrisa—. Tú mismo estás engañando a tu novia. No soy es­túpida, Harry. No quiero acabar con el corazón roto.
¿Fue por eso por lo que ella se largó sin despedirse la mañana an­terior? ¿Porque él le afectaba emocionalmente? ¿Y por qué le agra­daba tanto pensar que era así?
—¿Adónde nos conduce todo esto? —susurró él.
—Si fuéramos listos, lo dejaríamos ahora mismo.
No hasta que él estuviera preparado para hacerlo. Y a pesar de lo triste que parecía, no creía que fuera tampoco lo que ella deseaba.
Así que se acercó más y le rozó la boca con la suya.
—No creo que pueda comportarme de una manera inteligente en nada en lo que tú estés implicada.
Notó que ella contenía el aliento, y le deslizó los labios por el cuello, notando cómo le palpitaba el pulso.
—Harry... —_____ le puso una mano en el hombro.
Él estuvo seguro de que tenía intención de apartarle pero, sin em­bargo, cerró el puño en su pelo y le acercó más, rozándole la mandíbula con los labios, mordisqueándosela de camino hacia la oreja.
Harry se estremeció. Santo Dios, ¿qué le hacía esa mujer? Cuando estaba con ella perdía la cabeza.
O, peor todavía, el corazón.
_____ se puso de rodillas a su lado y lo empujó hasta que cayó de espaldas sobre la cama. Harry se dejó hacer, gimiendo cuando ella arrancó la sábana y se colocó encima de él, depositando un rastro de besos ardientes sobre su pecho. Volvió a hacer aquello que le hacía en las tetillas y, maldita sea si no estaba tan duro que ya no podía pensar.
Cuando ella le deslizó la mano por el abdomen y le rodeó el miembro con los dedos, él soltó un grito.
—¿Te gusta que haga esto? —le preguntó ella, como una tímida esposa, mientras le acariciaba la longitud con la punta de los dedos.
—Joder, sí.
—Todos te consideran un hombre muy controlado. Un perfecto caballero sureño. —Se rió—. Pero en la cama no eres un caballero.
Una vez más, le acarició de arriba abajo, apretándolo, haciéndole arder donde le tocaba. Cuando le pasó el pulgar por el glande, Harry arqueó la espalda y abrió mucho los ojos.
«¡Jesús!»
_______ le daba un nuevo significado al placer. Estaba seguro de que cada gota de sangre de su cuerpo estaba entre sus piernas. La presión era vehemente y cada roce acumulaba otra sensación sobre las que ya sentía.
Entonces, ella se deslizó hacia abajo.
—Esa no es una buena idea —graznó él.




Pero le enredó los dedos en el pelo y la ancló entre sus piernas, guiándola hacia su polla.
Ante el primer roce de su boca, el deseo se descontroló. Apretó los dientes.
—Oh, Dios mío.
Mirarla. Tenía que verla. Harry no quería perderse ni un momento mientras sentía su boca sobre él. Ella movió las pestañas, y sus vi­vaces ojos azules le golpearon en el corazón. Aquella dulce boca abierta para él, el hinchado labio inferior era el lugar perfecto para su polla. La vio sacar la lengua un poco para lamerle el glande como si fuera un pirulí. Entonces, ella gimió y se humedeció los labios. Y él perdió la razón.
—Chúpamela —le ordenó—. Métela en la boca y succiónamela.
Pero______  se limitó a arquear una ceja y a lamerle los testículos, deslizando el pulgar de arriba abajo por la rígida longitud. Harry se vio atravesado por una nueva sensación, como si alimentaran una ho­guera con gasolina.
—No me des órdenes. Si te la chupo será cuándo y cómo yo quiera.
Harry le dio un tirón en el pelo. ______ se estaba burlando de él, y eso no era una buena idea. Se tensó y apretó los dientes con fuerza mientras intentaba dominarse. Pero ella deslizó la lengua por su miembro otra vez y le rozó el sensible glande con los dientes. Él gimió de placer. Jamás había sentido antes un deseo tan doloroso, pero lo que ella le hacía era... Maldición...
Se agarró la polla y la guió hacia la boca de ______.
—Chúpamela ya —le ordenó con la voz apremiante y tensa. Ya se disculparía más tarde. Ahora mismo necesitaba sentir la húmeda seda de su boca calentándole el pene.
En el momento en que ella curvó la lengua en torno a su miem­bro, Harry contuvo el aliento. Una urgente sensación le atravesó y le bajó con rapidez por las piernas. El deseo consumió su cuerpo mientras______  movía la cabeza. Una bella estampa.
Lo introdujo hasta el fondo de la garganta antes de comenzar a succionar con fuerza. Harry casi perdió la razón. Luego ella le pasó la lengua por el glande y le clavó las uñas en los muslos. El deseo cre­ció rápidamente, llevándolo hasta los límites del aguante y el control. Maldita sea, sólo treinta segundos y ya estaba a punto de estallar. Harry comenzó a jadear. Le tiró del pelo, intentando detenerla. Cada llameante sensación, cada abrasador escalofrío actuaba en su contra. Santo Dios, no iba a poder resistir ese placer durante mucho más tiempo.
Pero no, no se correría en su boca. Lo haría en su sexo. Tenía que ser allí. Se había convertido en su lugar favorito. A pesar de lo mucho que le gustaba su boca y de no poder esperar para volver a probar su cu*lo... necesitaba estar dentro de su parte más femenina, haciéndola alcanzar un orgasmo tras otro, antes de dejarse llevar él también por el éxtasis.
Pero primero, iba a darle a esa bruja descarada un poco de su propia medicina.
La apartó de su po*lla y se oyó un sonoro «plop» cuando lo con­siguió. Ella intentó tomarle otra vez, gimiendo de frustración.
—No he terminado —gruñó.
—Por ahora, sí. Es mi turno.
La anticipación le inundó cuando la rodeó con los brazos y la alzó sobre su cuerpo, colocando los muslos de _______ a ambos lados de su cabeza.
—¡Harry! —protestó ella.
Él no se molestó en responderle. El olor de su almizclada esencia lo envolvió, incrementando todavía más el deseo de probarla. La sangre le hirvió en las venas cuando la sujetó por las caderas. Le­vantó la cabeza, deslizando la lengua por los empapados pliegues de su sexo y buscando el clítoris. Estaba mojado, hinchado y duro. «Perfecto.»
Cuando lo succionó entre los labios, ella emitió un agudo gemido y se agarró al cabecero como si tuviera que sujetarse para no caerse. Harry sonrió y pasó la lengua por aquel nudo de terminaciones ner­viosas.
—Oh, Dios mío... Oh, Harry... —jadeó ella—. ¡Así! Más deprisa. No puedo...
Le rozó el clítoris con los dientes suavemente, con la presión su­ficiente para demostrarle que, de hecho, sí podía. Ella alcanzó el éx­tasis al instante.
La joven gritó de placer, y fue el sonido más dulce que hubiera oído Harry jamás. La liberación de ______ provocó una necesidad pri­mitiva y una satisfacción diferentes a cualquiera que él hubiera sen­tido antes. Siempre le había gustado dejar saciadas a sus parejas, pero ahora era tan gratificante como frustrante. Increíble... pero no suficiente. Ni de lejos.
Harry paladeó los fluidos que brotaban de su cuerpo. Sin duda, los iba a necesitar más tarde. Pero ahora, él quería más en su lengua. Muchos más.
Inmovilizándola con una mano en su cadera, le deslizó la otra por el interior de los muslos, hasta introducir un dedo en su interior. El calor de ______ lo envolvió al instante entre sus palpitantes mús­culos internos, todavía latiendo por el clímax.
—No quiero más jueguecitos. Quiero que me folles de una vez.
No hasta que ella estuviera bien preparada. No hasta que él hu­biera derribado aquel muro que se había erigido entre ellos. No hasta que ella se hubiera rendido a él por completo.
Harry no perdió el tiempo con palabras. Le deslizó los dedos en el sexo tenso y apretado. Santo Dios, cada vez que se introducía en su interior encontraba una deliciosa resistencia. Hoy era incluso mejor porque todavía estaba inflamada de su último encuentro.




