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~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
ForJoeJonas escribió:Flor, que estas en el jardiiiiiiiiiin lalalalalaaaaaaaaaaaaaa xD
No sabes lo que me acabo de reir en el Facebook con uno que me dejo un mensaje que me decia que no pusiese todas las cosas que le haría a los demas porque sino me caerian a mi (lo dice por lo de grabar al Chou xDDDDDDDDDDDDD)
Estan espiando nuestros flashes, Flor! xDDDDD
Pues que se aguante porque tenemos mas flashes xD
Siguela corazón!!! Cuando tu la sigas, yo la sigo ^^
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
YA ME IMAGINO LAS CARAS QUE PONEN LOS QUE LEEN LO QUE ESCRIBIMOS :|
JAJAJAJAJAJAJAJAJA
QUE DEJEN DE CHUSMEAR, SI LES MOLESTA QUE NO LO LEAN Y PUNTO, NOSOTRAS SOMOS FELICES FLASHEANDO :D
(? JAJAJAJAJAJAJJAJA
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
F l r e n c i a. escribió:ForJoeJonas escribió:Flor, que estas en el jardiiiiiiiiiin lalalalalaaaaaaaaaaaaaa xD
No sabes lo que me acabo de reir en el Facebook con uno que me dejo un mensaje que me decia que no pusiese todas las cosas que le haría a los demas porque sino me caerian a mi (lo dice por lo de grabar al Chou xDDDDDDDDDDDDD)
Estan espiando nuestros flashes, Flor! xDDDDD
Pues que se aguante porque tenemos mas flashes xD
Siguela corazón!!! Cuando tu la sigas, yo la sigo ^^
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
YA ME IMAGINO LAS CARAS QUE PONEN LOS QUE LEEN LO QUE ESCRIBIMOS :|
JAJAJAJAJAJAJAJAJA
QUE DEJEN DE CHUSMEAR, SI LES MOLESTA QUE NO LO LEAN Y PUNTO, NOSOTRAS SOMOS FELICES FLASHEANDO :D
(? JAJAJAJAJAJAJJAJA
Pues si Flo, que nos dejen ser felices a nuestra manera!
Ahoramos flashear con el Chou!
Y que den a Dios gracias de que no hemos puesto cosas mas perversas! PORQUE SINO NOS CENSURAN EN EL FACE! xD
ForJoeJonas
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Capitulo 11
En el hogar, un fuego crepitaba alegremente y el sonido competía con las gotas que llovía sobre el tejado. Joe estaba sentado a la mesa con el tercer hombre, el desconocido cuyo arribo había precipitado el intento de fuga de _______. Ambos levantaron la vista cuando ella entró en la habitación y la siguieron con los ojos cuando caminó hasta el hogar.
_______ se arrodilló frente al fuego, la abertura de la manta reveló una bien torneada pantorrilla y una bien sugerencia de muslo desnudo. La manta ajustada la obligó a doblar las piernas hacia un lado para sentarse sobre el suelo de piedra entibiado por la proximidad del fuego.
Laredo se acercó a la mesa y se acercó una silla cerca del fuego. El silencio que había recibido la entrada de _______ fue roto cuando él se sentó. _______ se preguntó por qué mantenían las voces bajas. De cualquier forma, ella no podía entender una palabra de lo que decían.
Empezó a frotarse enérgicamente el pelo con la toalla, arrojando gotas de agua a los lados. Las que caían sobre las piedras calientes, dentro del hogar, se evaporaban con un siseo. Cuando tuvo el pelo más o menos seco, _______ empezó a pasarse un peine por los mechones de color miel oscura.
El desconocido parecía estar impartiéndoles clase de información. Las respuestas de Laredo y Joe, no parecían preguntas a las que había que contestar con sí o no.
_______ se preguntó acerca del tema. Sin duda, era importante para que el hombre hubiera llegado en medio de una tormenta y Joe hubiese despachado al guardia para que buscara a Laredo al producirse el arribo del desconocido.
Volvió la espalda al fuego para dejar que el calor que irradiaba del mismo terminara de secar su espesa melena. El peine continuó su rítmico paso entre los mechones, ayudando al secado. Su pelo era como oro fundido contra el fondo de las llamas danzarinas.
Una fuerza magnética la obligaba a mirar a Joe. La mirada pensativa de él parecía atravesarla y clavarse en el fuego, hipnotizada por las llamas danzantes. Entonces ______ comprendió que él estaba contemplando el juego de la luz del fuego en la mórbida desnudez de su hombro y su clavícula derecha.
Con turbadora intensidad, esa mirada recorrió lentamente la grácil curva del cuello de _______. La insondable profundidad de esos ojos estudió la línea graciosamente femenina de mejillas y mentón, la rectitud clásica de la nariz, antes de pasar a la lujuriosa longitud de las pestañas con puntas doradas. Volviendo sobre su ruta, la mirada hizo un desvío y se detuvo en los labios.
