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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
-Vamos, Robert, sabes perfectamente que la señora Cohen es muy agradable. Llevas con ella más de dos años.
Robert la apretó más fuerte.
-Si me quedo con Joe, puedo volver a casa nada más salir del cole. Y, además, haré los deberes primero -era una promesa un tanto temeraria, pero la situación era desesperada-. Y tú también llegaras a casa antes. Por favor, mamá, di que sí.
______ odiaba negarle algo, porque ya había muchas cosas a las que había tenido que renunciar. Él la miraba con las mejillas sonrojadas de emoción. Inclinándose, lo besó.
-Está bien, Rob, lo intentaremos. A ver si funciona.
-Va a ser fantástico -Robert le echó los brazos al cuello y después se volvió hacia Joe-. Va a ser fantástico, ya lo veréis.
Capítulo 3
Los fines de semana, a Joe le gustaba dormir hasta tarde... cuando se daba cuenta de que era fin de semana, claro. Porque, como trabajaba en casa, a su ritmo, a menudo olvidaba que para la inmensa mayoría había una gran diferencia entre un lunes por la mañana y un sábado por la mañana. A pesar de lo cual, ese sábado en concreto estaba en la cama, dormido como un tronco y completamente ajeno al mundo exterior.
La noche anterior, tras salir del apartamento de ______, se encontraba inquieto. Demasiado inquieto como para regresar a su solitario piso. Dejándose llevar por un impulso, se había ido al pequeño club donde solía reunirse el personal de Universal Comics. Se había encontrado con el chico que coloreaba sus ilustraciones, con otro dibujante y con uno de los guionistas fijos de El Más Allá; la colección esotérica de la Universal. La música era mala y sonaba demasiado alta, pero eso era precisamente lo que requería su estado de ánimo.
Desde allí, lo habían convencido para ir a un festival de cine de terror que se celebraba en Times Square y duraba toda la noche. Había vuelto a casa pasadas las seis, un tanto borracho y con la energía justa para quitarse la ropa y desplomarse en la cama... donde se había prometido quedarse las veinticuatro horas siguientes.
Cuando el teléfono sonó, ocho horas después, contestó más que nada porque su sonido resultaba irritante.
-¿Sí?
-¿Joe? -______ vaciló. Le parecía que estaba dormido. Pero, como eran más de las dos, desechó aquella idea-. Soy ______ Wallace. Siento molestarte.
-¿Qué? No, no pasa nada -se pasó una mano por la cara y empujó al perro, que estaba tumbado en mitad de la cama-. Maldita sea, Tas, apártate. Me estás echando el aliento.
¿Tas?, pensó ______, arqueando las cejas. No se le había ocurrido pensar que Joe viviera con alguien. Se mordió el labio inferior. Debería haberse informado. Por el bien de Robert, claro.
-Lo siento mucho -continuó con voz fría-. Parece que te he pillado en mal momento.
-No, qué va -«a este condenado chucho le das la mano y se toma el brazo», pensó, recogiendo el teléfono y girándose hacia el otro lado de la cama-. ¿Qué ocurre?
-¿Estás despierto?
Él dio un respingo, ofendido por el leve desdén de su voz. Además, tenía la boca áspera y pastosa, como si hubiera comido arena.
-Sí, estoy despierto. Estoy hablando contigo, ¿no?
-Solo llamaba para darte los números y la información que necesitas si vas a quedarte con Robert la semana que viene.
-Ah -él se apartó el pelo de la cara y miró a su alrededor, confiando en haber dejado a mano un vaso con soda o algo así. No hubo suerte-. De acuerdo. ¿Puedes esperar mientras busco un lápiz?
-Sí, bueno, yo... -Joe oyó que ponía la mano sobre el teléfono y hablaba con alguien. Con Robert, imaginó por la rapidez y la firmeza de su voz-. La verdad es que, si no te molesta, Robert quería pasarse por tu casa un momento. Quiere presentarte a un amigo suyo. Pero, si estás ocupado, puedo bajarte la información más tarde.
Joe se dispuso a decide que lo hiciera. Así no solo podría volver a dormirse, sino que además pasaría unos minutos a solas con ella. Pero luego pensó en Robert de pie junto a su madre, mirándola con aquellos grandes ojos suyos.
-Dame diez minutos -masculló, y colgó antes de que ______ pudiera decir nada.
Se puso unos vaqueros, entró en el baño y llenó el lavabo de agua fría. Respiró hondo y sumergió la cara. Se incorporó maldiciendo, pero despejado. Cinco minutos después, se puso una sudadera, preguntándose si se habría acordado de lavar algún par de calcetines. La ropa que le habían devuelto de la lavandería pulcramente doblada estaba tirada encima de una silla, en un rincón de su cuarto. Pensó un momento en buscar unos calcetines, pero desistió al oír que llamaban a la puerta. La cola de Tas empezó a golpear rítmicamente sobre el colchón.
-¿Por qué no recoges la casa? -le preguntó Joe-. Esto es una pocilga -Tas abrió la boca, mostrando un par de grandes colmillos blancos, y a continuación emitió una serie de gemidos y gruñidos-. Excusas, nada más que excusas. Y sal de la cama. ¿No sabes que son más de las dos? -Joe se pasó una mano por la mejilla sin afeitar y fue a abrir la puerta.
Ella estaba preciosa, sencillamente preciosa, con una mano en el hombro de cada niño y una media sonrisa en la cara. Pero parecía un poco tímida, pensó sorprendido. La creía fría y distante, pero de pronto se daba cuenta de que utilizaba aquella fachada para ocultar su timidez innata, lo cual resultaba extrañamente enternecedor.
-Hola, Rob.
-Hola, Joe -contestó Robert, lleno de satisfacción-. Este es mi amigo Josh Miller. No se cree que eres el Comandante Zark.
-No, ¿eh? -Joe miró al incrédulo Jhos, un chico pelirrojo y flacucho, unos centímetros más alto que Rob-. Vamos, pasad.
-Eres muy amable por aguantamos -empezó a decir ______ -. Rob no iba a dejamos en paz hasta que le demostrara a Josh quién eres.
En el cuarto de estar parecía que hubiera habido una explosión. Eso fue lo primero que pensó ______ mientras Joe cerraba la puerta. Había papeles, ropa y envoltorio s por todas partes. Imaginó que también habría muebles, aunque no hubiera podido describirlos.
-Dile a Josh que eres el Comandante Zark -insistió Robert.
-Supongo que podría decirse así -la idea le gustaba-. Yo lo creé, al menos -volvió a mirar a Josh, cuya mueca había pasado de la duda a la franca sospecha-. ¿Vais juntos a clase?
