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"Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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"Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
Nombre: Secretos de una noche de verano.
Autor:
Dayani López
Adaptación: Si. Adaptación de un libro de Lisa Kleypas.
Género: Romance y Hot.
Advertencias: Ninguna.
Otras Páginas: No por mi parte
Sipnosis
________ Peyton representa a la aristocracia del viejo mundo: empobrecida y desesperada, lucha por mantener la apariencia de la riqueza y aspira a casarse con un noble. No obstante, el admirador más persistente, el plebeyo pero rico y poderoso Nicholas Jonas, ha dejado claro que, a pesar de estar dispuesto a iniciarla en los
placeres de la habitación, no le propondrá matrimonio. Con la intención de ayudarla, las Wallflowers –entre las que se cuentan dos americanas y una tímida heredera inglesa– conspiran para conseguir un caballero más aceptable para _________, porque sólo así ésta estará a salvo de Nick… y de sus propios deseos. Pero, una noche de verano, ________ sucumbe al apasionado abrazo y a los tentadores besos de Nick… y descubre que el amor es el juego más peligroso de todos.
Divertida, sensual y soberbia novela romántica.
______________________________________________________________________
¿Qué les parece? ¿La sigo? :D
Autor:
Dayani López
Adaptación: Si. Adaptación de un libro de Lisa Kleypas.
Género: Romance y Hot.
Advertencias: Ninguna.
Otras Páginas: No por mi parte
Sipnosis
________ Peyton representa a la aristocracia del viejo mundo: empobrecida y desesperada, lucha por mantener la apariencia de la riqueza y aspira a casarse con un noble. No obstante, el admirador más persistente, el plebeyo pero rico y poderoso Nicholas Jonas, ha dejado claro que, a pesar de estar dispuesto a iniciarla en los
placeres de la habitación, no le propondrá matrimonio. Con la intención de ayudarla, las Wallflowers –entre las que se cuentan dos americanas y una tímida heredera inglesa– conspiran para conseguir un caballero más aceptable para _________, porque sólo así ésta estará a salvo de Nick… y de sus propios deseos. Pero, una noche de verano, ________ sucumbe al apasionado abrazo y a los tentadores besos de Nick… y descubre que el amor es el juego más peligroso de todos.
Divertida, sensual y soberbia novela romántica.
______________________________________________________________________
¿Qué les parece? ¿La sigo? :D
Última edición por Dayi_JonasLove!* el Mar 12 Abr 2011, 12:59 pm, editado 3 veces
Dayi_JonasLove!*
Re: "Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
Sii Sii!!
Se vee que estta buenaaa!!
Pon maas!!
Se vee que estta buenaaa!!
Pon maas!!
joe_love
Re: "Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
a la si siguela
se ve ke esta como pa kedarse con el ojo cuadrado
se ve ke esta como pa kedarse con el ojo cuadrado
MissKeynes96
Re: "Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
Prólogo
Londres, 1841
A pesar de que a _______ Peyton le habían advertido durante toda su vida que jamás aceptara dinero de los desconocidos, hizo una excepción cierto día... y descubrió muy pronto por qué debería haber seguido el consejo de su madre. Sucedió durante una de esas raras ocasiones en las que su hermano, Jeremy disfrutaba de un día libre en el colegio y, tal y como era su costumbre, _______ y él habían ido a ver el último espectáculo panorámico en Leicester Square. Le había costado dos semanas de recorte de gastos ahorrar el dinero necesario para pagar las entradas. Dado que eran los únicos vástagos supervivientes de la familia Peyton, ________ y su hermano pequeño siempre se habían sentido extrañamente unidos, a pesar de los diez años de diferencia que los separaban. Las enfermedades infantiles se habían llevado a los dos niños que habían nacido después de ________, antes de que ninguno de ellos hubiera llegado a cumplir su primer año de vida.
—________ —dijo Jeremy al regresar del puesto de entradas para el panorama—, ¿tienes algo más de dinero?
Ella negó con la cabeza y lo miró de forma inquisitiva.
—Me temo que no. ¿Por qué?
Con un breve suspiro, Jeremy se apartó un mechón de cabello de color miel que le había caído sobre la frente.
—Han doblado el precio de las entradas para este espectáculo... Al parecer, es mucho más caro que sus escenografías habituales.
—El anuncio del periódico no decía nada acerca de un aumento de precios —dijo
_________ con indignación. Bajó la voz y susurro: «¡Por las campanas del infierno!» mientras rebuscaba en su monedero con la esperanza de encontrar alguna moneda que antes hubiera pasado por alto. Jeremy, que tenía doce años, echó una ceñuda mirada al enorme cartel que había colgado entre las columnas de la entrada del teatro panorámico: «LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO: UN ES PECTÁCULO DE ILUSIONISMO DEL MÁS ALTO NIVEL CON IMÁGINES DIORÁMICAS.» Desde su apertura hacía quince días, el espectáculo había recibido una avalancha de visitantes que se mostraban impacientes por contemplar las maravillas del Imperio romano y su trágica caída... «Es como volver atrás en el tiempo», elogiaban los espectadores al salir. El tipo habitual de panorama consistía en un lienzo con una intrincada escena pictórica que colgaba en una habitación circular y que
rodeaba a los espectadores. En algunas ocasiones, se utilizaba la música y una iluminación especial para el espectáculo aún más entretenido mientras un conferenciante se desplazaba alrededor del círculo para describir lugares lejanos o famosas batallas. Sin embargo, según The Times, esta nueva producción era un espectáculo «diorámico», lo que significaba que el lienzo pintado estaba fabricado con calicó transparente aceitado que se iluminaba algunas veces desde el frente y otras desde atrás con luces de filtros especiales. Trescientos cincuenta espectadores permanecían el centro, sobre un carrusel que manejaban dos hombres para que la audiencia girara lentamente durante el espectáculo. El juego de luces, cristales plateados, filtros y actores contratados para
representar a los asediados romanos producían un efecto que había sido etiquetado como “exhibición animada”. Por lo que ________ había leído. Los culminantes momentos finales de erupciones volcánicas simultáneas eran tan realistas que algunas de las mujeres del público se habían desmayado entre gritos. Jeremy le arrebató el monedero de las manos a _________, tiró del cordón que lo cerraba y se lo devolvió a su hermana.
—Tenemos dinero suficiente para una entrada—dijo de forma práctica—. Entra tú. De todas formas, a mí no me apetece ver el espectáculo.
A sabiendas de que el muchacho mentía en su favor, _________ meneó la cabeza.
—Desde luego que no. Entra tú. Yo puedo ver el espectáculo siempre que quiera… Eres tú quien siempre está en el colegio. Además, sólo durara un cuarto de hora. Iré a alguna de las tiendas de por aquí mientras estás dentro.
—¿Para que comprar sin dinero?— preguntó Jeremy, y sus ojos azules reflejaban una franca incredulidad—. Vaya, eso sí que parece divertido.
—Lo mejor de ir de comprar es ver las cosas, no comprarlas. Jeremy resopló.
—Eso es lo que siempre dice la gente pobre para consolarse mientras pasea por Bond Street. Además, no pienso dejar que vayas a ningún sitio sola… Te acosarían todos los hombres de los alrededores.
—No seas tonto —musito __________.
Su hermano sonrió de repente. Recorrió con la mirada el elegante rostro de _________,
sus ojos azules y la mata de rizos recogidos con horquillas que brillaban con un tono castaño dorado bajo el ajustado borde de su sombrero.
—No vengas con falsas modestias. Sabes muy bien el efecto que causas en los hombres y, por lo que yo sé, no dudas en utilizarlo.
________ reaccionó a sus bromas con un falso ceño fruncido.
—¿Por lo que tú sabes? ¡Ja! ¿Qué puedes saber tú de mi comportamiento con los hombres si te pasas la mayor parte del tiempo en el colegio?
La expresión de Jeremy se volvió seria.
—Eso va a cambiar —dijo—. Esta vez no voy a regresar al colegio… Puedo ayudaros a ti y a mamá muchísimo más si consigo un trabajo.
Ella abrió los ojos de par en par.
—Jeremy, no vas a hacer nada de eso. Le darías un disgusto a mamá, y si papá estuviese vivo...
—_______ —la interrumpió Jeremy sin alzar la voz—, no tenemos dinero. Ni siquiera podemos conseguir cinco míseros chelines más para la entrada al panorama...
—Pues vas a conseguir un buen trabajo —dijo _______ con ironía— sin educación y sin contactos importantes. A menos que quieras convertirte en barrendero o en recadero, será mejor que te quedes en la escuela hasta que puedas aspirar aun empleo decente. Entretanto, encontraré a algún hombre rico con el que casarme y las cosas volverán a ir bien de nuevo.
—Tú sí que vas a encontrar un buen marido sin dote —replicó Jeremy. Se miraron el uno al otro con el ceño fruncido hasta que se abrieron las puertas y la multitud pasó junto a ellos para entrar en el carrusel. Colocando un brazo alrededor de _________ de forma protectora, Jeremy la condujo lejos de la muchedumbre.
—Olvida el panorama —dijo sin más—. Haremos otra cosa, algo divertido que no cueste nada.
—¿Como qué?
Se produjo un momento de reflexión. Cuando se hizo evidente que ninguno de ellos haría sugerencia alguna, ambos estallaron en carcajadas.
—Señorito Jeremy —dijo una voz profunda a sus espaldas. Sin dejar de sonreír, Jeremy se giró para enfrentarse al desconocido.
—Señor Jonas —dijo con cordialidad al tiempo que le tendía la mano—. Me sorprende que me recuerde.
—Y a mí también... Ha crecido más de una cabeza desde que lo vi por última vez.
—El hombre apretó la mano de Jeremy—. De vacaciones escolares, ¿verdad?
—Sí, señor.
Al ver la confusión de ________ y aprovechando que el desconocido de aventajada estatura les indicaba a sus amigos que subieran al carrusel sin él, Jeremy, le susurro a su hermana al oído:
—El señor Jonas..., el hijo del carnicero. Me lo encontré una o dos veces en la tienda de su padre cuando mama me mandaba a recoger algún pedido. Sé amable con él... Es un tipo muy importante.
_______ se percató, no sin cierta diversión, que el señor Jonas estaba excepcionalmente bien vestido para ser el hijo de un carnicero. Llevaba una elegante chaqueta negra y esos pantalones sueltos que estaban de moda y que, de alguna manera, no lograban ocultar las líneas esbeltas y fuertes del cuerpo que cubrían. Al igual que la mayoría de los hombres que entraban al teatro, ya se había quitado el sombrero, dejando al descubierto su pelo castaño y ondulado. Era un hombre alto y de complexión fuerte que parecía tener alrededor de treinta años, de rasgos acentuados, una nariz fina y grande, una boca amplia y unos ojos tan negros que resultaba imposible distinguir el iris de la pupila. Tenía un rostro sumamente masculino, y alrededor de sus ojos y de sus labios bailoteaba una especie de humor sardónico que no se debía en absoluto a la frivolidad. Era evidente, incluso para un espectador sin discernimiento alguno, que no era un hombre dado al ocio, ya que su cuerpo y su naturaleza hablaban de arduo trabajo y análoga ambición.
—Mi hermana, la señorita _______ Peyton —dijo Jeremy—. Este es el señor Nicholas Jonas.
—Un placer —murmuró Jonas con una reverencia.
A pesar de que sus modales eran perfectos, el brillo que había en sus ojos provocaba un extraño aletea bajo las costillas de ________. Sin saber por qué, se echó hacia atrás en busca de la protección de su hermano pequeño incluso mientras lo saludaba. Para su sorpresa, parecía incapaz de apartar la mirada de la de ese hombre. Como si algún tipo de sutil sensación de reconocimiento se hubiera transmitido entre ellos... No era que se hubiesen conocido antes..., sino más bien que se hubieran ido acercando paulatinamente hasta que, al final, un impaciente destino hubiera provocado que sus caminos se cruzaran. Una idea absurda que ella no era capaz de desechar. Inquieta, permaneció como una indefensa cautiva de aquella penetrante mirada hasta que un inoportuno e intenso rubor cubrió sus mejillas. Jonas habla con Jeremy, pero sin apartar los ojos de _________.
