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Babe in Boyland. |Niall Horan|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 8.
*** *** *** *** ***
Nos detenemos junto al Buick y agarro mi bolsa de lona, luego bajamos por un sendero que conduce desde el aparcamiento hasta un edificio de ladrillo de cuatro pisos cubierto de hiedra. Darcy tenía razón: Es un campus impresionante. El césped es como un mar verde extendiéndose en todas direcciones.
—Aquí están los dormitorios. —Habíamos llegado al edificio de ladrillo—. Cada piso es de una clase diferente. Tú eres un junior, por lo que estarás en el tercer piso.
—Ok. ¡Genial! —Le di una rápida mirada a Tyler que me recordó retroceder un poco en mi entusiasmo—. Quiero decir, bien.
—Vamos a ver... ¿con quién tienes que compartir la habitación? —Él saca un pedazo de papel del bolsillo y entrecierra los ojos en él—. Oh, sí. Niall. Estará cabreado. Nadie con una habitación para uno quiere un compañero.
—¿Compañero de habitación? —¡Por supuesto que voy a tener un compañero de habitación! ¿Por qué no pensé en eso? ¡Oh, Dios! ¿Cómo me voy a cambiar de ropa? ¿Realmente voy a dormir junto a un hombre que nunca he conocido? ¿Qué tan extraño es eso? Puedo sentir el pánico creciendo en mí, un terror claustrofóbico—. Pensé que podría tener una habitación solo. ¿Es eso posible?
Tyler se ríe a carcajadas. —Nadie consigue su propia habitación. El compañero de habitación de Emilio fue transferido a Exeter a último minuto, esa es la única razón por la que él está solo.
Tyler tira la pesada puerta abriéndola y me lleva hasta una escalera de cemento con corrientes de aire, mirando por encima de su hombro me dice: —Hombre, luces enfermo. ¿Estás bien?
—¿Yo? —Me sale como un chillido, me aclaro la garganta—. Estoy bien.
Al llegar al tercer piso, Tyler se apoya en la barra de metal y abre la puerta, salimos al pasillo. El frío, eco de la escalera de desvanece detrás de nosotros y somos engullidos en el caos: portazos, chicos riendo, gente gritando. Un chico en una chaqueta Underwood, con calcetines, y sin pantalones usa un bate de futbolín de plástico para aplastar una bola de papel arrugado por el pasillo hacia su amigo. La pelota vuela por encima de las cabezas de todos y me golpea en la mejilla.
—¡Dos puntos! —grita el bateador.
—El piso de los junior —anuncia Tyler—. Los dormitorios son un poco agitados por la mañana. Siempre me levanto a las seis para evitar el tráfico.
Tengo que dar un paso atrás cuando un tipo flaco, de pelo negro chorreando y húmedo, usando nada más que una toalla casi me atropella.
—Puedo ver por qué —murmuro.
A medida que hacemos nuestro camino por el pasillo hay una corriente de chicos entrando y saliendo de las habitaciones a nuestra izquierda. A medida que nos acercamos y se abre la puerta puedo oír una cacofonía de inodoros y duchas, una nube de vapor se escapa en el aire húmedo de la sala. El olor de la colonia, pasta de dientes, champú, y otros, es un terrenal asalto de olores a mi nariz. Cometo el error de volver a mirar y ver una larga fila de chicos en varios estados de desnudez haciendo lo suyo en los urinarios.
¡Oh, Dios! Urinarios. Eso es otra cosa para la que no estoy preparada.
—No siempre es ruidoso —dice Tyler cuando un tipo en una patineta pasa coreando una canción de rap a todo pulmón—, pero recomiendo estudiar en la biblioteca. Bueno, vamos a ver... aquí está tu habitación.
Tyler golpea dos veces y después de un momento la puerta se abre. Allí, de pie delante de mí, hay un tipo medio desnudo tan hermoso que hago una toma doble. Tiene azules y brillantes ojos, cabello rubio, y una suave piel clara. Las ondas en su torso desnudo son musculosas: hombros esculpidos, pectorales bien definidos, y los abdominales de una tabla de lavar. Está perfectamente esculpido. Pero mi atención vuelve de nuevo a sus ojos lo que me lleve a ser cautelosa.
—Hola. —Siento que todo en mí cambia a un modo de coquetear. Mi cadera automáticamente se adentra a un lado y mis palabras salen suaves y oscilantes.
Tyler y el chico en la puerta me miran como si me hubiera tirado un pedo.
—Quiero decir, ¿qué pasa?
¡¿Qué pasa?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
—Uh, Niall, este es tu nuevo compañero de habitación, ___. —Tyler lo mira como disculpándose.
—¿Compañero de habitación? ¡Oh, hombre...!
—Ya lo sé. —Tyler sostiene una mano en alto—. Es un asco, pero tú eres el único junior con una habitación para ti solo.
—¿Por qué nadie me da un aviso? —Niall nos deja entrar a la habitación, que es pequeña y escasamente amueblada. Hay dos camas en contra de la pared del fondo, cada una debajo de una alta ventana, con cristales ondulados de los cuales asoman hiedras por los bordes. Una de las camas esta deshecha así que tiro mi bolsa de lona en la otra.
—Es una cosa de último momento, supongo —dice Tyler—. Él apareció hace poco.
Niall me extiende la mano de mala gana. —Lo siento hombre. Niall Horan. No estoy tratando de ser un idiota. Pero me gusta mi privacidad.
Sacudo su mano. Sus dedos son cálidos, su agarre es firme, y tengo que luchar contra el impulso irracional a tirar de él hacia mí. —Lo entiendo. No me hagas caso. Voy a tratar de permanecer fuera de tu camino.
Tyler mira su reloj. —Será mejor que nos pongamos el uniforme. Las clases comienzan en quince minutos.
—Oh, sí, está bien. —Miro hacia atrás a Niall, que se está abotonando su camisa—. Encantado de conocerte. —En el segundo en que sale de mi boca sé que es extrañamente formal y deseo poder tomar mis palabras de vuelta.
Niall sonríe con la mitad de su boca. —Uh-huh.
Yo sigo afuera a Tyler, dándole una última mirada rápida a Niall antes de que la puerta se cierre. Dios, es increíble. ¿Por qué nunca me encuentro con chicos así cuando soy una chica? La ide de vivir en las proximidades de este hermoso ejemplar me llena en partes iguales de horror y vértigo. Me recuerdo que estoy en una misión aquí, no tratando de conseguir números de teléfono. Mis intereses en los chicos de Underwood deben ser exclusivamente profesionales.
Sin embargo, la imagen de Niall sin camisa quema en mi cerebro.
*** *** *** *** ***
Última edición por horan0nfire el Miér 31 Jul 2013, 5:50 pm, editado 1 vez
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 9.
La habitación de Tyler está a unas cuantas puertas más abajo. Al entrar, el muchacho flaco y pálido, que había visto en el pasillo esta con el cu*lo al aire y con una pierna sobre la cama, y corriendo una toalla de un lado al otro, entre sus piernas como si fuera hilo dental.
Comienzo a gritar, entonces rápidamente me tapo la boca con una mano.
Tyler me mira como si estuviera loco. —¿Qué te pasa ahora?
Me obligo a mirar al suelo. —Nada. Es sólo un calambre. Voy a estar bien.
Tyler hace gestos con una mano al tipo desnudo antes de dirigirse directamente al armario. —Mi compañero de cuarto, Max. Max, este es el chico nuevo, ____.
Max pone su toalla alrededor de su cuello y me saluda. —¡Estás comenzando la mañana!
—Sí —digo todavía aturdida.
—Ok, pruébate esto. —Tyler me lanza un uniforme bien planchado de una percha—. ¡Date prisa! No puedo llegar tarde a clases.
Max, gracias a Dios, se está poniendo unos calzoncillos, así que por lo menos no tengo que concentrarme en no mirarlo. Es entonces cuando lo noto: Tyler espera que me cambie a su uniforme. Aquí. Frente a ellos.
Tomo su uniforme, pero mi mente sigue confundida. —Uh, está bien...
Él mira su reloj de nuevo. —Realmente, tienes que darte prisa. Tengo una prueba en el primer periodo.
—Verás, el asunto es que... —Camino hacia afuera. ¿La cosa es qué? ¿La cosa es que realmente no me pueden ver desnuda, porque tengo dos sujetadores de deportes y bajo ellos están dos incriminadoras te*tas?—. ¿Te importa si me cambio en el armario?
Tyler y Max se miran, sorprendidos.
—¿Por qué? —Tyler pregunta.
—Porque tengo... ¡marcas de nacimiento! —improviso.
—¿Marcas de nacimiento? —Repite Max.
—Sí, marcas de nacimiento. Realmente son extrañas. Repulsivas deformidades. No quiero hablar sobre ello. —Me lanzo dentro del armario.
—No hay mucho espacio allí —dice Tyler dudando.
—Voy a estar bien. —Rápidamente me encierro en el estrecho y oscuro espacio, sudando a mares, cambiándome el uniforme de Tyler. Me tropiezo con sus zapatos un par de veces pero me las arreglo para desvestirme y vestirme de nuevo sin lesiones graves. Me apresuro de regreso a la habitación, metiéndome la camisa.
—Se te olvidó la corbata —dice Max remilgadamente.
—Oh, sí. —Saco la corbata de la percha y luego me doy cuenta que no tengo idea de cómo hacer un nudo.
—¿Alguno de ustedes sabe cómo...?
—¿Nunca has hecho un nudo antes? —me pregunta Tyler incrédulo.
—Es solo que no soy muy bueno, ya saben, atándola.
Max lanza un suspiro dramáticamente cruzando la habitación en ropa interior y calcetines. Su pálido y esponjoso cabello le hace parecer un rapero. Pone la corbata sobre mí y la enlaza alrededor de mi cuello con los dedos ágiles y sus labios fruncidos en señal de desaprobación. Esto es lo más cercano que he estado alguna vez de un hombre casi desnudo, y tengo que decir que no es en absoluto como me lo imaginaba.
—¿No usaban uniforme en tu vieja escuela? —Tyler pregunta.
—Claro —le respondo—. Es solo que nunca logre hacer bien el nudo, supongo.
—¿Tenías a tu mami para que lo hiciera por ti? —Max termina su trabajo, apretando el nudo alrededor de mi cuello.
—Por Dios —protesto—. ¿Ni si quiera puedo respirar?
—¡Vamos! —Tyler me empuja hacia la puerta—. Nos tenemos que ir. Si me pierdo algunos puntos en esta prueba mi día será una porquería.
Murmuro un rápido gracias a Max y sigo a Tyler hacia afuera.
—¡Nos vemos en el almuerzo! —Max dice justo antes de cerrar de golpe la puerta.
Me apresuro tras Tyler, que ahora está prácticamente corriendo.
—Vamos a pasar por el patio —dice—. De esa manera te puedo dar un rápido resumen del panorama social antes del primer período. Aquí está tu horario.
Aprovecho la expresión de él. —¿El panorama social?
—Sí, ya sabes. Quién es quién, qué es qué.
Lucho por alcanzarlo en el sendero tras él, de regreso hacia el enorme edificio de construcción gótica donde está la oficina del director. No puedo dejar de mirar hacia arriba con asombro. Es realmente impresionante, con sus agujas, torres y enormes ventanales, es hermoso.
—Aquí es donde todo el mundo pasa el tiempo —dice Tyler.
Realmente no veo a nadie alrededor y estoy a punto de preguntarle de qué está hablando cuando se gira hacia una esquna y nos encontramos en el borde de un patio de adoquines hermoso. En su centro hay una fuente de piedra pintoresca arrojando penachos de espuma. El espacio está lleno de chicos con uniforme, algunos se sientan en mesas o bancos, algunos de pie alrededor en pequeños círculos, la sala de estar está al borde de la fuente.
Tyler me mira. —Aquí va tu tour de cinco minutos por los estratos sociales de la escuela. ¿Listo?
—Listo.
—Por allá tienes a los tipos más-orgánicos-que-tú. —Él asiente con la cabeza a un grupo de chicos delgados que están en la escalera de incendios que serpentea hasta el edificio—. Los veganos, defensores de los derechos de los animales, guardianes de la tierra. Ellos siempre están en la administración sobre las opciones de comida, y no importa lo que estemos discutiendo en la clase, siempre encuentran una manera de arrastrarnos a discutir como las capas de hielo polar se están derritiendo.
—Entendido —le digo—. Guardianes de la Tierra, a las dos en punto.
—Aquí tienes a los frustrados metaleros. —Él asiente con la cabeza a una mesa llena de chicos de aspecto hosco con cabello colgando sobre sus ojos—. En el mundo real tendrían el cabello largo y piercings, pero Underwood se opone a esa forma particular de expresión personal, por lo que usan un flequillo grasiento. Después de la escuela fuman en el bosque, por si los necesitas. Ellos te pueden conseguir cualquier droga por algún pago por la gestión, pero debes avisarles por lo menos con una semana de anticipación.
—Voy a tener eso en mente —le digo.
—A tu izquierda puedes encontrar a los futuros portadores del poder republicano. Ellos ya tienen las carteras de inversión que harían a Donald Trumm sentirse orgulloso.
Asiento con la cabez, viendo en la mesa de picnic llena de chicos de corte limpio y todos pegados a sus computadoras portátiles y Blackberrys.
Oigo una risa aguda atravesar el patio y me giro para ver a Josh, el tipo en el cual Chloe está interesada, está de pie en el borde de la fuente lanzando un disco volador a alguien. —¿Qué pasa con esos chicos?
—Buen ojo. Alrededor de la fuente están los bienes raíces de primera. —Tyler asiente con la cabeza disimuladamente—. Ellos son la corteza superior. Mayoritariamente son atletas, wáter polo, fútbol, tenis. No tenemos un equipo de fútbol americano, así que estamos a salvo de esa forma brutal de la idolatría, pero nos las arreglamos para producir otro tipo de deportistas.
—¿Ese chico es un deportista? —Asiento con la cabeza hacia Josh. Me imagino que es mejor tener algunas ideas para Chloe cuando la vea esta noche o ella se molestara.
—Es el capitán de Waterpolo, pero la temporada no ha comenzado todavía. Eso significa que está haciendo drama por ahora.
—¿Él es simpático?
Tyler hace una mueca. —¿Simpático?
—Quiero decir ya sabes, ¿cool?
Tyler me da una palmada en la espalda. —Déjame ponerlo de esta manera: No intentes hacer participar a Josh Hutcherson en una charla amistosa. Él es un dios, no se mezcla con los mortales.
No puedo evitar erizarme un poco. El estado de POKSI de Tyler ya está firmemente establecido, al menos en mi mente. Bueno, por lo que sé que es un tipo listo, voy a reconocer eso, pero no es lo que se dice popular. ¡Ahora él me está integrando en su tribu! Eso es insultante. Nunca he sido la pequeña señorita del baile de bienvenida pero siempre he sido muy popular. Sí, claro, como un chico puede que luzca menos que un hombre adulto y que el factor cadera podría obstaculizarme las cosas, pero no puedo pasar la semana relegada al margen social, o nunca voy a obtener las respuestas que necesito. Mi artículo no se llama "Una guía para chicas nerds", después de todo. Si voy a obtener el 411 en los chicos que vale la pena conocer, tengo que estar con ellos lo antes posible. Cuando se trata de grupos, hay que avanzar con la gente adecuada el primer día o el estigma de ser visto con los perdedores te lo dificultará después.
Dirijo mi atención a la fuente otra vez y veo a Josh alcanzar el disco volador y está a punto de tirarlo de nuevo. Realmente es precioso, con un cabello perfectamente despeinado, hermosos ojos azul oscuro. Su piel es un color delicado como melocotones con crema, a lo largo de los bordes de sus pómulos el aire fresco de la mañana le ha dado un color rosa pálido. Si no fuera porque es fuerte, su constitución atlética e impresionante altura casi se podría decir que él es muy bonito. Puedo ver por qué Chloe está interesada en él.
Decido que debe ser el destino cuando la brisa hace descarrilar el disco volador que Josh acaba de lanzar y lo envía en mi dirección. Bueno, sólo vagamente en mi dirección, tengo que saltar hacia él, pero me las arreglo para interceptarlo, aunque torpemente.
Tyler me mira horrorizado. —Sólo lo tienes que lanzar de regreso —me ordena.
—¿Por qué? Voy a presentarme.
—No es una buena idea.
—Oh, vamos —digo yo—. ¿Qué tiene de malo?
Tyler niega con la cabeza, mirando al suelo. —Tengo que revisar algunas cosas para la prueba de historia. Lánzalo de regreso y te llevaré a tu primera clase.
—Adelántate. Voy a hacer mi propia red—. Haciendo caso omiso de su expresión aterrorizada, tomo el disco volador y camino hacia Josh. ¿Es mi imaginación, o de repente hay un gran silencio en el patio? ¿Cuál es el gran problema? Sólo voy a hablar con un chico.
—Hola. —Me presento a Josh entregándole el disco volador y mi sonrisa es amable—. ¿Cómo va todo? Soy nuevo aquí.
Josh toma el disco volador, pero sus ojos son suspicaces. —Uh-huh. Puedo ver eso.
—He oído que actúas. Y además eres capitán de wáter polo también. Impresionante.
Josh lanza una mirada a sus amigos diciendo: ¿Pueden ver a este chico? Puedo sentir como comienzo a ruborizarme, pero no hay manera de terminar la conversación con gracia ahora que me he comprometido, así que levanto una mano. —Soy ____.
Josh sonríe. —____. El nombre es adecuado.
—Gracias.
—Un insecto molesto que no sabe cuándo no es querido.
Josh y sus amigos se ríen a carcajadas al igual que comienzan a sonar las campanadas del inicio del primer período.
Bien, entonces. Eso ha ido bien.
Última edición por horan0nfire el Miér 31 Jul 2013, 5:40 pm, editado 1 vez
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 10.
parte 1.
parte 1.
Para el final del tercer período tengo tantas ganas de orinar, que juro que mi vejiga ha alcanzado cinco veces su tamaño normal; está apretando todos mis otros órganos internos en las remotas esquinas de mi cuerpo como una señora gorda en un subterráneo repleto. ¡Es sólo que no puedo ir a los baños! Son demasiado atemorizantes. El olor, los pedacitos expuestos, la vergüenza. ¿No es lo mismo usar una caseta lo mismo que ir anunciando que tengo que defecar? ¡Qué avergonzante! Sin embargo difícilmente puedo ponerme en fila con los otros y sacar de repente mi calcetín.
Luego de muchas horas de aguantar, sin embargo, no puedo soportar otro segundo. Huyo al baño con las rodillas juntas. A pesar de mi necesidad urgente de orinar, me paro en la puerta, mi corazón latiendo fuerte. Un par de chicos caminan secretamente sacando cigarrillos de los bolsillos de sus chaquetas; cuando me ven parada ahí mirando hacia la puerta, sus risas paran abruptamente e intercambian una mirada.
Obviamente no puedo dudar ni un segundo más o despertaría sospechas. Doy un profundo respiro y empujo. Creo que soy un poquito demasiado agresiva haciéndolo, porque escucho la puerta aporrear contra algo sólido. Encogiéndome, me paro dentro y veo a Niall, mi maravilloso compañero de cuarto, presionando la palma de su mano derecha sobre su ceja.
—¡Mier*da! —grito, alarmada—. ¡Lo siento tanto!
Él sacude su cabeza como alguien que despierta de un sueño.
—Whoa. No esperaba que la puerta atacara. ¿Dijiste mier*da? —Cuando él saca su mano puedo ver sangre en la parte superior de su cabeza.
—Oh no, ¡estás sangrando!
Examina su cara en el espejo, pero no da ningún comentario. Corro al lavabo, tiro una toalla de papel del dispensador, y la mojo. Sospecho que esto no es muy masculino, pero se la entrego de todas maneras, deteniéndome a mí misma de efectivamente taponar la herida.
Toma la toalla con una expresión escéptica.
—Uh, gracias.
Oigo el sonido de flujo de líquido a mi izquierda y casi salto cuando veo a dos chicos orinando en los urinarios. ¡Aaagh! ¡El olor! ¡El sórdido carácter público de todo!
—¿Estás bien? —pregunta Niall, luciendo divertido.
—¡Sí!
Lo digo demasiado fuerte y uno de los chicos en los urinarios mira sobre su hombro, molesto. No imagino la concentración que se debe tener para orinar en público, especialmente si se está haciendo de pie.
Llevo mi atención de vuelta a Niall, quien está mirándome con una expresión divertida mientras presiona la toalla papel contra su cabeza.
—¿Seguro que estás bien? Luces asustado.
Asiento y trato un encogimiento casual de hombros.
—Voy a usar una caseta.
Sus cejas se levantan en sorpresa.
—Um, okay.
—No que tenga que, tú sabes, pellizcar un pan o algo así, sólo prefiero privacidad. —Para de hablar ¡Para! ¡De! ¡Hablar!
Niall levanta las dos manos en el signo universal de no es de mi incumbencia y sale por la puerta.
Quiero morir. De verdad quiero morir. Acabo de decir "pellizcar un pan" al chico más lindo que jamás haya visto.
Me escabullo en una de las casetas, me encierro dentro, y bajo mis pantalones desesperadamente. Recuerdo tomar el calcetín antes de que caiga en el baño, gracias a Dios.
No estoy segura de cómo lidiar con eso. Cuando por fin puedo orinar, el alivio es casi insoportablemente placentero. Quiero gemir, pero me conformo con un suspiro de satisfacción.
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 10.
parte 2.
parte 2.
El comedor es, como todo lo demás en Underwood, imponente y majestuoso. Tiene un techo abovedado, relucientes pisos de roble, y largas, pulidas mesas de caoba. La luz del atardecer entra por las altísimas, delgadas ventanas de la pared oeste, derramándose en la habitación en piscinas mantecosas. Se siente más como una iglesia que como una cafetería.
Esta es la primera vez que estoy aquí, ya que me salté el almuerzo. Después de mi desastroso intento de hacerme amiga de Josh esta mañana en el patio y mi igualmente mortificante carrera contra Niall en el baño, pase los cuarenta minutos del receso entre el cuarto y quinto periodo comiendo patatas fritas y una barra de Snickers de una máquina expendedora en mi coche, hablando por teléfono con Darcy, recostada en el asiento trasero para que nadie me viera ahí y sospechara. Sin embargo, he pasado el día sin arruinar mi cubierta, y estoy profundamente agradecida por eso. Ha sido mucho más complicado de lo que pensé... no puedo recordar la última vez que me sentí tan fuera de mi elemento. Estoy en una cultura completamente ajena con su propio lenguaje y costumbres, aun así estoy sólo a quince minutos de casa.
Afortunadamente, las clases no representan una amenaza ya que son del tipo conferencia. No tengo que decir ni una sola palabra; siempre y cuando me vea marginalmente comprometida, los profesores parecen satisfechos. He conseguido pasar el terror inicial de pensar que cada nueva persona que me encontrara me daría una mirada y gritaría, "¡pero es una chica!" Al nivel más básico estoy obviamente pasando. Sin embargo, los aspectos de ser chico se me escapaban. La manera en que se mueven, presuntuoso y fácil. La manera en que interactúan entre ellos, tan discretos y breves que prácticamente hablan en código. Había ido a la escuela con chicos, pasado tiempo con ellos toda mi vida y aun así de alguna manera no había notado lo diferentes que son. No es como que yo sea la chica más femenina del pueblo, pero ahora que estoy tratando de esconder mis cualidades de chica puedo ver lo marcado que están esos aspectos en mi personalidad.
Todo lo que hago naturalmente hace que gane miradas graciosas aquí. No me doy cuenta hasta un segundo más tarde, pero entonces ya es imposible de arreglar. Cuando el profesor de teatro hace una broma, mi risa salió muy chillona y todos se voltearon a ver. Caminando por el campus entre las clases, no me doy cuenta de que estoy balanceando mis caderas hasta que veo las cejas levantadas y las dobles miradas. En clases de matemáticas, empecé a enrollar un mechón de pelo alrededor de mi pelo, pero paré cuando el chico junto a mí bufó. Era como si todos mis instintos se encendieran en mí. Nunca me imaginé cuán arraigada estaba mi propia feminidad, o lo sospechosa que me hacía esa feminidad en el mundo de los hombres.
Me siento en la esquna del comedor mordisqueando mi puré de patatas, guisantes, y rodajas de pechuga de pavo. No era exactamente calidad de restaurant, pero es mejor que el contenido promedio la cafetería de la escuela. Estoy hambrienta, pero el nerviosismo que convierte mi estómago en una zona de guerra me hace desconfiar de comer mucho y muy rápido. Todo mi cuerpo está cansado; ser todo el día alguien que no eres gasta mucha más energía de lo que crees. No puedo esperar por ver a Chloe y a Darcy esta noche cuando vengan al campus para el ensayo. La idea de poder bajar mi guardia con gente que me conoce suena como el cielo.
Veo mientras Josh y sus amigos entran, llenan su plato hasta arriba con comida, y se sientan en una mesa al centro del cuarto. Se mueven con la facilidad y la garantía de las extremidades sueltas de los atletas. Se sientan con sus rodillas extendidas, hablando y riendo tan fuerte que sus voces rebotaban en el alto techo, remarcándolo de vez en cuando con la palmada de dame esos cinco. ¿Cómo es tener toda esa confianza? ¿Cómo se siente, saber que le mundo te pertenece?
