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"Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
Stefany escribió:Sorella has puesto una novela y no me has avisado, me siento olvidada. Esta bienisimaaaaaa. Me encanta, siguelaa
Jajajajajaja, es que no hemos podido hablar bien :(
TE AMOOOO :love:
Dayi_JonasLove!*
Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
Hola chicas :D Y les doy la bienvenida a las nuevas lectoras (fantasmas o no), gracias por leer :D
Hacía una mañana clara y soleada. Incapaz de resistirse, ______ abrió la puerta del balcón y dejó que la brisa salada de la bahía Eliott invadiera su apartamento. Sentada en el suelo de la cocina con una sartén y una cuchara de madera, Michelle se dedicaba a mostrar sus talentos musicales golpeando con ruidoso entusiasmo.
Cuando sonó el teléfono, ______ supo que era Joe.
-Buenos días -dijo, apartándose el pelo del rostro. No se lo había recogido al vestirse, sabiendo que Joe lo prefería suelto, y no trató de engañarse con excusas al respecto.
-Buenos días -contestó él-. ¿Ha venido a visitarte algún batería?
-No, es una amiga especial. Creo que le gustaría saludarte. Espera un momento -_______ dejó el auricular del teléfono y alzó a Michelle del suelo. Sosteniendo a la niña en su cadera, apoyó el auricular del teléfono sobre uno de sus pequeños oídos. Como obedeciendo a una señal, balbuceó unas ininteligibles sílabas.
-Creo que ha dicho buenos días -explicó ______.
-¿Michelle?
-¿Qué otros bebés me visitarían?
-¿Cuántas chicas Simmons hay?
-Sólo Emily y yo -contestó ______ con una suave risa-, pero te aseguro que dimos tanta guerra como si hubiéramos sido cuatro.
La risa de Joe fue cálida y seductora.
-¿Estas de humor como para tener más compañía?
-Por supuesto. Si traes las galletas, yo pondré el café.
-Trato hecho.
Unos minutos después, Joe comprendió la poca resistencia que estaba poniendo en los últimos días a las propuestas de Joe. Desde el partido de béisbol, había tratado de evitarlo, pero le había resultado muy difícil hacerlo, aunque, en el fondo, sabía que era imposible que entre ellos hubiera algo más que amistad. Sin embargo la tarde del partido no pudo evitar un fuerte sentimiento de euforia y excitación. Estar con Joe era como recuperar parte de su juventud. Verlo era divertido, sin duda, pero su relación no tenía futuro, y ______ no dejaba de recordarse ese hecho cada vez que estaban juntos. Joe Jonas era como un inesperado brote de sol en un cielo cubierto de nubes, y éstas acabarían por ocultarlo, como siempre sucedía. No iba a ser tan tonta como para creer que pudiera haber algo permanente entre ellos.
Cuando Joe llegó, la reunión quedó completa. Tomó a Michelle en sus brazos y ______ rió al oír los grititos de alegría de la niña.
-¿Dónde está Emily? -preguntó él.
-De compras. No estará fuera más de una o dos horas.
Con Michelle en un brazo, Joe fue a la cocina, donde _______ servía el café.
-Ha crecido, ¿verdad? -preguntó ella.
-¿Es eso otro diente? -preguntó Joe, mirando el interior de la boca de la niña.
-Puede -replicó ______, mirando a su vez.
Joe pasó el brazo que tenía libre en torno a sus hombros y sonrió. Sus ojos, tan claros y azules, fueron suficientes para dejar a Susannah sin voluntad.
-Llevas el pelo suelto -murmuró, acariciándola con la mirada. Ella asintió, sin saber qué responder, aunque pasaron por su mente docenas de posibles excusas. Pero ninguna de ellas habría sido cierta-: ¿Por mí?
Una vez más, ______ contestó con un ligero gesto de asentimiento.
-Gracias -susurró Joe.
Dándose apenas cuenta de lo que hacía, _____ se inclinó hacia él y se apoyó contra su sólido cuerpo. Cuando Joe la besó, estuvo a punto de derretirse en sus brazos.
Michelle parecía encontrar muy divertido tener a dos adultos tan cerca. Tomó un mechón de pelo de ______ y tiró hasta que ésta se vio forzada a apartarse de Nate.
-Hmm -dijo él cuando alzó la cabeza-. Sabes mejor que cualquier dulce.
Sintiéndose repentinamente tímida, ______ centró su atención en dejar las galletas en la mesa.
-¿Tienes planes para hoy? -preguntó Joe, mientras se sentaba en una silla y colocaba a Michelle en su regazo.
De momento, Michelle parecía satisfecha, pero ______ sabía por experiencia que pronto querría volver al suelo.
-Yo... tenía pensado ir a la oficina una o dos horas.
-No creo -dijo Joe.
-¿No crees? -preguntó ella, sorprendida.
-Voy a sacarte de casa -Joe hizo una pausa y deslizó la mirada por los pantalones azul marino y el jersey blanco que llevaba puesto ______-. Supongo que no tendrás unos vaqueros.
_______ asintió. Los tenía, aunque hacía años que no se los ponía.
-No sé qué tal me quedarán.
-Ve a probártelos.
-¿Por qué? ¿Qué tienes planeado hacer?
-Hoy vamos a volar una cometa -dijo Joe con toda naturalidad, como si aquello fuera algo que hubieran hecho varias veces.
______ pensó que no había entendido.
-Has oído bien, así que no te quedes ahí parada con los ojos abiertos como platos.
-Pero... las cometas... son para niños -con más convicción, _____ añadió-: Además, resulta que no tengo una guardada en mi armario. Y volar cometas es algo que suelen hacer los padres con sus hijos.
-Lo puede hacer cualquiera. Los adultos también pueden divertirse. No te preocupes por nada. He construido una muy grande y está lista para ser probada.
-¿Una cometa? -repitió _______, conteniendo el deseo de reír. La última vez que intentó volar una cometa tendría unos doce años.
Mientras buscaba en su armario los vaqueros, su hermana volvió de la compra. Joe fue a abrir, pero la puerta del dormitorio estaba entreabierta, y ______ pudo escuchar la conversación. Contuvo el aliento, primero porque sus caderas eran un poco más anchas que la última vez que se puso los vaqueros, y también porque nunca podía estar segura de lo que su hermana fuera a decir. O hacer.
Sería típico de Emily empezar a decirle a Joe lo adecuada que sería ______ como esposa.
-Joe -oyó que decía su hermana-, eres muy amable ayudando a cuidar a Michelle.
-No tiene importancia. _______ saldrá en un momento; se está poniendo unos vaqueros. Vamos a ir al parque Gas a volar una cometa.
Hubo una breve pausa.
-¿______ con vaqueros y volando una cometa? ¿Quieres decir que va a ir contigo?
-Por supuesto que voy a ir. Y no te asombres tanto -dijo ______, entrando en el cuarto de estar-. ¿Qué tal han ido las compras?
Emily no parecía poder cerrar la boca. Miró a su hermana hasta avergonzarla. Luego volvió la mirada hacia Joe y de nuevo a su hermana.
_______ comprendió que debía tener un aspecto muy distinto con vaqueros y el pelo suelto, pero no creía que fuera para tanto.
-¿Emily? -movió la mano frente a los ojos de su hermana para hacerle volver a tierra.
-Oh... la compra ha ido muy bien. He conseguido comprar todas las especias que quería.
-Estupendo -dijo _______, entusiasmada, tratando de distraer la atención de su hermana-. Michelle se ha portado muy bien. Si quieres que vuelva a cuidarla, sólo tienes que decirlo.
Emily volvió a abrir los ojos de par en par. Luego tragó y asintió.
-Gracias. Lo recordaré.
El cielo estaba tan azul como los ojos de Joe, pensó ______, sentada en la mullida hierba del parque, con las rodillas dobladas bajo su barbilla. El viento movía la cometa de Joe atrás y adelante mientras él iba de una colina a la otra, dejando que la brisa llevara su colorida creación en diversas direcciones.
Cerró los ojos y dejó que el sol calentara su rostro. Sintió deseos de echar atrás la cabeza y reír, sin más motivo que el placer que le producía en aquellos momentos estar viva.
-Estoy agotado -dijo Joe, dejándose caer en la hierba junto a ella. Se tumbó de espaldas, con los brazos y las piernas totalmente estirados.
-¿Dónde está la cometa?
-Se la he dado a uno de los niños que no tenía.
_______ sonrió. La generosidad era una característica de Joe. Había pasado horas diseñando y construyendo la cometa y sin embargo la había regalado impulsivamente sin pensárselo dos veces.
-De hecho, le he rogado que la aceptara, porque de lo contrario iba a acabar exhausto -añadió Joe-. No dejes que nadie te diga lo contrario; volar una cometa es trabajo duro.
_______ había evitado cuidadosamente abordar el tema del trabajo con Joe. Desde el primer momento, él había sido completamente sincero con ella. Sabía que si le preguntara sobre su profesión, o su carencia de ella, le diría la verdad.
Pero también sabía que lo que no supiera de él no podía disgustarla. Al parecer, Joe tenía bastante dinero. Desde luego, no parecía pasar dificultades financieras. Pero era su actitud lo que le preocupaba. Parecía ver la vida simplemente como una gran aventura. Saltaba de un interés a otro sin aparente ritmo o motivo. Nada parecía más importante o vital que el momento.
-Estás frunciendo el ceño -dijo Joe. Pasó una mano tras el cuello de _______ y la atrajo hasta que sus rostros se encontraron a escasos centímetros de distancia-. ¿No lo estas pasando bien?
______ asintió, incapaz de negar lo evidente.
-Entonces, ¿cuál es el problema?
-Ninguno.
Joe dudó y las comisuras de su boca se alzaron sensualmente.
-Es una suerte que decidieras no hacerte abogado -dijo, con una traviesa sonrisa-. Nunca podrías engañar a un jurado.
A ______ le sorprendió que Joe supiera que en una época quiso estudiar derecho.
-No te sorprendas tanto -continuó él-. Emily me ha contado que en otra época pensaste en hacerte abogada.
_______ parpadeó un par de veces y luego sonrió. Se apartó un mechón de pelo de la frente, decidida a no arruinar aquella magnífica tarde con sus preocupaciones.
-Bésame, _______ -susurró Joe. El humor había abandonado sus rasgos y su mirada buscó la de ella. ______ miró instintivamente a su alrededor. El parque estaba abarrotado, y había niños por todas partes-. No -dijo Joe, apoyando las manos en sus mejillas-. No te preocupes porque nos estén viendo. Quiero que me beses a pesar de los espectadores.
-Pero...
-Si no me besas, tendré que besarte yo. Y si lo hago, prepárate, porque...
Sin dejarle terminar, _______ inclinó el rostro lo suficiente para besarlo en los labios. Incluso aquel leve contacto bastó para hacer que la sangre corriera ardiente por sus venas.
-¿Eres siempre tan recatada? -preguntó Joe cuando ella alzó la cabeza.
-En público, sí.
Los ojos de Joe sonreían una vez más y _______ pensó que podría hundirse en ellos. Joe exhaló y luego se puso en pie con una energía que ella no pudo evitar envidiar.
-Estoy hambriento -dijo él, alargando una mano hacia ______ para ayudarla a levantarse-. Pero espero que comprendas que el apetito que siento no es de comida -susurró, acercándose a su oído y pasándole una mano por la cintura-. Estoy loco por ti, _______ Simmons. En algún momento vamos a tener que hacer algo al respecto.
-Espero no haber llegado demasiado temprano -dijo ______ mientras entraba en la casa de su hermana. Cuando Emily la llamó para invitarla a comer el domingo, no se molestó en ocultar sus intenciones. Estaba deseando sonsacar a Susannah todo lo posible sobre sus relaciones con Joe Jonas. Una semana atrás, ______ habría buscado una excusa para librarse de ir. Pero después de haber pasado todo el sábado con Joe, se sentía tan confusa que estaba deseando hablar de ello con su hermana, que parecía mucho más competente que ella para tratar las relaciones hombre mujer.
-Llegas justo a tiempo -dijo Emily, saliendo de la cocina para recibirla. Llevaba puesta una falda larga y un delantal, y su largo pelo colgaba en una coleta que le llegaba a la mitad de la espalda.
-Toma -_______ entregó a su hermana una botella de chardonnay, esperando que fuera una bebida apropiada para la comida.
-Qué detalle -murmuró Emily, empujándola suavemente hacia la cocina. La encimera estaba abarrotada de botes de salsa de tomate recién preparada. Una ristra de ajos colgaba junto al fregadero y había una hilera de coloridas plantas en la repisa de la ventana.
-Sea lo que sea lo que estés preparando, huele muy bien.
-Es puré de lentejas -Emily abrió el horno y sacó una fuente-. Esta mañana he preparado una tarta de manzana. Naturalmente, he utilizado manzanas reinetas, así que no tienes por qué preocuparte.
-Oh, estupendo -aquella no era la mayor preocupación de _______-. ¿Dónde está Michelle? -tanto la niña como el padre parecían sospechosamente ausentes.
Emily se volvió hacia su hermana con gesto ligeramente culpable, y ésta comprendió que había tomado medidas realmente radicales para poder estar a solas con ella. Sin duda, estaba deseando obtener toda la información posible sobre Joe.
-¿Qué tal lo pasasteis en el parque? -preguntó.
________ se sentó en una banqueta alta y se puso cómoda para el interrogatorio que sin duda se avecinaba.
-Lo pasamos muy bien.
-Te gusta Joe, ¿verdad?
La palabra «gustar» no expresaba con exactitud lo que _______ sentía por su vecino. En contra del sentido común más elemental, se estaba enamorando de él. No era lo que quería, pero tampoco podía evitarlo.
-Sí, me gusta -contestó, tras una significativa pausa.
Emily pareció encantada al oírla.
-Eso suponía -dijo, asintiendo. Colocó una banqueta junto a su hermana y se sentó. Emily casi nunca tenía las manos quietas, y, siguiendo su costumbre, tomó sus agujas de tejer.
-Estoy esperando -________ se sentía cada vez más impaciente.
-¿A qué?
-A que me eches el sermón.
Emily sonrió.
-Estaba recapacitando. Siempre fuiste tú la que hacía las cosas bien. Yo tenía problemas en el colegio y tú siempre sacabas las mejores notas.
-Las notas del colegio tienen muy poco que ver con la vida real -dijo _______. Todo sería mucho más fácil si pudiera averiguar en una enciclopedia lo que necesitaba saber sobre cómo tratar a Joe.
-Eso ya lo sé, pero no estaba segura de que tú lo supieras.
_______ reconoció que así había sido, al menos hasta que conoció a Joe.
-Necesito preguntarte algo... importante. ¿Cómo supiste que amabas a Robert? ¿Qué te hizo saber que podíais compartir vuestras vidas? -_______ supo que estaba poniendo todas sus cartas boca arriba, pero no quería andarse con rodeos.
Emily dio unas puntadas antes de responder.
