Black Dream ||Niall Horan||

Como siempre, el despertador atrofió mis oídos mientras yo resoplaba, cansada y lo apagaba de un manotazo. Escuché la molestísima voz de Andrew detrás de mi puerta, el cual también golpeaba la puerta con la mano, llamando mi atención.
-Roxanne, ¿quieres levantarte de una vez por todas? No pienso llegar tarde por tu culpa. –dijo mientras abría la puerta y me miraba con los brazos cruzados, de pie delante de mi cama.
-Ya, pero llegar tarde por alguna zorra no te molesta. ¿Verdad? –le dije con frialdad sin levantarme, escuché claramente como respiraba profundamente para recoger algo de paciencia y no matarme antes.
-Roxanne, será mejor que te calles y te levantes ya. –salió hecho una fiera de mi habitación y yo volví a resoplar, levantándome.
Era un maldito cobarde, siempre lo había sido. Nunca fue capaz de confesarle a la chica de sus sueños lo que sentía por el mero hecho de que no se atrevía a recibir una negativa como respuesta. Era un maldito cobarde por no declararse a Abigail.
Me arreglé, con pesadez y me acabé de arreglar el cabello en el espejo. No me maquillaba nunca, no me gustaba sentir productos encima de mi piel, aunque alguna vez, al salir de fiesta si que me aplicaba algo, pero el maquillaje en exceso me provocaba arcadas.
-Ya era hora. ¿Y tanto tiempo por esto? –me dijo con maldad y rencor Drew cuando bajé, con la mochila ya colgada en la espalda. Le enseñé el dedo del medio, dándole a entender que sería mejor que se callara.
Nos subimos a su moto negra sin decir nada más, después de despedirnos de nuestros padres y haber recogido el almuerzo.
La moto se deslizó por las calles, que comenzaban a estar concurridas de tráfico, y mi mente regresó a ciertos ojos azules, que me tenían bastante pensativa últimamente. ¿Sabría él de mi existencia antes de que nos ordenaran compartir un trabajo? Lo dudaba, sinceramente.
Esa mañana yo fui la última de mis amigas en llegar, así que nada más yo me uní al grupo las cinco entramos al colegio. La primera clase la compartía con Idoia, Matemáticas.
-¿Qué les toca, chicas? –preguntó Novalee mientras cogía sus libros de Física y Química. Oh, ahora adoraba esa materia. Por suerte la tenía cuatro maravillosos días a la semana, ya que había escogido el Batxiller científico. El martes tenía a última hora.
-Roxxie y yo tenemos Mates. –contestó Idoia con un deje de fastidio.
-Nosotras, Novalee, Jenn y yo tenemos Física y Química. –contestó Aby. Ellas tres habían escogido el batxiller de letras, mientras que Idoia el artístico.
-Entonces nos vemos luego, chicas. –dijo Jenn cuando tocó el timbre, anunciando el inicio de la primera clase del martes por la mañana.
Idoia y yo nos encaminamos hacia la clase del amargado profesor White. Nos sentamos en dos pupitres junto a la ventana y esperamos, mientras hablábamos, que llegara el profesor.
Cuando el viejo Mr. White entró reinó el silencio en la clase. Ese profesor era capaz de castigarte por toser.
-A callar todos. –dijo entre dientes, aunque no había necesidad de que nos mandara a callar, no había nadie hablando.
Comenzó la clase y fue tan monótonamente aburrida como siempre. Al cabo de un cuarto de hora ya me encontraba observando por la ventana. Niall volvió a infiltrarse en mi mente, ¿Por qué sería que mis pensamientos siempre acababan sobre su recuerdo?
Suspiré y un segundo después el ruido de un regla, demasiado cerca para mi gustó, me sobresaltó.
-¿Se divierte, señorita Garrett? –escuché varias risas mal disimuladas y enfoqué la vista en el hombre, que me miraba con severidad.
-Eh, yo… No, para nada. –dije nerviosa. Sobretodo por el hecho de que temía un castigo, que estaba segura de que sería inminente.
-¿Ah si? Pues parecía todo lo contrario. ¿Y sabe donde se va a divertir mucho más? –dijo en tono de burla. -¡En dirección! Ya puedes coger tus cosas y desaparecer de mi vista. ¡Vamos! –dijo al ver que me quedaba parada. Nunca me habían castigado, y no me gustaba nada.
