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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
BIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEN!
YUPIIIIIIIIIIIIIII!
ADEEEEEEEE ERES LA MEJOR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
TE AMO TANTO COMO A LOS JONAS !!!
Y ESO YA ES DECIR , NI A MI NOVIO LO QUIERO TANTO!!!
JAJA!
:grupo: :grupo: :grupo:
YUPIIIIIIIIIIIIIII!
ADEEEEEEEE ERES LA MEJOR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
TE AMO TANTO COMO A LOS JONAS !!!
Y ESO YA ES DECIR , NI A MI NOVIO LO QUIERO TANTO!!!
JAJA!
:grupo: :grupo: :grupo:
Aly
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
FACEBOOK SE LA COME
(?
ESPERO CAP :bounce:
(?
ESPERO CAP :bounce:
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
ADE , YA SUBI CAPITULO ^^ . ME SALIO ALGO CORTO PERO INTERESANTE!
AHORA LEERE EL TUYO!!!!!!!!!
YUPIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!
AHORA LEERE EL TUYO!!!!!!!!!
YUPIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!
Aly
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
Aquí esta el capi, girls!
Joe no le hizo caso y siguió hablando con Robert.
-¿Qué te parece si saco a tu madre por ahí?
-¿Quieres decir a cenar a un restaurante y esas cosas?
-Algo así.
-Vale.
-Bien. Iré a buscarla a las siete.
-No creo que...
-¿A las siete no te parece bien? -la interrumpió Joe-. Bueno, pues, entonces, a las siete y media. Pero ni un minuto más tarde. Si a las ocho no he cenado, me pongo de un humor de perros -le dio un rápido beso en la frente antes de soltarla-. Que te lo pases bien en casa de Josh.
-Lo haré -Robert recogió la chaqueta y la mochila. Luego, se acercó a Joe y le dio un abrazo. Las palabras que ______ tenía en la punta de la lengua se secaron-. Gracias por la mesa de dibujo y por todo. Es genial.
-De nada. Hasta el lunes -esperó hasta que ______ estuvo en la puerta-. A las siete y media.
Ella asintió y cerró la puerta suavemente a su espalda.
Capítulo 7
Podía haber puesto cualquier excusa, pero lo cierto era que no quería. Sabía que aquella cena era una encerrona de Joe, pero, mientras se abrochaba el ancho cinturón de cuero, descubrió que no le importaba. En realidad, casi sentía alivio porque fuera él quien hubiese tomado la decisión.
Estaba nerviosa, de eso no había duda. De pie ante el espejo de la cómoda respiró hondo varias veces. Sí, estaba nerviosa, pero no eran nervios de los que le hacían un nudo en el estómago, como cuando iba a una entrevista de trabajo. A pesar de no saber con certeza qué sentía hacia Joe Jonas, se alegraba de no estar asustada.
Tomó el cepillo, observó su reflejo en el espejo y se alisó el pelo. No parecía alterada, se dijo. Eso era otro punto a su favor. El vestido negro de lana le sentaba bien, con su profundo escote y su cintura ajustada. El cinturón, de color rojo, acentuaba la cintura justo antes de que la falda se abriera en vuelo. Por alguna razón, el rojo le daba confianza. Los colores vivos le parecían un modo de defenderse como otro cualquiera, precisamente por ser una persona extremadamente discreta.
Se puso unos grandes pendientes en forma de espiral, también rojos. Como la mayoría de su ropa, el vestido era práctico. Servía lo mismo para ir a la oficina, a una reunión de la Asociación de Padres de Alumnos o a una comida de negocios. Esa noche, pensó con una media sonrisa, serviría además para una cita.
Intentó no pensar en cuánto tiempo hacía que no tenía una cita y se tranquilizó al reparar en que conocía a Joe lo suficiente como para mantener una conversación fluida toda la velada. Una velada de adultos. Lo cual le hacía mucha ilusión, pese a su adoración por Robert.
Al oír que llamaban a la puerta, se miró por última vez al espejo y fue a abrir. En cuanto abrió, su confianza de desvaneció.
Aquel no parecía Joe. Los vaqueros rotos y las sudaderas dadas de sí habían desaparecido. Aquel hombre lleva un traje oscuro con una camisa azul pálido.