-Antes sí -Josh permanecía junto a ______, mirándolo fijamente-. Tú no te pareces al Comandante Zark.Joe se pasó otra vez la mano por la barbilla.
-He pasado una mala noche.
-Pues claro que se parece a Zark. Eh, mira, mamá. Joe tiene vídeo. Yo estoy guardando la paga para comprarme uno. Ya tengo diecisiete dólares.
-Ya te falta menos -murmuró Joe, y le pasó un dedo por la nariz-. ¿Por qué no vamos al taller? Os enseñaré qué se está cocinando para el número de primavera.
-¡Vale!
Joe los condujo a su taller.
El despacho, notó ______, era grande, luminoso y tan caótico como el cuarto de estar. Ella era una persona ordenada, y no concebía que alguien pudiera rendir en aquellas condiciones. Sin embargo, había una mesa de dibujo y pegada a ella diversos bocetos y rótulos.
-Ya veis que Zark va a tener mucho trabajo cuando Leilah se alíe con la Polilla Negra.
-¡Wow! ¡La Polilla Negra! -Josh parecía al fin aturdido por la impresión. Entonces recordó su cómic favorito y volvió a dudar-. Pensaba que había matado a la Polilla hace cinco números.
-La Polilla solo entró en hibernación cuando Zark bombardeó Zenith con ZT-5 experimental. Leilah utilizó sus conocimientos científicos para despertarla de nuevo.
-¡Vaya! -exclamó Josh, mirando las grandes viñetas-. ¿Por qué las haces tan grandes? En los cómics no son así.
-Porque tienen que reducidas.
-Yo todo eso me lo sé porque lo he leído -Robert le lanzó a Josh una mirada de superioridad-. Saqué un libro de la biblioteca en el que venía toda la historia de los cómics desde los años treinta.
-La Edad de Piedra -Joe sonrió mientras los niños seguían admirando su trabajo.
______ también estaba admirada, pero por otras razones. Bajo aquel desorden, le pareció distinguir un auténtico aparador francés del rococó. Y libros. Cientos de ellos. Joe la observó recorrer la habitación. Y habría seguido observándola si Josh no le hubiera tirado de la manga.
-Por favor, ¿me firmas un autógrafo?
Joe se sintió absurdamente halagado al ver su carita seria.
-Claro -rebuscó entre los papeles, encontró uno en blanco y lo firmó. Luego, añadió a vuelapluma un boceto del Comandante Zark.
-Qué genial-Josh dobló reverencialmente el papel y se lo guardó en el bolsillo de atrás-. Mi hermano siempre está fardando porque tiene una pelota de béisbol firmada, pero esto es mejor.
-Te lo dije -sonriendo, Robert se acercó a Joe-. Y voy a quedarme con Joe después de clase hasta que mi madre vuelva del trabajo.
-¿En serio?
-Bueno, chicos, ya hemos abusado bastante del señor Jonas -______ empujó suavemente a los niños hacia la puerta justo cuando Tas entró tranquilamente en la habitación.
-¡Dios, qué grande! -Robert se disponía a tocarlo cuando ______ lo detuvo.
-Robert, sabes que no debes acercarte a un perro que no conozcas.
-Tu madre tiene razón -dijo Joe-. Pero en este caso puedes hacerlo. Tas es inofensivo.
Y enorme, pensó ______, sujetando con firmeza a los dos niños.
Tas, que sentía un sano respeto por la gente menuda, se sentó junto a la puerta y los miró a ambos. Los niños pequeños tenían la costumbre de ponerse brutos y tirar de las orejas, cosa que Tas soportaba estoicamente pero sin la cual podía pasar. Aguardando a ver de qué lado soplaba el viento, permaneció sentado, agitando la cola.
-No es nada agresivo -le aseguró Joe a ______. Pasó junto a ella y puso la mano sobre la cabeza de Tas. Sin tener que inclinarse, notó ______.
-¿Sabe hacer trucos? -preguntó Robert. Uno de sus deseos más secretos era tener un perro. Uno grande. Pero nunca se lo pedía a su madre, porque sabía que no podían tenerlo todo el día solo, encerrado en el apartamento.
-No, Tas solo sabe hablar.
-¿Hablar? -rió Josh-. Los perros no saben hablar.
-Se refiere a ladrar -dijo ______, relajándose un poco.
-No, me refiero a hablar -Joe le dio un par de palmaditas amistosas a Tas-. ¿Qué tal va eso, Tas?
A modo de respuesta, el perro restregó la cabeza con fuerza contra la pierna de Joe y empezó a gruñir y gimotear. Luego, alzó la mirada hacia su amo y empezó a aullar y a silbar hasta que los niños casi rodaron por el suelo de risa.
-Sí que habla -Robert se adelantó con las palmas de las manos hacia arriba-. Sí que habla -Tas decidió que Robert no parecía un tirador de orejas y le olfateó la mano-. Le gusto. Mira, mamá.
Fue amor a primera vista. Robert rodeó el cuello del perro con los brazos y ______ se acercó automáticamente.
-No hace nada, te lo prometo -Joe le puso una mano en el brazo.
Aunque el perro había empezado a olfatear la oreja de Robert mientras Josh lo acariciaba, ______ no estaba del todo convencida.
-No creo que esté acostumbrado a los niños.
-Se le acercan todos los días en el parque -como si quisiera demostrarlo, Tas se puso patas arriba, dejando al descubierto la panza para que se la acariciaran-. Además, es un vago. No se molesta en morder nada que no le hayan puesto en su plato. No te darán miedo los perros, ¿verdad?
-No, claro que no.
«No mucho», añadió para sus adentros. Y, como odiaba mostrarse débil, se agachó para acariciar la enorme cabeza del perro. Sin saberlo, atinó en el lugar perfecto, y Tas alzó una pata, la apoyó sobre el muslo de ______, la miró con sus grandes ojos tristes y empezó a gemir. Riendo, ______ lo acarició tras las orejas.
-Eres como un niño, ¿a que sí?
-Más bien como un farsante -murmuró Joe, preguntándose qué truco tendría que hacer para que ______ lo acariciara a él con tantas ganas.
-Podré jugar con él todos los días, ¿verdad, Joe?
-Claro -Joe sonrió a Robert -. A Tas le encanta que lo mimen. ¿Quieren llevarlo a dar un paseo, chicos?
La respuesta fue inmediatamente afirmativa. ______ se irguió y miró con recelo a Tas.
-No sé, Rob.
-Por favor, mamá, tendremos cuidado. Me has dicho que podíamos bajar al parque un rato.
-Sí, lo sé, pero Tas es enorme. No quiero que se les escape.
-A Tas no le gusta nada desperdiciar energías. ¿Por qué correr si paseando tranquilamente se llega al mismo sitio? -Joe volvió a entrar en su taller, buscó un momento a su alrededor y regresó con la correa del perro-. No persigue a los otros perros, ni a los coches, ni al vigilante del parque. Pero se para en todos los árboles.
