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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Capitulo 6
Parte 2/2
—¿Qué escondes?
—Nada.
—Mira, ____(tuap), ninguna familia es perfecta.
—La tuya dice serlo.
—Mi familia no es perfecta en absoluto, aunque yo he tardado mucho tiempo en darme cuenta —suspiró Joseph—. Y no sabes cuánto lo lamento.
Había algo en su tono, en su forma de mirarla, que la animó a hablar.
—Mi padre dejó a mi madre cuando yo tenía diez años. Aparentemente, se había enamorado de su secretaria. Mi madre se quedó destrozada, absolutamente deprimida; una depresión que aumentó con el paso de los años, de la que nunca pudo salir. Un día, cuando yo tenía dieciséis años, volví del colegio y me la encontré en la bañera… se había cortado las venas. Yo pensé que si no me hubiera quedado tomando un helado con mis amigas habría podido impedirlo… Fin de la historia.
Joseph tragó saliva, impresionado.
—___(tuap), ¿por qué nunca me lo habías contado?
—¿Por qué iba a hacerlo?
—Porque soy… era tu marido. Debería haber sabido eso.
—No me gusta que la gente sienta compasión por mí. Acabé harta del: «Ahí va la pobre chica cuya madre se suicidó». ¿Sabes lo que es eso? ¿Que te miren, que te señalen con el dedo?
—¿Se lo has contado a alguien? —preguntó Joseph—. ¿A Eliza?
—No. Conocí a Eliza en la universidad… Ninguno de mis amigos conoce la historia.
—Debió ser horrible para ti, una pesadilla.
—Lo fue, pero ya ha pasado. Ocurrió hace mucho tiempo.
—¿De verdad ha pasado?
______(tuap) apartó la mirada.
—Sí.
—¿Y tu padre? ¿Has vuelto a verlo alguna vez?
—No lo he visto ni quiero verlo. No sólo dejó a mi madre, me dejó a mí también.
Joseph apretó los labios, pensativo.
—Creo que empiezo a entender por qué nuestro matrimonio estaba destinado al fracaso.
—¿Qué quieres decir?
—Tu inseguridad deja poco espacio a la confianza. Tu padre abandonó a tu madre y, como resultado, para ti todos los hombres son como él, unos oportunistas dispuestos a hacer lo que sea, a herir a quien haga falta para conseguir lo que quieren.
—O sea, que es culpa mía que nuestro matrimonio fracasara, ¿no? ¿Y tú qué?
—No he dicho que fuera culpa tuya, ___(tuap). Pero si hubiera sabido esto cuando nos casamos, las cosas habrían sido distintas.
—¿Ah, sí? ¿Cómo?
—No sé, quizá te habría escuchado más… creo recordar que entonces eso no se me daba muy bien.
____(tuap) se quedó sorprendida por la confesión.
—Supongo que estaba tan cegado por lo que sentía por ti que no vi lo que nos estaba pasando. Y, como tú misma has dicho muchas veces, estaba demasiado centrado en mi carrera. Tenía un objetivo frente a mí e iba directo hacia él. Como tú, hacía lo que había visto en mi familia.
—Los dos hemos cometido errores —murmuró ____(tuap).
—Y supongo que el truco es no volver a cometerlos.
—Sí —Joseph asintió con la cabeza. Ahora entendía por qué el matrimonio le había parecido tan sofocante, por qué se encontraba tan incómoda con su familia. Su lucha por ser independiente era una lucha vital; no quería depender de nadie como había hecho su madre porque quería sobrevivir.
—___(tuap)… —la llamó cuando ella abrió la puerta.
—Necesito estar sola un rato.
Fue la bofetada que sabía se merecía. Pero le dolió de todas formas.
—Entiendo.
La puerta se cerró, pero Joseph sabía que pasarían horas, quizá días, hasta que su perfume desapareciera de la habitación.
espero q les guste
mas tarde subo otro cap
byebye
:D
Parte 2/2
—¿Qué escondes?
—Nada.
—Mira, ____(tuap), ninguna familia es perfecta.
—La tuya dice serlo.
—Mi familia no es perfecta en absoluto, aunque yo he tardado mucho tiempo en darme cuenta —suspiró Joseph—. Y no sabes cuánto lo lamento.
Había algo en su tono, en su forma de mirarla, que la animó a hablar.
—Mi padre dejó a mi madre cuando yo tenía diez años. Aparentemente, se había enamorado de su secretaria. Mi madre se quedó destrozada, absolutamente deprimida; una depresión que aumentó con el paso de los años, de la que nunca pudo salir. Un día, cuando yo tenía dieciséis años, volví del colegio y me la encontré en la bañera… se había cortado las venas. Yo pensé que si no me hubiera quedado tomando un helado con mis amigas habría podido impedirlo… Fin de la historia.
