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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

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Mensaje por chelis Dom 31 Mar 2013, 8:17 pm

Aaaaaahhh ya se enteraraaaaaaaa... Que es joe?????... O todavía nooooo?????.... Como la dejas ahí porfaasa pon otro anda porfaaaaaa
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 16 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 04 Abr 2013, 4:07 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 16 56150622

Super Maraton con capitulo completos

III Temporada


Capitulo 20



Mi primer pensamiento consciente fue el de estar clavada. No.
Clavada en el interior. Encerrada en el más estrecho de los
ataúdes. Enredada en un red. Indefensa y controlada por otro
cuerpo. Un cuerpo que lucía como el mío propio, con las mismas manos, el
mismo cabello, idéntico hasta el más mínimo detalle, pero un cuerpo sobre el
que no tenía control. Un extraño cuerpo fantasma que actuaba contra mi
voluntad, arrastrándome en su corriente.

Mi segundo pensamiento fue Joe.

Joe estaba besándome. Besándome de una manera que me aterrorizaba aún
más que el cuerpo fantasma y su influencia inquebrantable sobre mí. Su boca,
en todas partes. La lluvia, cálida y dulce. El aumento de un trueno distante. Y su
cuerpo, tomando el espacio, manteniéndose cerca, irradiando calor.

Joe.

Asombrada y agitada, me aferré a ese recuerdo. Rogué por liberarme.

Di un grito ahogado, como si viniera de una larga distancia, castigada a estar
bajo el agua. Al mismo tiempo, mis ojos se abrieron.

—¿Qué pasa? —Adam preguntó, tomándome protectoramente por los hombros
mientras me desplomaba contra él.

Estábamos de regreso en su estudio de granito, las mismas velas parpadeando
a lo largo de las paredes. La familiaridad de todo eso me inundó de alivio.
Estaba aterrorizada de estar atrapada ahí. Aterrorizada por la sensación de
estar cautiva en un cuerpo que no podía controlar.

—Tu recuerdo era sobre mí —Me atraganté—. Pero no era una doble. Yo estaba
atrapada dentro de mi cuerpo, pero no podía controlarlo. No podía moverlo.
Era… espantoso.

—¿Qué viste? —preguntó, con el cuerpo lo suficientemente tenso como para
ser de piedra. Un buen empuje en la dirección equivocada y podría hacerse
añicos.

—Estábamos por encima de esto. En el cobertizo. Cuando dije tu nombre, no
dije Adam. Te llamé Joe. Y estabas… besándome. —Estaba demasiado
conmocionada para pensar en sonrojarme.

Adam alisó mi cabello lejos de mi rostro, acariciando mi mejilla.

—No hay nada equivocado —murmuró—. En ese entonces me conocías como
Joe. Ese era el nombre que tenía cuando nos conocimos. Abandoné el
nombre cuando te perdí. He sido Adam desde entonces.

Me sentí estúpida por llorar, pero no podía detenerme. Adam era Joe. Mi
antiguo novio. De pronto tuvo sentido. No era de extrañar que nadie hubiera
reconocido el nombre de Adam, lo había cambiado después de que desaparecí.

—Te devolví el beso —le dije, aún llorando suavemente—. En el recuerdo.

La tensión en su rostro se suavizó.

—¿Eso es malo?

Me pregunté si alguna vez podría decirle exactamente lo que su beso me había
hecho. Fue tan agradable que sin ayuda me ahuyentó fuera de su recuerdo.
Para evitar tener que contestarle, dije:

—Me dijiste antes que trataste de traerme aquí, a tu casa, una vez antes, pero
Hank nos detuvo. Creo que ese fue el recuerdo que vi. Pero no vi a Hank. No
recordé hasta ese punto. Rompí la conexión. No pude soportar estar dentro de
mi cuerpo pero no ser capaz de controlarlo. No estaba preparada para cuán real
se sentiría.

—La chica en el control de tu cuerpo, eras tú —me recordó—. Eras tú en el
pasado. Antes de que perdieras la memoria.

Me puse de pie de un salto, paseándome por la habitación.

—Tengo que volver. —(tn)…

—Tengo que enfrentarme a Hank. Y no puedo hacerlo aquí hasta que lo haya
enfrentado ahí —le dije, enterrando mi dedo en las cicatrices de Adam. Y tú
enfrentarte a ti mismo, pensé. Tienes que afrontar la parte de ti que sabe la
verdad.

Adam me dio una mirada deliberada.

—¿Quieres que te lleve?

—No. Esta vez iré sola todo el camino.

En el momento en que llegué de vuelta dentro de los recuerdos de Adam, sentí un
interruptor cambiando, y lo siguiente que supe, era que estaba reviviendo la
escena en retrospectiva a través de los ojos de la chica que había sido antes de
que mi memoria se dañara. Su cuerpo se apoderó del mío, y sus pensamientos
eclipsaron los míos. Respiré a través de su pánico, abriéndome a ella, a mí.

En el exterior, la lluvia hacia un silbido metálico mientras crepitaba en el
almacén. Joe y yo ambos estábamos mojados por ella, y él lamía gotas de
lluvia de mis labios. Agarré la cintura de sus pantalones, atrayéndolo más cerca.
Nuestras bocas se deslizaron sobre la otra, una cálida distracción del frío en el
aire. Acarició mi cuello cariñosamente.

—Te amo. Soy más feliz ahora de lo que recuerdo haber sido alguna vez.

Estaba a punto de responder, cuando la voz de un hombre, inexplicablemente
familiar, provino desde la parte más oscura del cobertizo.

—Qué conmovedor. Agarren al ángel.

Un puñado de jóvenes, excesivamente altos, sin duda Nefilims, salieron de las
sombras y rodearon a Joe, retorciendo sus brazos detrás de su espalda.
Apenas y tuve tiempo para asimilar lo que estaba sucediendo, cuando la voz de
Joe interrumpió mis pensamientos con tanta claridad, como si me hablara al
oído. Cuando comience a pelear, huye. Toma el Jeep. No vayas a casa. Quédate
en el Jeep y sigue conduciendo hasta que te encuentre.

El hombre que permanecía en la parte posterior del almacén, dando órdenes a
los otros, dio un paso adelante colocándose bajo un nebuloso rayo de luz que se
deslizaba entre las muchas grietas del almacén. Estaba anormalmente bien

conservado para su edad, con claros ojos azules y una despiadada sonrisa en su
boca.

—Sr. Millar —susurré.

¿Cómo podía él estar aquí? Después de todo por lo que había pasado esta
noche, un intento casi fatal en mi vida, el aprendizaje de la sórdida verdad
sobre mi herencia, y superar todo para estar con Joe, ¿ahora esto? No parecía
real.

—Permíteme presentarme adecuadamente —dijo él—. Soy la Mano Negra.
Conocí muy bien a tu padre Harrison. Me alegra que no esté aquí, en este
momento, para verte degradándote a ti misma con una de las crías del diablo.
—Negó con su cabeza hacia mí—. No eres la chica que pensé que llegarías a
ser, (tn). Fraternizar con el enemigo, haciendo una burla a tu herencia. Creo
que incluso hiciste estallar una de mis casas de refugio Nefilim anoche. Pero no
importa. Puedo perdonar eso. —Hizo una pausa significativa—. Dime, (tn).
¿Fuiste tú quien mató a mi querido amigo y socio, Chauncey Langeais?

Mi sangre se heló. Estaba atrapada entre el impulso de mentir y el conocimiento
de que no serviría de nada. Él sabía que yo había matado a Chauncey. La fría
mueca de su boca me desaprobaba en juicio. ¡Ahora! gritó Joe, cortando mis
pensamientos. ¡Corre!

Salí corriendo por la puerta del cobertizo. Pero sólo logré unos cuantos pasos
antes de que un Nefil enganchara mi codo. Igual de rápido, tiró de mi otro
brazo detrás de mi espalda. Traté de liberarme de la llave, cada movimiento era
una desesperada embestida por la puerta del cobertizo.

Las pisadas del Hank Millar cruzaron el cobertizo detrás de mí.

—Se lo debo a Chauncey.

Y el frío que había sentido por la lluvia se había desvanecido, gotas de sudor
corrían por debajo de mi camisa.

—Ambos compartíamos una visión. Una con la que intentamos ver hasta el final
—Hank continuó—. ¿Quién hubiera adivinado que de todas las personas serías
tú la que casi lo destruyera?

Una serie de rencorosas respuestas me vinieron a la mente, pero no me atreví a
decírselas a Hank. Mi única posesión era el tiempo, y necesitaba mantenerlo de
mi lado. El Nefil me giró mientras Hank sacaba una larga y delgada daga de la cintura
de sus pantalones.Toca mi espalda. La voz de Joe cortó a través del pánico resonando entre mis
orejas. Frenéticamente, lo miré de reojo.

Ve dentro de mi memoria. Toca el lugar donde mis alas se funden en mi
espalda. Asintió con la cabeza, instándome a actuar.

Es más fácil decirlo que hacerlo, pensé hacia él, a pesar de que sabía que no
podía oírme. Una distancia de casi dos metros nos separaba, y ambos
estábamos cautivos por Nefilims.

—Suéltame —le espeté al Nefil sujetando mis brazos—. Ambos sabemos que
no iré a ninguna parte. No puedo dejarlos atrás a todos.

El Nefil miró a Hank, quien confirmó mi solicitud con un ligero asentimiento.
Luego suspiró, casi aburrido.

—Lamento hacer esto, (tn). Pero la justicia debe ser impartida. Chauncey
habría hecho lo mismo por mí.

Me froté la parte interior de mis codos, con mi piel ardiendo en donde el Nefil
se había apoderado de mí.

—¿Justicia? ¿Qué hay sobre la familia? Soy tu hija por sangre. —Y nada más.

—Eres una mancha en mi herencia —contradijo él—. Una renegada. Una
humillación.

Le di la mirada más oscura que tenía dentro de mí, aunque mi estómago se
enturbió por el miedo.

—¿Estás aquí para vengar a Chauncey, o es esto un intento de salvar tu
prestigio? No pudiste manejar a tu hija saliendo con un ángel caído y que te
avergonzara frente a tu pequeño ejército de Nefilims? ¿Me estoy acercando? —
Era demasiado para no descolocarlo.

Hank frunció ligeramente el ceño.

¿Crees que podrías conseguir entrar en mi memoria antes de que él te rompa el
cuello? Joe me siseó en mi mente.

No miré a Joe, temerosa a perder mi resolución si lo hiciera. Ambos sabíamos
que escapar dentro de su memoria no iba a sacarme de aquí. No haría más que
transportar mi mente a su pasado. Y supuse que eso era lo que quería Joe,
que estuviera en algún otro lugar cuando Hank me asesinara. Joe sabía que
esto era el fin, y me estaba salvando del dolor de ser consciente de mi propia ejecución.
Una ridícula imagen de un avestruz con la cabeza en la arena llegó

claramente a mi mente. Si iba a morir en los próximos momentos, no sería antes
de decir las palabras que esperaba que persiguieran a Hank por el resto de la
eternidad.

—Supongo que fue algo bueno que escogieras mantener a Marcie como tu hija
en lugar de a mí —le dije—. Ella es linda, popular, tiene citas con los chicos
adecuados, y es demasiado tonta para cuestionar cualquier cosa que hagas.
Pero sé que es un hecho que los muertos pueden regresar. Vi a mi padre esta
noche, mi verdadero padre.

El ceño en el rostro de Hank se profundizó.

—Si él puede venir a visitarme, no hay nada que me impida visitar a Marcie, o a
tu esposa. Y no me detendré ahí. Sé que estás saliendo con mi mamá a
escondidas de nuevo. Le diré la verdad sobre ti, muerta o viva. ¿Cuántas citas
crees que puedes exprimir antes de que le haga saber que tú me asesinaste?

Eso fue todo lo que tuve tiempo de decir antes de que Joe estrellara su rodilla
en el estómago del Nefil sosteniendo su brazo derecho. El Nefil se desplomó, y
Joe osciló su puño libre en la nariz del Nefil sujetando su brazo izquierdo.
Hubo un horrible crujido, y un aullido lastimero.

Corrí hacia Joe, tirándome contra él.

—Date prisa —dijo, obligando mi mano a la parte trasera de su camisa.

Extendí mi mano a ciegas en la espalda de Joe, esperando hacer contacto con
el lugar donde sus alas se fusionaban en su piel. Sus alas estaban hechas de
materia espiritual y no podía verlas o sentirlas, pero sólo tenía sentido que
abarcaran una buena parte de su espalda y fueran difíciles de perder.

Alguien, Hank o uno de los otros Nefilim, rozó mis hombros, pero sólo me
tropecé un poco, los brazos de Joe estaban a mí alrededor, bloqueándome
contra él. Sin tiempo que perder, arrojé de nuevo mi mano por segunda vez
sobre la suave y tonificada piel de la espalda de Joe. ¿Dónde estaban sus
alas?

Él me besó en la frente toscamente y murmuró algo ininteligible. No había
tiempo para más. Una ardiente luz blanca explotó en la parte trasera de mi
mente. Al momento siguiente, estaba suspendida en un oscuro universo
salpicado con pinchazos de luz de colores. Sabía que tenía que moverme hacia
cualquiera de los millones de los pinchazos de luz, cada uno guardaba un recuerdo,
pero parecían estar a kilómetros de distancia.

Escuché gritar a Hank, y supe que eso significaba que no había cruzado por
completo. Tal vez mi mano estaba cerca de la base de las alas de Joe, pero no
lo suficientemente cerca. No podía bloquear las imágenes parpadeantes de
todas las formas horribles y dolorosas en las que Hank podría terminar con mi
vida, y me abrí camino a través de la oscuridad, determinada a ver a Joe en
sus recuerdos una vez más antes de que todo hubiera terminado.

Lágrimas nublaron mi visión. El fin. No quería que este fuera el momento,
robándome detrás de mí sin advertencia. Tenía tanto que quería decirle a Joe.
¿Sabía él lo mucho que significaba para mí? Lo que tuvimos juntos, apenas
había comenzado. Todo no se podría venir abajo ahora.

Convoqué una imagen del rostro de Joe. La imagen que elegí era de la
primera vez que nos conocimos. Su cabello era largo, rizado sobre sus orejas, y
sus ojos parecían que no se perdían nada, percibiendo los secretos y deseos de
mi alma. Recordé la expresión de asombro en su rostro cuando lo asalté en Bo’s
Arcade, alterando su juego de billar, y demandando que me ayudara a terminar
nuestra tarea de biología. Recordé su sonrisa lobuna, retándome a seguir el
juego, mientras se movía para besarme por primera vez en mi cocina…

Joe también estaba gritando. No delante de mí en sus recuerdos, sino muy
debajo de mí, en el almacén. Dos palabras se elevaron por encima de las demás,
sonando distorsionadas en mis oídos, como si hubieran viajado una gran
distancia.

