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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por chelis Mar 23 Oct 2012, 7:44 pm

:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
NOOO POR QUEEEEEE???
SIGUELAA PORFIISSS PORRFIISSS
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por Pamm Jonas Jue 25 Oct 2012, 10:53 pm

Woww lo amooo siguelaaa
Pamm Jonas
Pamm Jonas


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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por chelis Vie 26 Oct 2012, 2:44 pm

POOORRFIISS
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por maru!! Sáb 27 Oct 2012, 9:16 pm

HOLA!!
Ya les subo capitulo :D
maru!!
maru!!


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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por maru!! Sáb 27 Oct 2012, 9:22 pm

Beautiful Disaster
Capitulo 16: No Gracias


Rayé el frente de mi cuaderno, haciendo cuadrados en los cuadros, conectándolos entre sí para formar rudimentarias cajas 3D. Diez minutos antes de que la clase comenzara el aula aún estaba vacía. La vida estaba en las primeras etapas de lo normal, pero aun así me tomó unos minutos mentalizarme a mí misma el estar cerca de alguien que no fuera Finch y América.
―Sólo porque no estemos saliendo, no significa que no puedas usar la pulsera que te compré ―dijo Kevin mientras se deslizaba en la mesa junto a mí.
―He tenido la intención de preguntarte si la quieres de vuelta.
Sonrió, inclinándose para añadir un arco en la parte superior de uno de los cuadros en el papel. ―Fue un regalo, __(Tn). Yo no doy regalos con condiciones.
La Dra. Ballard volteó su cabeza mientras tomaba asiento a la cabecera de la clase, hurgando en los papeles sobre su desordenado escritorio. La habitación de repente, era un hervidero de parloteo, haciéndose eco de la gran lluvia salpicando contra las ventanas.
―Me enteré de que Nick y tú rompieron hace un par de semanas. ―Kevin levantó la mano al ver mi expresión de impaciencia―. No es de mi incumbencia. Sólo que parecías tan triste, y quería decirte que lo siento.
―Gracias ―dije, dando vuelta a una nueva página en mi cuaderno.
―Y también quería disculparme por mi comportamiento anterior. Lo que dije fue… cruel. Estaba enojado y arremetí contra ti. No fue justo, y lo siento.
―No estoy interesada en salir, Kevin ―le advertí.
Se rió entre dientes. ―No estoy tratando de sacar ventaja. Seguimos siendo amigos y quiero asegurarme de que estás bien.
―Estoy bien.
― ¿Vas a casa para las vacaciones de Acción de Gracias?
―Me voy a casa con América. Usualmente paso Acción de Gracias en su casa.
Kevin comenzó a hablar, pero la Dra. Ballard comenzó su conferencia. El tema de Acción de Gracias me hizo pensar en mis planes anteriores para ayudar a Nick con un pavo. Pensé sobre cómo habría sido, y me encontré
preguntándome si pedirían una pizza una vez más. Una sensación de abatimiento se apoderó de mí. Al instante la empujé de mi mente, haciendo mi mejor esfuerzo para concentrarme en cada palabra de la Dra. Ballard.
Después de clase, mi rostro enrojeció cuando vi a Nick correr hacia mí desde el estacionamiento. Estaba bien afeitado una vez más, llevaba una sudadera con capucha y su gorra roja de béisbol favorita, agachando la cabeza lejos de la lluvia.
―Nos vemos después de las vacaciones, __(Tn), ―dijo Kevin, tocando mi espalda.
Yo esperaba una mirada airada de Nick, pero no parecía darse cuenta de Kevin mientras se acercaba. ―Hey, Pidge.
Me ofreció una sonrisa incómoda, y metió sus manos en el bolsillo delantero de su sudadera. ―Shepley dijo que vas a ir con él y Mare a Wichita mañana.
― ¿Sí?
― ¿Pasarás todas tus vacaciones donde América?
Me encogí de hombros, tratando de parecer casual. ―Soy realmente cercana con sus padres.
― ¿Qué pasa con tu mamá?
―Ella es una alcohólica, Nick. No sabe que es Acción de Gracias.
De repente se sintió nervioso, y mi estómago arrancó con la posibilidad de una segunda ruptura pública. Un trueno retumbó por encima de nosotros y Nick miró hacia arriba, entrecerrando los ojos mientras gruesas gotas caían sobre su rostro.
―Necesito pedirte un favor ―dijo―. Ven aquí. ―Me arrastró bajo el toldo más cercano y yo accedí, tratando de evitar una nueva escena.
― ¿Qué clase de favor? ―Pregunté, recelosa.
―Mi uh… ―cambió su peso de un pie a otro―. Papá y los chicos todavía te están esperando el jueves.
―Nick ―me quejé.
Miró a sus pies. ―Dijiste que ibas a venir.
―Lo sé, pero… es un poco inapropiado ahora, ¿no crees?
No pareció afectarle. ―Dijiste que ibas a venir.
―Todavía estábamos juntos cuando estuve de acuerdo con ir a casa contigo. Tú sabías que no iba a ir.
―Yo no lo sabía, y ya es demasiado tarde, de todos modos. Thomas está volando hacia acá y Tyler dejó el trabajo. Todo el mundo está deseando verte.
Me encogí, girando las hebras de mi pelo húmedo alrededor de mi dedo. ―Ellos iban a venir, de todos modos, ¿no?
―No todo el mundo. No hemos estado todos nosotros ahí para Acción de Gracias en años. Todos hicieron un esfuerzo por estar allí ya que les prometí una comida real. No hemos tenido una mujer en la cocina desde que murió mamá y…
―Eso no es sexista ni nada.
Él inclinó la cabeza. ―Eso no es lo que quise decir, Pidge, vamos. Todos te queremos allí. Eso es todo lo que estoy diciendo.
―No les has dicho sobre nosotros… ¿verdad? ―dije en el tono más acusador que podía manejar.
Se inquietó por un momento, y luego negó con la cabeza.
―Papá preguntaría por qué, y no estoy dispuesto a hablar con él sobre eso. Nunca podré sacarme de la cabeza lo estúpido que soy. Por favor, ven, Pidge.
―Tengo que poner el pavo a las seis de la mañana. Tendríamos que salir de aquí alrededor de las cinco…
―O podríamos quedarnos allí.
Mis cejas se alzaron. ― ¡De ninguna manera! Ya es bastante malo que vaya a tener que mentirle a tu familia y pretender que todavía estamos juntos.
―Te comportas como si te estuviera pidiendo prenderte en fuego.
― ¡Deberías haberles dicho!
―Lo haré. Después de Acción de Gracias… les diré.
Suspiré, mirando a otro lado. ―Si me prometes que este no es un truco para tratar de volver a estar juntos, yo lo haré.
Él asintió con la cabeza. ―Te lo prometo.
A pesar de que estaba tratando de ocultarlo, podía ver una chispa en sus ojos. Apreté los labios, tratando de no sonreír. ―Te veré a las cinco.
Nick se inclinó para besar mi mejilla, sus labios persistentes en mi piel. ―Gracias, Pigeon.
América y Shepley me encontraron en la puerta de la cafetería y entramos juntos. Tiré la vajilla de su soporte y luego dejé caer mi plato sobre la bandeja.
― ¿Qué te pasa, __(Tn)? ―preguntó América.
―No voy a ir con ustedes mañana.
La boca de Shepley cayó abierta. ― ¿Vas a ir donde Jonas?
Los ojos de América se lanzaron a los míos. ― ¿Tú qué?
Suspiré y le entregué mi dinero a la cajera. ―Le prometí a Nick que iría cuando estábamos en el avión, y él les dijo a todos que yo estaría ahí.
―En su defensa ―comenzó Shepley―, él realmente no creía que ustedes iban a romper. Pensó que volverías. Era demasiado tarde en el momento en que se dio cuenta de que ibas en serio.
―Eso es mentira, Shep y lo sabes ―hirvió América―. No tienes que ir si no quieres, __(Tn).
Ella estaba en lo cierto. No era como si yo no tuviera otra opción. Pero no podía hacerle eso a Nick. Ni siquiera si lo odiaba. Y no lo hacía.