Joseph tragó saliva, impresionado.
—___(tuap), ¿por qué nunca me lo habías contado?
—¿Por qué iba a hacerlo?
—Porque soy… era tu marido. Debería haber sabido eso.
—No me gusta que la gente sienta compasión por mí. Acabé harta del: «Ahí va la pobre chica cuya madre se suicidó». ¿Sabes lo que es eso? ¿Que te miren, que te señalen con el dedo?
—¿Se lo has contado a alguien? —preguntó Joseph—. ¿A Eliza?
—No. Conocí a Eliza en la universidad… Ninguno de mis amigos conoce la historia.
—Debió ser horrible para ti, una pesadilla.
—Lo fue, pero ya ha pasado. Ocurrió hace mucho tiempo.
—¿De verdad ha pasado?
______(tuap) apartó la mirada.
—Sí.
—¿Y tu padre? ¿Has vuelto a verlo alguna vez?
—No lo he visto ni quiero verlo. No sólo dejó a mi madre, me dejó a mí también.
Joseph apretó los labios, pensativo.
—Creo que empiezo a entender por qué nuestro matrimonio estaba destinado al fracaso.
—¿Qué quieres decir?
—Tu inseguridad deja poco espacio a la confianza. Tu padre abandonó a tu madre y, como resultado, para ti todos los hombres son como él, unos oportunistas dispuestos a hacer lo que sea, a herir a quien haga falta para conseguir lo que quieren.
—O sea, que es culpa mía que nuestro matrimonio fracasara, ¿no? ¿Y tú qué?
—No he dicho que fuera culpa tuya, ___(tuap). Pero si hubiera sabido esto cuando nos casamos, las cosas habrían sido distintas.
—¿Ah, sí? ¿Cómo?
—No sé, quizá te habría escuchado más… creo recordar que entonces eso no se me daba muy bien.
____(tuap) se quedó sorprendida por la confesión.
—Supongo que estaba tan cegado por lo que sentía por ti que no vi lo que nos estaba pasando. Y, como tú misma has dicho muchas veces, estaba demasiado centrado en mi carrera. Tenía un objetivo frente a mí e iba directo hacia él. Como tú, hacía lo que había visto en mi familia.
—Los dos hemos cometido errores —murmuró ____(tuap).
—Y supongo que el truco es no volver a cometerlos.
—Sí —Joseph asintió con la cabeza. Ahora entendía por qué el matrimonio le había parecido tan sofocante, por qué se encontraba tan incómoda con su familia. Su lucha por ser independiente era una lucha vital; no quería depender de nadie como había hecho su madre porque quería sobrevivir.
—___(tuap)… —la llamó cuando ella abrió la puerta.
—Necesito estar sola un rato.
Fue la bofetada que sabía se merecía. Pero le dolió de todas formas.
—Entiendo.
La puerta se cerró, pero Joseph sabía que pasarían horas, quizá días, hasta que su perfume desapareciera de la habitación.
espero q les guste
mas tarde subo otro cap
byebye
:D
maru!!
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Espero el capitulo con ansias =]
Me encanta esta novela! =]
Bye
vaale!♥
Me encanta esta novela! =]
Bye
vaale!♥
LittleThings
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
holaaaaaaaaaaa maru
sorry por no pasarme por aqui antes y solo comentar en tu otra nove jeje
pero es que se me va el tiempo y no tengo tiempo de meterme en otras novess jeje
sigueeeeeeeeeeeee la nove esta superrrrrrrrrrrrrrrr
sorry por no pasarme por aqui antes y solo comentar en tu otra nove jeje
pero es que se me va el tiempo y no tengo tiempo de meterme en otras novess jeje
sigueeeeeeeeeeeee la nove esta superrrrrrrrrrrrrrrr
ivana-ilove
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Capítulo 7
___(tuap) esperó hasta que Joseph salió de casa al día siguiente para bajar a la cocina. Sabía que estaba siendo una cobarde, pero cada vez que recordaba lo que había pasado la noche anterior se moría de vergüenza.
¿Cómo podía haber vuelto a cometer el mismo error? No significaba nada para él, sólo era sexo, pero para ella lo era todo.
No sólo le había entregado su cuerpo, le había ofrecido su alma. Y Joseph la había pisoteado como hizo su padre con su madre, como Aidan Dangar estaba haciendo con Eliza.
La visita a su amiga por la tarde no la animó en absoluto.
—¿Cómo que no has ido al médico? Me prometiste que irías.
Eliza sacó un cigarrillo.
—Se me olvidó.