Más importante, ¿cómo iba a lograr que chicos como esos respondieran mis preguntas? No puedo alcanzarlos como una chica porque ahí soy la marca o el enemigo, pero como chico nerd tampoco estoy más cerca de conocer sus secretos.
Un par de mesas más allá, sentado solo, veo a Niall. Mira a través de la ventana, una mirada lejana en sus ojos. La luz del atardecer ilumina su rostro mientras mastica lentamente, perdido en sus pensamientos. Con un pestañeo vuelve de su ensimismamiento y gira su cabeza. Me doy cuenta de que me está mirando directamente. Mis orejas se enrojecen mientras miro lejos.
—¿Cómo te va? —Tyler se sienta a mi lado, y no puedo evitar sonreír. Puedo no ser popular aquí en Underwood, pero al menos no soy un completo leproso social.
—Bien, supongo. —Max y un chico con el pelo oscuro lanudo se sientan frente a nosotros.
Tyler dice: —Conociste a mi compañero de cuarto esta mañana, Max.
Asiento con la cabeza afirmando, tratando de no recordad el trasero desnudo con un hilo dental a medio masticar. Max saluda de nuevo. ¿Cuál era el problema con eso? Él es como un pequeño soldado a cuerda.
Tyler le hace gestos al chico bajito.
—Este es Earl. Es un genio.
—Oh, ¿en serio? —Sonrío, cuidando de mantener mi tono poco impresionado. Estoy aprendiendo a moderar mi euforia natural. En la tierra de los chicos, el entusiasmo es sospechoso—. Eso debe ser genial, ser un genio, quiero decir.
—Técnicamente, su declaración es correcta, aunque no voy por ahí anunciándolo. Mi CI es de 181 en la escuela de Wechler, lo que es considerado por la mayoría estar dentro de la categoría genio. —Habla con un tono monótono, y tengo que acercarme para escucharlo—. Por supuesto, todas las personas dicen que las pruebas CI tienen ranking fallidos y prejuicios culturales, aunque mi área más fuerte de conocimiento es calcular secuencias de números que son imposibles de inculcar con parcialidades de géneros o étnicas.
—Nunca sabe cuándo callarse. —Interrumpe Tyler, tomando un pedazo de carne y lanzándolo a su boca.
Soy sorprendida por la brusquedad de Tyler. ¡Las chicas difícilmente dicen mier*da como esa en la cara de alguien! A menos de que fueran Chloe, eso es todo. Una carcajada ahogada se escapa antes de que pueda detenerla. Todo los que escucharon me miran, viéndose enojados. Ofrezco una pequeña sonrisa de disculpa y me concentro en mi puré de patatas. ¡Genial! Ahora incluso los raros cren que soy raro.
La ansiedad que había estado quemando en la parte trasera de mi cerebro comienza a ganar impulso. Seguro, estoy en líneas enemigas, pero, ¿qué bien tiene a menos que pueda tener respuestas reales a mis siete preguntas? Soy como un espía que logra infiltrarse en una célula terrorista pero nunca aprende nada porque no habla el idioma. Hasta ahora no tengo nada que darles a las chicas del mundo quienes cuantan conmigo y mis puntos de vista.
Miro nostálgicamente hacia la mesa de Josh una vez más; él y sus amigos se están desmoronando por algo. Uno de ellos me ve mirándolos y hace una cara, no una cara amigable de, ven-aquí-y-pasa-el-tiempo, sino una cara de eres-tan-retardado-que-ni-siquiera-mereces-mirarnos. Eso hace que los otros chicos se rían aún más fuerte. Dios, ¡soy un perdedor completamente certificado! ¿Cómo voy a deshacer esta reputación dañada lo suficientemente rápido como para relacionarme con estos chicos? Es imposible. Ellos decidieron que no soy cool, así que eso es lo que soy.
Miro a Tyler, Max y Earl, quienes hablaban de las gráficas mejoradas de un video juego. No hay duda de ellos: he aterrizado de lleno en la tierra de los nerd. Nadie en este comedor se ve tan desgarbado o torpe como estos tres. Sin embargo, son lo suficientemente amables para sentarse conmigo.
Eran como geniales a su manera. Bueno, okay, no geniales-geniales, pero tiernos, o algo así. ¿Por qué no comenzar mi búsqueda aquí? Aceptado, estos chicos no eran por los que las chicas se morían por saber, pero eran chicos, ¿verdad? Quizás había ciertas cualidades que todos los machos tenían en común, sin importar donde estuviesen en la jerarquía social. Como sea, ¿cómo iban a saber las lectoras de que estirpe de chico había sacado mis respuestas? No es como si fuera a incluir fotografías.
—Así que, me estaba preguntando —dije, interrumpiendo su entusiasta discusión de las primeras gráficas de tirador—, ¿Alguno de ustedes le ha dicho alguna vez a una chica que la llamará y luego simplemente la mandan a volar?
El silencio que sigue es ensordecedor, incluso en el ruidoso comedor.
—Digamos, hipotéticamente —mis mejillas queman mientras ellos me miran— si conocen a una chica, y le dicen que la van a llamar pero no lo hacen, ¿cuál puede ser la razón para eso?
—Espera, ¿cuál es la pregunta? —Tyler mira a sus amigos como si quizás se estuviera perdiendo la broma, pero ellos sólo me miran con sus rostros vacíos.
—Si dices que la vas a llamar y no lo haces, ¿por qué no lo haces? Ella espera que lo hagas, o al menos que envíes un mensaje o un e-mail o lo que sea, y luego cuando no haces nada, cuando sólo desapareces sin dejar rastro, ella está como, Dios ¿qué pasó? Quiero decir, puedo imaginarme eso, de todas formas.
—¿De qué estás hablando? —dice Tyler finalmente—. ¿Qué chica?
Suspiro.
—Volvamos atrás. ¿Alguna vez uno de ustedes le ha dicho a alguna chica que la va a llamar?
Se miran unos a otros, luego niegan con sus cabezas al mismo tiempo.
—¡Ninguno de ustedes le ha dicho a una chica "te llamaré"? ¿Es en serio? —No estoy tratando de ser cruel, pero Dios, esto es triste. Estamos hablando de hombres de diecisiete años con sangre caliente, ¡no de monjes!
—No sé si te has dado cuenta —dice Max a la defensiva—. Pero no hay chicas en Underwood. ¿Quieres que le preguntemos a la Sra. Honaker? —Tyler y Earl bufan.
Les frunzo el ceño.
—No son prisioneros aquí, ¿verdad? ¿Nunca salen y conocen chicas? —Tyler dirige sus ojos a la mesa de Josh.
—A las chicas les gustan esa clase de chicos. No están interesadas en nosotros.
—Algunas sí, seguro, pero no todas ellas. —Admitiéndolo, esa fue mi principal objeción de obtener respuestas de esta bola de nuevos amigos míos, las chicas no estaban interesadas en lo que ellos pensaban. Ahora, sin embargo, me encuentro resistiendo esta verdad básica. Quiero decir, ellos pueden no ser súper sexy, pero han sido los únicos amistosos conmigo aquí, y eso tiene que contar para algo. Seguramente hay chicas en alguna parte del mundo que los encuentren atractivos—. Muchas chicas los buscarían si salieran más. ¿Han escuchado de las chicas friki? ¡Miren a Michael Cera?
—¿Tienes una novia? —Pregunta Earl.
Hmm... esa no es una mala idea, de verdad. Quizás pueda usar esto.
—Sí. Quiero decir, no estamos comprometidos ni nada, pero veo esta chica a veces. Estamos como juntos. Ella es la que ha estado preguntándome por qué los chicos dicen que van a llamar y luego no lo hacen. Yo estoy como "no lo sé, cariño". Porque sabes, si digo que voy a llamar, eso es lo que haré, llamar.
—Uh-huh. —Tyler me mira como si no pudiera descifrarme. La verdad, todos lo hacen.
Prosigo.
—Otra cosa que me preguntó, es por qué los chicos son tan diferentes con sus amigos alrededor. Solos con una chica son de una manera, y luego con sus amigos, son una persona totalmente diferente. Somos, quiero decir. Algunos chicos, de todas formas. ¿Sabes a qué me refiero?
Silencio.
—Como sea, eso es lo que ella dice. No sé por qué esta tan preocupada por eso. ¡Chicas!
Max se gira hacia Earl.
—La cosa de Bood Frontier no trabaja tan bien en Linux.
—Lo sé. —Está de acuerdo Earl—. Esa es mi queja también. No estoy seguro si es porque es un software de código abierto o si el problema es más profundo que eso.
Wow. Realmente estoy haciendo adelantos aquí. Antes de que lo sepas seré toda una experta. Voy a tener que cambiar un poco el enfoque en mi artículo, pero eso está bien. Estoy segura de que las lectoras no se preocupan mucho del funcionamiento interno de la conducta masculina. Estoy segura de que prefieren leer las minucias de Blood Frontier.
Me atoro con otros trozos de cena, me despido de la pandilla de juegos, y me dirijo a la puerta. Esto no es lo que me había imaginado. Seguro, estoy dentro de Underwood, pero ¿qué bien es eso para mí si no puedo meterme dentro de sus cabezas?
A medida que salgo del comedor, el fresco día de otoño se siente bien. Respiro profundamente y miro hacia afuera sobre el césped majestuoso donde el sol brilla en el océano como lentejuelas dispersas en hileras de seda azul. Es un lugar increíblemente romántico, con sus torres cubiertas de hiedra, torres góticas, y vistas panorámicas del mar; déjenme a mí llegar a un lugar como este, rodeada por chicos calientes, y, sin embargo, ser incapaz de hacer algo al respecto.
—¿Cómo ha ido el primer día?
Me vuelvo para ver a Niall justo detrás de mí, las manos en sus bolsillos. Sus claros ojos en mi cara un momento antes de mirar al océano.
—No mal —digo, pero mi tono no hace nada para disimular mi estado de ánimo abatido.
—Los primeros días son los más difíciles —dice él.
Comienzo a responder, pero él ya se giró y está a zancadas de distancias. Lo miro hasta que desaparece por el sendero, su silueta fusionándose en las sombras de los arbustos.
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 11.
parte 1.
parte 1.
Encuentro un banco en el extremo del campus y me siento, aliviada de estar sola y pasar desapercibida por lo menos. A pesar de que acabo de hablar con Darcy en el almuerzo, siento una necesidad abrumadora de escuchar su voz otra vez. El tiempo en Underwood pasa muy lento; parece como si hubieran pasado sólo unos días desde que me acurruqué en el Buick y le susurré las noticias de mi mañana a Darcy. Estoy tan feliz de que ella y Chloe vayan a estar aquí esta noche para el ensayo. Tomo mi celular y marco el número de Darcy.
Ella responde automáticamente.
—¿Cómo te fue? ¡Cuéntame todo!
Sonrío. Es algo muy de chica decir: Cuéntame todo. Ya extraño eso... el ávido impulso de devorar los detalles de la vida de otro.
—Estar aquí es como una excursión.
—¿Y...? —pregunta impaciente—. ¡Vamos! Quiero detalles.
De repente me siento abrumada por la perspectiva de explicarle mi tarde.
—Te contaré en la noche. ¿Cómo está todo ahí?
—He estado apagando incendios cada cinco minutos. Espero una placa de bronce de mejor amiga, después de esto. De hecho, hazla de oro sólido... lo merezco.
Muerdo mi labio, de repente preocupada.
—¿Qué clase de incendios?
—Ya sabes, solo cubriéndote... diciéndole a los profesores que estás enferma, cosas como esas. Me encontré en el centro con tu mamá y me dijo: ¿Pensé que tú y ______ estaban trabajando en un proyecto de la escuela?
Me estremezco.
—¿Qué le dijiste?
—Empecé a decirle esta detallada explicación sobre como estabas devuelta en mi casa cortando papel diario para ese modelo de papel maché del sistema nervioso central. Y ella dijo, pensé que era un proyecto de historia. Entonces traté de arreglarlo diciéndole algo sobre una pequeña búsqueda interdisciplinaria de historia y biología.
—¿Y crees que se lo creyó? —Estoy imaginando la escena: la cara desconcertada de mi madre, Darcy hablando a mil por hora.
—Mi explicación fue muy complicada... ¿quién se tomaría la molestia de contradecir algo tan confuso? Así que, sí, creo que se lo creyó.
—Gracias a Dios. —Mi madre es muy fría... o distante, depende de dónde lo mires. Ella confía en mí y no se entromete, usualmente. Por otro lado, nunca hice algo como esto antes, por eso puedo estar totalmente segura de que su usual despiste se mantenga durante toda esta semana.
—Chloe está tirando del teléfono. Se está muriendo por hablar contigo.
—Que dulce... —dije, emocionada.
—No realmente. Ella quiere saber si le gusta a Josh.
Bufo.
—Me lo imaginé. Escucha, voy a entrar a hurtadillas al teatro esta noche y te veo allí después del ensayo, ¿bien? ¿Hay algún lugar por ahí que sea privado?
—Hay un pequeño clóset apestoso justo abajo del camerino. ¿Quieres que nos encontremos ahí? Deberíamos terminar antes de las diez.
—Sin embargo, ¿qué pasa con Summer? ¿Alguna oportunidad de que ella se encuentre con nosotras?
Ella se burló.
—¿Es broma? Como si esa prima donna fuera a algún lugar cerca de ese sucio y viejo armario. Además, siempre se va justo cuando el ensayo termina. Creo que aprovecha que su hermana la puede llevar o algo así.
—Bien. Te veré allí entonces. —Pongo mi celular devuelta en mi bolsillo y miro al oeste de nuevo. El cielo ha pasado de malva a un rosa fuerte mientras el sol va cayendo al océano en cámara lenta. Las nubes que manchan todo le horizonte son de un luminoso tono durazno.
Puede que no sea aceptada como Flynn con los más geniales Underwooodies, pero estoy aquí, ¿no? Mi disfraz está funcionando y he logrado camuflarme entre ellos... debería estar orgullosa de mí por haber llegado tan lejos. Sin embargo, tengo que aprovechar cada minuto. Salir con Tyler y compañía no parece algo muy prometedor.
Quizás sólo el espiar a la clase dominante me proveerá de algunas respuestas. Josh está en el juego, así que aparentemente los dioses del sexo hacen teatro cerca de aquí; eso significa que me puedo esconder en las sombras mientras espero que Chloe y Darcy terminen, a lo mejor aprendo un poco más acerca de qué están hechos Josh y sus amigos.
*** *** *** *** ***
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Hola hermosa
ame todos los caps
subi pronto o mejor
seguila
besos
ame todos los caps
subi pronto o mejor
seguila
besos
Invitado
Invitado
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Caro de Nialler escribió:Hola hermosa
ame todos los caps
subi pronto o mejor
seguila
besos
que bueno que te hayan gustado :33 la continuo más tarde, besos xx
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 11.
parte 2.
parte 2.
Caminando devuelta por el campus me encuentro con el grupo de chicos con pelo-firbroso a los que Tyler se refería como los metaleros frustrados. Están yemdo hacia el bosque, prendiendo unos cigarrillos con miradas rápidas y furtivas sobres sus hombros. Les pregunto dónde está el teatro y ellos apuntan con sus largos brazos en dirección de la Cad Hammond. Paso por al lado de unos chicos jugando fútbol en la luz leonada y una pareja de chicos flacuchos encorvados sobre una tabla de ajedrez en una mesa de picnic, luciendo como pequeños ancianos.
No estoy preparada para el teatro de Underwood; y eso es mucho decir. Mientras entro, en realidad contengo el aliento por la sorpresa. Por suerte, no hay nadie todavía, así que puedo mirar sin ser observada. Es uno de los lugares más increíbles que he visto. Hay, por lo menos, quinientos asientos de terciopelo rojos, incluyendo dos balcones... ambos adornados y con un círculo superior. El techo abovedado es de un blanco cremoso tallado con líneas en forma de remolino como un pastel de bodas. Los paneles de la pared están alineados, completos con apliques de art decó derramando abanicos de oro. El escenario es asombroso: está enmarcado por un arco de proscenio, pintado elaboradamente con dioses y diosas retozando a través de un jardín en silencio. Las cortinas de color merlot están dibujadas, revelando una escenografía que está casi terminada. Una araña de cristal proyecta una piscina de luz de limón sobre el escenario de madera, y los elegantes muebles Victorianos llenan los espacios.
Wow. ¡Que no daría por actuar en un escenario como ése! El auditorio de nuestra escuela parece una caja de zapatos comparado con éste. Podía sentir mis antiguos instintos dramáticos queriendo salir: el escenario vacío me estaba llamando. Miro la hora de mi celular. Darcy dijo que el ensayo empezaba a las siete. Y eran las seis y cuarenta. Sólo me pararía allí, sentiría el espacio, recordaría como se sentía, luego me escabulliría entre las sombras antes de que alguien llegara.
Subo silenciosamente las escaleras que llevan al escenario. Todas las luces están encendidas, así que no es como si estuviera arriba del escenario durante una actuación —no hay ningún flujo cálido y cegador que torne todo en un mar negro, ante mí— pero aun así, puedo sentirlo. La magia. Recuerdo las largas horas que pasé ensayando para ese papel, aprendiéndome la parte de Cecily, caminando por mi habitación por las noches, ya que no había podido ensayar con mucha regularidad con el elenco. Sentía el papel dentro y fuera de mí. Fue un gran obstáculo el que ni siquiera haya podido interpretarlo una vez. Usualmente nuestro profesor de teatro les daba una actuación a los suplentes, pero Summer se quejó cuando él lo propuso, pisoteó sus pequeños pies vestidos de D&G como un niño, por lo que él cedió. Idiota.
Cruzo por la derecha del escenario, imaginando el susurro de mi falda de seda contra el piso. Puedo verme interpretando la primera escena, en el jardín de la casa de verano del Tío Jack. Mi institutriz, la Señorita Prism, está tratando de persuadirme para que me siente y preste atención a la lección.
—Pero no me gusta el alemán. No es, en absoluto, un idioma favorecedor. Sé perfectamente bien que luzco feísima después de una lección de alemán.
—¿Summer? ¿Eres tú?
Me doy la vuelta rápidamente para ver a Niall salir de los bastidores. Casi grito, pero me contengo justo a tiempo.
—Oh, hola. Eres tú. —Su frente se frunce—. Creí escuchar a Summer aquí, ensayando.
Miro alrededor.
—No. Aunque yo también escuché a alguien. Una Chica. No yo. No dije nada. Quizá ella está en umm... en los camarines.
—Bien. Iré a ver. —Pero no se mueve—. ¿Qué andas haciendo aquí? ¿Actúas?
—¡No! No realmente. Sólo vi el escenario y pensé que debía mirarlo más de cerca.
Asiente hacia el maravilloso escenario.
—Muy atractivo, ¿no?
—¡Oh Dios mío! —digo a borbotones—. ¡Es el teatro más espectacular que jamás he visto! Es como tan grande y tan increíble...
Él me mira divertido, yo me paro de repente. Demasiado entusiasmada otra vez. Tenía que controlar mi entusiasmo.
Borro la sonrisa de mi cara y pongo una cara de indiferencia.
—De todos modos, escuché que están haciendo una obra. ¿Estás dentro?
—Sí.
—¿Qué papel? —dije, preguntándome por qué ni Darcy ni Chloe lo habían mencionado.
—Algernon.
—¡Eres uno de los principales! —digo—. Eso es genial.
El mira a sus pies avergonzado. Dios, es adorable.
—¿Así que conoces la obra?
—Yo... sí. Algo. Por aquí, por allá. Puede que la haya visto alguna vez.
—¡Hola! ¿Hay alguien aquí? —El sonido de la voz de Summer hace que mi corazón golpee dentro de mi caja torácica como un colibrí atrapado.
—¡En el escenario! —La llama Niall, dándose la vuelta hacia los bastidores—. Creí haberte oído.
¡Scheisse! ¡Summer no me puede ver aquí o estoy completamente arruinada! Me escabullo a los bastidores que están a la derecha del escenario justo mientras ella sale de los bastidores de la izquierda.
Detrás de mí escucho a Niall decir: —Hola. Luces genial.
—Gracias. Tú también.
—Uh, éste es mi compañero de cuarto... —Pausa. El tono de Niall se vuelve desconcertado, y un poco avergonzado—. Estaba justo aquí.
Pero ahora estoy en un lugar donde ella no me puede ver, por supuesto. No puedo dejar que lo haga.
Subo las escaleras que llevan al pasillo, donde espero ver el ensayo sin ser vista. Por suerte, es el lugar ideal para espiar. La plataforma de metal en forma de T está ubicada perfectamente sobre el escenario; puedo ver todo, pero estoy lo suficientemente alejada del escenario como para esconderme en las sombras, así que cualquiera que por casualidad mire hacia arriba aún no va a poder notar mi presencia.
—¿Estás hablando con algún amigo imaginario? —El tono coqueto de Summer es empalagosamente dulce—. ¿Era Bunbury?
Oh, es tan inteligente, con su sarcástica referencia al libreto. Siempre he odiado eso sobre ciertos tipos de actores de teatro... constantemente ensayando sus líneas, usándolas en una conversación, hasta usándolas en un chiste. Como si no se les pudiera ocurrir nada por ellos mismos, si no que tienen que sacárselos a algún pobre dramaturgo muerto. Summer es la personificación de eso. Desde aquí arriba puedo ver la parte superior de su cabeza, brillante, cabello dorado derramado en todas las direcciones. Ella tiene la clase de cabello que es enloquecedoramente vibrante y versátil. Un día lo usa recto y sedoso, al siguiente lo tiene seductoramente con bucles como una princesa de cuentos de hadas. Hoy está casi en la mitad: ondas sueltas que caen por sus hombros. Ahora que he cortado el mío estoy todavía menos preparada para competir. No que es como si tuviera que hacerlo. Es por eso que dejé de audicionar, para no tener que competir siempre con ella. Dios, la desprecio.
—Esperaba que llegaras más temprano. —Summer avanza un par de pasos hacia Niall.
—¿En serio? —Él mira el piso del escenario. ¡Oh, wow! Niall es tímido. Mírenlo; hasta su cuero cabelludo está ruborizado. Es completamente irresistible—. ¿Estás lista para la semana técnica?
Summer hace que su cabello patentado ondule y se acerca. ¡Está loca por él! La última vez que supe estaba saliendo con Robbie Herbert. ¡Golfa!
—No es la gran cosa. Tú sólo te quedas parado ahí mientras ajustan las luces. Esta obra no requiere mucha técnica, de todos modos. Debería ser simple.
—En realidad es mi primera obra. —Él todavía se mira los pies.
Un paso más, y ella prácticamente está en su regazo.
—Entonces, ¿qué has hecho antes de esto? ¿Películas y televisión?
Él se ríe.
—¡No! Nunca he hecho nada de esto.
—¡No puedo creerlo! —Su mano descansa sobre el hombro de él. Haciendo un movimiento totalmente mortal—. Eso es imposible.
—A menos que cuentes un concurso de Navidad hace diez años. Fui el pastor número cuatro.
Ella abre su boca y ríe como si eso fuera la cosa más graciosa que algún ser humano haya dicho. Me refiero a que, sí, era lindo, pero estaba exagerando un poco, ¿no? Dios, ¿me río así cuando estoy coqueteando? Si es así, que alguien me dispare ahora. Cuando ella finalmente contiene el aliento le aprieta el brazo y se acerca incluso más.
—¡Oh, eres tan talentoso! Tiener que ir tras ello. Sería ilegal el que no lo hagas. Puedo presentarte a mi agente. ¿Ella está con William Morris? ¿En Los Ángeles? Te conseguirá trabajos así. —Ella chasqueó sus dedos bien cuidados—. Es muy difícil encontrar a buenos actores.
¡Ew! ¿En serio acaba de decir eso? Intento medir la reacción de Niall, pero lo que sea que está pensando no lo comunica con su cara.
De repente las puertas del frente del salón se abren y la voz cantarina de un hombre llama: —¿Dónde está mi gente? ¡Necesito a mi gente!
Me giro y veo al Sr. Pratt, el profesor de teatro, puntual por el pasillo central. Su salvaje pelo de color rubo claro parece incluso más desordenado que esta mañana. Está usando jeans de diseñador, un suéter de cachemira, y una chaqueta deportiva con un corte impecable... muy elegante. Detrás de él hay una gran cantidad de gente: un hombre portando luces que parece muy cansado, un gordo chico de unos veinte con un enorme vaso de plástico con soda, la Sra. Honaker, Tyler, Earl y Max. Finalmente, en la retaguardia veo a Josh y Chloe, seguidos por Darcy. ¡Mi gente! Quiero bajar por el pasillo y abrazar a mis dos mejores amigas, pero obviamente me quedo allí.
—Sra. Honaker —dice el hombre rubio, con un tono imperioso—. ¿Puedo confiar en que para mañana en la noche los disfraces estarán listos? Ustedes chicas necesitarán tiempo para ajustar esos elaborados sombreros, ya saben.
