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Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
GUUAAUU FUE TODO UN EXITOO!!!!
PERO NO ME CAYO ESE CONDE!!!!!
AAII Y SIII OPINO IGUAL QUE ELLL!!!
ELLOOSS ESTAN ENAMORADOS Y NO SE DAN CUENTAAA!!!
Y DESCUIDAAAA!!! ESTUDIA MUUCHOOOO!!!
PERO NO ME CAYO ESE CONDE!!!!!
AAII Y SIII OPINO IGUAL QUE ELLL!!!
ELLOOSS ESTAN ENAMORADOS Y NO SE DAN CUENTAAA!!!
Y DESCUIDAAAA!!! ESTUDIA MUUCHOOOO!!!
chelis
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
2/2
Apenas hecha la generosa oferta se dio cuenta de que no tenía autoridad para ello, ella no era precisamente la señora de la casa. Demasiado tarde. Los sirvientes le tomaron la palabra como si de un juramento se tratase, y se alegraron y comenzaron a hacer planes al instante para ir a Hyde Park a deambular por los puestos del festival de la Victoria y ver las extravagancias que se estaban preparando para las festividades más importantes, que debían comenzar el uno de agosto según las órdenes del regente. Había templos orientales, godas y puentes. A un tiro de piedra, en Green Park, estaban erigiendo el Templo de la Concordia, un monumento tremendamente ostentoso de treinta metros de altura, con el propósito de que se encendiesen allí los fuegos artificiales.
No tuvo valor para retirar su oferta. Estaban todos tan emocionados... Sin duda se había excedido, pero Nicholas era un amo comprensivo con su gente. Después del trabajo tan duro que habían realizado, ___ confiaba en que no le importase.
Descubrió a Tommy y a Andrew jugando tranquilamente bajo la mesa de trabajo situada en el centro. Puesto que casi era medianoche, decidió llevarlos a la cama. Los acompañó a lavarse la cara y cepillarse los dientes, a ninguno de los dos lo entusiasmaba demasiado la novedad de la higiene. Luego se pusieron sus largos camisones de algodón y se tumbaron en sus catres. ___ les leyó un libro de cuentos de la biblioteca mientras esperaba a que Nicholas terminase con los lores del partido tory. Los cuidados de los niños aliviaron la excitación que le causaba la idea de acceder a las peticiones de Nicholas.
Esa noche estaba totalmente preparada para entregarse a él.
Tras soplar la vela abandonó en silencio las dependencias del servicio situadas en el tercer piso y bajó la escalera con un ligero temblor de expectación en las extremidades; los hombres estaban en el vestíbulo dándose las buenas noches los unos a los otros.
Coldfell fue el último en irse. Nicholas lo acompañó hasta la puerta.
–Lo veré mañana al mediodía.
–Muy bien, lo esperaré. Gracias otra vez por la cena, Nicholas. Una criatura encantadora, la señorita Hamilton. Su sonrisa se hizo más grande.
–Buenas noches, James.
Coldfell se dirigió hacia su carruaje ayudado por su lacayo.
Nicholas le dijo adiós con la mano y, una vez que el carro hubo desaparecido, cerró la puerta de forma silenciosa. Se giró, apoyado contra la puerta, y la divisó allí, en la mitad de la escalera, observándolo. Le dirigió una sonrisa reluciente y lobuna y se apartó de la puerta, y empezó a caminar en dirección a la escalera.
–Ahí está. Mi arma secreta–dijo–. Mi hechicera. Castlereagh y Wellington han ganado, Eldon y Liverpool han accedido a revisar mis informes, y Sidmouth ha dicho que, si esos dos apoyaban mis ideas, él no iba a impedirlo.
___ gritó de alegría, se recogió la larga falda y se precipitó escaleras abajo hacia él. Él la cogió cuando llegó abajo y ella le echó las manos al cuello. Nicholas la hizo girar en círculo riéndose a carcajadas, rodeándole la cintura con las manos.
–¡Has estado maravillosa! Señorita Hamilton, formamos un equipo imparable –murmuró–. ¿Qué te parece si conquistamos el mundo? ¿Lo probamos?
–Se me ocurren otras cosas mejores que probar con usted, señor –dijo ella con una media sonrisa retozona–. Llevo toda la noche deseando ponerle las manos encima.
