Peppermint Winter {James Maslow & Tú}

-Menos por la cabeza-el chico se levanta y me ayuda-Gracias.
-No hay de que-sonríe. Coge la caja, solo que esta vez no se la pone justo delante de la cara y se le puede ver-Llevabas más prisa que yo-me mira a los ojos-¿Vives lejos?-niego con la cabeza y con la mano señalo mi casa-Ah, somos vecinos-dice volviendo la vista a mi sonriente-No empezamos muy bien-no quita la sonrisa perfecta de la cara-Soy James Maslow.
-Yo Hope Summers-sonrío tímidamente.
-Me gusta-frunzo el ceño-Estoy sudando como un loco. Pero...¡Dios si! Esta es la última caja-se muerde el labio-Un último esfuerzo y podre hacer lo que más me gusta-me quedo mirándole-No eres muy habladora eh-tuerzo la boca. Me mira de arriba abajo y asiente con una sonrisa-Lo compensa lo buena que estas-noto como las mejillas comienzan a arderme y el corazón se me acelera.
-Bueno me tengo que ir-empiezo a caminar-Nos vemos.
-¿Ya?-me doy la vuelta aun caminando y asiento.
-Lo siento-James como puede hace un gesto de despedida con la mano tratando que no se le caiga la caja.
Entro en casa aun con el corazón azelerado-
*Vale, el frío no le sienta bien a la cabeza, con lo moreno que esta seguro que es del sur. ¿Qué me dijo? No... Mejor como si no hubiera dicho nada... Ademas, es solo un chico...*
Suspiro y tiro la mochila al suelo en la entrada, como siempre. Entro en la habitación y encuentro al perro tumbado, me mira y veo como la cola se comienza a mover de un lado a otro.
-Hola-susurro alegremente. El movimiento de la cola se intensifica.
Me siento junto a el y le empiezo a acariciar.
-Buf... Hueles fatal... Y estas muy sucio. Habrá que darte un baño-el perro me mira con la cabeza un poco inclinada a un lado-Ya empiezo. Estoy hablando con un perro. Ahora que lo pienso debería ponerte un nombre-me quedo mirándole-¿Como te llamo?-el perro bosteza-¿Eres chico? ¿No? No me fije...-con cuidado le levanto una pata-Vale si-suspiro-Lupo-me mira otra ve con la cabeza inclinada-Lupo, si venga, Lupo-sonrío-Seguro que tienes hambre-me levante y fui hasta la cocina.
En la nevera había pegada una nota con la letra de mi madre.