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Trilogía Existence {Nick&_____}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
Buenas, buenas, lamento no haber subido antes... Cuando ibamos a comprar el cable, mi querido y adorado padre se llevo la camioneta de mi mama, así que hasta ahora es que pude comprarlo... Feliz Navidad, feliz Quaziggyziggyziggyzam, gracias por su paciencia, las quiero y pues... Ahora mismo subo.
IreGarciaT
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
Muchas gracias, la pase genial :hug:M i c a e l a escribió:FELIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIZ CUMPLEEEEEEEE!
Te dije que te iba a felicitar hoy y acá estoy pásalo increíble :)
Luego de tus 15 los años pasan rápido jajaja soy pesimista pero mis 15 fueron hace dos años y siento que solo fue hace meses D: okya jajaja pásalo lindo! :hug:
IreGarciaT
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
Capitulo19
El cielo oscuro comenzó a agitarse alrededor de un centro de luz. Agarré el brazo de Nick con mis dos manos como si estuviera a punto de desaparecer.
—¿Qué está pasando? —Le pregunté sobre el sonido del rugir del viento en la distancia. Nick negó con la cabeza, con los ojos sobre Gee.
Ella miró de él a mí. —Van a llevarlo. Gracias a ti, será considerado como uno de los menos. Ha caído. Rompió las reglas. —Gee empezó a gritar a través de la tormenta, como vientos encerrando el intercambio de información. Solté a Nick y caminé hacia delante, sabiendo que tenía que detener esto y él no me iba a decir cómo.
—¿Qué puedo hacer? —Le grité a Gee.
Ella miró a Nick detrás de mí. —Ella no es como los otros seres humanos. Es por lo qué te enamoraste de ella cuando nadie más te tentó. Déjala que tome esta decisión.
—¡NO! —Gritó Nick detrás de mí con una intensidad de su voz rayando en pánico. Corrí hacia Gee, con miedo a que Nick pudiera detenerme.
—Dime. —Le exigí. Ella me miraba, mientras sus brillantes rasgos parecían cada vez más de otro mundo. La tormenta se hizo más fuerte. Su cabello rubio se azotaba violentamente a su alrededor, creando la apariencia de lo inmortal que era.
—Él sólo puede ser perdonado si tú mueres. Él es La Muerte y tendrá que aceptar tu alma. Sólo puedo hacer lo que se requiere para matar a tu cuerpo pero al final hasta que Él ya no exista, La Muerte tiene que tomar tu alma.
—¡NO! ¡NO LA TOMARÉ! ¡ELLA ES UN ALMA NUEVA! ¡MI DEBILIDAD NO LA CONDENARÁ! —Nick rugió detrás de mí y sus brazos me apartaron de Gee.
Ella ignoró la protesta Nick y continuó mirándome mientras la tormenta se hizo más fuerte. Yo tenía un poder aquí que Nick no admitiría y Gee se encontraba demasiado asustada para decirme. Lo intentaba. La amiga que pensaba que había hecho en la casa mental, en verdad podría ser mi amiga, después de todo. No había ninguna intención malvada en su mirada, como había visto en los ojos del otro transportador. Ella suplicaba silenciosamente conmigo. ¿Cuál fue la elección? Si Nick se negó a tomar mi alma, entonces, ¿Cómo iba a matarme? Incluso cuando caminé directo a sus brazos. Los brazos de Nick parecían estar luchando contra un tirón de la tormenta que no venía por mí o Gee. Se encontraba aquí por él. Levanté la vista hacia él y toqué su rostro angustiado, tan lleno de determinación por salvarme, dispuesto a ser absorbido hacia el Infierno.
—Te amo. —Le dije, haciendo que su cara se retorciera de dolor.
—Yo no soy un hombre por lo que no tengo un corazón que ame como un ser humano lo hace. Soy un dios inmortal que vive con el poder supremo porque poseo las llaves de La Muerte. Pero tú eres mi existencia. Yo soy tuyo. —Lágrimas calientes corrían por mi rostro mientras miraba la cara de alguien que comprendió una emoción mucho más fuerte que mis débiles palabras, débiles de amor. Su brazo fue arrancado de mí por la fuerza de la tormenta de viento y permaneció como el dios que era mientras un embudo oscuro se formó alrededor de él.
Mi corazón latía con fuerza en mi pecho y corrí hacia Gee, sabiendo de alguna manera que había algo que podía hacer. Ella me podía llevar, podía verlo en sus ojos. Para mí, era una manera de detener esto. Gee me miraba cuando me acerqué a ella y me di cuenta de la esperanza parpadeando en sus ojos.
—¡Ayúdalo! Haz lo que puedas, pero no dejes que se lo lleven, por favor. —Le grité por encima del ruido detrás de mí, arrancado del pecho de La Muerte. Gee asintió y miró por encima del hombro.
—Ella hizo el sacrificio. Se acabó. —Gee, anunció con un tono dominante alto y profundo. Sus ojos se volvieron a mí cuando me tocó con su mano en la cabeza.
El aire a mi alrededor cesó. Ya no podía extraer oxígeno para mis pulmones. Necesité de toda mi fuerza de voluntad para no tratar de tomar aire. Si Nick me vio luchando yo sabía que iba a luchar contra cualquier fuerza que le unía a librarme del poder de Gee. El suelo frío y húmedo se levantó a mi encuentro y yo yacía inerte y el dolor agudo de la asfixia me quemó los pulmones. La tormenta a mí alrededor se desvaneció. No oía nada más y ya no sentía. Era diferente que antes. Esta vez el dolor se apartó rápidamente y la oscuridad me consumió.
El olor a café y tocino llenaron mis sentidos mientras inhalé un respiro tan dichosamente dulce, que me despertó con un sobresalto. Me senté y miré alrededor de mi habitación. Me encontraba en mi cama. Tragué saliva y mi garganta se apretó de dolor. Me toqué el pecho y lo sentí sensible, como si me hubieran dado un puñetazo justo sobre el lugar donde descansaban mis pulmones dentro de mí. Todo había sido real. Aturdida, me puse de pie y me acerqué a la ventana para mirar hacia el bosque detrás de mi casa. ¿Mostrarían evidencia de los vientos huracanados que azotaron anoche, luchando para tomar a Nick? Los árboles se alzaban igual como cuando yo había entrado en ellos la noche anterior. Las hojas soplaron suavemente en la brisa. Esto andaba mal. Me había entregado por La Muerte. Gee me podría haber tomado. Lo había visto en sus ojos. ¿Tenía Nick aún en posesión el poder de detenerlo incluso con el Infierno tirándolo lejos? Yo me encontraba viva y aquí en mi casa, respirando, cuando había pedido dejar este cuerpo atrás y cesar mi vida en la tierra.
—No. —Susurré contra el cristal de la ventana, mientras las lágrimas corrían por mi cara. —Quería morir. Esta existencia que me has dado no vale nada sin ti. No puedo vivir con el hecho de que tú ya no... —Un sollozo sacudió mi cuerpo y mis piernas cedieron y me desplomé en el suelo. Acurruqué mi cuerpo en una bola, intento de lidiar con el dolor rasgando mi pecho. Esto no era una existencia con la que podría vivir. Yo había estado tan segura de que Gee conocía una forma de salvarlo.
Esta, esta vida donde Nick fue condenado al Infierno y a mí se me permitió seguir adelante como si nada hubiera pasado, sería mi Infierno personal.
—Dime, Peggy Ann, ¿Eres siempre así de dramática? —Me sacudí al sonido de la voz de Gee y levanté los ojos hinchados para encontrarla sentada en el borde de mi cama. Sus piernas largas y delgadas se encontraban cruzadas y me estudiaban con la cabeza inclinada. —Eres un ser humano bastante singular. —dijo con una sonrisa.
La ira comenzó a subir dentro de mí, me puse de pie y la miré. Ella me había mentido. Me había hecho pensar que podría detener el destino de Nick.
—Guau, Peggy Ann, toma el aspecto psicológico de tu cara bonita y respira profundamente. —Hizo una pausa y sonrió. —Ahora que puedes respirar, eso es. —Odiaba la sonrisa y la indiferencia de su actitud después de lo que había sucedido con Nick.
—Me mentiste. —Susurré, mientras cerré la distancia entre nosotras.
Gee meneó la cabeza lentamente. —No, no lo hice. Honestamente, _______, deja de tirar la cosa sobre mí. No es como que me puedas hacer daño. Apaga el drama, cariño. Sé que lo amas. Mierda, me imagino que tienes sentimientos más intensos hacia él que los miserables te amo que los seres humanos dan tan fácilmente. Quiero decir, la mayoría de los seres humanos no tirarían sus almas ciegamente en una eternidad que no entenderían, por el bien de salvar a La Muerte. Fue raro efectivamente.
—Podrías haberte esforzado más para tomarme. Él fue apartado por una fuerza más fuerte que él. ¡Podrías haberme matado! Caminé hasta ti y me ofrecí como un sacrificio. —Me tapé la boca, cuando un sollozo escapó y los pasos de mi madre hicieron eco en el pasillo. Me quedé inmóvil, sin saber qué hacer. Mis entrañas se sentían como si hubieran sido arrancadas de mí. Ya no tenía fuerzas para ocultar el dolor que sentía.
La puerta del dormitorio se abrió y mamá se asomó y sonrió, luego cerró la puerta suavemente. Me quedé congelada y confundida en cuanto a lo que acababa de presenciar. Levanté la mirada hacia Gee, que seguía sentada en el borde de mi cama. Mamá no había estado mirándola fijamente. Gee se volvió ligeramente y le dio unas palmaditas con la mano a algo mientras me sonreía. Mis ojos se movieron de ella al lugar que había dejado desocupado después de despertarme por la mañana y por primera vez, me di cuenta de que todavía me encontraba en la cama. Di un paso más cerca y miré hacia abajo a lo que parecía ser mi cuerpo dormido.
—Creo que un “lo siento” sería suficiente en este momento. Ya sabes, por gritarme y por el espantoso silbido que hiciste. Un poco me recordó a los de allí abajo y, bueno, me asusté. —Aparté los ojos de mi cuerpo y devolví la mirada a Gee, que parecía completamente satisfecha. —Estoy esperando mi disculpa. Habla, Peggy Ann, tú sabes que puedes. —Frunció los labios y ladeó la cabeza de lado a lado.
—¿Estoy muerta? —Le pregunté, mirando hacia atrás, a mi cuerpo. — Me refiero a, ¿Mi cuerpo está muerto?
Gee dio un largo suspiro. —Siiiiiiiii, ahora vamos a oírlo: “Lo siento, Gee por hablarte tan feo cuando hiciste lo que te pedí” Vamos, puedes decirlo.
Negué con la cabeza y estudié mi cuerpo antes de caminar hasta el espejo. Tenía la misma apariencia en la mayoría de los aspectos, excepto todas mis imperfecciones, ¿Dónde han ido? Era una versión perfecta de mí.
—¿Qué? ¿Por qué estoy aquí? ¿No se da cuenta mi madre que estoy muerta? ¿Dónde está Nick? ¿Ellos lo dejaron ir? ¿Tú me vas a transportar? ¿O soy un alma errante? ¿Dónde está Nick? —Sentí esperanza por primera vez desde que había despertado. Miré de nuevo al espejo y me toqué la cara. Mis mejillas suaves y lisas donde las lágrimas las habrían dejado húmedas y sensibles.
Gee hizo una mueca. —Se necesita un poco acostumbrarse, todo el ser en un cuerpo de diecisiete años y ahora no tienes uno. Te olvidas y piensas que las cosas son de determinada manera y no lo son. Al igual que el hecho de que llorabas con tanta intensidad en el suelo con todo tu instinto dramático y sabías que tu cuerpo produce lágrimas por lo que las sentiste, ya que creías que iban a estar allí. —Gee se encogió de hombros y se levantó.
—¿Adónde vas? ¿Me estás llevando? ¿Dónde está Nick? —Le pregunté de nuevo y ella levantó las manos como en defensa
—Bueno, en primer lugar, no he tenido mis disculpas y todavía piensas que puedes comenzar a exigir respuestas.
—¡Lo siento! Ahora, ¿Dónde está Nick?
Gee frunció el ceño. —Eso no suena como que lo decías en serio. — Cerré los ojos y me di cuenta de que incluso con ellos cerrados todavía podía ver. Extraño—. Tus ojos no se cierran, Peggy Ann, tú tan solo piensas que lo están. Ya te expliqué la forma en que funciona, así que para. Parece que estás haciendo la cosa de la mirada escalofriante que las almas hacen.
—Por favor. Lo siento. Sólo dime dónde Nick está. —Declaré.
Gee sonrió. —Vale, vale bien. La verdad es que no sé exactamente. — Ella se encogió de hombros y pasó de largo caminando hacia mí.
—¿Qué quieres decir?
Ella se dio la vuelta y me sonrió. —Todo es confuso. Me dejaste matar tu cuerpo, pero, por supuesto, el amante no iba a tomar el alma de tu cuerpo. Sin embargo, yo sabía, como él, que si tu alma se hallaba verdaderamente dispuesta podría dejar el cuerpo por sí solo. Por lo tanto, dejé el remolino del huracán ayer por la noche y llevé tu cadáver de vuelta aquí. Yo sabía que cuando tu alma volviera alrededor del trauma de la muerte de tu cuerpo, sería el momento de la verdad. Esperé para ver y, por supuesto... —Hizo una pausa y sonrió. —Honestamente, nunca lo dudé. Pude ver tu fiereza por salvarlo. Yo sabía que era tu alma la que hablaba, y esperaba que abandonase tu cuerpo. Eso, por supuesto, lo hizo e inmediatamente debería haber sido capaz de llevarte y advertirte. —Ella mordió su labio inferior y se encogió de hombros.