Sumergió los dedos en su interior con un giro de muñeca. Unos segundos y algunas caricias después, encontró aquel suave y sensible lugar en su interior y lo frotó sin misericordia mientras buscaba de nuevo el clítoris con la boca.
Ella se quedó sin respiración, se aferró a las sábanas, arqueándose para intentar atenuar las sensaciones.
Harry notaba en los dedos y en la lengua que la carne de ______ to­davía se hinchaba y humedecía más. Ella comenzó a jadear y a gemir.
—Harry. Oh, Harry... Por favor. Es demasiado. Demasiado fuerte. ¡Ooooh!
En ese momento, él quería proporcionarle el tipo de placer que la devastaría, que destrozaría cualquier tipo de resistencia para siem­pre.
Capturó el clítoris con la lengua como si fuera un caramelo, ha­ciéndolo rodar arriba y abajo, de un lado para otro. Ella tenía los músculos tensos y cerró los puños sobre el cabecero, envuelta en el frenesí mientras sus pliegues se hinchaban todavía más. Harry apartó la boca un momento para mirarle el sexo. ¡Sí! La carne latía con un encendido color rojo que exigía satisfacción.
Ella respiró hondo durante ese momento de alivio hasta que aquella dolorosa y estremecedora sensación la envolvió y le exigió la liberación.
Entonces gritó.
—¡Harry!
—No quiero detenerme, ¿y tú?
—No. Por favor, no...
Fue todo lo que él necesitó. Sonriendo ampliamente, volvió a su­jetar el clítoris entre los labios y a succionarlo. La trabajó con dientes y lengua, chupando hasta que el cuerpo de ______ se tensó por com­pleto y comenzó a correrse y a gritar de una manera salvaje.
Harry se sintió lleno de satisfacción. Dios, le encantaba aquello.
Pero todavía no había acabado con ella.
La deslizó sobre su cuerpo hasta las caderas, y le separó más las piernas con las rodillas, sujetándose la polla anhelante con la otra mano.
—¡Un momento! —jadeó ella, intentando coger aliento—. ¿Y el condón? Ya se nos olvidó la última vez.
Él también había estado demasiado ocupado y abrumado para pensar en ello.
Harry vaciló.
—Estoy sano —dijo finalmente.
—Yo también, pero no estoy tomando la píldora...
Harry se incorporó sobre la cama y cubrió la boca de ______ con la suya. No había necesidad de dejarle terminar esa frase. No impor­taba, y él no quería pensar en ese tema ni, mucho menos, confesar su esterilidad. Quizá debería ponerse un condón, pero penetrar a _____ sin protección era una experiencia sublime que no quería perderse.
Por un segundo, ella se opuso al beso, pero Harry continuó devo­rándola ardientemente hasta que ella se unió a él, derritiéndose, moviendo la boca con la misma ferocidad.
Consumido por las llamas, la hizo bajar unos centímetros más, ofreciéndole su erección.
Penetrarla fue un poco más fácil esta vez, pero no del todo. Era tan ardiente y devastadora como esperaba. La fricción de su carne le hizo emitir un desgarrador gemido. Harry apretó los dientes para no explotar, en especial cuando ella contuvo el aliento y le tiró del pelo. Alejar aquella frenética sensación resultó todavía más difícil cuando ______ se contorsionó encima de él, asegurándose de que la punta chocaba contra el útero. Harry no podía estar más profundamente en su interior.
Era asombroso. No, era jodidamente asombroso.
—Cariño... ¿te gusta?
______ gimió una respuesta. Él sonrió. Entonces la alzó, retirán­dose lentamente.
Cuando volvió a penetrarla hasta el fondo, el placer le hizo hervir la sangre y provocó que su polla comenzara a latir. Era un éxtasis completamente abrumador. La deseaba de una manera insaciable e indiscutible. Le había hecho alcanzar un deseo tan profundo, que es­peraba no convertirse en un ariete. Quería que _______ se corriera otra vez. Aquello no era negociable a pesar de lo mucho que él ne­cesitaba alcanzar el orgasmo.
Apretando sus caderas contra las de ella, comenzó a embestirla con unos envites profundos y duros, enterrándose por completo en su interior, ardiendo, sintiendo que ella latía alrededor de su polla. Un empuje tras otro, cada vez más duro y más rápido. El sexo no era sólo sexo. Era algo intenso e increíble. Contener el placer se hizo más difícil con cada estocada que asestaba dentro del cuerpo exuberante de ______, en especial cuando ella palpitó en torno a su miembro, jadeando y gimiendo.
—¡Sí! —gritó, arqueando el cuerpo contra él—. Harry... ¡Oh, Dios mío!
Oírla gritar su nombre le hizo perder totalmente el control. Que­ría estar dándole placer a _____ durante horas... durante días. Pero el calor que le envolvía le hizo entrar en combustión, inflamándole como si fuera un líquido incendiario. La presión, la necesidad y el deseo estaban a punto de romper su contención. Pero aun así, se prometió que ______ se perdería con él.