–Como desee, señorita Hamilton. –Comenzó a atravesar el vestíbulo llevándola en brazos–. Me tiene impresionado.
–Se lo dije. ¿El comedor, Nicholas? –preguntó de forma socarrona cuando él giró a la izquierda en dirección a la citada sala–. Eres realmente de lo más depravado.
–Apenas has probado bocado. Yo me fijo en esas cosas –dijo en tono de reprimenda–. Alguien tiene que cuidar de ti. Te tengo guardada una sorpresa especial.
–¿Qué es?
–Tarta de cereza... con nata montada. –La sentó sobre la mesa, donde solo quedaba el centro de mesa de plata, la tarta de cereza y el pequeño cuenco con la nata, y, más allá, un pequeño montón de cubos de plata que no habían sido usados y esperaban a que Walsh recogiera. La mesa era una enorme superficie cubierta con lino blanco, y en las paredes había grandes espejos en los que se reflejaban ellos por fin solos, embelesados el uno con el otro.
–Nicholas, ¿no querrás que coma con las manos? Alcánzame uno los tenedores.
–Qué poca imaginación tiene, señorita Hamilton –murmuró mojando el dedo en la nata montada. A continuación se lo ofreció a ella con una sonrisa sensual.
Ella se rió con picardía y aceptó ansiosamente, chupando su dedo dejarlo limpio.
Nicholas permaneció de pie frente a ella, ___ separó las piernas dejar que se acercase más. Él le tomó el rostro entre las manos delicadeza y la besó con una intensidad lenta y embriagadora. Mientras se aferraba a él, cada vez más debilitada por el deseo, ___ se dio cuenta de que nunca se había sentido tan cerca de Robert, todavía bajo la euforia de su victoria en común.
Suspiró con deleite cuando él empezó a descender, besándole la barbilla y el cuello. Sus manos le recorrían la espalda arriba y abajo haciéndole suaves caricias, y cuando de repente notó un pequeño tirón y lo miró de reojo, comprendió que acababa de desabotonarle el vestido.
–¿Se puede saber lo que está haciendo, señor? –preguntó en tono de falsa altanería.
–Estoy tomando mi postre –susurró él, bajándole el corpiño hasta la cintura, de forma que quedó sentada en el borde de la mesa del comedor con un pecho descubierto y la gargantilla de diamantes alrededor del cuello.
Ella se apoyó con las manos por detrás del cuerpo y se quedo mirándolo fijamente, a la espera. Él miró el cuenco de nata. ___ se echó a reír, embargada de deseo, cuando él le untó los pechos de nata y empezó a lamérselos. La risa se fue apagando a medida que la sensación cálida y sugestiva de su boca hambrienta la sumía en unas oleadas de deseo cada vez más profundas.
___ rodeó los anchos hombros de Nicholas con las manos y deslizó los dedos por su cabello, moreno y sedoso. Él la recostó sobre la mesa, acariciándole los pechos con una mano y sosteniéndole la cabeza con la otra.
Con el pelo revuelto por sus caricias, Nicholas la miró sonriendo de forma arrogante, con nata alrededor de su boca húmeda y lasciva.
–Tienes una boca preciosa –susurró ella, mientras se incorporaba y le limpiaba los labios con la lengua. Las manos le temblaban al desvestirlo.
Poco después Nicholas estaba desnudo hasta la cintura. ___ jadeó suavemente al experimentar la maravillosa sensación de tener su pecho musculoso y aterciopelado contra su piel desnuda, una sensación tremendamente íntima y cálida. Recorrió con las manos los fuertes hombros de Nicholas y luego las deslizó hacia sus enormes brazos, extasiada por las formas de su cuerpo.
Él rozó la frente de ___ con los labios y descendió por su mejilla hasta su cuello.
–¿Me vas a dejar hacerte el amor esta noche?
–Puede que sí –dijo ella débilmente, con los ojos cerrados embargada por una sensación de ansiedad.
–Vaya, tendré que hacerlo mejor. «Puede que sí» –repitió él con tono de mofa.
–Puedes probar si quieres.
–Eso suena... –la besó y le soltó el cabello– claramente a desafío, señorita Hamilton.
Ella recorrió con los dedos los músculos de su vientre plano
–Mmm.
