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EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
no pasa nada :) siguela cuando puedas y sonrie!! qe es lo mejor qe hay :P
besoos :)
besoos :)
luciah1d
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
nueva lectora!! Me acabo de leer tu novela ahora y solo quería decirte que esta genial y que es perfectaaaa!! Espero que la sigas pronto:D
Nefer
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
que bueno que te guste gracias por comentar ya la sigoNefer escribió:nueva lectora!! Me acabo de leer tu novela ahora y solo quería decirte que esta genial y que es perfectaaaa!! Espero que la sigas pronto:D
JACKI1D
capitulo 13 (hot)
-Capítulo 13-
NARRA _____
Pero no fue así. Al cabo de un buen rato nos sentamos a los pies del árbol a esperar a que la tormenta amainara, pero no lo hizo en toda la tarde. Ambos sabíamos que era peligroso permanecer debajo de un árbol justamente en plena tempestad, pues no se nos hacía muy atractiva la idea de que un rayo nos fulminara, pero no teníamos ningún otro refugio. Tal vez si hubiéramos sabido que se iba a poner a diluviar de un momento al otro, habríamos recogido provisiones, pero ¿cómo íbamos a saberlo?
– ¿Crees que tardará mucho en dejar de llover? –pregunté, aburrida, después de unas cuantas horas sentada bajo el árbol.
–No lo sé… No tengo ni idea.
–Es que tengo hambre.
–Yo también –Harry se puso en pie y se estiró como un gato. –Iré a buscar algo para comer, aunque sean unas cuantas moras.
–Te acompaño.
–Ni hablar –declaró. –Tú te quedas aquí. Podría ser peligroso.
Fruncí el ceño y me crucé de brazos.
–Creo que va a ser peor que me quede aquí, porque puede que cuando vuelvas me encuentres chamuscada por un rayo.
Harry alzó una ceja y negó rotundamente con la cabeza.
–No, te quedas aquí y punto. Aprovecharé ahora que parece que ha amainado un poco. No tardaré, _____, no te muevas de aquí.
– ¿Desde cuándo eres tan mandón? –me quejé, pero no me contestó. Se limitó a sonreírme con diversión y a echar a correr entre la lluvia.
Me apoyé en el tronco del árbol y suspiré, cansada, queriendo no pensar en nada. No quería agobiarme por culpa de los sentimientos que acababa de encontrar en mi corazón y que había creído desaparecidos. Tenía la sensación de que cuanto más pensara en ellos, más me desquiciarían, y en aquellos momentos debía tener la mente fría.
Unos cuantos minutos más tarde, Harry regresó no tan empapado como había supuesto y con las manos llenas de moras.
– ¿Crees que con esto vamos a tener bastante para cenar? –pregunté cuando se sentó, se quitó la chaqueta y colocó las bayas encima para que no se ensuciaran de barro. Yo me senté delante de él y apoyé mi cabeza en mis manos.
–No, pero tendremos que aguantarnos. Parece que va a llover durante toda la noche, así que como no tenemos ningún otro sitio para resguardarnos, tendremos que quedarnos aquí.
–Pues vaya… –me comí una mora que me supo a gloria, y después otra, y otra.
Una vez se terminaron, me puse en pie y me asomé un poco para ver cómo estaba el cielo, y sí, efectivamente, se encontraba totalmente encapotado, por lo que deberíamos pasar la noche allí. Bostecé ruidosamente y me froté los ojos con el dorso de la mano. Entonces, una ráfaga de viento me hizo estremecer, por lo que me apresuré a sentarme contra el tronco y a arrebujarme en mí misma. Se podía decir que la camiseta de tirantes y los pantalones cortos no abrigaban demasiado, además de que toda mi ropa estaba algo mojada a causa de la humedad del ambiente.
–Hace frío, ¿eh? –me comentó Harry, que se había tumbado sobre la tierra mojada y parecía muy cómodo tras haber colocado sus manos bajo su cabeza.
–Sí, bastante.
Tenía la piel de gallina, y era consciente de que sería incapaz de dormirme si continuaba muerta de frío. Me froté con fuerza los brazos, pero no sirvió de mucho.
–Anda, ven –ladeé la cabeza hasta que pude mirar a Harry, y parpadeé seguidamente cuando lo vi con un brazo levantado.
– ¿Qué?
–Ven aquí –me hizo señas con la mano para que me acercara a él, y lo hice lentamente, sin comprender. –Te vas a morir de frío si no te apoyas aquí.
¿Me estaba pidiendo que lo abrazara? ¿En serio?
–No te molestes, ya se me pasará –pero no creía en absoluto en mis palabras.
–_______, si no vienes tú, iré yo, y sabes que si te abrazo, te aplastaré.
No pude evitar sonreír ante sus palabras, más que nada porque eran ciertas. Antes, cuando aún nos comportábamos como un matrimonio en la cama, siempre era yo la que lo abrazaba, porque como él solía moverse tanto, había ocasiones en las que casi dormía sobre mí, y yo no podía soportar su peso durante mucho tiempo. A pesar de eso, mentiría si dijera que la idea de dormir de nuevo abrazada a él se me hacía poco apetecible, pero me sentía muy cohibida. Hacía meses que no dormíamos abrazados; sí en la misma cama, pero no juntos.
Dejando a un lado mis pensamientos, me acerqué hasta que estuve casi pegada a él y lo abracé lentamente, esperando que se apartara en cualquier momento, pero no lo hizo. Apoyé la cabeza en su hombro y respiré hondo, llenándome de su olor a lluvia. Me estremecí al instante cuando sentí bajo mi oreja el latido incesante de su corazón, que latía velozmente, como si estuviera nervioso. Y yo también lo estaba. Harry rodeó mis hombros con uno de sus brazos, y dejó el otro sobre su abdomen. Me apretó contra su cuerpo y comenzó a acariciarme el brazo desnudo de arriba abajo, con suavidad.
– ¿Ya no tienes frío? –me preguntó en voz baja y contra mi cabello.
–No –respondí con dificultad. No tenía frío, pero sí escalofríos por culpa de sus caricias.
No quería alzar la cabeza, porque sabía que si lo hacía me encontraría de lleno con sus labios, y no estaba totalmente segura de ser capaz de controlarme. La parte racional de mi cerebro había hecho las maletas y se había ido de vacaciones, por lo tanto, sería mejor no tentar a la suerte.
No comprendía por qué me sentía tan nerviosa, si habíamos dormido en aquella postura cientos de veces, pero claro, también estuve nerviosa la primera vez que me acurruqué con él de aquella forma. Me parecía algo nuevo, porque había olvidado lo cómoda que estaba junto a él, y por aquel motivo no me enteré cuando comenzaron a cerrárseme los ojos y caí en un profundo y reparador sueño escuchando el sonido de la lluvia a nuestro alrededor.
Me desperté de repente cuando percibí que algo se había colocado en mi mejilla, y abrí los ojos rápidamente, asustada, deseando que no fuera ningún insecto. Casi sin pensar, me pasé la mano por la cara y suspiré aliviada cuando percibí que sólo se trataba de una hoja que se había desprendido del árbol. Sonreí aún medio adormilada, cerré los ojos y volví a apoyar la cabeza sobre…Harry. Recordé en aquel instante dónde había dormido. Abrí los ojos de nuevo, pero no me moví, temerosa de haberlo despertado. No lo había hecho, por lo que me atreví a mirarlo a la cara.
Siempre me había parecido un hombre guapo, y aún lo era más cuando dormía, pues sus facciones estaban totalmente relajadas y parecía feliz. Tragué saliva cuando vi que, en algún momento de la noche, había entrelazado la mano que continuaba en su abdomen con la mía, pero eso no era todo: una de mis piernas se había colocado entre las suyas, y ahí la había dejado, pues me había encontrado muy cómoda. Menudas confianzas, las mías. Me mordí el labio, avergonzada, pues acababa de darme cuenta de que entre sueños mi cuerpo no le rechazaba, y por desgracia, seguramente despierta tampoco lo haría. Levanté la pierna y la moví lentamente para colocarla en mi lado, pero la voz adormilada de Harry me asustó:
–No te muevas, por favor.
Me quedé inmóvil, con la pierna en el aire y conteniendo la respiración.
–No te quiero molestar –le hablé en voz baja, como si estuviera contándole un secreto. Tenía miedo de explotar aquella burbuja de confianza que nos rodeaba si hablaba demasiado alto.
Aún no había amanecido del todo, pero el cielo estaba comenzando a aclararse. No obstante, me dije a mí misma que era muy temprano para levantarme.
–No me molestas. Me encanta tenerte así.
Tragué saliva con dificultad y, lentamente, dejé la pierna donde, supuse, la había tenido toda la noche. Harry ladeó un poco la cabeza y abrió los ojos, haciéndome sonrojar.
–Te he echado de menos.
Parpadeé seguidamente, sorprendida. ¿Por qué me decía esas cosas? ¿Era porque aún estaba medio dormido y no sabía lo que decía? ¿O lo decía porque realmente lo sentía?
Volvió a acariciarme el brazo con su mano, pues habíamos dormido casi toda la noche abrazados, y desde luego, no había tenido frío. Me percaté de que del árbol que nos había protegido caían diversas gotas de agua a pesar de que ya había dejado de llover. Sin embargo, aún reinaba la humedad en el ambiente.
–Yo también –respondí en voz baja, sintiendo que mi corazón latía a gran velocidad.
Ya lo había dicho. ¿Y ahora qué?
Harry se incorporó levemente y acercó su rostro al mío lentamente, como si esperara que me apartara. No lo hice. Dejé que sus labios rozaran los míos suavemente, deseando que no me entrara un ataque de pánico como la última vez, pero eso no ocurrió, porque recordaba sus besos y quería volver a sentirlos. Mi cuerpo le reconocía y había echado de menos el suyo. Por eso, cuando Harry me colocó una mano en la mejilla, yo enredé una de las mías en su cabello para evitar que se separara de mis labios. Me besó profundamente de nuevo, como no ocurría desde hacía muchos meses, y tuve ganas de ponerme a gritar por la emoción, pero como eso implicaría alejarme de su boca, no lo hice. Mi marido me acarició la mejilla suavemente y después el cuello, provocándome escalofríos, pero yo no quise quedarme atrás. Coloqué la mano que me quedaba libre en su hombro y a continuación acaricié su pecho por encima de la ropa, comenzando a sentir que ésta estorbaba. Harry me rodeó la cintura con el brazo que no estaba usando y logró tumbarme a los pies del árbol, colocándose encima de mí.