-No creo que vaya a gustarte mi respuesta -murmuró, frunciendo ligeramente el ceño-. Lo supe la primera vez que Robert me besó.
________ estuvo a punto de caer de la banqueta, recordando su experiencia con Joe.
-¿Qué pasó?
-Habíamos ido de excursión al bosque de Olympic Península y paramos a descansar. Robert me ayudó a quitarme la mochila. Después, me miró a los ojos y me besó -Emily suspiró al recordar-. No creo que tuviera intención de hacerlo, porque luego parecía realmente sorprendido.
-¿Entonces qué pasó?
-Se quitó su mochila y me preguntó si me había importado que me besara. Naturalmente, le dije que me había gustado. Entonces se sentó junto a mí y volvió a hacerlo, sólo que en esa ocasión no fue un beso ligero, sino uno muy intenso -Emily volvió a suspirar-. En cuanto sus labios tocaron los míos, me quedé paralizada, sin aliento. Cuanto terminó, temblaba tanto que creí que me pasaba algo.
-¿Dirías que sentiste algo parecido a una... a una descarga eléctrica?
-Exacto.
-¿Y nunca habías sentido algo parecido con otro hombre?
-Nunca.
_______ se pasó una mano por el rostro.
-Tienes razón -murmuró-. No me ha gustado tu respuesta.
Emily dejó de tejer y la miró.
-¿Sentiste algo parecido cuando te besó Joe?
______ asintió.
-Me sentí casi electrocutada.
-¡Oh, pobrecita mía! -Emily palmeó cariñosamente la mano de su hermana-. Y no sabes qué hacer, ¿verdad?
-No.
-No esperabas enamorarte.
_______ negó lentamente con la cabeza. Y no podía estar pasándole en el peor momento. La promoción iba a ser anunciada la siguiente semana, y toda su vida podía cambiar si empezaba una relación con Joe. Sólo que no sabía si eso era lo que quería. Lo que estaba sucediendo en su vida había hecho que se tambaleara su cuidadosamente trazado plan.
-¿Estás pensando en el matrimonio? -preguntó Emily.
-Matrimonio -repitió _______, débilmente. Esa parecía la conclusión natural cuando dos personas se enamoraban. Estaba deseando admitir sus sentimientos, pero no estaba completamente segura de que Joe sintiera lo mismo que ella. Tampoco creía estar preparada para comprometerse en algo tan serio. Sabía que no lo estaba, y sólo pensar en ello la dejaba totalmente aturdida.
-No sé -admitió-. No hemos hablado de nada de eso -lo cierto era que Joe y ella ni siquiera habían hablado de salir regularmente.
-Si lo dejas en manos de Joe, el asunto del matrimonio nunca saldrá a relucir. Los hombres nunca quieren hablar de casarse. El tópico queda completamente en manos de las mujeres.
-Oh, vamos...
-Es cierto. Desde que Eva le dio la manzana a Adán, nos hemos visto obligadas a domesticar a los hombres, y nunca resulta más difícil que cuando se trata de convencer a uno de que necesita una esposa.
-¿Robert no quería casarse contigo?
-No seas tonta. Robert es como todos los hombres. Tuve que convencerlo de que eso era lo que quería. La clave está en la sutileza, ______. En otras palabras, perseguí a Robert hasta que él me atrapó.
Desde el momento en que conoció a su cuñado, ______ asumió que había caído rendido a los pies de su hermana y le había propuesto matrimonio. Siempre le pareció obvio que estaban hechos el uno para el otro.
-No sé, Emily -dijo, tras dar un profundo suspiro-. Todo resulta tan confuso. ¿Cómo puedo sentirme tan atraída por ese hombre? ¡No tiene sentido! ¿Sabes lo que hicimos ayer después de ir al parque? -no esperó a que su hermana respondiera-. ¡Nos pusimos a jugar con su Nintendo a juegos de vídeo! ¡Yo! ¡Ni siquiera puedo creerlo! ¡Fue una auténtica pérdida de tiempo!
-¿Lo pasaste bien?
Esa era la pregunta que _______ quería evitar. Se había reído hasta que le dolió el estómago. Se retaron a ver quién sacaba la mejor puntuación, y luego hicieron todo lo posible por sabotear al otro.
Joe descubrió una zona sensible tras su oreja y se dedicó a besarla precisamente en aquel lugar cada vez que estaba a punto de superarlo. Pero ________ descubrió muy pronto cuál era la zona sensible de Joe, y utilizó aquel conocimiento sin misericordia. De manera que acabaron olvidando el Nintendo y se interesaron más en conocerse mutuamente.
-Lo pasamos bien -fue todo lo que quiso admitir.
-¿Y volando la cometa?
Emily no sabía cuándo parar.
-También -reconoció _______, de mala gana-. Y también en el partido de béisbol, el martes.
-¿Joe te llevó a ese partido? Pero si jugaban a media tarde... ¡No me digas que te sacó de la oficina!
______ asintió, sin entrar en detalles.
-Volviendo a ti y a Robert...
-¿Quieres saber cómo lo convencí para que se casara conmigo? Lo cierto es que no fue demasiado difícil.
Tal vez no lo fue para Emily, pero ______ sabía que para ella sería una historia completamente distinta. El problema era que no estaba segura de querer convencer a Joe. De todas maneras, le convenía estar al tanto de todo aquello para futuras referencias, y Emily sabía mucho más que ella sobre aquellos temas. Escucharía lo que su hermana tuviera que decirle y luego decidiría.
-¿Recuerdas el antiguo dicho? «El camino hacia el corazón de un hombre pasa por su estómago». Pues es cierto. Los hombres equiparan la comida a la comodidad y el amor; es un hecho sabido.
-En ese caso, tengo serios problemas -dijo _______. Joe cocinaba mucho mejor que ella. Si no podía atraerlo con su habilidad en la cocina, lo único que le quedaba era su nariz griega. Por doloroso que fuera aceptarlo, lo cierto era que los hombres no se sentían atraídos por ella.
-No te preocupes por eso. El mero hecho de que no puedas preparar una exquisita comida de cinco platos no significa que tu vida haya terminado antes de empezar.
-Sí mi vida de casada. No sé preparar ni una sopa, y lo sabes.
-No me gusta que te valores tan poco, Susannah. Eres brillante y muy bonita, y Nate sería el hombre más afortunado del mundo si se casara contigo.
Susannah bajó la mirada.
-No sé si Nate es de los hombres que acaban casándose -murmuró-. Ni siquiera sé si yo quiero hacerlo.
Emily ignoró aquel comentario.
-Empezaré por enseñarte algo sencillo y luego iremos progresando.
-Sencillo -repitió _______-. No comprendo.
-Galletas -explicó Emily-. No hay hombre sobre la tierra que no aprecie unas galletas caseras. Hay algo mágico en ellas... en serio -añadió, al ver que su hermana la miraba con gesto incrédulo-. Las galletas crean un aura de bendición hogareña. Sé que puede parecer una locura, pero es cierto. Un hombre no puede resistirse a una mujer que le prepara galletas y otros dulces. Le recuerdan a su casa, a su madre, a la leña crepitando en el hogar... -hizo una pausa y suspiró-. Aunque también es cierto que los hombres han luchado contra ese sentimiento desde el comienzo de los tiempos.
-¿Qué sentimiento?
Emily miró fijamente a su hermana.
-La satisfacción doméstica. Es exactamente lo que quieren y necesitan, pero luchan contra ello.
________ meditó sobre las palabras de su hermana.
-Ahora que lo dices, creo que Joe mencionó algo referente a las galletas de chocolate.
-¿Ves a qué me refiero?
_______ no podía creer que estuviera hablando de aquel tema con su hermana. De acuerdo; Joe y ella lo pasaban bien juntos. Pero eso le sucedía a mucha gente. También estaba dispuesta a admitir que se producía buena química entre ellos. Pero ese no era motivo para correr al altar más cercano.
Llevaba un rato tratando de hablar razonablemente con su hermana sobre aquella situación, y, sin saber cómo había sucedido, Emily le estaba hablando sobre el matrimonio y sobre lo conveniente que era saber preparar galletas. A esa marcha, la tendría casada y embarazada antes de que acabara la semana.
-¿Qué tal ha ido la comida con tu hermana? -preguntó Joe esa misma noche. Él había estado en el puerto de Seattle y le había llevado de regalo a ______ un pisapapeles de cristal hecho a base de las cenizas del volcán Mount St. Helen.
-Bien, muy bien -contestó ______ rápidamente-. Hemos hablado mucho.
Joe la rodeó con los brazos, atrapándola contra el mostrador de la cocina.
-Te he echado de menos.
_______ tragó con esfuerzo y murmuró:
-Yo también a ti.
Él deslizó una mano por su pelo, apartándolo de su rostro.
-Has vuelto a soltártelo -susurró contra su oído.
-Sí... Emily dice que a ella también le gusta más así.
Hablar no debería ser tan difícil, pensó ______, pero lo cierto era que le costaba hacerlo cada vez que Joe la tocaba.
Tras hablar con su hermana, había decidido que debía permitir que las cosas se enfriaran una temporada entre Joe y ella. Todo iba demasiado deprisa. No estaba lista para aquello, y no creía que Nate lo estuviera.
Cuando la besó en el cuello, tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para mantenerse en pie. Y cuando empezó a ascender lentamente con sus labios hasta su boca, sintió que se derretía.
Para cuando Joe volvió a su apartamento, ella estaba temblando por dentro y por fuera. Sin darse cuenta exacta de lo que hacía, fue hasta la cocina. Miró al teléfono un largo rato. Llamar a Emily le exigía hacer uso de todo el valor que poseía. Respiró profundamente, descolgó el auricular y marcó el número.
-Emily -dijo, cuando su hermana contestó-, ¿tienes una receta para hacer galletas de chocolate?
__________________________________
Eso es todo por hoy =) Espero hayan disfrutado del capíyulo.
Hoy no me dio chance de colocarles un preview :( Discúlpenme por eso. Si puedo se los coloco mañana.
Besos y gracias por leer.
VI
Hacía una mañana clara y soleada. Incapaz de resistirse, ______ abrió la puerta del balcón y dejó que la brisa salada de la bahía Eliott invadiera su apartamento. Sentada en el suelo de la cocina con una sartén y una cuchara de madera, Michelle se dedicaba a mostrar sus talentos musicales golpeando con ruidoso entusiasmo.
Cuando sonó el teléfono, ______ supo que era Joe.
-Buenos días -dijo, apartándose el pelo del rostro. No se lo había recogido al vestirse, sabiendo que Joe lo prefería suelto, y no trató de engañarse con excusas al respecto.
-Buenos días -contestó él-. ¿Ha venido a visitarte algún batería?
-No, es una amiga especial. Creo que le gustaría saludarte. Espera un momento -_______ dejó el auricular del teléfono y alzó a Michelle del suelo. Sosteniendo a la niña en su cadera, apoyó el auricular del teléfono sobre uno de sus pequeños oídos. Como obedeciendo a una señal, balbuceó unas ininteligibles sílabas.
-Creo que ha dicho buenos días -explicó ______.
-¿Michelle?
-¿Qué otros bebés me visitarían?
-¿Cuántas chicas Simmons hay?
-Sólo Emily y yo -contestó ______ con una suave risa-, pero te aseguro que dimos tanta guerra como si hubiéramos sido cuatro.
La risa de Joe fue cálida y seductora.
-¿Estas de humor como para tener más compañía?
-Por supuesto. Si traes las galletas, yo pondré el café.
-Trato hecho.
Unos minutos después, Joe comprendió la poca resistencia que estaba poniendo en los últimos días a las propuestas de Joe. Desde el partido de béisbol, había tratado de evitarlo, pero le había resultado muy difícil hacerlo, aunque, en el fondo, sabía que era imposible que entre ellos hubiera algo más que amistad. Sin embargo la tarde del partido no pudo evitar un fuerte sentimiento de euforia y excitación. Estar con Joe era como recuperar parte de su juventud. Verlo era divertido, sin duda, pero su relación no tenía futuro, y ______ no dejaba de recordarse ese hecho cada vez que estaban juntos. Joe Jonas era como un inesperado brote de sol en un cielo cubierto de nubes, y éstas acabarían por ocultarlo, como siempre sucedía. No iba a ser tan tonta como para creer que pudiera haber algo permanente entre ellos.
Cuando Joe llegó, la reunión quedó completa. Tomó a Michelle en sus brazos y ______ rió al oír los grititos de alegría de la niña.
-¿Dónde está Emily? -preguntó él.
-De compras. No estará fuera más de una o dos horas.
Con Michelle en un brazo, Joe fue a la cocina, donde _______ servía el café.
-Ha crecido, ¿verdad? -preguntó ella.
-¿Es eso otro diente? -preguntó Joe, mirando el interior de la boca de la niña.
-Puede -replicó ______, mirando a su vez.
Joe pasó el brazo que tenía libre en torno a sus hombros y sonrió. Sus ojos, tan claros y azules, fueron suficientes para dejar a Susannah sin voluntad.
-Llevas el pelo suelto -murmuró, acariciándola con la mirada. Ella asintió, sin saber qué responder, aunque pasaron por su mente docenas de posibles excusas. Pero ninguna de ellas habría sido cierta-: ¿Por mí?
Una vez más, ______ contestó con un ligero gesto de asentimiento.
-Gracias -susurró Joe.
Dándose apenas cuenta de lo que hacía, _____ se inclinó hacia él y se apoyó contra su sólido cuerpo. Cuando Joe la besó, estuvo a punto de derretirse en sus brazos.
Michelle parecía encontrar muy divertido tener a dos adultos tan cerca. Tomó un mechón de pelo de ______ y tiró hasta que ésta se vio forzada a apartarse de Nate.
-Hmm -dijo él cuando alzó la cabeza-. Sabes mejor que cualquier dulce.
Sintiéndose repentinamente tímida, ______ centró su atención en dejar las galletas en la mesa.
-¿Tienes planes para hoy? -preguntó Joe, mientras se sentaba en una silla y colocaba a Michelle en su regazo.
De momento, Michelle parecía satisfecha, pero ______ sabía por experiencia que pronto querría volver al suelo.
-Yo... tenía pensado ir a la oficina una o dos horas.
-No creo -dijo Joe.
-¿No crees? -preguntó ella, sorprendida.
-Voy a sacarte de casa -Joe hizo una pausa y deslizó la mirada por los pantalones azul marino y el jersey blanco que llevaba puesto ______-. Supongo que no tendrás unos vaqueros.
_______ asintió. Los tenía, aunque hacía años que no se los ponía.
-No sé qué tal me quedarán.
-Ve a probártelos.
-¿Por qué? ¿Qué tienes planeado hacer?
-Hoy vamos a volar una cometa -dijo Joe con toda naturalidad, como si aquello fuera algo que hubieran hecho varias veces.
______ pensó que no había entendido.
-Has oído bien, así que no te quedes ahí parada con los ojos abiertos como platos.