–Me parece que acabas de arrojar el guante. Ahora tendré que seducirte.
___ se rió y se tumbó extendiendo las piernas sobre la mesa.
–Hazlo lo mejor que sepas.
–Eso haré. –Las manos de Nicholas se deslizaron por sus caderas, siguiendo sus curvas–. Dios, eres preciosa.
–Oh, Nick, tócame –dijo ella con la respiración agitada.
Cuando la mano de él ascendió bajo su falda, el cuerpo de ___ se humedeció, ansioso por recibir sus caricias. Ella cedió y separó muslos ante la suave presión que él ejercía. A continuación los cálidos dedos de Nicholas se introdujeron cuidadosamente en su cavidad empapada, mientras el pulgar se movía suavemente en círculos sobre su montículo. ___ gimió, totalmente rendida. Él le besó los pechos con un pausado deleite.
Con sus oscuros ojos enturbiados y velados por los párpados, Nicholas vio cómo ella caía bajo su hechizo. La masturbó hasta que se retorció y arañó la mesa con las uñas. Entonces se levantó y la miró fijamente mientras se desabotonaba sus pantalones negros. Ella aguardó temblorosa, llena de expectación. Él dirigió su tremenda erección hacia el umbral inundado de ___.
Y, con una sonrisa ardiente y pícara, se dedicó a divertirse con ella y a provocarla. Se frotó contra su sexo húmedo hasta hacerla suplicar ¬y solo entonces decidió introducir su miembro un par de centímetros, tentándola.
–Eres malvado –dijo ella jadeando.
–Sí –susurró Nicholas–. Sí, pero dejemos que sea nuestro pequeño secreto. ¿Me necesitas ahora, cariño? ¿Me necesitas dentro ti?
–Oh, sí, Nick, por favor –gimió ella, agitándose bajo él.
Nicholas la agarró de las manos, entrelazando sus dedos con los de ___ y escuchó sus gemidos de asombro mientras la penetraba centímetro a centímetro hasta el fondo.
___ apenas osaba respirar. Él deslizó sus dedos por su cabello, susurrando de forma incoherente su gratitud y su gozo, pero la mente de ___ estaba centrada en la extraña sensación que experimentaba su cuerpo, mientras se estiraba para recibirlo. No sabía por qué no le dolía. Era algo delicioso, pero lo sentía tan grande dentro de ella que no sabía si la partiría en dos si hacía un movimiento en falso.
–Ah, _____ –dijo Nicholas con un suave gemido–, te he estado esperando tanto tiempo, mi ángel, ma belle. –Empezó a montarla a un ritmo muy suave. Ella se dejó arrastrar por el puro instinto, entregándose a su amante y satisfaciendo en todo momento su deseo.
Sin embargo, en lo más profundo de su mente, era consciente de los susurros lejanos que le dictaba su más secreto temor. Se negó a escucharlos y se aferró a él con más fuerza.
Él deslizó las manos por debajo del trasero de ___ y comenzó a estrujar su carne vigorosamente. Nicholas se encontraba en un estado febril y temblaba. Su piel brillaba con una fina capa de sudor a la luz de las velas, y parecía decidido a devorarla.
«Está siendo un poco brusco, ¿no crees?», le susurraban a ___ sus demonios.
Ella los reprimió en silencio con todas sus fuerzas. «Es tan grande y tan fuerte que si le dijeras que parara podría hacer oídos sordos.»
Le tocó el cabello suavemente intentando apaciguar su ardor, pero se echó atrás al pensar que podía delatarse. Nicholas creía que estaba haciendo el amor con una cortesana experimentada y de mundo. Si conseguía interpretar ese papel hasta que él llegase al clímax, todo iría bien. El placer remitió cuando ella comenzó a debatirse con sus pensamientos. Intentó dejar la mente en blanco. Cerró los ojos con fuerza y se esforzó por aguantar, dejando que él disfrutase de su cuerpo, pero inmediatamente su suerte quedó decidida por ella.
Cuando Nicholas le sujetó las manos sobre la cabeza mientras le acariciaba la boca con la lengua al ritmo acompasado que marcaba su miembro grande y rígido embistiéndola como un ariete, la mesa se sacudió y el montón de cubiertos comenzó a emitir un sonido metálico suave y rítmico.
