Dramma Queen [Harry Styles]

Ame el capi! Harry es un amor con los niños :3 adklsaas Seguila :DD

Siguelaaaa porfavor esta buenisimaaaa!

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Siiiii, gracias por subir cap mañana! ♥

NUEVA NOVELA → THE PRICE OF ELEGANCE

Elizabeth Rockefeller es la única hija y heredera de una de las familias más poderosas y ricas de los Estados Unidos, y por ello, al cumplir los dieciocho años, sus padres están muy abocados en la búsqueda de un marido para ella. Pero Beth, no es nada fácil de conquistar, y rechaza a cada pretendiente que sus padres le proponen, hasta que luego de un encuentro con uno de ellos, el muchacho intentó suicidarse luego de los dichos de Elizabeth, por lo cual, sus padres la castigan, obligándola a dejar la mágica ciudad de París, por Nueva York... Pero no, la luminosa Gran Manzana, si no, la escuela militar West Point, dónde Elizabeth, junto con su mejor amiga, Holly, deberán sobrevivir a la vida de plebeyas, y sobrevivir a los plebeyos que las rodean, sobre todo uno que rodea todo el tiempo a Beth: Zayn.




—Clara. —dijo Emma, parándose de al lado de Harry, que estaba contando como él se volvió Caballero de la Orden de Jarretea.
— ¿Si, qué sucede?
— ¿Dónde está Alec? No lo veo por ningún lado.
—Está en una habitación aparte. Cualquier ruido lo puede alterar y necesita estar tranquilo.
— ¿Puedo verlo?
—Claro que si, ven por aquí. —le dice la enfermera, mientras Emma la seguía por los blancos y monótonos pasillos del hospital, hasta una habitación, la 203, en donde la enfermera abrió la puerta y dejó a la chica allí.
—Alec. —susurró Emma, para no asustarlo.
—Emma. —contestó el niño de unos cuatro años, semi-recostado en la cama del hospital, conectado a diferentes máquinas, con el cabello negro algo alborotado, una sonrisa cansada pero con esos ojos azules centellantes.
— ¿Cómo te encuentras, cariño? —le pregunta ella, acercándose más a la cama de él, acariciándole la mejilla.
—Un poco mejor que ayer. Te he extrañado mucho. —comenta él, mientras le sonríe abiertamente.
—Yo también mi vida, pero tuve unos problemas en el palacio y me tuve que quedar. Pero te prometo, que voy a venir más seguido, no solo una vez por semana.
— ¿De verdad? —indaga ilucionado el pequeño.
—De verdad. —asegura ella, besando su mejilla, sentándose a su lado.
Así, toda la tarde restante Emma se quedó junto con Alec, el cual adoraba la compañía de ella, ya que charlaban hasta por horas, de cosas tan locas y triviales, que Emma estaba encantada de pasar tiempo con él. A pesar de que amaba a todos los niños del hospital, desde el primer momento quedó "enamorada" de Alec. Tal vez por el hecho de que estaba solito en aquel hospital, o de que su enfermedad era mucho más grave que la de algunos niños, o por el hecho de que era el más pequeño de los niños de allí.
—La pasé muy bien. —comenta Harry, saliendo del hospital junto con Emma, mientras el sol se iba ocultando en el horizonte.
—Te lo dije, es uno de los mejores lugares de Londres. —le dice ella, subiendo a la limusina.
— ¿Y cómo está ese niño al que fuiste a ver?
— ¿Alec? Él está muy delicado, pero siempre con una sonrisa. —musita Emma, haciendo que por inercia ella también sonría. —El hecho de que no tenga padres, ni abuelos, ni tíos, ni nada, me parte el alma un poco más.
Con una blusa salmón oscura, convinada con el bolso que colgaba de su mano, zapatos de tacón negros y un trajede pollera y saco blanco con detalles en dorado, Emma apareció en la sala principal, apoyando, o más bien, tirando en el suelo el bolso, y se sentó sin decir nada, en el living, comiendo su desayuno, o más bien, tragándolo. { http://www.polyvore.com/happy_lunar_new_year/set?id=42672920 }
—Buen día, princesa tragona. —dijo el muchacho, leyendo algo de su tablet, pero, mirando de reojo a la castaña, la cual asintió, y siguió tragando y masticando rápidamente la tostada. — ¿Puedes comer más despacio? Vas a ahogarte. ¿Dónde quedaron tus clases de protocolo? No debes comer así frente a tu marido. —la retó, mientras ella tragaba y hablaba.
—No me ahogo y estoy comiendo rápido porque debo irme, y después me molestas con que no como, así que es por eso.
— ¿Irte? ¿A dónde?
—Al parlamento. Tenemos que continuar con el proyecto de educación.
—Emma, no creo que tu condición sea la mejor para continuar con el proyecto.