-Pero... las cometas... son para niños -con más convicción, _____ añadió-: Además, resulta que no tengo una guardada en mi armario. Y volar cometas es algo que suelen hacer los padres con sus hijos.
-Lo puede hacer cualquiera. Los adultos también pueden divertirse. No te preocupes por nada. He construido una muy grande y está lista para ser probada.
-¿Una cometa? -repitió _______, conteniendo el deseo de reír. La última vez que intentó volar una cometa tendría unos doce años.
Mientras buscaba en su armario los vaqueros, su hermana volvió de la compra. Joe fue a abrir, pero la puerta del dormitorio estaba entreabierta, y ______ pudo escuchar la conversación. Contuvo el aliento, primero porque sus caderas eran un poco más anchas que la última vez que se puso los vaqueros, y también porque nunca podía estar segura de lo que su hermana fuera a decir. O hacer.
Sería típico de Emily empezar a decirle a Joe lo adecuada que sería ______ como esposa.
-Joe -oyó que decía su hermana-, eres muy amable ayudando a cuidar a Michelle.
-No tiene importancia. _______ saldrá en un momento; se está poniendo unos vaqueros. Vamos a ir al parque Gas a volar una cometa.
Hubo una breve pausa.
-¿______ con vaqueros y volando una cometa? ¿Quieres decir que va a ir contigo?
-Por supuesto que voy a ir. Y no te asombres tanto -dijo ______, entrando en el cuarto de estar-. ¿Qué tal han ido las compras?
Emily no parecía poder cerrar la boca. Miró a su hermana hasta avergonzarla. Luego volvió la mirada hacia Joe y de nuevo a su hermana.
_______ comprendió que debía tener un aspecto muy distinto con vaqueros y el pelo suelto, pero no creía que fuera para tanto.
-¿Emily? -movió la mano frente a los ojos de su hermana para hacerle volver a tierra.
-Oh... la compra ha ido muy bien. He conseguido comprar todas las especias que quería.
-Estupendo -dijo _______, entusiasmada, tratando de distraer la atención de su hermana-. Michelle se ha portado muy bien. Si quieres que vuelva a cuidarla, sólo tienes que decirlo.
Emily volvió a abrir los ojos de par en par. Luego tragó y asintió.
-Gracias. Lo recordaré.
El cielo estaba tan azul como los ojos de Joe, pensó ______, sentada en la mullida hierba del parque, con las rodillas dobladas bajo su barbilla. El viento movía la cometa de Joe atrás y adelante mientras él iba de una colina a la otra, dejando que la brisa llevara su colorida creación en diversas direcciones.
Cerró los ojos y dejó que el sol calentara su rostro. Sintió deseos de echar atrás la cabeza y reír, sin más motivo que el placer que le producía en aquellos momentos estar viva.
-Estoy agotado -dijo Joe, dejándose caer en la hierba junto a ella. Se tumbó de espaldas, con los brazos y las piernas totalmente estirados.
-¿Dónde está la cometa?
-Se la he dado a uno de los niños que no tenía.
_______ sonrió. La generosidad era una característica de Joe. Había pasado horas diseñando y construyendo la cometa y sin embargo la había regalado impulsivamente sin pensárselo dos veces.
-De hecho, le he rogado que la aceptara, porque de lo contrario iba a acabar exhausto -añadió Joe-. No dejes que nadie te diga lo contrario; volar una cometa es trabajo duro.
_______ había evitado cuidadosamente abordar el tema del trabajo con Joe. Desde el primer momento, él había sido completamente sincero con ella. Sabía que si le preguntara sobre su profesión, o su carencia de ella, le diría la verdad.
Pero también sabía que lo que no supiera de él no podía disgustarla. Al parecer, Joe tenía bastante dinero. Desde luego, no parecía pasar dificultades financieras. Pero era su actitud lo que le preocupaba. Parecía ver la vida simplemente como una gran aventura. Saltaba de un interés a otro sin aparente ritmo o motivo. Nada parecía más importante o vital que el momento.
-Estás frunciendo el ceño -dijo Joe. Pasó una mano tras el cuello de _______ y la atrajo hasta que sus rostros se encontraron a escasos centímetros de distancia-. ¿No lo estas pasando bien?
______ asintió, incapaz de negar lo evidente.
-Entonces, ¿cuál es el problema?
-Ninguno.
Joe dudó y las comisuras de su boca se alzaron sensualmente.
-Es una suerte que decidieras no hacerte abogado -dijo, con una traviesa sonrisa-. Nunca podrías engañar a un jurado.
A ______ le sorprendió que Joe supiera que en una época quiso estudiar derecho.
-No te sorprendas tanto -continuó él-. Emily me ha contado que en otra época pensaste en hacerte abogada.
_______ parpadeó un par de veces y luego sonrió. Se apartó un mechón de pelo de la frente, decidida a no arruinar aquella magnífica tarde con sus preocupaciones.
-Bésame, _______ -susurró Joe. El humor había abandonado sus rasgos y su mirada buscó la de ella. ______ miró instintivamente a su alrededor. El parque estaba abarrotado, y había niños por todas partes-. No -dijo Joe, apoyando las manos en sus mejillas-. No te preocupes porque nos estén viendo. Quiero que me beses a pesar de los espectadores.
-Pero...
-Si no me besas, tendré que besarte yo. Y si lo hago, prepárate, porque...
Sin dejarle terminar, _______ inclinó el rostro lo suficiente para besarlo en los labios. Incluso aquel leve contacto bastó para hacer que la sangre corriera ardiente por sus venas.
-¿Eres siempre tan recatada? -preguntó Joe cuando ella alzó la cabeza.
-En público, sí.
Los ojos de Joe sonreían una vez más y _______ pensó que podría hundirse en ellos. Joe exhaló y luego se puso en pie con una energía que ella no pudo evitar envidiar.
-Estoy hambriento -dijo él, alargando una mano hacia ______ para ayudarla a levantarse-. Pero espero que comprendas que el apetito que siento no es de comida -susurró, acercándose a su oído y pasándole una mano por la cintura-. Estoy loco por ti, _______ Simmons. En algún momento vamos a tener que hacer algo al respecto.
-Espero no haber llegado demasiado temprano -dijo ______ mientras entraba en la casa de su hermana. Cuando Emily la llamó para invitarla a comer el domingo, no se molestó en ocultar sus intenciones. Estaba deseando sonsacar a Susannah todo lo posible sobre sus relaciones con Joe Jonas. Una semana atrás, ______ habría buscado una excusa para librarse de ir. Pero después de haber pasado todo el sábado con Joe, se sentía tan confusa que estaba deseando hablar de ello con su hermana, que parecía mucho más competente que ella para tratar las relaciones hombre mujer.
-Llegas justo a tiempo -dijo Emily, saliendo de la cocina para recibirla. Llevaba puesta una falda larga y un delantal, y su largo pelo colgaba en una coleta que le llegaba a la mitad de la espalda.
-Toma -_______ entregó a su hermana una botella de chardonnay, esperando que fuera una bebida apropiada para la comida.
-Qué detalle -murmuró Emily, empujándola suavemente hacia la cocina. La encimera estaba abarrotada de botes de salsa de tomate recién preparada. Una ristra de ajos colgaba junto al fregadero y había una hilera de coloridas plantas en la repisa de la ventana.
-Sea lo que sea lo que estés preparando, huele muy bien.
-Es puré de lentejas -Emily abrió el horno y sacó una fuente-. Esta mañana he preparado una tarta de manzana. Naturalmente, he utilizado manzanas reinetas, así que no tienes por qué preocuparte.
-Oh, estupendo -aquella no era la mayor preocupación de _______-. ¿Dónde está Michelle? -tanto la niña como el padre parecían sospechosamente ausentes.
Emily se volvió hacia su hermana con gesto ligeramente culpable, y ésta comprendió que había tomado medidas realmente radicales para poder estar a solas con ella. Sin duda, estaba deseando obtener toda la información posible sobre Joe.
-¿Qué tal lo pasasteis en el parque? -preguntó.
________ se sentó en una banqueta alta y se puso cómoda para el interrogatorio que sin duda se avecinaba.
-Lo pasamos muy bien.
-Te gusta Joe, ¿verdad?
La palabra «gustar» no expresaba con exactitud lo que _______ sentía por su vecino. En contra del sentido común más elemental, se estaba enamorando de él. No era lo que quería, pero tampoco podía evitarlo.
-Sí, me gusta -contestó, tras una significativa pausa.
Emily pareció encantada al oírla.
-Eso suponía -dijo, asintiendo. Colocó una banqueta junto a su hermana y se sentó. Emily casi nunca tenía las manos quietas, y, siguiendo su costumbre, tomó sus agujas de tejer.
-Estoy esperando -________ se sentía cada vez más impaciente.
-¿A qué?
-A que me eches el sermón.
Emily sonrió.
-Estaba recapacitando. Siempre fuiste tú la que hacía las cosas bien. Yo tenía problemas en el colegio y tú siempre sacabas las mejores notas.
-Las notas del colegio tienen muy poco que ver con la vida real -dijo _______. Todo sería mucho más fácil si pudiera averiguar en una enciclopedia lo que necesitaba saber sobre cómo tratar a Joe.
-Eso ya lo sé, pero no estaba segura de que tú lo supieras.
_______ reconoció que así había sido, al menos hasta que conoció a Joe.
-Necesito preguntarte algo... importante. ¿Cómo supiste que amabas a Robert? ¿Qué te hizo saber que podíais compartir vuestras vidas? -_______ supo que estaba poniendo todas sus cartas boca arriba, pero no quería andarse con rodeos.
Emily dio unas puntadas antes de responder.
-No creo que vaya a gustarte mi respuesta -murmuró, frunciendo ligeramente el ceño-. Lo supe la primera vez que Robert me besó.
________ estuvo a punto de caer de la banqueta, recordando su experiencia con Joe.
-¿Qué pasó?
-Habíamos ido de excursión al bosque de Olympic Península y paramos a descansar. Robert me ayudó a quitarme la mochila. Después, me miró a los ojos y me besó -Emily suspiró al recordar-. No creo que tuviera intención de hacerlo, porque luego parecía realmente sorprendido.
-¿Entonces qué pasó?
-Se quitó su mochila y me preguntó si me había importado que me besara. Naturalmente, le dije que me había gustado. Entonces se sentó junto a mí y volvió a hacerlo, sólo que en esa ocasión no fue un beso ligero, sino uno muy intenso -Emily volvió a suspirar-. En cuanto sus labios tocaron los míos, me quedé paralizada, sin aliento. Cuanto terminó, temblaba tanto que creí que me pasaba algo.
-¿Dirías que sentiste algo parecido a una... a una descarga eléctrica?
-Exacto.
-¿Y nunca habías sentido algo parecido con otro hombre?
-Nunca.
_______ se pasó una mano por el rostro.
-Tienes razón -murmuró-. No me ha gustado tu respuesta.
Emily dejó de tejer y la miró.
-¿Sentiste algo parecido cuando te besó Joe?
______ asintió.
-Me sentí casi electrocutada.
-¡Oh, pobrecita mía! -Emily palmeó cariñosamente la mano de su hermana-. Y no sabes qué hacer, ¿verdad?
-No.
-No esperabas enamorarte.
_______ negó lentamente con la cabeza. Y no podía estar pasándole en el peor momento. La promoción iba a ser anunciada la siguiente semana, y toda su vida podía cambiar si empezaba una relación con Joe. Sólo que no sabía si eso era lo que quería. Lo que estaba sucediendo en su vida había hecho que se tambaleara su cuidadosamente trazado plan.
-¿Estás pensando en el matrimonio? -preguntó Emily.
-Matrimonio -repitió _______, débilmente. Esa parecía la conclusión natural cuando dos personas se enamoraban. Estaba deseando admitir sus sentimientos, pero no estaba completamente segura de que Joe sintiera lo mismo que ella. Tampoco creía estar preparada para comprometerse en algo tan serio. Sabía que no lo estaba, y sólo pensar en ello la dejaba totalmente aturdida.
-No sé -admitió-. No hemos hablado de nada de eso -lo cierto era que Joe y ella ni siquiera habían hablado de salir regularmente.
-Si lo dejas en manos de Joe, el asunto del matrimonio nunca saldrá a relucir. Los hombres nunca quieren hablar de casarse. El tópico queda completamente en manos de las mujeres.
-Oh, vamos...
-Es cierto. Desde que Eva le dio la manzana a Adán, nos hemos visto obligadas a domesticar a los hombres, y nunca resulta más difícil que cuando se trata de convencer a uno de que necesita una esposa.
-¿Robert no quería casarse contigo?
-No seas tonta. Robert es como todos los hombres. Tuve que convencerlo de que eso era lo que quería. La clave está en la sutileza, ______. En otras palabras, perseguí a Robert hasta que él me atrapó.
Desde el momento en que conoció a su cuñado, ______ asumió que había caído rendido a los pies de su hermana y le había propuesto matrimonio. Siempre le pareció obvio que estaban hechos el uno para el otro.
-No sé, Emily -dijo, tras dar un profundo suspiro-. Todo resulta tan confuso. ¿Cómo puedo sentirme tan atraída por ese hombre? ¡No tiene sentido! ¿Sabes lo que hicimos ayer después de ir al parque? -no esperó a que su hermana respondiera-. ¡Nos pusimos a jugar con su Nintendo a juegos de vídeo! ¡Yo! ¡Ni siquiera puedo creerlo! ¡Fue una auténtica pérdida de tiempo!
-¿Lo pasaste bien?
Esa era la pregunta que _______ quería evitar. Se había reído hasta que le dolió el estómago. Se retaron a ver quién sacaba la mejor puntuación, y luego hicieron todo lo posible por sabotear al otro.
Joe descubrió una zona sensible tras su oreja y se dedicó a besarla precisamente en aquel lugar cada vez que estaba a punto de superarlo. Pero ________ descubrió muy pronto cuál era la zona sensible de Joe, y utilizó aquel conocimiento sin misericordia. De manera que acabaron olvidando el Nintendo y se interesaron más en conocerse mutuamente.
-Lo pasamos bien -fue todo lo que quiso admitir.
-¿Y volando la cometa?
Emily no sabía cuándo parar.
-También -reconoció _______, de mala gana-. Y también en el partido de béisbol, el martes.
-¿Joe te llevó a ese partido? Pero si jugaban a media tarde... ¡No me digas que te sacó de la oficina!
______ asintió, sin entrar en detalles.
-Volviendo a ti y a Robert...
-¿Quieres saber cómo lo convencí para que se casara conmigo? Lo cierto es que no fue demasiado difícil.
Tal vez no lo fue para Emily, pero ______ sabía que para ella sería una historia completamente distinta. El problema era que no estaba segura de querer convencer a Joe. De todas maneras, le convenía estar al tanto de todo aquello para futuras referencias, y Emily sabía mucho más que ella sobre aquellos temas. Escucharía lo que su hermana tuviera que decirle y luego decidiría.
