Whisper {Louis Tomlinson}

2

Mientras besaba sus labios me sentía impaciente, quería mas, simplemente necesitaba más de aquella extraña que se convirtió en lo mejor de mi vida por un momento. Charleen besaba más que bien, tenía un don con sus labios, sabia usarlos a la perfección. Y en ese momento mi cabeza no razonaba, solo me dejaba llevar por la carne, por el deseo del humano.

Y mientras probaba sus labios me di cuenta de una cosa, ella era especial y no quería perderla, no quería usarla para una sola noche, aunque creo que ahora me arrepiento de eso, ahora podría desear regresar el tipo y haberla hecho mía y después olvidarla y jamás pensar en ella, nunca más.

- Charleen –había susurrado mientras besaba sus labios con fuerza- esto está mal –susurre separándome de sus labios- debemos volver, yo… yo no quiero jugar contigo –fui honesto con ella desde la primera noche, fui un estúpido desde esa noche.

Ella un poco confundida y desanimada asintió sin decirme nada, solo se separo de mí y se dirigió nuevamente a la fiesta del rizado sin decirme una sola palabra. Yo, iluso, la seguí como si después de ella no hubiera vida, yo la seguí sin compromiso, sin una recompensa, solo obedecí a mi corazón esa maldita noche.

Entre nuevamente al pub, mire a todas las personas alrededor desesperado en busca de ese hermoso vestido color celeste y ese par de ojos grises, hermosos y delatadores ojos grises. La encontré, después de unos minutos la mire nuevamente sentada en la barra pidiendo una bebida, ella volteo a mirarme y me sonrió como si nada hubiera pasado anteriormente, como si no nos hubiéramos besado, como si no hubiera movido sus sensuales caderas contra mi cuerpo.

Me senté junto a ella sin decirle nada. Solo la mire a los ojos con una sonrisa, sin arrepentimiento alguno, sin una pizca de odio como el que siento ahora por ella. En ese momento Charleen era perfección para mí y la perfección era inalcanzable.

- Lo siento –dije sin pensarlo mirando sus ojos grises, sus hermosos ojos- es solo… no quiero que seas solo de una noche-en esa fiesta fui sincero y me arrepiento de aquello todas las noches- quisiera que me permitieras conocerte.
Charleen le dio un sorbo a su bebida a lo cual no tenía idea de qué clase de trago era. Me miro desafiante y nuevamente tomo mi mano acariciándola sin temor, con fervor.

- Claro –asintió ella sonriéndome- deja presentarme de nuevo Louis, soy Charleen Blair, tengo diecinueve años, Harry es un viejo amigo de la familia, me gusta bailar, jugar ping pong y beber mucho, asisto a la universidad a clases de psicología lo cual me tiene harta y espero algún día tener el dinero suficiente como para comprarme mi propia isla –yo reí a su último comentario, pero ella no le dio gracia, Charleen lo decía enserio.

- Interesante –comente mientras ella quitaba su mano de la mía- Soy Louis Tomlinson, tengo veintiún años, me gusta cantar, actuar y hacer el ridículo –Charleen rio y yo le sonreí- Harry es mi mejor amigo por una incógnita causa, me gusta comer, jugar futbol, hacer reír a las personas en especial a mis amigos, me gusta beber, ir de compras aunque aclaro, no soy homosexual –Ella había susurrado un “Lo sé” audible para mí- me gustan los autos, conducir, no estudio porque espero algún día ser un gran actor o cantante o algo que me deje rico de por vida, y creo que es lo único que necesitas saber de mi por el momento –comento para después reír.

- Eres lindo –responde dejando su bebida- ¿Quieres ir a bailar nuevamente?-iba a responder pero en ese momento Harry se nos había acercado con una gran sonrisa y con un sombrero de cumpleaños en su cabeza rizada.

- ¡Chicos! –había gritado mi mejor amigo y aun al recordarlo me rio como un loco- ¿Cómo se la están pasando? ¿Todo bien? ¿Necesitan algo? ¿Una bebida, comida, un condón? –lo ultimo me lo decía mirándome con picardía, yo lo golpee en los hombros mientras que el me abrazaba como un loco, apuesto que estaba bastante drogado esa noche aunque jamás me lo ha querido decir.

- No gracias Harold –respondo riendo.

- ¡Tu fiesta es estupenda Harry! –gritaba Charleen emocionada haciendo una especie de baile a lo que Harry se le había unido.