Un eco procedente de su pesadilla.
___ abrió los ojos desorbitadamente. Aquel sonido. Era como el tintineo de las llaves. Sintió las manos sujetas sobre la cabeza, y la dura mesa en la espalda como si del muro de piedra se tratase.
Y todo volvió a empezar.
Gritó con un terror irracional y evitó el beso de Nicholas apartando la cara, e inmediatamente trató de incorporarse, lo cual, obviamente, le resultó imposible. Él pesaba demasiado, y eso hacía que ___ sintiera más pánico. Le dio un empujón en los hombros y lo golpeó al tiempo que le decía gimoteando que parara.
–¿Qué? –oyó decir a Nicholas entre jadeos–. ¿Qué te pasa, ___?
–¡Apártate de mí! –gritó ella.
Él obedeció de inmediato y el temor asomó a sus ojos.
–¿Qué ocurre? ¿Estás bien? ¿Te he hecho daño?
Ella ya se encontraba de camino hacia la puerta, subiéndose el vestido sin dejar de llorar.
–¡___! ¡Espera!
Ella no se detuvo.
Nicholas la alcanzó en un abrir y cerrar de ojos y le cerró el paso.
–¿Qué demonios pasa? –le preguntó, mientras se subía los pantalones.
–Apártate de mi camino.
–¿Que me aparte? –gritó él–. Pero nosotros... estábamos...
–Ya hemos terminado. Buenas noches, excelencia –dijo ella entre los dientes.
–¿Quién ha terminado? –Atónito, Nicholas se pasó la mano por el pelo con aire de desconcierto–. ¿Qué es esto? ¿Alguna clase de juego?
–Sí, es un juego. Y ahora apártate de mi camino, Nicholas. Lo digo en serio. –Todo su cuerpo temblaba.
–Ni hablar. –Puso la mano en la puerta–. Pero ¿qué me estás haciendo?
Ella tragó saliva y siguió con la mirada los músculos firmes de su brazo y sus hombros fibrosos, y a continuación retrocedió un paso.
–¿Un juego? –Su voz sonaba inquietantemente suave, amenazadora–. Ahora que por fin sentía algo por ti, ¿crees que puedes jugar conmigo?
–Puedo hacer lo que me venga en gana –dijo ella fríamente, sintiendo que se moría por dentro, pero aunque lo hubiera deseado ya no podía echarse atrás–. Mi cuerpo no te pertenece.
–Oh, ya veo –murmuró Nicholas–. Quieres sacarme más dinero, ¿verdad? Se trata de eso, zorra avariciosa.
___ soltó un grito entrecortado y le dio una bofetada con todas sus fuerzas.
Él se llevó la mano a la mejilla y la miró con ojos ardientes de cólera.
Temblando, ___ le devolvió la mirada, sorprendida y horrorizada por haberle golpeado, pero el daño ya estaba hecho. Era una causa perdida.
–Nunca pagaré por lo que no debería venderse –le espetó él–. No estoy tan desesperado.
Y tras decir esas palabras se marchó y le cerró a ____ la puerta en las narices.
Ahí esta las quiero♥
Apenas hecha la generosa oferta se dio cuenta de que no tenía autoridad para ello, ella no era precisamente la señora de la casa. Demasiado tarde. Los sirvientes le tomaron la palabra como si de un juramento se tratase, y se alegraron y comenzaron a hacer planes al instante para ir a Hyde Park a deambular por los puestos del festival de la Victoria y ver las extravagancias que se estaban preparando para las festividades más importantes, que debían comenzar el uno de agosto según las órdenes del regente. Había templos orientales, godas y puentes. A un tiro de piedra, en Green Park, estaban erigiendo el Templo de la Concordia, un monumento tremendamente ostentoso de treinta metros de altura, con el propósito de que se encendiesen allí los fuegos artificiales.
No tuvo valor para retirar su oferta. Estaban todos tan emocionados... Sin duda se había excedido, pero Nicholas era un amo comprensivo con su gente. Después del trabajo tan duro que habían realizado, ___ confiaba en que no le importase.
