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The Marriage Bargain [Nick&Tu] A D A P T A C I O N.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: The Marriage Bargain [Nick&Tu] A D A P T A C I O N.
AAAAAAAAAAAAAHHH!!!
SI QUE SON TESTARUDOS LOS DOOOSSS!!!
Y POR QUE TUVO QUE APARECER LA TAL GABBY????
AAAAAAAAAHHH
SIGUELAAA
SI QUE SON TESTARUDOS LOS DOOOSSS!!!
Y POR QUE TUVO QUE APARECER LA TAL GABBY????
AAAAAAAAAHHH
SIGUELAAA
chelis
Re: The Marriage Bargain [Nick&Tu] A D A P T A C I O N.
hay q mal q vanessa alla llegado :S les quito la diversion
espero con ansias a q la sigas
espero con ansias a q la sigas
ElitzJb
Re: The Marriage Bargain [Nick&Tu] A D A P T A C I O N.
Hoooolaaaa vi todos sus comentarios<3 ahora mismo la sigo :)
VaaalM
Re: The Marriage Bargain [Nick&Tu] A D A P T A C I O N.
Capitulo 5
______ miró sobre la multitud y deseo estar en BookCrazy, sosteniendo su lectura de poesía de los viernes por la noche. La cena de negocios de esta noche era un momento crucial para la carrera de Nick. Sabía que los pesos pesados pululaban por los pasillos, con la oportunidad de alcanzar la gloria, y Nick necesitaba deslumbrar a la multitud, con el fin de obtener una audición.
Ella le entregó su abrigo a la anfitriona y dejó que Nick la guiara dentro del lleno salón de baile.
—Estoy asumiendo que tienes un plan general de ataque —preguntó ella— . ¿Cuáles son los dos jugadores en los que necesitas concentrarte?
Él se movió a través de una gruesa capa de humo de cigarro. Un estrecho círculo de conservadores hombres de negocios rodeaba a un hombre, impecablemente vestido en un traje gris y una corbata de seda.
—Hyoshi Komo, está construyendo el restaurante japonés. Su voto es clave para lograr ser el tercer socio en el negocio marítimo.
—Entonces, ¿por qué no vas para allá y le das tu lanzamiento? —ella tomó una tarta de salmón de la bandeja de un mesero en esmoquin, y una copa de champán de otra.
—Porque no quiero ser alguien de la multitud. Tengo un plan diferente en mente. —Sorbió las burbujas y suspiro con placer—. No te emborraches.
Ella dejó salir un resoplido.
—Nunca supe que los esposos eran tan controladores. Está bien, ¿quién es el último tipo al que necesitas impresionar?
Un destello de tanteo cruzó su cara.
—Conde Michael Conte. Es dueño de un exitoso negocio de pasteles en Italia, y decidió probar suerte en Estados Unidos. Se está enfocando en inaugurar la primera pastelería en la costa.
Ella deseaba la bandeja de los pasteles de cangrejo a su izquierda y trataba de poner atención. Nick dejó escapar un resoplido, tomó dos del mesero, y los deslizó en el plato.
—Come.
—De acuerdo, —por una vez, estaba de acuerdo con sus órdenes. Metió el pastel en su boca y gimió con deleite. Sus cejas se alzaron juntas y se dio cuenta que de que lo estaba irritando. Otra vez.
Él miraba su boca como si quisiera un pastel de cangrejo para sí mismo.
—______, ¿me estás escuchando?
—Sí. Conte. Pastelería. ¿Supongo que esperas que me mezcle mientras haces tus negocios?
Él le dio una apretada sonrisa.
—Trabajaré en Hyoshi por ahora. ¿Por qué no mantienes tus ojos abiertos por el Conde? Es alto, acento italiano, cabello y ojos oscuros. Involúcralo en alguna conversación, te mantendrá ocupada.
Una pequeña picazón de alerta provocó las orillas de su conciencia pero ella aun estaba muy ocupada en el atavió de sus deliciosos aperitivos.
—¿Quieres que hable con él?
Se encogió de hombros, en una controlada indiferencia.
—Seguro. Sé agradable. Si descubres cualquier cosa interesante, házmelo saber.
Un escalofrío recorrió su espalda y de repente la escena se cristalizó.
—¿Quieres que espié para ti?
La impaciencia encendió su voz.
—Estás siendo ridícula. Sólo relájate y disfruta la fiesta.
—Es fácil para ti decirlo. Tu busto no está saliendo de tu vestido.
Nick aclaró su garganta y cambió.
—Si no estabas cómoda, no debiste usar ese vestido.
Se puso rígida.
—Lo tomé prestado de Maggie. No tenía un vestido costoso.
—Te hubiese dado el dinero.
—No necesito tu dinero.
—De algún modo, lo dudo. No firmaste el contrato por ninguna noble razón. Bien podrías tomar tanto como puedas conseguir.
Un corto silencio se estableció entre ellos. Frialdad se filtró a través de ella.
—Tienes razón. Fui una idiota. La próxima vez compraré en Macy y te enviaré la factura. —Se volvió en sus tacones y sacudió su cabeza—. Después de todo, el único beneficio de este matrimonio es tu dinero.
Se alejó, y lo dejó viendo su espalda.
Idiota.
______ sorbió una segunda copa de champán y se instaló cómodamente junto a la ventana panorámica con vista al balcón. Nick Jonas pertenecía a este mundo, uno de dinero, supermodelos y diálogos refinados. Nubes de Shalimar y Obsession mezcladas con una pesada esencia de humo de cigarro. Su vista fue cegada por una gran variedad de sedas y satenes, la mayoría en negro o neutrales; colores no vistosos, para combinar con los diamantes y las perlas y los zafiros, que sabía eran todos reales. Todo mundo estaba bronceado y ella apostaba a que no había una línea de bronceado en el estacionamiento.
______ lanzó un profundo suspiro. Se había vestido con cuidado para la fiesta y había contenido el aliento mientras caminaba por las escaleras a la espera de la opinión de Nick. Incluso aunque sabía que lucía malditamente bien en el vestido de Maggie. El pensamiento de que en realidad quería complacerlo la molestó.
Le había dado una mirada a fondo, una vez más. En lugar de un cumplido, había mascullado sobre su elección de vestuario y se había alejado. Ni siquiera la había ayudado con su abrigo, o dedicarle una segunda mirada hasta que llegaron a la fiesta. Dolor se deslizó profundo, pero se castigó así misma por la emoción. Conservó un aura amable y fingió que se vestía así todos los sábados por la noche.
Sin embargo, tan pronto como habló de su plan para la costa, su rostro brillaba con tanta emoción cruda que apretó su cuerpo en respuesta.
Pasión. Fiera necesidad quemando en sus dorados ojos marrones. Ella fantaseaba acerca de ser la mujer que incitara tal deseo. Una vez más, se recordó que Nick sólo experimentaba emociones fuertes por sus edificios.
Nunca mujeres. Y nunca ella.