—Estoy acostumbrada a eso Sr. Pratt —dice Summer desde el escenario—. He hecho este espectáculo ant...
—Sí, ya todos lo sabemos, querida. Ya has hecho el espectáculo antes. —Su tono es malicioso. ¡Me gusta él! Cualquier persona que le hable a Summer de esa forma es mi amigo.
—Yo sólo decía —se queja Summer.
—Si, tú "sólo decías", ¿no? —Él se cruza de brazos y entrecierra los ojos hacia Summer y Niall, quienes todavía están arriba del escenario—. ¿Qué están haciendo ustedes dos allí arriba? ¡Espero que no estén ensayando a mis espaldas!
—¡No! —dice Niall—. Sólo estamos pasando el rato.
—Ah, el temido "pasando el rato". ¡Espero que no estén coqueteando! Oh, Dios no lo permitas. El que ustedes se busquen a tientas tras los bastidores, arruinaría completamente la química en el escenario.
Juro que Niall se puso tan rojo que parecía necesitar atención médica.
El Sr. Pratt, se puso a trabajar entonces, ordenando a todos alrededor. Pasó mucho tiempo hablando con el chico gordo de la mega-soda, el chico cansado, y Earl... su tripulación. Era la primera noche de la semana tecnológica, lo que significaba mucho aburrimiento al estar de pie alrededor de los actores. Ellos se reunieron arriba del escenario, pero las escenas no se llevaron a cabo como lo harían en un ensayo normal; en cambio fueron de señal en señal, diciendo una línea y luego esperando mucho tiempo mientras la gente corre alrededor de los actores cambiando cosas de lugar y clavando conjuntos de piezas. Es un desorden total.
Sin embargo, tengo que decir que el observado desde este ángulo es algo casi fascinante. Dado que hay mucho tiempo de inactividad entre las indicaciones, empiezo a espiar las conversaciones que inevitablemente brotan entre las largas pausas, aunque el Sr. Pratt no para de decirles, en términos muy claros, que se callen.
Chloe realmente está trabajando con Josh. Obviamente la he visto actuar antes, pero esto es diferente. Usualmente estoy... bueno, allí. Como otra chica, me refiero. Cuando eres parte de la escena, es mucho más difícil darte cuenta. Ahora podía sentarme y analizar su estilo de coqueteo con perfecta objetividad. Todo el tiempo Josh trata de entablar conversación, ella lo ignora o responde con la réplica más sarcástica posible. En realidad, una perra. Y sí, bien, el ser una perra es casi su personalidad, incluso alrededor mío y de Darcy. Sin embargo aquí está la diferencia: Con nosotras, siempre hay un cariño subyacente y leal. Con Josh, es sólo... una perra. Sin embargo, logra un efecto casi mágico sobre él. Mientras más abusa de él, más determinado está en tenerla. Se emociona mucho con la caza o es masoquista.
—¿Vas a venir a mi fiesta el viernes en la noche? —le pregunta Josh mientras esperan que el chico de las luces ajuste el fondo del escenario.
—¿Una fiesta en la noche de apertura? —se burla ella—. ¿No es mala suerte o algo así?
—No si tú vas —dice.
Ahora es el príncipe encantador. Pienso en lo idiota que se comportó conmigo hoy —bueno, con ___, de todos modos— ruedo mis ojos.
—No sé. —Ella examina sus uñas—. Podría estar ocupada.
—¡Vamos! Nunca has ido a mi casa antes. —Él pone una mano en su codo—. Puedo llevarte a mi cuarto y mostrarte mis grabados.
Chloe hace un sonido con su garganta.
—¡Cursi!
—¿Ves lo que me haces? Estoy forzado a usar líneas realmente malas de coqueteo.
Ella ignora eso y estudia sus puntas partidas con gran concentración. Si no la conociera mejor, seriamente pensaría que a ella no le importa él.
¿Cómo maneja eso? Sin ser descortés, pero de nosotras tres, siempre consideré a Chloe la actriz menos prometedora. Ahora veía que era muy convincente cuando escribía su propio guión.
Tyler se acerca y le tiende un chal a Chloe.
—La Sra. Honaker pensó que quizá podrías querer esto.
Chloe le lanza una mirada fulminante.
—¿Por qué?
—Uh, porque tu personaje tiene un... ya sabes...
—Un chal —dijo ella, como si estuviera frente un niño—, se llama chal.
—Sí. Así que quiere que te acostumbres a él. Como accesorio.
Ella parecía totalmente disgustada.
—Es un elemento del vestuario, no un accesorio.
—Sólo quería decir...
—¡Lo que sea, sirviente! Aquí, me lo pondré. ¿Eso te hace feliz?
Josh se ríe.
—N-no soy yo —balbucea Tyler—. Es la Sra. Honaker. Ella quiere...
—Sí. Entendí —dice Chloe, en un tono que claramente dice "estás despedido".
Bien, ¿puedo sólo decirlo? ¿Mi amiga Chloe? En ninguna parte a la vista. ¿Su gemela malvada? Muy presente. Quiero decir, en serio, ¿qué fue eso? Cuando es como Cruella con Josh no me molesta... el chico no es más que grosero conmigo. ¿Pero con Tyler? Él es inteligente y bueno, y obviamente sólo trata de ayudar. ¡Es hasta lindo si lo miras bien! ¿Esos bonitos ojos grises? ¿Esas cejas expresivas? Y Chloe, mi amiga desde segundo grado, que muy en el fondo tiene un gran y generoso corazón, tiene al pequeño y dulce Tyler tan asustado que está balbuceando. El gracioso y articular Tyler desarrolla un impedimento del habla instantáneo... así de intimidante es ella.
¿Cómo va a conseguir Chloe a alguien, sino a un idiota como Josh, mientras actúa como una gran perra? ¿Y si termina mal por él, quien podría culparla, excepto ella misma?
Darcy está mirando hacia el otro lado del escenario. Mientras Chloe trata a todos los chicos como algo repugnante, que sólo raspa de la parte inferior de sus zapatos, Darcy los trata como a los extraños de los que su madre le advirtió. Josh no le estaba prestando atención, y ella no se atrevía a entablar una conversación con él. Tyler, en cambio, parece algo interesado. No para de hacer patéticos chistes y de observar su reacción con miradas de reojo.
—Oye, ¿y qué si Lady Bracknell tuviera pelo rosa? —sugiere Tyler.
—Le estamos consiguiendo a Darcy una peluca —dice la Sra. Honaker impacientemente—. Debería estar aquí mañana.
Los ojos de Darcy van de una cara a otra, pero no dice nada.
—Ya sé, sólo decía, sería genial. ¿Esta pulcra anciana con cabello rosa? Quizás deberíamos hacer todo como en los ochentas. Jack podría ser esa clase de chico que usa bandas en el pelo, y Alfernon podría ser un rapero.
Eso hace que Darcy esboce una pequeña sonrisa. Espero totalmente que se usa al elenco con ideas de vestuario —ella ama locamente los ochenta— pero mira al piso y se queda en silencio.
Francamente, estoy desconcertada. Sé que es un hecho que Chloe y Darcy son dos de las personas más geniales en la existencia. Sin embargo, ¿quiénes son alrededor de los chicos... por lo menos de éstos? Chloe es la personificación del ciclo premenstrual y Darcy... bueno, Darcy ni siquiera habla. Ha estado en silencio toda la noche, excepto cuando el Sr. Pratt le ordena decir su línea. Mi colorida y valiente amiga ha demostrado la personalidad de una papa.
¿Por qué no me había dado cuenta de esto antes? Sí, sé que Chloe puede ser dura y su estilo de coqueteo un poco ácido. Sé que Darcy a veces se torna tímida cerca de chicos que no conoce. Ésa es en parte la respuesta a por qué desperdicia tanto tiempo aferrándose a Rob, supongo; él es uno de los pocos chicos con los que se siente cómoda. Pero mirar a Chloe y a Darcy esta noche es como abrir los ojos. Es como verlas por primera vez.
Esto me inclina a la pregunta más terrorífica de todas: ¿Cómo soy yo alrededor de los chicos? Ambas, Chloe y Darcy, han tenido más experiencias amorosas que yo. Pensarías que las hago sentir más cómodas, con menos probabilidades de jugar con las mentes. Si parecían antinaturales —lo contrario a ellas— ¿cómo parecía yo?
Raro. Voy a tener que hablar con ellas sobre esto. Nuestro encuentro en el clóset, de repente, es muy urgente.
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 11.
parte 3.
parte 3.
Parece como si hubiera estado esperando en este pequeño cuarto por horas. Está completamente a oscuras, pero tengo miedo de prender las luces y que alguien lo note. Estoy segura que el ser descubierta aquí, sola, sin ninguna razón, hará que se pregunten por mi reputación, ya establecida, del perdedor del mes.
Por suerte hay un pequeño sillón en la esquina más lejana, así que me siento allí, de piernas cruzadas, reflexionando sobre mi día tan raro.
Finalmente a las diez y veinte, recibo un mensaje de Darcy: ¿Estás en el clóset?
Escribo: ¡Sí! ¿Dónde están?
Yendo en un minuto. Tratando de separar a C de J. ¡Arg!
Sacudo mi cabeza, y escribo: Sin bromear...
Cinco minutos después Darcy estra rápidamente, seguida por Chloe. La pieza estalla por la luz.
—¿Qué estás haciendo en la oscuridad? —demanda Chloe.
—No quería que me atraparan.
—¿Desde cuándo estás tan paranoica? —pregunta, haciendo su camino alrededor de una estatua de yeso sobre sus tacones.
—Um, ¿desde que decidí ir encubierta a una escuela sólo para chicos, quizás?
Darcy se acerca y se deja caer a mi lado junto al sillón. Usualmente no soy súper demostrativa, pero es tan genial volver a verla que le di un abrazo.
—Las extrañé chicas —dije—. Ser un chico es raro.
Los ojos de Darcy se agrandan.
—¿Es increíble? ¡Debe ser tan divertido!
—¡Para nada! —Dejo colgando mi cabeza—. Soy un completo bobo. Es vergonzoso.
Chloe se sienta en un taburete cercano y saca las pelusas de sus pantalones.
—Así que finalmente te estás encontrando con tu perdedor interior.
—¡En serio! —me quejo—. Tengo el mismo equivalente social que el herpes.
—Una metáfora atractiva. —Chloe se inclina hacia delante—. Honestamente, ¿qué dijo Josh sobre mí?
Acerco mi cara.
—¿Bromeas? ¡Ni siquiera me habla! Me trata como basura.
Chloe arruga su nariz.
—¿En serio? Tendremos que cambiar eso. ¿Qué hiciste para que todos te odien tanto?
—No es lo que hice o lo que no hago... es quién soy. Como chico, soy un perdedor.
Darcy pone un brazo alrededor mío.
—Estoy segura de que eso no es verdad.
—Créeme, lo es. No encajo. Por aquí, ese es el beso de la muerte.
Chloe entrecierra los ojos hacia mí e inclina su cabeza.
—Tal vez aún no hemos conseguido el atuendo adecuado para ti. Necesitas una mandíbula más fuerte.
—Me temo que la cirugía plástica está fuera de mi alcance.
—Estoy pensando en un poco de sombra por aquí. —Se inclina más cerca y toca mi mandíbula.
—¡Genial! Esa es una idea excelente. Estoy segura de que el maquillaje aumentará mi credibilidad inmensamente.
Chloe se retira con sorpresa.
—¿Por qué tan sarcástica?
—Lo siento. Es sólo que... es como si me sobrecargara de información.
Darcy se vuelve hacia mí.
—¿Sí? ¿Entonces, qué aprendiste? ¿Conseguiste alguna respuesta para tu artículo?
La dulce Darcy. Parece tan ansiosa. Quiero dar un reporte completo, realmente, pero de alguna manera mi cerebro no cooperará- Quiero hablar sobre el ensayo que acabo de espiar —sobre las cosas que vi y pensé—, pero al mismo tiempo no sé cómo formular nada de eso con palabras. Aquí están mis amigas, mirándome con sus caras expectantes, listas para oír, y yo sólo estoy sentada aquí con mi boca abriéndose y cerrándose como un pez dorado.
Justo entonces el tono de celular de Darcy suena, distrayéndonos del reporte que parezco no poder escupir. Lee la pantalla, con una sonrisa tirando de la esquina de su boca.
Chloe rueda los ojos.
—Es Rob, ¿no? Dios, ¡¿por qué no sólo te deja en paz?!
Darcy me mira picaronamente.
—Me ha estado mandando mensajes todo el día.
—Él percibe que ella lo está superando, así que, ¿qué hace? Trata de atraerla de vuelta. El chico es un fenómeno sin control.
Pongo mi mano sobre la de Darcy.
—No vas a volver con él, ¿o sí?
Ella sacude su cabeza, pero puedo ver que es difícil para ella.
—Voy a resistir.
—Bien. Él arruinó todo contigo por mucho tiempo... es tiempo de ser fuerte.
—Sí —dice Chloe—. ¡Y ni siquiera es lindo!
Miro mi reloj.
—Se está haciendo tarde. Puede que todavía haya gente en los dormitorios. No quiero levantar sospechas.
Darcy parece decepcionada.
—Pero todavía no cuentas nada.
—No hay mucho que decir. —De repente me siento exhausta, y la perspectiva de tener que contarles mi día es abrumadora.
—¿Estás bien? —Darcy estudia mi cara cuidadosamente. Ella siempre ha estado atenta a los sutiles cambios en mi estado de ánimo; era en parte lo que la hacía tan buena amiga. Aunque justo ahora, sólo quiero meterme debajo de unas sábanas y ceder al dulce olvido.
—Sí. Sólo estoy cansada. Fue un largo día.
—Supongo que esto no te animará. —Darcy saca una carpeta de su mochila y me la tiende—. Pero aquí están tus tareas de hoy.
—Gracias— digo, indiferente.
Chloe se para.
—Mañana traeré mi estuche de maquillaje. Veremos lo que podemos hacer para hacerte parecer más a George Clooney.
Darcy se pone de pie de un salto y sostiene una mano cerca de mí para ayudarme. Vamos hacia la puerta, me asomo para asegurarme de que no hay nadie que nos vea, luego apagamos la luz del clóset y salimos hacia la oscuridad. Camino con ellas hasta su auto, susurrando un rápido adiós, y las observo alejarse.
Ahora que la oleada de adrenalina de esta rara aventura empieza a desaparecer, comienzo a preguntarme si de verdad puedo lograr algo aquí. ¿Y qué pasa si toda la misión está mal? Quizás los chicos no tienen ningún secreto interesante que esconder, incluso si lo quieren. Mientras tanto, mi vida real se sigue acumulando en mi ausencia. Pienso en las tareas que Darcy me ha dado. Tal vez mañana durante las clases pueda hacer algunas de ellas a escondidas. No hay ninguna chance de que pueda trabajar esta noche. Con suerte mañana todo lucirá más claro. Justo ahora me siento muy cansada y mi cabeza está llena de ideas medio formadas, no puedo pensar en nada.
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 12.
Mientras hago mi camino por el hueco de la escalera hacia mi habitación, empiezo a sentir mariposas revoloteando en mi barriga. Estoy compartiendo una habitación con un tipo que apenas conozco. No sólo eso: estaré durmiendo como a un metro y medio de distancia del tipo más sexy que he conocido. Camino pasillo abajo, escuchando los sonidos de la noche: una televisión estalla en una carcajada, un ritmo bajo pulsa suavemente a través del techo. Es cuestión de minutos estaré en un espacio muy pequeño con Niall. Tendré que descubrir una forma sutil de cambiarme de uniforme al pantalón de deporte y una camiseta con la que planeo dormir. Es como ir a una primera cita y saber que es una fiesta de pijamas.
No hay luz visible por debajo de la puerta cuando llego a la habitación 333. Usando mi llave, me deslizo adentro tan silenciosamente como puedo, luego me inclino sobre la pared un segundo, dejando que mis ojos se ajusten. Capto un olor en el aire, un olor a sudor de chico y jabón que encuentro extrañamente tranquilizador. Me quedo ahí inspirando, intentando orientarme. Después de un momento puedo distinguir la figura de Niall debajo de las mantas. Nuestras camas están alineadas debajo de las dos ventanas de la habitación. Un tenue baño de luz plateada de luna se ha filtrado a través del cristal, y puedo ver la línea exterior de su hombro mientras está tumbado de lado.
Cruzo hacia la cómoda que llené esta tarde con ropa interior y camisetas. Echando un vistazo a la forma inerte de Niall, precipitadamente me quito la chaqueta de Tyler, la corbata, y la camisa abotonada. Con suerte no tendré que apresurarme a devolverle su uniforme; parece como si lo fuera a necesitar toda la semana. Quizás pueda conseguir que Darcy me traiga algunas camisas blancas, al menos. Ésta no va a oler demasiado bien si tengo que llevarla todos los días. Dios sabe cómo me las arreglaré para atarme la corbata mañana. ¿Pensará Niall que es raro si se lo pido?
De pie ahí en la oscuridad llevando mi camiseta y los pantalones de Tyler, dudo. El plan original era dormir con mis dos sujetadores deportivos y mi camiseta de tirantes, pero ahora me pregunto si eso es realmente necesario. El elástico de la doble capa me está cortando las axilas. El pensamiento de dormir incluso en uno es insoportable. Entonces de nuevo, ¿y si Niall se despierta y se da cuenta de que su compañero de cuarto tiene tetas? Sin importar lo espectacular que las tetas puedan ser, todavía sería muy difícil de explicar. Sólo tendré que ponerme de cara a la pared y mantenerme cubierta, luego levantarme antes que él y vestirme dentro de la ducha donde nadie pueda verme.
Niall hace un suave sonido, una mezcla entre un gemido y un suspiro. Escucho hasta oír su respiración. Cuando me he convencido de que es tan constante que tiene que estar dormido, rápidamente me giro y me quito mi camiseta y ambos sujetadores.
Estoy desnuda desde la cintura para arriba, escarbando en el cajón buscando una camiseta holgada cuando mi codo golpea mi bolsa de aseo en la parte superior de la cómoda. Aterriza en el sueño con un golpe sordo y fuerte. Detrás de mi escucho a Niall agitarse, y en un instante la lámpara de al lado de la cama inunda la habitación de luz. El pánico me atraviesa mientras instintivamente me cubro el pecho con ambas manos, encogiéndome lejos de él.
—¿Que mier...?
—¡Scheisse! —Mi espalda todavía hacia él, encuentro la camiseta que necesito en el cajón. Me la pongo, metiendo mi cabeza en el agujero del brazo en mi lucha frenética.
—¿Qué pasa? —Suena ebrio de sueño.
Mi cabeza está todavía firmemente fijada en el agujero del brazo, cegándome. Me tropiezo lejos del sonido de su voz y golpeo mi dedo del pie con la cómoda, enviando un agudo arco de dolor por mi pierna.
—¡Auch!
—¿Qué estás haciendo?
De alguna forma libero mi cabeza del agujero equivocado y lo fuerzo a través del correcto. Sin embargo, todavía no me giro, por miedo a que se dé cuenta del pecho.
—Todo está bien. ¿Te importa apagar la luz?
Refunfuña algo ininteligible pero lo hace. Una vez que la habitación vuelve a la oscuridad rápidamente me deshago de mis pantalones y me pongo un par de pantalones de deporte. Mi dedo sigue palpitando de dolor. Cojeo hacia la cama y me hundo debajo de las mantas, poniéndolas sobre mi barbilla y dándoles la espalda.
En cuestión de minutos, Niall empieza a roncar muy suavemente. Con cuidado de no hacer ruido, me giro y lo estudio, mi cuerpo todavía cuidadosamente envuelto en mantas. Su cara parece tan inocente y joven, una mejilla aplastada contra su almohada. Con cada suave respiración sus labios se mueven muy ligeramente, el diminuto hueco entre ellos cerrándose mientras inhala, luego abriéndose de nuevo mientras exhala, formando un diamante de oscuridad en miniatura entre ellos. Sus cejas se arrugan brevemente, luego se suavizan de nuevo.
De repente, como si respondiera a algo en su sueño, arroja las mantas de modo que la mayoría de su torso está expuesto. Sin camiseta. Por Dios. Ahora mis ojos se han ajustado completamente, y la luna cuela la suficiente luz para ver. Mis ojos trazan las líneas de sus hombros, el lugar donde su cintura se hunde y desaparece en un enredo de sábanas. Escucho su respiración, y cuando me he convencido de que es tan constante que tiene que estar dormido, me apoyo en un codo con mucho cuidado para poder tener una mejor visión.
Sin previo aviso, sus párpados se abren. Dejo escapar un pequeño chillido de sorpresa antes de que pueda detenerme.
Se incorpora y me mira.
—¿Qué?
—¿A qué te refieres con qué? —Agarro las sábanas firmemente hacia mi pecho.
—¿Por qué me estás mirando?
—No lo estoy haciendo. Es decir, lo estaba, pero sólo un segundo.
Continúa atravesándome con su mirada sospechosa.
—Quería ver si estabas despierto —añado sin convicción.
Da un bufido, ahueca su almohada, y colapsa sobre ella, mirando al techo.
—Bueno, lo estoy ahora.
Hay un silencio incómodo, durante el cual considero y descarto una variedad de posibles comentarios para empezar conversación. Esto debería ser un sueño hecho realidad: sola en la oscuridad con un tipo increíblemente caliente. Por supuesto, no puedo pensar en una sola cosa que decir.
Empiezo a preguntarme si se ha dormido de nuevo cuando rompe el silencio.
—¿A dónde has ido, de todos modos?
—¿A qué te refieres?
—En el teatro. Me giré y te habías ido.
—Oh, eso. —Mi cerebro se engarrota mientras intento pensar en una explicación posible. Salgo con la regla de oro del mentiroso: Permanece cerca a la verdad—. No quería ponerme en medio. Parecía como si esa chica estuviera bastante, ya sabes, colgada de ti.
Deja salir un suspiro.
—No sé sobre eso.
—¿Es tu novia?
Rechino los dientes mientras espero su respuesta. Por favor, Dios, no dejes que le guste Summer Sheers. Haré cualquier cosa, sólo concédeme este único deseo.
—No... —Pero su tono deja una ligera pregunta todavía colgando en el aire.
—¿Qué? ¿No te gusta?
—Es genial. Y es una buena actriz.
—¿Eso crees? —Está fuera de mi boca antes de que pudiera detenerme.
Se incorpora sobre un codo.
—¿Por qué, la conoces?
¡Scheisse! Vuelve atrás, vuelve atrás.
—Oh, sólo he oído hablar de ella.
—¿En serio? ¿Cómo?
—Um, tengo una prima que va al colegio con ella.
—¿Sí? ¿Qué dijo tu prima?
Dios, ¿cómo me meto en estas situaciones?
—Dijo que Summer... ese es su nombre, ¿verdad?
—A-já.
—No sé, dijo como que Summer es de Los Ángeles e hizo un montón de anuncios, modelaje, unas pocas sitcoms, cosas como esas, pero que no es realmente tan buena actriz y si su padre no estuviera en el negocio nunca habría conseguido todos esos papeles.
Niall considera esto un largo rato. Dije demasiado. Demasiado. Tengo que hacer que me quiten quirúrgicamente la boca.
—Suena como si tu prima estuviera celosa.
Es mi turno de incorporarme ahora.
—¡No, no lo está!
Levanta ambas manos como si lo rechazara.
—Sólo decía...
—Summer simplemente no es tan buena, eso es todo. —Me echo hacia atrás. Mi voz ha estado continuamente haciéndose cada vez más alta; hago un esfuerzo consciente para bajarla—. Según mi prima.
—Las chicas se tiran mier*da las unas a las otras —dice.
—Como haces tú aparentemente. Como ella, me refiero. —A pesar de mis mejores esfuerzos, sale mal.
Hace un ruido estrangulado en su garganta.
—¡No lo sé! ¿Por qué estás tan interesado?
—No lo estoy. —Larga pausa—. Sólo estoy dando conversación.
De acuerdo, ya es suficiente sobre Summer. Me ha robado cada papel. ¿También me tiene que robar el único tipo del que me he enamorado en siglos?
Espera, ¿qué estoy pensando? ¡No puedo enamorarme de Niall! Piensa que soy un chico. Y de todos modos, toda esta misión era para consegur respuestas... respuestas verdaderas de tipos verdaderos que piensan que soy un tipo verdadero. No me puedo dejar distraer por alguna atracción al azar. Todo lo que vi esta noche en el ensayo indica que la química sexual es la cosa más importante en el camino a una comunicación sincera. Tengo que reprimir mi libido y concentrarme en mi artículo. Ya que Tyler y compañía no pueden darme respuestas, y los amigos de Josh piensan que soy demasiado humilde para justificar un hola, Niall podría ser mi única oportunidad hacia la verdad. Tengo que trabajar en algunas de las 7 preguntas en esta conversación. ¿Cuán duro puede ser eso?
