Equinox {Novela colectiva} [Cancelada]

Holas, Holis (?) quiero cap :B

Cammi escribió:

Sino me equivoco
hoy el ultimo día del turno de Montse.
{Y mañana empieza el de Any}

Cammi, a nombre mi prima Montse manda a preguntar que si lo puede subir mañana, hoy salio de viaje y ya lo tenia listo. ^^U

voy a subir ahora ok

Capitulo 3: Me cuesta tanto Olvidarte, pero igual lo haré

Arianna Christinne
Queencastle

Miraba por la ventana del salón de clases, nunca me había gustado las clases ni menos historia, a mí lo que me apasionaba era curar a las personas, en especial a él, a James, me pregunto dónde estará, que estará haciendo, ¿Estará bien o estará herido?, después de que lo decepcione él no me ha venido a buscar, ni si quiera para que lo cure, es raro ya que yo soy la única que lo puede curar, bueno mejor dicho la única que lo soporta, con el temperamento que tiene nadie lo soporta, solo yo y además nadie más lo puede curar ya que yo soy su “alma gemela” , fuimos creados con una conexión muy fuerte, bueno eso era lo que sentía yo, ya que él para que decirlo, es más frío que una piedra, creo que la piedra y él hielo son más cálidos que él, a veces me dan ganas de matarlo porque antes de que surgiera la revolución, él siempre que estaba herido iba a mi cuarto para que lo curara, ya sé es mi trabajo, pero siempre él abusaba de mi poder de sanar metiéndose en más batallas que todos juntos, se creía termineitor, a pesar de eso, no me lo puedo sacar de la maldita cabeza, todas las noches sueño con que él llega a mi cuarto y me dice que me vaya con él, como sucedió aquella noche…

Flash Back…
En la base lunar era todo un caos, los soldados se estaban revelando como dije era todo un caos, yo estaba muy asustada por lo que estaba ocurriendo, pero más estaba asustada por James, temía que le pasara algo, que estuviera herido y yo no poder llegar a su ayuda. Estaba acurrucada en una esquina de mi habitación, esperando a que todo terminara, cuando de repente ciento que se abre mi puerta de una manera muy brusca.
- Arianna, Arianna, te necesito – dijo una voz muy conocida por mí, era James.
Rápidamente me paré de donde estaba y lo abracé efusivamente, esperaba a que él me lo correspondiera, a que hiciera algo, no lo sé tal vez acariciarme la mejilla como lo hacía cada vez que terminaba de curarlo, pero nada, él era más frío que el mismo hielo.
- ¿Estas herido? – Le pregunte revisando todo su cuerpo.
- No, no vine para eso – Me dijo como de costumbre, fríamente.
- ¿Entonces para qué has venido? - Le pregunte confundida.
- Vine por ti, vine a que te fueras conmigo – Me dijo fríamente.
- ¿No te estoy entendiendo James? – Le pregunte aún más confundida.
- No seas tonta, vine para que nos escapemos juntos – Me dijo con una expresión de enojo.
- James no te vayas – Le dije con lágrimas en los ojos, yo era un tanto sensible en especial cuando lo tenía al frente.
De repente se escuchó un estallido, ellos estaban escapando, todos los soldados lo estaban haciendo, él no se iba a quedar por mí, él era frío y despiadado.
- Arianna yo me voy a ir quieras o no – Me dijo molesto.
- Yo no me voy a ir contigo James yo no sirvo para la guerra – Le dije firmemente.
- No seas estúpida, mejor camina que nos están esperando – Me dijo tomándome del brazo de una manera un tanto brusca.
- James, me estas lastimando, suéltame – Le dije en un tono de súplica.
- Te vasa ir conmigo, por las buenas o por las malas – Me dijo fríamente.
- Que te he dicho que no James, cuantas veces te he dicho que yo no sirvo para la guerra, mi lugar está aquí con los curadores – Le dije tristemente, en ese momento mis ojos me traicionaron porque de ellos salieron unas cuantas lágrimas.
- No seas tonta Arianna, lo único que hace el gobierno es tenernos a su merced, ellos conspiran contra nosotros, así que camina luego – Me dijo tomándome nuevamente del brazo, pero yo fui más rápida y me zafé de él inmediatamente.
- Que te dije que no James, vete tú solo – Cuando le dije eso sentí algo en mi corazón, como si algo se hubiese roto dentro de él.
- Está bien – me dijo más frío que de costumbre – Pero no me pidas ayuda más adelante, cuando te des cuenta de todo.
Dicho esto él se fue, me sentía horrible, lo había decepcionado, fui de nuevo a lugar donde estaba antes que llegara james, y lloré como una niña pequeña, me tape los oídos para no escuchar nada más.