Tomó una respiración profunda y terminó su bebida. Y se lanzó a través de las puertas dobles del balcón, se acercó a un grupo de mujeres, quienes parecían estar comentando sobre una escultura. En unos momentos, cuidadosamente entrelazó su camino en la discusión, presentaciones aseguradas, y se adentró en el mundo de la charla social.
* * *
Nick la miró andar majestuosamente a través de la habitación y maldijo entre dientes. Demonios, lo había hecho otra vez. Debió haberla elogiado en ese maldito vestido. Pero nada lo había preparado para su entrada mientras ella bajaba las escaleras, lista para la fiesta.
El vestido azul eléctrico caía bajo en la parte delantera, se aferraba al borde de sus hombros, y caía al suelo con magnificencia, fluidos pliegues de material brillante tirado con hilo plateado. Sandalias de tiras plateadas recubrían sus pies, sus uñas de color rosa ardiente asomándose y jugando al escondite mientras caminaba. Su pelo recogido, en lo alto de la cabeza, con tirabuzones cayendo alrededor de sus oídos y acariciando la parte posterior de su cuello. Tenía los labios pintados de rojo. Cuando ella parpadeó, arrojó destellos de su sombra plateada en sus pestañas, y captó la luz. Apostaba que también podía captar la atención de todos los hombres en el lugar.
Casi le había ordenado que se cambiara. Esto no era sofisticación fresca que pudiera controlar. Esto era una Eva apasionada, quien llamaba a un hombre al Infierno y hacia a una manzana envenenada lucir dulce como caramelo. En su lugar, había murmurado algún comentario en voz baja y dejó caer el tema en cuestión. Se preguntó si ese era un destello de dolor en sus ojos, pero cuando miró de nuevo, era la misma molesta y sarcástica mujer con la que se había casado.
Furia lo atravesó por su constante habilidad de hacerlo sentir como mierda. No había dicho nada malo. Ella se casó por dinero y lo admitía abiertamente.
Forzó los pensamientos de su esposa fuera de su mente y se concentró en el grupo de empresarios rodeando a Hyoshi Komo. Nick percibió un factor importante para asegurar el voto del hombre japonés.
Emoción.
Emocionaba a Hyoshi Komo, y Nick tenía el trabajo.
La última y definitiva pieza en el rompecabezas era Michael Conte. El famoso Conde era bien conocido en el mundo empresarial por su carisma, dinero, y afilada inteligencia. Creía en la pasión, no precisión, y se comportaba completamente diferente de sus otros dos compañeros. Nick esperaba que una animada conversación con su esposa pudiera ayudarlo a ganar un poco de terreno, especialmente desde que los chismes marcaban a Conte como un mujeriego. Ahogó el rápido brote de culpa y se metió en el grupo de hombres para conversar.
* * *
______ decidió que era tiempo de encontrar a su marido.
Además del breve tiempo sentada a su lado en la cena, habían estado sin la compañía del otro toda la noche. Tarareando en voz baja las estrofas de “I Get a Kick out at You”, revisó la habitación, pero no pudo encontrarlo entre la multitud. Tal vez había ido al baño.
Sus tacones chasquearon contra el mármol. Los sonidos de la música disminuyeron, y estudió las pinturas de la pared con placer, murmurando a sí misma cuando encontraba una que reconocía. Sus pasos la llevaron alrededor de la esquina, a un cuarto que parecía más como una galería llena con estantes de viejos libros encuadernados y acomodados cuidadosamente. Contuvo la respiración mientras sus dedos picaban por acariciar el encuadernado de viejo cuero y saborear el sonido del crepitar, mientras volteaba las páginas detenidas en la historia.
—Ah, entonces para lograr que me notes esta noche, debo convertirme en un libro, ¿no?
Se dio la vuelta. Un hombre estaba en la puerta, sus ojos llenos con un misterioso humor que, ella sabía, era parte de su esencia. Su cabello era largo y estaba agarrado en una cola de caballo, dándole la imagen de un pirata quien había encantado a mujeres por siglos. Sus labios eran carnosos y su nariz dominaba sus fuertes rasgos en una típica forma italiana. Vestido en pantalones negros, una camisa de seda negra, y caros zapatos de cuero, exhibía un elegante, seductivo aire sólo estando de pie. ______ supo inmediatamente que el hombre era encantador, bondadoso, y mortal para las mujeres. El pensamiento hizo que una sonrisa curvara sus labios. Tenía una debilidad por los italianos mujeriegos. Le recordaban a los pavos reales hinchados que, íntimamente, deseaban ser mantenidos a raya por la mujer adecuada.
—Oh, te he notado —le dio la espalda y volvió a su estudio de los libros—, sabía que me abordarías para el final de la noche.
—¿Y estaba esperando el momento, Signorina ?
—Con cierto recelo. Entonces, ¿debemos usar una de las habitaciones aquí o vamos a tu casa?
Un silencio impactado descendió.
______ miró sobre su hombro. Una mezcla de decepción y tentación tallaban sus rasgos. ______ apostaba que extrañaba la idea de una caza, pero no quería declinar tal oferta. Una encantada risa burbujeó en sus labios a la vista de su evidente conflicto y pérdida de confianza.
Una luz de conocimiento brillo en sus ojos oscuros.
—Estas bromeando, ¿no?
Se dio vuelta para encararlo, aun riendo.
—Supongo que lo hago.
Él sacudió su cabeza con asombro.
—Eres una mujer perversa por tentar a un hombre así.
—Tú eres un hombre malicioso por pensar que una mujer haría tal cosa.
—Quizás, tengas razón. Una mujer como tú debe tener un esposo viendo siempre. Tal tesoro podría ser robado en cualquier momento.
—Ah, pero si fuera un verdadero tesoro, no sería robada fácilmente. Ciertamente no por la primera línea lanzada hacia mí.
Pretendió estar ofendido.
—Signorina, nunca la insultaría pensando que no sería una larga búsqueda del Tesoro. Hubiese requerido un montón de trabajo.
—Signora —corrigió ella—. Estoy casada.
Su rostro se detuvo en una mirada baja y triste.
—Lástima.
—De alguna forma, creo que lo sabía.
—Tal vez. Pero déjeme presentarme formalmente. Soy el Conde Michael Conte.
—______ McKenz… er, ______ Jonas.
Él notó su desliz y pareció hacer una nota mental.
—Recién casada, ¿cierto?
—Sí.
—Sin embargo, pasea por los pasillos sola, y no fue vista en compañía de su esposo en toda la noche, —negó con la cabeza—. Estas costumbres americanas son una tragedia.
—Mi esposo esta aquí por negocios.
—Nicholas Jonas, ¿correcto?
Asintió.
—Debe conocerlo bien. Esta hacienda una propuesta para el negocio de la costa.
Michael mantuvo una cara neutral. Obviamente, detrás de su fachada encantadora se escondía un hombre de negocios fuerte y apuesto que sabía su identidad cuando se acercó. Nick subestimaba a Conte si creía que una conversación lo suavizaría. Este hombre obviamente mantenía los negocios y el placer en dos mundos separados.
—No he tenido el placer de conocerlo aun. —Se inclinó ligeramente.