- ¡No más que ustedes amigos! –había gritado nuevamente mi mejor amigo- ¿Ya follaron? –mis mejillas habían enrojecido mientras que Charleen aun mantenía su postura de mujer perfecta- porque yo no y muero de ganas, estoy tan excitado como no tienes una idea ¿Crees que alguna de tus amigas me quiera hacer el favor, queridísima Charleen? –Harry era más risueño e imperativo en ese entonces, amaba el sexo más que ahora.

Charleen había reído dejando a notar el rubor en sus mejillas. Ella miraba a Harry divertida mientras se dedicaba a susurrarle algo en el oído.

- ¿Quién, la de cabello oscuro? –preguntaba Styles mientras que miraba hacia el fondo del pub- ¡Es candente! ¿Cómo dijiste que se llamaba? –preguntaba mi amigo con sus ojos llenos de deseo sexual.

- Katherine –respondía Charleen sin ningún problema mientras yo me dedicaba a observar aquella escena sorprendido- solo dile lo que quieres y ella te hará el gran favor Styles, es tan candente como tu –Harry asintió y beso la mejilla de Charleen en muestra de agradecimiento, después beso mi mejilla y me había susurrado algo que nunca olvidare “Ten cuidado con Charleen, es peligrosa” en ese momento no le tome importancia debido a que Harry se encontraba bastante tomado y drogado pero ahora me arrepiento tanto de no haber tomado sus palabras en cuenta aquella noche.

- Bueno, me voy chicos… tengo que aplacar mis deseos sexuales, nos vemos. ¡Viva la vida! –gritaba corriendo nuevamente por el pub dirigiéndose hasta donde la amiga de Charleen (Katherine) se encontraba.

Charleen había reído, y en ese momento me parecía la mujer más perfecta de todo el universo. Era divertida, sencilla, femenina, encantadora. Charleen era todo lo que quería en una mujer sin embargo no era todo lo que yo necesitaba.

- Me das tu numero –le había dicho después de que mi amigo rizado se había marchado- quiero invitarte a una cita mañana si es que quieres –esa noche me encogí de hombros pensando que ella se negaría o algo por el estilo, en si no estaba tan esperanzado.

- Claro –susurro ella en mi oído sensualmente- es… -de pronto se había alejado de mi y saco un plumón permanente de su bolso de mano y anoto su número en mi brazo- espero que me llames.

- Lo haré –le asegure en ese entonces.

3

El día siguiente después de esa noche (la que ahora maldigo con toda mi alma) desperté en la casa de mi mejor amigo en su sofá, trate de moverme pero tenía una jaqueca insoportable así que no pude hacer nada mejor que despertarme.

Al momento en que me había levantado comencé a observar el panorama con atención. La casa de mi mejor amigo era un desastre. Había ropa por todo alrededor, bebidas y comida por todos lados al igual que unos diez amigos mas (incluido mujeres) recuerdo muy bien lo sorprendido que me encontraba ni si quiera al tallar mis ojos creía estar ahí.

Pero lo había estado, yo estaba ahí.

Estire mis brazos suspirando y me había dirigido al baño del rizado, al abrir aquella puerta me encontré con Danielle vomitando, recuerdo aun bien la horrible sensación que sentí al verla tan frágil. Ella era la novia de mi viejo amigo Liam Payne en ese entonces, sus rizos caían como cascada mientras que vomitaba y maldecía con horror.

Yo fui un idiota y no supe que hacer. Solo recuerdo haber salido del sanitario asustado esperando no haber sido notado por ella. Comencé a caminar con desesperación por el hogar de Harry buscándolo. Pero no lo encontraba, solo veía a Zayn dormido junto a una chica de quien no recuerdo el nombre, Liam dormido boca abajo con una cerveza a su lado, un irlandés en bóxers caminando en busca de comida en el refrigerador del rizado y un montón de chicos que no vale la pena nombrar ahora.

Y mientras caminaba por el living me encontré con el rizado besándose con la amiga de Charleen. Fingí toser esa mañana con fuerza tratando de captar la atención de ambos, pero fue un caso perdido, ellos seguían besándose.

- ¡Harry! –grite desesperado logrando captar su atención, su cabello estaba más rizado de lo normal y era portador de una gran mancha en su camiseta- ¿Qué rayos paso aquí? –preguntaba con un dolor tremendo de cabeza que ya no suelo tener hace mucho tiempo.

El rizado se había separado de Katherine, la chica de cabello oscuro me miraba con desprecio mientras que salía corriendo del living. Harry le susurro algo al oído antes de que se fuera y ella solo asintió mordiéndose el labio inferior queriendo lucir sexy pero para mí en ese instante solo lucia como una cualquiera.