Riendo, Robert tomó la correa.
-¿Nos dejas, mamá?
______ vaciló, sabiendo que una parte de ella quería mantener siempre a Robert a su lado, al alcance de la mano. Y, por el bien del niño, tenía que refrenarse.
-Media hora -apenas lo dijo, Josh y Robert estallaron en gritos de emoción-. Tienen que ponerse los abrigos... y los guantes.
-Lo haremos. Vamos, Tas.
El perro exhaló un profundo suspiro antes de levantarse. Rezongando un poco, se colocó entre los dos niños y salieron los tres.
-¿Por qué será que cada vez que veo a ese crío me siento bien?
-Eres muy amable con él. Bueno, debería subir y asegurarme de que se abrigan.
-Creo que pueden apañárselas solos. ¿Por qué no te sientas? -aprovechó su leve vacilación agarrándola del brazo-. Acércate a la ventana. Puedes verlos salir.
Ella cedió porque sabía que Robert odiaba que estuviera encima de él.
-Ah, te he traído el número de mi oficina y el nombre y el número del médico de Rob y de la escuela -Joe tomó el papel y se lo guardó en el bolsillo-. Si hay algún problema, el que sea, llámame. Estaré aquí en diez minutos.
-Relájate, ______. Nos las arreglaremos bien.
-Quiero darte las gracias otra vez. Es la primera vez desde que empezó a ir al colegio que está deseando que llegue el lunes.
-Yo también lo estoy deseando.
Ella bajó la mirada, esperando ver el abrigo y la gorra azul de Robert.
-No hemos hablado de las condiciones.
-¿Qué condiciones?
-¿Cuánto quieres por ocuparte de él? La señora Cohen...
-Cielo santo, ______. No quiero que me pagues.
-No seas ridículo. Claro que voy a pagarte.
Él le puso una mano sobre el hombro hasta que ella se volvió para mirarlo.
-No necesito el dinero, y no lo quiero. Me ofrecí porque Rob es un niño simpático y me gusta estar con él
-Eso es muy amable de tu parte, pero...
Él suspiró, exasperado.
-Ya empezamos con los peros otra vez.
-No puedo permitir que lo hagas por nada.
Joe observó su rostro. Al verlo por primera vez, le había parecido una mujer dura. Y dura era en realidad, al menos, en apariencia.
-¿No puedes aceptarlo como un favor entre vecinos?
Ella esbozó una pequeña sonrisa, pero sus ojos conservaron una expresión seria.
-Creo que no.
-Cinco dólares al día.
Esta vez, la sonrisa alcanzó sus ojos.
-Gracias.
Él tomó un mechón de su pelo entre el índice y el pulgar.
-Es usted dura de pelar, señorita.
-Eso dicen -ella dio un paso atrás cautelosamente-. Ahí están -inclinándose hacia la ventana, vio que Robert no había olvidado los guantes. Tampoco había olvidado que debía pararse en el semáforo de la esquina-. Está en la gloria, ¿sabes? Siempre ha querido un perro -apoyó una mano en el cristal de la ventana y siguió mirando-. No habla nunca de ello porque sabe que no podemos tenerlo solo en el apartamento todo el día. Así que se conforma con el gatito que le he prometido.
Joe le puso de nuevo la mano en el hombro, más suavemente esa vez.
-A mí no me parece que le falte de nada, ______. No tienes por qué sentirte culpable.
Ella lo miró entonces con los ojos muy abiertos y un poco tristes. Joe descubrió que sus ojos le gustaban tanto como su risa. Sin pensado, sin saber qué hacía, alzó la mano hasta su mejilla. El gris pálido de sus pupilas se ensombreció. Su piel era cálida. ______ retrocedió rápidamente.
-Será mejor que me vaya. Seguro que querrán un chocolate caliente cuando vuelvan.
-Primero tendrán que traer a Tas -le recordó Joe-. Date un respiro, ______. ¿Te apetece un café?
-Bueno, yo...
-Bien. Siéntate y te lo traeré.
ForJoeJonas
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
Holaaaaaaaaaaaaaa nueva lectoraaaaaaaaa
soy Ivana
quiero decirteeeeeee que me encata tu nove
es muy hermosa y tierna
es SUPER COOL!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
espero subas rapidoooooooo ya quier saber que va a pasarrrr :D
soy Ivana
quiero decirteeeeeee que me encata tu nove
es muy hermosa y tierna
es SUPER COOL!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
espero subas rapidoooooooo ya quier saber que va a pasarrrr :D
ivana-ilove
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
de verdad estoy enamorada de esta
nove siguela porfavor
apenas termino de leer el capi y ya quiero leer otro
:D
nove siguela porfavor
apenas termino de leer el capi y ya quiero leer otro
:D
Invitado
Invitado
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
SIGUELA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Por Dios en esta nove soy como algo estupida, ya hce mucho hubiera besado a Joe, es que solo mirenlo
Por Dios en esta nove soy como algo estupida, ya hce mucho hubiera besado a Joe, es que solo mirenlo
♫ Laura Jonas ♥
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
Ay ameee la imagen de la noveee! 8)
Enseriio Ade me encatoooo!
Ahhhh soy estupiidaa, ¿Porq no me dejo ya besaar de Joe? :¬¬:
¡SIGUEELAA ADE PLEASEE!
Jojojo te enviiaree a Chuky cada vez qe necesite urgentemente capii :risa:
¡SIGUEEELAAA MII ADEE PRECIIOSAA! :D
Enseriio Ade me encatoooo!
Ahhhh soy estupiidaa, ¿Porq no me dejo ya besaar de Joe? :¬¬:
¡SIGUEELAA ADE PLEASEE!
Jojojo te enviiaree a Chuky cada vez qe necesite urgentemente capii :risa:
¡SIGUEEELAAA MII ADEE PRECIIOSAA! :D
Kat
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
Mis queridas niñas! Muchisimas gracias por los coments!
Ahora les subiré parte del cap porque más tarde no podré. Hoy empieza aquí en España, Gran Hermano 12 o.O Así que como es costumbre... estaré viendolo, pero antes les subiré su cap.
Flor, corazón de verano mio! Espero que subas en tus noves y cuando venga de ver el programa pueda leer antes de irme a dormir!!
Kati, por favoooor, no me mandes al Chuky!!!! No me trates asiii!!!!
Me alegro muchísimo de que te guste la imagen de la nove *O*
Hasta ahora girls!
Ahora les subiré parte del cap porque más tarde no podré. Hoy empieza aquí en España, Gran Hermano 12 o.O Así que como es costumbre... estaré viendolo, pero antes les subiré su cap.