Bien, ______, concéntrate. Tienes que estar más tranquila de lo que estuviste esta noche en la cena. Me merezco un Premio de la Academia en la categoría "torpe" por esa actuación. ¿Cómo preguntaría un tipo sobre esas cosas? Pero veamos, esa es la cosa: no lo haría. Al menos no creo que lo hiciera. No tengo ni idea de lo que los chicos hablan cuando no estoy alrededor porque estoy... bueno, ¡bah! No alrededor.
Si no hago un movimiento aquí va a quedarse dormido conmigo. Repaso todas las siete preguntas en mi cabeza y decido empezar con la número tres. Es la más fácil de sacar sin sonar como una herramienta completa.
—¿Niall? —Estoy medio esperando que esté dormido por lo que no tendré que arriesgarme a quedar como un idiota.
—¿Sí? —Su voz es ronca.
Siento mi pulso correr.
—¿Qué, eh, buscas en una chica?
Pausa. La misma pausa mortal que conseguí en la cena. Puedo oír los grillos chirriando a través de la ventana abierta.
Ahueca su almohada y gira su cara hacia mí, mirándome.
—¿Qué busco?
—Sí. —De acuerdo, así que no está cambiando inmediatamente de tema a Blood Frontier, al menos.
—¿Te refieres... en una novia?
—Sí. ¿Qué encuentras... atractivo? —susurro esta última palabra, maravillándome por las líneas de sus esculpidos pómulos en la luz de la luna.
—No lo sé. Supongo que me gusta una chica que pueda ser natural, ya sabes. Ser ella misma. Me saca de quicio cuando lo intentan demasiado.
Me estoy muriendo por señalar que Summer es la gran señora en intentarlo demasiado, pero me las arreglo para contenerme. Sólo escucha, ______. Te está diciendo cosas.
—¿Intentarlo demasiado de qué forma?
—Oh, ya sabes. Puedes notarlo. Como cuando su risa es falsa y todo lo que dice está planeado. Como si lo estuviera leyendo de un guión. No me gusta eso.
—Sí —digo de acuerdo—. ¿Qué más?
Sonríe, mirando al espacio.
—Piernas. Me gustan las piernas largas. Las chicas bajas no tienen nada que hacer conmigo.
Quiero saltar encima de mi cama y hacer el baile de la victoria; finalmente, ¡es algo útil! Luego recuerdo que Summer es casi igual de alta, y me baja el ánimo ligeramente.
—Sí. Las piernas son buenas.
—Pero la cosa más importante... —Hace una pausa.
Apenas puedo respirar.
—¿Sí? ¿La cosa más importante?
—Es el tono de su teléfono.
—¡Venga ya!
—No, en sero. —Sonríe—. Puedes decir mucho sobre una chica por su teléfono.
—Estás bromeando.
—¡En absoluto! Piénsalo. ¿Una chica pone un tono nostálgico, ya sabes, como The Cure o algo como eso? Está intentando demasiado ser irónica.
—Bien...
—Si tiene el último hit pop ahí, también lo está intentando demasiado fuerte, pero en la otra dirección... como si pensara que tiene que estar súper a la moda sólo para agradar.
—Puedo ver eso —digo a regañadientes.
—¿Las que suenan como una nave espacial extraterrestre? Olvídalo. Puede ser divertida un rato, pero pronto estará leyéndote el horóscopo y gastando cada peso en 1-800-PSYCHICS.
—Suena como si hablaras por experiencia.
Se estremece.
—¿Y el tono reggae? A menos que quieras pasar cada fin de semana en algún festival de música polvoriento donde vendan jabón de pachuli y cachimbas, corre en la otra dirección.
—Debidamente anotado.
—Todo es verdad. —Asiente—. El fino arte de la interpretación de tonos.
Sonrío hacia el techo. La luna ha hecho un patrón intricado de sombras ahí arriba, y el viento agitando los árboles afuera hace toda la cosa temblar.
—De acuerdo. Así que esos son los tonos de bandera roja. ¿Hay alguno que encuentres aceptable?
Echo una mirada hacia él. Dios, es realmente perfecto. Su piel es tan hermosa a la luz de la luna; como canela teñida de azul.
—¿Sabes lo que me gusta?
No, pienso, pero por favor, Dios, dímelo.
—Me gusta un teléfono que en realidad suena como un teléfono. Ya sabes, esos timbres. Timbres reales. Como un teléfono.
Suelto una risita, luego precipitadamente intento convertirlo en una risa masculina.
—Muy anticuado por tu parte.
—Supongo.
Por un momento ambos nos quedamos mirando al techo en silencio, escuchando los grillos, viendo las sombras deslizarse sobre el techo.
—Las chicas deberían ser sólo quienes son, sabes. ¿Es demasiado pedir?
Trago fuertemente.
—Quizás.
Suspira.
—Sí, bueno, de todos modos. Eso es lo que me gusta, y me quedo con eso.
—Gracias —digo.
—¿Por qué?
—Por ser sincero.
Vuelve a organizar su almohada toscamente, se da la vuelta, y se queda mirando la pared.
—Si vamos a ser compañeros de cuarto podríamos intentar llevarnos bien.
—Sí —susurro—. Podríamos.
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 13.
parte 1.
parte 1.
Por la mañana, me levanto un poco después de las seis, me deslizo suavemente al cuarto de baño y tomo una ducha en primer lugar. Nadie parece estar levantado todavía, gracias a Dios. Me seco rápidamente, y de mala gana tiro de mi doble capa de sujetadores deportivos demasiado pequeños, la camiseta y mis tighty whiteys. Sólo tenía que añadir calcetas. Entonces me visto con el uniforme prestado y trato, por diez frustrantes minutos, atar la corbata. Es increíblemente complicado. Todo lo que logro es un nudo torcido que se ve como un esfuerzo de un niño de jardín con un cordón de zapato.
Salgo de la habitación, todavía frotando mi cabello mojado con una toalla, preguntándome si debería usar espuma o si eso era demasiado femenino.
—Eres una persona madrugadora también, ¿eh?
Grito. De acuerdo, totalmente fuera de lugar con la situación, pero no puedo evitarlo, pensé que estaba sola. No sólo grito, también salto como tres pies en el aire.
—Wow. —Tyler me da una mirada alarmada—. ¿Qué demonios fue eso?
—Lo siento. Estoy un poco nervioso, supongo.
Está frente al espejo con una máquna de afeitar y una camiseta, sudada. —Lo bueno es que tengo una mano firme o tendría que usar cintas por los cortes. Nunca he oído a un tipo dar un grito como ese.
Me muerdo el labio. Es demasiado pronto para ser un hombre. Nunca he tenido un papel en donde tuviera que empezar desde el momento en el que me levanto de la cama.
—No te preocupes. No se lo diré a nadie. —Sus ojos marrones se fijan en mi corbata y el nudo de arriba—. ¿Qué se supone que es?
Mis dedos vuelan hacia el nudo destrozado y puedo sentir mis mejillas arder.
—Aquí, lo haré yo. —Pone la navaja hacia abajo, se limpia las manos en la toalla sobre su hombro, y se acerca para solucionarlo.
Le doy las gracias entre dientes, mientras él afloja el nudo.
—Mira, es sólo algo como: debajo, arriba, alrededor, arriba y adelante. —Me muestra.
—Uh... seguro. Por cierto, gracias por dejarme tomar prestado el uniforme. ¿Te importa si lo uso esta semana?
—Está bien. Este fin de semana te puedo mostrar dónde comprar uno, si quieres.
Asiento con la cabeza, sintiendo una punzada de culpa, ya que para ese entonces estaré muy lejos.
Debe de ver algo en mi cara, porque parpadea hacia mí con una mirada de complicidad y dice: —¿El dinero es un problema?
—Oh, yo... bueno, no es eso, yo sólo...
—Está bien. No todo el mundo aquí es rico, ya sabes. Yo estoy aquí por una beca.
Me siento como una mentirosa, pero agarro el camino de menor resistencia. —Sí, también yo.
—No hay nada de qué avergonzarse. Lo único que significa es que estamos aquí por nuestros cerebros, no las cuentas de banco de nuestros padres. —Me da palmadas en el hombro—. ¿Nos vemos en el almuerzo?
—Claro. Está bien. Y muchas gracias de nuevo.
Más adelante en el día, después de haber pasado mis clases de la mañana sin incidentes y haber comido con Tyler, Max y Earl sin hacer una total tonta de mí misma, me estoy empezando a sentr casi segura. Es una de esas tardes de oro de septiembre, dos partes verano, una parte otoño. El cielo es impecable, de un perfecto azul intenso y el aire huele a manzana mezclada con mar. Es como si los dioses estuvieran diciendo sí, a mi loco y disparatado plan; ellos están diciendo que sí a mi búsqueda de respuestas; tal vez están incluso diciendo que sí a Niall y a mí, aunque no tengo ni idea de cómo algo así podría pasar, ya que... bueno, ya sabes.
De todos modos, el punto es que casi he sobrevivido a mi segundo día de escuela y un hilo tentativo de optimismo ha empezado a burbujear dentro de mí, la sensación de que podría sacar esto adelante después de todo.
Entonces miro mi horario. De repente, los dioses han dejado de decir que sí y han comenzado a hacer ruidos obscenos realmente desagradables. En mi cara.
Con sus axilas.
Quinto período: Educación física.
Soy una buena bailarina. Pateo culos en yoga y pilates. Por alguna razón, sin embargo, a pesar de la extrema coordinación mano-ojo que corre en mi familia, soy un desastre andante cuando se trata de bolas. Lo digo en serio: tenis, fútbol, voleibol, béisbol, cricket... cualquier actividad con una bola redonda o incluso algún objeto semi-redondo alrededor mío me hace una torpe total. Estamos hablando de niveles peligrosos de incomodidad. ¡En serio! Fui a una fiesta en octavo grado en unos bolos, y la muchacha del cumpleaños terminó con dos dedos de los pies rotos por mi culpa. No es necesario decir que ya no somos amigas.
Algo me dice que la educación física no implicará el baile, yoga o pilates.
Cuando me meto en el gimnasio, lo primero que veo es a Josh y sus secuaces haciendo canastas. De hecho, me siento como si pudiera vomitar. Debido a mi altura, la gente ha estado tratando de meterme en el basquetbol desde hace años. Es decir, hasta que me ven jugar. Una vez que dejan de reír, generalmente aceptan que el basquetbol no es mi juego.
Para agravar mi ansiedad, está la cuestión de los vestuarios. Mi estómago da vueltas cuando me doy cuenta de que me tendré que cambiar aquí. Por suerte, la habitación es algo grande y cavernosa, así que logro encontrar un rincón oscuro donde puedo vestirme con el uniforme de gimnasia, que tomé prestado de Tyler, sin que nadie lo note.
El libro del entrenador Vroman es sádico. Sus ojos pequeños y brillantes asoman detrás de sus anteojos de plástico, obviamente teniendo un deleite glotón en nuestro dolor. Él nos conduce a través de una serie de ejercicios de caminata para entrar en calor, luego desencadena una enorme bolsa de pelotas de básquet y ladra: —¡Hagan canastas!
Miro a mi alrededor, desconcertada, y luego la línea detrás de mis compañeros de clase. No sé cómo picar la tonta pelota, por no hablar de la fuerza en la trayectoria hacia el desgraciado aro. Todos los demás —incluso Max, con sus piernas de fósforos y sus brazos flacos—, se las arreglan para ir hacia adelante, saltar, y lanzar la pelota en algún lugar cerca del aro. Veo cómo Niall lo golpea derecho a través de la red con un satisfactorio swoosh. Me siento como un humilde gusano mirando hacia ellos ya que sus cuerpos atraviesan el aire con facilidad.
Cuando me toca a mí, estoy tan aterrada que puedo oír mi sangre golpeando en mis oídos. Quiero estar en cualquier parte menos aquí... ¡dónde sea! ¿Qué puedo hacer, entonces? No hay escape. Reboto la pelota un par de veces y uso toda mi concentración para mantenerla rebotando mientras me muevo hacia adelante. Bueno, correr no es una opción, pero creo que puedo caminar y driblar al mismo tiempo. Rebote, captura, paso, rebote, captura, paso. ¡Si! Puedo hacer esto.
Trato de no notar que todo el gimnasio se ha ido quedando totalmente en silencio. Todo el mundo me está mirando, ¿pero a quién le importa? ¡Estoy haciendo esto! ¡Todo lo que tengo que hacer es tirar! En mi excitación, tiro la pelota con más fuerza que nunca, con un mal presentimiento. Rebota en el suelo en un ángulo recto y choca contra mi entrepierna.
A mi alrededor, en toda la habitación se escucha un: —¡Ohhhh!
Miro hacia arriba. Cada cara está mirándome, contorsionadas en una mueca de dolor. Bueno. Pelota en la entrepierna es igual a un dolor insoportable. ¡Soy una idiota! Demasiado tarde, me doblo en dolor.
—¡Ouch! —grito. Echo un vistazo alrededor. Nadie parece estar convencido, por lo que agrego—: ¡Mis bolas!
Bueno, ¿tal vez sea demasiado? Otra mirada a mi alrededor dice algo sobre mi actuación está apagada. Josh tiene su mano sobre su boca tratando de no reírse, y Niall está sacudiendo su cabeza. El entrenador sopla su silbato y ondea hacía mí.
—Lo siento, entrenador —digo, corriendo hacia él. Para mi alivio, el sonido chirriante de las zapatillas de tenis y pelotas rebotando se inicia de nuevo detrás de mí—. Soy malo.
—Chico nuevo, ¿verdad? —Me estudia como a una mosca en su sopa.
—Sí.
—No jugaste mucho al básquet, supongo.
—Uh, no mucho, no.
—¿Estás herido?
Si una lesión me salva de esto, estoy con un dolor insoportable. Mi mano vuela inmediatamente hacia mi calcetín. —Sí. Muy mal.
—¿Quieres sentarte por un minuto?
—Bueno.
—Por ahí. —Asiente con la cabeza hacia las gradas.
¡Estoy tan aliviada que podría llorar!
Cuando me doy la vuelta, me da una palmada en el culo.
Me giro hacia él. —¡Hey!
—¿Algún problema? —Su rostro sudoroso se ve molesto.
Justo a tiempo, me doy cuenta de mi error. El ritual extraño de palmear traseros es totalmente normal entre los deportistas. —No hay problema. Gracias, entrenador.
Salgo de la habitación, todavía frotando mi cabello mojado con una toalla, preguntándome si debería usar espuma o si eso era demasiado femenino.
—Eres una persona madrugadora también, ¿eh?
Grito. De acuerdo, totalmente fuera de lugar con la situación, pero no puedo evitarlo, pensé que estaba sola. No sólo grito, también salto como tres pies en el aire.
—Wow. —Tyler me da una mirada alarmada—. ¿Qué demonios fue eso?
—Lo siento. Estoy un poco nervioso, supongo.
Está frente al espejo con una máquna de afeitar y una camiseta, sudada. —Lo bueno es que tengo una mano firme o tendría que usar cintas por los cortes. Nunca he oído a un tipo dar un grito como ese.
Me muerdo el labio. Es demasiado pronto para ser un hombre. Nunca he tenido un papel en donde tuviera que empezar desde el momento en el que me levanto de la cama.
—No te preocupes. No se lo diré a nadie. —Sus ojos marrones se fijan en mi corbata y el nudo de arriba—. ¿Qué se supone que es?
Mis dedos vuelan hacia el nudo destrozado y puedo sentir mis mejillas arder.
—Aquí, lo haré yo. —Pone la navaja hacia abajo, se limpia las manos en la toalla sobre su hombro, y se acerca para solucionarlo.
Le doy las gracias entre dientes, mientras él afloja el nudo.
—Mira, es sólo algo como: debajo, arriba, alrededor, arriba y adelante. —Me muestra.
—Uh... seguro. Por cierto, gracias por dejarme tomar prestado el uniforme. ¿Te importa si lo uso esta semana?
—Está bien. Este fin de semana te puedo mostrar dónde comprar uno, si quieres.
Asiento con la cabeza, sintiendo una punzada de culpa, ya que para ese entonces estaré muy lejos.
Debe de ver algo en mi cara, porque parpadea hacia mí con una mirada de complicidad y dice: —¿El dinero es un problema?
—Oh, yo... bueno, no es eso, yo sólo...
—Está bien. No todo el mundo aquí es rico, ya sabes. Yo estoy aquí por una beca.
Me siento como una mentirosa, pero agarro el camino de menor resistencia. —Sí, también yo.
—No hay nada de qué avergonzarse. Lo único que significa es que estamos aquí por nuestros cerebros, no las cuentas de banco de nuestros padres. —Me da palmadas en el hombro—. ¿Nos vemos en el almuerzo?
—Claro. Está bien. Y muchas gracias de nuevo.
* * * * * * * * *
Más adelante en el día, después de haber pasado mis clases de la mañana sin incidentes y haber comido con Tyler, Max y Earl sin hacer una total tonta de mí misma, me estoy empezando a sentr casi segura. Es una de esas tardes de oro de septiembre, dos partes verano, una parte otoño. El cielo es impecable, de un perfecto azul intenso y el aire huele a manzana mezclada con mar. Es como si los dioses estuvieran diciendo sí, a mi loco y disparatado plan; ellos están diciendo que sí a mi búsqueda de respuestas; tal vez están incluso diciendo que sí a Niall y a mí, aunque no tengo ni idea de cómo algo así podría pasar, ya que... bueno, ya sabes.
De todos modos, el punto es que casi he sobrevivido a mi segundo día de escuela y un hilo tentativo de optimismo ha empezado a burbujear dentro de mí, la sensación de que podría sacar esto adelante después de todo.
Entonces miro mi horario. De repente, los dioses han dejado de decir que sí y han comenzado a hacer ruidos obscenos realmente desagradables. En mi cara.
Con sus axilas.
Quinto período: Educación física.
Soy una buena bailarina. Pateo culos en yoga y pilates. Por alguna razón, sin embargo, a pesar de la extrema coordinación mano-ojo que corre en mi familia, soy un desastre andante cuando se trata de bolas. Lo digo en serio: tenis, fútbol, voleibol, béisbol, cricket... cualquier actividad con una bola redonda o incluso algún objeto semi-redondo alrededor mío me hace una torpe total. Estamos hablando de niveles peligrosos de incomodidad. ¡En serio! Fui a una fiesta en octavo grado en unos bolos, y la muchacha del cumpleaños terminó con dos dedos de los pies rotos por mi culpa. No es necesario decir que ya no somos amigas.
Algo me dice que la educación física no implicará el baile, yoga o pilates.
Cuando me meto en el gimnasio, lo primero que veo es a Josh y sus secuaces haciendo canastas. De hecho, me siento como si pudiera vomitar. Debido a mi altura, la gente ha estado tratando de meterme en el basquetbol desde hace años. Es decir, hasta que me ven jugar. Una vez que dejan de reír, generalmente aceptan que el basquetbol no es mi juego.
Para agravar mi ansiedad, está la cuestión de los vestuarios. Mi estómago da vueltas cuando me doy cuenta de que me tendré que cambiar aquí. Por suerte, la habitación es algo grande y cavernosa, así que logro encontrar un rincón oscuro donde puedo vestirme con el uniforme de gimnasia, que tomé prestado de Tyler, sin que nadie lo note.
El libro del entrenador Vroman es sádico. Sus ojos pequeños y brillantes asoman detrás de sus anteojos de plástico, obviamente teniendo un deleite glotón en nuestro dolor. Él nos conduce a través de una serie de ejercicios de caminata para entrar en calor, luego desencadena una enorme bolsa de pelotas de básquet y ladra: —¡Hagan canastas!
Miro a mi alrededor, desconcertada, y luego la línea detrás de mis compañeros de clase. No sé cómo picar la tonta pelota, por no hablar de la fuerza en la trayectoria hacia el desgraciado aro. Todos los demás —incluso Max, con sus piernas de fósforos y sus brazos flacos—, se las arreglan para ir hacia adelante, saltar, y lanzar la pelota en algún lugar cerca del aro. Veo cómo Niall lo golpea derecho a través de la red con un satisfactorio swoosh. Me siento como un humilde gusano mirando hacia ellos ya que sus cuerpos atraviesan el aire con facilidad.
Cuando me toca a mí, estoy tan aterrada que puedo oír mi sangre golpeando en mis oídos. Quiero estar en cualquier parte menos aquí... ¡dónde sea! ¿Qué puedo hacer, entonces? No hay escape. Reboto la pelota un par de veces y uso toda mi concentración para mantenerla rebotando mientras me muevo hacia adelante. Bueno, correr no es una opción, pero creo que puedo caminar y driblar al mismo tiempo. Rebote, captura, paso, rebote, captura, paso. ¡Si! Puedo hacer esto.
Trato de no notar que todo el gimnasio se ha ido quedando totalmente en silencio. Todo el mundo me está mirando, ¿pero a quién le importa? ¡Estoy haciendo esto! ¡Todo lo que tengo que hacer es tirar! En mi excitación, tiro la pelota con más fuerza que nunca, con un mal presentimiento. Rebota en el suelo en un ángulo recto y choca contra mi entrepierna.
A mi alrededor, en toda la habitación se escucha un: —¡Ohhhh!
Miro hacia arriba. Cada cara está mirándome, contorsionadas en una mueca de dolor. Bueno. Pelota en la entrepierna es igual a un dolor insoportable. ¡Soy una idiota! Demasiado tarde, me doblo en dolor.
—¡Ouch! —grito. Echo un vistazo alrededor. Nadie parece estar convencido, por lo que agrego—: ¡Mis bolas!
Bueno, ¿tal vez sea demasiado? Otra mirada a mi alrededor dice algo sobre mi actuación está apagada. Josh tiene su mano sobre su boca tratando de no reírse, y Niall está sacudiendo su cabeza. El entrenador sopla su silbato y ondea hacía mí.
—Lo siento, entrenador —digo, corriendo hacia él. Para mi alivio, el sonido chirriante de las zapatillas de tenis y pelotas rebotando se inicia de nuevo detrás de mí—. Soy malo.
—Chico nuevo, ¿verdad? —Me estudia como a una mosca en su sopa.
—Sí.
—No jugaste mucho al básquet, supongo.
—Uh, no mucho, no.
—¿Estás herido?
Si una lesión me salva de esto, estoy con un dolor insoportable. Mi mano vuela inmediatamente hacia mi calcetín. —Sí. Muy mal.
—¿Quieres sentarte por un minuto?
—Bueno.
—Por ahí. —Asiente con la cabeza hacia las gradas.
¡Estoy tan aliviada que podría llorar!
Cuando me doy la vuelta, me da una palmada en el culo.
Me giro hacia él. —¡Hey!
—¿Algún problema? —Su rostro sudoroso se ve molesto.
Justo a tiempo, me doy cuenta de mi error. El ritual extraño de palmear traseros es totalmente normal entre los deportistas. —No hay problema. Gracias, entrenador.
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 13.
parte 2.
parte 2.
En el camino de vuelta a los vestuarios, Niall trota a mi lado. —¿Estás bien?
—Estoy bien. —Aumento la velocidad, con mi cabeza hacia abajo me dirijo directamente a mi casillero en el extremo de Siberia.
No llego muy lejos, sin embargo. De hecho, apenas había llegado a la puerta cuando un par de Nikes bloquean mi camino. Están plantados en una postura amplia. Son piernas bronceadas y musculosas, que me inspirarían una seria admiración en circunstancias diferentes.
—¿Qué pasa, tonto?
Miro hacia arriba lentamente. Josh baja la mirada hacia mí, su cara llena de sudor.
Trago, tratando de recordar cómo hablar. —Hey.
—Las duchas están por este camino. —Mueve la cabeza en dirección al grupo de duchas.
Mis ojos echan un vistazo involuntario hacia las duchas. Algunos de los chicos ya están allí, dando vueltas en el agua, con el trasero desnudo sorprendentemente blanco, y... ¡oh, Dios, no necesitaba ver eso! Siento un rubor caliente arrastrándose por mi cuello.
—Buen juego ahí. —Josh se apoya tan cerca que puedo sentir pequeñas nubes de aliento en mi piel—. Hombre, tu cara es suave como la de una chica.
Mi mano se dispara a mi mejilla. —¡No, no lo es!
—¿Cuántos años tienes? ¿Doce?
A medida que más chicos entran, el olor a sudor llena mi cabeza, mezclándose con el perfume jabón de las duchas. Las voces rebotan en las paredes de azulejos, así como rebotan dentro de mi cabeza.
—Hutcherson, déjalo en paz. —Oigo a alguien decir.
—Eres un dandi, como un preadolescente. —Josh sigue escrutando mi rostro con una fascinación que me enerva.
Niall se acerca. —Dale al chico un descanso.
Doy un paso atrás, la adrenalina golpeando mis venas.
—¿Defendiendo a tu pequeña novia? —se burla Josh.
—No seas imbécil —reprocha Niall—. El chico está teniendo un mal día.
Josh mira a los ojos a Niall por un segundo, pero retrocede. Me escapo a un lejano rincón del vestuario y cambio mis ropas de gimnasia tan rápido como puedo.
Esta noche en el armario de utilería le digo a Chloe y a Darcy acerca de mi abortado intento de reinventarme a mí misma como Michael Jordan. Ellas lo encuentran divertidísimo, lo cual me molesta bastante.