Trato. Compromiso.

Fruncí el ceño, esforzándome por escuchar más. ¿Qué estaba diciendo Joe?
De pronto temí que fuese lo que fuese, no me gustaría.

¡No! Grité, necesitando que Joe se detuviera. Traté de impulsarme de nuevo
al almacén, pero estaba en el vacío, flotando inútilmente. ¡Joe! ¿Qué le estás
diciendo? Sentí un extrañó tirón en mi cuerpo, como si hubiese sido
enganchada detrás de mi espalda. El sonido de voces gritando se
arremolinaban alejándose detrás de mí, mientras me precipitaba hacia una luz
cegadora y dentro de los pasillos de la memoria de Joe.

Una vez más.



Estuve dentro del segundo recuerdo en un instante. Estaba de pie de nuevo
en el frío húmedo del almacén rodeada por Hank, sus hombres Nefilim, y Adam, y
sólo pude deducir que este segundo recuerdo había comenzado precisamente
donde el último había terminado. Sentí el familiar interruptor cambiar, pero esta
vez no estaba atrapada dentro de una versión de mí misma del pasado. Mis
pensamientos y acciones pertenecían a la yo del presente. Ahora era una doble,
un espectador invisible, observando a la versión de Adam de este momento,
mientras él recordaba.

Adam sostenía una lánguida versión de mi cuerpo. Mi cuerpo estaba flácido
excepto por mi mano, que estaba extendida en su espalda. Mis ojos estaban en
blanco y vagamente me pregunté si recordaría ambos recuerdos cuando me
retirara por completo.

—Ah, sí. Había escuchado acerca de ese truco —Hank dijo—. Es verdadero
tengo entendido. Ella está dentro de tu memoria mientras hablamos, ¿y todo
esto es por sólo tocar tus alas?

Mirando a Hank, sentí una oleada de impotencia. ¿Acababa de decir que él era
mi padre? Lo había hecho. Sentí una compulsión de golpear mis puños contra
su pecho hasta que lo negara, pero la verdad quemaba como una fiebre en mi
interior. Podía aborrecerlo todo lo que quisiera, pero no cambiaba el hecho de
que su vil sangre corría a través de mis venas. Harrison Grey pudo haberme
dado todo el amor de un padre, pero Hank Miller me había dado la vida.

—Haré un acuerdo —Adam dijo toscamente—. Algo que quieras, a cambio de la
vida de (tn).

Los labios de Hank hicieron una mueca.

—¿Qué podrías probablemente tener que quisiera?

—Estás creando un ejército de Nefilim con la esperanza de derrocar a los
ángeles caídos mientras es Jeshvan. No luzcas sorprendido. No soy el único
ángel que sabe lo que estás haciendo. Las bandas de ángeles caídos están
formando alianzas, y van a hacer que tus vasallos Nefilim lamenten el pensar
que alguna vez puedan liberarse. No va a ser un lindo Jeshvan para cualquier
Nefil que lleve la marca de lealtad de la Mano Negra. Y eso es sólo la punta del
iceberg cuando se trata de lo que tienen guardado. Nunca vas a lograr esto sin
un hombre desde adentro.

Hank hizo un gesto para despedir a sus hombres.

—Déjenme a solas con el ángel. Llévense a la chica afuera. —Estás bromeando
si crees que la voy a dejar fuera de mi vista —Adam dijo.

Hank cedió con un gruñido divertido.

—Muy bien. Mantenla contigo mientras puedas —Tan pronto como salieron los
Nefilim, Hank dijo: —Sigue hablando.

—Deja vivir a (tn), y espiaré para ti.

Las rubias cejas de Hank se elevaron.

—Vaya, vaya. Tus sentimientos por ella son más profundos de lo que pensaba.
—Su mirada examinó mi figura inconsciente—. Me atrevería a decir que ella no
vale la pena. Lamentablemente, no me importa lo que tú y tus amigos ángeles
guardianes piensen de mis planes. Estoy mucho más interesado en los ángeles
caídos, lo que están pensando, cualquier contramedida que ellos puedan
intentar. Ya no eres uno de ellos. Así que, ¿cómo planeas ser cómplice de sus
tratos?

—Déjame a mí preocuparme por eso.

Hank consideró a Adam con ojo perspicaz.

—Está bien —dijo al fin—. Estoy intrigado —Se encogió de hombros
descuidadamente—. No soy el único que puede llegar a perder. ¿Supongo que
tendrás que hacer un juramento?

—No sería de otra manera —dijo Adam fríamente.

Sacando la daga una vez más de la cintura de sus pantalones, Hank hizo un
corte a través de la palma de su mano izquierda.

—Hago mi juramento de que dejaré vivir a la chica. Si rompo mi juramento,
ruego poder morir y volver al polvo del que fui creado.

Adam aceptó la daga y luego corto su mano. Haciendo un puño, sacudió algunas
gotas de una sustancia similar a la sangre.

—Juro prodemirte de toda la información que pueda sobre lo que los ángeles
caídos estén planeando. Si rompo mi juramento, voluntariamente me encerraré
en las cadenas del infierno.

Ambos se estrecharon las manos, mezclando su sangre. En el momento en que
se separaron, sus heridas se habían curado perfectamente.

—Mantente en contacto —dijo Hank con ironía, quitando el polvo de su camisa
como si estar en el almacén de alguna manera la hubiera manchado.
Levantó su teléfono celular a su oído, y cuando atrapó a Adam observándolo, explicó—. Me
aseguro de que mi auto esté listo —Sin embargo, cuando habló por el teléfono,
sus palabras adoptaron un tonó más severo—. Envía a mis hombres. A todos
ellos. Quiero que se lleven a la chica.

Adam se quedó inmóvil. A pesar de que el sonido de pies corriendo se acercaban
al almacén, dijo

—¿Qué es esto?

—Hice un juramento de que la dejaría vivir —Hank le informó—. Sobre cuándo
la libere depende de mí, y de ti. Ella es tuya después de que me hayas dado la
información suficiente para garantizar que pueda derrocar a los ángeles caídos
durante el Jeshvan. Considéralo un seguro por (tn).

Los ojos de Adam volaron hacia la puerta del almacén, pero Hank lo interrumpió
suavemente:

—No vayas por ese camino. Eres superado en número en veinte contra uno.
Ambos odiamos ver a (tn) siendo innecesariamente herida en una pelea. Juega
a esto inteligentemente. Entrégamela.

Adam agarró la manga de Hank, atrayéndolo hacia él.

—Si te la llevas, me encargaré de que tu cadáver fertilice el suelo en el que
estamos de pie —dijo, con su voz más venenosa que jamás había oído.

Nada en la expresión de Hank dio un indicio de miedo. En todo caso, parecía
casi petulante.

—¿Mi cadáver? ¿Es esa mi señal para reír?

Hank abrió la puerta del almacén, y sus hombres Nefilim asaltaron dentro.


Al igual que un sueño, los recuerdos de Adam terminaron antes de que
comenzaran. Hubo un momento de desorientación, y luego el estudio de
granito se enfocó. La silueta de Adam estaba de pie contra la luz de las vela. La
llama le daba sólo la iluminación suficiente para darle un brillo severo a sus ojos. Un ángel oscuro, en efecto.


—Está bien —le susurré, atormentada por la sensación persistente de vértigo—.
Está bien… entonces.

Él sonrió, pero su expresión era insegura.

—¿Está bien, entonces? ¿Eso es todo?

Volví mi rostro hacia el suyo. Difícilmente podía mirarlo de la misma manera
que antes. Estaba llorando sin darme cuenta que había empezado.

—Hiciste un trato con Hank. Salvaste mi vida. ¿Por qué harías eso por mí?

—Ángel —murmuró, sosteniendo mi rostro entre sus manos—. No creo que
entiendas las distancias que recorrería si eso significa mantenerte aquí
conmigo.

Mi garganta se atragantó con emoción. No podía encontrar las palabras. Hank
Millar, un hombre que había esto silenciosamente en las sombras por años, era
revelado ahora como quien me había dado la vida, sólo para tratar de ponerle
fin, y Adam era la razón por la que estaba viva. Hank Millar. El hombre que había
estado en mi casa en numerosas ocasiones, como si perteneciera ahí. Quien
había sonreído y besado a mi mamá. Quien me había hablado con calidez y
familiaridad…

—Él me secuestró —dije, juntando todas las piezas. Lo había sospechado antes,
pero los recuerdos de Adam llenaron los espacios vacíos con una claridad
sorprendente—. Él hizo el juramento de que no me mataría, pero me mantuvo
como rehén para asegurarse que estuvieras motivado para espiar por él. Tres
meses enteros. Encadenó a todos a lo largo de tres meses. Todo para tener en
sus manos la información acerca de los ángeles caídos. Dejó que mi madre
creyera que yo estaba muerta.

Por supuesto que lo había hecho. Había demostrado no tener reparos a la hora
de ensuciarse las manos. Era un Nefil poderoso, capaz de un arsenal de trucos
mentales. Y después de deshacerse de mí en el cementerio, los usó para
mantener mis recuerdos muy, muy lejos. Después de todo, no podía liberarme y
tenerme gritando sus actos diabólicos al mundo.

—Lo odio. Las palabras no pueden expresar cuán enfadada estoy. Quiero
hacerlo pagar. Lo quiero muerto —dije con severa resolución.

—La marca en tu muñeca —dijo Adam—. No es una marca de nacimiento. La he
visto antes dos veces. En mi viejo vasallo Nefil, un hombre llamado Chauncey Langeais. Hank Millar también tiene la marca, (tn). La marca te vincula con tu


línea de sangre, como una expresión externa de un marcador genético o una
secuencia de ADN. Hank es tu padre biológico.

—Lo sé —dije, sacudiendo mi cabeza con amargura.

Entrelazó su mano con la mía, cepillando un beso en mis nudillos. Estaba
extremadamente consciente de la presión de su boca, con pequeñas hormigas
nadando bajo mi piel.

—¿Lo recuerdas?

—Lo escuché yo misma en el recuerdo, pero debo haberlo sabido ya. No estaba
sorprendida, estaba molesta. No recuerdo la primera vez que lo supe. —
Presioné un pulgar en la marca cortando en la parte interior de mi muñeca—.
Pero lo siento. Hay una desconexión entre mi mente y mi corazón, pero siento
la verdad. Las personas dicen que cuando pierden su visión, su oído se agudiza.
He perdido parte de mi memoria, pero tal vez mi intuición es más fuerte.

Ambos consideramos esto en silencio. Lo que Adam no sabía era que mi
verdadero linaje no era la única pieza de información en la que mi intuición
estaba haciendo un juicio.

—No quiero hablar sobre Hank. En este momento. Quiero hablar sobre otra
cosa que vi. O más bien, debería decir que descubrí.

Él consideró en partes iguales con curiosidad y cautela.

Tomé una profunda respiración.

—Aprendí que, o estaba loca de amor por ti, o estaba montando la mejor
actuación de mi vida.

Sus ojos permanecieron cuidadosamente en guardia, pero me pareció ver un
destello de esperanza en ellos.

—¿Hacia cuál de ellas te estás inclinando?

Sólo hay una manera de averiguarlo.

—En primer lugar, tengo que saber lo que pasó entre tú y Marcie. Este es uno
de esos momentos en los que darme la revelación completa es tu mayor interés
—le advertí—. Marcie dijo que tú fuiste su aventura de verano. Kevin me dijo
que ella desempeñó un papel en nuestra separación. La única que falta es tu
versión. Adam acarició su barbilla.


—¿Me veo como una aventura de verano?

Traté de imaginar a Adam jugando con un Frisbee en la playa o frotándose
protector solar. Traté de imaginarlo comprándole helado a Marcie en el paseo
marítimo y escuchando pacientemente su interminable charla. De cualquier
manera lo intenté, y la imagen trajo una sonrisa a mi rostro.

—Buen punto —le dije—. Así que, escúpelo.

—Marcie era una asignación. No me había convertido en renegado aún, todavía
tenía mis alas, que me convertían en un ángel guardián, tomaba órdenes de los
arcángeles, y ellos querían que mantuviera un ojo en ella. Es la hija de Hank, lo
que equivale a un peligro por asociación. La mantuve a salvo, pero no fue una
agradable experiencia. He hecho todo lo posible para dejar atrás ese recuerdo.

—¿Así que, no pasó nada?

Su boca se inclinó ligeramente.

—Casi le disparo una o dos veces, pero la emoción termina ahí.

—Perdiste la oportunidad.

Se encogió de hombros.

—Siempre hay una próxima vez. ¿Aún quieres hablar sobre Marcie?

Sostuve su firme mirada, negando con la cabeza.

—No tengo ganas de hablar —le confesé en voz baja.

Me puse de pie, tirando de él hacia mí, un poco mareada por la audacia de lo
que estaba a punto de hacer. De todas las resbaladizas emociones en mi
interior, fui capaz de captar sólo dos de ellas. Curiosidad y deseo.

Él se mantuvo perfectamente inmóvil.

—Ángel —dijo, ásperamente. Acarició con su pulgar a lo largo de mi mejilla,
pero me retiré un poco hacia atrás.

—No apresures esto. Si hay algún recuerdo de estar contigo que quede dentro
de mí, no puedo forzarlo. —Esta era una verdad a medias. La otra mitad la
guardé para mí. Había estado fantaseando secretamente con este momento
desde la primera vez que había visto a Adam. Había creado un centenar de
variaciones de esto en mi cabeza desde entonces, pero mi imaginación nunca

se había acercado a hacerme sentir de la manera en que lo hacía en este
momento. Sentí una atracción irresistible, atrayéndome más y más cerca.

No importa lo que pasó, no quería volver a olvidar lo que sentía con Adam. Quería
imprimir su tacto, su sabor, incluso de su esencia, tan sólidamente dentro de mí,
que nadie, nadie, podría llevárselos lejos.

Deslicé mis manos por su torso, memorizando ondulación de músculo. Aspiré la
misma esencia que tuve esa primera noche en el Tahoe. Cuero, especias, menta.
Tracé los planos de su rostro con mis dedos, explorando curiosamente sus
afilados, casi italianos rasgos. A lo largo de eso, Adam no se movió, soportando mi
tacto con los ojos cerrados.

—Ángel —repitió con voz tensa.

—Todavía no.

Extendí mis dedos a través de su cabello, sintiéndolo revolotear a través de
ellos. Entregué cada mínimo detalle a mi memoria. La sombra bronceada de su
piel, la línea confiada en su postura, la seductora longitud de sus pestañas. Él no
tenía líneas limpias y simetrías perfectas, y lo encontré aún más interesante por
eso. Se acabaron las evasivas, me dije al fin. Inclinándome, cerré los ojos.