Se alejó un instante de mis labios para observarme, a pesar de que me esforcé todo lo posible para que no lo hiciera, y me sonrió con ternura antes de darme un beso en la nariz. En aquel brevísimo instante sentí que nada había cambiado, que volvíamos a amarnos como el primer día y que jamás habíamos pronunciado la palabra "divorcio". Pero no pude pensar mucho más en el tema, pues su boca reclamó de nuevo la mía y se encargó de hacerme olvidar incluso mi nombre. Me besó con avidez al mismo tiempo que sus manos se movieron por todo mi cuerpo sin cesar, sin detenerse nunca en un punto concreto. Mis dedos se enredaron de nuevo en su cabello y lo acariciaron a la vez que le dieron pequeños tirones, diciéndole en silencio que hiciera algo ya. Me mordisqueó los labios de forma traviesa y se me entrecortó la respiración, que ya estaba agitada desde hacía un buen rato.
Harry dejó un reguero de besos desde mis labios, pasando por mi barbilla, hasta mi cuello, el que besó y mordisqueó sin prisa, alargando la tortura sin piedad. Intenté respirar hondo, pero no pude, pues sus manos se colaron por debajo de mi camiseta acariciando la piel de mi vientre y mi cintura. Se me puso la piel de gallina y tuve que cerrar los ojos con fuerza, pues sus caricias me parecían nuevas a pesar de que mi cuerpo sí las recordaba. Sus manos arrastraron la tela hacia arriba sin darme la oportunidad de negarme, y casi sin darme cuenta, me encontré desnuda de cintura para arriba.
Claro, después del baño en el lago no me había puesto sostén, pues Harry se había olvidado de traerme uno limpio, y no estaba dispuesta a ponerme de nuevo el sucio. Por suerte, sí que había sido lo bastante considerado como para traerme unas braguitas, si no, no sabía lo que hubiera hecho.
Me observó sorprendido, como si no hubiese esperado tenerme casi desnuda tan deprisa, así que sin pensármelo dos veces acerqué su rostro al mío para volver a besarlo, porque sentía que eso era lo que necesitaba. Rodeé su cuello con mis brazos y dejé que me quitara los pantalones cortos lentamente, así que le ayudé alzando las caderas para hacerle la tarea más fácil. Pero yo también quería verle desnudo, por lo que llevé mis manos al borde de su camiseta de manga corta y se la quité por la cabeza, respirando profundamente cuando pude admirar al fin su torso. Y, a decir verdad, también lo había hecho aquella mañana, cuando se bañó en el lago. Mis ojos se habían desviado más de una vez hacia su persona a pesar de que intenté no hacerlo, pero fue inevitable. Siempre me había encantado su cuerpo y sabía que siempre sería así.
Mis manos recorrieron sus hombros y su espalda deleitándome con la suavidad y la calidez de su piel, y la fuerza de sus músculos. Me sobresalté cuando sentí que una de sus manos se adueñaba de mis pechos, y me arqueé contra su cuerpo cuando su boca siguió el mismo camino. Tuve que cerrar los ojos a causa del placer, y me mordí el labio con fuerza sin dejar de rodearle con mis brazos. Abrí los ojos cuando Harry introdujo los dedos en el elástico de mis braguitas para deslizarlas por mis piernas, y yo hice lo mismo con el resto de su ropa, harta de tantos preliminares. Lo necesitaba como no lo había necesitado nunca, y si no lo tenía en aquel momento me volvería loca. Le di un mordisco en el cuello cuando me acarició las piernas, y se quejó, pero se lo tenía bien merecido. No podía esperar más, ya había esperado demasiado por él, pues esos últimos meses sin sus caricias habían sido demasiado largos y tristes. Clavándole las uñas en los hombros, enredé mis piernas en su cintura deseando que entendiera lo que le estaba pidiendo en silencio.
Y lo entendió.
Se hundió en mi cuerpo al instante, consiguiendo que mis ojos se cerraran y que mis uñas se enterraran más en su piel, pero eso sólo consiguió enardecerlo aún más. Apoyó los codos a cada lado de mi cabeza y me besó de nuevo con ansia, aunque yo le devolví el beso de la misma forma. Se movió con fuerza, haciendo que la tierra que había debajo de mi cuerpo me arañara la espalda, pero ni él ni yo nos molestamos por eso. Sentía que apenas podía respirar, pues mis pulmones me demandaban un poco de aire, pero no les presté atención. Sólo podía estar atenta a Harry y a todo lo que me estaba haciendo sentir de nuevo. Y cuando finalmente el orgasmo me golpeó con fuerza, me aparté de los labios de mi marido y gemí intensamente, sintiendo el gruñido y el estremecimiento de Harry un segundo más tarde.
No fui capaz de abrir los ojos ni de dejar de temblar, por eso me abandoné a los brazos de Harry cuando me abrazó de nuevo. Poco después me relajé por completo, durmiéndome al instante con la extraña sensación de haber hecho algo que no debía.
NARRA _____
Pero no fue así. Al cabo de un buen rato nos sentamos a los pies del árbol a esperar a que la tormenta amainara, pero no lo hizo en toda la tarde. Ambos sabíamos que era peligroso permanecer debajo de un árbol justamente en plena tempestad, pues no se nos hacía muy atractiva la idea de que un rayo nos fulminara, pero no teníamos ningún otro refugio. Tal vez si hubiéramos sabido que se iba a poner a diluviar de un momento al otro, habríamos recogido provisiones, pero ¿cómo íbamos a saberlo?
– ¿Crees que tardará mucho en dejar de llover? –pregunté, aburrida, después de unas cuantas horas sentada bajo el árbol.
–No lo sé… No tengo ni idea.
–Es que tengo hambre.
–Yo también –Harry se puso en pie y se estiró como un gato. –Iré a buscar algo para comer, aunque sean unas cuantas moras.
–Te acompaño.
–Ni hablar –declaró. –Tú te quedas aquí. Podría ser peligroso.
Fruncí el ceño y me crucé de brazos.
–Creo que va a ser peor que me quede aquí, porque puede que cuando vuelvas me encuentres chamuscada por un rayo.
Harry alzó una ceja y negó rotundamente con la cabeza.
–No, te quedas aquí y punto. Aprovecharé ahora que parece que ha amainado un poco. No tardaré, _____, no te muevas de aquí.
– ¿Desde cuándo eres tan mandón? –me quejé, pero no me contestó. Se limitó a sonreírme con diversión y a echar a correr entre la lluvia.
Me apoyé en el tronco del árbol y suspiré, cansada, queriendo no pensar en nada. No quería agobiarme por culpa de los sentimientos que acababa de encontrar en mi corazón y que había creído desaparecidos. Tenía la sensación de que cuanto más pensara en ellos, más me desquiciarían, y en aquellos momentos debía tener la mente fría.
Unos cuantos minutos más tarde, Harry regresó no tan empapado como había supuesto y con las manos llenas de moras.
– ¿Crees que con esto vamos a tener bastante para cenar? –pregunté cuando se sentó, se quitó la chaqueta y colocó las bayas encima para que no se ensuciaran de barro. Yo me senté delante de él y apoyé mi cabeza en mis manos.
–No, pero tendremos que aguantarnos. Parece que va a llover durante toda la noche, así que como no tenemos ningún otro sitio para resguardarnos, tendremos que quedarnos aquí.
–Pues vaya… –me comí una mora que me supo a gloria, y después otra, y otra.
Una vez se terminaron, me puse en pie y me asomé un poco para ver cómo estaba el cielo, y sí, efectivamente, se encontraba totalmente encapotado, por lo que deberíamos pasar la noche allí. Bostecé ruidosamente y me froté los ojos con el dorso de la mano. Entonces, una ráfaga de viento me hizo estremecer, por lo que me apresuré a sentarme contra el tronco y a arrebujarme en mí misma. Se podía decir que la camiseta de tirantes y los pantalones cortos no abrigaban demasiado, además de que toda mi ropa estaba algo mojada a causa de la humedad del ambiente.
–Hace frío, ¿eh? –me comentó Harry, que se había tumbado sobre la tierra mojada y parecía muy cómodo tras haber colocado sus manos bajo su cabeza.
–Sí, bastante.
Tenía la piel de gallina, y era consciente de que sería incapaz de dormirme si continuaba muerta de frío. Me froté con fuerza los brazos, pero no sirvió de mucho.
–Anda, ven –ladeé la cabeza hasta que pude mirar a Harry, y parpadeé seguidamente cuando lo vi con un brazo levantado.
– ¿Qué?
–Ven aquí –me hizo señas con la mano para que me acercara a él, y lo hice lentamente, sin comprender. –Te vas a morir de frío si no te apoyas aquí.
¿Me estaba pidiendo que lo abrazara? ¿En serio?
–No te molestes, ya se me pasará –pero no creía en absoluto en mis palabras.
–_______, si no vienes tú, iré yo, y sabes que si te abrazo, te aplastaré.
No pude evitar sonreír ante sus palabras, más que nada porque eran ciertas. Antes, cuando aún nos comportábamos como un matrimonio en la cama, siempre era yo la que lo abrazaba, porque como él solía moverse tanto, había ocasiones en las que casi dormía sobre mí, y yo no podía soportar su peso durante mucho tiempo. A pesar de eso, mentiría si dijera que la idea de dormir de nuevo abrazada a él se me hacía poco apetecible, pero me sentía muy cohibida. Hacía meses que no dormíamos abrazados; sí en la misma cama, pero no juntos.
Dejando a un lado mis pensamientos, me acerqué hasta que estuve casi pegada a él y lo abracé lentamente, esperando que se apartara en cualquier momento, pero no lo hizo. Apoyé la cabeza en su hombro y respiré hondo, llenándome de su olor a lluvia. Me estremecí al instante cuando sentí bajo mi oreja el latido incesante de su corazón, que latía velozmente, como si estuviera nervioso. Y yo también lo estaba. Harry rodeó mis hombros con uno de sus brazos, y dejó el otro sobre su abdomen. Me apretó contra su cuerpo y comenzó a acariciarme el brazo desnudo de arriba abajo, con suavidad.
– ¿Ya no tienes frío? –me preguntó en voz baja y contra mi cabello.
–No –respondí con dificultad. No tenía frío, pero sí escalofríos por culpa de sus caricias.
No quería alzar la cabeza, porque sabía que si lo hacía me encontraría de lleno con sus labios, y no estaba totalmente segura de ser capaz de controlarme. La parte racional de mi cerebro había hecho las maletas y se había ido de vacaciones, por lo tanto, sería mejor no tentar a la suerte.
No comprendía por qué me sentía tan nerviosa, si habíamos dormido en aquella postura cientos de veces, pero claro, también estuve nerviosa la primera vez que me acurruqué con él de aquella forma. Me parecía algo nuevo, porque había olvidado lo cómoda que estaba junto a él, y por aquel motivo no me enteré cuando comenzaron a cerrárseme los ojos y caí en un profundo y reparador sueño escuchando el sonido de la lluvia a nuestro alrededor.