—¿Que se te olvidó? Te llamé esta mañana para recordártelo.
—Cambié de opinión.
—Eliza, eso es ridículo. Tú quieres conservar a tus hijos, ¿no?
—Claro que sí.
—Pues es ahora cuando empieza la batalla. ¿Es que no te das cuenta? Tienes que estar sana, fuerte, eso es lo más importante. Ningún juez te dará la custodia de los niños si no puedes demostrar que eres capaz de cuidar de ellos…
—Sabía que te pondrías de parte de Joseph. ¿Qué ha hecho para convencerte, meterse en tu cama?
___(tuap) levantó los ojos al cielo.
—¿Por qué dices eso? Yo estoy de tu parte, quiero que te quedes con los niños, Eliza. ¿Sabes una cosa? Voy a llamar a la consulta ahora mismo. Y vas a ir conmigo, quieras o no. Aunque tenga que llevarte a rastras.
Media hora después, salían de la casa. Eliza no iba de buen grado, pero al menos había aceptado consultar con el médico.
Una hora después, su amiga salía de la consulta con un algodón en el brazo y una sonrisa en los labios.
—¿Qué?
—Tenías razón, el médico opina que tengo un desequilibrio hormonal. Los resultados del análisis tardarán unos días, pero cree que podría ser algo llamado la enfermedad de Grave. Por lo visto, es muy normal después de un embarazo.
—¿Y cómo se trata?
—Con pastillas. Y, a veces, con una operación para extirpar una parte de la glándula tiroides.
—Tienes que decírselo a Aidan lo antes posible —insistió _____(tuap).
Eliza levantó una ceja.
—Voy a tomar prestada una frase tuya de hace cinco años: «No quiero volver a ver a mi marido mientras viva».
____(tuap) no dijo nada. Algunas frases dejaban de tener sentido mucho antes de lo que uno hubiera esperado.
Durante el resto de la semana, ____(tuap) se percató de que Joseph hacía un esfuerzo por mantener las distancias. Se trataban con amabilidad, pero él volvía tarde a casa, casi siempre cuando ella ya se había ido a la cama.
____(tuap) esperaba despierta para oír sus pasos, deseando tener el valor de enfrentarse con él para decirle cuánto lamentaba los errores del pasado.
Cada noche, cuando oía el grifo de la ducha en su cuarto de baño, se atormentaba imaginando su cuerpo desnudo bajo el agua y tenía que hacer un esfuerzo para no saltar de la cama y reunirse con él, como había hecho tantas veces cuando estaban casados.
La realidad era que se sentía sola, más sola que nunca.
Qué diferente habría sido todo si estuvieran juntos de nuevo, si pudieran hacer planes para el futuro de su hijo. Qué diferente si fuese el amor lo que los uniera y no la responsabilidad de ser padres.
El viernes por la noche, ____(tuap) decidió ir al cine en lugar de quedarse en casa esperando… nada. Pero no veía las imágenes, no oía las voces de los actores. Sólo podía pensar en Joseph.
Cuando se encendieron las luces y se levantó del asiento sintió algo en su interior, como las alas de una mariposa atrapada en un tarro de cristal. Era su hijo.
El hijo de Joseph.
Estaba metiendo la llave en la cerradura cuando la puerta se abrió de un tirón. En el pasillo estaba él, furioso.
—Supongo que no tengo derecho a preguntar dónde has estado las últimas —Joseph miró su reloj—cinco horas.
—En el cine —contestó ___(tuap).
—¿Con quién? —insistió Joseph.
—Yo podría preguntarte lo mismo cada noche, pero no voy a fingir que estoy interesada —replicó ella.
—¿Qué significa eso?
—Que sólo son las diez y media y tú has vuelto a casa toda la semana después de medianoche.
—Estaba trabajando.
—¿Ah, sí? ¿En qué, en tu nueva vida amorosa?
—¿Qué estás diciendo? ¿Cómo voy a tener una vida amorosa si ahora… si ahora tú estás aquí?
—¿Y qué clase de relación es la nuestra, Joseph? Cuéntamelo otra vez, porque no me he enterado.
—Tú lo sabes muy bien.
—A ver si me acuerdo… ah, sí. Estoy embarazada y tú me has chantajeado para que viviera en tu casa. ¿Cómo podría olvidarlo?
—Estás siendo muy poco razonable.
—¿Yo estoy siendo poco razonable?
—Mira, ____(tuap), yo sólo intento hacer lo que debo…
—¿Ah, sí? Lo que deberías hacer es dejarme en paz.
Joseph se cruzó de brazos.
—Muy bien. Veo que tienes ganas de pelea, así que empieza cuando quieras.