Su boca se abrió bajo la mía, las rigurosas riendas de su control
estremeciéndose a través de su cuerpo. Sus brazos se envolvieron a mi
alrededor, asegurándome contra él. Me besó aún más fuerte, y la profundidad
de mi respuesta me desconcertaba. Mis piernas se sentían pesadas y
temblorosas. Me hundí en Adam, y él nos llevó hacia atrás lentamente por la pared
hasta que estuve a horcajadas en su regazo. La claridad iluminó mi interior, y el
calor de ella consumía cada esquina vacía. Un mundo oculto se abrió entre
nosotros, uno que era tan espantoso como familiar. Sabía que era real. Lo había
besado así antes. Había besado a Joe de esta manera antes. No podía
recordar el llamarlo de otra manera más que Adam, pero de alguna manera Joe
se sentía sólo… correcto. La deliciosa calidez de estar con él, llegó rugiendo
detrás, amenazándome con tragarme entera.

Me separé primero, trazando mi lengua a lo largo de mi labio inferior.

Joe hizo un bajo e interrogativo sonido.

—No ha estado mal, ¿no?

Incliné mi cabeza hacia la suya.

—La práctica hace la perfección.
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 16 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 04 Abr 2013, 4:11 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 16 18905111

Super Maraton con capitulo completos

III Temporada


Capitulo 21



Mis ojos se abrieron y la sala fue tomando forma. Las luces
estaban apagadas. El aire era fresco. La más lujosa y deliciosa
tela acariciaba mi piel. El recuerdo de la última noche regresó
a mí en un torbellino. Joe y yo habíamos hecho... Vagamente recordé a él
murmurando algo sobre estar demasiado agotado para conducir también...

Me había quedado dormida con Joe.

Hice un esfuerzo por sentarme.

—¡Mi madre va a matarme! —dije bruscamente a nadie en particular. En primer
lugar, era una noche entre semana. Por otra parte, me había saltado el toque de
queda un kilómetro y medio y nunca me molesté en llamar y explicar por qué.

Joe estaba sentado en una silla en la esquina, la barbilla apoyada en el puño.

—Ya me ocupé yo. Llamé a Demi. Accedió a responder por ti. La historia que le
dio a tu madre, es que las dos estaban en su casa viendo la versión de cinco
horas de Orgullo y prejuicio, que perdiste la noción del tiempo, que te quedaste
dormida primero, y en lugar de despertarte, la madre de Demi estuvo de acuerdo
en que te quedaras a dormir.

—¿Llamaste a Demi? ¿Y ella estuvo de acuerdo, sin hacer preguntas? —No
sonaba como Demi en absoluto. Especialmente la nueva Demi, que había
desarrollado un deseo de muerte por la raza masculina en general.

—Podría haber sido ligeramente más difícil que eso.

Su tono enigmático hizo clic en mi cerebro.

—¿La engañaste mentalmente?—Entre pedir permiso y pedir perdón, me inclino por lo segundo.


—Es mi amiga mejor. ¡No puedes engañarla manipulando su mente! —Aunque
todavía estaba enfadada con Demi por mentir acerca de Joe, ella tendría sus
razones. Y aunque yo no estaba de acuerdo con la intención de llegar al fondo
del asunto, muy pronto, significa mucho para mí. Joe se había pasado de la
raya.

—Estabas exhausta. Y parecías dormir tan tranquila en mi cama.

—Eso es porque tu cama tiene algún tipo de hechizo encima —le dije, menos
irritada de lo que pensaba—. Podría dormir aquí eternamente. ¿Sábanas de
satén? —supuse.

—Seda.

Sábanas de seda negras. ¿Quién sabía cuánto costaban? Una cosa era cierta,
tenían una calidad hipnótica me pareció muy perturbadoras.

—¿Juras que no volverás a manipular la mente de Demi de nuevo?

—Hecho —dijo con facilidad, ahora que se había salido con la suya. Pedir
perdón sonaba bastante bien.

—¿Supongo que no tienes una explicación de por qué tanto Demi como mi
madre se hayan negado a reconocer tu existencia? De hecho, las dos únicas
personas que han confesado recordarlo todo son Marcie y Kevin.

—Demi salió con Nick. Después de que Hank te secuestrara, borré la memoria
de Nick. La utilizó y le causó mucho dolor. Le causó mucho dolor a todos. A la
larga era más fácil para mí si hacía todo lo posible para que todo el mundo se
olvidara de él. La alternativa era permitir que tus amigos y familiares colocaran
todas sus esperanzas en un arresto que nunca iba a pasar. Cuando fui a limpiar
la mente de Demi, puso resistencia. Al día de hoy, está enfadada. No sabe por
qué, pero está arraigado dentro de ella. Borrar a alguien la memoria no es tan
fácil como parece. Es como tratar de recoger todos los trozos de chocolate de
una galleta. Nunca quedará perfecto. Algunos trozos se quedan atrás. Creencias
inexplicables que se sienten coherentes y familiares. Demi no puede recordar lo
que le hice, pero sabe que no debe confiar en mí. No puede recordar a Nick,
pero sabe hay un tipo por ahí que le causó su mucha pena.

Eso explica la sospecha de Demi hacia los chicos y mi aversión instantánea a
Hank. Nuestras mentes puede que hayan sido limpiadas, pero unas migas se
dejaron atrás.

—Podrías darle un respiro —sugirió Joe—. Ella regresará. La honestidad es una cosa buena,
pero también lo es la lealtad.

—Con otras palabras, perdonarla.

Él se encogió de hombros.

—Es tu decisión.

Demi me había mirado a los ojos y me había mentido sin reservas. No era una
ofensa leve. Pero la cosa era, que sabía cómo se sentía. A ella le habían
manipulado su memoria, y eso no era buena sensación. Vulnerable sin entrar en
descripciones. Demi mintió para protegerme. ¿Era yo diferente? Tampoco le
había dicho nada acerca de los ángeles caídos o los Nefilim, y había utilizado la
misma excusa. Podría seguir manteniendo una doble moral con Demi, o podría
tomar el consejo de Joe y dejarlo de lado.

—¿Y mi madre? ¿Va a responder por ella también? —le pregunté.

—Piensa que tuve algo que ver con tu secuestro. Mejor yo que Hank —dijo, con
tono helado—. Si Hank pensara que ella sabe la verdad, haría algo al respecto.

Lo estaba exponiendo ligeramente. No me extrañaría que Hank le hiciera daño
si con eso conseguía lo que quería. Razón de más para mantenerla en la
ig(tn)ncia… por el momento.

No quería sentir ni una pizca de empatía por Hank, humanizarlo de forma
alguna, pero me encontré preguntándome qué clase de hombre había sido
cuando se enamoró por primera vez de mi madre. ¿Había sido siempre malo?
O, al principio, se había preocupado por nosotros… ¿y con el tiempo había
construido su mundo entero en torno a su misión de Nefilim, y eso había tenido
prioridad?

Terminé mis especulaciones abruptamente. Hank ahora era malo, y eso era lo
que importaba. Me había secuestrado, e iba a asegurarme de que él era
responsable.

Dije:

—¿Quiere decir que la detención nunca iba a suceder porque Nick está en el
infierno ahora mismo? —Literalmente en el infierno, tal y como había sonado.

Confirmó esto con una inclinación de cabeza, pero una sombra oscureció sus
ojos. Yo supuse que a Joe no le gustaba hablar sobre el infierno. Dudaba que
a cualquier ángel caído le hiciera gracia.

—En tu memoria, vi que estás de acuerdo en espiar entre los ángeles caídos para Hank —dije.

Joe asintió con la cabeza.

—Lo que están planeando y cuándo. Me encuentro semanalmente con Hank
para compartir información.

—¿Qué pasaría si los ángeles caídos se enteran de que estás vendiendo sus
secretos a sus espaldas?

—Espero que no lo hagan.

No me confortó la actitud despreocupada.

—¿Qué te harían?

—He estado en peores situaciones y he logrado salir adelante. —Las comisuras
de su boca se inclinaron hacia arriba—. Después de todo este tiempo y todavía
no tienes fe en mí.

—¿Puedes ser serio durante dos segundos?

Él se inclinó y me besó la mano, y habló con sinceridad.

—Me echarían al infierno. Se supone que permiten que los arcángeles manejar
eso, pero no siempre funciona de esa manera.

—Explícate —dije firmemente.

Estaba encorvado hacia atrás con una cierta arrogancia perezosa.

—A los seres humanos se les prohíben matarse unos a otros, es la ley. Pero las
personas son asesinadas cada día. Mi mundo no es muy diferente. Para cada ley,
siempre hay alguien por ahí dispuesto a romperla. No voy a pretender ser
inocente. Hace tres meses yo encadené a Nick en el infierno, a pesar de que no
tenía ninguna autoridad, aparte de mi propio sentido de la justicia

—¿Tú encadenaste a Nick en el infierno?

Joe me miró con curiosidad.

—Tenía que pagar. Intentó matarte.

—Kevin me habló sobre Nick, pero no sabía quién lo encadenó en el infierno, o
cómo se hizo. Le haré saber a quién tiene que dar las gracias.

—No estoy interesado en la gratitud del mestizo. Pero puedo explicarte cómo
se hace. Cuando los arcángeles destierran a un ángel caído del cielo y arrancan sus alas,
guardan una pluma para sí mismo. La pluma se archiva

meticulosamente y se conserva. Si se presenta la ocasión en la que un ángel
caído tiene que ser encadenado en el infierno, los arcángeles recuperan su
pluma y la queman. Es un acto simbólico con los resultados inevitables. El
término "arder en el infierno" no es una simple expresión.

—¿Tenías una de las plumas de Nick?

—Antes de que él me diera la espalda, era la cosa más parecida a un hermano
que tenía. Sabía que tenía una pluma, y sabía dónde la guardaba. Lo sabía todo
sobre él. Y a causa de eso, no le di una despedida impersonal. —Aunque
sospechaba que él quería permanecer impasible, la mandíbula de Joe se
contrajo—. Lo arrastré al infierno y quemé la pluma delante de él.

Su relato de la historia me erizó todos los pelos del cuero cabelludo. Incluso
aunque Demi me traicionó tan descaradamente, no estaba tan segura que fuera
capaz de hacerle sufrir la manera que él claramente había hecho sufrir a Nick.
De repente entendí por qué Joe se había tomado el asunto tan
personalmente.

Apartando la repugnante imagen que Joe había pintado en mi mente, me
acordé de la pluma que había encontrado en el cementerio.

—¿Estas plumas están flotando alrededor, por todas partes? ¿Cualquiera puede
tropezar con una?

Joe negó con la cabeza.

—Los arcángeles guardan una pluma en el registro. Unos cuantos ángeles
caídos como Nick llegan a la Tierra con una pluma o dos intactas. Cuando eso
sucede, el ángel caído hace todo lo condenadamente posible para que su
pluma no caiga en malas manos. —La sugerencia hizo que una sonrisa elevara
las comisuras de su boca—. Y tú que pensabas que nosotros no éramos
sentimentales.

—¿Qué pasa con el resto de las plumas?

—Se deterioran rápidamente cuando caen. La caída desde el cielo no es un
paseo suave.

—¿Y qué hay de ti? ¿Hay alguna pluma secreta bajo llave?

Él arqueó una ceja.

—¿Trazando mi caída?

Le devolví la sonrisa, a pesar de la seriedad del tema
—Una chica tiene que mantener sus opciones abiertas.

—Odio decepcionarte, pero no hay ninguna pluma. Vine a la Tierra
completamente desnudo.

—Umm —dije con tanta naturalidad como pude, pero sentí que mi cara se
calentaba cada vez más con la imagen de la pequeña palabra que había
plantado en mi cerebro. Pensar en desnudos no eran los mejores pensamientos
para tener mientras estaba encerrada con el ultra-secreto Joe, en un
dormitorio ultra-chic.

—Me gustas en mi cama —dijo Joe—. Raramente me meto bajo las mantas.
Raramente duermo. Podría acostumbrarme a esta imagen.

—¿Estás ofreciéndome una residencia permanente?

—Ya puse una llave de repuesto en tu bolsillo.

Di unas palmaditas en mi bolsillo. Efectivamente, algo pequeño y duro estaba
acomodado en su interior.

—Que caritativo de tu parte.

—No me siento muy caritativo —dijo mirándome a los ojos, con un borde
profundo de seriedad en su voz—. Te extrañé, Ángel. No pasó un día sin que no
sintiera que te extrañaba en mi vida. Me obsesionaste hasta tal punto que
empecé a creer que Hank había dado marcha atrás en su juramento y te había
matado. Veía tu fantasma en todo. No podía escapar de ti y tampoco quise. Me
torturaste, pero era mejor que perderte.

—¿Por qué no me dijiste todo esa noche en el callejón con Gabe? Estabas tan
enfadado —Sacudí la cabeza, recordando cada palabra mordaz que me había
dirigido—. Creí que me odiabas.

—Después de que Hank te soltara, te espié para asegurarme de que estabas
bien, pero juré acabar mi implicación contigo por tu propia seguridad. Había
tomado mi decisión y pensé que podría lidiar con ello. Intenté convencerme a
mí mismo que ya no quedaba nada entre nosotros. Pero cuando te vi esa noche
en el callejón, mi argumento se vino abajo. Quería que me recordaras de la
misma forma en la que yo no podría dejar de pensar en ti. Pero no podías. Me
había asegurado de eso. —Su mirada cayó sobre sus manos, unidas
relajadamente entre sus rodillas—. Te debo una disculpa —dijo en voz baja—.
Hank borró tu memoria para impedirte recordar lo que te hizo, aunque estuve
de acuerdo. Le dije que borrara lo suficiente para que no te acordaras de mí tampoco.

Aparté mis ojos de Joe.

—¿Estuviste de acuerdo con qué?

—Quería devolverte tu vida. Antes de los ángeles caídos, antes del Nefilim,
antes de mí. Pensé que era la única manera que conseguirías continuar como si
nada hubiera pasado. No creo que ninguno de nosotros negará que he
complicado tu vida. He tratado de hacerlo bien, pero las cosas no han salido
siempre a mi manera. Lo estuve pensando y llegué a la difícil decisión que lo
mejor para tu recuperación y tu futuro era que me apartara de tu camino.

—Joe…

—En cuanto a Hank, me negué a mirar cómo te destruía. Me negué a mirar
cómo estropeaba cualquier oportunidad que tuvieras de felicidad haciéndote
llevar esos recuerdos. Tienes razón en que él te secuestró porque pensó que
podría utilizarte para controlarme. Te llevó al final de junio, y no te trajo de
vuelta hasta septiembre. Todos los días durante esos meses estuviste encerrada
y te dejó sola. Incluso los soldados más duros pueden romperse con un encierro
solitario, y Hank sabía que ese era mi mayor temor. Me exigió que mostrara de
buena gana la voluntad de espiar para él, a pesar de que había hecho un
juramento. Lo hizo pender sobre mí cada minuto durante de esos meses. —Los
ojos de Joe relucieron con un borde insensible—. Pagará por eso, y con mis
condiciones —dijo en voz tan baja y mortal que envió un escalofrío por mi
columna vertebral.