Me desperté de repente cuando percibí que algo se había colocado en mi mejilla, y abrí los ojos rápidamente, asustada, deseando que no fuera ningún insecto. Casi sin pensar, me pasé la mano por la cara y suspiré aliviada cuando percibí que sólo se trataba de una hoja que se había desprendido del árbol. Sonreí aún medio adormilada, cerré los ojos y volví a apoyar la cabeza sobre…Harry. Recordé en aquel instante dónde había dormido. Abrí los ojos de nuevo, pero no me moví, temerosa de haberlo despertado. No lo había hecho, por lo que me atreví a mirarlo a la cara.
Siempre me había parecido un hombre guapo, y aún lo era más cuando dormía, pues sus facciones estaban totalmente relajadas y parecía feliz. Tragué saliva cuando vi que, en algún momento de la noche, había entrelazado la mano que continuaba en su abdomen con la mía, pero eso no era todo: una de mis piernas se había colocado entre las suyas, y ahí la había dejado, pues me había encontrado muy cómoda. Menudas confianzas, las mías. Me mordí el labio, avergonzada, pues acababa de darme cuenta de que entre sueños mi cuerpo no le rechazaba, y por desgracia, seguramente despierta tampoco lo haría. Levanté la pierna y la moví lentamente para colocarla en mi lado, pero la voz adormilada de Harry me asustó:
–No te muevas, por favor.
Me quedé inmóvil, con la pierna en el aire y conteniendo la respiración.
–No te quiero molestar –le hablé en voz baja, como si estuviera contándole un secreto. Tenía miedo de explotar aquella burbuja de confianza que nos rodeaba si hablaba demasiado alto.
Aún no había amanecido del todo, pero el cielo estaba comenzando a aclararse. No obstante, me dije a mí misma que era muy temprano para levantarme.
–No me molestas. Me encanta tenerte así.
Tragué saliva con dificultad y, lentamente, dejé la pierna donde, supuse, la había tenido toda la noche. Harry ladeó un poco la cabeza y abrió los ojos, haciéndome sonrojar.
–Te he echado de menos.
Parpadeé seguidamente, sorprendida. ¿Por qué me decía esas cosas? ¿Era porque aún estaba medio dormido y no sabía lo que decía? ¿O lo decía porque realmente lo sentía?
Volvió a acariciarme el brazo con su mano, pues habíamos dormido casi toda la noche abrazados, y desde luego, no había tenido frío. Me percaté de que del árbol que nos había protegido caían diversas gotas de agua a pesar de que ya había dejado de llover. Sin embargo, aún reinaba la humedad en el ambiente.
–Yo también –respondí en voz baja, sintiendo que mi corazón latía a gran velocidad.
Ya lo había dicho. ¿Y ahora qué?
Harry se incorporó levemente y acercó su rostro al mío lentamente, como si esperara que me apartara. No lo hice. Dejé que sus labios rozaran los míos suavemente, deseando que no me entrara un ataque de pánico como la última vez, pero eso no ocurrió, porque recordaba sus besos y quería volver a sentirlos. Mi cuerpo le reconocía y había echado de menos el suyo. Por eso, cuando Harry me colocó una mano en la mejilla, yo enredé una de las mías en su cabello para evitar que se separara de mis labios. Me besó profundamente de nuevo, como no ocurría desde hacía muchos meses, y tuve ganas de ponerme a gritar por la emoción, pero como eso implicaría alejarme de su boca, no lo hice. Mi marido me acarició la mejilla suavemente y después el cuello, provocándome escalofríos, pero yo no quise quedarme atrás. Coloqué la mano que me quedaba libre en su hombro y a continuación acaricié su pecho por encima de la ropa, comenzando a sentir que ésta estorbaba. Harry me rodeó la cintura con el brazo que no estaba usando y logró tumbarme a los pies del árbol, colocándose encima de mí.
Se alejó un instante de mis labios para observarme, a pesar de que me esforcé todo lo posible para que no lo hiciera, y me sonrió con ternura antes de darme un beso en la nariz. En aquel brevísimo instante sentí que nada había cambiado, que volvíamos a amarnos como el primer día y que jamás habíamos pronunciado la palabra "divorcio". Pero no pude pensar mucho más en el tema, pues su boca reclamó de nuevo la mía y se encargó de hacerme olvidar incluso mi nombre. Me besó con avidez al mismo tiempo que sus manos se movieron por todo mi cuerpo sin cesar, sin detenerse nunca en un punto concreto. Mis dedos se enredaron de nuevo en su cabello y lo acariciaron a la vez que le dieron pequeños tirones, diciéndole en silencio que hiciera algo ya. Me mordisqueó los labios de forma traviesa y se me entrecortó la respiración, que ya estaba agitada desde hacía un buen rato.
Harry dejó un reguero de besos desde mis labios, pasando por mi barbilla, hasta mi cuello, el que besó y mordisqueó sin prisa, alargando la tortura sin piedad. Intenté respirar hondo, pero no pude, pues sus manos se colaron por debajo de mi camiseta acariciando la piel de mi vientre y mi cintura. Se me puso la piel de gallina y tuve que cerrar los ojos con fuerza, pues sus caricias me parecían nuevas a pesar de que mi cuerpo sí las recordaba. Sus manos arrastraron la tela hacia arriba sin darme la oportunidad de negarme, y casi sin darme cuenta, me encontré desnuda de cintura para arriba.
Claro, después del baño en el lago no me había puesto sostén, pues Harry se había olvidado de traerme uno limpio, y no estaba dispuesta a ponerme de nuevo el sucio. Por suerte, sí que había sido lo bastante considerado como para traerme unas braguitas, si no, no sabía lo que hubiera hecho.
Me observó sorprendido, como si no hubiese esperado tenerme casi desnuda tan deprisa, así que sin pensármelo dos veces acerqué su rostro al mío para volver a besarlo, porque sentía que eso era lo que necesitaba. Rodeé su cuello con mis brazos y dejé que me quitara los pantalones cortos lentamente, así que le ayudé alzando las caderas para hacerle la tarea más fácil. Pero yo también quería verle desnudo, por lo que llevé mis manos al borde de su camiseta de manga corta y se la quité por la cabeza, respirando profundamente cuando pude admirar al fin su torso. Y, a decir verdad, también lo había hecho aquella mañana, cuando se bañó en el lago. Mis ojos se habían desviado más de una vez hacia su persona a pesar de que intenté no hacerlo, pero fue inevitable. Siempre me había encantado su cuerpo y sabía que siempre sería así.
Mis manos recorrieron sus hombros y su espalda deleitándome con la suavidad y la calidez de su piel, y la fuerza de sus músculos. Me sobresalté cuando sentí que una de sus manos se adueñaba de mis pechos, y me arqueé contra su cuerpo cuando su boca siguió el mismo camino. Tuve que cerrar los ojos a causa del placer, y me mordí el labio con fuerza sin dejar de rodearle con mis brazos. Abrí los ojos cuando Harry introdujo los dedos en el elástico de mis braguitas para deslizarlas por mis piernas, y yo hice lo mismo con el resto de su ropa, harta de tantos preliminares. Lo necesitaba como no lo había necesitado nunca, y si no lo tenía en aquel momento me volvería loca. Le di un mordisco en el cuello cuando me acarició las piernas, y se quejó, pero se lo tenía bien merecido. No podía esperar más, ya había esperado demasiado por él, pues esos últimos meses sin sus caricias habían sido demasiado largos y tristes. Clavándole las uñas en los hombros, enredé mis piernas en su cintura deseando que entendiera lo que le estaba pidiendo en silencio.
Y lo entendió.
Se hundió en mi cuerpo al instante, consiguiendo que mis ojos se cerraran y que mis uñas se enterraran más en su piel, pero eso sólo consiguió enardecerlo aún más. Apoyó los codos a cada lado de mi cabeza y me besó de nuevo con ansia, aunque yo le devolví el beso de la misma forma. Se movió con fuerza, haciendo que la tierra que había debajo de mi cuerpo me arañara la espalda, pero ni él ni yo nos molestamos por eso. Sentía que apenas podía respirar, pues mis pulmones me demandaban un poco de aire, pero no les presté atención. Sólo podía estar atenta a Harry y a todo lo que me estaba haciendo sentir de nuevo. Y cuando finalmente el orgasmo me golpeó con fuerza, me aparté de los labios de mi marido y gemí intensamente, sintiendo el gruñido y el estremecimiento de Harry un segundo más tarde.
No fui capaz de abrir los ojos ni de dejar de temblar, por eso me abandoné a los brazos de Harry cuando me abrazó de nuevo. Poco después me relajé por completo, durmiéndome al instante con la extraña sensación de haber hecho algo que no debía.
JACKI1D
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
-Capítulo 14-
Narra HARRY
No fui capaz de pegar ojo en la hora siguiente, y tampoco pude moverme. _____me estaba abrazando con tanta fuerza que temía despertarla, pero una parte de mí sentía que no podía permanecer cerca de ella ni un minuto más. Aparté sus brazos de mi cuerpo suavemente e intenté colocarla en una postura mínimamente cómoda en el suelo. A continuación la tapé con mi camiseta, me puse los pantalones y caminé a paso ligero entre la maleza, sin saber exactamente adónde me dirigía. Acabé en el lago, y lo único que se me ocurrió hacer fue sentarme en la orilla para reflexionar.
¿Qué diantres acababa de pasar? ¿Cómo había pasado? ¿Por qué había pasado? No entendía nada. No comprendía qué había ocurrido entre nosotros para que termináramos haciendo el amor bajo un árbol. De acuerdo, la noche anterior, cuando le pedí que me abrazara, lo había hecho para protegerla del frío, claro, pero también para recordar lo que sentía al tenerla tan cerca. Y cuando había enlazado su pierna con las mías en medio de la noche, me había sentido como si nada hubiera cambiado entre nosotros, pero aún así no comprendía nada. Hacía meses que no nos tocábamos, apenas nos mirábamos, y de un momento al otro habíamos sobrepasado todas las barreras que nos habíamos impuesto durante tanto tiempo. Pero lo que más deseaba saber era por qué. ¿Por qué había aceptado mis caricias? ¿Por qué me había pedido más?
Sacudí la cabeza, agobiado, y me pasé una mano por el pelo, sin encontrar respuestas a mis preguntas. Sabía quién podía dármelas, pero no estaba seguro de poder hablar con ella en aquellos momentos. El recuerdo de lo que había pasado hacía poco más de una hora lograba ponerme nervioso, y recordar la suavidad de su piel y la pasión de sus besos sólo conseguía que mi cuerpo despertara, buscándola de nuevo. Pero sabía que no volvería a ocurrir. No estaba seguro de cómo reaccionaría _______, aunque probablemente fingiría que nada había ocurrido, y yo no estaba preparado para decidir si aquello sería o no lo mejor que podríamos hacer.