—Oh, claro —lloro—. Ríanse, ¿por qué no?
Lo hacen.
—¡Hey! Soy la única en la línea del frente aquí. Me estoy esforzando tratando de obtener respuestas a sus preguntas. No las veo a ustedes dos hacer mucho por el sexo femenino. —Cruzo mis brazos y las observo.
Darcy se acerca y pasa un brazo por mis hombros. —¡Pobre bebé! Nosotras sabemos que estás sufriendo.
Chloe se encoge de hombros. —No suena tan malo para mí. ¿Un vestidor lleno de Underwoodies desnudos?
—¡Qué estaban burlándose de mí! —Le recuerdo, indignada.
—Excepto Niall. —Darcy me da un codazo— ¿Te gusta él, no?
—Yo... bueno... creo que de verdad es lindo —digo, nerviosa.
La mandíbula de Chloe cae. —¡Oh mi Dios! ¡______ está enamorada! A ti nunca te gusta alguien.
No puedo evitar sonreír. —Está bien, él es encantador.
—¡Y tú estás compartiendo un cuarto con él! —Darcy jala de su cabello rosa— ¿Qué tan caliente es eso?
—De hecho, ¡es muy desconcertante!
—¿Se tira pedos cuando duerme? —Quiere saber Chloe— ¡Apuesto a que lo hace! ¡Eugh! Tan grotesco. Me retracto... ¡Estás sufriendo!
—¿Qué hay contigo y las flatulencias? —digo—. Es sólo gas... no es mortal.
—Cambio de tema. —Chloe se agarra el estómago—. A menos que quieras que vomite en la utilería.
—Sí, en realidad necesitamos concentrarnos. —Camino hacia el espejo apoyado en uno de los estantes y me examino, peinándome el cabello con los dedos.
—¿Cómo puedo parecerme más a un hombre? Necesito familiarizarme.
Darcy se acerca y examina mi perfil. —Podrías usar algunas perforaciones.
—No en Underwood. Prueba de nuevo.
—He estado haciendo una pequeña investigación. Traje suministros. —Chloe saca su caja de maquillaje de aluminio de su enorme bolso Louis Vuitton. Ella hace maquillaje para el show de Mountain View High. De verdad es buena en eso. Ahora ella deshizo los seguros, todo negocios—. Debería ser fácil. Lo que necesitas es una barba de varios días.
—¿Barba de varios días? —No puedo dejar de sonar menos que entusiasmada.
—Tienes demasiada cara de bebé. Ellos no pueden respetarte si luces como un niño. Sólo cortaremos algunos crepes de lana... —Saca algo de color marrón, algo como pelo, de su caja—. Y lo aplicamos en tus mejillas con stoppel paste. —Nos muestra un pequeño tubo con material de aspecto ceroso—. Leí acerca de eso en internet.
Considero esto. —¿No sospecharán, ya que, no he tenido una antes?
Chloe sacude su cabeza. —Para nada. A los chicos les crece el vello facial. Eso es lo que ellos hacen.
—¿Pero puede dormir con eso? —pregunta Darcy.
—Sí, ¿lo mantengo todo el tiempo, o lo retoco cada mañana?
Saca un secador de cabello y se lo pasa a Darcy. —Calienta el stoppel paste con esto. De otro modo, no saldrá suavemente. —Ahora está tan concentrada en su tarea que incluso me pregunto si escuchó la pregunta. Saca las tijeras y está cortando la lana en diminutos pedazos.
—¿Chloe? Esto es todo un proceso. No seré capaz de hacerlo yo misma en el dormitorio. ¿Puedo dormir con eso?
—Estoy bastante segura —dice—. Si se pone mal, sólo lo retocaré cada noche después del ensayo.
Le sonrío. —Gracias. Eres la mejor.
Me da un vistazo. —Lo que sea. Tú sabes que no me puedo resistir a un desafío de cambio de imagen.
—Estoy bien. —Aumento la velocidad, con mi cabeza hacia abajo me dirijo directamente a mi casillero en el extremo de Siberia.
No llego muy lejos, sin embargo. De hecho, apenas había llegado a la puerta cuando un par de Nikes bloquean mi camino. Están plantados en una postura amplia. Son piernas bronceadas y musculosas, que me inspirarían una seria admiración en circunstancias diferentes.
—¿Qué pasa, tonto?
Miro hacia arriba lentamente. Josh baja la mirada hacia mí, su cara llena de sudor.
Trago, tratando de recordar cómo hablar. —Hey.
—Las duchas están por este camino. —Mueve la cabeza en dirección al grupo de duchas.
Mis ojos echan un vistazo involuntario hacia las duchas. Algunos de los chicos ya están allí, dando vueltas en el agua, con el trasero desnudo sorprendentemente blanco, y... ¡oh, Dios, no necesitaba ver eso! Siento un rubor caliente arrastrándose por mi cuello.
—Buen juego ahí. —Josh se apoya tan cerca que puedo sentir pequeñas nubes de aliento en mi piel—. Hombre, tu cara es suave como la de una chica.
Mi mano se dispara a mi mejilla. —¡No, no lo es!
—¿Cuántos años tienes? ¿Doce?
A medida que más chicos entran, el olor a sudor llena mi cabeza, mezclándose con el perfume jabón de las duchas. Las voces rebotan en las paredes de azulejos, así como rebotan dentro de mi cabeza.
—Hutcherson, déjalo en paz. —Oigo a alguien decir.
—Eres un dandi, como un preadolescente. —Josh sigue escrutando mi rostro con una fascinación que me enerva.
Niall se acerca. —Dale al chico un descanso.
Doy un paso atrás, la adrenalina golpeando mis venas.
—¿Defendiendo a tu pequeña novia? —se burla Josh.
—No seas imbécil —reprocha Niall—. El chico está teniendo un mal día.
Josh mira a los ojos a Niall por un segundo, pero retrocede. Me escapo a un lejano rincón del vestuario y cambio mis ropas de gimnasia tan rápido como puedo.
* * * * * * * * *
Esta noche en el armario de utilería le digo a Chloe y a Darcy acerca de mi abortado intento de reinventarme a mí misma como Michael Jordan. Ellas lo encuentran divertidísimo, lo cual me molesta bastante.
—Oh, claro —lloro—. Ríanse, ¿por qué no?
Lo hacen.
—¡Hey! Soy la única en la línea del frente aquí. Me estoy esforzando tratando de obtener respuestas a sus preguntas. No las veo a ustedes dos hacer mucho por el sexo femenino. —Cruzo mis brazos y las observo.
Darcy se acerca y pasa un brazo por mis hombros. —¡Pobre bebé! Nosotras sabemos que estás sufriendo.
Chloe se encoge de hombros. —No suena tan malo para mí. ¿Un vestidor lleno de Underwoodies desnudos?
—¡Qué estaban burlándose de mí! —Le recuerdo, indignada.
—Excepto Niall. —Darcy me da un codazo— ¿Te gusta él, no?
—Yo... bueno... creo que de verdad es lindo —digo, nerviosa.
La mandíbula de Chloe cae. —¡Oh mi Dios! ¡______ está enamorada! A ti nunca te gusta alguien.
No puedo evitar sonreír. —Está bien, él es encantador.
—¡Y tú estás compartiendo un cuarto con él! —Darcy jala de su cabello rosa— ¿Qué tan caliente es eso?
—De hecho, ¡es muy desconcertante!
—¿Se tira pedos cuando duerme? —Quiere saber Chloe— ¡Apuesto a que lo hace! ¡Eugh! Tan grotesco. Me retracto... ¡Estás sufriendo!
—¿Qué hay contigo y las flatulencias? —digo—. Es sólo gas... no es mortal.
—Cambio de tema. —Chloe se agarra el estómago—. A menos que quieras que vomite en la utilería.
—Sí, en realidad necesitamos concentrarnos. —Camino hacia el espejo apoyado en uno de los estantes y me examino, peinándome el cabello con los dedos.
—¿Cómo puedo parecerme más a un hombre? Necesito familiarizarme.
Darcy se acerca y examina mi perfil. —Podrías usar algunas perforaciones.
—No en Underwood. Prueba de nuevo.
—He estado haciendo una pequeña investigación. Traje suministros. —Chloe saca su caja de maquillaje de aluminio de su enorme bolso Louis Vuitton. Ella hace maquillaje para el show de Mountain View High. De verdad es buena en eso. Ahora ella deshizo los seguros, todo negocios—. Debería ser fácil. Lo que necesitas es una barba de varios días.
—¿Barba de varios días? —No puedo dejar de sonar menos que entusiasmada.
—Tienes demasiada cara de bebé. Ellos no pueden respetarte si luces como un niño. Sólo cortaremos algunos crepes de lana... —Saca algo de color marrón, algo como pelo, de su caja—. Y lo aplicamos en tus mejillas con stoppel paste. —Nos muestra un pequeño tubo con material de aspecto ceroso—. Leí acerca de eso en internet.
Considero esto. —¿No sospecharán, ya que, no he tenido una antes?
Chloe sacude su cabeza. —Para nada. A los chicos les crece el vello facial. Eso es lo que ellos hacen.
—¿Pero puede dormir con eso? —pregunta Darcy.
—Sí, ¿lo mantengo todo el tiempo, o lo retoco cada mañana?
Saca un secador de cabello y se lo pasa a Darcy. —Calienta el stoppel paste con esto. De otro modo, no saldrá suavemente. —Ahora está tan concentrada en su tarea que incluso me pregunto si escuchó la pregunta. Saca las tijeras y está cortando la lana en diminutos pedazos.
—¿Chloe? Esto es todo un proceso. No seré capaz de hacerlo yo misma en el dormitorio. ¿Puedo dormir con eso?
—Estoy bastante segura —dice—. Si se pone mal, sólo lo retocaré cada noche después del ensayo.
Le sonrío. —Gracias. Eres la mejor.
Me da un vistazo. —Lo que sea. Tú sabes que no me puedo resistir a un desafío de cambio de imagen.
* * * * * * * * *
Toma casi cerca de cuarenta minutos el que Chloe me permita mirarme en el espejo, pero tan pronto como lo hago puedo decir que luzco de cierta manera mejor. La barba agrega un cierto encanto difícil de alcanzar, unas facciones duras en mi cara mientras simultáneamente hacen la línea de mi mandíbula más fuerte y más definida. Nunca noté cuánto depende el atractivo masculino de la mandíbula. En más o menos media hora, ___ aumentó tres años y elevó su factor de picor por varios cortes. No es Zac Efron, pero no está mal.
—Debería haber pensado en esto antes —se reprende Chloe a sí misma mientras añade otra capa de diminutos vellos, intentando perfeccionar el look.
—Está bien— digo— ___ es un trabajo en progreso.
Las tres nos estrujamos juntas en la bolsa de guisantes, ya que no hay otro lugar confortable para sentarse en el armario. Chloe está usando un gran, cepillo suave de maquillaje para aplicar los pequeños vellos de barba a mi mandíbula. Darcy está acurrucada junto a mí, texteando. A decir verdad, es lindo estar cerca de ellas. Parece como si ___ nunca fuera tocado... bueno, a menos que cuentes la palmadita en el trasero de hoy del entrenador Vroman —¡ew!— los chicos son de cierta manera más cuidadosos acerca de mantener la distancia entre ellos, supongo. El Área de la Bahía es conocida por su progresiva política sexual, pero eso no necesariamente cambia algo. Puede ser el lugar más liberal en el mundo; aun sí es raro para los chicos asimilarlo y hacer contacto, lo cual es un poco triste.
—Las extraño —digo, suavemente.
—¿De qué estás hablando? —Las cejas de Chloe se juntan mientras aplica otro parche de stoppel paste—. Solamente has estado allí dos días y nos has visto cada noche.
—El tiempo se mueve más lento aquí. Eso me recuerda el campamento en cierta forma... cada día parece tan intenso.
Darcy levanta la mirada del teléfono. —Porque es el extranjero. Tu cerebro está tratando de ajustarse. Es como cuando fui a Israel con mi mamá.
—Sí. —Asiento—. Es como estar en un país extranjero.
—Bueno —dice Chloe, aún concentrada en la aplicación de mi barba—. Mientras estuviste fuera en una tierra extranjera, Darcy de nuevo ha estado cayendo en malos hábitos.
Me giro para mirar a Darcy, pero Chloe pone mi barbilla hacia ella otra vez. —No volviste con Rob, ¿cierto?
Se encoje. —Tuve una pequeña recaída, pero nada fatal.
—Ellos se besaron en el estudio de grabación —reporta Chloe.
—Y me siento terrible por eso, pero no estamos juntos ni nada. Sólo... fue un momento de debilidad. —Mira su regazo—. Lo extraño. Pero sé que tengo que superarlo.
Agito mi cabeza. Darcy merece mucho más de lo que él le da. Ella lo sabe. Yo lo sé. Todas nosotras lo sabemos. Supongo que algunas veces le toma un momento al corazón entender el mensaje del cerebro.
Palmeo su rodilla. —Lo harás. Toma tiempo.
Chloe baja su cepillo de maquillaje y me examina, sus ojos moviéndose por mi rostro como una artista rozando su lienzo en busca de defectos—. Creo que estás lista.
—Espera un segundo —dice Darcy—. Tengo algo que contribuir al nuevo ___, para hacerlo lucir más hombre.
Pongo mis manos sobre mi cabeza. —No más cortes de cabello. Tomará una eternidad que crezca así como está.
—Nop. Algo más, mucho mejor. —Sonríe perversamente, buscando dentro de su bolsa de mensajera, y saca un par extra-largo de calcetines.
Me echo a reír. —¡No!
—¡Sí! ___ necesita un paquete más grande.
—¡Oh mi Dios! —Me quejo—. ¡Soy un junior en la escuela secundaria, no una estrella porno!
Chloe asiente solemnemente. —Ella tiene razón. Necesitas un implante de pe*ne. El tamaño importa.
Sólo déjame decir que es tarde; estamos cachondas. Soltamos unas risitas. Chloe me sostiene y Darcy está arrodillada, tratando de subirme la cremallera después de haberme metido el enorme calcetín en mis pantalones.
Ahí es cuando escuchamos la puerta del armario abrirse.
Volteamos a ver, espantadas. Es Josh Hutcherson, con una expresión totalmente sorprendida.
Por unos segundos nos congelamos: Yo, con el absurdo calcetín apretando contra mi bragueta, Chloe usando ambas manos para inmovilizar mis hombros contra el Bean bag. Darcy arrodillada frente a mí. Somos todo un cuadro, estoy segura.
Chloe rompe el silencio con una de esas risas reprimidas que suenan como un gato luchando por empeñar una bola de pelo. Eso hace que Darcy estalle también. Cubro mi boca con una mano, queriendo reírme también horrorizada de que arruináramos todo.
Josh pestañea una vez y dice: —Uh, lamento interrumpir. —Luego se gira, camina de vuelta hacia afuera y cierra la puerta detrás de él.
—¡Scheisse! —susurro, en el segundo en el que se va—. ¿Qué hacemos ahora?
—Relájate —dice Chloe—. No creo que sepa algo.
Mis ojos se amplían. —¿De verdad?
Mantiene sus manos arriba. —¿Quién dice que ___ no se está colgando en el armario de utilería con sus pu*tas de drama favoritas?
A Darcy le da un ataque de risa, de nuevo.
Miro mi reloj. —¡Oh Dios! Son las 10:56 y el toque de queda es a las 11:00. ¡Me tengo que ir! —Tiro el calcetín de mis pantalones y se lo lanzo a Darcy.
—Uh-oh —dice Darcy—. ¡Ahí va tu hombría!
—¡Ustedes son terribles! —Pero por supuesto no puedo estar realmente enojada. Son las mejores amigas en el mundo entero. Me volteo hacia Chloe, un nuevo pensamiento se me acaba de ocurrir— ¿No crees que esto arruinará tus posibilidades con Josh, cierto?
Sacude su cabeza, con una expresión indiferente. —En mi experiencia, un poco de competencia nunca lastima.
Digo mi adiós rápidamente y corro todo el camino de vuelta a los dormitorios.
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 14.
Es el receso de la mañana así que me arrastro hasta la máquina expendedora por un café realmente malo. Dios, extraño Starbucks. En serio pienso ir tras un café con leche de soja y caramelo. Sin embargo, necesito cafeína, incluso cuando sabe a algo excavado de un contenedor de basura y filtrado a través de un trapo aceitoso.
Di vueltas y me sacudí durante horas anoche, mi cabeza estaba llena de fragmentos de inquietos sueños. Todos protagonizados por Josh descubriéndome en diferentes posiciones comprometedoras y de mí siendo botada a patadas de Underwood, cayendo en desgracia. El rostro de Niall apareció varias veces también, con sus grandes, claros ojos llenos de decepción. Entonces me desperté y lo vi dormido a mi lado, las hermosas líneas de su cuerpo cubiertas con la luz de la luna.
Si hay un infierno, sospecho que se trata de dormir a cinco pies de distancia de alguien de quién estás fuertemente atraído, pero que no puedes tocar.
Sin embargo, nadie me había sacado de mis clases de la mañana con acusaciones. Eso significa qué:
Josh no sospecha nada.
Josh sospecha pero no está seguro, por lo que no ha hecho nada al respecto.
Josh sabe, pero no me ha delatado, al menos no en la dirección. Aún.
Acunando mi pobre café sabor a orina, arrastro mis pies hasta el patio, entrecerrando los ojos por el deslumbrante sol. Veo a Tyler, Max y Earl sentados en un banco de picnic. Siguen siendo lo más cercano que tengo a unos amigos, a menos que cuentes a Niall, y no estaba a la vista. Me siento junto a Earl. Está estudiando un libro de astronomía mientras que Max y Tyler hablan sobre La Importancia de Ser Entusiasta, que estrena en dos días. Ellos tienen partes muy pequeñas; desempeñan a los sirvientes de los personajes de Josh y Niall. Sin embargo, están totalmente en ello. Admiro eso. No importa cuán pequeño sea el papel, sigo pensando que deberías desempeñarlo con todo lo que tienes. Incluso si eres el suplente.
El cabello de Max se ve especialmente abombado esta mañana. Brilla como un rojizo algodón de azúcar dorado en el sol. —Cuando Josh dice, "Merriman, encárgate del carro para el perro de una vez," siempre se olvida de la segunda parte de la línea, "el Sr. Ernesto ha sido repentinamente llamado a regresar a la ciudad". Si lo hace este viernes no voy a esperar por ello, voy a entrar con mi "Sí, señor." De lo contrario, se verá como que metí la pata.
—Trata con eso de hacerle un sonido —se queja Earl, sin levantar la mirada de su libro de texto—. Nunca nadie me da la señal correcta.
Tyler gira sus ojos. —Eso es porque eres tan exigente. Una señal sigue siendo una señal, aunque no sean las palabras exactas en el guión.
Earl sacude su cabeza con disgusto. —¿Esa chica... la que interpreta a Lady Bracknell?
—¿Darcy? —dice Tyler, y entonces se ruboriza. ¡Simplemente al decir su nombre, se ruboriza! Interesante...
—Ella siempre consigue equivocarse en esta única línea. Me vuelve loco.
Tyler frunce el seño. —Pero logra lo esencial de ello.
Max lo mira boquiabierto. —¿Lo esencial de ello? ¿Está tratando de mejorar un trabajo de Oscar Wilde? ¡El pobre hombre debe estar dando vueltas en su tumba!
—Hablas como el Sr. Pratt —dice Tyler.
—¡Porque el Sr. Pratt tiene razón! —Y entonces Max se sonroja.
Vaya, vaya. Estos tipos puede que no hablen mucho acerca de las relaciones, pero seguro que se sonrojan en momentos decisivos, ¿no? Tal vez esa es la clave para entender al sexo opuesto; podría inventar una ciencia, llamándola ruborología.
—¡Ay! —Max agarra su mano—. Acabo de clavarme una astilla de esta estúpida mesa.
—Oh, déjame ver. —Llego al otro lado y acuno su mano en la mía sin pensarlo—. Espera, tengo unas pinzas.
—¿Tienes unas pinzas... contigo? —pregunta Tyler, con una nota de incredulidad en su voz.
—Claro. —Excavo a través de mi mochila hasta encontrar la cremallera de mi bolso tejido donde guardo mis imprescindibles: ChapStick, Advil, Rescue Remedy, ese tipo de cosas. Encuentro las pinzas y las saco. Cuando levanto la vista de nuevo, los tres me miran con recelo.
—¿Qué? —pregunto.
—¿Qué son todas esas cosas? —pregunta Tyler, mirando a escondidas en la bolsa como si estuviera llena de tarántulas.
Siento una punzada de pánico. Podría haber jurado que había sacado todos los tampones de allí. Miro de nuevo dentro del bolso para asegurarme; sí, está libre de productos de higiene femenina. Los chicos utilizan pinzas, ¿verdad? El bálsamo labial es perfectamente neutral al género. ¿Por qué están todos mirándome de esa manera?
—Son sólo... cosas.
—¿Cosas? —repite Max.
—Sí. —Profundizo mi voz y ensancho más mis rodillas. Si era posible pavonearse mientras se está sentado, lo hacía—. Sólo cosas de mier*da que siempre llevo. ¿Tienes algún problema con eso?
—¡Hola, ____man!
Me doy la vuelta y mi pánico da paso a la incredulidad. Josh y su séquito se pavonean por el patio. Todos me sonríen como si acabara de ganar en American Idol, The X Factor o algo así. Vaya. ¿Quién se hubiera imaginado que el vello facial podía ser tan importante?
Cuando Josh se acerca sostiene en el aire un puño y yo, sin saber qué más hacer, lo golpeo torpemente.
—¡Colega! —dice.
Intento una cómplice risa. —¡Colega! —digo de regreso.
—Amigo, ¿puedo hablar contigo un minuto? —Su expresión es conspiradora.
Simplemente me río. ¿Qué diablos está pasando? —¿Yo?
Golpea mi brazo, riendo. De ese tipo de golpe que duele —en serio, realmente duele— pero algo me dice que no saque a relucir eso justo ahora.
—Claro. —Me levanto de la mesa y lo sigo un poco más lejos de los demás. Observo con incertidumbre sobre mi hombro hacia Tyler, Max, y Earl, pero se ven tan asombrados como yo me siento.
—No sé exactamente lo que pasó en la sala de los menesteres... —Se interrumpe.
—¿Con Darcy y Chloe?
—Obviamente, hombre. ¿Qué? ¿Crees que quería preguntarte sobre el inventario?
Sacudo mi cabeza, tratando de averiguar la mejor manera de llevar esto. —Sólo estábamos jugando.
Asiente, sus ojos mieles clavados en los míos como si estuviera tratando de ver en mi alma. —¿Dos a la vez? No pensé que fueras de esos.
Froto mi mandíbula, en lo que esperaba fuera un gesto mundial en los hombres, y luego observo pequeños trozos de lana pegados a mis dedos, los que me apresuro de esconder en mi bolsillo. —Hay muchas cosas que no sabes de mí.
Sigue mirándome. —Eres extraño.
—Oye...
—Pero me agradas. Y aparentemente, también a las pe*rras de la PMV.
Quiero darle una bofetada por eso, pero me detengo. Finalmente estoy llegando a alguna parte con la capa superior; este no era momento de echarlo todo a perder por ceder a impulsos feministas. En su lugar muevo la cabeza hacia atrás y adelante como boxeador arrogante. —¿Qué puedo decir? Tengo una habilidad especial con las pe*rras.
Para nada podía creer que acabara de decir eso.
Se ríe. —No sé lo que ven en ti.
—Soy sensible. —Lo dejo así como si fuera un código para algo pornográfico—. A ellas les gusta eso.
Me da una palmada en la espalda con tanta fuerza que casi me caigo. Luego caminamos de regreso para unirnos a los demás. Todo el mundo nos mira con caras expectantes, como si fuéramos líderes mundiales saliendo de una reunión cumbre.
Josh asiente hacia mí, y me golpea duro en la cabeza. —Este tipo es genial.
Sus amigos se ríen, pero no es la risa humillante que escuché ayer en el vestuario. Es diferente. Sus ojos brillan con algo parecido al respeto.
Aquí está la parte extraña: Aunque sé que todo está basado en un absurdo y enrevesado malentendido, sus risas me elevan como un cálido y efervescente río que me llevaba a todo lo largo. Es completamente ilógico y desquiciado, pero después de la paliza que había recibido mi ego en el último par de días, se sentía tan bien hacer las cosas correctas con estos tipos, para variar.
Josh levanta su puño nuevamente. Lo golpeo con un poco más de confianza esta vez.
Las campanas suenan entonces, avisándonos el fin del receso. Josh lleva su mochila a la Casa Hammond, algunos de ellos giran de vez en cuando para darme otro vistazo. Les guiño y me despido haciendo una señal de piérdanse.
Tyler, Max y Earl no se han movido. Están mirándome, con la boca abierta.
—¿Qué? —pregunto, todo inocente.
—Nada —dice Tyler.
—Podría sacarte esa espina que llevas clavada desde el almuerzo, si quieres —le digo a Max.
—Claro —responde.
Agarro la cremallera de mi bolsa y el Rescue Remedy se cae.