— ¿Podría acompañarles hasta el carrusel?
Se produjo un instante de incómodo silencio hasta que Jeremy respondió con estudiada indiferencia:
—Gracias, pero hemos decidido no asistir al espectáculo.
Jonas arqueó una de sus oscuras cejas.
— ¿Están seguros? Tiene todo el aspecto de ser uno de los buenos. —Su intuitiva mirada
se paseó del rostro de ________ al de Jeremy y se percató de las señales que traicionaban la incomodidad de ambos. Su voz se suavizó cuando volvió a hablar con Jeremy—. Sin duda hay una norma que dice que uno jamás debería discutir ciertos asuntos en presencia de una dama. De cualquier forma, no puedo evitar preguntarme... si es posible, joven Jeremy, que le haya pillado desprevenido el aumento de precio de las entradas. Si así fuera, me alegraría mucho poder prestarle unas monedas para...
—No, gracias —dijo _______ con presteza al tiempo que golpeaba a su hermano con el codo en el costado.
Con un respingo, Jeremy clavó la mirada en el rostro impenetrable del hombre.
—Le agradezco la oferta, señor Jonas, pero mi hermana no parece dispuesta a...
—No quiero ver el espectáculo —lo interrumpió _______ con frialdad—. He oído que algunos de los efectos especiales son bastante violentos y resultan de lo más angustiosos para una mujer. Preferiría dar un tranquilo paseo por el parque.
Nick volvió a mirarla y sus penetrantes ojos brillaron con un destello de burla.
— ¿Tan impresionable es usted, señorita Peyton?
Molesta por el sutil desafío, ______ tomó el brazo de Jeremy y tiró de él con insistencia.
—Es hora de irnos, Jeremy. No retrasemos más al señor Jonas estoy segura de que está impaciente por ver el espectáculo...
—Me temo que será una decepción para mí —les aseguró Nick con seriedad— si ustedes no asisten también. —Le dedicó a Jeremy una mirada alentadora—. Sentiría mucho que por culpa de unos míseros chelines usted y su hermana se perdiera la función de tarde.
Al sentir que su hermano se ablandaba, ________ le susurró de forma brusca al oído:
—¡Ni se te ocurra permitirle que nos pague las entradas, Jeremy!
Sin prestarle atención, Jeremy le respondió con franqueza a Nick.
—Señor, si acepto su oferta de préstamo, no estoy seguro de cuándo podré reembolsárselo.
________ cerró los ojos y dejó escapar un débil gemido de mortificación. Se esforzaba muchísimo para que nadie averiguara la estrechez económica en la que vivían... y saber que ese hombre se había percatado de lo importante que era para ella cada chelín le resultaba insoportable.
—No hay ninguna prisa —oyó que respondía Nick sin la menor incomodidad—. Vaya a la tienda de mi padre la próxima vez que venga de visita del colegio y déjele el dinero a él.
—De acuerdo, entonces —dijo Jeremy con evidente satisfacción, y ambos se estrecharon las manos para sellar el trato—. Gracias, señor Jonas.
—Jeremy... –comenzó a decir _______ con voz baja pero letal.
—Esperen aquí —dijo Nick por encima del hombro mientras se encaminaba al puestecillo donde se vendían las entradas.
—Jeremy, ¡ya sabes que está mal aceptar dinero de él! —________ contempló con furia el rostro imperturbable de su hermano—. Dios, ¿cómo has podido? No está bien... ¡Y pensar que estás en deuda con esa clase de hombre es intolerable!
— ¿Qué clase de hombre? —Contraatacó su hermano con fingida inocencia—. Ya te lo he dicho, es un tipo importante... Ah, bueno, supongo que te refieres a que pertenece a la clase baja. —Una sonrisa pesarosa curvó los labios del muchacho—. Es difícil decir algo así de él, sobre todo cuando es asquerosamente rico. Y la verdad es que no se puede decir que tú y yo seamos miembros de la nobleza. Apenas llegamos a las ramas más bajas de ese árbol, lo que significa...
—¿Cómo es posible que el hijo de un carnicero sea asquerosamente rico? —Preguntó ________—. A menos que la población de Londres esté consumiendo mayores cantidades de ternera y cerdo de lo que yo creo, hay un límite para lo que puede ganar un carnicero.
—No he dicho que trabajara en la tienda de su padre —le explicó Jeremy con un tono de superioridad—. Lo único que dije fue que me lo encontré allí. Es un hombre de negocios.
— ¿Quieres decir que es un especulador financiero? —________ frunció el ceño.
Londres, 1841
A pesar de que a _______ Peyton le habían advertido durante toda su vida que jamás aceptara dinero de los desconocidos, hizo una excepción cierto día... y descubrió muy pronto por qué debería haber seguido el consejo de su madre. Sucedió durante una de esas raras ocasiones en las que su hermano, Jeremy disfrutaba de un día libre en el colegio y, tal y como era su costumbre, _______ y él habían ido a ver el último espectáculo panorámico en Leicester Square. Le había costado dos semanas de recorte de gastos ahorrar el dinero necesario para pagar las entradas. Dado que eran los únicos vástagos supervivientes de la familia Peyton, ________ y su hermano pequeño siempre se habían sentido extrañamente unidos, a pesar de los diez años de diferencia que los separaban. Las enfermedades infantiles se habían llevado a los dos niños que habían nacido después de ________, antes de que ninguno de ellos hubiera llegado a cumplir su primer año de vida.
—________ —dijo Jeremy al regresar del puesto de entradas para el panorama—, ¿tienes algo más de dinero?
Ella negó con la cabeza y lo miró de forma inquisitiva.
—Me temo que no. ¿Por qué?
Con un breve suspiro, Jeremy se apartó un mechón de cabello de color miel que le había caído sobre la frente.
—Han doblado el precio de las entradas para este espectáculo... Al parecer, es mucho más caro que sus escenografías habituales.
—El anuncio del periódico no decía nada acerca de un aumento de precios —dijo
_________ con indignación. Bajó la voz y susurro: «¡Por las campanas del infierno!» mientras rebuscaba en su monedero con la esperanza de encontrar alguna moneda que antes hubiera pasado por alto. Jeremy, que tenía doce años, echó una ceñuda mirada al enorme cartel que había colgado entre las columnas de la entrada del teatro panorámico: «LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO: UN ES PECTÁCULO DE ILUSIONISMO DEL MÁS ALTO NIVEL CON IMÁGINES DIORÁMICAS.» Desde su apertura hacía quince días, el espectáculo había recibido una avalancha de visitantes que se mostraban impacientes por contemplar las maravillas del Imperio romano y su trágica caída... «Es como volver atrás en el tiempo», elogiaban los espectadores al salir. El tipo habitual de panorama consistía en un lienzo con una intrincada escena pictórica que colgaba en una habitación circular y que
rodeaba a los espectadores. En algunas ocasiones, se utilizaba la música y una iluminación especial para el espectáculo aún más entretenido mientras un conferenciante se desplazaba alrededor del círculo para describir lugares lejanos o famosas batallas. Sin embargo, según The Times, esta nueva producción era un espectáculo «diorámico», lo que significaba que el lienzo pintado estaba fabricado con calicó transparente aceitado que se iluminaba algunas veces desde el frente y otras desde atrás con luces de filtros especiales. Trescientos cincuenta espectadores permanecían el centro, sobre un carrusel que manejaban dos hombres para que la audiencia girara lentamente durante el espectáculo. El juego de luces, cristales plateados, filtros y actores contratados para
representar a los asediados romanos producían un efecto que había sido etiquetado como “exhibición animada”. Por lo que ________ había leído. Los culminantes momentos finales de erupciones volcánicas simultáneas eran tan realistas que algunas de las mujeres del público se habían desmayado entre gritos. Jeremy le arrebató el monedero de las manos a _________, tiró del cordón que lo cerraba y se lo devolvió a su hermana.
—Tenemos dinero suficiente para una entrada—dijo de forma práctica—. Entra tú. De todas formas, a mí no me apetece ver el espectáculo.
A sabiendas de que el muchacho mentía en su favor, _________ meneó la cabeza.
—Desde luego que no. Entra tú. Yo puedo ver el espectáculo siempre que quiera… Eres tú quien siempre está en el colegio. Además, sólo durara un cuarto de hora. Iré a alguna de las tiendas de por aquí mientras estás dentro.
—¿Para que comprar sin dinero?— preguntó Jeremy, y sus ojos azules reflejaban una franca incredulidad—. Vaya, eso sí que parece divertido.
—Lo mejor de ir de comprar es ver las cosas, no comprarlas. Jeremy resopló.
—Eso es lo que siempre dice la gente pobre para consolarse mientras pasea por Bond Street. Además, no pienso dejar que vayas a ningún sitio sola… Te acosarían todos los hombres de los alrededores.
—No seas tonto —musito __________.
Su hermano sonrió de repente. Recorrió con la mirada el elegante rostro de _________,
sus ojos azules y la mata de rizos recogidos con horquillas que brillaban con un tono castaño dorado bajo el ajustado borde de su sombrero.
—No vengas con falsas modestias. Sabes muy bien el efecto que causas en los hombres y, por lo que yo sé, no dudas en utilizarlo.
________ reaccionó a sus bromas con un falso ceño fruncido.
—¿Por lo que tú sabes? ¡Ja! ¿Qué puedes saber tú de mi comportamiento con los hombres si te pasas la mayor parte del tiempo en el colegio?
La expresión de Jeremy se volvió seria.
—Eso va a cambiar —dijo—. Esta vez no voy a regresar al colegio… Puedo ayudaros a ti y a mamá muchísimo más si consigo un trabajo.
Ella abrió los ojos de par en par.
—Jeremy, no vas a hacer nada de eso. Le darías un disgusto a mamá, y si papá estuviese vivo...
—_______ —la interrumpió Jeremy sin alzar la voz—, no tenemos dinero. Ni siquiera podemos conseguir cinco míseros chelines más para la entrada al panorama...
—Pues vas a conseguir un buen trabajo —dijo _______ con ironía— sin educación y sin contactos importantes. A menos que quieras convertirte en barrendero o en recadero, será mejor que te quedes en la escuela hasta que puedas aspirar aun empleo decente. Entretanto, encontraré a algún hombre rico con el que casarme y las cosas volverán a ir bien de nuevo.
—Tú sí que vas a encontrar un buen marido sin dote —replicó Jeremy. Se miraron el uno al otro con el ceño fruncido hasta que se abrieron las puertas y la multitud pasó junto a ellos para entrar en el carrusel. Colocando un brazo alrededor de _________ de forma protectora, Jeremy la condujo lejos de la muchedumbre.
—Olvida el panorama —dijo sin más—. Haremos otra cosa, algo divertido que no cueste nada.
—¿Como qué?
Se produjo un momento de reflexión. Cuando se hizo evidente que ninguno de ellos haría sugerencia alguna, ambos estallaron en carcajadas.
—Señorito Jeremy —dijo una voz profunda a sus espaldas. Sin dejar de sonreír, Jeremy se giró para enfrentarse al desconocido.
—Señor Jonas —dijo con cordialidad al tiempo que le tendía la mano—. Me sorprende que me recuerde.
—Y a mí también... Ha crecido más de una cabeza desde que lo vi por última vez.
—El hombre apretó la mano de Jeremy—. De vacaciones escolares, ¿verdad?
—Sí, señor.
Al ver la confusión de ________ y aprovechando que el desconocido de aventajada estatura les indicaba a sus amigos que subieran al carrusel sin él, Jeremy, le susurro a su hermana al oído:
—El señor Jonas..., el hijo del carnicero. Me lo encontré una o dos veces en la tienda de su padre cuando mama me mandaba a recoger algún pedido. Sé amable con él... Es un tipo muy importante.
