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Sus Hombres de Fantasia (Jonas y tu) Adaptación TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Sus Hombres de Fantasia (Jonas y tu) Adaptación TERMINADA
wiiii pase de pagina
fiesta de 5 segundos :cherry:
esto merece capítulossss
síguela honey
me encanta la nove
chau
xoxo
:D
fiesta de 5 segundos :cherry:
esto merece capítulossss
síguela honey
me encanta la nove
chau
xoxo
:D
MenizdeJonas
Re: Sus Hombres de Fantasia (Jonas y tu) Adaptación TERMINADA
El gozo dulce del orgasmo se fue cuando ______ abrió los ojos. El hormigueo en sus brazos y piernas se redujo y los latidos del corazón volvieron a la normalidad. Esa sensación eléctrica, tan llena de vida, lentamente se disipó, dejando algo lacerante y vacío en su lugar.
Lentamente, abrió los ojos. Y estaba sola. Una vez más.
Empujando a un lado los juguetes, se arrancó los auriculares, acercó las rodillas hacia el pecho y bajó la cabeza. ¿Cuánto tiempo podría permanecer en este limbo, deseando desesperadamente a tres hombres y no teniendo a ninguno, porque no sabía lo que ellos realmente sentían y tenía demasiado miedo de alterar el estado de las cosas? ¿Por qué no podía arriesgarse a elegir uno y potencialmente tener a los otros dos desapareciendo de su vida?
Nick, sin el que ella nunca podría vivir. Él la conocía hasta la médula. Era la primera persona en quien pensaba cuando necesitaba un abrazo. A la única persona a quien había desvelado sus secretos había sido él. Al igual que le había escuchado a cambio. Su forma tranquila y sexy la dejaba sin aliento. Ardía por tocarlo, por descubrir cuánto más profunda podría ser su amistad. Prescindir de Nick dejaría un agujero en su corazón del que nunca se recuperaría.
Kevin… había estado trabajando para él durante casi cuatro años. No tenerlo en su vida la mataría. Sin él, temía transformarse otra vez de una mujer segura de sí misma e independiente al equivalente espiritual de un fondo de pantalla. Su autoestima remontaba el vuelo ante las miradas calientes de Kevin. Él le había enseñado cuándo aplastar a los adversarios y cuándo mostrar compasión. La hacía sentirse vital, vibrante, necesaria… y del tipo de mujer que podía inspirar lo prohibido. La excitaba como ningún hombre lo hacía, su veta dominante era la esencia de sus fantasías. Simplemente… congeniaban.
Joe a menudo le recordaba no tomarse la vida, el trabajo, los problemas… o así misma… demasiado en serio. Él era su punto de vista positivo, su lado optimista. Le había enseñado que las cosas ocurren por una razón. Además de advertirla de ser tan sensiblera, compartía su pasión por las películas de humor adolescente y era su manitas a domicilio.
¿Cómo iba alguna vez a decidirse? Pero, ¿cómo podría seguir negando sus sentimientos… y temiendo los de ellos?
______ suspiró. Había tenido esta discusión consigo misma mil veces. Y unas mil veces llegó a la misma conclusión. Tenía que guardarse su amor hacia ellos para sí misma.
Levantándose lentamente, caminó con suavidad hasta el cuarto de baño y cerró la puerta. Un fastuoso baño de espuma podría relajarla lo suficiente como para dormir. Por supuesto, podría darse otro orgasmo… pero el placer sin sus hombres de fantasía… Nick, Kevin y Joe… estaba perdiendo su encanto.
Y la depresión después era más dura a causa del clímax. Giró el grifo de su temperamental bañera, rezando por agua caliente. Y esperó. Y esperó.
El agua fría se derramaba sobre la punta de sus dedos. ¡Maldita sea esta bañera!
Gimiendo, ______ cerró los ojos. ¿Por qué ahora? Tenía tres hombres increíbles que tratar de limpiar de su corazón.
¿Llamar a Joe o rezar por un sueño que probablemente no llegaría? ______ se mordisqueó una uña despintada por un momento, luego suspiró. Sin respuesta.
Atravesó el vestíbulo con suavidad y agarró el móvil.
—Diga —respondió él.
¿Eso era todo? No ¿Cómo está mi vecina más sexy? O siempre pensé que llamarías, nena. ¿Sólo diga? Aún más extraño, la voz de Joe en el otro extremo sonaba forzada. Temblorosa.
—¿Estás bien?
Él tragó saliva.
—Genial.
