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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

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Mensaje por chelis Dom 19 Mayo 2013, 7:47 pm

Otrooooo
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 39 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por DanieladeJonas Lun 20 Mayo 2013, 6:57 pm

me encanto el capi!!!!!!
ame a Dante :happuy:
si se haran pasar como novios?
uhhh a Joe no le va a gustar esto...
quien era ese tipo?
nonono demasiada intriga
siguela pronto porfis!!! :bye:
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 39 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por chelis Miér 22 Mayo 2013, 10:02 pm

Otrooo
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 39 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 23 Mayo 2013, 7:37 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 39 Finale4v

IV Temporada

Capitulo 2



media hora más tarde, entré en mi estacionamiento. Vivo con mi
mamá en una prototípica granja de Maine, que se completa con
pintura blanca, persianas azules, y un manto de constante niebla.
En esta época del año, los árboles resplandecían con intensos
matices rojos y dorados, y el aire mantenía el vigorizante aroma a savia de
pino, madera quemada, y hojas húmedas. Troté por los escalones del
porche, donde cinco corpulentas calabazas me observaban como
centinelas, y entré.

—¡Estoy en casa! —le grité a mi mamá, la luz de la sala de estar
delataba su ubicación. Dejé caer mis llaves en el aparador y regresé para
encontrarla.

}Ella dobló la esquina de su página para marcarla, se levantó del sofá,
y me apretó en un abrazo.

—¿Cómo fue tu noche?

—Estoy oficialmente drenada hasta la última gota de energía. —
Señalé hacia arriba—. Si logro llegar a la cama, va a ser solo por puro poder
mental.

—Mientras estabas fuera, pasó un hombre preguntando por ti.

Fruncí el ceño. «¿Qué hombre?»

—No quiso dejar su nombre, y no me dijo de dónde te conocía —
continuó mi mamá—. ¿Debería preocuparme?

—¿Qué aspecto tenía?

—Rostro redondo, tez rubicunda, cabello rubio.

Él, entonces. El hombre que tenía un asunto pendiente con Joe . Le
dediqué una sonrisa.

—Oh, verdad. Es un vendedor. Sigue intentando comprometerme
para hacer las fotos de los alumnos mayores con su estudio. Lo próximo
que sabré es que también querrá venderme anuncios de graduación. ¿Sería
totalmente repugnante si me salto el lavado de la cara por esta noche? A
estas alturas, permanecer despierta dos minutos extras es demasiado.

Mamá me besó en la frente.

—Dulces sueños.

Subí a mi habitación, cerré la puerta y me tiré despatarrada en la
cama. La música del Devil's Handbag aún latía en la parte posterior de mi
cabeza, pero estaba demasiado cansada como para que me importara.
Cuando me acordé de la ventana mis ojos estaban a medio cerrar. Con un
gemido, me tambaleé hacia allí y destrabé el cerrojo. Joe podría entrar,
pero le deseaba suerte en intentar mantenerme despierta el tiempo
suficiente para obtener una respuesta.

Estiré las mantas hasta mi barbilla, sentí el suave y maravilloso tirón
del sueño acercándome por señas, le permití arrastrarme debajo…

Y entonces el colchón se hundió con el peso de otro cuerpo.

—No sé por qué estás tan enamorada de esta cama —dijo Joe —. Es
treinta centímetros demasiado corta, un metro demasiado angosta, y las
sábanas púrpuras no son lo mío. Mi cama, por otro lado…

Abrí un ojo y lo encontré estirado a mi lado, con las manos
entrelazadas despreocupadamente en la nuca. Sus oscuros ojos observaban
los míos, y olía a limpio y sexi. Sobre todo, se sentía cálido pegado a mí. A
pesar de mis mejores intenciones, la cercana proximidad hacía que
concentrarme en dormir fuera difícil.

—Ja —le dije—. Sé que no te importa cuán cómoda sea mi cama.
Estarías bien en una plataforma de ladrillos. —Una de las desventajas de
que Joe fuera un ángel caído era que no podía sentir sensaciones físicas.
Ningún dolor, pero tampoco ningún placer. Tenía que estar satisfecha de
saber que cuando lo besaba, él lo sentía a un nivel emocional solamente.
Trataba de fingir que no importaba, pero quería que se sintiera
electrificado ante mi tacto.

Me besó suavemente en la boca.

—¿De qué quieres hablar?

No podía recordarlo. Algo sobre Dante. Fuera lo que fuese, no parecía
importante. Hablar en general parecía carecer de importancia. Me
acurruqué más cerca, y Joe me pasó la mano por el brazo desnudo,
haciendo que un cálido hormigueo se disparara hasta mis pies.

—¿Cuándo lograré ver esos movimientos de baile tuyos? —
preguntó—. Nunca hemos ido juntos a bailar al Devil’s Handbag.

—No te estás perdiendo de mucho. Esta noche me dijeron que en la
pista de baile parezco un pez fuera del agua.

—Demi tiene que ser más amable contigo —murmuró, presionando un
beso en mi oído.

—Demi no recibe créditos por esa línea. Eso iría para Dante Matterazzi
—confesé distraídamente, con los besos de Joe arrullándome hacia un
lugar feliz en el que no se necesitaban muchos razonamientos ni
reflexiones.

—¿Dante? —repitió Joe , con algo desagradable arrastrándose en su
tono de voz.

Dispara.

—¿Se me olvidó mencionar que Dante estaba allí? —pregunté.

Joe también había conocido a Dante esta mañana, y por la mayor
parte de la tensa reunión, temí que alguno de los dos arrastrara al otro a
una pelea de puñetazos. No es necesario decir que no fue amor a primera
vista. A Joe no le gustó que Dante se comportara como si fuera mi asesor
político y me presionara para entrar en guerra con los ángeles caídos, y
Dante… bueno, Dante odiaba a los ángeles caídos por principios.

Los ojos de Joe se serenaron.

—¿Qué quería?
—Ah, ahora me acuerdo de lo que te quería hablar. —Rechiné los
nudillos—. Dante está intentando venderme a la raza nephilim. Ahora soy
su líder. El problema es que no confían en mí. No me conocen. Y Dante
tomó como misión personal cambiar eso.

—Dime algo que no sepa.

—Dante piensa que podría ser una buena idea que yo, mmm, saliera
con él. ¡No te preocupes! —me apresuré a decir—. Es todo en pos del
espectáculo. Mantendrá a los nephilim pensando que su líder está
interesada. Vamos a aplastar esos rumores acerca de que estoy saliendo
con un ángel caído. Nada muestra más la solidaridad como engancharse
con uno de los tuyos, ¿sabes? Logra buena prensa. Puede que incluso nos
llamen norante . O Danta5 ¿Te gusta cómo suena eso? —le pregunté,
tratando de mantener el estado de ánimo ligero.

La boca de Joe se ensombreció.

—En realidad, no me gusta cómo suena eso.

—Si te sirve de consuelo, no soporto a Dante. No hay de qué
preocuparse.

—Mi novia quiere salir con otro hombre, no hay de qué preocuparse.

—Es por las apariencias. Mira el lado bueno…

Joe se echó a reír, pero carecía de humor.

—¿Hay un lado bueno?

—Es solo para pasar el Jeshván. Hank tiene a los nephilim por todas
partes, trabajando duramente para este único momento. Les prometió la
salvación, y aún creen que la conseguirán. Cuando llegue el Jeshván, y
termine siendo como cualquier otro Jeshván del expediente, se darán
cuenta de que se trataba de un riesgo, y poco a poco, todo volverá a la
normalidad. Entretanto, mientras los ánimos estén caldeados y las
esperanzas y los sueños de los nephilim estén colgando de una falsa fe de
que puedo liberarlos de los ángeles caídos, tenemos que mantenerlos
contentos.

—¿Se te ha ocurrido pensar que los nephilim podrían culparte
cuando no les llegue la salvación? Hank hizo un montón de promesas, y
cuando no se cumplan, nadie lo va a apuntar con el dedo. Tú eres la líder
ahora. Eres el rostro de esta campaña, Ángel —dijo solemnemente.

Me quedé mirando el techo. Sí, había pensado en ello. Por más
tiempo en el día de hoy de lo que quería contemplar con cordura.

Una noche que parecía mil años atrás, los arcángeles me habían
inducido a un trato de por vida. Me habían dado el poder para matar a
Hank… si sofocaba la rebelión de los nephilim. Al principio, no había
planeado aceptarlo, pero Hank había forzado mi mano. Había intentado
quemar las plumas de Joe y mandarlo al infierno. Así que le disparé.

Hank estaba muerto, y los arcángeles estaban esperando que evitara
que los nephilim fueran a la guerra.

Era aquí donde las cosas se pusieron difíciles. Apenas unas horas
antes de que le disparara a Hank, le había hecho un juramento,
prometiendo liderar su ejército nephilim. El incumplimiento tendría por
resultado mi muerte y la de mi mamá.