-¿Recuerdas el antiguo dicho? «El camino hacia el corazón de un hombre pasa por su estómago». Pues es cierto. Los hombres equiparan la comida a la comodidad y el amor; es un hecho sabido.
-En ese caso, tengo serios problemas -dijo _______. Joe cocinaba mucho mejor que ella. Si no podía atraerlo con su habilidad en la cocina, lo único que le quedaba era su nariz griega. Por doloroso que fuera aceptarlo, lo cierto era que los hombres no se sentían atraídos por ella.
-No te preocupes por eso. El mero hecho de que no puedas preparar una exquisita comida de cinco platos no significa que tu vida haya terminado antes de empezar.
-Sí mi vida de casada. No sé preparar ni una sopa, y lo sabes.
-No me gusta que te valores tan poco, Susannah. Eres brillante y muy bonita, y Nate sería el hombre más afortunado del mundo si se casara contigo.
Susannah bajó la mirada.
-No sé si Nate es de los hombres que acaban casándose -murmuró-. Ni siquiera sé si yo quiero hacerlo.
Emily ignoró aquel comentario.
-Empezaré por enseñarte algo sencillo y luego iremos progresando.
-Sencillo -repitió _______-. No comprendo.
-Galletas -explicó Emily-. No hay hombre sobre la tierra que no aprecie unas galletas caseras. Hay algo mágico en ellas... en serio -añadió, al ver que su hermana la miraba con gesto incrédulo-. Las galletas crean un aura de bendición hogareña. Sé que puede parecer una locura, pero es cierto. Un hombre no puede resistirse a una mujer que le prepara galletas y otros dulces. Le recuerdan a su casa, a su madre, a la leña crepitando en el hogar... -hizo una pausa y suspiró-. Aunque también es cierto que los hombres han luchado contra ese sentimiento desde el comienzo de los tiempos.
-¿Qué sentimiento?
Emily miró fijamente a su hermana.
-La satisfacción doméstica. Es exactamente lo que quieren y necesitan, pero luchan contra ello.
________ meditó sobre las palabras de su hermana.
-Ahora que lo dices, creo que Joe mencionó algo referente a las galletas de chocolate.
-¿Ves a qué me refiero?
_______ no podía creer que estuviera hablando de aquel tema con su hermana. De acuerdo; Joe y ella lo pasaban bien juntos. Pero eso le sucedía a mucha gente. También estaba dispuesta a admitir que se producía buena química entre ellos. Pero ese no era motivo para correr al altar más cercano.
Llevaba un rato tratando de hablar razonablemente con su hermana sobre aquella situación, y, sin saber cómo había sucedido, Emily le estaba hablando sobre el matrimonio y sobre lo conveniente que era saber preparar galletas. A esa marcha, la tendría casada y embarazada antes de que acabara la semana.
-¿Qué tal ha ido la comida con tu hermana? -preguntó Joe esa misma noche. Él había estado en el puerto de Seattle y le había llevado de regalo a ______ un pisapapeles de cristal hecho a base de las cenizas del volcán Mount St. Helen.
-Bien, muy bien -contestó ______ rápidamente-. Hemos hablado mucho.
Joe la rodeó con los brazos, atrapándola contra el mostrador de la cocina.
-Te he echado de menos.
_______ tragó con esfuerzo y murmuró:
-Yo también a ti.
Él deslizó una mano por su pelo, apartándolo de su rostro.
-Has vuelto a soltártelo -susurró contra su oído.
-Sí... Emily dice que a ella también le gusta más así.
Hablar no debería ser tan difícil, pensó ______, pero lo cierto era que le costaba hacerlo cada vez que Joe la tocaba.
Tras hablar con su hermana, había decidido que debía permitir que las cosas se enfriaran una temporada entre Joe y ella. Todo iba demasiado deprisa. No estaba lista para aquello, y no creía que Nate lo estuviera.
Cuando la besó en el cuello, tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para mantenerse en pie. Y cuando empezó a ascender lentamente con sus labios hasta su boca, sintió que se derretía.
Para cuando Joe volvió a su apartamento, ella estaba temblando por dentro y por fuera. Sin darse cuenta exacta de lo que hacía, fue hasta la cocina. Miró al teléfono un largo rato. Llamar a Emily le exigía hacer uso de todo el valor que poseía. Respiró profundamente, descolgó el auricular y marcó el número.
-Emily -dijo, cuando su hermana contestó-, ¿tienes una receta para hacer galletas de chocolate?
__________________________________
Eso es todo por hoy =) Espero hayan disfrutado del capíyulo.
Hoy no me dio chance de colocarles un preview :( Discúlpenme por eso. Si puedo se los coloco mañana.
Besos y gracias por leer.
Dayi_JonasLove!*
Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
Lo piensa mucho hahahahah pero bueno asi es la vida.
Me encanta que sea así, creo que, al final cuando sea tarde sabra que Joe es el dueño de una super corporación que hizo una fortuna muy joven y esta retirado. Lo presiento.
Siguela :D
Me encanta que sea así, creo que, al final cuando sea tarde sabra que Joe es el dueño de una super corporación que hizo una fortuna muy joven y esta retirado. Lo presiento.
Siguela :D
Creadora
Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
ayy ame el cap!!!
la rayis queiera a joe
y joe tambien al queire a ella :9
waaa me encanta
siguela
la rayis queiera a joe
y joe tambien al queire a ella :9
waaa me encanta
siguela
andreita
Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
jajajaja
ya quiere hacer esas recetas de galletas jeje
me encanto el capitulo
espero q la sigas pronto xq cada vez
amo mas tu novela :)
ya quiere hacer esas recetas de galletas jeje
me encanto el capitulo
espero q la sigas pronto xq cada vez
amo mas tu novela :)
ElitzJb
Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
nueva lectora!!!
Me encanta la nove!
Joe es tan lindo lo amo!!
Siguela!!!
Me encanta la nove!
Joe es tan lindo lo amo!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
¡Hola! :D Gracias a todas por leer, y disculpen la demora. Intentaré recompensarlas con dos capítulos. Disfrútenlos ;) Este hizo que quisiera comerme a Joe a besos, jajajaja.
La receta para las galletas de chocolate quedó aparcada en un cajón de la cocina. El impulso de prepararlas pasó casi de inmediato y la fría razón se impuso.
El lunes por la mañana, de vuelta en el despacho, ______ comprendió lo cerca que había estado de perder la cordura. La vicepresidencia estaba prácticamente al alcance de su mano, y había trabajado demasiado tiempo y demasiado duro como para dejar que se le escapara entre los dedos simplemente porque sintiera una ligera debilidad cuando Joe la besaba. El mero hecho de contemplar algo que fuera más allá de la mera amistad sería como... como amputarse la mano derecha por tener una pequeña astilla en el dedo índice. Se había excedido en sus reacciones, cosa que era comprensible, ya que nunca había experimentado una atracción tan intensa por un hombre.
-La llaman por la línea uno -dijo la señora Brooks. Tras una breve pausa, su secretaria añadió-: Creo que es ese joven tan agradable que pasó a recogerla la semana pasada.
Joe. Cuadrando los hombros, ______ descolgó el teléfono.
-______ Simmons al aparato.
-Buenos días, preciosa.
-Hola, Joe -contestó ella con frialdad-. ¿Qué puedo hacer por ti?
Joe rió.
-Esa pregunta resulta realmente sugerente. Te aseguro que no querrías oír la respuesta, cariño.
_______ cerró brevemente los ojos.
-Discúlpame, Joe, pero estoy muy ocupada. ¿Qué quieres?
-¿Aparte de tu cuerpo?
_______ se ruborizó intensamente.
-Creo que será mejor que terminemos esta conversación...
-De acuerdo, de acuerdo, lo siento. Acabo de despertarme y estaba pensando en lo agradable que sería que pudiéramos escaparnos a pasar el día por ahí. ¿Puedo tentarte para que vayamos al mar? Podríamos recoger conchas, hacer un castillo de arena y luego cantar nuestras canciones favoritas en torno a una hoguera.
-Por si te interesa saberlo, llevo levantada varias horas. Y, ya que pareces haberlo olvidado, tengo un trabajo... un trabajo importante. Al menos es importante para mí. Y ahora, si no te importa, ¿podrías decirme exactamente para qué has llamado, aparte de para avergonzarme?
-Para comer.
-Hoy no puede ser. Tengo una cita.
-De acuerdo -Joe suspiró, claramente frustrado-. ¿Y para cenar?
-Voy a trabajar hasta tarde y pienso encargar algo. Gracias de todos modos.
-_______ -dijo Joe, con evidente impaciencia-, ¿vamos a volver a pasar por esto? A estas alturas ya deberías saber que evitarme no sirve de nada.
«Tal vez no», pensó ______, pero, sin duda, ayudaba.
-Estoy muy ocupada, Joe. Tal vez deberíamos continuar con esta conversación en otro momento.
-Por ejemplo el año que viene, ¿no? Te conozco. Estarías dispuesta a enterrar la cabeza en la arena durante los próximos quince años si yo no fuera a darte unos empujones. Te juro que nunca he conocido a una mujer más testaruda.
-Adiós, Joe.
-¿Y si quedamos a cenar? -insistió él-. Vamos, cambia de opinión. Tenemos mucho de qué hablar.
-No. No te estaba mintiendo. Tengo que trabajar hasta tarde. Lo cierto es que ni ahora, ni esta noche, puedo salir a jugar.
-Uf. Eso ha dolido.
-Puede que me haya acercado demasiado a la diana.
Un breve silencio siguió a la respuesta de _______.
-Puede que sí -murmuró Joe, pensativo-. Pero antes de que colguemos, quiero saber cuándo voy a poder volver a verte.
_______ alargó una mano para pasar las hojas de su agenda.
-¿Qué te parece el jueves a la hora de comer?
-De acuerdo -dijo Joe-. Hasta el jueves al mediodía.
_______ mantuvo la mano sobre el auricular largo rato después de colgar. Por absurdo que pareciera, la idea de pasar la tarde en la playa con Joe resultaba demasiado atractiva. Lo que aquel hombre le hacía sentir y pensar casi le daba miedo. Su carrera peligraba. Debía hacer algo, pero no sabía qué.
Una hora más tarde, la señora Brooks llamó a su puerta y pasó al interior con un gran ramo de rosas rojas.
-Acaban de llegar.
-¿Para mí? -_______ pensó que debía haber algún error. Nadie le había enviado nunca rosas.
-En la tarjeta está escrito su nombre -contestó su secretaria. Tomó un pequeño sobre blanco de entre las flores y se lo alcanzó.
_______ no leyó la tarjeta hasta que la señora Brooks salió del despacho. Las rosas eran de Joe, que le decía que lamentaba haberla interrumpido. Tenía razón, decía. Aquel no era momento de salir a jugar. Se despedía con un beso. Cerrando los ojos, _______ sostuvo la tarjeta contra su pecho y luchó contra un repentino brote de emoción. Lo menos que podía hacer Joe era dejar de ser tan encantador. Así todo sería más fácil.
______ terminó relativamente pronto aquella tarde y volvió a casa poco después de las siete. Su apartamento estaba oscuro y vacío... pero así solía encontrarlo cada noche, y no comprendía por qué le importaba ahora. Sin embargo, así era.
Hasta que estuvo frente a la puerta del piso de Joe no comprendió lo impulsivo que se había vuelto su comportamiento desde que lo había conocido. Estaba haciendo todo lo posible por evitarlo, y. a la vez, no podía mantenerse alejada.
-_______ -dijo Joe cuando abrió la puerta-. Qué agradable sorpresa.
-Yo... quería agradecerte las rosas. Son preciosas, y ha sido un detalle muy agradable por tu parte.
Joe se apartó a un lado.
-Adelante. Te invito a tomar café.
-No, gracias. Tengo cosas que hacer, pero quería agradecerte las flores... y disculparme si he sido demasiado cortante por teléfono. Los lunes por la mañana no son exactamente mi mejor momento.
Sonriendo, Joe se apoyó contra el quicio de la puerta y se cruzó de brazos.
-Soy yo quien te debe una disculpa. No he debido llamarte por teléfono esta mañana. Hacerlo ha sido egoísta. Tu trabajo es importante y estos son días de ansiedad para ti. ¿No me dijiste que tendrías noticias sobre el ascenso en una o dos semanas?
_______ asintió.
-Puede que te cueste creer esto -continuó Joe-, pero no quisiera hacer o decir nada que te pusiera las cosas difíciles en ese aspecto. Eres una trabajadora entregada y comprometida, y mereces ser la primera mujer vicepresidenta de H&J Lima.
Su confianza en ella era reconfortante, pero también desconcertante. Por lo que ______ había visto, lo último que apreciaba Joe era el trabajo duro y sus recompensas.
-Si consigo ese ascenso -dijo, mirándolo a los ojos-, las cosas cambiarán entre nosotros. Apenas tendré tiempo libre durante una temporada.
-¿Significa eso que no podrás salir a jugar tan a menudo? -preguntó Joe, y su boca se curvó en una sensual sonrisa. Estaba burlándose cariñosamente de ______ con las mismas palabras que ella había utilizado esa mañana.
-Exacto.
-Eso puedo aceptarlo. Sólo... -Joe dudó.
-¿Qué? -preguntó _______, sorprendida por el ceño fruncido de Joe, cosa nada habitual en él.
-Quiero que hagas todo lo posible por alcanzar tus sueños, pero hay muchos precipicios en el camino a los que debes estar atenta.
En ese momento fue _______ la que frunció el ceño. No estaba segura de entender lo que decía Nate. Al ver su gesto confuso, éste añadió:
-Lo que quiero decir es que no debes perder la perspectiva de quién eres a causa de esa vicepresidencia. Y debes tener en cuenta el precio que vas a pagar por ella.
A continuación, Joe dio un paso adelante, miró a _______ a los ojos y la besó suavemente en los labios. Luego, reacio, se apartó.
_______ dudó un segundo y luego se colocó entre los brazos de Joe, como si aquel fuera el lugar al que perteneciera. No estaba segura de haber entendido lo que le había dicho, pero la ternura que había apreciado en su voz era inconfundible.
_______ despertó alrededor de media noche, y, dándose la vuelta, ajustó la almohada bajo su cabeza. El reloj de la mesilla indicaba que sólo había dormido un par de horas. Bostezó, preguntándose qué la habría despertado. Cerró los ojos, dispuesta a seguir durmiendo. Trató de visualizarse aceptando la promoción de vicepresidenta.
Volvió a abrir los ojos al recordar a Joe diciéndole que no debía olvidar quién era. ¿Quién era? Una lista de posibles respuestas pasaron por su mente. Era ______ Simmons, futura vicepresidenta a cargo de la sección de ventas de la empresa de prendas deportivas más importante del país. Era una hija, una hermana, una tía... y entonces comprendió. Era una mujer. Eso era lo que Joe había tratado de decirle. Era el mismo mensaje que Emily trató de transmitirle el domingo. Desde el momento en que se propuso alcanzar unas metas, había dedicado su vida a su profesión, apartando a un lado cada parte femenina de sí misma. Ahora había llegado el momento de enfrentarse a aquel aspecto de su vida.
