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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

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Mensaje por Augustinesg Dom 30 Jun 2013, 10:53 pm

:O Mon Dieu! Esto es terrible! Se va? La deja ahi? -_- 
Tipico, se van en el mejor momento. 
Muchas Gracias por subir el capitulo!!!

Oh si! Por favor! Llamado a la comunidad de lectoras! 
Hay una novela que esta muy buena, me parecio muy linda. Se llama mi preferido profesor. Ojala puedan pasarse :) No se van a arrepentir! Dejen comentarios por favor :D 
Aca les dejo el link: https://onlywn.activoforo.com/t49781-mi-preferido-profesor-joe-jonas-y-tu

:bye:
Augustinesg
Augustinesg


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Mensaje por ElitzJb Lun 01 Jul 2013, 6:52 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 Nlt0


IV Temporada

1/2


Capitulo 11




A las cinco de la mañana siguiente mi colchón se hundió bajo el peso
de un segundo cuerpo. Mis ojos se abrieron de golpe para
encontrar a Dante sentado en los pies de la cama, llevando una
expresión sombría.

—¿Bien? —preguntó simplemente.

Había pasado todo el día de ayer, y de la noche intentando componer
mi mente, y finalmente me había decidido en una ruta de acción.

Sus cejas se alzaron ligeramente en forma de pregunta, su esperanza
visible.

—¿Eso quiere decir lo que creo que quiere decir?


—No estoy entrenando con ángeles caídos, ¿lo estoy?


—No exactamente una respuesta directa, y esperaba que Dante no presionara el
asunto.

Sonrió.

—Son cinco minutos.

—Pero sin más cosas azules —dije, llevándole hasta detenerle en la
puerta—. Solo así somos transparentes.

—¿La muestra de ayer no te convenció? —Para mi desgracia, no
parecía arrepentido. En todo caso, su expresión revelaba decepción.

—Tengo la sensación de que la lista es aprobada por la FDA.

—Si cambias de opinión, está en la casa.

Decidí tomar la ventaja de la dirección de la conversación.

—¿Está Blakely desarrollando alguna otra bebida mejorada? ¿Y
cuándo crees que ampliará su grupo de prueba?

Un encogimiento de hombros evasivo.

—No he hablado con Blakely desde hace tiempo.

—¿De verdad? Estás probando el devilcraft para él. Y ambos fueron
cercanos a Hank. Estoy sorprendida de que no mantengas el contacto.

—¿Conoces el dicho “no pongas todos tus huevos en una cesta”? Esa
es nuestra estrategia. Blakely desarrolla los prototipos en su laboratorio y
otra persona más me los entrega. Si algo le sucede a uno de nosotros, el
otro está a salvo. No sé dónde está Blakely, de ese modo si los ángeles
caídos me atrapan y me torturan, no puedo contarles nada útil. El
procedimiento estándar. Vamos a empezar con una carrera de unos
veinticuatro kilómetros así que asegúrate de que estás bien hidratada.

—Espera. ¿Qué pasa con el Jeshván? —Estudié firmemente su rostro,
preparándome para lo peor. Anoche había permanecido varias horas
levantada con tensión, esperando por una manifestación del exterior que
había llegado. Había esperado un cambio en el aire, una corriente de
energía negativa crepitando sobre mi piel, o alguna otra señal sobrenatural.
En cambio, el Jeshván había llegado sin mucho más que un susurro. Y
todavía, en algún lugar de ahí fuera, estaba segura de que miles de
nephilims estaban sufriendo de maneras que yo no podía imaginar.

—Nada —dijo Dante en tono grave.

—¿Qué quieres decir con nada?

—Hasta donde yo sé, ningún ángel caído poseyó a sus vasallos
anoche.

Me senté.

—¡Eso es algo bueno! ¿No? —añadí tras ver la solemne expresión de
Dante.

Estuvo lento al responder.

—No sé lo que eso significa. Pero no creo que sea bueno. No
esperarían sin un motivo, uno muy bueno —añadió vacilante.

—No lo entiendo.

—Bienvenida al club.

—¿Podría ser una guerra mental? ¿Crees que están intentando
desestabilizar a los nephilim?

—Creo que saben algo que nosotros no.

Después de que Dante cerrara suavemente la puerta de mi
habitación, trabajé y mentalmente almacené de alguna manera esta
información nueva. Me estaba muriendo por hablar con Joe  en la víspera
del inesperado y decepcionante inicio del Jeshván. Dado que era un ángel
caído, probablemente tendría una explicación más detallada. ¿Qué
significaba el parón?

Decepcionada por no tener una respuesta, pero sabiendo que era una
pérdida de tiempo especular, desvié mi atención a lo demás que había
aprendido. Me sentía un paso infinitesimal más cerca al rastreo de la
fuente del devilcraft. Dante decía que él y Blakely nunca se encontraban en
persona, y que un mediador actuaba como mensajero, pasando los
prototipos de Blakely a Dante. Necesitaba encontrar al mensajero.

Afuera, Dante simplemente tenía que salir corriendo hacia los
bosques, y esa era mi señal para continuar. Inmediatamente, podía decir
que la bebida azul infundida con devilcraft había sido arrebatada de mi
sistema. Dante se movía rápidamente entre los árboles con velocidades
peligrosas, mientras yo me rezagaba detrás concentrándome en cada paso
para minimizar las lesiones. Pero incluso aunque yo estaba confiando en
mis propias fuerzas, y lo hacía por mí misma, podría decir que estaba
mejorando. Rápidamente. Una gran piedra se puso en mi camino
directamente delante, y en lugar de cambiar la dirección alrededor de ella,
tomé la decisión en una fracción de segundo de saltar por encima de ella.

Planté mi pie a medio camino de la superficie curvada, propulsándome y
me elevé sobre la piedra. Al aterrizar, inmediatamente me deslicé debajo
de un arbusto de zarza con ramas bajas y sin perder un segundo, me puse
de pie de un salto con mis pies al otro lado y seguí corriendo.

Al final de la trayectoria de los veinticuatro kilómetros, estaba
cubierta de sudor y respirando con dificultad. Me apoyé contra un árbol e
incliné mi cara hacia arriba para coger una brisa de aire.

—Lo estás haciendo mucho mejor—dijo Dante, sonando

sorprendido. Miré hacia los lados. Él, por supuesto, todavía parecía recién
duchado, sin un pelo fuera de su lugar.

—Y sin la ayuda del devilcraft —puntualicé.

—Verías resultados incluso más grandes si aceptaras tomar la súper-
bebida.

Me incorporé del árbol e hice remolinos de viento con mis brazos,
estirando los músculos de mis hombros.

—¿Qué hay en la agenda? ¿Más entrenamiento de fuerza?

—Trucos mentales.

Eso me cogió con la guardia baja.

—¿Invadir mentes?

—Hacer a la gente, especialmente los ángeles caídos, ver lo que no
está ahí de verdad.

No necesitaba una definición. Había sido víctima de trucos mentales
y ni una sola vez había sido una experiencia agradable. El punto completo
de un truco mental estaba en engañar a la víctima.

—No estoy segura sobre esto —dije dando rodeos—. ¿Es realmente
necesario?

—Es un arma poderosa. Especialmente para ti. Si puedes hacerte más
rápida, más fuerte y más grande tu oponente cree que eres invisible, o que
están a punto de derrotarte y unos cuantos segundos adicionales pueden
ser lo que les salva.

—Todo de acuerdo, muéstrame cómo se hace —dije a regañadientes.

—Paso uno: Invade la mente de tu oponente. Es solo como usar la
mente para hablar. Inténtalo conmigo.

—Eso es fácil —dije, lanzando mis redes mentales, queriendo usarlas
como Dante, atrapando su mente, y empujando palabras dentro de su
pensamiento consciente. «Estoy en tu mente, teniendo un vistazo de
alrededor y esto está terriblemente vacío».

«Sabionda», me contestó Dante.

«Nadie más dice eso. Hablando de eso, ¿cuántos años tienes como
nephilim?» Nunca había pensado en preguntarlo.

«Juré lealtad durante la invasión napoleónica de Italia, mi patria.

«¿Y eso en que año fue?… Ayúdame. No soy una aficionada a la
historia».

Dante sonrió. «1796».

«Guau. Eres viejo».

«No, tengo experiencia. Siguiente paso: Separa los hilos que se forman
en los pensamientos de tus oponentes. Los descompones, los despegas, los
despedazas por la mitad, lo que sea que funcione para ti. Los medios para
llevar a cabo estos pasos varían entre los nephilim. Para mí romper los
pensamientos de las víctimas funciona mejor. Cojo la barrera de sus mentes,
la única que guarda el mismísimo centro donde cada pensamiento es
formado y lo derribo. Mira».

Antes incluso de que me diera cuenta de lo que estaba sucediendo,
Dante me había arrinconado contra el árbol, acariciando gentilmente unos
cuantos mechones sueltos de mi frente. Inclinó mi barbilla hacia arriba
para mirar en mis ojos, y no podía haberme alejado de su mirada
penetrante si hubiera querido. Me empapé de sus hermosas facciones. Los
ojos profundos y marrones me vieron a más distancia, antes incluso de que
me pudiese oler con su fuerte y desarrollado olfato. Los labios exuberantes
que se inclinaban en una sonrisa confidente. Su espeso pelo castaño que
caía sobre su frente. Su mandíbula recién afeitada era amplia, cincelada y
suave. Y todo este conjunto en contraste con una piel de color crema
aceitunada.

No podía pensar en nada más que en cómo se sentiría besarle. Todos
los otros pensamientos de mi cabeza habían sido sacados y no me
importaba. Estaba perdida en un sueño celestial y si nunca despertaba, no
me importaba. Besa a Dante. Sí, eso era exactamente lo que quería. Me alcé
sobre mis puntillas, cerrando la distancia entre nuestras bocas, un
revoloteo como de alas batiendo en mi pecho.

Alas. Ángeles. Joe .

Impulsivamente, alcé una pared en mi cabeza. Y, de repente, vi la
situación por cómo era realmente. Dante me había apoyado contra un
árbol, todo bien, pero yo no quería fingir con él.

—La demostración finalizó —dijo Dante, con su sonrisa demasiado
arrogante para mi gusto.

—La próxima vez elige una demostración más apropiada —dije
tensamente—. Joe  te mataría si se enterara de esto.

Su sonrisa no se desvaneció.

—Esa es una forma de dialogar que no funciona mucho con los
nephilim.

No estaba de humor para seguirle la corriente.