Descubrió a Tommy y a Andrew jugando tranquilamente bajo la mesa de trabajo situada en el centro. Puesto que casi era medianoche, decidió llevarlos a la cama. Los acompañó a lavarse la cara y cepillarse los dientes, a ninguno de los dos lo entusiasmaba demasiado la novedad de la higiene. Luego se pusieron sus largos camisones de algodón y se tumbaron en sus catres. ___ les leyó un libro de cuentos de la biblioteca mientras esperaba a que Nicholas terminase con los lores del partido tory. Los cuidados de los niños aliviaron la excitación que le causaba la idea de acceder a las peticiones de Nicholas.
Esa noche estaba totalmente preparada para entregarse a él.
Tras soplar la vela abandonó en silencio las dependencias del servicio situadas en el tercer piso y bajó la escalera con un ligero temblor de expectación en las extremidades; los hombres estaban en el vestíbulo dándose las buenas noches los unos a los otros.
Coldfell fue el último en irse. Nicholas lo acompañó hasta la puerta.
–Lo veré mañana al mediodía.
–Muy bien, lo esperaré. Gracias otra vez por la cena, Nicholas. Una criatura encantadora, la señorita Hamilton. Su sonrisa se hizo más grande.
–Buenas noches, James.
Coldfell se dirigió hacia su carruaje ayudado por su lacayo.
Nicholas le dijo adiós con la mano y, una vez que el carro hubo desaparecido, cerró la puerta de forma silenciosa. Se giró, apoyado contra la puerta, y la divisó allí, en la mitad de la escalera, observándolo. Le dirigió una sonrisa reluciente y lobuna y se apartó de la puerta, y empezó a caminar en dirección a la escalera.
–Ahí está. Mi arma secreta–dijo–. Mi hechicera. Castlereagh y Wellington han ganado, Eldon y Liverpool han accedido a revisar mis informes, y Sidmouth ha dicho que, si esos dos apoyaban mis ideas, él no iba a impedirlo.
___ gritó de alegría, se recogió la larga falda y se precipitó escaleras abajo hacia él. Él la cogió cuando llegó abajo y ella le echó las manos al cuello. Nicholas la hizo girar en círculo riéndose a carcajadas, rodeándole la cintura con las manos.
–¡Has estado maravillosa! Señorita Hamilton, formamos un equipo imparable –murmuró–. ¿Qué te parece si conquistamos el mundo? ¿Lo probamos?
–Se me ocurren otras cosas mejores que probar con usted, señor –dijo ella con una media sonrisa retozona–. Llevo toda la noche deseando ponerle las manos encima.
–Como desee, señorita Hamilton. –Comenzó a atravesar el vestíbulo llevándola en brazos–. Me tiene impresionado.
–Se lo dije. ¿El comedor, Nicholas? –preguntó de forma socarrona cuando él giró a la izquierda en dirección a la citada sala–. Eres realmente de lo más depravado.
–Apenas has probado bocado. Yo me fijo en esas cosas –dijo en tono de reprimenda–. Alguien tiene que cuidar de ti. Te tengo guardada una sorpresa especial.
–¿Qué es?
–Tarta de cereza... con nata montada. –La sentó sobre la mesa, donde solo quedaba el centro de mesa de plata, la tarta de cereza y el pequeño cuenco con la nata, y, más allá, un pequeño montón de cubos de plata que no habían sido usados y esperaban a que Walsh recogiera. La mesa era una enorme superficie cubierta con lino blanco, y en las paredes había grandes espejos en los que se reflejaban ellos por fin solos, embelesados el uno con el otro.
–Nicholas, ¿no querrás que coma con las manos? Alcánzame uno los tenedores.
–Qué poca imaginación tiene, señorita Hamilton –murmuró mojando el dedo en la nata montada. A continuación se lo ofreció a ella con una sonrisa sensual.
Ella se rió con picardía y aceptó ansiosamente, chupando su dedo dejarlo limpio.
Nicholas permaneció de pie frente a ella, ___ separó las piernas dejar que se acercase más. Él le tomó el rostro entre las manos delicadeza y la besó con una intensidad lenta y embriagadora. Mientras se aferraba a él, cada vez más debilitada por el deseo, ___ se dio cuenta de que nunca se había sentido tan cerca de Robert, todavía bajo la euforia de su victoria en común.