Al día siguiente, después del trabajo, ______ estaba apoyada contra la encimera de la cocina, tratando de sacar el pesado robot de cocina de su caja. La receta de galletas de chocolate que le había dado Emily daba para preparar tres docenas. Después de su viaje al supermercado y a la tienda de electrodomésticos, cada galleta le iba a costar cuatro dólares.
Pero el precio daba lo mismo. Estaba dispuesta a demostrar algo importante... ¡aunque no estaba exactamente segura de qué! Habría preferido ignorar toda la charla de su hermana sobre las galletas como símbolo de lo hogareño y amoroso. Lo cierto era que no creía en la teoría de Emily, pero quería intentarlo de todos modos. Tal vez quería demostrarse algo a sí misma. Ya no estaba segura. Lo único que sabía era que sentía una urgencia increíble por hacer las galletas.
Emily le había dado la receta, y, a fin de cuentas, ¿hasta qué punto resultaría difícil hacer unas galletas?
No mucho, decidió veinte minutos después, cuando tenía todo lo necesario extendido en la encimera. Se subió las mangas de la camisa y encendió la radio para tener compañía. Luego se puso una camisa vieja en torno a la cintura a modo de delantal.
El robot de cocina estaba mezclando la mantequilla y el azúcar y, sintiéndose muy orgullosa de sí misma, _______ fue rompiendo los huevos en el borde del recipiente.
-¡Maldita sea! -exclamó cuando media cáscara cayó entre las batientes hojas. Impotente, vio como éstas rompían la frágil cáscara en mil pedazos. Encogiéndose de hombros, decidió que un poco de proteína extra, ¿o era calcio?, no le haría daño a nadie. Finalmente, apagó el robot y echó la harina y los trocitos de chocolate.
El horno estaba precalentado a la temperatura indicada por la receta. ______ colocó una brillante hoja de papel en la base y luego fue poniendo la masa. Fina-lamente, cerró la puerta del horno y colocó el reloj para que se apagara a los doce minutos.
Sintiéndose excepcionalmente orgullosa de lo fácil que había resultado todo, se sirvió una taza de café y se sentó a la mesa con el periódico de la tarde.
Unos minutos después olió a humo. Olfateando suspicazmente el aire, dejó el periódico a un lado. No podían ser las galletas; llevaban en el horno menos de cinco minutos. De todos modos, para asegurarse, tomó un trapo de cocina y abrió el horno.
De inmediato fue asaltada por una auténtica humareda, seguida de una llamarada. Dando un grito horrorizado, dejó caer el trapo.
-¡Fuego!¡Fuego!
La alarma contra incendios empezó a sonar de inmediato, y ______ habría podido jurar que nunca había oído nada más fuerte en su vida. Como loca, corrió hacia la puerta y la abrió con la intención de que el humo escapara. Luego volvió a la mesa y arrojó al interior del horno el resto de café que quedaba en su taza. Tosiendo, cerró la puerta del horno.
-¡_______! -exclamó Joe, entrando en el piso.
-He provocado un incendio -gritó ella, por encima del ensordecedor ruido de la alarma.
-¿Dónde? -Joe rodeó la mesa varias veces, buscando frenéticamente el origen del pánico de _______.
-En el horno -apartándose a un lado, _______ se cubrió el rostro con las manos, no queriendo mirar.
Unos momentos después, Joe la tomaba en sus brazos. En el fregadero había dos ennegrecidas hojas de proyectos de galleta.
-¿Te encuentras bien?
_______ logró asentir.
Joe le apartó suavemente el pelo de la frente y suspiró.
-De acuerdo. ¿Cómo ha empezado el fuego? -No sé. Yo... hice todo lo que decía la receta, pero cuando las puse en el horno... ellas empezaron el fuego y... y... -la voz de _______ se convirtió en un inteligible balbuceo.
-No han sido las galletas las que se han quemado -corrigió Joe-, sino las hojas sobre las que se hallaban. Olvidaste retirar el papel que cubría la parte inferior de la hoja antiadherente.
-Oh -susurró _______, y a continuación tuvo hipo. Los hombros le temblaban debido a los esfuerzos que estaba haciendo por reprimir sus estremecimientos.
-No hay motivo para llorar, _______. Ha sido un error comprensible. Ven, siéntate -con suavidad, Joe le hizo sentarse en una silla y se arrodilló frente a ella, tomándole las manos para frotárselas con las suyas-. No es el mayor desastre del mundo.
-Ya lo sé -______ no pudo evitar un sollozo-. No comprendes. Era una especie de prueba.
-¿Una prueba?
-Sí. Emily dice que a los hombres les encantan las galletas... y yo las estaba preparando para ti -______ no añadió que su hermana también le había asegurado que los hombres amaban a las mujeres que hacían esas galletas-. Soy incapaz de cocinar... he provocado un incendio... he dejado caer media cáscara de huevo en la mezcla y la he dejado... no se lo iba a decir a nadie.
Su confesión debió escandalizar a Joe, pues se levantó y salió de la cocina. Enterrando el rostro en las manos, ______ se esforzó en recuperar la compostura, y lo estaba haciendo admirablemente cuando Joe volvió con una caja de pañuelos de papel. Tras dejar estos sobre la mesa, alzó a _______ en brazos sin aparente esfuerzo y ocupó la silla, sentándola a ella en su regazo.
-De acuerdo, _______ Simmons, explícate.
_______ se secó el rostro con unos pañuelos, pensando que se estaba comportando como una tonta.
-¿Qué quieres que te explique? -preguntó.
-El comentario sobre los hombres y las galletas. ¿Estabas tratando de probar algo?
-Lo cierto es que era a Emily a quien quería probárselo -susurró ______.
-Has dicho que las estabas preparando para mí.
-Así era. Ayer me dijiste que no debía permitir que mi trabajo me hiciera olvidar quién era, que debía encontrarme a mí misma, y... y creo que este repentino afán por cocinar fue mi repuesta a eso. Te aseguro que, a partir de hoy, no voy a valer nada en la cocina.
-No recuerdo haberte sugerido que te «encontraras a ti misma» en la cocina -dijo Joe, confundido.
-Esa idea fue de Emily -admitió ______-. Ella fue la que me dio la receta. Mi hermana cree que una mujer puede lograr que un hombre venda su corazón y su alma si es capaz de prepararle unas galletas de chocolate.
-¿Y tú quieres mi corazón y mi alma?
-¡Por supuesto que no! ¡No seas ridículo!
Joe dudó un momento y pareció meditar sobre las palabras de _______.
-¿Te sorprendería que yo te dijera que yo sí quiero tu corazón y tu alma?
______ apenas lo oyó; en esos momentos no estaba de humor para hablar de corazones y almas. Acababa de demostrar lo inútil que era en la cocina. Sus carencias en esa faceta no le habían preocupado hasta ahora. Había hecho un esfuerzo genuino, pero se había dado de bruces con la realidad. No sólo eso; el hecho de que Joe hubiera sido testigo de su fracaso había herido su orgullo.
-Creo que cuando nací debió perderse alguno de mis genes -dijo, pensativa-. Es evidente. No puedo cocinar, no coso, y no sé distinguir un extremo del otro de una aguja de tejer. No sé hacer ninguna de las cosas que la gente normal asocia con el género femenino.
-______ -dijo Joe-, ¿has oído lo que acabo de decir?
En respuesta, ella negó con la cabeza. Lo comprendía perfectamente. Algunas mujeres lo tenían y otras no. Desafortunadamente, ella se encontraba en el último grupo.
-Te estaba diciendo algo importante -continuó Joe-, pero veo que voy a verme obligado a decírtelo sin palabras -tomando el rostro de ______ en una mano, dirigió la boca de ella hacia la suya. Pero esa vez no la besó, sino que deslizó la húmeda y cálida punta de la lengua por sus labios, hasta que ______ se estremeció debido a las nuevas sensaciones que aquello provocó en su interior. Todos sus descorazonadores pensamientos se disolvieron al instante. Olvidó pensar, respirar, hacer cualquier cosa que no fuera temblar entre los brazos de Joe. Sin pensarlo conscientemente, se abrió a él, ofreciéndole todo lo que deseara. Entonces, la lengua de Joe encontró la suya, y un dulce gemido de placer escapó de su garganta. El sonido fue absorbido por él.
-Ya está -susurró Joe, apoyando la frente contra la de ella a la vez que respiraba profundamente.
Lo dijo como si aquello fuera suficiente para probarlo todo. Joe abrió lentamente los ojos, pensando que, si ella decía algo en esos momentos, sería que no dejara de besarla.
Como si hubiera leído su pensamiento, Joe entrelazó los dedos en su pelo y volvió a besarla con tal maestría que _______ se aferró a él como si fuera un salvavidas en medio de un mar azotado por el viento.
-Desafortunadamente -murmuró Joe, apartando un poco el rostro-, no creo que aún estés lista para escucharlo.
-¿Escuchar qué? -preguntó _______, cuando logró encontrar la voz.
-Lo que te he dicho.
Ella frunció el ceño.
-¿Y qué era?
-Olvida las galletas. Eres lo suficientemente mujer para cualquier hombre.
________ parpadeó, sin entenderlo. Lo cierto era que ni siquiera se entendía a sí misma.
-Con lo que te dije no pretendía que te esforzaras en demostrar quién eres. Sólo pretendía sugerir que no perdieras de vista nunca tu propia personalidad. Las metas están muy bien, incluso son necesarias, pero hay que calcular el coste de alcanzarlas.
-Oh -la mente de _______ aún se hallaba demasiado confusa como para asimilar el significado de las palabras de Joe.
-¿Te encuentras mejor ahora? -preguntó él y la besó en los párpados.
_______ sólo pudo asentir.
-John Hammer quiere que vaya a verlo enseguida -dijo la señora Brooks a _______ cuando ésta llegó a su despacho el jueves por la mañana.
______ sintió que el corazón se le subía a la garganta. Había llegado el momento. El día que tanto había esperado.
-¿Ha dicho qué quería? -preguntó, tratando de mostrarse tranquila.
-No -contestó la señora Brooks-. Sólo me ha pedido que le dijera que quiere hablar con usted.
______ ocupó su asiento tras el escritorio. Apoyó los codos en éste y enterró el rostro en sus manos, tratando de poner algún orden en sus liados pensamientos.
-No he conseguido la promoción. Lo sé.
-_______ -dijo su secretaria en tono severo, llamándola por su nombre de pila, cosa que no había hecho nunca antes-. Creo que está sacando conclusiones precipitadas.
_______ la miró, enfadada.
-Si me hubieran nombrado vicepresidenta, el señor Hammer me habría llamado a su despacho a última hora de la tarde. Así es como suele hacerse. Luego me habría soltado un sermón sobre mi lealtad, sobre lo útil que había sido durante estos años para la empresa, y todo lo demás. Que quiera hablar conmigo ahora significa... Bueno, ya sabe qué significa.
-Lo cierto es que no lo sé -dijo la señora Brooks-. Pero le sugiero que recobre la compostura y vaya cuanto antes al despacho del jefe.
_______ se puso en pie y estiró su espalda. Tenía el estómago contraído, y, a pesar de que lo intentó con todas sus fuerzas, no logró dejar de temblar.
-Estaré aquí esperando cuando vuelva -dijo la señora Brooks, dedicándole una agradable sonrisa de ánimo antes de salir del despacho.
_______ sabía que corría el riesgo de desmoronarse si no había conseguido el ascenso. Pero se obligó a mantener la calma y a no preocuparse antes de tiempo.
John Hammer se levantó cuando entró en su despacho. Lo primero que notó ______ fue que sus competidores no estaban allí. El presidente de la compañía sonrió benignamente mientras le indicaba un asiento. ______ se sentó en el borde de éste, haciendo lo posible por disimular lo nerviosa que estaba. -Buenos días, ______...
Como había prometido, la señora Brooks aún seguía allí cuando _______ regresó.
-¿Y bien?
Eleanor Brooks siguió a _______ al despacho y la observó mientras ocupaba su asiento tras el escritorio.
-¿Qué ha pasado? -preguntó por segunda vez-. No se quede ahí parada. Diga algo.
La mirada de ______ fue del teléfono a su secretaria. Luego empezó a reír. La risa surgía del fondo de su pecho y tuvo que cubrirse la boca con la palma de una mano. Cuando pudo hablar, se frotó unas lágrimas de los bordes de los ojos.
-Lo primero que ha hecho el señor Hammer ha sido preguntar si quería cambiar de despacho mientras pintaban el mío.
-¿Cómo?
_______ supuso que la expresión de su secretaria era parecida a la que había puesto ella al escuchar la pregunta de su jefe.
-Esa ha sido mi primera reacción -explicó-. No comprendía a qué se refería. Luego me aclaró que iba a hacer que pintaran mi despacho porque consideraba lógico que la nueva vicepresidenta tuviera un despacho reluciente.
-¡Ha conseguido el ascenso! -exclamó Eleanor Brooks, aplaudiendo, encantada.
-Sí -dijo _______ cerrando los ojos con fuerza-. Lo he conseguido.
-Felicidades.
-Gracias, gracias -dijo _______, que ya estaba descolgando el teléfono. Tenía que decírselo a Joe. Al no obtener respuesta en su apartamento, colgó, decepcionada.
La necesidad de hablar con él la consumía, y volvió a intentarlo cada media hora, hasta que pensó que iba a volverse loca.
Al mediodía, estaba concentrada en su trabajo cuando la señora Brooks le dijo que su cita para almorzar había llegado.
-Que pase -dijo _______ automáticamente, molesta por haberse visto obligada a perder la concentración.
Joe entró despreocupadamente en el despacho y ocupó el asiento frente al escritorio.
-¡Joe! -exclamó Susannah, poniéndose en pie de un salto-. Llevo toda la mañana tratando de localizarte. ¿Qué haces aquí?
-Habíamos quedado para comer, ¿recuerdas?
VII
La receta para las galletas de chocolate quedó aparcada en un cajón de la cocina. El impulso de prepararlas pasó casi de inmediato y la fría razón se impuso.
El lunes por la mañana, de vuelta en el despacho, ______ comprendió lo cerca que había estado de perder la cordura. La vicepresidencia estaba prácticamente al alcance de su mano, y había trabajado demasiado tiempo y demasiado duro como para dejar que se le escapara entre los dedos simplemente porque sintiera una ligera debilidad cuando Joe la besaba. El mero hecho de contemplar algo que fuera más allá de la mera amistad sería como... como amputarse la mano derecha por tener una pequeña astilla en el dedo índice. Se había excedido en sus reacciones, cosa que era comprensible, ya que nunca había experimentado una atracción tan intensa por un hombre.
-La llaman por la línea uno -dijo la señora Brooks. Tras una breve pausa, su secretaria añadió-: Creo que es ese joven tan agradable que pasó a recogerla la semana pasada.
Joe. Cuadrando los hombros, ______ descolgó el teléfono.