Fin Flash Back…


Desde entonces no he sabido nada de James, cada vez que pienso en él, es como si algo de mi cuerpo me faltara, como si James se hubiera llevado algo que estaba dentro de mí, extraño mucha a James, a menudo sueño con él y al despertar termino llorando como una niña pequeña y para no sentirme sola voy al cuarto de mi amiga Alanis, ella al verme sabe perfectamente cuál es la razón de que yo esté llorando, por lo menos lo sabe y no me pregunta por ese tonto, frío y estúpido de James.
James y yo no somos “Hermanos” de la misma donadora, pero por lo que he platicado con el doctor Dixson, tanto mi “Madre”, como la “madre” de James eran amigas y pidieron que “sus hijos” fueran inseparables, almas gemelas por así decirlo, por eso yo sentí mucha debilidad al lado de James, pero James a mi no, para James soy solo la persona que se dedica a curarlo y a soportarlo.
Pensaba en eso cuando siento una toz delante de mí, miré hacia adelante y vi al profesor de historia fulminándome con la mirada.
- Señorita Arianna, ¿está en este mundo? - Me dijo un tanto divertido, a veces yo no prestaba atención en sus clases y él lo notaba siempre – lo digo porque ya comenzamos la clase y usted no tiene su holograma activado.
- Lo siento, profesor – Dije un tanto cohibida y active el holograma.
- Preste más atención a mis clases señorita, a este paso no se va a graduar nunca – me dijo serio.
- Está bien profesor - Le dije sonriendo.
Trate de prestar atención a la clase de historia, pero mi mente seguía en James, en el estúpido de James, no me lo puedo sacar ni de la cabeza, ni del corazón, lo odio con todo mi ser, no, a quien engaño yo siento algo especial por James, algo que no puedo explicar, pero que cada vez que pienso en él se me oprime el pecho.