El pecho de la joven oscilaba de arriba abajo ante su boca, y él tomó la sensible punta con la boca y succionó. Ella arqueó la es­palda, apretando el pezón contra la lengua de Harry.
Y allí, contra su piel, él susurró:
—Córrete...
—Sí —sollozó ella, ciñéndole el pene con sus músculos internos.
Harry ya no pudo dominarse más. Le hormigueaba la espalda. Tenía los testículos tensos. Además, _______ le mantenía preso con su sexo, ordeñándole con unas pulsaciones duras mientras le cubría la cara con unos besos desesperados y le rodeaba el cuello con los bra­zos. Harry se aferró a ella cuando la llenó tan profundamente como era posible, casi dentro del útero.
Por un momento, voraz e indefenso, imaginó a _____ con su anillo en el dedo, a su lado en la cama todas las noches, en su casa, con su hijo creciendo en su vientre. Aquel pensamiento hizo astillas su autocontrol y el orgasmo lo inundó. Con la imagen bailando to­davía en su mente, explotó e inundó el sexo de ______.
Después del último estremecimiento, volvió a recuperar la razón. Qué fantasía tan jodidamente ridícula... por muchas razones.
En ese momento, _____ se dejó caer sobre él. Aunque no debe­ría, Harry disfrutó al sentir los latidos del corazón y el cuerpo saciado y laxo de la joven. Le pasó la mano de arriba abajo por la espalda hú­meda, tranquilizándola.
—¿Estás bien, cariño?
Ella asintió con la cabeza y rodó a un lado para sentarse en el borde de la cama.
—Genial.
Ella sonaba más bien agotada y confundida, y él no podía olvidar que las últimas palabras que habían salido de su boca, antes de que él la sedujera, fueron que debían poner fin a lo que había entre ellos.
Ahora, existían pocas probabilidades de que eso ocurriera. Harry no había acabado con ella. No lograba sacársela de la cabeza. Aque­lla alocada fantasía sobre el futuro que había aparecido en su mente era la prueba más evidente. Pero ella ya estaba intentando escapar, dejando claro que Harry tendría que esforzarse más para volver a acos­tarse con ella los próximos tres días. Su mente ya barajaba varias ideas para conseguirlo. E iba a disfrutar con ello.
En el interior del Bonheur, el personal de cocina estaba recogiendo los últimos servicios. _____ había recorrido el local durante toda la noche, tanto el comedor como el patio, asegurándose de que todo estaba perfecto y los clientes satisfechos. Miró el reloj. Faltaban menos de diez minutos para cerrar las puertas y que finalizara la primera jornada auténtica —y exitosa— de su nuevo negocio.
Menos de diez minutos durante los cuales Harry seguiría sacando la cabeza de la cocina, buscándola con la mirada y haciéndole tiernas preguntas sobre su bienestar. Tanta ternura iba a destrozarle el co­razón, y si él continuaba presionándola, _____ no sabía lo que haría.
Necesitaba algunos minutos para sí misma. Entonces podría vol­ver a mirarle con la armadura colocada en su lugar.
Cerró la puerta de la oficina, encendió la luz y respiró hondo. Harry la abrumaba. Era intenso y exigente aunque tenía un lado tierno; ella lo había visto. Pero tenía un secreto que le corroía por dentro. Algo que le atormentaba profundamente, y ______ no sabía qué era.
Suspiró y se acercó al escritorio nuevo. Si Bonheur tenía éxito, se trasladaría allí, llevaría el portátil y los archivos. Nombraría a una de las chicas, por ejemplo a Sadie que era la más responsable, gerente, y así podría pasar más tiempo en el restaurante. Había trabajado muy duro para lograr el éxito, para cambiar su vida. Pensar que nunca más tendría que desnudarse ante nadie era algo que la satis­facía enormemente. Y si lo lograba, podría decir que lo había hecho todo por sí sola.
Durante un momento, ______ se preguntó qué habría pensado su madre sobre sus logros. Pero luego se dio cuenta de que se habría avergonzado de cualquier cosa que tuviera que ver con «Las sirenas sexys» y hacer striptease... y de todo lo que había tenido que hacer antes. La buena de Trisha siempre había tenido el talento natural que poseen las mujeres de Berverly Hills para esconder la cabeza como los avestruces, en especial antes de las diez de la mañana.
Y ya no importaba. Su madre había muerto y el futuro se exten­día ante ella... Dejando a un lado el tema de Harry, Bonheur había fun­cionado bien esa noche. Era un principio alentador.
Hizo girar el mullido sillón del escritorio para hundirse en él y... soltó un grito agudo.


 
FIN DEL CAP 8
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Mensaje por RominaStyles Dom 04 Ago 2013, 8:28 am

siguela pleeeeeease me encanta :D
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Mensaje por sattisfucktion Lun 16 Sep 2013, 4:00 am

¡Hola! Me presento, soy Raquel, tengo 15 años y soy Española. Llevo siguiendo esta novela desde que la empezaste pero nunca comenté porque era uno de los fantasmas. Síguela por favor. <3
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https://www.mynotesandwine.wordpress.com

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Mensaje por Invitado Lun 16 Sep 2013, 10:54 am

chicas lo siento estoy intentando subir y no me permite ojala mas tarde lo pueda hacer
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Mensaje por Invitado Miér 25 Sep 2013, 2:33 pm

Capítulo 9
 
 
[size=18]
«pu*ta»
Las letras rojas y grandes resaltaban en el sombrío papel blanco que alguien había clavado en el asiento de piel del sillón de oficina.
«¡mie*rda!»
Había más palabras escritas flotando ante sus ojos. ____ se estremeció y se apoyó en la mesa, intentando no mover nada, y leyó:
«Fornicas con el cocinero. Con un cuchillo como éste me aseguraré de que jamás vuelvas a tentar a un hombre.»
____ se estremeció. El acosador la seguía. Aquello era lo que más miedo le daba. Aquella persona estaba bien informada de su relación con Harry. Una mujer despechada no usaba esas técnicas de intimidación. Entonces, descartando la posibilidad de que fuera una mujer celosa, ¿quién le estaría haciendo eso? ¿Y por qué?
Un momento después, Harry entró corriendo en la oficina. La miró a la cara mientras la sujetaba por los hombros.
—¿Qué ha pasado?
Ella bajó la vista hasta el asiento en un gesto elocuente que él siguió con la mirada. Un segundo más tarde, la furiosa voz de Harry inundaba la estancia haciéndola estremecer. La violencia que flotaba en el aire llenaba el pequeño espacio sin ventanas. El acosador se había colado en la oficina esa noche para amenazarla. Por tercera vez en tres días. Harry parecía dispuesto a matar a alguien.
—Tenemos que descubrir quién es. Cada vez se muestra más sádico y descarado.
De acuerdo.
—Llamaré a Remy.
Harry la miró con el ceño fruncido.
—¿Realmente está haciendo algo para atrapar a este pervertido? ¿Ha hecho algún progreso en la investigación?
—Ni siquiera tiene los resultados de las pruebas que encontró en mi coche, así qué...
Después de soltar otra retahíla de maldiciones, Harry volvió la mirada hacia la puerta abierta.
—¿Y Tyler?
—Él tampoco tiene ninguna teoría al respecto.
—No. Me refiero a que si has pensado que podría ser él quien está detrás de todo esto.
«¿Qué?» Había contratado a Tyler para mantener alejados del club a todos los indeseables y protegerla mientras estuviera allí. El guardaespaldas siempre había ido más allá del deber y revoloteaba a su alrededor en cualquier momento, casi como si fuera un novio posesivo. Aquello había funcionado bien. Desde que Tyler trabajaba para ella, hacía poco menos de un par de meses, ya no ocurrían hechos desagradables en el despacho o el dormitorio del club, como encontrarse allí con un hombre desnudo o a un presunto violador.
—Tyler no haría esto.
—¿Quién más está celoso de nuestra relación?
Pero vamos a ver... ¿aquello era una relación o sólo se dedicaban a fo*llar?
«Veamos, es un cocinero famoso a nivel nacional y, dejando a un lado la última noche, te considera básicamente una prostituta, ¿tú qué crees?»
—Podrían haberlo hecho muchas personas —señaló ella—. Incluido Primpton; ya has visto lo pirado que está. Incluso podría ser Peter. Me han dicho que anoche preguntó por mí en el club y que se cabreó mucho al enterarse de que no aparecería por allí. Al parecer exigió mi presencia de inmediato.
—¿Has visto a alguno de los dos aquí esta noche?
Ella negó con la cabeza.
—Pero no me he fijado en todos los asistentes. No conozco a todos los clientes, podría ser cualquiera que haya frecuentado el club y le haya dado por pensar que soy suya o algo por el estilo. No me ha ocurrido nunca, pero sé de chicas a las que sí les ha pasado.
—Creo que lo primero que deberíamos hacer sería descartar a los sospechosos más evidentes. —Harry tragó saliva y en su cara apareció una mirada aguda y determinada—. Te juro que como sea yo quien atrape al mamón que está haciéndote esto, la policía tendrá mucha suerte si queda algo para identificarlo.
____ se lo quedó mirando fijamente. ¿Por qué estaba Harry tan preocupado? Vale, puede que no le gustara ver cómo amenazaban a ninguna mujer, pero...