¿Cómo cumplir con mi promesa a los arcángeles y mi juramento a
Hank? Solo veía una opción. Dirigiría el ejército de Hank hacia la paz.
Probablemente no era lo que él tenía en mente mientras me obligaba a
jurar, pero ahora no estaba cerca para discutir los detalles. Sin embargo, no
se me había pasado por la mente que al darle la espalda a la rebelión,
también estaba permitiendo que los nephilim siguieran siendo esclavos de
los ángeles caídos. No parecía correcto, pero la vida estaba pavimentada
con decisiones difíciles. Como bien estaba aprendiendo. En este momento,
estaba más preocupada en mantener felices a los arcángeles que a los
nephilim.

—¿Qué sabemos acerca de mi juramento? —le pregunté a Joe —.
Dante dijo que entró en vigor cuando Hank murió, pero ¿quién determina
si lo sigo al pie de la letra o no? ¿Quién determina lo que puedo o no hacer
en términos generales para llevar a cabo mi juramento? En lo que respecta
a ti, por ejemplo. Estoy confiando en ti, un ángel caído y el enemigo jurado
de los nephilim. ¿No me matará el juramento por traición?

—El juramento que hiciste fue tan vago como pudiste haberlo hecho.
Por suerte —dijo Joe con evidente alivio.
Oh, había sido vago, bien. Y al grano. Si mueres, Hank, yo lideraré tu
ejército. Ni una palabra más.

—Siempre y cuando permanezcas en el poder y lideres a los
nephilim, creo que estás en los términos del juramento —dijo Joe —.
Nunca le prometiste a Hank que irías a la guerra.

—En otras palabras, el plan es permanecer fuera de la guerra y
mantener contentos a los arcángeles.

Joe suspiró, casi para sí mismo.

—Algunas cosas nunca cambian.

—Después del Jeshván, después de que los nephilim renuncien a la
libertad, y después de que pongamos una gran y gruesa sonrisa de alegría
en los rostros de los arcángeles, podremos dejar esto atrás. —Le di un
beso—. Seremos solo tú y yo.

Joe gimió.

—No puede llegar lo suficientemente rápido.

—Escucha —le dije, ansiosa por cambiar a cualquier tema que no
fuera la guerra—, esta noche se me acercó un hombre. Un hombre que
quiere hablar contigo.

Joe asintió una vez.

—Pepper Friberg.

—¿Tiene Pepper un rostro tan redondo como una pelota de
baloncesto?

Otro asentimiento.

—Él me está persiguiendo porque cree que me retracté de un acuerdo
que teníamos. No quiere intercambiar unas palabras conmigo. Quiere
encadenarme en el infierno y hacerme polvo con las manos.

—¿Soy yo, o eso suena como algo serio?

—Pepper Friberg es un arcángel, pero él tiene su mano en más de una
cosa. Está llevando una doble vida, pasando la mitad de su tiempo como
arcángel, y la otra mitad como ser humano. Hasta ahora, él ha estado

viviendo lo mejor de ambos mundos. Tiene el poder de un arcángel, el cual
no utiliza siempre para bien, mientras cae en los vicios humanos.

Así que Pepper era un arcángel. No era extraño que yo no hubiera
sido capaz de identificarlo. No había tenido mucha experiencia tratando
con los arcángeles.

Joe continuó.

—Alguien ha descubierto su juego deshonesto, y hay rumores de que
está siendo chantajeado. Si Pepper no paga pronto, su tiempo de
vacaciones en la tierra va a ser mucho más permanente. Los arcángeles le
quitarán su poder y arrancarán sus alas si se enteran de lo que ha estado
haciendo. Él va a estar atrapado aquí para siempre.

Las piezas juntas hicieron clic.

—Él piensa que tú lo estás chantajeando.

—Hace un tiempo me di cuenta de lo que estaba haciendo. Estuve de
acuerdo en mantener su secreto, y a cambio accedió a ayudarme a
conseguir en mis manos una copia del Libro de Enoch. Él no ha cumplido su
promesa, y parece lógico que piense que estoy sacando los trapitos al sol.
Pero creo que debe haber sido descuidado y hay otro ángel caído por ahí
buscando beneficiarse de sus fechorías.

—¿Le dijiste a Pepper eso?

Joe sonrió.

—Estoy trabajando en ello. Él no se siente con ganas de hablar.

—Dijo que iba a quemar todo el Delphic si eso es lo que se necesita
para sacarte fuera. —Sabía que los arcángeles no se atrevían a poner un pie
en el interior de parque de atracciones Delphic temiendo por su seguridad
en un lugar construido por una población de ángeles caídos, por lo que la
amenaza tenía sentido.

—Su cuello está en juego y está desesperado. Voy a tener que
ponerme fuera de radar.

—¿Fuera de radar?

—Mantenerme escondido. Pasar desapercibido.

Me levanté, apoyándome en un codo y miré a Joe .

—¿Cómo encajo yo en este cuadro?

—Él piensa que eres su billete de ida hacia mí. Va a estar pegado a ti
como un spandex6. Está aparcado en la calle en estos momentos, con los
ojos bien abiertos hacia mi coche. —Joe deslizó su pulgar por mi
mejilla—. Es bueno, pero no lo suficiente para que yo no tenga tiempo de
calidad con mi chica.

—Prométeme que siempre vas a estar dos pasos por delante. —El
pensamiento de Pepper capturando a Joe y poniéndolo en la vía rápida
hacia el infierno no me daba exactamente un sentimiento cálido y difuso.

Joe enganchó un dedo en mi cuello y tiró de mí en un beso.

—No te preocupes, Ángel. He sido astuto por demasiado tiempo.


*********************************************************

Cuando me desperté, el espacio junto a mí en la cama estaba frío.
Sonreí ante el recuerdo de caer dormida acurrucada en los brazos de Joe ,
concentrándome en la probabilidad de que Pepper Friberg, alias el Sr.
Arcángel con un oscuro secreto, estuviera sentado frente a mi casa toda la
noche, jugando al espía.

Me acordé del otoño pasado. En aquel entonces, no había siquiera
besado a un chico. Nunca podría haber imaginado lo que había en la tienda.
Joe significaba más para mí de lo que podría expresar con palabras. Su
amor y su fe en mí tomaron las heridas de las decisiones difíciles que
habían forzado a hacer recientemente. Siempre que la duda y el pesar se
arrastraban en mi conciencia, todo lo que tenía que hacer era pensar en
Joe . No estaba segura de que había tomado la decisión correcta cada vez,
pero sabía una cosa con certeza. Había tomado la decisión correcta con
Joe . No podía darme por vencida. Nunca.

Al mediodía, Demi llamó.

—¿Qué me dices de ir a correr? —preguntó—. Acabo de recibir un
nuevo par de zapatillas, y tengo que acostumbrarme a estas chicas malas.

—Demi , tengo ampollas por el baile de anoche. Y espera. ¿Desde
cuándo te gusta correr?

—No es ningún secreto que tengo algunos kilos de más —dijo—. Soy
de huesos grandes, pero eso no es excusa para dejar que un poco de
gordura me detenga. Hay un tipo por ahí llamado Kevin Parnell, y si ese
peso extra es lo que va a impedir tener el valor de ir tras él, entonces esto
es lo que tengo que hacer. Quiero que Kevin me mire del modo en que Joe
te mira. No hablaba en serio acerca de las dietas y el ejercicio antes, pero
estoy dando vuelta a la página. A partir de hoy, me encanta el ejercicio. Es
mi nuevo mejor amigo.

—¿Ah, sí? ¿Y qué hay de mí?

—Tan pronto como pierda peso, serás mi chica número uno de
nuevo. Te recogeré en veinte minutos. No te olvides de llevar una bandana.
Tu cabello hace cosas de miedo cuando hay humedad.

Colgué el teléfono, me puse una camiseta Tank7 por encima de mi
cabeza, seguida por una sudadera, y me até los cordones de las zapatillas.

Justo a tiempo, Demi me recogió. Y de inmediato, se hizo evidente que
no se dirigía a la pista de la escuela secundaria. Llevaba el Neón púrpura a
la ciudad, en dirección opuesta de la escuela, tarareando para sí misma.

Le dije: —¿Adónde vamos?

—Estaba pensando que deberíamos correr en las colinas. Las
pendientes son buenas para los glúteos —giró el Neón hacia la calle
Deacon, y una luz apareció en mi cabeza.


—Espera. Kevin vive en la calle Deacon.

—Ahora que lo pienso, es cierto.

—¿Vamos a correr cerca de la casa de Kevin ? ¿No es eso un poco... no
sé… acosador?

—Esa es una muy triste manera de ver las cosas, (_Tn). ¿Por qué no
pensar en él como una motivación? Los ojos en el premio.

—¿Y si nos ve?

—Eres amiga de Kevin . Si nos ve, probablemente va a salir y hablar
con nosotras. Y sería grosero no parar y darle un par de minutos de
nuestro tiempo.

—En otras palabras, esto no es acerca correr. Se trata de verlo.

Demi negó con la cabeza.

—No eres divertida en lo absoluto.

Ella cruzó Deacon, un tramo sinuoso de la pintoresca carretera
estaba bordeado a ambos lados por árboles densos de hojas perennes. En
un par de semanas, estarían escarchados con nieve.