―Si no voy, va a tener que explicarles por qué no me presenté, y no quiero arruinar su Acción de Gracias. Todos están volviendo a casa pensando que voy a estar ahí.
Shepley sonrió: ―Realmente les gustas a todos, __(Tn) staba hablando con mi padre acerca de ti el otro día.
―Genial ―murmuré.
―__(Tn) tiene razón, bebé ―dijo Shepley―. Si ella no va, Jim pasará el día quejándose con Nick. No hay sentido en arruinar su día.
América puso su brazo alrededor de mis hombros. ―Todavía puedes venir con nosotros. Ya no estás con él. No tienes que continuar salvándolo.
―Lo sé, Mare. Pero es lo que hay que hacer.
El sol se fundió en los edificios fuera de la ventana, y me paré en frente de mi espejo, cepillándome el pelo mientras trataba de decidir cómo iba a fingir con Nick. ―Es sólo un día, __(Tn). Puedes manejar un día ―le dije al espejo.
Fingir nunca había sido un problema para mí, es por lo que iba a pasar cuando estuviésemos fingiendo por lo que estaba preocupada. Cuando Nick me dejara después de la cena, iba a tener que tomar una decisión. Una decisión que podría estar sesgada por una falsa sensación de felicidad que se presentaría para su familia.
Toc, toc.
Di media vuelta, mirando hacia la puerta. Kara no había vuelto a la habitación en toda la noche, y sabía que América y Shepley ya estaban en la carretera. No me podía imaginar quién podría ser. Puse mi cepillo sobre la mesa y abrí la puerta.
―Nick ―suspiré.
― ¿Estás lista?
Levanté una ceja. ― ¿Lista para qué?
―Dijiste que te recogiera a las cinco.
Crucé los brazos sobre mi pecho. ― ¡Quise decir cinco de la mañana!
―Oh ―dijo Nick, parecía decepcionado―. Creo que debería llamar a papá y hacerle saber que no vamos a estar ahí después de todo.
― ¡Nick! ―Gemí.
―Traje el coche de Shep, así que no tenemos que lidiar con las maletas en la moto. Tienen un dormitorio disponible en el que puedes dormir. Podemos ver una película o…
― ¡No me quedo en casa de tu padre!
Su cara cayó. ―Está bien. Yo eh… te veré en la mañana.
Dio un paso atrás y cerré la puerta, apoyada contra ella. Todas las emociones que tenía se mesclaron dentro y fuera de mi interior, y lancé un suspiro de exasperación. Con la expresión decepcionada de Nick fresca en mi mente, abrí la puerta y salí, vi que estaba caminando lentamente por el pasillo, marcando su teléfono.
―Nick, espera ―giró y la mirada esperanzada en sus ojos hizo que me doliera el pecho―. Dame un minuto para empacar algunas cosas.
Una sonrisa de alivio, agradecida, se dibujó en su cara y me siguió hasta mi habitación, mirándome meter un par de cosas en una bolsa frente a la puerta.
―Todavía te amo, Pidge.
No levanté la vista. ―No lo hagas. No estoy haciendo esto por ti.
Él contuvo el aliento. ―Lo sé.
Viajamos en silencio a la casa de su padre. El coche iba cargado de energía nerviosa, y era difícil quedarse quieta frente a los fríos asientos de piel. Una vez que llegamos, Joseph y Jim salieron al porche, todos sonrientes Tenían que haber sido tomadas antes de que tuvieran los niños, ninguno de ellos podría haber tenido más de veinte años
―Lo siento, Pidge. Voy a dormir en el suelo.
―Por supuesto que dormirás en él ―le dije, agarrándome el pelo en una coleta―. No puedo creer que me metieras en esto.
Se sentó en la cama y se frotó la cara con frustración.
―Esto va a ser una mierda. No sé en qué estaba pensando.
―Yo sé exactamente lo que estabas pensando. No soy estúpida, Nick.
Él me miró y sonrió. ―Pero aun así viniste.
―Tengo que tener todo listo para mañana ―le dije, abriendo la puerta.
Nick se puso de pie. ―Yo te ayudaré.
Pelamos a una montaña de patatas, cortamos las verduras, pusimos el pavo a que se descongelara, y comenzamos la masa de los pasteles. La primera hora fue más que incómoda, pero cuando llegaron los gemelos, todo el mundo parecía congregarse en la cocina. Jim contaba historias sobre cada uno de sus muchachos, y nos reímos de los cuentos de otras desastrosas Acciones de Gracias cuando intentaron hacer algo más que pedir una pizza.
―Diane era un infierno de cocinera ―reflexionó Jim―. Nick no recuerda, pero no tenía sentido tratar después de su muerte.
―Sin presiones, __(Tn) ―Trenton se rió entre dientes, tomando una cerveza de la nevera―. Vamos jugar a las cartas. Quiero intentar recuperar algo de mi dinero que __(Tn) tomó.
Jim apuntó con el dedo a su hijo. ―Nada de póker este fin de semana, Joe. Bajé las fichas de dominó, ve a ordenarlo. Nada de apuestas, maldita sea. Lo digo en serio.
Joseph negó con la cabeza. ―Está bien, viejo, está bien.
Los hermanos de Nick serpenteaban de la cocina, y siguiendo a Joe, deteniéndose para mirar hacia atrás. ―Vamos, Nick.
―Estoy ayudando a Pidge.
―No hay mucho más por hacer, bebé ―le dije―. Adelante.
Sus ojos se suavizaron ante mis palabras, y me tocó mi cadera. ― ¿Estás segura?
Asentí con la cabeza y se inclinó para besar mi mejilla, apretando mi cadera con los dedos antes de seguir a Joseph a la sala de juegos.
Jim vio a sus hijos desfilar por la puerta, negando con la cabeza y sonriendo. ―Esto es increíble, lo que estás haciendo, __(Tn). No creo que te des cuenta de lo mucho que lo aprecio.
―La idea fue de la Nick. Me alegro de poder ayudar.
Se inclinó sobre el mostrador, tomando un trago de cerveza mientras reflexionaba sobre sus siguientes palabras. ―Nick y tú no han hablado mucho. ¿Están teniendo problemas?
Apreté el jabón para lavar platos en el fregadero mientras lo llenaba con agua caliente, tratando de pensar en algo que decir que no fuera una descarada mentira. ―Las cosas están un poco diferente, supongo.
―Eso es lo que yo pensaba. Tienes que ser paciente con él. Nick no recuerda mucho al respecto, pero era cercano a su madre, y después de haberla perdido nunca fue el mismo. Pensé que él crecería sin eso, ya sabes, con él siendo tan joven. Fue difícil para todos nosotros, pero Nick… dejó de tratar de amar a la gente después de eso. Me sorprendió que te trajera aquí. La forma en que actúa a tu alrededor, la manera en que te mira; yo sabía que eran algo especial.
Sonreí, pero mantuve mi mirada en los platos que estaba fregando.
―Nick tendrá un tiempo duro. Va a cometer un montón de errores. Creció en torno a un montón de niños sin madre y con un solitario y malhumorado hombre viejo como padre. Todos estábamos un poco perdidos después de Diane murió, y creo que no ayudé a los niños hacer frente en la forma en que debía hacerlo. Sé que es difícil no echarle la culpa, pero tienes que amarlo, de todos modos, __(Tn). Tú eres la única mujer que ha amado, además de su madre. No sé lo que voy a hacer con él si lo dejas, también.
Me tragué las lágrimas y asentí con la cabeza, incapaz de responder.
Jim apoyó su mano en mi hombro y apretó. ―Nunca lo he visto sonreír como lo hace cuando está contigo. Espero que todos mis hijos tengan una __(Tn) algún día.
Sus pasos se desvanecieron en el pasillo y me agarré al borde de la pileta, tratando de recuperar el aliento. Sabía que pasar las vacaciones con Nick y su familia, sería difícil, pero no pensé que mi corazón se rompiera de nuevo. Los hombres bromearon y se rieron en la habitación de al lado mientras yo lavaba y secaba los platos, poniéndolos a un lado. Limpié la cocina y luego me lavé las manos, haciendo mi camino a las escaleras para pasar la noche.
Nick me agarró la mano. ―Es temprano, Pidge. ¿No vas a la cama, o si?