Flor, corazón de verano mio! Espero que subas en tus noves y cuando venga de ver el programa pueda leer antes de irme a dormir!!
Kati, por favoooor, no me mandes al Chuky!!!! No me trates asiii!!!!
Me alegro muchísimo de que te guste la imagen de la nove *O*
Hasta ahora girls!
ForJoeJonas
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
ForJoeJonas escribió:Mis queridas niñas! Muchisimas gracias por los coments!
Ahora les subiré parte del cap porque más tarde no podré. Hoy empieza aquí en España, Gran Hermano 12 o.O Así que como es costumbre... estaré viendolo, pero antes les subiré su cap.
Flor, corazón de verano mio! Espero que subas en tus noves y cuando venga de ver el programa pueda leer antes de irme a dormir!!
Kati, por favoooor, no me mandes al Chuky!!!! No me trates asiii!!!!
Me alegro muchísimo de que te guste la imagen de la nove *O*
Hasta ahora girls!
Empieza hoy!!
haha no me acordaba lo tengo que ver!
StayMemiFaither
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
jonatica_smiley escribió:ForJoeJonas escribió:Mis queridas niñas! Muchisimas gracias por los coments!
Ahora les subiré parte del cap porque más tarde no podré. Hoy empieza aquí en España, Gran Hermano 12 o.O Así que como es costumbre... estaré viendolo, pero antes les subiré su cap.
Flor, corazón de verano mio! Espero que subas en tus noves y cuando venga de ver el programa pueda leer antes de irme a dormir!!
Kati, por favoooor, no me mandes al Chuky!!!! No me trates asiii!!!!
Me alegro muchísimo de que te guste la imagen de la nove *O*
Hasta ahora girls!
Empieza hoy!!
haha no me acordaba lo tengo que ver!
Yeaah no te lo mando porq te kiiero y me acordaste de qe hoy empezabaa GH12!
Jojojo mii tia me picoo! :risa:
Ay kiieroo capiii! ¡Pon rapiditoo Ade!
OMG A que horaa empiiezaa?
Jojojo mii tia me picoo! :risa:
Ay kiieroo capiii! ¡Pon rapiditoo Ade!
OMG A que horaa empiiezaa?
Kat
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
Siguelaaa
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Siguelaaa
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:D
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claudia12
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
Girls, perdón por la tardanza pero ya llegue, Les aviso!
LES VA A ENCANTAR ESTE CAPI
Enjoy it!
Ella lo miró entonces con los ojos muy abiertos y un poco tristes. Joe descubrió que sus ojos le gustaban tanto como su risa. Sin pensado, sin saber qué hacía, alzó la mano hasta su mejilla. El gris pálido de sus pupilas se ensombreció. Su piel era cálida. ______ retrocedió rápidamente.
-Será mejor que me vaya. Seguro que querrán un chocolate caliente cuando vuelvan.
-Primero tendrán que traer a Tas -le recordó Joe-. Date un respiro, ______. ¿Te apetece un café?
-Bueno, yo...
-Bien. Siéntate y te lo traeré.
______ se quedó un momento parada en medio de la habitación, un tanto asombrada de lo suavemente que Joe lograba salirse siempre con la suya. Estaba tan acostumbrada a fijar sus propias normas que no aceptaba fácilmente las de los demás. Sin embargo, se dijo que sería una grosería marcharse, que su hijo volvería pronto y que lo menos que podía hacer después de lo amable que había sido Joe con el niño era soportar su compañía un rato.
Habría mentido si dijera que no le interesaba. Superficialmente, por supuesto. Había algo inquietante en el modo en que la miraba, tan profundo y penetrante, y al mismo tiempo parecía tomarse la vida a broma. Sin embargo, no había nada de ligero en su forma de tocarla.
______ se llevó la mano a la mejilla, donde él la había tocado. Tenía que evitar esa clase de contacto. Quizá, con un poco de esfuerzo, lograra pensar en Joe como en un amigo, al igual que Robert. No le hacía ninguna gracia tener que estarle agradecida, pero podía soportarlo. Peores cosas había aguantado.
Joe era amable. Dejó escapar un pequeño suspiro y procuró relajarse. Conocía a esos hombres que intentaban congraciarse con el niño para llegar a la madre. Si de algo estaba segura, era que Joe sentía auténtica simpatía por Robert. Eso, al menos, era un punto a su favor.
Pero hubiera preferido que no la tocara de aquel modo, que no la mirara ni la hiciera sentirse de aquella forma.
-Está caliente. Seguramente asqueroso, pero caliente -Joe apareció con dos tazas-. ¿No quieres sentarte?
______ le sonrió.
-¿Dónde?
Joe puso las tazas sobre un montón de papeles y quitó las revistas del sofá.
-Aquí.
-¿Sabes...? -pasó por encima de un montón de periódicos viejos-. A Robert se le da muy bien recoger la casa. Seguro que no le importará ayudarte.
-Yo funciono mejor en medio del desorden controlado.
______ se sentó a su lado en el sofá.
-El desorden lo veo. El control, no.
-Está aquí, créeme. No te he preguntado si querías leche con el café, así que te lo he traído negro.
-Así está bien. Esta es una mesa Reina Ana, ¿no?
-Sí -Joe puso los pies descalzos en ella y cruzó las piernas-. Tienes buen ojo.
-Aquí hace falta tenerlo -al ver que él se reía, sonrió y bebió un sorbo de café-. Siempre me han gustado las antigüedades. Supongo que será por su duración. Hay pocas cosas que duren.
-Qué va. Yo una vez tuve un catarro que me duró dos meses -ella se echó a reír y Joe se recostó en el sofá-. Cuando haces eso, te sale un hoyuelo junto a la boca. Es muy gracioso.
______ volvió a turbarse.
-Se te dan muy bien los niños. ¿Vienes de una familia numerosa?
-No. Soy hijo único -siguió observándola, estudiando atentamente su reacción a los cumplidos más inofensivos.
-¿De veras? Quién lo diría.
-¿No me digas que eres de esas personas que piensan que los niños son solo para las mujeres?
-No, en realidad no -dijo ella vacilando un poco, pues esa había sido su experiencia hasta el momento-. Es solo que a ti se te dan especialmente bien. ¿No tienes hijos? -la pregunta se le escapó, azorándola.
-No. Supongo que he estado muy ocupado siendo un niño como para pensar en criar a otros.
-Eso es muy frecuente -dijo ella con frialdad.
Él ladeó la cabeza y la miró fijamente.