—Sé lo que estás haciendo. Estás intentando ponerte en su camino.
Este pequeño feudo entre los dos te explotará a un nivel completamente
nuevo si te metes conmigo. Joe  es la última persona con la que deseas
enemistarte. Él no te guarda rencor porque la gente que se cruza con él
tiende a desaparecer rápidamente. ¿Y lo que hiciste? Eso fue cruzarse con
él.

—Fue la primera idea que vino a mi mente —dijo—. No sucederá de
nuevo.

Debería haberme sentido mejor con su disculpa, si hubiera sonado
remotamente arrepentido.

—Mira, eso no es así —respondí con un tono férreo.

Dante parecía sobreponerse a todos los malos sentimientos con
facilidad.
—Ahora es tu turno. Consigue entrar dentro de mi cabeza y romper
mis pensamientos. Tú puedes, remplázalos con algo de tu propia creación.
En otras palabras, crea una ilusión.

Dado que volver al trabajo era la manera más rápida para terminar la
lección, y concluir mi tiempo con Dante, puse mi irritación personal a un
lado y me concentré en la tarea en cuestión. Con mis redes aun nadando a
través de la mente de Dante, me imaginé primero atrapando sus
pensamientos, y luego separándolos en pequeñas hebras a la vez. La
imagen en mi cabeza no era tan diferente de cortar rebanadas de queso,
una delgada cinta tras otra.

«Trabaja más rápido», ordenó Dante. »Te siento en mi cabeza, pero
no estás haciendo ninguna turbulencia. Haz olas, (_Tn). Mueve el bote.
Golpéame antes de que lo pueda ver venir. Piensa en esto como una
emboscada. Si yo fuera un oponente real, todo lo que esto lograría sería
hacerme saber que estás incursionando en mi cabeza. Y eso te pondrá cara
a cara con un muy cabreado ángel caído».

Salí de la mente de Dante, respiré hondo y lancé mis redes de nuevo,
esta vez más lejos. Cerrando los ojos para bloquear cualquier distracción,
creé una nueva imagen. Tijeras. Tijeras gigantes y brillantes. Me aparté de
los pensamientos de Dante...

—Más rápido —ladró Dante—. Puedo sentir tu vacilación. Estás tan
insegura de ti misma, que prácticamente puedo oler tu propia duda.
Cualquier ángel caído que se digne se aprovechará de eso. ¡Toma el control!

Me retiré de nuevo, tornando mis manos a puños a medida que crecía
mi frustración. Con Dante, y conmigo. Él había presionado demasiado y
había puesto las expectativas tan altas. Y yo no podía desterrar las voces
de la duda que se reían en mi cabeza. Me regañé por ser la misma cosa que
Dante creía que yo era. Débil.

Había salido esta mañana para mantener el contacto con Dante,
motivada para usarlo para llegar a Blakely y su laboratorio de devilcraft,
pero eso no significaba nada para mí ahora. Quería poseer esto. La furia y
el resentimiento aparecieron detrás de mis ojos como pequeños puntos
rojos. Mi visión se estrechó. Ya no quería ser insuficiente. No quería ser la
más pequeña, la más lenta, la más débil. La feroz determinación parecía
poner mi sangre a hervir. Todo mi cuerpo se estremecía con decisión

obstinada mientras nivelaba mi mirada sobre Dante. Todo lo demás se
borró. Solo estábamos él y yo.

Proyecté una red mental en la mente de Dante con todo el fervor que
tenía. Tiré de mi ira contra Hank, de mis inseguridades sobre mí, y la
horrible sensación de escoger un bando de guerra que me partía cada vez
que pensaba sobre elegir entre Joe  y los nephilim dentro de la mente de
Dante. Al instante me imaginé una explosión masiva, con nubes de humo y
escombros volando alto, infinitamente alto. Puse en camino otra explosión,
y otra. Causé estragos en cualquier esperanza que él tuviera de mantener
sus pensamientos en orden.

Dante se balanceó sobre sus talones, visiblemente agitado.

—¿Cómo hiciste eso? —consiguió preguntar finalmente—. Yo, yo no
podía ver. Ni siquiera estoy seguro de dónde estaba. —Él parpadeó varias
veces seguidas, mirándome como si no estuviera seguro de qué era real. —
Se sintió como… como estar en dos momentos al mismo tiempo. No había
nada. Nada. Era como si yo no existiera. Nunca me había pasado nada así
antes.

—Me imaginé que estaba poniendo bombas en tu cabeza —le
confesé.

—Bueno, funcionó.

—¿Entonces pasé?

—Sí, se podría decir que aprobaste —me dijo Dante, sacudiendo la
cabeza con incredulidad—. He estado haciendo esto desde hace mucho
tiempo, y nunca he visto algo como eso.

No estaba segura de si debía sentirme eufórica sobre finalmente
haber hecho algo bien, o culpable por haber sido sorprendentemente buena
en invadir la mente de Dante. No era el talento más ho(_Tn)ble para
sobresalir. Si pudiera tener cualquier trofeo para presumir sobre mi
cómoda, no elegiría voluntariamente uno por corromper las mentes de las
personas.

—Entonces, ¿creo que hemos terminado aquí? —pregunté.

—Hasta mañana —dijo Dante, su expresión todavía aturdida—. Buen
trabajo, (_Tn).

Corrí el resto del camino a casa como un ser humano normal, a un
ritmo terriblemente rezagado de cuatro kilómetros por hora, porque el sol
había comenzado a subir, y aunque no sentí ningún humano en la zona, no
perdía nada con ser prudente. Salí del bosque, crucé la calle hasta la granja,
y me detuve abruptamente en la base de la calle.

El Toyota 4Runner rojo de Marcie Millar estaba estacionado justo
delante.

Con los músculos del estómago apretándose cada vez más, corrí
hasta el porche. Varias cajas de mudanza estaban apiladas junto a la
puerta. Me encaminé a la casa, pero antes de que pudiera decir una palabra,
mi mamá se levantó de la mesa de la cocina.

—¡Ahí estás! —exclamó con impaciencia—. ¿Dónde has estado?
Marcie y yo hemos pasado la última media hora tratando de averiguar a
dónde podrías haber huido a esta hora.

Marcie se sentó en mi mesa de la cocina, con las manos ahuecadas
alrededor de una taza de café. Ella me lanzó una sonrisa inocente.

—Fui a correr —le dije.

—Puedo ver eso —dijo mamá—. Me hubiese gustado que me lo
hubieras dicho. Ni siquiera te molestaste en dejar una nota.

—Son las siete de la mañana. Se supone que debes estar en la cama.
¿Qué está haciendo ella aquí?

—Estoy aquí mismo —dijo Marcie dulcemente—. Puedes hablarme.

Instalé mis ojos en ella.

—Está bien. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Te lo dije. No me estoy llevando bien con mi mamá. Necesitamos
un poco de espacio para respirar. Por el momento, creo que es mejor que
me mude con ustedes. Mi mamá no tiene problema con eso. —Sin parecer
un poco desconcertada, tomó un sorbo de café.

—¿Por qué pensarías que es una buena idea, y menos aún una
razonable?

Marcie rodó los ojos.

—Hola. Somos familia.

Mi mandíbula se abrió, y mis ojos se dirigieron inmediatamente a mi
mamá. Para mi incredulidad, no parecía nerviosa.

—Oh, vamos, (_Tn) —dijo—. Todos lo sabemos, aunque nadie esté
dispuesto a decirlo. Dadas las circunstancias, Hank querría que yo recibiera
a Marcie con los brazos abiertos.

Me quedé sin habla. ¿Cómo podía ser amable con Marcie? ¿No podía
recordar nuestra historia con los Millars?

Esto era culpa de Hank, yo hervía por dentro. Esperaba que su
control sobre mi madre terminara con su muerte, pero cada vez que
intentaba hablar con ella sobre él, adoptaba la misma actitud serena: Hank
iba a volver con ella, ella lo quería, y ella lo esperaría incondicionalmente
hasta que volviera. Su extraño comportamiento era una prueba más de mi
teoría: Hank había utilizado algún truco mental con la droga devilcraft en
ella antes de morir. Ninguna cantidad de argumentos por mi parte
penetrarían su imagen de perfecto recuerdo de uno de los hombres más
viles que jamás había habitado nuestro planeta.

—Marcie es de la familia, y aunque las circunstancias son un poco
bochornosas, ella tiene la razón al venir a nosotras en busca de ayuda. Si
no puedes contar en tu familia, ¿en quién puedes contar? —continuó
mamá.

Yo seguía mirando a mi mamá, frustrada por su actitud tranquila,
cuando una segunda luz se encendió en mi cabeza. Por supuesto. Hank no
era el único culpable de esta charada. ¿Cómo es que me tomó todo este
tiempo para darme cuenta? Volví mis ojos a Marcie.

«¿Estás haciendo algún truco en su mente?», le dije acusadoramente a
la mente de ella. «¿Es eso? Sé que estás haciendo algo, porque no hay forma
de que mi mamá en su mente racional te permita vivir con nosotras».

La mano de Marcie viajó hacia su cabeza y gritó.

—¡Ay! ¿Cómo hiciste eso?

«No te hagas la tonta conmigo. Sé que eres nephil, ¿recuerdas? Puedes
realizar trucos mentales y puedes hablar mentalmente. ¿Cualquiera que sea
esta pequeña actuación que haces? Puedo ver a través de ella. Y no hay
ninguna manera de que te mudes con nosotras».

«Bien», disparó Marcie en respuesta. «Sé sobre hablar mentalmente. Y
sé sobre los trucos mentales. Pero no los estoy utilizando en tu mamá. Mi
madre también justifica todo su comportamiento loco diciendo que mi padre
lo habría querido así, sabes. Es probable que él haya hecho algún truco en
las mentes de nuestras madres antes de morir. Él no habría querido que
nuestras familias lucharan. No me eches la culpa solo porque soy un blanco
para tu ira».

—Marcie, voy a tener la habitación de invitados limpia para ti en el
momento en que llegues a casa de la escuela esta tarde —dijo mamá,
lanzándome miradas asesinas—. Vas a tener que perdonar a (_Tn) por ser
tan descortés. Está acostumbrada a ser hija única y salirse con la suya. Tal
vez este nuevo arreglo de vivienda le dará una nueva perspectiva.

—¿Estoy acostumbrada a salirme con la mía? —la desafié—. Marcie es
hija única también. Si vamos a señalar con el dedo, seamos justas al
hacerlo.

Marcie sonrió, juntando las manos con deleite.

—Muchas gracias, señora Grey. Realmente lo aprecio. —Ella tuvo la
audacia de lanzarse y abrazar a mi mamá.

—Mátame ahora —murmuré.

—Cuidado con lo que deseas —canturreó Marcie en un tono dulce.