—Claro que si. —respondió ella, bebiendo a trago limpio el té. —Me voy llendo, chau. —dijo ella, parándose de la silla, corriendo hasta su bolso, y después, al no haber saludado al muchacho, volvió corriendo hasta él, besó su mejilla, y salió corriendo nuevamente hasta la limusina que la esperaba.
El parlamento estaba allí, intimidante y frío como siempre, para Emma al menos, siempre se veía así. Caminó hasta la oficina donde los ministros de educación la esperaban, sabiendo que ellos iban a bombardearla de preguntas, acusaciones y demás cosas. Pero no le importó, se armó de valor, tomó una vocanada de aire, y entró al lugar.
—Creímos que había muerto, ya que jamás nos habló de nuevo, princesa.
—Es intolerante el trabajo que ha puesto en nuestros hombros, para luego, irse de vacaciones y dejar todo a nuestra merced.
—Mientras que quién sabe lo que estaba haciendo, de compras por Viena, o aquí mismo, en Londres. —dijo el tercer hombre, mirándola con desprecio.
—En primer lugar, recuerden que no importa lo enojados que esten, soy la princesa de Austro-Hungría y Gran Bretaña, y como princesa que soy, me deben respeto, el mismo, que yo les doy a ustedes. —musitó ella, educadamente, haciéndolos callar a todos. —Y en segunda instancia, quiero disculparme, pero mi ausencia no se debió a que me fui de compras a Viena, si no, por razones... De salud. —terminó la castaña. —Así que, si sus quejas quedaron agotadas, podríamos empezar a trabajar. —y luego de ello, a regañadientes, los miembros del ministerio y la princesa, empezaron la planificación del directivo escolar, el cual, se iba a encargar de los alumnos y docentes, una parte fundamental de la institución.
—Parece que las cosas con la princesa están bien. —dijo el colorado regordete, entrando a la habitación del príncipe.
—Así es, van demasiado bien. —contestó el castaño, con una sonrisa. Después de tres semanas de la escena del piano, el muchacho fue más próximo a la castaña, la cual, se abría a él como un libro, siendo fresca y suave como siempre, pero esta vez, más liberal, ya que la respuesta de Harry no era hosca como antaño, si no, que todo lo contrario.
— ¿La ha besado, Su Majestad? Además, claro, del beso que yo presencié...
— ¡Milfroyd! ¡No puedes preguntarme una cosa así! Y menos con respecto a la princesa Emma.
—Lo siento, Alteza.
—No, no la he besado. —contestó, sentándose un poco frustrado, en el sillón de su recámara.
— ¿Puedo preguntar por qué?
—Estoy confundido. ¿Qué pasa si no quiero a Emma como pienso que la quiero? La puedo terminar lastimando y...
—Príncipe, ¿qué siente de verdad por la princesa Emma? —indagó el colorado, pero el muchacho quedó callado. —Primero averigue que siente por ella, y después, avance como un caballo, Su Majestad.
—Gracias, Milfroyd.
—Su majestad...
— ¿Si, Milfroyd?
—Esto... Llegó esto para la princesa Emma, pero se lo confisqué a su empleada Allyson.
— ¿Qué es? —preguntó el muchacho, mientras el hombre le entregaba un sobre amarillento.
—Es una carta del príncipe Zayn.
—Gracias, Milfroyd. —contestó el muchacho, en su típico tono frío.
—Hace frío. —susurró Emma, en el pecho de Harry, mientras los dos se encontraban en el techo del castillo, sentados en una reposera, mirando el cielo nocturno.
—Por supuesto que hace frío, si siempre estás así vestida. Con un pantalón corto y musculosa. Es invierno. —dijo el príncipe mientras ella lucía un short de jean, una remera sin mangas verde y un saquito de hilo para nada abrigador, con unas alpargatas blancas. { http://www.polyvore.com/cgi/set?id=51340018 }
—Es pasada-primavera.
—Como sea. —contestó este, girando los ojos. —Te he dicho que no puedes usar esas cosas. —comentó, señalando el short de jean.
—No entiendo el por qué.
—Eres una princesa, no una cantante pop.
— ¿Miley Cyrus otra vez? —indagó la chica. —Déjala tranquila. —continuó haciendo referencia a la cantante con la cual la comparó en Viena.
—Emma... —comenzó el castaño, pero el silencio hinundó la noche, y nadie volvió a hablar, hasta que de los tímidos labios de la castaña salió un "¿qué?". —Nada, solo... No me hagas caso.
Y luego de el silencio del chico, la noche pasó como todas las otras, en las que se quedaban dos horas o tal vez más, hablando de cosas sin sentido y observando el cielo estrellado, el cual, en esos momentos, solamente brillaba para ellos.