—¿Qué? —Le pregunté con alivio corriendo a través de mí al pensar que Nick aún era La Muerte y él no se estaba quemando en el Infierno.
—Ah, bueno, no estoy muy segura. Quiero decir me gustas y todo, pero tengo una agenda muy ocupada y me has tomado una buena cantidad de mi tiempo durante las últimas semanas. Bueno, al menos desde que Nick expulsó a Ky y me quedé atrapada con el trabajo de asegurarme de que el señor Obstinado libere tu alma. De todos modos, mira la cosa es que me distraje un tanto y pospuse nuestra partida para que pudiera hablar contigo y me hagas un millón de preguntas. Yo, eh, bueno, tu alma no está por venir. No va a marcharse y no tiene una fuerza que lo sostenga. —Ella suspiró y me frunció el ceño. —No sé lo que está pasando aquí. Tú eres la primera en todos los sentidos. Tal vez La Muerte tiene que tomar tu alma, después de todo. No tengo ni idea. Mi conjetura es que mejor vayas a buscar de nuevo tu cuerpo y vivir esta vida. Me temo que a La Muerte no se le ha dado un indulto por su rebelión. Si no vuelves a tu cuerpo, entonces te vas a pasar la eternidad como un alma errante. No tengo que decirte lo que un alma errante es, porque las dos sabemos que ya sabes. Las ves todo el tiempo. ¿Quieres tener su miserable existencia? Mira, no dejes que le den la condenación eterna a cambio de nada. —Ella se acercó a donde yacía mi cuerpo sin vida. —Si él tiene que quemarse en el Infierno por toda la eternidad no dejes que lo tenga que hacer sabiendo que eres un alma perdida. Él sabrá. Ellos se asegurarán de que lo sepa. Es todo sobre el dolor y tortura allí abajo. ¿Qué no puede hacer un poco de calor para el conocimiento de que renunciaste a la eternidad prometida que él tanto luchó para que tuvieras? Va a causarle un dolor como nunca lo comprenderás. —Ella miró hacia abajo a mi cuerpo. —Es tu elección. Vuelve a vivir. Hazlo por él. —Entonces ella se había ido.
Me paré sobre mi cuerpo viendo cómo ardientes lágrimas corrían por mi cara de nuevo, aunque ahora sabía que sólo se siente el recuerdo de las lágrimas. Yo era un alma. No podía llorar. Me toqué la cara y mi cuerpo se sentía frío. La idea de volver a este cuerpo y existir, al mismo tiempo que Nick ya no vagaba por la Tierra, a causa de mí, era insoportable.
—Tú eres la razón de mi existencia, Nick. ¿Cómo puedo vivir sin ti? — Susurré en la habitación y sabía que no importa lo que el dolor de la vida me guardaba, no podía causarle más dolor. Quisiera soportar la vida, así él no tendría la culpa de mi alma perdida que lo atormente. Había renunciado a todo por mí. Podría sacrificar una eternidad de dolor, si eso es lo que se necesitaba para aliviar su sufrimiento. Me deslicé en la cama y sentí una sensación de hormigueo caliente correr por mí, ya que me reuní con el cuerpo que había dejado. Mis ojos se abrieron y un sollozo escapó de mis labios.
—______, ¿Cariño? ¿Nunca te vas a levantar y venir a comer? —Mamá se encontraba de pie en mi puerta sonriéndome, completamente inconsciente de que su última visita a mi habitación había visto un cuerpo vacío.
—Sí, bueno, lo siento. Supongo que estar en mi cama otra vez me hizo dormir demasiado. —Ella caminó hacia mí y se sentó a mi lado.
—Se sintió bien tenerte en casa anoche. Puedes faltar a la escuela hoy si necesitas un día para aclimatarte. —Pensé quedarme en casa, en mi habitación y sabía que iba a ser muy difícil. Tenía que salir y hablar con gente. Necesitaba ver la vida y encontrar una manera de sobrevivirla. No sería la causa del dolor de Nick. Viviría, por él.
—¿Qué está pasando? —Le pregunté sobre el sonido del rugir del viento en la distancia. Nick negó con la cabeza, con los ojos sobre Gee.
Ella miró de él a mí. —Van a llevarlo. Gracias a ti, será considerado como uno de los menos. Ha caído. Rompió las reglas. —Gee empezó a gritar a través de la tormenta, como vientos encerrando el intercambio de información. Solté a Nick y caminé hacia delante, sabiendo que tenía que detener esto y él no me iba a decir cómo.
—¿Qué puedo hacer? —Le grité a Gee.
Ella miró a Nick detrás de mí. —Ella no es como los otros seres humanos. Es por lo qué te enamoraste de ella cuando nadie más te tentó. Déjala que tome esta decisión.
—¡NO! —Gritó Nick detrás de mí con una intensidad de su voz rayando en pánico. Corrí hacia Gee, con miedo a que Nick pudiera detenerme.
—Dime. —Le exigí. Ella me miraba, mientras sus brillantes rasgos parecían cada vez más de otro mundo. La tormenta se hizo más fuerte. Su cabello rubio se azotaba violentamente a su alrededor, creando la apariencia de lo inmortal que era.
—Él sólo puede ser perdonado si tú mueres. Él es La Muerte y tendrá que aceptar tu alma. Sólo puedo hacer lo que se requiere para matar a tu cuerpo pero al final hasta que Él ya no exista, La Muerte tiene que tomar tu alma.
—¡NO! ¡NO LA TOMARÉ! ¡ELLA ES UN ALMA NUEVA! ¡MI DEBILIDAD NO LA CONDENARÁ! —Nick rugió detrás de mí y sus brazos me apartaron de Gee.
Ella ignoró la protesta Nick y continuó mirándome mientras la tormenta se hizo más fuerte. Yo tenía un poder aquí que Nick no admitiría y Gee se encontraba demasiado asustada para decirme. Lo intentaba. La amiga que pensaba que había hecho en la casa mental, en verdad podría ser mi amiga, después de todo. No había ninguna intención malvada en su mirada, como había visto en los ojos del otro transportador. Ella suplicaba silenciosamente conmigo. ¿Cuál fue la elección? Si Nick se negó a tomar mi alma, entonces, ¿Cómo iba a matarme? Incluso cuando caminé directo a sus brazos. Los brazos de Nick parecían estar luchando contra un tirón de la tormenta que no venía por mí o Gee. Se encontraba aquí por él. Levanté la vista hacia él y toqué su rostro angustiado, tan lleno de determinación por salvarme, dispuesto a ser absorbido hacia el Infierno.
—Te amo. —Le dije, haciendo que su cara se retorciera de dolor.
—Yo no soy un hombre por lo que no tengo un corazón que ame como un ser humano lo hace. Soy un dios inmortal que vive con el poder supremo porque poseo las llaves de La Muerte. Pero tú eres mi existencia. Yo soy tuyo. —Lágrimas calientes corrían por mi rostro mientras miraba la cara de alguien que comprendió una emoción mucho más fuerte que mis débiles palabras, débiles de amor. Su brazo fue arrancado de mí por la fuerza de la tormenta de viento y permaneció como el dios que era mientras un embudo oscuro se formó alrededor de él.
Mi corazón latía con fuerza en mi pecho y corrí hacia Gee, sabiendo de alguna manera que había algo que podía hacer. Ella me podía llevar, podía verlo en sus ojos. Para mí, era una manera de detener esto. Gee me miraba cuando me acerqué a ella y me di cuenta de la esperanza parpadeando en sus ojos.
—¡Ayúdalo! Haz lo que puedas, pero no dejes que se lo lleven, por favor. —Le grité por encima del ruido detrás de mí, arrancado del pecho de La Muerte. Gee asintió y miró por encima del hombro.
—Ella hizo el sacrificio. Se acabó. —Gee, anunció con un tono dominante alto y profundo. Sus ojos se volvieron a mí cuando me tocó con su mano en la cabeza.
El aire a mi alrededor cesó. Ya no podía extraer oxígeno para mis pulmones. Necesité de toda mi fuerza de voluntad para no tratar de tomar aire. Si Nick me vio luchando yo sabía que iba a luchar contra cualquier fuerza que le unía a librarme del poder de Gee. El suelo frío y húmedo se levantó a mi encuentro y yo yacía inerte y el dolor agudo de la asfixia me quemó los pulmones. La tormenta a mí alrededor se desvaneció. No oía nada más y ya no sentía. Era diferente que antes. Esta vez el dolor se apartó rápidamente y la oscuridad me consumió.
***
El olor a café y tocino llenaron mis sentidos mientras inhalé un respiro tan dichosamente dulce, que me despertó con un sobresalto. Me senté y miré alrededor de mi habitación. Me encontraba en mi cama. Tragué saliva y mi garganta se apretó de dolor. Me toqué el pecho y lo sentí sensible, como si me hubieran dado un puñetazo justo sobre el lugar donde descansaban mis pulmones dentro de mí. Todo había sido real. Aturdida, me puse de pie y me acerqué a la ventana para mirar hacia el bosque detrás de mi casa. ¿Mostrarían evidencia de los vientos huracanados que azotaron anoche, luchando para tomar a Nick? Los árboles se alzaban igual como cuando yo había entrado en ellos la noche anterior. Las hojas soplaron suavemente en la brisa. Esto andaba mal. Me había entregado por La Muerte. Gee me podría haber tomado. Lo había visto en sus ojos. ¿Tenía Nick aún en posesión el poder de detenerlo incluso con el Infierno tirándolo lejos? Yo me encontraba viva y aquí en mi casa, respirando, cuando había pedido dejar este cuerpo atrás y cesar mi vida en la tierra.
—No. —Susurré contra el cristal de la ventana, mientras las lágrimas corrían por mi cara. —Quería morir. Esta existencia que me has dado no vale nada sin ti. No puedo vivir con el hecho de que tú ya no... —Un sollozo sacudió mi cuerpo y mis piernas cedieron y me desplomé en el suelo. Acurruqué mi cuerpo en una bola, intento de lidiar con el dolor rasgando mi pecho. Esto no era una existencia con la que podría vivir. Yo había estado tan segura de que Gee conocía una forma de salvarlo.
Esta, esta vida donde Nick fue condenado al Infierno y a mí se me permitió seguir adelante como si nada hubiera pasado, sería mi Infierno personal.
—Dime, Peggy Ann, ¿Eres siempre así de dramática? —Me sacudí al sonido de la voz de Gee y levanté los ojos hinchados para encontrarla sentada en el borde de mi cama. Sus piernas largas y delgadas se encontraban cruzadas y me estudiaban con la cabeza inclinada. —Eres un ser humano bastante singular. —dijo con una sonrisa.
La ira comenzó a subir dentro de mí, me puse de pie y la miré. Ella me había mentido. Me había hecho pensar que podría detener el destino de Nick.
—Guau, Peggy Ann, toma el aspecto psicológico de tu cara bonita y respira profundamente. —Hizo una pausa y sonrió. —Ahora que puedes respirar, eso es. —Odiaba la sonrisa y la indiferencia de su actitud después de lo que había sucedido con Nick.
—Me mentiste. —Susurré, mientras cerré la distancia entre nosotras.
Gee meneó la cabeza lentamente. —No, no lo hice. Honestamente, _______, deja de tirar la cosa sobre mí. No es como que me puedas hacer daño. Apaga el drama, cariño. Sé que lo amas. Mierda, me imagino que tienes sentimientos más intensos hacia él que los miserables te amo que los seres humanos dan tan fácilmente. Quiero decir, la mayoría de los seres humanos no tirarían sus almas ciegamente en una eternidad que no entenderían, por el bien de salvar a La Muerte. Fue raro efectivamente.
—Podrías haberte esforzado más para tomarme. Él fue apartado por una fuerza más fuerte que él. ¡Podrías haberme matado! Caminé hasta ti y me ofrecí como un sacrificio. —Me tapé la boca, cuando un sollozo escapó y los pasos de mi madre hicieron eco en el pasillo. Me quedé inmóvil, sin saber qué hacer. Mis entrañas se sentían como si hubieran sido arrancadas de mí. Ya no tenía fuerzas para ocultar el dolor que sentía.
La puerta del dormitorio se abrió y mamá se asomó y sonrió, luego cerró la puerta suavemente. Me quedé congelada y confundida en cuanto a lo que acababa de presenciar. Levanté la mirada hacia Gee, que seguía sentada en el borde de mi cama. Mamá no había estado mirándola fijamente. Gee se volvió ligeramente y le dio unas palmaditas con la mano a algo mientras me sonreía. Mis ojos se movieron de ella al lugar que había dejado desocupado después de despertarme por la mañana y por primera vez, me di cuenta de que todavía me encontraba en la cama. Di un paso más cerca y miré hacia abajo a lo que parecía ser mi cuerpo dormido.
—Creo que un “lo siento” sería suficiente en este momento. Ya sabes, por gritarme y por el espantoso silbido que hiciste. Un poco me recordó a los de allí abajo y, bueno, me asusté. —Aparté los ojos de mi cuerpo y devolví la mirada a Gee, que parecía completamente satisfecha. —Estoy esperando mi disculpa. Habla, Peggy Ann, tú sabes que puedes. —Frunció los labios y ladeó la cabeza de lado a lado.
