Los Ojos del Demonio (Harry Styles)

“El fuego quemaba cada parte de su cuerpo, el rizado se retorcía sobre las sabanas y no dejaba de emitir gruñidos saliendo de su garganta.

-Louis, ayúdame con él – decía Verónica acercándose a su amigo.

Louis de inmediato se coloco al lado de Harry sintiendo la alta temperatura en su cuerpo, cerro sus ojos comenzando con lo que la chica les había enseñado. El cuerpo de Louis comenzó a hacerse transparente, estaba tomando su forma liquida, y la frescura del agua podía ser percibida por el cuerpo de Harry.”

-No es una buena idea esto, esa chica no tiene la culpa de nada – protestaba Verónica al escuchar el plan de Harry, Louis les miraba desde el otro lado del ático.

-Creí que estarías de mi lado – bramo el rizado pasando su mano desesperadamente por su cabello.

-Sabes que siempre te apoyare, pero con esto no lo hare, Harry estas loco si crees que matando a una mirtingasi el contrato concluirá…

-Ella no es cualquier mirtingasi, ella lleva sangre de Nerky, por lo tanto eso hará que le dejemos débil, podremos acabar con él, es nuestra única oportunidad…

-No puedes estar seguro que ella lleva su sangre…

-Lo estoy, su aura es diferente a la de los demás, incluso ese lunar en forma de gota en la parte superior de su nuca es la prueba… - Harry recordó la noche anterior, en el Rock Rio, como ella llevaba una coleta alta, y como pudo admirar la tenue gota marrón plasmada sobre su nuca.

-Solo harás que él te mate antes, estoy casi segura que ya sabe sobre tu plan o al menos sabe lo que tu hermana quiere… - Verónica rodeo la mesita, se sentó en el viejo sofá mirando el libro. - No quiero ni imaginar lo que te hará, aparte ¿no se te hace raro sobre la llegada de Gian y el interés que tiene con la chica? – Harry frunció el ceño.

-Ponte a pensar, Harry… - murmuro Louis, quien se había mantenido en silencio – recalcando lo que dijo Verónica, esto es más que obvio que Nerky ya sabe lo que planeas, ¿Quién mandaría a uno de sus “perros” al mundo de los mirtingasis solo por diversión? – Harry les miraba a ambos.

-¿Están queriéndome decir que el estúpido demonio quiere proteger a Dina de nosotros? – Verónica asintió mirándole. – Esto es ridículo…

-No lo es, por que aquí el único villano en la historia de la chica mirtingasi eres tu, y Gemma…

-No… para Dina, la única villana aquí es Gemma, ella no sabe que Harry quiere hacerle daño… - le corrigió Louis.

-Y no sabrá que yo quiero hacerle daño, tendré que hacerle creer que Gian es el único villano aquí, y como sé que Gian no trabaja solo, entonces supongo que también Fabela esta aquí…

-La chica no tardara en hacer su aparición – murmuro Verónica frunciendo el ceño. – es con la que debes tener mas cuidado.

-Lo se – suspiro Harry mirando hacia ambos chicos. – Deberé simular protegerla hasta de Gemma si es posible…



Dejo caer su cabeza sobre las almohadas en su cama. El techo estaba iluminado por su vieja lámpara, de la cual salía una tenue luz amarillenta. Había cubierto las ventanas con cortinas obscuras y bolsas de plástico negras para que la luz no entrara a su habitación, quería estar en obscuridad total. Incluso no se permitía salir. Habían pasado ya un par de semanas desde aquella noche en el bar, aquella noche en que pudo ver como Harry junto con Verónica atacaban a aquel otro brujo. Suspiro.

Estos últimos días no había tenido contacto con nadie, su madre estaba preocupada por el comportamiento de Dina. Incluso intento hablar con ella, pero nada le hacia que la chica pusiera atención a las palabras de su madre. El pánico se había apoderado de la chica a tal punto de dejarla en una pequeña locura.

Ni siquiera en sueños estaba tranquila, ahora bebía mas café de lo normal para mantenerse despierta por las noches. Los sueños o mejor dicho pesadillas, estaban siendo un tormento para ella. En repetidas ocasiones el mismo hombre de su sueño pasado se aparecía queriendo devorarle y arrancarle el cuello, otras veces veía como un enorme león blanco le atacaba a mitad del bosque. Pero esto no terminaba aquí, ella podía sentir el dolor en su cuerpo, esas pesadillas se hacían verdaderas.

Una mañana había despertado con dos arañazos sobre su vientre, el mismo lugar donde el león le había atacado en sueños.

Se sentía desprotegida, escuchaba ruidos por las noches e inclusive había decidido acabar con su vida ella misma antes de ser torturada como le ocurrió a su difunto abuelo.

Dos golpecitos en su puerta le hicieron sobresaltarse.