Con una camisa sin mangas blanca, una pollera larga hasta la rodilla del mismo color, con decorados en negro, un blazer rojo al igual que los zapatos de tacón, Emma apareció en el comedor principal, con el cabello recojido en una coleta y algunos mechones esparcidos en su rostro. Su maquillaje era escaso, como siempre, pero al igual que otros días, revozaba de elegancia. { http://www.polyvore.com/design_polyvores_greeting_cards/set?id=48295862 }
— ¿Otra vez vas al parlamento?
—Buen día, Emma. ¿Cómo amaneciste? Muy bien, ¿y tu, Harry? Bien, gracias, Emma.
—Buen día, Emma. —contestó el, a regañadientes.
—Si, voy al parlamento.
—Lamento informarte que no vas a poder. Tienes clases.
—Las clases decidimos tenerlas en la tarde.
—No son las clases comunes, son refuerzos.
— ¿Refuerzos? —preguntó ella, sentándose frente a Harry.
—Así es, el lunes la presidente de Argentina va a venir a Londres. Y necesitas repasar absolutamente todas tus clases de protocolo, y sin más, un poco de historia.
— ¿Historia?
—Sabes a que viene, me imagino. —dijo él, haciendo que ella negara con la cabeza. —La soberanía de Island Falkland. Quiere volver a discutir este hecho.
— ¿El lunes? Eso es en dos semanas. Está aquí prácticamente.
—Así es. Así que necesito que estes capacitada para presentarte frente a ella. No quiero que sea como con el emperador de Japón.
— ¿Por qué no? El fue muy simpático y, hablamos un montón.
—Si, como si fueran amigos. Debes ser educada y a la vez respetuosa, no debes tratar a tus mayores como amigos, si no, con diciplina y con modales.
—Eres aburrido. —dijo ella, bebiendo un sorbo de té.
—Y tu eres demasiado divertida. —comentó con sarcasmo, haciendo que ella frunza el ceño. —Deja de tomar té, y come.
—Ya comí una tostada.
—No mientas, sé que no lo hiciste. —dijo él, con una sonrisa socarrona en sus labios. —Ahora come, vamos.
—Hablando de otra cosa... ¿Te dijo mi padre cuándo iban a venir?
—Tienen que arreglar el papeleo de la visa y también, el pasaporte, además de el colegio de tu hermano, y el trabajo de tu padre. Por eso me dijo que iba a venir el viernes de la semana que viene, y si puede va a llegar antes, pero lo duda.
— ¿No puedes acelerar lo de la visa?
—Si, pero el pasaporte está fuera de mi alcance. Es disposición del Estado Argentino, no del Reino Británico.
—De acuerdo, de acuerdo, y... ¿Qué pasa con la presidente?
— ¿Qué pasa con ella?
— ¿A qué viene?
—Ya te lo dije.
—Si, pero... ¿Qué le vas a decir, o qué?
—Vamos a contestar políticamente, y como siempre, vamos a negarnos a ceder ante la negociación.
— ¿Por qué?
—Emma, no vamos a ceder un territorio porque alguien venga y nos lo pida.
—Tecnicamente, es devolver algo que no nos pertenece. No sería ceder, sería devolver.
—Emma. Escúchame antentamente lo que voy a decirte. El lunes, viene esta mujer, y tienes que repazar todo lo que sea necesario para esa cena. No quiero que te equivoques en nada, y menos, que muestres que estas a favor de su postura. Debes apoyar la postura del Reino Británico. ¿Recuerdas princesa de dónde eres?
—De acuerdo, de acuerdo... Que pesado.
—Ven, vamos...
—Tengo que ir al parlamento.
—Hoy no, vamos. —comentó él, parándose de su asiento, dejando la servilleta sobre su silla, y colocándose al lado de ella, tendiéndole la mano.