La posesión casi física de esa mirada hizo que el pulso de _______ empezara a latir como un martinete de fragua. Inesperadamente, esos ojos entornados, pero dominantes, desviaron su atención para capturarle la mirada. _______ tuvo la loca, abrumadora sensación de que una fuerza estaba empujándola hacia atrás, obligándola a tenderse junto al fuego para ser seducida, voluntariamente.
Sacudida por lo vívido de la impresión, ________ lo oyó responder a un comentario de Laredo, aunque la atención de él no pareció separarse ni un instante de ella. Con esfuerzo, _______ se libró de esa mirada magnética, respirando agitada y entrecortadamente.
Laredo se levantó de su silla y caminó hasta el hogar. Rápidamente, ella desvió la cabeza en dirección al fuego, esperando que si él notaba su piel enrojecida lo atribuyera al calor de las llamas.
Él se agachó, añadió otro leño al fuego y removió los trozos enrojecidos de madera ardiente. Después la miró de soslayo, calmo e inquisitivito.
—¿Todavía no se ha secado? —preguntó.
—Sí. —Ella asintió rígidamente y dirigió una mirada recelosa a la mesa. De pronto tuvo la sensación de que estaban hablando de ella, de que quizá todo el tiempo habían estado hablando de ella—. ¿Laredo?
Él tenía las manos en las rodillas, listo para incorporarse, pero aguardó y ladeó la cabeza hacia ella.
—¿Sí?
______ miró al hombre que estaba sentado junto a Joe.
—¿Él es uno de los contactos de ustedes?
—Es un amigo —fue todo lo que admitió Laredo.
_______ se volvió para observarlo.
—Está aquí por mí, ¿verdad?
—¿Qué la hace decir eso? —preguntó él.
—Es una sensación que tengo. ¿Es verdad?
—_______ —en su tono, calmo y controlado, hubo mucha paciencia—. Está preguntando cosas que usted sabe que no puedo responder.
—¿Por qué no? Me concierne a mí, por lo tanto es asunto mío, también —razonó ella con obstinación.
Pero Laredo se encogió de hombros y nada dijo.
—Seguramente ustedes ya se han puesto en contacto con mi padre. ¿Es por eso que ese hombre está aquí? ¿Para decirles qué dijo mi padre?
Laredo aspiró hondo y en la mirada que le dirigió hubo un fugaz brillo de impaciencia.
—Cuando haya algo definitivo, usted será informada —dijo con mucha calma—. No insista _______.
Se puso de pie para terminar la conversación.
—Dígale a su jefe que ahora preferiría retirarme a mi habitación —pidió, sintiéndose atrapada e impotente.
La mirada azul de Laredo fue hasta Joe y volvió a ________.
—El resto de la casa está demasiado frío y húmedo. Quédese aquí, junto al fuego, donde estará abrigada y seca.
—¿Qué pasaría si me fuera, de todos modos? —lo desafió ella.
—Sería traída de vuelta —dijo Laredo y se alejó.
Frustrada, empezó otra vez a peinarse, escuchando el crepitar de la electricidad que armonizaba con su tensión nerviosa. Nuevamente sintió la turbadora absorción de la mirada de Joe, pero no dejó que la misma la cautivara.
Pocos minutos después, el desconocido se levantó de la mesa. Joe acompañó al hombre hasta la puerta y dio una orden al centinela. El hombre dejó su puesto para acompañar al desconocido bajo la lluvia. Cuando el guardia se hubo marchado, ________ supo que no le permitirían regresar a su habitación hasta que él volviera.
~~~
La partida del desconocido señaló el comienzo de otra discusión entre Laredo y Joe. Segura de que algo tenía que ver con ella, ________ escuchó y percibió un tono de disgusto en la voz de Laredo. Obviamente, él estaba en desacuerdo con alguna decisión que había sido tomada. Cuando llegó Camilla para preparar la comida de la noche, _______ no se levantó para ayudarla. Nadie hizo objeción alguna y menos Camilla. Sin embargo, la aparición de la morena detuvo la discusión entre Laredo y Joe. Juzgando por la expresión disgustada de Laredo, ______ dedujo que él no había logrado hacer cambiar de idea a Joe.
Mordiéndose el labio, se preguntó si su padre habría ofrecido menos dinero que el exigido para dejarla en libertad. Quizá Laredo estaba dispuesto a conformarse con menos. O quizá sucedía precisamente lo contrario.
Durante toda la comida, _______ consideró las posibilidades. Si su abstracción fue advertida, no provocó ningún comentario. Nadie en la mesa parecía estar de humor locuaz, aunque _______ notó que Camilla hacía sutiles comentarios para llenar los silencios de Joe.
Cuando hubo terminado la comida, Camilla trajo café a la mesa. _______ vio la forma en que la morena se inclinaba delante de Joe, rozándole deliberadamente con sus pechos el hombro y el brazo. La atravesó un estremecimiento de disgusto ante esa acción tan descaradamente sugestiva.
Inmediatamente sintió la mirada de Joe que se deslizó sobre ella, aguda, aunque extrañamente remota. _______ miró la oscura superficie como espejo de su taza de café, tan negra e inescrutable como el alma de él.