Su colonia almizclada se levantó en el aire entre ellos. Sus ojos se encontraron y sostuvo su mirada. Esperó una ráfaga de energía sexual, un zumbido de química, una nota de hambre que sacudiera su cuerpo y confirmara que Nick Jonas no era la causa de sus problemas. Nada. Ni siquiera una chispa.
Con un pequeño suspiro interior, se resignó a luchar contra su atracción por Nick y admitió que tal vez ella todavía albergaba un flechazo de los días de su niñez. Si Michael Conte no podía darle ni una pizca de emoción sexual, estaba en serios problemas.
______ suspiró.
—Creo que amará a mi esposo tanto como lo hago yo —dijo.
Él recibió el mensaje y aceptó la implicación con gracia.
—Lo veremos. En cuanto a nosotros, seremos amigos, ¿no?
Ella sonrió.
—Sí. Amigos.
—La acompañaré de regreso al comedor por cortesía y me dirá todo sobre usted.
Aceptó su brazo y se permitió ser dirigida fuera de la biblioteca.
—Sabe, Michael, creo que tengo a la mujer perfecta para usted. Es una amiga cercana. Y ella podría ser tu pareja.
—Se subestima, signora. —Le dio un travieso guiño—. Aun estoy lamentándome su pérdida.
Rió mientras entraban en el comedor, luego miró con sorpresa que su esposo estaba parado frente a ellos. Se alzaba sobre ella con un aire intimidante. Abrió su boca para hablar, pero él se acercó y la jaló dentro de su abrazo. Un momento pasó antes de que fuera capaz de formular palabras.
—Hola, cariño. Estaba hablando con el Signore Conte. No creo que ustedes dos se conozcan formalmente.
Los hombres se midieron, el uno al otro como lo harían justo antes de una pelea de gallos. Nick fue el primero en rendirse. Probablemente por buenas razones de negocios y nada que ver con la testosterona.
Ofreció su mano.
—Michael, ¿cómo estás? Veo que ha conocido a mi esposa.
Michael sacudió su mano y ______ estudió la expresión de su esposo con absoluta perplejidad. ¿Estaba loca o él no quería que enganchara a Michael Conte con su brillante conversación? Ahora sólo lucía evidentemente irritado, como si lo hubiese traicionado.
El olor a limpio de jabón y limón se levantó de su piel. Sus dedos extendidos alrededor de su cintura y apoyados en la curva de su vientre. Ella luchó contra un estremecimiento cuando imaginó su mano deslizándose sólo a unos cuantos centímetros hacia abajo. ¿Cómo se sentirían sus dedos profundamente dentro de ella, llevándola a lugares que moría por ir, pero que estaba muy asustada de visitar?
Se volvió a concentrar en su conversación.
—Felicidades, Nicholas. ______ me dice que son recién casados. ¡Qué difícil debe ser arrastrarse a una función de negocio! ¿No?
—Absolutamente —su cabeza baja. Su respiración se enganchó mientras sus labios rozaban su lóbulo, y su nariz acariciaba su oreja. Sus pezones se pusieron duros y hormigueantes. Rogó porque su sujetador acolchado escondiera la evidencia de la traición de su cuerpo.
Michael vio el gesto con asombro a penas escondido.
—Parece que Richard cree que eres el hombre indicado para el trabajo. Tal vez debamos organizar una junta para abordar tus ideas.
—Gracias. Llamaré a tu secretaria y arreglaré una cita. —Captó la simplicidad clara en su tono de voz, y supo que Michael lo notó. Nick no jugaba a ciertos juegos de negocios, es decir, ser demasiado arrogante como para levantar el teléfono para llamar sí mismo para una cita.
—Muy bien. —Michael tomó la mano de ella y puso un beso en su palma— . Fue encantador conocerte, ______. —Su acento italiano acaricio su nombre—. Voy a tener una cena para unos cuantos amigos cercanos en dos semanas a partir de esta noche. ¿Me acompañarías?
Notó que él dirigió la invitación sólo hacia ella, entonces se volvió hacia su esposo.
—¿Cariño, estamos libres?
Esta vez su movimiento no fue sutil. Tomó un paso detrás de ella y colocó ambas manos en su cintura, atrayéndola hacia sí. Su trasero presionado contra su ingle. Muslos de hierro atraparon los de ella. Apoyó ambas manos directamente debajo de sus pechos y habló.
—Nos encantaría ir.
—Maravilloso. Espero verlos. A las ocho en punto. —Asintió hacia Nick y le dirigió una sonrisa a ella—. Tengan una linda noche.
A los pocos segundos de salir Michael, Nick la liberó. La pérdida repentina de su calor corporal causó un escalofrío que le recorría la columna vertebral. Su rostro perdió la mirada de un amante y se volvió impersonal. —Vámonos.
Sin otra palabra, se dirigió hacia la puerta, recibiendo los abrigos de la anfitriona y diciendo sus adioses. Habló con los pocos amigos que había hecho y siguió a su marido al coche.
La falta de conversación continúo durante el camino a casa. Enferma del juego silencioso, ______ hizo el primer movimiento.
—¿Te la pasaste bien?
Gruñó. ______ lo tomó como un sí.
—La comida estaba muy buena, ¿eh? Y estuve sorprendida de cuan agradables algunas de las mujeres eran. Fui invitada a una exposición de arte por Millie Dryer. ¿No es genial? —Él resopló—. ¿Cómo fueron los negocios? ¿Fuiste exitoso esta noche?
Hizo un extraño ruido.
—No tan exitoso como tú, supongo.
La ira se apoderó de su sangre. Su voz tirada por la tensión.
—¿Disculpa?
—Olvídalo.
Sus puños cerrados. El frío dejó su cuerpo y se retorció en un intenso calor.
—Eres un hipócrita y un cabrón. Me pediste que buscara a Michael y te trajera información. ¿Crees que soy estúpida, Nick? Me usaste, pero ahora estás molesto. Hice todo lo que querías. Considera tu favor completo.
—Sólo sugerí que podrías ser capaz de obtener algo que me ayudara con mi negocio. Te pedí que lo suavizaras, no que le dieras una erección que durara por días.
Movió el coche en la entrada con un chirrido de neumáticos y apagó el motor.
Ella contuvo la respiración.
—¡Que te jodan, Nick Jonas! Me trató con cortesía y nunca cruzó la línea una vez que se enteró que estaba casada. Pero estás perdiendo el panorama, Niño Bonito. Michael no deja que los negocios interfieran con el placer. Pude haberme quitado todas mis ropas y rogado que te diera el contrato y no se habría movido. No puedo ayudarte en esto, estas por tu cuenta.
Salió del auto y caminó hacia la casa.
Maldijo y trotó, pisándole los talones.
—Bien. Entonces no tenemos que ir a su fiesta. Sólo organizaré una junta de trabajo.
Ella abrió la puerta y sacudió la cabeza.
—Entonces, no vayas. Pero yo iré.
—¿Qué?
—Voy a ir. Me agrada y creo que su fiesta será divertida.
Azotó la puerta, marchó hacia la sala, y se quitó la corbata.