_______ se percató, no sin cierta diversión, que el señor Jonas estaba excepcionalmente bien vestido para ser el hijo de un carnicero. Llevaba una elegante chaqueta negra y esos pantalones sueltos que estaban de moda y que, de alguna manera, no lograban ocultar las líneas esbeltas y fuertes del cuerpo que cubrían. Al igual que la mayoría de los hombres que entraban al teatro, ya se había quitado el sombrero, dejando al descubierto su pelo castaño y ondulado. Era un hombre alto y de complexión fuerte que parecía tener alrededor de treinta años, de rasgos acentuados, una nariz fina y grande, una boca amplia y unos ojos tan negros que resultaba imposible distinguir el iris de la pupila. Tenía un rostro sumamente masculino, y alrededor de sus ojos y de sus labios bailoteaba una especie de humor sardónico que no se debía en absoluto a la frivolidad. Era evidente, incluso para un espectador sin discernimiento alguno, que no era un hombre dado al ocio, ya que su cuerpo y su naturaleza hablaban de arduo trabajo y análoga ambición.
—Mi hermana, la señorita _______ Peyton —dijo Jeremy—. Este es el señor Nicholas Jonas.
—Un placer —murmuró Jonas con una reverencia.
A pesar de que sus modales eran perfectos, el brillo que había en sus ojos provocaba un extraño aletea bajo las costillas de ________. Sin saber por qué, se echó hacia atrás en busca de la protección de su hermano pequeño incluso mientras lo saludaba. Para su sorpresa, parecía incapaz de apartar la mirada de la de ese hombre. Como si algún tipo de sutil sensación de reconocimiento se hubiera transmitido entre ellos... No era que se hubiesen conocido antes..., sino más bien que se hubieran ido acercando paulatinamente hasta que, al final, un impaciente destino hubiera provocado que sus caminos se cruzaran. Una idea absurda que ella no era capaz de desechar. Inquieta, permaneció como una indefensa cautiva de aquella penetrante mirada hasta que un inoportuno e intenso rubor cubrió sus mejillas. Jonas habla con Jeremy, pero sin apartar los ojos de _________.
— ¿Podría acompañarles hasta el carrusel?
Se produjo un instante de incómodo silencio hasta que Jeremy respondió con estudiada indiferencia:
—Gracias, pero hemos decidido no asistir al espectáculo.
Jonas arqueó una de sus oscuras cejas.
— ¿Están seguros? Tiene todo el aspecto de ser uno de los buenos. —Su intuitiva mirada
se paseó del rostro de ________ al de Jeremy y se percató de las señales que traicionaban la incomodidad de ambos. Su voz se suavizó cuando volvió a hablar con Jeremy—. Sin duda hay una norma que dice que uno jamás debería discutir ciertos asuntos en presencia de una dama. De cualquier forma, no puedo evitar preguntarme... si es posible, joven Jeremy, que le haya pillado desprevenido el aumento de precio de las entradas. Si así fuera, me alegraría mucho poder prestarle unas monedas para...
—No, gracias —dijo _______ con presteza al tiempo que golpeaba a su hermano con el codo en el costado.
Con un respingo, Jeremy clavó la mirada en el rostro impenetrable del hombre.
—Le agradezco la oferta, señor Jonas, pero mi hermana no parece dispuesta a...
—No quiero ver el espectáculo —lo interrumpió _______ con frialdad—. He oído que algunos de los efectos especiales son bastante violentos y resultan de lo más angustiosos para una mujer. Preferiría dar un tranquilo paseo por el parque.
Nick volvió a mirarla y sus penetrantes ojos brillaron con un destello de burla.
— ¿Tan impresionable es usted, señorita Peyton?
Molesta por el sutil desafío, ______ tomó el brazo de Jeremy y tiró de él con insistencia.
—Es hora de irnos, Jeremy. No retrasemos más al señor Jonas estoy segura de que está impaciente por ver el espectáculo...
—Me temo que será una decepción para mí —les aseguró Nick con seriedad— si ustedes no asisten también. —Le dedicó a Jeremy una mirada alentadora—. Sentiría mucho que por culpa de unos míseros chelines usted y su hermana se perdiera la función de tarde.
Al sentir que su hermano se ablandaba, ________ le susurró de forma brusca al oído:
—¡Ni se te ocurra permitirle que nos pague las entradas, Jeremy!
Sin prestarle atención, Jeremy le respondió con franqueza a Nick.
—Señor, si acepto su oferta de préstamo, no estoy seguro de cuándo podré reembolsárselo.
________ cerró los ojos y dejó escapar un débil gemido de mortificación. Se esforzaba muchísimo para que nadie averiguara la estrechez económica en la que vivían... y saber que ese hombre se había percatado de lo importante que era para ella cada chelín le resultaba insoportable.
—No hay ninguna prisa —oyó que respondía Nick sin la menor incomodidad—. Vaya a la tienda de mi padre la próxima vez que venga de visita del colegio y déjele el dinero a él.
—De acuerdo, entonces —dijo Jeremy con evidente satisfacción, y ambos se estrecharon las manos para sellar el trato—. Gracias, señor Jonas.
—Jeremy... –comenzó a decir _______ con voz baja pero letal.
—Esperen aquí —dijo Nick por encima del hombro mientras se encaminaba al puestecillo donde se vendían las entradas.
—Jeremy, ¡ya sabes que está mal aceptar dinero de él! —________ contempló con furia el rostro imperturbable de su hermano—. Dios, ¿cómo has podido? No está bien... ¡Y pensar que estás en deuda con esa clase de hombre es intolerable!
— ¿Qué clase de hombre? —Contraatacó su hermano con fingida inocencia—. Ya te lo he dicho, es un tipo importante... Ah, bueno, supongo que te refieres a que pertenece a la clase baja. —Una sonrisa pesarosa curvó los labios del muchacho—. Es difícil decir algo así de él, sobre todo cuando es asquerosamente rico. Y la verdad es que no se puede decir que tú y yo seamos miembros de la nobleza. Apenas llegamos a las ramas más bajas de ese árbol, lo que significa...
—¿Cómo es posible que el hijo de un carnicero sea asquerosamente rico? —Preguntó ________—. A menos que la población de Londres esté consumiendo mayores cantidades de ternera y cerdo de lo que yo creo, hay un límite para lo que puede ganar un carnicero.
—No he dicho que trabajara en la tienda de su padre —le explicó Jeremy con un tono de superioridad—. Lo único que dije fue que me lo encontré allí. Es un hombre de negocios.
— ¿Quieres decir que es un especulador financiero? —________ frunció el ceño.
Dayi_JonasLove!*
Re: "Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
En una sociedad que consideraba de mal gusto el mero hecho de hablar de asuntos comerciales, no había nada más bajo que hacer de la inversión financiera un modo de vida.
—Es algo más que eso —dijo su hermano—. Pero supongo que da igual lo que haga o cuánto tenga, ya que es hijo de un simple plebeyo.
Al escuchar semejante crítica de boca de su hermano pequeño, ________ lo miró con los ojos entrecerrados.
—Pareces muy democrático, Jeremy—dijo con sequedad—. Y no hace falta que actúes
como si yo me estuviera comportando de forma arrogante... Me opondría a que un duque tratara de darnos el dinero de las entradas con la misma determinación que si lo hace un hombre de negocios.
—Pero no durante tanto tiempo —dijo Jeremy, que se echó a reír al ver la expresión de su hermana.
El regreso de Nicholas Jonas impidió cualquier réplica posterior. Mirándolos con esos perspicaces ojos de color café, el hombre esbozó una ligera sonrisa.
—Ya está todo arreglado. ¿Entramos?
_______ avanzó con torpeza, a impulsos de los discretos empujones de su hermano.
—Por favor, no se sienta obligado a acompañamos, señor Jonas —dijo, a sabiendas de que se estaba comportando con desconsideración; no obstante, había algo en ese hombre que provocaba chispazos de alarma en todos sus nervios. No daba la impresión de ser un hombre en quien se pudiera confiar... De hecho, a pesar de sus elegantes ropas y de su apariencia pulcra, no parecía muy civilizado. Era esa clase de hombre con el que una mujer de buena cuna jamás querría estar a solas. Y la visión que tenía de él no estaba en absoluto relacionada con la posición social... Era una especie de conciencia innata de un apetito ardiente y un temperamento masculino que le resultaban por completo desconocidos.
—Estoy segura —continuó con cierta incomodidad —de que querrá volver a reunirse con sus compañeros.
Ese comentario fue recibido con un perezoso encogimiento de sus anchos hombros.
—Jamás los encontraré entre esta muchedumbre.
________ podría haber rebatido esa afirmación, señalando que, por ser uno de los hombres más altos de la audiencia, era probable que Nick localizase a sus amigos sin dificultad alguna. No obstante, era obvio que discutir con él no llevaría a ninguna parte. Tendría que ver el espectáculo panorámico con Nicholas Jonas a su lado..., no le quedaba otro remedio. Sin embargo, al ver el entusiasmo de Jeremy, parte del resentimiento de ________ se evaporó y su voz ya se había suavizado cuando le habló a Nick de nuevo:
—Discúlpeme, no pretendía ser tan ruda. Lo que sucede es que no me agrada sentirme en deuda con un desconocido.
Nick le dedicó una mirada apreciativa que le resultó desconcertante a pesar de su brevedad.
—Puedo entender eso a la perfección —dijo al tiempo que la guiaba entre la gente—. De cualquier forma, en este caso no hay obligación alguna. Y no somos exactamente desconocidos: su familia es cliente habitual del negocio de la mía desde hace años.
Entraron en el gran teatro circular y subieron a un descomunal carrusel rodeado por una verja de hierro con puertas. A su alrededor, a la distancia de unos diez metros del carrusel, podía verse la detallada imagen de un paisaje de la Antigua Roma pintado a mano. El espacio intermedio estaba ocupado por una compleja maquinaria que arrancó comentarios de entusiasmo a la multitud. Una vez que los espectadores llenaron el carrusel, la habitación se oscureció de pronto, lo que provocó una oleada de jadeos de nerviosismo y expectación. Con un leve chirrido de la maquinaria y el resplandor de una luz azul que llegaba de la parte trasera del lienzo, el paisaje adquirió una dimensión y un tinte de realidad que dejó atónita a _______. Casi podía permitirse creer en el engaño de que se encontraban en Roma a mediodía. Unos cuantos actores ataviados con togas y sandalias aparecieron en escena cuando el narrador comenzó a relatar la historia de la Antigua Roma.
El diorama era incluso más fascinante de lo que ________ había creído en un principio. Sin embargo, no era capaz de concentrarse en el espectáculo que se desarrollaba ante ella: era demasiado consciente del hombre que se hallaba a su lado. No ayudaba mucho que, en ocasiones, él se inclinara para susurrarle algún comentario inapropiado al oído, reprendiéndola en broma por mostrar tan poco interés ante la visión de caballeros vestidos con fundas de almohada. A pesar de lo mucho que trataba de reprimir su diversión, _________ no pudo contener unas cuantas risillas reacias, ganándose con ello las miradas de reproche de algunas de las personas que estaban a su alrededor y entonces, por supuesto, Nick se burlaba de ella por haberse reído durante una lección tan importante, lo que hacía que le entraran ganas de echarse a reír de nuevo. Jeremy parecía. estiraba el cuello todo lo que podía para distinguir qué piezas de la maquinaria eran las que producían aquellos asombrosos efectos. Sin embargo, Nick se calló cuando una repentina parada en la rotación del carrusel provocó una ligera sacudida de la plataforma. Algunas personas perdieron el equilibrio, pero fueron sujetadas de inmediato por la gente que las rodeaba. Sorprendida por la interrupción del movimiento, ______ se tambaleó y se encontró de pronto estabilizada por el fuerte brazo de Nick que la
apretaba contra su pecho. El hombre la liberó en el instante en que recuperó el equilibrio e inclinó la cabeza para preguntarle en voz baja si se encontraba bien.
—Vaya, desde luego que sí —dijo _______ sin aliento—. Le ruego que me disculpe. Sí, estoy perfectamente...