—Esto no me gusta nada, pero lo cierto es que, hasta el momento, el acosador no ha hecho nada salvo amenazarme. Y, si Dios quiere, no hará nada más.
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Mensaje por Invitado Miér 25 Sep 2013, 2:34 pm

Harry frunció los labios y le dirigió una mirada sombría.
—Yo no apostaría por ello; va a por ti. Llama a Remy, tiene que saber que esto no se trata ya de una gamberrada.
Tyler se detuvo en ese momento en la puerta.
—Lo siento. Estaba en el baño. —Miró primero a _____ y luego a Harry—. ¿Qué demonios pasa?
¿Sería posible que Tyler estuviera haciendo eso porque se había negado a acostarse con él? ¿Estaría tan obsesionado con ella?
_____ descartó la sospecha casi al instante. Él siempre había intentando ayudarla y se había ocupado de su seguridad. Había tenido un montón de oportunidades para quedarse a solas con ella y no había hecho nada para lastimarla o ponerla en peligro.
«Pero, ¿quién, salvo él, tiene la certeza de que te acuestas con Harry?»
—Ven, míralo tú mismo —le dijo ella finalmente, alejándose del sillón. _____ observó su expresión, estudiando si parecía sorprendido... o amenazador.
Él rodeó el escritorio; parecía algo incómodo y fuera de lugar, con la camisa medio abierta y la corbata color borgoña desanudada. Se había quitado la chaqueta del traje hacía ya un buen rato debido al calor.
Tyler miró el sillón con atención. Se puso rígido cuando vio la nota. Se acercó más para leerla y comenzó a maldecir sonoramente.
—Como atrape a ese hijo de pe*rra lo voy a matar.
—Vaya, estupendo. Harry ha dicho lo mismo. Entonces iréis los dos a la cárcel y me tendré que ocupar yo sola del siguiente pervertido.
Harry y Tyler se miraron. Los dos parecían muy apurados al saber que habían coincidido en algo.
—Llama a Remy —le ordenó Tyler—. Quiero hablar con ese cajún perezoso.
—¿Siempre hace su trabajo con tanta desidia? —preguntó Harry.
Fue _____ quien respondió.
—No está acostumbrado a que yo le dé problemas. Se ocupa de otras cosas, como detener a vendedores de droga, ladrones y vándalos. Gente más a su alcance. No está acostumbrado a tener que realizar investigaciones.
—Voy a ocuparme de esto yo mismo —declaró Harry, sacando el móvil del bolsillo y dirigiéndose hacia la puerta del despacho.
—¿A quién estás llamando? —le preguntó _______.
Él no respondió.
Mascullando por lo bajo sobre lo difíciles que eran los hombres, lo siguió.
—¿Adónde vas? —inquirió Tyler.
La respuesta pareció interesar a Harry, que se dio la vuelta y se la quedó mirando, bloqueando la puerta.
La sobrecarga de testosterona era tan potente que podía estallar en cualquier momento. Ojalá pudiera embotellara. Todas las murmujees del mundo pagarían una millonada por sentirse tan ridículamente femeninas.
Ignorando ese pensamiento tan tonto, miró con atención detrás de Harry, al pasillo en penumbra, frustrada por la falta de visión.
—Tengo que despedirme de los últimos clientes, acompañarles a la puerta y darles las gracias por venir.
—Yo lo haré. —El ofrecimiento de Harry pareció más una orden—. Quédate aquí y llama a Remy.
—¡Son mis clientes!
—Se comieron lo que yo preparé. No voy a enredarme en jueguecitos semánticos cuando tu seguridad está en juego. —Entonces clavó los ojos en Tyler, lanzándole una mirada de advertencia—. Ocúpate de que se quede aquí y protegerla. Te juro por Dios que, como le toques un solo pelo de la cabeza, te partiré el cráneo en dos y cocinaré tus sesos con coñac mientras todavía te late el corazón.
Tyler lanzó un gruñido.
—¿Alguien más se ha dado cuenta de que ____ vivía tranquila hasta que tú apareciste? Todo iba como la seda hasta que te entrometiste en su vida y lo jodiste todo.
—¿No estás demasiado celoso? ¿Acaso no soportas verme con ella? —le desafió Harry.
Oh, Santo Dios.
—¿Seréis capaces de conteneros diez minutos más? Cuando el restaurante esté cerrado y el aparcamiento vacío, podéis salir ahí fuera y solventar vuestras diferencias a puñe*tazos.
Harry la miró fijamente. Luego clavó los ojos en Tyler.
—Ahora vuelvo.
En cuanto se fue, la desaprobación de Tyler resonó en el tenso silencio.
—No lo comprendo. Si lo echaras, las amenazas desaparecerían.
 
—Puede que sí, puede que no.
 
 
Él negó con la cabeza.
—Seguro. Pero le dejas quedarse. En tu casa. ¡En tu cama! Puede que sólo haya trabajado para ti un par de meses, pero sé que no eres de las que se acuestan con cualquiera y tampoco vas entregando tu corazón. ¿Le... amas?
Ella parpadeó ante la pregunta. ¿Había hablado alguna vez Tyler de sentimientos? Casi nunca, al menos antes de que Harry llegara a Lafayette. ¿Estaría realmente celoso?
____ vaciló. Pensó en mentir. Pero si fuera él quien quería hacerle daño, castigarla, ¿por qué no lo había hecho ya?
Finalmente, se obligó a sostenerle la mirada.
—Sí —susurró.

 
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Mensaje por Invitado Miér 25 Sep 2013, 2:35 pm