-______ Simmons al aparato.
-Buenos días, preciosa.
-Hola, Joe -contestó ella con frialdad-. ¿Qué puedo hacer por ti?
Joe rió.
-Esa pregunta resulta realmente sugerente. Te aseguro que no querrías oír la respuesta, cariño.
_______ cerró brevemente los ojos.
-Discúlpame, Joe, pero estoy muy ocupada. ¿Qué quieres?
-¿Aparte de tu cuerpo?
_______ se ruborizó intensamente.
-Creo que será mejor que terminemos esta conversación...
-De acuerdo, de acuerdo, lo siento. Acabo de despertarme y estaba pensando en lo agradable que sería que pudiéramos escaparnos a pasar el día por ahí. ¿Puedo tentarte para que vayamos al mar? Podríamos recoger conchas, hacer un castillo de arena y luego cantar nuestras canciones favoritas en torno a una hoguera.
-Por si te interesa saberlo, llevo levantada varias horas. Y, ya que pareces haberlo olvidado, tengo un trabajo... un trabajo importante. Al menos es importante para mí. Y ahora, si no te importa, ¿podrías decirme exactamente para qué has llamado, aparte de para avergonzarme?
-Para comer.
-Hoy no puede ser. Tengo una cita.
-De acuerdo -Joe suspiró, claramente frustrado-. ¿Y para cenar?
-Voy a trabajar hasta tarde y pienso encargar algo. Gracias de todos modos.
-_______ -dijo Joe, con evidente impaciencia-, ¿vamos a volver a pasar por esto? A estas alturas ya deberías saber que evitarme no sirve de nada.
«Tal vez no», pensó ______, pero, sin duda, ayudaba.
-Estoy muy ocupada, Joe. Tal vez deberíamos continuar con esta conversación en otro momento.
-Por ejemplo el año que viene, ¿no? Te conozco. Estarías dispuesta a enterrar la cabeza en la arena durante los próximos quince años si yo no fuera a darte unos empujones. Te juro que nunca he conocido a una mujer más testaruda.
-Adiós, Joe.
-¿Y si quedamos a cenar? -insistió él-. Vamos, cambia de opinión. Tenemos mucho de qué hablar.
-No. No te estaba mintiendo. Tengo que trabajar hasta tarde. Lo cierto es que ni ahora, ni esta noche, puedo salir a jugar.
-Uf. Eso ha dolido.
-Puede que me haya acercado demasiado a la diana.
Un breve silencio siguió a la respuesta de _______.
-Puede que sí -murmuró Joe, pensativo-. Pero antes de que colguemos, quiero saber cuándo voy a poder volver a verte.
_______ alargó una mano para pasar las hojas de su agenda.
-¿Qué te parece el jueves a la hora de comer?
-De acuerdo -dijo Joe-. Hasta el jueves al mediodía.
_______ mantuvo la mano sobre el auricular largo rato después de colgar. Por absurdo que pareciera, la idea de pasar la tarde en la playa con Joe resultaba demasiado atractiva. Lo que aquel hombre le hacía sentir y pensar casi le daba miedo. Su carrera peligraba. Debía hacer algo, pero no sabía qué.
Una hora más tarde, la señora Brooks llamó a su puerta y pasó al interior con un gran ramo de rosas rojas.
-Acaban de llegar.
-¿Para mí? -_______ pensó que debía haber algún error. Nadie le había enviado nunca rosas.
-En la tarjeta está escrito su nombre -contestó su secretaria. Tomó un pequeño sobre blanco de entre las flores y se lo alcanzó.
_______ no leyó la tarjeta hasta que la señora Brooks salió del despacho. Las rosas eran de Joe, que le decía que lamentaba haberla interrumpido. Tenía razón, decía. Aquel no era momento de salir a jugar. Se despedía con un beso. Cerrando los ojos, _______ sostuvo la tarjeta contra su pecho y luchó contra un repentino brote de emoción. Lo menos que podía hacer Joe era dejar de ser tan encantador. Así todo sería más fácil.
______ terminó relativamente pronto aquella tarde y volvió a casa poco después de las siete. Su apartamento estaba oscuro y vacío... pero así solía encontrarlo cada noche, y no comprendía por qué le importaba ahora. Sin embargo, así era.
Hasta que estuvo frente a la puerta del piso de Joe no comprendió lo impulsivo que se había vuelto su comportamiento desde que lo había conocido. Estaba haciendo todo lo posible por evitarlo, y. a la vez, no podía mantenerse alejada.
-_______ -dijo Joe cuando abrió la puerta-. Qué agradable sorpresa.
-Yo... quería agradecerte las rosas. Son preciosas, y ha sido un detalle muy agradable por tu parte.
Joe se apartó a un lado.
-Adelante. Te invito a tomar café.
-No, gracias. Tengo cosas que hacer, pero quería agradecerte las flores... y disculparme si he sido demasiado cortante por teléfono. Los lunes por la mañana no son exactamente mi mejor momento.
Sonriendo, Joe se apoyó contra el quicio de la puerta y se cruzó de brazos.
-Soy yo quien te debe una disculpa. No he debido llamarte por teléfono esta mañana. Hacerlo ha sido egoísta. Tu trabajo es importante y estos son días de ansiedad para ti. ¿No me dijiste que tendrías noticias sobre el ascenso en una o dos semanas?
_______ asintió.
-Puede que te cueste creer esto -continuó Joe-, pero no quisiera hacer o decir nada que te pusiera las cosas difíciles en ese aspecto. Eres una trabajadora entregada y comprometida, y mereces ser la primera mujer vicepresidenta de H&J Lima.
Su confianza en ella era reconfortante, pero también desconcertante. Por lo que ______ había visto, lo último que apreciaba Joe era el trabajo duro y sus recompensas.
-Si consigo ese ascenso -dijo, mirándolo a los ojos-, las cosas cambiarán entre nosotros. Apenas tendré tiempo libre durante una temporada.
-¿Significa eso que no podrás salir a jugar tan a menudo? -preguntó Joe, y su boca se curvó en una sensual sonrisa. Estaba burlándose cariñosamente de ______ con las mismas palabras que ella había utilizado esa mañana.
-Exacto.
-Eso puedo aceptarlo. Sólo... -Joe dudó.
-¿Qué? -preguntó _______, sorprendida por el ceño fruncido de Joe, cosa nada habitual en él.
-Quiero que hagas todo lo posible por alcanzar tus sueños, pero hay muchos precipicios en el camino a los que debes estar atenta.
En ese momento fue _______ la que frunció el ceño. No estaba segura de entender lo que decía Nate. Al ver su gesto confuso, éste añadió:
-Lo que quiero decir es que no debes perder la perspectiva de quién eres a causa de esa vicepresidencia. Y debes tener en cuenta el precio que vas a pagar por ella.
A continuación, Joe dio un paso adelante, miró a _______ a los ojos y la besó suavemente en los labios. Luego, reacio, se apartó.
_______ dudó un segundo y luego se colocó entre los brazos de Joe, como si aquel fuera el lugar al que perteneciera. No estaba segura de haber entendido lo que le había dicho, pero la ternura que había apreciado en su voz era inconfundible.
_______ despertó alrededor de media noche, y, dándose la vuelta, ajustó la almohada bajo su cabeza. El reloj de la mesilla indicaba que sólo había dormido un par de horas. Bostezó, preguntándose qué la habría despertado. Cerró los ojos, dispuesta a seguir durmiendo. Trató de visualizarse aceptando la promoción de vicepresidenta.
Volvió a abrir los ojos al recordar a Joe diciéndole que no debía olvidar quién era. ¿Quién era? Una lista de posibles respuestas pasaron por su mente. Era ______ Simmons, futura vicepresidenta a cargo de la sección de ventas de la empresa de prendas deportivas más importante del país. Era una hija, una hermana, una tía... y entonces comprendió. Era una mujer. Eso era lo que Joe había tratado de decirle. Era el mismo mensaje que Emily trató de transmitirle el domingo. Desde el momento en que se propuso alcanzar unas metas, había dedicado su vida a su profesión, apartando a un lado cada parte femenina de sí misma. Ahora había llegado el momento de enfrentarse a aquel aspecto de su vida.
Al día siguiente, después del trabajo, ______ estaba apoyada contra la encimera de la cocina, tratando de sacar el pesado robot de cocina de su caja. La receta de galletas de chocolate que le había dado Emily daba para preparar tres docenas. Después de su viaje al supermercado y a la tienda de electrodomésticos, cada galleta le iba a costar cuatro dólares.
Pero el precio daba lo mismo. Estaba dispuesta a demostrar algo importante... ¡aunque no estaba exactamente segura de qué! Habría preferido ignorar toda la charla de su hermana sobre las galletas como símbolo de lo hogareño y amoroso. Lo cierto era que no creía en la teoría de Emily, pero quería intentarlo de todos modos. Tal vez quería demostrarse algo a sí misma. Ya no estaba segura. Lo único que sabía era que sentía una urgencia increíble por hacer las galletas.
Emily le había dado la receta, y, a fin de cuentas, ¿hasta qué punto resultaría difícil hacer unas galletas?
No mucho, decidió veinte minutos después, cuando tenía todo lo necesario extendido en la encimera. Se subió las mangas de la camisa y encendió la radio para tener compañía. Luego se puso una camisa vieja en torno a la cintura a modo de delantal.
El robot de cocina estaba mezclando la mantequilla y el azúcar y, sintiéndose muy orgullosa de sí misma, _______ fue rompiendo los huevos en el borde del recipiente.
-¡Maldita sea! -exclamó cuando media cáscara cayó entre las batientes hojas. Impotente, vio como éstas rompían la frágil cáscara en mil pedazos. Encogiéndose de hombros, decidió que un poco de proteína extra, ¿o era calcio?, no le haría daño a nadie. Finalmente, apagó el robot y echó la harina y los trocitos de chocolate.
El horno estaba precalentado a la temperatura indicada por la receta. ______ colocó una brillante hoja de papel en la base y luego fue poniendo la masa. Fina-lamente, cerró la puerta del horno y colocó el reloj para que se apagara a los doce minutos.
Sintiéndose excepcionalmente orgullosa de lo fácil que había resultado todo, se sirvió una taza de café y se sentó a la mesa con el periódico de la tarde.
Unos minutos después olió a humo. Olfateando suspicazmente el aire, dejó el periódico a un lado. No podían ser las galletas; llevaban en el horno menos de cinco minutos. De todos modos, para asegurarse, tomó un trapo de cocina y abrió el horno.
De inmediato fue asaltada por una auténtica humareda, seguida de una llamarada. Dando un grito horrorizado, dejó caer el trapo.
-¡Fuego!¡Fuego!
La alarma contra incendios empezó a sonar de inmediato, y ______ habría podido jurar que nunca había oído nada más fuerte en su vida. Como loca, corrió hacia la puerta y la abrió con la intención de que el humo escapara. Luego volvió a la mesa y arrojó al interior del horno el resto de café que quedaba en su taza. Tosiendo, cerró la puerta del horno.
-¡_______! -exclamó Joe, entrando en el piso.
-He provocado un incendio -gritó ella, por encima del ensordecedor ruido de la alarma.
-¿Dónde? -Joe rodeó la mesa varias veces, buscando frenéticamente el origen del pánico de _______.
-En el horno -apartándose a un lado, _______ se cubrió el rostro con las manos, no queriendo mirar.
Unos momentos después, Joe la tomaba en sus brazos. En el fregadero había dos ennegrecidas hojas de proyectos de galleta.
-¿Te encuentras bien?
_______ logró asentir.
Joe le apartó suavemente el pelo de la frente y suspiró.
-De acuerdo. ¿Cómo ha empezado el fuego? -No sé. Yo... hice todo lo que decía la receta, pero cuando las puse en el horno... ellas empezaron el fuego y... y... -la voz de _______ se convirtió en un inteligible balbuceo.
-No han sido las galletas las que se han quemado -corrigió Joe-, sino las hojas sobre las que se hallaban. Olvidaste retirar el papel que cubría la parte inferior de la hoja antiadherente.
-Oh -susurró _______, y a continuación tuvo hipo. Los hombros le temblaban debido a los esfuerzos que estaba haciendo por reprimir sus estremecimientos.
-No hay motivo para llorar, _______. Ha sido un error comprensible. Ven, siéntate -con suavidad, Joe le hizo sentarse en una silla y se arrodilló frente a ella, tomándole las manos para frotárselas con las suyas-. No es el mayor desastre del mundo.
-Ya lo sé -______ no pudo evitar un sollozo-. No comprendes. Era una especie de prueba.
-¿Una prueba?
-Sí. Emily dice que a los hombres les encantan las galletas... y yo las estaba preparando para ti -______ no añadió que su hermana también le había asegurado que los hombres amaban a las mujeres que hacían esas galletas-. Soy incapaz de cocinar... he provocado un incendio... he dejado caer media cáscara de huevo en la mezcla y la he dejado... no se lo iba a decir a nadie.
Su confesión debió escandalizar a Joe, pues se levantó y salió de la cocina. Enterrando el rostro en las manos, ______ se esforzó en recuperar la compostura, y lo estaba haciendo admirablemente cuando Joe volvió con una caja de pañuelos de papel. Tras dejar estos sobre la mesa, alzó a _______ en brazos sin aparente esfuerzo y ocupó la silla, sentándola a ella en su regazo.
-De acuerdo, _______ Simmons, explícate.
_______ se secó el rostro con unos pañuelos, pensando que se estaba comportando como una tonta.
-¿Qué quieres que te explique? -preguntó.
-El comentario sobre los hombres y las galletas. ¿Estabas tratando de probar algo?
-Lo cierto es que era a Emily a quien quería probárselo -susurró ______.
-Has dicho que las estabas preparando para mí.
-Así era. Ayer me dijiste que no debía permitir que mi trabajo me hiciera olvidar quién era, que debía encontrarme a mí misma, y... y creo que este repentino afán por cocinar fue mi repuesta a eso. Te aseguro que, a partir de hoy, no voy a valer nada en la cocina.
-No recuerdo haberte sugerido que te «encontraras a ti misma» en la cocina -dijo Joe, confundido.
-Esa idea fue de Emily -admitió ______-. Ella fue la que me dio la receta. Mi hermana cree que una mujer puede lograr que un hombre venda su corazón y su alma si es capaz de prepararle unas galletas de chocolate.
-¿Y tú quieres mi corazón y mi alma?
-¡Por supuesto que no! ¡No seas ridículo!
Joe dudó un momento y pareció meditar sobre las palabras de _______.
-¿Te sorprendería que yo te dijera que yo sí quiero tu corazón y tu alma?
______ apenas lo oyó; en esos momentos no estaba de humor para hablar de corazones y almas. Acababa de demostrar lo inútil que era en la cocina. Sus carencias en esa faceta no le habían preocupado hasta ahora. Había hecho un esfuerzo genuino, pero se había dado de bruces con la realidad. No sólo eso; el hecho de que Joe hubiera sido testigo de su fracaso había herido su orgullo.