—Esa noche en el almacén, nos tenían rodeado —continuó—. La única cosa en
mi mente era impedirle que acabara matándote en el acto. Si hubiera estado
solo en el almacén, habría luchado. Pero no confiaba en que tú te manejaras
bien en una pelea, y lo he lamentado desde entonces. No podía soportar verle
haciéndote daño, y me cegó. Te infravaloré, todo lo que has sufrido ya ha
terminado y te ha hecho más fuerte. Hank lo sabía, y caí directamente en sus
manos.

—Puse un trato sobre la mesa. Le dije que sería su espía si te dejaba vivir. Él
aceptó, y luego llamó a sus hombres Nefilim para que te llevaran lejos. Luché
tan duro como pude, Ángel. Ellos fueron destrozados en el momento que
lograron arrastrarte lejos. Me encontré con Hank cuatro días después y le ofrecí
permitir que me arrancara mis alas si te soltaba. Era la última cosa que tenía
para negociar, y estuvo de acuerdo en entregarte, pero lo mejor que pude
obtener de él fue a finales del verano.

—Durante los siguientes tres meses, te busqué incansablemente,
pero Hank había previsto eso también. Hizo un gran esfuerzo para mantener en secreto tu


ubicación. Capturé y torturé algunos de sus hombres, pero ninguno de ellos
pudo decirme dónde estabas. Me sorprendería si Hank le hubiera dicho a más
de uno o dos hombres escogidos que asignó para asegurarse de que tus
necesidades básicas fueran satisfechas.

—Una semana antes de que Hank te soltara, envió a uno de sus mensajeros
Nefilim a buscarme. El mensajero con aire de suficiencia me informó de que
Hank tenía la intención de borrar tu memoria una vez que te dejara ir, y ¿si tenía
alguna objeción? Le borré la sonrisa de su cara. Y después lo arrastré,
sangriento y magullado, a casa de Hank.

—Estábamos esperando a Hank cuando se fue a trabajar al día siguiente. Le dije
que si quería evitar parecerse a su mensajero, borraría tu memoria lo
suficientemente atrás para que nunca tuvieras recuerdos retrospectivos. No
quería que tuvieras un solo recuerdo de mí, y no quería que te despertaras con
pesadillas de estar encerrada y completamente sola durante días y días. No
quería que gritaras en la noche sin saber por qué. Quería devolverte de nuevo la
mayor cantidad de vida que pudiera. Sabía que la única manera de mantenerte
a salvo era para mantenerte fuera de todo. Después le dije a Hank que nunca
volviera a poner los ojos en ti otra vez. Le dejé claro que si se cruzaba contigo,
le cazaría y mutilaría su cuerpo hasta dejarlo irreconocible. Y luego iba a
encontrar una manera de matarlo, sin importar el costo. Pensé que era lo
suficientemente inteligente para mantener su parte del trato hasta que me dijo
que está conectado con tu madre. El instinto me dice que no se trata de estar
enamorado. Está tramando algo, y sea lo que sea, está utilizando a tu madre, o
lo más probable a ti, para lograrlo.

Mi corazón latía aceleradamente.

—¡Esa serpiente!

Joe se rió tristemente.

—Yo habría usado una palabra más fuerte, pero esa también sirve.

¿Cómo podía Hank hacerme esas cosas? Obviamente había escogido no
quererme, pero todavía era mi padre. ¿La sangre no significaba nada? ¿Cómo
tuvo la audacia para mirarme a los ojos estos últimos días y sonreír? Me había
apartado de mi madre. Me había mantenido cautiva durante semanas, y ¿ahora
se atrevía a pasearse dentro de mi casa y actuar como si le preocupara por mi familia?


—Él tiene un final para todo esto. No sé lo que es, pero no puede ser
inofensivo. El instinto me dice que quiere poner en marcha su plan antes de
Jeshvan .

Los ojos de Joe se clavaron en los míos.

—Jeshvan empieza en menos de tres semanas.

—Sé lo que estás pensando —dije—. Que estás persiguiéndolo solo. Pero eso
no va a robarme la satisfacción de derrotarlo. Me lo merezco.

Joe enganchó su codo alrededor de mi cuello y apretó sus labios con fuerza a
mi frente.

—Yo no soñaría con ello.

—Así que, ¿ahora qué?

—Él tiene ventaja, pero planeo hacer algo esta tarde. El enemigo de tu enemigo
es tu amigo, y yo tengo un viejo amigo que podría ser útil para nosotros.

Algo sobre la manera en la que dijo ―amigo‖ implica que la persona en cuestión
era cualquier cosa menos eso.

—Su nombre es Dabria, y pienso que ya es hora de que la llame.

Joe parecía que había decidido su próximo movimiento, y por lo tanto yo
también. Salí de la cama y recogí los zapatos y jersey, que había puesto sobre la
cómoda.

—No puedo quedarme aquí. Tengo que ir a casa. No puedo dejar que Hank
utilice a mi madre de esta manera y no puedo decirle qué está pasando.

Joe dejó escapar un suspiro con preocupación.

—No puedes decirle nada. No te creerá. Él está haciendo con ella lo misma que
yo le hice a Demi. Incluso aunque no quiera confiar en él, tiene que hacerlo. Está
bajo su influencia, y por ahora, tenemos que dejarlo así. Un poco más, hasta
que pueda deducir lo que está planeando.

Mi resentimiento hervía, estallado con el pensamiento de Hank controlando y
manipulando a mi madre.

—¿No puedes ir allí y hacerle pedazos? —le pregunté—. Él merece sufrir mucho
más, pero por lo menos resolvería nuestros problemas. Y me darías un poco de satisfacción —
agregué amargamente.

—Tenemos que acabar con él para siempre. No sabemos a quién más le está
ayudando y hasta dónde se extiende su plan. Él está reuniendo un ejército de
Nefilim para ir en contra de los ángeles caídos, pero no sabe tan bien como yo
que una vez que comienza el Jeshvan, ningún ejército es lo suficientemente
fuerte como para desafiar a un juramento hecho bajo el cielo. Los ángeles
caídos arrasarán en masas y poseerán a sus hombres. Debe estar planeando
algo más. Pero ¿dónde encajas tú? —reflexionó en voz alta. De repente sus ojos
se entrecerraron—. Cualquier cosa que esté planeando, todo depende de la
información que necesita del arcángel. Pero para conseguir hablar con él,
necesita un collar de arcángel.

Las palabras de Joe parecieron darme una bofetada. Había estado tan absorta
en el resto de las revelaciones de la noche, me había olvidado por completo la
alucinación de la chica enjaulada, que ahora sabía que era un recuerdo real. Ella
no era una chica, sino un arcángel.

Joe suspiró.

—Lo siento, Ángel, me estoy adelantando a mí mismo. Déjame que te lo
explique.

Pero lo interrumpí.

—Conozco el collar. Vi el arcángel enjaulado en uno de mis recuerdos. Y estoy
bastante segura de que ella trató de explicármelo para asegurarse de que hacer
para que Hank no pueda conseguirlo, pero en ese momento yo pensé que
estaba alucinando.

Joe me observó en silencio durante un momento, luego habló:

—Ella es un arcángel, y lo suficientemente potente como para insertarse a sí
misma en tu pensamiento consciente. Claramente, sentía que era necesario
advertirte.

Asentí con la cabeza.

—Porque Hank piensa que yo tengo tu collar.

—Tú no lo tienes.

—Traté de decirle eso.

—De eso se trata —dijo Joe lentamente—. Hank piensa que planté mi collar
en ti.
—Yo creo que sí.

Joe frunció el ceño, calculando con sus ojos oscuros.

—Si te llevo a casa, ¿puedes enfrentarte a Hank y convencerlo de que no tienes
nada que ocultar? Te necesito para hacerle creer que nada ha cambiado. Esta
noche, nunca ocurrió. Nadie te echa la culpa si no estás preparada, y menos yo.
Pero primero tengo que saber que puedes manejar esto.

Mi respuesta a su pregunta vino sin vacilar. Yo podría guardar un secreto,
no importa lo difícil que fuera, cuando la gente a la que amaba estaba en juego.
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 16 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 04 Abr 2013, 4:14 pm

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Super Maraton con capitulo completos

III Temporada


Capitulo 22



Coloqué mi pesado pie en el acelerador del Volkswagen,
esperando que mi ruta no se interceptara con la de un aburrido
policía que no tenía nada mejor que hacer que darme un jalón
de orejas. Estaba de camino a casa, después de haber dejado a Joe con gran
renuencia. No había querido irme, pero el pensamiento de mi mamá sola con
Hank, un títere bajo su influencia, era insoportable. Incluso aunque sabía que no
tenía lógica, me dije a mí misma que mi presencia podría protegerla. La
alternativa era ceder a Hank e iba a morir antes de llegar hasta eso.

Después de, desho(tn)blemente, intentar y fallar en convencerme para que me
quedara hasta una hora normal, Joe me había llevado a recuperar el
Volkswagen. No sé lo que decir sobre el auto que se las arregló para
mantenerse intacto en el distrito industrial durante tantas horas. Al menos,
había esperado que el reproductor de CD hubiera sido arrancado.

En la casa, corrí por los escalones del porche y me quedé en silencio. Cuando
encendí la luz de la cocina, sofoqué un grito.

Hank Millar estaba inclinado contra el mostrador, un vaso de agua colgando
negligentemente entre sus dedos.

—Hola, (tn).

Instantáneamente, levanté un escudo, ocultando toda evidencia de mi alarma.
Estreché mis ojos, esperando que el gesto pareciera enfadado.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Él sacudió la cabeza hacia la puerta de enfrente.

—Tu madre tuvo que correr a la oficina. Alguna emergencia que Hugo le dio de
último momento.

—Son las cinco de la mañana.


—Ya conoces a Hugo.

No, pero te conozco a ti, quería decir. Estuve brevemente entretenida con la
idea de que Hank hubiera engañado a mi mamá para irse, así él podría
acorralarme sola. Pero ¿cómo podía él saber cuándo estaría yendo a casa? Aun
así, no descarté la idea.

—Pensé que sólo sería educado levantarse y comenzar mi día también —dijo
él—. ¿Qué dirían sobre mí, si me quedo en la cama mientras tu madre trabaja?

Él no se molestaba en ocultar que había dormido aquí. Por lo que yo sabía, esta
era la primera vez. Una cosa era manipular la mente de mi mamá, pero dormir
en su cama…

—Pensé que tenías planes para dormir en casa de tu amiga Demi. ¿La fiesta se
terminó tan temprano? —preguntó Hank—. O debería decir, tan tarde.

Mi pulso saltó con ira, y tuve que morder las furiosas palabras que volaban en
mi lengua.

—Decidí dormir en mi propia cama. —Toma eso.

Una sonrisa condescendiente se cernió en su boca.

—De acuerdo.

—¿No me crees? —lo reté.

—No necesitas darme excusas a mí, (tn). Sé que hay muchas razones por las
que una chica se sentiría impulsada a mentir sobre dormir en la casa de su
amiga. —Él se rió entre dientes, pero no fue un sonido cálido—. Dime, ¿Quién
es el chico afortunado? —Una rubia ceja se arqueó, y él elevó el vaso hasta sus
labios, agarrando el reverso de su bebida.

Mi pulso estaba fuera de lugar, pero puse cada gota de convicción en aparentar
calma. Él estaba apuñalando la oscuridad. No había manera de que supiera que
había estado con Joe. La única manera en que Hank iba a confirmar dónde
estuve la pasada noche era si lo dejaba.

Le di una intensa mirada.

—De hecho, estuve viendo una película con Demi. Tal vez Marcie tiene un
historial de verse a escondidas con chicos, pero creo que es seguro decir que yo
no soy Marcie. —Muy sarcástico. Si iba a salir de esto, tendría que retroceder un poco.

La expresión de superioridad de Hank no se desvaneció.

—Oh, ¿de verdad?

—Sí, de verdad.

—Llamé a la madre de Demi para comprobarte y ella me dio noticias
impactantes. Tú no pusiste un pie dentro de su casa en toda la noche.

—¿Tú me comprobaste?

—Me temo que tu madre es muy indulgente contigo, (tn). Veo a través de tus
mentiras y tomaré el asunto en mis propias manos. Me alegro de que
pudiéramos encontrarnos, así pudimos tener esta pequeña charla privada.

—Lo que yo hago, no asunto tuyo.

—De momento, es cierto. Pero si me caso con tu madre, todas las viejas reglas
saldrán por la ventana. Seremos una familia. —Hizo un guiño, pero el efecto fue
más amenazante que juguetón—. Timoneo un barco fuerte, (tn).

Bueno, intenta nivelarlo.

—Estás en lo cierto. No estaba en casa de Demi. Mentí a mi mamá, así podía irme
en un largo e ininterrumpido viaje por la ciudad para aclarar mi mente. Algo
extraño ha estado ocurriendo últimamente. —Me toqué la cabeza—. Mi
amnesia está comenzando a aclararse. Los pasados meses no se sienten tan
vagos. Permanezco viendo un rostro en particular una y otra vez. El de mi
secuestrador. No tengo suficientes detalles para identificarlo todavía, pero es
sólo cuestión de tiempo.

Él mantuvo su rostro perfectamente inexpresivo, pero creo que vi la furia
hincharse en sus ojos.

Eso es lo que pienso, abominable imbécil.

—El problema es, que en mi camino de vuelta aquí, mi auto ―pedazo-de-
chatarra‖ se descompuso. No quería meterme en problemas por conducir
alrededor tan tarde, así que llamé a Demi y le pedí que me cubriera. He pasado
las últimas horas tratando de que mi auto encendiera.

Él no se inmutó.

—¿Por qué no le echo un vistazo, entonces? Si no puedo averiguar qué está mal con él,
entonces no debería estar en el negocio de los autos.


—No te molestes. Lo llevaré a nuestro mecánico. —En caso de que no lo
hubiera captado, añadí—: Necesito estar lista para la escuela y tengo que
estudiar algo. Preferiría paz y silencio.

Su sonrisa era apretada en las esquinas.

—Si no lo supiera mejor, pensaría que estabas intentando deshacerte de mí.

Hice un gesto hacia la puerta de enfrente.

—Llamaré a mamá y le dejaré saber que te fuiste.

—Y, ¿tu auto?

Vaya, vaya, él estaba siendo obstinado.

—¿Mecánico, recuerdas?

—No tiene sentido —dijo él, apartándome fácilmente—. No necesitas hacer que
tu madre pague un mecánico cuando puedo solucionar el problema. ¿El auto
está en la cochera, presumo?