—¡No puedo creer la cara que tienes! Llevo toda la semana sola en casa y para un día que se me ocurre ir al cine tú estás a punto de llamar al FBI. Tú puedes llegar a la hora que quieras, pero si yo llego tarde tenemos una bronca. Esto me suena…
—¿Qué película has visto?
__(tuap) lo miró, perpleja.
—Pues… no me acuerdo. La verdad es que no me interesaba nada.
—Ya, claro.
—¡Que he estado en el cine!
—Sí, ya.
—Lo que pasa es que, cuando estoy estresada, no me acuerdo de los títulos.
—Te creo —dijo Joseph entonces.
—Estaba distraída, no me acuerdo de la trama. Estaba pensando en otras cosas.
—¿Qué cosas?
—¿Qué es esto, un interrogatorio de los tuyos? ¿Por qué no me cuentas dónde has estado tú todos estos días? —replicó ___(tuap).
—¿Por qué no me has dicho que no ibas a la oficina?
—No sé, a lo mejor porque nunca estás en casa el tiempo suficiente como para oír una frase completa.
—¿Me has echado de menos? —preguntó Joseph.
—¡No! No te he echado de menos.
—Entonces, ¿por qué quieres saber dónde he estado?
—Pues… no sé por qué tengo yo que decirte dónde voy o dejo de ir si tú no haces lo mismo.
—Ya te he dicho que estaba trabajando. Si no me crees, puedes llamar a mi secretaria.
—Ella dirá lo que tú le hayas pedido que diga —replicó ___(tuap), sarcástica.
—Te equivocas. Elaine piensa que soy un idiota por haberte tratado como te traté cuando estábamos casados.
—¿Ah, sí?
—Y dice que eres muy simpática, que no entiende por qué te casaste conmigo.
—Qué chica más inteligente.
—Claro que no le he contado el episodio de los jarrones —dijo Joseph entonces.
—Muy gracioso. ¿Por qué no clavas los muebles al suelo, por si acaso se me ocurre añadir una librería a mi repertorio?
—No creo que pudieras tirarme nada más grande que un tiesto.
—Pues te equivocas, soy muy fuerte.
Joseph sonrió mientras se acercaba.
—¿Qué haces?
—Quiero tocarte, para ver si siento al niño.
___(tuap) dejó que pusiera la mano en su abdomen.
—¿Tú sientes algo?
—Lo he sentido en el cine. Eran como alas de mariposa.
—¿En serio?
—Sí.
—¿Te has preguntado alguna vez a quién va a parecerse?
—Sí.
—Yo también. Me imagino una niña con el pelo castaño… y un carácter de mil demonios.
—Pues yo me imagino un niño de pelo negro y empaque arrogante.
Joseph soltó una carcajada.
—¿Te da miedo el parto? —preguntó después.
—Un poco. A veces… no sé, me gustaría que viviera mi madre. Me gustaría hablar con ella de todo esto.
Él asintió, pensativo.
—Yo estaré a tu lado.
—Sí, pero ¿durante cuánto tiempo?
—¿Cómo? Tú sabes que yo quiero a este niño.
—Al niño, sí.
—¿Crees que no quiero saber nada de ti?
___(tuap) hizo una mueca.
—No soy precisamente la mujer de tus sueños, ¿no?
—___(tuap)…
—No, déjalo. No me insultes fingiendo que te importo tanto como el niño. Sé lo que va a pasar en cuanto nazca.
—Entonces, a lo mejor te gustaría compartirlo conmigo —dijo Joseph—. Porque no sé de qué estás hablando.
—¿Cuánto tiempo tardarás en pedir la custodia?
—¿Crees que yo haría eso?
—¿No lo harás?
—Claro que no.
—Lo has hecho por otros hombres —le recordó __(tuap)—. ¿Cómo está Aidan Dangar, por cierto? ¿Habéis estado planeando aniquilar a Eliza durante esta semana?
—Mira, sé cuál es mi reputación… y quizá me la merezco, pero después del divorcio estaba resentido con cualquier mujer que quisiera hacer sufrir a su marido…
—¿Crees que yo quise hacerte sufrir? —lo interrumpió ___(tuap).
—Quizá no lo hiciste a propósito, pero no puedes negar que estabas amargada y me lo pusiste muy difícil.
—Como tú a mí. Yo puse todo lo que pude en nuestro matrimonio, dejando mi carrera a un lado para que tú pudieras brillar en la tuya. Al final, no me quedó más remedio que marcharme para no acabar como mi madre.
—La situación de tu madre era completamente diferente —replicó Joseph—. No tenías por qué haber tirado la toalla, podríamos haberlo intentado…
—¿Cómo? ¿Olvidándome de mi carrera, quedándome en casa como hizo tu madre? Yo me habría vuelto loca yendo todos los días a la peluquería.