Sonaba más como si un alien se hubiera apoderado de su personalidad. Pero si no quería hablar de lo que le estaba molestando, ella no iba a presionarlo. Más de una vez, ella había estado deprimida por su situación desesperada con estos hombres estupendos, y Joe la había animado a confiarle sus problemas. Pero ella se había quedado callada. No podía ejercer presión ahora y esperar que él se explayara si ella no estaba dispuesta a hacer lo mismo.
—¿Es un mal momento? Si estoy interrumpiendo algo…
—No, en absoluto. Estaba deseando verte de nuevo.
Dios, le encantaría verle también. Y eso era muy peligroso.
Ella hizo una mueca.
—¿Incluso si es para arreglar mi bañera?
—Por supuesto. Ya mismo voy.
Antes de que pudiera decir nada, él acabó la llamada y ella escuchó el golpe en la puerta principal. Maldita sea, debía estar caminando y hablando al mismo tiempo. Y ella seguía de pie aquí desnuda.
Poniéndose rápidamente su vestido, bajó corriendo al vestíbulo y abrió la puerta. Contuvo la respiración. Joe estaba allí de pie, con unos vaqueros descoloridos y una camiseta gris ajustada que se pegaba a cada músculo duro y marcado. La brisa agitaba su cabello castaño y corto. Esos ojos verdes eran como láseres, aferrados a su rostro, luego bajando suavemente en una mirada caliente hasta la cremallera cerrada justamente por encima de su escote. Como él la deseaba. Sus pezones se elevaron al máximo.
Ser consciente de que no llevaba puesto nada debajo de la pieza delgada de toalla blanca era filoso como una cuchilla… y muy desconcertante.
La mirada entornada de Joe se aferraba a sus pechos. Él se agarró al marco de la puerta y levantó los ojos hacia su cara nuevamente. Nunca había visto este lado de él. Sin bromas ni risas. Ni coqueteos. El deseo se reveló a través de su expresión, tensa, dura, sin concesiones. Aunque no dijo una palabra, ni hizo un movimiento, su necesidad detonó como una bomba entre ellos. La explosión la sacudió.
Ella tragó con fuerza, se estremeció. ¿Debería dejarlo entrar? ¿Qué pasaría si lo hacía?
Nada. Era fuerte; tenía que serlo. Darle lo que ella deseaba… lo que ambos deseaban… alteraría la delicada relación que tenía con los tres hombres.
—Pasa —las piernas le temblaban mientras daba un paso atrás para dejarle entrar.
Él se rozó contra ella cuando entró al vestíbulo y ella reprimió un jadeo ante la avalancha de excitación. Un fogonazo de vertiginosa necesidad la invadió.
Dios, esto era mil veces más poderoso que cualquier orgasmo que se hubiera dado y él apenas la había tocado.
—Tus mejillas están ruborizadas, ______.
Me he estado acariciando y pensando en ti.
Forzando una sonrisa temblorosa, cerró la puerta encerrándolos en la intimidad de la casa.
—Tuve una pelea con la bañera y perdí. Sabes cómo soy cuando pierdo los estribos.
Las comisuras de la boca de Joe se levantaron, pero no fue exactamente una sonrisa.
—¿Cuál es el problema?
Mientras ______ se retiraba por el pasillo hacia su habitación, esperando que la pequeña prenda blanca le cubriese completamente el culo, repelía un pánico creciente. Nada era diferente esta noche. Podía dejar a Joe entrar en su dormitorio… lo había hecho una docena de veces por lo menos. Él entraría, iría directamente al baño, arreglaría el problema, coquetearía y después se iría. Esta era la misma mierda de siempre, diferente día.
Pero esta noche, él le tocaba la parte baja de la espalda, su cuerpo grande revoloteaba detrás de ella, su pecho le rozaba la espalda. Su aroma a tierra y pino, la envolvía. Sus rodillas se debilitaron de nuevo.
—¿______? ¿El problema?
Bien.
—La necesito caliente.
—Me encantaría dártela tan caliente como puedas soportar —le murmuró al oído.
Oh, Dios. Sus palabras bajaron temblorosas por su columna.
—Me refiero al agua.
Su expresión le dijo que él no la creyó. Ella no estaba segura de hacerlo tampoco.
Cuando doblaron la esquina del dormitorio, ______ respiraba nerviosa. Diez minutos. Si él le hacía insinuaciones amorosas, entonces ella podía ser fuerte y resistirlo ese tiempo.
—Abrí el agua hace unos minutos y… —se arriesgó a mirarlo por encima del hombro.