—¿Estoy muerta? —Le pregunté, mirando hacia atrás, a mi cuerpo. — Me refiero a, ¿Mi cuerpo está muerto?
Gee dio un largo suspiro. —Siiiiiiiii, ahora vamos a oírlo: “Lo siento, Gee por hablarte tan feo cuando hiciste lo que te pedí” Vamos, puedes decirlo.
Negué con la cabeza y estudié mi cuerpo antes de caminar hasta el espejo. Tenía la misma apariencia en la mayoría de los aspectos, excepto todas mis imperfecciones, ¿Dónde han ido? Era una versión perfecta de mí.
—¿Qué? ¿Por qué estoy aquí? ¿No se da cuenta mi madre que estoy muerta? ¿Dónde está Nick? ¿Ellos lo dejaron ir? ¿Tú me vas a transportar? ¿O soy un alma errante? ¿Dónde está Nick? —Sentí esperanza por primera vez desde que había despertado. Miré de nuevo al espejo y me toqué la cara. Mis mejillas suaves y lisas donde las lágrimas las habrían dejado húmedas y sensibles.
Gee hizo una mueca. —Se necesita un poco acostumbrarse, todo el ser en un cuerpo de diecisiete años y ahora no tienes uno. Te olvidas y piensas que las cosas son de determinada manera y no lo son. Al igual que el hecho de que llorabas con tanta intensidad en el suelo con todo tu instinto dramático y sabías que tu cuerpo produce lágrimas por lo que las sentiste, ya que creías que iban a estar allí. —Gee se encogió de hombros y se levantó.
—¿Adónde vas? ¿Me estás llevando? ¿Dónde está Nick? —Le pregunté de nuevo y ella levantó las manos como en defensa
—Bueno, en primer lugar, no he tenido mis disculpas y todavía piensas que puedes comenzar a exigir respuestas.
—¡Lo siento! Ahora, ¿Dónde está Nick?
Gee frunció el ceño. —Eso no suena como que lo decías en serio. — Cerré los ojos y me di cuenta de que incluso con ellos cerrados todavía podía ver. Extraño—. Tus ojos no se cierran, Peggy Ann, tú tan solo piensas que lo están. Ya te expliqué la forma en que funciona, así que para. Parece que estás haciendo la cosa de la mirada escalofriante que las almas hacen.
—Por favor. Lo siento. Sólo dime dónde Nick está. —Declaré.
Gee sonrió. —Vale, vale bien. La verdad es que no sé exactamente. — Ella se encogió de hombros y pasó de largo caminando hacia mí.
—¿Qué quieres decir?
Ella se dio la vuelta y me sonrió. —Todo es confuso. Me dejaste matar tu cuerpo, pero, por supuesto, el amante no iba a tomar el alma de tu cuerpo. Sin embargo, yo sabía, como él, que si tu alma se hallaba verdaderamente dispuesta podría dejar el cuerpo por sí solo. Por lo tanto, dejé el remolino del huracán ayer por la noche y llevé tu cadáver de vuelta aquí. Yo sabía que cuando tu alma volviera alrededor del trauma de la muerte de tu cuerpo, sería el momento de la verdad. Esperé para ver y, por supuesto... —Hizo una pausa y sonrió. —Honestamente, nunca lo dudé. Pude ver tu fiereza por salvarlo. Yo sabía que era tu alma la que hablaba, y esperaba que abandonase tu cuerpo. Eso, por supuesto, lo hizo e inmediatamente debería haber sido capaz de llevarte y advertirte. —Ella mordió su labio inferior y se encogió de hombros.
—¿Qué? —Le pregunté con alivio corriendo a través de mí al pensar que Nick aún era La Muerte y él no se estaba quemando en el Infierno.
—Ah, bueno, no estoy muy segura. Quiero decir me gustas y todo, pero tengo una agenda muy ocupada y me has tomado una buena cantidad de mi tiempo durante las últimas semanas. Bueno, al menos desde que Nick expulsó a Ky y me quedé atrapada con el trabajo de asegurarme de que el señor Obstinado libere tu alma. De todos modos, mira la cosa es que me distraje un tanto y pospuse nuestra partida para que pudiera hablar contigo y me hagas un millón de preguntas. Yo, eh, bueno, tu alma no está por venir. No va a marcharse y no tiene una fuerza que lo sostenga. —Ella suspiró y me frunció el ceño. —No sé lo que está pasando aquí. Tú eres la primera en todos los sentidos. Tal vez La Muerte tiene que tomar tu alma, después de todo. No tengo ni idea. Mi conjetura es que mejor vayas a buscar de nuevo tu cuerpo y vivir esta vida. Me temo que a La Muerte no se le ha dado un indulto por su rebelión. Si no vuelves a tu cuerpo, entonces te vas a pasar la eternidad como un alma errante. No tengo que decirte lo que un alma errante es, porque las dos sabemos que ya sabes. Las ves todo el tiempo. ¿Quieres tener su miserable existencia? Mira, no dejes que le den la condenación eterna a cambio de nada. —Ella se acercó a donde yacía mi cuerpo sin vida. —Si él tiene que quemarse en el Infierno por toda la eternidad no dejes que lo tenga que hacer sabiendo que eres un alma perdida. Él sabrá. Ellos se asegurarán de que lo sepa. Es todo sobre el dolor y tortura allí abajo. ¿Qué no puede hacer un poco de calor para el conocimiento de que renunciaste a la eternidad prometida que él tanto luchó para que tuvieras? Va a causarle un dolor como nunca lo comprenderás. —Ella miró hacia abajo a mi cuerpo. —Es tu elección. Vuelve a vivir. Hazlo por él. —Entonces ella se había ido.
Me paré sobre mi cuerpo viendo cómo ardientes lágrimas corrían por mi cara de nuevo, aunque ahora sabía que sólo se siente el recuerdo de las lágrimas. Yo era un alma. No podía llorar. Me toqué la cara y mi cuerpo se sentía frío. La idea de volver a este cuerpo y existir, al mismo tiempo que Nick ya no vagaba por la Tierra, a causa de mí, era insoportable.
—Tú eres la razón de mi existencia, Nick. ¿Cómo puedo vivir sin ti? — Susurré en la habitación y sabía que no importa lo que el dolor de la vida me guardaba, no podía causarle más dolor. Quisiera soportar la vida, así él no tendría la culpa de mi alma perdida que lo atormente. Había renunciado a todo por mí. Podría sacrificar una eternidad de dolor, si eso es lo que se necesitaba para aliviar su sufrimiento. Me deslicé en la cama y sentí una sensación de hormigueo caliente correr por mí, ya que me reuní con el cuerpo que había dejado. Mis ojos se abrieron y un sollozo escapó de mis labios.
—______, ¿Cariño? ¿Nunca te vas a levantar y venir a comer? —Mamá se encontraba de pie en mi puerta sonriéndome, completamente inconsciente de que su última visita a mi habitación había visto un cuerpo vacío.
—Sí, bueno, lo siento. Supongo que estar en mi cama otra vez me hizo dormir demasiado. —Ella caminó hacia mí y se sentó a mi lado.
—Se sintió bien tenerte en casa anoche. Puedes faltar a la escuela hoy si necesitas un día para aclimatarte. —Pensé quedarme en casa, en mi habitación y sabía que iba a ser muy difícil. Tenía que salir y hablar con gente. Necesitaba ver la vida y encontrar una manera de sobrevivirla. No sería la causa del dolor de Nick. Viviría, por él.
Última edición por IreGarciaT el Vie 28 Dic 2012, 8:09 pm, editado 1 vez
IreGarciaT
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
Capitulo 20
Mamá había enviado a Kevin a la escuela sin mí y explicó que volvería en la tarde. Kevin era una cosa con la que tenía que tratar. Si tenía que vivir esta existencia, no podía continuar usándolo. Yo nunca lo amaría en la forma en que se merece. Él era mi amigo y una fuente de consuelo. Dejarme permanecer como su novia no sólo fue un error para Kevin, fue una traición porque nunca pertenecería a nadie, sino a Nick. No podría vivir de esa manera. Vivir no iba a ser fácil para mí. Tenía que cortar todas las cuerdas que quebraron mi alma ya dañada.
Para el momento en que nos registramos en la escuela me había perdido literatura Inglesa. Los pasillos se fueron llenando con estudiantes. Mantuve mis libros cerca de mi pecho y apreté en mi mano mi pase de llegada tarde. Puedo hacer esto. Canté el recordatorio una y otra vez en mi cabeza. Demi salió de la multitud de gente, sonriendo cuando me vio.
—¡______! ¡Hurra, viniste! Te he extrañado como loca. Ahora el almuerzo no será tan aburrido y, ¡Oh mi Dios! ¿Adivina qué? —Me esforcé para continuar con su torrente de palabras, así que me tomó un momento darme cuenta de que quería que yo reaccionase al “¿Adivina qué?”.
—Oh, eh, ¿qué? —Ni siquiera podía forzar una sonrisa.
Ella me sonrió y miró a su alrededor para ver si alguien la estaba escuchando antes de mirar hacia mí. —Nick Walker está aquí. Como, en nuestra escuela. Como que, está inscrito en nuestra escuela. ¿Puedes creerlo? Quiero decir, sé que él fue a una escuela secundaria en Mobile, Alabama, hasta el año pasado, cuando su banda consiguió un hit y comenzó a tocar en todo los Estados Unidos en lugar de sólo el sureste. GAH! ¿Puedes creer que él está aquí? ¡En nuestra escuela! Supongo que si tenía que volver a la escuela secundaria nuestro pintoresco pueblito costero es preferible a algún lugar de Alabama. Pero aun así, no puedo creer esto.
Me quedé congelada, con sus palabras registradas en mi cerebro. ¿Nick se encontraba aquí? ¿Cómo? El rockero del que ella hablaba ya no existía. Pánico mezclado con incredulidad me apretaba el pecho y tuve que tomar una respiración profunda.
—¿Dónde? —Me las arreglé para preguntar, sabiendo que no podía ocultar la expresión desesperada en mi cara. Demi sonrió y asintió con la cabeza hacia Kevin.
—Será mejor que quites esa cara de anonadada por la estrella. Aquí viene Tu Hombre.
Yo apenas lo miré y le tomé la mano. —Dime dónde está. Por favor, ahora. —Ensanchó mucho los ojos a mi demanda sin aliento repentino. Ella iba a pensar que me encontraba de nuevo loca.
—Eh, eh, bien por aquí en alguna parte. —dijo, en un tono de preocupación y miró a Kevin, forzando una sonrisa que no cumplía sus ojos llenos de preocupación.
—¿Sabías que ______ era una gran fan de Cold Soul? —Kevin me miró, pero yo no tenía tiempo para ocuparme de él en este momento. Necesitaba encontrar a Nick.
—Me tengo que ir. Nos vemos más tarde. —dije a modo de explicación, mientras me dirigía a través de la multitud en una carrera. Luché contra la tentación de llamar su nombre en voz alta.
—Vas a conseguir volver a ese lugar mental si no te calmas. —dijo la voz suave de Nick, bromeando en mi oído, y me di la vuelta. Él, por supuesto, susurraba en mi oído, no en cualquier lugar cercano a mí.
—¿Dónde estás? —Susurré en voz baja. Oí una carcajada y me tiró a mirar hacia atrás, para ver una pareja de estudiantes de primer año besándose.
—La mesa de picnic. —dijo, simplemente. Me giré de nuevo y me dirigí a la puerta principal de la escuela. Él me esperaba en el lugar que le había visto por primera vez. Empujé la puerta con ambas manos y me eché a correr.
Solo descansaba allí, justo como había estado el primer día que lo había visto, me sonreía cuando llegué a la esquina. Dejé mis libros y me lancé a sus brazos abiertos. Un sollozo sacudió mi cuerpo. ¡Él se encontraba aquí! Estuvo aquí. No podía hablar, así que seguí con mi rostro enterrado en su pecho, sollozando incontrolablemente. Quería mirar a sus ojos y darle un beso y preguntarle cómo, pero no era capaz de controlar el pozo de emoción abrumándome. Él me llevó a su regazo y se sentó de nuevo en la parte superior de la mesa.
—¿Te alegras de verme? —Preguntó en mi oído. Su cálido aliento me hacía cosquillas en la oreja. Me reí en su pecho y asentí, todavía no me sentía segura de que pudiera hablar. —Hubiera llegado antes, pero no estaba seguro. Tuve que esperar hasta que... —Se calló y me retiré hacia atrás para mirar a su cara.
—¿Esperar qué? —Le pregunté, necesitando la seguridad de que no se iría. Nick secó con el dedo las lágrimas de mi rostro húmedo e inclinó la barbilla para que yo pudiera mirar directamente a sus ojos, semejantes a joyas.
—Yo no podía regresar hasta que tú eligieras. Al parecer, si hacías el máximo sacrificio entonces mi regla rota seria enmendada. —Sacudí la cabeza, sin entender de qué sacrificio hablaba.
—¿Quieres decir que mi muerte? Hice eso voluntariamente la noche anterior. ¿Qué te tomó tanto tiempo? Gee vino a mi habitación y ella se encontraba tan confundida como yo.
Él me sonrió. —No, no es morir, aunque el sacrificio no fue tomado a la ligera. Sin embargo, podría haber sido interpretado como la naturaleza egoísta de la Deidad. Tú ves, los seres humanos abandonan la vida cuando no pueden lidiar con el dolor. Es una salida fácil para ellos. El sacrificio del que estoy hablando no es de muerte, sino de vida.
