Tú (Ningún personaje en específico).

Nombre: Tú.
Autor: Yo, Erika.
Adaptación. En lo absoluto.
Género: Drama, romance.
Advertencias: Algo confuso si no entiendes el dolor de la protagonista. No diálogos. Capítulo único. Imagen sacada de deviantART, hecha por chrissatchel.
Otras páginas: Sí, en mi blog.

.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres." Oscar Wilde.

Bien podrías fingir que no has escuchado nada, ya que eso lo haces muy bien.

Siempre te animas a hacer cosas que no te agradan, y es por eso que la mayoría del tiempo no te entiendo. No puedo comprenderte. No puedo adentrarme a una mente en donde (lo más seguro) la oscuridad está por cada rincón, por cada cinco pasos que dé. Asechando. Llamando.

Jamás me sentí tan vacía. Jamás me había sentido tan vacía. Con tus garras arrancaste todas y cada una de mis esperanzas del futuro, devorándolas frente a mí. Pero yo siempre me hacía la que no veía ignoraba todo, porque mi felicidad lo era más que la tristeza. Aún cuando me maltratabas, aún cuando no me hacías caso, aún cuando me gritaras y me obligaras a hacer cosas que yo no quería...

A pesar de todo, yo te amaba. Te amaba de una forma loca, apasionada e inocente, como ama una chica que dice amar a su profesor de Biología, tan tierno e impasible. Tan agotador. Tan insano. Tan hipócrita.

Estoy cansada. Estoy tan cansada de mi vida, de soñar todas las noches con tu presencia a mi lado, siempre tan fría e imponente. Estos cansada de pensar en tus cabellos negros, lacios y brillantes bajo el sol, el cual ilumina tu rostro de forma maravillosa, increíble. Desesperante y deseosa. Inocente y malvada. Estoy casada de pensarte; de pensar en tu cuerpo perfecto, en tu cara angelicalmente diabólica. En tu sonrisa torcida, ácida y arrogante. En tus suspiros encaprichados. En todo lo que venga de tu persona.

En tus palabras secas, distantes. Huecas.

Te tengo a ti, en mi mente, en mi cabeza. Pero eso no sirve de nada si estoy vacía, si mi yo interior está más muerta que la misma muerte. No tengo nada, pero te tengo a ti. Que vendría siendo prácticamente lo mismo. Tengo tus recuerdos, tu respiración, tu fragancia, tu presencia.

Pero yo me perdí desde hace tiempo. Vago sola por callejones sin salida, en un aire sucio, putrefacto, repleto de pensamientos que no son míos, sino tuyos. Yo ya no me sostengo sola. Sólo soy una títere que cae bajo tus encantos, y mi destino se me escapó de las manos con una ráfaga de viento envidioso. Vi viajar mi cuerpo a una distancia prudente, y después de un tiempo se perdió por completo.

He intentado buscarme, pero siempre desisto porque tu recuerdo sigue ahí.

No puedo evitarlo. Creo que me estoy volviendo dependiente de ti. No quiero, pero es algo más fuerte que la razón y que mi propio yo. No hay nada que perder, después de todo.

Lo que se pudo perder, lo perdí yo misma desde hace tiempo.