—Mi madre es de otra generación, ____(tuap).
—Sí, claro, y por eso insistías en tener hijos.
—Pensé que… no sé qué pensé, que así serías más feliz. No quería perderte.
—Pero cuando te dije que quería el divorcio no pusiste ninguna pega.
—Los hombres tenemos nuestro orgullo, ___(tuap) —suspiró Joseph—. Bueno, voy a ducharme. La señora Fingleton ha dejado algo en el horno para ti.
Ella dejó escapar un suspiro mientras lo veía subir la escalera, deseando llamarlo…
La había amado una vez. ¿Podría volver a amarla?
___(tuap) despertó de un sueño ligero y cargado de pesadillas al oír ruido en el piso de abajo. Sin pensar, se puso la bata y bajó a la cocina.
—Hola. ¿No podías dormir? —preguntó Joseph.
—No… creo que extraño la cama.
—¿Por qué no duermes en la mía?
—Muy gracioso.
—Lo digo en serio —murmuró él, mirándola a los ojos.
—No, gracias.
—¿Por qué no?
—Tú sabes por qué no.
—¿Por qué no quieres admitir que me deseas?
—No quiere decir no, señor Jonas —replicó ella, irritada—. Y estoy harta de esta conversación. ¿Por qué no hablamos de Aidan?
—¿Por qué no hablamos de Eliza? Creo que está como una cabra. ¿Has visto su casa últimamente? No pensarás que eso es normal, ¿no? No me extraña que Aidan se haya marchado de allí.
—Qué típico —dijo ____(tuap) entonces—. No lo entiendes, ¿verdad? Los hombres esperan que las mujeres parezcan modelos y cocinen como un chef, pero cuando la relación pasa por un mal momento lo primero es echar mano de los papeles de divorcio.
—Si no recuerdo mal, fuiste tú quien echó mano de esos papeles —replicó Joseph.
—No estamos hablando de mí, estamos hablando de Aidan y Eliza.
—No te metas en esto, ___(tuap). Eliza ha perdido los papeles hace tiempo.
—Pero nadie se ha molestado en echarle una mano, ¿verdad? Está loca y como está loca hay que quitarle los niños. ¿Pues sabes lo que le pasa? Que está enferma, pero en cuanto se ponga bien…
—Tú eres abogado, no consejera matrimonial, no te metas en esto —la interrumpió Joseph—. Además, ¿no deberías preocuparte por tu propia vida antes de resolver los problemas de los demás?
—¿Y tú no deberías escucharme en lugar de interrumpir como si estuviera diciendo una estupidez? —le espetó ____(tuap).
—Mira, cariño…
—Déjate de «cariños» y escucha cuando estoy hablando.
—Me interesa mucho lo que dices, de verdad.
—¿Ah, sí? Pues quién lo diría.
Joseph levantó los ojos al cielo.
—Me quedaría aquí charlando un rato contigo, pero he quedado esta mañana con Aidan a primera hora para jugar al golf. No lo está pasando bien.
—Dile que no siga adelante con el divorcio.
—Yo no puedo decirle lo que debe hacer con su vida.
—Si sigue adelante, destrozará la vida de Eliza.
—Muy bien, hablaré con él… pero no creo que sirva de nada.
—Inténtalo, por favor.
—De acuerdo. Además, también intentaré volver más temprano a casa.
____(tuap) apartó la mirada.
—No lo hagas por mí.
Joseph dejó escapar un suspiro.
—¿Quieres que cenemos juntos esta noche?
—No lo sé. Llámame por la tarde —contestó ella, saliendo de la cocina.
espero q les guste
chicas solo quedan 3 capitulos y el epilogo
COMENTEN!!
byebye :D
___(tuap) esperó hasta que Joseph salió de casa al día siguiente para bajar a la cocina. Sabía que estaba siendo una cobarde, pero cada vez que recordaba lo que había pasado la noche anterior se moría de vergüenza.
¿Cómo podía haber vuelto a cometer el mismo error? No significaba nada para él, sólo era sexo, pero para ella lo era todo.
No sólo le había entregado su cuerpo, le había ofrecido su alma. Y Joseph la había pisoteado como hizo su padre con su madre, como Aidan Dangar estaba haciendo con Eliza.
La visita a su amiga por la tarde no la animó en absoluto.
—¿Cómo que no has ido al médico? Me prometiste que irías.
Eliza sacó un cigarrillo.
—Se me olvidó.
—¿Que se te olvidó? Te llamé esta mañana para recordártelo.
—Cambié de opinión.