—Eres mi esposa. No iras a fiestas sin mí.
Ella se deslizó fuera de su abrigo y lo colgó en el armario.
—Soy una compañera de negocios que sigue las reglas. Somos libres de tener nuestras propias vidas mientras no durmamos con nadie. ¿Correcto? Cerró la distancia entre ellos y miró hacia ella.
—Estoy preocupado sobre mi reputación. No quiero que él tenga la impresión errónea.
Levantó la barbilla y deliberadamente se burlo de él.
—Seguiré las reglas de nuestro acuerdo pero iré a la fiesta de Michael. Ha sido un largo tiempo desde que disfruté de la compañía de un hombre. Un hombre que realmente sea encantador, divertido y… cálido.
Su última palabra explotó en el aire entre ellos. Miró con fascinación mientras el calmado hombre que conocía se convertía en alguien diferente. Sus ojos claros se volvieron turbios, su mandíbula apretada, con el cuerpo cerrado. Sus manos levantadas hasta que se agarraron de la parte superior de sus brazos. Parecía que estaba listo para sacudirla, o hacer algo más, algo completamente... irracional.
Su cuerpo se encendió como una corriente eléctrica. Sus labios se separaron para tomar aliento. Y esperó.
—¿Necesitas tanto a alguien, ______? —Su tono burlón rastrilló sobre ella.
Él bajo su cabeza entonces. Su boca se detuvo a centímetros de la suya. Con efecto lento, sus manos se movieron de sus brazos hacia arriba a dar vueltas alrededor de su cuello. Deslizando sus dedos alrededor de la piel sensible, sus pulgares poniéndola de cabeza, él podía ver con claridad el pulso golpeando salvajemente que su vestido no escondía. Vio su cara mientras que él continuaba la tortura mediante el trazado de la línea de su clavícula, la pendiente de sus hombros. Luego se movió más bajo. Ambas palmas de las manos se deslizaron por su parte delantera y cubrieran los pechos con sus manos. La excitación bailó sobre sus terminaciones nerviosas. Sus músculos se suavizaron y se debilitaron. Sus pechos se hincharon y le dolían, elevándose para reunirse con él. Sus pulgares rozaron las puntas, y un gemido se elevó desde lo más profundo de su garganta. Él hizo un murmullo de satisfacción mientras seguía con las caricias y movimientos provocadores. Sintió que él se endurecía, levantándose y presionando contra el vértice sensible entre sus muslos. El calor líquido se precipitó a través de ella.
—Tal vez, deba darte lo que necesitas tanto. —Empujó sus caderas contra la de ella para darle una probada, y ella se sacudió en respuesta. Sus manos se deslizaron bajo su vestido, bajo su sostén, y se reunieron con carne caliente y dispuesta—. Tal vez, si te tomo ahora, no necesitaras ir corriendo con Conte.
Su abdomen se hundió mientras sus dedos talentosos tiraban de sus pezones y le acariciaban, sus movimientos suaves y tiernos a pesar de sus palabras hirientes.
Se estremeció ante él, una masa agrupada de emociones y sensaciones, pero su mente se quedó claramente fría. La verdad de sus acciones la obligaron a jugar su mano ganadora. Dejar que ganara esta batalla la debilitaría. Iba a besarla. Aquí mismo, en este instante. Le daría tanto placer que había rogar por más, y dejaría su orgullo y cordura destrozados. Quería besarla, por una razón: su poder y hombría habían sido amenazados, y los quería de vuelta. No la quería. La llamada salvaje de apareamiento y la dominación masculina le hizo señas, y ella estaba en su camino.
Por lo tanto, ______ recogió los dispersos hilos de su control y jugó su carta ganadora.
Ella se acercó aún más y dejó descansar sus labios a un mero centímetro de los suyos. Su aliento se precipitó sobre su boca.
—No, gracias —susurró. Quitó sus manos de ella—. Prefiero mantenernos en lo profesional. Buenas noches.
Le dio la espalda y desapareció escaleras arriba.
* * *
Las manos de Nick colgaban a sus lados, vacías. Por un momento, habían estado llenas de ella: sus curvas, su esencia, su calor. Ahora estaba de pie en el medio de la habitación, solo, justo como lo había estado su noche de bodas. Un hombre casado con una erección y sin alivio a la vista. Asombrado por su situación ridícula, trató de repasar los acontecimientos de la noche y ver dónde se había equivocado.
En el momento en que la atrapó con el Conde un enojo lento y humeante se había levantado en su interior. El calor comenzó a sus pies, viajó a su estómago, su pecho, y finalmente se estableció como una banda caliente alrededor de su cabeza. Si fuera un caballo, habría resoplado humo y golpeado sus cascos. Si fuera un lobo, habría aullado a la luna.
Su mano se había posado en el brazo del Conde. Debió haber sido muy divertido, porque ella echó la cabeza hacia atrás y se rió, sus mejillas se sonrojaron. Sus labios carnosos brillaban bajo la luz del candelabro. Habían actuado como si fueran amigos de mucho tiempo, en lugar de las personas que acababa de conocerse.
Pero lo peor fue cuando le sonrió.
Fue una deslumbrante, fascinante, y seductora sonrisa que le dijo al hombre del lado receptor que era todo lo que estaba buscando, todo lo que quería. Una sonrisa que le daba sueños sucios a un hombre durante la noche y que lo perseguía en sus horas despierto. Nick jamás había visto esa sonrisa dirigida a él y algo loco explotó.
Su plan había fallado. Él había esperado que fuera medianamente entretenida para el Conde y ganara unos cuantos bocados de conocimiento que le ayudaran a cerrar el trato. No que realmente disfrutara del hombre de forma tan abierta.
Nick maldijo y cogió la corbata, listo para ir a la cama. Mientras subía las escaleras, pensó en lo que ______ había dicho. Si Conte hacía por separado los negocios y el placer, había juzgado la escena toda mal. Tal vez al momento de solicitar una reunión de negocios debía concentrarse en la logística racional de la construcción en lugar de pintar un paisaje emocional para la venta. Tal vez, Conte sólo era apasionado cuando se trataba de mujeres. Tal vez, quería un ejecutivo de cabeza fría para dirigir el equipo de arquitectos.
Nick se detuvo en su puerta. La luz estaba apagada. Hizo una pausa por un momento y escuchó su respiración. Se preguntó qué llevaba a la cama. Imágenes de escaso encaje negro causaron estragos a su mente, pero incluso el pensamiento de ella en los pantalones de franela y una camiseta le hacían cosas que ninguna otra mujer había logrado jamás. ¿Estaba despierta en la cama, soñando con Conte? ¿O estaba pensando en su último beso y deseando más?
Se dirigió a su habitación. Lo había rechazado. A su propio maldito marido. Y él se quedó con la única cosa de la que había estado aterrado.
La esposa que le atraía.
Cerró la puerta de su habitación y sacó el pensamiento de su mente.
________
yaya aqui les deje un capitulo completito :3 esta laargo, disfrutenlooo!!!!! ♥ jkajksasa vivan los jonas y el queso(?)