Tocó su frente con la mía. —Verás, Gee desempeñaba su papel. Sabía exactamente lo que sucedía. No es una Deidad, sino que es inmortal y ha existido desde el principio del tiempo. Sabía que todo gira en torno al auto-sacrificio. Un acto totalmente desinteresado.
Negué con la cabeza, frunciendo el ceño. —¿Qué quieres decir? —Se rió entre dientes y me di cuenta que era el sonido más hermoso del mundo.
—Elegiste vivir una vida que ya no querías, sólo para aliviar mi dolor. No querías vivir sin mí, sin embargo, cuando supiste que habría hecho mi extinción sin sentido, no pudiste soportar la idea. Elegiste vivir por mí. — Asentí de acuerdo con él, pero no me hallaba segura de cómo esto tuvo algo que ver con cómo él estaba aquí, delante de mí.
—Mi alma bella. —Murmuró y me acarició la mejilla. —Cuando diste el último sacrificio desinteresado, pagaste por mi mal. Has demostrado ser digna de mi devoción. Del amor... de La Muerte.
Toqué sus labios perfectos con mis dedos, con ganas de darle un beso. Para estar lo más cerca posible de él. —Así que, porque elegí la vida, ¿sigues existiendo? —Le pregunté asombrada.
Él asintió. —En realidad, es aún mejor. —dijo, besando mi mentón y luego cada una de mis mejillas, haciendo que me olvidase de lo que estábamos hablando. Su cercanía me hizo débil por el placer, y un suave gemido escapó de mi garganta.
—Ah, eso suena maravilloso. —Murmuró, mientras corría besos por mi cuello y a través de mi clavícula. Me aferré a sus hombros, sabiendo en todo momento que iba a desmayarme de placer. Sentí su lengua cálida sobre mi piel y me quedé sin aliento, presionándome mas cerca de él, dispuesta a pedir más, justo ahí, en el patio del colegio. Él se echó hacia atrás y su respiración era entrecortada.
—No aquí. No puedo aguantar mucho más, _______. Sólo no soy tan fuerte. —dijo con voz ronca mientras me atrajo hacia su pecho. —Eres mía ahora. Mientras camines en la Tierra me perteneces. Nada puede hacerte daño. —Oí un toque de humor en su voz. —Es prácticamente imposible hacer daño a lo que la Muerte protege. —Sonreí en su pecho, con ganas de quedarme en sus brazos para siempre. Pero había preguntas que sabía que tenía que hacer. Podría disfrutar en su presencia más tarde.
—Puedo quedarme contigo para la eternidad, ¿Entonces? —Le pregunté, mirándole. Una pequeña mueca apareció en su perfectamente esculpida boca.
—No exactamente. Eres mía, siempre y cuando camines por la tierra. Tu cuerpo va a envejecer y la vejez no es algo que puedo parar. Un día tendrás que dejar este cuerpo y empezar una nueva vida.
—Voy a envejecer y tener que dejarte y entonces ¿Qué? ¿Comenzar una nueva vida donde no te voy a conocer? ¿Vas a esperar hasta que sea lo suficientemente mayor y luego venir a verme? No. Nick, ¡NO! No quiero hacer eso. Yo quiero conservarte para siempre, todo el tiempo.
Nick acunó mi cara y me miró a los ojos. —_______ eres un alma. Debes vivir la eternidad que a las almas se les da. No te dan una opción. El hecho de que pueda amarte y protegerte mientras vives en la Tierra es un don que no me había atrevido a esperar. Esto es todo lo que podemos tener. Soy La Muerte, soy una Deidad. No soy y nunca he sido un alma. Tomo almas frías o almas cuyos cuerpos han muerto y los envío al lugar que han ganado. Fui creado para esto. —Sacudí la cabeza, envolviendo mis brazos alrededor de él, como si fuera a desaparecer en cualquier momento.
—Quiero ser inmortal. Quiero estar siempre contigo. ¿No hay nada que puedas hacer? —Sacudió la cabeza con tristeza, y luego se detuvo, mirando por encima del hombro con un furioso ceño fruncido.
—Vete, Gee, este no es tu asunto. —Su voz goteaba hielo frío que sólo La Muerte podía reunir. Me volví y Gee se encontraba cerca, con una mano en la cadera, sonriendo como si acabara de ganar un concurso.
—Ah, pero no me importa. Esa es la belleza del mismo. —dijo brillante y me miró. —Él no te está diciendo todo lo que hay que saber, porque piensa que tu mente es demasiado frágil para entender la complejidad. No se lo dejes tan fácil, Peggy Ann.
Dank gruñó detrás de mí. —No la llames así.
Gee sonrió y me guiñó un ojo. —Bueno, está bien. _______—Me volví a mirar a Dank.
—¿De qué está hablando, Nick? Dime. Haré lo que sea, nunca te dejaré. No quiero envejecer. Quiero seguir siendo como somos ahora, para siempre. Iré a donde quieras que vayas. Por favor.
Nick suspiró, deslizó su mano alrededor de mi cintura y apretó. —Un día te diré. Cuando llegue el momento. Hay una manera pero, ______, no es fácil. Se requiere dar más de lo que podrías imaginarte. La elección nunca se ha hecho y para un alma sería imposible. Las almas están en desventaja por sus emociones, que son demasiado débiles.
Gee se rió detrás de mí. —Se supone que las almas son emocionalmente débiles, pero esta no es débil en absoluto. Dale un poco de crédito. Acaba de hacer una elección que ninguna otra alma podría o habría tenido el poder de hacer. Su alma es poco común o, si no, tú nunca la habrías hecho tuya.
Él me miró y sonrió dulcemente. —Lo sé. —La calidez en sus ojos hizo que el resto del mundo se desvaneciera.
—Nos vemos por ahí, _______. —Gee llamó desde detrás de mí. Odiaba apartar la vista de la mirada de Nick, pero lo hice para decirle adiós a Gee. Ella ya se había ido.
Nick dejó escapar un suspiro de frustración. —Si no te gusta me aseguraré de que nunca la volvamos a ver.
Me puse tensa. —¿Qué? No.
Él sonrió. —Relájate, ______, está a salvo de mi ira. Ella te hace sonreír y se preocupa por ti. Eso la hace por siempre segura y preciada.
Sonreí y pasé la mano por sus rizos oscuros. —Entonces, Muerte, ¿Qué hacemos ahora?
—Para empezar tienes que romper las cosas con Kevin, y yo voy contigo.
La idea de romper el corazón de Kevin era bastante mala. La culpa me carcomía por dentro ante la idea de hacerle daño. Negué con la cabeza y miré suplicante a Nick. —Por favor, déjame hacer esto sola. No puedes estar allí, sólo empeorará las cosas.
La expresión de Nick se mantuvo inflexible. —Lo siento, _______, pero no puedo dejarte hacer esto sola. Él no es quien crees que es. No me fío de su reacción.
Sonreí a la creencia de que Nick necesitaba protegerme de Kevin. Kevin era inofensivo. Estaría deshecho, pero no peligroso.
Nick se puso de pie, poniéndome en el suelo delante de él y deslizando su mano en la mía. —_______, no estoy seguro de cómo decirte esto, pero... Kevin no es humano.
Para el momento en que nos registramos en la escuela me había perdido literatura Inglesa. Los pasillos se fueron llenando con estudiantes. Mantuve mis libros cerca de mi pecho y apreté en mi mano mi pase de llegada tarde. Puedo hacer esto. Canté el recordatorio una y otra vez en mi cabeza. Demi salió de la multitud de gente, sonriendo cuando me vio.
—¡______! ¡Hurra, viniste! Te he extrañado como loca. Ahora el almuerzo no será tan aburrido y, ¡Oh mi Dios! ¿Adivina qué? —Me esforcé para continuar con su torrente de palabras, así que me tomó un momento darme cuenta de que quería que yo reaccionase al “¿Adivina qué?”.
—Oh, eh, ¿qué? —Ni siquiera podía forzar una sonrisa.
Ella me sonrió y miró a su alrededor para ver si alguien la estaba escuchando antes de mirar hacia mí. —Nick Walker está aquí. Como, en nuestra escuela. Como que, está inscrito en nuestra escuela. ¿Puedes creerlo? Quiero decir, sé que él fue a una escuela secundaria en Mobile, Alabama, hasta el año pasado, cuando su banda consiguió un hit y comenzó a tocar en todo los Estados Unidos en lugar de sólo el sureste. GAH! ¿Puedes creer que él está aquí? ¡En nuestra escuela! Supongo que si tenía que volver a la escuela secundaria nuestro pintoresco pueblito costero es preferible a algún lugar de Alabama. Pero aun así, no puedo creer esto.
Me quedé congelada, con sus palabras registradas en mi cerebro. ¿Nick se encontraba aquí? ¿Cómo? El rockero del que ella hablaba ya no existía. Pánico mezclado con incredulidad me apretaba el pecho y tuve que tomar una respiración profunda.
—¿Dónde? —Me las arreglé para preguntar, sabiendo que no podía ocultar la expresión desesperada en mi cara. Demi sonrió y asintió con la cabeza hacia Kevin.
—Será mejor que quites esa cara de anonadada por la estrella. Aquí viene Tu Hombre.
Yo apenas lo miré y le tomé la mano. —Dime dónde está. Por favor, ahora. —Ensanchó mucho los ojos a mi demanda sin aliento repentino. Ella iba a pensar que me encontraba de nuevo loca.
—Eh, eh, bien por aquí en alguna parte. —dijo, en un tono de preocupación y miró a Kevin, forzando una sonrisa que no cumplía sus ojos llenos de preocupación.
—¿Sabías que ______ era una gran fan de Cold Soul? —Kevin me miró, pero yo no tenía tiempo para ocuparme de él en este momento. Necesitaba encontrar a Nick.
—Me tengo que ir. Nos vemos más tarde. —dije a modo de explicación, mientras me dirigía a través de la multitud en una carrera. Luché contra la tentación de llamar su nombre en voz alta.
—Vas a conseguir volver a ese lugar mental si no te calmas. —dijo la voz suave de Nick, bromeando en mi oído, y me di la vuelta. Él, por supuesto, susurraba en mi oído, no en cualquier lugar cercano a mí.
—¿Dónde estás? —Susurré en voz baja. Oí una carcajada y me tiró a mirar hacia atrás, para ver una pareja de estudiantes de primer año besándose.
—La mesa de picnic. —dijo, simplemente. Me giré de nuevo y me dirigí a la puerta principal de la escuela. Él me esperaba en el lugar que le había visto por primera vez. Empujé la puerta con ambas manos y me eché a correr.
Solo descansaba allí, justo como había estado el primer día que lo había visto, me sonreía cuando llegué a la esquina. Dejé mis libros y me lancé a sus brazos abiertos. Un sollozo sacudió mi cuerpo. ¡Él se encontraba aquí! Estuvo aquí. No podía hablar, así que seguí con mi rostro enterrado en su pecho, sollozando incontrolablemente. Quería mirar a sus ojos y darle un beso y preguntarle cómo, pero no era capaz de controlar el pozo de emoción abrumándome. Él me llevó a su regazo y se sentó de nuevo en la parte superior de la mesa.
—¿Te alegras de verme? —Preguntó en mi oído. Su cálido aliento me hacía cosquillas en la oreja. Me reí en su pecho y asentí, todavía no me sentía segura de que pudiera hablar. —Hubiera llegado antes, pero no estaba seguro. Tuve que esperar hasta que... —Se calló y me retiré hacia atrás para mirar a su cara.
—¿Esperar qué? —Le pregunté, necesitando la seguridad de que no se iría. Nick secó con el dedo las lágrimas de mi rostro húmedo e inclinó la barbilla para que yo pudiera mirar directamente a sus ojos, semejantes a joyas.
—Yo no podía regresar hasta que tú eligieras. Al parecer, si hacías el máximo sacrificio entonces mi regla rota seria enmendada. —Sacudí la cabeza, sin entender de qué sacrificio hablaba.
—¿Quieres decir que mi muerte? Hice eso voluntariamente la noche anterior. ¿Qué te tomó tanto tiempo? Gee vino a mi habitación y ella se encontraba tan confundida como yo.
Él me sonrió. —No, no es morir, aunque el sacrificio no fue tomado a la ligera. Sin embargo, podría haber sido interpretado como la naturaleza egoísta de la Deidad. Tú ves, los seres humanos abandonan la vida cuando no pueden lidiar con el dolor. Es una salida fácil para ellos. El sacrificio del que estoy hablando no es de muerte, sino de vida.
Tocó su frente con la mía. —Verás, Gee desempeñaba su papel. Sabía exactamente lo que sucedía. No es una Deidad, sino que es inmortal y ha existido desde el principio del tiempo. Sabía que todo gira en torno al auto-sacrificio. Un acto totalmente desinteresado.
Negué con la cabeza, frunciendo el ceño. —¿Qué quieres decir? —Se rió entre dientes y me di cuenta que era el sonido más hermoso del mundo.
—Elegiste vivir una vida que ya no querías, sólo para aliviar mi dolor. No querías vivir sin mí, sin embargo, cuando supiste que habría hecho mi extinción sin sentido, no pudiste soportar la idea. Elegiste vivir por mí. — Asentí de acuerdo con él, pero no me hallaba segura de cómo esto tuvo algo que ver con cómo él estaba aquí, delante de mí.