Suspiró con deleite cuando él empezó a descender, besándole la barbilla y el cuello. Sus manos le recorrían la espalda arriba y abajo haciéndole suaves caricias, y cuando de repente notó un pequeño tirón y lo miró de reojo, comprendió que acababa de desabotonarle el vestido.
–¿Se puede saber lo que está haciendo, señor? –preguntó en tono de falsa altanería.
–Estoy tomando mi postre –susurró él, bajándole el corpiño hasta la cintura, de forma que quedó sentada en el borde de la mesa del comedor con un pecho descubierto y la gargantilla de diamantes alrededor del cuello.
Ella se apoyó con las manos por detrás del cuerpo y se quedo mirándolo fijamente, a la espera. Él miró el cuenco de nata. ___ se echó a reír, embargada de deseo, cuando él le untó los pechos de nata y empezó a lamérselos. La risa se fue apagando a medida que la sensación cálida y sugestiva de su boca hambrienta la sumía en unas oleadas de deseo cada vez más profundas.
___ rodeó los anchos hombros de Nicholas con las manos y deslizó los dedos por su cabello, moreno y sedoso. Él la recostó sobre la mesa, acariciándole los pechos con una mano y sosteniéndole la cabeza con la otra.
Con el pelo revuelto por sus caricias, Nicholas la miró sonriendo de forma arrogante, con nata alrededor de su boca húmeda y lasciva.
–Tienes una boca preciosa –susurró ella, mientras se incorporaba y le limpiaba los labios con la lengua. Las manos le temblaban al desvestirlo.
Poco después Nicholas estaba desnudo hasta la cintura. ___ jadeó suavemente al experimentar la maravillosa sensación de tener su pecho musculoso y aterciopelado contra su piel desnuda, una sensación tremendamente íntima y cálida. Recorrió con las manos los fuertes hombros de Nicholas y luego las deslizó hacia sus enormes brazos, extasiada por las formas de su cuerpo.
Él rozó la frente de ___ con los labios y descendió por su mejilla hasta su cuello.
–¿Me vas a dejar hacerte el amor esta noche?
–Puede que sí –dijo ella débilmente, con los ojos cerrados embargada por una sensación de ansiedad.
–Vaya, tendré que hacerlo mejor. «Puede que sí» –repitió él con tono de mofa.
–Puedes probar si quieres.
–Eso suena... –la besó y le soltó el cabello– claramente a desafío, señorita Hamilton.
Ella recorrió con los dedos los músculos de su vientre plano
–Mmm.
–Me parece que acabas de arrojar el guante. Ahora tendré que seducirte.
___ se rió y se tumbó extendiendo las piernas sobre la mesa.
–Hazlo lo mejor que sepas.
–Eso haré. –Las manos de Nicholas se deslizaron por sus caderas, siguiendo sus curvas–. Dios, eres preciosa.
–Oh, Nick, tócame –dijo ella con la respiración agitada.
Cuando la mano de él ascendió bajo su falda, el cuerpo de ___ se humedeció, ansioso por recibir sus caricias. Ella cedió y separó muslos ante la suave presión que él ejercía. A continuación los cálidos dedos de Nicholas se introdujeron cuidadosamente en su cavidad empapada, mientras el pulgar se movía suavemente en círculos sobre su montículo. ___ gimió, totalmente rendida. Él le besó los pechos con un pausado deleite.
Con sus oscuros ojos enturbiados y velados por los párpados, Nicholas vio cómo ella caía bajo su hechizo. La masturbó hasta que se retorció y arañó la mesa con las uñas. Entonces se levantó y la miró fijamente mientras se desabotonaba sus pantalones negros. Ella aguardó temblorosa, llena de expectación. Él dirigió su tremenda erección hacia el umbral inundado de ___.
Y, con una sonrisa ardiente y pícara, se dedicó a divertirse con ella y a provocarla. Se frotó contra su sexo húmedo hasta hacerla suplicar ¬y solo entonces decidió introducir su miembro un par de centímetros, tentándola.
–Eres malvado –dijo ella jadeando.
–Sí –susurró Nicholas–. Sí, pero dejemos que sea nuestro pequeño secreto. ¿Me necesitas ahora, cariño? ¿Me necesitas dentro ti?
–Oh, sí, Nick, por favor –gimió ella, agitándose bajo él.