Al parecer, no era capaz de terminar la frase; su voz se apagó para convertirse en un incómodo silencio cuando la invadieron las sensaciones. Jamás en su vida había experimentado una reacción semejante ante un hombre. Las implicaciones de aquella sensación de urgencia, o cómo satisfacerla, estaban mas allá del alcance de su limitado conocimiento. Lo único que sabía en aquel momento era que deseaba con desesperación seguir apoyada en él, en un cuerpo tan firme y esbelto que parecía invulnerable y que proporcionaba un puerto seguro mientras el suelo temblaba bajo sus pies. La fragancia de hombre, la límpida piel masculina, el cuerpo pulido y el aroma del lino almidonado excitaban todos sus sentidos con una agradable expectación. No se parecía en nada al olor de
colonia y de las pomadas que utilizaban los aristócratas a los que había tratado de enamorar durante las dos temporadas anteriores. Profundamente abrumada, ________ se dedicó a contemplar el lienzo, sin prestar la más mínima atención a las fluctuaciones de luz y de color que transmitían la impresión de que se acercaba la caída de la noche..., el crepúsculo del Imperio romano. Nick parecía igual de indiferente al espectáculo, ya que tenía la cabeza inclinada hacia ella y la mirada clavada en su rostro. Aunque su respiración seguía siendo suave y regular, a la joven le parecía que el ritmo se había acelerado un poco.
______ se humedeció los labios, que de pronto se habían quedado secos.
—Usted... usted no debería mirarme de esa manera.
A pesar de que el comentario no fue mas que un susurro, él lo oyó.
—Con usted aquí, no merece la pena contemplar otra cosa.
Ella no se movió ni dijo nada, pretendiendo no haber escuchado el sutil susurro del demonio, mientras su corazón latía a un ritmo frenético y se le hacía un nudo en el estómago. ¿Cómo podía suceder aquello en un teatro lleno de gente y con su hermano justo al lado? Cerró los ojos un instante para luchar contra una sensación de vértigo que nada tenía que ver con el giro del carrusel.
—¡Mira! —Exclamó Jeremy al tiempo que le daba un codazo, lleno de entusiasmo—. Están a punto de aparecer los volcanes.
De pronto, el teatro se sumió en una oscuridad impenetrable mientras un siniestro retumbar se elevaba desde el fondo de la plataforma. Hubo unos cuantos gritos de alarma, alguna que otra risa nerviosa y sonoros jadeos de expectación.________ se irguió al sentir el roce de una mano sobre la espalda. La mano de él, que se deslizaba con deliberada lentitud hacia arriba por su columna... Su aroma, fresco y seductor, inundó sus fosas nasales... y, antes de que pudiera emitir sonido alguno, los labios del hombre se unieron a los suyos en un beso suave, cálido y arrebatador. Estaba demasiado abrumada como para moverse y sus manos se agitaron en el aire como mariposas suspendidas a medio vuelo; su cuerpo tambaleante quedó anclado por la ligera pero firme sujeción de
su cintura mientras que la otra mano de Nick reptaba por la espalda hasta su cuello.
A ______ la habían besado antes; hombres jóvenes que le habían robado un abrazo rápido durante un paseo por el jardín o en un rincón del salón cuando no los observaban. Pero ninguno de esos breves encuentros de coqueteo había sido como aquél…, un beso lento y mareante que la llenaba de euforia. Se sentía atravesada por las sensaciones, demasiadas para controlarlas, y se estremeció indefensa en su abrazo. Siguiendo sus instintos, se apoyó ciegamente en la tierna e incansable caricia de sus labios. La presión de su boca se incrementó cuando el hombre comenzó a exigir más, recompensando su tácita respuesta con una voluptuosa exploración que incendió los sentidos de ________. Justo cuando la joven comenzaba a perder todo rastro de cordura, la boca de Nick la liberó con súbita rapidez, dejándola aturdida. Sin retirar el apoyo de su mano sobre la nuca de ______, el hombre inclinó la cabeza hasta que un murmullo hormigueó en la oreja de la joven.
—Lo siento. No he podido resistirme. Dejó de tocarla por completo y, cuando la luz roja iluminó finalmente el teatro, Nicholas Jonas había desaparecido.
—¿Has visto eso? —Exclamó Jeremy, que señalaba con alegría un volcán de pega que había delante de ellos del cual parecían brotar ríos de brillante roca fundida que se deslizaban por sus laderas—. ¡Increíble! —Al notar que Nick ya no estaba allí, frunció el ceño con desconcierto—. ¿Dónde se ha metido el señor Jonas? Supongo que habrá ido a buscar a sus amigos. Con un encogimiento de hombros, Jeremy volvió a su excitada contemplación de los volcanes y unió sus exclamaciones a las de la atónita audiencia.
Con los ojos abiertos de par en par e incapaz de pronunciar una palabra, _______ se preguntó si lo que ella creía que había sucedido habría sucedido en realidad. No era posible que la hubiera besado un desconocido en medio de un teatro. Y que la hubiera
besado de esa manera....
Bueno, eso era lo que ocurría cuando se permitía que caballeros desconocidos pagaran las cosas: eso les daba licencia para aprovecharse de una. Con respecto a su propio comportamiento...
Avergonzada y perpleja, ________ se esforzó por comprender por qué le había permitido al señor Jonas que la besara. Debería haber protestado y haberlo apartado de ella. En cambio, se había quedado allí de pie, aturdida por un estúpido embeleso mientras él... ¡Dios!, le daba un vuelco el corazón sólo de pensarlo. En realidad, no importaba cómo o por qué Nicholas Jonas había sido capaz de sortear sus bien pertrechadas defensas. El hecho era que lo había conseguido..., y que, por tanto, era un hombre que tendría que evitar a toda costa.
__________________________________
Comenten y la sigo chicaaas!
Y gracais a joe_love y a abyuxtkm por ser las primeras en comentar!
—Es algo más que eso —dijo su hermano—. Pero supongo que da igual lo que haga o cuánto tenga, ya que es hijo de un simple plebeyo.
Al escuchar semejante crítica de boca de su hermano pequeño, ________ lo miró con los ojos entrecerrados.
—Pareces muy democrático, Jeremy—dijo con sequedad—. Y no hace falta que actúes
como si yo me estuviera comportando de forma arrogante... Me opondría a que un duque tratara de darnos el dinero de las entradas con la misma determinación que si lo hace un hombre de negocios.
—Pero no durante tanto tiempo —dijo Jeremy, que se echó a reír al ver la expresión de su hermana.
El regreso de Nicholas Jonas impidió cualquier réplica posterior. Mirándolos con esos perspicaces ojos de color café, el hombre esbozó una ligera sonrisa.
—Ya está todo arreglado. ¿Entramos?
_______ avanzó con torpeza, a impulsos de los discretos empujones de su hermano.
—Por favor, no se sienta obligado a acompañamos, señor Jonas —dijo, a sabiendas de que se estaba comportando con desconsideración; no obstante, había algo en ese hombre que provocaba chispazos de alarma en todos sus nervios. No daba la impresión de ser un hombre en quien se pudiera confiar... De hecho, a pesar de sus elegantes ropas y de su apariencia pulcra, no parecía muy civilizado. Era esa clase de hombre con el que una mujer de buena cuna jamás querría estar a solas. Y la visión que tenía de él no estaba en absoluto relacionada con la posición social... Era una especie de conciencia innata de un apetito ardiente y un temperamento masculino que le resultaban por completo desconocidos.
—Estoy segura —continuó con cierta incomodidad —de que querrá volver a reunirse con sus compañeros.
Ese comentario fue recibido con un perezoso encogimiento de sus anchos hombros.
—Jamás los encontraré entre esta muchedumbre.
________ podría haber rebatido esa afirmación, señalando que, por ser uno de los hombres más altos de la audiencia, era probable que Nick localizase a sus amigos sin dificultad alguna. No obstante, era obvio que discutir con él no llevaría a ninguna parte. Tendría que ver el espectáculo panorámico con Nicholas Jonas a su lado..., no le quedaba otro remedio. Sin embargo, al ver el entusiasmo de Jeremy, parte del resentimiento de ________ se evaporó y su voz ya se había suavizado cuando le habló a Nick de nuevo:
—Discúlpeme, no pretendía ser tan ruda. Lo que sucede es que no me agrada sentirme en deuda con un desconocido.
Nick le dedicó una mirada apreciativa que le resultó desconcertante a pesar de su brevedad.
—Puedo entender eso a la perfección —dijo al tiempo que la guiaba entre la gente—. De cualquier forma, en este caso no hay obligación alguna. Y no somos exactamente desconocidos: su familia es cliente habitual del negocio de la mía desde hace años.
Entraron en el gran teatro circular y subieron a un descomunal carrusel rodeado por una verja de hierro con puertas. A su alrededor, a la distancia de unos diez metros del carrusel, podía verse la detallada imagen de un paisaje de la Antigua Roma pintado a mano. El espacio intermedio estaba ocupado por una compleja maquinaria que arrancó comentarios de entusiasmo a la multitud. Una vez que los espectadores llenaron el carrusel, la habitación se oscureció de pronto, lo que provocó una oleada de jadeos de nerviosismo y expectación. Con un leve chirrido de la maquinaria y el resplandor de una luz azul que llegaba de la parte trasera del lienzo, el paisaje adquirió una dimensión y un tinte de realidad que dejó atónita a _______. Casi podía permitirse creer en el engaño de que se encontraban en Roma a mediodía. Unos cuantos actores ataviados con togas y sandalias aparecieron en escena cuando el narrador comenzó a relatar la historia de la Antigua Roma.
El diorama era incluso más fascinante de lo que ________ había creído en un principio. Sin embargo, no era capaz de concentrarse en el espectáculo que se desarrollaba ante ella: era demasiado consciente del hombre que se hallaba a su lado. No ayudaba mucho que, en ocasiones, él se inclinara para susurrarle algún comentario inapropiado al oído, reprendiéndola en broma por mostrar tan poco interés ante la visión de caballeros vestidos con fundas de almohada. A pesar de lo mucho que trataba de reprimir su diversión, _________ no pudo contener unas cuantas risillas reacias, ganándose con ello las miradas de reproche de algunas de las personas que estaban a su alrededor y entonces, por supuesto, Nick se burlaba de ella por haberse reído durante una lección tan importante, lo que hacía que le entraran ganas de echarse a reír de nuevo. Jeremy parecía. estiraba el cuello todo lo que podía para distinguir qué piezas de la maquinaria eran las que producían aquellos asombrosos efectos. Sin embargo, Nick se calló cuando una repentina parada en la rotación del carrusel provocó una ligera sacudida de la plataforma. Algunas personas perdieron el equilibrio, pero fueron sujetadas de inmediato por la gente que las rodeaba. Sorprendida por la interrupción del movimiento, ______ se tambaleó y se encontró de pronto estabilizada por el fuerte brazo de Nick que la
apretaba contra su pecho. El hombre la liberó en el instante en que recuperó el equilibrio e inclinó la cabeza para preguntarle en voz baja si se encontraba bien.
—Vaya, desde luego que sí —dijo _______ sin aliento—. Le ruego que me disculpe. Sí, estoy perfectamente...
Al parecer, no era capaz de terminar la frase; su voz se apagó para convertirse en un incómodo silencio cuando la invadieron las sensaciones. Jamás en su vida había experimentado una reacción semejante ante un hombre. Las implicaciones de aquella sensación de urgencia, o cómo satisfacerla, estaban mas allá del alcance de su limitado conocimiento. Lo único que sabía en aquel momento era que deseaba con desesperación seguir apoyada en él, en un cuerpo tan firme y esbelto que parecía invulnerable y que proporcionaba un puerto seguro mientras el suelo temblaba bajo sus pies. La fragancia de hombre, la límpida piel masculina, el cuerpo pulido y el aroma del lino almidonado excitaban todos sus sentidos con una agradable expectación. No se parecía en nada al olor de
colonia y de las pomadas que utilizaban los aristócratas a los que había tratado de enamorar durante las dos temporadas anteriores. Profundamente abrumada, ________ se dedicó a contemplar el lienzo, sin prestar la más mínima atención a las fluctuaciones de luz y de color que transmitían la impresión de que se acercaba la caída de la noche..., el crepúsculo del Imperio romano. Nick parecía igual de indiferente al espectáculo, ya que tenía la cabeza inclinada hacia ella y la mirada clavada en su rostro. Aunque su respiración seguía siendo suave y regular, a la joven le parecía que el ritmo se había acelerado un poco.
______ se humedeció los labios, que de pronto se habían quedado secos.
—Usted... usted no debería mirarme de esa manera.