—Mi alma bella. —Murmuró y me acarició la mejilla. —Cuando diste el último sacrificio desinteresado, pagaste por mi mal. Has demostrado ser digna de mi devoción. Del amor... de La Muerte.
Toqué sus labios perfectos con mis dedos, con ganas de darle un beso. Para estar lo más cerca posible de él. —Así que, porque elegí la vida, ¿sigues existiendo? —Le pregunté asombrada.
Él asintió. —En realidad, es aún mejor. —dijo, besando mi mentón y luego cada una de mis mejillas, haciendo que me olvidase de lo que estábamos hablando. Su cercanía me hizo débil por el placer, y un suave gemido escapó de mi garganta.
—Ah, eso suena maravilloso. —Murmuró, mientras corría besos por mi cuello y a través de mi clavícula. Me aferré a sus hombros, sabiendo en todo momento que iba a desmayarme de placer. Sentí su lengua cálida sobre mi piel y me quedé sin aliento, presionándome mas cerca de él, dispuesta a pedir más, justo ahí, en el patio del colegio. Él se echó hacia atrás y su respiración era entrecortada.
—No aquí. No puedo aguantar mucho más, _______. Sólo no soy tan fuerte. —dijo con voz ronca mientras me atrajo hacia su pecho. —Eres mía ahora. Mientras camines en la Tierra me perteneces. Nada puede hacerte daño. —Oí un toque de humor en su voz. —Es prácticamente imposible hacer daño a lo que la Muerte protege. —Sonreí en su pecho, con ganas de quedarme en sus brazos para siempre. Pero había preguntas que sabía que tenía que hacer. Podría disfrutar en su presencia más tarde.
—Puedo quedarme contigo para la eternidad, ¿Entonces? —Le pregunté, mirándole. Una pequeña mueca apareció en su perfectamente esculpida boca.
—No exactamente. Eres mía, siempre y cuando camines por la tierra. Tu cuerpo va a envejecer y la vejez no es algo que puedo parar. Un día tendrás que dejar este cuerpo y empezar una nueva vida.
—Voy a envejecer y tener que dejarte y entonces ¿Qué? ¿Comenzar una nueva vida donde no te voy a conocer? ¿Vas a esperar hasta que sea lo suficientemente mayor y luego venir a verme? No. Nick, ¡NO! No quiero hacer eso. Yo quiero conservarte para siempre, todo el tiempo.
Nick acunó mi cara y me miró a los ojos. —_______ eres un alma. Debes vivir la eternidad que a las almas se les da. No te dan una opción. El hecho de que pueda amarte y protegerte mientras vives en la Tierra es un don que no me había atrevido a esperar. Esto es todo lo que podemos tener. Soy La Muerte, soy una Deidad. No soy y nunca he sido un alma. Tomo almas frías o almas cuyos cuerpos han muerto y los envío al lugar que han ganado. Fui creado para esto. —Sacudí la cabeza, envolviendo mis brazos alrededor de él, como si fuera a desaparecer en cualquier momento.
—Quiero ser inmortal. Quiero estar siempre contigo. ¿No hay nada que puedas hacer? —Sacudió la cabeza con tristeza, y luego se detuvo, mirando por encima del hombro con un furioso ceño fruncido.
—Vete, Gee, este no es tu asunto. —Su voz goteaba hielo frío que sólo La Muerte podía reunir. Me volví y Gee se encontraba cerca, con una mano en la cadera, sonriendo como si acabara de ganar un concurso.
—Ah, pero no me importa. Esa es la belleza del mismo. —dijo brillante y me miró. —Él no te está diciendo todo lo que hay que saber, porque piensa que tu mente es demasiado frágil para entender la complejidad. No se lo dejes tan fácil, Peggy Ann.
Dank gruñó detrás de mí. —No la llames así.
Gee sonrió y me guiñó un ojo. —Bueno, está bien. _______—Me volví a mirar a Dank.
—¿De qué está hablando, Nick? Dime. Haré lo que sea, nunca te dejaré. No quiero envejecer. Quiero seguir siendo como somos ahora, para siempre. Iré a donde quieras que vayas. Por favor.
Nick suspiró, deslizó su mano alrededor de mi cintura y apretó. —Un día te diré. Cuando llegue el momento. Hay una manera pero, ______, no es fácil. Se requiere dar más de lo que podrías imaginarte. La elección nunca se ha hecho y para un alma sería imposible. Las almas están en desventaja por sus emociones, que son demasiado débiles.
Gee se rió detrás de mí. —Se supone que las almas son emocionalmente débiles, pero esta no es débil en absoluto. Dale un poco de crédito. Acaba de hacer una elección que ninguna otra alma podría o habría tenido el poder de hacer. Su alma es poco común o, si no, tú nunca la habrías hecho tuya.
Él me miró y sonrió dulcemente. —Lo sé. —La calidez en sus ojos hizo que el resto del mundo se desvaneciera.
—Nos vemos por ahí, _______. —Gee llamó desde detrás de mí. Odiaba apartar la vista de la mirada de Nick, pero lo hice para decirle adiós a Gee. Ella ya se había ido.
Nick dejó escapar un suspiro de frustración. —Si no te gusta me aseguraré de que nunca la volvamos a ver.
Me puse tensa. —¿Qué? No.
Él sonrió. —Relájate, ______, está a salvo de mi ira. Ella te hace sonreír y se preocupa por ti. Eso la hace por siempre segura y preciada.
Sonreí y pasé la mano por sus rizos oscuros. —Entonces, Muerte, ¿Qué hacemos ahora?
—Para empezar tienes que romper las cosas con Kevin, y yo voy contigo.
La idea de romper el corazón de Kevin era bastante mala. La culpa me carcomía por dentro ante la idea de hacerle daño. Negué con la cabeza y miré suplicante a Nick. —Por favor, déjame hacer esto sola. No puedes estar allí, sólo empeorará las cosas.
La expresión de Nick se mantuvo inflexible. —Lo siento, _______, pero no puedo dejarte hacer esto sola. Él no es quien crees que es. No me fío de su reacción.
Sonreí a la creencia de que Nick necesitaba protegerme de Kevin. Kevin era inofensivo. Estaría deshecho, pero no peligroso.
Nick se puso de pie, poniéndome en el suelo delante de él y deslizando su mano en la mía. —_______, no estoy seguro de cómo decirte esto, pero... Kevin no es humano.
FIN
IreGarciaT
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
ESCENAS EXTRAS
EL CASILLERO
EL CASILLERO
La única explicación era que el chico tenía que ser un idiota. Cuando _______ no miraba hacia él, patéticamente le daba miradas lascivas. Luego, cuando ella lo miró, él actuó como si no hubiera estado jadeando por ella como un maldito perro, tan sólo dos segundos atrás. Si no fuera por la racha posesiva muy extraña que sentía hacia la chica, le habría hecho ver a él, el error de sus actos. No me gustaba el hecho de que ella quisiera su atención. Desde luego no le iba a ayudar. Mirar su pequeño ceño fruncido y la decepción en su boca, provocó un revuelo dentro de mí. No pude darle un nombre exactamente porque era una nueva emoción. No era algo con lo que yo ya estuviera familiarizado.
_______ tiró su bolso de libros sobre su hombro mientras empujaba a través de los cuerpos de los estudiantes que llenaban el pasillo. No podía mantenerme al margen y verla tan infeliz. En vez de permanecer en el fondo, siendo su sombra, como he estado haciéndolo durante semanas con el fin de aliviar la tensión extraña en el pecho, que sólo su ausencia podía provocar, hablé.
—No lo mires la próxima vez. Va a volverlo loco.
Sus ojos se encendieron en una rápida mirada hacia mí, pero ella no se inmutó. No me gustó que su ceño fruncido se profundizara. Garantizado que la mayoría de la gente no estaba loca por mí, pero quería agradarle a ______. Admitir ese simple hecho era humillante y sacó el infierno fuera de mí. Ella se detuvo frente a su casillero todavía ignorándome, a pesar de que me aseguré de que podía verme.
—Está tratando de jugar a hacerse el duro. Demuestra lo infantil que es, pero puedo ver que te está molestando.
—No estoy molesta. —Respondió, con los dientes apretados y abrió su casillero.
—Sí, lo estás. Hay una pequeña arruga entre tus cejas que aparece y mordisqueas tu labio inferior cuando algo te molesta.
Eso le llamó la atención. Ella se congeló y giró lentamente la cabeza para mirarme a través de su cascada de pelo oscuro. Me recordaba a la seda. Me gustaba la seda. Sobre todo la seda oscura. El ceño fruncido se había ido y una extraña sensación de logro se apoderó de mí. He sido el único que hizo que esa pequeña sonrisa se formara en sus labios. ¿Por qué algo tan sencillo me hizo sentir como un jodido rey?
—Te estás perdiendo la exhibición pública de afecto entre tus dos amigos. Es posible que te necesiten para que lances un cubo de agua helada sobre ellos.
Yo apenas había mirado a Demi y Joe. Todo lo que podía ver cuando ______ estaba alrededor era... bueno... a ______. Pero sabía que hacer una broma acerca de la constante sesión de toqueteo de sus amigos, transformaría esa leve sonrisa en una risa completa.
—Así está mejor. Me gusta cuando estás sonriendo. Si el niño futbolista sigue haciéndote fruncir el ceño voy a tomar el asunto en mis propias manos.
¿Realmente acabo de decir eso? Iba a tener que cuidar mis palabras. Antes de que pudiera responder, me desvanecí. No iba a responder a ese desliz menor de mi lengua. No podía verme por más tiempo, aunque no me había movido. Sus hombros se levantaron y volvieron a caer cuando dejó escapar un fuerte suspiro de frustración. Se giró para caminar hacia su próxima clase y me alegré de que no podía oír mi risa. Estoy seguro de que mi diversión a costa de su frustración no le complacería. Pero, maldita sea, esa chica me fascinaba.
_______ tiró su bolso de libros sobre su hombro mientras empujaba a través de los cuerpos de los estudiantes que llenaban el pasillo. No podía mantenerme al margen y verla tan infeliz. En vez de permanecer en el fondo, siendo su sombra, como he estado haciéndolo durante semanas con el fin de aliviar la tensión extraña en el pecho, que sólo su ausencia podía provocar, hablé.
—No lo mires la próxima vez. Va a volverlo loco.
Sus ojos se encendieron en una rápida mirada hacia mí, pero ella no se inmutó. No me gustó que su ceño fruncido se profundizara. Garantizado que la mayoría de la gente no estaba loca por mí, pero quería agradarle a ______. Admitir ese simple hecho era humillante y sacó el infierno fuera de mí. Ella se detuvo frente a su casillero todavía ignorándome, a pesar de que me aseguré de que podía verme.
—Está tratando de jugar a hacerse el duro. Demuestra lo infantil que es, pero puedo ver que te está molestando.
—No estoy molesta. —Respondió, con los dientes apretados y abrió su casillero.
—Sí, lo estás. Hay una pequeña arruga entre tus cejas que aparece y mordisqueas tu labio inferior cuando algo te molesta.
Eso le llamó la atención. Ella se congeló y giró lentamente la cabeza para mirarme a través de su cascada de pelo oscuro. Me recordaba a la seda. Me gustaba la seda. Sobre todo la seda oscura. El ceño fruncido se había ido y una extraña sensación de logro se apoderó de mí. He sido el único que hizo que esa pequeña sonrisa se formara en sus labios. ¿Por qué algo tan sencillo me hizo sentir como un jodido rey?
—Te estás perdiendo la exhibición pública de afecto entre tus dos amigos. Es posible que te necesiten para que lances un cubo de agua helada sobre ellos.
Yo apenas había mirado a Demi y Joe. Todo lo que podía ver cuando ______ estaba alrededor era... bueno... a ______. Pero sabía que hacer una broma acerca de la constante sesión de toqueteo de sus amigos, transformaría esa leve sonrisa en una risa completa.
—Así está mejor. Me gusta cuando estás sonriendo. Si el niño futbolista sigue haciéndote fruncir el ceño voy a tomar el asunto en mis propias manos.
¿Realmente acabo de decir eso? Iba a tener que cuidar mis palabras. Antes de que pudiera responder, me desvanecí. No iba a responder a ese desliz menor de mi lengua. No podía verme por más tiempo, aunque no me había movido. Sus hombros se levantaron y volvieron a caer cuando dejó escapar un fuerte suspiro de frustración. Se giró para caminar hacia su próxima clase y me alegré de que no podía oír mi risa. Estoy seguro de que mi diversión a costa de su frustración no le complacería. Pero, maldita sea, esa chica me fascinaba.
LA MUERTE ROMPE LAS REGLAS
Así era esto. El destino se había desarrollado según lo planeado y el chico idiota por el que ella se interesaba podía ser la razón por la que saliera hoy. Por primera vez en mi existencia, esto se sentía mal. La atracción de estar ahí. La atracción de tomar su alma. No era más fuerte que mi necesidad de mantenerla con vida.
Me quedé mirándola hablar con su amiga tonta. ______ no escuchaba una palabra de lo que su amiga le decía. En cambio, sus ojos escaneaban el pasillo por el chico. Ver esto era más de lo que yo podía manejar en estos momentos. Tenía una pelea en mis manos y esta era la última cosa que necesitaba presenciar. Decidí esperar afuera. Tal vez sería más fácil de lo que pensaba, cambiar el cursor del destino.
Como en el momento justo, ______ salió del edificio con lágrimas brillando en sus ojos. Esto se comenzaba ha convertirse en un maldito tren fuera de control que no podía parar. ¡Maldita sea! Tenía que hacer algo. Cambiar las cosas de alguna manera.