James David
Maslow.
(Narra James en algún lugar de Boston)
Me desperté pensando en ese mismo día, en aquel día donde ella me dejó, donde esa condenada me dejó, ese maldito día en que Arianna me dejo para quedarse con todos esos malditos del gobierno. Quería llevármela a rastras si era necesario, la razón era porque necesitaba a alguien que me curara cuando me sucediera algo, ella solo sirve para eso curar, solo para eso. Pero esos malditos recuerdos de ese día, del día de la revolución, el día en el que ella me rechazó, me rechazó a mí a su” alma gemela”, a pesar de eso le pedí a Nataniel que me la cuidara, esa niña era un completo desastre sin mí, por eso a pesar de no sentir ningún sentimiento por ella siempre la cuidaba, le pedí ese favor a Nataniel, pero de dije que ella no se tenía que dar cuenta, no sé el porqué de esas palabras que le dije a Nataniel, lo único que quería era que ella no se quedara sola. También le había pedido a Anderson que la vigilara con su poder fui el primero en pedírselo y ahora tiene como una especie de negocio vigilando a los demás curadores. No sé que es lo que me ata a Arianna, pero tengo la necesidad de protegerla, eso es lo único que me importa, a pesar de que ella me traicionó de la peor manera posible, quedándose en la base lunar. No quería ir a verla porque de seguro que si me ve se va a poner a llorar como una niña tonta, odio cuando hacia eso, aquel día también lo hizo, pero yo no me dejé influenciar por ella, ella no era nada para mí, sólo mi tonta e ingenua curadora.
(Narra Arianna)
Me encontraba en el patio del instituto, el día estaba cálido y reconfortante, era raro encontrar un día así, estaba sentada al lado de un árbol dándole la espalda, mientras leía un poco y a la vez comía una par de galletas que me había comprado para pasar un poco el hambre. Estaba tan concentrada en el libro que no me fije que una persona se había sentado a mi lado y tosía un poco para que le prestara atención. Desvié mi atención y vi que era Selene, la primera curadora creada y además entrenadora de curadores.
- Hola Sele – le dije sonriendo.
- ¿Por qué siempre te encuentro en este mismo árbol leyendo? – me dijo dulcemente.
- Nunca me había fijado en eso, a veces soy un poco distraída – Le dije también de manara dulce.
- No, yo sé perfectamente que este árbol te trae muchos recuerdos – Me dijo sabiamente.
Eso era verdad porque aquel árbol significaba mucho para mí, en ese árbol fue la primera vez que curé a James cuando éramos apenas unos niños.
- Sele si me viniste a echarme a perder el día, creo que lo lograste – le dije de manera triste.
- Está bien, no vine para eso, es más vine para que me acompañes al hospital, ahora te toca “Taller de Ayuda Social” y vas a venir conmigo al hospital.
Explico un poco, los curadores en las tardes los que calificaban para eso (Notas, comportamiento, etc.), tenían como una especie de “Talleres de Ayuda Social” durante las tardes, estos talleres consistían en que los curadores iban a distintos hospitales que controlaba el gobierno y prestaban ayuda social, se ve como si no fueran clases, pero en realidad si son clases lo que pasa es que son más “recreativas”.
- ¿Qué, Qué? – Le dije tupidamente - ¿Qué quedé en los talleres?, eso es imposible Sele, si yo casi no presto atención en las clases – le dije sorprendida.
- No prestas atención, pero estudias cada vez que hay un examen mujer, ahora arriba ya que tenemos que ir al hospital, el tiempo apremia – me dijo sonriendo.
- Está bien – Le dije sonriendo,
Me paré muy entusiasmada del árbol y la acompañé a su auto, cuando lo vi se me cayó la baba de la pura impresión, era un Porsche de color amarillo modificado.
- ¿Te gusta? – Me dijo alegre, a Selene yo la considero como a una hermana mayor.
- Me encanta Sele – le dije entusiasmada.
Nos subimos al auto, y nos encaminamos al Hospital, espero que este viaje me saque un poco de la cabeza al estúpido de James. En el camino escuchamos música y cantábamos, con Sele era toda comprensión y cariño. El trayecto se nos hizo corto ya que habíamos llegado al hospital en donde ella trabajaba por las tardes.
- Oye ciento curiosidad, ¿Dónde está Nate? – Le dije con una mirada un tanto cómplice.
- Está en la base lunar, le dije que no me siguiera, estoy cansada de que sea sobre protector conmigo – Me dijo desinteresadamente.
- Por lo menos él te cuida, y además te da las gracias cuando le curas alguna herida y no abusa de tu poder – Le dije con una leve sonrisa – En cambio James a la primera oportunidad se va y me deja sola, además él siempre abusaba de mi poder – lo último se lo dije en susurro.
- Ya, yo sé que en el fondo del corazón frío que tiene James le importas, ahora arriba ese ánimo que te quiero presentar a unas personas – Me dijo tratando de subirme el ánimo.
Yo le di una de mis mejores sonrisas al bajarnos del auto, el hospital era grande y amplio. Estábamos caminando cuando ella se paró y me miró comprensivamente.