—Eliza, eso es ridículo. Tú quieres conservar a tus hijos, ¿no?
—Claro que sí.
—Pues es ahora cuando empieza la batalla. ¿Es que no te das cuenta? Tienes que estar sana, fuerte, eso es lo más importante. Ningún juez te dará la custodia de los niños si no puedes demostrar que eres capaz de cuidar de ellos…
—Sabía que te pondrías de parte de Joseph. ¿Qué ha hecho para convencerte, meterse en tu cama?
___(tuap) levantó los ojos al cielo.
—¿Por qué dices eso? Yo estoy de tu parte, quiero que te quedes con los niños, Eliza. ¿Sabes una cosa? Voy a llamar a la consulta ahora mismo. Y vas a ir conmigo, quieras o no. Aunque tenga que llevarte a rastras.
Media hora después, salían de la casa. Eliza no iba de buen grado, pero al menos había aceptado consultar con el médico.
Una hora después, su amiga salía de la consulta con un algodón en el brazo y una sonrisa en los labios.
—¿Qué?
—Tenías razón, el médico opina que tengo un desequilibrio hormonal. Los resultados del análisis tardarán unos días, pero cree que podría ser algo llamado la enfermedad de Grave. Por lo visto, es muy normal después de un embarazo.
—¿Y cómo se trata?
—Con pastillas. Y, a veces, con una operación para extirpar una parte de la glándula tiroides.
—Tienes que decírselo a Aidan lo antes posible —insistió _____(tuap).
Eliza levantó una ceja.
—Voy a tomar prestada una frase tuya de hace cinco años: «No quiero volver a ver a mi marido mientras viva».
____(tuap) no dijo nada. Algunas frases dejaban de tener sentido mucho antes de lo que uno hubiera esperado.
Durante el resto de la semana, ____(tuap) se percató de que Joseph hacía un esfuerzo por mantener las distancias. Se trataban con amabilidad, pero él volvía tarde a casa, casi siempre cuando ella ya se había ido a la cama.
____(tuap) esperaba despierta para oír sus pasos, deseando tener el valor de enfrentarse con él para decirle cuánto lamentaba los errores del pasado.
Cada noche, cuando oía el grifo de la ducha en su cuarto de baño, se atormentaba imaginando su cuerpo desnudo bajo el agua y tenía que hacer un esfuerzo para no saltar de la cama y reunirse con él, como había hecho tantas veces cuando estaban casados.
La realidad era que se sentía sola, más sola que nunca.
Qué diferente habría sido todo si estuvieran juntos de nuevo, si pudieran hacer planes para el futuro de su hijo. Qué diferente si fuese el amor lo que los uniera y no la responsabilidad de ser padres.
El viernes por la noche, ____(tuap) decidió ir al cine en lugar de quedarse en casa esperando… nada. Pero no veía las imágenes, no oía las voces de los actores. Sólo podía pensar en Joseph.
Cuando se encendieron las luces y se levantó del asiento sintió algo en su interior, como las alas de una mariposa atrapada en un tarro de cristal. Era su hijo.
El hijo de Joseph.
Estaba metiendo la llave en la cerradura cuando la puerta se abrió de un tirón. En el pasillo estaba él, furioso.
—Supongo que no tengo derecho a preguntar dónde has estado las últimas —Joseph miró su reloj—cinco horas.
—En el cine —contestó ___(tuap).
—¿Con quién? —insistió Joseph.
—Yo podría preguntarte lo mismo cada noche, pero no voy a fingir que estoy interesada —replicó ella.
—¿Qué significa eso?
—Que sólo son las diez y media y tú has vuelto a casa toda la semana después de medianoche.
—Estaba trabajando.
—¿Ah, sí? ¿En qué, en tu nueva vida amorosa?
—¿Qué estás diciendo? ¿Cómo voy a tener una vida amorosa si ahora… si ahora tú estás aquí?
—¿Y qué clase de relación es la nuestra, Joseph? Cuéntamelo otra vez, porque no me he enterado.
—Tú lo sabes muy bien.
—A ver si me acuerdo… ah, sí. Estoy embarazada y tú me has chantajeado para que viviera en tu casa. ¿Cómo podría olvidarlo?
—Estás siendo muy poco razonable.
—¿Yo estoy siendo poco razonable?
—Mira, ____(tuap), yo sólo intento hacer lo que debo…
—¿Ah, sí? Lo que deberías hacer es dejarme en paz.
Joseph se cruzó de brazos.
—Muy bien. Veo que tienes ganas de pelea, así que empieza cuando quieras.