Joe desvió la mirada y le dijo algo a _______, que encendió el temperamento de la muchacha. Un torrente de insultos en español brotó de sus labios, mientras que con sus manos señalaba despectivamente a _______. Por alguna razón, otra vez era ella el tema de la discusión.
Después que dos respuestas tranquilizantes no tuvieron efecto, Joe ladró una orden. Camilla le dirigió una mirada relampagueante y venenosa, giró sobre sus talones y salió furiosa por la puerta.
_______ probó un sorbo de su café y miró los platos sucios sobre la mesa. Con un suspiro de resignación, los apiló y los llevó al fregadero, dejando que los hombre terminasen su café.
______ apenas había empezado a lavar cuando la puerta se abrió violentamente y entró Camilla con el pelo cubierto por un rebozo. Arrojó a Joe un bulto que traía en las manos y se marchó. _______ miró el bulto tela de colores brillantes. ¿La ropa sucia de él? Se preguntó y una sonrisa ácida crispó los ángulos de su boca.
La puerta se cerró de golpe y Joe se levantó y empezó a caminar hacia Sheila, llevando las ropas. Ella se puso rígida de ira. Si él creía que ella le lavaría las ropas se llevaría una sorpresa.
Antes de entregarle el lío él lo desplegó de una sacudida. ______ miró la delantera bordada de una blusa y los amplios pliegues de una falda carmesí. Había señales evidentes de uso, la tela estaba algo gastada en los dobleces del ruedo. Eran prendas descartadas por Camilla, dadas a regañadientes y con furia.
A ______ no le importó. La perspectiva de ponerse ropas que no tuvieran arrancados los botones o terminaran sugestivamente a medio muslo era demasiado atrayente para rechazarla por orgullo.
La áspera manta de su improvisado sari de pronto empezó a rozarle la piel desnuda. Tomó ansiosamente las ropas de las manos de él y corrió a su dormitorio, olvidándose completamente de los platos sucios en su prisa por cambiarse.
La blusa era un poco ceñida en los hombros y la falda era corta. No tenía importancia. En lo que a ella le concernía, le sentaban perfectamente.
Su actitud cambió en cuanto se puso las ropas. Se sintió súbitamente, si bien temporalmente, eufórica y despreocupada. Volvió a la habitación principal, motivada por un deseo incontrolable de exhibirse con su nueva ropa. Las mismas le daban una confianza que no se había dado cuenta de que le faltaba.
Joe fue el primero que levantó la vista cuando ella entró otra vez en la habitación. Su mirada la inspeccionó de pies a cabeza con una apreciación clínica que no fue la reacción que el ego de ella esperaba. _______ encontró a Laredo a mitad de camino hacia la puerta, con su impermeable puesto.
—No puede irse, Laredo —protestó y corrió hacia él.
Él le sonrió con indulgencia.
—Se está haciendo tarde.
—Quédese un rato más —pidió _______.
_______ no se daba cuenta del aspecto seductor que presentaba. Su cara estaba radiante de entusiasmo, una sonrisa natural le entreabría los labios, sus ojos chispeaban de placer. Su pelo relucía como oro antiguo a la luz del fuego. La cremosa blancura de su piel contrastaba perfectamente con la falda carmesí que ondeaba alrededor de sus piernas.
—Yo…
Laredo vaciló. Sus ojos azules la miraron de pies a cabeza, con obvia aprobación y un asomo de algo más.
—Venga… —Con despreocupado abandono, lo tomó del brazo con ambas manos—. Tengo un nuevo atuendo y quiero celebrar la ocasión antes que la novedad de mis ropas de segunda mano se haya agotado.
—Está bien.
Laredo sonrió y se quitó el impermeable.
_______ lo tomó y volvió a colgarlo del gancho cerca de la puerta. Cuando se volvió, la falda onduló alrededor de sus piernas. Enmarcada por la luz del fuego, tenía las manos en la cintura, en una pose ligeramente provocativa.
—No ha dicho cómo me veo —le recordó _______—. Admito que no es exactamente chic, pero… —no terminó la frase y le sonrió con calidez, en una atmósfera amistosa y juguetona.
—Es más de lo que usted lleve habitualmente —contestó él con fingida tristeza—, pero definitivamente es una mejoría con relación a los pantalones.
—¡Machista! —rió ella.
Los ojos de él se oscurecieron con un intenso matiz azul.
—Es usted sorprendentemente hermosa, _______ —dijo Laredo quedamente.
Ella no se había propuesto deliberadamente seducirlo, pero enseguida se sintió florecer bajo la ardiente admiración de la mirada de él.
—Ciertamente, me siento más cómoda —se alisó la falda con una mano, estudiando distraídamente el contraste de su piel clara contra la tela de color rojo vivo.
—Dígame… —Laredo reclamó su atención—. ¿Qué clase de celebración está planeando para sus nuevas ropas?
El suave tono burlón velaba el fuego azul oscuro de sus ojos.
—Tengo ganas de bailar —declaró ella.
—Lo siento. —Una sonrisa de fingido arrepentimiento curvó la boca de él—. Me temo que esta noche los músicos tienen la noche libre.