-¿Me estás comparando con el padre de Rob, ______? -algo brilló en sus ojos. Joe sacudió la cabeza y bebió otro sorbo de café-. Cielos, ______, pero ¿qué te hizo ese canalla? -ella se quedó paralizada al instante. Pero Joe fue más rápido. Antes de que pudiera levantarse, la detuvo agarrándola del brazo-. Está bien, no volveré a hablar de eso hasta que tú quieras. Lamento haber puesto el dedo en la llaga, pero siento curiosidad. Ya he pasado un par de tardes con Rob, y nunca habla de su padre.
-Te agradecería que no le hicieras ninguna pregunta.
-Está bien. No temas. No pensaba presionar al crío.
______ sintió ganas de levantarse y excusarse. Sería lo más fácil. Pero el hecho era que iba a confiarle su hijo a aquel hombre cada tarde, imaginaba que era preferible ponerle al corriente hasta cierto punto.
-Rob no ve a su padre desde hace casi siete años.
-¿Nunca? -preguntó él, sorprendido. Su familia había sido siempre seca y distante, pero él nunca pasaba más de un año sin ver a sus padres-. Debe de ser duro para él.
-Nunca tuvieron una relación muy estrecha. Creo que Robert se ha acostumbrado bastante bien.
-Espera, no pretendía criticarte -volvió a poner la mano sobre la de ella con firmeza-. Reconozco a un niño feliz y querido en cuanto lo veo. Tú serías capaz de hacer cualquier cosa por él. Puede que pienses que no se nota, pero se nota.
-Para mí no hay nada más importante que Robert -ella deseaba relajarse otra vez, pero Joe estaba demasiado cerca, y seguía apretándole la mano-. Solo te digo esto para que no le hagas preguntas que puedan molestarlo.
-¿Sucede a menudo?
-A veces -de repente, los dedos de Joe y los suyos estaban entrelazados. Ignoraba cómo lo había conseguido él-. Un amigo nuevo, un profesor nuevo. En fin, creo que debería irme.
-¿Y tú? -le acarició suavemente la mejilla y le hizo volver la cara hacia él-. ¿Te has acostumbrado?
-Sí. Tengo a Rob. Y mi trabajo.
-¿Y no tienes novio?
______ no sabía si sentía enojo o turbación, pero la sensación era muy intensa.
-Eso no es asunto tuyo.
-Si la gente solo hablara de sus asuntos, no llegarían muy lejos. No me pareces de esas que odian a los hombres, ______.
Ella alzó una ceja. Cuando se veía obligada a ello, podía jugar conforme a las reglas de los otros. Y jugar bien.
-Pasé una etapa en la que despreciaba a los hombres por principio. La verdad es que fue una época muy fructífera de mi vida. Luego, poco a poco, llegué a la conclusión de que ciertos miembros de tu especie no eran formas inferiores de vida.
-Me alegro por ello.
Ella sonrió otra vez.
-El caso es que ya no culpo a todos los hombres por las faltas de uno.
-Solo eres cautelosa.
-Si lo prefieres...
-Lo que de verdad prefiero son tus ojos. No, no apartes la mirada -la obligó a volver de nuevo la cara hacia él, muy despacio-. Son fabulosos... Y ten en cuenta que te lo dice un artista.
______ procuró calmarse. Con gran esfuerzo consiguió estarse quieta.
-¿Significa eso que van a aparecer en el próximo número?
-Puede ser -él sonrió, alegrándose de que, a pesar de su nerviosismo, ______ lograra controlarse-. El pobre Zark merece conocer a alguien que lo comprenda. Y puede que esos ojos le sirvan.
-Me lo tomaré como un cumplido. Bueno, los niños volverán en cualquier momento...
-Aún tenemos tiempo. ______, ¿tú nunca te diviertes?
-Qué pregunta tan absurda. Pues claro que sí.
-No como madre de Rob, sino como ______ -le pasó una mano por el pelo, fascinado.
-Soy la madre de Rob -ella logró levantarse, pero Joe también se levantó.
-También eres una mujer. Una mujer preciosa -vio aquella expresión en sus ojos y pasó el pulgar por su mandíbula-. Créeme. Soy un hombre sincero. Eres un precioso manojo de nerviosos.
-Qué idiotez. ¿Por qué iba a estar nerviosa? -aparte de por el hecho de que la estaba tocando y de que su voz era suave, y de que estaban solos en el apartamento.
-Me sacaré esa espina del corazón más tarde -murmuró él. Se inclinó para besada y tuvo que agarrarla pues estuvo a punto de caerse encima de un montón de periódicos-. Cálmate. No voy a morderte. Por ahora.
-Tengo que irme -estaba al borde de un ataque de nervios-. Tengo muchísimas cosas que hacer.
-Dentro de un minuto -tomó su cara entre las manos. Se dio cuenta de que estaba temblando. No lo sorprendió. Lo que lo asombró fue que él también estaba nervioso-. Lo que tenemos aquí, señora Wallace, se llama atracción, química, deseo. Da igual la etiqueta que le pongas.
-A mí no me da igual.
-Entonces dejaremos que le pongas la etiqueta más tarde.-pasó los pulgares por sus pómulos suavemente-. Ya te he dicho que no soy un maníaco. Tengo que acordarme de traerte las referencias.
-Joe, agradezco lo que estás haciendo por Rob, ya lo sabes, pero preferiría que...
-Esto no tiene nada que ver con Rob. Se trata de ti y de mí, ______. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste a solas con un hombre al que deseabas? -le pasó el pulgar por los labios. Los ojos de ella se volvieron brumosos-. ¿Cuándo fue la última vez que permitiste que alguien hiciera esto?
Cubrió su boca rápidamente, con una pasión arrolladora. Ella no estaba preparada para aquella violencia. Las manos de Joe eran tan suaves, tan delicadas al tocarla, que no esperaba aquella cruda pasión. Pero, cielo santo, cuánto la deseaba. Con la misma ansia, le rodeó el cuello con los brazos y respondió a sus demandas.
-Mucho tiempo -jadeó Joe cuando dejó de besarla-. Gracias a Dios -antes de que ella pudiera emitir algo más que un gemido, volvió a apoderarse de su boca.
Antes de besarla, Joe ignoraba qué iba a encontrar en ella, si hielo, rabia o temor. Aquella fogosidad sin freno lo sorprendió tanto como a ella. La boca grande y generosa de ______ era cálida y complaciente. La pasión parecía haberse tragado toda su timidez. ______ daba más de lo que se le había pedido, y más de lo que Joe estaba preparado para asumir.
A él le daba vueltas la cabeza; una sensación fascinante y novelesca que no podía apreciar del todo mientras luchaba por paladear y tocar al mismo tiempo. Hundió las manos en su pelo, llevándose por delante las dos horquillas de plata que ella usaba para apartárselo de la cara. Quería sentirlo libre y salvaje entre sus manos, al igual que quería sentirla a ella libre y salvaje en su cama. Su plan de ir despacio, de sondear la profundidad de las aguas, se evaporó en un instante ante el deseo arrollador de lanzarse de cabeza. Pensando solo en eso, deslizó las manos bajo su jersey. Su piel era suave y cálida. El conjunto de seda que llevaba tenía un tacto delicado y fresco. Joe deslizó las manos por su cintura y las subió hasta sus pechos.