-Dina, alguien vino a buscarte, es un amigo tuyo – la voz débil y llena de preocupación sonaba del otro lado de la puerta. Dina de un brusco movimiento de levanto de la cama pegando su oído a la puerta.

-¿Quién es? – mascullo quitando el seguro pero sin aun abrir. Silencio del otro lado.

La chica suspiro tomando el cuchillo que tenia sobre la repisa de su mueble de madera. Lo empuño abriendo de golpe la puerta. Una mano le detuvo cuando ella por inercia iba a clavar el filoso artefacto sobre el pecho del chico.

-¿Estas loca? – le dijo empujándola hacia el interior de la habitación entrando él detrás de ella, el rizado cerro la puerta detrás de él poniendo el seguro de nuevo.

-¿Qué haces aquí? – Susurro Dina mirando como Harry examinaba cada lugar de la habitación – sal de aquí o gritare – le amenazo, cosa que al rizado no le pareció muy buena, ya que se dejo ir sobre ella pegándola a la pared de un fuerte golpe. Dina sintió su aliento pasar por su rostro, el olor a menta y un poco de tabaco golpeo sus pómulos.

-Lo siento – murmuro Harry después de un momento. Se apartó de ella mirando hacia otro lado, como si estuviera en busca de algo. – Supe que Zayn te dejo desprotegida – dijo de repente, Dina le miro atenta.

-Supongo que te alegra eso, no estaré mas en su camino – mascullo Dina algo seria. Harry le miro con el ceño fruncido, la chica al parecer siempre le hacia irritar y a pesar de todo eso le fascinaba aunque no lo admitiera.

-No me alegra – dijo después de suspirar – me preocupa… me preocupas tu – murmuro acercándose mas a ella, la chica se quedo paralizada al ver como él apartaba sus lentes obscuros de sus ojos. – quiero protegerte, y lo que paso aquella noche, no me hubiera gustado que Gian te hubiera raptado… - susurro – me alegra haberlo impedido – sonrió de lado mirando a Dina.

-No finjas conmigo, se muy bien que algo hay detrás de todo esto, tu amabilidad no es normal – dijo la chica apartándose de él.

-¿Tan difícil es creer que me importas? – ella asintió aun empuñando el cuchillo. – Da igual si lo crees, yo estaré cuidándote, pero solo debes prometerme una sola cosa… ¿lo harás?

-Depende de que se trate – dijo segura. A pesar de la obscuridad Dina pudo ver bien los ojos cuando la tenue luz de la lámpara le ilumino el rostro. Tenía una mirada inofensiva, su ceño no estaba fruncido como normalmente ella lo recordaba. La pupila apenas y se veía, pero la franja roja estaba más que visible, y la segunda franja verde apenas se veía en si iris.

-Gian no es de confiar, por lo tanto debes prometerme no acercarte a él – dijo sentándose en el borde de la cama de la chica. Ella asintió. A pesar de la obscuridad él podía ver, gracias a sus ojos felinos. – Supongo que tendré que vigilar tu casa todos los días, no quiero que él se acerque ni a un metro de ti… - Dina le miraba atenta mientras él hablaba – Quería tomar mi forma animal al venir aquí, pero el que una pantera entre por la ventana no es tan bueno como que un cuervo entre – rio un poco, la chica sonrió ante su comentario y al ver por primera vez una sonrisa en el rostro de Harry.

Harry quiso mirar por última vez el rostro de Dina antes de despedirse. Tenia unas manchas debajo de sus ojos que le hacían verse enferma, su cabello revuelto parecía un nido de serpientes envueltas entre si, mientras que su mirada no era la que él recordaba. Solo habían pasado dos semanas desde que la vio por última vez y ya había un cambio muy notorio en ella. Dina no había ido al instituto, e incluso Harry se noto preocupado cuando paso por el aula de latín y no la vio, o incluso cuando Apple recorría los pasillos sola. Sabia muy bien que ella le hacia falta al instituto, tanto como él necesitaba asesinar.

Había algo que no podía explicar, su aura le provocaba paz y tranquilidad. Su egoísmo de querer herir al demonio no le hacia ver mas allá de su rencor.

-Por ahora me debo ir, pero estaré rondando por si algo sucede… - le sorprendió cuando Dina le tomo por el brazo, le miro como si fuera lo único que tenia en su vida. La chica tenía algunas preguntas, pero las haría en cuanto sintiera algo de confianza por Harry.

-Quédate – murmuro la chica débilmente, le miraba casi suplicante.

Harry no dijo nada, le tomo de la mano llevándola hasta la cama. Ambos se recostaron sobre esta. El rizado le animo para que pusiera su cabeza en su pecho, con un brazo le rodeo por la espalda atrayéndole mas hacia él. Dina suspiro sintiendo la seguridad ahora en su habitación y la paz en su interior.

-Todo estará bien – dijo Harry cuando aparto el cuchillo de las manos de Dina – todo estará bien – repitió apartando los mechones de cabello que caían en la frente de Dina.