El ruido de una silla arrastrada sacó a ______ de su distracción y le recordó de repente que tenían público. Las facciones de Joe estaban congeladas en una máscara dura y fría, oscura, peligrosa, decididamente hispánica.
________ no tuvo necesidad de que le dijeran que la sangre de la crueldad corría por las venas de ese hombre. Se notaba en la línea despiadada de su mandíbula y su boca, levemente arrogante y salvajemente noble. Él caminaba hacia la ventana oscurecida por la lluvia y _______ miró atrás, a Laredo, con ojos brillantes de determinación.
—Podemos bailar aunque no tengamos música —declaró—. Usted recordará.
Puso su mano izquierda sobre el hombro de él, lo obligó a que le tomara la mano derecha y empezó a tararear una balada.
Laredo vaciló una fracción de segundo, sonrió indulgente y divertido y puso una mano en la curva de la cintura de ella. Sus pasos iniciales fueron torpes y a destiempo, pero ______ insistió hasta que él encontró su coordinación.
—¡Lo ve! —le dijo sonriente, interrumpiendo el tarareo de la melodía conocida—. No lo ha olvidado.
—Creo que no, Por lo menos, usted todavía conserva los dedos de sus pies. —Sonrió—. Corrió un riesgo al bailar conmigo descalza. Hubiera podido pisarla.
—No me preocupé en lo más mínimo —le aseguró ella.
Bailaron en círculos sobre la pequeña área despejada de la habitación principal. El giro de la falda de ella era como una llama escarlata a la luz del fuego. La luz vacilante daba una atmósfera mágica a la habitación, alejando la realidad. Laredo hizo girar rápidamente a _______, le apretó un poco más la cintura y la miró a los ojos. Ella rió y tuvo que apoyarse en él. Laredo le sonrió.
—Y estaba tratando de convencerme de que había olvidado cómo se baila —bromeó ella.
—Creo que me equivoqué —dijo él y se encogió brevemente de hombros.
—Creo que sí.
—Es una locura, ¿pero sabe qué me recuerda esto?
Laredo seguía sosteniéndola en sus brazos y ahora sus pasos eran más lentos.
El brazo con que la rodeaba por la cintura apretó más y _______ se dejó atraer hacia él y apoyó contenta su cabeza en el hombro de Laredo. La fuerza de él resultaba reconfortante.
—No, ¿qué? —preguntó, sonriendo contra la camisa de él.
—Los bailes… las fiestas formales a las que solía ir —su mano le acarició distraídamente la espalda—. Al sostenerla a usted así, aquello no parece tan lejano…
_______ echó la cabeza atrás para verle la cara, atractiva, con un delicioso encanto de muchacho. Vio que la mirada de él descendía hasta sus labios. Tenía que hacer un levísimo movimiento para invitarlo a que la besara. Pero no era eso lo que ella deseaba.
La referencia que él había hecho a su tierra y la forma en que eran las cosas ahora, ahogaron los pocos momentos de encantamiento. Súbitamente, sus nuevas ropas no tuvieron importancia. Sólo quiso marchase, regresar a su hogar y a la seguridad. Quizá Laredo lo haría posible, después de todo.
—¿Cuándo pagará mi padre el dinero de mi rescate? —preguntó.
Laredo se puso rígido.
—No lo sé.
—¿Quién va a cobrarlo? —Trató de que la pregunta sonara despreocupada, sin importancia—. Probablemente lo dividirán, supongo y cada uno de ustedes tendrá una parte.
—Imagino que sí.
La cara de él estaba cubierta por una máscara, pero ______ sabía que era una máscara frágil que podía quebrarse.
—Eso es muy malo. Para un hombre sería mucho dinero.
—Sí —admitió Laredo con sequedad.
—Usted sabe que podría quedarse con todo, ¿verdad? —murmuró ______.
Los músculos de él se contrajeron, rechazando lo que ella estaba diciendo. Hubiera querido apartarse, poner una distancia entre los dos, pero ______ siguió apretada contra él.
—________… —empezó él a protestar, pero ella lo interrumpió.
—No, escuche —insistió ella—. Usted podría quedarse con todo, hasta el último centavo. Usted podría llevarme a casa. El dinero estaría esperándolo, mi padre se ocuparía de eso.
—Es inútil —dijo Laredo y meneó firmemente la cabeza.
—No, no es inútil. Ambos regresaríamos donde queremos estar, a nuestra tierra. Podemos salir a caminar una de estas tardes y no regresar. —Se apresuró para convencerlo de la factibilidad de su plan—. Usted podría tener un par de caballos esperándonos y nosotros huiríamos y estaríamos a muchos kilómetros antes que nadie advirtiera nuestra fuga.
—Yo no puedo regresar. Lo expliqué todo.
—Pero puede hacerlo en esta forma, ¿No entiende? —arguyó ______, persuasivamente—. Usted sería un héroe. Sería mi salvador. Su familia, sus amigos, se sentirían orgullosos de usted y mi padre se mostraría agradecido. El conoce a mucha gente influyente. Encontrará una forma de asegurarse de que usted jamás tenga que regresar aquí.