Y corbata.
El botón superior de la camisa estaba abierto, y la corbata, de seda azul oscuro, tenía un nudo bajo y flojo. Iba perfectamente afeitado y su pelo se ondulaba, negro y lustroso, sobre las orejas y el cuello de la camisa.
De improviso, ______ se sintió tímida y apocada.
Sin embargo, estaba guapísima. Joe se turbó ligeramente al mirarla. Los zapatos de noche la alzaban hasta un par de centímetros por debajo de su altura, de modo que prácticamente podían mirarse de frente a los ojos. Al ver su expresión de timidez, Joe se relajó un poco y le ofreció una sonrisa.
-Parece que he escogido el color adecuado -dijo, dándole un ramo de rosas rojas.
Ella sabía que era absurdo que una mujer de su edad se aturdiera por unas simples flores. Pero sintió que el corazón le daba un vuelco al recogerlas.
-¿Otra vez se te ha olvidado el diálogo? -preguntó él.
-¿El diálogo?
-Gracias.
El aroma de las rosas flotaba a su alrededor, suave y dulce.
-Gracias.
Él tocó un pétalo. Ya sabía que la piel de ______ tenía casi aquel mismo tacto.
-Ahora se supone que tienes que ponerlas en agua.
Sintiéndose una estúpida, ______ retrocedió.
-Sí, claro. Pasa.
-La casa parece otra sin Rob -comentó cuando ______ fue a buscar un jarrón.
-Sí. Cada vez que se va a dormir a casa de algún amigo, me cuesta horas acostumbrarme al silencio.
Joe la había seguido a la cocina. ______ se puso a trastear arreglando las rosas. «Soy una mujer adulta», se decía. «El hecho de que no haya tenido una cita desde que iba al instituto no significa que no recuerde cómo comportarme».
-¿Qué sueles hacer cuando tienes una noche libre?
-Oh, leo, o me quedo viendo una película hasta tarde -se dio la vuelta con el Jarrón y estuvo a punto de chocar con Joe. El agua se agitó al borde del recipiente.
-Ya casi no se te nota lo del ojo -señaló suavemente el moratón, que apenas era ya una tenue sombra.
-No era para tanto -notaba la garganta seca. Aunque fuera una mujer adulta, se alegraba enormemente de que el jarrón se interpusiera entre ellos-. Voy por el abrigo.
Dejó las rosas en la mesa, junto al sofá, y se acercó al armario. Ya había metido un brazo en la manga cuando Joe se aproximó para ayudada. Hacía que aquel gesto común y corriente pareciera sensual, pensó ______, mirando al frente. Joe le rozó los hombros con las manos, las dejó allí un instante y luego las bajó a lo largo de sus brazos y volvió a subidas para sacarle el pelo de debajo del cuello del abrigo.
______ cerró los puños y giró la cabeza.
-Gracias.
-De nada -sin apartar las manos de sus hombros, Joe la obligó a darse la vuelta para mirarlo-. Quizá te sientas mejor si nos quitamos esto del medio ahora mismo -la besó suavemente, pero con firmeza. Las manos rígidas de ______ se aflojaron. Aquel beso no era exigente, ni apasionado. Pero su comprensión la conmovió profundamente-. ¿Te sientes mejor? -murmuró Joe.
-No estoy segura.
Riendo, él volvió a rozarle levemente los labios.
-Pues yo sí -tomándola de la mano, se dirigió hacia la puerta.
El restaurante era francés, discreto y selecto. Las paredes, cubiertas de un papel de pálidas flores, refulgían a la suave luz y el parpadeo de las velas. Los clientes hablaban en voz baja sobre manteles de hilo y copas de cristal. El bullicioso ajetreo de las calles que daba más allá de las puertas de cristal esmerilado.
-Ah, señor Jonas, hacía mucho que no lo veíamos por aquí -el maître se acercó a darles la bienvenida.
-Sabes que siempre vuelvo por sus caracoles.
Riendo, el maître le indicó a un camarero que se alejara.
-Buenas noches, mademoiselle. Permítanme conducirlos a su mesa.