Ella se tensó y se estremeció. No se había dado cuenta de lo mucho que deseaba aquellas caricias. De cuánto las necesitaba. El sabor de Joe era tan misterioso, tan tentador... Había olvidado lo que era ansiar tales cosas. Era la pasión, la dulce liberación de la pasión... Oyó a Joe murmurar su nombre mientras le besaba el cuello.
Ella conocía la pasión. La había frecuentado antes, o eso creía. Sin embargo, aunque ahora le parecía más dulce, más intensa, sabía que no podía volver a frecuentarla.
-Joe, por favor -no era fácil resistirse a la tentación. La sorprendió lo mucho que le costaba apartarse, volver a alzar las barreras que los separaban-. No podemos hacer esto.
-Sí podemos -dijo él, y. volvió a besarla-. Y muy bien.
-Yo no -haciendo acopio de fuerza de voluntad, se apartó-. Lo siento. No he debido permitir que esto ocurriera.
Estaba sofocada. Se llevó las manos a las mejillas y luego se atusó el pelo.
Joe sentía flojas las rodillas. Lo cual le daba que pensar. Pero, por el momento, intentó concentrarse en ella.
-No te cargues con toda la responsabilidad, ______. Parece ser una costumbre tuya. He sido yo quien te ha besado. Tú, sencillamente, me has devuelto el beso. Dado que los dos hemos disfrutado, no sé por qué tendríamos que disculparnos.
-Debí aclararte las cosas desde el principio -dio un paso atrás, volvió a tropezarse con los periódicos y los bordeó-. Agradezco lo que estás haciendo por Rob...
-No mezcles a Rob con esto, por el amor de Dios.
-¡No puedo! -alzó la voz, sorprendiéndose a sí misma. Sabía que no podía perder el control-. No espero que lo comprendas, pero no puedo dejar a mi hijo fuera de esto -respiró hondo y comprobó, turbada, que su corazón no se calmaba-. No quiero tener un rollo sexual. Tengo que pensar en Rob, y en mí misma.
-Lo entiendo -Joe deseaba sentarse hasta que se sintiera más fuerte, pero imaginaba que la situación requería una conversación cara a cara-. Pero yo no buscaba un rollo sexual.
Eso era precisamente lo que a ______ la preocupaba.
-Dejémoslo.
La rabia resultaba extrañamente estimulante. Joe dio un paso adelante y la agarró de la barbilla.
-Ni lo sueñes.
-No quiero discutir contigo. Pero creo que... -en ese instante llamaron a la puerta-. Son los niños.
-Lo sé -pero no la soltó-. Sea lo que sea lo que te interese, para lo que tengas tiempo o lugar, habría que hacer algunos ajustes -Joe se dio cuenta de que estaba enfadado, realmente enfadado. No era propio de él perder los papeles tan pronto-. La vida está llena de ajustes, ______ -soltándola, abrió la puerta.
-Ha sido genial -colorado y con los ojos brillantes, Robert entró corriendo delante de Josh y del perro-. Hasta hemos conseguido que Tas corriera un poquito.
-Asombroso -Joe se agachó para quitarle la correa. Rezongando, exhausto, Tas se acercó a la ventana y se desplomó en el suelo.
-Están helados, chicos -______ besó a Robert en la frente-. Es hora de tomar un chocolate bien caliente.
-¡Sí! -Robert se volvió hacia Joe, radiante-. ¿Te apetece? Mamá hace un chocolate buenísimo.
Le dieron ganas de ponerla de nuevo en un aprieto. Pero, quizá por suerte para ambos, su enojo ya se había disipado.
-Tal vez la próxima vez -le bajó la gorra a Robert sobre los ojos-. Tengo cosas que hacer.
-Muchas gracias por dejarnos sacar a Tas. Ha sido genial, ¿a que sí, Josh?
-Sí. Gracias, señor Jonas.
-De nada. Hasta el lunes, Rob.
-Hasta el lunes.
Los niños salieron corriendo, entre empujones y risas.
Y, al volver a mirar, Joe vio que ______ ya se había ido.
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Ella lo miró entonces con los ojos muy abiertos y un poco tristes. Joe descubrió que sus ojos le gustaban tanto como su risa. Sin pensado, sin saber qué hacía, alzó la mano hasta su mejilla. El gris pálido de sus pupilas se ensombreció. Su piel era cálida. ______ retrocedió rápidamente.
-Será mejor que me vaya. Seguro que querrán un chocolate caliente cuando vuelvan.
-Primero tendrán que traer a Tas -le recordó Joe-. Date un respiro, ______. ¿Te apetece un café?
-Bueno, yo...
-Bien. Siéntate y te lo traeré.
______ se quedó un momento parada en medio de la habitación, un tanto asombrada de lo suavemente que Joe lograba salirse siempre con la suya. Estaba tan acostumbrada a fijar sus propias normas que no aceptaba fácilmente las de los demás. Sin embargo, se dijo que sería una grosería marcharse, que su hijo volvería pronto y que lo menos que podía hacer después de lo amable que había sido Joe con el niño era soportar su compañía un rato.
Habría mentido si dijera que no le interesaba. Superficialmente, por supuesto. Había algo inquietante en el modo en que la miraba, tan profundo y penetrante, y al mismo tiempo parecía tomarse la vida a broma. Sin embargo, no había nada de ligero en su forma de tocarla.
______ se llevó la mano a la mejilla, donde él la había tocado. Tenía que evitar esa clase de contacto. Quizá, con un poco de esfuerzo, lograra pensar en Joe como en un amigo, al igual que Robert. No le hacía ninguna gracia tener que estarle agradecida, pero podía soportarlo. Peores cosas había aguantado.
Joe era amable. Dejó escapar un pequeño suspiro y procuró relajarse. Conocía a esos hombres que intentaban congraciarse con el niño para llegar a la madre. Si de algo estaba segura, era que Joe sentía auténtica simpatía por Robert. Eso, al menos, era un punto a su favor.
Pero hubiera preferido que no la tocara de aquel modo, que no la mirara ni la hiciera sentirse de aquella forma.
-Está caliente. Seguramente asqueroso, pero caliente -Joe apareció con dos tazas-. ¿No quieres sentarte?
______ le sonrió.
-¿Dónde?
Joe puso las tazas sobre un montón de papeles y quitó las revistas del sofá.
-Aquí.