A pesar de que el comentario no fue mas que un susurro, él lo oyó.
—Con usted aquí, no merece la pena contemplar otra cosa.
Ella no se movió ni dijo nada, pretendiendo no haber escuchado el sutil susurro del demonio, mientras su corazón latía a un ritmo frenético y se le hacía un nudo en el estómago. ¿Cómo podía suceder aquello en un teatro lleno de gente y con su hermano justo al lado? Cerró los ojos un instante para luchar contra una sensación de vértigo que nada tenía que ver con el giro del carrusel.
—¡Mira! —Exclamó Jeremy al tiempo que le daba un codazo, lleno de entusiasmo—. Están a punto de aparecer los volcanes.
De pronto, el teatro se sumió en una oscuridad impenetrable mientras un siniestro retumbar se elevaba desde el fondo de la plataforma. Hubo unos cuantos gritos de alarma, alguna que otra risa nerviosa y sonoros jadeos de expectación.________ se irguió al sentir el roce de una mano sobre la espalda. La mano de él, que se deslizaba con deliberada lentitud hacia arriba por su columna... Su aroma, fresco y seductor, inundó sus fosas nasales... y, antes de que pudiera emitir sonido alguno, los labios del hombre se unieron a los suyos en un beso suave, cálido y arrebatador. Estaba demasiado abrumada como para moverse y sus manos se agitaron en el aire como mariposas suspendidas a medio vuelo; su cuerpo tambaleante quedó anclado por la ligera pero firme sujeción de
su cintura mientras que la otra mano de Nick reptaba por la espalda hasta su cuello.
A ______ la habían besado antes; hombres jóvenes que le habían robado un abrazo rápido durante un paseo por el jardín o en un rincón del salón cuando no los observaban. Pero ninguno de esos breves encuentros de coqueteo había sido como aquél…, un beso lento y mareante que la llenaba de euforia. Se sentía atravesada por las sensaciones, demasiadas para controlarlas, y se estremeció indefensa en su abrazo. Siguiendo sus instintos, se apoyó ciegamente en la tierna e incansable caricia de sus labios. La presión de su boca se incrementó cuando el hombre comenzó a exigir más, recompensando su tácita respuesta con una voluptuosa exploración que incendió los sentidos de ________. Justo cuando la joven comenzaba a perder todo rastro de cordura, la boca de Nick la liberó con súbita rapidez, dejándola aturdida. Sin retirar el apoyo de su mano sobre la nuca de ______, el hombre inclinó la cabeza hasta que un murmullo hormigueó en la oreja de la joven.
—Lo siento. No he podido resistirme. Dejó de tocarla por completo y, cuando la luz roja iluminó finalmente el teatro, Nicholas Jonas había desaparecido.
—¿Has visto eso? —Exclamó Jeremy, que señalaba con alegría un volcán de pega que había delante de ellos del cual parecían brotar ríos de brillante roca fundida que se deslizaban por sus laderas—. ¡Increíble! —Al notar que Nick ya no estaba allí, frunció el ceño con desconcierto—. ¿Dónde se ha metido el señor Jonas? Supongo que habrá ido a buscar a sus amigos. Con un encogimiento de hombros, Jeremy volvió a su excitada contemplación de los volcanes y unió sus exclamaciones a las de la atónita audiencia.
Con los ojos abiertos de par en par e incapaz de pronunciar una palabra, _______ se preguntó si lo que ella creía que había sucedido habría sucedido en realidad. No era posible que la hubiera besado un desconocido en medio de un teatro. Y que la hubiera
besado de esa manera....
Bueno, eso era lo que ocurría cuando se permitía que caballeros desconocidos pagaran las cosas: eso les daba licencia para aprovecharse de una. Con respecto a su propio comportamiento...
Avergonzada y perpleja, ________ se esforzó por comprender por qué le había permitido al señor Jonas que la besara. Debería haber protestado y haberlo apartado de ella. En cambio, se había quedado allí de pie, aturdida por un estúpido embeleso mientras él... ¡Dios!, le daba un vuelco el corazón sólo de pensarlo. En realidad, no importaba cómo o por qué Nicholas Jonas había sido capaz de sortear sus bien pertrechadas defensas. El hecho era que lo había conseguido..., y que, por tanto, era un hombre que tendría que evitar a toda costa.
__________________________________
Comenten y la sigo chicaaas!
Y gracais a joe_love y a abyuxtkm por ser las primeras en comentar!
Dayi_JonasLove!*
Re: "Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
a la onda siguela
esta re buenisima :lol:
esta re buenisima :lol:
MissKeynes96
Re: "Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
SIguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!
Pon mas maas!!
Pon mas maas!!
joe_love
Re: "Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
Muchas graciaaas por sus coments chicaaas! Me alegra que les guste la novee
Capítulo 1 (Parte 1/3)
Londres, 1843
El final de la temporada
Una chica decidida a contraer matrimonio podía superar cualquier obstáculo salvo la ausencia de una dote. _______ movía el pie con impaciencia bajo la liviana tela de su falda blanca sin perder ni un solo instante la expresión sosegada de su rostro. Durante las
tres desastrosas temporadas que habían quedado atrás, se había acostumbrado a ser un «florero», ese objeto bonito al que nadie prestaba atención. Se había acostumbrado, pero no se había resignado. En más de una ocasión, se le había pasado por la cabeza que merecía mucho más que estar sentada en una de esas sillas de respaldo alto dispuestas en un extremo de la habitación... esperando, esperando, esperando una invitación que nunca llegaba. E intentando aparentar que no le importaba nada; que era del todo feliz observando cómo las demás chicas bailaban y eran agasajadas por sus admiradores.
Dejó escapar un largo suspiro mientras jugueteaba con el diminuto carné de baile que colgaba de una cinta atada alrededor de su muñeca. La tapa se deslizó y dejó al descubierto un librito de páginas de marfil, casi transparentes, que se abrían en forma de abanico. Se suponía que una chica anotaba los nombres se sus parejas de baile en esas delicadas hojitas de marfil. Para ______, ese abanico de páginas en blanco se asemejaba a una hilera de dientes que le sonreía con sorna. Cerró bruscamente la cubierta plateada y echó un vistazo a las tres chicas sentadas junto a ella; todas se esforzaban por enfrentarse a su destino con idéntica despreocupación. Sabía muy bien cuál era el motivo por el que todas estaban allí. La considerable fortuna familiar de la señorita Evangeline Jenner provenía del juego y sus orígenes eran humildes. Además, la señorita Jenner era terriblemente tímida y, para colmo, tartamudeaba, lo que hacía que una conversación con ella se considerase como una sesión de tortura para ambos participantes.
Las otras dos chicas, la señorita Demi Bowman y su hermana pequeña, Selena, aún no se habían aclimatado a Inglaterra y, a juzgar por el desarrollo de los acontecimientos, tardarían bastante en hacerlo. Se decía que la señora Bowman había traído a sus hijas desde Nueva York porque allí nadie les había hecho una oferta matrimonial adecuada. Eran conocidas como «las herederas de las pompas de jabón» o, en ocasiones, como «las princesas del dólar». A pesar de sus elegantes pómulos y de sus almendrados ojos oscuros, en Inglaterra tendrían muchas menos oportunidades que en Norteamérica, a menos que encontraran alguna madrina aristocrática que las apoyara y les enseñara cómo encajar en la sociedad británica.
A _______ se le ocurrió que, a lo largo de los últimos meses de esa aciaga temporada; las cuatro —la señorita Jenner, las Bowman y ella misma— habían compartido idéntico destino en los distintos bailes y fiestas: siempre sentadas en una esquina o junto a la pared. Y, aun así, apenas se habían dirigido la palabra, atrapadas como solían estar en el silencioso tedio de la espera. Su mirada se encontró con la de Demi Bowman, cuyos aterciopelados ojos oscuros tenían un inesperado brillo de diversión.
—Al menos, podrían haber dispuesto unas sillas más cómodas —murmuró Demi—, ya que es obvio que vamos a estar sentadas toda la noche.
—Deberíamos pedir que grabaran nuestros nombres en ellas —replicó _____ con
acritud—. Después de todo el tiempo que llevo sentada, esta silla me pertenece. Evangeline Jenner trató de reprimir una risilla nerviosa al tiempo que alzaba una mano enfundada en un guante para apartar un rizo de intenso color rojo que había caído sobre su frente. La sonrisa consiguió que sus enormes ojos azules resplandecieran y que sus mejillas, cubiertas por unas cuantas pecas doradas, se sonrojaran. Al parecer, esa súbita sensación de hermandad había conseguido que olvidara por un momento la timidez.
—No ti-tiene sentido que usted sea un florero —le dijo a _____—. Es la chica más hermosa que hay en este lugar; los hombres deberían estar pe-peleándose por conseguir bailar con usted.
______ alzó un hombro con un delicado movimiento.
—Nadie quiere casarse con una chica sin dote.
Los duques sólo se casaban con muchachas pobres en el fantasioso mundo de los cuentos de hadas. En la vida real, los duques, vizcondes y demás poseedores de títulos nobiliarios cargaban con la enorme responsabilidad financiera que suponía mantener sus inmensas propiedades y sus extensas familias, por no mencionar las ayudas que necesitaban los arrendatarios. Un aristócrata acaudalado necesitaba casarse con una heredera tanto como lo necesitaba uno sin fortuna.
—Nadie quiere casarse tampoco con una nouveau-riche americana —dijo en confianza Demi Bowman—. Nuestra única esperanza de encajar aquí es casarnos con un noble con un título inglés de renombre.
—Pero no tenemos quien nos apadrine —añadió su hermana pequeña, Selena. Era una muchacha de baja estatura; una versión élfica de Demi, con la misma tez clara, una abundante melena oscura y ojos castaños. Sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa—. Si por casualidad conoce a alguna duquesa simpática que esté dispuesta a aceptarnos bajo su ala, le estaríamos muy agradecidas.
—Yo ni siquiera quiero encontrar un marido —confesó Evangeline Jenner—. Estoy su-su-sufriendo la temporada porque no tengo otra cosa mejor que hacer. Soy demasiado mayor para seguir en la escuela y mi padre... —Se interrumpió abruptamente y dejó escapar un suspiro—. Bueno, sólo me queda una temporada más por sufrir antes de cumplir los veintitrés y ser declarada una solterona.
¡Estoy deseando que-que llegue ese momento!
— ¿Es que hoy en día se considera que una mujer es una solterona a partir de los veintitrés?—preguntó ______ con fingida alarma, al tiempo que dejaba los ojos en blanco—. ¡Dios Santo! No tenía ni idea de que la flor de mi juventud hubiera quedado tan atrás.
— ¿Cuántos años tiene? —preguntó, curiosa, Demi Bowman. ______ miró a izquierda
y derecha para asegurarse de que nadie las escuchaba.
—El mes que viene cumpliré veinticinco.
La confesión provocó tres miradas compasivas y una respuesta alentadora por parte de Demi:
—No aparenta más de veintiuno.
______ cerró los dedos sobre su carné de baile, de modo que quedó oculto en su mano. El tiempo pasaba con rapidez, pensó y ésa, su cuarta temporada, estaba llegando a su fin con sorprendente celeridad. Una chica no se aventuraba a una quinta temporada..., se consideraría como algo sumamente ridículo. Tenía que atrapar a un marido sin pérdida de tiempo. De otro modo, no podrían seguir manteniendo a Jeremy en el colegio y se verían obligadas a trasladarse de su modesta casita adosada a una pensión. Y, una vez que comenzaba la caída, no había modo de ascender de nuevo.
En los seis años que habían transcurrido desde la muerte del padre de _______, fallecido a causa de una dolencia cardiaca, los recursos financieros de la familia se habían reducido a la nada. Habían intentado por todos los medios camuflar la desesperada estrechez con la que vivían, y para ello fingían tener media docena de criados en lugar de la agobiada ayudante de cocina y del mayordomo de edad avanzada; daban la vuelta a sus desgastados vestidos con el fin de aprovechar el lustre del revés de la tela; o vendían las piedras preciosas de las joyas y las reemplazaban por otras falsas. _______ estaba más
que harta de los continuos esfuerzos que debían hacer para engañar a todo el mundo, cuando, al parecer, ya era de dominio público que se encontraban al borde del desastre. En los últimos tiempos, incluso había comenzado a recibir discretas propuestas por parte de hombres casados, que dejaban bastante claro que sólo tenía que pedirles ayuda y ellos se la prestarían de inmediato... No era necesario mencionar la índole de las compensaciones que tendría que ofrecer por dicha <>. Era muy consciente de que su aspecto podría convertirla en una amante de primera clase.