-Creo que cuando nací debió perderse alguno de mis genes -dijo, pensativa-. Es evidente. No puedo cocinar, no coso, y no sé distinguir un extremo del otro de una aguja de tejer. No sé hacer ninguna de las cosas que la gente normal asocia con el género femenino.
-______ -dijo Joe-, ¿has oído lo que acabo de decir?
En respuesta, ella negó con la cabeza. Lo comprendía perfectamente. Algunas mujeres lo tenían y otras no. Desafortunadamente, ella se encontraba en el último grupo.
-Te estaba diciendo algo importante -continuó Joe-, pero veo que voy a verme obligado a decírtelo sin palabras -tomando el rostro de ______ en una mano, dirigió la boca de ella hacia la suya. Pero esa vez no la besó, sino que deslizó la húmeda y cálida punta de la lengua por sus labios, hasta que ______ se estremeció debido a las nuevas sensaciones que aquello provocó en su interior. Todos sus descorazonadores pensamientos se disolvieron al instante. Olvidó pensar, respirar, hacer cualquier cosa que no fuera temblar entre los brazos de Joe. Sin pensarlo conscientemente, se abrió a él, ofreciéndole todo lo que deseara. Entonces, la lengua de Joe encontró la suya, y un dulce gemido de placer escapó de su garganta. El sonido fue absorbido por él.
-Ya está -susurró Joe, apoyando la frente contra la de ella a la vez que respiraba profundamente.
Lo dijo como si aquello fuera suficiente para probarlo todo. Joe abrió lentamente los ojos, pensando que, si ella decía algo en esos momentos, sería que no dejara de besarla.
Como si hubiera leído su pensamiento, Joe entrelazó los dedos en su pelo y volvió a besarla con tal maestría que _______ se aferró a él como si fuera un salvavidas en medio de un mar azotado por el viento.
-Desafortunadamente -murmuró Joe, apartando un poco el rostro-, no creo que aún estés lista para escucharlo.
-¿Escuchar qué? -preguntó _______, cuando logró encontrar la voz.
-Lo que te he dicho.
Ella frunció el ceño.
-¿Y qué era?
-Olvida las galletas. Eres lo suficientemente mujer para cualquier hombre.
________ parpadeó, sin entenderlo. Lo cierto era que ni siquiera se entendía a sí misma.
-Con lo que te dije no pretendía que te esforzaras en demostrar quién eres. Sólo pretendía sugerir que no perdieras de vista nunca tu propia personalidad. Las metas están muy bien, incluso son necesarias, pero hay que calcular el coste de alcanzarlas.
-Oh -la mente de _______ aún se hallaba demasiado confusa como para asimilar el significado de las palabras de Joe.
-¿Te encuentras mejor ahora? -preguntó él y la besó en los párpados.
_______ sólo pudo asentir.
-John Hammer quiere que vaya a verlo enseguida -dijo la señora Brooks a _______ cuando ésta llegó a su despacho el jueves por la mañana.
______ sintió que el corazón se le subía a la garganta. Había llegado el momento. El día que tanto había esperado.
-¿Ha dicho qué quería? -preguntó, tratando de mostrarse tranquila.
-No -contestó la señora Brooks-. Sólo me ha pedido que le dijera que quiere hablar con usted.
______ ocupó su asiento tras el escritorio. Apoyó los codos en éste y enterró el rostro en sus manos, tratando de poner algún orden en sus liados pensamientos.
-No he conseguido la promoción. Lo sé.
-_______ -dijo su secretaria en tono severo, llamándola por su nombre de pila, cosa que no había hecho nunca antes-. Creo que está sacando conclusiones precipitadas.
_______ la miró, enfadada.
-Si me hubieran nombrado vicepresidenta, el señor Hammer me habría llamado a su despacho a última hora de la tarde. Así es como suele hacerse. Luego me habría soltado un sermón sobre mi lealtad, sobre lo útil que había sido durante estos años para la empresa, y todo lo demás. Que quiera hablar conmigo ahora significa... Bueno, ya sabe qué significa.
-Lo cierto es que no lo sé -dijo la señora Brooks-. Pero le sugiero que recobre la compostura y vaya cuanto antes al despacho del jefe.
_______ se puso en pie y estiró su espalda. Tenía el estómago contraído, y, a pesar de que lo intentó con todas sus fuerzas, no logró dejar de temblar.
-Estaré aquí esperando cuando vuelva -dijo la señora Brooks, dedicándole una agradable sonrisa de ánimo antes de salir del despacho.
_______ sabía que corría el riesgo de desmoronarse si no había conseguido el ascenso. Pero se obligó a mantener la calma y a no preocuparse antes de tiempo.
John Hammer se levantó cuando entró en su despacho. Lo primero que notó ______ fue que sus competidores no estaban allí. El presidente de la compañía sonrió benignamente mientras le indicaba un asiento. ______ se sentó en el borde de éste, haciendo lo posible por disimular lo nerviosa que estaba. -Buenos días, ______...
Como había prometido, la señora Brooks aún seguía allí cuando _______ regresó.
-¿Y bien?
Eleanor Brooks siguió a _______ al despacho y la observó mientras ocupaba su asiento tras el escritorio.
-¿Qué ha pasado? -preguntó por segunda vez-. No se quede ahí parada. Diga algo.
La mirada de ______ fue del teléfono a su secretaria. Luego empezó a reír. La risa surgía del fondo de su pecho y tuvo que cubrirse la boca con la palma de una mano. Cuando pudo hablar, se frotó unas lágrimas de los bordes de los ojos.
-Lo primero que ha hecho el señor Hammer ha sido preguntar si quería cambiar de despacho mientras pintaban el mío.
-¿Cómo?
_______ supuso que la expresión de su secretaria era parecida a la que había puesto ella al escuchar la pregunta de su jefe.
-Esa ha sido mi primera reacción -explicó-. No comprendía a qué se refería. Luego me aclaró que iba a hacer que pintaran mi despacho porque consideraba lógico que la nueva vicepresidenta tuviera un despacho reluciente.
-¡Ha conseguido el ascenso! -exclamó Eleanor Brooks, aplaudiendo, encantada.
-Sí -dijo _______ cerrando los ojos con fuerza-. Lo he conseguido.
-Felicidades.
-Gracias, gracias -dijo _______, que ya estaba descolgando el teléfono. Tenía que decírselo a Joe. Al no obtener respuesta en su apartamento, colgó, decepcionada.
La necesidad de hablar con él la consumía, y volvió a intentarlo cada media hora, hasta que pensó que iba a volverse loca.
Al mediodía, estaba concentrada en su trabajo cuando la señora Brooks le dijo que su cita para almorzar había llegado.
-Que pase -dijo _______ automáticamente, molesta por haberse visto obligada a perder la concentración.
Joe entró despreocupadamente en el despacho y ocupó el asiento frente al escritorio.
-¡Joe! -exclamó Susannah, poniéndose en pie de un salto-. Llevo toda la mañana tratando de localizarte. ¿Qué haces aquí?
-Habíamos quedado para comer, ¿recuerdas?
Dayi_JonasLove!*
Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
jowe ama a la rayis
y ella tan bobita no se da cuanta!!!
por fin cap
siguelaaaaaaaaa
y ella tan bobita no se da cuanta!!!
por fin cap
siguelaaaaaaaaa
andreita
Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
VIII
______ rodeó el escritorio para colocarse frente a Joe. -John Hammer me ha llamado esta mañana a su despacho -explicó, sin aliento-. He conseguido el ascenso. Estás mirando a la nueva vicepresidenta a cargo de las ventas de H&L Lima.
Por un momento, Joe no dijo nada. Luego, lenta y pensativamente, como si no estuviera seguro de haber oído bien, preguntó:
-¿Has conseguido el ascenso?
-Sí -contestó ______, sonriendo-. Lo he conseguido.
En su entusiasmo, asintió varias veces con tal violencia que casi se disloca el cuello.
Echando atrás la cabeza, Joe soltó un grito que debió resonar por todo el edificio.
Luego rodeó a _______ con los brazos por la cintura, la alzó del suelo y comenzó a dar vueltas sin dejar de gritar.
_______ echó atrás la cabeza y rió con él. Nunca en su vida había experimentado un momento de júbilo tan intenso. El ascenso no le había parecido real hasta que lo había compartido con Joe. Él era la primera persona a la que había querido decírselo. Se había convertido en el centro de su mundo, y había llegado el momento de admitir que estaba enamorada de él.
Joe había dejado de dar vueltas, pero seguía sosteniéndola en brazos, de manera que el rostro de ______ estaba por encima del suyo.
Feliz, ella no pudo resistir el impulso de besarlo. Después, alzó la cabeza y sonrió sin dejar de mirarlo.
En un rápido movimiento, Joe la bajó al suelo y la rodeó con sus brazos. Mientras la besaba, ______ pensó que aquel era el momento más feliz de su vida, y sólo una pequeña parte de esa felicidad podía atribuirse al ascenso. Todo lo demás era Joe y el creciente amor que sentía por él cada vez que estaban juntos.
Alguien tosió nerviosamente en la entrada del despacho. Reacio, Joe se apartó de _______.
-Señorita Simmons —dijo la señora Brooks, sonriente.
-¿Sí? -_______ se esforzó en recuperar cierto aire de competente profesional mientras se alisaba el pelo a los lados de la cabeza.
-Voy a salir. La señorita Andrews se ocupará de responder a sus llamadas.
-Gracias, señora Brooks -murmuró Joe, aunque no parecía especialmente agradecido.
______ lo reprendió con una mirada.
-Ahora voy a salir a comer -dijo.
-Se lo comunicaré a la señorita Andrews.
-Haga el favor de convocar una reunión de la plantilla para esta tarde, por favor. Quiero ponerles al tanto de mi ascenso.
Eleanor Brooks asintió, pero sus sonrientes ojos se detuvieron en Joe.
-Creo que todo el mundo lo ha adivinado por la... conmoción que se ha sentido en todo el edificio hace unos minutos.
-Comprendo -_______ no pudo evitar sonreír.
-No hay un sólo empleado que no se alegre de su ascenso.
-Puedo pensar en dos -dijo _______, recordando a los hombres que competían por el puesto que ella había conseguido.
En cuanto la señora Brooks cerró la puerta a sus espaldas, Joe volvió a tomar a _______ entre sus brazos.
-¿Dónde estábamos?
-Según recuerdo, a punto de irnos a comer.
Joe frunció el ceño.
-No es eso lo que yo recuerdo.
_______ rió y lo estrechó con fuerza.
-Creo que los dos lo hemos olvidado -se apartó de Joe para tomar su bolso. Tras colgárselo del hombro, añadió-: ¿Listo?
-Cuando quieras -susurró él, y, por su mirada, ______ supo que no se estaba refiriendo precisamente al almuerzo.
Bajó la vista, sintiendo que se ruborizaba.
-Compórtate, Joe. Por favor.
-Dadas las circunstancias, estoy haciendo todo lo posible -dijo él, dedicándole una traviesa mirada-. En caso de que aún no te hayas dado cuenta, estoy loco por ti, mujer.
-Tú... también me gustas.
-Bien.
Joe pasó un brazo por la cintura de ______ y caminaron juntos hasta el ascensor. ______ no dejó de sentir la mirada de todos sus compañeros clavada en su espalda durante todo el trayecto, pero, por primera vez, no le importó la imagen que pudiera dar. Todo estaba bien en el mundo, y nunca había sido más feliz.
Joe eligió el restaurante, II Bistro, que era uno de los mejores de la ciudad.
-Joe -susurró _______ cuando el camarero se fue tras tomar nota-. Quiero pagar esto. Es una comida de trabajo.
-¿Y cómo vas a explicárselo a tu jefe cuando te interrogue al respecto? -preguntó él, moviendo sugestivamente las cejas.
-Aparte de para celebrar mi ascenso, cosa de la que no me he enterado hasta esta mañana, hay otro motivo por el que acepté comer contigo hoy -como ya le había explicado ______ a Joe anteriormente, su vida iba a cambiar con aquel ascenso. Sus nuevas responsabilidades le iban a exigir más tiempo y dedicación a la empresa, y eso podía alterar drásticamente sus relaciones con él. Lo que ella quería era que aquello los acercara, no que los separara. Para ello, tenía un plan.
-¿Otro motivo? -preguntó él.
_______ tomó una mano de Joe sobre la mesa.
-Siempre has sido abierto y franco conmigo. Quiero que sepas cuánto aprecio eso. Cuando te pregunté si tenías un trabajo, admitiste que lo habías tenido hasta hacía poco, pero que decidiste dejarlo -hizo una pausa, esperando que Joe le diera más detalles sobre su situación laboral, pero no lo hizo, de manera que continuó-. Es evidente que no necesitas dinero, pero hay algo más, igualmente importante, que resulta obvio.
-¿A qué te refieres?
-A tu falta de objetivos, de propósitos.
Joe no dijo nada, limitándose a fruncir el ceño.
-No tienes rumbo -continuó _______-. Durante las pasadas semanas te he visto saltar de una cosa a otra, sin ninguna dirección. Primero fue el béisbol, luego los vídeo juegos, después la cometa, y mañana, sin duda, será alguna otra cosa.
-Viajar -concluyó Joe por ella-. Estaba pensando en hacer un buen viaje. Hace tiempo que me apetece visitar Hong Kong y sus alrededores.
-Hong Kong -repitió _______, haciendo un gesto con las manos-. Precisamente a eso me refería.
-¿Crees que viajar está mal?
-Mal no -replicó _______-. ¿Pero qué harás cuando te quedes sin diversiones y lugares a los que viajar? ¿Qué harás cuando hayas gastado todo tu dinero?
-Me enfrentaré a eso cuando llegue el momento.
-Ya veo -_______ bajó la mirada, preguntándose si sólo estaría empeorando las cosas. Poco podía hacer para contrarrestar la desenfadada actitud de Joe hacia la vida.
-Haces que parezca el fin del mundo, _______Susannah. El dinero no lo es todo, te lo aseguro. Si se me acaba, bien. Si no, también.
-Ya veo -repitió _______ con tristeza.
-Hace unos minutos asegurabas que entendías -replicó Joe con una sonrisa-. ¿Cómo puedes volver a «ver» tan pronto?
-Supongo que es porque me preocupo por ti -______ hizo una pausa y respiró profundamente-. Puede que vivamos en el mismo edificio, pero nuestros mundos son totalmente diferentes. Mi futuro está organizado hasta el día que me retire, a los sesenta y cinco años. Sé lo que quiero y cómo conseguirlo.
-Yo también creí saberlo en otra época, pero entonces aprendí que eso carecía de importancia.
-No tiene por qué ser así -dijo _______ con firmeza-. Quiero proponerte algo importante, pero no tienes que contestarme ahora. Quiero que te tomes tiempo para pensarlo. Prométeme que harás al menos eso.
-¿Estás sugiriendo que nos casemos? -bromeó Joe.