Antes de que pudiera detenerlo, salió por la puerta de enfrente. Lo seguí hacia
los escalones del porche con mi corazón en mi garganta. Posicionándose en la
parte frontal del Volkswagen, rodó sus mangas y extendió su mano
expertamente dentro del capó. El capó se abrió y él lo levantó.

Me paré a su lado, esperando que Joe hubiera hecho un trabajo convincente.
Había sido su idea tener un plan de respaldo, sólo en caso de que la historia de
Demi no funcionara. Desde que parecía que Hank había anulado el truco-mental
de Joe sobre la Sra. Sky, no podía estar más agradecida por su precaución.

—Justo aquí —dijo Hank, señalando una pequeña fisura en una de las muchas
mangueras enrolladas alrededor del motor—. Problema solucionado. Aguantará
por unos pocos días más, pero necesitará arreglarse más temprano que tarde.
Llévalo al concesionario más tarde y haré que mis hombres lo arreglen.

Cuando no dije nada, añadió:

—Tengo que impresionar a la hija de la mujer con la que pretendo casarme. —
Lo dijo suavemente, pero hubo un siniestro tono debajo—. Oh, y, ¿(tn)? —
gritó después de que me fuera—. Estoy feliz de mantener este incidente entre
nosotros, pero por amor a tu madre, no toleraré más mentiras, independientemente de tus intenciones.
Si me engañas una vez…



Sin una palabra caminé dentro, forzándome a no apresurarme o dar un vistazo
atrás. No es que lo necesitara. Podía sentir el perceptivo ceño fruncido de Hank
siguiéndome todo el camino a través de la puerta.


Una semana pasó sin una palabra de Joe. No sabía si él había encontrado a
Dabria, o si estaba cerca de descubrir la motivación de Hank para rondar a mi
familia. Más de una vez tuve que detenerme de conducir hasta Delphic y hacer
uso del ―ensayo y error‖ para encontrar mi camino de vuelta a su estudio de
granito. Acordé esperar a que se pusiera en contacto conmigo, pero estaba
comenzando a patearme el trasero a mí misma por hacer eso. Le había hecho
hacer a Joe la promesa de no dejarme en segundo plano mientras iba tras
Hank, pero su promesa estaba empezando a verse terriblemente frágil. Incluso
si él se hubiera tropezado con nada más que callejones sin salida, quería
llamarlo porque él me extrañaba de la forma en que yo lo extrañaba a él.
¿Estaría molesto como para tomar la llamada? Kevin tampoco había reaparecido
y, de acuerdo a su petición, no lo había buscado. Pero si uno o ambos no
aparecían pronto, todos los acuerdos terminarían.La única distracción de Joe era la escuela,
pero ni siquiera estaba haciendo un
buen trabajo. Siempre me había considerado una estudiante de primer nivel,
aunque estaba comenzando a preguntarme por qué me molestaba. En
comparación con la inmediata necesidad de lidiar con Hank, ir a la universidad
se sentía como una preocupación secundaria.

—Felicidades —dijo Cheri Deerborn mientras entrábamos en la segunda hora
de inglés, juntas.

No podía imaginarme porque ella estaba sonriendo tan abiertamente.

—¿Por qué?

—Las nominaciones del Baile de Bienvenida fueron posteadas esta mañana.
Estás arriba para princesa.

Sólo la miré.

—Princesa —repitió ella, estirando cada sílaba individualmente.

—¿Estás segura?

—Tu nombre está en la lista. No puede ser un error de impresión.

—¿Quién me nominaría?

Ella me miró de manera extraña.

—Cualquiera puede nominarte, pero ellos deben tener al menos a otras
cincuenta personas firmando la forma de nominación. Como una petición. Entre
más firmas, mejor.

—Voy a matar a Demi —murmuré, mientras la única explicación lógica se
presentaba por sí sola. Tomaría el consejo de Joe y no le gritaría por
mentirme, pero esto era inexcusable. ¿Realeza del Baile de Bienvenida? Ni
siquiera Joe podría protegerme de eso ahora.

Sentada en mi escritorio, saqué mi teléfono móvil de debajo del escritorio dado
que nuestro profesor, el Sr. Sarraf, no tenía una política estricta sobre celulares.

¿NOMINADA BAILE DE BIENVENIDA? Envié a Demi.

Afortunadamente, la campana no había sonado todavía, y ella me dio una
rápida respuesta.

ACABO DE ESCUCHARLO. UMM… ¿FELICIDADES?

STAS MUERTA. Lancé.

¿PRDONA?¿PIENSAS QUE YO HICE ESTO?

—Mejor guarda eso —dijo una voz animada—. Sarraf está mirando hacia ti.

Marcie Millar se dejó caer en el escritorio contiguo. Sabía que teníamos inglés
juntas, pero ella siempre se había sentado en la última fila con Jon Gala y
Addyson Hales. No era un secreto que el Sr. Sarraf estaba prácticamente ciego,
y que ellos podían hacer cualquier cosa ahí atrás, como encender un cigarrillo.

—Si te mira más, le dará una hemorragia cerebral —dijo Marcie.

—Brillante —dije—. ¿Cómo se te ocurrió esto?

Perdiéndose mi sarcasmo, ella se sentó con la espalda recta, con auto-
satisfacción.

—Vi que te apuntaste en el Baile de Bienvenida —dijo ella.

No dije nada. La cadencia de su voz no parecía burlarse, pero once años de historia entre
nosotros implicaban todo de manera diferente.



—¿Quién crees que ganará para príncipe? —continuó—. Mi apuesta es
Cameron Ferria. Esperemos que haya lavado en seco los robos reales desde el
año pasado. Averigüé de buena fuente que Kara Darling dejó marcas de sudor
dentro de su capa. ¿Qué pasará si tienes que usar su vieja capa? —Ella arrugó la
nariz—. Si ella hizo eso con la capa, odiaría ver lo que le hizo a la tiara.

Mi mente viajó involuntariamente al único Baile de Bienvenida al que había
asistido. Demi y yo habíamos ido como estudiantes de primer año. Habíamos
estado recién entrando en preparatoria y sólo parecía apropiado ver qué estaba
sucediendo ahí. A la mitad del mismo, el club de apoyo marchó enfrente del
campo y anunció a la realeza, comenzando con los novatos y terminando con el
rey y la reina veteranos. Cada miembro de la realeza tenía una capa en los
colores de la escuela colgada sobre sus hombros y una corona o tiara
descansando en su cabeza. Entonces ellos daban una vuelta de victoria
alrededor en los carritos de golf. Clase alta, lo sé. Marcie ganó como novata y
apagó cualquier deseo que tuviera de asistir a otra coronación.

—Yo te nominé. —Marcie retiró el cabello de sus hombros, dándome la
completa potencia de su sonrisa—. Estaba manteniéndolo en secreto, pero la
anonimidad no es cosa mía.

Sus palabras me lanzaron fuera de mi reflexión.

—¿Tú hiciste qué?

Ella intentó poner un rostro simpático.

—Sé que estás teniendo un periodo difícil. Quiero decir, primero toda esa cosa
de la amnesia y… —Ella dejó caer su voz a un susurro—… Sé sobre las
alucinaciones. Mi padre me lo dijo. Él también dijo que fuera extra genial
contigo. Sólo que no estaba segura de cómo. Pensé y pensé. Y entonces vi el
anuncio sobre las nominaciones para la realeza de este año. Obviamente todos
querían nominarme, pero les dije a mis amigos que debíamos nominarte en mi
lugar. Puede que haya mencionado las alucinaciones y tal vez exageré en su
severidad. Tienes que jugar sucio para ganar. Las buenas noticias son que
tenemos más de doscientas firmas, ¡más que cualquier otro nominado!

Mi mente daba vueltas, tambaleándose entre la incredulidad y el disgusto.

—¿Me hiciste tu proyecto de caridad?

—¡Sí! —chilló ella, juntando sus manos delicadamente. Hice una inclinación hacia el pasillo,
sujetándola con mi mirada dura y severa.


—Ve a la oficina y retráctate. No quiero mi nombre en esa boleta.

En lugar de parecer herida, Marcie puso sus manos en sus caderas.

—Eso arruinaría todo. Ya imprimieron las boletas. Eché un vistazo a la pila en la
oficina esta mañana. ¿Quieres ser una desperdiciadora de papel? Piensa en los
árboles que han sacrificado sus vidas por esos montones de papel. Y algo más,
olvida el papel. ¿Qué hay de mí? Me salí de mi camino para hacer algo genial y
tú no puedes, simplemente, rechazar eso.

Estiré mi cuello hacia atrás, frunciendo el ceño a las marcas de agua del techo.

¿Por qué a mí?
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 16 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 04 Abr 2013, 4:24 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 16 16027053

Super Maraton con capitulo completos

III Temporada



Capitulo 23



Después de la escuela encontré una nota pegada en la puerta del
frente: granero. Metí la nota en mi bolsillo y me dirigí al patio
trasero. La cerca de madera en el límite de nuestra propiedad
se abría hacia un campo extenso. Un granero blanqueado estaba ubicado casi a
la fuerza en el medio. Hasta este día, no estaba segura sobre a quién pertenecía
el granero. Años atrás, Demi y yo habíamos soñado con volverlo nuestra casa
club secreta. Nuestras ambiciones murieron rápidamente la primera vez que
abrimos las puertas para encontrar un murciélago colgando de las vigas.

No había intentado entrar al granero desde ese entonces, y aún cuando
esperaba poder decir que ya no estaba aterrorizada por los pequeños
mamíferos voladores, me descubrí abriendo la puerta con gran vacilación.

—¿Hola? —llamé.

Kevin estaba estirado sobre un deteriorado banco en el fondo del granero. Con
mi entrada, él se sentó.

—¿Todavía estás enojada conmigo? —preguntó, masticando una brizna de
hierba silvestre. Si no fuera por la camiseta de Metallica y los jeans
deshilachados, él podría haber lucido como alguien que pertenecía detrás del
volante de un tractor.

Examiné rápidamente las vigas.

—¿Viste murciélagos al entrar?

Kevin sonrió.

—¿Temes a los murciélagos, Grey?

Me dejé caer en el banco junto a él.

—Deja de llamarme Grey. Me haces sonar como un varón. Como Dorian Gray.


—¿Dorian qué?

Suspiré.

—Sólo piensa en otra cosa. Un simple (tn) también funciona, sabes.

—Seguro, Gomita.

Hice una mueca.

—Retiro lo dicho. Quedémonos con Grey.

—Vine a ver si tenías algo para mí. Información sobre Hank sería bueno. ¿Crees
que él sabe que éramos nosotros los que espiábamos su edificio esa noche?

Estaba bastante segura de que Hank no sospechaba de nosotros. No había
actuado más espeluznante de lo usual, lo cual, en retrospectiva, no decía
mucho.

—No, creo que estamos seguros.

—Eso es bueno, realmente bueno —dijo Kevin, haciendo girar el anillo de la
Mano Negra alrededor de su dedo. Me alegraba ver que no se lo había
quitado—. Quizás yo pueda salir de mi escondite antes de lo que pensaba.

—Me parece que ahora estás fuera de tu escondite. ¿Cómo supiste que yo
encontraría tu nota en la puerta del frente antes que Hank?

—Hank está en su concesionario. Y sé cuándo vuelves de la escuela. No lo
tomes a mal, pero he estado observándote alguna que otra vez. Necesitaba
saber cuáles eran los mejores momentos para contactarte. De paso, tu vida
social es patética.

—Habla por ti.

Kevin rió, pero cuando no me uní, él codeó mi hombro.

—Pareces deprimida, Grey.

Exhalé pesadamente.

—Marcie Millar me nominó para la realeza del baile de Bienvenida. La votación
tiene lugar éste viernes.

Él me dio uno de esos complejos saludos de mano que los chicos de las fraternidades
de las universidades usan en la TV.


—Bien hecho, campeona.

Le di una mirada de puro disgusto.

—Hey. Pensé que las chicas amaban esas cosas. Comprar un vestido, arreglarse
el cabello, lucir la pequeña cosa de coronación en la cabeza.

—Tiara.

—Sí, tiara. Sabía eso. ¿Qué hay para odiar?

—Me siento estúpida teniendo mi nombre en una boleta con otras cuatro
chicas que realmente son populares. No voy a ganar. Sólo voy a lucir estúpida.
La gente ya se pregunta si fue un error de impresión. Y no tengo una cita.
Supongo que podría ir con Demi. A Marcie se le ocurrirán cientos de bromas de
lesbianas, pero cosas peores podrían pasar.

Kevin abrió sus brazos, como si la solución fuera obvia.

—Problema resuelto. Llévame a mí.

Puse mis ojos en blanco, de repente arrepintiéndome de tocar el tema. Era lo
último sobre lo que quería hablar. En este momento, la negación parecía la
única manera de seguir.

—Ni siquiera vas a la escuela —le recordé.

—¿Hay una regla acerca de eso? Las chicas en mi antigua escuela en Portland
siempre estaban arrastrando a sus novios universitarios a los bailes.

—No hay una regla, en sí.

Él lo consideró brevemente.

—Si estás preocupada por la Mano Negra, la última vez que lo revisé, los
dictadores Nefilim no consideraban a los bailes de secundaria humanos como
una alta prioridad. Nunca sabrán que yo estuve allí.

Ante la imagen de Hank patrullando el gimnasio de la escuela, no pude evitar
reír.

—Tú te ríes, pero no me has visto en un esmoquin. ¿O quizás no te gustan los
chicos con pechos musculosos y abdominales de tabla de lavar? Me mordí el labio
para conquistar otra risa más alta.

—Basta de intimidarme. Estás comenzando a sonar como una reversión de la
Bella y la Bestia. Todos sabemos que eres guapo, Kevin.

Kevin le dio un apretón afectuoso a mi rodilla.

—Nunca me oirás admitirlo de nuevo, así que escúchame. Luces bien, Grey. En
una escala de uno a diez, definitivamente estás en la mitad superior.

—Eh, gracias.

—No eres el tipo de chica a la que yo hubiera perseguido en Portland, pero yo
no soy el mismo tipo que era en aquel momento tampoco. Eres un poco
demasiado buena para mí, y seamos honestos, un poco demasiado lista.

—Pero tú tienes la inteligencia de la calle —señalé.

—Deja de interrumpirme. Vas a hacer que pierda mi lugar.

—¿Tienes este discurso aprendido de memoria?

Una sonrisa.

—Tengo mucho tiempo en mis manos. Como decía... demonios. Me olvidé
dónde estaba.

—Me estabas diciendo que puedo estar tranquila de que soy más atractiva que
la mitad de las chicas en mi escuela.

—Eso es una forma de decir. Si quieres ponerte técnica, eres más atractiva que
el noventa y nueve por ciento. Más o menos.