Me levanté, suspirando e hice lo que me dijo. Salí por la puerta con mis cosas ya cargadas y me dirigí lentamente hacia dirección, arrastrando los pies.
-¿Roxx? ¿Qué haces fuera de clase? –me giré y vi a Drew y a sus cuatro mejores amigos, Zayn, Liam, Louis y Harry. Mi hermano se acercó a mi rápidamente, y los demás se acercaron tranquilamente, quedándose algo apartados. -¿Te encuentras bien? ¿Te llevo a casa?
-No. –Dije con frialdad aun molesta con él.- Estoy bien, me castigaron eso es todo. ¿Cual es tu escusa?
-No te interesa. –me contestó igualmente frío, haciéndome sentir algo mal por la frialdad con la que le había tratado.
-Bien. –dije con más suavidad, yendo a dirección.
-Roxanne. –me llamó Andrew, mientras sus amigos comenzaban a encaminarse a la salida
-¿Qué? –pregunté de mala gana.
-Suerte. –le sonreí y él me devolvió la sonrisa. Cada uno siguió su camino, él hacia la libertad y yo hacia la prisión, o mejor dicho, hacia el corredor de la muerte.
Tragué saliva antes de entrar al despacho y cuando escuché la voz rocallosa del director permitiéndome la entrada, hice acopio de valor y entré.
-Buenos días, señor Greant. –saludé nerviosamente, el joven director –joven, joven… rozando los 40- me observó severamente por encima de sus gafas, viéndose claramente confundido.
-Señorita Garrett, ¿Qué hace aquí? –ciertamente era raro que estuviera aquí, nunca me solía meter en líos, ese era Drew.
-Yo… Es que… El profesor White me castigó por… Bueno, por no estar atenta. –balbuceé nerviosa.
-El profesor White, ¿de matemáticas? –preguntó despreocupadamente, asentí. Él esbozó una sonrisa tranquilizadora. –No te preocupes, ese hombre siempre anda castigando a sus alumnos. No te voy a poner ningún castigo si me prometes que te quedarás en el colegio y asistirás a todas las demás clases del día.
-Por supuesto que sí, señor. –dije suspirando aliviada. –Muchas… -entonces, volvieron a golpear la puerta y asomó el conserje del instituto.
-Perdone,señor director, pero acabamos de atrapar a estos cinco intentando salir del colegio. –dijo entrando, seguido de inmediato por Drew y sus guapos amigos. Negué con la cabeza, sonriendo socarronamente.
-Esto ya es otra cosa. –dijo el director animado, aunque evidentemente, estos se la iban a cargar. –Era raro que apareciera Roxanne Garrett en mi despacho, pero tener el honor de que Andrew Garrett, Styles, Malik, Tomnilson y Payne me honren con su presencia, es una sensación indescriptiblemente maravillosa.
-Nosotros también te echamos de menos, pero no nos pongamos melosos. –dijo en tono cínico Harry. La sonrisa del director aumentó, estaba segura de cuanto más sonreía mayor iba a ser el castigo.
-Ah, y este chico, también estaba fuera de clase. –dijo el conserje haciéndole señas a otro para que entrara también.
-¿Niall? –dijo el director cuando el rubio se asomó, cabizbajo en dirección. -¿Qué sucedió?
El chico negó con la cabeza, después de haber echado un rápido vistazo a la clase. Era evidente que no le gustaba nada el hecho de tener público.
-Entiendo, espera un momento. Salid un momento chicos, Roxanne tú puedes irte. –sonreí aliviada, pero este alivio no duró mucho.
-¡Eso es injusto! Claro, como es una nena buena no la castiga, ¡pero a nosotros sí! ¡No hay derecho! –dijo enfadado Louis.
-No es nadie para cuestionar mis decisiones, señor Tomnilson. –dijo en tono mordaz el hombre mirándole con autoridad.
-Sigue siendo totalmente injusto, las normas son iguales para todos, ¿no señor director? –el hombre le fulminó con la mirada.
-Espera tú también con ellos, Roxanne. –sentenció el director. A mi se me cayó el alma a los pies, ¿yo, castigada? No podía ser cierto.
Suspiré por enésima vez desde que había comenzado el día y salí detrás de los otros cuatro chicos fuera, viendo de reojo a Niall una última vez antes de cerrar la puerta.