Kevin vivía con su madre, Lynn Parnell, en un complejo de
apartamentos que quedó a la vista en la siguiente curva. Durante el verano,
Kevin se había mudado y escondido allí. Había abandonado el ejército
nephilim de Hank Millar, y este lo había buscado sin descanso, con la
esperanza de hacer un ejemplo de él. Después de haber matado a Hank,
Kevin había sido libre de volver a casa.

Una valla de cemento enjaulaba la propiedad, y aunque yo sabía que
buscar cierta privacidad había sido la intención, aquella cosa le daba al
lugar la sensación de un recinto. Demi se detuvo en la entrada y tuve un
recuerdo de la época en que me había ayudado a fisgonear en la habitación
de Kevin . Antes, cuando yo pensaba que era una idiota buena para nada.
Vaya, las cosas de verdad habían cambiado. Aparcamos cerca de las
canchas de tenis. Las redes eran cosa del pasado, y alguien había decorado
el césped con un grafiti.

Salimos y estiramos los músculos por un par de minutos.

Demi dijo: —No me siento segura dejando el Neón desatendido
durante mucho tiempo en este barrio. Tal vez deberíamos hacer vueltas
alrededor del complejo. De esa manera puedo mantener los ojos en mi
bebé.

—Ajá. También le dará una mejor oportunidad a Kevin para vernos.

Demi vestía pantalones de chándal color rosa, con DIVA estampado a
través de su trasero en un brillante dorado, y una chaqueta de paño grueso
y suave, también rosa. Ella, además, tenía el maquillaje completo,
diamantes en las orejas, un anillo de rubí, y olía a Pure Poison de Dior.
Simplemente su atuendo normal para correr.

Nos pusimos de pie y comenzamos un trote lento a lo largo de la
pista de tierra, rodeando el complejo. El sol había salido, y después de tres
vueltas, me quité la sudadera, atándola alrededor de mi cintura.

Demi se acercaba a todos los bancos del parque y se dejaba caer,
aspirando aire.

—Esos deben haber sido unos cinco kilómetros —dijo.

Examiné el camino. Claro… más o menos cuatro kilómetros.

—Tal vez deberíamos observar las ventanas de Kevin —sugirió Demi —.

Es domingo. Él podría estar durmiendo demasiado y necesitar

de un

amistoso llamado de atención.

—Kevin vive en el tercer piso. A menos que tengas una escalera de
doce metros escondida en el maletero del Neón, escalar hacia la ventana no
es una opción.

—Podríamos intentar algo más directo. Como llamar a su puerta.

Justo en ese momento, un Plymouth Barracuda naranja, de alrededor
de los años 1970, apareció en el estacionamiento. Se detuvo bajo la cochera
y Kevin salió de él. Como la mayoría de los hombres nephilim, Kevin tenía el
cuerpo de una persona aparentemente bien informada acerca de una sala
de pesas. También es inusualmente alto, llegando casi a los dos metros.
Mantenía su cabello corto tanto como el de un recluso, y era guapo de una
manera dura. Llevaba pantalones cortos de baloncesto y una camiseta con
las mangas rasgadas.

Demi se abanicó.

—Vaya.

Levanté la mano en el aire, con la intención de llamar a Kevin y
obtener su atención, cuando la puerta de pasajeros del Barracuda se abrió
y Dante apareció en escena.

—Mira eso —dijo Demi —. Es Dante. Haz la cuenta. Dos de ellos, y dos
de nosotras. Sabía que me gustaría correr.

—Estoy sintiendo la repentina urgencia de seguir corriendo —
murmuré. Y no me detendría hasta que hubiera puesto mucho terreno
entre Dante y yo. No estaba de humor para continuar con la conversación
de anoche. Del mismo modo, no estaba de humor para que Demi hiciera de
casamentera. Algo que se le daba extremadamente bien.

—Demasiado tarde. Estamos atrapadas. —Demi azotó el brazo por
encima de su cabeza como la hélice de un helicóptero.

Efectivamente, Kevin y Dante se apoyaron contra el Barracuda,
agitando las manos y sonriendo hacia nosotras.

—¿Me estás acechando, Grey? —gritó Kevin .

—Es todo tuyo —le dije a Demi —. Yo voy a terminar de correr.

—¿Qué pasa con Dante? Se sentirá como el tercero en discordia —
dijo.

—Va a ser bueno para él, confía en mí.

—¿Dónde está el fuego, Grey? —me llamó Kevin , y para mi
consternación, él y Dante empezaron a caminar hacia donde nos
encontrábamos.

—Estoy entrenando —disparé de nuevo—. Estoy pensando en... tratar
de entrar en la maratón.

—La maratón no se inicia hasta la primavera —me recordó Demi .

Lo dejé todo.

—Oh, oh, mi frecuencia cardíaca está cayendo —le grité a Kevin . Y sin
decir más nada, me eché a correr en la dirección opuesta.

Oí a Kevin en el camino detrás de mí. Un minuto más tarde, enganchó
la correa de mi camiseta, tirando de ella juguetonamente.

—¿Quieres decirme qué está pasando?

Me volví hacia él.

—¿Qué te parece?

—Parece que tú y Demi vinieron a verme bajo el pretexto de correr.

Le di a su hombro una palmadita de felicitación.

—Buen trabajo, as.

—Entonces, ¿por qué estás huyendo? Y, ¿por qué Demi huele como a
una fábrica de perfumes?

Me quedé callada, dejando que lo entendiera.

—Ah —dijo al fin.

Extendí mis manos.

—Mi trabajo aquí está hecho.

—No te lo tomes a mal, pero no estoy seguro de encontrarme listo
para pasar el rato con Demi todo el día. Ella es bastante... intensa.

Antes de que pudiera darle el consejo sabio de “Finge hasta que lo
logres”, Dante se detuvo a mi lado.

—¿Puedo hablar contigo? —preguntó.

—Oh, chico —dije en voz baja.

—Esa es mi señal para irme —dijo Kevin , y para mi desgracia, se alejó
al trote, dejándome a solas con Dante.

—¿Puedes correr y hablar al mismo tiempo? —le pregunté a Dante,
pensando que preferiría no tener que mirarlo a los ojos mientras él
continuaba con sus pensamientos sobre nuestra improvisada relación.
Además, eso decía mucho acerca de cuán interesada estaba en esa
conversación.

A modo de respuesta, Dante tomó su lugar, corriendo a mi lado.
—Me alegro de verte saliendo a correr —dijo.

—¿Y eso por qué? —jadeé, empujando algunos mechones sueltos
fuera de mi cara empapada de sudor—. ¿Te encanta verme hecha un
completo desastre?

—Eso, y que es un buen entrenamiento para lo que tengo para ti.

—¿Tienes algo para mí? ¿Por qué tengo la sensación de que no quiero
seguir escuchando?

—Puede que seas nephilim ahora, (_Tn), pero estás en desventaja. A
diferencia de los nephilim concebidos naturalmente, tú no tienes una
altura extrema, y no eres tan físicamente fuerte.

—Soy mucho más fuerte de lo que crees —argumenté.

—Más fuerte que tú. Pero no tan fuerte como una nephil hembra.
Tienes el mismo cuerpo que cuando eras humana, y aunque era adecuado
en ese entonces, no es suficiente para competir ahora. Eres demasiado
delgada. En comparación a mí, eres abismalmente corta. Y tu tono
muscular es patético.

—Ahora eso es un elogio.

—Podría decirte lo que creo que quieres oír, en lugar de lo que
necesitas oír, pero ¿realmente sería tu amigo, entonces?

—¿Por qué piensas que necesitas decirme todo esto?

—No estás preparada para luchar. No tendrías oportunidad alguna
contra un ángel caído. Es tan simple como eso.

—Estoy confundida. ¿Por qué tengo que luchar? Pensé que había
dejado claro en repetidas ocasiones anoche, que no va a haber una guerra.
Estoy liderando a los nephilim hacia la paz. —Y manteniendo los
arcángeles lejos de mi espalda. Joe y yo habíamos decidido
inequívocamente que los nephilim enfurecidos eran un enemigo mejor que
todos los poderosos arcángeles. Era evidente que Dante quería ir a la
batalla, pero no estábamos de acuerdo nosotros. Y como líder del ejército
nephilim, en última instancia, la decisión era mía. Me sentí como si Dante
me estuviera socavando, y no me gusta nada.
Se detuvo, tomándome por la muñeca para poder mirar directamente
hacia mí.

—No puedes controlar todo lo que sucederá de aquí en adelante —
dijo en voz baja, y un escalofrío de aprensión se deslizó a través de mí
como si me hubiera tragado un cubo de hielo—. Sé que piensas que lo
tengo, pero le prometí a Hank que cuidaría de ti. Te diré una cosa. Si estalla
la guerra, o incluso un motín, no lo vas a lograr. No en tu estado actual. Si
algo te sucede y eres incapaz de dirigir el ejército, entonces habrás roto tu
juramento, y sabes lo que eso significa.

Oh, yo sabía lo que significaba, desde luego. Saltar en mi propia
tumba. Y arrastrar a mi madre detrás de mí.

