Change my world {HS}

2. Nueva casa, nueva familia.

-Bien, ¿estás listo Harold? –le pregunto Frederick entrando sin tocar a su habitación.
-Sí, ya guarde todo, tengo una duda ¿Puedo llevarme el auto verdad?
- Si es lo que quieres, puedes llevarlo, pero no sé si habrá estacionamiento en tu nuevo hogar.
-Tienes razón… bueno si no hay, le pediré a Helena que se lo traiga de vuelta a casa.
-No me importa, debemos irnos. –dijo y salió de la habitación, dejando a Harry solo con sus 7 maletas.
Se llevaba absolutamente todo, pues no quería dejarle nada al verdadero hijo de los Kessel. Wow, sí que sonaba extraño decirlo, pero al final era la verdad. Alexander era el verdadero heredero de la fortuna Kessel, y él era solo el bebe cambiado, por más que su “madre” le dijera que en un año podría volver, sabía que nada volvería a ser como antes, pues Frederick preferiría mil veces que su hijo biológico se encargara de las empresas.
-Todo estará bien –dijo Loreley cuando estaban en el auto. Josh, su chofer, comenzó a conducir hacia su nuevo hogar. Solo sabía que se encontraba en uno de los barrios más populares de Londres: el barrio Marylebone. Es un barrio residencial, si bien es uno de clase un tanto exclusivo, no se comparaba a Hempstead, un lugar donde viven la mayoría de los millonarios de Inglaterra, además de que ahí se encuentran las mansiones más caras del mundo, pero estaba bien. Por lo menos no es un barrio pobre pensó Harry.
Llegaron al centro de Londres y subieron por Oxford Street hasta llegar a una casa bastante grande para el gusto de Harry, por lo menos no viviría en una pocilga, era de color damasco y no tenia jardín, si no que la puerta daba a una pequeña escalera, y esta terminaba en la calle.
Josh se bajó del auto y camino hasta la casa, tocó la puerta dos veces y espero a que abrieran. Minutos más tardes, una joven delgada, de cabello castaño y con pequeñas ondas, con la piel un poco bronceada y de ojos color chocolate, bastante linda para el gusto de Harry, abrió la puerta, esta al verlos a todos comenzó a llorar y volvió a entrar en la casa, dejando a los Kessel y su chofer totalmente confundidos. Josh disimuladamente volteo a mirar a Harry, que a pesar de ser su jefe, también era su amigo.
Minutos más tarde la puerta volvió a abrirse, pero esta vez abrió otra chica. Harry la reconoció como Gemma, su hermana. Era bastante linda, y se parecía demasiado a él. Ella sonrió melancólicamente y les dijo que Alex bajaría en unos minutos. También los invito a pasar, pero Frederick prefirió esperar afuera. No era de extrañarse, ya que él solo se relacionaba con gente de su mismo estatus social. Cuando Gemma se disponía a entrar nuevamente miró a Harry y le sonrió.
-¿Quieres entrar? –le preguntó. Harry dudo, pero decidió seguirla, total, desde ahora esa sería su casa por un año.
-Soy Gemma, tu hermana –sonrió la chica. De cierta manera se sintió un poco mejor al verla sonreír. –Ven para que conozcas al resto de la familia.
-Claro, por cierto soy Harold, pero dime Harry por favor.
-Claro. –volvió a sonreír.
Gemma lo guió a un pequeño salón, donde se encontraba la chica que había abierto la puerta, su madre bilógica, el esposo de esta, y se sorprendió al ver allí a su padre biológico.
-Bien, llegó la hora –dijo Alexander mientras bajaba las escaleras. Este miro a Harry y sonrió. –Espero que sepas cuidar de mi familia. –le dijo.
Harry no respondió nada, pues no estaba seguro si podría cuidar de si mismo durante el próximo año, menos podría cuidar de toda una familia. La chica de la puerta se abalanzó a los brazos de Alexander y ambos comenzaron a llorar desconsolados.
Era un incomodo momento para Harry, pues él no había podido despedirse de ninguno de sus amigos, que tampoco lo habían llamado.
-¿Dónde están tus cosas querido? –le preguntó dulcemente Anne, sacándolo de sus pensamientos.
-Afuera, en el auto. –susurró, le sorprendió que su voz sonara tan despacio.
-Vamos a buscarlas –le dijo su madre biológica. –Alex, pequeño saca tus cosas, afuera nos despedimos. –El aludido soltó a su hermana, pues ahora la abrazaba a ella, y tomo sus dos pequeñas maletas.
Todos salieron a la calle, donde se encontraron a Loreley, Helena y Khristen llorando a mares, y a Frederick recargado sobre el auto revisando su celular.
-Mamá… -dijo Harry abalanzándose sobre las tres chicas, abrazándolas fuertemente –No me olviden, por favor. No me cambien. Prométanlo. –les dijo con los ojos llenos de lagrimas.
-Por supuesto que no te olvidaremos, en un año volverás a casa. Te Amamos. Todos nosotros –dijo Loreley mirando a su esposo que estaba hablando con Alexander, olvidándose completamente de que no volvería a ver a Harry en mucho tiempo.
-Claro- dijo este con evidente sarcasmo. –Las llamaré cada noche, y las visitare para sus cumpleaños. No podré comprarles regalos caros como hasta ahora pero…
-No nos interesan los regalos –dijo Helena –con tenerte ahí bastará.
-Bien –interrumpió Frederick –Todos nos hemos despedido, así que es hora de irnos Alex, chicas. .dijo dirigiéndose a su esposa e hijas. –Hasta pronto Harold –le dijo dándole un corto abrazo, para luego subirse al auto, seguido por Alex, que ya se había despedido de los Styles.
Sus hermanas y Loreley volvieron a abrazarlo, y subieron también al auto. Josh, antes de subirse abrazó a Harry fuertemente, a pesar de la mirada de reproche del señor Kessel. Eran amigos, y no se verían en un largo tiempo.
-Hasta luego hermano. –le dijo al oído –Hablaremos, ya lo veras.
-Te Quiero bro. –dijo Harry con lagrimas en los ojos. Josh subió al auto, y toda su familia se alejó, dejándolo con unos totales desconocidos.
-Harold… -dijo Robín.
-Harry –le corrigió Gemma, que se acerco a este y lo abrazó, dejando que llorará en su hombro. Él no opuso resistencia, pues necesitaba un abrazo, e increíblemente los brazos de Gemma lo hicieron sentir un poco mejor –entremos a casa, mamá ¿puedes prepararle un chocolate caliente?
-Sí, entremos, ven Harry, Robín y Des entraran tus cosas. Paulette, ven querida. –dijo Anne, tomando a la chica que abrió la puerta, de la mano –Te quedarás a dormir esta noche ¿está bien? No quiero que tengas problemas en casa por llegar tarde. Hablaré con tu madre.
-Está bien –respondió la chica con la voz bastante entrecortada.
Todos entraron a la casa, Gemma llevó a Harry hasta el salón y lo sentó en un sillón, a su lado se sentó ella, y al otro lado la chica que llevaba por nombre Paulette.