―Ha sido un día largo. Estoy cansada.
―Estábamos a punto de ver una película. ¿Por qué no bajas y pasas el rato?
Miré hacia arriba a las escaleras y luego a su esperanzada sonrisa. ―De acuerdo.
Me llevó de la mano al sofá, y nos sentamos juntos mientras pasaban los créditos de apertura.
―Apaga esa luz, Taylor ―ordenó Jim.
Nick pasó su brazo por encima de mí, apoyándolo sobre el respaldo del sofá. Estaba tratando de seguir fingiendo, mientras me apaciguaba. Había sido muy cuidadoso de no tomar ventaja de la situación, y me encontré en conflicto, agradecida y decepcionada. Sentada tan cerca de él, oliendo la mezcla de tabaco y su colonia, era muy difícil para mí mantener distancia, tanto física como emocional. Tal como me temía, mi decisión estaba vacilando y luché para bloquear todo lo que Jim había dicho en la cocina.
A mitad de la película, la puerta principal se abrió y Thomas rodeó la esquina, con maletas en la mano.
― ¡Feliz Día de Acción de Gracias! ―dijo, poniendo su equipaje en el suelo.
Jim se levantó y abrazó a su hijo mayor, y todo el mundo, menos Nick, se puso de pie para saludarlo.
― ¿No vas a saludar a Thomas? ―susurré.
No me miró mientras hablaba, mirando a su familia abrazarse y reír. ―Tengo una noche contigo. No voy a perder ni un segundo de ella.
―Hola, __(Tn). Es bueno verte de nuevo ―sonrió Thomas.
Nick me tocó la rodilla con su mano y miré hacia abajo, y luego a Nick. Al darse cuenta de mi expresión, Nick sacó su mano de mi pierna y entrelazó sus dedos sobre su regazo.
―Uh oh. ¿Problemas en el paraíso? ―preguntó Thomas.
―Cállate, Tommy ―se quejó de Nick.
El estado de ánimo en la sala cambió, y yo sentía todos los ojos en mí, esperando una explicación. Sonreí nerviosa y tomó la mano de Nick entre las mías.
―Estamos cansados. Hemos estado trabajando toda la noche en la comida ―dije, inclinando mi cabeza en el hombro de Nick.
Miró nuestras manos y luego apretó, sus cejas tirando un poco.
―Hablando de cansado, estoy agotada ―suspiré―. Voy a la cama, bebé ―miré a los demás―. Buenas noches, muchachos.
―Buenas noche, hermanita ―dijo Jim.
Todos los hermanos de Nick me desearon buenas noches y me fui por las escaleras.
―Voy a la cama, también ―oí decir a Nick.
―Apuesto a que sí ―se burló Joseph.
―Bastardo suertudo ―se quejó Tyler.
―Hey. No vamos a hablar de tu hermana de esa manera ―advirtió Jim.
Mi estómago se hundió. La única familia real que había tenido en años fueron los padres de América, y aunque Mark y Pam habían estado pendientes de mí con verdadera bondad, eran prestados. Los seis rebeldes, mal hablados y adorables hombres de abajo me habían recibido con los brazos abiertos, y mañana les diría adiós por última vez.
Nick cogió la puerta de la habitación antes de que yo la cerrara y luego se congeló. ― ¿Quieres que espere en el pasillo mientras te vistes para dormir?
―Voy a saltar a la ducha. Me vestiré en el baño.
Se frotó la nuca. ―Está bien. Voy a hacer una cama, entonces.
Asentí con la cabeza, haciendo mi camino hacia el baño. Me fregué fuertemente en la ducha en mal estado, centrándose en las manchas de agua y espuma para luchar contra el miedo abrumador que sentía tanto por la noche como por la mañana. Cuando volví a la habitación, Nick lanzó una almohada en el suelo en su improvisada cama. Ofreció una débil sonrisa antes de pasar por mi lado para tomar su turno en la ducha.
Me metí en la cama, tirando de las sábanas hasta mi pecho, tratando de ignorar las mantas en el suelo. Cuando Nick regresó, miró a la improvisada cama con la misma tristeza que yo, y luego apagó la luz, situándose en su almohada.
Estuvo en silencio por unos minutos, y luego escuché a Nick dar un miserable suspiro. ―Esta es nuestra última noche juntos, ¿no?
Esperé un momento, tratando de pensar en lo que debía decir. ―No quiero pelear, Nick. Sólo ve a dormir.
Al oírle voltear, me volví en un lado para mirarlo hacia abajo, presionando mi mejilla en la almohada. Apoyó la cabeza con su mano y me miró a los ojos.
―Te amo.
Lo observé por un momento. ―Lo prometiste.
―Prometí que no era un truco para volver a estar juntos. No lo era ―levantó su mano para tocar la mía―. Pero si eso significa estar contigo otra vez, no puedo decir que no lo consideraría.
―Me preocupo por ti. No quiero que salgas lastimado, pero deberías haber seguido mi instinto en primer lugar. No podría haber funcionado.
―Me amabas, sin embargo, ¿no?
Apreté los labios. ―Todavía lo hago.
Alzó la vista con ojos llenos de lágrimas y apretó mi mano.
― ¿Puedo pedirte un favor?
―Estoy como en medio de lo último que me pediste que hiciera ―sonreí.
Sus rasgos fueron enseñados, no afectados por mi expresión.
―Si esto es real… si estás realmente terminando conmigo… ¿me dejas abrazarte esta noche?
―No creo que sea una buena idea, Nick.
Su agarre se apretó. ― ¿Por favor? No puedo dormir sabiendo que estás sólo a unos centímetros de distancia, y nunca voy a tener la oportunidad de nuevo.
Miré sus desesperados ojos por un momento y luego fruncí el ceño. ―No voy a tener sexo contigo.
Él negó con la cabeza. ―Eso no es lo que estoy pidiendo.
Busqué en la poco iluminada habitación con mis ojos, pensando en las consecuencias, preguntándome si podía decirle que no a Nick si él cambiaba de opinión. Cerré los ojos con fuerza y luego me aparté de la orilla de la cama, bajando la manta. Se arrastró en la cama a mi lado, tirando de mí a toda prisa apretándome en sus brazos. Su pecho desnudo subía y bajaba con respiraciones irregulares, y me maldije por sentirme tan pacífica contra su piel.
―Voy a extrañar esto ―le dije.
Besó mi pelo y tiró de mí hacia él, incapaz de acercarse lo suficiente hacia mí. Hundió la cara en mi cuello y yo apoyé mi mano en su espalda en comodidad, a pesar de que estaba tan afligida como él lo estaba. Respiró hondo, y presionó su frente contra mi cuello, presionando sus dedos en la piel de mi espalda. Tan miserables como estábamos la última noche de la apuesta, esto era mucho, mucho peor.
―Yo… yo no creo que pueda hacer esto, Nick.
Tiró de mí más fuerte y sentí la primera lágrima cayendo de mi ojo por mi sien. ―No puedo hacer esto ―le dije, apretando los ojos cerrados.
―Entonces, no lo hagas ―dijo sobre mi piel―. Dame otra oportunidad.
Traté de impulsarme por debajo de él, pero su agarre era demasiado sólido para cualquier posibilidad de escape. Me cubrí la cara con ambas manos mientras mis sollozos nos sacudían a los dos.
Nick me miró, sus ojos grandes y húmedos.
Con sus dedos grandes, suaves, sacó mi mano de mis ojos y me besó en la palma de la mano. Tomé una respiración escalonada mientras miraba a mis labios y luego de vuelta a mis ojos.
―Nunca voy a amar a nadie de la forma en que te amo, Pigeon.
Inhalé y toqué su cara. ―No puedo.
―Lo sé ―dijo, con voz rota―. Nunca me convencí de que yo fuera lo suficientemente bueno para ti.
Mi rostro se arrugó y sacudí la cabeza. ―No eres sólo tú, Nick. No somos buenos el uno para el otro.
Sacudió su cabeza, queriendo decir algo, pero pensándolo mejor. Después de un largo y profundo suspiro, apoyó la cabeza contra mi pecho. Cuando los números verdes del reloj de la habitación dieron las once, las respiraciones de Nick finalmente se hicieron más lentas y niveladas. Mis ojos se abrieron grandes, y parpadeé varias veces antes de caer fuera de la conciencia.