- Anny, en este Hospital ninguno sabe que nosotras somos Equinox, así que no comentes mucho del tema y también trata de que nadie te vea curando a las personas, a mi me gusta estar un poco en el anonimato en único que sabe es el Doctor que te voy a presentar - Me dijo comprensivamente.
- Está bien Sele, a mi me gusta estar igual en el anonimato es mejor – Le dije sonriendo. Eso era verdad ya que la mayoría de los humanos creen que somos una especie de robots sin sentimientos, ellos están completamente equivocados, si yo no tuviera sentimientos no estaría todo el tiempo preocupada por James, a pesar de que él sea un hijo de perra.
Entramos al hospital, era todo blanco, claro no si era un hospital, era amplio, no estaba abarrotado de gente, pero tampoco no estaba vacío, estaba justo a la medida. Sele me condujo a unos ascensores, subimos hasta el tercer piso (El hospital era de 5 pisos), ella me condujo hasta una oficina que en la puerta de cristal decía: “Carliste Colleman, Médico Cirujano” Ella tocó a la puerta y una voz de un hombre dijo el típico “Pase”, entramos a la oficina y vimos a un hombre muy guapo, era alto, rubio y de ojos color azul.
- Selene, es un gusto verte aquí en el hospital – Dijo el hombre.
- Para mí el hospital es mi segunda casa, Carliste – Le dijo mi amiga Sele sonriendo-
- Y veo que traes compañía – Dijo mirándome con sus ojos azules muy profundos.
- Talleres de ayuda social – Dijo ella poniendo los ojos en blanco.
- ¿Ella es igual una Equinox? – Dijo él sorprendido.
- Sí – le dije un tanto cohibida – él es el médico que me querías presentar cierto Sele.
- Sí, Anny – Mira al hombre – Carliste ella es Arianna Queencastle, Arianna él es Carliste Culleman, él es el único en todo el hospital que sabe lo que somos en realidad.
- Y les guardaré el secreto, sé que a Selene no le gusta aparentar mucho – Dijo alegremente – en mi puedes encontrar a un amigo.
- Gracias mi sueño era trabajar en un hospital como mi amiga – le dije sonriendo.
En ese momento tocan la puerta, Carliste dice el típico “Pasen”, entró una mujer pelirroja que nos dio una gran sonrisa.
- Hola Selene, ¿Cómo estás? – Dijo alegre, después me miró – Así que tu eres la “prima” de Selene.
Antes de que pudiera responderle algo Selene se me adelantó.
- Si, ella es mi prima y va a ser mi ayudante, estudió enfermería – me dijo cerrando un ojo, al parecer iba a ser la prima de Selene.
- Sí me llamo Arianna Queencastle, ¿Y usted es? – le pregunté.
- Yo me llamo Alexandra Culleman, soy la esposa del hombre que está acá- Nos dijo dándole un beso rápido a su esposo en los labios – Estoy en el área de oncología.
Oncología, cáncer, esa es una de mis áreas favoritas de cualquier hospital al igual que la zona de quemados.
- Bueno Carliste, Alexandra, los dejamos para que trabajen, yo y Anny, iremos a trabajar – Le dijo Selene a los susodichos.
Ellos nos dieron buena suerte y salimos de la oficina. Estuvimos ayudando a mucha gente, Selene tenía una consulta para ella sola, en donde podía trabajar mucho más a gusto y así para que nadie notara que nosotras éramos Equinox, el trabajo consistía en que ella al entrar les daba a los pacientes una pastilla que ella decía que era como una aspirina, pero que en realidad era una pastilla para aturdir a las personas, cuando estas ya estaban media mareadas, nosotras realizábamos el trabajo, nos turnábamos para que así ninguna se debilitara tan luego. Levábamos mucha gente atendida cuando Sele se da cuenta de que estoy muy agotada tanto física como mentalmente, lo de hoy había sido una tarea muy ardua en comparación con lo que siempre hacia, o sea curar al idiota de James.
- Anny, estas muy cansada, creo que es todo por hoy para ti – Me dijo seriamente.
- No, Sele yo sé que puedo más – Le dije tiernamente.
- No Anny, vasta por hoy y punto, no quiero discutir contigo, recorre el hospital mejor – Me dijo tiernamente.
- Está bien, “Prima” – le dije sonriendo – Quizás esté en la zona de oncología o en la de quemados, ya sabes que son mis favoritas.
- Esta bien, en cuanto termine te busco y nos vamos juntas para la base lunar – me dijo sonriendo.
Salí de su oficina/consulta en realidad tenía un cansancio tremendo, ella me comprendía. Caminé por los largos pasillos del Hospital, pasillos blancos y alargados, pasillos llenos de maquinas monitoras, carros de medicina en fin muchas cosas que los hospitales tienen. Hasta que me encontré con una de mis áreas favoritas: La Zona de quemados. Abrí la puerta sigilosamente, pero no me valió de nada ya que había un chico que estaba animando a los niños, pero este chico estaba vestido casi de payaso. Tenía en la nariz la típica nariz roja, sobre sus jeans tenía unos pantalones un poco anchos atado a unos suspensores y estaba habiendo unos trucos con algunos globos largos. Al sentir la puerta abrirse, miró hacia ella, me miró y me sonrió de oreja a oreja, sentí como mis mejillas se tornaban un tanto rojizas, siempre me pasa eso cuando me da un poco de vergüenza. Aquel chico era muy guapo, creo que un poco más guapo que James, claro yo pesando en James justo ahora cuando él ni si quiera se ha pronunciado mientras que al frente mío hay un chico alto, de cabello rubio y de ojos azules que no deja de mirarme. Jodido James te me apareces hasta en la sopa.