Apoyé una mano sobre mi corazón.

—No tengo palabras.

Kevin se arrodilló y aferró mi mano de forma dramática.

—Sí, (tn). Sí. Iré al baile de Bienvenida contigo.

Bufé.

—Estás tan pagado de ti mismo. Nunca pregunté.

—¿Ves? Demasiado lista. De cualquier manera, ¿cuál es el gran problema?
Necesitas una cita, y aunque quizás yo no sea tu opción número uno, seré suficiente.

Una clara imagen de Joe apareció en mis pensamientos, pero la aparté.
Lógicamente, sabía que no había manera de que Kevin pudiera leer mi mente,
pero eso no aliviaba mi culpa. No estaba lista para decirle que ya no estaba
trabajando exclusivamente con él para derrotar a Hank; que había enrolado la
ayuda de mi ex novio, que resultaba ser dos veces más ingenioso, dos veces
más peligroso, la encarnación de la perfección masculina... y un ángel caído.
Lastimar a Kevin era lo último que quería. De forma inesperada, me había
encariñado con él.

Y mientras encontraba raro que Kevin hubiera decidido de repente que la
complacencia fuera la manera de llegar a Hank, no tenía el corazón para decirle
que no se le permitía tener una noche de diversión. Como él había dicho, el
baile de Vuelta a Clases sería una de las últimas cosas en el radar de Hank.

—Okay, okay —dije, dándole un aguijonazo juguetón en el hombro—. Es una
cita. —Puse una cara seria—. Pero mejor no exageres con respecto a cuán bien
luces en un esmoquin.

No fue hasta más tarde esa noche que me di cuenta de que no le había contado
a Kevin acerca del edificio señuelo de Hank y la verdadera casa segura de los
Nefilim. ¿Quién hubiera imaginado que la Vuelta a Clases sería más pesaría
sobre mis pensamientos más que tropezar dentro de una barraca de Nefilim
armados? Era en momentos como este que tener el número de celular de Kevin
hubiera sido realmente útil. Aunque pensándolo bien, no estaba segura de que
Kevin tuviera un celular. Los teléfonos podían ser rastreados.

A las seis me senté a cenar con mamá.

—¿Cómo fue tu día? —preguntó.

—Puedo decirte que fue absolutamente fantástico, si quieres —dije, masticando
un mordisco de ziti5 horneada.

—Oh, querida. ¿El Volkswagen se rompió de nuevo? Fue muy generoso de Hank
el arreglarlo, y estoy segura de que ofrecería su ayuda de nuevo, si se lo
pidieras.


Ante la admiración ciega de mi madre por Hank, tuve que exhalar lentamente
para recuperar la compostura.

—Peor. Marcie me nominó para la realeza del baile de Bienvenida. Peor aún,
llegué a la boleta.

Mamá bajó su tenedor. Lucía anonadada.

—¿Estamos hablando de la misma Marcie?

—Ella dijo que Hank le contó acerca de las alucinaciones, y me ha hecho su
caso de caridad. Yo no le conté a Hank acerca de las alucinaciones.

—Esa fui yo —dijo ella, pestañeando sorprendida—. No puedo creer que él
compartiera esa información con Marcie. Recuerdo claramente haberle dicho
que lo mantuviera privado. —Abrió la boca, luego la cerró lentamente—. Al
menos, estoy casi segura de hacerlo. —Dejó sus utensilios con un tintineo—.
Juro que la edad me está venciendo. No parezco recordar nada más. Por favor
no culpes a Hank. Asumo la responsabilidad completa.

No podía soportar ver a mi mamá perdida y desconcertada. La edad no tenía
nada que ver con su incapacidad de recordar. No tenía dudas de que Joe
tenía razón; estaba bajo la influencia de Hank. Me pregunté si él le hacía trucos
mentales día por día, o si le había inculcado un sentido general de obediencia y
lealtad.

—No te preocupes por eso —murmuré. Tenía una pieza de ziti posada en mi
tenedor, pero había perdido mi apetito. Joe me había dicho que no tenía
ningún sentido intentar explicarle la verdad a mi mamá (ella no me hubiera
creído), pero eso no hacía que yo no quisiera gritar con frustración. No estaba
segura de cuánto más tiempo pudiera mantener la charada: comer, dormir,
sonreír, como si nada estuviera mal.

Mamá dijo:

—Por esto debe ser que Hank sugirió que Marcie y tú vayan juntas a comprar
un vestido. Le dije que me sorprendería mucho que tú tuvieras deseo alguno de
ir al baile, pero él debe haber sabido lo que Marcie estaba planeando. Por
supuesto, no tienes obligación de ir a ningún lado con Marcie —corrigió
apresuradamente—. Creo que sería mucho para ti, pero claramente Hank no
sabe cómo te sientes con respecto a Marcie. Creo que sueña con ver que ambas
familias se lleven bien. —Soltó una risita miserable.

Considerando las circunstancias, no podía obligarme a unírmele. No sabía cuánto
de lo que ella decía venía del corazón, y cuánto era dictado por los
trucos mentales de Hank. Pero estaba muy claro que si ella estaba pensando en
casamiento, Joe y yo necesitábamos trabajar más rápido.

—Marcie me acorraló después de la escuela y me dijo, sí, me dijo, que íbamos a
ir a comprar un vestido juntas esta noche. Como si yo no tuviera absolutamente
nada que decir al respecto. Pero está todo bien. Demi y yo tenemos un plan. Le
mandé un mensaje de texto a Marcie y le dije que no podía ir de compras
porque no tenía dinero. Luego le dije cuánto lo lamento, porque realmente
quería su aporte. Ella me devolvió el mensaje y dijo que Hank le había dado su
tarjeta de crédito y que ella iba a pagar.

Mamá gimió con desaprobación, pero sus ojos se arrugaron con diversión.

—Por favor dime que te crié mejor que esto.

—Ya elegí el vestido que quiero —dije alegremente—. Haré que Marcie pague
por él, y luego Demi nos encontrará cuando salgamos de la tienda. Llevaré el
vestido, descartaré a Marcie, e iré por rosquillas con Demi.

—¿Cómo luce el vestido?

—Demi y yo lo encontramos en Silk Garden. Es un vestido de fiesta que llega
arriba de la rodilla.

—¿Qué color?

—Tendrás que esperar y verlo. —Sonreí endiabladamente—. Cuesta ciento
cincuenta dólares.

Mamá descartó eso con un movimiento de su mano.

—Estaría sorprendida si Hank siquiera lo nota. Deberías ver como gasta dinero.

Me acomodé en la silla, complacida conmigo misma.

—Entonces supongo que no le molestará comprarme zapatos también.



Se suponía que me encontrara con Marcie en Silk Garden a las siete. Silk Garden
era una boutique de vestidos en la esquina de Asher y la Décima. Desde el
exterior se parecía a un castillo, con una puerta de roble y acero y un camino de
guijarros. Los árboles estaban envueltos de luces decorativas azules. En las ventanas
frontales, maniquíes modelaban vestidos lo suficientemente ermosos


para comérselos. Cuando era pequeña, mis sueños de grandeza incluían
volverme una princesa y reclamar Silk Garden como mi castillo.

A las siete y veinte, recorrí el estacionamiento, buscando el auto de Marcie.
Marcie conducía un Toyota Rojo 4Runner, completo. De alguna manera tuve la
sensación de que su palanca de cambios no se salía de lugar. Dudaba que
siquiera tuviera que golpear su tablero por diez minutos enteros antes de que el
motor arrancara. Y estaba dispuesta a apostar que su vehículo nunca se rompía
a mitad de camino de la escuela. Eché una mirada melancólica en dirección al
Volkswagen y suspiré.

Un 4Runner rojo viró hacia el estacionamiento, y Marcie salió de un salto.

—Perdón que llegue tarde —dijo, poniendo su bolso en su hombro—. Mi perro
no me dejaba ir.

—¿Tu perro?

—Boomer. Los perros son gente también, sabes.

Vi mi oportunidad.

—No te preocupes. Ya miré adentro. También elegí mi vestido. Podemos hacer
esto realmente rápido, y puedes volver con Boomer.

Su rostro cayó.

—¿Qué hay de mi aporte? Dijiste que valorabas mi opinión.

Sólo valoro la tarjeta de crédito de tu padre.

—Sí, sobre eso. Tenía todas las intenciones de esperarte, pero luego vi el
vestido. Me habló.

—¿En serio?

—Sí, Marcie. Los cielos se abrieron y los ángeles cantaron 'Aleluya' —En mi
mente, golpeé mi cabeza contra un muro.

—Muéstrame el vestido —dictó—. Te das cuenta de que tienes un tono tibio de
piel, ¿verdad? El color equivocado te va a lavar.

Dentro, llevé a Marce hasta el vestido. Era un vestido de fiesta con un
estampado de tartán en verde y azul marino y una falda con pliegues. La
vendedora había dicho que destacaba mis piernas. Demi dijo que me hacía ver como
si realmente tuviera pecho.

—Ew —dijo Marcie—. ¿Tartán? Demasiado colegiala.

—Bueno, es el que quiero.

Ella reviso el perchero, tomando uno de mi tamaño.

—Quizás luzca mejor puesto. Pero no creo que cambie de opinión.

Acarreé el vestido hacia el vestidor. Este era el vestido. Marcie podía tener una
pataleta toda la noche; no iba a hacer que cambiara de opinión.

Deseché mis jeans y me deslicé dentro del vestido. No podía subir el cierre. Di
vuelta el vestido y miré la etiqueta. Talle cuatro. Quizás un error honesto, quizás
no. Para no darle el dedo a Marcie, metí el tejido adiposo en mi zona media
dentro del vestido. Por un minuto, lució como si pudiera funcionar. Luego la
realidad se asentó.

—¿Marcie? —llamé a través de la cortina.

—¿Mmm?

Le entregué el vestido.

—Talla equivocada.

—¿Demasiado grande? —Su voz estaba adornada con una excesiva inocencia.

Alejé el cabello de mi rostro con un soplido para evitar decir algo cínico.

—Un talle seis funcionará, muchas gracias.

—Oh. Demasiado pequeño.

Era bueno que yo estuviera en mi ropa interior, o me hubiera visto tentada a
salir y atacarla.

Un minuto más tarde Marcie empujó un talle seis a través de las cortinas.
Detrás, pasó un vestido largo rojo.

—No es que quiera alterar la votación, pero creo que el rojo es el color. Más
glamoroso.

Colgué el vestido en el gancho, le saqué la lengua, y me metí dentro del vestido
de fiesta de tartán. Giré frente al espejo y formé un silencioso chillido con los
labios. Me imaginé descendiendo las escaleras de la graja en la noche del baile
mientras Kevin miraba desde abajo. De repente no estaba imaginando a Kevin.


Joe se apoyaba en la baranda, vestido con un traje a medida negro y una
corbata plateada.

Le di una sonrisa coqueta. Él extendió su brazo y me escoltó hacia la puerta.
Olía tibio y terroso, como arena al sol.

Incapaz de controlarme, tomé las solapas de su chaqueta y lo atraje para un
beso.

—Podría hacerte sonreír así, y son los impuestos a las ventas.

Giré rápidamente para encontrar al verdadero Joe de pie en el vestuario
detrás de mí. Vestía jeans y una ceñida camiseta blanca. Sus brazos estaban
cruzados flojamente sobre su pecho, y sus ojos negros me sonreían.

Un calor que no era completamente incómodo corrió por mi cuerpo.

—Podría hacer todo tipo de bromas pervertidas en este momento —dije
sarcásticamente.

—Yo podría decirte cuánto me gustas en ese vestido.

—¿Cómo entraste?

—Me muevo en formas misteriosas.

—Dios se mueve en formas misteriosas. Tú te mueves como el rayo, aquí un
minuto, ausente el siguiente. ¿Cuánto tiempo has estado parado ahí? —Moriría
de vergüenza si él me había visto intentar apretujarme dentro de un talla
cuatro. ¡Por no mencionar verme desnudarme!

—Hubiera golpeado, pero no quería quedarme afuera y arriesgarme con Marcie.
Hank no puede saber que tú y yo estamos juntos de nuevo.

Intenté no analizar demasiado lo que ―estar juntos‖ significaba.

—Tengo noticias —dijo Joe—. Contacté a Dabria. Accedió a ayudarnos a
interferir a Hank, pero primero necesito aclarar las cosas. Dabria es más que una
vieja conocida. Nos conocimos antes de que yo cayera. Era una relación por
conveniencia, pero no hace mucho, ella causó su buena cantidad de problemas.
—Hizo una pausa—. La cual es una manera agradable de decir que intentó
matarte.

Oh Dios.—Superó sus celos, pero quería que lo supieras —concluyó.

—Bueno, ahora lo sé —dije algo agriamente. No estaba especialmente
orgullosa de mi repentina inseguridad pero, ¿no podría haberme contado esto
antes de llamarla?—. ¿Cómo sabemos que no va a jugar a la asesina de nuevo?

Sonrió.

—Tengo un seguro.

—Suena vago.

—Ten un poco de fe.

—¿Cómo luce? —Y ahora me había rebajado de simple insegura a superficial.

—Flacucha, cabello sin lavar, como una dona en el centro, una sola ceja. —
Sonrió—. ¿Satisfecha?

Me pregunté si eso se traducía en curvilínea y hermosa con el cerebro de un
astrofísico.

—¿Ya la has visto en persona?

—No será necesario. Lo que quiero de ella no es complicado. Antes de caer,
Dabria era un ángel de la muerte y podía ver el futuro. Afirma que todavía tiene
el don y que gana dinero decente de, créelo o no, sus clientes Nefilim.

Me imaginé dónde estaba yendo con todo esto.

—Va a mantener una oreja en la tierra. Va a espiar a sus clientes y ver qué surge
con respecto a Hank.

—Buen trabajo, Ángel.

—¿Cómo espera Dabria que se le pague?

—Déjame manejar eso.

Puse las manos en mis caderas.

—Respuesta equivocada, Joe.

—Dabria ya no tiene interés en mí. Está motivada por el frío, duro dinero. —
Cerró el espacio entre nosotros, deslizando sus dedos afectuosamente por el
lado interno de mi collar—. Y yo ya no estoy interesado en ella. He puesto mis ojos en otro lugar.


Me alejé de su mano, sabiendo muy bien el poder seductor que su contacto
tenía para borrar inclusive los pensamientos más importantes.

—¿Podemos confiar en ella?

—Yo soy el que le arrancó las alas cuando cayó. Tengo una de sus plumas en
custodia, y ella lo sabe. A menos que quiera pasar el resto de la eternidad
haciéndole compañía a Nick, va a estar motivada para mantenerse bien
conmigo.

Una póliza de seguros. Bingo.

Sus labios rozaron los míos.