—Quiero enseñarte las habilidades suficientes para sobrevivir, como
medida de precaución —dijo Dante—. Eso es todo lo que estoy sugiriendo.

Tragué saliva.

—¿Crees que si me entreno contigo, puedo llegar al punto donde voy
a ser lo suficientemente fuerte como para manejarme yo misma?

Contra ángeles caídos, claro. Pero, ¿qué pasaba con los arcángeles?
Les había prometido poner fin a la rebelión. Entrenar para la batalla no
estaba en consonancia con ese objetivo.

—Creo que vale la pena intentarlo.

La idea de la guerra convirtió a mi estómago en un conjunto de
nudos, pero no quería mostrar miedo frente a Dante. Él ya pensaba que no
podía manejar.

—Entonces, ¿qué eres? ¿Mi pseudo-novio o mi entrenador personal?

Su boca se torció.

—Ambos.
________________________________________________________________________________________________________
continuara...

gracias x sus comentarios mis amores nos estaremos leyendo el lunes okis de seguro y hago maraton :)
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por DanieladeJonas Jue 23 Mayo 2013, 8:42 pm

awww Joe celoso jojojo lo ame
hahaha Demi va a modelar o a correr?
tiene razon la rayis eso ya era acoso
y Kevin ya se dio cuenta... le dijo intensa hahaa
Dante es tan mmmm sexy? misterioso?
no se pero me encanta,
su entrenador... eso se pondra bueno haha
siguela pronto porfis!!!
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por chelis Jue 23 Mayo 2013, 10:36 pm

Yo creo que por algo joe esta celoso!!!!!!...... Y amo a demi!!!!.... Es jajajajajajajajajajaja..... Divertida.... ________ nunca se aburre con ella y kev...... Aaaaaaaaaahhhh jajajajaja...... Que no cambie!!!!!!!.... Pero no me dio mucho de dante!!!!!!.........
chelis
chelis


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Mensaje por Augustinesg Jue 30 Mayo 2013, 5:00 pm

Por Dios, pseudonovio y entrenador -.-... Esto ya da miedo haah
De todas maneras amo la novela *-*
Ay!! Me encanta cuando aparece Joseph. <3
Nos vemos el lunes entonces ! Cuidate. Y gracias!!!!!
Augustinesg
Augustinesg


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Mensaje por andreita Vie 31 Mayo 2013, 12:11 pm

wqaaaaawaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

no puedo rcreer que ya empezo la nueva temporada!! estoy waaaaaa suepr emocionada

siguela
andreita
andreita


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Mensaje por chelis Vie 31 Mayo 2013, 12:23 pm

Otroooooo
chelis
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Mensaje por ElitzJb Dom 02 Jun 2013, 2:48 pm

como están mis lectoras, espero q super...
no pase antes xq estaba algo ocupada y este
fin de semana fue playero y x ende no coloque capítulos.
espero q les guste el mini maratón q les colocare a continuación vale.
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por Augustinesg Dom 02 Jun 2013, 3:03 pm

Ay!!! Sí!! :D Gracias!!
Augustinesg
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Mensaje por DanieladeJonas Dom 02 Jun 2013, 10:03 pm

siiii maraton!!!!!!!!!
:corre:
DanieladeJonas
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Mensaje por ElitzJb Lun 03 Jun 2013, 8:18 am

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IV Temporada

Maraton 1/3


Capitulo 3

Cuando Demi me dejó luego de correr, había dos llamadas perdidas en
mi celular. La primera era Marcie Millar, mi a veces archienemiga y,
como estaba predestinado, mi media hermana por sangre pero no
por amor.

Había pasado los últimos 17 años sin tener conocimiento alguno de
que la chica que robaba mi leche chocolatada en primaria y pegaba toallitas
femeninas a mi casillero en la secundaria compartía mi ADN. Marcie había
descubierto la verdad primero, y me la había lanzado a la cara. Teníamos
un acuerdo tácito de no discutir nuestra relación públicamente, y en su
mayor parte, el saberlo no nos había cambiado nada. Marcie todavía era
una mimada cabeza de aire anoréxica, y yo todavía pasaba una gran parte
de mis horas diurnas cuidándome la espalda, preguntándome cual sería la
siguiente estratagema de humillación que me lanzaría.

Marcie no me había dejado un mensaje de voz, y yo no podía
adivinar que quería de mí, así que me desplacé a la siguiente llamada
perdida. Número desconocido. El mensaje de voz consistía en una
respiración controlada, grave y masculina, pero no había verdaderas
palabras. Tal vez Dante, tal vez Joe . Tal vez Pepper Friberg. Mi número
personal estaba en la guía, y con un poquito de espíritu investigativo,
Pepper podía haberlo rastreado. No eran los pensamientos más
tranquilizadores.

Saqué mi alcancía de debajo de la cama, removí el tapón de goma y
tomé a sacudidas setenta y cinco dólares. Dante estaba esperándome, al día
siguiente a las cinco de la mañana, para correr a la velocidad de los vientos
y levantar pesas. Luego de que le diera un vistazo lleno de disgusto a mis
tenis, había remarcado: —Esas no duraran más, ni siquiera un día de
entrenamiento. —Así que aquí estaba yo, usando mis ahorros para unas
zapatillas deportivas.

No pensaba que la amenaza de guerra fuera tan seria como Dante lo
hacía sonar, especialmente ya que Joe y yo teníamos planes secretos de
detener a los nephilim de su predicha revuelta, pero lo que él había dicho
acerca de mi tamaño, velocidad y agilidad había dado en el blanco. Era más
pequeña que cualquier otro nephil que conociera. A diferencia de ellos, yo
había nacido en un cuerpo humano, peso medio, musculatura media,
normal en cada uno de los aspectos, y me había tomado una transfusión de
sangre y hacer el juramento de transformación para convertirme en nephil.
Era uno de ellos en teoría pero no en práctica. No quería que discrepar
hiciera que me pintaran un blanco en la espalda, pero una pequeña voz en
mi cabeza susurró que podría pasar.

Y tenía que hacer todo lo que fuera necesario para mantenerme en el
poder.

—¿Por qué tenemos que comenzar tan temprano? —Ese debería
haber sido mi primer cuestionamiento hacia Dante, pero suponía que ya
sabía la respuesta. Los humanos más rápidos del mundo aparentarían
haber salido para un trote tranquilo si corrieran en carrera al lado de un

nephilim. Al máximo de velocidad, sospechaba

que un nephilim en su

mejor época podía correr cuesta arriba a ochenta kilómetros por hora. Si
alguien nos viera a Dante y a mí usando esa velocidad en el camino para
correr de la escuela, llamaría mucha atención indeseada. Pero en las horas
antes del amanecer del lunes en la mañana la mayoría de los humanos
estaban profundamente dormidos, dándonos a Dante y a mí la oportunidad
perfecta de tener un entrenamiento libre de preocupaciones.

Guardé el dinero en mi bolsillo y me dirigí escaleras abajo.

—¡Estaré de vuelta en unas horas! —grité hacia mi madre.

—El guisado estará listo a las seis, así que no llegues tarde —
respondió ella desde la cocina.

Veinte minutos después estaba pasando por las puertas de El
casillero de Pete e iba al departamento de zapatos. Me probé algunos pares
de zapatillas deportivas, quedándome con un par del espacio de
liquidación. Dante podía tener mi mañana de lunes, un día fuera de la
escuela, ya que había una jornada de todo el día en todo el distrito para los
profesores, pero no iba a darle la totalidad de mis ahorros, tampoco.

Pagué por mis zapatos y comprobé la hora en mi celular. Ni siquiera
eran las cuatro todavía. Por precaución, Joe y yo habíamos acordado en
mantener las llamadas en público a un mínimo, pero una mirada rápida a
ambos lados por la vereda afuera confirmó que no había nadie. Saqué de
mi bolso de mano el celular imposible de rastrear que Joe me había dado
y marque su número.

—Tengo un par de horas libres —le dije, caminando hacia mi auto,
que estaba estacionado en la próxima calle—. Hay una muy privada y muy
solitaria granja en el Parque Lookout Hill detrás del carrusel. Podría estar
allí en quince minutos.

Escuché la sonrisa en su voz.

—Me necesitas desesperadamente.

—Necesito un impulso de endorfinas.

—¿Y besarse en una granja abandonada conmigo te lo dará?

—No, probablemente me pondrá en coma de endorfinas pero estoy
más que feliz de probar la teoría. Estoy saliendo de El casillero de Pete
ahora mismo. Si los semáforos están a mi favor, hasta podría estar allí en
diez...

No pude terminar. Una bolsa de tela cayó sobre mi cabeza y fui
agarrada en un abrazo de oso desde atrás. Por mi sorpresa, dejé caer mi
celular. Grité y traté de sacar mis brazos, pero las manos que me
empujaban hacia adelante hacia la calle eran demasiado fuertes. Escuché
un vehículo grande haciendo ruido calle abajo, luego parar de golpe cerca
de mí.

Una puerta se abrió y fui empujada dentro.