—¿Estás lista para esto? —le pregunté a mi mamá—. ¿Dos
adolescentes con una fea rivalidad, y lo más importante, solo un baño para
compartir?

Para mi disgusto, mamá sonrió.

—La familia: el último deporte extremo. Después de la escuela,
vamos a llevar las cajas de Marcie arriba, hacer que se instale y después
iremos todas a comer pizza. (_Tn), ¿crees que podrías pedirle ayuda Kevin ?
Algunas de las cajas pueden estar pesadas.

—Creo que las prácticas de Kevin  con su grupo son los miércoles —
mentí, sabiendo bien que Demi  lanzaría un ataque épico si descubriera que
había permitido a sabiendas que Marcie y Kevin  estuvieran en la misma
habitación.

—Voy a hablar con él. —Marcie elevó la voz—. Kevin  es un encanto.
Puedo convencerlo de que venga después de practicar. ¿Está bien si lo
invito a comer pizza, señora Grey?

¿Hola? ¿Kevin  Parnell? ¿Un encanto? ¿Era yo la única que escuchaba lo
absurdo en todo esto?

—Por supuesto —dijo mamá.

—Me tengo que bañar —dije, buscando cualquier excusa para huir de
la escena. Había llegado a mi máximo límite de Marcie para todo el día y
necesitaba recuperarme. Un pensamiento desalentador me llamó la
atención. Si Marcie se mudaba con nosotras, llegaría a mi límite a las siete
de la mañana todos los días.

—Oh, ¿(_Tn)? —me llamó mi mamá antes de que hubiera alcanzado
las escaleras—. La escuela dejó un mensaje en el teléfono ayer por la tarde.
Creo que fue la oficina de asistencia. ¿Sabes por qué deben de haber
llamado?

Me quedé helada.

Marcie estaba detrás de mi mamá, pronunciando “atrapada” hacia mí,
apenas capaz de controlar su regocijo.

—Uh, voy a pasarme por la oficina hoy y ver qué necesitan —dije—.
Probablemente fue una llamada de rutina.

—Sí, probablemente —se hizo eco Marcie, con esa sonrisa arrogante
de su parte que odiaba más que nada.
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Lun 01 Jul 2013, 7:01 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 Qv34

IV Temporada

2/2


Capitulo 12


Poco después del desayuno, me encontré con Marcie en el porche
delantero. Ella estaba saliendo por la puerta, hablando por su celular,
y yo estaba a punto de entrar, buscándola.

—Tu 4Runner está bloqueando mi coche —dije. Ella levantó un dedo,
señalándome que esperara. Agarré su celular, terminé la llamada, y repetí
más fuerte: —Estás bloqueando mi coche.

—No te enojes. Y no me molestes. Si tocas de nuevo mi teléfono, me
haré pipí en tus Cheerios.

—Eso es asqueroso.

—Era Kevin  al teléfono. No tiene práctica hoy, y quiere ayudarme a
mover unas cajas.

Genial. Podía pasar peleándome sobre esto con Demi , quien no me
creería cuando dijera: “Lo intenté”.

—Tanto como me gustaría sentarme aquí y disfrutar de la brisa,
tengo clases. Así que… —Gesticulé dramáticamente al 4Runner de Marcie,
que estaba inconvenientemente encajando al Volkswagen.

—Sabes, si necesitas un justificante de asistencia por un desliz, tengo
unos extras. Trabajo en la oficina de enfrente, y ahora y entonces
encuentran una manera de llegar a mi bolso.
—¿Por qué crees que necesito un justificante de asistencia por un
desliz?

—El encargado de la oficina de asistencia dejó un mensaje en tu
teléfono —empezó Marcie, claramente sin impresionarse de mi fingida
inocencia—. Te saltaste las clases, ¿verdad? —En realidad no era una
pregunta.

—Bien, quizás necesito un justificante de asistencia de la enfermera
—admití.

Marcie me dio una mirada condescendiente.

—¿Usaste la vieja excusa de “Tengo dolor de cabeza”? O quizás el
clásico: SPM. Y, ¿por qué te saltaste las clases?

—Nada de tu incumbencia. Puedo tener el justificante de asistencia,
¿sí o no?

Ella abrió su bolso, revisó en el interior, y sacó un papel rosado que
tenía el logo de la escuela. Y como podía decir, no era una reproducción.

—Tómalo —dijo ella.

Dudé.

—¿Es esta una de esas cosas que vas a regresar a cobrarme?

—Oh, no somos así de susceptibles.

—Parece demasiado bueno para ser verdad…

—Toma el papel —dijo ella, moviéndolo en mi rostro.

Tenía el mal presentimiento de que este era un favor que me ataba.

—Dentro de diez días, ¿vas a necesitar que te regrese el favor? —
presioné.

—Tal vez no dentro de diez días…

Levanté mi mano.

—Entonces, olvídalo.

—¡Solo estoy bromeando! Caray. No eres divertida. Aquí está la
verdad. Estaba tratando de ser linda.

—Marcie, tú no sabes cómo ser linda.

—Considéralo un intento sincero —dijo ella, y puso el papel rosa en
mi palma—. Tómalo, y moveré mi coche.

Guardé el papel y dije: —Mientras seguimos en los términos
civilizados de hablar, tengo una pregunta. Tu papá es amigo de un hombre
que se llama Blakely, y necesito encontrarlo. ¿Te suena su nombre?

Su rostro era una máscara. Era difícil decir si tuvo alguna reacción.

—Depende. ¿Me vas a decir por qué necesitas encontrarlo?

—Tengo que hacerle unas preguntas.

—¿Qué clase de preguntas?

—Preferiría no compartirlas.

—Entonces tampoco yo.

Tragué unos cuantos comentarios desagradables e intenté de nuevo.

—Me encantaría decirte, Marcie, de verdad que sí, pero hay algunas
cosas que es mejor no conocerlas.

—Eso es lo que mi papá siempre me dice. Creo que él me miente
cuando me dice eso, y creo que tú me mientes ahora. Si quieres mi ayuda
para encontrar a Blakely, necesito que me digas todo.

—¿Y cómo sé si tienes algo siquiera de Blakely? —protesté. Marcie
era una buena jugadora, y yo no podía pasarla de largo.

—Mi papá me llevó una vez a la casa de Blakely.

Brinqué con la información.

—¿Tienes la dirección? ¿Podrías llevarme y regresar tú sola?

—Blakely ya no vive ahí. Él se estaba divorciando en ese tiempo, y mi
papá lo puso temporalmente en un apartamento. Pero vi unas fotografías
en la repisa de la chimenea. Blakely tiene un hermano menor. Lo conoces,
porque él va a la escuela con nosotros. Alex Blakely.

—¿El jugador de fútbol?

—La estrella corredora.

Estaba anonadada. ¿Esto significaba que Alex también era un
nephilim?

—¿Son Blakely y su hermano cercanos?

—Blakely alardeaba sobre Alex todo el tiempo que estuve ahí. Lo que
era como estúpido porque nuestro equipo de fútbol apesta. Blakely dice
que él nunca se ha perdido un juego.

Blakely tenía un hermano. Y su hermano era la estrella corredora de
la Secundaria Coldwater.

—¿Cuándo es el siguiente partido de fútbol? —le pregunté a Marcie,
tratando de contener mi emoción.

—El viernes, duh. Los partidos siempre son los viernes.

—¿En casa o afuera?

—En casa.

¡Un partido en casa! Blakely presumiblemente trabajaba alrededor de
los prototipos de mejora de relojes, más razón para que quisiera dejar su
laboratorio por unas cuantas horas e hiciera algo que realmente disfrutara.
Una oportunidad de que estuviera fuera unas cuantas horas este viernes
para ver a su hermano menor jugar fútbol. Desde que Blakely se divorció,
Alex es toda la familia que le queda. Ir al partido de Alex era importante
para él.

—Crees que Blakely va a ir al partido —dijo Marcie.

—Sería útil que lo hiciera.

—Esta es la parte donde tú me dices qué es lo que le vas a preguntar.

Me encontré con los ojos de Marcie y le mentí en la cara.

—Quiero saber si él tiene idea de quién mató a nuestro padre.

Marcie casi se encogió, pero la atrapé en el último momento. Sus ojos
miraron adelante sin parpadear, hundiéndose en sus pensamientos.

—Quiero estar ahí cuando le preguntes.

—Claro —le mentí de nuevo—. No hay problema.

Miré a Marcie ir a la calle. Tan pronto quitó el freno, metí la llave en la
ignición del Volkswagen. Seis intentos después, todavía no había vuelto a la
vida. Dejé a un lado la impaciencia; nada podía amargar mi humor, ni
siquiera este Volkswagen. Acababa de encontrar la correa que
desesperadamente necesitaba.

Después de clases manejé a la casa de Joe . Hice la cosa de tener en
cuenta la seguridad y rodeé la manzana unas cuantas veces antes de
aparcar en el estacionamiento recientemente pavimentado con espacios
extra grandes. No sentía como si constantemente debería revisar mi
espalda, pero no me gustaban las visitas sorpresas de nephilim antipáticos
y mucho menos de los retorcidos arcángeles. Y tanto como sabía el mundo
exterior, Joe  y yo estábamos Splitsville. Usando mi llave, entré.

—¿Hola? —dije. El lugar se sentía vacío. Los sillones no parecían
haber sido usados recientemente, y el control remoto no había sido movido
desde ayer. No es que yo me hubiera podido imaginar a Joe  sentado
viendo ESPN toda la tarde. Si tenía que adivinar, probablemente había
pasado el día tratando de encontrar al verdadero chantajista de Pepper o
estaba siguiendo la senda a Cowboy Hat y Compañía.


Caminé al interior de la casa. El medio baño estaba a la derecha, el
cuarto de invitados a la izquierda, el dormitorio principal al fondo. El lecho
de Joe .

Su cama tenía un edredón de tema marino con sábanas también de
tema marino que combinaban y cojines decorativos que tampoco parecían
haber sido usados. Abrí las contraventanas y me hundí en el pa(_Tn)ma que
me dejaba sin aliento, de la vista de Casco Bay y de Peaks Island debajo de
un cielo con nubes. Si Marcie se volvía un problema, siempre podía
mudarme con Joe . A mi mamá le encantaría eso.

Le envié a Joe  un mensaje: «¿Adivina dónde estoy?»

«No tengo que adivinarlo. Estás usando un dispositivo de rastreo»,
respondió él.

Miré hacia abajo. Seguro, estaba usando la chaqueta vaquera hoy.

«Dame 20 minutos y estaré ahí, escribió Joe . ¿En qué habitación en
concreto estás?»

«En tu dormitorio».