—¿Qué es eso? —pregunta Tyler, recogiéndolo.
—Rescue Remedy. Es homeopático. ¿Quieres un poco? —Piensa en ello durante un segundo, le echa un último vistazo a los amigos de Josh mientras desaparecen dentro del edificio.
—Claro.
—Voy a tomar un poco —dice Max.
Earl asiente con la cabeza. —Sí, yo también.
En la clase de drama, el Sr. Pratt nos separa en parejas y nos pide que interpretemos escenas que ha seleccionado de varias obras. Para mi horror y deleite, me empareja con Niall. Me
siento mareada cuando nos entrega una escena fotocopiada entre Antonio y Bassanio de El Mercader de Venecia.
—¡Me encanta esta obra! —digo entusiasta—. La gente no la hace a menudo debido a toda la cosa antisemita, pero tiene tantos personajes geniales.
Niall se ve un poco sorprendido. —¿Así que lo has leído, entonces?
—Oh sí, estaba en ella.
Revisa el libreto. —¿Quién eras?
—Portia —digo abruptamente, sin pensarlo.
Sus ojos claros se fijan en mi cara.
—¿No es una chica?
Tengo que pensar rápido. Algo acerca de Niall me hace bajar la guardia, lo que es algo que no puedo darme el lujo de hacer aquí. —Sí, es una chica. Quiero decir, interpreta a un hombre durante una escena, pero... —Me distraigo por la tambaleante y extraña sensación que su intensa mirada produce en la boca de mi estómago. ¡Concéntrate, _______!—. Lo hicimos como lo hicieron en los días de Shakespeare, ya sabes, con los chicos interpretando todos los papeles, incluso el de las mujeres.
—¿En serio? —Me estudia con mayor interés—. ¿No era un poco vergonzoso? Me refiero a, ¿interpretar a una chica?
—De ninguna manera —le digo, indignada—. Un papel importante, es un papel importante.
Niall parece considerarlo. Me pregunto en qué está pensando. ¿Había perdido ahora toda la credibilidad varonil con él? ¿Alguna vez la había tenido para empezar?
Dios, ¿por qué había sacado a relucir esto? El primer paso para hacer que tu compañero de cuarto piense que eres un completo fenómeno: Admite que no sólo interpretaste a una chica, sino que lo disfrutaste. Genial, ahora probablemente se sentirá todo homofóbico conmigo y compartir la habitación será totalmente incómodo.
—Para eso se necesitan huevos, hombre —dice finalmente.
—¿Cómo?
—Huevos, cojones. —Cuando todavía lo miro fijamente, aclara—: Pelotas. ¿Nadie te sacó la mier*da por eso?
Me siento henchida de orgullo. ¡Él piensa que tengo cojones! Bueno, es una especie de retorcido cumplido dada mi verdadera anatomía, pero el punto es que me respeta. —Por supuesto, algunas personas lo hicieron, pero no me preocupé por eso.
El Sr. Pratt se acerca para ver cómo estamos. —¿Han leído la escena?
Me encojo de hombros. —Me sé la escena bastante bien.
—Sí, yo también.
Miro a Niall con sorpresa. Él me codea. —¿Qué? ¡Sé leer! Me gusta Shakespeare.
—Muy bien, genial. —El Sr. Pratt se frota las manos, con sus ojos negros brillando—. Así que Antonio y Bassanio. ¿Qué saben sobre estos dos?
—¿Son amigos? —ofrezco.
—Así es —dice el Sr. Pratt—. De hecho, estos chicos tienen una amistad que la mayoría de nosotros sólo soñamos tener.
Niall asiente. —Antonio es totalmente el apoyo de Bassanio.
—¡Muy bien! ¿Cómo sabes eso exactamente? —pregunta, el Sr. Pratt.
—Porque lo arriesga todo por Bassanio —dice Niall—. Él ya había invertido todo su dinero en aquellos buques, por lo que no tenía nada, pero cuando Bassanio se presenta es como, "Claro, usa mi crédito".
El Sr. Pratt se ve contento. —¡Exactamente! Antonio amaba mucho a su amigo, ¿verdad? Estaba dispuesto a arriesgar su vida para estar seguro de que Bassanio pudiera tener lo que necesitara. —Hace una pausa, teniéndonos en suspenso—. ¿Tienen algún amigo así?
Los dos estamos un poco sorprendidos por la pregunta. Sin embargo, es un típico movimiento de un maestro de teatro; un minuto atrás estás hablando de comerciantes isabelinos, algo totalmente alejado a a vida cotidiana, y al siguiente te piden que reveles tus secretos más íntimos. Así es como te llevan a interpretar un papel convincentemente, al conectar las experiencias de los personajes con las tuyas.
Miro hacia Niall, quien sólo se estudiaba sus manos, con el ceño fruncido.
—¿Amigos de qué tipo? —Sé lo que quiere decir, pero estoy estancada, sin saber cómo contestar. ________ tiene amigas que harían casi cualquier cosa por ella, ¿pero ___? ___ tiene a Tyler y compañía, que son mejor que nada, pero difílmente creo que daría una libra de carne por ellos.
—Amigos por los que lo arriesgarías todo... incluso tu vida.
Niall aún no levantaba la mirada, pero dice: —Supongo que antes, de vuelta a casa. Aquí, en realidad no.
—Sí —digo, aliviada de tener una salida fácil—. Yo también.
El Sr. Pratt mira de Niall hacia mí y viceversa; no puedo descifrar la expresión de su rostro, exactamente. Es una combinación compleja de preocupación y compasión, creo. Sin embargo, ¿quién sabe? Tal vez esté pensando en su próximo cigarrillo.
—Así que imagínenselo, entonces, o recuerden a los amigos que tenían antes. Concéntrense en ese sentimiento... respetando y cuidando tanto de alguien, qué harían cualquier cosa para hacerlos felices. ¿Sí? ¿Lo tienen?
Los dos asentimos cuando algunos juegos bruscos en la sala llaman la atención del Sr. Pratt. —¡Oye! Cuidado, patitos. Tumban ese traje de armadura y están muertos. —Se precipita a través de la habitación, con sus dedos rastrillando a través de su cabello despeinado.
A pesar del abundante ruido alrededor de nosotros mientras los chicos ensayan sus escenas, un incómodo silencio se instala entre nosotros. Hago un esfuerzo por romperlo. —¿Quieres ser Antonio? Te pareces más a él.
Me da una sonrisa torcida. —¿Cómo es eso?
—No lo sé. —Lo que quiero decir es que Niall tiene el estilo de Antonio. Tiene un cierto equilibrio y dignidad que no veo muy a menudo, especialmente en varones menores de treinta años.
Tiene la seriedad de Antonio, su porte majestuoso. No digo nada de esto, por supuesto. En lugar de eso murmuro—: Sólo pareces más... maduro.
—Muy bien, genial. Así que eres Bassanio... el tipo que es tan despreocupado que arriesgaría la vida de su mejor amigo sólo para tener un buen vistazo de Portia —bromea—. ¡Frío!
—No, hombre. No es así. —Trato con un poco de arrogancia—. Sólo soy confiado con las damas, es todo. Sé que va a caer por mí, así que no es realmente un riesgo en absoluto.
—Lo que tú digas. —Me da otra sonrisa desigual antes de recoger nuestros guiones y empezar a ensayar.
Di vueltas y me sacudí durante horas anoche, mi cabeza estaba llena de fragmentos de inquietos sueños. Todos protagonizados por Josh descubriéndome en diferentes posiciones comprometedoras y de mí siendo botada a patadas de Underwood, cayendo en desgracia. El rostro de Niall apareció varias veces también, con sus grandes, claros ojos llenos de decepción. Entonces me desperté y lo vi dormido a mi lado, las hermosas líneas de su cuerpo cubiertas con la luz de la luna.
Si hay un infierno, sospecho que se trata de dormir a cinco pies de distancia de alguien de quién estás fuertemente atraído, pero que no puedes tocar.
Sin embargo, nadie me había sacado de mis clases de la mañana con acusaciones. Eso significa qué:
Josh no sospecha nada.
Josh sospecha pero no está seguro, por lo que no ha hecho nada al respecto.
Josh sabe, pero no me ha delatado, al menos no en la dirección. Aún.
Acunando mi pobre café sabor a orina, arrastro mis pies hasta el patio, entrecerrando los ojos por el deslumbrante sol. Veo a Tyler, Max y Earl sentados en un banco de picnic. Siguen siendo lo más cercano que tengo a unos amigos, a menos que cuentes a Niall, y no estaba a la vista. Me siento junto a Earl. Está estudiando un libro de astronomía mientras que Max y Tyler hablan sobre La Importancia de Ser Entusiasta, que estrena en dos días. Ellos tienen partes muy pequeñas; desempeñan a los sirvientes de los personajes de Josh y Niall. Sin embargo, están totalmente en ello. Admiro eso. No importa cuán pequeño sea el papel, sigo pensando que deberías desempeñarlo con todo lo que tienes. Incluso si eres el suplente.
El cabello de Max se ve especialmente abombado esta mañana. Brilla como un rojizo algodón de azúcar dorado en el sol. —Cuando Josh dice, "Merriman, encárgate del carro para el perro de una vez," siempre se olvida de la segunda parte de la línea, "el Sr. Ernesto ha sido repentinamente llamado a regresar a la ciudad". Si lo hace este viernes no voy a esperar por ello, voy a entrar con mi "Sí, señor." De lo contrario, se verá como que metí la pata.
—Trata con eso de hacerle un sonido —se queja Earl, sin levantar la mirada de su libro de texto—. Nunca nadie me da la señal correcta.
Tyler gira sus ojos. —Eso es porque eres tan exigente. Una señal sigue siendo una señal, aunque no sean las palabras exactas en el guión.
Earl sacude su cabeza con disgusto. —¿Esa chica... la que interpreta a Lady Bracknell?
—¿Darcy? —dice Tyler, y entonces se ruboriza. ¡Simplemente al decir su nombre, se ruboriza! Interesante...
—Ella siempre consigue equivocarse en esta única línea. Me vuelve loco.
Tyler frunce el seño. —Pero logra lo esencial de ello.
Max lo mira boquiabierto. —¿Lo esencial de ello? ¿Está tratando de mejorar un trabajo de Oscar Wilde? ¡El pobre hombre debe estar dando vueltas en su tumba!
—Hablas como el Sr. Pratt —dice Tyler.
—¡Porque el Sr. Pratt tiene razón! —Y entonces Max se sonroja.
Vaya, vaya. Estos tipos puede que no hablen mucho acerca de las relaciones, pero seguro que se sonrojan en momentos decisivos, ¿no? Tal vez esa es la clave para entender al sexo opuesto; podría inventar una ciencia, llamándola ruborología.
—¡Ay! —Max agarra su mano—. Acabo de clavarme una astilla de esta estúpida mesa.
—Oh, déjame ver. —Llego al otro lado y acuno su mano en la mía sin pensarlo—. Espera, tengo unas pinzas.
—¿Tienes unas pinzas... contigo? —pregunta Tyler, con una nota de incredulidad en su voz.
—Claro. —Excavo a través de mi mochila hasta encontrar la cremallera de mi bolso tejido donde guardo mis imprescindibles: ChapStick, Advil, Rescue Remedy, ese tipo de cosas. Encuentro las pinzas y las saco. Cuando levanto la vista de nuevo, los tres me miran con recelo.
—¿Qué? —pregunto.
—¿Qué son todas esas cosas? —pregunta Tyler, mirando a escondidas en la bolsa como si estuviera llena de tarántulas.
Siento una punzada de pánico. Podría haber jurado que había sacado todos los tampones de allí. Miro de nuevo dentro del bolso para asegurarme; sí, está libre de productos de higiene femenina. Los chicos utilizan pinzas, ¿verdad? El bálsamo labial es perfectamente neutral al género. ¿Por qué están todos mirándome de esa manera?
—Son sólo... cosas.
—¿Cosas? —repite Max.
—Sí. —Profundizo mi voz y ensancho más mis rodillas. Si era posible pavonearse mientras se está sentado, lo hacía—. Sólo cosas de mier*da que siempre llevo. ¿Tienes algún problema con eso?
—¡Hola, ____man!
Me doy la vuelta y mi pánico da paso a la incredulidad. Josh y su séquito se pavonean por el patio. Todos me sonríen como si acabara de ganar en American Idol, The X Factor o algo así. Vaya. ¿Quién se hubiera imaginado que el vello facial podía ser tan importante?
Cuando Josh se acerca sostiene en el aire un puño y yo, sin saber qué más hacer, lo golpeo torpemente.
—¡Colega! —dice.
Intento una cómplice risa. —¡Colega! —digo de regreso.
—Amigo, ¿puedo hablar contigo un minuto? —Su expresión es conspiradora.
Simplemente me río. ¿Qué diablos está pasando? —¿Yo?
Golpea mi brazo, riendo. De ese tipo de golpe que duele —en serio, realmente duele— pero algo me dice que no saque a relucir eso justo ahora.
—Claro. —Me levanto de la mesa y lo sigo un poco más lejos de los demás. Observo con incertidumbre sobre mi hombro hacia Tyler, Max, y Earl, pero se ven tan asombrados como yo me siento.
—No sé exactamente lo que pasó en la sala de los menesteres... —Se interrumpe.
—¿Con Darcy y Chloe?
—Obviamente, hombre. ¿Qué? ¿Crees que quería preguntarte sobre el inventario?
Sacudo mi cabeza, tratando de averiguar la mejor manera de llevar esto. —Sólo estábamos jugando.
Asiente, sus ojos mieles clavados en los míos como si estuviera tratando de ver en mi alma. —¿Dos a la vez? No pensé que fueras de esos.
Froto mi mandíbula, en lo que esperaba fuera un gesto mundial en los hombres, y luego observo pequeños trozos de lana pegados a mis dedos, los que me apresuro de esconder en mi bolsillo. —Hay muchas cosas que no sabes de mí.
Sigue mirándome. —Eres extraño.
—Oye...
—Pero me agradas. Y aparentemente, también a las pe*rras de la PMV.
Quiero darle una bofetada por eso, pero me detengo. Finalmente estoy llegando a alguna parte con la capa superior; este no era momento de echarlo todo a perder por ceder a impulsos feministas. En su lugar muevo la cabeza hacia atrás y adelante como boxeador arrogante. —¿Qué puedo decir? Tengo una habilidad especial con las pe*rras.
Para nada podía creer que acabara de decir eso.
Se ríe. —No sé lo que ven en ti.
—Soy sensible. —Lo dejo así como si fuera un código para algo pornográfico—. A ellas les gusta eso.
Me da una palmada en la espalda con tanta fuerza que casi me caigo. Luego caminamos de regreso para unirnos a los demás. Todo el mundo nos mira con caras expectantes, como si fuéramos líderes mundiales saliendo de una reunión cumbre.
Josh asiente hacia mí, y me golpea duro en la cabeza. —Este tipo es genial.
Sus amigos se ríen, pero no es la risa humillante que escuché ayer en el vestuario. Es diferente. Sus ojos brillan con algo parecido al respeto.
Aquí está la parte extraña: Aunque sé que todo está basado en un absurdo y enrevesado malentendido, sus risas me elevan como un cálido y efervescente río que me llevaba a todo lo largo. Es completamente ilógico y desquiciado, pero después de la paliza que había recibido mi ego en el último par de días, se sentía tan bien hacer las cosas correctas con estos tipos, para variar.
Josh levanta su puño nuevamente. Lo golpeo con un poco más de confianza esta vez.
Las campanas suenan entonces, avisándonos el fin del receso. Josh lleva su mochila a la Casa Hammond, algunos de ellos giran de vez en cuando para darme otro vistazo. Les guiño y me despido haciendo una señal de piérdanse.
Tyler, Max y Earl no se han movido. Están mirándome, con la boca abierta.
—¿Qué? —pregunto, todo inocente.
—Nada —dice Tyler.
—Podría sacarte esa espina que llevas clavada desde el almuerzo, si quieres —le digo a Max.
—Claro —responde.
Agarro la cremallera de mi bolsa y el Rescue Remedy se cae.
—¿Qué es eso? —pregunta Tyler, recogiéndolo.
—Rescue Remedy. Es homeopático. ¿Quieres un poco? —Piensa en ello durante un segundo, le echa un último vistazo a los amigos de Josh mientras desaparecen dentro del edificio.
—Claro.
—Voy a tomar un poco —dice Max.
Earl asiente con la cabeza. —Sí, yo también.
* * * * * * * * *
En la clase de drama, el Sr. Pratt nos separa en parejas y nos pide que interpretemos escenas que ha seleccionado de varias obras. Para mi horror y deleite, me empareja con Niall. Me
siento mareada cuando nos entrega una escena fotocopiada entre Antonio y Bassanio de El Mercader de Venecia.
—¡Me encanta esta obra! —digo entusiasta—. La gente no la hace a menudo debido a toda la cosa antisemita, pero tiene tantos personajes geniales.
Niall se ve un poco sorprendido. —¿Así que lo has leído, entonces?
—Oh sí, estaba en ella.
Revisa el libreto. —¿Quién eras?
—Portia —digo abruptamente, sin pensarlo.
Sus ojos claros se fijan en mi cara.
—¿No es una chica?
Tengo que pensar rápido. Algo acerca de Niall me hace bajar la guardia, lo que es algo que no puedo darme el lujo de hacer aquí. —Sí, es una chica. Quiero decir, interpreta a un hombre durante una escena, pero... —Me distraigo por la tambaleante y extraña sensación que su intensa mirada produce en la boca de mi estómago. ¡Concéntrate, _______!—. Lo hicimos como lo hicieron en los días de Shakespeare, ya sabes, con los chicos interpretando todos los papeles, incluso el de las mujeres.
—¿En serio? —Me estudia con mayor interés—. ¿No era un poco vergonzoso? Me refiero a, ¿interpretar a una chica?
—De ninguna manera —le digo, indignada—. Un papel importante, es un papel importante.
Niall parece considerarlo. Me pregunto en qué está pensando. ¿Había perdido ahora toda la credibilidad varonil con él? ¿Alguna vez la había tenido para empezar?
Dios, ¿por qué había sacado a relucir esto? El primer paso para hacer que tu compañero de cuarto piense que eres un completo fenómeno: Admite que no sólo interpretaste a una chica, sino que lo disfrutaste. Genial, ahora probablemente se sentirá todo homofóbico conmigo y compartir la habitación será totalmente incómodo.
—Para eso se necesitan huevos, hombre —dice finalmente.
—¿Cómo?
—Huevos, cojones. —Cuando todavía lo miro fijamente, aclara—: Pelotas. ¿Nadie te sacó la mier*da por eso?
Me siento henchida de orgullo. ¡Él piensa que tengo cojones! Bueno, es una especie de retorcido cumplido dada mi verdadera anatomía, pero el punto es que me respeta. —Por supuesto, algunas personas lo hicieron, pero no me preocupé por eso.
El Sr. Pratt se acerca para ver cómo estamos. —¿Han leído la escena?
Me encojo de hombros. —Me sé la escena bastante bien.
—Sí, yo también.
Miro a Niall con sorpresa. Él me codea. —¿Qué? ¡Sé leer! Me gusta Shakespeare.
—Muy bien, genial. —El Sr. Pratt se frota las manos, con sus ojos negros brillando—. Así que Antonio y Bassanio. ¿Qué saben sobre estos dos?
—¿Son amigos? —ofrezco.
—Así es —dice el Sr. Pratt—. De hecho, estos chicos tienen una amistad que la mayoría de nosotros sólo soñamos tener.
Niall asiente. —Antonio es totalmente el apoyo de Bassanio.
—¡Muy bien! ¿Cómo sabes eso exactamente? —pregunta, el Sr. Pratt.
—Porque lo arriesga todo por Bassanio —dice Niall—. Él ya había invertido todo su dinero en aquellos buques, por lo que no tenía nada, pero cuando Bassanio se presenta es como, "Claro, usa mi crédito".
El Sr. Pratt se ve contento. —¡Exactamente! Antonio amaba mucho a su amigo, ¿verdad? Estaba dispuesto a arriesgar su vida para estar seguro de que Bassanio pudiera tener lo que necesitara. —Hace una pausa, teniéndonos en suspenso—. ¿Tienen algún amigo así?
Los dos estamos un poco sorprendidos por la pregunta. Sin embargo, es un típico movimiento de un maestro de teatro; un minuto atrás estás hablando de comerciantes isabelinos, algo totalmente alejado a a vida cotidiana, y al siguiente te piden que reveles tus secretos más íntimos. Así es como te llevan a interpretar un papel convincentemente, al conectar las experiencias de los personajes con las tuyas.
Miro hacia Niall, quien sólo se estudiaba sus manos, con el ceño fruncido.
—¿Amigos de qué tipo? —Sé lo que quiere decir, pero estoy estancada, sin saber cómo contestar. ________ tiene amigas que harían casi cualquier cosa por ella, ¿pero ___? ___ tiene a Tyler y compañía, que son mejor que nada, pero difílmente creo que daría una libra de carne por ellos.
—Amigos por los que lo arriesgarías todo... incluso tu vida.
Niall aún no levantaba la mirada, pero dice: —Supongo que antes, de vuelta a casa. Aquí, en realidad no.
—Sí —digo, aliviada de tener una salida fácil—. Yo también.
El Sr. Pratt mira de Niall hacia mí y viceversa; no puedo descifrar la expresión de su rostro, exactamente. Es una combinación compleja de preocupación y compasión, creo. Sin embargo, ¿quién sabe? Tal vez esté pensando en su próximo cigarrillo.
—Así que imagínenselo, entonces, o recuerden a los amigos que tenían antes. Concéntrense en ese sentimiento... respetando y cuidando tanto de alguien, qué harían cualquier cosa para hacerlos felices. ¿Sí? ¿Lo tienen?
Los dos asentimos cuando algunos juegos bruscos en la sala llaman la atención del Sr. Pratt. —¡Oye! Cuidado, patitos. Tumban ese traje de armadura y están muertos. —Se precipita a través de la habitación, con sus dedos rastrillando a través de su cabello despeinado.
A pesar del abundante ruido alrededor de nosotros mientras los chicos ensayan sus escenas, un incómodo silencio se instala entre nosotros. Hago un esfuerzo por romperlo. —¿Quieres ser Antonio? Te pareces más a él.
Me da una sonrisa torcida. —¿Cómo es eso?
—No lo sé. —Lo que quiero decir es que Niall tiene el estilo de Antonio. Tiene un cierto equilibrio y dignidad que no veo muy a menudo, especialmente en varones menores de treinta años.
Tiene la seriedad de Antonio, su porte majestuoso. No digo nada de esto, por supuesto. En lugar de eso murmuro—: Sólo pareces más... maduro.
—Muy bien, genial. Así que eres Bassanio... el tipo que es tan despreocupado que arriesgaría la vida de su mejor amigo sólo para tener un buen vistazo de Portia —bromea—. ¡Frío!
—No, hombre. No es así. —Trato con un poco de arrogancia—. Sólo soy confiado con las damas, es todo. Sé que va a caer por mí, así que no es realmente un riesgo en absoluto.
—Lo que tú digas. —Me da otra sonrisa desigual antes de recoger nuestros guiones y empezar a ensayar.
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 15.
Esa tarde me siento en mi cama, inclinada sobre mi cuaderno y garabateo furiosamente. El lateral de mi mano está manchado de tinta, pero estoy tan concentrada que apenas me doy cuenta. Mi cabeza está llena de una mezcla de pensamientos desordenados, de los cuales la mitad están extendidos al alzar a través de las páginas. Estoy tratando de sacarlo todo fuera, no importa cuán locas o ilegibles puedan ser las frases. Escribo acerca de ver a Chloe y Darcy en el ensayo la otra noche, lo diferentes que parecían las chicas que conozco y amo. Escribo sobre el poder extrañamente estimulante que sentí hoy, cuando Josh y sus amigos me miraron con respeto, a pesar de que el respeto era totalmente equivocado. Mayormente, sin embargo, escribo sobre Niall: su olor, sus ojos, su risa. En cierto modo me siento tan a gusto a su alrededor, tan libre y extrañamente yo misma. Eso no tiene ningún sentido, sin embargo. Él ni si quiera sabe mi nombre real.
He estado aquí tres días, y todavía no tengo ninguna de mis siete preguntas candentes solucionadas. A este ritmo, es difícil imaginar que voy a tener suficiente material para llenar un buen párrafo, y mucho menos un artículo de investigación muy largo. Quiero decir, sí, tengo un montón de pensamientos, observaciones y fantasías de Niall para anotar en mi diario, pero nada de eso califica como periodismo de investigación, ¿verdad? Y sí, yo podría escribir una el tipo, mira la broma inteligente que logrè hacer ja-ja, pero que en realidad no es periodismo, ¿verdad?
El teléfono suena en la mesilla de noche, me hace saltar. Niall está en la biblioteca. Tiene que ser para él, nadie que conozco tiene este número. Me quedo mirando un momento. ¿Y si es Summer? ¿Reconocerá mi voz? Me digo a mí misma no tocarlo, y luego veo como mi mano serpentea y lo levanta para el cuarto timbre.