Pensé en buscar comida, pero no tenía hambre, en realidad. Tenía la sensación de que sólo quería moverme para no pensar, pero no dejaría de hacerlo por más que quisiera. Apoyé mi cabeza en mis manos y cerré los ojos, intentando comprenderlo. No sabía por qué la había besado, y mucho menos por qué no había parado. Sólo sabía que mi mente se había desconectado cuando mis labios tocaron los suyos, y a partir de ese momento mis ansias habían tomado el control.
Me sobresalté cuando percibí que alguien se sentaba a mi lado, y antes de alzar la cabeza tragué saliva con dificultad. ¿Quién si no ______ se encontraba en aquel bosque? Levanté la cabeza sin estar seguro de poder lidiar con ella en aquel momento, pero no me quedaba otra opción aparte de echar a correr como un condenado. Obviamente, decidí enfrentarme a ella.
–Hola –me saludó tranquilamente, como si no hubiese ocurrido nada entre nosotros. Me fijé en que se había vestido con su ropa de nuevo, así que imaginé que mi camiseta estaría cerca del dichoso árbol que nos había resguardado de la lluvia. – ¿Has dormido bien? –me preguntó, y yo alcé una ceja levemente, sin comprender.
¿Íbamos a fingir que no había sucedido nada? ¿En serio?
–Sí –carraspeé. –Bastante bien.
–Yo también.
Y se calló. Genial.
Permanecimos inmóviles durante un largo rato, hasta que no pude más con la tensión que había entre nosotros y tuve la necesidad de hablar:
–______… Creo que tenemos que…
–Me voy a bañar. ¿Te vienes? –me interrumpió, poniéndose en pie de repente, y acto seguido se giró para mirarme.
Negué con la cabeza, sin poder creerme su actitud. ¿Desde cuándo era ______ tan esquiva?
–Como quieras.
Caminó hasta la orilla y se quitó la ropa sin ningún tipo de miramientos, logrando que se me secara la boca y que fuera incapaz de apartar los ojos de ella por más que lo intentara.
¿Qué puñetas estaba haciendo? ¿Se había vuelto loca o qué?
No se volvió a mirarme, simplemente se introdujo en el agua y comenzó a dar brazadas, consiguiendo descolocarme por completo. De modo que, sin pensármelo demasiado, me levanté y me quité la ropa con rapidez, temiendo haberme vuelto loco también. Caminé hasta que mis pies tocaron el agua y me zambullí en ella sin más miramientos. Me fijé en que _______ había dejado de nadar y se encontraba de pie, dándome la espalda y en una zona en la que el agua le llegaba por debajo de los hombros. Nadé hasta ella y, cuando estuve relativamente cerca, me detuve sin saber qué estábamos haciendo.
Ladeó un poco la cabeza y me miró fijamente antes de volver la vista al frente. Quería que me acercara más, y yo quería hacerlo, pero no estaba seguro de que aquello resultara ser una buena idea. Finalmente opté por dejar mis especulaciones a un lado, y caminé a paso lento hacia delante, hasta que pude rodear su cuerpo con mis brazos. Apoyé la barbilla en su hombro y las manos en su abdomen, y quise sonreír cuando sus manos se colocaron sobre las mías bajo el agua.
–Tenemos que hablar.
–No –respondió rotundamente, logrando sorprenderme.
–Claro que sí, ______, nosotros…
–Ahora no, por favor. Después.
¿Después? ¿Después de qué?
________descansó su cabeza en mi hombro sin que yo lo esperara, y no pude evitar ponerme nervioso. Volvía a tenerla entre mis brazos y no podía creérmelo. Había sido muy difícil acostumbrarme a no tenerla, y en aquel momento se me hacía difícil concebir la idea de que aceptara mis caricias y de que las deseara.
–No quiero entenderlo –la escuché murmurar, y levanté la cabeza de su hombro lentamente.
– ¿Entender qué?
–Lo que está pasando –se dio la vuelta lentamente y me abrazó por la cintura, apoyando la mejilla en mi pecho. Mi respiración se entrecortó y, finalmente, le devolví el abrazo, acariciando su espalda lánguidamente. –Sólo quiero… Sentirlo.
Aquella conversación era realmente absurda, pero a pesar de eso me temblaba todo el cuerpo como si aquella fuera la primera vez que abrazaba a una mujer.
________alzó lentamente la cabeza y me miró a los ojos, pidiéndome que hiciera algo. No quería malinterpretarla, así que no me moví, simplemente continué acariciando su espalda. Sin embargo, ella se impacientó y colocó sus manos en mis hombros, impulsándose hacia arriba hasta que logró unir nuestros labios de nuevo. Al segundo siguiente, mis brazos la apretaron con fuerza contra mi cuerpo y ella reforzó su agarre rodeándome el cuello con sus brazos, como si no fuera a soltarme jamás. Y ese pensamiento se mantuvo en mi mente hasta que no pude soportarlo más y me separé de sus labios y de su abrazo.
–No –musité con la respiración agitada.
_____me observó con las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes.
– ¿Por qué?
–Porque es un error.
Quise golpearme incansablemente cuando vi el daño que le habían producido mis palabras, pero me dije a mí mismo que había hecho lo correcto. La relación que tenía con _______, o la que había tenido, había muerto y jamás volvería a revivir, y lo que estaba ocurriendo entre nosotros en aquellos momentos sólo eran reminiscencias de lo que tuvimos. No era real. _______ no quería estar conmigo, me lo había dicho varias veces, y por más que en ese momento quisiera olvidar sus palabras, ya era demasiado tarde. No podía dejar de lado el daño que nos habíamos hecho sólo porque la deseara, no era correcto, y sabía que si nos dejábamos llevar sólo conseguiríamos herirnos más. Así que sin decir nada más, me di la vuelta y salí del lago lentamente, despidiéndome en silencio de lo que alguna vez habíamos sido.
.
.
NARRA ________
No me quería. Estaba más que claro. Había correspondido a mis caricias, sí, pero no por mucho tiempo. Durante un instante, cuando me apretó contra su cuerpo, pensé que sentía lo mismo que yo, que aún no me había olvidado y que me echaba de menos. Y eso era lo que me había dicho esa misma mañana, justo antes de que diéramos rienda suelta a nuestra pasión. ¿Era mentira?
Me mordí el labio y cerré los ojos cuando sentí que se llenaban de lágrimas. Me encontraba en medio de un lago, desnuda y sola. Me sentía humillada y ridícula, y estaba avergonzada por mi actitud. Había querido que Harry entendiera lo que le estaba diciendo sin palabras. Nuestra relación había sido así. En ocasiones solíamos comunicarnos sin hablar, simplemente mirándonos el uno al otro. No obstante, estaba claro que aquella conexión especial que nos había unido también había desaparecido, junto a su amor por mí.
Respiré hondo, pero un ridículo sollozo me cortó la respiración, por lo que me apresuré a cubrirme y caminé a paso lento hasta la orilla del lago. No esperé a que el sol me secara, simplemente me limité a ponerme la ropa sobre el cuerpo mojado, pero ya todo me daba igual.
¿Cómo había podido ser tan estúpida? ¿Cómo me había atrevido a comportarme como una imbécil? Cuando me había despertado hacía un rato tapada con su camiseta, había sonreído como una tonta y me había permitido revivir aquel hermoso momento que habíamos compartido al despertar, creyendo que, tras haber roto aquella barrera, todo volvería a ser como antes. Sin embargo, en aquel instante, me quedaba claro que ya jamás volveríamos a ser los mismos ni a comportarnos de la misma manera. Y, por supuesto, nuestra relación no podría revivir. No podía empeñarme en resucitar algo que estaba muerto.
Me senté en el suelo, apoyando las rodillas en mi pecho y, rodeándolas con mis brazos, me permití llorar amargamente, diciéndome a mí misma que había sido una ingenua. A mi edad aún creía que podría vivir mi final feliz con Harry. Aquellas historias de príncipes y de princesas que vivían felices y comían perdices estaban bien para Julie, pero no para mí. Yo ya era una mujer adulta que estaba a punto de divorciarse de su marido, a pesar de que en aquellos momentos no podía sacarse de la cabeza lo que sentía por él.
¿Qué iba a hacer? ¿Cómo iba a olvidarle? Días atrás, cuando pensaba que lo odiaba por desatender a su familia, no me parecía muy difícil la idea de emprender una nueva vida sin él, pues creía que había cambiado y que ya no le importábamos. Pero aquellos últimos días había podido comprobar que seguía siendo el mismo Harry del que me enamoré años atrás: divertido, carismático, atento, sobre protector, incluso… Y el simple hecho de pensar en alejarme de él se me hacía repugnante.
Pero no me quedaba otra. Él no me quería, ya no, y podía decirse que le entendía. Durante los últimos meses me había comportado como una zorra con él, con reproches, gritos y echándole la culpa de todo, cuando era plenamente consciente de que yo también tenía parte de culpa. Era cierto que habíamos dejado de comportarnos como un matrimonio, pero eso había ocurrido por culpa de mi orgullo, porque no me había molestado en buscarle, en pedirle que me acariciara o en decirle que le necesitaba. Las últimas veces que Harry había pretendido acercarse a mí o tocarme le había rechazado, y por eso dejó de intentarlo. Había sido culpa mía.
Levanté la cabeza de mis rodillas cuando me faltó el aire para seguir llorando, y me sequé las lágrimas con rabia, maldiciéndome interiormente. Lo nuestro no tenía futuro, pero no podía pasarme el resto de mis días llorando. La vida continuaba, aunque sin Harry tenía pinta de resultar más complicada, pero yo podía hacerlo. Podría empezar de nuevo, porque había alguien que me necesitaba: Julie. Tendría que entender lo que había ocurrido entre nosotros, y aunque no iba a ser fácil convencerla, finalmente acabaría comprendiéndolo.
Me sobresalté cuando vi a Harry aparecer a través de unos arbustos, y me percaté de que estaba buscando algo. O a alguien. Cuando me vio, se acercó lentamente con las manos en los bolsillos, y supe que estaba nervioso.
–El desayuno está listo. He pensado que seguramente tendrías hambre.
¿El desayuno? ¿Un pescado asqueroso que estaba lleno de espinas? Ya estaba harta de comer esa basura, y aunque entendía que no teníamos nada más, tenía el estómago cerrado.
–Pues te has equivocado.
–Tienes que comer.
–No tengo hambre.
–No te creo.
–Pues no me creas, Harry. ¿Qué quieres que te diga? –me encogí de hombros con indiferencia.
Se quedó callado durante unos largos segundos sin dejar de mirarme fijamente.
–Siento que todo haya salido mal. Lo siento mucho.
Desvié la mirada de sus ojos porque no quería ponerme a llorar de nuevo, pero supe que debía contestarle:
–Yo también.
Genial. ¿Y ahora qué?