«Entonces, serán 10 minutos».

Sonreí y metí el teléfono dentro de mi bolso. Luego me acosté en la
cama tamaño XXL. El edredón era suave, pero no demasiado suave. Me
imaginé a Joe  acostado aquí, estirado en su propia cama, usando quién
sabe qué. ¿Bóxers? ¿Calzoncillos? ¿Nada en absoluto? Tenía los medios y
los métodos para averiguarlo, pero ir por esa ruta no parecía la opción más
segura. No cuando estaba poniendo todo el esfuerzo para que mi relación
con Joe  fuera lo menos complicada posible. Necesitaba que nuestras
vidas se calmaran antes de que averiguara si quería dar el siguiente gran
paso…

Diez minutos después, Joe  me encontró cambiando los canales en
el sofá. Apagué la televisión.

—Cambiaste de habitación —dijo él.

—Es más seguro de esta manera.

—¿Doy tanto miedo?

—No, pero quizás si las consecuencias.
—¿A quién estaba

engañando? Sí, Joe  daba tanto miedo. Con uno noventa de altura, él era
la personificación de la perfección física masculina. Yo tenía una figura
delgada, bien proporcionada, sabía que era atractiva, pero no era una súper
diosa. No tenía una autoestima baja, pero era susceptible a la intimidación,
gracias.

—Escuché sobre Jeshván —dije—. Escuché que fue un poco
decepcionante.

—No creas todo lo que escuchas. Las cosas todavía están tensas ahí
afuera.

—¿Tienes alguna idea de lo que esperan los ángeles caídos?

—¿Quién quiere saber?

Peleé contra la urgencia de rodar mis ojos.

—No estoy espiando para Dante.

—Estoy feliz de oírlo.

El tono de Joe  era cuidadosamente evasivo. Suspiré, odiando esa
tensión entre nosotros.

—En caso de que te lo estés preguntando, he hecho mi elección. Soy
tuya —le dije en voz baja—. Toda tuya.

Joe  tiró sus llaves en el plato.

—¿Pero?

—Pero esta mañana, le dije a Dante básicamente la misma cosa.
Pensé en lo que dijiste, que tenemos que encontrar a Blakely y erradicar el
devilcraft. Decidí que Dante era probablemente mi mejor oportunidad de
llegar a ninguna parte cerca de Blakely, así que más o menos… —Era difícil
decirlo en voz alta y no sentirlo como total fango.

—Lo estás engañando.

—Suena horrible cuando lo pones de esa manera, pero sí. Supongo
que eso es lo que estoy haciendo. —Confesarme no me hizo sentir mejor.
Dante y yo no siempre coincidíamos en las cosas, pero él no merecía ser
manipulado, tampoco.
—¿Sigue fingiendo salir contigo? —El tono de Joe  se enfrió un
grado.

—Si tuviera que adivinar, ha estado plantando semillas de duda
sobre nuestra relación desde hace días. De cualquier manera, es un engaño,
y él lo sabe mejor que nadie.

Joe  se sentó a mi lado. A diferencia de lo habitual, no entrelazó sus
dedos con los míos.

Traté de no dejar que me molestara, pero un bulto se atoró en mi
garganta.

—¿Jeshván? —le pregunté de nuevo.

—Sé tanto como tú. He dejado claro a los ángeles caídos que no
quiero tener nada que ver con esta guerra. Están molestos conmigo y se
callan cuando estoy cerca. Pronto no voy a ser la mejor fuente de
información sobre la actividad de los ángeles caídos.

Inclinó la cabeza hacia atrás para aprovechar el apoyo para la cabeza
del sofá y se cubrió la cara con su gorra de béisbol. Yo casi esperaba que
empezara a roncar, se veía tan cansado.

—¿Largo día? —le pregunté.

Hizo un gruñido de asentimiento.

—Seguí algunas pistas sobre Pepper, con la esperanza de arrojar algo
de luz sobre la identidad de su chantajista, pero terminaron de vuelta al
principio. Puedo manejar un montón de cosas, pero un día improductivo
no es uno de ellos.


—Eso de la persona que está constantemente tratando de
convencerme para pasar el día en la cama con él —me burlé, con la
esperanza de aligerar el ambiente.

—Ángel, ese sería un día muy productivo.

Sus palabras eran juguetonas, pero su tono sonaba más desgastado
que nada.

—¿Hay posibilidad de que Dabria sea el chantajista? —pregunté.

—La otra noche en Devil’s Handbag, la vi discutiendo con Pepper en
el callejón. No se veía feliz. —Joe  se quedó inmóvil, reflexionando sobre
esta noticia—. ¿Crees que sea posible? —insistí.

—Dabria no está chantajeando a Pepper.

—¿Cómo lo sabes?

No me gustaba que él se hubiera tomado solo dos segundos para
decidirse. El chantaje parecía encajar con Dabria a la perfección.

—Solo lo sé. ¿Cómo estuvo tu día? —preguntó, claramente no yendo
a lo complicado.

Le hablé de la decisión ejecutiva de Marcie de mudarse, y sobre la
sumisión de mi madre. Cuanto más hablaba, más me emocionaba.

—Ella tiene un gran interés en esto —le dije a Joe —. Tengo la
sensación de que Marcie sospecha que sé quién mató a su padre. Y
mudarse es una estratagema para espiarme.

Joe  apoyó su mano en mi muslo, y sentí una oleada de esperanza.
Odiaba sentir que había una brecha entre nosotros.

—Solo hay dos personas en el mundo que saben que mataste a Hank,
y es un secreto que me llevaré al infierno y de regreso si tengo que hacerlo.
Nadie se enterará.

—Gracias, Joe  —le dije con sinceridad—. Lo siento si herí tus
sentimientos anteriormente. Siento lo de Dante, y sobre todo este lío. Solo
quiero sentirme cerca de ti otra vez.

Joe  besó la palma de mi mano. Entonces la puso sobre su corazón,
sosteniéndola allí. «Te quiero cerca también, Ángel», murmuró a mi mente.

Me acurruqué a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro. Tan solo
tocarlo hacía que la cuerda de nudos dentro de mí se aflojara. Había estado
esperando todo el día por este momento. Podía soportar la tensión entre
nosotros casi tan bien como podía tolerar estar lejos de él. «Algún día será
solo Joe  y tú», me dije. «Algún día escaparás del Jeshván, la guerra, los
ángeles caídos, y nephilim. Algún día… solo los dos».

—Me enteré de algo interesante —dije, y le conté a Joe  sobre el
hermano menor estrella del futbol de Blakely, y el récord perfecto de
asistencia de Blakely en los juegos locales.

Joe  se quitó la gorra y me miró a los ojos.

—Buen trabajo, Ángel —dijo, claramente impresionado.

—¿Y ahora qué? —pregunté.

—La noche del viernes, nos presentamos en el juego.

—¿Crees que vamos a asustar a Blakely si nos descubre?

—Él no va a pensar que es extraño si estás en el juego, y voy a estar
disfrazado. Voy a agarrarlo y llevarlo a alguna propiedad que tengo cerca
de Sebago Lake. Está vacío en esta época del año. Malo para Blakely, bueno
para nosotros. Voy a lograr que me hable de los prototipos, donde los está
fabricando, y vamos a encontrar una manera de desactivarlos. Entonces le
voy a mantener permanentemente bajo mi mirada. Va a ser el final de sus
días trabajando con devilcraft.

—Debo advertirte que Marcie piensa que va a estar involucrada en su
interrogatorio.

Joe  levantó sus cejas.

—Era el precio que tenía que pagar para obtener esta información —
expliqué.

—¿Hiciste un juramento de dejarla ir también? —preguntó Joe .

—No.

—¿Tienes una conciencia?

—No. —Me mordí el labio—. Tal vez. —Una pausa—. Está bien. ¡Sí! Sí,
tengo conciencia. Si apartamos a Marcie, voy a pasar toda la noche
sintiéndome culpable. Le mentí a la cara esta mañana, y me ha
atormentado todo el día. Vivo con ella ahora, Joe . Tengo que mirarla. Tal
vez podamos usar esto a nuestro favor. Si le mostramos que puede confiar
en nosotros, nos podría dar más información.

—Hay maneras más fáciles de obtener información, nena.
—Le dije que la dejaríamos ir también. ¿Qué es lo peor que podría
pasar?

—Ella podría entender que en realidad no terminamos y decirle a los
nephilim.

Yo no había pensado en eso.

—O podemos dejarla ir, y puedo borrar su memoria después. —Él se
encogió de hombros—. No habría culpa.

Reflexioné sobre esto. Parecía un plan viable. Asimismo, casi me
hacía un hipócrita. Un atisbo de sonrisa asomó a la boca de Joe .

—¿Vas a ser parte de la operación, o vas a cuidar a Marcie?

Negué con la cabeza.

—Tú haces el trabajo sucio, y yo voy a vigilar a Marcie.

Joe  se inclinó hacia un lado y me besó.

—Por mucho que vaya a disfrutar interrogar a Blakely, me
decepciona no llegar a verte batallar con Marcie.

—No va a ser una batalla. Voy a explicarle con calma que ella puede
venir con nosotros durante el camino, pero tendrá que esperar conmigo en
el coche mientras te enfrentas con Blakely. Esa es nuestra última oferta.
Ella puede tomarlo o dejarlo. —Cuando lo dije, me di cuenta de lo estúpido
que sonaba creer que en realidad sería tan fácil. Marcie odiaba recibir
órdenes. En su libro, la única cosa peor que recibir órdenes era recibirlas de
mí. Por otro lado, ella podría muy bien resultar útil en el futuro. Ella era la
hija legal de Hank, después de todo. Si Joe  y yo íbamos a construir una
alianza, ahora era el momento.

—Voy a ser firme —le prometí a Joe , adoptando una expresión sin
sentido—. No hay marcha atrás.

Ahora Joe  estaba sonriendo completamente. Me besó de nuevo, y
sentí mi boca suavizar su resolución.

—Te ves linda cuando estás tratando de ser dura —dijo.

¿Tratando? Podía ser dura. ¡Yo podía! Y la noche del viernes, me
gustaría probarlo.


Cuidado, Marcie.

***

Estaba a pocos kilómetros de casa cuando pasé un coche-policía
escondido fuera de la vista en una calle secundaria. No había llegado
quince metros más allá de la intersección cuando el policía encendió la
sirena y se lamentó detrás de mí.

—Genial —murmuré—. ¡Simplemente genial!

Mientras esperaba que el oficial se acercara a la ventana,
mentalmente conté mi dinero por ser niñera, preguntándome si tendría
suficiente para pagar la multa.