—No te vayas. Él no vale la pena. —Oí la súplica en mi voz, mientras me eché a caminar a su lado.
—No me quiero quedar. Estoy enojada y me quiero ir. —Por supuesto que lo hacía. Ese era el gran plan. Tenía que detenerla.
—Por favor, ______, no entres en tu coche. Vuelve a entrar. Olvídate del estúpido chico y disfruta del resto de tu día. No permitas que ese idiota te haga salir corriendo.
Ella dejó de caminar y la esperanza se disparó dentro de mi pecho. Era una sensación extraña. Era...una emoción. Yo experimentaba una emoción. Una fuerte.
—¿Por qué te importa si me voy? ¿Eres el nuevo monitor del pasillo y perdí mi nota?
Esto era. Yo podría cambiar las cosas. Podría mantenerla con vida.
—Te estoy rogando que vuelvas a la escuela.
—¿Por qué?
Un gruñido de frustración surgió de mi pecho. Era tan testaruda.
—¿Tienes que cuestionar todo? ¿No puedes escuchar, por una vez?
El enojo tomó el lugar del dolor en sus ojos y su postura se cuadró. — Me voy de aquí. No puedes detenerme. No tengo que escucharte. Si no tienes una buena excusa, entonces no hay razón para que me quede.
Se dio la vuelta y se dirigió a su coche. Lo había intentado. Nada que no fuera agarrarla y mantenerla aquí le impediría entrar en el maldito coche e irse. La atracción seguía todavía allí. Nada de lo que yo había hecho cambio algo. Sólo lo había ralentizado.
Iba a tener que romper las reglas. No estoy seguro de cuál sería la sanción, pero no sería capaz de continuar si tuviera que tomar el alma de ______. Ella era tan joven. Había tantas cosas que no había experimentado todavía. Y...yo era egoísta. No estoy dispuesto a dejarla ir.
Vi cómo su coche salía del estacionamiento antes de unirme a ella para cambiar completamente el destino de su alma.
Me senté mirándola ansiosamente preguntándome en qué momento iba a suceder el accidente. Cómo iba a suceder. Ella no podía verme sentado en el asiento del pasajero a su lado. Me aseguré de eso. Si iba a alterar por completo su destino, por lo menos necesitaba mantener algunas cosas ocultas.
Ella no iba a parar. La señal de “Alto” se alzaba delante, pero ______ se miraba en el espejo.
—______, por favor mira la carretera. —Rogué, a pesar de que sabía que no podía oírme. El camión de gran tamaño no estaba frenando.
—LA CARRETERA. —Rugí una vez más, deseando poder hacerme visible o por lo menos hablar con su alma, pero sólo empeoraría las cosas si lo hacía. Así que en su lugar, hice lo único que podía hacer, agarré el volante y mantuve el coche rodando hacia el lado del terraplén. No quería que su cuerpo se dañara.
La bocina del camión sonó y el impacto no fue directamente en el lado de _______. Me aseguré de eso. La puse de frente, empujando el volante hacia su pecho. Rápidamente, desabroché el cinturón de seguridad, y la levanté con suavidad del coche.
Jadeando fuerte mientras la sostenía, me di cuenta de que ella no era capaz de respirar. Maldita sea, odiaba esto. Quería llevarla a urgencias al hospital, manteniéndola a salvo en mis brazos. Pero no podía. Ya había hecho demasiado.
La puse suavemente en el suelo y sostuve su mano susurrándole promesas que sabía que podía mantener mientras esperaba la ambulancia. Ella no se movió. Sus ojos ni siquiera aleteaban, pero respiraba. El corazón le latía. No tomaría esta alma hoy. Un murmullo de pánico se escapó de sus labios y me agaché para cantar en su oído. No me detuve cuando oí las sirenas. No me detuve cuando comenzaron a trabajar sobre su cuerpo. No me detuve hasta que la levantaron y la colocaron de forma segura en la ambulancia.
Me quedé mirándola hablar con su amiga tonta. ______ no escuchaba una palabra de lo que su amiga le decía. En cambio, sus ojos escaneaban el pasillo por el chico. Ver esto era más de lo que yo podía manejar en estos momentos. Tenía una pelea en mis manos y esta era la última cosa que necesitaba presenciar. Decidí esperar afuera. Tal vez sería más fácil de lo que pensaba, cambiar el cursor del destino.
Como en el momento justo, ______ salió del edificio con lágrimas brillando en sus ojos. Esto se comenzaba ha convertirse en un maldito tren fuera de control que no podía parar. ¡Maldita sea! Tenía que hacer algo. Cambiar las cosas de alguna manera.
—No te vayas. Él no vale la pena. —Oí la súplica en mi voz, mientras me eché a caminar a su lado.
—No me quiero quedar. Estoy enojada y me quiero ir. —Por supuesto que lo hacía. Ese era el gran plan. Tenía que detenerla.
—Por favor, ______, no entres en tu coche. Vuelve a entrar. Olvídate del estúpido chico y disfruta del resto de tu día. No permitas que ese idiota te haga salir corriendo.
Ella dejó de caminar y la esperanza se disparó dentro de mi pecho. Era una sensación extraña. Era...una emoción. Yo experimentaba una emoción. Una fuerte.
—¿Por qué te importa si me voy? ¿Eres el nuevo monitor del pasillo y perdí mi nota?
Esto era. Yo podría cambiar las cosas. Podría mantenerla con vida.
—Te estoy rogando que vuelvas a la escuela.
—¿Por qué?
Un gruñido de frustración surgió de mi pecho. Era tan testaruda.
—¿Tienes que cuestionar todo? ¿No puedes escuchar, por una vez?
El enojo tomó el lugar del dolor en sus ojos y su postura se cuadró. — Me voy de aquí. No puedes detenerme. No tengo que escucharte. Si no tienes una buena excusa, entonces no hay razón para que me quede.
Se dio la vuelta y se dirigió a su coche. Lo había intentado. Nada que no fuera agarrarla y mantenerla aquí le impediría entrar en el maldito coche e irse. La atracción seguía todavía allí. Nada de lo que yo había hecho cambio algo. Sólo lo había ralentizado.
Iba a tener que romper las reglas. No estoy seguro de cuál sería la sanción, pero no sería capaz de continuar si tuviera que tomar el alma de ______. Ella era tan joven. Había tantas cosas que no había experimentado todavía. Y...yo era egoísta. No estoy dispuesto a dejarla ir.
Vi cómo su coche salía del estacionamiento antes de unirme a ella para cambiar completamente el destino de su alma.
Me senté mirándola ansiosamente preguntándome en qué momento iba a suceder el accidente. Cómo iba a suceder. Ella no podía verme sentado en el asiento del pasajero a su lado. Me aseguré de eso. Si iba a alterar por completo su destino, por lo menos necesitaba mantener algunas cosas ocultas.
Ella no iba a parar. La señal de “Alto” se alzaba delante, pero ______ se miraba en el espejo.
—______, por favor mira la carretera. —Rogué, a pesar de que sabía que no podía oírme. El camión de gran tamaño no estaba frenando.
—LA CARRETERA. —Rugí una vez más, deseando poder hacerme visible o por lo menos hablar con su alma, pero sólo empeoraría las cosas si lo hacía. Así que en su lugar, hice lo único que podía hacer, agarré el volante y mantuve el coche rodando hacia el lado del terraplén. No quería que su cuerpo se dañara.
La bocina del camión sonó y el impacto no fue directamente en el lado de _______. Me aseguré de eso. La puse de frente, empujando el volante hacia su pecho. Rápidamente, desabroché el cinturón de seguridad, y la levanté con suavidad del coche.
Jadeando fuerte mientras la sostenía, me di cuenta de que ella no era capaz de respirar. Maldita sea, odiaba esto. Quería llevarla a urgencias al hospital, manteniéndola a salvo en mis brazos. Pero no podía. Ya había hecho demasiado.
La puse suavemente en el suelo y sostuve su mano susurrándole promesas que sabía que podía mantener mientras esperaba la ambulancia. Ella no se movió. Sus ojos ni siquiera aleteaban, pero respiraba. El corazón le latía. No tomaría esta alma hoy. Un murmullo de pánico se escapó de sus labios y me agaché para cantar en su oído. No me detuve cuando oí las sirenas. No me detuve cuando comenzaron a trabajar sobre su cuerpo. No me detuve hasta que la levantaron y la colocaron de forma segura en la ambulancia.
SIGUIENDOLA A CASA
El miedo pesaba en el aire. ______ no estaba al tanto de que la había seguido a casa. No confiaba en mi promesa de mantenerla a salvo. Esa simple verdad me enfureció. Sentir miedo era parte de mi vida. Mi presencia crea miedo. Yo era inmune al sabor amargo familiar que dejaba en mi boca. Pero el miedo de ______ me molestó. No me gusta.
Me quedé en la puerta de su casa viendo como se mordía el labio inferior con nerviosismo. Esta no era la forma en la que se suponía que debía ser. La había salvado de la muerte. El miedo no debía ser una emoción a la que tuviera que hacer frente más.
—¿Qué pasa? —Pregunté. Su grito murió casi instantáneamente, mientras sus ojos se centraron en mí.
—Nick. —Jadeó ella, apretando su mano contra su corazón. Podía oír la carrera dentro de su pecho a través del cuarto.
—Lo siento, no me di cuenta que estabas tan tensa sobre esto. — Caminé dentro de la habitación, mirándola de cerca mientras se dejaba caer sobre la cama, ella había dado un salto desde el momento en que la había sorprendido.
—Bueno, discúlpame si almas extrañas que aparecen en mi casa, hablan conmigo y me asustan un poquito. —Me lanzó una mirada acusadora—, Entonces, te pregunto sobre eso, y tú maldices en la oscuridad y te pones todo enojado.
Maldita sea. Siempre volvía a esto. Ella quería saber demasiado. Cosas que no podía decirle. Tenía que mantenerla a salvo. El conocimiento era peligroso. Necesitando estar cerca de ella, me senté a su lado en la pequeña cama. El olor de miel me calentó. Su cabello siempre olía totalmente comestible.
—Lo siento por eso. No debería de haberte asustado de esa manera.
—Bueno, ¿Puedes decirme lo que está sucediendo, quién es ella? — Negué con la cabeza, apartando mi mirada. Si miro dentro de esos suplicantes pozos oscuros, me hundiría.
—No, eso es lo único que no puedo hacer por ti. Pídeme cualquier cosa en el mundo, ______, y me aseguraré de que sea tuya, pero eso no lo puedo hacer. —Suspiró y se enderezó.
—¿Por qué estas aquí, entonces? —Porque ellos tratan de arreglar lo que hice. Ellos no sólo la dejarían sola. Yo era la Muerte. Podría decidir permitir una vida. Era mi elección. Hice mi elección. Pero no podía decirle nada de eso.
—Hasta que no sepa que todo está bien... hasta que me ocupe de lo que debe hacerse, voy a pasar las noches aquí en tu habitación. —Volví mis ojos hacia ella y le sostuve la mirada. Quería que entendiera que no tenía nada que temer—. Tengo que protegerte —Me detuve a continuación, hice un gesto hacia la puerta—, Si quieres tomar esa ducha, me aseguraré de que estés completamente a salvo mientras lo haces. —El alivio llegó a su cara y luego fue rápidamente remplazado por una pequeña mueca.
—¿Puedes leer mi mente? —No quería que leyera sus pensamientos.
Interesante.
—No exactamente. Es más bien como que puedo sentir tus miedos con tanta fuerza que los puedo oír. —Me observó por un momento, como si recordara algo que la confundía.
—Ya me has oído en la cafetería cuando hablaba con Kendra, no tenía miedo entonces.
Ah, sí sentí su miedo ese día. Me deleité con ese miedo. Sabiendo que ella se preocupaba por la rubia coqueteando conmigo, aliviando el dolor en mí pecho, causado por la visión de ella acurrucada contra el costado de Kevin.
—¿No lo estabas? —Le pregunté, incapaz de mantener la sonrisa de mi cara. Su rostro se volvió una sombra adorable de rojo, antes de que se diera la vuelta y saliera corriendo de la habitación.
Me quedé en la puerta de su casa viendo como se mordía el labio inferior con nerviosismo. Esta no era la forma en la que se suponía que debía ser. La había salvado de la muerte. El miedo no debía ser una emoción a la que tuviera que hacer frente más.
—¿Qué pasa? —Pregunté. Su grito murió casi instantáneamente, mientras sus ojos se centraron en mí.
—Nick. —Jadeó ella, apretando su mano contra su corazón. Podía oír la carrera dentro de su pecho a través del cuarto.
—Lo siento, no me di cuenta que estabas tan tensa sobre esto. — Caminé dentro de la habitación, mirándola de cerca mientras se dejaba caer sobre la cama, ella había dado un salto desde el momento en que la había sorprendido.
—Bueno, discúlpame si almas extrañas que aparecen en mi casa, hablan conmigo y me asustan un poquito. —Me lanzó una mirada acusadora—, Entonces, te pregunto sobre eso, y tú maldices en la oscuridad y te pones todo enojado.
Maldita sea. Siempre volvía a esto. Ella quería saber demasiado. Cosas que no podía decirle. Tenía que mantenerla a salvo. El conocimiento era peligroso. Necesitando estar cerca de ella, me senté a su lado en la pequeña cama. El olor de miel me calentó. Su cabello siempre olía totalmente comestible.