―¡Ay! ―Grité, sacando mi mano de la estufa y automáticamente atendiendo la quemadura con mi boca.
― ¿Estás bien, Pidge? ―preguntó Nick, arrastrando los pies por el suelo y deslizando una camiseta sobre su cabeza―. ¡Mierda! ¡Los pisos están jodidamente helados! ―ahogué una risita mientas lo veía saltar en un pie y luego al otro hasta que las plantas de sus pies se aclimataron a las baldosas frías.
El sol apenas asomaba entre las cortinas, y el resto de los Jonas dormían plácidamente en sus camas. Empujé la bandeja de hojalata antigua en el horno y luego cerré la puerta, girando para enfriar mis dedos debajo del fregadero.
―Puedes volver a la cama. Sólo tengo que poner el pavo dentro.
― ¿Vienes a la cama? ―preguntó, envolviendo sus brazos alrededor de su pecho para protegerse del frio en el aire.
―Si.
―Muéstrame el camino―dijo, barriendo su mano hacia las escaleras.
Nick se arrancó la camisa mientras ambos empujábamos las piernas
bajo las sábanas, tirando de la manta hasta el cuello. Apretó sus brazos alrededor de mí mientras tiritábamos, esperando a que nuestro calor corporal calentara el pequeño espacio entre nuestra piel y las mantas.
Sentí sus labios contra mi pelo, y luego su garganta se movió mientras hablaba. ―Mira, Pidge. Está nevando.
Me volví para hacer frente a la ventana. Los copos blancos sólo eran visibles a la luz de la lámpara de la calle. ―Es algo que se siente como Navidad―dije, mi piel finalmente calentándose contra la suya.
Suspiró y me volví para ver su expresión. ―¿Qué?
―No vas a estar aquí para la Navidad.
―Estoy aquí, ahora―levantó unas de las esquinas de su boca y se inclinó para besar mis labios. Me eché hacia atrás y sacudí la cabeza. ―Nick…
Su agarre se apretó y bajó la barbilla, sus ojos castaños determinados. ―Tengo menos de veinticuatro horas contigo, Pidge. Voy a besarte. Voy a besarte un montón hoy. Todo el día. Cada vez que pueda. Si quieres que me detenga, sólo di la palabra, pero hasta que lo hagas, voy a hacer que cada segundo de mi último día cuente.
―Nick…―Pensé en ello por un momento, y razoné que él no tenía ninguna desilusión sobre lo que sucedería cuando me llevara a casa. Yo había llegado allí para fingir, y tan duro como fuera para los dos más tarde, no quería decirle que no.
Cuando me vio mirando sus labios, la comisura de su boca se elevó otra vez, y se inclinó para presionar su suave boca contra la mía. Comenzó dulce e inocente, pero en el momento en que sus labios se abrieron, acaricié su lengua con la mía. Su cuerpo se tensó instantáneamente, y tomó una respiración profunda por la nariz, apretándose contra mí. Dejé caer la rodilla hacia el lado y él se movió por encima de mí, sin apartar su boca de la mía.
No perdió el tiempo en desnudarme, y cuando no había más tela entre nosotros, se apoderó de las viñas de hierro de la cabecera de la cama con las dos manos, y en un rápido movimiento, estaba dentro de mí. Me mordí fuerte el labio, ahogando el grito que estaba arañando su camino hasta mi garganta. Nick se quejó contra mi boca, y yo apreté los pies contra el colchón, anclándome, de ese modo podía levantar las caderas para encontrar las suyas.
Una mano en el hierro y la otra en mi nuca, se mecía contra mí una y otra vez, y mis piernas temblaban con sus firmes y determinados movimientos. Su lengua buscó mi boca, y podía sentir la vibración de sus profundos gemidos contra mi pecho mientras seguía a su promesa de hacer memorable nuestro último día juntos. Podría pasar miles de años tratando de bloquear ese momento de mi memoria, y seguiría grabado en mi mente.
Había pasado una hora cuando apreté mis ojos cerrados, cada uno de mis nervios se centró en el temblor de mis entrañas.
Nick contuvo el aliento mientras empujaba dentro de mí una vez más, me dejé caer sobre el colchón, completamente agotada. Nick exhaló con respiraciones profundas, mudas y bañado en sudor.
Podía escuchar las voces abajo y me tapé la boca, riendo por nuestra mala conducta. Nick se volvió de lado, escaneando mi cara con sus dulces ojos marrones.
―Dijiste que sólo ibas a besarme―sonreí.
Mientras estaba tirada al lado de su piel desnuda, viendo el amor incondicional en sus ojos, deje ir mi decepción y mi rabia y mi obstinada determinación. Yo lo amaba, y no importa cuales eran mis razones para vivir sin él, sabía que no era lo que quería. Incluso si no hubiera cambiado de opinión, era imposible para nosotros mantenernos alejados el uno del otro.
― ¿Por qué no nos quedamos en la cama todo el día? ―sonrió.
―Yo he venido aquí a cocinar, ¿recuerdas?
―No, viniste aquí para ayudarme a cocinar, y no me presentaré a trabajar durante ocho horas.
Toqué su cara, las ganas de terminar nuestro sufrimiento se hicieron insoportables. Cuando le dije que había cambiado mi opinión y que las cosas volvieron a la normalidad, no tendríamos que pasar el día fingiendo. Podríamos pasar celebrando, en su lugar.
―Nick, creo que…
―No lo digas, ¿de acuerdo? No quiero pensar en eso hasta que tenga que hacerlo ―se levantó y se puso los calzoncillos, caminando hacia mi bolso. Tiró la ropa sobre la cama y tiró de su camisa sobre su cabeza―. Quiero recordar esto como un buen día.
Hice los huevos para el desayuno y sándwiches para el almuerzo, y cuando el juego comenzó, empecé a comer. Nick estaba parado detrás de mí en cada oportunidad, sus brazos alrededor de mi cintura, sus labios en mi cuello. Me sorprendí a mí misma mirando el reloj, impaciente por encontrar un momento a solas con él para decirle mi decisión. Estaba ansiosa por ver la expresión de su rostro, y para volver a donde estábamos.
El día estuvo lleno de risas, conversación, y un flujo constante de quejas de Tyler sobre la constante muestra de afecto de Nick.
― ¡Consigue una habitación, Nick! ¡Jesús! ―Gimió Tyler.
―Estás volviéndote una espantosa sombra verde ―bromeó Thomas.
—Es porque me están enfadando. No estoy celoso, idiota. —se burló Tyler.
—Déjenlos en paz, Ty, —advirtió Jim.
Cuando nos sentamos a cenar, Jim insistió en que Nick cortara el pavo, y sonreí con orgullo cuando él se puso de pie para hacerlo. Estaba un poco nerviosa hasta que los elogios llegaron a mí. En el momento en que serví el pastel, no había ninguna pisca de comida sobre la mesa.
— ¿Hice suficiente? —Reí.
Jim sonrió, tomando su tenedor para estar listo para el postre. —Hiciste un montón, __(Tn). Sólo queríamos abastecernos hasta el próximo año… a menos que quieras hacer esto de nuevo en Navidad. Eres un Jonas, ahora. Espero que estés con nosotros en cada día de fiesta, y no para cocinar.
Miré a Nick cuya sonrisa se había desvanecido, y mi corazón se hundió. Tenía que decirle pronto. —Gracias, Jim.
—No le digas eso, papá, —dijo Joseph—. Ella tiene que cocinar. ¡No he tenido una comida decente desde que tenía cinco años! —Se llevó un bocado de pastel de nuez a la boca, gimiendo con satisfacción.
Me sentía como en casa, sentada en una mesa llena de hombres recostados en sus sillas, frotándose la barriga.
La emoción me embargó cuando fantaseé con la idea de Navidad y la Pascua, y cada otro día de fiesta que pasaría con ellos. No quería nada más que formar parte de esta rota y fuerte familia que adoraba.
Cuando los pasteles se terminaron, los hermanos de Nick comenzaron a limpiar la mesa y los gemelos se dirigieron al fregadero.
—Yo lo hago. —dije, poniéndome de pie.
Jim sacudió la cabeza. —No, no lo harás. Los chicos pueden encargarse de eso. Nick y tú vayan al sofá a descansar. Has trabajado duro, hermana.
Los gemelos se salpicaron el uno al otro con el agua y Joseph maldijo cuando se resbaló en un charco y dejó caer un plato. Thomas les llamó la atención, tomando la escoba y el recogedor para barrer los vidrios. Jim les dio unas palmaditas a sus hijos en los hombros y luego me abrazó para retirarse a su habitación.
Nick puso mis piernas sobre su regazo y me quitó los zapatos, masajeando las puntas de mis pies con los pulgares. Incliné mi cabeza hacia atrás y suspiré.
—Este ha sido el mejor Acción de Gracias que hemos tenido desde que mamá murió.
Levanté la cabeza para ver su expresión. Estaba sonriendo, pero estaba teñida de tristeza.
—Me alegro haber estado aquí para verlo.
La expresión de Nick cambió y me preparé para lo que estaba a punto de decir. Mi corazón latía con fuerza con mi pecho, con la esperanza de que me preguntara que volviera con él para poderle decir que sí. Lo que sucedió en Las Vegas parecía una eternidad, sentada en el hogar de mi nueva familia.
—Soy diferente. No sé lo que me pasó en Las Vegas. Ése no era yo. Estaba pensando en todo lo que podría comprar con ese dinero, y eso fue en todo lo que estaba pensando. No vi lo mucho que te dolía el de volver allí, pero en el fondo, creo que lo sabía. Merezco que me dejes. Merecía todas las noches sin dormir y todo el dolor que he sentido. Necesitaba eso para darme cuenta de lo mucho que te necesito y lo que estoy dispuesto a hacer para mantenerte en mi vida.
Me mordí el labio, impaciente por llegar a la parte en la que diría que sí. Quería que me llevara de regreso al departamento y pasar toda la noche celebrando. No veía la hora de relajarme en su nuevo sofá con Toto, ver películas y reír como antes.
—Has dicho que has terminado conmigo, y lo acepto. Soy una persona diferente desde que te conocí. He cambiado… para bien. Pero no importa cuánto lo intente, parece que no puedo hacer las cosas bien contigo. Fuimos amigos primero, y no te puedo perder, Pigeon. Siempre te amaré, pero si no puedo hacerte feliz, no tiene sentido tratar de recuperarte. No puedo imaginarme estar con alguien más, pero voy a ser feliz siempre y cuando seamos amigos.
— ¿Quieres ser amigos? —Pregunté, las palabras quemándome la garganta.
—Quiero que seas feliz. Sin importar qué.
Mis entrañas se contrajeron antes sus palabras, y me sorprendió el dolor abrumador que sentía. Me estaba dejando libre y era exactamente cuando no lo quería. Le podría haber dicho que había cambiado de opinión y él retiraría todo lo que acababa de decir, pero sabía que no era justo para ninguno de los dos volver justo en el momento en el que él me había dejado salir.
Sonreí para luchar contra las lágrimas. —Cincuenta dólares a que me lo agradecerás cuando conozcas a tu futura esposa.
—Esa es una apuesta fácil. La única mujer con la cual deseo casarme acaba de romperme el corazón.
No pude fingir una sonrisa después de eso. Me sequé los ojos y luego me levanté. —Creo que es hora de que me lleves a casa.
—Vamos, Pigeon. Lo siento, eso no fue gracioso.
—No es eso, Nick. Estoy cansada, y estoy lista para ir a casa.
Él respiró hondo y asintió con la cabeza, poniéndose de pie. Abracé a sus hermanos despidiéndome de ellos, le pedí a Joseph que le digiera adiós a Jim por mí. Nick estaba en la puerta con nuestros bolsos mientras todos se ponían de acuerdo para volver a casa para Navidad, y yo contuve la sonrisa el tiempo suficiente hasta salir por la puerta.
Cuando Nick me acompañó a Morgan, su expresión todavía era de tristeza, pero el tormento había desaparecido. Este fin de semana no fue un truco para ganarme de vuelta, después de todo. Era una clausura.
Se inclinó para besar mi mejilla y sostuvo la puerta abierta para mí, mirando mientras caminaba al interior. —Gracias por hoy. No sabes lo feliz que hizo a mi familia.
Me detuve en la puerta inferior de las escaleras. —Les dirás mañana, ¿no?
Él miró hacia el estacionamiento y luego a mí. —Estoy casi seguro que ya lo saben. No eres la única con una cara de póquer, Pidge.
Lo miré fijamente, sorprendida, y por primera vez desde que lo había conocido, se alejó de mí sin mirar atrás.