* * *
 
Harry esbozó su sonrisa más encantadora mientras acompañaba a la puerta a los últimos clientes del Bonheur. Meneó la cabeza, sonrió, firmó autógrafos y los fue empujando disimuladamente a la salida. Por fin, en sólo diez minutos, los echó y cerró con llave. Luego abrió el móvil que llevaba en la mano.
Marcó el número de su primo sin vacilar. Niall respondió al primer timbrazo.
—¿Qué te pasa?
—¿Cómo sabes qué me pasa algo?
Niall soltó un bufido.
—Jamás me llamarías tan tarde si todo fuera bien.
Punto para Niall. Ahora mismo nada iba bien.
Harry suspiró.
—La persona que amenazó a ____ en el club ha actuado de nuevo. Esta noche ha entrado en el Bonheur y la ha amenazado otra vez. La policía local pasa del asunto, no parecen capaces de llegar hasta el final. Necesito tu ayuda.
—Aunque pasado mañana tendré que ausentarme por un caso, le comentaré el asunto a Zayn cuando hable con él e intentaré ponerme también en contacto con el hermano de Daniela.
—¿Con cuál de ellos?—Harry maldijo para sus adentros. Ninguno de los dos había aprobado la breve relación que mantuvo con su hermana y Niall... y hacían todo lo posible por ignorar lo sucedido.
—Con Hunter.
Harry maldijo otra vez interiormente. Logan, el más joven, tenía un temperamento de mil demonios, pero se podía razonar con él. Sin embargo Hunter era demasiado frío y calculador. Era muy astuto. Y tan comunicativo como una pared. Dada la aversión que sentía por él, no movería un dedo.
—Zayn y yo estamos tratando de convencerlo para que deje el ejército. Necesitamos a alguien como él.
—¿Qué puede hacer en este caso? Necesito a alguien capaz de averiguar quién se oculta detrás de todas estas amenazas.
—Hunter es el mejor. Confía en mí. No tiene que caerte bien, sólo tienes que aceptar que él lo solucionará.
Por lo que Harry había oído, Hunter era implacable y cauteloso cuando se encargaba de una misión.
—Haría cualquier cosa para proteger a _____.
—Llegaremos antes del mediodía, así podrás ponernos en antecedentes.
Harry cortó la llamada. A ____ no le iba a gustar eso; Niall, Zayn y Hunter insistían siempre en controlarlo todo y le restringirían los movimientos, pero Harry quería que estuviera a salvo.
Cuando regresó al despacho, Tyler estaba gritando a Remy por el teléfono. A Harry casi le cayó bien.
_____ lo observó.
—Dile que me suelte.
Levantó ligeramente una muñeca. Estaba sujeta con unas esposas al cajón del escritorio.
Harry miró a Tyler.
—¿De dónde has sacado eso?
El guardaespaldas sonrió.
—_____dijo que iba a salir a despedirse de sus clientes y que tenía que regresar al club.
—¡Ni hablar! —explotó Harry. ¿Es que ____ no se daba cuenta de que si ese enfermo la atrapaba, la violaría en el mejor de los casos y, quizá, la torturaría y mataría?
—Iba a acompañarme Tyler, al menos hasta que me traicionó. Pero tengo que pasar por el club. Sadie me ha llamado por teléfono, hay problemas con una de las chicas. Está borracha  tengo que echarla. Además, es sábado por la noche, el día que más clientes hay. Las chicas pueden echar una mano, pero no ocuparse de todo.
Harry la entendía, pero el negocio no era tan importante como su seguridad.
—El único lugar al que este pirado no ha accedido todavía es a tu casa. Tenemos que ir allí. Llama a la chica y despídela por teléfono. Tyler puede ocuparse del resto sin que tú te pongas en peligro.
—Es mi club. No puedo esquivar mis responsabilidades sólo porque a ti te dé la gana.
Harry entrecerró los ojos.
—No vas a ir.
A Harry no le cupo la menor duda de que si _____ hubiera tenido las dos manos libres, le hubiera arañado la cara.
—No eres mi marido ni mi novio. Has sido tú el que ha dicho que sólo «follamos» juntos, así que no vas a decirme adonde tengo que ir.
—Yo no apostaría por ello. ¿Qué ha dicho Remy?
Tyler le puso al corriente de una conversación que, para Harry, no fue nada más que un montón de tonterías. En conclusión, y legalmente hablando, salvo un poco de vandalismo, el culpable no había hecho nada por lo que pudieran arrestarle.
 
Harry no podía contener la furia. Ya trataría con aquel polizonte perezoso más tarde. Ahora tenía que mantener a ____ a salvo durante doce horas. Después, Niall, Zayn y Hunter se harían cargo de aquel psicópata y él podría concentrarse en probarle a _____ que lo que ellos hacían era mucho más que «fo*llar»... incluso aunque no supiera qué es lo que era.
 
 
—Típico de Remy —dijo _____, encogiendo los hombros—. Ya que sois vosotros los que decidís qué puedo hacer, ¿me dejaréis al menos ir al cuarto de baño antes de irnos? Tengo que cambiarme de ropa.
Harry miró a Tyler, que le devolvió la mirada. Hubo una silenciosa comunicación entre ellos a través de la cual parecieron llegar a la conclusión de que no podría hacer nada sin coche. No sería tan estúpida como para recorrer las seis manzanas que había hasta «Las sirenas sexys» con un acosador acechándola.
—Claro. —Tyler se levantó y, sacando la llave de las esposas del bolsillo de la camisa, la soltó—. Nada de trucos.
_____ agitó la mano y le dirigió una mirada furiosa.
—Esperadme aquí.
Pasaron cinco silenciosos minutos. Harry se removió inquieto, pero se trataba de una mujer y su ropa... Sabía por experiencia que tardaban mucho tiempo en vestirse. En especial si esa mujer usaba medias, liguero y zapatos de tacón. Ponerse todo eso llevaba tiempo. Además, Tyler y él tenían un ojo en la puerta del cuarto de baño y el otro en la del restaurante. _____ no podía ir a ningún lado.
Cuando Tyler comenzó a tamborilear el pulgar en una de las sillas, Harry se dio cuenta de que estaba tan nervioso como él.
—Como le destroces el corazón, te mataré —dijo Tyler de repente, rompiendo el silencio.
—Lo que hay entre _____  y yo no es asunto tuyo.
Tyler se levantó, irguiéndose en toda su estatura, quizá cinco centímetros y quince kilos más que Harry.
—¿De veras? Pues lo que hay entre _____ y yo tampoco es asunto tuyo.
Harry apretó los dientes, resistiéndose a admitir que Tyler tenía razón.
—Y cuando tú te hayas largado —prosiguió Tyler—, yo todavía estaré aquí. Con ella. Todos los días y todas las noches. Puede que tú seas su juguete nuevo, pero te olvidará. Y yo la ayudaré a hacerlo.
Aunque no le sorprendían las palabras de Tyler en lo más mínimo, fueron como una puñalada en el corazón. Escuchar la confirmación de sus sospechas —sus miedos— sobre la relación del guardaespaldas con _____ dolía como el infierno.
Se tragó la afirmación de Tyler. La entendió. En unos minutos, sería domingo. Harry tenía que irse antes de la mañana del jueves para poder estar el viernes en Los Ángeles, donde concluiría las negociaciones de su programa de cocina para la televisión por cable. También tenía previsto publicar en breve un libro de cocina, y su editor se debía estar preguntando por qué demonios no respondía a sus correos electrónicos.
Pero incluso aunque pudiera quedarse, ¿qué le diría a _____?
Cualquiera que fuera el camino que eligiera para ser padre, no lo lograría sin la mujer adecuada. Y, aunque _____ estuviera de acuerdo en adoptar a un niño o en someterse a una fecundación in vitro, tendría que pasar por muchas pruebas y por un embarazo. Además tendrían que encontrar la manera de hacer funcionar aquella relación tan apasionada y difícil.
¿Qué clase de madre sería? Seguramente no una como la suya. Y eso, presuponiendo que ella quisiera tener hijos. Después de que ella intentara decirle esa mañana que no estaba tomando la píldora, Harry estaba bastante seguro de que, por el momento, ser madre no entraba en sus planes. Pero eso no cambiaba el hecho de que sentía algo profundo y nuevo por ella.
Era tan complicado.
Y aún así, no la podía dejar con Tyler.
—Me tendré que esmerar para asegurarme de que no me olvida.
Tyler soltó un gruñido.
—¿Eres tan jodidamente egoísta que quieres que te entregue su corazón a pesar de que vas a marcharte? ¿Quieres hacerla desgraciada?
No. Pero Harry no pensaba que _____ quisiera de él algo más que sexo. Y odiaba pensar que seguramente quería lo mismo de Tyler.
—¿Dónde co*ño se ha metido? —dijo Harry, cambiando de tema y dando unos pasos. Deseaba poder abrazarla en ese instante. La necesitaba ahora y no podía esperar ni cinco minutos más para poseerla en aquella enorme cama que ella tenía, deslizarse dentro de su cuerpo y olvidarse de todo lo que no encajaba entre ellos.
Tyler encogió los hombros.
Harry miró el reloj y luego hacia la puerta del cuarto de baño.
—¿Quince minutos para cambiarse de ropa?
El guardaespaldas miró también el reloj y, olvidándose de la cólera, frunció el ceño.
—¿No es demasiado tiempo?
«Sí.» Y se imaginaba por qué.
—¿Hay ventana en el cuarto de baño?
Tyler vaciló y se quedó inmóvil, aunque su mente iba a cien por hora.
—¡Joder! —Forzó la puerta del cuarto de baño con un hombro—. Se ha escapado.
Harry atravesó la puerta principal del Bonheur. Tyler le pisaba los talones y apenas se tomó tiempo para cerrar con llave.
—Maldita sea. Te lo juro, si aún no sabe lo que es una buena zurra, lo sabrá cuando haya terminado con ella —gruñó el hombre.
¿Y qué pasaría cuándo fuera Harry quien hubiera terminado con ella? Que ____ sabría mejor que nadie por qué no debía desobedecerle cuando él tuviera los nervios de punta y se sintiera tan protector.
 