Pero no me importaba debido a que ella era una amiga de Charleen y tenía que tratarla como tal.

- ¿Acaso no recuerdas? –aun recuerdo su remarcado acento, Harry solía ser mas británico que lo acostumbrado cuando quería.- ¡La fiesta siguió después de todo! ¡Fue genial! –su voz estaba llena de felicidad al igual que sus ojos irradiaba lo mismo, ahora el no es el mismo aunque por una parte me alegra que ya no lo sea.

- No recuerdo nada –había admitido después de rascar mi cabeza- ¿Cómo llegue aquí? ¿Paso algo conmigo? –preguntaba curioso y con miedo, no quería saber más de lo debido.


Harry sonreía de oreja a oreja mientras que comenzaba a caminar dirigiéndose a la cocina. Yo, sin pensarlo (la mayoría del tiempo no pensaba, era un idiota) lo seguí tratando de buscar alguna respuesta a mis múltiples dudas. El rizado llego a la cocina y choco nudillos con el rubio quien comía un gran emparedado que al verlo morí de hambre.

Styles abrió el refrigerador y saco el cartón de leche para tomar de ahí. (Cuando pienso en esa escena aun me parece repugnante la acción) me miro y sonrió de nuevo, odiaba el tipo de sonrisa que portaba.

- Llegaste aquí porque yo te traje –respondía juguetón mientras que se sentaba en una butaca- no paso nada importante contigo Louis, solo bebiste de mas y cantaste toda la noche y en algunas ocasiones cambiabas la letra por “Charleen” –el rizado dejaba relucir sus dientes mostrando su ególatra sonrisa- Si que te dejo idiota, pero te lo advertí Louis, desde esa noche hasta el resto de tu vida esa chica será un problema… la conozco. –en ese instante Styles había dejado de sonreír para darme una palmada en la espalda, y como he dicho antes me lamento bastante de no haber tomado en cuenta sus palabras.
Negué con mi rostro mientras que le sonreía. Antes, con solo pensar en ella una sonrisa salía a relucir en mis labios y no se iba hasta el dormir. Me enamore de ella desde aquella noche, me envenene desde esa noche.

- Eres un idiota –le dije aun sonriéndole mientras que me dedicaba a abrir su congelador y sacar un bote de helado de vainilla, recuerdo perfectamente el sabor- creo que esto me servirá –había comentado mientras que tomaba una cuchara y le daba un gran bocado.

- Por ahora amigo, por ahora… después tendrás que tomar medidas drásticas.


Tendrás que tomar medidas drásticas, tendrás… ¡Harry siempre me lo dijo! ¡Siempre me había dicho que Charleen era un gran error de quien no quería formar parte! Pero lo hice, me enamore de ella perdidamente.

Esa mañana unas horas después todo tomo su curso. Todos los invitados o los que habían dormido ahí sin invitación se despertaron, las chicas tomaron sus cosas y arreglaron su cabello. Recuerdo que me tome con Danielle en un momento y ella me fulmino con la mirada, sabía que la había visto. Pero decidí guardar el secreto en ese momento pensando en usarlo en un momento necesario.

Si, lo use en un momento necesario que conforme pase todo lo contare.

Todos se habían ido de la casa de Harry (incluyendo a Katherine quien había besado los labios del rizado con furor una vez más) excepto yo. Decidí ayudar a Harry esa tarde con la limpieza de su hogar, después de todo mi pensamiento era que debía apoyar a mi mejor amigo en las buenas y en las malas.

- ¿Y te dio su número? –preguntaba Harry mientras que recogía las latas de cerveza, su casa era un desastre total.

Sonreí y mire mi brazo, tenía su número anotado en el.

- Aquí esta –mi felicidad irradiaba después de todo, a pesar de estar limpiando la casa de mi amigo el solo hecho de pensar en ella me hacía sentir completo, vivo.

Lo contrario que siento ahora al pensar en ella.

- ¿Y porque no la has llamado? ¡Son las tres de la tarde! –grito el rizado mientras que recogía los últimos trozos de comida.

Me sentía desesperado. En aquel entonces le di toda la razón a Harry. ¿Por qué diablos no la había llamado? No dije nada, no le respondí. Solo corrí hacia el teléfono del rizado respirando con dificultad esperando que no fuera muy tarde para ella y que mi oportunidad no se haya perdido.

Aunque jamás tuve aquella oportunidad, me doy cuenta ahora.

4

La había llamado, lo hacía hecho. Aun recuerdo el temblar de mis manos al marcar su número. En ese entonces lo último que se me paso por mi mente fue que ella me traicionaría, jamás lo pensé así. Jamás creí que eso pasaría.