Disfruten cap y...traten de no llorar u.u
Mañana capitulo, porque estoy segura que si no la sigo pronto me van a matar xD
COMENTEN!! :D
maru!!
maru!!


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Mensaje por chelis Sáb 27 Oct 2012, 10:49 pm

:wut: PEROOOO :wut:
NOOOO .... NO PUEDEESS DEJAR A NIIICCKKK!!! :lloro:
AAIII SIGUELAAA PORFIISSS
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por maru!! Miér 31 Oct 2012, 2:46 am

Beautiful Disaster♥️
Capitulo 17: La caja


Los finales fueron una maldición para todo el mundo excepto para mí. Me mantuvieron ocupada, estudiando con Kara y América en mi habitación y en la biblioteca. Cuando el horario cambió para las pruebas, sólo vi a Nick de paso. Me iba a casa con América durante las vacaciones de invierno, agradecida de que Shepley se hubiera quedado con Nick ya que así no sufriría su muestra constante de afecto.
Los últimos cuatro días de vacaciones cogí un resfriado, lo que me dio una buena razón para quedarme en la cama. Nick dijo que él quería que fuéramos amigos, pero no había llamado. Fue un alivio tener un par de días para revolcarme en la autocompasión. Yo quería sacarlo de mi sistema antes de regresar a la escuela.
El viaje de regreso a Eastern pareció durar años. Yo estaba ansiosa por empezar el semestre de primavera, pero estaba mucho más ansiosa por ver otra vez a Nick. Aunque me di cuenta, las pocas veces que lo había visto, de que era insensible a las hordas de chicas que se acercaban a él después de las noticias de nuestra ruptura, él parecía contento con nuestra nueva amistad. Habíamos pasado casi un mes separados, dejándome nerviosa e insegura acerca de cómo actuar en torno a él.
El primer día de regreso, una renovada energía se había arrastrado por el campus, junto con un manto de nieve. Las nuevas clases y los nuevos compañeros de clase significaban nuevos amigos y un nuevo comienzo. Yo no tenía una sola clase con Nick, Kevin, Shepley ni América, pero Finch estaba en todas excepto en una de los mías.
Ansiosamente esperé a Nick en el almuerzo, pero cuando llegó, simplemente me guiñó un ojo y luego se sentó en el extremo de la mesa con el resto de sus hermanos de fraternidad. Traté de concentrarme en la conversación de América y Finch sobre el partido de fútbol de la temporada pasada, pero la voz de Nick mantenía capturada mi atención. Estaba relatando las historias de sus aventuras y problemas con la ley que había tenido durante las vacaciones, y la noticia sobre la nueva novia de Joseph que habían conocido una noche mientras estaban en The Red Door. Me preparé para la mención de cualquier chica que hubiera llevado a casa o conocido, pero si lo había hecho, no lo estaba compartiendo con sus amigos.
Bolas metálicas rojas y doradas todavía colgaban del techo de la cafetería, balanceándose con la corriente de los calefactores. Me rodeé con mi chaqueta, y Finch lo notó, abrazándome a él y frotándome el brazo. Sabía que yo estaba prestando demasiada atención a la dirección general de Nick, esperando que él me mirara, pero él parecía haber olvidado que yo estaba sentada en la mesa.
Una vez que terminó su almuerzo, mi corazón se agitó cuando caminó detrás de mí y puso sus manos sobre mis hombros.
— ¿Qué tal tus clases, Shep? —Preguntó.
Shepley puso mala cara. —Los primeros días apestan. Horas de programas de estudio y las reglas de clase. Ni siquiera sé por qué me presento la primera semana. ¿Y tú?
—Eh... todo es parte del juego. ¿Qué tal tú, Pidge? —Preguntó.
—Lo mismo —dije, tratando de mantener mi voz casual.
— ¿Has tenido unas buenas vacaciones? —Preguntó, juguetonamente balanceándome de lado a lado.
—Bastante bueno. —Sonreí.
—Fantástico. Tengo otra clase. Hasta más tarde.
Le observé ir en línea recta hacia las puertas, empujándolas para abrirlas, y luego encendiendo un cigarrillo mientras caminaba.
—Huh —dijo América un tono agudo. Observó a Nick atravesar el verde a través de la nieve, y luego sacudió la cabeza.
— ¿Qué, cariño? —Preguntó Shepley.
América apoyó la barbilla en la palma de su mano, pareciendo molesta. —Eso fue un poco raro, ¿no?
— ¿Cómo fue eso? —Preguntó Shepley, agitando la trenza rubia de América hacia atrás para acariciar con sus labios su cuello.
América sonrió y se inclinó hacia su beso. —Está casi normal... tan normal como puede ser Nick. ¿Qué pasa con él?
Shepley sacudió la cabeza y se encogió de hombros. —No sé. Ha estado así durante un tiempo.
— ¿Cómo de ilógico es eso, __(Tn)? Él está bien y tú estás triste —dijo América, despreocupada de los oídos atentos.
— ¿Estás triste? —Preguntó Shepley con una expresión de sorpresa.
Mi boca se abrió y mi cara ardió de vergüenza al instante. — ¡Yo no lo estoy!
Removió la ensalada del bol. —Bueno, él está malditamente cerca de estar extasiado.
—Déjalo, Mare —le advertí.
Ella se encogió de hombros y dio otro mordisco. —Creo que él está fingiendo.
Shepley le dio un codazo. — ¿América? ¿Vas a ir a la fiesta del Día de San Valentín conmigo o qué?
— ¿No puedes preguntarme como un novio normal? ¿Agradablemente?
—Te lo he pedido varias veces... Me sigues diciendo que te lo pregunte más tarde.
Ella se dejó caer en su silla, haciendo un mohín. —No quiero ir sin __(Tn).
El rostro de Shepley se contrajo con frustración. —Ella estuvo con Nick todo el tiempo la última vez. Apenas la viste.
—Deja de comportarte como un bebé, Mare —dije, lanzando un tallo de apio hacia ella.
Finch me dio un codazo. —Yo te llevaría, Cupcake, pero no formo parte de todo el asunto de los chicos de fraternidad, lo siento.
—Eso es realmente una maldita buena idea —dijo Shepley, sus ojos brillantes.
Finch hizo una mueca ante la idea. —Yo no soy un Sig Tau, Shep. Yo no soy nada. Las fraternidades están en contra de mi religión.
— ¿Por favor, Finch? —le pidió América.
—Déjà vu —me quejé.
Finch me miró por el rabillo de su ojo y luego suspiró. —No es nada personal, __(Tn). No puedo decir que haya salido alguna vez en una cita... con una chica.
—Lo sé. —Sacudí mi cabeza con desdén, sacudiendo mi profunda vergüenza—. Está bien. Realmente.
—Te necesito allí —dijo América—. Hicimos un pacto, ¿recuerdas? A ninguna fiesta solas.
—Difícilmente estarás sola, Mare. Deja de ser tan dramática —dije, ya molesta con la conversación.
— ¿Quieres dramatismo? Empujé un bote de basura al lado de tu cama, sosteniendo una caja de Kleenex para ti toda la noche, ¡y me levanté para ir a por la medicina para la tos dos veces cuando enfermaste durante las vacaciones! ¡Me lo debes!
Arrugue la nariz. — ¡He sostenido tu cabello para vomitar demasiadas veces, América Mason!
— ¡Estornudaste en mi cara! —dijo, señalando su nariz.
Me soplé el flequillo de los ojos. Nunca podía discutir con América cuando ella estaba decidida a salirse con la suya.
—Bien —dije entre dientes. — ¿Finch? —Le pregunté con mi mejor sonrisa falsa—. ¿Quieres ir a la estúpida fiesta de San Valentín de los Sig Tau conmigo?
Finch me abrazó contra su costado. —Sí. Pero sólo porque la llamaste estúpida.
Caminé a clase con Finch después del almuerzo, hablando de la cita para la fiesta y cuánto la temíamos ambos. Elegimos un par de escritorios en nuestra clase de Fisiología, y yo sacudí mi cabeza cuando el profesor comenzó mi cuarto programa de estudios del día. La nieve comenzó a caer una vez más, impactando contra las ventanas, pidiendo amablemente la entrada y a continuación cayendo con decepción a la tierra.
Después de acabar la clase, un chico que conocí de una sola vez en la Casa de los Sig Tau dio golpes en mi escritorio mientras caminaba por al lado, guiñando un ojo. Ofrecí una sonrisa de cortesía y luego miré a Finch. Él me lanzó una sonrisa irónica, y yo recogí mis libros y mi laptop, metiéndolos en mi mochila con un pequeño esfuerzo.
Colgué la mochila sobre mis hombros y caminé con dificultad hacia Morgan a lo largo de la acera llena de nieve. Un pequeño grupo de estudiantes había comenzado una bola de nieve en las pistas, y Finch se estremeció ante la vista de ellos, cubiertos de polvo incoloro.
Mi rodilla se tambaleó, me mantuve acompañando a Finch mientras terminaba su cigarrillo. América se apresuró a nuestro lado, frotándose juntos los guantes de color verde brillante.
— ¿Dónde está Shep? —Pregunté.
—Se fue a casa. Nick necesitaba ayuda con algo, supongo.
— ¿No te fuiste con él?
—Yo no vivo allí, __(Tn).
—Sólo en teoría —le hizo un guiño Finch.
América puso los ojos en blanco. —Disfruto pasando tiempo con mi novio, así que me demándenme.
Finch tiró su cigarrillo en la nieve. —Me voy, señoritas. ¿Os veré en la cena?
América y yo asentimos, sonriendo cuando Finch primero besó mi mejilla y luego la de América. Él permaneció en la acera mojada, con cuidando de mantenerse en el medio para que no perder el equilibrio y caerse en la nieve.
América negó con la cabeza ante sus esfuerzos. —Es ridículo.
—Él es de Florida, Mare. No está acostumbrado a la nieve.
Ella se rió y tiró de mí hacia la puerta.
— ¡__(Tn)!
Me volví para ver correr Kevin corriendo y pasando a Finch. Se detuvo, recuperando el aliento un instante antes de hablar. Su abrigo de pelaje gris se hinchaba con cada respiración, y me reí ante la mirada curiosa de América mientras lo observaba.
—Yo estaba... ¡whew! Iba a preguntarte si querías tomar un bocado para comer esta noche.
—Oh. Yo eh... Ya le dije a Finch que comería con él.
—Está bien, no es gran cosa. Simplemente iba a ir a la nueva hamburguesería del centro. Todo el mundo está diciendo que es muy buena.
—Quizá la próxima vez —dije, dándome cuenta de mi error. Yo esperaba que no tuviera en cuenta mi respuesta impertinente como un aplazamiento.
Él asintió con la cabeza y metió las manos en los bolsillos, caminando rápidamente de vuelta por donde vino.
Kara estaba leyendo delante de nosotras su flamante nuevo libro, haciéndonos una mueca a América y a mí cuando entramos. Su comportamiento no había mejorado desde que habíamos regresado de las vacaciones.