El pequeño reservado, iluminado por la luz de las velas y oculto a la vista de los demás comensales, era un lugar para darse las manos y compartir secretos íntimos. Al sentarse, sus piernas se rozaron.
-El sumiller* vendrá enseguida. Que disfruten de la velada.
-No hace falta preguntar si ya habías estado aquí antes.
-De vez en cuando me canso de las pizzas congeladas. ¿Te apetece champán?
-Me encantaría.
Él pidió una botella y el sumiller pareció complacido por su elección. ______ abrió la carta y suspiró al leer los refinados nombres de los platos.
-Me acordaré de esto la próxima vez que le dé un mordisco a medio sándwich de atún entre cita y cita.
-¿Te gusta tu trabajo?
-Mucho -se preguntó qué sería el soufflé de crabe-. Rosen es un incordio, pero también hace que te esfuerces por ser eficiente.-Y a ti te gusta ser eficiente.
-Es importante para mí.
-¿Y qué más es importante para ti, aparte de Rob?
-La estabilidad -ella lo miró con una media sonrisa-. Aunque supongo que eso también tiene que ver con Rob. La verdad es que en los últimos años todo lo que se ha vuelto importante para mí tiene que ver con Rob.
Alzó la mirada cuando el sumiller les llevó el vino y, con toda ceremonia, se lo dio a probar a Joe. ______ vio que el vino, frío y dorado, colmaba su copa.
-Por Rob, entonces -dijo Joe, alzando su copa para brindar-. Y por su fascinante mamá.
______ bebió un sorbo, un poco asombrada porque supiera tan bien. Había probado el champán otras veces, pero, como casi todo lo que tenía que ver con Joe, nunca de aquel modo.
-Nunca me he considerado fascinante.-A mí me fascina una mujer bonita criando a un hijo sola en una de las ciudades más conflictivas del mundo -bebió un sorbo y sonrió-. Y, además, tienes unas piernas increíbles.
Ella se echó a reír y, pese a que Joe la tomó de la mano, no sintió vergüenza.
-Eso ya me lo habías dicho antes. Por lo menos, largas sí que son. Era más alta que mi hermano hasta que salió del instituto, cosa que lo ponía furioso. Así que me pusieron de mote [i]«la Larga».
-A mí me llamaban «el Alambre».
-¿El alambre?
-Sí, por lo flacucho.
Por encima del vaso, ______ observó su ancho torso cubierto por la chaqueta del traje.
-No me lo creo.
-Algún día, si estoy lo bastante borracho, te enseñaré fotos.
Joe pidió la cena en un francés impecable. ______ estaba boquiabierta de asombro. Aquel era el escritor de cómics, pensó, el mismo que construía castillos de nieve y hablaba con su perro. Notando su mirada de asombro, Joe arqueó una ceja.
-Pasé un par de veranos en París durante el instituto.
-Ah -de pronto, ella recordó de dónde procedía-. Dijiste que no tienes más hermanos. ¿Tus padres viven en Nueva York?
-No -él desgajó un pedazo de crujiente pan francés-. Mi madre hace un viaje relámpago de vez en cuando para comprar o ir al teatro, y mi padre viene a veces por asuntos de negocios, pero Nueva York no es de su estilo. Siguen viviendo casi todo el año en Newport, donde yo crecí.
-Ah, Newport. Nosotros pasamos por allí una vez, cuando yo era pequeña. En verano, siempre íbamos de vacaciones en coche, dando tumbos de un lado para otro -se puso el pelo tras la oreja sin darse cuenta, ofreciéndole a Joe una deliciosa vista de su cuello-. Recuerdo las casas, esas enormes mansiones con columnas y flores y árboles ornamentales. Hasta hicimos fotos. Nos parecía increíble que alguien viviera allí -se interrumpió de repente y miró a Joe, que tenía una expresión divertida-. Y resulta que tú vivías allí.
-Es curioso. Yo en verano pasaba mucho tiempo observando a los turistas con unos prismáticos. Puede que enfocara a tu familia.
-Éramos los de la ranchera con las maletas atadas en la baca.
-Claro, ya me acuerdo -le ofreció un trozo de pan-. Os envidiaba un montón.