Harry carraspeó con incomodidad, pero acto seguido se dio la vuelta y se alejó de mí, perdiéndose entre la maleza del bosque.
Hasta ese punto habíamos llegado.
Narra HARRY
No fui capaz de pegar ojo en la hora siguiente, y tampoco pude moverme. _____me estaba abrazando con tanta fuerza que temía despertarla, pero una parte de mí sentía que no podía permanecer cerca de ella ni un minuto más. Aparté sus brazos de mi cuerpo suavemente e intenté colocarla en una postura mínimamente cómoda en el suelo. A continuación la tapé con mi camiseta, me puse los pantalones y caminé a paso ligero entre la maleza, sin saber exactamente adónde me dirigía. Acabé en el lago, y lo único que se me ocurrió hacer fue sentarme en la orilla para reflexionar.
¿Qué diantres acababa de pasar? ¿Cómo había pasado? ¿Por qué había pasado? No entendía nada. No comprendía qué había ocurrido entre nosotros para que termináramos haciendo el amor bajo un árbol. De acuerdo, la noche anterior, cuando le pedí que me abrazara, lo había hecho para protegerla del frío, claro, pero también para recordar lo que sentía al tenerla tan cerca. Y cuando había enlazado su pierna con las mías en medio de la noche, me había sentido como si nada hubiera cambiado entre nosotros, pero aún así no comprendía nada. Hacía meses que no nos tocábamos, apenas nos mirábamos, y de un momento al otro habíamos sobrepasado todas las barreras que nos habíamos impuesto durante tanto tiempo. Pero lo que más deseaba saber era por qué. ¿Por qué había aceptado mis caricias? ¿Por qué me había pedido más?
Sacudí la cabeza, agobiado, y me pasé una mano por el pelo, sin encontrar respuestas a mis preguntas. Sabía quién podía dármelas, pero no estaba seguro de poder hablar con ella en aquellos momentos. El recuerdo de lo que había pasado hacía poco más de una hora lograba ponerme nervioso, y recordar la suavidad de su piel y la pasión de sus besos sólo conseguía que mi cuerpo despertara, buscándola de nuevo. Pero sabía que no volvería a ocurrir. No estaba seguro de cómo reaccionaría _______, aunque probablemente fingiría que nada había ocurrido, y yo no estaba preparado para decidir si aquello sería o no lo mejor que podríamos hacer.
Pensé en buscar comida, pero no tenía hambre, en realidad. Tenía la sensación de que sólo quería moverme para no pensar, pero no dejaría de hacerlo por más que quisiera. Apoyé mi cabeza en mis manos y cerré los ojos, intentando comprenderlo. No sabía por qué la había besado, y mucho menos por qué no había parado. Sólo sabía que mi mente se había desconectado cuando mis labios tocaron los suyos, y a partir de ese momento mis ansias habían tomado el control.
Me sobresalté cuando percibí que alguien se sentaba a mi lado, y antes de alzar la cabeza tragué saliva con dificultad. ¿Quién si no ______ se encontraba en aquel bosque? Levanté la cabeza sin estar seguro de poder lidiar con ella en aquel momento, pero no me quedaba otra opción aparte de echar a correr como un condenado. Obviamente, decidí enfrentarme a ella.
–Hola –me saludó tranquilamente, como si no hubiese ocurrido nada entre nosotros. Me fijé en que se había vestido con su ropa de nuevo, así que imaginé que mi camiseta estaría cerca del dichoso árbol que nos había resguardado de la lluvia. – ¿Has dormido bien? –me preguntó, y yo alcé una ceja levemente, sin comprender.
¿Íbamos a fingir que no había sucedido nada? ¿En serio?
–Sí –carraspeé. –Bastante bien.
–Yo también.
Y se calló. Genial.
Permanecimos inmóviles durante un largo rato, hasta que no pude más con la tensión que había entre nosotros y tuve la necesidad de hablar:
–______… Creo que tenemos que…
–Me voy a bañar. ¿Te vienes? –me interrumpió, poniéndose en pie de repente, y acto seguido se giró para mirarme.
Negué con la cabeza, sin poder creerme su actitud. ¿Desde cuándo era ______ tan esquiva?
–Como quieras.
Caminó hasta la orilla y se quitó la ropa sin ningún tipo de miramientos, logrando que se me secara la boca y que fuera incapaz de apartar los ojos de ella por más que lo intentara.
¿Qué puñetas estaba haciendo? ¿Se había vuelto loca o qué?
No se volvió a mirarme, simplemente se introdujo en el agua y comenzó a dar brazadas, consiguiendo descolocarme por completo. De modo que, sin pensármelo demasiado, me levanté y me quité la ropa con rapidez, temiendo haberme vuelto loco también. Caminé hasta que mis pies tocaron el agua y me zambullí en ella sin más miramientos. Me fijé en que _______ había dejado de nadar y se encontraba de pie, dándome la espalda y en una zona en la que el agua le llegaba por debajo de los hombros. Nadé hasta ella y, cuando estuve relativamente cerca, me detuve sin saber qué estábamos haciendo.
Ladeó un poco la cabeza y me miró fijamente antes de volver la vista al frente. Quería que me acercara más, y yo quería hacerlo, pero no estaba seguro de que aquello resultara ser una buena idea. Finalmente opté por dejar mis especulaciones a un lado, y caminé a paso lento hacia delante, hasta que pude rodear su cuerpo con mis brazos. Apoyé la barbilla en su hombro y las manos en su abdomen, y quise sonreír cuando sus manos se colocaron sobre las mías bajo el agua.
–Tenemos que hablar.
–No –respondió rotundamente, logrando sorprenderme.
–Claro que sí, ______, nosotros…
–Ahora no, por favor. Después.
¿Después? ¿Después de qué?
________descansó su cabeza en mi hombro sin que yo lo esperara, y no pude evitar ponerme nervioso. Volvía a tenerla entre mis brazos y no podía creérmelo. Había sido muy difícil acostumbrarme a no tenerla, y en aquel momento se me hacía difícil concebir la idea de que aceptara mis caricias y de que las deseara.
–No quiero entenderlo –la escuché murmurar, y levanté la cabeza de su hombro lentamente.
– ¿Entender qué?
–Lo que está pasando –se dio la vuelta lentamente y me abrazó por la cintura, apoyando la mejilla en mi pecho. Mi respiración se entrecortó y, finalmente, le devolví el abrazo, acariciando su espalda lánguidamente. –Sólo quiero… Sentirlo.
Aquella conversación era realmente absurda, pero a pesar de eso me temblaba todo el cuerpo como si aquella fuera la primera vez que abrazaba a una mujer.
________alzó lentamente la cabeza y me miró a los ojos, pidiéndome que hiciera algo. No quería malinterpretarla, así que no me moví, simplemente continué acariciando su espalda. Sin embargo, ella se impacientó y colocó sus manos en mis hombros, impulsándose hacia arriba hasta que logró unir nuestros labios de nuevo. Al segundo siguiente, mis brazos la apretaron con fuerza contra mi cuerpo y ella reforzó su agarre rodeándome el cuello con sus brazos, como si no fuera a soltarme jamás. Y ese pensamiento se mantuvo en mi mente hasta que no pude soportarlo más y me separé de sus labios y de su abrazo.
–No –musité con la respiración agitada.
_____me observó con las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes.
– ¿Por qué?
–Porque es un error.
Quise golpearme incansablemente cuando vi el daño que le habían producido mis palabras, pero me dije a mí mismo que había hecho lo correcto. La relación que tenía con _______, o la que había tenido, había muerto y jamás volvería a revivir, y lo que estaba ocurriendo entre nosotros en aquellos momentos sólo eran reminiscencias de lo que tuvimos. No era real. _______ no quería estar conmigo, me lo había dicho varias veces, y por más que en ese momento quisiera olvidar sus palabras, ya era demasiado tarde. No podía dejar de lado el daño que nos habíamos hecho sólo porque la deseara, no era correcto, y sabía que si nos dejábamos llevar sólo conseguiríamos herirnos más. Así que sin decir nada más, me di la vuelta y salí del lago lentamente, despidiéndome en silencio de lo que alguna vez habíamos sido.
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NARRA ________
No me quería. Estaba más que claro. Había correspondido a mis caricias, sí, pero no por mucho tiempo. Durante un instante, cuando me apretó contra su cuerpo, pensé que sentía lo mismo que yo, que aún no me había olvidado y que me echaba de menos. Y eso era lo que me había dicho esa misma mañana, justo antes de que diéramos rienda suelta a nuestra pasión. ¿Era mentira?
Me mordí el labio y cerré los ojos cuando sentí que se llenaban de lágrimas. Me encontraba en medio de un lago, desnuda y sola. Me sentía humillada y ridícula, y estaba avergonzada por mi actitud. Había querido que Harry entendiera lo que le estaba diciendo sin palabras. Nuestra relación había sido así. En ocasiones solíamos comunicarnos sin hablar, simplemente mirándonos el uno al otro. No obstante, estaba claro que aquella conexión especial que nos había unido también había desaparecido, junto a su amor por mí.
Respiré hondo, pero un ridículo sollozo me cortó la respiración, por lo que me apresuré a cubrirme y caminé a paso lento hasta la orilla del lago. No esperé a que el sol me secara, simplemente me limité a ponerme la ropa sobre el cuerpo mojado, pero ya todo me daba igual.
¿Cómo había podido ser tan estúpida? ¿Cómo me había atrevido a comportarme como una imbécil? Cuando me había despertado hacía un rato tapada con su camiseta, había sonreído como una tonta y me había permitido revivir aquel hermoso momento que habíamos compartido al despertar, creyendo que, tras haber roto aquella barrera, todo volvería a ser como antes. Sin embargo, en aquel instante, me quedaba claro que ya jamás volveríamos a ser los mismos ni a comportarnos de la misma manera. Y, por supuesto, nuestra relación no podría revivir. No podía empeñarme en resucitar algo que estaba muerto.
Me senté en el suelo, apoyando las rodillas en mi pecho y, rodeándolas con mis brazos, me permití llorar amargamente, diciéndome a mí misma que había sido una ingenua. A mi edad aún creía que podría vivir mi final feliz con Harry. Aquellas historias de príncipes y de princesas que vivían felices y comían perdices estaban bien para Julie, pero no para mí. Yo ya era una mujer adulta que estaba a punto de divorciarse de su marido, a pesar de que en aquellos momentos no podía sacarse de la cabeza lo que sentía por él.
¿Qué iba a hacer? ¿Cómo iba a olvidarle? Días atrás, cuando pensaba que lo odiaba por desatender a su familia, no me parecía muy difícil la idea de emprender una nueva vida sin él, pues creía que había cambiado y que ya no le importábamos. Pero aquellos últimos días había podido comprobar que seguía siendo el mismo Harry del que me enamoré años atrás: divertido, carismático, atento, sobre protector, incluso… Y el simple hecho de pensar en alejarme de él se me hacía repugnante.
