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Mensaje por ferchu Miér 27 Oct 2010, 2:50 pm

siguela plis!!
ferchu
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Vendida Al Jeque [Nick & Tu] - Página 5 Empty Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]

Mensaje por ferchu Miér 27 Oct 2010, 3:24 pm

:bounce: :bounce: :bounce:
ferchu
ferchu


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Vendida Al Jeque [Nick & Tu] - Página 5 Empty Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]

Mensaje por ♥..:Tiff:..♥ Miér 27 Oct 2010, 4:05 pm

QUIEROO CAPP JUMM!!!
♥..:Tiff:..♥
♥..:Tiff:..♥


http://twitter.com/MoveLikeJager

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Vendida Al Jeque [Nick & Tu] - Página 5 Empty Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]

Mensaje por Faby Evans Jonas Miér 27 Oct 2010, 8:45 pm

no se vale!!
subeeee
Faby Evans Jonas
Faby Evans Jonas


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Vendida Al Jeque [Nick & Tu] - Página 5 Empty Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]

Mensaje por LittleVickJ♥ Jue 28 Oct 2010, 9:18 am

Aqui esta el caaap!!! Seguire editando xk no creo k con uno baste -.- :P
Estos caps son un pokito royo! Ya quiero pasar a la accion muhahaha xD pero yo todavia ni la termine de leer!! :O:O