* * *
 
Unos minutos después, Harry y Tyler entraron en tromba en el club. ____ no se sorprendió de que la hubieran encontrado con tanta rapidez. Lo que sí le sorprendió era lo increíblemente enfadado que parecía Harry .
—Me parece que tienes problemas —indicó Sadie, señalando a los dos hombres con la cabeza.
Aunque era difícil tomarse en serio lo que decía alguien que sólo llevaba puestos un tanga y unas medias, _____ no pudo negar que la stripper tenía razón. El corazón se le aceleró como si hubiese estado dos horas bailando.
 
—Estaré arriba, en el dormitorio. Si preguntan por mí, envíalos al despacho.
 
 
—Tyler sabrá de sobra donde te encuentras, pero tú misma —dijo Sadie con una sonrisa juguetona, asintiendo con la cabeza—. Lo único que conseguirás es que estén más enfadados cuando te encuentren.
Dulce se encogió de hombros.
—Van a estar enfadados de todas maneras. Gracias de nuevo por recogerme en el Bonheur, no podía irme a casa sin hablar con Jessica y reprocharle sus actos.
—Desconcertar a los hombres siempre me causa placer.
 
 
_____  no podía negar que esa noche había conseguido eso y más. Subió la escalera y entró en el dormitorio. Se cambió el vestido por una falda corta y un top. Se puso unas botas rojas por encima de la rodilla con altos tacones de aguja, preguntándose si hacerlo no sería como agitar un capote delante de Harry cuando éste la encontrara, pero no tenía tiempo para medias y liguero, así que eso tendría que valer.
Antes de que pudiera salir y bajar la escalera, Tyler abrió la puerta de una patada. Ella miró detrás de él buscando a Harry, pero el guardaespaldas estaba solo. Así que Sadie había tenido razón. Harry había creído las palabras de las stripper, pero Tyler la conocía lo suficientemente bien como para saber donde estaría. Esa noche los problemas acudirían de uno en uno.
 
 
—¡Maldita seas! —dijo él, atravesando la habitación. Ella se quedó quieta, observándole.
Dio un paso atrás al ver la furia que ardía en sus ojos. La expresión que mostraba su rostro iba más allá de una simple molestia o preocupación. Estaba tenso como una cuerda a punto de romperse. Una rápida ojeada más abajo le demostró que, también, estaba duro en otras partes.
—Tyler —intentó razonar con él—. Detente. Sabes que no puedes...
—¡Eres tú la que no puede! ¿No me has contratado para que te proteja? Pues no te escapes de mí cuando estés en peligro.
—Sadie me recogió y me trajo aquí —confesó.
Era imprescindible aplacar la furia de Tyler. Pero no parecía conseguirlo. Siguió avanzando hacia ella. La furia y el deseo estaban gradados en su cara, y a ____ se le detuvo el corazón.
—Tyler, no...
El guardaespaldas aplastó los labios contra los suyos, sofocando la protesta. Ella intentó zafarse, pero él le tiró del pelo e intentó separarle los labios con la lengua. Luego se la metió en la boca mientras ella intentaba resistirse.
Necesitaba aire. Y cordura. Y los necesitaba ya. Maldita sea, se negaba a ser maltratada por alguien que consideraba su amigo. Tenía que encontrar la manera de aplacar su cólera.
Después de examinar sus opciones, le mordió la lengua.
Él interrumpió el beso y dio un paso atrás.
—¡Joder!
—No hoy —gruñó Harry, dirigiéndose directamente hacia Tyler—. ¡Aparta tus pu*tas manos de ella! ¿Eres tú quien está detrás de todas esas amenazas?
—¿Tú qué crees? Sólo me faltaba esa pregunta tan estú*pida.
_____  se interpuso entre ellos. No iban a pelear en su dormitorio.
—Ya basta.
Tyler la miró a ella y luego a Harry, antes de volver a clavar los ojos en _____.
—Hablaremos después.
—Te lo aseguro —le prometió ella. Tenía que dejarle bien claro que consideraba inadmisible tal comportamiento. Nunca le había hecho daño. Nunca la había besado de aquella manera, contra su voluntad. ¿Qué demonios le pasaba?
Celos. La misma emoción dominaba la cara de Harry. El guapísimo cocinero miró a Tyler con el ceño fruncido cuando éste salió dando un portazo.
 
 
Dejándola sola con él.
Harry alargó la mano y, con un audible clic, echó el cerrojo a la puerta. Entonces clavó la mirada en el provocativo escote de _____  y en los pechos, apenas cubiertos por un pequeño y apretado top blanco. Luego soltó una maldición al mismo tiempo que bajaba los ojos a la corta falda negra y a las botas rojas. Una nueva furia inundó el rostro de Harry. Al igual que Tyler, su cuerpo estaba duro... por todas partes. A diferencia de Tyler, sin embargo, si Harry la tocaba ahora, ella estallaría en llamas. Y no pensaba tolerar que él usara el sexo para manipularla o controlarla.
 
 
—He estado a salvo todo el rato. Jamás me pondría en peligro. Me trajo Sadie. Tengo nociones de autodefensa y un aerosol de pimienta en el bolso.
Harry soltó un bufido.
—Nunca podrías evitar que un hombre te hiciera esto.
 
 
Estaba a tres pasos de ella pero, al momento siguiente, había invadido su espacio personal, la tomaba entre sus brazos y la aplastaba contra la pared, adueñándose de su boca bruscamente.
_____ quiso ser fuerte. Lo quiso con todas sus fuerzas, pero Harry tenía un efecto asombroso sobre ella. Y no pudo evitar ofrecerse a él.
El sabor de su beso, la intensidad... No se sintió obligada cuando él devastó su boca, sino deseada. Cuando Harry le acarició las mejillas y gimió, se sintió necesitada. Cuando le desgarró el top y se deshizo del sujetador, notó que se estremecía y que perdía el control. Sentía la posesión de Harry en los huesos. Él no debería de haber despertado su deseo, mojándola... pero se trataba de Harry. Y cualquier cosa que él hiciera, hacía que le deseara.
 
En cuanto estuvo desnuda de cintura para arriba, él se inclinó sobre sus pechos y los succionó, primero uno y luego el otro. Ella se arqueó hacia él, enterrando los dedos en el sedoso cabello oscuro. Los pezones se irguieron bajo la lengua de Harry cuando él los chupó con voracidad.
 
 
Le zumbó todo el cuerpo y movió las caderas con desasosiego, presionándose contra él, invitándole a entrar. Cuando estaba con Harry no tenía cabida la vergüenza; jamás. Cualquier cosa era buena para seducirle. Sí, estaba furiosa. Y le leería más tarde la cartilla, le diría que ningún hombre podría decirle jamás lo que debía hacer, pero ahora no podía detenerle. El deseo de Harry era semejante al de ella, como si los acontecimientos se hubieran escapado a su control y el tiempo que les quedaba juntos pasara con demasiada rapidez.
 