Nicholas la agarró de las manos, entrelazando sus dedos con los de ___ y escuchó sus gemidos de asombro mientras la penetraba centímetro a centímetro hasta el fondo.
___ apenas osaba respirar. Él deslizó sus dedos por su cabello, susurrando de forma incoherente su gratitud y su gozo, pero la mente de ___ estaba centrada en la extraña sensación que experimentaba su cuerpo, mientras se estiraba para recibirlo. No sabía por qué no le dolía. Era algo delicioso, pero lo sentía tan grande dentro de ella que no sabía si la partiría en dos si hacía un movimiento en falso.
–Ah, _____ –dijo Nicholas con un suave gemido–, te he estado esperando tanto tiempo, mi ángel, ma belle. –Empezó a montarla a un ritmo muy suave. Ella se dejó arrastrar por el puro instinto, entregándose a su amante y satisfaciendo en todo momento su deseo.
Sin embargo, en lo más profundo de su mente, era consciente de los susurros lejanos que le dictaba su más secreto temor. Se negó a escucharlos y se aferró a él con más fuerza.
Él deslizó las manos por debajo del trasero de ___ y comenzó a estrujar su carne vigorosamente. Nicholas se encontraba en un estado febril y temblaba. Su piel brillaba con una fina capa de sudor a la luz de las velas, y parecía decidido a devorarla.
«Está siendo un poco brusco, ¿no crees?», le susurraban a ___ sus demonios.
Ella los reprimió en silencio con todas sus fuerzas. «Es tan grande y tan fuerte que si le dijeras que parara podría hacer oídos sordos.»
Le tocó el cabello suavemente intentando apaciguar su ardor, pero se echó atrás al pensar que podía delatarse. Nicholas creía que estaba haciendo el amor con una cortesana experimentada y de mundo. Si conseguía interpretar ese papel hasta que él llegase al clímax, todo iría bien. El placer remitió cuando ella comenzó a debatirse con sus pensamientos. Intentó dejar la mente en blanco. Cerró los ojos con fuerza y se esforzó por aguantar, dejando que él disfrutase de su cuerpo, pero inmediatamente su suerte quedó decidida por ella.
Cuando Nicholas le sujetó las manos sobre la cabeza mientras le acariciaba la boca con la lengua al ritmo acompasado que marcaba su miembro grande y rígido embistiéndola como un ariete, la mesa se sacudió y el montón de cubiertos comenzó a emitir un sonido metálico suave y rítmico.
Un eco procedente de su pesadilla.
___ abrió los ojos desorbitadamente. Aquel sonido. Era como el tintineo de las llaves. Sintió las manos sujetas sobre la cabeza, y la dura mesa en la espalda como si del muro de piedra se tratase.
Y todo volvió a empezar.
Gritó con un terror irracional y evitó el beso de Nicholas apartando la cara, e inmediatamente trató de incorporarse, lo cual, obviamente, le resultó imposible. Él pesaba demasiado, y eso hacía que ___ sintiera más pánico. Le dio un empujón en los hombros y lo golpeó al tiempo que le decía gimoteando que parara.
–¿Qué? –oyó decir a Nicholas entre jadeos–. ¿Qué te pasa, ___?
–¡Apártate de mí! –gritó ella.
Él obedeció de inmediato y el temor asomó a sus ojos.
–¿Qué ocurre? ¿Estás bien? ¿Te he hecho daño?
Ella ya se encontraba de camino hacia la puerta, subiéndose el vestido sin dejar de llorar.
–¡___! ¡Espera!
Ella no se detuvo.
Nicholas la alcanzó en un abrir y cerrar de ojos y le cerró el paso.
–¿Qué demonios pasa? –le preguntó, mientras se subía los pantalones.
–Apártate de mi camino.
–¿Que me aparte? –gritó él–. Pero nosotros... estábamos...
–Ya hemos terminado. Buenas noches, excelencia –dijo ella entre los dientes.
–¿Quién ha terminado? –Atónito, Nicholas se pasó la mano por el pelo con aire de desconcierto–. ¿Qué es esto? ¿Alguna clase de juego?
–Sí, es un juego. Y ahora apártate de mi camino, Nicholas. Lo digo en serio. –Todo su cuerpo temblaba.
–Ni hablar. –Puso la mano en la puerta–. Pero ¿qué me estás haciendo?