Capítulo 4


______ se quedó boquiabierta.
—¡No habla en serio! —Totalmente.
La mano de ______ tembló cuando se llevó el vaso de agua a los labios.
—Debe estar loco —murmuró.
—Probablemente. Pero la oferta es auténtica. ¿Qué me dice?
______ abrió la boca para decir no, pero no logró hacerlo. La suma de quinientos millones de dólares no dejaba de dar vueltas en su cabeza. ¡Era toda una fortuna!
Jamás lograría ganar aquella cantidad ejerciendo su profesión, por bien pagada que estuviera. Sin embargo, con aquella fortuna podría hacer mucho bien... si pasaba una breve semana en la cama del jeque.
Habría sido absurdo pensar que lo único que quería era su compañía. El nombre del juego era sexo.
—¿Una semana? —preguntó, y supo que había dado el primer paso en la resbaladiza cuesta que llevaba al infierno.
Cuando los oscuros ojos de Nick brillaron triunfantes, ______ quiso poder retirar sus palabras. Pero no lo hizo.
—De hecho, ni siquiera una semana —dijo Nick con mucha calma—. Vuelvo en helicóptero a mi propiedad todos los domingos hacia las seis y todos los viernes vuelvo a Sidney a la misma hora. Así que en realidad son cinco días. Eso representa cien millones de dólares diarios por su tiempo.
—¡Mi tiempo! —dijo ______ en tono desdeñoso—. Ese debe de ser el eufemismo del año. Usted quiere mucho más que mi tiempo, su excelencia. Quiere que me meta en su cama.
Nick no negó nada y siguió mirándola mientras ella luchaba con sus demonios internos.
—Querría el dinero antes que nada —exigió mientras su mente seguía dando vueltas a la idea de acostarse con aquel hombre, de ser su objeto sexual durante cinco días y cinco noches.
Pero externamente no traicionó su inquietud. ¿Era a causa de miedo, o mera práctica? Hacía tiempo que había perfeccionado el arte de no permitir que ningún hombre llegara a creer que se sentía alterada.
—Naturalmente —asintió Nick—. Si dice que sí, los quinientos millones serán transferidos a la cuenta de su fundación el lunes. A cambio de lo cual espero que se presente en mi hotel el próximo domingo no más tarde de las cinco y adecuadamente equipada.
El siguiente domingo. Faltaban ocho días. Ocho días para pensar en lo que tenía que hacer con él.
—¿Qué quiere decir con «adecuadamente» equipada?
—Necesitará traer ropa para una variedad de actividades.
¿En serio?, pensó ______ con ironía. Suponía que lo único que necesitaba llevar era ropa interior sexy.
—¿Por ejemplo?
—En mi propiedad hay una piscina climatizada. Y una cancha de tenis. Y un gimnasio totalmente equipado, por no mencionar mis caballos. ¿Monta?
—Puedo mantenerme arriba, si el caballo que monto no es demasiado salvaje.
—Elegiré uno delicado para usted —prometió Nick mientras el brillo de sus ojos sugería que las palabras de ______ habían evocado en él pensamientos de otra índole.
—Hágalo —espetó ella, mientras su estómago se encogía ante la imagen de sí misma montada sobre aquel oscuro y esbelto cuerpo—. ¿Y qué tiene de malo mañana en lugar del próximo domingo? —añadió con brusquedad. Si iba a hacer aquello, cuanto antes mejor. No tenía sentido retrasar la tortura.
Nick pareció sorprendido por su sugerencia.
—El dinero no llegaría a tiempo a su cuenta.
—Podría aceptar su palabra de que lo transferirá el lunes.
—¿Mi palabra de árabe? —replicó él burlonamente.
—No. Su palabra de caballero. Porque espero que sea un caballero. De lo contrario, ni siquiera me plantearía la posibilidad —incluso mientras pronunciaba aquellas palabras ______ comprendió lo risibles que eran. Ningún caballero utilizaría su obscena fortuna para sobornarla de aquel modo.
—No me tome por tonto, por favor, ______. Ambos sabemos que no soy un caballero. Pero tengo mi propio código de honor y soy un hombre de palabra. Tenemos unos amigos mutuos, Renée y Rico. Estoy seguro de que ambos responderían por mí.
______ se contuvo de decirle que Rico le había puesto sobre aviso respecto a él. Era una lástima que hubiera decidido ignorar su advertencia.
¿Pero cómo habría podido imaginar que el príncipe llegaría a aquellos extremos para conseguir que le dijera sí?
Se estremeció una vez más al pensar en lo que la esperaba. ¿Cómo iba a soportar acostarse con él? La mera idea de desnudarse ante él estaba haciendo que el corazón le latiera más deprisa y el estómago se le encogiera. Sin embargo, había posado casi desnuda en muchas ocasiones, de manera que aquello no debería preocuparla tanto.
«Piensa en el dinero», se dijo con firmeza. «En todo el bien que puedes hacer con él. Invertir en investigación, comprar equipo médico, construir una nueva sección en el hospital...»
Aquello hizo que se decidiera... a costa de su orgullo. También se dijo que, en un sentido meramente pragmático, irse a la cama con el jeque tampoco sería para tanto. Si hubiera sido muy feo, o gordo, o grosero, sí lo habría sido, pero no era ninguna de aquellas cosas. De hecho era muy atractivo y era obvio que tenía un cuerpo magnífico.
Si pudiera olvidar quién era, aquel encuentro sexual no sería muy distinto a los que había tenido a lo largo de los años, los que había soportado voluntariamente en su inútil afán por alcanzar la normalidad. Nunca había disfrutado en aquellas ocasiones, a pesar de que los hombres con los que se había acostado sí le gustaban. Supuso que aquélla era la diferencia. Era difícil pretender que aquel hombre era igual a ellos. No se parecía en absoluto.
Pero lo único que tendría que hacer sería tumbarse y pensar en todos los niños con cáncer que había en el mundo. Sería maravilloso lograr que su vida fuera más fácil, aliviar su dolor, su falta de esperanza. Con aquellos pensamientos positivos en la mente seria estrictamente necesario.
—Prefiero no preguntar a Renée y a Rico sobre usted —replicó secamente—. No quiero que se enteren de esto. Ni ellos ni nadie. Quiero mantenerlo en secreto.
—¿En serio? Suponía que su sexy imagen pública recibiría un espaldarazo si la gente supiera que nuestra cita para cenar había llevado a que tuviéramos una aventura.
—Oh, por favor. Esto no será una aventura. Será...
—¿Cómo lo sabe? —interrumpió él en tono retador—. ¿Cómo sabe que no nos entenderemos perfectamente? Puede que disfrute tanto en la cama conmigo, que no quiera que la semana que viene termine nunca.
—Está loco —murmuró ______ mientras el camarero llegaba con el primer plato. Cuando éste se fue, ella miró sus langostinos sin ningún interés. Había perdido por completo el apetito. No así el príncipe, que peló un langostino y lo comió con expresión de auténtico placer.
—Coma —dijo tras devorar otros dos de un modo casi erótico.
—No tengo hambre.
Nick miró a ______ con expresión paciente.
—No me gustan las mujeres que se enfurruñan.
—Y a mí no me gustan los hombres que me obligan a acostarme con ellos.
—No la estoy obligando, ______. Jamás obligo a una mujer a acostarse conmigo. Aún puede decir que no.
—Sabe que no puedo. Lo sabe.
—Sí —asintió él—. Lo que hace que la desee aún más.
______ movió la cabeza, desconcertada.
—Hay muchas mujeres tan guapas como yo en el mundo que podría conseguir por mucho menos dinero.
—Soy consciente de ello. Pero es a usted a la que deseo.
—¿Por qué? ¿Por qué yo?
Nick se encogió de hombros a la vez que miraba a ______ con asombrosa intensidad.
—Lo cierto es que no sé por qué. Para mí también es un misterio. Normalmente no suelen atraerme mujeres capaces de exhibirse ante todo el mundo, pero en cuanto la vi supe que tenía que poseerla. Fin de la historia.
—Sólo porque tiene dinero para comprarme —dijo ______ en tono despectivo—. Yo no estaría sentada aquí si usted fuera pobre.
Nick sonrió con ironía.
—Siento no estar de acuerdo. Si fuera pobre, me habría aceptado con más amabilidad desde el principio. Pero lo cierto es que, por algún motivo, mi dinero y mi posición parecen impedirle ver la atracción que hay entre nosotros.
—¿Qué? Es evidente que tiene muy buena opinión de sí mismo, ¿no, príncipe? No hay ninguna atracción entre nosotros —espetó ______ en tono cáustico—. Ya se lo he dicho una vez y se lo repito: no me gusta y no me siento atraída por usted.
—Estoy de acuerdo en que no parezco gustarle, pero miente cuando dice que no se siente atraída por mí. La mujer que conocí en las carreras el año pasado no pudo mantener los ojos apartados de mí durante todo el día. Y la mujer que me retó desde el escenario el otro sábado estaba tan cargada de electricidad sexual, que casi me quemó. Claro que me desea, ______, aunque no quiera reconocerlo. Pero el tiempo hará que ese pequeño problema desaparezca —concluyó el príncipe, que siguió comiendo mientras ______ se quedaba mirándolo, perpleja.
¡Aquel hombre había perdido la cabeza! ¿Que no había podido apartar los ojos de él? ¡Pero si había sido al revés! ¡Y lo que había percibido en ella había sido furia, no electricidad sexual!
—Soy un amante excelente —fueron las siguientes y sorprendentes palabras de Nick—. Una mujer de su experiencia sabrá apreciar mi habilidad.
______ comprendió que discutir con aquel hombre era inútil.
—Veo que la modestia no es una de sus virtudes —espetó.
—Sólo estoy llamando a las cosas por su nombre. Conozco mis defectos, pero también mis virtudes. Se me dan bien los caballos, las cartas y las mujeres. Sobre todo las mujeres.
—Ah, ¿sí? Qué interesante. Y dígame, su excelencia, ¿ha habido alguna mujer que no haya respondido a su experta forma de hacer el amor?
—No.
______ puso los ojos en blanco. Además de un iluso, aquel hombre era muy egocéntrico.
—¿Se le ha ocurrido pensar alguna vez que alguna de sus amigas pudiera haber simulado lo bien que se lo pasaba debido a lo que iba a obtener a cambio?
Nick sonrió con picardía.
—Por supuesto. Y estoy seguro de que alguna lo ha hecho alguna vez... al principio. Pero al final todas acaban demostrando una satisfacción y un placer genuinos en mi cama, incluso las más tímidas e inhibidas. Las mujeres no son muy distintas a los caballos. Algunas aceptan la silla como si hubieran nacido con ella puesta. Otras se resisten, pero acabo conquistándolas con habilidad y paciencia.