Pero paso, tiempo después paso y fue muy cruel. Charleen fue la peor de todas, el peor error de mi vida.

Y ahí me encontraba en un café, sentado, mirándola fijamente. Mirando su hermoso rostro, sus ojos color gris y su largo y sedoso cabello color café.
Hermosa, hermosa fue, hermosa siempre será. Eso jamás cambiara. Aunque me duela el corazón cada vez que pienso en eso, cada vez que pienso en su hermosura.

- ¿Deberíamos pedir un café, no? –pregunto ella con una sonrisa, mientras que me saludaba juntando sus labios en mi mejilla.

Se veía tan diferente. No era la chica del vestido celeste del día anterior. Charleen se encontraba vestida con unos jeans ajustados oscuros y un sweater con una C gigante. Su maquillaje consistía en un lápiz labial color durazno y un poco de rubor, solamente eso. Y ahora que recuerdo eso me siento como un completo enfermo, ¿Cómo soy capaz de recordar su maquillaje? No me entiendo y jamás me entenderé.

Asentí en ese entonces levantándome junto a ella. Hicimos fila y pedimos dos descafeinados y par de pastelillos. Minutos después fuimos por ellos y tomamos asiento en la mesita en la esquina de la cafetería. La miraba con atención, quería saber todo ella con mirarla solo una vez. Quería saber que sentía, que pensaba, simplemente quería saber todo de ella, quería convertirme en su todo.

Charleen me miro con la misma intensidad que yo la miraba. No me importaba que pensara que estaba enamorado de ella, no me importaba. Solo quería que ella supiera que me gustaba. Que era especial y que me había robado el aliento desde la primera vez que la vi en la fiesta de mi mejor amigo. Solo eso.

- ¿Cómo te fue con la resaca, Louis? –pregunto alzando una ceja mientras que mordía su pastelillo. Podría jurar que en ese momento quería ser ese pastelillo, le tenía tanta envidia.

Me sonroje sin pensarlo. ¿Cómo sabía que había tenido resaca? –Pensaba en ese entonces- preferí no averiguarlo.

- Estoy bien –me encogí de hombros y le sonreí- ¿Tome mucho? –pregunte un poco tímido dándole un sorbo a mi café.

Charleen había sacado su móvil y comenzó a teclear un poco para después reírse. Me dio su teléfono y comencé a ver un video de mí en el día anterior bailando la macarena y bebiendo como loco.

- Es mejor que lo veas por ti mismo –se encogió de hombros, la amaba tanto- estuviste fenomenalmente ebrio –rio y le entregue su móvil incrédulo- tuve que decirle a Harold que te llevara a su casa para que pudieras dormir o estar seguro.

La mire unos segundos. Simplemente no podía creer lo asombrosa que era en ese entonces. Me resultaba imposible conocer a una chica tan perfecta, tan divertida, tan especial y tan útil.

- Gracias, muchas gracias enserio. –me sonroje- eres grandiosa Charleen.

Ella asintió y rio dejando mostrar sus perfectos dientes. Siempre fueron perfectos, ahora puedo decir que eso es solo una de las pocas cosas buenas que le han quedado a pesar de todo.

- Lo sé, soy la mejor –rio y acaricio mi brazo- tú también eres grandioso Louis, me la pase muy bien ayer contigo. En verdad.

Sus ojos grises brillaban. Eran tan hermosos, tan especiales. Eran tal como dos piedras preciosas, de las joyas más finas que pudiera encontrar.

- Me alegro –admití mirándola una vez más- ayer fue una loca noche, la recordare durante unos años mas- y no mentía, aun la sigo recordando pero no con el mismo sentimiento que tenía en esa tarde.

- Yo también la recordare –susurro bebiendo su café- me gustas Louis.

Lo había dicho de la nada. No hubo una razón para que me lo dijera en ese entonces. Solo lo dijo. Recuerdo la expresión de mi rostro y lo que sentí en mí ser perfectamente. Mis mejillas tomaron mucho color y mis manos comenzaron a temblar. ¿Era creíble eso? ¿Podría creer que le gustaba a tan solo un día de haberla conocido?

Si, si pude. Le creí y aun lloro en mi cama por las noches al haber creído esa gran mentira.

- ¿En serio? –pregunte atragantándome con mi pastelillo- ¿Por qué? –pregunte con los ojos bien abiertos.

Charleen rio y dejo de tomar su café y dejo su pastelillo. Se acerco a mí y acaricio mi mejilla con dulzura. Después, con sensualidad (con su lado malo, el peor de todos) acerco sus labios a mi oído y susurro aquellas palabras que aun retumban por mi mente todo el tiempo.

