Change my world {HS}

7.Rojo es el color del amor..

-¿Aló?
-¿Harry? ¡Oh, mi pequeño bebe! ¿Cómo has estado? ¿Te han alimentado bien? ¿Está muy sucia la casa? Porque si es así, puedo pedirle a Susan que vaya a limpiar…
-¿Mamá? –preguntó el ruloso, quitándose las lagañas de los ojos e intentando recordar alguna de todas las preguntas de su madre. -¿Cómo estás?
-Yo, perfectamente. –Respondió rápidamente- Pero la pregunta es… ¿Cómo estás tú?
-Bien.
-¿Solo bien? ¡Oh Dios Mío!
-Cálmate, solo… tengo sueño- comentó reprimiendo un bostezo.
-¿No puedes dormir? Apuesto toda mi joyería Italiana a que la habitación es más pequeña que la de la empleada.
-No hay empleadas, mamá.
-¡Qué clase de hogar es ese!
-Escucha, la casa es genial, igual que Anne y todos los Styles. Debo irme, recordé que tengo algo importante que hacer.
-¿Debes limpiar la casa? ¡¿Te hacen limpiar?!
-¡No! Y ya basta, adiós.
-Pero Harr…
A pesar de la extraña llamada de su madre, Harry tenía el ánimo por los cielos. Ese día saldría con Paulette, la llevaría al parque de diversiones y luego la llevaría a uno de sus lugares favoritos: la playa.
-Gemma.. ¿me podrías dar el numero de Paulette?
-¿Su número? ¿No prefieres el de Niall?
-Creo que prefiero el de Poli.
Gemma intentó reprimir una carcajada cuando vio el rostro de Harry volverse de un rojo intenso. Sabía perfectamente lo que había pasado la noche anterior entre su hermano biológico y su amiga, y le encantaba.
-¡Estas rojo! –rió, haciendo que el castaño se sonrojara aun mas. –Sebo admitir que me gusta la pareja que hacen.
-Ya basta, Gemma. No molestes a Harry. –dijo Anne, mientras servía el desayuno. –El número de Poli está en la cocina, en la tabla de números de emergencia.
-Gracias. –dijo Harry, completamente avergonzado, pues supuso que si Gemma sabía lo del beso, Anne también debía saberlo. Ciertamente, iba a matar a Des.
Buscó el número en la lista, y cuando lo encontró, sacó su celular y llamó.
-¿Hola? –preguntó la chica, al otro lado de la línea, con voz adormilada.
-¿Te desperté? –preguntó el chico, mientras sentía sus mejillas sonrojarse nuevamente.
-¿Harry? –preguntó la chica, aun parecía estar durmiendo. -¡Harry! Oh, esto es vergonzoso.
Harry comenzó a reír como un idiota, le daba mucha ternura saber que aun estaba dormida a las 11 de la mañana.
-Tranquila… solo llamaba para saber si ¿quieres ir al parque de diversiones conmigo?
-Si… si, por supuesto. Solo… debo prepararme y…
-Está bien… pasaré por ti en ¿una hora?
-Claro, estaré lista. –ambos se quedaron en silencio, y aun así podían sentir sus rostros ardiendo. –Creo que… debo prepararme.
-Si, si… yo iré a desayunar. Te veo luego.
-Adiós.
-Adiós.
-Así que… ¿irán al parque juntos? –comentó Gemma, quien reía a carcajada limpia.
-¡Gemma! –se escuchó el gritó de Anne desde el comedor. -¡Deja a tu hermano!
-¡Está bien!
Harry sintió como su corazón bombeaba sangre más rápido de lo normal. El día anterior había escuchado como Des lo llamaba hijo y ahora escuchaba a Anne decir lo mismo pero con distintas palabras.
Jamás se había sentido más feliz en su vida, en una situación en la que cualquiera se sentiría miserable, él era feliz.
Era, por primera vez en su vida, feliz.


-Hola-saludó la chica, sonrojándose nuevamente.
-Hola. –susurró Harry entregándole unas lindas flores que había pasado a comprar.
-Son muy lindas. -dijo ella tomándolas. -Vuelvo enseguida, las dejaré en agua.
-Claro, yo espero. -sonrió. Gemma le había dicho que debía dejar que ella lo saludara, pues si él solo iba y la besaba, podría complicar las cosas.
Cuando la chica regresó, hizo el ademan de saludarlo, pero se paró en seco frente a él. Esperó un momento, y como por arte de magia, ambos se acercaron, besándose cortamente en forma de saludo.
-Estas rojo.
-Tu igual.
-Parecemos niños de 15 años.
-Lo sé. –comentó Harry, riendo levemente. –Jamás me había sucedido.
-Ni a mí.
Ambos se quedaron mirando un momento, y luego Harry tendió su mano, tomando la de la chica y entrelazando sus dedos.
-¿Vamos? –preguntó el chico, volviendo a sonrojarse.
-Si.

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