Golpeó su pluma en mi ventana y me hizo señas para bajarla. Me
miró a través del cristal a la cara, y se quedó mirando. No era cualquier
policía, si no mi menos favorito. El detective Basso y yo teníamos una larga
historia de desconfianza mutua y una fuerte aversión.

Bajé mi ventana.

—¡Iba despacio, oficial! —discutí antes de que dijera una palabra.

Estaba mordiendo un palillo de dientes.

—No te detuve por exceso de velocidad. La luz trasera izquierda está
rota. Eso es una multa de cincuenta dólares.

—Tiene que estar bromeando.

Él escribió en su libreta y pasó la multa a través de la ventana.

—Un peligro a la seguridad. No hay nada con que bromear.

—¿Usted me sigue buscando maneras de atraparme? —pregunté,
medio sarcástica, medio en voz baja.

—Ya quisieras. —Con eso, regresó de nuevo a su coche patrulla. Lo vi
dirigirse a la carretera y pasar el cruce. Me saludó cuando lo hizo, pero no
me atreví a hacer un gesto grosero en respuesta. Algo no estaba bien.

Mi columna hormigueó, y mis manos se sentían como si las hubiera
sumergido en agua helada. Había sentido una vibración helada viniendo del
detective Basso, helada como una ráfaga de aire de invierno, pero tenía que
haberlo imaginado. Me estaba volviendo paranoica. Porque…

Porque solo me sentía así en torno a los no humanos.

___________________________________________________________________________________________________________

Coninuara


chicas como estan espero que allan disfrutado de los 2 capitulos
mañana de seguro coloco mas vale se me cuidan
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por chelis Mar 02 Jul 2013, 9:00 am

aaaahhh marcos!!!... Viviendo con la raayis!!!!????..... Que tramaraaaa??????..... Y todo se convierte en un caaoooss!!!!!.... Cielos siguela pooorrrfiiiiisss
chelis
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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por Augustinesg Mar 02 Jul 2013, 9:36 am

Hola!!!! Que alegria lo de los dos capitulos:D
Casi me da un paro cuando lei lo de Marcie. Esa niña puede ser irritante -.-
Pero despues me reíi de los 10 min de la vuelta de Joe dndjcjfbtgigign
Estoy impaciente ahahh
Un abrazo grande y cuidate! :D
Augustinesg
Augustinesg


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Mensaje por DanieladeJonas Mar 02 Jul 2013, 11:30 am

siii los ame!!!!! ame cuando entro con Dante y le mostro sus poderes mentales... ohh sii la rayis es poderosa en su cara haha XD y Marcie es tan aghhh desesperante y ahora tambien su mama pff que le pasa? un momento ahora resulta que el detective tambien es sobre natural!!que aqui nadie es normal o que?!! siguela pronto que esta muy emocionante 🍌
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por DanieladeJonas Lun 08 Jul 2013, 11:29 am

siguela pronto porfis!!
:lloro: 
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por ElitzJb Miér 10 Jul 2013, 3:57 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 Npku

IV Temporada
1/3.

Capitulo 13


en la noche del viernes me cambié la ropa del colegio por
pantalones, mi suéter de lana más abrigado, una chaqueta, gorro y
guantes. El partido de fútbol no empezaría hasta el anochecer, y
para entonces bajaría la temperatura. Mientras tiraba del suéter sobre mi
cabeza, vi repentinamente un músculo en el espejo. Deteniéndome, miré,
me acerqué para ver mejor. Efectivamente, había definición tanto en mis
bíceps y tríceps. Increíble. Había entrenado una semana, y se estaba
notando. Parecía que mi cuerpo nephilim desarrollaba músculo a un ritmo
mucho más rápido del que podría haber esperado de uno humano.

Bajé trotando por las escaleras, le di un beso en la mejilla a mi mamá
y me fui de prisa. El motor del Volkswagen protestó de nuevo contra el
frío, pero eventualmente cedió.

—¿Piensas que esto es malo? Espera a que llegue febrero —le dije al
auto.

Manejé hacia la secundaria, estacioné en un al lado de la calle justo al
sur del estadio de fútbol, y llamé a Joe .

—Estoy aquí —dije―. ¿Estamos aún con el plan A?

—A no ser que lo escuches de mí, sí. Estoy entre la gente. Todavía no
localizo a Blakely. ¿Sabes algo de Marcie?

Miré mi reloj, el que había sincronizado con Joe  temprano en la
noche.

—Me encontraré con ella en el puesto de comida en diez.

—¿Quieres repasar el plan por última vez?

—Si veo a Blakely, te llamo de inmediato. No me aproximo a él, pero
no lo dejo fuera de mi vista.

Al comienzo me había disgustado un poco que Joe  quisiera
mantenerme a una distancia segura de la acción, pero la verdad era que no
quería atrapar a Blakely por mi cuenta. No sabía cuán fuerte era, y seamos
realistas, ni siquiera conocía mi propia fuerza. Parecía mejor dejárselo a
Joe , quien era de lejos mucho más experimentado en este tipo de
tácticas, manejar la derrota era el mejor movimiento.

—¿Y Marcie?

—Estoy atascada con ella toda la noche. Después de que atrapes a
Blakely, la llevo a tu cabaña cerca del lago Sebago. Tengo las instrucciones
justo aquí. Tomo la ruta larga, dándote tiempo para preguntar e
inmovilizar a Blakely antes de que lleguemos. Eso es todo, ¿cierto?

—Una cosa más ―dijo Joe —. Se cuidadosa.

—Siempre —dije, y apagué el carro elegante.

Mostré mi carnet estudiantil en la taquilla, compré un ticket y me
dirigí al puesto de comida, buscando en alerta por Blakely. Se veía alto y
distinguido con su cabello gris, una complexión fibrosa, e inteligente pero
un poco de parecido a el estereotipo de un profesor de química. Me
pregunté si, como Joe , él estaría disfrazado, lo que solo que haría verlo
entre la multitud fuera mucho más complicado. ¿Estaría vestido en ropa de
leñador? ¿El habitual traje elegante? ¿Él podría ir tan lejos como para
teñirse el pelo? Por lo menos, él podría estar en lo alto del porcentaje en
cuanto a la altura. Me gustaría empezar con eso.

Encontré a Marcie en el puesto de comidas, temblando en unos
pantalones de color rosa y un jersey de cuello alto, y un chaleco a juego
rosa chicle. Al verla vestida así algo en mi cerebro hizo clic.

—¿Dónde está tu traje de porrista? ¿No tienes que animarlos esta
noche? —pregunté.

—Es un uniforme, no un traje. Y lo dejé.

—¿Dejaste el equipo?

—Dejé el equipo.

—Vaya.

—Tengo cosas más grandes por las cuales preocuparme. Todo lo
demás deja de importar en comparación al descubrir lo que eres. —Echó un
vistazo tenso a alrededor—. Nephilim.

Inesperadamente, sentí un extraño sentimiento de afinidad con
Marcie. El momento rápidamente se disolvió cuando corrí por la lista de la
diferentes maneras que Marcie había hecho mi vida miserable solo en el
año pasado. Podríamos ser nephilim, pero toda similitud terminaba ahí. Y
sería lo más inteligente recordarlo.

—¿Piensas que vas a reconocer a Blakely si lo ves? —le pregunté,
manteniendo mi voz baja.

Me lanzó una mirada de irritación.

—Dije que lo conocía, ¿no? Ahora soy la mejor arma para
encontrarlo. No me cuestiones.

—Siempre y cuando lo veas, mantenlo discreto. Joe  quiere agarrar
a Blakely, y nosotras lo seguiremos hasta su cabaña, en donde podemos
hacerle juntas las preguntas.

A excepción por un punto, Blakely estaría desmayado y nada bien
para Marcie. Detalles menores.

—Pensé que habías roto con Joe .

—Lo hice —mentí, tratando de ignorar  la culpabilidad recorriendo mi
estómago—. Pero tampoco me fío de nadie más para ayudarme a enfrentar
a Blakely. Solo porque Joe  y yo no estemos juntos no quiere decir que no
le pueda pedir favores.

Si ella no creía mi explicación, tampoco estaba preocupada. Joe
podría borrar de su memoria esta pequeña conversación.

—Quiero preguntarle a Blakely antes de que lo haga Joe  —dijo.

—No puedes. Tenemos un plan y tenemos que seguirlo.

Marcie encogió los hombros en un gesto realmente presuntuoso.

—Ya lo veremos.

Mentalmente, respiré profundamente. Y sofoqué el impulso de
rechinar los dientes. Era hora de enseñarle a Marcie que ella no mandaba.

—Si metes la pata, te haré sufrir.

—¿Realmente piensas que Blakely tiene información de la muerte de
mi papá? —preguntó Marcie, posando sus ojos en mí, calculando, de
manera casi perspicaz.

Mi corazón latió más rápido, pero mantuve mi expresión bajo
control.

—Esperemos que esta noche podamos averiguarlo.

—¿Y ahora qué? —dijo Marcie.

—Ahora vamos a caminar por los alrededores tratando de no llamar
la atención.

—Habla por ti misma —dijo Marcie bufando.

Bien, tal vez esté en lo correcto. Ella se veía fantástica. Era guapa e
irritantemente segura de sí misma. Tenía dinero, y lo demostraba en todo,
desde su bronceado de salón, a su tan natural que pasó como su más
destacado sujetador push-up. Un espejismo de la perfección. A medida que
subíamos los escalones, sus ojos re movieron a nuestra dirección, y no me
miraron.

Piensa en Blakely, me ordené. Tienes cosas más grandes de las que
preocuparte que de la succionante energía de envidia.

Caminamos a grandes zancadas por los escalones, pasando los
baños, y atravesando en círculos el campo de fútbol, dirigiéndonos a la
sección de visitantes. Muchos para mi disgusto, vi al detective Basso en
uniforme habitual en lo alto de la fila de las gradas, mirando hacia la
alborotada visita con dificultad, con ojos recelosos. Su mirada se desplazó
hacia mí, y duda profundizó su expresión. Recordando la extraña
sensación que me dio hace dos noches, agarré el codo de Marcie y la forcé
a caminar hacia otra parte conmigo. No podía acusar a Basso de estarme
siguiendo, estaba claramente en la zona, pero eso no significaba que
quisiera ser objeto de escrutinio por más tiempo.

Me di la vuelta a lo largo del camino y Marcie y yo caminamos. Las
tribunas estaban llenas, había caído la noche, el juego había comenzado, y
aparte de Marcie la multitud de admiradores masculinos, no creía que
captáramos atención no deseada, a penas de hecho de que nosotras no
tuviéramos un sitio en treinta minutos.