El aire dentro de la van tenía un olor fuerte a transpiración mezclado
con desodorante de limón. La calefacción estaba puesta demasiado alto,
saliendo de rejillas de ventilación en el frente, haciéndome sudar. Tal vez
esa era la intención.

—¿Qué está pasando? ¿Qué quieres? —demandé con enojo. El peso
real de lo que estaba pasando todavía no me había golpeado, dejándome
más indignada que atemorizada. No recibí ninguna respuesta, pero escuché
la rítmica respiración de individuos cercanos. Estos dos, además del
conductor, daban como resultado tres de ellos. Contra uno, o sea yo.

Mis brazos habían sido retorcidos detrás de mi espalda, atrapados
juntos por lo que parecía la cadena de un remolque. Mis tobillos estaban
asegurados por una cadena gruesa similar. Estaba tirada sobre mi
estómago, con la bolsa todavía en mi cabeza y mi nariz empujada contra el
amplio suelo de la furgoneta. Traté de mecerme hacia un lado pero sentí
como si la unión de mi hombro fuera a salirse de lugar. Grité
frustradamente y recibí una veloz patada en el muslo.

—Quédate quieta —gruño una voz masculina.

Condujimos por un largo tiempo. Cuarenta y cinco minutos, tal vez.
Mi cabeza saltaba en demasiadas direcciones como para recordarlas
adecuadamente. ¿Podría escapar? ¿Cómo? ¿Sobrepasándolos? No.
¿Venciéndolos con ingenio? Tal vez. Y luego estaba Joe . Él sabría que
había sido capturada. Rastrearía mi celular hasta la calle fuera de Pete's
Locker Room pero, ¿cómo podría él saber a dónde ir desde allí?

Al principio la furgoneta se detuvo repetidamente por semáforos,
pero eventualmente la ruta se vació de coches. La furgoneta escaló más
arriba, yendo para aquí y para allá en caminos en zigzag, lo que me hacía
creer que estábamos dirigiéndonos a zonas lejanas y montañosas bien lejos
de la ciudad. El sudor bajaba por mi camiseta, y parecía incapaz de forzar
toda una inspiración profunda en mi cuerpo. Cada inhalación venía
superficial, por el pánico apretando mi pecho.

Las llantas rozaban contra el asfalto, rodando tranquilamente cuesta
arriba, hasta que lo último del motor murió. Mis captores desencadenaron
mis pies, me arrastraron hacia afuera a través de la puerta y arrancaron la
bolsa de mi cabeza.

Estaba en lo correcto; había tres de ellos. Dos hombres, una mujer.
Me habían traído a una cabaña de troncos, y reencadenaron mis brazos a
un poste decorativo de madera que corría desde la planta baja hasta las
vigas en el techo. No había luces, pero eso podría haber sido más bien
porque habían apagado el interruptor. Los muebles eran escasos, y estaban
cubiertos por sábanas blancas. El aire no podía ser más que uno o dos
grados más cálido que el exterior, diciéndome que el fuego no estaba
encendido. Quien quiera que fuera el dueño de la cabaña, la había cerrado
por el invierno.

—No te molestes en gritar —me dijo el más grande de ellos—. No hay
otro cuerpo caliente alrededor en kilómetros.

Se escondía debajo de un sombrero de vaquero y unas lentes de sol,
pero notaba su precaución, que era innecesaria; estaba segura de que no lo
había visto nunca antes. Mi agudizado sexto sentido los identificaba a los
tres como nephilim. Pero lo que ellos querían de mí… no tenía idea.

Me retorcí contra las cadenas, pero además de hacer un débil sonido
de roce, no se movieron.

—Si fueras un nephil verdadero, serías capaz de liberarte de esas
cadenas —gruñó el nephil con el sombrero vaquero. Parecía ser el portavoz
de los otros dos, quienes estaban al fondo, limitando su comunicación
conmigo a darme miradas de disgusto.

—¿Qué quieren? —repetí glacialmente.

La boca de Cowboy Hat8 se curvó en una expresión desdeñosa.

—Quiero saber cómo una pequeña princesa como tú piensa que
puede dirigir una Revolución nephilim.

Sostuve su mirada llena de odio, deseando poder lanzarle la verdad a
la cara. No iba a haber una revolución. Una vez que Jeshván comenzara en
menos de dos días, él y sus amigos serian poseídos por ángeles caídos. A
Hank Millar le había tocado la parte fácil: llenar sus cabezas con
pensamientos de rebelión y libertad. Ahora me tocaba a mí realizar el
verdadero milagro.

Y no iba a hacerlo.

—Te he observado —dijo Cowboy Hat, caminando de un lado a otro
frente a mí—. He estado investigando y descubrí que estás saliendo con
Joe Cipriano, el ángel caído. ¿Cómo esta funcionando esa relación para
ti?
.

Tragué discretamente.

—No sé con quién has estado hablando. —Sabía el peligro que
enfrentaría si mi relación con Joe fuera descubierta. Había sido
cuidadosa, pero estaba comenzando a pensar que quizás no había sido lo
suficientemente cuidadosa—. Pero terminé las cosas con Joe —mentí—.
Lo que sea que hayamos tenido en el pasado. Sé dónde están mis lealtades.
Tan pronto como me convertí en nephil. —Él empujó su cara contra la mía.

—¡No eres nephilim!

Sus ojos se sacudían por mí con contemplación.

—Mírate. Eres patética. No puedes tener el derecho de llamarte a ti
misma nephilim. Cuando te veo, veo a un humano. Veo una débil y llorona
niña con derechos.

—Estás enojado porque no soy físicamente tan poderosa como tú —
le dije calmadamente.

—¡Quién habló de fuerza! No tienes orgullo. No hay ningún sentido
de lealtad en tu interior. Respetaba a la Mano Negra como un líder porque
se ganó mi respeto. Emprendió acciones. Te nombró su sucesor, pero eso
no significa nada para mí. ¿Quieres mi respeto? Haz que te lo dé. —
Chasqueó los dedos salvajemente frente a mi cara—. Gánatelo, princesa.

¿Ganarme su respeto? ¿Para poder ser como Hank? Hank era un
tramposo y un mentiroso. Había prometido a su pueblo lo imposible con
palabras suaves y adulaciones. Había usado y engañado a mi madre y me
había convertido en un peón en su agenda. Mientras más pensaba la
posición en la que me había puesto, dejándome para que continuara su
demente ideología, más enojada me volvía.

Encontré la mirada de Cowboy Hat fríamente… luego doblé mi pie
hacia arriba con toda la fuerza que tenía y lo planté directamente en su
pecho. Él se deslizó hacia atrás contra la pared y se desplomó en el suelo.

Los otros dos avanzaron hacia adelante, pero mi enojo había
comenzado un fuego dentro de mí. Un poder desconocido y violento me
llenó, y luché contra las cadenas, escuchando el metal crujir mientras los
eslabones se rompían. Las cadenas cayeron al suelo y no perdí un minuto
antes de azotar con mis puños. Golpeé al nephil que estaba más cerca en
las costillas y le di a la mujer una patada de un lado a otro. Mi pie hizo
colisión contra su muslo, y fui sorprendida por la sólida masa de músculo
que encontré allí. Nunca antes en mi vida había conocido a una mujer con
tanta fuerza y durabilidad.

Dante tenía razón; no sabía cómo luchar. Un segundo demasiado
tarde, me di cuenta de que debería haber seguido atacando sin piedad
mientras estaban en el suelo. Pero estaba demasiado sorprendida por lo
que había hecho para hacer más que encorvarme en una posición
defensiva, esperando ver cuál iba a ser su respuesta.

Cowboy Hat cargó contra mí, empujando hacia atrás en el poste. El
impacto sacó todo el aire de mis pulmones y me doblé, tratando pero
fallando al tomar oxígeno.

—No he terminado contigo, princesa. Esta era tu advertencia. Si
descubro que todavía estas saliendo con ángeles caídos, no va a ser bueno
lo que pasará. —Él le dio unas palmaditas a mi mejilla—. Usa este tiempo
para considerar tus lealtades. La próxima vez que nos encontremos, por tu
propio bien, espero que hayan cambiado.

Les hizo una señal a los demás con un giro de su barbilla y todos
salieron por la puerta.

Engullí aire, tomando unos minutos para recuperarme, y me
tambaleé hasta la puerta. Ya se habían ido. El polvo del camino se cernía a
través del aire, y el anochecer se asomaba a través del cielo, una pizca de
estrellas brillaba en el cielo como pequeños fragmentos de vidrio roto.
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por ElitzJb Lun 03 Jun 2013, 8:23 am

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 39 Finale6palegoldenrod

IV Temporada

Maraton 2/3


Capitulo 4


Salí al pequeño portal de la cabaña, preguntándome como llegaría a
casa, cuando el sonido de un motor resonó por el camino de grava.
Me preparé para el regreso de Cowboy Hat y sus amigos, pero fue

una motocicleta Harley Sportster la que apareció a toda velocidad,
llevando un solo conductor.

Joe .

Él apagó la moto y se acercó hacia mí en tres zancadas rápidas.