______ miró sobre la multitud y deseo estar en BookCrazy, sosteniendo su lectura de poesía de los viernes por la noche. La cena de negocios de esta noche era un momento crucial para la carrera de Nick. Sabía que los pesos pesados pululaban por los pasillos, con la oportunidad de alcanzar la gloria, y Nick necesitaba deslumbrar a la multitud, con el fin de obtener una audición.
Ella le entregó su abrigo a la anfitriona y dejó que Nick la guiara dentro del lleno salón de baile.
—Estoy asumiendo que tienes un plan general de ataque —preguntó ella— . ¿Cuáles son los dos jugadores en los que necesitas concentrarte?
Él se movió a través de una gruesa capa de humo de cigarro. Un estrecho círculo de conservadores hombres de negocios rodeaba a un hombre, impecablemente vestido en un traje gris y una corbata de seda.
—Hyoshi Komo, está construyendo el restaurante japonés. Su voto es clave para lograr ser el tercer socio en el negocio marítimo.
—Entonces, ¿por qué no vas para allá y le das tu lanzamiento? —ella tomó una tarta de salmón de la bandeja de un mesero en esmoquin, y una copa de champán de otra.
—Porque no quiero ser alguien de la multitud. Tengo un plan diferente en mente. —Sorbió las burbujas y suspiro con placer—. No te emborraches.
Ella dejó salir un resoplido.
—Nunca supe que los esposos eran tan controladores. Está bien, ¿quién es el último tipo al que necesitas impresionar?
Un destello de tanteo cruzó su cara.
—Conde Michael Conte. Es dueño de un exitoso negocio de pasteles en Italia, y decidió probar suerte en Estados Unidos. Se está enfocando en inaugurar la primera pastelería en la costa.
Ella deseaba la bandeja de los pasteles de cangrejo a su izquierda y trataba de poner atención. Nick dejó escapar un resoplido, tomó dos del mesero, y los deslizó en el plato.
—Come.
—De acuerdo, —por una vez, estaba de acuerdo con sus órdenes. Metió el pastel en su boca y gimió con deleite. Sus cejas se alzaron juntas y se dio cuenta que de que lo estaba irritando. Otra vez.
Él miraba su boca como si quisiera un pastel de cangrejo para sí mismo.
—______, ¿me estás escuchando?
—Sí. Conte. Pastelería. ¿Supongo que esperas que me mezcle mientras haces tus negocios?
Él le dio una apretada sonrisa.
—Trabajaré en Hyoshi por ahora. ¿Por qué no mantienes tus ojos abiertos por el Conde? Es alto, acento italiano, cabello y ojos oscuros. Involúcralo en alguna conversación, te mantendrá ocupada.
Una pequeña picazón de alerta provocó las orillas de su conciencia pero ella aun estaba muy ocupada en el atavió de sus deliciosos aperitivos.
—¿Quieres que hable con él?
Se encogió de hombros, en una controlada indiferencia.
—Seguro. Sé agradable. Si descubres cualquier cosa interesante, házmelo saber.
Un escalofrío recorrió su espalda y de repente la escena se cristalizó.
—¿Quieres que espié para ti?
La impaciencia encendió su voz.
—Estás siendo ridícula. Sólo relájate y disfruta la fiesta.
—Es fácil para ti decirlo. Tu busto no está saliendo de tu vestido.
Nick aclaró su garganta y cambió.
—Si no estabas cómoda, no debiste usar ese vestido.
Se puso rígida.
—Lo tomé prestado de Maggie. No tenía un vestido costoso.
—Te hubiese dado el dinero.
—No necesito tu dinero.
—De algún modo, lo dudo. No firmaste el contrato por ninguna noble razón. Bien podrías tomar tanto como puedas conseguir.
Un corto silencio se estableció entre ellos. Frialdad se filtró a través de ella.
—Tienes razón. Fui una idiota. La próxima vez compraré en Macy y te enviaré la factura. —Se volvió en sus tacones y sacudió su cabeza—. Después de todo, el único beneficio de este matrimonio es tu dinero.
Se alejó, y lo dejó viendo su espalda.
Idiota.
______ sorbió una segunda copa de champán y se instaló cómodamente junto a la ventana panorámica con vista al balcón. Nick Jonas pertenecía a este mundo, uno de dinero, supermodelos y diálogos refinados. Nubes de Shalimar y Obsession mezcladas con una pesada esencia de humo de cigarro. Su vista fue cegada por una gran variedad de sedas y satenes, la mayoría en negro o neutrales; colores no vistosos, para combinar con los diamantes y las perlas y los zafiros, que sabía eran todos reales. Todo mundo estaba bronceado y ella apostaba a que no había una línea de bronceado en el estacionamiento.
______ lanzó un profundo suspiro. Se había vestido con cuidado para la fiesta y había contenido el aliento mientras caminaba por las escaleras a la espera de la opinión de Nick. Incluso aunque sabía que lucía malditamente bien en el vestido de Maggie. El pensamiento de que en realidad quería complacerlo la molestó.
Le había dado una mirada a fondo, una vez más. En lugar de un cumplido, había mascullado sobre su elección de vestuario y se había alejado. Ni siquiera la había ayudado con su abrigo, o dedicarle una segunda mirada hasta que llegaron a la fiesta. Dolor se deslizó profundo, pero se castigó así misma por la emoción. Conservó un aura amable y fingió que se vestía así todos los sábados por la noche.
Sin embargo, tan pronto como habló de su plan para la costa, su rostro brillaba con tanta emoción cruda que apretó su cuerpo en respuesta.
Pasión. Fiera necesidad quemando en sus dorados ojos marrones. Ella fantaseaba acerca de ser la mujer que incitara tal deseo. Una vez más, se recordó que Nick sólo experimentaba emociones fuertes por sus edificios.
Nunca mujeres. Y nunca ella.
Tomó una respiración profunda y terminó su bebida. Y se lanzó a través de las puertas dobles del balcón, se acercó a un grupo de mujeres, quienes parecían estar comentando sobre una escultura. En unos momentos, cuidadosamente entrelazó su camino en la discusión, presentaciones aseguradas, y se adentró en el mundo de la charla social.
* * *
Nick la miró andar majestuosamente a través de la habitación y maldijo entre dientes. Demonios, lo había hecho otra vez. Debió haberla elogiado en ese maldito vestido. Pero nada lo había preparado para su entrada mientras ella bajaba las escaleras, lista para la fiesta.
El vestido azul eléctrico caía bajo en la parte delantera, se aferraba al borde de sus hombros, y caía al suelo con magnificencia, fluidos pliegues de material brillante tirado con hilo plateado. Sandalias de tiras plateadas recubrían sus pies, sus uñas de color rosa ardiente asomándose y jugando al escondite mientras caminaba. Su pelo recogido, en lo alto de la cabeza, con tirabuzones cayendo alrededor de sus oídos y acariciando la parte posterior de su cuello. Tenía los labios pintados de rojo. Cuando ella parpadeó, arrojó destellos de su sombra plateada en sus pestañas, y captó la luz. Apostaba que también podía captar la atención de todos los hombres en el lugar.