—De manera que asegura tener un cien por cien de éxito tanto con los caballos como con las mujeres, ¿no?
—En una ocasión hubo una yegua que me dio problemas. Fue maltratada de potranca. Es la ocasión que más cerca he estado de fracasar. Habría preferido morir a dejar que la montara.
—¿Y qué pasó?
—Me aconsejaron que la olvidara, pero soy incapaz de hacer algo así. Además, si no servía para correr, quería utilizarla para criar.
—¿Y qué hizo?
—La puse en un corral sola y me convertí en su cuidador personal. Le daba de comer y limpiaba su casilla en el establo a diario, todo ello sin dejar de hablarle. Al principio no dejaba que me acercara y se ponía a relinchar y a dar coces, pero yo notaba que sólo estaba fingiendo. En realidad no quería hacerme daño. Los caballos son animales gregarios y les gusta la compañía. Yo me aseguré de ser su única compañía. Al cabo de un tiempo empezó a acudir a la entrada del corral a esperarme. Luego empezó a permitir que la tocara. Primero la cabeza. Luego el cuello. Y, finalmente, los flancos. De hecho, temblaba de placer con mis caricias.
______ se estremeció al imaginar al príncipe acariciándola a ella. Pero no fue un estremecimiento de placer, sino de repugnancia.
—Pronto la tenía comiendo de mi mano —continuó Nick—. Después todo fue sobre ruedas, y al final le encantaba que la montaran, sobre todo yo.
______ sabía que aquello nunca le sucedería a ella. Aunque Nick contara con quinientos días en lugar de con cinco, sabía que las únicas emociones que experimentaría siendo montada por él serían el aburrimiento y el resentimiento. En cierto modo iba a ser interesante comprobar cómo reaccionaba el príncipe cuando viera que ella era inmune a sus habilidosas atenciones.
—¿Y cuanto costó esa yegua con la que estuvo a punto de fracasar?
—Un par de millones.
—Es mucho dinero. Es lógico que se tomara todas esas molestias. Pero no es nada comparado con los quinientos millones que está dispuesto a pagar para tener relaciones sexuales conmigo.
El príncipe miró a ______ con expresión ofendida.
—No quiero tener relaciones sexuales con usted, ______. Quiero hacerle el amor.
—Lo que sea —si su excelencia quería interpretar el papel de amante romántico, ¿quién era ella para oponerse? Lo cierto es que estaba totalmente dispuesta a consentir aquella fantasía en particular. Al menos así el príncipe no le pediría que hiciera nada desagradable en la cama. Aunque ella nunca lo aceptaría, por supuesto. Ni siquiera quinientos millones de dólares eran suficientes para que ella cooperara en algo extraño. Tendría que dejar aquello bien claro antes de que acabara la noche.
—Debe reconocer que su oferta ha sido excesiva —continuó—. Probablemente habría podido conseguirme por menos.
—No quería que pensara que la considero fácil de conseguir. Quería hacer una oferta adecuada.
—No me tome por tonta, su excelencia —replicó ______, en lo más mínimo afectada por sus palabras—. Le da igual lo que piense o sienta respecto a todo esto. El motivo por el que ofreció tanto dinero fue porque sabía que era una cantidad que no podría rechazar. Ese es el fondo del asunto, ¿verdad? No quería que volviera a decirle que no.
Nick sonrió enigmáticamente.
—Es cierto. Ése era el fondo del asunto. No podía arriesgarme a que volviera a rechazarme.
—Lo que nos lleva de vuelta al asunto principal, su excelencia. Está claro que es un hombre mimado y arrogante al que no le han dicho que «no» las suficientes veces.
La mirada de Nick volvió a endurecerse.
—Piense lo que quiera, pero acuda a mi suite puntualmente mañana por la tarde.
______ pensó que había llegado el momento de adoptar una postura firme.
—Antes de que de mi consentimiento a este acuerdo —dijo secamente—, quiero que quede bien claro que no pienso participar en ninguna actividad que considere excesivamente lasciva o pervertida.
Nick la miró pensativamente unos segundos durante los que ______ se sintió realmente incómoda.
—Ya que no sé que podría considerar excesivamente lascivo o pervertido, aceptaré que pueda decir no a cualquier cosa que la haga sentirse incómoda, o con la que sepa que no va a disfrutar.
______ rió. No pudo evitarlo.
—En ese caso, su excelencia, le espera una semana muy aburrida y frustrante.
Nick pareció realmente conmocionado.
—¿Está diciendo que no disfruta haciendo el amor?
Por un segundo, ______ temió haber perdido la opción de obtener todo aquel dinero para su fundación. Pero entonces recordó lo que había dicho el jeque y supo que no podría resistirse a poseerla aunque le dijera que era frígida como un témpano de hielo.
—Desafortunadamente es un hecho, su excelencia. No disfruto con el sexo. Y no porque no lo haya intentado. He tenido varios amantes a lo largo de los años, pero todo ha sido inútil. Por supuesto, es posible que un hombre de su excepcional experiencia pueda llegar a tener más éxito —añadió con picardía—. Esperaré el momento de la verdad con el aliento contenido.
Nick la miró atentamente unos momentos.
—Se está burlando de mí.
—Piense lo que quiera, su excelencia.
—¿Es el hecho en sí de hacer el amor lo que no le gusta, o también todo lo que lleva hasta él? ¿Pondría objeciones a que besara sus pechos, u otras partes de su cuerpo?
De pronto, la mente de ______ se llenó de imágenes de aquellas actividades. Miró la boca del príncipe y esperó a sentir el habitual desagrado. En lugar de ello, un insidioso calor recorrió su piel al pensar en aquella boca casi cruel deslizándose por su cuerpo desnudo, lamiendo sus pezones, besándola y explorándola íntimamente. Una tensión desconocida se apoderó de su interior. Su rostro se acaloró y su corazón comenzó a latir con la fuerza de un yunque.
—Deduzco por su reacción y su silencio que no tiene nada en contra de los juegos previos, de manera que voy a prometerle una cosa —dijo Nick-: No realizaremos el acto sexual en sí hasta que esté seguro de que va a disfrutar de él. ¿Le parece justo?
Más que justo, pensó ______, aturdida, y asintió. Le resultaba imposible hablar, pues sentía la boca y la garganta secas como el desierto.
—Bien —añadió Nick—. Ahora coma.
El príncipe la observó mientras ______ hacía por una vez lo que le había dicho, consciente de que algo acababa de desconcentrarla. ¿Habría reconocido finalmente lo que él había sabido desde la primera vez que se vieron? ¿Que él no era el único que había sentido aquella atracción? ¿O se había excitado al pensar en las cosas que había dicho que le iba a hacer?
Su rubor sugería alguna forma de excitación. Mezclado con la conmoción de su mirada, sólo podía llegar a la conclusión de que ______ se había visto realmente sorprendida por su propia reacción.
¿Pero cómo era posible que una mujer tan bella y audaz como ella no disfrutara normalmente haciendo el amor?
Algo debía haberle sucedido en el pasado, algo que bloqueaba su disfrute del sexo. Alguna experiencia personal desagradable, o incluso traumática.
Como había dicho, las mujeres y los caballos tenían algo en común. Eran criaturas sensibles, que se asustaban fácilmente, especialmente cuando eran jóvenes. ¿Qué le había pasado a ______ en su infancia para que fuera así?
Decidió averiguarlo. Lo primero que haría al día siguiente sería ponerse en contacto con la agencia de detectives que siempre utilizaba para que investigaran a la mujer que tenía sentada ante sí. Ya habían hecho una comprobación rutinaria aquella semana para asegurarse de que él no tenía nada que temer respecto a su seguridad personal.
Pero les diría que investigaran más a fondo y averiguaran todo lo que le había sucedido a ______ desde que había nacido, especialmente durante su adolescencia. Tenía que haber algún motivo para que una mujer de su aspecto y naturaleza se hubiera vuelto frígida.
Aunque en realidad no era frígida. Como le había dicho, él ya había sentido su respuesta sexual. La había visto en sus ojos, en el lenguaje de su cuerpo, a veces sutil, a veces explícito.
Su hostilidad hacia él no era racional, y tampoco podía ser personal. Debía averiguar qué la causaba.
Mientras esperaba los informes tendría que ser paciente, como lo había sido con la yegua díscola. Por mucho que le costara mantener las manos alejadas del escultural cuerpo de ______, se contendría uno o dos días. Sabía que no podría aguantar mucho más.
Suspiró al pensar cuánto le iba a costar poseer a aquella mujer. ¿Merecería la pena?
Cuando ______ alzó la vista del plato y posó sus increíbles ojos en él, Nick supo al instante que sí merecería la pena. Ya estaba harto de aquella obsesión, o enamoramiento, o lo que fuera que estaba sufriendo. Llevaba demasiado tiempo experimentándola.
Nada había logrado apartar a aquella criatura de su mente a lo largo del pasado año. Ni otras mujeres ni nada. Su deseo por ______ iba más allá del deseo. Si el destino no le hubiera puesto aquella subasta benéfica en su camino, no sabía qué habría hecho. Secuestrarla, tal vez.
Pero el destino había sido bondadoso con él y ______ iba a ser suya. Tenía cinco días para seducirla a voluntad, para asegurarse de que, cuando pasaran, ella aún lo deseara, incluso sin dinero de por medio.
Cinco días deberían bastar. Normalmente lograba que las mujeres se derritieran por él al cabo de una noche.
—No debe preocuparse —dijo al ver que ella seguía mirándolo con temor en los ojos—. Nunca le haría daño.
______ se irguió en la silla y le dedicó una mirada que él no pudo sino admirar. Qué coraje tenía. Qué espíritu. Qué fuego.
¡Era imposible que fuera realmente frígida!
—Más le vale, su excelencia —dijo ______ con un orgulloso movimiento de la cabeza—, porque si me hiciera daño, lo mataría.
—Eso no hará falta. Si llegó a ser lo suficientemente estúpido como para hacerle daño, me mataría yo mismo.