—¿Estás herida? —me preguntó, tomando mi rostro entre sus manos
y examinándome en busca de algún signo de lesión. Una mezcla de alivio,
preocupación e ira centellaba en sus ojos—. ¿Dónde están? —preguntó, su
tono se hizo tan fuerte como nunca lo había escuchado.

—Eran tres, todos nephilim —dije, mi voz aun sonaba temblorosa
por el miedo y el latigazo cuando me quedé sin respiración—. Se fueron
hace cinco minutos. ¿Cómo me encontraste?

—Activé tu rastreador.

—¿Me pusiste un rastreador?

—Cosido dentro del bolsillo de tu chaqueta vaquera. El Jeshván
comienza con la luna nueva del martes, y eres una nephil sin juramento.
También eres la hija de la Mano Negra. Tienes una recompensa sobre tu
cabeza, lo que te hace muy atractiva para casi cada ángel caído que anda
por ahí. No has jurando lealtad, Ángel, fin de la historia. Si eso significa
que tengo que reducir tu privacidad, lidia con eso.
—¿Lidia con eso? ¿Disculpa? —No estaba segura si debería abrazarlo
o empujarlo.

Joe ignoró mi indignación.

—Dime todo lo que puedas de ellos, descripciones físicas, marca y
modelo del coche, cualquier cosa que me ayude a rastrearlos. —Sus ojos
ardían con venganza—. Y a hacerlos pagar.

—¿También pusiste un rastreador en mi teléfono? —Quería saber,
aún no aceptaba la idea de que Joe había invadido mi privacidad sin
decírmelo.

No dudó.

—Sí.

—En otras palabras, no tengo secretos.

Su expresión se suavizó y parecía como si, de no ser por el estado de
ánimo tan tenso, él había considerado sonreír.

—Aún hay algunas cosas que has logrado mantener en secreto,
Ángel.

Está bien, caí directamente en la trampa.

Dije: —El cabecilla se escondió detrás de unos lentes para el sol y un
sombrero de vaquero, pero estoy segura que nunca lo había visto antes.
Los otros dos, un hombre y una mujer, usaban ropa indescriptible.

—¿Auto?

—Tenía una bolsa sobre mi cabeza, pero estoy segura de que era una
furgoneta. Dos de ellos se sentaron atrás conmigo, y la puerta sonaba como
que se abría deslizándose hacia un lado cuando me forzaron a salir.

—¿Alguna otra cosa que resaltar?

Le dije a Joe que el cabecilla me había amenazado con descubrir
nuestra relación secreta.

Joe dijo: —Si una palabra sobre nosotros sale a la luz, las cosas se
pueden poner feas muy rápido. —Sus cejas se juntaron, y sus ojos se
oscurecieron con incertidumbre—. ¿Estás segura que quieres seguir
tratando de mantener nuestra relación fuera del radar? No quiero perderte,
pero prefiero hacerlo bajo nuestros términos y no los de ellos.

Deslicé mi mano en la suya, notando lo fría que se sentía su piel. Él
se había calmando, también, como si esperara lo peor.

—Estoy en esto contigo, o estoy fuera —le dije, y fui sincera en cada
palabra. Había perdido a Joe una vez, y no era por ser melodramática,
pero la muerte era preferible. Joe estaba en mi vida por una razón. Lo
necesitaba. Éramos dos mitades de un todo.

Joe me acercó a él, agarrándome con cierta ferocidad posesiva.

—Sé que no te va a gustar, pero es posible que debamos pensar
sobre escenificar una pelea en público para mandar un mensaje claro de
que nuestra relación se acabó. Si esos chicos están siendo serios acerca de
sacar a la luz los secretos, no podemos controlar lo que encuentren. Esto
está comenzando a sentirse como una cacería de brujas, y debemos hacer
el primer movimiento.

—¿Escenificar una pelea? —me hice eco, el terror se filtraba en mi
interior como un frío invierno.

—Sabríamos la verdad —murmuró Joe en mi oído, pasando sus
manos rápidamente por mis brazos para calentarlos—. No te voy a perder.

—¿Quién más sabría la verdad? ¿Demi ? ¿Mi mamá?

—Entre menos sepan ellas, más seguras estarán.

Dejé salir un suspiro conflictivo.

—Mentirle a Demi realmente me está cansando. No creo poder hacerlo
más. Me siento culpable cada vez que estoy cerca de ella. Quiero confesarlo
todo. Especialmente algo tan importante como lo nuestro.

—Es tu decisión —dijo Joe gentilmente—. Pero no la herirán si
piensan que ella no tiene nada que decir.

Sabía que él estaba en lo correcto. Lo que no me daba opción en el
asunto, ¿o sí? ¿Quién era yo para poner a mi mejor amiga en peligro por el
bien de apaciguar mi conciencia?

—Probablemente no seremos capaces de engañar a Dante, trabajas
muy estrechamente con él —dijo Joe —. E incluso podría funcionar mejor
si lo sabe. Puede respaldar tu historia cuando hable con los nephilim que
tienen influencia. —Se quitó la chamarra de cuero y la deslizó por mis
hombros—. Vamos a llevarte a casa.

—¿Podemos hacer una parada rápida en El casillero de Pete primero?
Necesito tomar mi celular, y el buscapersonas que me diste. Tiré uno
durante el ataque, y el otro lo dejé en mi bolsa. Si tenemos suerte, mis
zapatos nuevos aún estarán en la acera también.

Joe besó mi frente.

—Ambos teléfonos necesitaban ponerse fuera de servicio. Dejaron
tus posesiones y si asumimos lo peor, tus secuestradores nephilim
pusieron su propio rastreador o micrófono en ellos. Lo mejor es conseguir
teléfonos nuevos.

Una cosa era segura. Si no hubiera sido motivada antes para entrenar
con Dante, todo habría cambiado. Necesitaba aprender a luchar, y rápido.
Entre esquivar a Pepper Friberg y asesorarme en mi nuevo rol de líder
nephilim, Joe tenía lo suficiente para preocuparse sin necesitad de entrar
a la carrera desde la barrera cada vez que yo tenía problemas. Estaba
inmensamente agradecida por su protección, pero era el momento de
aprender a cuidar de mí misma.

Estaba completamente oscuro cuando llegué a casa. Caminé a través
de la puerta, mi mamá salió de la cocina, viéndose preocupada e irritada a
la vez.

—¡(_Tn)! ¿Dónde has estado? Te llamé pero me contestaba tu correo
de voz.

Podría haber golpeado mi frente. Cena. A las seis. Me la perdí por
completo.
—Lo siento —dije—. Dejé mi teléfono en una de las tiendas. En el
momento en que me di cuenta que lo había perdido, era casi hora de la
cena, y tuve que retroceder por toda la ciudad. Nunca lo encontré, así que
no solo estoy sin celular, sino que también falté a nuestra cena. Lo siento
tanto. No tenía manera de llamar.

Odiaba estar forzada a mentirle otra vez. Lo había hecho tantas veces
que parecía que una vez más no heriría, pero lo hacía. Me hacía sentir cada
vez menos su hija y más como Hank. Mi padre biológico había sido un
mentiroso experto sin rival. Y difícilmente estaba en una posición de ser
crítica.

—¿No podías parar y encontrar una manera de llamarme? —dijo, no
parecía que hubiera creído mi historia ni por un minuto.

—No pasará otra vez. Lo prometo.

—¿Supongo que no estabas con Joe ? —No me perdí el énfasis
cínico en su nombre. Mi madre le tenía tanto afecto a Joe como a los
mapaches que a menudo causaban estragos en nuestra propiedad. No dudo
que haya fantaseado con pararse en el porche con un rifle en su hombro,
esperando a que él asomara su cara.

Inhalé, jurando que esta sería la última mentira. Si Joe y yo
realmente íbamos a escenificar la pelea, era mejor comenzar a plantar las
semillas desde ahora. Me dije a mí misma que me ocuparía de mamá y Demi ,
todo lo demás sería más fácil.

—No estaba con Joe , mamá. Terminamos.

Ella levantó sus cejas, aún sin verse convencida.

—Solo pasó, y no, no quiero hablar acerca de eso. —Comencé a ir
hacia las escaleras.

—(_Tn)…

Giré, y había lágrimas en mis ojos. Fueron inesperadas y no eran
parte de la actuación. Simplemente recordé la última vez que Joe y yo
terminamos realmente, y esa sensación parecida a un tornillo me apretó,
robándome el aliento. El recuerdo me perseguiría por siempre. Joe se
había llevado las mejores cosas con él, dejando a una chica perdida y hueca
detrás. No quería ser esa chica otra vez. Nunca.

La expresión de mi mamá se suavizó. Se unió conmigo en las
escaleras, sobó mi espalda con dulzura, y susurró en mi oído.

—Te amo. Si cambias de parecer y quieres hablar…

Asentí, después fui a mi recámara.

¡Ahí está!, me dije a mí misma, tratando fuertemente de sonar
optimista. Una menos, falta una. No estaba exactamente mintiéndole a mi
mamá y a Demi acerca del rompimiento; simplemente estaba haciendo lo
que debía hacer para mantenerlas a salvo. La honestidad era la mejor
táctica casi todo el tiempo. Pero algunas veces la seguridad gana todo,
¿cierto? Parecía un argumento válido, pero el pensamiento agrió mi
estomago.