Casi le había ordenado que se cambiara. Esto no era sofisticación fresca que pudiera controlar. Esto era una Eva apasionada, quien llamaba a un hombre al Infierno y hacia a una manzana envenenada lucir dulce como caramelo. En su lugar, había murmurado algún comentario en voz baja y dejó caer el tema en cuestión. Se preguntó si ese era un destello de dolor en sus ojos, pero cuando miró de nuevo, era la misma molesta y sarcástica mujer con la que se había casado.
Furia lo atravesó por su constante habilidad de hacerlo sentir como mierda. No había dicho nada malo. Ella se casó por dinero y lo admitía abiertamente.
Forzó los pensamientos de su esposa fuera de su mente y se concentró en el grupo de empresarios rodeando a Hyoshi Komo. Nick percibió un factor importante para asegurar el voto del hombre japonés.
Emoción.
Emocionaba a Hyoshi Komo, y Nick tenía el trabajo.
La última y definitiva pieza en el rompecabezas era Michael Conte. El famoso Conde era bien conocido en el mundo empresarial por su carisma, dinero, y afilada inteligencia. Creía en la pasión, no precisión, y se comportaba completamente diferente de sus otros dos compañeros. Nick esperaba que una animada conversación con su esposa pudiera ayudarlo a ganar un poco de terreno, especialmente desde que los chismes marcaban a Conte como un mujeriego. Ahogó el rápido brote de culpa y se metió en el grupo de hombres para conversar.
* * *
______ decidió que era tiempo de encontrar a su marido.
Además del breve tiempo sentada a su lado en la cena, habían estado sin la compañía del otro toda la noche. Tarareando en voz baja las estrofas de “I Get a Kick out at You”, revisó la habitación, pero no pudo encontrarlo entre la multitud. Tal vez había ido al baño.
Sus tacones chasquearon contra el mármol. Los sonidos de la música disminuyeron, y estudió las pinturas de la pared con placer, murmurando a sí misma cuando encontraba una que reconocía. Sus pasos la llevaron alrededor de la esquina, a un cuarto que parecía más como una galería llena con estantes de viejos libros encuadernados y acomodados cuidadosamente. Contuvo la respiración mientras sus dedos picaban por acariciar el encuadernado de viejo cuero y saborear el sonido del crepitar, mientras volteaba las páginas detenidas en la historia.
—Ah, entonces para lograr que me notes esta noche, debo convertirme en un libro, ¿no?
Se dio la vuelta. Un hombre estaba en la puerta, sus ojos llenos con un misterioso humor que, ella sabía, era parte de su esencia. Su cabello era largo y estaba agarrado en una cola de caballo, dándole la imagen de un pirata quien había encantado a mujeres por siglos. Sus labios eran carnosos y su nariz dominaba sus fuertes rasgos en una típica forma italiana. Vestido en pantalones negros, una camisa de seda negra, y caros zapatos de cuero, exhibía un elegante, seductivo aire sólo estando de pie. ______ supo inmediatamente que el hombre era encantador, bondadoso, y mortal para las mujeres. El pensamiento hizo que una sonrisa curvara sus labios. Tenía una debilidad por los italianos mujeriegos. Le recordaban a los pavos reales hinchados que, íntimamente, deseaban ser mantenidos a raya por la mujer adecuada.
—Oh, te he notado —le dio la espalda y volvió a su estudio de los libros—, sabía que me abordarías para el final de la noche.
—¿Y estaba esperando el momento, Signorina ?
—Con cierto recelo. Entonces, ¿debemos usar una de las habitaciones aquí o vamos a tu casa?
Un silencio impactado descendió.
______ miró sobre su hombro. Una mezcla de decepción y tentación tallaban sus rasgos. ______ apostaba que extrañaba la idea de una caza, pero no quería declinar tal oferta. Una encantada risa burbujeó en sus labios a la vista de su evidente conflicto y pérdida de confianza.
Una luz de conocimiento brillo en sus ojos oscuros.
—Estas bromeando, ¿no?
Se dio vuelta para encararlo, aun riendo.
—Supongo que lo hago.
Él sacudió su cabeza con asombro.
—Eres una mujer perversa por tentar a un hombre así.
—Tú eres un hombre malicioso por pensar que una mujer haría tal cosa.
—Quizás, tengas razón. Una mujer como tú debe tener un esposo viendo siempre. Tal tesoro podría ser robado en cualquier momento.
—Ah, pero si fuera un verdadero tesoro, no sería robada fácilmente. Ciertamente no por la primera línea lanzada hacia mí.
Pretendió estar ofendido.
—Signorina, nunca la insultaría pensando que no sería una larga búsqueda del Tesoro. Hubiese requerido un montón de trabajo.
—Signora —corrigió ella—. Estoy casada.
Su rostro se detuvo en una mirada baja y triste.
—Lástima.
—De alguna forma, creo que lo sabía.
—Tal vez. Pero déjeme presentarme formalmente. Soy el Conde Michael Conte.
—______ McKenz… er, ______ Jonas.
Él notó su desliz y pareció hacer una nota mental.
—Recién casada, ¿cierto?
—Sí.
—Sin embargo, pasea por los pasillos sola, y no fue vista en compañía de su esposo en toda la noche, —negó con la cabeza—. Estas costumbres americanas son una tragedia.
—Mi esposo esta aquí por negocios.
—Nicholas Jonas, ¿correcto?
Asintió.
—Debe conocerlo bien. Esta hacienda una propuesta para el negocio de la costa.
Michael mantuvo una cara neutral. Obviamente, detrás de su fachada encantadora se escondía un hombre de negocios fuerte y apuesto que sabía su identidad cuando se acercó. Nick subestimaba a Conte si creía que una conversación lo suavizaría. Este hombre obviamente mantenía los negocios y el placer en dos mundos separados.
—No he tenido el placer de conocerlo aun. —Se inclinó ligeramente.
Su colonia almizclada se levantó en el aire entre ellos. Sus ojos se encontraron y sostuvo su mirada. Esperó una ráfaga de energía sexual, un zumbido de química, una nota de hambre que sacudiera su cuerpo y confirmara que Nick Jonas no era la causa de sus problemas. Nada. Ni siquiera una chispa.
Con un pequeño suspiro interior, se resignó a luchar contra su atracción por Nick y admitió que tal vez ella todavía albergaba un flechazo de los días de su niñez. Si Michael Conte no podía darle ni una pizca de emoción sexual, estaba en serios problemas.
______ suspiró.
—Creo que amará a mi esposo tanto como lo hago yo —dijo.
Él recibió el mensaje y aceptó la implicación con gracia.
—Lo veremos. En cuanto a nosotros, seremos amigos, ¿no?
Ella sonrió.
—Sí. Amigos.
—La acompañaré de regreso al comedor por cortesía y me dirá todo sobre usted.
Aceptó su brazo y se permitió ser dirigida fuera de la biblioteca.