Pero no me quedaba otra. Él no me quería, ya no, y podía decirse que le entendía. Durante los últimos meses me había comportado como una zorra con él, con reproches, gritos y echándole la culpa de todo, cuando era plenamente consciente de que yo también tenía parte de culpa. Era cierto que habíamos dejado de comportarnos como un matrimonio, pero eso había ocurrido por culpa de mi orgullo, porque no me había molestado en buscarle, en pedirle que me acariciara o en decirle que le necesitaba. Las últimas veces que Harry había pretendido acercarse a mí o tocarme le había rechazado, y por eso dejó de intentarlo. Había sido culpa mía.
Levanté la cabeza de mis rodillas cuando me faltó el aire para seguir llorando, y me sequé las lágrimas con rabia, maldiciéndome interiormente. Lo nuestro no tenía futuro, pero no podía pasarme el resto de mis días llorando. La vida continuaba, aunque sin Harry tenía pinta de resultar más complicada, pero yo podía hacerlo. Podría empezar de nuevo, porque había alguien que me necesitaba: Julie. Tendría que entender lo que había ocurrido entre nosotros, y aunque no iba a ser fácil convencerla, finalmente acabaría comprendiéndolo.
Me sobresalté cuando vi a Harry aparecer a través de unos arbustos, y me percaté de que estaba buscando algo. O a alguien. Cuando me vio, se acercó lentamente con las manos en los bolsillos, y supe que estaba nervioso.
–El desayuno está listo. He pensado que seguramente tendrías hambre.
¿El desayuno? ¿Un pescado asqueroso que estaba lleno de espinas? Ya estaba harta de comer esa basura, y aunque entendía que no teníamos nada más, tenía el estómago cerrado.
–Pues te has equivocado.
–Tienes que comer.
–No tengo hambre.
–No te creo.
–Pues no me creas, Harry. ¿Qué quieres que te diga? –me encogí de hombros con indiferencia.
Se quedó callado durante unos largos segundos sin dejar de mirarme fijamente.
–Siento que todo haya salido mal. Lo siento mucho.
Desvié la mirada de sus ojos porque no quería ponerme a llorar de nuevo, pero supe que debía contestarle:
–Yo también.
Genial. ¿Y ahora qué?
Harry carraspeó con incomodidad, pero acto seguido se dio la vuelta y se alejó de mí, perdiéndose entre la maleza del bosque.
Hasta ese punto habíamos llegado.
JACKI1D
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
Aaaah,escribes genial,de verdad! Me da todo tanta pena... Pero espero la las cosas se arreglen px a mi Harry me encanta!!! Sigiuuelllaaaäaaaa
Nefer
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
yadjbddcjdjhegrj AME los capitulos 1313.....okno._. siguelaaaaaaaa
Shei Tomlinson
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
AH GRACIAS PERO LA NOVE NO ES MIA YO SOLO LA ADAPTO LA VERDADERA ESCRITORA ES ROMI. POSIBLEMENTE PUEDA QUE HAYA UN POCITO DE DRAMA PORQUE AMBOS ESTAN CONFUNDIDOS PERO VERAS QUE TODO SE ARREGLARA.Nefer escribió:Aaaah,escribes genial,de verdad! Me da todo tanta pena... Pero espero la las cosas se arreglen px a mi Harry me encanta!!! Sigiuuelllaaaäaaaa
TE RECOMIENDO ESTE ONE SHOT DE HARRY Y TU
https://onlywn.activoforo.com/t36998-mi-ladron-particular-harry-y-tu-one-shot-unico-capitulo?highlight=mi+ladron+particular
ES UN POCO GRACIOSO
BESOS Y GRACIAS POR LEER HERMOSA
JACKI1D
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
HOLA POSIBLEMENTE LA SIGA EN UN RATO MAS PERO SI NO TE RECOMIENDO ESTE ONE SHOT HARRY Y TUShei Tomlinson escribió:yadjbddcjdjhegrj AME los capitulos 1313.....okno._. siguelaaaaaaaa
https://onlywn.activoforo.com/t36998-mi-ladron-particular-harry-y-tu-one-shot-unico-capitulo?highlight=mi+ladron+particular
ES UN POCITO GRACIOSO
BESOS Y GRACIAS POR COMENTAR HERMOSA
JACKI1D
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
ATENCION HERMOSAS LECTORAS LES QUIERO HACER UNA DINAMICA CADA VEZ QUE HAYA COMENTARIOS SUBIRE 1 CAP EN CASO DE LOS LOS FINES DE SEMANA COMO CASI NO PUEDO LOS VIERNES LES SUBIRE DOBLE CAPITULO EL SABADO O DOMINGO
JACKI1D
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
Capítulo 15-
NARRA HARRY
El resto de aquel día fue espantoso. Apenas vi a ________, que casi no se movió de la zona del lago en toda la tarde, y no le dio la gana de comer nada más que un puñado de bayas. Obviamente, ninguno de los dos habíamos hablado de lo sucedido. Ni de eso, ni de nada más, en realidad. Por eso las horas pasaron con una lentitud exasperante.
Sin embargo, me sentía solo sin _______, pero sabía que lo que a ella menos le apetecía en esos momentos era tenerme cerca, así que me no me alejé de nuestro improvisado campamento al lado del río hasta que comenzó a anochecer, cuando caminé a paso ligero hasta el lago para comprobar cómo estaba _________. Una vez llegué allí, me percaté de que no se había movido de donde la había dejado un rato atrás. Decidí acercarme a ella, aunque vacilé un poco cuando clavó su mirada en mí, pero me dije a mí mismo que me dejara de tonterías y que hablara con ella.
–Hola –intenté sonar agradable, pero no me respondió. Se limitó a desviar su mirada de la mía. – ¿Cómo estás?
–Bien.
De acuerdo. Así no conseguiría nada.
– ¿Seguro que no tienes hambre?
–Ya he comido.
–Las moras no se pueden considerar una gran fuente de alimento.
Se encogió de hombros sin mirarme.
– ¿Y a ti qué más te da?
–Claro que me da, ________. Tienes que comer, necesitas alimentarte.
–Como si te importara.
Apreté los dientes con fuerza ante sus palabras y ante su indiferencia. ¿Por qué se comportaba de aquella manera tan infantil?
–Sabes que sí me importa. Todo lo que tenga que ver contigo me importa.
–Pues cualquiera lo diría.
– ¡Ya basta! –me harté. – ¡Deja de hablarme de esa forma! ¡Grítame si quieres, pero deja de hablar así!
Me ponía nervioso que su tono de voz fuera tan neutro, porque no conseguía comprender cómo se sentía. No sabía si sólo estaba dolida, o si también estaba enfadada o incluso arrepentida. Aquel tono de voz no dejaba entrever nada.
Entonces, __________ me miró fijamente, y me percaté de que le brillaban los ojos como si estuviera conteniendo las lágrimas. Estuve a punto de abrazarla aún sabiendo que en aquel instante sí que me apartaría de ella, pero el ruido de unas aspas hizo que el corazón se me detuviera dentro del pecho.
– ¿Eso es…? –_________se incorporó de repente y echó a correr, persiguiendo aquel sonido.
Yo hice lo mismo, y poco después dimos con la procedencia del ruido: un helicóptero. __________y yo nos miramos sorprendidos, y sonreímos ampliamente, dándole gracias al cielo. Estábamos salvados.
.
.
NARRA _______
Nuestro rescate fue demasiado confuso y agobiante, por lo que apenas recordaba nada. Sólo que se empeñaron en llevarnos al hospital y nos obligaron a pasar la noche ingresados sólo para asegurarse de que tanto Harry como yo estábamos bien.
A la mañana siguiente me desperté dolorida como nunca lo había estado antes, pero agradecí enormemente el haber dormido de nuevo en una cama y no en el suelo. Me encontré con un vaso de agua en la mesita que había al lado de la camilla, y cuando bebí un poco, los dos puntos que me habían puesto en la barbilla la noche anterior me causaron tirantez en la carne. Hice una mueca de dolor cuando intenté incorporarme para dejar el vaso de nuevo en la mesita, y respiré hondo cuando me senté en la cama. Me dolían todos los huesos y los músculos, y aún me encontraba cansada.
Pero entonces, la puerta de la habitación se abrió dejando paso a un torbellino que chilló nada más verme y subió a la cama para abrazarme tan deprisa que me descolocó.
– ¡Mami! –gritó justo antes de arrojarse casi encima mío.
No pude decir nada a causa de las lágrimas, así que me limité a abrazar a mi hija con fuerza, hundiendo el rostro en su cabello que olía maravillosamente.
– ¿Cómo estás, mi amor? –le pregunté sin soltarla a pesar de que mis músculos me pedían un poco de calma.
–Bien. Te he echado de menos. Y a papi también.
–Nosotros también, preciosa –respondí, dándole un beso en la mejilla.
Sorbí por la nariz y alejé a Julie de mí lo suficiente como para poder mirarla a la cara, pero eso sólo provocó que nuevas lágrimas aparecieran en mis ojos. No obstante, ésas eran lágrimas de felicidad. Ni siquiera me había dado cuenta de lo muchísimo que la había echado de menos.
– ¿Por qué lloras? –me preguntó, haciendo un puchero que me hizo sonreír.
–No te preocupes, nena, no es nada. Sólo es que estoy feliz de verte.
En aquel instante vi que Perrie asomaba la cabeza por la puerta, como si nos estuviera espiando, y cuando se sintió descubierta sonrió y entró también en la habitación.
– ¡Perrie! –alcé la voz con felicidad, y nuevas lágrimas cayeron de mis ojos.
Me abrazó con fuerza cuando estuvo cerca, y se sentó en la silla que había al lado de la camilla sin soltarme la mano. Julie había apoyado su cabeza en mi hombro sin dejar de rodearme con sus brazos, mientras yo hacía lo mismo, envolviéndola con el brazo que me quedaba libre.
– ¿Cómo estás? –me preguntó mi amiga, visiblemente preocupada.
–Pues me siento como si me hubiese atropellado un camión de una tonelada, pero aparte de eso, bien.
Perrie sonrió levemente y negó con la cabeza.
–Me alegro de que estés bien, dentro de lo que cabe.
– ¿Has visto a Harry? –quise saber, nerviosa.
No había sabido nada de él desde la noche anterior, pues nos pusieron a cada uno en una habitación distinta, y debía admitir que estaba muy preocupada por él.
–No, Zayn ha ido a verle. Julie quería veros a los dos, y como tu habitación está antes que la de Harry, hemos decidido venir a verte a ti primero. Pero luego iremos a verle a él –asentí lentamente, intentando respirar acompasadamente. –Ayer por la noche, cuando los encontraron en medio del bosque, fue cuando nos avisaron. Hemos tomado el primer vuelo que salía hacia Holmes Chapel. Estábamos muy preocupados por ustedes, ________.