—Yo…
Él estaba ceñudo, parecía que su resistencia se debilitaba.
_______ le tocó los labios con sus dedos silenciando la protesta. Después dejó que su mano se deslizara por la inerte mejilla hacia el sedoso pelo castaño de la sien. Pasó los dedos por el pelo en una caricia obvia. El brazo que le rodeaba la cintura se apretó automáticamente, acercándola aún más.
—Recibirá una pequeña fortuna por llevarme de vuelta, más la gratitud y la ayuda de mi padre. —Dejó que su voz se volviera ronca y suave—. Y también a mí, Laredo. Sé que me encuentra atractiva… Y no me importaría pasarme el resto de mi vida pagándole por haberme sacado de aquí. Dinero, respetabilidad y yo —prometió—, las tres cosas, si las desea. Todo lo que tiene que hacer es sacarme de aquí, llevarme a casa.
—¡¡No!!
En el hogar, un fuego crepitaba alegremente y el sonido competía con las gotas que llovía sobre el tejado. Joe estaba sentado a la mesa con el tercer hombre, el desconocido cuyo arribo había precipitado el intento de fuga de _______. Ambos levantaron la vista cuando ella entró en la habitación y la siguieron con los ojos cuando caminó hasta el hogar.
_______ se arrodilló frente al fuego, la abertura de la manta reveló una bien torneada pantorrilla y una bien sugerencia de muslo desnudo. La manta ajustada la obligó a doblar las piernas hacia un lado para sentarse sobre el suelo de piedra entibiado por la proximidad del fuego.
Laredo se acercó a la mesa y se acercó una silla cerca del fuego. El silencio que había recibido la entrada de _______ fue roto cuando él se sentó. _______ se preguntó por qué mantenían las voces bajas. De cualquier forma, ella no podía entender una palabra de lo que decían.
Empezó a frotarse enérgicamente el pelo con la toalla, arrojando gotas de agua a los lados. Las que caían sobre las piedras calientes, dentro del hogar, se evaporaban con un siseo. Cuando tuvo el pelo más o menos seco, _______ empezó a pasarse un peine por los mechones de color miel oscura.
El desconocido parecía estar impartiéndoles clase de información. Las respuestas de Laredo y Joe, no parecían preguntas a las que había que contestar con sí o no.
_______ se preguntó acerca del tema. Sin duda, era importante para que el hombre hubiera llegado en medio de una tormenta y Joe hubiese despachado al guardia para que buscara a Laredo al producirse el arribo del desconocido.
Volvió la espalda al fuego para dejar que el calor que irradiaba del mismo terminara de secar su espesa melena. El peine continuó su rítmico paso entre los mechones, ayudando al secado. Su pelo era como oro fundido contra el fondo de las llamas danzarinas.
Una fuerza magnética la obligaba a mirar a Joe. La mirada pensativa de él parecía atravesarla y clavarse en el fuego, hipnotizada por las llamas danzantes. Entonces ______ comprendió que él estaba contemplando el juego de la luz del fuego en la mórbida desnudez de su hombro y su clavícula derecha.
Con turbadora intensidad, esa mirada recorrió lentamente la grácil curva del cuello de _______. La insondable profundidad de esos ojos estudió la línea graciosamente femenina de mejillas y mentón, la rectitud clásica de la nariz, antes de pasar a la lujuriosa longitud de las pestañas con puntas doradas. Volviendo sobre su ruta, la mirada hizo un desvío y se detuvo en los labios.
La posesión casi física de esa mirada hizo que el pulso de _______ empezara a latir como un martinete de fragua. Inesperadamente, esos ojos entornados, pero dominantes, desviaron su atención para capturarle la mirada. _______ tuvo la loca, abrumadora sensación de que una fuerza estaba empujándola hacia atrás, obligándola a tenderse junto al fuego para ser seducida, voluntariamente.
Sacudida por lo vívido de la impresión, ________ lo oyó responder a un comentario de Laredo, aunque la atención de él no pareció separarse ni un instante de ella. Con esfuerzo, _______ se libró de esa mirada magnética, respirando agitada y entrecortadamente.
Laredo se levantó de su silla y caminó hasta el hogar. Rápidamente, ella desvió la cabeza en dirección al fuego, esperando que si él notaba su piel enrojecida lo atribuyera al calor de las llamas.
Él se agachó, añadió otro leño al fuego y removió los trozos enrojecidos de madera ardiente. Después la miró de soslayo, calmo e inquisitivito.
—¿Todavía no se ha secado? —preguntó.
—Sí. —Ella asintió rígidamente y dirigió una mirada recelosa a la mesa. De pronto tuvo la sensación de que estaban hablando de ella, de que quizá todo el tiempo habían estado hablando de ella—. ¿Laredo?
Él tenía las manos en las rodillas, listo para incorporarse, pero aguardó y ladeó la cabeza hacia ella.
—¿Sí?
______ miró al hombre que estaba sentado junto a Joe.
—¿Él es uno de los contactos de ustedes?
—Es un amigo —fue todo lo que admitió Laredo.