LittleVickJ♥
LittleVickJ♥


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Vendida Al Jeque [Nick & Tu] - Página 5 Empty Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]

Mensaje por K.J Jue 28 Oct 2010, 12:46 pm

haaaaaaaaa nick yo lo amo!dios siguela!
K.J
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Vendida Al Jeque [Nick & Tu] - Página 5 Empty Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]

Mensaje por ivana-ilove Jue 28 Oct 2010, 12:54 pm

ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh quierooooooooooooo massssssss
ivana-ilove
ivana-ilove


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Vendida Al Jeque [Nick & Tu] - Página 5 Empty Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]

Mensaje por LittleVickJ♥ Jue 28 Oct 2010, 1:38 pm

:O:O se me olvidoo!! :lol: :lol:

BIENVENIDAS A LAS NUEVAAAAS :cheers: :cheers: :cheers: :cheers: :cheers:

Capooooo:

(Sale el name de NaDia xD No le kise kitar la D y ponerle una L... :yonofui: :yonofui: Si no, no era original :yonofui: :yonofui: :risa: )





Capítulo 5



EL helicóptero del príncipe era muy grande y negro. Casi resultaba amenazador mientras ______ avanzaba hacia él junto a Nick, tal vez por los negros nubarrones que se estaban acumulando en el cielo.
El informe del tiempo había predicho un día cálido con una tormenta a última hora de la tarde. La idea de volar en medio de una tormenta hizo muy poco para calmar la ansiedad que retorcía el estómago de ______.
—No te preocupes por el tiempo —dijo Nick cuando vio que fruncía el ceño al mirar a lo alto—. Al norte de Sidney el cielo está despejado. Si hubiera algún peligro, no permitiría que el piloto despegara.
______ no estaba muy segura al respecto. Intuía que su excelencia, con quien había acordado tutearse para facilitar las cosas, estaba dispuesto a arriesgar cualquier cosa por tenerla en la intimidad de su propiedad aquella noche. No había tratado de ocultar el deseo de su mirada cuando se había presentado en su suite hacía media hora.
Sin embargo, ella se había vestido con recato. Pantalones beige, una camisa amarilla de manga corta y unas sandalias. Apenas se había maquillado y no llevaba ninguna joya. Tampoco se había perfumado.
Tan sólo olía al gel con aroma a manzana que había utilizado para ducharse.
Pero, al parecer, nada podía contener el deseo que aquel hombre sentía por ella. Era evidente que estaba deseando que las cosas se pusieran en marcha.
Y en cierto modo perverso, a ______ le sucedía lo mismo. Las pasadas veinticuatro horas habían sido un infierno. No había dormido ni comido desde que se había ido del restaurante. Hasta que llegó a su hotel no se hizo plenamente consciente de lo que había aceptado hacer, y entonces el infierno se desató en su mente. ¿En qué había estado pensando? Ninguna cantidad de dinero merecía la pena a cambio de lo que tenía que hacer.
Había caminado de un lado a otro de su habitación durante horas antes de decidirse a tomar una ducha caliente que relajara su tenso cuerpo.
Pero lo que descubrió sobre sí misma en la ducha la afectó aún más que el acuerdo al que había llegado con el príncipe. El recuerdo de sus erectos pezones y la humedad entre sus piernas aún tenían el poder de conmocionarla.
Estuvo a punto de tropezar al darse cuenta de que sus pezones seguían duros como guijarros.
Se ruborizó intensamente al comprender que el jeque tenía razón. Lo deseaba. Al menos, su cuerpo parecía desearlo, porque a ella seguía desagradándole intensamente. ¿Cómo iba a ser de otro modo? Pero se sentía atraída por él como una polilla hacia una llama.
No había ningún motivo razonable tras aquella atracción. Era básica y primaria. Supuso que debía tener algo que ver con la supervivencia de la especie humana. Miles de años antes, las mujeres cavernícolas elegían automáticamente al macho que le diera los hijos más fuertes y que más capaz fuera de protegerlos.
______ podía entender aquella elección en el pasado de la raza humana, pero ya no tenía sentido en el mundo actual. Las cualidades que ella admiraba y respetaba en un hombre no eran el tamaño o la fuerza, ni siquiera la riqueza y el poder, sino la amabilidad y la ternura, la honestidad y la decencia. ¡Qué lástima que su cuerpo no estuviera de acuerdo con ella!, pensó agitadamente mientras aquel oscuro y poderoso hombre la guiaba hacia el helicóptero.
No era de extrañar que no hubiera podido dormir en toda la noche.
Pero junto con su enojo por aquella mortificante situación también había experimentado un ligero alivio al pensar que tal vez, sólo tal vez, era sexualmente normal después de todo. Al parecer, simplemente se había estado acostando con los hombres equivocados. Mientras su mente se sentía atraída por tipos agradables, su traidor cuerpo buscaba justo lo contrario.
¿Pero no lo había hecho siempre así?, pensó con amargura.
La posesiva mano del jeque en su codo le resultó repentinamente molesta y le lanzó una mirada iracunda por encima del hombro.
—Puedo arreglármelas sola —espetó.
El príncipe asintió deferentemente, pero sus ojos destellaron. Evidentemente, su paciencia se estaba agotando. Y también debía estar deseando encontrarse en su residencia en Hunter Valley para poder empezar a seducirla.
______ trató de no pensar en aquel momento, pues estaba cargado de demasiados emociones confusas. En especial porque todo había cambiado. La noche pasada, cuando había aceptado el acuerdo, se había imaginado a sí misma tumbada como un leño bajo el príncipe, soportando las atenciones sexuales que fuera a prodigarle con su habitual falta de respuesta, y sintiendo a la vez cierta perversa satisfacción por el hecho de que él no lograra seducirla o satisfacerla.
Haber descubierto que la excitaba era algo que la tenía horrorizada, así como la perspectiva de no ir a protestar cuando él pasara de los juegos previos al hecho en sí. Odiaba pensar que pudiera llegar a disfrutar de todo lo que fuera a hacerle.
Si le contara al psiquiatra al que había acudido en determinado momento que le repelía la idea de encontrar finalmente el placer en el sexo, habría pensado que estaba realmente loca. Pero no era el hecho en sí de encontrar el placer en el sexo lo que le preocupaba, sino el hecho de encontrarlo con aquel hombre en particular, con aquel... depredador.
Era una situación muy frustrante, pero tendría que enfrentarse a ella cuando llegara la noche. O tal vez antes, pensó en un arrebato de pánico cuando entró en el lujoso interior del helicóptero.
—¡Cielo santo! —exclamó sin poder evitarlo.
Más que el interior de un helicóptero, aquello parecía un elegante salón con grandes sillones y un sofá que podría servir perfectamente de cama. La paredes y el techo estaban cubiertas de paneles de madera y la alfombra color crema era muy gruesa y mullida.
—Hice que reformaran el interior —explicó el príncipe—. Vuelo mucho y me gusta estar cómodo. También hay una cocina y un baño completos, y está insonorizado.
_Supongo que también habrá unas azafatas que quitan el hipo —dijo ______ con ironía, esperando que aparecieran en cualquier momento.
—No para vuelos tan cortos, ni cuando me acompaña una amiga especial.
______ se volvió a mirar a Nick.
—¿Quieres decir que... estamos solos?
—Sí —contestó Nick—. ¿Tienes alguna objeción que poner al respecto?
—Sí. No. No, supongo que no —contestó ______, pero no pudo evitar estremecerse.
—Recuerda que he prometido no hacerte nada que no quieras que te haga.
—Pues no quiero que me toques —dijo ______ con un matiz de histeria en la voz—. ¡Nunca!
—Eso iría en contra de los términos de nuestro acuerdo.
—Sí.
—Podría exigirte que accedieras.
—Podrías intentarlo.