—Sabe, Michael, creo que tengo a la mujer perfecta para usted. Es una amiga cercana. Y ella podría ser tu pareja.
—Se subestima, signora. —Le dio un travieso guiño—. Aun estoy lamentándome su pérdida.
Rió mientras entraban en el comedor, luego miró con sorpresa que su esposo estaba parado frente a ellos. Se alzaba sobre ella con un aire intimidante. Abrió su boca para hablar, pero él se acercó y la jaló dentro de su abrazo. Un momento pasó antes de que fuera capaz de formular palabras.
—Hola, cariño. Estaba hablando con el Signore Conte. No creo que ustedes dos se conozcan formalmente.
Los hombres se midieron, el uno al otro como lo harían justo antes de una pelea de gallos. Nick fue el primero en rendirse. Probablemente por buenas razones de negocios y nada que ver con la testosterona.
Ofreció su mano.
—Michael, ¿cómo estás? Veo que ha conocido a mi esposa.
Michael sacudió su mano y ______ estudió la expresión de su esposo con absoluta perplejidad. ¿Estaba loca o él no quería que enganchara a Michael Conte con su brillante conversación? Ahora sólo lucía evidentemente irritado, como si lo hubiese traicionado.
El olor a limpio de jabón y limón se levantó de su piel. Sus dedos extendidos alrededor de su cintura y apoyados en la curva de su vientre. Ella luchó contra un estremecimiento cuando imaginó su mano deslizándose sólo a unos cuantos centímetros hacia abajo. ¿Cómo se sentirían sus dedos profundamente dentro de ella, llevándola a lugares que moría por ir, pero que estaba muy asustada de visitar?
Se volvió a concentrar en su conversación.
—Felicidades, Nicholas. ______ me dice que son recién casados. ¡Qué difícil debe ser arrastrarse a una función de negocio! ¿No?
—Absolutamente —su cabeza baja. Su respiración se enganchó mientras sus labios rozaban su lóbulo, y su nariz acariciaba su oreja. Sus pezones se pusieron duros y hormigueantes. Rogó porque su sujetador acolchado escondiera la evidencia de la traición de su cuerpo.
Michael vio el gesto con asombro a penas escondido.
—Parece que Richard cree que eres el hombre indicado para el trabajo. Tal vez debamos organizar una junta para abordar tus ideas.
—Gracias. Llamaré a tu secretaria y arreglaré una cita. —Captó la simplicidad clara en su tono de voz, y supo que Michael lo notó. Nick no jugaba a ciertos juegos de negocios, es decir, ser demasiado arrogante como para levantar el teléfono para llamar sí mismo para una cita.
—Muy bien. —Michael tomó la mano de ella y puso un beso en su palma— . Fue encantador conocerte, ______. —Su acento italiano acaricio su nombre—. Voy a tener una cena para unos cuantos amigos cercanos en dos semanas a partir de esta noche. ¿Me acompañarías?
Notó que él dirigió la invitación sólo hacia ella, entonces se volvió hacia su esposo.
—¿Cariño, estamos libres?
Esta vez su movimiento no fue sutil. Tomó un paso detrás de ella y colocó ambas manos en su cintura, atrayéndola hacia sí. Su trasero presionado contra su ingle. Muslos de hierro atraparon los de ella. Apoyó ambas manos directamente debajo de sus pechos y habló.
—Nos encantaría ir.
—Maravilloso. Espero verlos. A las ocho en punto. —Asintió hacia Nick y le dirigió una sonrisa a ella—. Tengan una linda noche.
A los pocos segundos de salir Michael, Nick la liberó. La pérdida repentina de su calor corporal causó un escalofrío que le recorría la columna vertebral. Su rostro perdió la mirada de un amante y se volvió impersonal. —Vámonos.
Sin otra palabra, se dirigió hacia la puerta, recibiendo los abrigos de la anfitriona y diciendo sus adioses. Habló con los pocos amigos que había hecho y siguió a su marido al coche.
La falta de conversación continúo durante el camino a casa. Enferma del juego silencioso, ______ hizo el primer movimiento.
—¿Te la pasaste bien?
Gruñó. ______ lo tomó como un sí.
—La comida estaba muy buena, ¿eh? Y estuve sorprendida de cuan agradables algunas de las mujeres eran. Fui invitada a una exposición de arte por Millie Dryer. ¿No es genial? —Él resopló—. ¿Cómo fueron los negocios? ¿Fuiste exitoso esta noche?
Hizo un extraño ruido.
—No tan exitoso como tú, supongo.
La ira se apoderó de su sangre. Su voz tirada por la tensión.
—¿Disculpa?
—Olvídalo.
Sus puños cerrados. El frío dejó su cuerpo y se retorció en un intenso calor.
—Eres un hipócrita y un cabrón. Me pediste que buscara a Michael y te trajera información. ¿Crees que soy estúpida, Nick? Me usaste, pero ahora estás molesto. Hice todo lo que querías. Considera tu favor completo.
—Sólo sugerí que podrías ser capaz de obtener algo que me ayudara con mi negocio. Te pedí que lo suavizaras, no que le dieras una erección que durara por días.
Movió el coche en la entrada con un chirrido de neumáticos y apagó el motor.
Ella contuvo la respiración.
—¡Que te jodan, Nick Jonas! Me trató con cortesía y nunca cruzó la línea una vez que se enteró que estaba casada. Pero estás perdiendo el panorama, Niño Bonito. Michael no deja que los negocios interfieran con el placer. Pude haberme quitado todas mis ropas y rogado que te diera el contrato y no se habría movido. No puedo ayudarte en esto, estas por tu cuenta.
Salió del auto y caminó hacia la casa.
Maldijo y trotó, pisándole los talones.
—Bien. Entonces no tenemos que ir a su fiesta. Sólo organizaré una junta de trabajo.
Ella abrió la puerta y sacudió la cabeza.
—Entonces, no vayas. Pero yo iré.
—¿Qué?
—Voy a ir. Me agrada y creo que su fiesta será divertida.
Azotó la puerta, marchó hacia la sala, y se quitó la corbata.
—Eres mi esposa. No iras a fiestas sin mí.
Ella se deslizó fuera de su abrigo y lo colgó en el armario.
—Soy una compañera de negocios que sigue las reglas. Somos libres de tener nuestras propias vidas mientras no durmamos con nadie. ¿Correcto? Cerró la distancia entre ellos y miró hacia ella.
—Estoy preocupado sobre mi reputación. No quiero que él tenga la impresión errónea.
Levantó la barbilla y deliberadamente se burlo de él.
—Seguiré las reglas de nuestro acuerdo pero iré a la fiesta de Michael. Ha sido un largo tiempo desde que disfruté de la compañía de un hombre. Un hombre que realmente sea encantador, divertido y… cálido.
Su última palabra explotó en el aire entre ellos. Miró con fascinación mientras el calmado hombre que conocía se convertía en alguien diferente. Sus ojos claros se volvieron turbios, su mandíbula apretada, con el cuerpo cerrado. Sus manos levantadas hasta que se agarraron de la parte superior de sus brazos. Parecía que estaba listo para sacudirla, o hacer algo más, algo completamente... irracional.