-¿De veras? -se detuvo con el cuchillo de la mantequilla en el aire-. ¿Y eso por qué?
-Porque iban de vacaciones y comían perritos calientes. Y porque dormían en moteles con máquinas de refrescos en la puerta y jugaban al bingo en el coche entre ciudad y ciudad.
-Sí -murmuró ella-. Creo que eso lo resume muy bien.
-No pretendo hacerme el pobre niño rico -añadió él al ver que sus ojos cambiaban de expresión-. Solo digo que tener una casa enorme no es necesariamente mejor que tener una ranchera -volvió a llenarle la copa de vino-. En cualquier caso, pasé mi etapa de rebelde al que le importa un comino el dinero hace mucho tiempo.
-No sé si creerlo, viniendo de alguien que deja que el polvo se acumule encima de sus muebles Luis XV.
-Eso no es rebeldía, es pereza.
-Además de un pecado -añadió ella-. Me dan ganas de agarrar un trapo y un bote de cera.
-Si te apetece limpiarme la caoba, hazlo con toda libertad.
Ella alzó una ceja al ver que Joe le sonreía.
-¿Y qué hacías durante tu etapa de rebelde?
Le acarició levemente las puntas de los dedos. Joe apartó la mirada de sus manos unidas y la miró a los ojos.
-¿De veras quieres saberlo?
-Sí.
-Entonces, hagamos un trato. La historia de una vida ligeramente abreviada por otra.
______ comenzaba a sentirse osada pero no por el vino, sino por él.
-Está bien. Tú primero.
-Empezaré diciendo que mis padres querían que fuera arquitecto. Era la única profesión práctica y aceptable en la que, según ellos, podía utilizar mis habilidades artísticas. Las historietas que dibujaba no los entusiasmaban precisamente. En realidad, los dejaban atónitos, así que procuraban ignorarlas. Nada más salir del instituto, decidí dedicar mi vida al arte.
Les sirvieron los entrantes. Joe suspiró entusiasmado al ver los caracoles.
-Así que, ¿te viniste a Nueva York?
-No, a Nueva Orleáns. En aquella época aún no podía disponer de mi dinero, aunque no creo que lo hubiera utilizado, de todos modos. Como me negaba a recurrir al respaldo económico de mis padres, Nueva Orleáns era el lugar más cercano a París al que podía permitirme ir. Y la verdad es que me encantaba. Me moría de hambre, pero me encantaba la ciudad. Esas tardes bochornosas y sofocantes, el olor del río... Era mi primera gran aventura. ¿Quieres uno? Están buenísimos.
-No, yo...
-Vamos, me lo agradecerás -le acercó su tenedor a los labios. ______ abrió la boca a regañadientes-. Mmm -el sabor del caracol se deslizó, cálido y exótico, por su lengua-. No es lo que esperaba.
-Eso suele pasar con las cosas que valen la pena.
Joe no le hizo caso y siguió hablando con Robert.
-¿Qué te parece si saco a tu madre por ahí?
-¿Quieres decir a cenar a un restaurante y esas cosas?
-Algo así.
-Vale.
-Bien. Iré a buscarla a las siete.
-No creo que...
-¿A las siete no te parece bien? -la interrumpió Joe-. Bueno, pues, entonces, a las siete y media. Pero ni un minuto más tarde. Si a las ocho no he cenado, me pongo de un humor de perros -le dio un rápido beso en la frente antes de soltarla-. Que te lo pases bien en casa de Josh.
-Lo haré -Robert recogió la chaqueta y la mochila. Luego, se acercó a Joe y le dio un abrazo. Las palabras que ______ tenía en la punta de la lengua se secaron-. Gracias por la mesa de dibujo y por todo. Es genial.
-De nada. Hasta el lunes -esperó hasta que ______ estuvo en la puerta-. A las siete y media.
Ella asintió y cerró la puerta suavemente a su espalda.
Capítulo 7
Podía haber puesto cualquier excusa, pero lo cierto era que no quería. Sabía que aquella cena era una encerrona de Joe, pero, mientras se abrochaba el ancho cinturón de cuero, descubrió que no le importaba. En realidad, casi sentía alivio porque fuera él quien hubiese tomado la decisión.