Antes, había pasado tanto tiempo donde Nick que los comentarios insufribles de Kara y su actitud eran tolerables.
Al pasar todas las mañanas y las noches con ella durante las dos semanas antes de que el semestre finalizara, estaba empezando a arrepentirme de mi decisión de no compartir la habitación con América.
—Oh, Kara. Cuanto te he echado de menos —dijo América.
—El sentimiento es mutuo —se quejó Kara, con los ojos en su libro.
América conversó acerca de su día y los planes con Shepley para el fin de semana. Navegamos por Internet en busca de videos divertidos, riendo tan fuerte que nos teníamos que secar las lágrimas. Kara resopló un par de veces ante nuestro estruendo, pero no le hizo caso.
Estaba agradecida de la visita de América. Las horas pasaron tan rápido que no me pasé ni un momento preguntándome si Nick había llamado, hasta que ella decidió que tenía que irse.
América bostezó y miró su reloj. —Me voy a la cama, __(tuap)... ¡Oh, mierda! —dijo, chasqueando los dedos—. Dejé mi bolsa de maquillaje en donde Shep.
—Eso no es una tragedia, Mare —dije, todavía riendo desde el último vídeo que habíamos visto.
—No lo sería si yo no tuviera mi control de natalidad allí. Vamos. Tengo que ir a por ello.
— ¿No puedes simplemente conseguir que Shepley te los traiga?
—Nick tiene su coche. Está en Red con Joe.
Me sentí enferma. — ¿Otra vez? ¿Por qué está saliendo con Joe tanto, de todos modos?
América se encogió de hombros. — ¿Importa? ¡Vamos!
—No quiero tropezarme con Nick. Será extraño.
— ¿Alguna vez me escuchas? Él no está ahí, está en Red. Vamos —se quejó ella, tirando de mi brazo.
Me puse de pie con leve resistencia leve a medida que me sacaba de la habitación.
—Al fin —dijo Kara.
Nos detuvimos al apartamento de Nick, y me di cuenta de que la Harley estaba aparcada debajo de las escaleras, y que el Charger de Shepley había desaparecido. Di un suspiro de alivio, y seguí a América por los escalones helados.
—Cuidado —advirtió ella.
Si hubiera sabido cómo de difícil sería poner un pie en el apartamento otra vez, no habría permitido que América me convenciera para ir allí. Toto vino correteando por la esquina a toda velocidad, estrellándose en mis piernas cuando sus patitas fallaron en conseguir tracción en las baldosas de la entrada. Lo recogí, dejándole que me saludara con besos de bebé. Por lo menos él no me había olvidado.
Yo lo llevé cargado al rodear el apartamento, esperando mientras que América buscaba en su bolsa.
— ¡Sé que lo dejé aquí! —dijo desde el cuarto de baño, pisando fuerte desde el pasillo hacia la habitación de Shepley.
— ¿Buscaste en el armario debajo del fregadero? —Preguntó Shepley.
Miré mi reloj. —Date prisa, Mare. Tenemos que irnos.
América suspiró con frustración desde la habitación.
Miré mi reloj otra vez, y luego me sobresalté cuando la puerta se abrió de golpe detrás de mí. Nick tropezó al entrar con los brazos envueltos alrededor de Megan, quien estaba riendo contra su boca. Una caja en su mano me llamó la atención, y me sentí enferma cuando me di cuenta de lo que era: condones. Su otra mano estaba en la parte posterior de su cuello, y yo no podría decir los brazos de quién se enroscaban en torno a quién.
Nick tuvo una reacción tardía cuando me vio sola, parada en mitad de la sala, y entonces se congeló, Megan levantó la mirada con una sonrisa residual aún en su rostro.
—Pigeon —dijo Nick, aturdido.
— ¡Lo encontré! —Dijo América, corriendo fuera de la habitación Shepley.
— ¿Qué haces aquí? —Preguntó él. El olor a whisky voló con los copos de nieve, y mi ira incontrolable superó cualquier necesidad de fingir indiferencia.
—Es bueno ver que pareces a tu antiguo yo, Nick —dije. El calor que irradiaba de mi cara quemaba mis ojos y emborronaba mi visión.
—Nos estábamos yendo —gruñó América, agarrando mi mano, mientras pasábamos a Nick.
Nos precipitamos escaleras abajo hacia su coche, y yo me sentí agradecida de que sólo estuviera un poco más allá, sintiendo las lágrimas brotando de mis ojos. Casi me caí hacia atrás cuando mi abrigo se enganchó en algo a medio paso. La mano de América se deslizó fuera de la mía y ella se dio la vuelta al mismo tiempo que yo.
El puño de Nick estaba agarrando mi abrigo y mis oídos parecían arder, escociendo en el frío de la noche. Sus labios y su cuello estaban de un ridículo tono de color rojo oscuro.
— ¿A dónde vas? —Dijo, medio borracho, con una mirada medio confundida en sus ojos.
—A casa —le contesté toscamente, estirando mi abrigo cuando me soltó.
— ¿Qué estás haciendo aquí?
Yo podía oír el crujido nieve acumulada bajo los pies de América, mientras caminaba detrás de mí, y Shepley se precipitó escaleras abajo para quedarse pie detrás de Nick, con los ojos fijos y cautelosos en su novia.
—Lo siento. Si yo hubiera sabido que ibas a estar aquí, no habría venido.
Él se metió las manos en los bolsillos del abrigo. —Puedes venir aquí cuando quieras, Pidge. Nunca quise que te mantuvieras alejada.
Yo no podía controlar la acidez en mi voz. —No quiero interrumpir. —Levanté la mirada a lo alto de las escaleras donde Megan estaba parada con una expresión de suficiencia—. Disfruta de tu noche —dije, dándome la vuelta.
Me agarró del brazo. —Espera. ¿Estás enfadada?
Tiré de mi abrigo para quitarme de su agarre. —Sabes... ni siquiera sé por qué me sorprende.
Sus cejas se fruncieron. —No puedo ganar contigo. ¡Nunca hago nada bien contigo! Me dices que tú lo has superado... ¡Me siento malditamente miserable con esto! Tuve que romper mi teléfono en mil pedazos para evitar llamarte a cada minuto de cada maldito día. He tenido que aparentar que todo está bien en la escuela para que puedas ser feliz... ¿Y estás jodidamente enojada conmigo? ¡Me rompiste el jodido corazón! —Sus últimas palabras hicieron eco en la noche.
—Nick, estás borracho. Deja que __(Tn) se vaya a casa —dijo Shepley.
Nick me agarró de los hombros y me empujó hacia él. — ¿Me quieres o no? ¡No puedes seguir haciéndome esto, Pidge!
—No he venido aquí para verte —dije, levantando la mirada hacia él.
—Yo no la quiero —dijo, mirando fijamente mis labios—. Sólo estoy tan jodidamente triste, Pigeon. —Sus ojos mostraron determinación y se inclinó hacia adelante, inclinando la cabeza para besarme.
Le agarré por la barbilla, echándole hacia atrás. —Tienes su lápiz labial en tu boca, Nick —dije, disgustada.
Él dio un paso atrás y se levantó la camisa, limpiándose la boca. Se quedó mirando fijamente las rayas rojas en el tejido blanco y sacudió la cabeza. —Yo sólo quería olvidar. Sólo por una maldita noche.
Me sequé una lágrima que se escapó. —Entonces no dejes que te lo impida.
Traté de hacer mi retirada hacia el Honda, pero Nick me agarró del brazo otra vez. Al momento siguiente, América estaba golpeando el brazo con sus puños. Él la miró, parpadeando por un momento, con incredulidad. Ella sin dejar de golpear con sus puños y golpeándolos contra su pecho hasta que me liberó.
— ¡Déjala en paz, hijo de puta!
Shepley la agarró y ella lo apartó, girándose para abofetear la cara de Nick. El sonido de su mano contra la mejilla fue rápido y fuerte, y me estremecí con el ruido.
Todo el mundo se congeló por un momento, sorprendidos por la rabia repentina de América.
Nick frunció el ceño, pero él no se defendió. Shepley la agarró de nuevo, sosteniendo sus muñecas y tirando de ella hacia su coche mientras ella se revolvía.
Ella luchó contra él, su pelo rubio balanceándose con sus intentos de escapar. Me quedé sorprendida por su determinación para alcanzar a Nick. El odio puro brillaba en sus, por lo general, dulces y alegres ojos.
— ¿Cómo pudiste? ¡Ella merecía algo mejor de ti, Nick!
—América, ¡DETENTE! —Gritó Shepley, más fuerte de lo que nunca le había oído.
Sus brazos cayeron a sus costados mientras miraba a Shepley con incredulidad. — ¿Estás defendiéndolo?
Aunque parecía nervioso, él se mantuvo firme. —__(Tn) rompió con él. Sólo está tratando de seguir adelante.
Sus ojos se entrecerraron y tiró de su brazo para salir de su agarre.
—Bueno, entonces ¿por qué no vas a buscar un PUTA cualquiera, —miró a Megan—, del Red y la traes a casa para follar, y luego me haces saber si te ayuda a olvidarte de mí?
—Mare. —Shepley la agarró, pero ella lo evadió, cerrando de golpe la puerta cuando ella se sentó detrás del volante. Me senté a su lado, tratando de no mirar a Nick.
—Bebé, no te vayas —suplicó Shepley, inclinándose hacia abajo en la ventana.
Ella encendió el auto. —Hay un lado correcto y un lado incorrecto aquí, Shep. Y estás en el lado equivocado.
—Estoy en tu lado —dijo, sus ojos desesperados.
—Ya no, no lo estás —dijo, echando marcha atrás.
— ¿América? ¡América! —Gritó Shepley tras ella mientras aceleraba por la carretera, dejándole detrás.
Suspiré. —Mare, no puedes romper con él por esto. Él tiene razón.
América puso su mano sobre la mía y la apretó. —No, no la tiene. Nada de lo que acaba de pasar fue correcto.
Cuando nos detuvimos en el estacionamiento al lado de Morgan, el teléfono de América sonó. Ella puso en blanco los ojos mientras contestaba—: No quiero que me llames más. Lo digo en serio, Shep —dijo—. No, no eres... porque no quiero que lo hagas, por eso. No puedes defender lo que él ha hecho, no puedes tolerar que lastime así a __(Tn) y estar conmigo... ¡eso es exactamente lo que quiero decir, Shepley! ¡No importa! ¡No ves a __(Tn) liarse con el primer chico que ve! No es por Nick, ese es el problema, Shepley. ¡Él no te pidió que lo defendieras! Ugh... He terminado de hablar de esto. No me llames otra vez. Adiós.
Salió de golpe del coche y fue pisando fuerte a través de la carretera y subió las escaleras. Traté de mantener el paso con ella, a la espera de escuchar el otro lado de la conversación.
Cuando su teléfono sonó de nuevo, lo apagó. —Nick hizo que Shep llevara a Megan a casa. Quería pasarse por aquí al volver.
—Deberías darle la oportunidad, Mare.
—No. Tú eres mi mejor amiga. No puedo soportar lo que vi esta noche, y no puedo estar con alguien que lo defienda. Fin de la conversación, __(Tn), lo digo en serio.