—Señorita Peyton —dijo Demi Bowman—, ¿qué tipo de hombre busca como esposo?
—Bueno... —exclamó ______ con una frivolidad poco respetuosa—. Cualquier noble me vendría bien.
—¿Cualquiera?— repitió Demi con incredulidad—. ¿Y qué hay de un aspecto físico agradable?
______ se encogió de hombros.
—Sería muy bien recibido, pero en absoluto imprescindible.
—¿Y la pasión? —inquirió Selena.
—Del todo innecesaria.
—¿La inteligencia? —sugirió Evangeline.
_______ volvió a encogerse de hombros.
—Negociable.
—¿El encanto? —preguntó Demi.
—También negociable.
—No exige mucho —comentó Demi con sequedad—. En cuanto a mí, tendría que añadir
unas cuantas condiciones a la lista. Mi aristócrata deberá tener el cabello oscuro, ser guapo, ser un bailarín consumado..., y jamás deberá pedir permiso antes de darme un beso.
—Yo quiero casarme con un hombre que haya leído todas las obras de Shakespeare —afirmó Selena—. Alguien tranquilo y de carácter romántico (si lleva gafas, mucho mejor), al que le guste la poesía y la naturaleza; y me gustaría que no tuviera demasiada experiencia con las mujeres.
Su hermana mayor la miró, exasperada.
—Está claro que no vamos a competir por el mismo hombre. ______ miró a Evangeline
Jenner.
—¿Qué tipo de hombre le gustaría a usted, señorita Jenner?
—Llámeme Evie, por favor —murmuró la chica, ruborizándose tanto que el color de sus mejillas rivalizó con el intenso rojo de su cabello—. Supongo que... me gustaría alguien que-que fuese amable y… —Se detuvo y agitó la cabeza con una sonrisa autocrítica— No lo sé. Alguien que me a-ame. Que me ame de verdad.
Esas palabras conmovieron a _______ y la sumieron en la melancolía. El amor era un lujo al que jamás se había permitido aspirar; se trataba de un mero detalle superficial cuando estaba en juego la supervivencia de su familia. No obstante, alargó el brazo y acarició la mano de la otra chica a través del guante.
—Espero que lo encuentre —le deseó con sinceridad—. Tal vez no tenga que esperar demasiado tiempo.
—Me gustaría que usted lo encontrara primero—contestó Evie con una sonrisa tímida— Ojalá pudiera ayudarla a encontrar a alguien.
—Parece ser que todas necesitamos ayuda de un modo u otro —comentó Demi. Su mirada se deslizó hasta Roberta para estudiarla con detenimiento—. Hum... No me importaría convertirla en mi reto personal.
—¿Cómo? —________ arqueó las cejas al tiempo que se preguntaba si debería sentirse halagada u ofendida.
Demi se dispuso a dar una explicación.
—La temporada llegará a su fin en unas cuantas semanas y ésta será la última para usted, supongo. Si lo consideramos desde un punto de vista práctico, sus aspiraciones de casarse con un hombre que sea su igual socialmente hablando se desvanecerán a finales de junio—. ______ asintió con cautela. —En ese caso, propongo... —Demi se detuvo a media frase. Al seguir la dirección de su mirada,_______ vio la oscura figura que se acercaba a ellas y gimió para sus adentros.
_____________
Esto es todo por hooy Comenten y la sigo muy muy pronto! :D!
Capítulo 1 (Parte 1/3)
Londres, 1843
El final de la temporada
Una chica decidida a contraer matrimonio podía superar cualquier obstáculo salvo la ausencia de una dote. _______ movía el pie con impaciencia bajo la liviana tela de su falda blanca sin perder ni un solo instante la expresión sosegada de su rostro. Durante las
tres desastrosas temporadas que habían quedado atrás, se había acostumbrado a ser un «florero», ese objeto bonito al que nadie prestaba atención. Se había acostumbrado, pero no se había resignado. En más de una ocasión, se le había pasado por la cabeza que merecía mucho más que estar sentada en una de esas sillas de respaldo alto dispuestas en un extremo de la habitación... esperando, esperando, esperando una invitación que nunca llegaba. E intentando aparentar que no le importaba nada; que era del todo feliz observando cómo las demás chicas bailaban y eran agasajadas por sus admiradores.
Dejó escapar un largo suspiro mientras jugueteaba con el diminuto carné de baile que colgaba de una cinta atada alrededor de su muñeca. La tapa se deslizó y dejó al descubierto un librito de páginas de marfil, casi transparentes, que se abrían en forma de abanico. Se suponía que una chica anotaba los nombres se sus parejas de baile en esas delicadas hojitas de marfil. Para ______, ese abanico de páginas en blanco se asemejaba a una hilera de dientes que le sonreía con sorna. Cerró bruscamente la cubierta plateada y echó un vistazo a las tres chicas sentadas junto a ella; todas se esforzaban por enfrentarse a su destino con idéntica despreocupación. Sabía muy bien cuál era el motivo por el que todas estaban allí. La considerable fortuna familiar de la señorita Evangeline Jenner provenía del juego y sus orígenes eran humildes. Además, la señorita Jenner era terriblemente tímida y, para colmo, tartamudeaba, lo que hacía que una conversación con ella se considerase como una sesión de tortura para ambos participantes.
Las otras dos chicas, la señorita Demi Bowman y su hermana pequeña, Selena, aún no se habían aclimatado a Inglaterra y, a juzgar por el desarrollo de los acontecimientos, tardarían bastante en hacerlo. Se decía que la señora Bowman había traído a sus hijas desde Nueva York porque allí nadie les había hecho una oferta matrimonial adecuada. Eran conocidas como «las herederas de las pompas de jabón» o, en ocasiones, como «las princesas del dólar». A pesar de sus elegantes pómulos y de sus almendrados ojos oscuros, en Inglaterra tendrían muchas menos oportunidades que en Norteamérica, a menos que encontraran alguna madrina aristocrática que las apoyara y les enseñara cómo encajar en la sociedad británica.
A _______ se le ocurrió que, a lo largo de los últimos meses de esa aciaga temporada; las cuatro —la señorita Jenner, las Bowman y ella misma— habían compartido idéntico destino en los distintos bailes y fiestas: siempre sentadas en una esquina o junto a la pared. Y, aun así, apenas se habían dirigido la palabra, atrapadas como solían estar en el silencioso tedio de la espera. Su mirada se encontró con la de Demi Bowman, cuyos aterciopelados ojos oscuros tenían un inesperado brillo de diversión.
—Al menos, podrían haber dispuesto unas sillas más cómodas —murmuró Demi—, ya que es obvio que vamos a estar sentadas toda la noche.
—Deberíamos pedir que grabaran nuestros nombres en ellas —replicó _____ con
acritud—. Después de todo el tiempo que llevo sentada, esta silla me pertenece. Evangeline Jenner trató de reprimir una risilla nerviosa al tiempo que alzaba una mano enfundada en un guante para apartar un rizo de intenso color rojo que había caído sobre su frente. La sonrisa consiguió que sus enormes ojos azules resplandecieran y que sus mejillas, cubiertas por unas cuantas pecas doradas, se sonrojaran. Al parecer, esa súbita sensación de hermandad había conseguido que olvidara por un momento la timidez.
—No ti-tiene sentido que usted sea un florero —le dijo a _____—. Es la chica más hermosa que hay en este lugar; los hombres deberían estar pe-peleándose por conseguir bailar con usted.
______ alzó un hombro con un delicado movimiento.
—Nadie quiere casarse con una chica sin dote.
Los duques sólo se casaban con muchachas pobres en el fantasioso mundo de los cuentos de hadas. En la vida real, los duques, vizcondes y demás poseedores de títulos nobiliarios cargaban con la enorme responsabilidad financiera que suponía mantener sus inmensas propiedades y sus extensas familias, por no mencionar las ayudas que necesitaban los arrendatarios. Un aristócrata acaudalado necesitaba casarse con una heredera tanto como lo necesitaba uno sin fortuna.
—Nadie quiere casarse tampoco con una nouveau-riche americana —dijo en confianza Demi Bowman—. Nuestra única esperanza de encajar aquí es casarnos con un noble con un título inglés de renombre.
—Pero no tenemos quien nos apadrine —añadió su hermana pequeña, Selena. Era una muchacha de baja estatura; una versión élfica de Demi, con la misma tez clara, una abundante melena oscura y ojos castaños. Sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa—. Si por casualidad conoce a alguna duquesa simpática que esté dispuesta a aceptarnos bajo su ala, le estaríamos muy agradecidas.
—Yo ni siquiera quiero encontrar un marido —confesó Evangeline Jenner—. Estoy su-su-sufriendo la temporada porque no tengo otra cosa mejor que hacer. Soy demasiado mayor para seguir en la escuela y mi padre... —Se interrumpió abruptamente y dejó escapar un suspiro—. Bueno, sólo me queda una temporada más por sufrir antes de cumplir los veintitrés y ser declarada una solterona.
¡Estoy deseando que-que llegue ese momento!
— ¿Es que hoy en día se considera que una mujer es una solterona a partir de los veintitrés?—preguntó ______ con fingida alarma, al tiempo que dejaba los ojos en blanco—. ¡Dios Santo! No tenía ni idea de que la flor de mi juventud hubiera quedado tan atrás.
— ¿Cuántos años tiene? —preguntó, curiosa, Demi Bowman. ______ miró a izquierda
y derecha para asegurarse de que nadie las escuchaba.
—El mes que viene cumpliré veinticinco.
La confesión provocó tres miradas compasivas y una respuesta alentadora por parte de Demi:
—No aparenta más de veintiuno.
______ cerró los dedos sobre su carné de baile, de modo que quedó oculto en su mano. El tiempo pasaba con rapidez, pensó y ésa, su cuarta temporada, estaba llegando a su fin con sorprendente celeridad. Una chica no se aventuraba a una quinta temporada..., se consideraría como algo sumamente ridículo. Tenía que atrapar a un marido sin pérdida de tiempo. De otro modo, no podrían seguir manteniendo a Jeremy en el colegio y se verían obligadas a trasladarse de su modesta casita adosada a una pensión. Y, una vez que comenzaba la caída, no había modo de ascender de nuevo.
En los seis años que habían transcurrido desde la muerte del padre de _______, fallecido a causa de una dolencia cardiaca, los recursos financieros de la familia se habían reducido a la nada. Habían intentado por todos los medios camuflar la desesperada estrechez con la que vivían, y para ello fingían tener media docena de criados en lugar de la agobiada ayudante de cocina y del mayordomo de edad avanzada; daban la vuelta a sus desgastados vestidos con el fin de aprovechar el lustre del revés de la tela; o vendían las piedras preciosas de las joyas y las reemplazaban por otras falsas. _______ estaba más
que harta de los continuos esfuerzos que debían hacer para engañar a todo el mundo, cuando, al parecer, ya era de dominio público que se encontraban al borde del desastre. En los últimos tiempos, incluso había comenzado a recibir discretas propuestas por parte de hombres casados, que dejaban bastante claro que sólo tenía que pedirles ayuda y ellos se la prestarían de inmediato... No era necesario mencionar la índole de las compensaciones que tendría que ofrecer por dicha <>. Era muy consciente de que su aspecto podría convertirla en una amante de primera clase.
—Señorita Peyton —dijo Demi Bowman—, ¿qué tipo de hombre busca como esposo?
—Bueno... —exclamó ______ con una frivolidad poco respetuosa—. Cualquier noble me vendría bien.
—¿Cualquiera?— repitió Demi con incredulidad—. ¿Y qué hay de un aspecto físico agradable?
______ se encogió de hombros.
—Sería muy bien recibido, pero en absoluto imprescindible.
—¿Y la pasión? —inquirió Selena.