Estaba nerviosa, de eso no había duda. De pie ante el espejo de la cómoda respiró hondo varias veces. Sí, estaba nerviosa, pero no eran nervios de los que le hacían un nudo en el estómago, como cuando iba a una entrevista de trabajo. A pesar de no saber con certeza qué sentía hacia Joe Jonas, se alegraba de no estar asustada.
Tomó el cepillo, observó su reflejo en el espejo y se alisó el pelo. No parecía alterada, se dijo. Eso era otro punto a su favor. El vestido negro de lana le sentaba bien, con su profundo escote y su cintura ajustada. El cinturón, de color rojo, acentuaba la cintura justo antes de que la falda se abriera en vuelo. Por alguna razón, el rojo le daba confianza. Los colores vivos le parecían un modo de defenderse como otro cualquiera, precisamente por ser una persona extremadamente discreta.
Se puso unos grandes pendientes en forma de espiral, también rojos. Como la mayoría de su ropa, el vestido era práctico. Servía lo mismo para ir a la oficina, a una reunión de la Asociación de Padres de Alumnos o a una comida de negocios. Esa noche, pensó con una media sonrisa, serviría además para una cita.
Intentó no pensar en cuánto tiempo hacía que no tenía una cita y se tranquilizó al reparar en que conocía a Joe lo suficiente como para mantener una conversación fluida toda la velada. Una velada de adultos. Lo cual le hacía mucha ilusión, pese a su adoración por Robert.
Al oír que llamaban a la puerta, se miró por última vez al espejo y fue a abrir. En cuanto abrió, su confianza de desvaneció.
Aquel no parecía Joe. Los vaqueros rotos y las sudaderas dadas de sí habían desaparecido. Aquel hombre lleva un traje oscuro con una camisa azul pálido.
Y corbata.
El botón superior de la camisa estaba abierto, y la corbata, de seda azul oscuro, tenía un nudo bajo y flojo. Iba perfectamente afeitado y su pelo se ondulaba, negro y lustroso, sobre las orejas y el cuello de la camisa.
De improviso, ______ se sintió tímida y apocada.
Sin embargo, estaba guapísima. Joe se turbó ligeramente al mirarla. Los zapatos de noche la alzaban hasta un par de centímetros por debajo de su altura, de modo que prácticamente podían mirarse de frente a los ojos. Al ver su expresión de timidez, Joe se relajó un poco y le ofreció una sonrisa.
-Parece que he escogido el color adecuado -dijo, dándole un ramo de rosas rojas.
Ella sabía que era absurdo que una mujer de su edad se aturdiera por unas simples flores. Pero sintió que el corazón le daba un vuelco al recogerlas.
-¿Otra vez se te ha olvidado el diálogo? -preguntó él.
-¿El diálogo?
-Gracias.
El aroma de las rosas flotaba a su alrededor, suave y dulce.
-Gracias.
Él tocó un pétalo. Ya sabía que la piel de ______ tenía casi aquel mismo tacto.
-Ahora se supone que tienes que ponerlas en agua.
Sintiéndose una estúpida, ______ retrocedió.
-Sí, claro. Pasa.
-La casa parece otra sin Rob -comentó cuando ______ fue a buscar un jarrón.
-Sí. Cada vez que se va a dormir a casa de algún amigo, me cuesta horas acostumbrarme al silencio.
Joe la había seguido a la cocina. ______ se puso a trastear arreglando las rosas. «Soy una mujer adulta», se decía. «El hecho de que no haya tenido una cita desde que iba al instituto no significa que no recuerde cómo comportarme».
-¿Qué sueles hacer cuando tienes una noche libre?
-Oh, leo, o me quedo viendo una película hasta tarde -se dio la vuelta con el Jarrón y estuvo a punto de chocar con Joe. El agua se agitó al borde del recipiente.
-Ya casi no se te nota lo del ojo -señaló suavemente el moratón, que apenas era ya una tenue sombra.
-No era para tanto -notaba la garganta seca. Aunque fuera una mujer adulta, se alegraba enormemente de que el jarrón se interpusiera entre ellos-. Voy por el abrigo.