Su cuerpo se encendió como una corriente eléctrica. Sus labios se separaron para tomar aliento. Y esperó.
—¿Necesitas tanto a alguien, ______? —Su tono burlón rastrilló sobre ella.
Él bajo su cabeza entonces. Su boca se detuvo a centímetros de la suya. Con efecto lento, sus manos se movieron de sus brazos hacia arriba a dar vueltas alrededor de su cuello. Deslizando sus dedos alrededor de la piel sensible, sus pulgares poniéndola de cabeza, él podía ver con claridad el pulso golpeando salvajemente que su vestido no escondía. Vio su cara mientras que él continuaba la tortura mediante el trazado de la línea de su clavícula, la pendiente de sus hombros. Luego se movió más bajo. Ambas palmas de las manos se deslizaron por su parte delantera y cubrieran los pechos con sus manos. La excitación bailó sobre sus terminaciones nerviosas. Sus músculos se suavizaron y se debilitaron. Sus pechos se hincharon y le dolían, elevándose para reunirse con él. Sus pulgares rozaron las puntas, y un gemido se elevó desde lo más profundo de su garganta. Él hizo un murmullo de satisfacción mientras seguía con las caricias y movimientos provocadores. Sintió que él se endurecía, levantándose y presionando contra el vértice sensible entre sus muslos. El calor líquido se precipitó a través de ella.
—Tal vez, deba darte lo que necesitas tanto. —Empujó sus caderas contra la de ella para darle una probada, y ella se sacudió en respuesta. Sus manos se deslizaron bajo su vestido, bajo su sostén, y se reunieron con carne caliente y dispuesta—. Tal vez, si te tomo ahora, no necesitaras ir corriendo con Conte.
Su abdomen se hundió mientras sus dedos talentosos tiraban de sus pezones y le acariciaban, sus movimientos suaves y tiernos a pesar de sus palabras hirientes.
Se estremeció ante él, una masa agrupada de emociones y sensaciones, pero su mente se quedó claramente fría. La verdad de sus acciones la obligaron a jugar su mano ganadora. Dejar que ganara esta batalla la debilitaría. Iba a besarla. Aquí mismo, en este instante. Le daría tanto placer que había rogar por más, y dejaría su orgullo y cordura destrozados. Quería besarla, por una razón: su poder y hombría habían sido amenazados, y los quería de vuelta. No la quería. La llamada salvaje de apareamiento y la dominación masculina le hizo señas, y ella estaba en su camino.
Por lo tanto, ______ recogió los dispersos hilos de su control y jugó su carta ganadora.
Ella se acercó aún más y dejó descansar sus labios a un mero centímetro de los suyos. Su aliento se precipitó sobre su boca.
—No, gracias —susurró. Quitó sus manos de ella—. Prefiero mantenernos en lo profesional. Buenas noches.
Le dio la espalda y desapareció escaleras arriba.
* * *
Las manos de Nick colgaban a sus lados, vacías. Por un momento, habían estado llenas de ella: sus curvas, su esencia, su calor. Ahora estaba de pie en el medio de la habitación, solo, justo como lo había estado su noche de bodas. Un hombre casado con una erección y sin alivio a la vista. Asombrado por su situación ridícula, trató de repasar los acontecimientos de la noche y ver dónde se había equivocado.
En el momento en que la atrapó con el Conde un enojo lento y humeante se había levantado en su interior. El calor comenzó a sus pies, viajó a su estómago, su pecho, y finalmente se estableció como una banda caliente alrededor de su cabeza. Si fuera un caballo, habría resoplado humo y golpeado sus cascos. Si fuera un lobo, habría aullado a la luna.
Su mano se había posado en el brazo del Conde. Debió haber sido muy divertido, porque ella echó la cabeza hacia atrás y se rió, sus mejillas se sonrojaron. Sus labios carnosos brillaban bajo la luz del candelabro. Habían actuado como si fueran amigos de mucho tiempo, en lugar de las personas que acababa de conocerse.
Pero lo peor fue cuando le sonrió.
Fue una deslumbrante, fascinante, y seductora sonrisa que le dijo al hombre del lado receptor que era todo lo que estaba buscando, todo lo que quería. Una sonrisa que le daba sueños sucios a un hombre durante la noche y que lo perseguía en sus horas despierto. Nick jamás había visto esa sonrisa dirigida a él y algo loco explotó.
Su plan había fallado. Él había esperado que fuera medianamente entretenida para el Conde y ganara unos cuantos bocados de conocimiento que le ayudaran a cerrar el trato. No que realmente disfrutara del hombre de forma tan abierta.
Nick maldijo y cogió la corbata, listo para ir a la cama. Mientras subía las escaleras, pensó en lo que ______ había dicho. Si Conte hacía por separado los negocios y el placer, había juzgado la escena toda mal. Tal vez al momento de solicitar una reunión de negocios debía concentrarse en la logística racional de la construcción en lugar de pintar un paisaje emocional para la venta. Tal vez, Conte sólo era apasionado cuando se trataba de mujeres. Tal vez, quería un ejecutivo de cabeza fría para dirigir el equipo de arquitectos.
Nick se detuvo en su puerta. La luz estaba apagada. Hizo una pausa por un momento y escuchó su respiración. Se preguntó qué llevaba a la cama. Imágenes de escaso encaje negro causaron estragos a su mente, pero incluso el pensamiento de ella en los pantalones de franela y una camiseta le hacían cosas que ninguna otra mujer había logrado jamás. ¿Estaba despierta en la cama, soñando con Conte? ¿O estaba pensando en su último beso y deseando más?
Se dirigió a su habitación. Lo había rechazado. A su propio maldito marido. Y él se quedó con la única cosa de la que había estado aterrado.
La esposa que le atraía.
Cerró la puerta de su habitación y sacó el pensamiento de su mente.
________
yaya aqui les deje un capitulo completito :3 esta laargo, disfrutenlooo!!!!! ♥ jkajksasa vivan los jonas y el queso(?)
VaaalM
Re: The Marriage Bargain [Nick&Tu] A D A P T A C I O N.
ElitzJb escribió:hay q mal q vanessa alla llegado :S les quito la diversion
espero con ansias a q la sigas
oh pero creeme, mas adelante nick y _____ tendran mucha diversion :twisted:
VaaalM
Re: The Marriage Bargain [Nick&Tu] A D A P T A C I O N.
ahh Nick se pasa!! Primero le dice algo y despues se enoja!!
Quien lo entinde???
siguela!!!!
Quien lo entinde???
siguela!!!!
aranzhitha
Re: The Marriage Bargain [Nick&Tu] A D A P T A C I O N.
Pobre de nick como medio la pata ........ Ojala y la haga feliz u no la juzgue mal
chelis
Re: The Marriage Bargain [Nick&Tu] A D A P T A C I O N.
pero quien lo entiende???
pobre lo dejaron bien armado siguela por favor cada vez se pone super genial
pobre lo dejaron bien armado siguela por favor cada vez se pone super genial
ElitzJb
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