—Tengo que ir, tenemos que terminar de decidir...
—No me importa. Vamos. —la cortó, tomándola de la mano, y parándola en su lugar.
— ¿No que tenía las clases de repazo?
—Las tienes mañana, vamos, camina.
— ¿Qué piensas hacer? Tenemos que trabajar. —dijo ella, mientras él, pasaba su brazo por la cintura de ella, y la conducía hasta la salida.
—Cállate.
—Oh, mira a este niño como me habla.
— ¿Niño? Soy mayor que tu. —comentó él, riéndo, mientras bajaban por la escalinata del castillo, hacia un auto rojo, descapotable.
— ¿A dónde vamos? ¿Y el chofer?
—Hoy no lo necesitamos. —dijo él, abriendo la puerta del copiloto.
— ¿Piensas secuetrarme?
—Si subes por las buenas, no es un secuetro.
— ¿Y si no lo hago?
—Entonces, tendría que secuestrarte. —contestó, con una sonrisa de costado.
—Eres un... —comentó ella, sonriendo, mientras subía al auto, haciendo que él cierre la puerta detrás de ella.
— ¿A dónde vamos?
—Primero, vamos a desayunar a mi café favorito.
—Ya desayunamos.
—Tomar un té, Emma. No es un desayuno. Debes comer bien, el desayuno es la comida más importante del día.
—Oh por dios, suenas como mi padre.
—Ves. Deberías haberlo escuchado más. —comentó él, mientras aceleraba la velocidad, a ciento diez por hora.
Luego de manejar por unos cuarenta minutos, el auto estacionó en la ruta Dulwich, frente a The Lido Cafe, donde el muchacho dejó el auto estacionado en el estacionamiento del lugar. Le abrió la puerta a la muchacha, y tomándola de la mano, entrelazandola con la de él, llegaron hasta la puerta del lugar. Al entrar, se encontraron con un lugar tranquilo, amplio, pero con no muchas personas en él, y un mozo, de unos veinte años, le sonrió a ambos, y se inclinó en una reverencia.
—Es un placer volver a verlo, Señor. —dijo el muchacho, mientras les abría la puerta del jardín, donde había una picina, y unas cuantas mesas al rededor de la misma. En la última mesa, el muchacho le corrió la silla a Emma, y esta, con una sonrisa, asintió en forma de agradecimiento.
— ¿Qué desean ordenar?
—Un capuccino.
— ¿Y usted señor?
— ¿Y para comer? —preguntó el muchacho, mirándola detenidamente, mientras esta solo giraba los ojos.
—Un capuccino con dos muffins de chocolate para la señorita. Y para mi, un té con galletas de avena.
—De acuerdo, señor. Ahora traigo el pedido. Con permiso. —contestó el muchacho, inclinándose nuevamente, para luego, retirarse.
— ¿Dos muffins? Es una exageración.
—Solo come, Emma. No seas molesta.
—Tu eres el molesto. —dijo ella, mirándolo de mala manera.
—Eres una pesada.
— ¡Ey!
— ¿No estás contenta? Tus padres vienen a vivir por un tiempo a Londres, y además, estas en mi compañía.
—Eres demasiado engreído. —comentó ella, con una sonrisa, endulzando sus palabras. —Pero, si. Claro que estoy contenta. Hace tanto que no veo a mis padres, los hecho mucho de menos. A mi abuelo, a mi hermano... Estará más grande.
—Tu madre me dijo que le dice a todo el mundo que tu eres su hermana, y que concigue muchas novias por eso.
— ¡Oh! Ese chico, que atrevido... —musitó Emma, haciendo reír a Harry.
— ¿Estás nerviosa por la reunión con la presidente?
—Claro que si, la reina va a estar vigilándome con ojo de águila. Luego de todo lo que pasó, me detesta, si lo arruino, es capaz de matarme.
—Esfuérzate. Sé que lo vas a hacer bien, pero...