—Lo siento por eso. No debería de haberte asustado de esa manera.
—Bueno, ¿Puedes decirme lo que está sucediendo, quién es ella? — Negué con la cabeza, apartando mi mirada. Si miro dentro de esos suplicantes pozos oscuros, me hundiría.
—No, eso es lo único que no puedo hacer por ti. Pídeme cualquier cosa en el mundo, ______, y me aseguraré de que sea tuya, pero eso no lo puedo hacer. —Suspiró y se enderezó.
—¿Por qué estas aquí, entonces? —Porque ellos tratan de arreglar lo que hice. Ellos no sólo la dejarían sola. Yo era la Muerte. Podría decidir permitir una vida. Era mi elección. Hice mi elección. Pero no podía decirle nada de eso.
—Hasta que no sepa que todo está bien... hasta que me ocupe de lo que debe hacerse, voy a pasar las noches aquí en tu habitación. —Volví mis ojos hacia ella y le sostuve la mirada. Quería que entendiera que no tenía nada que temer—. Tengo que protegerte —Me detuve a continuación, hice un gesto hacia la puerta—, Si quieres tomar esa ducha, me aseguraré de que estés completamente a salvo mientras lo haces. —El alivio llegó a su cara y luego fue rápidamente remplazado por una pequeña mueca.
—¿Puedes leer mi mente? —No quería que leyera sus pensamientos.
Interesante.
—No exactamente. Es más bien como que puedo sentir tus miedos con tanta fuerza que los puedo oír. —Me observó por un momento, como si recordara algo que la confundía.
—Ya me has oído en la cafetería cuando hablaba con Kendra, no tenía miedo entonces.
Ah, sí sentí su miedo ese día. Me deleité con ese miedo. Sabiendo que ella se preocupaba por la rubia coqueteando conmigo, aliviando el dolor en mí pecho, causado por la visión de ella acurrucada contra el costado de Kevin.
—¿No lo estabas? —Le pregunté, incapaz de mantener la sonrisa de mi cara. Su rostro se volvió una sombra adorable de rojo, antes de que se diera la vuelta y saliera corriendo de la habitación.
Última edición por IreGarciaT el Vie 28 Dic 2012, 7:38 pm, editado 1 vez
IreGarciaT
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
EL BESO
Estaba defendiéndome. Inteligente, honesto, talentoso y compasivo. Nunca nadie me había defendido. La rubia tonta en mis brazos dejó escapar un montón de risitas desagradables, similares al sonido de las uñas contra una pizarra. Este no era el lugar donde quería estar. Solo me quedé por ______. Estar cerca de ella, mirarla, tocarla, eran todas las razones por la que había hecho esta elección. Aun así, aquí estaba forzándome a tolerar a esta molesta chica, cubriendo su cuerpo con el mío.
La puerta del gimnasio se abrió, mientras ______ me disparaba una última mirada y luego desaparecía. ¿En qué pensaba? No necesitaba estar sola. Lo sabía. Miraba molesta hacia el chico que había dejado atrás, casi sentí simpatía por él. No había sido su intención molestarla. Pero el simple hecho de que su pelea fuera por mi, me daba una ridícula cantidad de alegría.
—Ve a jugar con tus amigas por un rato Kendra. —Le ordeno antes de alejarme de sus garras. Necesitaba proteger a _______.
Si no la conociera juraría que no era real. La brisa del golfo hacía bailar su cabello suavemente por los hombros, dándole un aspecto etéreo. La confusión, la tristeza, la ira daban vueltas a su alrededor. Saber que tenía algo que ver con esas emociones me dolió.
—¿Por qué no estás dentro bailando con tu cita? —Pregunté.
Su cabeza se levantó y el alivio brilló en sus ojos, antes de que se encogiera de hombros y alejara su mirada de la mía para poder mirar a sus pies.
—Se veía bastante triste sentado solo en una mesa. —dije en voz baja, con la esperanza de calmar la verdadera razón por la que estaba aquí. No tenía por qué saber qué tan desesperadamente necesitado por ella me encontraba. Se encogió de hombros y continuó estudiando sus pies. No pude evitar que escapara una risa divertida de mí. Su intento de actuar como si no estuviera tan contenta como yo, de que pudiéramos estar aquí juntos y tenerla toda para mi, solo era lindo—. Así que ¿Has decidido intentar lo de ignorarme para ver si me voy, otra vez?
Mordiéndose el labio inferior, negó con la cabeza. —Ya sé que no funciona contigo.
—¿Por qué estás aquí, ______? ¿Qué pasa? —Quería oírselo decir. ¿Por qué? No estoy seguro. Sólo me torturaría más. Pero necesitaba saber que me deseaba también.
—Nada que te interese. —Respondió con acritud.
Sonriendo a su intento de actuar indiferente, cuando podía oír su corazón latiendo en su pecho, me las arreglé para evitar reír abiertamente.
—¿En serio? —Le pregunté.
—De verdad.
Cerré la distancia entre nosotros. —¿Verme bailar con Kendra no te molesta?
Negó con la cabeza y su pecho comenzó a subir y bajar de forma errática con cada respiración. Dejé a mis ojos viajar por su vestido y disfruté el simple hecho de que ella lo había comprado para mí. Porque yo había sugerido este color. Este vestido no había sido comprado para el mariscal de campo. La necesidad de gruñir mi aprobación fue abrumadora.
—Sabía que el rosa pálido te sentaría bien. La mayoría de las chicas no pueden llevarlo, pero en ti se ve perfecto.
La piel de su garganta se contrajo mientras tragaba saliva. Yo lograba afectarla. Me deleité con ese conocimiento.
—¿Crees que no te quiero tocar de la misma manera en que toco a Kendra? Tienes razón.
______ dio un paso atrás. El dolor en sus ojos casi me puso de rodillas. No tenía intención de hacerle daño. Inmediatamente, extendí mi mano y, agarrando la suya, la atraje fuertemente contra mí. Esto era lo que había tratado de evitar que ocurriera con todas mis fuerzas. Mientras más nos tocábamos, más fuerte se volvía mi necesidad de poseerla. Pero en este momento, necesitaba borrar esa mirada en sus ojos. Nada más importaba.
—Cuando toco a Kendra, mentalmente me estremezco al tener que seguir manteniendo la farsa de estar interesado en ella. Cuando no puedo controlar mi necesidad de ti, si me permito tocarte, se enciende un monstruo dentro de mi, sobre el que tengo miedo de perder el control. Tú me haces sentir cosas que nunca he sentido antes. Algo pasa, —me detuve y dejé que mi mirada cayera sobre sus labios llenos de color rosa—. Cuando estoy cerca de ti, de esta manera. —No podía detenerme. Necesitaba más. Suavemente deslicé mi pulgar sobre su labio inferior. La sedosa textura provocó que una fuerte, cálida y dolorosa necesidad se apoderara de mí. Cerré los ojos de la vista embriagadora de su boca y traté de luchar por el control—. Y cuando reaccionas de la forma de en que lo acabas de hacer, siento en mi interior el arrebato de tomar lo que quiero.
Las suaves y cálidas respiraciones contra mi pulgar bien podrían haber sido barrotes de hierro envolviéndose a mí alrededor, tirando de mí hacia ella. Haciéndome suyo. Abriendo mis ojos la miré directamente. Necesitaba que entendiera. Para dejarme ir.
—Tú eres lo único que más quiero en el mundo y sin embargo lo único que no puedo tener. Porque tenerte completamente sería imposible. No puedes ir hacia donde voy. —Incapaz de alejarme siquiera un paso, acuné su rostro entre mis manos—. El propósito de mi existencia no es tener una pareja. Es solitario y frío. Hasta ahora ha sido todo lo que he conocido. Entonces te convertiste en el designio y todo cambió.
Algo irreparable sucedía. No podía hacerle daño. No estaba destinado para ella. Aterrorizado, había ido demasiado lejos, arriesgué su vida con mi obsesiva necesidad, rápidamente me aparté de ella. Desesperado por salvarla de mí mismo.
—Vete, ______. Corre, por favor, corre. No soy lo que tú crees que soy. No soy "inteligente, honesto, talentoso, y compasivo", aunque oírte decir esas palabras en mi defensa, se sentía como calor líquido fluyendo a través de mis frías venas. Quieres saber lo que soy y no puedo decirte. Si lo supieras, no tendría que pedirte que corras.
Tenía que irme ahora. Esto fue un error. A medida que caminaba lejos, la oí corriendo detrás de mí. ¿No me escuchó? le había dicho mucho más de lo que debería saber. Deteniéndome, lentamente me volví y la miré. Tal vez el miedo era la única solución. Pero en el instante en que lo ví parpadear en su rostro, retrocedí. No podía asustarla. Las almas me temían. Pero ella no. Nunca ella. Eso no era lo que quería.
—No me importa lo que eres. —Afirmó con fuerza, dando un paso hacia mí—. No puedes asustarme, no voy a salir corriendo. ¿Qué es lo que dice la canción que me cantas? Sin embargo, te quedas. Aferrándote a mí, sin embargo, te quedas, extendiendo la mano que empujo lejos. El frío no es para ti, sin embargo te quedas, te quedas, te quedas. Cuando yo sé que no es justo para ti.
Había memorizado mis palabras para ella. Mi pecho se sentía como si alguien lo hubiera partido en dos.
—Vete, _______. Ahora. No me puedo controlar mucho más tiempo. — Me las arreglé para susurrar a través de mi dolor.
En cambio, dio un paso cauteloso hacia mí. La mirada suplicante de sus ojos era mi perdición. ¿Cómo podría resistirme? Un gruñido surgió de mi pecho y me apoderé de ella en un movimiento rápido. Mi boca estaba sobre la suya al instante. Necesitaba conocer su sabor. Experimentarlo. Esta era la única oportunidad que tendría de probarla y lo quería todo. Mordisqueé su labio inferior luego, suavemente, calmé la mordida con mi lengua. Era deliciosa. Era exótica. Necesitaba más. Sus pequeñas manos agarraron un puñado de mi camisa y quise rugir en señal de triunfo. Ya no tenía el control de mis decisiones. ______ lo hacía. Haría cualquier cosa para quedarme con ella. El dulce sabor al que no podía darle ningún nombre porque era exclusivamente suyo, me consumía.
En algún lugar de la bruma del éxtasis sentí el peligro. Pero ahora _______ me controlaba. Su alma me pertenecía. Empecé a saborear la suave piel a lo largo de su cuello mientras las palabras —La muerte nunca debería comprometerse con nadie—se derramaban de mis labios. El toque de sus manos envió un temblor a través de mí mientras agarraba mi cara y reclamaba mi boca. Más. Necesitaba más. Mía. Era mía. Entonces me di cuenta del peligro. Su alma se había liberado de su cuerpo. Con cada toque hambriento de La Muerte, renunciaba a sí misma por mí. El terror se apoderó de mí mientras salía de su abrazo y daba un paso atrás.
—No puedo, _______. Quiero esto tan condenadamente. Pero no puedo. Antes que pudiera detenerme, desaparecí.
La puerta del gimnasio se abrió, mientras ______ me disparaba una última mirada y luego desaparecía. ¿En qué pensaba? No necesitaba estar sola. Lo sabía. Miraba molesta hacia el chico que había dejado atrás, casi sentí simpatía por él. No había sido su intención molestarla. Pero el simple hecho de que su pelea fuera por mi, me daba una ridícula cantidad de alegría.
—Ve a jugar con tus amigas por un rato Kendra. —Le ordeno antes de alejarme de sus garras. Necesitaba proteger a _______.
Si no la conociera juraría que no era real. La brisa del golfo hacía bailar su cabello suavemente por los hombros, dándole un aspecto etéreo. La confusión, la tristeza, la ira daban vueltas a su alrededor. Saber que tenía algo que ver con esas emociones me dolió.
—¿Por qué no estás dentro bailando con tu cita? —Pregunté.
Su cabeza se levantó y el alivio brilló en sus ojos, antes de que se encogiera de hombros y alejara su mirada de la mía para poder mirar a sus pies.
—Se veía bastante triste sentado solo en una mesa. —dije en voz baja, con la esperanza de calmar la verdadera razón por la que estaba aquí. No tenía por qué saber qué tan desesperadamente necesitado por ella me encontraba. Se encogió de hombros y continuó estudiando sus pies. No pude evitar que escapara una risa divertida de mí. Su intento de actuar como si no estuviera tan contenta como yo, de que pudiéramos estar aquí juntos y tenerla toda para mi, solo era lindo—. Así que ¿Has decidido intentar lo de ignorarme para ver si me voy, otra vez?
Mordiéndose el labio inferior, negó con la cabeza. —Ya sé que no funciona contigo.
—¿Por qué estás aquí, ______? ¿Qué pasa? —Quería oírselo decir. ¿Por qué? No estoy seguro. Sólo me torturaría más. Pero necesitaba saber que me deseaba también.
—Nada que te interese. —Respondió con acritud.
Sonriendo a su intento de actuar indiferente, cuando podía oír su corazón latiendo en su pecho, me las arreglé para evitar reír abiertamente.
—¿En serio? —Le pregunté.
—De verdad.
Cerré la distancia entre nosotros. —¿Verme bailar con Kendra no te molesta?
Negó con la cabeza y su pecho comenzó a subir y bajar de forma errática con cada respiración. Dejé a mis ojos viajar por su vestido y disfruté el simple hecho de que ella lo había comprado para mí. Porque yo había sugerido este color. Este vestido no había sido comprado para el mariscal de campo. La necesidad de gruñir mi aprobación fue abrumadora.