El chico a medida que pasaba el rato hacía destinas bromas que hacían reír tanto a los niños como a mí, había pasado al interior de la sala y me senté en una de las camas al lado de un niño pecoso, de cabello rojo y de ojos color café, me dijo que se llamaba Danny. Me estaba descostillando de la risa, desde hace mucho tiempo que no reía de esa manera tan alegremente, Hacía muchas cosas, como perritos con globos, hacia voces raras y muy graciosas, a pesar de estar haciendo su acto, él me miraba todo el tiempo. Estaba por terminar su acto cuando se abrió la puerta principal y en ella parece una enfermera con cara un poco enojada. Nos miró a los dos con aquella mirada penetrante.
- Es hora de ir a la cama niños – Dijo con una cara ceñuda.
Los niños dijeron el típico, ¡Ah!, no querían dormirse.
- Nada de ¡Ah!, a dormirse niños – dijo molesta y después nos miró a ambos – y ustedes dos fuera de aquí inmediatamente.
El chico me miró con cara de haciéndose el asustado, pero después sonrió.
- No importa chicos, mañana volveré, se los prometo – Les dijo alegremente y después me miró, con una mirada cómplice – y no vendé solo, eso se los puedo asegurar.
- Fuera, fuera, fuera – dijo la enfermera un poco molesta.
Yo me paré de la cama, me despedí de los niños con la mano, ellos me correspondieron y salí de la habitación. Todavía seguí un poco cansada, por lo que me senté en unas sillas que había en el pasillo, ese día había sido largo y muy bien trabajado.
Sentí como alguien se sentaba a mi lado, miré hacia ese lado y vi al mismo chico que había estado haciendo reír hace un rato a los niños. Eso sí ya no tenía esos pantalones anchos ni la nariz roja, aún así se veía muy guapo y encantador, con aquella sonrisa y esos ojos que por un momento me llevaron al cielo.
- Hola – Me dijo con una voz varonil, pero a la vez dulce.
- Hola – le dije un poco cohibida porque él no me dejaba de mirar con aquella mirada penetrante.
- Me llamo Alex Culleman y tú ¿Cómo te llamas? – Me dijo con una sonrisa encantadora.
- Me llamo Arianna Queencastle, pero dime Anny – Le dije sonriendo, lo miré detenidamente, su cabello era de un rubio claro, pero intenso.
- Arianna, bello nombre – Dijo con una sonrisa en el rostro.
Me sonrojé un poco, nadie me había dicho algo tan lindo, claro si me la pasaba con el hielo de James.
- Alex es igual un bello nombre – Le dije tímidamente, ahora el que se sonrojo fue él, estaba casi como un tomate. Yo comencé a reírme de él, de pura maldad me reí.
- A pesar de que sé que te estás riendo de mí tu sonrisa me fascina – Me dijo con una mirada penetrante – es como un rayo de luz en medio de una oscuridad absoluta, tus ojos son como dos cuencas de agua en medio de un desierto árido – me dijo sonriendo tímidamente.
- Cálmate Shakespeare – Le dije mencionando a uno de mis escritores favoritos – Que se te puede acabar el repertorio.
- Mi repertorio no es tan extenso como el de Shakespeare, pero es igual de intenso que él - Me dijo sonriendo.
- Si tú lo dices – Le dije riendo.
- ¿Te puedo hacer una pregunta? – Me dijo un tanto cohibido.
- Ya la estás haciendo – Le dije sonriendo.
- Esa no era, bueno aquí va ¿Quieres tomar una taza de chocolate caliente en la cafetería? - Lo dijo de una manera rápida, sin embargo le entendí muy bien.
No sabía que contestarle, no había estado sola con un chico desde hace mucho tiempo, de hecho con el último chico fue con James, bueno se podría decir que es un chico aquel témpano de hielo.
- Sí – le dije convenciéndolo, pero en realidad era a mí a la cual quería convencer.
- Entonces vamos – Me dijo entusiasmado.
Ambos nos paramos a la misma vez, a medida que nos dirigíamos a la cafetería él no dejaba de mirarme por ningún segundo, yo no me quedaba atrás tampoco, sus ojos de color azul me transportaban al cielo, en cambio los de James solo me inspiraban más frialdad, me inspiraban soledad, a veces le tenía lástima a James, porque él fue creado para no sentir nada, ningún sentimiento, en una palabra James es Hielo.
Llegamos a la cafetería, él me condujo hacia una mesa que estaba junto a una ventana, la vista era agradable, se veía toda la cuidad, me senté y él se fue a comprar el chocolate caliente. Miraba las estrellas y pensaba en él, en James, maldito desgraciado a pesar de que no me has buscado, de que no sé nada de ti, de que no me quieres como yo te quiero a pesar de eso, me cuesta tanto olvidarte.