— ¿Pero?
—Trata de pensar antes de hablar.
— ¿Qué quieres decir? —preguntó Emma, con el ceño ligeramente fruncido.
—Actuas impulsiva. Con el corazón, en vez de con la cabeza, y eso es lo que luego, te da muchos dolores de cabeza. Primero piensa, razona, y luego actúa, y así, va a irte bien el lunes. Y la reina, no va a tener que quejarse nada de ti.
—Lo sé, soy... Una tonta.
—Impulsiva me gusta más. —comentó el chico, con una sonrisa, conrrespondida por ella.
—Aquí tienen. —dijo el mozo, entrando en escena, dejando el pedido de ambos príncipes. —Con permiso. —volvió a decir, haciendo una reverencia, y retirándose del lugar.
—Come.
—Si, si, que pesado. —comentó ella, mientras este fruncía el ceño, y ella, se enfocaba en su capuccino, para luego, darle un mordisco a uno de los muffins.
El desayuno pasó tranquilo, entre charlas amenas, y en concejos de parte de Harry hacia Emma con respecto a la cena del lunes. Luego del desayuno, ambos subieron al auto, en un rumbo desconocido por la princesa, donde Harry condujo y condujo por más de media hora, hasta el Southwark Park.
—Es muy bonito. —comentó Emma, mientras iban caminando por los caminitos del extenso parque, mientras las hojas de los árboles seguían cayendo, pero nuevas brotaban de los mismos.
—Es uno de los mejores parques de Londres. Es al que casi siempre vengo. —informó el muchacho, mientras en un gesto deliberado, tomaba la mano de ella, y la apretaba contra la suya, haciendo que esta, clave la vista en sus manos, y al subir la mirada, se encuentre con los celestinos ojos del muchacho. —Ven. —dijo él, arrastrándola hasta el centro del parque, hacia una glorieta. Allí, ambos, se sentaron en un banco dentro del mismo, y se podía observar con detenimiento, la belleza del parque.
—Toma.
— ¿Qué es? —preguntó Emma, agarrando el sobre que el muchacho le tendía.
—Es tuyo. —contesta él, mientras esta, mira el sobre, que tenía solamente dos letras en el ZW. —Es de Zayn —le interrumpe los pensamientos él, esta, abre los ojos y se muerde ferozmente el labio inferior.
—Yo... —comenzó esta, pero se calló al intante.
—No hagas eso, vas a lastimarte. —dijo él, colocando uno de sus dedos, sobre los labios de Emma. — ¿No vas a leerla?
— ¿Tu la leíste?
—Es para ti. Aunque quise abrirla más de cien veces, no lo hice.
—De acuerdo. —comentó esta, suspirando.
— ¿Quieres leerla sola?
—No. No tengo nada que ocultarte con respecto a Zayn. —le corta ella, con una sonrisa, disponiéndose a abrir la carta.


Holaaa cachorras hermosas! si lo se, soy un amor (? les deje el adelanto de la proxima novela que unas chicas me pidieron, que iba a subir pero me olvidaba xd & esta vez engaño a Hazza con Zayn 1313 xD cuando termine Dramma Queen, la subo! & ven, les deje dos caps, para que no se me enojen por la demora :3 ojala & les hayan gustado TODO lo que les puse para que lean xd GRACIAS DE SOBRE MANERA A TODAS LAS CHICAS QUE FIRMAN, SEPANLO SON INCREIBLES! LAS QUIERO ♥ besito, Danna . ~

No se porque... pero tengo un presentimiento de que Harry modifico la carta hahah .. no se porque lo pienso

OMG!
que dira la carta de Zayn?!?! me muero de ancias por leer lo que le escribio Zayn a Emma!
Que linduras cada dia demuestran mas su amor!
siguela me encanta!
pd: GRACIAS POR LOS DOS CAPS!