—No me puedo quedar mucho. Estoy trabajando en otras pistas, y te informaré
si tienen éxito. ¿Estarás en casa esta noche?

—Sí —dije con vacilación—, pero ¿no te preocupa Hank? Estos días, es tan
permanente en mi casa como un artefacto de iluminación.

—Puedo evitarlo —dijo con un brillo misterioso en sus ojos—. Vendré a ti en
sueños.

Incliné mi cabeza hacia un lado, evaluándolo.

—¿Es una broma?

—Para que funcione, tienes que estar abierta a la idea. Vamos rumbo a un
comienzo prometedor.

Esperé por el remate, pero rápidamente me di cuenta de que él estaba muy
serio.

—¿Cómo funciona? —pregunté con escepticismo.

—Tú sueñas, y yo me inserto en ello. No intentes bloquearme, y estaremos bien.

Me pregunté si debería contarle de que tenía un récord increíble de no
bloquearlo cuando se trataba de mis sueños.

—Una cosa más —dijo—. Tengo de buena fuente que Hank sabe que Kevin está
en la ciudad. Yo no lo pensaría dos veces si lo atrapan, pero sé que él significa
algo para ti. Dile que se quede oculto. Hank no tiene a los desertores en alta
estima.Una vez más, tener una manera legítima de contactar a Kevin hubiera sido útil.


Del otro lado de la cortina, oí a Marcie discutiendo con la vendedora.
Probablemente sobre algo tan trivial como una mancha de polvo en el espejo
de cuerpo completo.

—¿Marcie sabe lo que es realmente su padre?

—Marcie vive en una burbuja, pero Hank amenaza continuamente con
reventarla. —Inclino su cabeza hacia mi vestido—. ¿Cuál es la ocasión?

—El baile de Bienvenida —dije, girando—. ¿Te gusta?

—Lo último que oí, es que el baile requiere una cita.

—Sobre eso —contesté evasivamente—. Voy a... ir con Kevin. Ambos pensamos
que un baile de la secundaria es el último lugar que Hank patrullaría.

Joe sonrió, pero fue una sonrisa apretada.

—Retiro lo dicho. Si Hank quiere disparar a Kevin, tiene mi bendición.

—Sólo somos amigos.

Él levantó mi mentón y me besó.

—Mantenlo así. —Desenganchó sus lentes de sol de aviador de su camiseta y
los deslizó sobre sus ojos—. No le digas a Kevin que no le advertí. Tengo que
irme, pero me mantendré en contacto.

Él se agachó. Y se fue.
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por ElitzJb Jue 04 Abr 2013, 4:28 pm

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Super Maraton con capitulo completos

III Temporada



Capitulo 24


Después de que Joe se fue, decidí que era hora de dejar de
jugar a la princesa y cambiarme de nuevo a mi ropa habitual.
Acababa de tirar de mi camiseta por encima de mi cabeza
cuando sabía que algo no estaba bien. Y entonces me di cuenta. Mi bolso había
desaparecido.

Miré debajo del banquillo lujoso, pero no estaba allí. A pesar de que estaba casi
segura de que no lo había colgado en un gancho, miré detrás del vestido rojo.
Empujando mis pies en mis zapatos, eche atrás la cortina y me apresuré a la
zona del almacén principal. Encontré a Marcie abriéndose paso a través de un
bastidor de corpiños con revestimiento.

—¿Has visto mi bolso?

Se detuvo el tiempo suficiente para decir:

—Estaba en el vestuario contigo.

Una vendedora se entrometió en la conversación.

—¿Era una alforja de cuero marrón? —me preguntó.

—¡Sí!

—Acabo de ver a un hombre salir de la tienda con él. Entró sin decir una
palabra, y yo asumí que era tu padre. —Ella se tocó la cabeza, frunciendo el
ceño—. De hecho, podría haber jurado que él dijo que lo era... pero tal vez me
imaginé todo esto. Todo el momento se sentía tan extraño. Mi cabeza se sentía
confusa. No puedo explicarlo.

Un truco mental, pensé.

Ella añadió:
—Tenía el cabello gris y llevaba un suéter de rombos...

—¿Por qué camino se fue? —la interrumpí.

—Salió por las puertas delanteras, en dirección hacia el estacionamiento.

Salí corriendo. Podía oír a Marcie en mis talones.

—¿Crees que esta es una buena idea? —jadeó—. Quiero decir, ¿qué pasa si
tiene un arma? ¿Y si está mentalmente inestable?

—¿Qué clase de hombre se roba un bolso por debajo de la puerta del vestidor?
—exigí en voz alta.

—Tal vez estaba desesperado. Tal vez necesitaba dinero.

—¡Entonces él debería haber tomado tu bolso!

—Todo el mundo sabe que el Silk Garden es elegante —racionalizó Marcie—.
Probablemente pensó que iba a ganar a lo grande, sin importar que bolso
agarrara.

Lo que no podía decirle a Marcie era que lo más probable es que fuera un
Nefilim o un ángel caído. Y el instinto me dijo que estaba motivado por algo
más grande que un potencial puñado de dinero en efectivo.

Corrimos por el estacionamiento al mismo tiempo que un sedán negro se
retiraba de una plaza de aparcamiento. El resplandor de los faros hacía
imposible ver más allá del parabrisas. El motor aceleró y el coche salió
disparado hacia nosotras.

Marcie tiró de mi manga.

—¡Muévete, idiota!

Los neumáticos chillaron, el coche salió por delante de nosotras a la calle. El
conductor se pasó la señal del alto, apagó sus luces, y desapareció en la noche.

—¿Has visto qué clase de coche era? —preguntó Marcie.

—Un Audi A6. Tengo una parte de la matrícula.

Marcie me apreció de arriba a abajo.

—No está mal, Tigre. Le dirigí una mirada de pura irritación.

—¿No está mal? ¡Se escapó con mi bolso! ¿No te parece un poco extraño que
un hombre que conduce un llamativo Audi necesite robar bolsos? ¿Mi bolso en
particular? —Lo que plantea la cuestión, ¿qué hizo que un inmortal quiera mi
bolso?

—¿Era de diseñador?

—¡Intenta con Target16!

Marcie se encogió de hombros.

—Bueno, eso fue muy emocionante. ¿Y ahora qué? ¿Lo dejamos así y volvemos
a las compras?

—Voy a llamar a la policía.

Treinta minutos después, una patrulla estacionó en la acera en frente de Silk
Garden y el detective Basso salió. De repente me hubiera gustado seguir el
consejo de Marcie y haber dejado atrás todo el asunto. Mi noche acababa de ir
de mal en peor.

Marcie y yo estábamos en el interior, mirando por las ventanas, y el detective
Basso entró y nos encontró. Sus ojos mostraron sorpresa inicialmente al verme,
y cuando pasó la mano por su boca, estaba bastante segura de que era para
ocultar una sonrisa.

—Alguien robó mi bolso —le informé.

—Cuéntame de esto —dijo.

—Entré en la sala de vestuarios para probarme vestidos para el regreso a casa.
Cuando terminé, me di cuenta de que mi bolso no estaba en el suelo donde lo
había dejado. Salí, y la vendedora me dijo que había visto a un hombre
corriendo con él.

—Tenía el cabello gris y un suéter de rombos —ofreció amablemente la
vendedora.

—¿Las tarjetas de crédito estaban en el bolso? —preguntó el detective Basso.

—No.

—¿Dinero?


No.

—¿Cuál es el valor total de los elementos que faltan?

—Setenta y cinco dólares. —El bolso había costado sólo veinte, pero una fila de
dos horas para obtener una licencia de conducir nueva tenía que valer por lo
menos cincuenta.

—Voy a presentar un informe, pero no hay mucho que podamos hacer. En el
mejor de los casos, el sujeto se deshará del bolso y alguien lo tomará. En el
peor de los casos, te compras un bolso nuevo.

Marcie enlazó su brazo con el mío.

—Mira el lado bueno —dijo ella, acariciando mi mano—. Perdiste un bolso
barato, pero estás ganando un vestido elegante. —Ella me entregó una bolsa
para vestidos con el logotipo de Silk Garden —. Todo está bajo control. Puedes
agradecerme más adelante.

Miré dentro de la bolsa. El vestido rojo hasta los pies colgaba cuidadosamente
en el interior.


Yo estaba en mi habitación, partiendo con el tenedor un pedazo de pastel de
chocolate. Miraba con malicia el vestido rojo, que había colgado en la puerta
del armario. Todavía no me lo había probado, pero tuve la clara visión de que
iba a lucir misteriosamente como Jessica de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?
Menos las copas D.

Me lavé los dientes, eché agua en mi cara, y me embadurné crema para los ojos.
Dándole las buenas noches a mi madre, caminé por el pasillo hasta mi
habitación, me abotoné un lindo par de pijamas de franela de Victoria’s Secret,
y apagué las luces.

Siguiendo el consejo de Joe, limpié mi mente y me preparé para dormir.
Joe dijo que podría entrar en mis sueños, pero yo tenía que estar abierta a la
idea. Yo estaba un poco escéptica, con un poco de esperanza. Y no con lo más
mínimo en contra. Después de la noche que había tenido, lo único que podía
imaginar que me hiciera sentir mejor era tener a Joe tomándome entre sus
brazos. Mejor en un sueño que nada.
Acostada en la cama, pensé en mi día, dejando que mi subconsciente girara los
recuerdos en fantasmas de ensueños. Mi mente jugaba con trozos de diálogo,
con destellos de color. De repente, estaba de pie en el vestuario en el Jardín de
la Seda con Joe. Sólo que en esta versión, tenía sus dedos metidos en las
presillas de mis jeans y mis dedos estaban despeinando su cabello. Nuestras
bocas estaban a una pulgada de distancia, y podía sentir el calor de su aliento.

El sueño casi me había remolcado por completo cuando sentí que mis mantas
eran arrastradas fuera de mi cuerpo.

Me senté para encontrar a Joe de pie junto a mi cama. Llevaba los mismos
jeans y la camiseta blanca que le había visto antes, haciendo una bola con mis
mantas, y arrojándolas a un lado.

Una sonrisa iluminó sus ojos.

—¿Dulces sueños?

Miré a mi alrededor. Todo en mi habitación estaba justo como debía estarlo. La
puerta estaba cerrada, solo la luz de la noche encendida. Mis ropas estaban
recogidas sobre el sillón donde las había dejado, y el vestido de Jessica Rabbit
aún colgaba de la puerta del armario. A pesar de no haber evidencia visible,
algo se siente... que no está bien.

—¿Esto es real? —le pregunté a Joe—. ¿O un sueño?

—Un sueño.

Le di una risa agradecida.

—Vaya. Podrías haberme engañado. Es tan real.

—La mayoría de los sueños lo son. No es hasta que despiertas que ves todos
los agujeros en la trama.

—Me hablas a través de este.

—Estoy en el paisaje de tu sueño. Imagina que tu subconsciente y el mío
caminan a través de una puerta que has creado en tu mente. Estamos en la
habitación juntos, pero no es un lugar físico. La habitación es imaginaria, pero
nuestros pensamientos no lo son. Tú decides el escenario y la ropa que llevas, y
decides todo lo que dices. Pero como realmente estoy contigo en el sueño, a
diferencia de una versión de mí que tú misma ideaste, las cosas que digo y
hago no son obra de tu imaginación. Puedo controlar esas cosas. Estaba bastante
segura de haber entendido lo suficiente para continuar.

—¿Estamos a salvo aquí?

—Si estás preguntando si Hank nos espía, no, probablemente no.

—Pero si tú puedes hacer esto, ¿qué le impide hacerlo a él? Sé que es un
Nefilim, y a menos que esté muy lejos de aquí, parece que los ángeles caídos y
los Nefilim tienen un montón de los mismos poderes.

—Hasta que intenté invadir tus sueños hace unos meses, yo no sabía mucho
sobre cómo funciona el proceso. Desde entonces he aprendido que requiere
una fuerte conexión entre ambos sujetos. También sé que el sujeto tiene que
estar soñando profundamente. La sincronización puede ser difícil y requiere
paciencia. Si invades demasiado pronto, el sujeto despertará. Si dos ángeles, o
Nefilim, o cualquier combinación de los dos, invaden un sueño al mismo
tiempo, empujando y tirando con sus propios objetivos, es mucho más
probable que el soñador se despierte. Te guste o no, Hank tiene una fuerte
conexión contigo. Pero si él no ha tratado de invadir tus sueños aún, no creo
que vaya a iniciar esta tarde en el juego.

—¿Cómo aprendiste todo esto?

—Ensayo y error. —Él vaciló, como si debiera andar con cuidado con el
significado de sus siguientes palabras—. También recibí un poco de ayuda
externa de un ángel caído que cayó recientemente. A diferencia de mí, ella tenía
un buen conocimiento de la ley ángel antes de caer. No me sorprendería si
tiene el Libro de Enoc, un tomo sobre la historia de los ángeles, memorizado. Yo
sabía que si alguien tenía respuestas, sería ella. Después de un poco de presión,
me dijo. —Su rostro era una máscara de indiferencia—. Con ella, me refiero a
Dabria.

Mi corazón dio un giro desagradable. Yo no quería tener celos de la ex de
Joe; obviamente comprendía que no había manera de que él no tuviera algún
tipo de historia romántica, pero sentía una irresistible aversión hacia Dabria. Tal
vez una ira residual… ella había tratado de matarme. O tal vez el instinto me
dice que no dudaría en traicionarnos otra vez.

—¿Así que te encontraste con ella en persona después de todo? —le pregunté
con tono acusador.

—Nos encontramos hoy, y mientras que la vi, decidí ir al fondo de una serie de
preguntas que han estado vagando en mi mente. He estado buscando una
manera de comunicarme contigo sin ser detectado, y no iba a desperdiciar la
oportunidad de que me pudiera dar respuestas. Apenas lo escuché.

—¿Por qué te siguió hasta abajo?

—Ella no lo dijo, y no es importante. Tenemos lo que queríamos, y eso es lo que
me importa. Ahora tenemos una forma de comunicación privada.

—¿Acaso todavía se ve medio pálida y flácida?

Joe rodó los ojos.

Era muy consciente de que había esquivado mi pregunta.

—¿Ella ha estado en tu estudio?

—Esto está empezando a sentirse como ―Veinte Preguntas‖, Ángel.

—En otras palabras, lo ha hecho.

—No, no lo ha hecho —respondió Joe con paciencia—. ¿Podemos dejar de
hablar de Dabria?

—¿Cuándo puedo reunirme yo con ella? —Y decirle que mantenga sus manos
apartadas.

Joe rascó su mejilla, pero creí ver su boca torcerse.

—Probablemente esa no sea una buena idea.

—¿Qué se supone que significa eso? No crees que pueda manejarla yo sola
¿verdad? ¡Gracias por el voto de confianza! —dije, estallando contra él y mis
propias inseguridades estúpidas.