_______ se volvió para observarlo.
—Está aquí por mí, ¿verdad?
—¿Qué la hace decir eso? —preguntó él.
—Es una sensación que tengo. ¿Es verdad?
—_______ —en su tono, calmo y controlado, hubo mucha paciencia—. Está preguntando cosas que usted sabe que no puedo responder.
—¿Por qué no? Me concierne a mí, por lo tanto es asunto mío, también —razonó ella con obstinación.
Pero Laredo se encogió de hombros y nada dijo.
—Seguramente ustedes ya se han puesto en contacto con mi padre. ¿Es por eso que ese hombre está aquí? ¿Para decirles qué dijo mi padre?
Laredo aspiró hondo y en la mirada que le dirigió hubo un fugaz brillo de impaciencia.
—Cuando haya algo definitivo, usted será informada —dijo con mucha calma—. No insista _______.
Se puso de pie para terminar la conversación.
—Dígale a su jefe que ahora preferiría retirarme a mi habitación —pidió, sintiéndose atrapada e impotente.
La mirada azul de Laredo fue hasta Joe y volvió a ________.
—El resto de la casa está demasiado frío y húmedo. Quédese aquí, junto al fuego, donde estará abrigada y seca.
—¿Qué pasaría si me fuera, de todos modos? —lo desafió ella.
—Sería traída de vuelta —dijo Laredo y se alejó.
Frustrada, empezó otra vez a peinarse, escuchando el crepitar de la electricidad que armonizaba con su tensión nerviosa. Nuevamente sintió la turbadora absorción de la mirada de Joe, pero no dejó que la misma la cautivara.
Pocos minutos después, el desconocido se levantó de la mesa. Joe acompañó al hombre hasta la puerta y dio una orden al centinela. El hombre dejó su puesto para acompañar al desconocido bajo la lluvia. Cuando el guardia se hubo marchado, ________ supo que no le permitirían regresar a su habitación hasta que él volviera.
~~~
La partida del desconocido señaló el comienzo de otra discusión entre Laredo y Joe. Segura de que algo tenía que ver con ella, ________ escuchó y percibió un tono de disgusto en la voz de Laredo. Obviamente, él estaba en desacuerdo con alguna decisión que había sido tomada. Cuando llegó Camilla para preparar la comida de la noche, _______ no se levantó para ayudarla. Nadie hizo objeción alguna y menos Camilla. Sin embargo, la aparición de la morena detuvo la discusión entre Laredo y Joe. Juzgando por la expresión disgustada de Laredo, ______ dedujo que él no había logrado hacer cambiar de idea a Joe.
Mordiéndose el labio, se preguntó si su padre habría ofrecido menos dinero que el exigido para dejarla en libertad. Quizá Laredo estaba dispuesto a conformarse con menos. O quizá sucedía precisamente lo contrario.
Durante toda la comida, _______ consideró las posibilidades. Si su abstracción fue advertida, no provocó ningún comentario. Nadie en la mesa parecía estar de humor locuaz, aunque _______ notó que Camilla hacía sutiles comentarios para llenar los silencios de Joe.
Cuando hubo terminado la comida, Camilla trajo café a la mesa. _______ vio la forma en que la morena se inclinaba delante de Joe, rozándole deliberadamente con sus pechos el hombro y el brazo. La atravesó un estremecimiento de disgusto ante esa acción tan descaradamente sugestiva.
Inmediatamente sintió la mirada de Joe que se deslizó sobre ella, aguda, aunque extrañamente remota. _______ miró la oscura superficie como espejo de su taza de café, tan negra e inescrutable como el alma de él.
Joe desvió la mirada y le dijo algo a _______, que encendió el temperamento de la muchacha. Un torrente de insultos en español brotó de sus labios, mientras que con sus manos señalaba despectivamente a _______. Por alguna razón, otra vez era ella el tema de la discusión.
Después que dos respuestas tranquilizantes no tuvieron efecto, Joe ladró una orden. Camilla le dirigió una mirada relampagueante y venenosa, giró sobre sus talones y salió furiosa por la puerta.
_______ probó un sorbo de su café y miró los platos sucios sobre la mesa. Con un suspiro de resignación, los apiló y los llevó al fregadero, dejando que los hombre terminasen su café.
______ apenas había empezado a lavar cuando la puerta se abrió violentamente y entró Camilla con el pelo cubierto por un rebozo. Arrojó a Joe un bulto que traía en las manos y se marchó. _______ miró el bulto tela de colores brillantes. ¿La ropa sucia de él? Se preguntó y una sonrisa ácida crispó los ángulos de su boca.
La puerta se cerró de golpe y Joe se levantó y empezó a caminar hacia Sheila, llevando las ropas. Ella se puso rígida de ira. Si él creía que ella le lavaría las ropas se llevaría una sorpresa.
Antes de entregarle el lío él lo desplegó de una sacudida. ______ miró la delantera bordada de una blusa y los amplios pliegues de una falda carmesí. Había señales evidentes de uso, la tela estaba algo gastada en los dobleces del ruedo. Eran prendas descartadas por Camilla, dadas a regañadientes y con furia.