–Sí… lo que nos ocurrió fue algo muy extraño. Fallaron los frenos del coche, Perrie. Harry perdió el control al darse cuenta de que no podía frenar, y el coche se precipitó bosque abajo. Incluso se despeñó por un pequeño precipicio.
–Dios mío…
–Eso pensé yo al ver a lo que habíamos sobrevivido. No supimos encontrar la salida, hasta que finalmente nos dimos por vencidos.
–Tuvo que ser muy duro.
Me mordí el labio inferior, sin saber qué responder a eso.
–Lo fue, pero… Harry consiguió que no me volviera loca –admití, avergonzada.
– ¿De veras? –inquirió con interés.
Asentí en silencio, y antes de que pudiera volver a abrir la boca para decir algo más, el médico que me había atendido la noche anterior entró en la sala.
–Veo que está despierta, señora Styles, y muy bien acompañada, además –apuntó con un deje de diversión cuando vio a Julie encima de mí.
La niña escondió el rostro en mi hombro, avergonzada, y yo me reí entre dientes.
–No pasa nada, preciosa –Perrie la ayudó a bajar al suelo y después le dio la mano.
–Tengo que examinarla para asegurarme de que está bien –me explicó el doctor, acercándose a mí.
–En ese caso, nosotras vamos a ver a Harry, ¿de acuerdo? Volveremos dentro de un rato.
Asentí en silencio, y me despedí de Julie lanzándole un beso, haciéndola sonreír.
– ¡Adiós, mami!
Cuando salieron de la habitación, el doctor procedió a limpiarme las heridas superficiales que aún tenía en el rostro y a examinar la que tenía en la barbilla. A continuación me palpó las costillas, controló mi respiración y me inspeccionó los ojos.
–Tiene una hija preciosa –me comentó mientras me tomaba la tensión.
–Es cierto. Gracias.
El doctor frunció el ceño cuando observó los resultados en el tensiómetro.
–Tiene la tensión algo baja, y además continúa estando exhausta. Al parecer su cuerpo ha estado en tensión durante estos días, y justo ahora se ha permitido relajarse. Por eso está tan agotada. Tiene que descansar mucho, _______, y debe recuperar las fuerzas y el color.
Asentí en silencio, nerviosa.
– ¿Ha examinado a Harry? –inquirí, preocupada. Estaba más preocupada por él que por mí.
–Sí, justo antes de venir a examinarla a usted –alcé las cejas con expectación, y el doctor sonrió. –Está bien. Tuve que ponerle seis puntos en la mano para cerrar la herida, pues era bastante seria. Tuvo suerte de que no se le infectara. Y también está exhausto y necesita reposar.
Respiré con alivio al escuchar que Harry estaba bien, y me relajé dándome cuenta de que mi cuerpo se había puesto rígido.
–Entonces, ¿cuándo podremos marcharnos?
–He decidido que lo mejor es que pasen aquí un día más.
– ¿Qué? No, no, no, doctor. Estoy perfectamente.
–No lo está, ________. Como ya le he dicho, necesita descansar, así que tanto usted como su marido van a permanecer aquí hasta mañana… por la tarde.
Fruncí el ceño y el doctor me dedicó una amable sonrisa justo antes de darse la vuelta.
–Si necesita cualquier cosa, llame a la enfermera, ella le atenderá.
Y con un leve movimiento de cabeza salió de la habitación, dejándome sola de nuevo.
.
.
NARRA HARRY
Cuando me desperté aquella mañana me dolía todo el cuerpo, pero en aquel instante, teniendo a Julie en mis brazos, todo el dolor había desaparecido. El primero que había venido a visitarme había sido Zayn acompañado de Carly , que estuvo varios minutos diciéndome que se alegraba mucho de que estuviese sano y salvo. Mi amigo me explicó que habían estado muy preocupados por nosotros y que Julie no había dejado de preguntar por qué no la habíamos llamado. Empecé a entristecerme en ese instante, pero entonces, mi hija había entrado en la habitación y había casi saltado sobre mí para abrazarme, llenarme de besos y comenzar a parlotear sobre lo mucho que me había echado de menos.
Zayn y Carly se marcharon alegando que aún tenían que visitar a _______, y me quedé en la habitación con Perrie y con Julie.
Acomodé a mi hija sobre mi regazo, y ella se acurrucó apoyando la mejilla sobre mi pecho sin dejar de rodearme con los brazos.
–Con _______ ha hecho lo mismo –apuntó Perrie, observándonos con una sonrisa tierna en el rostro.
– ¿Ah, sí?
–Sí. Los ha echado mucho de menos.
Sonreí cuando le di un beso en la coronilla a Julie, y continué abrazándola con fuerza.
– ¿Qué te ha pasado en la mano, papi? –me preguntó ella, observando el vendaje que me cubría.
–Me corté con un cristal en el bosque.
– ¿Te dolió?
–Un poco. Pero mami me curó.
–A mí también me cura cuando me hago daño –me explicó con una amplia sonrisa.
–Es cierto. Mamá es una buena enfermera, ¿verdad?
Julie asintió, y por el rabillo del ojo me di cuenta de que Perrie me estaba mirando fijamente con una ceja alzada y con una sonrisa en el rostro. Ladeé la cabeza para poder mirarla directamente.
– ¿Qué pasa?
–Nada, ¿qué tendría que pasar? –me respondió sin dejar de sonreír. – ¿Sabes? _______ me ha preguntado antes por ti.
Aquel comentario me sorprendió muy gratamente, pues nuestro último día en el bosque había sido un fiasco total, y había llegado a pensar que a ______ no le importaría en absoluto mi estado de salud después de cómo la había tratado. Aún así, no pude evitar pensar que Perrie estaba… tramando algo.
– ¿De veras? –Perrie asintió. –Y… ¿qué ha preguntado?
–Pues… que si te había visto. Creo que quería asegurarse de que estabas bien.
Sonreí levemente e inconscientemente abracé a Julie con fuerza.
– ¿Y ella cómo está?
–Parece muy cansada, pero está bien. Creo que incluso mejor que tú.
–Me alegro mucho –y era cierto. Si le hubiese ocurrido algo a ________, no me lo habría perdonado jamás.
Durante el resto del día no dejaron de entrar y salir personas de mi habitación. Louis y Eleanor vinieron a visitarme por la tarde, y tuve que aguantar el gran abrazo que me dio mi amigo a pesar de que estuvo a punto de hacerme saltar los puntos de la mano por culpa de su achuchón. Me sorprendí gratamente cuando, los padres de ________ y mis suegros, también pasaron a verme. Me aseguraron que no les importaría en absoluto quedarse con Julie si nosotros necesitábamos descansar, y yo se lo agradecí, recordándoles que ya se quedaban con ella mientras nosotros trabajábamos. Mi suegra me trajo una caja de bombones para que me recuperara pronto, y mi suegro volvió a recordarme que, si necesitábamos cualquier cosa, no dudásemos en pedírsela. Y yo se lo agradecí infinitamente. Incluso Ángela me hizo una fugaz visita para desearme que volviera pronto al bufete, y eso era lo que tenía pensado. El viernes mismo volvería a incorporarme a la plantilla, pues debía hablar urgentemente con Mike para preguntarle por el coche. Había algo que no cuadraba en todo el tema, y estaba decidido a averiguar de qué se trataba.
NARRA HARRY
El resto de aquel día fue espantoso. Apenas vi a ________, que casi no se movió de la zona del lago en toda la tarde, y no le dio la gana de comer nada más que un puñado de bayas. Obviamente, ninguno de los dos habíamos hablado de lo sucedido. Ni de eso, ni de nada más, en realidad. Por eso las horas pasaron con una lentitud exasperante.
Sin embargo, me sentía solo sin _______, pero sabía que lo que a ella menos le apetecía en esos momentos era tenerme cerca, así que me no me alejé de nuestro improvisado campamento al lado del río hasta que comenzó a anochecer, cuando caminé a paso ligero hasta el lago para comprobar cómo estaba _________. Una vez llegué allí, me percaté de que no se había movido de donde la había dejado un rato atrás. Decidí acercarme a ella, aunque vacilé un poco cuando clavó su mirada en mí, pero me dije a mí mismo que me dejara de tonterías y que hablara con ella.
–Hola –intenté sonar agradable, pero no me respondió. Se limitó a desviar su mirada de la mía. – ¿Cómo estás?
–Bien.
De acuerdo. Así no conseguiría nada.
– ¿Seguro que no tienes hambre?
–Ya he comido.
–Las moras no se pueden considerar una gran fuente de alimento.
Se encogió de hombros sin mirarme.
– ¿Y a ti qué más te da?
–Claro que me da, ________. Tienes que comer, necesitas alimentarte.
–Como si te importara.
Apreté los dientes con fuerza ante sus palabras y ante su indiferencia. ¿Por qué se comportaba de aquella manera tan infantil?
–Sabes que sí me importa. Todo lo que tenga que ver contigo me importa.
–Pues cualquiera lo diría.
– ¡Ya basta! –me harté. – ¡Deja de hablarme de esa forma! ¡Grítame si quieres, pero deja de hablar así!
Me ponía nervioso que su tono de voz fuera tan neutro, porque no conseguía comprender cómo se sentía. No sabía si sólo estaba dolida, o si también estaba enfadada o incluso arrepentida. Aquel tono de voz no dejaba entrever nada.
Entonces, __________ me miró fijamente, y me percaté de que le brillaban los ojos como si estuviera conteniendo las lágrimas. Estuve a punto de abrazarla aún sabiendo que en aquel instante sí que me apartaría de ella, pero el ruido de unas aspas hizo que el corazón se me detuviera dentro del pecho.
– ¿Eso es…? –_________se incorporó de repente y echó a correr, persiguiendo aquel sonido.
Yo hice lo mismo, y poco después dimos con la procedencia del ruido: un helicóptero. __________y yo nos miramos sorprendidos, y sonreímos ampliamente, dándole gracias al cielo. Estábamos salvados.
.
.
NARRA _______
Nuestro rescate fue demasiado confuso y agobiante, por lo que apenas recordaba nada. Sólo que se empeñaron en llevarnos al hospital y nos obligaron a pasar la noche ingresados sólo para asegurarse de que tanto Harry como yo estábamos bien.
A la mañana siguiente me desperté dolorida como nunca lo había estado antes, pero agradecí enormemente el haber dormido de nuevo en una cama y no en el suelo. Me encontré con un vaso de agua en la mesita que había al lado de la camilla, y cuando bebí un poco, los dos puntos que me habían puesto en la barbilla la noche anterior me causaron tirantez en la carne. Hice una mueca de dolor cuando intenté incorporarme para dejar el vaso de nuevo en la mesita, y respiré hondo cuando me senté en la cama. Me dolían todos los huesos y los músculos, y aún me encontraba cansada.