—Creo que Dabria es narcisista y ególatra. Es mejor permanecer lejos de ella.

—¡Tal vez deberías hacer caso a tu propio consejo!

Comencé a girarme lejos de él, pero Joe aferró mi brazo y me hizo voltear
para enfrentarlo. Presionó su frente contra la mía. Comencé a alejarme, pero
entrelazó sus dedos con los míos, atrapándome de forma efectiva contra él.

—¿Qué tengo que hacer para convencerte de que estoy utilizando a Dabria por
un motivo, un único motivo: destruir a Hank, parte por parte si es necesario, y
hacerle pagar por todo lo que ha hecho para lastimar a la chica que amo?

—No confío en Dabria —dije, todavía aferrándome a una parte de mi
indignación. Cerró sus ojos, y creí haber escuchado el más ligero de los suspiros.

—Finalmente algo en lo que estamos de acuerdo.

—No creo que debamos utilizarla, incluso si ella puede llegar al círculo más
cercano de Hank más rápido que tú o yo.

—Si tuviéramos más tiempo, u otra opción, la tomaría. Pero por ahora, ella es
nuestra mejor oportunidad. No me traicionará. Es demasiado inteligente.
Tomará el dinero que le estoy ofreciendo y se alejará, incluso si eso hiere su
orgullo.

—No me gusta. —Me acurruqué contra Joe, e incluso en el sueño, la calidez
de su cuerpo disipó de forma inmediata cualquier escalofrío que persistiera—.
Pero confío en ti.

Él me besó, un momento largo y tranquilizante.

—Algo extraño ocurrió esta noche —dije—. Alguien robó mi bolso del vestidor
en Silk Garden.

Joe inmediatamente frunció el ceño.

—¿Esto ocurrió luego de que me fui?

—O fue ahí, o justo antes de que llegaras.

—¿Viste quién lo tomó?

—No, pero la vendedora dijo que fue un hombre lo suficientemente mayor para
ser mi padre. Ella lo dejó irse sin oponerse, pero creo que él puede haber
utilizado un truco mental con ella. ¿Crees que sea una coincidencia que un
inmortal robara mi bolso?

—No creo que nada sea una coincidencia. ¿Qué vio Marcie?

—Aparentemente nada, incluso a pesar de que la tienda estaba prácticamente
vacía. —Evalué sus ojos, fríos y calculadores—. Crees que Marcie estuvo
involucrada, ¿verdad?

—Es difícil de creer que no viera nada. Comienza a sentirse como si toda la
noche hubiera sido una trampa. Cuando entraste al vestidor, ella podría haber
realizado una llamada, dejándole saber al ladrón que era seguro entrar. Podría
haber visto tu bolso por debajo de la cortina, y haberlo ayudado durante el robo en cada paso.

—¿Por qué querría ella mi bolso? A menos… —Me detuve—. Ella pensó que
llevaba el collar que Hank quiere. —Me di cuenta—. Él la involucró en esto. Ella
estaba interpretando un papel para él.

La boca de Joe se había convertido en una sombría línea.

—Él no está por debajo de poner a su hija en peligro. —Sus ojos oscilaron hacia
los míos—. Demostró eso contigo.

—¿Todavía estás convencido de que Marcie no sabe qué es realmente Hank?

—No lo sabe. No aún. Hank podría haberle mentido sobre las razones por las
que necesitaba el collar. Podría haberle dicho que le pertenecía, y ella no haría
preguntas. Marcie no es del tipo que hace preguntas. Si ve su objetivo, se lanza
a por él como un pit bull.

Pit bull. Dímelo a mí.

—Hay una cosa más. Logré ver el coche antes de que el ladrón huyera. Era un
Audi A6.

Por la mirada en sus ojos, supe que la información significaba algo para él.

—La mano derecha de Hank, un Nefilim llamado Blakely, conduce un Audi.

Un estremecimiento se deslizó a lo largo de mi columna.

—Estoy comenzando asustarme un poco. Claramente piensa que puede utilizar
el collar para obligar a hablar al arcángel. ¿Qué necesita que ella le diga? ¿Qué
sabe ella para que él se arriesgue a las represalias de los arcángeles por ello?

—Y tan cerca del Jeshvan —murmuró Joe, con una mirada de distracción
nublando sus ojos.

—Podríamos intentar destruir al arcángel —sugerí—. De esa forma, incluso si
Hank consigue el collar, no tendrá un arcángel.

—Había pensado en eso, pero estamos frente a dos grandes problemas. En
primer lugar, el arcángel confía en mí incluso menos que en Hank, y si me ve en
cualquier lugar cerca de su jaula, ella va a hacer un montón de ruido. En
segundo lugar, el almacén de seguridad de Hank está plagado con sus
hombres. Necesitaría mi propio ejército de ángeles caídos para ir en contra de
ellos, y va a ser muy difícil que convenza a los ángeles caídos para que me ayuden a
rescatar a un arcángel.

Nuestra conversación pareció llegar a un punto muerto, ambos contemplamos
nuestra breve lista de opciones en silencio.

—¿Qué le ocurrió al otro vestido? —preguntó Joe al final. Seguí su mirada
hacia el vestido de Jessica Rabbit.

Dejé salir un suspiro.

—Marcie pensó que me vería mejor en rojo.

—¿Qué piensas tú?

—Pienso que Marcie y Dabria serían amigas de forma instantánea.

Joe se rió bajo, el sonido acariciando mi piel casi tan seductoramente como si
la hubiera besado.

—¿Quieres mi opinión?

—Bien puedes darla, ya que aparentemente todos parecen tener algo que decir
al respecto.

Se sentó sobre mi cama, recostándose despreocupadamente sobre sus codos.

—Pruébatelo.

—Probablemente es un poco ajustado —dije, sintiéndome repentinamente el
centro de atención—. Marcie tiende a reducir los números en lo referente a las
tallas.

Él apenas sonrió.

—Tiene una ranura que se extiende hasta el muslo.

Su sonrisa se profundizó.

Encerrándome en mi armario, me metí en el vestido. Fluía como líquido sobre
cada una de mis curvas. La ranura se abrió en la mitad de mi muslo, exponiendo
mi pierna.

Dando un paso afuera, hacia la tenue luz, moví mi cabello fuera de mi nuca.

—¿Me subes el cierre?

Los ojos de Joe realizaron una lenta evaluación de mí, cambiando a un vívido negro.

—Me va a costar mucho enviarte con Kevin usando ese vestido. Sólo como
adelanto: si vuelves con ese vestido pareciendo incluso ligeramente arrugado,
rastrearé a Kevin, y cuando lo encuentre, no será nada bonito.

—Le transmitiré el mensaje.

—Si me dices dónde se está escondiendo, se lo daré yo mismo.

Tuve que esforzarme por no sonreír.

—Algo me dice que ese mensaje sería mucho más directo.

—Sólo digamos que captaría el punto.

Joe tomó mi muñeca y me atrajo para un beso, pero algo no estaba bien. Su
cara se volvió borrosa en los bordes, disolviéndose en el fondo. Cuando sus
labios encontraron los míos, difícilmente lo sentí. Peor, me sentí a mí misma
alejarme de él como un trozo de cinta siendo arrancada de un cristal.

Joe lo notó también y maldijo bajo su aliento.

—¿Qué está ocurriendo? —pregunté.

—Es el mestizo —gruñó.

—¿Kevin?

—Está golpeando la ventana de tu dormitorio. En cualquier segundo,
despertarás. ¿Es esta la primera vez que viene a merodear por los alrededores
durante la noche?

Pensé que sería más seguro no responder. Joe estaba en mi sueño y no podía
hacer nada precipitado, pero eso no significaba que fuera una buena idea el
convertir esta competición entre ellos en algo más grande.

—¡Terminaremos esto mañana! —Fue todo lo que tuve tiempo de decir antes
de que el sueño, y Joe, se arremolinaran en los recovecos de mi mente.

El sueño se rompió, y por supuesto, Kevin se encontraba de pie en mi habitación,
cerrando la ventana detrás de él.


—Levántate y brilla —dijo.

Gemí.

—Kevin, tienes que detener esto. Tengo clases a primera hora mañana. Además,
estaba a la mitad de un sueño realmente bueno —refunfuñé como si fuera una
idea de último momento.

—¿Sobre mí? —dijo, dándome una sonrisa arrogante.

Simplemente dije:

—Mejor que esto sea bueno.

—Mejor que bueno. Tengo un puesto tocando el bajo en una banda llamada
Serpentine. Abriremos en el Devil’s Handbag la próxima semana. Los miembros
de la banda consiguen dos boletos gratis, y tú eres una de las afortunadas
beneficiadas. —Con un movimiento florido, lanzó los dos boletos sobre mi
cama.

Me sentía más y más despierta a cada segundo.

—¿Estás loco? ¡No puedes estar en una banda! Se supone que tienes que estar
escondiéndote de Hank. Ir al baile conmigo es una cosa, pero esto es llevar las
cosas demasiado lejos.

Su sonrisa murió, su expresión agria.

—Pensé que estarías feliz por mí, Grey. He pasado los últimos dos meses
escondiéndome. Ahora estoy viviendo en una cueva y hurgando en busca de
comida, lo que se está haciendo cada vez más difícil de encontrar ahora que el
invierno se acerca. No tengo televisión, ni celular. Estoy completamente
desconectado. ¿Quieres la verdad? Estoy hastiado de esconderme. Vivir
huyendo no es vivir. Bien podría estar muerto. —Acarició el anillo de la Mano
Negra, todavía ubicado alrededor de su dedo—. Me alegro de que me hayas
convencido de usar esto otra vez. No me sentido tan vivo en meses. Si Hank
intenta cualquier cosa, se encontrará con una gran sorpresa. Mis poderes se han
intensificado.

Pateé mis sábanas y le hice frente.

—Kevin, Hank sabe que estás en la ciudad. Tiene a sus hombres buscándote.
Tienes que permanecer oculto hasta… el Jeshvan por lo menos —solté,
creyendo que el interés de Hank en Kevin se desvanecería una vez que
la totalidad de sus planes, sin importar lo que ellos fueran, se desarrollaran.



—Sigo diciéndome eso, ¿pero qué pasa si no lo hace? —observó de forma
insulsa—. ¿Qué pasa si él se olvidó de mí y todo esto es por nada?

—Sé que te está buscando.

—¿Lo oíste decirlo? —preguntó, dándose cuenta de mi farol.

—Algo como eso. —Dado su estado actual, no podía obligarme a decirle de
dónde había salido la información. Kevin no se tomaría el consejo de Joe
seriamente. Y luego tendría que explicarle por qué estaba involucrada con Joe
en primer lugar—. Una fuente de confianza me lo dijo.

Él balanceó su cabeza hacia atrás y adelante.

—Estás intentando asustarme. Aprecio el gesto —dijo cínicamente—, pero ya
he tomado mi decisión, he pensado en esto, y lo que sea que pase, puedo
afrontarlo. Un par de meses de libertad es mejor que toda una vida en prisión.

—No puedes permitir que Hank te encuentre —insistí—. Si lo hace, te pondrá
en una de sus prisiones reforzadas. Te torturará. Tienes que soportar esto un
poco más. Por favor —rogué—. ¿Sólo un par de semanas más?

—A la mierda. Me voy de aquí. Voy a tocar en el Devil’s Handbag vengas o no.

No entendía la repentina actitud rebelde. Hasta ahora, había sido muy
meticuloso en lo de mantenerse alejado de Hank. Ahora estaba poniendo su
cuello en la línea de fuego por algo tan trivial como un baile escolar… ¿y ahora
una banda?

Un horrible pensamiento me asaltó.

—Kevin, dijiste que el anillo de la Mano Negra te conecta a él. ¿Hay alguna
posibilidad de que te esté arrastrando más cerca de él? Tal vez el anillo hace
más que aumentar tus poderes. Tal vez es algún tipo de… carnada.

Kevin resopló.

—La Mano Negra no va a atraparme.

—Estás equivocado. Y si sigues con esa actitud, él te atrapará antes de lo que
crees —dije en voz baja pero firme.

Intenté tocar su brazo, pero él se alejó.

Salió por la ventana, cerrándola de golpe tras él.
ElitzJb
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Mensaje por ElitzJb Jue 04 Abr 2013, 4:33 pm

eh bueno chicas ojala y les alla encantado el super maraton con los capitulos completos estamos en la mitad de la novela, PARA Q VEAN Q LAS COMPLAZCO DEMASIADO BIEN :xd: ..
ya eh comenzado a editar las fotos para la 4 temporada
en lo q parpadea un gallo ya tendran el adelando del otro libro q comenzare a leerlo al igual q lo valla publicando okis para poder ir al corriente con ustedes y no abandonarlas x largos periodos
:muack: besitos
se me portan MAL :jojojo: xq el q se porta bien no se divierte LOL.
una vez mas es un placer leer sus dichosos comentarios se les aprecia ful gracias x el apoyo a la saga :)
ElitzJb
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Mensaje por chelis Vie 05 Abr 2013, 4:08 pm

GUUUUAAUUUUU RECORDO A JOE!!!!!... BUENO CASI TODABIA NO RECUERDA MUCHO PERO LO BASICO SI!!!!... Y AAAARR KEV.. POR QUE NO DESPIERTAS CUANDO ESTAMOS CON JOEEEEEE!!!!!????
chelis
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Mensaje por Invitado Lun 08 Abr 2013, 1:28 pm

Holaaaa!! nueva lectora!!! :amor:

Ame tu novee! esta genial!! :aah:

Siguela.... besos!
:hug:

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Mensaje por andreita Mar 09 Abr 2013, 7:58 am

waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ame ame ame el maraton!! porfin receurdad a joe los amo me encantan :)

ya quiero leer el otro libro tambien jajajaj
andreita
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Mensaje por chelis Mar 09 Abr 2013, 3:33 pm

OOTROOOO
chelis
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Mensaje por Augustinesg Vie 12 Abr 2013, 12:43 pm

Vos! Vas a matarme de un paro cardioca producto de alegria y emocion en conjunto.
Cuando vi que habia un super mega archi maraton creo que desfallecí. Ni hablar mientras leia la novrla! Soy yo o esto cada vez mas candente? 3:) haha
Hay algo que pretendi entender.. Anda a saber si con mente de deprabada pero, osea.. Estuvieron juntos? en el sentido específico de la palabra? ... Y no explico nada la autora!?
Augustinesg
Augustinesg


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Mensaje por Augustinesg Vie 12 Abr 2013, 12:52 pm

Hahah de todos midos, no sabes cuan agradecida estoy. SOS UNA GENIA! IDOLA!!
Augustinesg
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Mensaje por chelis Vie 12 Abr 2013, 2:44 pm

:ilusion:
chelis
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