A ______ no le importó. La perspectiva de ponerse ropas que no tuvieran arrancados los botones o terminaran sugestivamente a medio muslo era demasiado atrayente para rechazarla por orgullo.
La áspera manta de su improvisado sari de pronto empezó a rozarle la piel desnuda. Tomó ansiosamente las ropas de las manos de él y corrió a su dormitorio, olvidándose completamente de los platos sucios en su prisa por cambiarse.
La blusa era un poco ceñida en los hombros y la falda era corta. No tenía importancia. En lo que a ella le concernía, le sentaban perfectamente.
Su actitud cambió en cuanto se puso las ropas. Se sintió súbitamente, si bien temporalmente, eufórica y despreocupada. Volvió a la habitación principal, motivada por un deseo incontrolable de exhibirse con su nueva ropa. Las mismas le daban una confianza que no se había dado cuenta de que le faltaba.
Joe fue el primero que levantó la vista cuando ella entró otra vez en la habitación. Su mirada la inspeccionó de pies a cabeza con una apreciación clínica que no fue la reacción que el ego de ella esperaba. _______ encontró a Laredo a mitad de camino hacia la puerta, con su impermeable puesto.
—No puede irse, Laredo —protestó y corrió hacia él.
Él le sonrió con indulgencia.
—Se está haciendo tarde.
—Quédese un rato más —pidió _______.
_______ no se daba cuenta del aspecto seductor que presentaba. Su cara estaba radiante de entusiasmo, una sonrisa natural le entreabría los labios, sus ojos chispeaban de placer. Su pelo relucía como oro antiguo a la luz del fuego. La cremosa blancura de su piel contrastaba perfectamente con la falda carmesí que ondeaba alrededor de sus piernas.
—Yo…
Laredo vaciló. Sus ojos azules la miraron de pies a cabeza, con obvia aprobación y un asomo de algo más.
—Venga… —Con despreocupado abandono, lo tomó del brazo con ambas manos—. Tengo un nuevo atuendo y quiero celebrar la ocasión antes que la novedad de mis ropas de segunda mano se haya agotado.
—Está bien.
Laredo sonrió y se quitó el impermeable.
_______ lo tomó y volvió a colgarlo del gancho cerca de la puerta. Cuando se volvió, la falda onduló alrededor de sus piernas. Enmarcada por la luz del fuego, tenía las manos en la cintura, en una pose ligeramente provocativa.
—No ha dicho cómo me veo —le recordó _______—. Admito que no es exactamente chic, pero… —no terminó la frase y le sonrió con calidez, en una atmósfera amistosa y juguetona.
—Es más de lo que usted lleve habitualmente —contestó él con fingida tristeza—, pero definitivamente es una mejoría con relación a los pantalones.
—¡Machista! —rió ella.
Los ojos de él se oscurecieron con un intenso matiz azul.
—Es usted sorprendentemente hermosa, _______ —dijo Laredo quedamente.
Ella no se había propuesto deliberadamente seducirlo, pero enseguida se sintió florecer bajo la ardiente admiración de la mirada de él.
—Ciertamente, me siento más cómoda —se alisó la falda con una mano, estudiando distraídamente el contraste de su piel clara contra la tela de color rojo vivo.
—Dígame… —Laredo reclamó su atención—. ¿Qué clase de celebración está planeando para sus nuevas ropas?
El suave tono burlón velaba el fuego azul oscuro de sus ojos.
—Tengo ganas de bailar —declaró ella.
—Lo siento. —Una sonrisa de fingido arrepentimiento curvó la boca de él—. Me temo que esta noche los músicos tienen la noche libre.
El ruido de una silla arrastrada sacó a ______ de su distracción y le recordó de repente que tenían público. Las facciones de Joe estaban congeladas en una máscara dura y fría, oscura, peligrosa, decididamente hispánica.
________ no tuvo necesidad de que le dijeran que la sangre de la crueldad corría por las venas de ese hombre. Se notaba en la línea despiadada de su mandíbula y su boca, levemente arrogante y salvajemente noble. Él caminaba hacia la ventana oscurecida por la lluvia y _______ miró atrás, a Laredo, con ojos brillantes de determinación.
—Podemos bailar aunque no tengamos música —declaró—. Usted recordará.
Puso su mano izquierda sobre el hombro de él, lo obligó a que le tomara la mano derecha y empezó a tararear una balada.
Laredo vaciló una fracción de segundo, sonrió indulgente y divertido y puso una mano en la curva de la cintura de ella. Sus pasos iniciales fueron torpes y a destiempo, pero ______ insistió hasta que él encontró su coordinación.
—¡Lo ve! —le dijo sonriente, interrumpiendo el tarareo de la melodía conocida—. No lo ha olvidado.
—Creo que no, Por lo menos, usted todavía conserva los dedos de sus pies. —Sonrió—. Corrió un riesgo al bailar conmigo descalza. Hubiera podido pisarla.
—No me preocupé en lo más mínimo —le aseguró ella.