No me di cuenta de que Alex había llegado hasta que me dejó la taza de chocolate sobre la mesa y carraspeo para que lo mirara. Yo di vuelta mi cara para mirarlo, al mirar sus bellos ojos no pude evitar sonrojarme un poco, creo que esta es la única manera de olvidar a James, sé que soy su curadora y todo eso, pero nadie me mandó a enamorarme de él, así como me enamoré de él, también me puedo enamorar de otro y eso es lo que voy a hacer.
- Gracias – Le dije mirándolo tiernamente y tomé un sorbo de chocolate.
- De nada – Me dijo de la misma manera.
- Oye siento curiosidad de algo – Le dije sonriendo tímidamente.
- ¿Qué cosa? – Me miró con esos ojos azules que por poco me hipnotizan.
- Tu apellido es Culleman ¿Eres algo de Carliste y Alexandra Culleman? – Me dije tímidamente.
- Sí, de hecho son mis padres, ¿Los conoces? – Me dijo con aquella sonrisa encantadora.
- Sé, me los presentaron hace un rato – Le dije sin darle mucha importancia al tema.
- Un paso menos – Dijo en un susurro, a pesar de que lo dijo así, lo escuche.
- ¿Qué cosa? – Le dije haciéndome la que no había escuchado.
- No, nada, yo no he dicho nada – me dijo un poco nervioso.
Después de eso él me contó muchas cosas, como por ejemplo que estaba en su primer año de medicina ya que quería ser igual que su padre, un médico que se dedica a ayudar a las personas no por el dinero si no por vocación, yo le conté que a mi igual me gusta ayudar a las personas, que por eso era el motivo de que había “estudiado” para ser enfermera, aunque eso sea mentira, pero es una mentira piadosa. También me dijo que le gustaba la música, que tocaba el piano, yo le dije que igual me encantaba la música, pero que tocaba el violín. Además me hacía reír mucho porque a veces se ponía a contar chistes en medio de la conversación, algo ilógico no, pero lo hacía. A medida que pasaba el tiempo, Alex estaba comenzando a atraerme un poco, no sé porque, me encanta su sonrisa, sus ojos azules, su cabello rubio que se lo desordenaba cada vez que hablaba de la justicia, creo que él es el candidato para olvidar al hielo de James.
Estaba tan divertida con Alex que no me había dado cuenta de que Selene estaba casi al frente de nosotros ni no fuera porque comenzó a reírse por el último chiste de Alex y yo diría que un tanto exagerada.
- Selene – Le dije sorprendida - ¿Qué es lo que haces aquí? – Lo último se lo dije casi en un tono pesado.
- ¿Qué fue lo último que te dije? – Me dijo en un tono de reto.
Y me acordé, me dijo que después de que terminara me iría a buscar para irnos juntas a la Base Lunar, yo le había dicho que iba a estar en la zona de quemados o en la de oncología, se me había olvidado por completo, claro si estaba con Alex que prácticamente me tiene hipnotizada.
- Te estuve buscando como loca, estaba angustiada, se suponía que ibas a estar en oncología o en la zona de quemados, pero ella estaba en otra parte– me dijo retándome – y más encima con un chico.
- No la retes, ella estaba en donde debía de estar, yo la invité para acá – Dijo Alex defendiéndome como todo un caballero.
- ¿Y tú quien eres?, este es un tema entre ella y yo – Dijo Selene a la defensiva.
- Me llamo Alex Culleman – Dijo Alex sonriendo.
Ella al escuchar su apellido se tranquilizó un poco, ya que era el hijo de Carliste Culleman, y él creo que es una persona de confianza para ella.
- Anny, ya es hora de irnos – Me dijo tiernamente, a veces es un poco bipolar.
- Sele, no nos podemos quedar por un rato más – Le dije colocando una carita de perrito bajo la lluvia.
- Anny, sabes que no podemos – Me dijo tiernamente.
- Está bien – Le dije tristemente – Adiós Alex, espero que nos veamos otro día – Le dije sonriendo.
Me paré de la mesa, pero él me tomó de la mano, al sentir su tacto mi corazón latió un poco, no de manera desbordada, pero latió.
- Yo igual espero lo mismo – Me dijo con una mirada penetrante.
- Adiós – Le dije y le besé la mejilla.
- Adiós – Me dijo besándome la mano.
Selene comenzó a caminar y yo la alcancé, antes de salir de la cafetería me di vuelta para mirar a Alex, él me miraba también, me despedí moviendo la mano y mostrándole una bella sonrisa, él hizo lo mismo, definitivamente, él es el candidato para olvidar de que me enamoré como una boba de alguien sin sentimientos, alguien que no me ama y que nunca me va a amar.
Tomamos el ascensor, llegamos al aparcadero, nos subimos al auto y Selene arrancó el motor. A medida que nos fuimos ella me miraba sonriendo ya que yo al parecer tenía una cara de boba. Legamos a la tediosa Base Lunar, nos despedimos en la entrada, dándonos las buenas noches y cada una se fue a su habitación. Subí hasta el tercer piso en la cual estaba mi habitación, pero no me fui a la mía, fui a la de Alanis, mi mejor amiga, la desperté a pegándole varias veces con una almohada, ella se despertó un poco confundida, pero se fijó que era yo, cuando estuvo bien despierta le conté todo lo sucedido con Alex, aquel chico que me va a ser olvidarme al frío y hielo de James.