Había otro inquietante pensamiento arañando en el fondo de mi
mente. ¿Por cuánto tiempo Joe y yo podíamos vivir una mentira... y no
dejarla convertirse en verdad?
Las cinco de la mañana del lunes llegó demasiado pronto. Golpeé mi
alarma, cortándola a medio bip. Después me di la vuelta y me dije a mí
misma: Dos minutos más. Cerré mis ojos y dejé mi mente flotar, vi un
nuevo sueño que comenzaba a formarse… y la siguiente cosa que supe fue
que tenía un puñado de ropa en la cara.

—Levántate y brilla —dijo Dante, parado a lado de mi cama en la
obscuridad.

—¿Qué haces aquí? —chillé atontada, agarrando mi cobija y tirándola
hacia arriba.

—Haciendo lo que cualquier entrenador personal haría. Sacar tu
trasero de la cama y vestirte. Si no estás en la salida en tres minutos,
volveré con un balde de agua fría.

—¿Cómo entraste?
—Dejaste tu ventana abierta. Tal vez deberías romper ese hábito. Es
difícil controlar lo que entra cuando le das al mundo un pase libre.

Se fue hacia la puerta de mi recámara mientras yo salía de la cama.

—¿Estás loco? ¡No uses el pasillo! Mi mamá podría escucharte. ¿Un
chico haciendo el paseo de la vergüenza saliendo de la puerta de mi
recámara? ¡Estaría castigada de por vida!

Él se veía divertido.

—Que conste, no estaría avergonzado. —Me quedé allí diez segundos
después de que él se fuera, preguntándome si se suponía que debía leer
entre líneas sus palabras. Claro que no. Su línea podría haberse sentido
como coqueteo, pero no lo era. Fin de la historia.

Me puse unos leggings negros y una playera elástica de micro fibra,
me hice una cola de caballo. Sin nada más, me vería bien cuando Dante me
pusiera contra el suelo.

Exactamente tres minutos más tarde. Lo encontré en la entrada. Miré
alrededor, sintiendo la ausencia de algo importante.

—¿Dónde está tu coche?

Dante me pegó ligeramente en mi hombro.

—¿Te sientes perezosa? Tch, tch. Pensé que podíamos calentar con
una vigorosa caminata de diez millas. —Él apuntó hacia el área llena de
árboles al otro lado de la calle. Cuando éramos niñas Demi y yo
explorábamos el bosque e incluso habíamos construido un fuerte un
verano, pero nunca había tomado el tiempo para preguntarme qué tan
grande era. Aparentemente, al menos diez millas—. Después de ti.

Dudé. No me sentía muy bien corriendo hacía la vida salvaje con
Dante. Él había sido uno de los hombres cercanos de Hank, razón
suficiente para no gustarme o confiar en él. En retrospectiva, nunca debí
acceder a entrenar a solas con él, especialmente si nuestro campo de
entrenamiento era remoto.

—Después de entrenar, probablemente deberíamos revisar las
críticas que tengo de varios grupos nephilim acerca de la moral,
expectativas y de ti —añadió Dante.
“Después del entrenamiento”. Eso significaba que él no intentaba
abandonarme en el fondo de un pozo abandonado en la próxima hora.
Además, ahora Dante me rendía cuentas. Me juró lealtad. Ya no era el
teniente de Hank, ahora era mío. No se atrevería a lastimarme.

Dándome el lujo de un último pensamiento feliz sobre un
maravilloso sueño, le resté importancia a la fantasía y fui hacia la línea de
árboles. Las ramas se extendían como un dosel en lo alto, dejando fuera el
pequeño rastro de luz que el cielo de la mañana habría podido ofrecer.
Fiándome en mi visión Nephilim aumentada, corrí rápido, saltando por
encima de árboles caídos, esquivando ramas bajas, y manteniendo mis ojos
en las rocas y otros escombros camuflados. La tierra era traicioneramente
desigual, y a la velocidad a la que iba una pisada errónea podría ser
desastrosa.

—¡Más rápido! —ladró Dante detrás de mí—. Corre más ligero. Te
escuchas como una estampida de rinocerontes. ¡Podría encontrarte y
atraparte con mis ojos cerrados!

Tomé sus palabras en serio, levantando mis pies al momento que
llegaban al piso, repitiendo el proceso con cada pisada, concentrándome en
hacerme menos ruidosa y no detectable. Dante me rebasó fácilmente.

—Atrápame —ordenó.

Persiguiéndolo, me maravillé de la fuerza y agilidad de mi nuevo
cuerpo nephilim. Estaba sorprendida por cuán torpe, lento y
descoordinado había sido mi cuerpo humano en comparación. Mi atletismo
no solamente había mejorado, era superior.

Crucé por debajo de ramas, salté sobre baches, y corrí alrededor de
rocas como si estuviera en un campo de obstáculos que hace muchos años
había memorizado. Y mientras me sentía corriendo lo suficientemente
rápido para despegar hacía el cielo en cualquier momento, mi paso se
retrasó detrás de Dante. Él se movía como un animal, ganando el impulso
de un predador persiguiendo su siguiente comida. Pronto le perdí el rastro
por completo.

Tragué, forzando mis oídos. Nada. Un momento después apareció de
la obscuridad.

—Eso fue patético —criticó—. De nuevo.
Pasé las siguientes dos horas persiguiéndolo y escuchando la misma
instrucción una y otra vez: De nuevo. Y de nuevo. Aún no estaba bien, de
nuevo.

Estaba a punto de dejarlo, los músculos de mis piernas temblaban
exhaustos y mis pulmones ardían en carne viva, cuando Dante regresó. Me
dio una palmada de felicitaciones en la espalda.

—Buen trabajo. Mañana nos movemos al entrenamiento de fuerza.

—¿Eh? ¿Levantando rocas? —dije cínicamente aun jadeando y
resoplando.

—Arrancando árboles.

Me quedé mirándolo.

—Derribándolos —explicó alegremente—. Ten una noche de sueño
completa, la necesitarás.

—¡Oye! —lo llamé—. ¿No estamos a kilómetros de mi casa?

—Cinco de hecho. Considéralo tu trote de enfriamiento.
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 39 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Lun 03 Jun 2013, 8:33 am

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 39 Finale7mediumslateblue

IV Temporada

Maraton 3/3.


Capitulo 5



Doce horas más tarde yo estaba rígida y adolorida por el ejercicio de
esta mañana, bordeando cautelosamente el camino hacia arriba y
abajo de las escaleras, lo cual parecía provocar a mis músculos el
mayor dolor. Pero cualquier descanso y recuperación tendría que esperar;
Demi iba a recogerme en diez minutos, y todavía no me había cambiado,
había pasado el día descansando.

Joe y yo habíamos decidido fingir nuestra pelea en público esta
noche, así que no habría ninguna duda sobre el estado de nuestra relación:
Habíamos dividido los caminos y estaban firmemente en lados opuestos en
esta guerra. También decidimos hacer nuestra escena en Devil’s Handbag,
sabiendo que era un lugar de reunión popular para los nephilim. A pesar
de que no sabíamos la identidad de los nephilim que me habían atacado, o
si iban a estar allí esta noche, Joe y yo estábamos seguros de que la
noticia de nuestra división viajaría rápido. Por último, el camarero
programado para trabajar el turno de noche, Joe había descubierto, era
un nephilim supremacista irascible. Joe me había asegurado que era vital
para nuestro plan.

Me deshice de mi sudadera y me metí en un grueso vestido de punto,
medias y botas al tobillo. Me torcí el pelo en un moño bajo, moviendo
algunas piezas sueltas para enmarcar la cara. Exhalando, me quedé
mirando mi reflejo en el espejo y sonreí. Con todo, no se veía muy mal
para una chica a punto de participar en una pelea terrible con el amor de
su vida.

Las consecuencias de la pelea de esta noche solo tienen que durar un
par de semanas, me dije. Solo hasta que este lío entero del Jeshván termine.

Además la pelea no era real. Joe había prometido que buscaríamos
formas de encontrarnos. En momentos secretos y miradas robadas. Solo
tendríamos que ser extra cuidadosos.

—¡(_Tn)! —llamó mi madre por las escaleras—. Demi está aquí.

—Deséame suerte —murmuré a mi reflejo, agarré el abrigo y la
bufanda y apagué la luz del dormitorio.

—Quiero que estés en casa a las nueve —me dijo mi mamá cuando
bajó al vestíbulo—. No hay excepciones. Es una noche de escuela.

Le di un beso en la mejilla y empujé la puerta.

Demi tenía bajadas las ventanas del Neón, y su estéreo sonaba con
música de Rihanna. Me dejé caer en el asiento del pasajero y hablé por
encima de la música.

—Me sorprende que tu madre te dejara salir en una noche de escuela.

—Ella tuvo que volar a Nebraska. Su tío Marvin murió, y están
repartiendo su herencia. La tía Henny me está cuidando. —Demi miró hacia
los lados, y su sonrisa insinuó travesuras.