—Esto se está poniendo anticuado —se quejó Marcie—. Estoy
cansada de caminar. En caso de que no lo notaras, estoy utilizando botas
de cuña.

¡No es mi problema!, quise gritar. En cambio dije: —¿Quieres
encontrar a Blakely o no?

Resopló, y el sonido crispó mis nervios.

—Un recorrido más y luego habremos terminado.

¡Ya era hora!, pensé.

Regresamos a la sección de estudiantes, sentí un extraño cosquilleo
escabullirse en mi piel. Automáticamente me giré, buscando el origen de la
sensación. Algunos hombres merodeaban en la oscuridad fuera de la alta
cerca que rodeaba al estadio, colgando sus dedos en los eslabones de las
cadenas. Hombres que no habían comprado entradas pero querían ver el
partido. Hombres que preferían quedarse en las sombras en lugar de
mostrar sus caras bajo las luces del estadio. Un hombre en particular,
delgado y alto a pesar de la manera como bajaba sus hombros, llamó mi
atención. Una vibración de energía no humana se despedía de él,
sobrecargando mi sexto sentido.

Seguí caminando, pero le dije a Marcie: —Mira hacia allá por la cerca.
¿Alguno de los hombres de allá se parece a Blakely?

A su favor, Marcie limitó su mirada a un encubierto movimiento de
sus ojos.

—Creo que sí. En el medio. El tipo que está encorvando los hombros.
Ese podría ser él.

Era toda la confirmación que necesitaba. Continuando por la curva
de la pista, saqué mi teléfono móvil y llamé.
—Lo encontramos —le dije a Joe —. Está en el lado norte del
estadio, fuera de la cerca. Usa vaqueros y una sudadera gris de Razorbill.
Hay algunos hombres alrededor, pero no creo que estén con él. Solo siento
a un nephil, y ese es el mismo Blakely.

—Estoy en camino — dijo Joe .

—Te veremos en la cabaña.

—Conduce lento. Tengo muchas preguntas para Blakely —dijo.

Había parado de escuchar. Marcie ya no estaba a mi lado.

—Oh, no —susurré, de repente sintiéndome un tono más pálida—.
¡Marcie! ¡Está corriendo hacia Blakely! Tengo que irme. —Salí disparada tras
ella.

Marcie casi estaba en la cerca, y escuché su aguda voz chillar.

—¿Sabes quién mató a mi padre? ¡Dime lo que sabes!

Un montón de malas palabras siguieron a su pregunta, y Blakely
instantáneamente giró y escapó.

En un impresionante despliegue de pura determinación, Marcie
escaló por la cerca, deslizándose y luchando antes de balancear sus piernas
sobre ella, y salió detrás de Blakely hacia el oscuro pasadizo en túnel entre
el estadio y la escuela.

Alcancé la cerca un momento después, metí mi zapato en un eslabón,
sin disminuir la velocidad, salté por encima. Apenas registré las
expresiones de sorpresa de los hombres arremolinados. Hubiera intentado
borrar sus memorias, pero no tenía tiempo. Arranqué detrás de Blakely y
Marcie, vigilando la oscuridad mientras avanzaba, alegre de que mi visión
fuera más nítida de lo que había sido cuando era humana.

Sentí a Blakely enfrente. A Marcie también, aunque su poder era
considerablemente más débil. Como sus padres eran nephilim de raza
pura, ella tenía suerte de ser concebida, y aún más suerte de nacer viva.
Ella puede que fuera nephilim por definición, pero yo tenía más fuerza que
ella cuando era humana.

«¡Marcie!», le siseé en la mente. «¡Regresa aquí ahora!»

De pronto Blakely salió de mi radar. No podía detectarlo. Paré en
seco, sintiendo mentalmente el camino a través del oscuro pasadizo,
tratando de recuperar su rastro. ¿Él había corrido tan lejos y tan rápido que
se había desvanecido completamente de mi red? «¡Marcie!», siseé otra vez.

Y entonces la vi. De pie en el lejano extremo del pasadizo, con la luz
de la luna iluminando su silueta. Troté, tratando de mantener mi enojo
bajo control. Ella había arruinado todo. Habíamos perdido a Blakely, y peor,
ahora sabía que estábamos tras él. No podía imaginarlo saliendo a ver otro
partido de fútbol después de esta noche. Probablemente se había retirado a
su actual escondite secreto. Nuestra única oportunidad… desperdiciada.

—¿Qué fue eso? —exigí, acechando a Marcie—. Se suponía que
dejaras a Joe  ir tras Blakely… —Mis últimas palabras salieron lentas y
roncas. Tragué saliva. Estaba viendo a Marcie, pero algo en ella estaba
horrible y terriblemente mal.

—¿Joe  está aquí? —preguntó Marcie, solo que no era su voz. Era
baja, masculina, y agriamente divertida—. No he sido tan cuidadoso como
pensaba.

—¿Blakely? —pregunté, mi boca secándose—. ¿Dónde está Marcie?

—Oh, ella está aquí. Justo aquí. Estoy poseyendo su cuerpo.

—¿Cómo? —Pero yo ya sabía. Devilcraft. Era la única explicación. Eso,
y que era Jeshván. Él único mes en donde la posesión de otro cuerpo era
posible.

Pasos se escucharon detrás de nosotros, y aun en la oscuridad, vi los
ojos de Blakely endurecerse. Se lanzó hacia mí sin advertencia. Se movió
muy rápido, no tuve tiempo de reaccionar. Me giró hacia él, sosteniéndome
contra su pecho. Joe  apareció adelante, pero paró cuando me vio parada
contra Marcie.

—¿Qué pasa, Ángel? —preguntó, en voz baja e incierta.

—No digas ni una palabra —siseó Blakely en mi oído.

Lágrimas brillaron en mis ojos. Blakely usaba un brazo para
sostenerme, pero en el otro sostenía una daga, y la sentí morder en mi piel,
algunos centímetros por encima de mi cadera.

—Ni una sola palabra —repitió Blakely, con su aliento despeinando
mi cabello.

Joe  paró, y pude ver confusión en su rostro. Él sabía que algo
andaba mal, pero no podía descifrar qué era. Él sabía que yo era más fuerte
que Marcie y podía escaparme si quisiera.

—Deja ir a (_Tn) —le dijo Joe  a Marcie, su voz tranquila y
cuidadosa.

—No des otro paso —le ordenó Blakely a Joe , solo que esta vez
hizo su voz sonar como la de Marcie. Aguda y temblorosa—. Tengo una
daga, y la usaré si tengo que hacerlo. —Blakely ondeó la daga para exponer
su punto.

«Devilcraft», habló Joe  en mi mente. «Lo siento en todas partes».

«¡Ten cuidado! Blakely está poseyendo el cuerpo de Marcie», traté de
decir, pero mis pensamientos fueron bloqueados. De alguna manera
Blakely estaba cubriéndolos. Los sentí rebotar de regreso, como si estuviera
gritando hacia la pared. Él parecía tener completo y absoluto control sobre
el devilcraft, usándolo como un arma imparable y altamente adaptable.

Desde el rabillo del ojo, vi a Blakely levantar la daga. La cuchilla brilló
un tono etéreo de azul. Antes de que pudiera parpadear, hundió la daga en
mi costado, y fue como si hubiera sido empujada en un furioso horno.

Colapsé, tratando de chillar y gritar de dolor, pero estaba tan
conmocionada como para ejercer un solo sonido. Me retorcí en el suelo,
queriendo sacar la daga, pero cada músculo de mi cuerpo estaba
conmocionado, paralizado en inexpresable agonía.

Lo siguiente que supe fue que Joe  estaba a mi lado, pronunciando
una letanía de malas palabras, con el miedo agudizando su voz. Él sacó la
daga. Ahora grité, el sonido destrozándome de adentro hacia afuera.
Escuché a Joe  gritando órdenes, pero las palabras se quebraban en dos,
insignificantes en comparación al dolor que torturaba en cada esquina de
mi cuerpo. Estaba ardiendo, las llamas lamiendo de adentro hacia afuera. El
calor era tan intenso, grandes temblores convulsivos me hacían torcer y
azotarme en contra de mi voluntad.
Joe  me levantó en sus brazos. Vagamente noté que estaba
corriendo fuera del pasadizo. El sonido de sus pisadas haciendo eco en las
paredes fue lo último que escuché.
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Miér 10 Jul 2013, 4:02 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 0neg

IV Temporada
2/3.

Capitulo 14



me desperté sobresaltada, inmediatamente intentando reconocer
el lugar y orientarme. Estaba en una cama vagamente familiar,
en una habitación oscura y templada que olía a tierra. Un cuerpo
estaba tendido a mi lado, y lo agité para despertarlo.

—¿Ángel?

—Estoy despierta —dije, un gran alivio brotó dentro de mí ahora que
sabía que Joe  estaba cerca. No sabía cuánto tiempo había estado
inconsciente, pero me sentía segura aquí, en su casa, con él cuidándome—.
Blakely estaba poseyendo el cuerpo de Marcie. No lo noté, y fui
directamente hacia él sin la menor idea de que era una trampa. Traté de
advertirte, pero Blakely me tenía en una especie de burbuja. —Los
pensamientos rebotaban en mi mente cuando trataba de hablarte a través
de ésta.

Joe  asintió con la cabeza, deslizando un rizo rebelde detrás de mi
oreja.

—Lo vi salir del cuerpo de Marcie, y correr. Marcie está bien.
Trastornada, pero bien.

—¿Por qué tuvo que apuñalarme? —Hice una mueca de dolor cuando
levanté mi suéter para ver la herida. Mi sangre nephilim ya debería
haberme sanado, pero la puñalada todavía estaba fresca, luciendo de una
tonalidad azulada.
—Él sabía que si tú estabas herida, yo me quedaría a tu lado en vez
de ir tras él. Esto le costará muy caro —dijo Joe , con la mandíbula
rígida—. Cuando te traje aquí, todo tu cuerpo irradiaba luz azul, de la
cabeza a los pies. Parecías estar en estado de coma. No podía alcanzarte,
incluso si te hablaba a través de la mente, y eso me aterrorizó.

Joe  me atrajo hacia él, curvando su cuerpo protectoramente
alrededor del mío, me sostuvo muy fuerte, y entonces supe lo preocupado
que estaba.

—¿Qué significa esto para mí?

—No lo sé. No puede ser bueno que hayas tenido que ingerir dos
veces devilcraft.

—Dante está bebiéndolo todos los días. —Si él estaba bien, yo lo
estaría también. ¿Lo estaría? Quería creerlo.