Asentí con la cabeza y ella me abrazó por los hombros, tirando de mí hacia su costado mientras subíamos las escaleras hacia nuestras habitaciones.
Kara ya estaba dormida, y me salté la ducha, metiéndome en la cama completamente vestida, abrigo y todo. Yo no podía dejar de pensar en Nick tambaleándose en la puerta con Megan, o el lápiz labial rojo restregado por su rostro. Traté de bloquear las repugnantes imágenes de lo que habría sucedido si no hubiera estado allí, y me arrollaron varias emociones, rayando la desesperación.
Shepley estaba en lo cierto. Yo no tenía derecho a estar enojada, pero no ayudaba a ignorar el dolor.
Finch negó con la cabeza cuando me senté en la mesa junto a él. Yo sabía que me veía horrible; yo apenas tuve energía para cambiarme de ropa y cepillarme los dientes. Yo había dormido sólo una hora la noche anterior, incapaz de librarme del recuerdo de los labios pintados de rojo en la boca de Nick ni de la culpabilidad de que Shepley y América hubieran roto.
América optó por quedarse en la cama, sabiendo que una vez que la ira cediera, la depresión se instalaría. Ella amaba Shepley, y aunque estaba decidida a terminar las cosas porque él había elegido el lado equivocado, ella estaba dispuesta a sufrir la reacción de su decisión.
Después de clase, Finch me acompañó hasta la cafetería. Como había temido, Shepley estaba esperando en la puerta a América.
Cuando me vio, no dudó.
— ¿Donde está Mare?
—No vino a clase esta mañana.
— ¿Ella está en su habitación? —dijo, dirigiéndose a Morgan.
—Lo siento, Shepley —dije desde atrás.
Se quedó paralizado y se dio la vuelta, con el rostro de un hombre que había llegado a su límite. — ¡Desearía que Nick y tú terminaran con esta mierda! ¡Son un maldito tornado! Cuando son felices, todo es amor y paz y mariposas. ¡Cuando están enojados, arrasan hacia abajo a todo el jodido mundo ustedes!
Se alejó con pasos fuertes y yo exhalé el aliento que estaba sosteniendo. —Eso fue bien.
Finch me llevó a la cafetería. —Todo el mundo. Wow. ¿Crees que podría funcionar tu vudú antes de la prueba el viernes?
—Veré lo que puedo hacer.
Finch eligió una mesa diferente, y yo estuve más que feliz de seguirlo allí. Nick se sentó con sus hermanos de fraternidad, pero él no tenía una bandeja y no se quedó mucho tiempo. Él me vio justo cuando se iba, pero él no se detuvo.
—Entonces, América y Shepley rompieron, también, ¿eh? —Preguntó Finch, mientras masticaba.
—Estuvimos anoche en donde Shep y Nick llegó a casa con Megan y... fue un desastre. Ellos tomaron partes.
—Ay.
—Exactamente. Me siento muy mal.
Finch me dio unas palmaditas en la espalda. —No puedes controlar las decisiones que toman, __(Tn). Así que, ¿supongo que esto significa que podremos saltarnos la fiesta de San Valentín en Sig Tau?
—Eso parece.
Finch sonrió. —Todavía te llevaré a algún sitio. Las llevaré a ti y a Mare. Será divertido.
Me apoyé en su hombro. —Eres el mejor, Finch.
Yo no había pensado en San Valentín, pero yo estaba contenta de tener planes. No me podía imaginar cómo de triste me sentiría pasarlo con América solamente, escuchar su perorata sobre Shepley y Nick toda la noche. Ella todavía haría eso—no sería América si ella no lo hiciera—pero al menos sería una diatriba limitada si estábamos en público.
Las semanas de enero pasaron, y después de un intento loable, pero fallido por parte de Shepley para conseguir que América volviera con él, vi cada vez menos a él y a Nick. En febrero, ellos dejaron de ir a la cafetería todos juntos, y sólo vi a Nick unas cuantas veces en mi camino a clase.
El fin de semana antes del Día de San Valentín, América y Finch me convencieron para ir al Red, y durante todo el camino en coche hacia el club, temía ver a Nick allí. Nosotras entramos, y yo respiré con alivio al no ver ninguna señal de él.
—Primeras rondas de mi parte —dijo Finch, señalando una mesa y deslizándose entre la multitud hacia la barra.
Nos sentamos y vimos como la pista de baile pasaba de estar vacía a rebosar de estudiantes universitarios borrachos.
Después de nuestra quinta ronda, Finch nos empujó a la pista de baile, y finalmente me sentí lo suficientemente relajada para pasar un buen rato. Nos reímos y chocamos una contra otra, riendo histéricamente cuando un tipo balanceó a su pareja de baile dando una vuelta y ella perdió su mano, deslizándose por el suelo sobre su costado.
América levantó las manos por encima de la cabeza, agitando sus rizos con la música. Me reí de su rostro habitual de baile y luego me detuve abruptamente cuando vi venir a Shepley detrás de ella. Le susurró algo al oído y ella se volteó. Intercambiaron palabras y luego América tomó mi mano, llevándome a nuestra mesa.
—Por supuesto. La noche en que salimos, y él aparece —refunfuñó.
Finch nos trajo dos copas más, incluyendo un chupito para cada uno. —Pensé que podrían necesitarlos.
—Pensaste correctamente. —América inclinó la cabeza hacia atrás antes de que pudiéramos brindar y sacudí la cabeza, chocando mi copa con la de Finch. Traté de mantener mis ojos en los rostros de mis amigos, preocupada de que si Shepley estaba allí, Nick no estaría muy lejos.
Otra canción sonó por los altavoces y América se puso de pie. —A la mierda. No me voy a quedar sentada en esta mesa el resto de la noche.
— ¡Bravo chica! —Finch sonrió, siguiéndola a la pista de baile.
Los seguí, mirando a mi alrededor buscando a Shepley. Había desaparecido, y me relajé, tratando de quitarme de encima la sensación de que Nick se presentaría en la pista de baile con Megan. Un chico que había visto por el campus bailaba detrás de América, y ella sonrió, dando la bienvenida a la distracción. Tenía la sospecha de que ella estaba haciendo un show para su propio disfrute, con la esperanza de que Shepley lo vería. Aparté la mirada por un segundo, y cuando miré de nuevo a América, su pareja de baile ya no estaba. Ella se encogió de hombros, sin dejar de agitar sus caderas al ritmo.
La siguiente canción empezó a sonar y un chico diferente apareció detrás de América, su amigo bailando junto a mí. Después de unos momentos, mi pareja de baile maniobró detrás de mí, y me sentí un poco insegura cuando sentí sus manos en mis caderas. Como si hubiera leído mi mente, sus manos dejaron mi cintura. Miré detrás de mí, y él se había ido. Miré hacia América, y el hombre detrás de ella se había ido también.
Finch parecía un poco nervioso, pero cuando América levantó una ceja ante su expresión, sacudió la cabeza y continuó bailando.
Para la tercera canción, estaba sudorosa y cansada. Me retiré a nuestra mesa, apoyando mi cabeza pesada en mi mano, y me eché a reír mientras veía a otro esperanzado pidiendo a América un baile.
Ella me guiñó un ojo desde la pista de baile, y luego yo me puse rígida cuando lo vi siendo empujado hacia atrás, desapareciendo entre la multitud.
Me puse de pie y caminé alrededor de la pista de baile, manteniendo mi ojo en el sitio a donde él fue empujado, y sentí la adrenalina quemar a través del alcohol en mis venas cuando vi a Shepley sujetando por el cuello al tipo en cuestión. Nick estaba a su lado, riendo histéricamente hasta que levantó la vista y me vio observándoles. Él golpeó el brazo de Shepley, y cuando Shepley miró en mi dirección, empujó a la víctima de espaldas sobre el suelo.
No me tomó mucho tiempo averiguar lo que estaba pasando: habían estado sacando a los chicos que estaban bailando con nosotras fuera de la pista de baile y amenazándoles para que se mantuvieran alejados de nosotras.
Entrecerré los ojos hacia ellos y luego me dirigí a América. La multitud era densa, y yo tuve que empujar a algunas personas fuera de mi camino. Shepley me agarró la mano antes de que llegara a la pista de baile.
— ¡No se lo digas! —Dijo, tratando de suavizarlo con su sonrisa.
— ¿Qué demonios crees que estás haciendo, Shep?
Se encogió de hombros, todavía orgulloso de sí mismo. —La quiero. No puedo permitir que otros chicos bailen con ella.
—Entonces, ¿cuál es tu excusa para tirar del tipo que estaba bailando conmigo? —dije, cruzándome de brazos.
—Ese no fui yo —dijo Shepley, rápidamente echando un vistazo a Nick—. Lo siento, __(Tn). Estábamos simplemente divirtiéndonos.
—No es divertido.
— ¿El qué no es divertido? —dijo América, mirando fijamente a Shepley.
Él tragó saliva, disparándome una mirada suplicante en mi dirección. Yo le debía un favor, así que mantuve la boca cerrada. Él suspiró de alivio cuando se dio cuenta de que no lo delataría, y luego miró a América con dulce adoración. — ¿Quieres bailar?
—No, no quiero bailar —dijo ella, caminando de regreso a la mesa. Él la siguió, dejándonos a Nick y mí parados juntos.
Nick se encogió de hombros. — ¿Quieres bailar?
— ¿Qué? ¿Megan no está aquí?
Él negó con la cabeza. —Solías ser una borracha dulce.
—Feliz de decepcionarte —dije, volviéndome hacia la barra.
Él me siguió, empujando a dos chicos de sus asientos. Le miré fijamente por un momento, pero no me hizo caso, se sentó y luego me observó con una expresión expectante.
— ¿Vas a sentarte? Te invito a una cerveza.
—Pensé que no comprabas bebidas para chicas en el bar.
Él inclinó la cabeza en mi dirección, con un gesto impaciente. —Eres diferente.
—Eso es lo que dices.
—Vamos, Pidge. ¿Qué pasó con eso de ser amigos?
—No podemos ser amigos, Nick. Obviamente.
— ¿Por qué no?
—Porque no quiero verte sobándote con una chica diferente cada noche, y tú no dejarás que nadie baile conmigo.
Él sonrió. —Te quiero. No puedo permitir que otros chicos bailen contigo.
— ¿Ah, sí? ¿Cuánto me amabas cuando compraste la caja de condones?
Nick hizo una mueca y yo me puse de pie, haciendo mi camino a la mesa. Shepley y América estaban inmersos en un fuerte abrazo, y haciendo una escena, mientras se besaban apasionadamente.
—Creo que vamos a la fiesta de San Valentín de la Sig Tau de nuevo —dijo Finch con el ceño fruncido.
Suspiré. —Mierda.