-¿Sabes...? -pasó por encima de un montón de periódicos viejos-. A Robert se le da muy bien recoger la casa. Seguro que no le importará ayudarte.
-Yo funciono mejor en medio del desorden controlado.
______ se sentó a su lado en el sofá.
-El desorden lo veo. El control, no.
-Está aquí, créeme. No te he preguntado si querías leche con el café, así que te lo he traído negro.
-Así está bien. Esta es una mesa Reina Ana, ¿no?
-Sí -Joe puso los pies descalzos en ella y cruzó las piernas-. Tienes buen ojo.
-Aquí hace falta tenerlo -al ver que él se reía, sonrió y bebió un sorbo de café-. Siempre me han gustado las antigüedades. Supongo que será por su duración. Hay pocas cosas que duren.
-Qué va. Yo una vez tuve un catarro que me duró dos meses -ella se echó a reír y Joe se recostó en el sofá-. Cuando haces eso, te sale un hoyuelo junto a la boca. Es muy gracioso.
______ volvió a turbarse.
-Se te dan muy bien los niños. ¿Vienes de una familia numerosa?
-No. Soy hijo único -siguió observándola, estudiando atentamente su reacción a los cumplidos más inofensivos.
-¿De veras? Quién lo diría.
-¿No me digas que eres de esas personas que piensan que los niños son solo para las mujeres?
-No, en realidad no -dijo ella vacilando un poco, pues esa había sido su experiencia hasta el momento-. Es solo que a ti se te dan especialmente bien. ¿No tienes hijos? -la pregunta se le escapó, azorándola.
-No. Supongo que he estado muy ocupado siendo un niño como para pensar en criar a otros.
-Eso es muy frecuente -dijo ella con frialdad.
Él ladeó la cabeza y la miró fijamente.
-¿Me estás comparando con el padre de Rob, ______? -algo brilló en sus ojos. Joe sacudió la cabeza y bebió otro sorbo de café-. Cielos, ______, pero ¿qué te hizo ese canalla? -ella se quedó paralizada al instante. Pero Joe fue más rápido. Antes de que pudiera levantarse, la detuvo agarrándola del brazo-. Está bien, no volveré a hablar de eso hasta que tú quieras. Lamento haber puesto el dedo en la llaga, pero siento curiosidad. Ya he pasado un par de tardes con Rob, y nunca habla de su padre.
-Te agradecería que no le hicieras ninguna pregunta.
-Está bien. No temas. No pensaba presionar al crío.
______ sintió ganas de levantarse y excusarse. Sería lo más fácil. Pero el hecho era que iba a confiarle su hijo a aquel hombre cada tarde, imaginaba que era preferible ponerle al corriente hasta cierto punto.
-Rob no ve a su padre desde hace casi siete años.
-¿Nunca? -preguntó él, sorprendido. Su familia había sido siempre seca y distante, pero él nunca pasaba más de un año sin ver a sus padres-. Debe de ser duro para él.
-Nunca tuvieron una relación muy estrecha. Creo que Robert se ha acostumbrado bastante bien.
-Espera, no pretendía criticarte -volvió a poner la mano sobre la de ella con firmeza-. Reconozco a un niño feliz y querido en cuanto lo veo. Tú serías capaz de hacer cualquier cosa por él. Puede que pienses que no se nota, pero se nota.
-Para mí no hay nada más importante que Robert -ella deseaba relajarse otra vez, pero Joe estaba demasiado cerca, y seguía apretándole la mano-. Solo te digo esto para que no le hagas preguntas que puedan molestarlo.
-¿Sucede a menudo?
-A veces -de repente, los dedos de Joe y los suyos estaban entrelazados. Ignoraba cómo lo había conseguido él-. Un amigo nuevo, un profesor nuevo. En fin, creo que debería irme.
-¿Y tú? -le acarició suavemente la mejilla y le hizo volver la cara hacia él-. ¿Te has acostumbrado?
-Sí. Tengo a Rob. Y mi trabajo.
-¿Y no tienes novio?
______ no sabía si sentía enojo o turbación, pero la sensación era muy intensa.
-Eso no es asunto tuyo.
-Si la gente solo hablara de sus asuntos, no llegarían muy lejos. No me pareces de esas que odian a los hombres, ______.
Ella alzó una ceja. Cuando se veía obligada a ello, podía jugar conforme a las reglas de los otros. Y jugar bien.
-Pasé una etapa en la que despreciaba a los hombres por principio. La verdad es que fue una época muy fructífera de mi vida. Luego, poco a poco, llegué a la conclusión de que ciertos miembros de tu especie no eran formas inferiores de vida.
-Me alegro por ello.
Ella sonrió otra vez.
-El caso es que ya no culpo a todos los hombres por las faltas de uno.
-Solo eres cautelosa.
-Si lo prefieres...
-Lo que de verdad prefiero son tus ojos. No, no apartes la mirada -la obligó a volver de nuevo la cara hacia él, muy despacio-. Son fabulosos... Y ten en cuenta que te lo dice un artista.
______ procuró calmarse. Con gran esfuerzo consiguió estarse quieta.
-¿Significa eso que van a aparecer en el próximo número?
-Puede ser -él sonrió, alegrándose de que, a pesar de su nerviosismo, ______ lograra controlarse-. El pobre Zark merece conocer a alguien que lo comprenda. Y puede que esos ojos le sirvan.
-Me lo tomaré como un cumplido. Bueno, los niños volverán en cualquier momento...
-Aún tenemos tiempo. ______, ¿tú nunca te diviertes?
-Qué pregunta tan absurda. Pues claro que sí.
-No como madre de Rob, sino como ______ -le pasó una mano por el pelo, fascinado.
-Soy la madre de Rob -ella logró levantarse, pero Joe también se levantó.
-También eres una mujer. Una mujer preciosa -vio aquella expresión en sus ojos y pasó el pulgar por su mandíbula-. Créeme. Soy un hombre sincero. Eres un precioso manojo de nerviosos.
-Qué idiotez. ¿Por qué iba a estar nerviosa? -aparte de por el hecho de que la estaba tocando y de que su voz era suave, y de que estaban solos en el apartamento.
-Me sacaré esa espina del corazón más tarde -murmuró él. Se inclinó para besada y tuvo que agarrarla pues estuvo a punto de caerse encima de un montón de periódicos-. Cálmate. No voy a morderte. Por ahora.
-Tengo que irme -estaba al borde de un ataque de nervios-. Tengo muchísimas cosas que hacer.
-Dentro de un minuto -tomó su cara entre las manos. Se dio cuenta de que estaba temblando. No lo sorprendió. Lo que lo asombró fue que él también estaba nervioso-. Lo que tenemos aquí, señora Wallace, se llama atracción, química, deseo. Da igual la etiqueta que le pongas.