Bailaron en círculos sobre la pequeña área despejada de la habitación principal. El giro de la falda de ella era como una llama escarlata a la luz del fuego. La luz vacilante daba una atmósfera mágica a la habitación, alejando la realidad. Laredo hizo girar rápidamente a _______, le apretó un poco más la cintura y la miró a los ojos. Ella rió y tuvo que apoyarse en él. Laredo le sonrió.
—Y estaba tratando de convencerme de que había olvidado cómo se baila —bromeó ella.
—Creo que me equivoqué —dijo él y se encogió brevemente de hombros.
—Creo que sí.
—Es una locura, ¿pero sabe qué me recuerda esto?
Laredo seguía sosteniéndola en sus brazos y ahora sus pasos eran más lentos.
El brazo con que la rodeaba por la cintura apretó más y _______ se dejó atraer hacia él y apoyó contenta su cabeza en el hombro de Laredo. La fuerza de él resultaba reconfortante.
—No, ¿qué? —preguntó, sonriendo contra la camisa de él.
—Los bailes… las fiestas formales a las que solía ir —su mano le acarició distraídamente la espalda—. Al sostenerla a usted así, aquello no parece tan lejano…
_______ echó la cabeza atrás para verle la cara, atractiva, con un delicioso encanto de muchacho. Vio que la mirada de él descendía hasta sus labios. Tenía que hacer un levísimo movimiento para invitarlo a que la besara. Pero no era eso lo que ella deseaba.
La referencia que él había hecho a su tierra y la forma en que eran las cosas ahora, ahogaron los pocos momentos de encantamiento. Súbitamente, sus nuevas ropas no tuvieron importancia. Sólo quiso marchase, regresar a su hogar y a la seguridad. Quizá Laredo lo haría posible, después de todo.
—¿Cuándo pagará mi padre el dinero de mi rescate? —preguntó.
Laredo se puso rígido.
—No lo sé.
—¿Quién va a cobrarlo? —Trató de que la pregunta sonara despreocupada, sin importancia—. Probablemente lo dividirán, supongo y cada uno de ustedes tendrá una parte.
—Imagino que sí.
La cara de él estaba cubierta por una máscara, pero ______ sabía que era una máscara frágil que podía quebrarse.
—Eso es muy malo. Para un hombre sería mucho dinero.
—Sí —admitió Laredo con sequedad.
—Usted sabe que podría quedarse con todo, ¿verdad? —murmuró ______.
Los músculos de él se contrajeron, rechazando lo que ella estaba diciendo. Hubiera querido apartarse, poner una distancia entre los dos, pero ______ siguió apretada contra él.
—________… —empezó él a protestar, pero ella lo interrumpió.
—No, escuche —insistió ella—. Usted podría quedarse con todo, hasta el último centavo. Usted podría llevarme a casa. El dinero estaría esperándolo, mi padre se ocuparía de eso.
—Es inútil —dijo Laredo y meneó firmemente la cabeza.
—No, no es inútil. Ambos regresaríamos donde queremos estar, a nuestra tierra. Podemos salir a caminar una de estas tardes y no regresar. —Se apresuró para convencerlo de la factibilidad de su plan—. Usted podría tener un par de caballos esperándonos y nosotros huiríamos y estaríamos a muchos kilómetros antes que nadie advirtiera nuestra fuga.
—Yo no puedo regresar. Lo expliqué todo.
—Pero puede hacerlo en esta forma, ¿No entiende? —arguyó ______, persuasivamente—. Usted sería un héroe. Sería mi salvador. Su familia, sus amigos, se sentirían orgullosos de usted y mi padre se mostraría agradecido. El conoce a mucha gente influyente. Encontrará una forma de asegurarse de que usted jamás tenga que regresar aquí.
—Yo…
Él estaba ceñudo, parecía que su resistencia se debilitaba.
_______ le tocó los labios con sus dedos silenciando la protesta. Después dejó que su mano se deslizara por la inerte mejilla hacia el sedoso pelo castaño de la sien. Pasó los dedos por el pelo en una caricia obvia. El brazo que le rodeaba la cintura se apretó automáticamente, acercándola aún más.
—Recibirá una pequeña fortuna por llevarme de vuelta, más la gratitud y la ayuda de mi padre. —Dejó que su voz se volviera ronca y suave—. Y también a mí, Laredo. Sé que me encuentra atractiva… Y no me importaría pasarme el resto de mi vida pagándole por haberme sacado de aquí. Dinero, respetabilidad y yo —prometió—, las tres cosas, si las desea. Todo lo que tiene que hacer es sacarme de aquí, llevarme a casa.
—¡¡No!!
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
EN EL PROXIMO CAP HAY ACCIÓN CON JOE :twisted: ASI QUE SI QUIEREN QUE LO SUBA VAN A TENER QUE DEJAR MUCHOS COMENTARIOS (SIN HACER SPAM, OBVIO ;) )
LAS QUIERO
LAS QUIERO
F l ♥ r e n c i a.
Re: ~Acercate al Viento~ (Joe & Tu)
Grax x lo de no spam! Oh x dios deberiias recompenzarnos! Ese de no fue joe vdd? Al fin va a hablar¿ por favor cap
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