 
—No vuelvas a darme esquinazo—dijo él, arrancando la boca de la de ella, con los labios separados y la respiración entrecortada—. No quiero que te quedes sola con Tyler.
—No me habría hecho daño.
Los ojos de Harry ardieron.
—Puede que no, pero te habría follado. Y, maldita sea, yo ya no comparto. Mientras estés conmigo, no le ofrecerás este dulce cuerpo a nadie más que a mí.
 
 
Las palabras flotaron en su mente, agradables y perturbadoras a la vez. Antes de que ____ pudiera asimilar sus sentimientos y responder, Harry metió la mano debajo de la falda y le arrancó el tanga lanzándolo al suelo de madera. Entonces le pasó el dedo a lo largo de la hendidura, presionando sobre el clítoris hinchado.
Las sensaciones la inundaron dejándola débil. Santo Dios, qué le hacía ese hombre... Sólo tenía que tocarla un momento y ella se mareaba. Apretó los puños contra la pared. Comenzó a atravesarla un deseo incómodo e innegable. A pesar de lo mucho que odiaba que tuviera tal poder sobre ella, no podía evitarlo.
 
 
—Así —canturreó él dulcemente—. Mojada. Siempre mojada para mí.
Harry le introdujo dos dedos en la estrecha abertura. Ella siempre estaba preparada para él. A pesar de estar algo inflamada por la reluciente actividad, se derritió contra él, absolutamente dispuesta para cualquier cosa que él le exigiera.
No era posible que él pudiera creer que estaría tan dispuesta para cualquier otro.
—Tyler no...
—No quiero oírte hablar de él —atronó Harry, penetrándola profundamente con el dedo anular.
Ella contuvo el aliento al sentir que él le frotaba sin piedad el punto G.
—No quiero oír hablar de Tyler y punto. He visto cómo le be­sabas... —Harry respiró hondo, como si intentara controlarse.
—Harry...
—¡No! Mientras folles conmigo, maldita sea, no foll*arás con él.
Las palabras de Harry penetraron por fin la neblina de placer que envolvía a ____.
—¿Qué insinúas? ¿Qué puedo reanudar mi tórrido romance con él en cuanto te largues?
Él jadeó más profundamente. Sus ojos color chocolate se hicieron más oscuros, casi negros. Exudaba peligro. Se le enrojecieron las mejillas y su expresión se hizo más tensa mientras le aferraba las caderas con fuerza. Estaba furioso y excitado, parecía un guerrero a punto de luchar, de reclamar su propiedad.
Santo Dios, ella deseaba que la reclamara para siempre, que no sólo quisiera acapararla hasta su marcha, tres días después. ¿Es que para él no era más que un polvo fácil?
Harry no respondió, amoldó su boca a la de ella una vez más y la besó con una ferocidad que le robó el aliento. _____ intentó no dejarse llevar, pero él se apretó contra su cuerpo y su mente fue arrasada por un torrente de implacable deseo. Un momento después, él se inclinó y le rozó el pezón con los dientes. Ella se arqueó y gritó.
—Separa las piernas.
______ vaciló. Sabía a donde conducía aquello... pero también sabía que casi no les quedaba tiempo juntos. La fantasía de conseguir que se enamorara de ella en una semana, sólo era un deseo imposible. Él se iría pronto y ella no podría detenerle. Lo único que podía hacer era almacenar recuerdos.
Cerró los ojos ante aquel agridulce anhelo y se dejó llevar. Harry le mordisqueó el otro pecho y bajó los brazos, cogiéndole un muslo con cada mano e inmovilizándola contra la pared. Un instante más tarde, _____ notó que el miembro de Harry indagaba entre sus pliegues. Apenas tuvo tiempo de preguntarse cuándo se había desabrochado él los pantalones antes de que se sumergiera profundamente en su interior. La resistencia que ofreció el hinchado sexo de _____ fue anulada por el húmedo deseo y el irreprimible anhelo de conquistarla.
 
Jugueteó con ella durante unos tortuosos minutos, introduciendo y sacando su pene suavemente. Por fin, la penetró hasta el fondo. Ahora que estaba rodeado por la mojada vaina de ____ y tenía el control, Harry la inmovilizó con una brillante mirada.
 
 
—Bien sabe Dios que no puedo impedir que Tyler te folle una vez que me haya ido si tú quieres, pero ahora... Ahora eres toda mía, y me aseguraré de que sepas a la perfección el nombre de quién debes gritar.
—No follo con él —confesó ella boqueando, sin ganas de andarse con rodeos—. Jamás lo he hecho. Le contraté para que me protegiera, eso es todo.
Harry contuvo la respiración, parecía poseído por el deseo. Entonces negó con la cabeza.
—Da igual.
Porque ellos sólo follaban. Cierto... Tyler no era la causa de que ella no le importara. Ésta era sólo una excusa conveniente. Esa certeza aplastó algo en el interior de ______.
En ese mismo momento, Harry comenzó a moverse, incrementando su deseo.
Él subió las manos desde los muslos de _____ a su cadera y la alzo un poco más, luego comenzó a penetrarla con unas estocadas tan rápidas y profundas que ella le clavó las uñas en los hombros.
—¡Harry!
Una frenética necesidad hacía que se le enrojeciera la piel, que le burbujeara la sangre. Harry estableció un veloz ritmo que la dejó sin aliento. Impulsó las caderas contra las de ella, friccionando su clítoris de tal manera que los pensamientos, las objeciones y el pesar desaparecieron de su mente. Tan pronto como las sensaciones se adueñaron de la situación, el deseo creció sin parar hasta que ella ya no pudo respirar.
La explosión estalló en su corriente sanguínea de una manera repentina y devastadora. ______ gritó su nombre y luego le mordió en el hombro, aferrándose a él con más fuerza que nunca.
—Más —le exigió él, sin flaquear el ritmo.
Entonces, Harry apretó los labios otra vez contra su boca, envolviéndola en un beso interminable que la capturó por completo, una comunión de bocas que la cautivó totalmente. No sabía donde comenzaba ella y donde terminaba él, y no le importaba. Ya se había dado cuenta de que le había entregado una parte de sí misma y no podía remediarlo.
Y él se iría en unos días y jamás volvería.
Aquel pensamiento la atormentó cuando él se apartó de la pared y, sosteniéndola contra su cuerpo, se inclinó sobre la cama. La dejó sobre el colchón y siguió penetrándola profundamente.
—Separa más las piernas. Dobla las rodillas. Quiero metértela hasta el fondo.
La voz de Harry era casi un gruñido irreconocible. No le dio tiempo a negarse antes de que él le abriera los muslos todavía más. Gimió cuando él se hundió por completo. Santo Dios, era perfecto. Harry sabía exactamente cómo dejarla sin control.
Las extremidades le pesaban, los pensamientos se le dispersaban y un delicioso placer envolvió su cuerpo otra vez. Una urgente presión asaltó de nuevo su clítoris mientras él continuaba penetrándola con un ritmo duro y profundo. Ella se quedó pronto sin aliento y comenzó a palpitar a su alrededor, casi estallando de febril necesidad.
Él la alzó por las caderas y la hizo bajar sobre su miembro mientras empujaba hacia arriba. Con dureza. Directamente hasta la cerviz. Impulsando su pelvis contra la de ella y, oh, Santo Dios, la incipiente tormenta se concentró en el interior de _____ creciendo más allá de lo que ella podía resistir.
Antes de que alcanzara el clímax, él se retiró y la hizo ponerse a cuatro patas sobre las manos y las rodillas; volvió a entrar en ella desde atrás sin perder ni un instante. Le dio un azote en el trasero, provocando una caliente picazón que hizo que _____ contuviera el aliento. En ese momento, Harry apoyó el pecho húmedo contra su espalda, la rodeó con un brazo; y comenzó a juguetear con su clítoris.
—¿Tyler te hace sentir esto? —le susurró Harry al oído mientras la explosión crecía, ascendía y se multiplicaba en su interior. Dejó de acariciarle el clítoris y ella gimió en señal de protesta. Harry le mordió el cuello, salió de ella y se hundió hasta lo más profundo al tiempo que le clavaba un dedo, mojado por sus fluidos, en el ano.
Las sensaciones crecieron todavía más mientras Harry  maldecía y se introducía en ella una y otra vez. _____ le acompañó en cada movimiento, empujando contra él en cada envite.
Un millón de descargas la recorrió como una tormenta. El orgasmo se propagó desde el clítoris hasta el último rincón de su cuerpo.
—Oh, Dios mío. —_____ se aferró a las sábanas y gimió.
Harry gritó cuando su clímax se acercó también. El sonido vibró en el cuerpo de Harry, haciendo que le zumbaran los pezones y que se estremeciera de los pies a la cabeza. Él siguió moviendo el dedo mientras su polla comenzaba a palpitar, empujándola de nuevo al borde. El éxtasis la inundó y la envolvió de nuevo, haciéndola perder la cordura mientras el cataclismo explotaba en su interior. Ella gritó al sentir un placer tan brutal que le dejó la mente en blanco, le oprimió la garganta y casi consiguió que el mundo desapareciera. Un momento después, Harry eyaculó en lo más profundo de su cuerpo.
 