---------------------------------------------

Aclaración: La relación entre james y arianna es como amor odio, cammi te deje como mi mejor amiga, espero que no te moleste, si alguien quiere ser mi mejor amiga solo me dice y ya lo es

Fuaaa!¡Ya regrese!
Perdonen la tardanza, ya en unos minutos subo mi cap y MUCHAS GRACIAS.

Capitulo 4: Mi vida está prisionera en la guerra, no me tengo permitido el amor.

10 de enero de 2786, hace 5 días los soldados habían salido a combatir otra guerra, siempre llegaban máximo a los 6 días de haber salido, estaban acostumbrados a pelear, para eso estaban entrenados. Mientras tanto, Logan regresaba a la Base Lunar, el día de clases ya había acabado, ahora solo necesitaba ir a hablar con su entrenadora, Selene.
Su cabeza estaba llena de pensamientos, cada vez que salían a la guerra, le preocupaban cada uno de los soldados, en especial, una, Melisa Blossom, fue amiga suya desde que tiene memoria, también siempre la curaba, se podría decir, su mejor amiga y la persona a la que ama.
Llegaba a la oficina de la doctora, primero toco la puerta y de escucho un “Pase” proveniente de la oficina.
-Señorita Selene, ¿Puedo hablar con usted? –Selene esbozaba una sonrisa al verlo, era de los mejores curadores y de los que tenían más experiencia, la iba a visitar siempre que tenía un problema, le tenía-
-Claro, siéntate, y además, ya te he dicho que me digas Selene, –se levantaba de su silla y tomaba 2 vasos de café- ¿Gustas?
-Sí gracias y bueno, Selene –Lo toma y le toma un sorbo, siempre había adorado el café, después lo deja en la mesa frente de él- Quería hablar con usted sobre...
-¿Los Soldados?
-Así es, ¿Usted cree que regresen todos a salvo?
-Bueno, no completamente en buen estado de salud pero seguramente regresarán todos, he escuchado que les está yendo bien. ¿Por qué la pregunta? –Veía a Logan muy ansioso así que le dio curiosidad- Podría ser que, ¿Te guste alguien?
Cuando escucho esa última frase se le vinieron imágenes a la mente de ella, Melisa, eso causo un pequeño sonrojo en él, por lo que Selene soltó una pequeña risita, esto hizo que Logan volviera en sí.
-Bueno, no, digo ¡sí! Si me disculpa, tengo que retirarme.
-Claro, luego hablamos.
Salio de ahí a paso rápido, quería despejarse un poco y tal vez leer le ayudaría, así que se dirigió a su habitación, cuando llego, directamente comenzó a leer libros de historia, le daba un cierto nivel de curiosidad el leer sobre cómo era el mundo antes de que se creara el Equinox y hubiera tantas guerras.
Al final su lectura se vio perturbada debido a que todo sobre las guerras le hacía compararlas con las de esa era, ahora eran muy diferentes, pero tenía una duda, ¿Cuánto más soportarían los soldados siendo manipulados por el gobierno?