Dejó las rosas en la mesa, junto al sofá, y se acercó al armario. Ya había metido un brazo en la manga cuando Joe se aproximó para ayudada. Hacía que aquel gesto común y corriente pareciera sensual, pensó ______, mirando al frente. Joe le rozó los hombros con las manos, las dejó allí un instante y luego las bajó a lo largo de sus brazos y volvió a subidas para sacarle el pelo de debajo del cuello del abrigo.
______ cerró los puños y giró la cabeza.
-Gracias.
-De nada -sin apartar las manos de sus hombros, Joe la obligó a darse la vuelta para mirarlo-. Quizá te sientas mejor si nos quitamos esto del medio ahora mismo -la besó suavemente, pero con firmeza. Las manos rígidas de ______ se aflojaron. Aquel beso no era exigente, ni apasionado. Pero su comprensión la conmovió profundamente-. ¿Te sientes mejor? -murmuró Joe.
-No estoy segura.
Riendo, él volvió a rozarle levemente los labios.
-Pues yo sí -tomándola de la mano, se dirigió hacia la puerta.
El restaurante era francés, discreto y selecto. Las paredes, cubiertas de un papel de pálidas flores, refulgían a la suave luz y el parpadeo de las velas. Los clientes hablaban en voz baja sobre manteles de hilo y copas de cristal. El bullicioso ajetreo de las calles que daba más allá de las puertas de cristal esmerilado.
-Ah, señor Jonas, hacía mucho que no lo veíamos por aquí -el maître se acercó a darles la bienvenida.
-Sabes que siempre vuelvo por sus caracoles.
Riendo, el maître le indicó a un camarero que se alejara.
-Buenas noches, mademoiselle. Permítanme conducirlos a su mesa.
El pequeño reservado, iluminado por la luz de las velas y oculto a la vista de los demás comensales, era un lugar para darse las manos y compartir secretos íntimos. Al sentarse, sus piernas se rozaron.
-El sumiller* vendrá enseguida. Que disfruten de la velada.
-No hace falta preguntar si ya habías estado aquí antes.
-De vez en cuando me canso de las pizzas congeladas. ¿Te apetece champán?
-Me encantaría.
Él pidió una botella y el sumiller pareció complacido por su elección. ______ abrió la carta y suspiró al leer los refinados nombres de los platos.
-Me acordaré de esto la próxima vez que le dé un mordisco a medio sándwich de atún entre cita y cita.
-¿Te gusta tu trabajo?
-Mucho -se preguntó qué sería el soufflé de crabe-. Rosen es un incordio, pero también hace que te esfuerces por ser eficiente.-Y a ti te gusta ser eficiente.
-Es importante para mí.
-¿Y qué más es importante para ti, aparte de Rob?
-La estabilidad -ella lo miró con una media sonrisa-. Aunque supongo que eso también tiene que ver con Rob. La verdad es que en los últimos años todo lo que se ha vuelto importante para mí tiene que ver con Rob.
Alzó la mirada cuando el sumiller les llevó el vino y, con toda ceremonia, se lo dio a probar a Joe. ______ vio que el vino, frío y dorado, colmaba su copa.
-Por Rob, entonces -dijo Joe, alzando su copa para brindar-. Y por su fascinante mamá.
______ bebió un sorbo, un poco asombrada porque supiera tan bien. Había probado el champán otras veces, pero, como casi todo lo que tenía que ver con Joe, nunca de aquel modo.
-Nunca me he considerado fascinante.-A mí me fascina una mujer bonita criando a un hijo sola en una de las ciudades más conflictivas del mundo -bebió un sorbo y sonrió-. Y, además, tienes unas piernas increíbles.
Ella se echó a reír y, pese a que Joe la tomó de la mano, no sintió vergüenza.
-Eso ya me lo habías dicho antes. Por lo menos, largas sí que son. Era más alta que mi hermano hasta que salió del instituto, cosa que lo ponía furioso. Así que me pusieron de mote [i]«la Larga».
-A mí me llamaban «el Alambre».
-¿El alambre?
-Sí, por lo flacucho.