—¿Hola? —Soy cuidadosa en utilizar mi registro de voz de chico.
En el otro extremo, un gran chorro de español entra en erupción. La voz femenina. No hace falta ser lingüista para saber que está llorando y jurando. Mi estómago se cae.
Niall tiene una novia que nunca mencionó, ¿tal vez alguien en casa? Me siento más derecha y agarro el teléfono con las dos manos.
—Uh, lo siento, pero este no es Niall —le digo cuando se toma un respiro.
Pausa.
—¿Quién es? —Su inglés tiene un ligero acento, suena sospechoso.
—___ Rodgers. Yo soy su...
—Ay, Dios, eres el nuevo compañero de cuarto, ¿no? ¡Mier*da! Lo siento mucho. Espero que no hables español.
—No —le tranquilizo.
—Yo soy Erica, su hermana. Me acostumbré a que él estuviera solo, se me olvidó todo acerca de ti. —Ella se ríe, pero aún puedo oír las lágrimas en su voz—. ¡Qué vergüenza! ¿Está ahí?
—No. Está en la biblioteca. —Ahora que sé que ella es su hermana y no su novia, me parece que me cae mucho mejor.
—Oh. Es por eso que su celular está apagado, supongo. —Su decepción es palpable—. ¿Es una emergencia? ¿Quieres que corra allí? Podría hacer que te llame en unos minutos.
Ella suspira. —Oh, no realmente. Simplemente, tú sabes, dramas de relación.
—Te escucho. —Parece presuntuoso ofrecer mis servicios como consejero de línea de emergencia, y sin embargo me resisto a sólo colgar. Ella parece tan molesta—. ¿Problemas de chicos, entonces?
—Sí. —Con eso, ella rompe a llorar. Suena como el tipo de llanto que ha estado pasando durante horas, está un poco histérica, la pobre.
Cuando parece más en control digo tentativamente: —¿Quieres hablar de ello?
Ella se queda en silencio por un momento. Supongo que mi oferta debe sorprenderla.
—¿Cuál es tu nombre?
—___ Rodgers.
—Me siento mal. Probablemente tienes tarea y...
—No, en serio. —Veo mi libreta, llena de páginas de notas apenas legibles. No es como que voy a hilar la paja en oro literario en cualquier momento del día—. No estoy tan ocupado.
—Es mi novio estúpido, Julio. ¡Él es un capullo, rompió conmigo y yo soy la última en saberlo!
Una hora más tarde, tengo la historia completa. Al parecer, Niall es del Este de Los Ángeles. Me sorprende que nunca lo mencionara, aunque no estoy segura de por qué; para ahora ya debería saber que los chicos no siempre dan voluntariamente incluso la información básica sobre sí mismos. Erica tomó la pasada primavera el GED y se convirtió en au pair en Sausalito. Su novio, Julio, todavía estaba en Los Ángeles, pero había prometido moverse hacia el norte, tan pronto como hubiera ahorrado suficiente dinero. Planearon alquilar su propio lugar en la ciudad, ya que Erica estaba teniendo un momento difícil con la familia que trabajaba. Le gustaban los niños, pero odiaba a la mamá. De todos modos, el despreciable Julio comenzó a ver a la mejor amiga de Erica... o ex-mejor amiga, a partir de hoy. Erica lo escuchó de su prima, quien los vio besándose en un cine la noche anterior. De vez en cuando Erica cae en un rápido estallido triste en español, lo que lo hace más trágico, de alguna manera.
Se me ocurre que en una conversación con Erica me enteré de muchísimo más acerca de la familia de Niall de lo que he recogido después de haber vivido con él durante tres días.
—Eres un buen oyente. —Acaba de recuperarse de otra buena llorada, durante la cual hice sonidos relajantes lo mejor que pude—. ¡Mejor que Niall, incluso! Él habría perdido la paciencia para este momento.
—Oh, no —le digo—, no es nada.
—¿Tienes novia?
—No. —Oh, Dios. De pronto la conversación entera parece una idea muy mala—. Quiero decir, sí. Más o menos. Es complicado.
—Debes ser muy popular con las chicas.
—No, soy un desastre con las chicas.
Ella se ríe. Es un sonido bajo, ronco, que me recuerda un poco la risa de Niall, excepto que es femenina. —¡Vamos! ¿Sabes cuántos hombres pueden hacer frente a una chica en crisis?
Casi ninguno. ¡Y te ofreciste! La mayoría de los chicos correrían gritando, si escuchan la hermana de alguien llorando histéricamente en el teléfono. Te lo agradezco mucho.
—No hay problema —murmuro. Mis mejillas están ardiendo. Ella está totalmente coqueteando conmigo.
Niall entra entonces, luciendo increíble en vaqueros desgastados y una camiseta de color negro. La vista de él me llena de lujuria y de alivio en partes iguales. Doy un salto y empujo el teléfono a él. —Es tu hermana.
—¿Erica? —Su frente se surca.
—Sí. —No quiero ser grosera, sin embargo, por lo que digo en el receptor a toda prisa—: Hey, aquí está Niall, ¡hasta luego! —Antes de presionar el teléfono en sus manos otra vez.
Él se ve desconcertado. Estoy muy avergonzada y en pánico para explicar, sin embargo. Además, me imagino que va a apreciar un poco de intimidad. Digo adiós y salgo de ahí, a continuación, trepo por las escaleras. Hago un par de vueltas por el campus, respirando el aire caliente y salado, mirando de vez en cuando las nubes hinchadas a la deriva a lo alto como brillantes buques blancos.
Me permito regresar a nuestra sala unos veinte minutos más tarde. Por alguna razón, el nerviosismo se revuelve dentro de mi vientre como un animal atrapado.
Niall está en su escritorio estudiando sus líneas. Me mira y sonríe.
—Así que conociste a mi hermana.
—Algo así —murmuro.
—Ella estaba impresionada.
Trato de hacer un ruido desdeñoso en mi garganta. Espero que sea como hablan los hombres porque no quiero hablar de ello. No tengo suerte. Niall, o bien no entiende la señal o voluntariamente la ignora.
—Sabes, Josh va a dar una fiesta el viernes, luego de la apertura.
Yo no digo nada. En circunstancias diferentes, oír a un tipo que me gusta abordar el tema de una fiesta pendiente me pondría a flotar con seguridad.
De alguna manera, sin embargo, dudo que los planes de Niall sean llevarme como su cita.
—No me han invitado en realidad —le digo.
—Y qué, te estoy invitando.
—¿No es para el reparto? —No sé qué tan grande sea la casa de Josh o cuántas personas van a estar ahí, pero si Summer es una de ellas, no me puedo arriesgar a ir.
—El elenco, y la gente que invitamos. —Coge una pelota de fútbol Nerf y comienza a tirar hacia atrás y adelante—. Tal vez te gustaría llevar a mi hermana.
Sólo levanto una ceja.
Se ríe. —¿Qué tiene de malo? ¿Sólo una chica es algo demasiado aburrido?
—¿Qué se supone que significa eso?
—Me enteré de lo del armario.
Gimo. —Espera, ¿te enteraste de eso y ahora me estás arreglando con tu hermana?
Su rostro se pone serio. —No es esa clase de chica.
—¿Entonces por qué estás...?
Agita una mano hacia mí con desdén. —Sólo porque quieres divertirte, no significa que no puedes tratar a una chica de la forma en que deben ser tratadas. ¿Estoy en lo cierto?
—Sí. Cierto. Pero la historia del armario de apoyo fue...
—Nada de mi importancia. Que es por lo que no traje el tema.
Pienso en eso. —Espera, pero sí tocaste el tema.
—Lo que sea. Te estás colgando en los detalles. El punto es que te conseguí una cita con mi hermana. Eso no es poca cosa. Ella es hermosa. Y es la más dulce. Vas a darme las gracias,
—Estoy seguro de que ella es genial, pero... —Pero soy una chica. Una chica heterosexual. Y la única persona con la que quiero salir es contigo.
—¿Qué? —Su expresión se oscurece y los músculos se tensan en su mandíbula—. ¿No te gustan las chicas mexicanas?
—¡Oh, Dios, no! —grito—. No es nada como eso. Soy... tímido.
Hace una pausa considerándome. Para mi alivio la ira se desvanece de su rostro, sustituido por una seria, confiada expresión. —Yo soy su hermano, lo que significa que no la dejaría salir con cualquiera. Tómalo como un cumplido. De todos modos, no es como que tienes que casarte con ella. Sólo distraerla, ella está realmente molesta por este tipo Julio. Hijo de pu*ta. Voy a patearle tanto el culo.
—Me siento honrado —digo, en verdad—, pero este viernes no va a funcionar.
—Está bien. —Él asiente con la cabeza, impertubable.
—Excelente. Gracias por la comprensión.
—¿Qué tal mañana por la noche?
—¡Niall!
—¿Qué? Puedes llevarla a un café. Es un compromiso de tres dólares y dos horas, como mucho.
Suspiro. Está comenzando a parecer que no hay salida airosa de esto. Ya estoy tan enredada en la mentira, ¿qué es un pequeño engaño más?
—Está bien, mañana por la noche.
—Ese es mi hombre. —Él pone un puño y yo lo golpeo.
Vuelve a estudiar, y yo me doblo sobre mi cuaderno una vez más. Mis pensamientos son más confusos que nunca, sin embargo. No puedo sacar incluso una frase decente.
—¿Vas a llevar a Summer a la fiesta? —digo abruptamente antes de que pueda detenerme.
Él me mira por encima del hombro, sorprendido. —Tal vez. En realidad no es esa clase de trato.
—¿Qué clase de trato?
—Todo el elenco estará allí. No es como que tuviera que invitarla. —Él me mira de reojo a su guión de nuevo.
—Aun así te gusta, ¿verdad? —Corro una mano por mi pelo, pensando en cuánto más largo y sexy es el de ella.
—No lo sé. He oído que tiene un novio.
—Robbie Herbert —digo rápidamente, sin pensar.
Él se da vuelta para mirarme. —¿Cómo sabes?
—Um, bueno, eso escuché, de todos modos.
—¿De quién?
—Uh... ¿de dónde he oído eso? —¡Piensa, _______, piensa!—. ¡Mi prima! ¿Recuerdas?, va a la escuela con ella.
—Oh, sí. Dijiste eso. —Él mira melancólicamente al suelo.
Yo juego con mi pluma. —¿Estás enamorado de ella?
—¿Enamorado? —Lo dice como si fuera un concepto completamente extraño—. No sé, hombre.
Cuando me atrevo a mirarlo, me está mirando con recelo. Supongo que la palabra A no se utiliza mucho entre las personas con cromosomas Y.
Trato de poner remedio al desliz con una pizca de hombría. —¿Tocarás ese culo?
Él acaba de tomar un sorbo de agua y casi se ahora. —Oh, hombre, no.
—¿Qué?
—Mira, sé que el inglés es tu primer idioma y todo, pero no vayas jugando con el argot sucio hasta que hayas logrado un agarre de él, ¿de acuerdo? —Niega con la cabeza, sonriendo—. "¿Tocarás ese culo?" Eso está mal.
Me encuentro sonriéndole, feliz de haber terminado con el tema Summer Sheers. —Está bien. Si tú lo dices.
—Y ten cuidado con mi hermana. No es necesario estar tocando nada hasta conocerla mejor, tal vez ni siquiera entonces.
Ruedo los ojos. —Créeme, no tienes nada de qué preocuparse.
Si sólo supiera.
He estado aquí tres días, y todavía no tengo ninguna de mis siete preguntas candentes solucionadas. A este ritmo, es difícil imaginar que voy a tener suficiente material para llenar un buen párrafo, y mucho menos un artículo de investigación muy largo. Quiero decir, sí, tengo un montón de pensamientos, observaciones y fantasías de Niall para anotar en mi diario, pero nada de eso califica como periodismo de investigación, ¿verdad? Y sí, yo podría escribir una el tipo, mira la broma inteligente que logrè hacer ja-ja, pero que en realidad no es periodismo, ¿verdad?
El teléfono suena en la mesilla de noche, me hace saltar. Niall está en la biblioteca. Tiene que ser para él, nadie que conozco tiene este número. Me quedo mirando un momento. ¿Y si es Summer? ¿Reconocerá mi voz? Me digo a mí misma no tocarlo, y luego veo como mi mano serpentea y lo levanta para el cuarto timbre.
—¿Hola? —Soy cuidadosa en utilizar mi registro de voz de chico.
En el otro extremo, un gran chorro de español entra en erupción. La voz femenina. No hace falta ser lingüista para saber que está llorando y jurando. Mi estómago se cae.
Niall tiene una novia que nunca mencionó, ¿tal vez alguien en casa? Me siento más derecha y agarro el teléfono con las dos manos.
—Uh, lo siento, pero este no es Niall —le digo cuando se toma un respiro.
Pausa.
—¿Quién es? —Su inglés tiene un ligero acento, suena sospechoso.
—___ Rodgers. Yo soy su...
—Ay, Dios, eres el nuevo compañero de cuarto, ¿no? ¡Mier*da! Lo siento mucho. Espero que no hables español.
—No —le tranquilizo.
—Yo soy Erica, su hermana. Me acostumbré a que él estuviera solo, se me olvidó todo acerca de ti. —Ella se ríe, pero aún puedo oír las lágrimas en su voz—. ¡Qué vergüenza! ¿Está ahí?
—No. Está en la biblioteca. —Ahora que sé que ella es su hermana y no su novia, me parece que me cae mucho mejor.
—Oh. Es por eso que su celular está apagado, supongo. —Su decepción es palpable—. ¿Es una emergencia? ¿Quieres que corra allí? Podría hacer que te llame en unos minutos.
Ella suspira. —Oh, no realmente. Simplemente, tú sabes, dramas de relación.
—Te escucho. —Parece presuntuoso ofrecer mis servicios como consejero de línea de emergencia, y sin embargo me resisto a sólo colgar. Ella parece tan molesta—. ¿Problemas de chicos, entonces?
—Sí. —Con eso, ella rompe a llorar. Suena como el tipo de llanto que ha estado pasando durante horas, está un poco histérica, la pobre.
Cuando parece más en control digo tentativamente: —¿Quieres hablar de ello?
Ella se queda en silencio por un momento. Supongo que mi oferta debe sorprenderla.
—¿Cuál es tu nombre?
—___ Rodgers.
—Me siento mal. Probablemente tienes tarea y...
—No, en serio. —Veo mi libreta, llena de páginas de notas apenas legibles. No es como que voy a hilar la paja en oro literario en cualquier momento del día—. No estoy tan ocupado.
—Es mi novio estúpido, Julio. ¡Él es un capullo, rompió conmigo y yo soy la última en saberlo!
Una hora más tarde, tengo la historia completa. Al parecer, Niall es del Este de Los Ángeles. Me sorprende que nunca lo mencionara, aunque no estoy segura de por qué; para ahora ya debería saber que los chicos no siempre dan voluntariamente incluso la información básica sobre sí mismos. Erica tomó la pasada primavera el GED y se convirtió en au pair en Sausalito. Su novio, Julio, todavía estaba en Los Ángeles, pero había prometido moverse hacia el norte, tan pronto como hubiera ahorrado suficiente dinero. Planearon alquilar su propio lugar en la ciudad, ya que Erica estaba teniendo un momento difícil con la familia que trabajaba. Le gustaban los niños, pero odiaba a la mamá. De todos modos, el despreciable Julio comenzó a ver a la mejor amiga de Erica... o ex-mejor amiga, a partir de hoy. Erica lo escuchó de su prima, quien los vio besándose en un cine la noche anterior. De vez en cuando Erica cae en un rápido estallido triste en español, lo que lo hace más trágico, de alguna manera.
Se me ocurre que en una conversación con Erica me enteré de muchísimo más acerca de la familia de Niall de lo que he recogido después de haber vivido con él durante tres días.
—Eres un buen oyente. —Acaba de recuperarse de otra buena llorada, durante la cual hice sonidos relajantes lo mejor que pude—. ¡Mejor que Niall, incluso! Él habría perdido la paciencia para este momento.
—Oh, no —le digo—, no es nada.
—¿Tienes novia?
—No. —Oh, Dios. De pronto la conversación entera parece una idea muy mala—. Quiero decir, sí. Más o menos. Es complicado.
—Debes ser muy popular con las chicas.
—No, soy un desastre con las chicas.
Ella se ríe. Es un sonido bajo, ronco, que me recuerda un poco la risa de Niall, excepto que es femenina. —¡Vamos! ¿Sabes cuántos hombres pueden hacer frente a una chica en crisis?
Casi ninguno. ¡Y te ofreciste! La mayoría de los chicos correrían gritando, si escuchan la hermana de alguien llorando histéricamente en el teléfono. Te lo agradezco mucho.
—No hay problema —murmuro. Mis mejillas están ardiendo. Ella está totalmente coqueteando conmigo.
Niall entra entonces, luciendo increíble en vaqueros desgastados y una camiseta de color negro. La vista de él me llena de lujuria y de alivio en partes iguales. Doy un salto y empujo el teléfono a él. —Es tu hermana.
—¿Erica? —Su frente se surca.
—Sí. —No quiero ser grosera, sin embargo, por lo que digo en el receptor a toda prisa—: Hey, aquí está Niall, ¡hasta luego! —Antes de presionar el teléfono en sus manos otra vez.
Él se ve desconcertado. Estoy muy avergonzada y en pánico para explicar, sin embargo. Además, me imagino que va a apreciar un poco de intimidad. Digo adiós y salgo de ahí, a continuación, trepo por las escaleras. Hago un par de vueltas por el campus, respirando el aire caliente y salado, mirando de vez en cuando las nubes hinchadas a la deriva a lo alto como brillantes buques blancos.
Me permito regresar a nuestra sala unos veinte minutos más tarde. Por alguna razón, el nerviosismo se revuelve dentro de mi vientre como un animal atrapado.
Niall está en su escritorio estudiando sus líneas. Me mira y sonríe.
—Así que conociste a mi hermana.
—Algo así —murmuro.
—Ella estaba impresionada.
Trato de hacer un ruido desdeñoso en mi garganta. Espero que sea como hablan los hombres porque no quiero hablar de ello. No tengo suerte. Niall, o bien no entiende la señal o voluntariamente la ignora.
—Sabes, Josh va a dar una fiesta el viernes, luego de la apertura.
Yo no digo nada. En circunstancias diferentes, oír a un tipo que me gusta abordar el tema de una fiesta pendiente me pondría a flotar con seguridad.
De alguna manera, sin embargo, dudo que los planes de Niall sean llevarme como su cita.
—No me han invitado en realidad —le digo.
—Y qué, te estoy invitando.
—¿No es para el reparto? —No sé qué tan grande sea la casa de Josh o cuántas personas van a estar ahí, pero si Summer es una de ellas, no me puedo arriesgar a ir.
—El elenco, y la gente que invitamos. —Coge una pelota de fútbol Nerf y comienza a tirar hacia atrás y adelante—. Tal vez te gustaría llevar a mi hermana.
Sólo levanto una ceja.
Se ríe. —¿Qué tiene de malo? ¿Sólo una chica es algo demasiado aburrido?
—¿Qué se supone que significa eso?
—Me enteré de lo del armario.
Gimo. —Espera, ¿te enteraste de eso y ahora me estás arreglando con tu hermana?
Su rostro se pone serio. —No es esa clase de chica.
—¿Entonces por qué estás...?
Agita una mano hacia mí con desdén. —Sólo porque quieres divertirte, no significa que no puedes tratar a una chica de la forma en que deben ser tratadas. ¿Estoy en lo cierto?
—Sí. Cierto. Pero la historia del armario de apoyo fue...
—Nada de mi importancia. Que es por lo que no traje el tema.
Pienso en eso. —Espera, pero sí tocaste el tema.
—Lo que sea. Te estás colgando en los detalles. El punto es que te conseguí una cita con mi hermana. Eso no es poca cosa. Ella es hermosa. Y es la más dulce. Vas a darme las gracias,
—Estoy seguro de que ella es genial, pero... —Pero soy una chica. Una chica heterosexual. Y la única persona con la que quiero salir es contigo.
—¿Qué? —Su expresión se oscurece y los músculos se tensan en su mandíbula—. ¿No te gustan las chicas mexicanas?
—¡Oh, Dios, no! —grito—. No es nada como eso. Soy... tímido.
Hace una pausa considerándome. Para mi alivio la ira se desvanece de su rostro, sustituido por una seria, confiada expresión. —Yo soy su hermano, lo que significa que no la dejaría salir con cualquiera. Tómalo como un cumplido. De todos modos, no es como que tienes que casarte con ella. Sólo distraerla, ella está realmente molesta por este tipo Julio. Hijo de pu*ta. Voy a patearle tanto el culo.
—Me siento honrado —digo, en verdad—, pero este viernes no va a funcionar.
—Está bien. —Él asiente con la cabeza, impertubable.
—Excelente. Gracias por la comprensión.
—¿Qué tal mañana por la noche?
—¡Niall!
—¿Qué? Puedes llevarla a un café. Es un compromiso de tres dólares y dos horas, como mucho.
Suspiro. Está comenzando a parecer que no hay salida airosa de esto. Ya estoy tan enredada en la mentira, ¿qué es un pequeño engaño más?
—Está bien, mañana por la noche.
—Ese es mi hombre. —Él pone un puño y yo lo golpeo.
Vuelve a estudiar, y yo me doblo sobre mi cuaderno una vez más. Mis pensamientos son más confusos que nunca, sin embargo. No puedo sacar incluso una frase decente.
—¿Vas a llevar a Summer a la fiesta? —digo abruptamente antes de que pueda detenerme.
Él me mira por encima del hombro, sorprendido. —Tal vez. En realidad no es esa clase de trato.
—¿Qué clase de trato?
—Todo el elenco estará allí. No es como que tuviera que invitarla. —Él me mira de reojo a su guión de nuevo.
—Aun así te gusta, ¿verdad? —Corro una mano por mi pelo, pensando en cuánto más largo y sexy es el de ella.
—No lo sé. He oído que tiene un novio.
—Robbie Herbert —digo rápidamente, sin pensar.
Él se da vuelta para mirarme. —¿Cómo sabes?
—Um, bueno, eso escuché, de todos modos.
—¿De quién?
—Uh... ¿de dónde he oído eso? —¡Piensa, _______, piensa!—. ¡Mi prima! ¿Recuerdas?, va a la escuela con ella.
—Oh, sí. Dijiste eso. —Él mira melancólicamente al suelo.
Yo juego con mi pluma. —¿Estás enamorado de ella?
—¿Enamorado? —Lo dice como si fuera un concepto completamente extraño—. No sé, hombre.
Cuando me atrevo a mirarlo, me está mirando con recelo. Supongo que la palabra A no se utiliza mucho entre las personas con cromosomas Y.
Trato de poner remedio al desliz con una pizca de hombría. —¿Tocarás ese culo?
Él acaba de tomar un sorbo de agua y casi se ahora. —Oh, hombre, no.
—¿Qué?
—Mira, sé que el inglés es tu primer idioma y todo, pero no vayas jugando con el argot sucio hasta que hayas logrado un agarre de él, ¿de acuerdo? —Niega con la cabeza, sonriendo—. "¿Tocarás ese culo?" Eso está mal.
Me encuentro sonriéndole, feliz de haber terminado con el tema Summer Sheers. —Está bien. Si tú lo dices.
—Y ten cuidado con mi hermana. No es necesario estar tocando nada hasta conocerla mejor, tal vez ni siquiera entonces.
Ruedo los ojos. —Créeme, no tienes nada de qué preocuparse.
Si sólo supiera.
horan0nfire
Re: Babe in Boyland. |Niall Horan|
Capitulo 16.
—¡Psst! ___. ¿Estás despierto?
Estoy soñando, por supuesto, profundamente dormida. Rachel Webb y Logan Lerman me preguntan en tono sarcástico dónde está mi Historia del Año. Golpeo en la mesa ante ellos en señal de triunfo, pensando, ¡Ja! Eso les mostrará. Sus cejas se arquean al unísono. Miro hacia abajo para ver lo que he presentado es una par de medias de tubo voluminosas.
—¿___? Despierta.
Mis ojos se abre. Hay una gran figura encima de mi cama, completamente vestida. Me estremezco, sorprendida.
—Está bien. Soy yo, Niall.
—¿Qué? Arrgh. —Siempre soy muy elocuente a las —parpadeo al reloj— dos de la mañana.
—Vamos. —Él se agacha al lado de mi cama. Me doy cuenta, incluso en mi estado aturdido, qué tan cerca está que puedo oler la sal en su piel. Eso me despierta.
—¿Dónde estamos yendo? —pregunto.
—Es una sorpresa.
Bueno, sé que esto es peligroso. Las sorpresas no son exactamente bienvenidas cuando tienes todo para ocultar. Sin embargo, la emoción en su voz es contagiosa. Me encuentro a mí misma saliendo de la cama. Como usualmente duermo en pantalones y una remera, para camuflar las tetas al máximo. Todo lo que tengo que hacer es ponerme mis zapatillas de tenis.
—¿En serio? ¿No me dirás a dónde vamos? —susurro.
—Sólo sígueme.