Nick sonrió.
—Podría, pero ese no es mi estilo. Prefiero hacer el amor, no la guerra. A pesar de todo, si quieres que tu fundación ingrese esos quinientos millones de dólares te sugiero que reconsideres tu actitud en el rato que tardaremos en llegar a mi casa.
______ se estremeció al recordar por qué había accedido a aquello. Estaba volviendo a dejarse llevar por sus egoístas emociones y su orgullo. ¿Qué más daba que aquel hombre se considerara un regalo del cielo para las mujeres? ¿Y qué más daba si ella pasaba a engrosar su estadística de cien por cien de éxito con las mujeres?
La satisfacción del jeque y su propia vergüenza no harían más que aumentar si decidía resistirse para luego derretirse cuando finalmente la tomara entre sus brazos. Sería mejor hacerlo voluntariamente, quitarle la iniciativa...
Todo aquello era muy lógico y estaba muy bien pensado... pero no podía hacerlo. Cuando Nick avanzó hacia ella, ______ dio un par de pasos atrás, lo que hizo que él se detuviera en seco.
—No voy a tocarte —dijo con brusquedad—. No en el modo que piensas —añadió a la vez que tomaba el bolso que ______ llevaba colgado del hombro y lo dejaba en una mesita cercana—. Siéntate en uno de los sillones y descansa. Pareces cansada.
—Eso es porque no he dormido —espetó ella, y Nick la miró a los ojos.
—En ese caso, túmbate en el sofá y echa una siesta.
—¿Cómo voy a dormir con la amenaza de esta noche pendiendo sobre mi cabeza? Por no mencionar toda la semana. No sólo no disfruto con el sexo, sino que jamás me he acostado con un hombre que no me gustara.
—En ese caso, más vale que me asegure de llegar a gustarte rápidamente —dijo Nick a la vez que abría la puerta de un armario empotrado del que sacó o almohadas y una manta. ______ paro cuando las llevó al sofá y preparó todo para que se acostara.
No había duda de que se movía con una elegancia increíble, pensó reacia mientras lo seguía con la mirada.
Se ruborizó y apartó la vista, pero la imagen de Nick permaneció en su mente. Recordó que le había dicho que el día que se conocieron no había apartado los ojos de él. Probablemente había sido cierto, aunque si lo había hecho había sido inconscientemente.
Pero los acciones hablaban más claro que las palabras, y sus acciones no dejaban de contradecir su afirmación de que no sentía el más mínimo interés sexual por él.
—Vamos —ordenó Nick—. Tu cama está lista.
______ avanzó en su dirección sin poder evitarlo, atraída por el poder de su mirada y un repentino anhelo que la recorrió como un maremoto. Cuando estuvo junto a él, se preguntó qué sucedería si alargara las manos hacia él, si olvidara todo lo demás y simplemente se rindiera al momento.
Y estuvo a punto de hacerlo. Casi alzó las manos para acariciarle el pelo, el rostro. Pero su orgullo volvió a intervenir y lo que hizo fue apretar los puños.
Cuando Nick lo notó, frunció el ceño, giró sobre sí mismo y se alejó de ella. Eligió el sillón más lejano y lo ocupó.
—Túmbate —ordenó.
Sintiéndose extrañamente conmocionada y agradecida al mismo tiempo, ______ ocupó el sofá.
—Gra... gracias —balbuceó mientras se cubría con la manta.
—No me des las gracias todavía. Cuando llegue esta noche, no pienso dejarte ir tan fácilmente. Dejarás que te acaricie y lo harás de buen grado. Sólo entonces podremos superar todas estas tonterías. Ahora duerme. Así estarás más fresca cuando lleguemos.
Nick agradeció que ______ obedeciera y se durmiera. O al menos que aparentara hacerlo. Trató de relajarse, ¿pero cómo iba a lograrlo si prácticamente estaba rechinando los dientes de frustración e irritación?
Aquella mujer era imposible. No paraba de enviarle mensajes contradictorios. Lo deseaba. Sabía que era así. Pero ni mucho menos tanto como él la deseaba a ella. Su afirmación de que no quería que la tocara nunca era una estupidez. Cuando se había acercado a él hacía un momento había estado a punto de tocarlo, pero algo le había hecho cambiar de opinión.
Sin duda, el proverbial orgullo de las mujeres occidentales. ¿Acaso no sabía ______ que las mujeres estaban hechas para acariciar y ser acariciadas? Especialmente las mujeres como ella. Tan suave. Tan exquisita. Tan apasionada.
Porque estaba seguro de que sería apasionada en la cama. Podía simular la frialdad que quisiera, pero Nick había visto el fuego que había en sus ojos cuando lo miraba. Además, ¿cómo no iba a ser receptivo un cuerpo como el suyo? Alá la había creado para los placeres de la carne. En cuanto empezara a besarla, toda aquella frialdad superficial se esfumaría.
«Esta noche», decidió, abandonando su decisión inicial de esperar un día a hacerle el amor. Retrasar lo inevitable sólo haría que todo resultara más difícil. Además, la tensión que sentía en la entrepierna empezaba a resultar insoportable. Lo cierto era que nunca había sufrido así, ni siquiera todos aquellos años atrás, cuando...
La espalda y los hombros de Nick se tensaron ante aquel inesperado pensamiento. Sus manos ciñeron con fuerza los brazos del sofá. ¿Sería cierto que nunca se había sentido así con Nalia? Sin duda su necesidad tendría que haber sido aún más intensa, dado que era más joven y estaba totalmente enamorado.
Pero lo cierto era que no recordaba haber sufrido una frustración sexual tan intensa.
De pronto se dio cuenta de que no había vuelto a pensar en Nalia desde el día que vio a ______ por primera vez en televisión.
¿Significaba aquello que ya no estaba enamorado de la mujer de su hermano? ¿Habría logrado el paso del tiempo que olvidara lo que le hizo sentir en otra época? Sin duda, si volviera a verla, todo regresaría de inmediato. La pasión, el ardiente amor, la voluntad de sacrificarlo todo sólo para estar con ella...
Pero no volvería a verla. Esa era la verdad. Su familia y la de ella no lo permitirían. Nalia era la esposa del príncipe de la corona, Khaled, y madre del heredero e hijo de éste, el pequeño Faisal. Algún día Nalia sería reina de Dubar. No había lugar en su vida para Nick. Su vida estaba en Australia, con sus caballos y sus...
Miró a la mujer que se hallaba tumbada en el sofá. Había estado a punto de decir «sus aficiones» en su mente. Pero ______ no podía ser clasificada como una afición. Era una obsesión. Una obsesión torturadora. Perseguía sus sueños y lo distraía de día.
Mientras contemplaba su encantador rostro, Nick volvió a excitarse, y juró hacerla suya. Utilizaría toda la habilidad sexual acumulada durante años para seducir a aquella criatura hasta llegar a tenerla rendida a sus pies. La esclavizaría. Tal vez incluso haría que se enamorara de él.
Una luz pareció encenderse en su cerebro tras aquel pensamiento. Aquello era lo que más deseaba, ¿verdad? Que ______ se enamorara de él, que se obsesionara tanto por él como él lo estaba por ella?
¿Pero por qué? ¿Con qué propósito? ¿Venganza? Tal vez era su lado oscuro reclamando la oportunidad de hacerle lo que ella le había hecho a él. Si lograba que se enamorara de él podría tenerla en su cama tanto tiempo cuanto quisiera. Y entonces, cuando hubiera tomado lo que quería, podría rechazarla con tanta crueldad como ella lo había rechazado a él. Entonces sería ella la que no podría dormir a causa del deseo frustrado. Sería ella la que se vería empujada a comportarse sin honor ni orgullo. Ya podía imaginarla rogándole que volviera a verla, prometiendo hacer lo que quisiera con tal de recuperarlo.
Sí, prefería aquello.
Miró su reloj y vio que aún les quedaba una hora de vuelo. Otra mirada a ______ le hizo comprender por su modo de respirar que estaba realmente dormida. Estaba descansando. Bien. Le vendría bien descansar, porque le aguardaba una larga noche.