—¿No estuvo tu tía Henny en rehabilitación un par de años atrás?

—Eso había sido lo mejor. Lástima que no funcionó para ella. Ella
tiene medio litro de jugo de manzana en la nevera, pero es el zumo de
manzana más fermentado que me he tomado.


—¿Y tu mamá la consideró lo suficiente responsable como para

cuidarte?

—Supongo que la perspectiva de conseguir un poco de dinero de tío
Marvin la ablandó.

Gritamos yendo por Hawthorne, cantando a todo pulmón las letras y
bailando en nuestros asientos. Yo estaba ansiosa y nerviosa, pero pensé
que la mejor manera era actuar como si no hubiera nada fuera de lo
común.

Devil’s Handbag estaba solo medianamente ocupado esta noche, una
multitud decente. Demi y yo nos deslizamos dentro de una cabina, dejando
nuestros abrigos y bolsos de mano, y ordenamos Coca-Cola a una camarera
que pasó de largo. Miré disimuladamente alrededor buscando a Joe , pero
no había aparecido. Había ensayado mis líneas demasiadas veces como
para contar, pero mis manos estaban todavía empapadas de sudor. Las
limpié en mis muslos, deseando ser una mejor actriz. Deseando que me
gustara el teatro y la atención.

—No te ves muy bien —dijo Demi .

Estaba a punto de decir en broma de que probablemente me había
mareada por su falta de delicadeza en la conducción, cuando los ojos de
Demi giraron más allá de mí y su expresión se descompuso.

—Oh diablos, no. Dime que no es Marcie Millar coqueteando con mi
hombre.

Estiré el cuello hacia el escenario. Kevin y los demás miembros de
Serpentine estaban en el escenario calentando para el espectáculo,
mientras Marcie apoyaba los codos graciosamente en el escenario,
buscando conversar con Kevin .

—¿Tu hombre? —le pregunté a Demi .

—Pronto lo será. Es lo mismo.

—Marcie coquetea con todo el mundo. Yo no me preocuparía por eso.

Demi hizo algunos ejercicios de respiración profunda que en realidad
hicieron ampliar sus fosas nasales. Marcie, como si percibiera la vibra
negativa de Demi , miró en nuestra dirección. Ella nos dio su mejor saludo de
concurso de belleza.

—Haz algo —me dijo Demi —. Aléjala de él. Ahora.

Di un salto y caminé hacia Marcie. En el camino, trabajé en una
sonrisa. En el momento en que ella llegó, yo estaba bastante segura de que
casi parecía genuina.

—Hola —le dije.

—Oh, hola, (_Tn). Le estaba diciendo a Kevin lo mucho que me gusta
la música indie. Nadie en este pueblo hace algo significante. Creo que es
genial que esté tratando de hacer algo grande.

Kevin me guiñó un ojo. Tuve que cerrar los ojos un instante para
evitar que rodaran.
—Así que… —solté, tratando de llenar el lapso en la conversación. A
la orden de Demi , vine aquí, pero, ¿ahora qué? No podía arrastrar a Marcie
lejos de Kevin . ¿Y por qué era yo la que tenía que estar aquí jugando al
árbitro? Este era el asunto de Demi , no el mío.

—¿Podemos hablar? —me preguntó Marcie, ahorrándome tener que
llegar a una táctica por mi cuenta.

—Por supuesto, tengo un minuto —le dije—. ¿Por qué no vamos a un
lugar más tranquilo?

Como si leyera mi mente, Marcie me agarró la muñeca y me impulsó
hacia la puerta trasera y en el callejón. Después de mirar a ambos lados
para asegurarse de que estábamos solas, dijo:

—¿Mi padre te dijo algo acerca de mí? —Ella bajó la voz aún más—.
Sobre ser nephilim, quiero decir. Me he estado sintiendo últimamente rara.
Cansada y con calambres. ¿Es esto una especie de extraña cosa nephilim de
la menstruación? Porque pensé que ya había pasado por eso.

¿Cómo iba a decirle a Marcie que los nephilim de raza pura, al igual
que sus padres, rara vez se apareaban con éxito, y cuando lo hacían, la
descendencia era débil y enfermiza, y que algunas de las últimas palabras
de Hank hacia mí incluyeron la verdad sombría de que Marcie, con toda
probabilidad no viviría mucho más tiempo? En pocas palabras, no pude.

—A veces me siento cansada y con calambres también —le dije—.
Creo que es normal…

—Sí, pero mi papá, ¿no dijo nada al respecto? —presionó ella—. Lo
que hay que esperar, cómo hacer frente, ese tipo de cosas.

—Creo que tu padre te amaba y quería que siguieras viviendo tu vida,
no estresándote sobre todo lo de los nephilim. Habría querido que fueras
feliz.

Marcie me miró con incredulidad.

—¿Feliz? Soy un bicho raro. Ni siquiera soy humana. Y no creas que
ni por un minuto me he olvidado de que no lo eres tampoco. Estamos en
esto juntas. —Me señaló con dedo acusador.

Oh, por Dios. Justo lo que necesitaba. Solidaridad… con Marcie
Millar.
—¿Qué es lo que realmente quieres de mí, Marcie? —le pregunté.

—Quiero asegurarme de que entiendes que si das aunque sea alguna
pista a alguien de que no soy humana, te voy a quemar. Voy a enterrarte
viva.

Se me estaba acabando la paciencia.

—En primer lugar, si quisiera anunciar al mundo que eres nephilim,
ya lo habría hecho. Y en segundo lugar, ¿quién me creería? Piensa en ello.
“Nephilim” no es un término corriente en el vocabulario de la mayoría de la
gente que conocemos.

—Bien —resopló Marcie, aparentemente satisfecha.

—¿Ya hemos terminado aquí?

—¿Y si necesito alguien con quien hablar? —insistió ella—. No es
como si pudiera volcar esto en mi psiquiatra.

—Um, ¿tu mamá? —sugerí—. Ella es una nephil, ¿recuerdas?

—Desde que mi papá desapareció, ella se negó a aceptar la verdad
sobre él. Tiene grandes momentos de negación. Está convencida de que va
a volver, de que aún la ama, de que va a anular el divorcio, y nuestras vidas
volverán a ser de color de rosa.

Problemas de negación, tal vez. Pero yo no pondría a Hank por
encima de los trucos mentales que le hizo a su ex esposa, a la que le había
alterado la memoria con un encanto tan poderoso que sus efectos
perduraban más allá de su muerte. Hank y la vanidad iban juntos como
calcetines a juego. Él no habría querido que nadie hablara mal de su
recuerdo. Y por lo que sabía, nadie en Coldwater lo había hecho. Era como
si una niebla se hubiera colocado sobre la comunidad, evitando que los
residentes humanos y nephilim por igual hicieran la gran pregunta de que
qué había sido de él. No había ni una sola historia rodando por la ciudad.
La gente, cuando hablaba de él, simplemente murmuraba: “¡Qué escándalo!
Que descanse su alma paz. ¡Pobre familia! Debo preguntar cómo puedo
ayudar…”

Marcie continuó: —Pero él no va a volver. Está muerto. No sé cómo ni
por qué ni quién lo hizo, pero no hay manera de que mi padre se quedara
fuera de juego a menos que algo haya pasado. Está muerto. Yo lo sé.
Traté de mantener mi expresión simpática, pero mis manos
empezaron a sudar de nuevo. Joe era la única persona en la Tierra que
sabía que yo había enviado a Hank a la tumba. No tenía intención de añadir
el nombre de Marcie a la lista.

—No pareces muy dolida al respecto —le dije.

—Mi papá estaba metido en algunas cosas muy malas. Se merecía lo
que le pasó.

Yo podría haberme abierto a Marcie entonces y allí, pero algo no
estaba bien. Su mirada cínica nunca se movió de mi cara, y me dio la
sensación de que ella sospechaba que yo sabía información vital acerca de
la muerte de su padre, y su indiferencia era un acto para hacerme hablar.

Yo no iba a caer en una trampa, si eso es lo que era.

—No es fácil perder a tu papá, créeme —le dije—. El dolor nunca
desaparece realmente, pero con el tiempo llega a ser soportable. Y de
alguna manera, la vida sigue adelante.

—Yo no estoy buscando una tarjeta de pésame, (_Tn).

—Está bien —le dije con un encogimiento de hombros renuente—. Si
alguna vez necesitas hablar, supongo que me puedes llamar.

—No tendré que hacerlo. Me mudaré contigo —anunció Marcie—. Voy
a llevar mis cosas después dentro de esta semana. Mi mamá me está
volviendo loca, y estamos de acuerdo en que necesito otro lugar donde
dormir por un tiempo. Tu lugar es tan bueno como cualquier otro. Bueno,
estoy muy contenta de haber tenido esta charla. Si hay una cosa que mi
padre me enseñó es que los nephilim permanecen juntos.
________________________________________________________________________________

Continuara...

chicas espero y les alla gustado el maratón
se q estan mas q ansiosas x saber mas y
mas pronto q nunk subiré cap okis
gracias x la espera y nos leemos luego
ElitzJb
ElitzJb


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