—¡No puedo creer la cara que tienes! Llevo toda la semana sola en casa y para un día que se me ocurre ir al cine tú estás a punto de llamar al FBI. Tú puedes llegar a la hora que quieras, pero si yo llego tarde tenemos una bronca. Esto me suena…
—¿Qué película has visto?
__(tuap) lo miró, perpleja.
—Pues… no me acuerdo. La verdad es que no me interesaba nada.
—Ya, claro.
—¡Que he estado en el cine!
—Sí, ya.
—Lo que pasa es que, cuando estoy estresada, no me acuerdo de los títulos.
—Te creo —dijo Joseph entonces.
—Estaba distraída, no me acuerdo de la trama. Estaba pensando en otras cosas.
—¿Qué cosas?
—¿Qué es esto, un interrogatorio de los tuyos? ¿Por qué no me cuentas dónde has estado tú todos estos días? —replicó ___(tuap).
—¿Por qué no me has dicho que no ibas a la oficina?
—No sé, a lo mejor porque nunca estás en casa el tiempo suficiente como para oír una frase completa.
—¿Me has echado de menos? —preguntó Joseph.
—¡No! No te he echado de menos.
—Entonces, ¿por qué quieres saber dónde he estado?
—Pues… no sé por qué tengo yo que decirte dónde voy o dejo de ir si tú no haces lo mismo.
—Ya te he dicho que estaba trabajando. Si no me crees, puedes llamar a mi secretaria.
—Ella dirá lo que tú le hayas pedido que diga —replicó ___(tuap), sarcástica.
—Te equivocas. Elaine piensa que soy un idiota por haberte tratado como te traté cuando estábamos casados.
—¿Ah, sí?
—Y dice que eres muy simpática, que no entiende por qué te casaste conmigo.
—Qué chica más inteligente.
—Claro que no le he contado el episodio de los jarrones —dijo Joseph entonces.
—Muy gracioso. ¿Por qué no clavas los muebles al suelo, por si acaso se me ocurre añadir una librería a mi repertorio?
—No creo que pudieras tirarme nada más grande que un tiesto.
—Pues te equivocas, soy muy fuerte.
Joseph sonrió mientras se acercaba.
—¿Qué haces?
—Quiero tocarte, para ver si siento al niño.
___(tuap) dejó que pusiera la mano en su abdomen.
—¿Tú sientes algo?
—Lo he sentido en el cine. Eran como alas de mariposa.
—¿En serio?
—Sí.
—¿Te has preguntado alguna vez a quién va a parecerse?
—Sí.
—Yo también. Me imagino una niña con el pelo castaño… y un carácter de mil demonios.
—Pues yo me imagino un niño de pelo negro y empaque arrogante.
Joseph soltó una carcajada.
—¿Te da miedo el parto? —preguntó después.
—Un poco. A veces… no sé, me gustaría que viviera mi madre. Me gustaría hablar con ella de todo esto.
Él asintió, pensativo.
—Yo estaré a tu lado.
—Sí, pero ¿durante cuánto tiempo?
—¿Cómo? Tú sabes que yo quiero a este niño.
—Al niño, sí.
—¿Crees que no quiero saber nada de ti?
___(tuap) hizo una mueca.
—No soy precisamente la mujer de tus sueños, ¿no?
—___(tuap)…
—No, déjalo. No me insultes fingiendo que te importo tanto como el niño. Sé lo que va a pasar en cuanto nazca.
—Entonces, a lo mejor te gustaría compartirlo conmigo —dijo Joseph—. Porque no sé de qué estás hablando.
—¿Cuánto tiempo tardarás en pedir la custodia?
—¿Crees que yo haría eso?
—¿No lo harás?
—Claro que no.
—Lo has hecho por otros hombres —le recordó __(tuap)—. ¿Cómo está Aidan Dangar, por cierto? ¿Habéis estado planeando aniquilar a Eliza durante esta semana?
—Mira, sé cuál es mi reputación… y quizá me la merezco, pero después del divorcio estaba resentido con cualquier mujer que quisiera hacer sufrir a su marido…
—¿Crees que yo quise hacerte sufrir? —lo interrumpió ___(tuap).
—Quizá no lo hiciste a propósito, pero no puedes negar que estabas amargada y me lo pusiste muy difícil.
—Como tú a mí. Yo puse todo lo que pude en nuestro matrimonio, dejando mi carrera a un lado para que tú pudieras brillar en la tuya. Al final, no me quedó más remedio que marcharme para no acabar como mi madre.
—La situación de tu madre era completamente diferente —replicó Joseph—. No tenías por qué haber tirado la toalla, podríamos haberlo intentado…
—¿Cómo? ¿Olvidándome de mi carrera, quedándome en casa como hizo tu madre? Yo me habría vuelto loca yendo todos los días a la peluquería.