No decimos nada y tratamos de avanzar sin hacer ruido mientras hacemos nuestro camino por las escaleras y salimos por la puerta trasera de los dormitorios. Una vez fuera, el aire cálido de la noche nos envuelve, oliendo a pino y hierba seca. Incluso ahora, en medio de la noche, el calor del día se aferra a la tierra reseca. Cada pocos minutos, sin embargo, viene una bocanada de viento, trayendo consigo el frío, húmedo beso del mar.
—Por aquí —susurra Niall.
Lo sigo por el sendero que conduce al edificio de nuevos medios de comunicación, pero antes que lleguemos más lejos él se desvía hacia el bosque.
—¿Dónde me llevas? —pregunto de nuevo.
—Te lo dije. Es una sorpresa.
Caminamos un poco más sin hablar, sólo el sonido de los grillos en nuestros oídos y el ulular ocasional de un búho. Nuestros pies se mueven sin hacer ruido a través del esponjoso, césped bien cuidado.
Cuando llegamos al borde del bosque, dudo. —¿Estamos yendo allí?
Sólo puedo distinguir su sonrisa blanca en la oscuridad. —¿Tienes miedo?
—No.
—Bueno, entonces, cállate y sígueme.
Puedo ver que no tengo muchas opciones, cuando lo dice de esa manera. Lo último que quiero es que Niall piense en mí como un cobarde. Quiero su respeto más que nada que haya conocido en mi vida.
Wow.
Pienso en todos mis enamoramientos antes de éste, desde el anhelo innombrable que sentí por Todd Wright en quinto grado al interés que tuve en Paul Pecaud el verano pasado. Quería gustarles, que me codiciaran, incluso que me adoraran, pero por alguna razón el respeto no era una gran consideración. Estaba muy ocupada tratando de verme atractiva como para alguna vez ser yo misma. Ahora, despojada de mi brillo labial, mi pelo brillante y toda mi parafernalia femenina, lo que más quiero de Niall es que entienda quién soy y lo respete.
Sin embargo, no hay mucho tiempo para analizar esta línea de pensamiento más allá. Se necesita toda mi concentración sólo para seguir su descolorida camiseta amarilla por el laberinto de sombras y árboles. La luz de la luna no puede penetrar la gruesa cubierta de follaje, y apenas puedo ver. Mientras caminamos, cada ramita chasquea, cada ráfaga de movimiento en la maleza me tiene sacudiendo mi cabeza alrededor, nerviosa como un gato. Una vez, un murciélago se acerca a mi cara y no puedo reprimir un grito de sorpresa, aunque suene infantil, incluso para mí.
—Tranquilo, vaquero. —Niall se ríe en voz baja.
—¡Un murciélago casi queda atrapado en mi cabello! —digo con indignación.
—Así que naturalmente gritas como una niña.
Seguimos caminando, y finalmente somos capaces de avanzar uno junto al otro en lugar de en fila. Los árboles son menos densos, y un poco de luz de la luna se escurre entre las ramas, fundiendo patrones de cordones plateado aquí y allá en el suelo. Nuestros pasos decaen en un ritmo, la cadencia tan exacta que podría ser una persona. Ninguno de los dos dice nada durante un tiempo. Así es cómo los chicos lo hacen, pienso: menos conversación, más acción.
A lo lejos, puedo distinguir el gorgojo suave del agua corriendo. Ladeo mi cabeza.
—¿Has oído eso? —pregunta, sonando feliz.
—Sí. ¿Qué es?
—Lo llamamos el Arroyo del Hombre Muerto. No sé si ése es el nombre oficial o no.
Me estremezco. —¿Por qué lo llaman así?
—No lo sé. Para asustar a los estudiantes de primer año, supongo. O tal vez a causa de los cadáveres que están encontrando siempre allí.
—¿Los...?
Él se ríe y empieza a correr por delante. —¡Vamos! ¡Ya casi estamos allí!
Es difícil mantenerse en la oscuridad. Niall es rápido, su forma ágil abriéndose a través de los árboles y saltando sobre las rocas como un veloz ciervo. Por suerte, soy más buena en esto de lo que lo soy jugando al básquet, así que corro tan rápido como puedo y alcanzo a no perderlo.
No estoy segura de qué tan profundo en el bosque vamos. Todo lo que sé es que estoy empezando a jadear y resoplar, preguntándome cuánto más tiempo puedo seguir el ritmo, pasamos debajo de un árbol grande de madera roja y paramos.
—¿Qué te parece? —Niall pregunta, sonando desesperadamente afectado por nuestra carrera—. ¿Te gusta?
Tenemos ante nosotros un agujero de natación, alrededor de unos seis metros de diámetro. Sus bancos están llenos de piedras y helechos. La lustrosa superficie brilla en la luz de la luna.
Es impresionante.
—Si —murmuro, extrañamente conmovida. Él me quería mostrar esto, a mí, y nadie más—. Es... wow.
—¡Lo sé! ¿No es increíble? —empieza a quitarse su camisa, sus movimientos son apresurados. Cuando llega a desabrocharse los pantalones agarro su brazo.
—¡Espera! ¿Qué estás haciendo?
Él me mira desconcertado. —Yendo a nadar.
—¿Ahora? —Mi voz suena estrangulada—. ¿Aquí?
—Si, por supuesto. ¿Por qué, qué tiene de malo?
Mi mente corre. —Um, ¿eso es una buena idea?
—Está todavía caliente. ¿Por qué no?
Atormento mi cerebro por una manera de salir de esto. —Así es. Caliente. Es sólo que... bueno, en mi familia, um... esto sonará estúpido.
—No te preocupes, sólo dilo.
A pesar de que abro la boca, no estoy segura de lo que saldrá. —Somos religiosos.
—Uh-huh...
—Muy anticuados. Prácticamente amish.
Él me mira confundido. —Bueno...
—Y muy modestos. Me refiero, como la desnudez. Nunca. En nuestra casa.
Él abre sus ojos en la repentina comprensión. —¿Es por eso que tomaste un casillero lo más lejos posible de los demás?
—Uh-huh...
—Y el por qué no te cambias cuando estoy en la habitación.
Asiento con la cabeza. ¡Esto es tan bueno! Sin querer he dado en la explicación perfecta por mi miedo crónico de la desnudez. —¿Te has dado cuenta? Sí, es por eso.
Su entrecejo se arruga. —Así que tienes como... ¿vergüenza?
—Bueno, ya sabes cómo es cuando uno crece de una manera determinada, y... —Camino fuera. Puesto que nunca ha habido chicos en nuestra casa, mi mamá y yo siempre hemos sido muy "ropa opcional". En el verano, estamos prácticamente desnudas. Decido que cuanto menos diga sobre esta familia puritana de ficción, mejor—. Es incómodo para mí.
—Está bien. —Él está allí, el pecho desnudo brillando en la luz de la luna, un botón de la bragueta abierta. Siento un desvanecimiento diferente viviendo, pero lo mantengo bajo control.
—¿Crees que soy un bicho raro? —pregunto tímidamente.
—No, hombre, de ninguna manera. —Me da una palmada en la espalda—. Escucha, sólo no miramos, ¿de acuerdo? De todos modos, una vez que estamos en el agua no puedes ver nada.
Mi corazón late. —¿Prometes no echar un vistazo?
—¿Qué piensas? —Me lanza una mirada, agregando—. Como si tuvieras algo que me interesara.
Es arriesgado. El agua se ve tan suave, sin embargo, tan atractiva. He sudado durante nuestra carrera, y sólo puedo imaginar lo bien que se sentirá, cayendo en las profundidades frías.
Además, negarme estaría mal. Trayéndome aquí era su regalo para mí; no recibiéndolo sería como tirando esa generosidad en su cara. Prefiero volar mi cubierta y olvidarme de la Historia del Año que hacer eso.
—Muy bien —le digo—, pero tú vas primero.
—Estoy en ello. —Se desabrocha la bragueta y se baja sus pantalones.
A través de la fuerza de voluntad me las arreglo para cerrar mis ojos.
Bueno, un vistazo. Pero sólo una vez.
Luego lo oigo chapoteando y riendo, por lo tanto sé que es mi turno.
—¡No mires! —ordeno, tratando de sonar amenazadora.
—Te lo dije. —Su voz ondea a través del agua—. No eres mi tipo.
Me acurruco en la sombra del árbol de madera roja y me deshago de mi ropa a una velocidad sobrehumana. No me molesto en doblarla, solo lanzo mi ropa en unos extensos helechos y me precipito para el agujero de natación, usando mis manos para cubrirme la mayor parte que puedo.
—¡Scheisse! ¡Ahhh! —Doy un pequeño grito cuando golpeo el agua. Dios, ¿qué pasa con eso? Nunca me di cuenta que hiciera tantos sonidos femeninos involuntariamente. ¡Necesito reprimirlos seriamente! Está más frío de lo que esperaba, sin embargo. Siento esa punzada inicial del choque, la falta de aliento ¿por qué diablos estoy haciendo esto? Entonces mi cuerpo se estremece una vez y se entrega a ello, dejándolo rodearme y hacerme menos pesada. Delicioso.
—¿___? —Lo oigo a unos tres metros de distancia, pero apenas puedo distinguir la sombra de su cabeza flotando en el agua—. ¿Estás bien?
—Sí. —Me río... bueno, suelto una risita tonta, luego trato de disfrazarla con un gruñido—. ¡Se siente fantástico!
—Te lo dije. —Él nada hacia mí. Puedo ver los círculos concéntricos que irradian de él. Oh, Dios, ¿por qué me torturas? La necesidad de nadar hacia él y sentir el fresco terciopelo de su piel bajo el agua es abrumadora.
Se detiene cerca de un metro y medio de distancia. El agua es profunda, pasamos por un momento de silencio. Quiero flotar en mi espalda y relajarme, pero temo que eso mostraría demasiado de mí. Se me ocurre que eso es exactamente el tipo de calma, momento sin vigilancia en que debería estar trabajando a través de mi lista de preguntas para ver si puedo conseguir respuestas honestas. Sin embargo, estoy empezando a pensar que la lista de preguntas no es precisamente el mejor enfoque. Muy torpe y formal. Tal vez sólo estar aquí, experimentando lo que los chicos experimentan, es suficiente.
—Es más frío de lo que esperaba —le digo, temblando de nuevo.
—¿Si? ¿Ese grito es de lo que se trataba? —Puedo decir que está tratando de no reírse—. Oye, hombre, no lo tomes a mal, pero si gritas así en el Este de Los Ángeles, estate seguro de conseguir una patada en el culo.
Le tiro agua en respuesta.
Después de una pausa, dice: —Realmente nunca encajé allí.
—¿Dónde?
—En El Sereno, donde crecí. —Su voz es diferente, ahora... más grave.
—¿Por qué no? —pregunto.
—Sólo no, ¿sabes? Mi mejor amigo regresó a casa, ¿Gustavo? Es un distribuidor. No de droga dura, pero aun así, solo marihuana y X. Entonces no me puedo relacionar. Es como que no puedo ir a casa y sentirme como en casa, ¿sabes? Estoy atrapado entre dos mundos.
—Sí. Puedo verlo. —Una parte de mi está emocionada ante la oportunidad de ser su confidente; algo me dice que no habla así muy a menudo. Otra parte de mí se retuerce con la culpa. El hombre en el que está confiando ni siquiera existe.
—Eres la primera persona con la que realmente quería hablar aquí —dice.
Mi garganta se siente apretada. —¿Sí?
—Sí. Odio estar ventilando mi vida privada, pero si tengo que tener un compañero de cuarto, me alegro que seas tú.
—Lo mismo digo.
Estamos en silencio de nuevo, escuchando la sinfonía de grillos interrumpidos por el croar sombrío de una rana. Me pregunto qué diría si conociera mi secreto. ¿Le gustaría ________ tanto como le gusta ___? ¿Le contaría sus secretos?
Sí, me digo. ___ es ________ en pantalones. La persona es la que le gusta.
En el fondo, sin embargo, no estoy tan segura.
Estoy soñando, por supuesto, profundamente dormida. Rachel Webb y Logan Lerman me preguntan en tono sarcástico dónde está mi Historia del Año. Golpeo en la mesa ante ellos en señal de triunfo, pensando, ¡Ja! Eso les mostrará. Sus cejas se arquean al unísono. Miro hacia abajo para ver lo que he presentado es una par de medias de tubo voluminosas.
—¿___? Despierta.
Mis ojos se abre. Hay una gran figura encima de mi cama, completamente vestida. Me estremezco, sorprendida.
—Está bien. Soy yo, Niall.
—¿Qué? Arrgh. —Siempre soy muy elocuente a las —parpadeo al reloj— dos de la mañana.
—Vamos. —Él se agacha al lado de mi cama. Me doy cuenta, incluso en mi estado aturdido, qué tan cerca está que puedo oler la sal en su piel. Eso me despierta.
—¿Dónde estamos yendo? —pregunto.
—Es una sorpresa.
Bueno, sé que esto es peligroso. Las sorpresas no son exactamente bienvenidas cuando tienes todo para ocultar. Sin embargo, la emoción en su voz es contagiosa. Me encuentro a mí misma saliendo de la cama. Como usualmente duermo en pantalones y una remera, para camuflar las tetas al máximo. Todo lo que tengo que hacer es ponerme mis zapatillas de tenis.
—¿En serio? ¿No me dirás a dónde vamos? —susurro.
—Sólo sígueme.
No decimos nada y tratamos de avanzar sin hacer ruido mientras hacemos nuestro camino por las escaleras y salimos por la puerta trasera de los dormitorios. Una vez fuera, el aire cálido de la noche nos envuelve, oliendo a pino y hierba seca. Incluso ahora, en medio de la noche, el calor del día se aferra a la tierra reseca. Cada pocos minutos, sin embargo, viene una bocanada de viento, trayendo consigo el frío, húmedo beso del mar.
—Por aquí —susurra Niall.
Lo sigo por el sendero que conduce al edificio de nuevos medios de comunicación, pero antes que lleguemos más lejos él se desvía hacia el bosque.
—¿Dónde me llevas? —pregunto de nuevo.
—Te lo dije. Es una sorpresa.
Caminamos un poco más sin hablar, sólo el sonido de los grillos en nuestros oídos y el ulular ocasional de un búho. Nuestros pies se mueven sin hacer ruido a través del esponjoso, césped bien cuidado.
Cuando llegamos al borde del bosque, dudo. —¿Estamos yendo allí?
Sólo puedo distinguir su sonrisa blanca en la oscuridad. —¿Tienes miedo?
—No.
—Bueno, entonces, cállate y sígueme.
Puedo ver que no tengo muchas opciones, cuando lo dice de esa manera. Lo último que quiero es que Niall piense en mí como un cobarde. Quiero su respeto más que nada que haya conocido en mi vida.
Wow.
Pienso en todos mis enamoramientos antes de éste, desde el anhelo innombrable que sentí por Todd Wright en quinto grado al interés que tuve en Paul Pecaud el verano pasado. Quería gustarles, que me codiciaran, incluso que me adoraran, pero por alguna razón el respeto no era una gran consideración. Estaba muy ocupada tratando de verme atractiva como para alguna vez ser yo misma. Ahora, despojada de mi brillo labial, mi pelo brillante y toda mi parafernalia femenina, lo que más quiero de Niall es que entienda quién soy y lo respete.
Sin embargo, no hay mucho tiempo para analizar esta línea de pensamiento más allá. Se necesita toda mi concentración sólo para seguir su descolorida camiseta amarilla por el laberinto de sombras y árboles. La luz de la luna no puede penetrar la gruesa cubierta de follaje, y apenas puedo ver. Mientras caminamos, cada ramita chasquea, cada ráfaga de movimiento en la maleza me tiene sacudiendo mi cabeza alrededor, nerviosa como un gato. Una vez, un murciélago se acerca a mi cara y no puedo reprimir un grito de sorpresa, aunque suene infantil, incluso para mí.
—Tranquilo, vaquero. —Niall se ríe en voz baja.
—¡Un murciélago casi queda atrapado en mi cabello! —digo con indignación.
—Así que naturalmente gritas como una niña.
Seguimos caminando, y finalmente somos capaces de avanzar uno junto al otro en lugar de en fila. Los árboles son menos densos, y un poco de luz de la luna se escurre entre las ramas, fundiendo patrones de cordones plateado aquí y allá en el suelo. Nuestros pasos decaen en un ritmo, la cadencia tan exacta que podría ser una persona. Ninguno de los dos dice nada durante un tiempo. Así es cómo los chicos lo hacen, pienso: menos conversación, más acción.
A lo lejos, puedo distinguir el gorgojo suave del agua corriendo. Ladeo mi cabeza.
—¿Has oído eso? —pregunta, sonando feliz.
—Sí. ¿Qué es?
—Lo llamamos el Arroyo del Hombre Muerto. No sé si ése es el nombre oficial o no.
Me estremezco. —¿Por qué lo llaman así?
—No lo sé. Para asustar a los estudiantes de primer año, supongo. O tal vez a causa de los cadáveres que están encontrando siempre allí.
—¿Los...?
Él se ríe y empieza a correr por delante. —¡Vamos! ¡Ya casi estamos allí!
Es difícil mantenerse en la oscuridad. Niall es rápido, su forma ágil abriéndose a través de los árboles y saltando sobre las rocas como un veloz ciervo. Por suerte, soy más buena en esto de lo que lo soy jugando al básquet, así que corro tan rápido como puedo y alcanzo a no perderlo.
No estoy segura de qué tan profundo en el bosque vamos. Todo lo que sé es que estoy empezando a jadear y resoplar, preguntándome cuánto más tiempo puedo seguir el ritmo, pasamos debajo de un árbol grande de madera roja y paramos.
—¿Qué te parece? —Niall pregunta, sonando desesperadamente afectado por nuestra carrera—. ¿Te gusta?
Tenemos ante nosotros un agujero de natación, alrededor de unos seis metros de diámetro. Sus bancos están llenos de piedras y helechos. La lustrosa superficie brilla en la luz de la luna.
Es impresionante.
—Si —murmuro, extrañamente conmovida. Él me quería mostrar esto, a mí, y nadie más—. Es... wow.
—¡Lo sé! ¿No es increíble? —empieza a quitarse su camisa, sus movimientos son apresurados. Cuando llega a desabrocharse los pantalones agarro su brazo.
—¡Espera! ¿Qué estás haciendo?
Él me mira desconcertado. —Yendo a nadar.
—¿Ahora? —Mi voz suena estrangulada—. ¿Aquí?
—Si, por supuesto. ¿Por qué, qué tiene de malo?
Mi mente corre. —Um, ¿eso es una buena idea?
—Está todavía caliente. ¿Por qué no?
Atormento mi cerebro por una manera de salir de esto. —Así es. Caliente. Es sólo que... bueno, en mi familia, um... esto sonará estúpido.
—No te preocupes, sólo dilo.
A pesar de que abro la boca, no estoy segura de lo que saldrá. —Somos religiosos.
—Uh-huh...
—Muy anticuados. Prácticamente amish.
Él me mira confundido. —Bueno...
—Y muy modestos. Me refiero, como la desnudez. Nunca. En nuestra casa.
Él abre sus ojos en la repentina comprensión. —¿Es por eso que tomaste un casillero lo más lejos posible de los demás?
—Uh-huh...
—Y el por qué no te cambias cuando estoy en la habitación.
Asiento con la cabeza. ¡Esto es tan bueno! Sin querer he dado en la explicación perfecta por mi miedo crónico de la desnudez. —¿Te has dado cuenta? Sí, es por eso.
Su entrecejo se arruga. —Así que tienes como... ¿vergüenza?
—Bueno, ya sabes cómo es cuando uno crece de una manera determinada, y... —Camino fuera. Puesto que nunca ha habido chicos en nuestra casa, mi mamá y yo siempre hemos sido muy "ropa opcional". En el verano, estamos prácticamente desnudas. Decido que cuanto menos diga sobre esta familia puritana de ficción, mejor—. Es incómodo para mí.
—Está bien. —Él está allí, el pecho desnudo brillando en la luz de la luna, un botón de la bragueta abierta. Siento un desvanecimiento diferente viviendo, pero lo mantengo bajo control.
—¿Crees que soy un bicho raro? —pregunto tímidamente.
—No, hombre, de ninguna manera. —Me da una palmada en la espalda—. Escucha, sólo no miramos, ¿de acuerdo? De todos modos, una vez que estamos en el agua no puedes ver nada.
Mi corazón late. —¿Prometes no echar un vistazo?
—¿Qué piensas? —Me lanza una mirada, agregando—. Como si tuvieras algo que me interesara.
Es arriesgado. El agua se ve tan suave, sin embargo, tan atractiva. He sudado durante nuestra carrera, y sólo puedo imaginar lo bien que se sentirá, cayendo en las profundidades frías.
Además, negarme estaría mal. Trayéndome aquí era su regalo para mí; no recibiéndolo sería como tirando esa generosidad en su cara. Prefiero volar mi cubierta y olvidarme de la Historia del Año que hacer eso.
—Muy bien —le digo—, pero tú vas primero.
—Estoy en ello. —Se desabrocha la bragueta y se baja sus pantalones.
A través de la fuerza de voluntad me las arreglo para cerrar mis ojos.
Bueno, un vistazo. Pero sólo una vez.
Luego lo oigo chapoteando y riendo, por lo tanto sé que es mi turno.
—¡No mires! —ordeno, tratando de sonar amenazadora.
—Te lo dije. —Su voz ondea a través del agua—. No eres mi tipo.
Me acurruco en la sombra del árbol de madera roja y me deshago de mi ropa a una velocidad sobrehumana. No me molesto en doblarla, solo lanzo mi ropa en unos extensos helechos y me precipito para el agujero de natación, usando mis manos para cubrirme la mayor parte que puedo.
—¡Scheisse! ¡Ahhh! —Doy un pequeño grito cuando golpeo el agua. Dios, ¿qué pasa con eso? Nunca me di cuenta que hiciera tantos sonidos femeninos involuntariamente. ¡Necesito reprimirlos seriamente! Está más frío de lo que esperaba, sin embargo. Siento esa punzada inicial del choque, la falta de aliento ¿por qué diablos estoy haciendo esto? Entonces mi cuerpo se estremece una vez y se entrega a ello, dejándolo rodearme y hacerme menos pesada. Delicioso.
—¿___? —Lo oigo a unos tres metros de distancia, pero apenas puedo distinguir la sombra de su cabeza flotando en el agua—. ¿Estás bien?
—Sí. —Me río... bueno, suelto una risita tonta, luego trato de disfrazarla con un gruñido—. ¡Se siente fantástico!
—Te lo dije. —Él nada hacia mí. Puedo ver los círculos concéntricos que irradian de él. Oh, Dios, ¿por qué me torturas? La necesidad de nadar hacia él y sentir el fresco terciopelo de su piel bajo el agua es abrumadora.
Se detiene cerca de un metro y medio de distancia. El agua es profunda, pasamos por un momento de silencio. Quiero flotar en mi espalda y relajarme, pero temo que eso mostraría demasiado de mí. Se me ocurre que eso es exactamente el tipo de calma, momento sin vigilancia en que debería estar trabajando a través de mi lista de preguntas para ver si puedo conseguir respuestas honestas. Sin embargo, estoy empezando a pensar que la lista de preguntas no es precisamente el mejor enfoque. Muy torpe y formal. Tal vez sólo estar aquí, experimentando lo que los chicos experimentan, es suficiente.
—Es más frío de lo que esperaba —le digo, temblando de nuevo.
—¿Si? ¿Ese grito es de lo que se trataba? —Puedo decir que está tratando de no reírse—. Oye, hombre, no lo tomes a mal, pero si gritas así en el Este de Los Ángeles, estate seguro de conseguir una patada en el culo.
Le tiro agua en respuesta.
Después de una pausa, dice: —Realmente nunca encajé allí.
—¿Dónde?
—En El Sereno, donde crecí. —Su voz es diferente, ahora... más grave.
—¿Por qué no? —pregunto.
—Sólo no, ¿sabes? Mi mejor amigo regresó a casa, ¿Gustavo? Es un distribuidor. No de droga dura, pero aun así, solo marihuana y X. Entonces no me puedo relacionar. Es como que no puedo ir a casa y sentirme como en casa, ¿sabes? Estoy atrapado entre dos mundos.
—Sí. Puedo verlo. —Una parte de mi está emocionada ante la oportunidad de ser su confidente; algo me dice que no habla así muy a menudo. Otra parte de mí se retuerce con la culpa. El hombre en el que está confiando ni siquiera existe.
—Eres la primera persona con la que realmente quería hablar aquí —dice.
Mi garganta se siente apretada. —¿Sí?
—Sí. Odio estar ventilando mi vida privada, pero si tengo que tener un compañero de cuarto, me alegro que seas tú.
—Lo mismo digo.
Estamos en silencio de nuevo, escuchando la sinfonía de grillos interrumpidos por el croar sombrío de una rana. Me pregunto qué diría si conociera mi secreto. ¿Le gustaría ________ tanto como le gusta ___? ¿Le contaría sus secretos?
Sí, me digo. ___ es ________ en pantalones. La persona es la que le gusta.
En el fondo, sin embargo, no estoy tan segura.
horan0nfire
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