—Sabía que el rosa pálido te sentaría bien. La mayoría de las chicas no pueden llevarlo, pero en ti se ve perfecto.
La piel de su garganta se contrajo mientras tragaba saliva. Yo lograba afectarla. Me deleité con ese conocimiento.
—¿Crees que no te quiero tocar de la misma manera en que toco a Kendra? Tienes razón.
______ dio un paso atrás. El dolor en sus ojos casi me puso de rodillas. No tenía intención de hacerle daño. Inmediatamente, extendí mi mano y, agarrando la suya, la atraje fuertemente contra mí. Esto era lo que había tratado de evitar que ocurriera con todas mis fuerzas. Mientras más nos tocábamos, más fuerte se volvía mi necesidad de poseerla. Pero en este momento, necesitaba borrar esa mirada en sus ojos. Nada más importaba.
—Cuando toco a Kendra, mentalmente me estremezco al tener que seguir manteniendo la farsa de estar interesado en ella. Cuando no puedo controlar mi necesidad de ti, si me permito tocarte, se enciende un monstruo dentro de mi, sobre el que tengo miedo de perder el control. Tú me haces sentir cosas que nunca he sentido antes. Algo pasa, —me detuve y dejé que mi mirada cayera sobre sus labios llenos de color rosa—. Cuando estoy cerca de ti, de esta manera. —No podía detenerme. Necesitaba más. Suavemente deslicé mi pulgar sobre su labio inferior. La sedosa textura provocó que una fuerte, cálida y dolorosa necesidad se apoderara de mí. Cerré los ojos de la vista embriagadora de su boca y traté de luchar por el control—. Y cuando reaccionas de la forma de en que lo acabas de hacer, siento en mi interior el arrebato de tomar lo que quiero.
Las suaves y cálidas respiraciones contra mi pulgar bien podrían haber sido barrotes de hierro envolviéndose a mí alrededor, tirando de mí hacia ella. Haciéndome suyo. Abriendo mis ojos la miré directamente. Necesitaba que entendiera. Para dejarme ir.
—Tú eres lo único que más quiero en el mundo y sin embargo lo único que no puedo tener. Porque tenerte completamente sería imposible. No puedes ir hacia donde voy. —Incapaz de alejarme siquiera un paso, acuné su rostro entre mis manos—. El propósito de mi existencia no es tener una pareja. Es solitario y frío. Hasta ahora ha sido todo lo que he conocido. Entonces te convertiste en el designio y todo cambió.
Algo irreparable sucedía. No podía hacerle daño. No estaba destinado para ella. Aterrorizado, había ido demasiado lejos, arriesgué su vida con mi obsesiva necesidad, rápidamente me aparté de ella. Desesperado por salvarla de mí mismo.
—Vete, ______. Corre, por favor, corre. No soy lo que tú crees que soy. No soy "inteligente, honesto, talentoso, y compasivo", aunque oírte decir esas palabras en mi defensa, se sentía como calor líquido fluyendo a través de mis frías venas. Quieres saber lo que soy y no puedo decirte. Si lo supieras, no tendría que pedirte que corras.
Tenía que irme ahora. Esto fue un error. A medida que caminaba lejos, la oí corriendo detrás de mí. ¿No me escuchó? le había dicho mucho más de lo que debería saber. Deteniéndome, lentamente me volví y la miré. Tal vez el miedo era la única solución. Pero en el instante en que lo ví parpadear en su rostro, retrocedí. No podía asustarla. Las almas me temían. Pero ella no. Nunca ella. Eso no era lo que quería.
—No me importa lo que eres. —Afirmó con fuerza, dando un paso hacia mí—. No puedes asustarme, no voy a salir corriendo. ¿Qué es lo que dice la canción que me cantas? Sin embargo, te quedas. Aferrándote a mí, sin embargo, te quedas, extendiendo la mano que empujo lejos. El frío no es para ti, sin embargo te quedas, te quedas, te quedas. Cuando yo sé que no es justo para ti.
Había memorizado mis palabras para ella. Mi pecho se sentía como si alguien lo hubiera partido en dos.
—Vete, _______. Ahora. No me puedo controlar mucho más tiempo. — Me las arreglé para susurrar a través de mi dolor.
En cambio, dio un paso cauteloso hacia mí. La mirada suplicante de sus ojos era mi perdición. ¿Cómo podría resistirme? Un gruñido surgió de mi pecho y me apoderé de ella en un movimiento rápido. Mi boca estaba sobre la suya al instante. Necesitaba conocer su sabor. Experimentarlo. Esta era la única oportunidad que tendría de probarla y lo quería todo. Mordisqueé su labio inferior luego, suavemente, calmé la mordida con mi lengua. Era deliciosa. Era exótica. Necesitaba más. Sus pequeñas manos agarraron un puñado de mi camisa y quise rugir en señal de triunfo. Ya no tenía el control de mis decisiones. ______ lo hacía. Haría cualquier cosa para quedarme con ella. El dulce sabor al que no podía darle ningún nombre porque era exclusivamente suyo, me consumía.
En algún lugar de la bruma del éxtasis sentí el peligro. Pero ahora _______ me controlaba. Su alma me pertenecía. Empecé a saborear la suave piel a lo largo de su cuello mientras las palabras —La muerte nunca debería comprometerse con nadie—se derramaban de mis labios. El toque de sus manos envió un temblor a través de mí mientras agarraba mi cara y reclamaba mi boca. Más. Necesitaba más. Mía. Era mía. Entonces me di cuenta del peligro. Su alma se había liberado de su cuerpo. Con cada toque hambriento de La Muerte, renunciaba a sí misma por mí. El terror se apoderó de mí mientras salía de su abrazo y daba un paso atrás.
—No puedo, _______. Quiero esto tan condenadamente. Pero no puedo. Antes que pudiera detenerme, desaparecí.
- AGRADECIMIENTOS:
¡GRACIAS A TODAS POR LEER! Me divertí mucho adaptando este libro, me alegro de que a todas les haya gustado... Jamás pensé que tendría tantas lectoras, son las mejores ;) y me siento un poco mal por las veces que me desaparecí, pero sé que ustedes siempre están pendientes y eso me hace más que feliz :lloro: Son las lectoras mas totally awesome que hay. Gracias a todas, las quiero muchísimo.¡BIENVENIDAS LAS NUEVAS LECTORAS!
...y recuerden que esto es solo el comienzo.
IreGarciaT
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
Predestined
Sipnosis
Sipnosis
Pensarías que después de ayudar a salvar a su novio de una eternidad en el Infierno, las cosas regresarían a la normalidad. Bueno, tan normal como puede ser la vida cuando ves almas y tu novio es la Muerte. Pero para _______ Moore, las cosas son incluso más extrañas. El popular y rompecorazones mariscal del instituto, Kevin Jonas, ha desaparecido. Mientras que la ciudad esta loca de preocupación, ______ es un manojo de nervios por otras razones. Aparentemente, Kevin no es un adolescente normal. Ni siquiera es humano. De acuerdo con la Muerte, Kevin no tiene alma. El mariscal puede estar desaparecido, pero sigue apareciéndose en los sueños de ______... sin ser invitado. Nick sabía desde el principio que Kevin no era humano. Pero no le preocupaba una simple criatura sin alma. Ahora, se da cuenta del grave error que cometió. El alma de ______ ha sido marcada desde su nacimiento como una restitución para un espíritu tan oscuro que ni siquiera la Muerte puede acercársele. Nick sabe que salvar el alma de _______ no será fácil, pero ______ es suya. Y ya desafió al Cielo para quedarse con ella. Si el Infierno también quiere un trozo de él, entonces que venga.
- PREDESTINED:
¡Comenzamos la segunda temporada! Luego de una gran primera temporada exitosa -todo gracias a ustedes- es tiempo de empezar con esta que, por supuesto, sé que les encantará... Decidí seguirla aquí para no tener problemas con la creación dle nuevo tema, la búsqueda del link, etc... (?)
¿Qué les parece la sipnosis?
Espero sus respuestas para seguirla. Xoxo.
IreGarciaT
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
santos jonas!!!!!!
no inventes estoy asi de WTF!!!!!!!!
primero que nada que bueno que ya la seguiste!!
no creia sobrevivir otro dia XD
y el final de temporada ahhh morriiii
primero crei que habia perdido a Nick
perooo nooooooo ahhhh que emocionnn!!!
y que hermoso el reencuentro awwww :3
y las escenas extra dios que lindura!!!!!
y luego la bomba de Kevin booommm moriiii
y con la sinopsis :wut:
como que no tiene alma!!!
si siempre ha sido tan tierno!!!!!
y como que su alma fue marcada?
y como estuvo eso del infierno??
por dios no nos vallas a dejar asiy siguela pronto porfiiisss!!!
no inventes estoy asi de WTF!!!!!!!!
primero que nada que bueno que ya la seguiste!!
no creia sobrevivir otro dia XD
y el final de temporada ahhh morriiii
primero crei que habia perdido a Nick
perooo nooooooo ahhhh que emocionnn!!!
y que hermoso el reencuentro awwww :3
y las escenas extra dios que lindura!!!!!
y luego la bomba de Kevin booommm moriiii
y con la sinopsis :wut:
como que no tiene alma!!!
si siempre ha sido tan tierno!!!!!
y como que su alma fue marcada?
y como estuvo eso del infierno??
por dios no nos vallas a dejar asiy siguela pronto porfiiisss!!!
DanieladeJonas
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
Prólogo
La húmeda calle estrecha parecía vacía. Música jazz se oía a distancia, pero el sonido era débil. Cuanto más me alejaba de las dispersas luces de la calle y me introducía en la oscuridad, los sonidos de la risa, los tranvías y la vibrante música tradicional que sólo se encontraba en el Big Easy se desvanecían. He estado aquí antes, en innumerables ocasiones.
La Muerte se encontraba a menudo en estas calles oscuras. Pero esta noche, no me estoy aquí para tomar un alma. Vine por otras razones. Razones por las que reúno las piezas. La furia dentro de mí era difícil de controlar. Había sido imprudente. ¡Yo! Una maldita Deidad todopoderosa, dejando pasar algo peligroso, más allá de mi radar, sin ser detectado. ¿Cómo pude dejar que esto sucediera? Sabía la respuesta. _______. Ella me consumía. Mis pensamientos. Mis deseos. Mi propósito. Había sido incapaz de ver nada con el resplandor de _______, cegándome de todo lo demás. Ahora, tengo que averiguar por qué y luego tengo que arreglar esto. Porque _______ Moore era mía. Su vida, su alma, su corazón, era todo mío. Nada se interpondría en mi camino. Ninguna antigua maldición. Ningún chico sin alma. Y absolutamente, ningún Sr. Espíritu Vudú.
La Muerte se encontraba a menudo en estas calles oscuras. Pero esta noche, no me estoy aquí para tomar un alma. Vine por otras razones. Razones por las que reúno las piezas. La furia dentro de mí era difícil de controlar. Había sido imprudente. ¡Yo! Una maldita Deidad todopoderosa, dejando pasar algo peligroso, más allá de mi radar, sin ser detectado. ¿Cómo pude dejar que esto sucediera? Sabía la respuesta. _______. Ella me consumía. Mis pensamientos. Mis deseos. Mi propósito. Había sido incapaz de ver nada con el resplandor de _______, cegándome de todo lo demás. Ahora, tengo que averiguar por qué y luego tengo que arreglar esto. Porque _______ Moore era mía. Su vida, su alma, su corazón, era todo mío. Nada se interpondría en mi camino. Ninguna antigua maldición. Ningún chico sin alma. Y absolutamente, ningún Sr. Espíritu Vudú.
- Comentarios:
¿Seguimos? :roll: Espero que hayan disfrutado de este prólogo matutino (en Colombia son las 6AM), nos vemos en la tarde, un abrazo psicológico y no olviden comentar... Si comentan, sus sueños se harán realidad -nogarantizamosquesusueñosehagarealidad-
IreGarciaT
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
Sr. Espíritu Vudú?!!!!
:wut:
hay por dios ya me dejaste en suspenso!!
como siempre hahaha XD
sube pronto el primer capi porfiss!!
:wut:
hay por dios ya me dejaste en suspenso!!
como siempre hahaha XD
sube pronto el primer capi porfiss!!
DanieladeJonas
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
DanieladeJonas escribió:Sr. Espíritu Vudú?!!!!
:wut:
hay por dios ya me dejaste en suspenso!!
como siempre hahaha XD
sube pronto el primer capi porfiss!!
No puedo subir si no hay más lectoras :c
IreGarciaT
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
awww soy realmente feliz la haz seguido y no
Sólo eso si no que esta comenzando la nueva temporada esto
Es tan plobrng ahhhhhh amo la nove y cada vez me gusta más
Please tienes que seguirla, al fin estan Juntos
Y wooow eso si que no me lo esperaba de Kevin!!
Que es lo que quiere de la rayis??
Y maldición de hace mucho tempo wooow
Va a estar genial
Ohhhh siguela ya please!!
Sólo eso si no que esta comenzando la nueva temporada esto
Es tan plobrng ahhhhhh amo la nove y cada vez me gusta más
Please tienes que seguirla, al fin estan Juntos
Y wooow eso si que no me lo esperaba de Kevin!!
Que es lo que quiere de la rayis??
Y maldición de hace mucho tempo wooow
Va a estar genial
Ohhhh siguela ya please!!
Karli Jonas
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