:¬w¬: :¬w¬: :¬w¬: :¬w¬: :¬w¬: :yonofui: :yonofui: :risa:


Última edición por Vicky Jonas♥ el Vie 29 Oct 2010, 9:40 am, editado 1 vez
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Mensaje por lovely last Jue 28 Oct 2010, 2:32 pm

Hola soy nueva lectora y he de decir que tu nove es super besos :D
lovely last
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Mensaje por Invitado Jue 28 Oct 2010, 3:17 pm

Victoria te odio ¬¬
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO la señorita no podía cambiar una letra para hacer feliz a una persona,no...
TENIAS QUE DEJARLO ASÍ!!!
QUE ESTABA ENAMORADO DE "NADIA" Y YO Y TU Y AHHHHHHHH
¿cómo osas mala persona? ¬¬
traidora ¬¬ ¬¬ ¬¬ ¬¬
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Mensaje por LittleVickJ♥ Jue 28 Oct 2010, 4:11 pm

lovely last escribió:Hola soy nueva lectora y he de decir que tu nove es super besos :D

Bienvenidaaaaaaaaaa!!!! :cheers: :cheers: :cheers:
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Mensaje por LittleVickJ♥ Jue 28 Oct 2010, 4:13 pm

NaliaJbdL escribió:Victoria te odio ¬¬
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO la señorita no podía cambiar una letra para hacer feliz a una persona,no...
TENIAS QUE DEJARLO ASÍ!!!
QUE ESTABA ENAMORADO DE "NADIA" Y YO Y TU Y AHHHHHHHH
¿cómo osas mala persona? ¬¬
traidora ¬¬ ¬¬ ¬¬ ¬¬


Poooobre... :jeje: :jeje: :yonofui: es k la "L" se me murio :yonofui: :yonofui:
Y de traidora nada ¬¬ Jum jum!! xD
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Mensaje por Invitado Vie 29 Oct 2010, 7:10 am

Vicky Jonas♥️ escribió:
NaliaJbdL escribió:Victoria te odio ¬¬
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO la señorita no podía cambiar una letra para hacer feliz a una persona,no...
TENIAS QUE DEJARLO ASÍ!!!
QUE ESTABA ENAMORADO DE "NADIA" Y YO Y TU Y AHHHHHHHH
¿cómo osas mala persona? ¬¬
traidora ¬¬ ¬¬ ¬¬ ¬¬


Poooobre... :jeje: :jeje: :yonofui: es k la "L" se me murio :yonofui: :yonofui:
Y de traidora nada ¬¬ Jum jum!! xD
¿se te murió cómo? Si la acabas de poner!! ¬¬
tienes envidia ¬¬ de que alguien pueda ser feliz
Pero bueno...yo imaginaré que pone NaLia y todos contentos!!! :)
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Mensaje por LittleVickJ♥ Vie 29 Oct 2010, 9:37 am