Por encima del vaso, ______ observó su ancho torso cubierto por la chaqueta del traje.
-No me lo creo.
-Algún día, si estoy lo bastante borracho, te enseñaré fotos.
Joe pidió la cena en un francés impecable. ______ estaba boquiabierta de asombro. Aquel era el escritor de cómics, pensó, el mismo que construía castillos de nieve y hablaba con su perro. Notando su mirada de asombro, Joe arqueó una ceja.
-Pasé un par de veranos en París durante el instituto.
-Ah -de pronto, ella recordó de dónde procedía-. Dijiste que no tienes más hermanos. ¿Tus padres viven en Nueva York?
-No -él desgajó un pedazo de crujiente pan francés-. Mi madre hace un viaje relámpago de vez en cuando para comprar o ir al teatro, y mi padre viene a veces por asuntos de negocios, pero Nueva York no es de su estilo. Siguen viviendo casi todo el año en Newport, donde yo crecí.
-Ah, Newport. Nosotros pasamos por allí una vez, cuando yo era pequeña. En verano, siempre íbamos de vacaciones en coche, dando tumbos de un lado para otro -se puso el pelo tras la oreja sin darse cuenta, ofreciéndole a Joe una deliciosa vista de su cuello-. Recuerdo las casas, esas enormes mansiones con columnas y flores y árboles ornamentales. Hasta hicimos fotos. Nos parecía increíble que alguien viviera allí -se interrumpió de repente y miró a Joe, que tenía una expresión divertida-. Y resulta que tú vivías allí.
-Es curioso. Yo en verano pasaba mucho tiempo observando a los turistas con unos prismáticos. Puede que enfocara a tu familia.
-Éramos los de la ranchera con las maletas atadas en la baca.
-Claro, ya me acuerdo -le ofreció un trozo de pan-. Os envidiaba un montón.
-¿De veras? -se detuvo con el cuchillo de la mantequilla en el aire-. ¿Y eso por qué?
-Porque iban de vacaciones y comían perritos calientes. Y porque dormían en moteles con máquinas de refrescos en la puerta y jugaban al bingo en el coche entre ciudad y ciudad.
-Sí -murmuró ella-. Creo que eso lo resume muy bien.
-No pretendo hacerme el pobre niño rico -añadió él al ver que sus ojos cambiaban de expresión-. Solo digo que tener una casa enorme no es necesariamente mejor que tener una ranchera -volvió a llenarle la copa de vino-. En cualquier caso, pasé mi etapa de rebelde al que le importa un comino el dinero hace mucho tiempo.
-No sé si creerlo, viniendo de alguien que deja que el polvo se acumule encima de sus muebles Luis XV.
-Eso no es rebeldía, es pereza.
-Además de un pecado -añadió ella-. Me dan ganas de agarrar un trapo y un bote de cera.
-Si te apetece limpiarme la caoba, hazlo con toda libertad.
Ella alzó una ceja al ver que Joe le sonreía.
-¿Y qué hacías durante tu etapa de rebelde?
Le acarició levemente las puntas de los dedos. Joe apartó la mirada de sus manos unidas y la miró a los ojos.
-¿De veras quieres saberlo?
-Sí.
-Entonces, hagamos un trato. La historia de una vida ligeramente abreviada por otra.
______ comenzaba a sentirse osada pero no por el vino, sino por él.
-Está bien. Tú primero.
-Empezaré diciendo que mis padres querían que fuera arquitecto. Era la única profesión práctica y aceptable en la que, según ellos, podía utilizar mis habilidades artísticas. Las historietas que dibujaba no los entusiasmaban precisamente. En realidad, los dejaban atónitos, así que procuraban ignorarlas. Nada más salir del instituto, decidí dedicar mi vida al arte.
Les sirvieron los entrantes. Joe suspiró entusiasmado al ver los caracoles.
-Así que, ¿te viniste a Nueva York?
-No, a Nueva Orleáns. En aquella época aún no podía disponer de mi dinero, aunque no creo que lo hubiera utilizado, de todos modos. Como me negaba a recurrir al respaldo económico de mis padres, Nueva Orleáns era el lugar más cercano a París al que podía permitirme ir. Y la verdad es que me encantaba. Me moría de hambre, pero me encantaba la ciudad. Esas tardes bochornosas y sofocantes, el olor del río... Era mi primera gran aventura. ¿Quieres uno? Están buenísimos.