Maldita sea, se habían vuelto a olvidar del condón.
 
 
______ cerró los ojos. No podía pensar ahora en eso. No podía pensar en nada... salvo en que Harry la había arruinado para cualquier otro hombre y en que había creado un conveniente abismo entre ellos dos utilizando una inexistente relación con Tyler.
Iba a ser ella la que tuviera que detener aquello. _____ ya no podía seguir «sólo follando» con él. Le destrozaba el corazón.
Sin esperar a que Harry se moviera, ella se escurrió bajo el cuerpo de él, y se levantó con las piernas temblorosas. Sin decir palabra, cruzó la estancia y buscó en los cajones un sujetador limpio y otro top, notando en todo momento la mirada de Harry clavada en la espalda.
Y cuanto más pensaba ____ en lo que acababa de ocurrir, más enfadada estaba.
Salir de allí ya no era una elección, sino una necesidad. Tenía que pensar. Sola. Antes de que él volviera a nublarle la razón y consiguiera que lo deseara de nuevo. En esos momentos se sentía una rubia tonta sin pizca de cerebro. ¿Cómo podía dejar que Harry tuviera tal control sobre su cuerpo cuando resultaba evidente que la consideraba tan poca cosa? Lo que compartían era una llama viva, abrasadora y destructiva. Y ____ no podía estar en medio del fuego sin quemarse.
Miró a Harry, sostuvo con firmeza la ropa limpia contra el pecho y apretó los dientes.
—Esto es todo, Harry. Es... —Se apartó, negándose a llorar frente a él—. Ya no puedo aguantarlo más.
—_____, yo... lo siento. Estaba enfadado y... —graznó en el silencio, poniéndose rápidamente en pie con el pantalón desabrochado y la camisa cerrada—. ¿Te he hecho daño?
—¿Tú qué crees? —le preguntó con sarcasmo—. No hay nadie más que tú. No me acuesto con Tyler, pero tú te niegas a creerme. Aunque tampoco tiene importancia. No me quieres para ti, pero tampoco quieres que me tenga él. Me haces sentir como un hueso que deseen dos perros al mismo tiempo, y no porque signifique algo para ti, sino porque tienes que buscar alguna excusa que te permita seguir considerándome una prostituta. No pienso seguir aguantando toda esta mie*rda.
—Eso no es verdad. Me haces sentir cosas que...
Harry se pasó las manos por el pelo, buscando las palabras.
«Excusas —pensó ella—. Pero ya no más.»
—Hasta aquí hemos llegado. No pienso soportarlo más. Le diré a Sadie que me lleve a casa a las cuatro. Será mejor que no estés allí cuando llegue. Y puesto que tanto el restaurante como el club están cerrados los domingos, no quiero volver a verte hasta el lunes. ¿Entendido? No quiero hablar contigo ni que me vuelvas a tocar.
Harry aún no había dicho ni una sola palabra cuando ella desapareció en el cuarto de baño. Aquel silencio hizo que se le volviera a romper el corazón. Las lágrimas hacían que le picaran los ojos. Mantenía todo lo que le había dicho, pero una parte de ____ deseaba importarle lo suficiente como para que luchara por ella. Pero no iba a ser así. Tenía que dejar de pensar esas cosas. A los quince años aprendió que los cuentos de hadas eran mentira. ¿Por qué había olvidado aquella valiosa lección?
Después de asearse, se puso un tanga limpio y se cepilló el pelo, maravillándose de la imagen de la mujer ruborizada de labios hinchados que le devolvía el espejo. Se había enamorado por primera vez en su vida. Qué experiencia más miserable.
Volviéndola la espalda al espejo, pasó con rapidez junto a Harry y se dirigió a la puerta. Él la siguió.
—Siento haberte hecho daño, no quería hacerlo. —El arrepentimiento ensombrecía su cara y parecía inseguro y contrito al mismo tiempo.
—¿Hacer qué? ¿El gilipollas? ¿Has pensado alguna vez en volver a verme después del jueves?
En la cara de Harry apareció una expresión de culpabilidad. Apartó la mirada.
—No.
_____ sintió que el dolor la inundaba de nuevo.
—Ya me he hartado de que me trates como a un felpudo. Ya que tienes tantas ganas de considerarme una mujerzuela... no te costará nada olvidarme.
Dicho eso, le dio la espalda y salió dando un portazo. En cuanto abandonó el dormitorio, las lágrimas comenzaron a rodarle por las mejillas. Nunca más. Después de que se fuera jamás volvería a poner los ojos en él. Sería lo mejor, a pesar de que la había tratado con desprecio, si lo veía de nuevo, se derretiría a sus pies. Suplicaría su afecto.
Maldita sea, se negaba a caer en la tentación de postrarse ante nadie, en especial ante un hombre que no la apreciaba.
Recorrió el pasillo, bajó la escalera y se ocultó detrás del perchero.
—¿______?
Oyó que Sadie la llamaba, pero ahora no podía responderle. Levantó una mano y corrió a su despacho, donde abrió la puerta y la cerró de golpe antes de encender la luz.
Apretó los párpados para contener las lágrimas, se dirigió al sillón y se dejó caer en él. Un segundo y un sollozo después, abrió los ojos para coger un pañuelo de papel.
Peter estaba ante ella. 
Y parecía muy cabreado.
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FIN DEL CAP 9
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Mensaje por RominaStyles Vie 18 Oct 2013, 10:04 pm

Me encanta quiero saber que va a pasar siguela cuando puedas :)
RominaStyles
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Mensaje por ZoeyMaik899 Mar 14 Ene 2014, 11:10 pm

Me gusta mucho!!,espero que la sigas pronto  DELICIOSA RENDICION HARRY STYLES Y TU !!! MEGA HOT!!! - Página 3 1857533193
Por cierto escribes muy bien.



Tu nueva lectora Zoey

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ZoeyMaik899
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