Aunque no lean, aunque no comenten :( Subire cap! :( :(




Capítulo 6



______ sintió que una mano la zarandeaba con ligereza por el hombro y se irguió, sobresaltada.
—Vamos a aterrizar enseguida —dijo el príncipe, que a continuación se agachó a recoger la manta que ______ había tirado—. He pensado que te apetecería refrescarte antes de hacerlo.
—¿Qué? Oh, sí. Sí me gustaría —______ apartó el pelo de su rostro y se levantó, sorprendida por haber podido dormir. Debía estar aún más agotada de lo que creía, pero lo cierto era que se sentía mejor que antes. Un poco más calmada. Menos asustada.
—El baño es la puerta de la derecha.
—Gracias —______ fue a por su bolso.
Al sentir la mirada de Nick clavada en sus espalda mientras iba al baño, volvió a ponerse nerviosa. Ni siquiera cerrar la puerta le sirvió en aquella ocasión.
—Maldito sea —murmuró a su reflejo.
Cuando salió diez minutos después el helicóptero ya había aterrizado y ella se sentía un poco más calmada.
«Puedo hacerlo», se dijo con firmeza mientras se encaminaba a la puerta, que estaba abierta. «Es el quien debería avergonzarse de su comportamiento, no yo», pensó a la vez que dedicaba una cáustica mirada al príncipe al pasar junto a él.
Al menos, Nick tuvo el detalle de no ayudarla a bajar las escaleras, cosa que ella agradeció. Cuando se fijó en lo que la rodeaba, se quedó sin aliento. A pesar de que casi había oscurecido, y a pesar de que había supuesto que la residencia del príncipe sería muy lujosa, no pudo evitar quedarse maravillada ante el tamaño de la mansión que se hallaba a unos cientos de metros del helipuerto.
—Vamos —dijo Nick dirgiéndose a un vehículo abierto parecido a los que se usaban en los campos de golf.
Ya había un empleado doméstico ocupándose de meter el equipaje en el coche. Parecía australiano, no árabe, y aunque debía tener más de treinta años, tenía una expresión extrañamente infantil en su curtido rostro. Tras guardar las maletas se sentó tras el volante, y ______ notó que se cuidaba mucho de mirarla demasiado.
—Gracias, Jack —dijo el príncipe mientras ocupaba uno de los dos asientos vacíos—. ¿Vienes? —preguntó a ______.
En cuanto ella se sentó a su lado, el cochecito se puso en marcha. El jeque charló sobre el tiempo con Jack mientras subían la empinada cuesta que llevaba a la mansión. Sin embargo, Jack apenas dijo nada y se limitó a asentir. A ______ le molestó que Nick no la presentara, pero aprovechó la oportunidad para observar más atentamente la propiedad. Distinguió unos grupos de edificaciones en el valle que había abajo, además de un río flanqueado por altos árboles.
A cada lado del río había grandes campos sembrados. Avena, tal vez. O alfalfa. Más allá del río se veían varios corrales de distintos tamaños con vallas pintadas de blanco, Al fondo del valle tamaños alzaban dos cordilleras cuyos picos más altos se alzaban hacia el cielo cubierto de nubes.
A pesar de la maravillosa vista, la mirada de ______ volvió rápidamente hacia la mansión del príncipe, a la que se acercaban rápidamente. De hecho parecía más un convento que una casa, con sus galerías cerradas e innumerables arcos. Muy mediterránea. Si no hubiera sabido dónde estaban, ______ habría creído estar en España, o en Sicilia.
Finalmente se detuvieron frente a unos escalones de terracota que llevaban a la galería en que se encontraba la puerta principal, grande, sencilla y de madera, con una gran aldaba de bronce. El tono oscuro de la madera de la puerta contrastaba con la blancura de las paredes de la casa.
______ bajó del vehículo sin dar tiempo al príncipe a ofrecerle su mano. Subieron juntos las escaleras mientras Jack se ocupaba del equipaje.
Una mujer de mediana edad y pelo corto abrió antes de que llamaran. Sus vivaces ojos azules brillaron de sincera alegría al ver a Nick. Luego los volvió hacia ______.
En aquella ocasión, el príncipe se dignó a presentarla.
—Esta es ______, Cleo, a la que seguro que reconocerás. ______, esta es Cleo, mi ama de llaves. Ya lleva unos cuantos años conmigo.
—¿Cómo está? —dijo ______ educadamente.
—Estoy encantada de conocerla, querida —dijo el ama de llaves a la vez que tomaba ambas manos de ______ en las suyas—. Adelante, adelante —añadió a la vez que tiraba de ella para que entrara en el enorme vestíbulo—. No tardo nada —palmeó la mano de ______, la soltó y se volvió hacia Jack, que había entrado con las maletas en la habitación. Ya sabes donde dejarlas Jack. La grande y negra en la habitación del señor. Las otras pertenecen a la señorita. Llévalas a la habitación que está más allá. He dejado la puerta abierta para que sepas cuál es. Puedes salir por la puerta trasera cuando termines.
Jack asintió y se alejó por un pasillo. Cleo se volvió hacia ______ y la observó atentamente.
—¡Es aún más bella de lo que parece en las revistas! Tendrás que mantenerla encerrada bajo llave, Nick, o ninguno de los hombres se concentrara en su trabajo mientras esté aquí.
______ se quedó sorprendida al ver que el ama de llaves tuteaba al príncipe; pero supuso que debía ser una lata tener que llamarlo «su excelencia» todo el rato en su presencia. La risa hacía que se transformara en un hombre encantador.
—Puede que tengas razón, Cleo. Seguro que Norm encuentra todo tipo de excusas para ocuparse de las rosas que rodean la casa.
—Eso no lo dudo. Norm siempre ha tenido muy buen ojo para las mujeres bonitas. mirar a la mujer con que se casó. Norm es mi jardinero y el marido de Cleo desde hace treinta años —explico Nick a ______ que aún seguía perpleja por su cambio de actitud. De pronto no había nada regio ni arrogante en él. Incluso hablaba sin ninguna pomposidad.
—Oh, vamos —protestó Cleo—. Estoy hecha un carcamal —miró a ______—. La semana pasada cumplí cincuenta, querida. Fui a la peluquería con idea de quitarme unos años de encima y volví con esto —señaló su pelo—. Dígame la verdad. ¿Qué le parece?
—Creo que le sienta de maravilla. No le habría echado más de cuarenta años.
Cleo le dedicó una sonrisa radiante.
—He sabido que era una chica con gusto y clase en cuanto la he visto. Deberías conservarla, Nick.
Nick dedicó una irónica sonrisa a ______.
—Gracias, Cleo. Pero puede que ella tenga algo que decir al respecto.
______ le devolvió la sonrisa, más por Cleo que por él. Le gustaba aquella mujer y no quería que sufriera a causa de la perversidad de su jefe.
—Supongo que has seguido mis instrucciones previas, ¿no Cleo?
—Por supuesto, Nick. Dentro de un rato traeré la comida.
—Bien.
Cuando Nick se volvió y tomó a ______ por el codo, ésta se puso rígida, pero la mirada que le dirigió él sugirió que no quería que protestara delante de Cleo, de manera que permitió que la guiara por el pasillo por el que se había ido antes Jack, que parecía interminable.
—¿Qué instrucciones previas? —preguntó mientras pasaban junto a varias puertas cerradas.
—Nada que tenga por qué alterarte. He llamado a Cleo desde Sidney para decirle que venía con una amiga especial a pasar esta semana y que esta noche comería en mis dependencias.
—Es evidente que no le comunicaste mi identidad durante esa llamada.
—Evidentemente no.
—Supongo que está acostumbrada a que traigas mujeres a tu casa después de tus fines de semana en Sidney.
—No es una situación desconocida para ella. Pero tú eres la mujer más bella y famosa que ha pisado nunca estos suelos.
______ resopló.
—He notado que te tutea. Me sorprende que permitas que una sirvienta te tutee.
—Cleo no es una sirvienta —dijo Nick con frialdad—. Es una empleada.
—Disculpa mi error. Creía que la realeza siempre consideraba sirvientes a sus empleados.
—Lamento tener que decir que ese es el caso en Dubar. Pero no me gusta que en mi propiedad me traten como a un príncipe mimado. Aquí debo ganarme el respeto de mis empleados. Sigo siendo el jefe, pero para muchas de las personas que trabajan para mí también soy un amigo.
—Admirables sentimientos. Pero yo no me engañaría mucho si estuviera en tu lugar, «excelencia». Según mi experiencia, los ricos y famosos raramente tienen verdaderos amigos entre las personas que bajan para ellos.
—Ese es un punto de vista muy cínico.
—Soy una mujer muy cínica.
—Sí, ya lo he notado. Pero el cinismo, como cualquier estado mental negativo, puede auto alimentarse y volverse autodestructivo. Lo sé con certeza. Cuando llegué por primera vez a estas costas, yo joven muy cínico. Pero pronto comprendí que si quería tener éxito y sentirme relativamente satisfecho con mi vida aquí debía tratar de adoptar la forma de vida australiana, que es más relajada e informal que a la que estaba acostumbrado. Reconozco que a veces vuelvo a mis viejos hábitos cuando estoy en público, o en compañía de mis amigos de la ciudad, pero cuando regreso aquí soy un hombre diferente.
—¿Relativamente satisfecho? —repitió ______—. Eso ha sonado como si no creyeras que pudieras llegar a ser verdaderamente feliz alguna vez en Australia. En ese caso, ¿por qué sigues aquí? Si echas tanto de menos Dubar, ¿por qué no vuelves?