Él clavaba la mirada en su cama, en el conejo y el vibrador que había dejado accidentalmente allí.
La mortificación se precipitó sobre ella en una ola caliente y apestosa. Oh, por favor no le dejes sospechar que me he estado masturbando pensando en él…
—Acondiciona la temperatura del agua. Por favor —ella lo empujaba hacia el cuarto de baño.
Joe no se movió un centímetro. En cambio, la atrajo hacia sí y apoyó las manos en sus caderas. Posiblemente ella no se podía perder su erección contra su vientre, caliente y apremiante. ______ se estremeció de nuevo.
—______, nena…
Ella cerró los ojos para evitar la mirada inquisitiva.
—No digas una sola palabra.
—Está bien. Tú tienes necesidades. Quiero satisfacerlas.
En este momento ella lo deseaba también, tan desesperadamente, que casi podía saborearlo. Sería salado, almizclado y tan malditamente masculino…
—Es complicado.
—No tiene que serlo. Yo nunca te lastimaría. Sólo quiero cuidar de ti de todas las maneras que me permitas.
Oh Dios, oh Dios, oh Dios. Tenía que parar esto ahora y conocía una única manera de ahuyentar a Joe en un santiamén. Él odiaba a las mujeres pegajosas. Tres se habían encariñado con él en la barbacoa comunitaria del mes pasado. Las había rechazado fríamente.
—No sería justo para ninguno de nosotros. Tengo veintiocho años, Joe. Quiero casarme, empezar a tener hijos. Eres un par de años más joven y…
—Hagámoslo.
La mandíbula de ______ se cayó.
—¿T… tú quieres casarte conmigo?
Lentamente, abrió los ojos. Y estaba sola. Una vez más.
Empujando a un lado los juguetes, se arrancó los auriculares, acercó las rodillas hacia el pecho y bajó la cabeza. ¿Cuánto tiempo podría permanecer en este limbo, deseando desesperadamente a tres hombres y no teniendo a ninguno, porque no sabía lo que ellos realmente sentían y tenía demasiado miedo de alterar el estado de las cosas? ¿Por qué no podía arriesgarse a elegir uno y potencialmente tener a los otros dos desapareciendo de su vida?
Nick, sin el que ella nunca podría vivir. Él la conocía hasta la médula. Era la primera persona en quien pensaba cuando necesitaba un abrazo. A la única persona a quien había desvelado sus secretos había sido él. Al igual que le había escuchado a cambio. Su forma tranquila y sexy la dejaba sin aliento. Ardía por tocarlo, por descubrir cuánto más profunda podría ser su amistad. Prescindir de Nick dejaría un agujero en su corazón del que nunca se recuperaría.
Kevin… había estado trabajando para él durante casi cuatro años. No tenerlo en su vida la mataría. Sin él, temía transformarse otra vez de una mujer segura de sí misma e independiente al equivalente espiritual de un fondo de pantalla. Su autoestima remontaba el vuelo ante las miradas calientes de Kevin. Él le había enseñado cuándo aplastar a los adversarios y cuándo mostrar compasión. La hacía sentirse vital, vibrante, necesaria… y del tipo de mujer que podía inspirar lo prohibido. La excitaba como ningún hombre lo hacía, su veta dominante era la esencia de sus fantasías. Simplemente… congeniaban.
Joe a menudo le recordaba no tomarse la vida, el trabajo, los problemas… o así misma… demasiado en serio. Él era su punto de vista positivo, su lado optimista. Le había enseñado que las cosas ocurren por una razón. Además de advertirla de ser tan sensiblera, compartía su pasión por las películas de humor adolescente y era su manitas a domicilio.
¿Cómo iba alguna vez a decidirse? Pero, ¿cómo podría seguir negando sus sentimientos… y temiendo los de ellos?
______ suspiró. Había tenido esta discusión consigo misma mil veces. Y unas mil veces llegó a la misma conclusión. Tenía que guardarse su amor hacia ellos para sí misma.
Levantándose lentamente, caminó con suavidad hasta el cuarto de baño y cerró la puerta. Un fastuoso baño de espuma podría relajarla lo suficiente como para dormir. Por supuesto, podría darse otro orgasmo… pero el placer sin sus hombres de fantasía… Nick, Kevin y Joe… estaba perdiendo su encanto.
Y la depresión después era más dura a causa del clímax. Giró el grifo de su temperamental bañera, rezando por agua caliente. Y esperó. Y esperó.
El agua fría se derramaba sobre la punta de sus dedos. ¡Maldita sea esta bañera!