Ella tragó saliva y siguió con la mirada los músculos firmes de su brazo y sus hombros fibrosos, y a continuación retrocedió un paso.
–¿Un juego? –Su voz sonaba inquietantemente suave, amenazadora–. Ahora que por fin sentía algo por ti, ¿crees que puedes jugar conmigo?
–Puedo hacer lo que me venga en gana –dijo ella fríamente, sintiendo que se moría por dentro, pero aunque lo hubiera deseado ya no podía echarse atrás–. Mi cuerpo no te pertenece.
–Oh, ya veo –murmuró Nicholas–. Quieres sacarme más dinero, ¿verdad? Se trata de eso, zorra avariciosa.
___ soltó un grito entrecortado y le dio una bofetada con todas sus fuerzas.
Él se llevó la mano a la mejilla y la miró con ojos ardientes de cólera.
Temblando, ___ le devolvió la mirada, sorprendida y horrorizada por haberle golpeado, pero el daño ya estaba hecho. Era una causa perdida.
–Nunca pagaré por lo que no debería venderse –le espetó él–. No estoy tan desesperado.
Y tras decir esas palabras se marchó y le cerró a ____ la puerta en las narices.
Ahí esta las quiero♥
See.Into.My.Mind♥
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
Holaaa!
soyy nueva lectora y me encanntaa esta novelaa!!
Hayyy qe brutoo el nicholas.. pobre _____..... tsss, siiguela por favoor, me mueero de la intrigaaa!
soyy nueva lectora y me encanntaa esta novelaa!!
Hayyy qe brutoo el nicholas.. pobre _____..... tsss, siiguela por favoor, me mueero de la intrigaaa!
Catiita!
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
AAAAAAAAAAAAAIIII NOOOOOO!!!!!!..
POR QUEEE NIICCKK!!!!
AAAIIIIIII HUBIERAS ESPERADOOOOO UN POOOCOOOO!!!
CIELOOSSS POBRE DE ____!!!!!
AAAIII NONONONONONONOOOO!!!!
PON OOTROOOO
POR QUEEE NIICCKK!!!!
AAAIIIIIII HUBIERAS ESPERADOOOOO UN POOOCOOOO!!!
CIELOOSSS POBRE DE ____!!!!!
AAAIII NONONONONONONOOOO!!!!
PON OOTROOOO
chelis
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
dios xq xq le hace eso a el nooooooo
por favor se q... bueno presiento q ya vienen los problemas
xq no le dice lo q le paso xq????????????
no me gusta q el la trate asi :wut:
siguela por favor me matan las ganas de seguir leyendo
por favor se q... bueno presiento q ya vienen los problemas
xq no le dice lo q le paso xq????????????
no me gusta q el la trate asi :wut:
siguela por favor me matan las ganas de seguir leyendo
ElitzJb
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
pobre rayiz!! Esta traumada!
Pero Nicho se pasa como la trata asi!!
Siguela!!!
Pero Nicho se pasa como la trata asi!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
Catiita! escribió:Holaaa!
soyy nueva lectora y me encanntaa esta novelaa!!
Hayyy qe brutoo el nicholas.. pobre _____..... tsss, siiguela por favoor, me mueero de la intrigaaa!
Holaaa Bienvenida .. *-* ya la sigo altiro (:
See.Into.My.Mind♥
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
chelis escribió:AAAAAAAAAAAAAIIII NOOOOOO!!!!!!..
POR QUEEE NIICCKK!!!!
AAAIIIIIII HUBIERAS ESPERADOOOOO UN POOOCOOOO!!!
CIELOOSSS POBRE DE ____!!!!!
AAAIII NONONONONONONOOOO!!!!
PON OOTROOOO
aaay si :( .. ya altiro pongo otro *-*
See.Into.My.Mind♥
Re: Seductora Inocencia (Nick y ____.) TERMINADA
ElitzJb escribió:dios xq xq le hace eso a el nooooooo
por favor se q... bueno presiento q ya vienen los problemas
xq no le dice lo q le paso xq????????????
no me gusta q el la trate asi :wut:
siguela por favor me matan las ganas de seguir leyendo
yaya todo se solucionara .. creo xD
ya la siiigo *-*
See.Into.My.Mind♥
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