-No -ruborizada, ______ alisó la servilleta en su regazo, ocultando así el temblor de sus manos-. Te estoy ofreciendo un trabajo.
-¿Que estás haciendo qué? -Joe se levantó a medias del asiento.
_______ miró nerviosamente a su alrededor y notó que varias personas habían dejado de comer y los miraban.
-No te asombres tanto. Un trabajo supondría una gran diferencia en tu actitud hacia la vida.
-¿Y qué puesto me estás ofreciendo exactamente? -ahora que la sorpresa había pasado, Joe parecía divertido.
-No lo sé. Eso ya lo pensaremos. Pero estoy segura de que habrá algún puesto abierto y adecuado para ti.
Joe permaneció en silencio un largo momento.
-¿Crees que un trabajo daría propósito a mi vida?
-Sí, lo creo -para la forma de pensar de ________, un trabajo ayudaría a Nate a mirar más hacia el futuro. Trabajar le daría un motivo para levantarse por las mañanas en lugar de quedarse dormido hasta las nueve o las diez todos los días.
-_______...
-Antes de que digas nada -interrumpió ella, alzando una mano-, quiero que lo pienses seriamente. No digas nada hasta que hayas tenido la oportunidad de considerar mi oferta.
La expresión de Joe era más seria que nunca. Resultaba casi triste.
La comida llegó en aquel momento y dejaron a un lado el tema. Joe permaneció inusualmente callado el resto del tiempo, pero aquello no sorprendió a ______. Debía estar reflexionando en la oferta que le había hecho y eso era exactamente lo que ella pretendía. Esperaba que tomara la decisión adecuada.
A pesar de las protestas de Joe, fue ella quien pagó la cena. Después él la acompañó a la oficina y, antes de despedirse, _______ lo besó en la mejilla y le pidió una vez más que pensara en su propuesta.
-Lo haré -prometió él, deslizando los dedos suavemente por su mejilla.
Después se fue, y _______ lo observó mientras se alejaba.
-¿Algún mensaje? -preguntó a Dorothy Andrews, que ocupaba el puesto de su secretaria.
-Sólo uno. De Emily. No ha dejado su nombre completo. Dijo que llamaría más tarde.
-Gracias -_______ entró en su despacho y marcó el número de su hermana.
-Emily, soy ________. ¿Has llamado?
-Sé que no debería haberte llamado al trabajo, pero nunca logro localizarte en casa y tengo algo importante que preguntarte -dijo su hermana, hablando tan deprisa que las palabras casi se amontonaban unas sobre otras.
-¿De qué se trata? -al ver que Emily dudaba, _______ añadió-: Si lo que necesitas es que vuelva a quedarme con Michelle, te aseguro que no me importa.
-¿En serio? Oh, _______, no sabes cuánto te lo agradezco. Pero no te necesito hasta el sábado de dentro de dos semanas.
-¿Toda la noche? -a pesar de lo mucho que quería a su sobrina, a _______ no le atraía la idea de una nueva noche sin dormir. De todos modos, seguro que Joe estaría encantado de echarle una mano. Sin duda la necesitaría.
-Oh, no, no toda la noche, sólo durante la cena. El jefe de Robert nos va a invitar a cenar y no estaría bien que lleváramos a Michelle con nosotros. Robert ha conseguido un importante ascenso, ¿te lo había dicho?
-No.
-Estoy tan orgullosa de él... creo que es el mejor contable de Seattle.
_______ jugó con la idea de contarle a su hermana lo de su propio ascenso, pero no quiso distraerla del éxito de su cuñado. Se lo contaría dentro de dos semanas, cuando fueran a dejar a la niña.
-Me encantará quedarme con Michelle -dijo _______ y, mientras marcaba la fecha en su agenda, descubrió lo cierto que era aquello. Posiblemente era un desastre en la cocina, pero no lo hacía tan mal cuidando de su sobrina. Seguramente llegaría el momento en que consideraría seriamente la posibilidad de tener uno o dos hijos; no ahora, por supuesto, pero sí en el futuro-. Ya te tengo apuntada para el día diecisiete.
-No sabes cuánto significa esto para mí, _______ -dijo Emily.
Para cuando _______ llegó a casa esa tarde, estaba un poco mareada. La reunión de la plantilla había ido estupendamente. Después de las cinco, sus dos ayudantes más inmediatos la llevaron a tomar una copa para celebrar el ascenso. Después, varios empleados más pasaron por el pub e insistieron en invitarla a beber. Para las siete, _______ estaba arrebolada y excitada, y, por experiencia, supo que había llegado el momento de llamar a un taxi y volver a casa.
Probablemente, comer habría atenuado los efectos del alcohol, pero estaba más interesada en llegar a casa. Después de darse un baño, se prepararía unas tostadas y con eso bastaría.
Apenas llevaba en casa media hora cuando sonó el teléfono. Vestida tan solo con el albornoz, descolgó el auricular.
-Hola, soy Joe. ¿Puedo pasar a verte?
Mirando su albornoz y sus zapatillas, ______ decidió que no le llevaría mucho rato cambiarse.
-Dame cinco minutos.
-De acuerdo.
Vestida con unos pantalones negros y un jersey, abrió la puerta cuando Joe llamó.
-Hola -saludó animadamente, tratando de disimular el ligero mareo que aún sentía a causa del alcohol.
Joe apenas la miró. Con las manos en los bolsillos y expresión seria, entró en el apartamento. En lugar de sentarse, empezó a caminar de un lado a otro frente a la chimenea. Evidentemente, algo sucedía.
________ se sentó en el borde del sofá, observándolo, sintiéndose más que un poco osada y eufórica a causa de la celebración de su ascenso. También le divertía la particular agitación de Joe.
-Supongo que quieres hablarme sobre el trabajo que te he ofrecido -preguntó, sorprendida por lo controlada que sonó su voz.
Joe se detuvo, pasó una mano por su pelo y asintió.
-De eso exactamente quería hablarte.
-No lo hagas -dijo ________, sonriendo.
Joe frunció el ceño.
-¿Por qué no?
-Porque quiero que pienses detenidamente en el asunto.
-Antes necesito explicarte algo.
________ no estaba escuchando. Tenía cosas mucho más importantes que decirle.
-Eres brillante, atractivo y muy agradable -dijo con entusiasmo—. Podrías hacer lo que te propusieras, Joe. Cualquier cosa.
-_______...
Ella agitó un dedo frente a él y movió la cabeza.
-Hay algo más que deberías saber.
-¿Qué? -preguntó él.
-Estoy enamorada de ti -la confesión de ______ fue seguida de un prolongado bostezo. Se cubrió la boca con la punta de los dedos-. Oh, lo siento.
Joe entrecerró los ojos con gesto suspicaz.
-¿Has estado bebiendo?
______ unió las puntas del pulgar y el dedo índice de su mano derecha y alzó ésta para que Joe la viera.
-Sólo un poco, pero sobre todo me siento feliz.
-¡_______! -Joe pronunció su nombre en un largo y espléndido suspiro-. No puedo creerte.
-¿Por qué no? Si quieres que lo grite a todo Seattle, lo haré. ¡Mira! -_______ salió de la cocina y abrió la puerta del balcón.
Lo cierto era que parte del efecto del alcohol ya había pasado, pero había experimentado la irresistible necesidad de expresarle a Joe lo que sentía por él. Llevaban demasiado tiempo dando rodeos al tema. Él no parecía dispuesto a admitirlo, pero ella sí, sobre todo ahora que se sentía fortalecida por su buena suerte. Ese día había sido uno de los más fantásticos de su vida. Tras varios años de duro trabajo, todo parecía empezar a encajar en su sitio, y además había encontrado para amar al hombre más maravilloso del mundo al que amar.
El viento agitó su melena en el balcón, y las luces de la ciudad parecían las de un árbol de navidad De pie junto a la barandilla, colocó ambas manos a los lados de su boca y gritó
-Quiero a Joe Townsed-satisfecha, se volvió hacia él y abrió los brazos tanto como pudo- 6Lo ves9 Acabo de anunciárselo al mundo
Joe se reunió con ella fuera, la rodeó con sus brazos y cerro los ojos ______ había esperado que mostrara más emoción
-No parece hacerte muy feliz lo que he dicho –murmuró
-No eres tú misma
-¿Entonces quién soy?-apoyando las manos en sus caderas, ______ miró a Joe con gesto desafiante-Siento que soy yo. Seguro que crees que estoy borracha, pero no es así
El no contestó En lugar de ello, le pasó un brazo por los hombros y le hizo volver a la cocina Luego, rápida y eficientemente, empezó a preparar café -He dejado la cafeína -anunció _______ -¿Desde cuándo? Hoy has tomado café a mediodía -Ahora mismo -_______ soltó una risita tonta-Vamos, Joe -dijo, inclinándose hacia adelante y chasqueando los dedos- Relájate un poco
-Estoy más interesado en conseguir que te pongas sobria
-Podrías besarme
-Podría -admitió él-, pero no voy a hacerlo -¿Por qué no?-pregunto ella, decepcionada -Porque si lo hago, no podré detenerme Suspirando, ______ cerró los ojos -Eso es lo más romántico que me has dicho Joe se apoyó contra la encimera de la cocina -¿Has comido algo desde el mediodía? -Un champiñón relleno, un pincho de beicon y queso y un trozo de apio con una salsa roja
-Pero no has cenado, ¿no?
-Ahora iba a prepararme unas tostadas, pero no tengo hambre.
-¿Después del champiñón, el apio y el beicon? No entiendo por qué
-¿Me estás tomando el pelo? Oh, un momento, se suponía que iba a preguntarte algo -_______ se irguió en el asiento mientras trataba de recordar la techa que le había dicho su hermana- ¿Tienes algo que hacer el diecisiete?
-¿El diecisiete? ¿Por qué?
-Michelle va a venir a visitar a su tía _______ y sé que querrá verte
Joe pareció aún más preocupado tras oírla, pero lo cierto era que no había estado especialmente relajado desde su llegada
-Tengo un compromiso por la noche
-Bueno, me las arreglaré sola Ya lo he hecho antes -______ se interrumpió bruscamente- No. no lo he hecho, pero Michelle y yo estaremos bien, creo.
El café había terminado de caer en el recipiente de cristal Joe sirvió una taza y se la entrego
-Oh, Jote, ¿qué te sucede? No has sido tú mismo desde que has llegado Ya deberías estar besándome, pero lo único que haces es ignorarme
-Bébete el café
Joe permaneció junto a ella hasta que dio el primer sorbo _______ hizo una mueca debido a lo caliente que estaba el líquido
-¿Sabes lo que he bebido esta noche? Nunca los había probado Shanghai Slongs
-Se llaman Singapore Shngs
-Oh -________ pensó que tal vez estaba más confusa de lo que creía
-Vamos, sigue bebiendo
Obedientemente, ________ hizo lo que Joe le ordenó Mientras, éste siguió moviéndose inquieto por la cocina, como si se sintiera incapaz de permanecer quieto.
-Ya está -anunció _______ cuando terminó, satisfecha consigo misma por aquel pequeño logro-. Joe -añadió, cada vez más preocupada-, ¿tú me quieres?
Joe dejó de caminar y se volvió hacia ella con gesto serio.
-Tanto que apenas puedo creerlo.
-Oh, bien -dijo _______, dando un expresivo suspiro-. Empezaba a preocuparme.
-¿Dónde tienes las aspirinas? -Joe había empezado a abrir y cerrar los armarios de la cocina.
-¿Las aspirinas? ¿Es que te ha dado dolor de cabeza decirme lo que sientes?
-No -dijo él, sonriendo-. Quiero que tengas una aspirina cerca por la mañana, porque vas a necesitarla.
El amor que _______ sentía por él se acentuó.
-¡Eres tan bueno conmigo!
-Tómate dos nada más levantarte y eso te ayudará -Joe se agachó junto a _______ y tomó las manos de ésta en las suyas-. Mañana me voy y no estaré de vuelta en un par de días. Te llamaré, ¿de acuerdo?
-¿Te vas para pensar sobre el trabajo que te he ofrecido? Me parece buena idea. Cuando vuelvas me dirás lo que has decidido -_______ tuvo que interrumpirse para dar un prolongado bostezo-. Creo que debería irme a la cama.
Lo siguiente que supo ______ fue que su despertador estaba sonando. Junto con el estridente sonido llegó un punzante dolor que pareció atravesar su sien. Extendió un brazo, apagó el despertador y suspiró, aliviada. Sentarse en la cama resultó ser una tarea igualmente incómoda, y gimió.
Cuando logró llegar a la cocina, vio la caja de aspirinas y recordó que Joe había insistido en dejarla fuera la noche pasada.
-Bendito hombre -dijo en voz alta, sorprendiéndose del ronco tono de su voz.
Para cuando llegó al despacho, sólo estaba funcionando con tres cilindros. Eleonor Brooks no parecía sentirse mucho mejor que ella. Se miraron y sonrieron con gesto cómplice.
-Su café está listo -dijo la secretaria.
-¿Ha tomado usted ya uno?
-Sí.
-¿Hay algo en el correo?
-Nada que no pueda esperar. El señor Hammer ha pasado por aquí antes. Me ha dicho que le diera esta revista, asegurando que se sentiría tan impresionada como él.
_______ vio que se trataba de un viejo ejemplar del Business Monthly, una revista muy respetada en la industria.
-Tiene casi seis años -dijo, preguntándose por qué querría su jefe que la leyera en ese momento.
-El señor Hammer ha dicho que había un artículo especial sobre su amigo.
-¿Mi amigo? -preguntó _______, sin comprender.
-Su amigo -repitió Eleanor Brooks-. El de los ojos bonitos, Joseph Jonas.
________________________________________
Preview del próximo capítulo
*Susannah no abrió la revista hasta que su secretaria salió del despacho. El artículo de fondo era el de Joseph Jonas.
Las galletas de Rainy Day eran las favoritas de ______. Había muchas variedades, pero las de chocolate eran fantásticas.
En el segundo párrafo, ______ temió ponerse psíquicamente enferma. Dejó de leer y cerró los ojos con fuerza para frenar las oleadas de náusea que sentía.
*-Supongo que nuestra cena está cancelada.
______ asintió, sintiendo los músculos del rostro tan tensos que le dolían.
-De acuerdo, piénsalo con calma. Confío plenamente en que serás justa. Sólo te pido que te preguntes algo. Si la situación hubiera sido la contraria, ¿cómo la habrías manejado?
-De acuerdo -_______ estaba dispuesta a concederle al menos eso, aunque ya sabía qué habría hecho en su lugar; desde luego, no habría mantenido aquella farsa durante tanto tiempo.
______________________________
Eso es todo por hoy :D Espero que hayan disfrutado los capítulos. En el próximo se revelaran los secretos del pasado de Joe ;) Besos, cuídense.
Dayi_JonasLove!*
Re: "Besos de Lluvia" (Joe&Tú)
omj todo por hoy?? no lo dejes ahI!
me huele a que joe es millonario!
me huele a que joe es millonario!
andreita
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