Gimiendo, ______ cerró los ojos. ¿Por qué ahora? Tenía tres hombres increíbles que tratar de limpiar de su corazón.
¿Llamar a Joe o rezar por un sueño que probablemente no llegaría? ______ se mordisqueó una uña despintada por un momento, luego suspiró. Sin respuesta.
Atravesó el vestíbulo con suavidad y agarró el móvil.
—Diga —respondió él.
¿Eso era todo? No ¿Cómo está mi vecina más sexy? O siempre pensé que llamarías, nena. ¿Sólo diga? Aún más extraño, la voz de Joe en el otro extremo sonaba forzada. Temblorosa.
—¿Estás bien?
Él tragó saliva.
—Genial.
Sonaba más como si un alien se hubiera apoderado de su personalidad. Pero si no quería hablar de lo que le estaba molestando, ella no iba a presionarlo. Más de una vez, ella había estado deprimida por su situación desesperada con estos hombres estupendos, y Joe la había animado a confiarle sus problemas. Pero ella se había quedado callada. No podía ejercer presión ahora y esperar que él se explayara si ella no estaba dispuesta a hacer lo mismo.
—¿Es un mal momento? Si estoy interrumpiendo algo…
—No, en absoluto. Estaba deseando verte de nuevo.
Dios, le encantaría verle también. Y eso era muy peligroso.
Ella hizo una mueca.
—¿Incluso si es para arreglar mi bañera?
—Por supuesto. Ya mismo voy.
Antes de que pudiera decir nada, él acabó la llamada y ella escuchó el golpe en la puerta principal. Maldita sea, debía estar caminando y hablando al mismo tiempo. Y ella seguía de pie aquí desnuda.
Poniéndose rápidamente su vestido, bajó corriendo al vestíbulo y abrió la puerta. Contuvo la respiración. Joe estaba allí de pie, con unos vaqueros descoloridos y una camiseta gris ajustada que se pegaba a cada músculo duro y marcado. La brisa agitaba su cabello castaño y corto. Esos ojos verdes eran como láseres, aferrados a su rostro, luego bajando suavemente en una mirada caliente hasta la cremallera cerrada justamente por encima de su escote. Como él la deseaba. Sus pezones se elevaron al máximo.
Ser consciente de que no llevaba puesto nada debajo de la pieza delgada de toalla blanca era filoso como una cuchilla… y muy desconcertante.
La mirada entornada de Joe se aferraba a sus pechos. Él se agarró al marco de la puerta y levantó los ojos hacia su cara nuevamente. Nunca había visto este lado de él. Sin bromas ni risas. Ni coqueteos. El deseo se reveló a través de su expresión, tensa, dura, sin concesiones. Aunque no dijo una palabra, ni hizo un movimiento, su necesidad detonó como una bomba entre ellos. La explosión la sacudió.
Ella tragó con fuerza, se estremeció. ¿Debería dejarlo entrar? ¿Qué pasaría si lo hacía?
Nada. Era fuerte; tenía que serlo. Darle lo que ella deseaba… lo que ambos deseaban… alteraría la delicada relación que tenía con los tres hombres.
—Pasa —las piernas le temblaban mientras daba un paso atrás para dejarle entrar.
Él se rozó contra ella cuando entró al vestíbulo y ella reprimió un jadeo ante la avalancha de excitación. Un fogonazo de vertiginosa necesidad la invadió.
Dios, esto era mil veces más poderoso que cualquier orgasmo que se hubiera dado y él apenas la había tocado.
—Tus mejillas están ruborizadas, ______.
Me he estado acariciando y pensando en ti.
Forzando una sonrisa temblorosa, cerró la puerta encerrándolos en la intimidad de la casa.
—Tuve una pelea con la bañera y perdí. Sabes cómo soy cuando pierdo los estribos.
Las comisuras de la boca de Joe se levantaron, pero no fue exactamente una sonrisa.
—¿Cuál es el problema?
Mientras ______ se retiraba por el pasillo hacia su habitación, esperando que la pequeña prenda blanca le cubriese completamente el culo, repelía un pánico creciente. Nada era diferente esta noche. Podía dejar a Joe entrar en su dormitorio… lo había hecho una docena de veces por lo menos. Él entraría, iría directamente al baño, arreglaría el problema, coquetearía y después se iría. Esta era la misma mierda de siempre, diferente día.
Pero esta noche, él le tocaba la parte baja de la espalda, su cuerpo grande revoloteaba detrás de ella, su pecho le rozaba la espalda. Su aroma a tierra y pino, la envolvía. Sus rodillas se debilitaron de nuevo.