Joe  no dijo nada, pero sabía muy bien hacia dónde se dirigían sus
pensamientos. Al igual que yo, él sabía que había efectos secundarios al
ingerir devilcraft.

—¿Dónde está Marcy? —pregunté.

—Alteré su memoria para que no recordara haberme visto esta
noche, y luego Dabria tuvo que llevarla a casa. No me mires así. No tenía
muchas opciones, y tenía el número de teléfono de Dabria.

—¡Eso es lo que me preocupa! —Instantáneamente hice una mueca ya
que mi fuerte reacción causó un dolor punzante en mi herida.

Joe  se inclinó para besar mi frente, rodando los ojos mientras lo
hacía.

—No me obligues a decirte otra vez que no hay nada entre Dabria y
yo.

—Ella aún siente cosas por ti.

—Ella está fingiendo sentir algo por mí para fastidiarte. No se lo
facilites.

—No la llames para favores como si fuera parte del equipo —
repliqué—. Ella trató de matarme, y te tendría de nuevo en un instante, si
se lo permitieras. No me importa cuántas veces tú lo niegues. He visto la
forma en que te mira.

Joe  se veía como si hubiera tenido una regresión, pero la empujó y
rodó ágilmente de la cama. Su camiseta negra estaba arrugada, su pelo
despeinado, dándole el aspecto de un perfecto pirata.

—¿Quieres que te consiga algo para comer? ¿Beber? Me siento inútil,
y eso me está volviendo loco.

—Puedes ir tras Blakely, si estás buscando algo que hacer —dije
secamente—. ¿Qué se necesita para deshacerse de Dabria, de una vez por
todas?

Una sonrisa que era igual de taimada y siniestra se apoderó de la
expresión de Joe .

—No tenemos que encontrarlo. Él vendrá hacia nosotros. Para
escapar, tuvo que dejar el cuchillo. Él sabe que lo tenemos, y que es una
prueba que puede ser válida para los arcángeles y así demostrar que está
usando devilcraft. Va a venir hacia nosotros en busca del cuchillo. Pronto.

—Por ahora, no acudiremos a los arcángeles. Dejaremos que se
preocupen por erradicar el devilcraft.

Joe  soltó una carcajada con un deje de amargura.

—Yo ya no confió en los arcángeles. Pepper Friberg no es el único
huevo podrido19. Si les cuento esto, no tengo ninguna garantía de que vayan
a hacerse cargo de este problema. Solía pensar que los arcángeles eran
incorruptibles, pero han hecho su mejor esfuerzo para convencerme de lo
contrario. He visto cómo manipulan con la muerte, cómo hacen la vista
gorda hacia algunas infracciones graves de la ley, y me han castigado por
crímenes que no he cometido. He cometido errores y he pagado por ellos,
pero sospecho que no se darán por vencidos hasta que me vean condenado
en el infierno. No les gusta la oposición, y esa es la primera palabra que se
les viene a la mente cuando piensan en mí. Esta vez, me haré cargo de este
asunto. Blakely va a venir por el cuchillo, y cuando lo haga, estaré listo.


—Quiero ayudar —dije inmediatamente.

Quería acabar con el nephil que había sido lo suficientemente
estúpido como para apuñalarme. Blakely estaba ayudando al ejército
nephilim, pero yo estaba liderándolo. Mientras yo consideraba sus acciones
como una grave falta de respeto, había algunos que lo considerarían una
traición. Y sabía a ciencia cierta que la raza de los nephilim no veía con
buenos ojos a los traidores.

Joe  me miró a los ojos, estudiándome en silencio, como si juzgara
mi capacidad de ir en contra de Blakely. Para mi gran satisfacción, asintió
con la cabeza.

—Está bien, Ángel. Pero lo primero es lo primero. El partido de fútbol
terminó hace dos horas, y tu mamá va a preguntarse dónde estás. Es hora
de que vuelvas a casa.

Las luces estaban apagadas en la granja, pero sabía que mi mamá no
dormiría hasta que yo hubiese llegado a casa. Llamé suavemente a la
puerta de su dormitorio, di un codazo para abrirla, y le susurré en la
oscuridad—: Estoy en casa.

—¿Lo pasaste bien? —preguntó, bostezando.

—El equipo jugó muy bien —dije evasivamente.

—Marcie llegó a casa hace unas horas. No dijo mucho, solo fue
directamente a su habitación y cerró la puerta. Ella parecía… tranquila.
Molesta, tal vez. —Había una ligera indirecta en su tono.

—Probablemente SPM. —Probablemente, ella estaba haciendo todo lo
posible para no estallar en un ataque de pánico. Me habían poseído antes, y
las palabras no podían describir lo violada que me sentía en ese momento.
Pero no me sentía especialmente comprensiva con su situación. Si Marcie
hubiese hecho lo que le pedí, nada de esto habría sucedido. En mi
habitación, me liberé de mi ropa y examiné mi herida causada por un arma
blanca una vez más. El tinte azul eléctrico se desvanecía. Poco a poco, pero
lo hacía. Tenía que ser una buena señal.

Acababa de meterme en la cama cuando alguien golpeó a mi puerta.
Marcie abrió, y se quedó en la entrada de mi habitación.

—Me estoy volviendo loca —dijo ella, y realmente parecía decirlo en
serio.

Le hice señas para que se acercara y cerrara la puerta.

—¿Qué pasó allí? —preguntó ella, con la voz quebrada. Las lágrimas
se asomaron en sus ojos—. ¿Cómo pudo tomar el control de mi cuerpo de
esa forma?

—Blakely estaba poseyéndote.

—¿Cómo puedes estar tranquila con lo que pasó? —gritó ella en voz
baja—. Él vivía dentro de mí. ¡Como una especie de… parásito!

—Si me hubieses dejado atrapar a Blakely como acordamos, esto no
habría sucedido. —Tan pronto como lo dije, me arrepentí de sonar tan
dura. Marcie había hecho algo estúpido, pero, ¿quién era yo para juzgar?
También había tomado decisiones de forma impulsiva. Completamente
inserta en el momento y sin pensar en sus acciones, ella había reaccionado.
Quería saber quién mató a su padre, ¿y quién podía culparla? Ciertamente,
yo no.

Suspiré.

—Lo siento, no quise decir eso.

Pero ya era demasiado tarde. Me dio una mirada herida, y se fue.
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Miér 10 Jul 2013, 4:07 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 O0t7

IV Temporada
3/3

Capitulo 15



desperté de un salto. Dante estaba apoyado sobre mi cama, con sus
manos en mis hombros.

—Buenos días, solecito.

Traté de soltarme pero sus brazos me dejaron clavada en el lugar.

—Es sábado —protesté cansadamente, tratando que sonara bien,
pero merecía un día más de descanso.

—Tengo una sorpresa para ti. Una muy buena.

—La única sorpresa que quiero son otras dos horas de sueño. —La
ventana mostraba que el cielo estaba oscuro todavía, y dudaba que fuera
mucho más tarde de las cinco y media.

Arrojó fuera mis sabanas y chillé, agarrándolas a ciegas.

—¡Te importa!

—Lindo pijama.

Estaba vestida con una camisa negra que había tomado del armario
de Joe , que apenas llegaba a la mitad del muslo.

Al mismo tiempo tiré la camisa hacia abajo y levanté las sabanas.

—Bien —accedí de mala gana—. Te veré afuera.

Después de arrastrarme dentro de mi ropa y amarrar los cordones de
mis zapatos, me dirigí hacia afuera. Dante no estaba en el camino a la
entrada, pero se sentía cerca, probablemente en el bosque cruzando la
calle.

Efectivamente, Dante había traído a un amigo. A juzgar por el
aspecto, dos ojos negros, un corte en el labio hinchado, y un golpe con
aspecto de huevo de un ganso en la frente, no estaban para nada en buenos
términos.

—¿Lo reconoces? —preguntó Dante alegremente, celebrando la
lesión que el nephil tenía en el cuello para poder verla.

Me acerqué, sin saber a qué tipo de juego estaba jugando Dante.

—No. Está demasiado golpeado. ¿Le hiciste eso?

—¿Segura de que esta cara bonita no puede romper ni un plato? —
preguntó Dante de nuevo, sacudiendo la mandíbula del nephil de lado a
lado, claramente disfrutándolo — . Anoche él estaba hablando mal de ti. Se
jactó de haberte dado una gran paliza. Por supuesto, fue ahí cuando
obtuvo mi interés. Le dije que él nunca habría hecho tal cosa. Y si lo
hubiera hecho, bueno, digamos que no me gustan los subordinados nephil
que le faltan el respeto así a sus líderes, especialmente al ejército de la
Mano Negra. — Toda despreocupación se desvaneció del tono de voz de
Dante, y miró la herida del nephil con desprecio.

—Fue una broma —dijo el nephil hoscamente —. Pensamos que
veríamos cuán sincera ella es al seguir con la visión de la Mano Negra. Ni
siquiera nació nephil.  Pensamos que le daría una idea de que está en
contra …

—¿Cowboy Hat? — solté en voz alta. Su rostro estaba demasiado
desfigurado para tener cualquier parecido con el nephil que me había
arrastrado a una cabaña, atado a un poste, y amenazado, sin embargo su
voz sonaba sincera. Él era definitivamente Cowboy Hat. Shaun Corbridge.

—¿Broma? —Dante rió entre dientes con veneno — . Si eso en tu
mente es una broma, tal vez encuentres algo de que reír en lo que te vamos
a hacer. —Le pegó brutalmente en la cabeza al Cowboy Hat que se
desplomo de rodillas.

—¿Puedo hablar contigo? —le pregunté a Dante —. ¿En privado?

—Por supuesto. — Señaló con un dedo de advertencia al Cowboy
Hat—. Tú no te muevas o te desangras.

Después de que estuve segura de que habíamos caminado fuera del
alcance auditivo de Cowboy Hat, dije: — ¿Qué sucede?

—Estuve en Devil’s Handbag anoche, y este zoquete bufón se jactaba
de usarte como su bolsa de boxeo personal. Al principio pensaba que
estaba escuchando mal. Pero entre más fuerte hablaba, más me daba
cuenta que no estaba, de ninguna manera o forma, maquillando su historia.
¿Por qué no me avisaste que algunos de los soldados te atacó? —demandó
Dante, su tono no era molesto. Herido tal vez, pero no molesto.

—¿Me preguntas porque eres consiente de lo que significa para mis
notas, o estás preocupado por mi?

Dante golpeó su cabeza.