-No, yo...
-Vamos, me lo agradecerás -le acercó su tenedor a los labios. ______ abrió la boca a regañadientes-. Mmm -el sabor del caracol se deslizó, cálido y exótico, por su lengua-. No es lo que esperaba.
-Eso suele pasar con las cosas que valen la pena.
ForJoeJonas
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
ME ENCANTO!!!
JAJA QUE COINCIDENCIA LO DE LAS VACACIONES EEEH
ME GUSTARIA QUE SE VINIESEN LOS JONAS ALAS PLAYAS ALMERIENSES , O LAS DE TENERIFE...!
JAJA UN BESOAZO GUAPA , TE A SALIDO GENIAL!
JAJA QUE COINCIDENCIA LO DE LAS VACACIONES EEEH
ME GUSTARIA QUE SE VINIESEN LOS JONAS ALAS PLAYAS ALMERIENSES , O LAS DE TENERIFE...!
JAJA UN BESOAZO GUAPA , TE A SALIDO GENIAL!
Aly
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
:) siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa hermoso el cap
andreita
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
AAAAAAAAAAW, LO AMÉ AL CAP
JOE ES UN TIERNO Y ME ENCANTA!
(AHORA RETOMO NUESTRA CONVERSACION POR FACE, ES QUE ME TENIA QUE CONCENTRAR.. NO PUEDO HACER DOS COSAS A LA VEZ :roll: JAJAJAJA)
BUE, SEEEEEEEEEEEGUILAAAAAAAA ADE, ESTA NOVE ESTA BUENISIMA, LA AMO
:love:
JOE ES UN TIERNO Y ME ENCANTA!
(AHORA RETOMO NUESTRA CONVERSACION POR FACE, ES QUE ME TENIA QUE CONCENTRAR.. NO PUEDO HACER DOS COSAS A LA VEZ :roll: JAJAJAJA)
BUE, SEEEEEEEEEEEGUILAAAAAAAA ADE, ESTA NOVE ESTA BUENISIMA, LA AMO
:love:
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
F l r e n c i a. escribió:AAAAAAAAAAW, LO AMÉ AL CAP
JOE ES UN TIERNO Y ME ENCANTA!
(AHORA RETOMO NUESTRA CONVERSACION POR FACE, ES QUE ME TENIA QUE CONCENTRAR.. NO PUEDO HACER DOS COSAS A LA VEZ :roll: JAJAJAJA)
BUE, SEEEEEEEEEEEGUILAAAAAAAA ADE, ESTA NOVE ESTA BUENISIMA, LA AMO
:love:
Jaaajajajaja yo hagolo mismo Flor, sino no me concentro!
ForJoeJonas
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
¿Tenia qe ser el caracol el qe se deslizara por mi boca? :¬¬:
Ok ok no, me imagino cosaas jojojo!
¿A donde llevaara la cena? No amor, te corrijo cuando estes lo bastante
borracho te llevo a la cama :risa:
Ay nuu jajaa! Ya neeh yo y mi perversidad (? :risa:
¡SIGUEELAA MI ADEEE! ¡LA AMOOO! :risa:
Ok ok no, me imagino cosaas jojojo!
¿A donde llevaara la cena? No amor, te corrijo cuando estes lo bastante
borracho te llevo a la cama :risa:
Ay nuu jajaa! Ya neeh yo y mi perversidad (? :risa:
¡SIGUEELAA MI ADEEE! ¡LA AMOOO! :risa:
Kat
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
Goognight girls! Me voy a dormir y soñar con los angelitooooos!
Ya ustedes saben quienes son!!!
Un besoote! Las quierooo!!
Ya ustedes saben quienes son!!!
Un besoote! Las quierooo!!
ForJoeJonas
Re: ~·~ Un Héroe En Nueva York ~·~ (Joe y tú)
OK, BUENAS NOCHES, ESPERO K MAÑANA NOS PONGAS CAPI
♫ Laura Jonas ♥
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