—¿______? ¿El problema?
Bien.
—La necesito caliente.
—Me encantaría dártela tan caliente como puedas soportar —le murmuró al oído.
Oh, Dios. Sus palabras bajaron temblorosas por su columna.
—Me refiero al agua.
Su expresión le dijo que él no la creyó. Ella no estaba segura de hacerlo tampoco.
Cuando doblaron la esquina del dormitorio, ______ respiraba nerviosa. Diez minutos. Si él le hacía insinuaciones amorosas, entonces ella podía ser fuerte y resistirlo ese tiempo.
—Abrí el agua hace unos minutos y… —se arriesgó a mirarlo por encima del hombro.
Él clavaba la mirada en su cama, en el conejo y el vibrador que había dejado accidentalmente allí.
La mortificación se precipitó sobre ella en una ola caliente y apestosa. Oh, por favor no le dejes sospechar que me he estado masturbando pensando en él…
—Acondiciona la temperatura del agua. Por favor —ella lo empujaba hacia el cuarto de baño.
Joe no se movió un centímetro. En cambio, la atrajo hacia sí y apoyó las manos en sus caderas. Posiblemente ella no se podía perder su erección contra su vientre, caliente y apremiante. ______ se estremeció de nuevo.
—______, nena…
Ella cerró los ojos para evitar la mirada inquisitiva.
—No digas una sola palabra.
—Está bien. Tú tienes necesidades. Quiero satisfacerlas.
En este momento ella lo deseaba también, tan desesperadamente, que casi podía saborearlo. Sería salado, almizclado y tan malditamente masculino…
—Es complicado.
—No tiene que serlo. Yo nunca te lastimaría. Sólo quiero cuidar de ti de todas las maneras que me permitas.
Oh Dios, oh Dios, oh Dios. Tenía que parar esto ahora y conocía una única manera de ahuyentar a Joe en un santiamén. Él odiaba a las mujeres pegajosas. Tres se habían encariñado con él en la barbacoa comunitaria del mes pasado. Las había rechazado fríamente.
—No sería justo para ninguno de nosotros. Tengo veintiocho años, Joe. Quiero casarme, empezar a tener hijos. Eres un par de años más joven y…
—Hagámoslo.
La mandíbula de ______ se cayó.
—¿T… tú quieres casarte conmigo?
CariitoJonas15
Re: Sus Hombres de Fantasia (Jonas y tu) Adaptación TERMINADA
awwww me encanta!!
Joe es tan sexy y caliente!
Ya rayiz has le caso!!
Siguela!!
Joe es tan sexy y caliente!
Ya rayiz has le caso!!
Siguela!!
aranzhitha
Re: Sus Hombres de Fantasia (Jonas y tu) Adaptación TERMINADA
Oh por Dios
el capítulo
rxdtcfgvjbhk
que pena lo del conejito y el vibrador
eso si que fue un accidente y muy grande
y lo que dijo Joe
¿es verdad?
zsdxcfgvbhnjmk,
síguela
me encanta esta novela :twisted:
ok no -.-
síguela honey
chau
xoxo
:D
el capítulo
rxdtcfgvjbhk
que pena lo del conejito y el vibrador
eso si que fue un accidente y muy grande
y lo que dijo Joe
¿es verdad?
zsdxcfgvbhnjmk,
síguela
me encanta esta novela :twisted:
ok no -.-
síguela honey
chau
xoxo
:D
MenizdeJonas
Re: Sus Hombres de Fantasia (Jonas y tu) Adaptación TERMINADA
Que?!?? 0.o jajajajj ok espera no era una broma? Wow si que estan necesitados todos ehh..jjjaja ame el capitulo seguila seguila quiero sber mas!! besos!!<3
SmileJonas
Re: Sus Hombres de Fantasia (Jonas y tu) Adaptación TERMINADA
:wut: :wut: :wut:
AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
QUE HAAARAAAAAAA??????
PON OOOTROOOOOO!!!!!
POORRRFIISSS!!!!! :wut:
AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
QUE HAAARAAAAAAA??????
PON OOOTROOOOOO!!!!!
POORRRFIISSS!!!!! :wut:
chelis
Re: Sus Hombres de Fantasia (Jonas y tu) Adaptación TERMINADA
okey tu nove me mata sigue *-* la amooo....tu nove es como leer 50 sombras de grey...:Q____ pienso en joe nick y kevin y me pongo hot...csm los amoooo sigueeee
makitaJB
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