—Del todo innecesaria.
—¿La inteligencia? —sugirió Evangeline.
_______ volvió a encogerse de hombros.
—Negociable.
—¿El encanto? —preguntó Demi.
—También negociable.
—No exige mucho —comentó Demi con sequedad—. En cuanto a mí, tendría que añadir
unas cuantas condiciones a la lista. Mi aristócrata deberá tener el cabello oscuro, ser guapo, ser un bailarín consumado..., y jamás deberá pedir permiso antes de darme un beso.
—Yo quiero casarme con un hombre que haya leído todas las obras de Shakespeare —afirmó Selena—. Alguien tranquilo y de carácter romántico (si lleva gafas, mucho mejor), al que le guste la poesía y la naturaleza; y me gustaría que no tuviera demasiada experiencia con las mujeres.
Su hermana mayor la miró, exasperada.
—Está claro que no vamos a competir por el mismo hombre. ______ miró a Evangeline
Jenner.
—¿Qué tipo de hombre le gustaría a usted, señorita Jenner?
—Llámeme Evie, por favor —murmuró la chica, ruborizándose tanto que el color de sus mejillas rivalizó con el intenso rojo de su cabello—. Supongo que... me gustaría alguien que-que fuese amable y… —Se detuvo y agitó la cabeza con una sonrisa autocrítica— No lo sé. Alguien que me a-ame. Que me ame de verdad.
Esas palabras conmovieron a _______ y la sumieron en la melancolía. El amor era un lujo al que jamás se había permitido aspirar; se trataba de un mero detalle superficial cuando estaba en juego la supervivencia de su familia. No obstante, alargó el brazo y acarició la mano de la otra chica a través del guante.
—Espero que lo encuentre —le deseó con sinceridad—. Tal vez no tenga que esperar demasiado tiempo.
—Me gustaría que usted lo encontrara primero—contestó Evie con una sonrisa tímida— Ojalá pudiera ayudarla a encontrar a alguien.
—Parece ser que todas necesitamos ayuda de un modo u otro —comentó Demi. Su mirada se deslizó hasta Roberta para estudiarla con detenimiento—. Hum... No me importaría convertirla en mi reto personal.
—¿Cómo? —________ arqueó las cejas al tiempo que se preguntaba si debería sentirse halagada u ofendida.
Demi se dispuso a dar una explicación.
—La temporada llegará a su fin en unas cuantas semanas y ésta será la última para usted, supongo. Si lo consideramos desde un punto de vista práctico, sus aspiraciones de casarse con un hombre que sea su igual socialmente hablando se desvanecerán a finales de junio—. ______ asintió con cautela. —En ese caso, propongo... —Demi se detuvo a media frase. Al seguir la dirección de su mirada,_______ vio la oscura figura que se acercaba a ellas y gimió para sus adentros.
_____________
Esto es todo por hooy Comenten y la sigo muy muy pronto! :D!
Dayi_JonasLove!*
Re: "Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
NUEVA LECTORA :D porr favoor esta muyyy interesantee no la puedes dejar ahii!! aiiss!! siguee
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Re: "Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
NUEVA LECTORA :study:
SIGUELA :cheers:
SIGUELA :cheers:
Rachel lovebug
Re: "Secretos De Una Noche De Verano" (Nick&Tú)
Graciiaaas a todas por sus coments! aqui les dejo la segunda parte del Primer cap Disfrutenloooo!
Capítulo 1 (Parte 2/3)
El intruso no era otro que el señor Nicholas Jonas; un hombre con el que ninguna de ellas quería tener nada que ver... y por muy buenas razones.
—Entre paréntesis —dijo _____ en voz baja—, mi marido ideal sería la antítesis del señor Jonas.
—No me diga... —murmuró Demi con ironía, ya que el sentimiento era compartido por todas.
Se podía obviar el hecho de que un hombre hubiera ascendido gracias a su ambición, siempre y cuando poseyera la elegancia de un caballero. Sin embargo, Nicholas Jonas carecía de ella. No había modo de mantener una conversación educada con un hombre que decía exactamente lo que pensaba, sin importarle lo poco halagadora o lo molesta que pudiera ser su opinión.
Tal vez pudiera decirse que el señor Jonas era guapo. ______ suponía que algunas mujeres encontrarían su corpulenta masculinidad bastante atractiva; hasta ella debía admitir que había algo fascinante en toda esa fuerza contenida dentro del traje de etiqueta negro y la camisa blanca. No obstante, el dudoso atractivo de Nicholas Jonas quedaba del todo eclipsado por su falta de modales. El hombre carecía de delicadeza, de idealismo y no sabía reconocer la elegancia..., era todo libras y peniques, todo egoísmo, todo avaricia calculada. Cualquier otro hombre en su situación habría tenido la decencia de parecer avergonzado por su falta de refinamiento; pero Jonas había decidido, al menos en apariencia, hacer de su carencia una virtud. Le encantaba burlarse de los rituales y del encanto de la cortesía aristocrática mientras sus fríos ojos negros brillaban llenos de humor..., como si se estuviese riendo de todos ellos.
Para alivio de ______, Jonas jamás había demostrado, ni con una palabra ni con un gesto, que recordaba aquel día tan lejano en el diorama, cuando le había robado un beso en la oscuridad. Con el paso del tiempo, había logrado convencerse de que todo había sido producto de su imaginación. En retrospectiva, parecía un hecho irreal, sobre todo aquella parte en la que ella respondía con tanto ímpetu a un extraño tan atrevido. Sin duda, muchas personas compartían el desagrado que Nicholas Jonas despertaba en _______, pero, para estupor de la clase social prominente de Londres, el
tipo se había hecho un hueco y allí pensaba quedarse. Durante los últimos años, había amasado una fortuna incomparable tras adquirir la mayoría de las acciones de las compañías que fabricaban maquinaria agrícola, barcos y locomotoras. A pesar de su falta de modales, Jonas era invitado a todas las fiestas celebradas por la nobleza, dado que, sencillamente, era demasiado rico como para
ignorarlo. Jonas personificaba la amenaza de la iniciativa industrial sobre las fortunas de la rancia aristocracia británica, cuya financiación dependía de la explotación agrícola de sus propiedades. Por tanto, la nobleza lo recibía con disimulada hostilidad a pesar de permitirle de mala gana la entrada a su sagrado círculo social. Y, para empeorar las cosas, el hombre no fingía estar
agradecido; al contrario, parecía disfrutar al imponer su presencia en lugares donde ésta no era bien recibida. Durante las escasas ocasiones en las que ______ se había encontrado con él desde
aquel día en el diorama, lo había tratado con frialdad y había rechazado cualquier intento de conversación, así como sus invitaciones a bailar. Él siempre parecía encontrar divertido su desdén y se dedicaba a contemplarla con tal descaro que conseguía que se le erizara el vello de la nuca. ______ esperaba que el hombre perdiera el interés por ella algún día, pero, de momento, parecía aferrarse a su molesta insistencia. _______ percibió el alivio del resto de las floreros cuando Nick las pasó por alto para dirigirse a ella en particular.
—Señorita Peyton —dijo a modo de saludo. Su mirada, oscura como la obsidiana, parecía percatarse de todo del cuidadoso zurcido en el borde de las mangas de su vestido; del diminuto ramillete de capullos de rosa que había utilizado para disimular la desgastada parte superior de su corpiño; de las perlas falsas que colgaban de sus orejas... _______ lo miró con una expresión de gélido desafío.
El aire que los separaba parecía estar cargado con una especie de tira y afloja, con un reto elemental. ______ sentía que todas sus terminaciones nerviosas se estremecían de disgusto ante la proximidad de ese hombre.
—Buenas noches, señor Jonas.
—¿Me haría el favor de concederme un baile? —preguntó él sin más preámbulos.
—No, gracias.
—¿Por qué no?
—Tengo los pies cansados.
Él alzó una de sus oscuras cejas.
—¿Y a qué se debe? Lleva sentada aquí toda la noche—. _______ lo miró a los
ojos sin parpadear.
—No tengo por qué explicarle mis motivos, señor Jonas.
—Un vals no le causaría demasiadas molestias.
A pesar de los esfuerzos de ______ por permanecer calmada, sintió que los músculos de su rostro se tensaban ligeramente.
—Señor Jonas —replicó con tirantez—, ¿nunca le han dicho que es de mala educación acosar a una dama para que haga algo que no desea hacer?
Él esbozó una pequeña sonrisa.
—Señorita Peyton, si tuviera que preocuparme por parecer educado, jamás
conseguiría lo que quiero. Tan sólo pensé que le agradaría abandonar su papel de florero durante un tiempo. Y si este baile se desarrolla del modo habitual, es más que posible que mi invitación sea la única que reciba.
—Qué encantador —comentó ella, fingiendo un entusiasmo que no sentía—. Con esos cumplidos tan ingeniosos, ¿cómo podría rechazarlo?
En los ojos de Nick apareció de súbito una expresión cautelosa.
—En ese caso, ¿bailará conmigo?
—No —susurró ______ con aspereza—, Y ahora márchese, Por favor.
En lugar de escabullirse mortificado por la negativa, Nick se limitó a sonreír y la blancura de sus dientes quedó resaltada por el contraste con el tono oscuro de su piel. La sonrisa le confirió un aspecto de pirata.
—¿Qué hay de malo en un baile? Soy una excelente pareja; incluso es posible que disfrute.
—Señor Jonas —murmuró, cada vez más exasperada—, la idea de ser su pareja, sea en lo que sea, hace que se me hiele la sangre en las venas.
Nick se acercó un poco más y, bajando la voz de modo que nadie más pudiera
escucharlo, contestó:
—Muy bien. Pero, antes de marcharme, le diré algo para que lo medite, señorita Peyton. Es muy posible que algún día no pueda permitirse el privilegio de rechazar una oferta honorable de alguien como yo..., o ni siquiera una deshonrosa. Los ojos de ______ se abrieron de par en par al tiempo que la indignación se extendía en forma de rubor desde la parte superior de su corpiño. Ya había
aguantado demasiado; además de tener que estar toda la noche sentada, se veía obligada a soportar los insultos de un hombre al que despreciaba.
—Señor Jonas, actúa usted como el villano de una pésima obra de teatro.
El comentario le arrancó otra sonrisa al hombre, que se inclinó con irónica cortesía antes de alejarse.
Mortificada por el encuentro, _______ lo vio marcharse con los ojos entrecerrados.
El resto de las floreros dejó patente su alivio en forma de suspiro colectivo en cuanto desapareció el señor Jonas. Demi Bowman fue la primera en hablar.
—No parece impresionarle demasiado la palabra «no», ¿verdad?
— ¿Qué le ha dicho antes de marcharse, _______?— preguntó Selena con curiosidad—. El comentario que la ha hecho ruborizarse.
______ clavó la mirada en la cubierta plateada de su carné de baile y acarició con el pulgar una diminuta doblez en la esquina.
—El señor Jonas ha insinuado que, algún día, mi situación podría ser tan desesperada como para verme obligada a considerar la posibilidad de ser su amante.
Si no hubiera estado tan preocupada, ______ se habría reído al contemplar las
idénticas expresiones de asombro que aparecieron en el rostro de las tres
muchachas. Sin embargo, en lugar de protestar movida por su ira virginal o de
dejar pasar el tema, Demi formuló una pregunta que ______ no había esperado:
— ¿Y estaba en lo cierto?
—Estaba en lo cierto en lo referente a lo desesperado de mi situación —admitió ella—. Pero no en cuanto a la posibilidad de convertirme en su amante; ni suya ni de ningún otro. Me casaría con un granjero antes de caer tan bajo.
Demi le dedicó una sonrisa, dado que, al parecer, se identificaba con la determinación que subyacía bajo la respuesta de _______.
—Me cae usted bien —anunció antes de reclinarse en la silla y cruzar las piernas con una desfachatez que parecía del todo inapropiada para una chica que disfrutaba de su primera temporada.
—El sentimiento es mutuo —contestó ______ automáticamente, movida por las buena maneras que dictaban una respuesta educada ante semejante cumplido; pero, en cuanto pronunció la frase, quedó sorprendida al comprobar que era cierto.