1 día antes.
4 días de guerra, todos continuos, los soldados habían salido victoriosos del combate e iban de regreso a la base lunar, era de madrugada y en el camino aprovecharon para abastecerse de comida, agua y un pequeño descanso, estaban en lo que antes era la ciudad de Nueva Jersey, esta ya había sido consumida por las guerras, solo quedaban edificios vacíos, algunos en ruinas.
Se encontraban los 16 soldados comiendo y bromeando reunidos al rededor de una fogata, algunos alejados de ella, terminaban de cenar y cada uno se disponía a dormir un rato, aunque antes tenían que elegir a quién haría guardia Melisa se ofreció y reunió con Allie, que al parecer no tenía mucho sueño, le gustaba que alguien le hiciera compañía, así que se acerco a ella. Era muy reservada pero ellas se hicieron buenas amigas.
-¡Al! ¿Vas a dormir pronto?
-Pues, no lo creo, tengo falta de sueño esta noche. Por cierto, ¿por qué te ofreciste de guardia? ¿No tienes ganas de dormir y que te levantes hasta mañana temprano?
Melisa ríe ante este comentario, mucha gente pensaba que por su actitud seria muy holgazana, pero en realidad era muy activa.
-No, bueno, curiosamente tengo ganas de vigilar, me dirás loca pero tengo ganas de que pase algo emocionante.
-Emocionante como... ¿Una pelea?
-Exacto, me encanta vivir la vida, aunque esta no tenga mucho sentido realmente.
-Sigue así, no piensen en lo que digan de ti. –Allie bosteza-.
-Lo sé, lo sé, y bueno, parece que tienes algo de sueño.
-Así parece, bueno –alcanza a mirar que Lysander está despierto- mientras que yo duermo ve y acompaña a tu “hermano” en las peleas.
-Está bien, te dejare dormir.
Entonces se dirige con su “hermano” en las peleas, Lysander, sólo se preguntaba una cosa ¿nadie la acompañaría esa noche? Ahora necesitaba la compañía de Logan, él la acompañaba en las noches en que no podía dormir o quería hacer alguna que otra cosa, aunque siempre le había atraído, hasta el punto de decir que estaba enamorada de él. Después de un momento, reaccionó, no era tiempo de estar en asuntos de amor. Entonces llega con Lysander.
-¡Hey! ¿Aún no te duermes?
-Tal vez en un rato más.
-¿Tú?
-¿Tú que crees? Estoy de guardia.
-Cierto, cierto, perdona.
-Oye, ¿me acompañas a dar una vuelta?
-Claro.
Lysander y Melisa comenzaron a caminar a los alrededores de donde se instalaron, había muchos edificios y tenían curiosidad de ver alguno que otro, no tardarían mucho, así que entraron en uno que era de unos 30 pisos y se veía terrorífico, dentro, se hizo notar todas las desgracias que habían ocurrido allí, todo era muy horrible, esto, por culpa del gobierno.
Salieron de ahí después de vagar por unos 15 pisos regresaron, en un momento, dejaron de caminar, algo se sentía raro en el ambiente, todos estaban dormidos pero seguramente no se habrán dado cuenta los demás ya que estaban dormidos, pero era raro, sería mejor regresar rápidamente.
Cuando regresaron al campamento...


El sueño de Logan se vio perturbado cuando una alarma en la Base Lunar sonó, todos los curadores tenían que dirigirse a la puerta, debían atender a los soldados, aún más porque algunos venían un poco lastimados, eso le preocupo, ya quería ver a Mel, no aguantaba tenerla lejos y menos que estuviera lastimada.
Salio rápido de su habitación y al llegar se les asigno un soldado, el vio la lista y para su suerte, era Melisa.
Llego con ella al cuarto y la vio sentada en la camilla, por lo que le sonrió tiernamente.
-¡Bien! Ahora te traigo –Se observa el cuerpo- Unos muchos rasguños y un gran corte en mi brazo –Reía un poco, le daba gracia verse y estar toda lastimada.
-¿Qué ocurrió? Por lo general a ti no te lastiman tanto.
-Es que en el camino, nos emboscaron y bueh, un robot con mucha rapidez me ataco de repente y por eso mi brazo.
-¡Que mal! –Toca su brazo y está salta de dolor-
-Cuidado ahí, aún me duele.
-Claro que te dolerá. –La cura del brazo y después se encarga de los rasguños- Oye, estaba pensando en invitarte a cenar hoy.
-¡Maldita sea! –Esto lo grito con un cierto tono de molestia.
-Hoy tenemos entrenamiento, así que no podré ir, lo siento.
-No, no te disculpes, entiendo. –Termina de curarle los rasguños y después le venda el brazo- Listo.
-Gracias, tal vez hoy te vaya a visitar, aunque será tarde, ¿no importa?
-Claro, ve a la hora que gustes.
-Gracias –Se levanta de la camilla y sale del cuarto-
Ahí se paro un momento, reflexionaba un poco, todas esas sonrisas, el cariño, todo, ¿Logan se habría enamorado de ella, era sólo cariño o qué?
Ahora lloraba un poco, al ser un soldado no se podía permitir el amar, menos a un curador.

Ya se que fue horrendo, disculpenme, muchas palabras, muy malas. :P

Tambien perdonenme por hacer amigos sin pedir ^^U

{#}Adri escribió:¡Amo, Adoro!
Melisa akdgsbad me encanta.

Jejeje enserio? A mi no me gusta como escribo :/