- Me gustas porque eres divertido, lindo, sincero, guapo, tienes sueños, ambiciones e ilusiones, lo puedo percibir en tu mirada- su voz era mágica y sus palabras eran más que adecuadas y excitantes en ese momento- me gustas mucho Louis y no me importa haberte conocido hace unas horas, te quiero conmigo lo antes posible.

Me quería. En ese momento lo creía. Ella me quería al igual que yo. Sus labios pasaron por mi oído besándolo discretamente mientras que entrelazaba sus brazos en mi cuello.

- ¿Yo te gusto? –susurro tiernamente mientras que jugaba con mi cabello divertida.

- S…si –tartamudee. Ella rio.

- Genial –susurro nuevamente en mi oído para después besar mis labios.


Me besaba, Charleen lo hacía. Me besaba en un café sin importarle las personas a nuestro alrededor. Ella solo cerraba sus ojos mientras que jugaba con mis labios y yo jugaba con los de ella. Extrañaba su sabor, un hueco se creaba en mi estomago al besarla. Sabía que era especial y en ese momento jure luchar por ella y no perderla.
No quería perderla.

- Me gustas mucho –susurre en su oído besando sus labios, yo tomaba la delantera como todo un maestro, amaba el sabor y la grosura de sus ellos. Charleen era la perfección y yo era el aprendiz.

Dejamos de besarnos y nos vimos a los ojos por unos segundos. Ella se levanto tomando su bolso haciéndome una seña para que la siguiera. Y así lo hice, la seguí.
Salimos del café y ella comenzó a correr con una gran sonrisa tomando de mi mano. Hacía bastante frio esa tarde y la lluvia comenzaba a mojar nuestras ropas.
Pero nada me importo al tenerla junto a mí y ser espectador de su bella sonrisa.

- ¿A dónde me llevas? –dije divertido mientras que sentía el aire correr por mi piel, era bastante divertido.

- A mi lugar favorito en todo el mundo –grito sonriente alzando su brazo para llenarlo con la lluvia.

Corríamos y corríamos con fuerza. Mi respiración estaba agitada al igual que ella. Llegamos a un parque bastante lejos del café en que habíamos quedado. Ella, sonriente se recostó en el césped mirando el cielo e hizo un espacio para que me recostara junto a ella.
Y nuevamente, así lo hice.

En esa tarde la lluvia corría con fuerza mojando nuestros cuerpos. Yo observaba como el pecho de Charleen subía y bajaba con velocidad.
Sus ojos grises me miraron y me sonrieron. Sus ojos podrían sonreírme en ese entonces.
Como yo hacía que mi corazón se enloqueciera por ella.

- Sé que es muy pronto para que sepas todo de mi Louis –hablo agitada, amaba el tono de su voz al estar así.- pero necesito contarte sobre este lugar-balbuceo y me sonrió, yo asentí con toda mi atención en sus palabras, estaba seguro que en ese momento podría caer un avión a mi lado y no me daría cuenta- este lugar es mi favorito porque –respiro unos segundos y me sonrió- porque en este lugar me di cuenta de lo feliz que esperaba ser con alguien o con algo –en ese momento me miro y yo supe quien yo era a quien se refería, simplemente lo sentí- en este lugar fue la primera vez que llore, la primera vez que bese a alguien y espero que en este lugar sea en donde muera –dijo seria y mi piel se estremeció, sentí la honestidad en sus palabras- y esta es la primera vez quien comparto mi lugar especial con alguien verdaderamente especial –yo la mire y acaricie su rostro, ella me miro- y tu eres esa persona Louis, aquí –señalo su corazón y suspiro- me dice que tu eres la persona elegida, aunque no te conozca lo suficiente me lo ha dicho, ¡Mi corazón me lo dijo! No quiero asustarte pero tú eres ese alguien especial.

Recuerdo claramente las emociones que sentí. Fue felicidad pura. Pensé que jamás había elegido una mejor opción que haberla conocido.
Mire sus ojos grises y me acerque a ella con toda la intención. La lluvia mojaba nuestros cuerpos con fiereza. Pero nada de eso me importaba, yo solo anhelaba estar junto a Charleen.

- Es lo más lindo que alguien me ha dicho –susurre en sus labios, ella se estremeció- tu también eres ese alguien especial para mí.

- Louis –gimió mi nombre y me beso.

Y ahí, en ese parque, mojados. Me di cuenta que la quería, que en verdad la quería.

Pero quién diría que ahora llamo a ese lugar el infierno.