La mirada analítica de Demi la recorrió de arriba abajo mientras seguía
hablando.
—Me causaría un profundo desagrado verla trotar detrás de una mula o cavando en un sembrado de remolacha; usted no ha nacido para eso, ni mucho menos.
—Estoy de acuerdo —contestó ______ con sequedad—. ¿Y qué podemos hacer al respecto?
Si bien la pregunta se formuló con intención retórica, Demi pareció tomarla en serio.
—Me disponía a explicarlo. Antes de que nos interrumpieran, estaba a punto de hacer una proposición: deberíamos hacer un pacto para ayudarnos las unas a las otras a encontrar marido. Si los hombres adecuados no vienen tras nosotras, seremos nosotras las que los persigamos a ellos. El proceso será mucho más eficaz si aunamos nuestros esfuerzos en lugar de luchar en solitario.
Comenzaremos con la mayor de nosotras (que al parecer es usted, _______) y seguiremos así hasta que llegue el turno de la más joven.
—Eso no me favorece en absoluto —protestó Selena.
—Es lo justo —la reconvino Demi—. Tú dispones de más tiempo que las demás.
— ¿A qué tipo de «ayuda» se refiere? —inquirió _______.
—A la que sea necesaria. —Demi comenzó a escribir sin pérdida de tiempo en su carné de baile—. Compensaremos los puntos débiles de cada una de nosotras y daremos consejo y colaboración cuando la situación así lo requiera. —Alzó la mirada y sonrió alegremente—. Seremos como un equipo de rounders...
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Quizas ahora los caps sean un poco fastidiosos pero son cosas que son necesarias saber para entender mejor la nove! Ademas a larga se ira poniendo MUY interesantes, se los prometooo
Capítulo 1 (Parte 2/3)
El intruso no era otro que el señor Nicholas Jonas; un hombre con el que ninguna de ellas quería tener nada que ver... y por muy buenas razones.
—Entre paréntesis —dijo _____ en voz baja—, mi marido ideal sería la antítesis del señor Jonas.
—No me diga... —murmuró Demi con ironía, ya que el sentimiento era compartido por todas.
Se podía obviar el hecho de que un hombre hubiera ascendido gracias a su ambición, siempre y cuando poseyera la elegancia de un caballero. Sin embargo, Nicholas Jonas carecía de ella. No había modo de mantener una conversación educada con un hombre que decía exactamente lo que pensaba, sin importarle lo poco halagadora o lo molesta que pudiera ser su opinión.
Tal vez pudiera decirse que el señor Jonas era guapo. ______ suponía que algunas mujeres encontrarían su corpulenta masculinidad bastante atractiva; hasta ella debía admitir que había algo fascinante en toda esa fuerza contenida dentro del traje de etiqueta negro y la camisa blanca. No obstante, el dudoso atractivo de Nicholas Jonas quedaba del todo eclipsado por su falta de modales. El hombre carecía de delicadeza, de idealismo y no sabía reconocer la elegancia..., era todo libras y peniques, todo egoísmo, todo avaricia calculada. Cualquier otro hombre en su situación habría tenido la decencia de parecer avergonzado por su falta de refinamiento; pero Jonas había decidido, al menos en apariencia, hacer de su carencia una virtud. Le encantaba burlarse de los rituales y del encanto de la cortesía aristocrática mientras sus fríos ojos negros brillaban llenos de humor..., como si se estuviese riendo de todos ellos.
Para alivio de ______, Jonas jamás había demostrado, ni con una palabra ni con un gesto, que recordaba aquel día tan lejano en el diorama, cuando le había robado un beso en la oscuridad. Con el paso del tiempo, había logrado convencerse de que todo había sido producto de su imaginación. En retrospectiva, parecía un hecho irreal, sobre todo aquella parte en la que ella respondía con tanto ímpetu a un extraño tan atrevido. Sin duda, muchas personas compartían el desagrado que Nicholas Jonas despertaba en _______, pero, para estupor de la clase social prominente de Londres, el
tipo se había hecho un hueco y allí pensaba quedarse. Durante los últimos años, había amasado una fortuna incomparable tras adquirir la mayoría de las acciones de las compañías que fabricaban maquinaria agrícola, barcos y locomotoras. A pesar de su falta de modales, Jonas era invitado a todas las fiestas celebradas por la nobleza, dado que, sencillamente, era demasiado rico como para
ignorarlo. Jonas personificaba la amenaza de la iniciativa industrial sobre las fortunas de la rancia aristocracia británica, cuya financiación dependía de la explotación agrícola de sus propiedades. Por tanto, la nobleza lo recibía con disimulada hostilidad a pesar de permitirle de mala gana la entrada a su sagrado círculo social. Y, para empeorar las cosas, el hombre no fingía estar
agradecido; al contrario, parecía disfrutar al imponer su presencia en lugares donde ésta no era bien recibida. Durante las escasas ocasiones en las que ______ se había encontrado con él desde
aquel día en el diorama, lo había tratado con frialdad y había rechazado cualquier intento de conversación, así como sus invitaciones a bailar. Él siempre parecía encontrar divertido su desdén y se dedicaba a contemplarla con tal descaro que conseguía que se le erizara el vello de la nuca. ______ esperaba que el hombre perdiera el interés por ella algún día, pero, de momento, parecía aferrarse a su molesta insistencia. _______ percibió el alivio del resto de las floreros cuando Nick las pasó por alto para dirigirse a ella en particular.
—Señorita Peyton —dijo a modo de saludo. Su mirada, oscura como la obsidiana, parecía percatarse de todo del cuidadoso zurcido en el borde de las mangas de su vestido; del diminuto ramillete de capullos de rosa que había utilizado para disimular la desgastada parte superior de su corpiño; de las perlas falsas que colgaban de sus orejas... _______ lo miró con una expresión de gélido desafío.
El aire que los separaba parecía estar cargado con una especie de tira y afloja, con un reto elemental. ______ sentía que todas sus terminaciones nerviosas se estremecían de disgusto ante la proximidad de ese hombre.
—Buenas noches, señor Jonas.
—¿Me haría el favor de concederme un baile? —preguntó él sin más preámbulos.
—No, gracias.
—¿Por qué no?
—Tengo los pies cansados.
Él alzó una de sus oscuras cejas.
—¿Y a qué se debe? Lleva sentada aquí toda la noche—. _______ lo miró a los
ojos sin parpadear.
—No tengo por qué explicarle mis motivos, señor Jonas.
—Un vals no le causaría demasiadas molestias.
A pesar de los esfuerzos de ______ por permanecer calmada, sintió que los músculos de su rostro se tensaban ligeramente.
—Señor Jonas —replicó con tirantez—, ¿nunca le han dicho que es de mala educación acosar a una dama para que haga algo que no desea hacer?
Él esbozó una pequeña sonrisa.
—Señorita Peyton, si tuviera que preocuparme por parecer educado, jamás
conseguiría lo que quiero. Tan sólo pensé que le agradaría abandonar su papel de florero durante un tiempo. Y si este baile se desarrolla del modo habitual, es más que posible que mi invitación sea la única que reciba.
—Qué encantador —comentó ella, fingiendo un entusiasmo que no sentía—. Con esos cumplidos tan ingeniosos, ¿cómo podría rechazarlo?
En los ojos de Nick apareció de súbito una expresión cautelosa.
—En ese caso, ¿bailará conmigo?
—No —susurró ______ con aspereza—, Y ahora márchese, Por favor.
En lugar de escabullirse mortificado por la negativa, Nick se limitó a sonreír y la blancura de sus dientes quedó resaltada por el contraste con el tono oscuro de su piel. La sonrisa le confirió un aspecto de pirata.
—¿Qué hay de malo en un baile? Soy una excelente pareja; incluso es posible que disfrute.
—Señor Jonas —murmuró, cada vez más exasperada—, la idea de ser su pareja, sea en lo que sea, hace que se me hiele la sangre en las venas.
Nick se acercó un poco más y, bajando la voz de modo que nadie más pudiera
escucharlo, contestó:
—Muy bien. Pero, antes de marcharme, le diré algo para que lo medite, señorita Peyton. Es muy posible que algún día no pueda permitirse el privilegio de rechazar una oferta honorable de alguien como yo..., o ni siquiera una deshonrosa. Los ojos de ______ se abrieron de par en par al tiempo que la indignación se extendía en forma de rubor desde la parte superior de su corpiño. Ya había
aguantado demasiado; además de tener que estar toda la noche sentada, se veía obligada a soportar los insultos de un hombre al que despreciaba.
—Señor Jonas, actúa usted como el villano de una pésima obra de teatro.
El comentario le arrancó otra sonrisa al hombre, que se inclinó con irónica cortesía antes de alejarse.
Mortificada por el encuentro, _______ lo vio marcharse con los ojos entrecerrados.
El resto de las floreros dejó patente su alivio en forma de suspiro colectivo en cuanto desapareció el señor Jonas. Demi Bowman fue la primera en hablar.
—No parece impresionarle demasiado la palabra «no», ¿verdad?
— ¿Qué le ha dicho antes de marcharse, _______?— preguntó Selena con curiosidad—. El comentario que la ha hecho ruborizarse.
______ clavó la mirada en la cubierta plateada de su carné de baile y acarició con el pulgar una diminuta doblez en la esquina.
—El señor Jonas ha insinuado que, algún día, mi situación podría ser tan desesperada como para verme obligada a considerar la posibilidad de ser su amante.
Si no hubiera estado tan preocupada, ______ se habría reído al contemplar las
idénticas expresiones de asombro que aparecieron en el rostro de las tres
muchachas. Sin embargo, en lugar de protestar movida por su ira virginal o de
dejar pasar el tema, Demi formuló una pregunta que ______ no había esperado:
— ¿Y estaba en lo cierto?
—Estaba en lo cierto en lo referente a lo desesperado de mi situación —admitió ella—. Pero no en cuanto a la posibilidad de convertirme en su amante; ni suya ni de ningún otro. Me casaría con un granjero antes de caer tan bajo.
Demi le dedicó una sonrisa, dado que, al parecer, se identificaba con la determinación que subyacía bajo la respuesta de _______.
—Me cae usted bien —anunció antes de reclinarse en la silla y cruzar las piernas con una desfachatez que parecía del todo inapropiada para una chica que disfrutaba de su primera temporada.
—El sentimiento es mutuo —contestó ______ automáticamente, movida por las buena maneras que dictaban una respuesta educada ante semejante cumplido; pero, en cuanto pronunció la frase, quedó sorprendida al comprobar que era cierto.
La mirada analítica de Demi la recorrió de arriba abajo mientras seguía
hablando.
—Me causaría un profundo desagrado verla trotar detrás de una mula o cavando en un sembrado de remolacha; usted no ha nacido para eso, ni mucho menos.
—Estoy de acuerdo —contestó ______ con sequedad—. ¿Y qué podemos hacer al respecto?
Si bien la pregunta se formuló con intención retórica, Demi pareció tomarla en serio.
—Me disponía a explicarlo. Antes de que nos interrumpieran, estaba a punto de hacer una proposición: deberíamos hacer un pacto para ayudarnos las unas a las otras a encontrar marido. Si los hombres adecuados no vienen tras nosotras, seremos nosotras las que los persigamos a ellos. El proceso será mucho más eficaz si aunamos nuestros esfuerzos en lugar de luchar en solitario.
Comenzaremos con la mayor de nosotras (que al parecer es usted, _______) y seguiremos así hasta que llegue el turno de la más joven.
—Eso no me favorece en absoluto —protestó Selena.
—Es lo justo —la reconvino Demi—. Tú dispones de más tiempo que las demás.
— ¿A qué tipo de «ayuda» se refiere? —inquirió _______.
—A la que sea necesaria. —Demi comenzó a escribir sin pérdida de tiempo en su carné de baile—. Compensaremos los puntos débiles de cada una de nosotras y daremos consejo y colaboración cuando la situación así lo requiera. —Alzó la mirada y sonrió alegremente—. Seremos como un equipo de rounders...
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Quizas ahora los caps sean un poco fastidiosos pero son cosas que son necesarias saber para entender mejor la nove! Ademas a larga se ira poniendo MUY interesantes, se los prometooo
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