—No digas eso, sabes que no estoy pensando sobre tus números. La
verdad es que dejé de preocuparme casi al instante. Esto es sobre ti. Ese
mocoso puso sus manos sobre ti, y no me gusta. Ni un poco. Sí, él debió
mostrarte el respeto como comandante del ejército al que afirma
pertenecer, pero es más que eso. Él debe respetarte porque eres una buena
persona, y estás haciendo tu mejor esfuerzo, deberían hablarlo. Lo veo, y
quiero que él lo vea también.

Me sentía incomoda con su honestidad e intimidad. Sobre todo por el
beso que casi me daba con engaño. Sus palabras parecían alejarse de lo
profesional, y eso es lo que nuestra relación era. Por eso quería que se
quedara.

Le dije: —Aprecio lo que me acabas de decir, pero vengarse
exactamente no cambiará su opinión. Él me odia. También miles de
nephilim. Esto podría ser una buena oportunidad para demostrarles a ellos
que posiblemente están equivocados respecto a mí. Creo que deberíamos
dejarlo y seguir adelante con el entrenamiento.

Dante no se veía convencido. En todo caso su cara mostraba
decepción y tal vez incluso impaciencia.

—La compasión no es el camino a seguir. No esta vez. El mocoso se
hará más fuerte si lo dejas ir más fácilmente. Está tratando de convencer a
las personas de que no eres apta para dirigir este ejército, y si lo dejas ir

fácilmente, demostrara su punto. Golpéalo un poco. Hazle pensar dos
veces antes de mover su boca o tocarte.

—Déjalo ir — dije firmemente. No creía en la violencia triunfando
sobre la violencia. Ni ahora, ni nunca.

Dante abrió su boca, y su cara se puso roja, pero lo interrumpí.

—No daré marcha atrás. No me hizo daño. Me llevó a la cabaña
porque estaba asustado y no sabía qué más hacer. Todos estaban
asustados. Jeshván está cerca, y nuestro futuro pende de un hilo. Lo que
hizo estuvo mal, pero no puedo golpearlo por hacer algo que alivie sus
temores. Baja tu tridente y deja que se vaya. Lo digo en serio, Dante.

Dante exhaló un suspiro de desaprobación largo. Sabía que no estaba
feliz, pero sabía que estaba tomando la decisión correcta. No quería avivar
el fuego de la discordia más de lo que ya ardía. Si el nephilim salía de esto,
teníamos que estar unidos. Teníamos que estar dispuestos a mostrar
compasión, respeto, y cortesía, aun cuando no nos miraran a los ojos.

—¿Eso es todo? — preguntó Dante, claramente insatisfecho.

Coloqué mis manos en mi boca para amplificar mi voz.

—Eres libre de irte —le dije al Cowboy Hat — . Me disculpo por
cualquier inconveniente.

Cowboy Hat nos observó, su boca se abrió con incredulidad, pero sin
querer forzar su suerte, gateó hasta el bosque como si lo estuviese
persiguiendo un oso.

—Entonces —le dije a Dante — , ¿qué crueles maquinaciones tienes en
mente para mi hoy? ¿Correr una maratón? ¿Mover una montaña? ¿Partir el
mar?

Una hora después mi brazo y los músculos de mis piernas temblaban
de agotamiento. Dante había hecho que hiciera intensivos y agotadores
ejercicios de gimnasia: flexiones, abdominales, sentadillas, y patadas.
Estábamos de camino al bosque, cuando levanté mi brazo de repente,
atrapando a Dante por su pecho. Coloqué un dedo en mi boca,
gesticulando para que no emitiera ningún sonido.

A lo lejos solo podía distinguir el suave crujido de unos pasos.

Dante debió oírlo también. «¿Ciervo?», me preguntó.

Miré hacia la oscuridad. El bosque todavía estaba sin luz, y los
árboles densamente disminuían mi visibilidad.

«No. El sonido no es correcto».

Dante tocó mi hombro y señaló hacia el cielo. Al principio no
entendía. Luego su significado se hizo evidente. Quería que subiéramos a
los árboles, para darnos una buena vista sin problemas, si en verdad algo
se dirigía a nosotros.

A pesar de mi cansancio, escalé un cedro blanco silenciosamente, con
algunos saltos rápidos de experto. Dante escaló un árbol vecino.

No tuvimos que esperar mucho. Momentos después de escalar por
seguridad,  seis  ángeles  caídos  se  deslizaron  sigilosamente  donde
estábamos antes. Tres hombres y tres mujeres. Sus torsos desnudos
estaban marcados con extraños jeroglíficos que tenían un parecido lejano a
la salpicadura de pintura en la muñeca de Joe , y sus caras estaban
pintadas con un profundo rojo sangre. El efecto era escalofriante y no
podía dejar de pensar en los guerreros de Pawnee.

Fijé mi mirada en uno en particular. Un muchacho larguirucho de
ojos negros. Su rostro familiar hizo que se congelara mi sangre. Recordé su
salvaje caminar en Devil’s Handbag, y la forma que su mano había
destellado afuera. Recordé a su víctima. Recordé cómo se veía igual que yo.

Un gruñido vicioso endureció su expresión y acechó a través de los
árboles con un propósito. Su pecho llevaba una herida reciente, pequeña y
circular, como si un cuchillo hubiera sido utilizado para cortar toscamente
un pedazo de carne. Algo frío e implacable brillaba en sus ojos, y me
estremecí.

Dante y yo permanecimos en los árboles, hasta ellos siguieron su
camino.    Cuando  estuvimos  en  tierra  firme,  dije —:  ¿Cómo  nos
encontraron?

Sus ojos se dirigieron a mí, estrechos y fríos.

—Cometieron un gran error al venir detrás de ti de esta forma.

—¿Crees que nos han estado espiando?

—Creo que alguien les avisó.

—El chico larguirucho. Lo he visto antes, en Devil’s Handbag. Atacó a
una chica nephilim que se veía como yo. ¿Lo conoces?

—No. — Pero me pareció que le tomó un momento en responder.

Cinco horas después me duché y me vestí, y me gustó comer un
desayuno saludable de Egg Beaters con champiñones y espinacas, y como
extra, había terminado todas mis tareas. No estaba mal, teniendo en cuenta
que ni siquiera era medio día.

Al final del pasillo, la puerta del dormitorio de Marcie se abrió y ella
salió. Tenía el pelo pegado por todos lados, y había grandes círculos
oscuros debajo de sus ojos. Casi podía oler su aliento por la mañana desde
aquí.

—Hola —dije.

—Hola.

—Mi madre quiere que recojamos las hojas del patio. Así que podrías
mantener a raya la ducha hasta después que terminemos.

Las cejas de Marcie se juntaron.

—¿Otra vez?

—Tareas del sábado —le expliqué. Comprendí que posiblemente era
un nuevo término para Marcie. Y disfrutaría demasiado ser yo quien le
ensañara a ella.

—Yo no realizo las tareas domésticas.

—Las haces cuando vives aquí.

—Está bien —dijo Marcie a regañadientes —. Déjame desayunar y
hacer unas llamadas.

En un día normal, no pensé que Marcie sería tan agradable, pero
estaba empezando a pensar que su disposición podría ser una disculpa por
su última metida de pata anoche. Oye, lo tomaría de la manera en que
pudiera conseguirla.
Mientras Marcie vertía cereales para su desayuno, fui al garaje a
buscar los rastrillos. Estaba a medio camino del patio delantero cuando un
auto retumbó en la calle. Kevin  aparcó su Barracuda en la calle y giró. Su
camisa marcaba cada músculo, y por amor al bien de Demi , ojalá hubiese
tenido una cámara.

—¿Que hay de nuevo, Grey? — me dijo. Sacó sus guantes de cuero de
su bolsillo trasero y se los colocó —. Estoy aquí para ayudar. Ponme a
trabajar. Soy tu esclavo por el resto del día. No me importa si es tu chico
Dante el que debería estar aquí en vez de mí.

No dejaba de hacerme bromas sobre Dante, pero no podía decir si él
creía en la relación. Siempre detectaba una ligera nota de burla. Por
supuesto, siempre detectaba esa misma burla sobresaliendo a cada una de
diez palabras que decía.

Me apoyé en mi rastrillo.

—No entiendo, ¿cómo sabias que estaba limpiando el jardín?

—Tu nuevo mejor amigo me dijo.

No tenía un nuevo mejor amigo, pero tenía una archienemiga
perenne. Entrecerré los ojos.

—¿Marcie te contrató? —adiviné.

—Dijo que necesitaba ayuda con las tareas domésticas, que tenía
alergia y no podía trabajar afuera.

—¡Es una total mentira! —Había sido totalmente ingenua como para
pensar que ella realmente iba a ayudar.

Kevin  agarró el rastrillo extra que había dejado en la parte delantera
del porche y se acercó a ayudar.

—Vamos a hacer una pila muy grande y echarte dentro.

—Ese no es el punto.

Kevin  sonrió y me dio un codazo en el hombro.

—Pero será divertido.

Marcie abrió la puerta del porche y salió al porche. Se alzaba sobre
sus pasos, cruzando las piernas e inclinándose en ellas.

—Hola, Kevin .

—Hola.

—Gracias por venir a mi rescate. Eres mi caballero de armadura
brillante.

—Es una broma —dije, rodando mis ojos melodramáticamente.

—A cualquier hora —dijo Kevin —. No puedo dejar pasar cualquier
excusa para atormentar a Grey. —Vino detrás de mí y metió un puñado de
hojas debajo de mi camisa.

—¡Oye! — grité. Recogí mi propio puñado de hojas y se las arrojé en
su cara.

Kevin  dejó caer su hombro, con todo el peso hacia mí, y me llevó
hacia abajo, esparciendo mi pila ordenada de hojas por todas partes.
Estaba enojada ya que en un momento había borrado todo mi trabajo, pero
al mismo tiempo, no podía dejar de reír. Él estaba encima de mí, metiendo
hojas bajo mi blusa, dentro de los bolsillos, y en mis perneras.

—¡Kevin ! — me reí.

—Consigan una habitación —dijo Marcie con una voz aburrida, pero
podría decir que estaba irritada.

Cuando Kevin  se alejó de mi, le dije a Marcie: — Qué mal lo de las
alergias. Rastrillar hojas puede ser muy divertido. ¿Olvidé mencionarlo?

Me lanzó una mirada venenosa, luego se marchó adentro.

_____________________________________________________________________________________________________
Continuara...

y aqui estamos de nuevo chicas q tal les va con los capitulos
que les parece como se va desarrollando toooda esta historia nos leeremos luego vale se les quiere
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por chelis Miér 10 Jul 2013, 7:48 pm

:wut:  me como mis uñas .... Con eso te digo tooooodoooooossssss!!!!!..... Aaaaahh pon otroooooooooo!!!!!..... Esto esta realmente bueno!!!!!!!!....
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 42 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

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