¿Dispuesta a amar a alguien que desea tu sangre? [Niall Horan & Tú]

Un mes había pasado. Los chicos estaban por terminar su año. Harry al fin se había animado a preguntarle a Angie si quería ser su novia. Obviamente ella aceptó.

Flashback.

— ¿____? —Sonó del otro lado.
— ¡Angie! ¿Qué ocurre? —Dije animada mientras me zafaba del agarre de Niall. Gruñó y en respuesta le mostré mi lengua.
— ___, necesito que estés aquí en menos de una hora. Es más, media hora como máximo, por favor. —Se escuchaba preocupada y de fondo el sonido de cajones abrirse y cerrarse. ¿Qué ocurría?
— ¿Ocurre algo malo, Angie? Me estás asustando, niña.
— No, no. Nada de eso. Ya sabes quién, me ha invitado a salir. Y sonaba sospechoso. Y no sé qué diablos usar. —Supuse que debía de estar caminando por toda la habitación.
— Oh, mierda. —Salió por mi boca. Niall frunció el ceño. Me regañaba siempre que decía una mala palabra—. Lo siento —Le susurré. Ahora me dirigí a Angie—. En menos de diez minutos estoy en tu casa. Tú, sólo tranquila.
— Gracias, ____. De veras.
— No es nada.

Me despedí de mi ahora novio. Novio. Qué bien sonaba aquello.
Conduje diez minutos y ya me encontraba llamando a la puerta de la casa de Angie. En seguida, la castaña de ojos pardo me abrió.

— ¡Ay madre! Gracias al cielo que has venido, ___.
— Hey, sabes que no es nada —La abracé—. ¿Y bien? ¿Qué es lo que ocurre?
— Ven.

Me tomó de la muñeca y prácticamente me llevó a rastras dentro de la casa. Cerré la puerta con el pie y subimos la escalera que daba a la segunda planta. Entramos a su cuarto, en tonos pastel. Logré ver un montón de ropa sobre la cama, había de todo. De camisas hasta jeans y faldas. Solté una carcajada, llamando la atención de Angie, quien ahora tenía un ojo con delineador negro.

— ¿Ocurre algo?
— No, nada —Contesté con una sonrisa—. ¡Hey! No te maquilles hasta que estés vestida, Angie.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— En cuanto estés vestida, deberás repasarlo porque se ha corrido, y quedará peor.
— Oh —Observé cómo se ruborizaba—. Está bien.

Una hora para escoger la ropa. Opté por una camisa a manga murciélago, y unos jeans azul. Los tacones eran negros, y tomé una chaqueta color caqui.
En el cabello le hice ondas, en las cuales resaltaban sus mechas. Un poco de maquillaje, y habíamos terminado.
Miré el reloj. Marcaba las nueve menos cuarto. Harry debió estar aquí hace quince minutos. Demonios. Angie se está poniendo nerviosa.
De pronto, oí el motor de un auto fuera. Miré disimuladamente por la ventana y allí estaba Harry. En su coche.

— ¿___? —Llamó mi atención Angie.
— ¿Sí? —Sonreí.
— ¿Estoy bien? —Preguntó refiriéndose al maquillaje.
— Claro. Todo en perfectas condiciones.
— Gracias —Me estrechó entre sus brazos al momento que llamaban a la puerta.
— Bien, bien. Me largo. Espero y todo salga perfecto.

Salí por la cocina, y fui hasta mi coche. Me monté en él y volví a casa.


*Narrador omnisciente*

Harry llevó a la chica a su restaurant favorito, Varoli’s.
Pidieron comida italiana y hablaron toda la noche.

— ¿Harry?
— ¿Sí?
— ¿A dónde vamos? —Por fin había preguntado. Llevaba casi veinte minutos conduciendo por la carretera, y al verla tan solitaria, Angie fue recorrida por un escalofrío.
—El ruloso rió—. Ya se me hacía extraño que no preguntaras.
— Harry, detén tu juego ahora. De verdad me estás asustando. —Dijo temeroza la castaña.
— Hey no, no tienes por qué. Sólo, sólo espera, ¿Sí? —Dijo dulcemente el ojiverde.
— Uhm... está bien.

Diez minutos más y ambos se encontraban en una cabaña, a la orilla de un lago. En medio de éste, se encontraba un puente, que dirigía hacia una especie de bosque, el cual no era grande, pero tenía suficientes árboles como para ser llamado así.
El ruloso entrelazó su mano con la de la castaña, dirigiéndose ambos al pequeño puente, en donde había una banca.