—Ahora eres tú la que me sorprende, ______. O más bien debería decir que me decepcionas, pues ni siquiera has sentido la curiosidad suficiente por averiguar algunos datos sobre mi pasado. Es sabido, al menos en los círculos relacionados con las carreras de caballos, que no me fui de Dubar voluntariamente. Fui desterrado.
—¡Desterrado! —______ se detuvo y lo miró sin ocultar su sorpresa—. Pero... ¿por qué?
La sonrisa de Nick fue enigmática.
—Corren varios rumores. El más habitual es que fui descubierto en el dormitorio de una mujer casada mientras su marido estaba ausente.
—¿Y es cierto?
—Lo cierto es que la chica en cuestión aún no estaba casada; sólo estaba prometida. Desafortunadamente, su futuro marido era mi hermano mayor, el príncipe heredero Khaled.
—Oh. ¿Y es cierto que te acostaste con ella?
—Tenía toda intención de hacerlo, pero fui descubierto antes del feliz acontecimiento y me metieron en el siguiente avión que salía del país. A mi hermano le mintieron respecto a las circunstancias de mi repentina partida. Le dijeron que me había enamorado locamente de una mujer casada perteneciente a la realeza y que me habían desterrado por mi propia seguridad.
—Comprendo —______asintió, consciente de que en la mayoría de los países árabes el adulterio era considerado un delito grave. En algunos incluso podía condenarse a muerte al adúltero—. ¿Fue un enamoramiento unilateral o mutuo?
NaLia me amaba tanto como yo a ella. Pero se casó con Khaled pocos días después de mi destierro y ha tenido un hijo con él. Por lo que sé, su matrimonio es feliz.
—¿Sigues enamorado de ella?
—¿Te importaría?
______ parpadeó. ¿Le importaba?
—Sólo sentía curiosidad. Eso podría explicar por qué un hombre como tú no ha llegado a casarse. Sin duda alguna, tener una esposa te resultaría más práctico que traer aquí una interminable hilera de acompañantes femeninas.
—Ah, de manera que estás al tanto de mi reputación.
—Me advirtieron al respecto.
—¿Te advirtieron? ¡Qué palabra tan interesante! Pero muy adecuada para la ocasión. Supongo que fue Enrico. No, no te molestes en negarlo, querida ______. El sería el único que se atrevería a hacerlo. Pero para contestar a tu pregunta anterior, sí, amaba mucho a Nalia. Más que a la vida misma. Estaba dispuesto a cualquier cosa, incluso a morir, por estar con ella. Soy un hombre muy apasionado, como tendrás ocasión de comprobar esta noche...
______ se quedó mirándolo.
Él le devolvió una mirada ardiente. ¿Pero ardían sus ojos por su causa, o había otro motivo para obsesión sexual que sentía por ella?
— ¿Te... te recuerdo en algo a ella? —preguntó, notó que se le secaba la boca mientras esperaba la respuesta.
Nick la recorrió de arriba abajo con la mirada. —En lo más mínimo.
______ percibió la dureza de su tono.
—Vamos —añadió Nick con brusquedad a la vez que volvía a tomarla del codo—. El pasado es el pasado, ______. Créeme si te digo que ya no me afecta.
______ no lo creyó. Nick se sentía tan afectado por su pasado como ella por el suyo. Evidentemente, el hecho de que hubiera pagado aquella exorbitante cantidad de dinero por ella era resultado directo de no haber podido conseguir en su momento a la mujer que más desesperadamente deseaba. Su belleza externa había despertado en él una lujuria salvaje y nada iba a impedirle satisfacerla en aquella ocasión. Tal vez no fuera el amor lo que lo empujaba, pero era una fuerza muy poderosa de todos modos. Podía sentirla vibrando a través de su brazo, haciendo que su estómago se encogiera y su corazón latiera con la fuerza de un yunque.
Nick se detuvo ante una puerta que había a su derecha y soltó el brazo de ______. La abrió e hizo un gesto impaciente con la mano para que pasara. La tensión de ______ aumentó mientras entraba, pero lo que se encontró la dejó totalmente desconcertada.
Esperaba un dormitorio, pero no uno como aquél.
—Está será tu habitación mientras estés aquí –dijo Nick secamente a la vez que caminaba sobre la alfombra rosa de la habitación hacia las puertas corredizas que daban a una galería acristalada. Una agradable brisa invadió la habitación cuando las abrió.
______ contempló la bonita cama con su colcha de encaje rosa y sus almohadas a juego. No lograba imaginar al jeque con ella en aquella cama.
Era una cama pensada para el romance, para la suavidad y la ternura, no para la clase de relaciones sexuales que iban a darse entre ellos durante aquellos cinco días.
—Esa puerta da al armario y al baño —dijo Nick mientras señalaba una puerta que se hallaba a la izquierda del cabecero—. Estoy seguro de que encontrarás todo lo que puedas necesitar. Y esta puerta... —añadió mientras se encaminaba a una puerta que se hallaba en medio de la pared opuesta a la cama—... lleva a mis habitaciones.
______ estuvo a punto de reírse de su propia estupidez. Por supuesto que aquél no era el dormitorio del jeque. La habitación en que se encontraban era una especie de refugio femenino, no un lugar pensado para la seducción y el pecado.
—Espero que te reúnas conmigo en él adecuadamente vestida en media hora —dijo Nick con brusquedad, y a continuación, con un breve asentimiento de cabeza, salió.
______ lanzó una mirada iracunda a la puerta cerrada. La pizca de compasión que había experimentado al escuchar la triste historia de amor del príncipe se había esfumado.
—¡Adecuadamente vestida! —murmuró entre dientes mientras entraba en el vestidor.
Sus bolsas de viaje se hallaban en una amplia estantería. Las abrió, sacó lo que necesitaba y entró en el baño. Éste era tan bonito como el dormitorio y estaba totalmente equipado. Además, había una cesta con un cartel que decía que cualquier ropa que se depositara en ella sería limpiada, planchada y devuelta el mismo día.
Sin duda, al príncipe le gustaba mimar a sus invitadas.
Pero podía permitírselo, pensó mientras se ponía el gorro de la ducha. Cualquiera que pudiera pagar quinientos millones de dólares por acostarse con una mujer que le gustara tenía que ser obscenamente rico. Sin embargo, el dinero podía comprar el sexo, pero no el amor.
Aunque no era precisamente amor lo que quería el jeque. Evidentemente, su corazón seguía en Dubar, con la esposa de su hermano. El corazón que latía en su pecho era duro como el pedernal. No había que ser un genio para deducirlo.
Lo que quería de las mujeres que llevaba a su casa no tenía nada que ver con el amor.
—De manera que adecuadamente vestida, ¿no? —repitió ______ mientras se desnudaba y arrojaba toda la ropa en la cesta.
Después de ducharse, mientras se secaba, lamentó haberle dicho al jeque que no le gustaba el sexo. Todo habría sido más fácil si él hubiera creído desde el principio que era promiscua. Pero ahora la consideraba un reto sexual.
No podía permitirle el triunfo de creer que la había seducido expertamente con sus habilidades. Ya que estaba condenada a ser excitada por él, quisiera o no, sería ella la que tomara la iniciativa, no él.
Se puso la ropa que había llevado consigo al baño y luego empezó a maquillarse. Cuando estuvo lista, se puso en pie y se miró en el espejo.
Perfecto, decidió, aunque sintió un estremecimiento ante la visión que le devolvió el espejo. Había elegido uno de los últimos modelos de la colección de verano de Femme Fatale. El camisón era largo, de satén rojo, y su corpiño se ceñía a ella como una segunda piel. Casi podría haber pasado por vestido de noche, aunque muy provocativo, sobre todo por el modo en que sus pechos desnudos y sus pezones resaltaban contra la tela.
La bata parecía sacada de una película de Hollywood. Chifón transparente con el dobladillo y las mangas adornados de plumas rojas. En los pies llevaba unas zapatillas de tacón a juego que dejaban ver los dedos de sus pies, pintados del mismo tono escarlata que sus labios.
El conjunto resultaba realmente sexy. Con la cantidad de maquillaje que se había aplicado, parecía una fulana cara.
—Sí, perfecto —repitió con arrepentimiento.
Irguió los hombros, giró sobre sí misma y salió del baño. Había llegado la hora de enfrentarse a la realidad, pero no de interpretar el papel de víctima indefensa. Oh, no. Ya había interpretado en una ocasión aquel papel y no pensaba volver a hacerlo.




:twisted: :twisted: :twisted: :¬w¬: :¬w¬: :¬w¬:

PD: ya no soy traidora noo?? ¬¬ xD Fijate k edite el otro cap ¬¬
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Vendida Al Jeque [Nick & Tu] - Página 5 Empty Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]

Mensaje por Invitado Vie 29 Oct 2010, 10:14 am

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Ohhhhhh vale te perdono ya no eres traidora!!!
Pero ahora...¿QUÉ HAGO?
Analicemos...se va a acostar conmigo pero me quiere y yo estoy allí con su hermano :'( mientras él me engaña...en todo caso no me dejará de querer nunca!!
Weeeeeeee no lo entiendo mucho pero sigueeeeeeee o muereeeeeeessssssssssssssssssssssss!!
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Vendida Al Jeque [Nick & Tu] - Página 5 Empty Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]

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