—Mi madre es de otra generación, ____(tuap).
—Sí, claro, y por eso insistías en tener hijos.
—Pensé que… no sé qué pensé, que así serías más feliz. No quería perderte.
—Pero cuando te dije que quería el divorcio no pusiste ninguna pega.
—Los hombres tenemos nuestro orgullo, ___(tuap) —suspiró Joseph—. Bueno, voy a ducharme. La señora Fingleton ha dejado algo en el horno para ti.
Ella dejó escapar un suspiro mientras lo veía subir la escalera, deseando llamarlo…
La había amado una vez. ¿Podría volver a amarla?
___(tuap) despertó de un sueño ligero y cargado de pesadillas al oír ruido en el piso de abajo. Sin pensar, se puso la bata y bajó a la cocina.
—Hola. ¿No podías dormir? —preguntó Joseph.
—No… creo que extraño la cama.
—¿Por qué no duermes en la mía?
—Muy gracioso.
—Lo digo en serio —murmuró él, mirándola a los ojos.
—No, gracias.
—¿Por qué no?
—Tú sabes por qué no.
—¿Por qué no quieres admitir que me deseas?
—No quiere decir no, señor Jonas —replicó ella, irritada—. Y estoy harta de esta conversación. ¿Por qué no hablamos de Aidan?
—¿Por qué no hablamos de Eliza? Creo que está como una cabra. ¿Has visto su casa últimamente? No pensarás que eso es normal, ¿no? No me extraña que Aidan se haya marchado de allí.
—Qué típico —dijo ____(tuap) entonces—. No lo entiendes, ¿verdad? Los hombres esperan que las mujeres parezcan modelos y cocinen como un chef, pero cuando la relación pasa por un mal momento lo primero es echar mano de los papeles de divorcio.
—Si no recuerdo mal, fuiste tú quien echó mano de esos papeles —replicó Joseph.
—No estamos hablando de mí, estamos hablando de Aidan y Eliza.
—No te metas en esto, ___(tuap). Eliza ha perdido los papeles hace tiempo.
—Pero nadie se ha molestado en echarle una mano, ¿verdad? Está loca y como está loca hay que quitarle los niños. ¿Pues sabes lo que le pasa? Que está enferma, pero en cuanto se ponga bien…
—Tú eres abogado, no consejera matrimonial, no te metas en esto —la interrumpió Joseph—. Además, ¿no deberías preocuparte por tu propia vida antes de resolver los problemas de los demás?
—¿Y tú no deberías escucharme en lugar de interrumpir como si estuviera diciendo una estupidez? —le espetó ____(tuap).
—Mira, cariño…
—Déjate de «cariños» y escucha cuando estoy hablando.
—Me interesa mucho lo que dices, de verdad.
—¿Ah, sí? Pues quién lo diría.
Joseph levantó los ojos al cielo.
—Me quedaría aquí charlando un rato contigo, pero he quedado esta mañana con Aidan a primera hora para jugar al golf. No lo está pasando bien.
—Dile que no siga adelante con el divorcio.
—Yo no puedo decirle lo que debe hacer con su vida.
—Si sigue adelante, destrozará la vida de Eliza.
—Muy bien, hablaré con él… pero no creo que sirva de nada.
—Inténtalo, por favor.
—De acuerdo. Además, también intentaré volver más temprano a casa.
____(tuap) apartó la mirada.
—No lo hagas por mí.
Joseph dejó escapar un suspiro.
—¿Quieres que cenemos juntos esta noche?
—No lo sé. Llámame por la tarde —contestó ella, saliendo de la cocina.
espero q les guste
chicas solo quedan 3 capitulos y el epilogo
COMENTEN!!
byebye :D
maru!!
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Siguela tu nove es muy Linda soy Tatiana de Ecuador :D
Tatiana Mitchie
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
ahhhhhhhhhhhhhhhhh tan lindooooooooooooo joe
ay que ver que yo si soy testarudaaaaaaa
sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ay que ver que yo si soy testarudaaaaaaa
sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ivana-ilove
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Buah Buah
ME DECLARO FAN DE ESTA NOVELA (:
Enserio ME ENCANTA (:
Y espero que la sigas lo más peonto posible (:
Auque ya estando llegando al final pero bueno :(
ME DECLARO FAN DE ESTA NOVELA (:
Enserio ME ENCANTA (:
Y espero que la sigas lo más peonto posible (:
Auque ya estando llegando al final pero bueno :(
Invitado
Invitado
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Sigue esta nove tan Linda please :D
Tatiana Mitchie
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
quee miiedooo laa madree staa se suiiiciiidoo :S
Invitado
Invitado
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