-A mí no me da igual.
-Entonces dejaremos que le pongas la etiqueta más tarde.-pasó los pulgares por sus pómulos suavemente-. Ya te he dicho que no soy un maníaco. Tengo que acordarme de traerte las referencias.
-Joe, agradezco lo que estás haciendo por Rob, ya lo sabes, pero preferiría que...
-Esto no tiene nada que ver con Rob. Se trata de ti y de mí, ______. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste a solas con un hombre al que deseabas? -le pasó el pulgar por los labios. Los ojos de ella se volvieron brumosos-. ¿Cuándo fue la última vez que permitiste que alguien hiciera esto?
Cubrió su boca rápidamente, con una pasión arrolladora. Ella no estaba preparada para aquella violencia. Las manos de Joe eran tan suaves, tan delicadas al tocarla, que no esperaba aquella cruda pasión. Pero, cielo santo, cuánto la deseaba. Con la misma ansia, le rodeó el cuello con los brazos y respondió a sus demandas.
-Mucho tiempo -jadeó Joe cuando dejó de besarla-. Gracias a Dios -antes de que ella pudiera emitir algo más que un gemido, volvió a apoderarse de su boca.
Antes de besarla, Joe ignoraba qué iba a encontrar en ella, si hielo, rabia o temor. Aquella fogosidad sin freno lo sorprendió tanto como a ella. La boca grande y generosa de ______ era cálida y complaciente. La pasión parecía haberse tragado toda su timidez. ______ daba más de lo que se le había pedido, y más de lo que Joe estaba preparado para asumir.
A él le daba vueltas la cabeza; una sensación fascinante y novelesca que no podía apreciar del todo mientras luchaba por paladear y tocar al mismo tiempo. Hundió las manos en su pelo, llevándose por delante las dos horquillas de plata que ella usaba para apartárselo de la cara. Quería sentirlo libre y salvaje entre sus manos, al igual que quería sentirla a ella libre y salvaje en su cama. Su plan de ir despacio, de sondear la profundidad de las aguas, se evaporó en un instante ante el deseo arrollador de lanzarse de cabeza. Pensando solo en eso, deslizó las manos bajo su jersey. Su piel era suave y cálida. El conjunto de seda que llevaba tenía un tacto delicado y fresco. Joe deslizó las manos por su cintura y las subió hasta sus pechos.
Ella se tensó y se estremeció. No se había dado cuenta de lo mucho que deseaba aquellas caricias. De cuánto las necesitaba. El sabor de Joe era tan misterioso, tan tentador... Había olvidado lo que era ansiar tales cosas. Era la pasión, la dulce liberación de la pasión... Oyó a Joe murmurar su nombre mientras le besaba el cuello.
Ella conocía la pasión. La había frecuentado antes, o eso creía. Sin embargo, aunque ahora le parecía más dulce, más intensa, sabía que no podía volver a frecuentarla.
-Joe, por favor -no era fácil resistirse a la tentación. La sorprendió lo mucho que le costaba apartarse, volver a alzar las barreras que los separaban-. No podemos hacer esto.
-Sí podemos -dijo él, y. volvió a besarla-. Y muy bien.
-Yo no -haciendo acopio de fuerza de voluntad, se apartó-. Lo siento. No he debido permitir que esto ocurriera.
Estaba sofocada. Se llevó las manos a las mejillas y luego se atusó el pelo.
Joe sentía flojas las rodillas. Lo cual le daba que pensar. Pero, por el momento, intentó concentrarse en ella.
-No te cargues con toda la responsabilidad, ______. Parece ser una costumbre tuya. He sido yo quien te ha besado. Tú, sencillamente, me has devuelto el beso. Dado que los dos hemos disfrutado, no sé por qué tendríamos que disculparnos.
-Debí aclararte las cosas desde el principio -dio un paso atrás, volvió a tropezarse con los periódicos y los bordeó-. Agradezco lo que estás haciendo por Rob...
-No mezcles a Rob con esto, por el amor de Dios.
-¡No puedo! -alzó la voz, sorprendiéndose a sí misma. Sabía que no podía perder el control-. No espero que lo comprendas, pero no puedo dejar a mi hijo fuera de esto -respiró hondo y comprobó, turbada, que su corazón no se calmaba-. No quiero tener un rollo sexual. Tengo que pensar en Rob, y en mí misma.
-Lo entiendo -Joe deseaba sentarse hasta que se sintiera más fuerte, pero imaginaba que la situación requería una conversación cara a cara-. Pero yo no buscaba un rollo sexual.
Eso era precisamente lo que a ______ la preocupaba.
-Dejémoslo.
La rabia resultaba extrañamente estimulante. Joe dio un paso adelante y la agarró de la barbilla.
-Ni lo sueñes.
-No quiero discutir contigo. Pero creo que... -en ese instante llamaron a la puerta-. Son los niños.
-Lo sé -pero no la soltó-. Sea lo que sea lo que te interese, para lo que tengas tiempo o lugar, habría que hacer algunos ajustes -Joe se dio cuenta de que estaba enfadado, realmente enfadado. No era propio de él perder los papeles tan pronto-. La vida está llena de ajustes, ______ -soltándola, abrió la puerta.
-Ha sido genial -colorado y con los ojos brillantes, Robert entró corriendo delante de Josh y del perro-. Hasta hemos conseguido que Tas corriera un poquito.
-Asombroso -Joe se agachó para quitarle la correa. Rezongando, exhausto, Tas se acercó a la ventana y se desplomó en el suelo.
-Están helados, chicos -______ besó a Robert en la frente-. Es hora de tomar un chocolate bien caliente.
-¡Sí! -Robert se volvió hacia Joe, radiante-. ¿Te apetece? Mamá hace un chocolate buenísimo.
Le dieron ganas de ponerla de nuevo en un aprieto. Pero, quizá por suerte para ambos, su enojo ya se había disipado.
-Tal vez la próxima vez -le bajó la gorra a Robert sobre los ojos-. Tengo cosas que hacer.
-Muchas gracias por dejarnos sacar a Tas. Ha sido genial, ¿a que sí, Josh?
-Sí. Gracias, señor Jonas.
-De nada. Hasta el lunes, Rob.
-Hasta el lunes.
Los niños salieron corriendo, entre empujones y risas.
Y, al volver a mirar, Joe vio que ______ ya se había ido.
ForJoeJonas
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
SIGUE LA NOVE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Al fin se besaron :cheers: , espero, no ser mas estupida ahora :x
Al fin se besaron :cheers: , espero, no ser mas estupida ahora :x
♫ Laura Jonas ♥
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
nueva lectora!
hermosaaa la noveee *-*
mee enqantooo
sigueelaaa :D
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mee enqantooo
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