— Harry... ¿Qué es esto? —Preguntó mirando hacia todas partes. Le parecía hermoso.
— Era la casa de veraneo de papá. Nos la regaló a ___ y a mí en cuanto cumplí 18. Solíamos venir aquí cada verano antes de... —Se le apagó la voz, al recordar el divorcio de sus padres, y lo mucho que había afectado aquello a sus hermanas y a él.
— Hey, todo está bien —Le consoló Angie, acariciando su mano. Harry le devolvió la sonrisa. Estaba decidido, hoy era el día, allí el lugar, ese el momento.
— Angie, yo... uhm... yo... quería... —No lograba concretar una frase. Balbuceaba y no sabía el por qué. Jamás le había pasado con una chica.
— ¿Tú querías...?
— Bueno... uhm... te traje aquí por un motivo especial, ¿Sabes? —Se llevó la mano libre a su cabello. Desordenando sus rulos.
— ¿Ah sí? —Sus ojos brillaron de una manera especial.
— Ehm, sí —Rió nervioso—. Uhm, bueno —No dejaba de decir—. Quería preguntarte, si es que... bueno, tú, y yo... —Había practicado un poco más de una hora frente al espejo aquel momento, ¿Y ahora se trababa? Angie rió tiernamente, terminando antes que Harry dijera alguna otro trabalenguas.
— Harry —Llamó la atención del ruloso—. Sí quiero ser tu novia. —Su sonrisa fue del tamaño de una casa, haciendo que él también sonriera.
El momento se cerró en cuanto sus labios chocaron, fundiéndose ambos en un hermoso, y tierno beso.

*Fin Flashback*


Acabé con el rimel, tomé mi móvil y en cuanto abrí la puerta de mi habitación, oí risas desde la sala.
Bajé con mi bolso al hombro, tecleándole a Xime si nuestros planes de salida seguían en pie, mi mirada cambió al leer “Lo siento, Justin se ha adelantado y me ha traído al cine. De verdad lo lamento, ____”.

— ¡____!
— ¡Angie! ¡Hola! —Saludé a mi ahora cuñada con un abrazo. Mi mirada se dirigió hacia el televisor y la mesa repleta de botanas—. Bueno —Dije luego de deshacer el abrazo—. Yo ya me iba. Adiós chicos, disfruten la casa a solas —Dije divertida, provocando una carcajada de parte de ambos.
Le marqué a Laura. Liam la había llevado a las afueras de Londres para un día sólo de ellos. Caminé hasta la casa de los chicos, pero detuve el paso al oír gritos.

— ¡CLARO QUE NO LO SIENTES! ¿NO LO ENTIENDES? ¡SE FUE! ¡ME DEJÓ! ¡Y NI PUTA IDEA A DONDE SE HA IDO! —Un minuto, era la voz de Louis. ¿Que ocurría?
— ¡Louis! ¡No me grites así! ¡No es mi culpa que ella haya querido irse! —Se escuchaba a Zayn.
— Tal vez sólo quería pensar. —Esa era Oma.
— ¡Claro, o quizás encontró a otro y se han largado juntos! —Otra vez Louis.
— Lou, debes calmarte. Ya encontrarás a otra chica. Vivirás eternamente, y conocerás a miles de chicas —Esta vez Niall intentaba darle ánimos.

Me animé a llamar a la puerta, aunque admito, tenía miedo.

— ¡___! ¿Qué tal? —Abrió Jennifer. Su cabello era negro como el carbón, de tez pálida y unos hermosos ojos color chocolate intenso.
— Hola señ... Jenn —Sonreí. Ya me había regañado un millón de veces por llamarla "señora"—. Uhm, ¿Llego en mal momento? —Pregunté al ver como Louis corría escaleras arriba, de seguro a su cuarto.
— Bueno, algo —Rió animadamente. ¿Cómo podía pretender que no ocurría nada, diciéndome que ocurría algo?—. ¡Niall! ¡___ está aquí! —Y en cuanto mi nombre se escuchó en la casa, mi chico, quien ahora llevaba el cabello castaño por los lados y rubio arriba, apareció, sonriente como siempre. Jenn se retiró y ambos caminamos escaleras arriba.
— ¿Ha ocurrido algo? —Torpe. Torpe. Acabas de oír todo, ¿y preguntas tonterías?
— Creo que ya lo has oído —Me respondió burlón.
— No era mi intención, lo siento.
— Karlis huyó. —Soltó ignorando mi comentario.
— ¿Qué?
— Pues, eso. Esta mañana entramos a su cuarto y no había nada. Sólo estaban allí los muebles.
— Oh... —Bajé la mirada. Se oyó la voz de Jenn desde la sala.
— ¡Chicos! ¡Bajen ya!

Niall, Zayn, Oma y yo bajamos. Louis no tenía deseos de hacer nada.

— ¿Qué ocurre Jennifer? —Preguntó Zayn.
— Chicos, ¿Recuerdan a Dani? —Dijo la pelinegro con una amplia sonrisa—. Viene desde Roma. Estará con nosotros un buen tiempo.

Los chicos le saludaron amistosamente. Yo sólo un beso en la mejilla.

— ___ Styles.
— Dani Fletcher. —Sonrió. Le imité.