Pero entonces, la puerta de la habitación se abrió dejando paso a un torbellino que chilló nada más verme y subió a la cama para abrazarme tan deprisa que me descolocó.
– ¡Mami! –gritó justo antes de arrojarse casi encima mío.
No pude decir nada a causa de las lágrimas, así que me limité a abrazar a mi hija con fuerza, hundiendo el rostro en su cabello que olía maravillosamente.
– ¿Cómo estás, mi amor? –le pregunté sin soltarla a pesar de que mis músculos me pedían un poco de calma.
–Bien. Te he echado de menos. Y a papi también.
–Nosotros también, preciosa –respondí, dándole un beso en la mejilla.
Sorbí por la nariz y alejé a Julie de mí lo suficiente como para poder mirarla a la cara, pero eso sólo provocó que nuevas lágrimas aparecieran en mis ojos. No obstante, ésas eran lágrimas de felicidad. Ni siquiera me había dado cuenta de lo muchísimo que la había echado de menos.
– ¿Por qué lloras? –me preguntó, haciendo un puchero que me hizo sonreír.
–No te preocupes, nena, no es nada. Sólo es que estoy feliz de verte.
En aquel instante vi que Perrie asomaba la cabeza por la puerta, como si nos estuviera espiando, y cuando se sintió descubierta sonrió y entró también en la habitación.
– ¡Perrie! –alcé la voz con felicidad, y nuevas lágrimas cayeron de mis ojos.
Me abrazó con fuerza cuando estuvo cerca, y se sentó en la silla que había al lado de la camilla sin soltarme la mano. Julie había apoyado su cabeza en mi hombro sin dejar de rodearme con sus brazos, mientras yo hacía lo mismo, envolviéndola con el brazo que me quedaba libre.
– ¿Cómo estás? –me preguntó mi amiga, visiblemente preocupada.
–Pues me siento como si me hubiese atropellado un camión de una tonelada, pero aparte de eso, bien.
Perrie sonrió levemente y negó con la cabeza.
–Me alegro de que estés bien, dentro de lo que cabe.
– ¿Has visto a Harry? –quise saber, nerviosa.
No había sabido nada de él desde la noche anterior, pues nos pusieron a cada uno en una habitación distinta, y debía admitir que estaba muy preocupada por él.
–No, Zayn ha ido a verle. Julie quería veros a los dos, y como tu habitación está antes que la de Harry, hemos decidido venir a verte a ti primero. Pero luego iremos a verle a él –asentí lentamente, intentando respirar acompasadamente. –Ayer por la noche, cuando los encontraron en medio del bosque, fue cuando nos avisaron. Hemos tomado el primer vuelo que salía hacia Holmes Chapel. Estábamos muy preocupados por ustedes, ________.
–Sí… lo que nos ocurrió fue algo muy extraño. Fallaron los frenos del coche, Perrie. Harry perdió el control al darse cuenta de que no podía frenar, y el coche se precipitó bosque abajo. Incluso se despeñó por un pequeño precipicio.
–Dios mío…
–Eso pensé yo al ver a lo que habíamos sobrevivido. No supimos encontrar la salida, hasta que finalmente nos dimos por vencidos.
–Tuvo que ser muy duro.
Me mordí el labio inferior, sin saber qué responder a eso.
–Lo fue, pero… Harry consiguió que no me volviera loca –admití, avergonzada.
– ¿De veras? –inquirió con interés.
Asentí en silencio, y antes de que pudiera volver a abrir la boca para decir algo más, el médico que me había atendido la noche anterior entró en la sala.
–Veo que está despierta, señora Styles, y muy bien acompañada, además –apuntó con un deje de diversión cuando vio a Julie encima de mí.
La niña escondió el rostro en mi hombro, avergonzada, y yo me reí entre dientes.
–No pasa nada, preciosa –Perrie la ayudó a bajar al suelo y después le dio la mano.
–Tengo que examinarla para asegurarme de que está bien –me explicó el doctor, acercándose a mí.
–En ese caso, nosotras vamos a ver a Harry, ¿de acuerdo? Volveremos dentro de un rato.
Asentí en silencio, y me despedí de Julie lanzándole un beso, haciéndola sonreír.
– ¡Adiós, mami!
Cuando salieron de la habitación, el doctor procedió a limpiarme las heridas superficiales que aún tenía en el rostro y a examinar la que tenía en la barbilla. A continuación me palpó las costillas, controló mi respiración y me inspeccionó los ojos.
–Tiene una hija preciosa –me comentó mientras me tomaba la tensión.
–Es cierto. Gracias.
El doctor frunció el ceño cuando observó los resultados en el tensiómetro.
–Tiene la tensión algo baja, y además continúa estando exhausta. Al parecer su cuerpo ha estado en tensión durante estos días, y justo ahora se ha permitido relajarse. Por eso está tan agotada. Tiene que descansar mucho, _______, y debe recuperar las fuerzas y el color.
Asentí en silencio, nerviosa.
– ¿Ha examinado a Harry? –inquirí, preocupada. Estaba más preocupada por él que por mí.
–Sí, justo antes de venir a examinarla a usted –alcé las cejas con expectación, y el doctor sonrió. –Está bien. Tuve que ponerle seis puntos en la mano para cerrar la herida, pues era bastante seria. Tuvo suerte de que no se le infectara. Y también está exhausto y necesita reposar.
Respiré con alivio al escuchar que Harry estaba bien, y me relajé dándome cuenta de que mi cuerpo se había puesto rígido.
–Entonces, ¿cuándo podremos marcharnos?
–He decidido que lo mejor es que pasen aquí un día más.
– ¿Qué? No, no, no, doctor. Estoy perfectamente.
–No lo está, ________. Como ya le he dicho, necesita descansar, así que tanto usted como su marido van a permanecer aquí hasta mañana… por la tarde.
Fruncí el ceño y el doctor me dedicó una amable sonrisa justo antes de darse la vuelta.
–Si necesita cualquier cosa, llame a la enfermera, ella le atenderá.
Y con un leve movimiento de cabeza salió de la habitación, dejándome sola de nuevo.
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NARRA HARRY
Cuando me desperté aquella mañana me dolía todo el cuerpo, pero en aquel instante, teniendo a Julie en mis brazos, todo el dolor había desaparecido. El primero que había venido a visitarme había sido Zayn acompañado de Carly , que estuvo varios minutos diciéndome que se alegraba mucho de que estuviese sano y salvo. Mi amigo me explicó que habían estado muy preocupados por nosotros y que Julie no había dejado de preguntar por qué no la habíamos llamado. Empecé a entristecerme en ese instante, pero entonces, mi hija había entrado en la habitación y había casi saltado sobre mí para abrazarme, llenarme de besos y comenzar a parlotear sobre lo mucho que me había echado de menos.
Zayn y Carly se marcharon alegando que aún tenían que visitar a _______, y me quedé en la habitación con Perrie y con Julie.
Acomodé a mi hija sobre mi regazo, y ella se acurrucó apoyando la mejilla sobre mi pecho sin dejar de rodearme con los brazos.
–Con _______ ha hecho lo mismo –apuntó Perrie, observándonos con una sonrisa tierna en el rostro.
– ¿Ah, sí?
–Sí. Los ha echado mucho de menos.
Sonreí cuando le di un beso en la coronilla a Julie, y continué abrazándola con fuerza.
– ¿Qué te ha pasado en la mano, papi? –me preguntó ella, observando el vendaje que me cubría.
–Me corté con un cristal en el bosque.
– ¿Te dolió?
–Un poco. Pero mami me curó.
–A mí también me cura cuando me hago daño –me explicó con una amplia sonrisa.
–Es cierto. Mamá es una buena enfermera, ¿verdad?
Julie asintió, y por el rabillo del ojo me di cuenta de que Perrie me estaba mirando fijamente con una ceja alzada y con una sonrisa en el rostro. Ladeé la cabeza para poder mirarla directamente.
– ¿Qué pasa?
–Nada, ¿qué tendría que pasar? –me respondió sin dejar de sonreír. – ¿Sabes? _______ me ha preguntado antes por ti.
Aquel comentario me sorprendió muy gratamente, pues nuestro último día en el bosque había sido un fiasco total, y había llegado a pensar que a ______ no le importaría en absoluto mi estado de salud después de cómo la había tratado. Aún así, no pude evitar pensar que Perrie estaba… tramando algo.
– ¿De veras? –Perrie asintió. –Y… ¿qué ha preguntado?
–Pues… que si te había visto. Creo que quería asegurarse de que estabas bien.
Sonreí levemente e inconscientemente abracé a Julie con fuerza.
– ¿Y ella cómo está?
–Parece muy cansada, pero está bien. Creo que incluso mejor que tú.
–Me alegro mucho –y era cierto. Si le hubiese ocurrido algo a ________, no me lo habría perdonado jamás.
Durante el resto del día no dejaron de entrar y salir personas de mi habitación. Louis y Eleanor vinieron a visitarme por la tarde, y tuve que aguantar el gran abrazo que me dio mi amigo a pesar de que estuvo a punto de hacerme saltar los puntos de la mano por culpa de su achuchón. Me sorprendí gratamente cuando, los padres de ________ y mis suegros, también pasaron a verme. Me aseguraron que no les importaría en absoluto quedarse con Julie si nosotros necesitábamos descansar, y yo se lo agradecí, recordándoles que ya se quedaban con ella mientras nosotros trabajábamos. Mi suegra me trajo una caja de bombones para que me recuperara pronto, y mi suegro volvió a recordarme que, si necesitábamos cualquier cosa, no dudásemos en pedírsela. Y yo se lo agradecí infinitamente. Incluso Ángela me hizo una fugaz visita para desearme que volviera pronto al bufete, y eso era lo que tenía pensado. El viernes mismo volvería a incorporarme a la plantilla, pues debía hablar urgentemente con Mike para preguntarle por el coche. Había algo que no cuadraba en todo el tema, y estaba decidido a averiguar de qué se trataba.
JACKI1D
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
Hola nueva y fiel lectora!! :D
Q tierna q es Julie :3
Linda espero q la sigas pronto
Besos Xx.
Q tierna q es Julie :3
Linda espero q la sigas pronto
Besos Xx.
GatitaDeHazza99
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
espero qe la sigas pronto quiero saber que va a pasar :DD
muchoos besos!!
muchoos besos!!
luciah1d
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
Me encaaanta, siguela porfavor! Cada capitulo me intriga mas para saber k va a pasar en el final! Siguela:)
Nefer
Re: EL FRIO DEL SILENCIO HARRY Y TU (ADAPTACION) TERMINADA
¿Qué esperas para seguirla? *se desespera* :muere:
PurpleSky.
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