Espero que no me maten..menos mal que no soy yo la que escribio la nove sino seguramente ya estaria 4 metros bajo tierra jajajaja :scratch: :fiu: :P
mañana si puedo subo otro cap, sino el viernes :D
COMENTA :D
maru!!
maru!!


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Mensaje por chelis Miér 31 Oct 2012, 2:22 pm

:wut: MEEE DESESPERAAAANNNN!!!
Y ESTOYY DEACUERDOO CON SHEPLEY.. CUANDO ESTAN JUNTOOSSS!!!
ES AMOR Y PAZ!!!! Y CUANDO NOOO AII ESTAN LAS CONSECUENCIAAASS!!!!..
PEROO AAAAII QUE SE DEN UNA SEGUNDA OPORTUNIIDAADDD!!!
PORFIISSS
Y SIII ESPERAREEEE!!!
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por maru!! Sáb 03 Nov 2012, 2:20 pm

Beautiful Disaster
Capitulo 18: Hellerton



América no había vuelto a Morgan desde su reunión con Shepley. Ella estaba siempre ausente en el almuerzo, y sus llamadas telefónicas eran pocas y distantes entre sí. No les envidiaba el tiempo de hacerlo por el tiempo que habían pasado aparte. A decir verdad, yo estaba feliz de que América estuviera demasiado ocupada para llamarme desde el apartamento de Shepley y Nick. Era vergonzoso escuchar a Nick en el fondo, y me sentí un poco celosa de que ella pasara tiempo con él y yo no.
Finch y yo estábamos viéndonos más el uno al otro, y yo estaba egoístamente agradecida que él estuviera tan solo como yo. Íbamos a clase, comíamos juntos, estudiábamos juntos, e incluso Kara se acostumbró a tenerlo al rededor.
Mis dedos estaban empezando a adormecerse por el aire frío mientras estaba fuera de Morgan mientras él fumaba.
— ¿Considerarías dejar de fumar antes de que me de hipotermia por estar aquí para darte apoyo moral? —Le pregunté.
Finch se echó a reír. —Te amo, __(Tn). Realmente lo hago, pero no. No dejaré de fumar.
— ¿__(Tn)?
Me volví para ver Kevin caminando por la acera con las manos en los bolsillos. Sus labios estaban secos debajo de su nariz roja, y me reí cuando se puso un cigarrillo imaginario en la boca y exhaló una bocanada de aire brumoso.
—Podrías ahorrar mucho dinero de esta manera, Finch, —sonrió.
— ¿Por qué todo el mundo está destrozando mi hábito de fumar hoy? —Preguntó, molesto.
— ¿Qué pasa, Kevin? —Le pregunté.
Sacó dos billetes de su bolsillo. —Van a estrenar la nueva película de Vietnam. Dijiste que querías verla el otro día, así que pensé que podría comprar unas entradas para esta noche.
—Sin presión, —dijo Finch.
—Puedo ir con Brad, si tienes planes, —dijo encogiéndose de hombros.
— ¿Así que no es una cita? —Le pregunté.
—No, sólo amigos.
—Y hemos visto cómo funciona para ti, —bromeó Finch.
— ¡Cállate! —Me reí—. Eso suena divertido, Kevin, gracias.
Sus ojos se iluminaron. — ¿Te gustaría si vamos a por pizza o algo así antes? No soy un gran fan de la comida del cine.
—Pizza es genial, —asentí con la cabeza.
—Eso, eh... eso es bueno, entonces. La película es a las nueve, ¿así que te voy a recoger a las seis y media o algo así?
Asentí con la cabeza de nuevo y Kevin se despidió.
—Oh, Jesús, —dijo Finch—. Eres una glotona, __(Tn). Sabes que no le gustará a Nick cuando se enteré de ello.
—Ya lo oíste. No es una cita. Y no puedo hacer planes basándome en lo que a Nick le guste. Él nunca aclaró las cosas conmigo antes de que llevara a Megan a casa.
—Nunca vas a dejar eso atrás, ¿verdad?
—Probablemente no, no.
Nos sentamos en un rincón, y me froté los guantes juntos, tratando de entrar en calor. No pude dejar de notar que estábamos en la misma mesa en la que Nick y yo nos sentamos cuando nos conocimos, y sonreí ante el recuerdo de ese día.
— ¿Que es tan gracioso? —Preguntó Kevin.
—Me gusta este lugar. Buenos recuerdos.
—Me di cuenta de la pulsera, —dijo.
Miré a los diamantes brillantes en mi muñeca. —Te dije que me gustaba.
La camarera nos entregó los menús y tomó nuestra orden de bebidas. Kevin me puso al día sobre su calendario de primavera, y habló sobre el progreso en sus estudios para el MCAT. En el momento en que la camarera nos sirvió las cervezas, Kevin había tomado apenas un respiro. Parecía nervioso, y me pregunté si no tenía la impresión de que estábamos en una cita, independientemente de lo que él había dicho.
Se aclaró la garganta. —Lo siento. Creo que he monopolizado la conversación el tiempo suficiente. —Levantó su botella de cerveza y sacudió la cabeza—. No he hablado contigo en bastante tiempo, así que supuse que tenía mucho que decir.
—Está bien. Ha sido un largo tiempo.
En ese momento, la puerta sonó. Me volví para ver Nick y Shepley entrar. A Nick le tomó menos de un segundo para mirar a mi sitio, pero él no parecía sorprendido.
—Jesús, —murmuré para mis adentros.
— ¿Qué? —Preguntó Kevin, dando la vuelta para verlos sentados en una mesa través de la habitación.
—Hay un lugar de hamburguesas bajando por la calle al que podemos ir, —dijo Kevin en voz baja. Tan nervioso como estaba antes, había llegado a un nivel completamente nuevo.
—Creo que sería más incómodo irnos en este punto, —me quejé.
Su rostro cayó, derrotado. —Probablemente tienes razón.
Tratamos de continuar nuestra conversación, pero se notaba que era obligada e incómoda. La camarera pasó un largo período de tiempo en la mesa de Nick, pasando los dedos por el pelo y cambiando su peso de un pie al otro. Ella finalmente se acordó de llevar nuestra orden cuando Nick contestó su teléfono celular.
—Voy a pedir los tortellini, —dijo Kevin, mirándome.
—Y voy a pedir... —me perdí. Yo estaba distraída cuando Nick y Shepley se pusieron de pie.
Nick siguió Shepley a la puerta, pero dudó, se detuvo y se dio la vuelta. Cuando vio que yo lo observaba, se dirigió directamente a mí través del cuarto. La camarera tenía una sonrisa expectante, como si pensara que él había vuelto para despedirse. Ella estuvo rápidamente decepcionada cuando se paró a mi lado sin siquiera parpadear en su dirección.
—Tengo una pelea en cuarenta y cinco minutos, Pidge. Quiero que estés allí.
—Nick...
Su rostro estaba estoico, pero yo podía ver la tensión alrededor de sus ojos. Yo no estaba segura si él no quería dejarme con Kevin para el destino, o si realmente me quería con él, pero yo había tomado la decisión en el segundo que me había pedido.
—Te necesito ahí. Se trata de una revancha con Brady Peterson, el tipo de Estado. Es una gran multitud, mucho dinero flotando por ahí... y Adam dijo que Brady ha estado entrenando.
—Tú has luchado con él antes, Nick, sabes que es una victoria fácil.
—__(Tn), —dijo Kevin en voz baja.
—Te necesito allí, —dijo Nick, su confianza desvaneciéndose.
Miré a Kevin con una sonrisa de disculpa. —Lo siento.
— ¿Hablas en serio? —dijo, sus cejas disparándose—. ¿Te vas a ir en mitad de la cena?
—Aún puedes llamar a Brad, ¿verdad? —Pregunté, poniéndome de pie.
Las esquinas de la boca de Nick se levantaron infinitesimalmente cuando el arrojó un billete de veinte sobre la mesa. —Eso debería cubrirlo.
—No me importa el dinero... __(Tn)...
Me encogí de hombros. —Él es mi mejor amigo, Kevin. Si me necesita allí, tengo que ir.
Sentí la mano de Nick cubrir la mía cuando me llevó lejos.
Kevin me miró con una mirada aturdida en su rostro. Shepley ya estaba en el teléfono en Charger, difundiendo la palabra. Nick se sentó en la parte de atrás conmigo, manteniendo mi mano firme en la suya.
—Acabo de hablar por teléfono con Adam, Nick. Dijo que los chicos del estado estaban borrachos y llenos de dinero en efectivo. Ellos ya están irritados, por lo que es posible que desees mantener a __(Tn) fuera del camino.
Nick asintió con la cabeza. —Tú puedes mantener un ojo en ella.
— ¿Dónde está América? —Le pregunté.
—Estudiando para su examen de Física.
—Ese es un laboratorio agradable, —dijo Nick. Me reí una vez y luego miré a Nick quien tenía una pequeña sonrisa en su rostro.
— ¿Cuándo viste el laboratorio? Tú nunca has tenido física, —dijo Shepley.
Nick se echó a reír y le di un codazo. Apretó los labios juntos hasta que el impulso de reír desapareció y entonces él me guiñó un ojo, apretando mi mano una vez más. Sus dedos entrelazados con los míos, y oí un suspiro escapar de sus labios. Yo sabía lo que estaba pensando porque yo sentía lo mismo. En esa franja de tiempo, fue como si nada hubiera cambiado.
Nos detuvimos en una zona oscura del estacionamiento, y Nick se negó a dejar ir mi mano hasta que nos metimos en la ventana del sótano del Edificio de Ciencias Hellerton. Que acababa de ser construido el año anterior, por lo que no sufren de estancamiento del aire y el polvo como los otros sótanos en los que nos colábamos.
Cuando entramos en el pasillo, el rugido de la multitud llegó a nuestros oídos. Asomé la cabeza para ver un mar de caras, muchas de ellas desconocidas. Todo el mundo tenía botellas de cerveza en la mano, pero los estudiantes universitarios del Estado se notaban fácilmente en la multitud. Ellos fueron los únicos que se movían con sus ojos medio cerrados.
—Mantente cerca de Shepley, Pigeon. Se va a poner loco aquí, —dijo detrás de mí. Echó un vistazo a la multitud, moviendo la cabeza ante la enorme cantidad.
El Sótano de Hellerton era el más espacioso en el campus, por lo que Adam le gustaba programar peleas aquí cuando se esperaba una multitud mayor. Incluso con la adición del espacio, la gente se frotaba contra las paredes y se empujan unos a otros para conseguir un buen lugar.
Adam dobló la esquina y no trató de ocultar su descontento con mi presencia. —Pensé que te había dicho que no podías traer a tu novia a la lucha, nunca más, Nick.
Nick se encogió de hombros. —No es mi novia, nunca más.
Mantuve mis facciones en lugar, pero él dijo las palabras de manera tan casual, que causó una sensación punzante en mi pecho.
Adam miró nuestros dedos entrelazados y luego a Nick. —Nunca hubiese pensado que no estaban juntos. —Sacudió la cabeza y luego miró a la multitud. La gente todavía estaba en las escaleras, y los de la planta baja fueron emparejados juntos—. Tenemos un bote insano esta noche, Nick, así que no lo eches a la mierda, ¿de acuerdo?
—Me aseguraré de que sea entretenido, Adam.
—Eso no es lo que me preocupa. Brady ha estado entrenando.
—Yo también.
—Tonterías, —se rió Shepley.
Nick se encogió de hombros. —Me metí en una pelea con Joe el fin de semana pasado. Ese pequeño pendejo es rápido.
Me reí y Adam me miró. —Es mejor que te tomes esto en serio, Nick, —dijo, mirándolo a los ojos—. Tengo un montón de dinero en juego en este combate.
— ¿Y yo no? —Dijo Nick, irritado ante el discurso de Adam.
Adam se dio la vuelta, sosteniendo el cuerno de toro en sus labios mientras se subió a una silla por encima de la multitud de espectadores borrachos. Nick me atrajo hacia su lado cuando Adam saludó a la multitud y luego habló sobre las reglas.
—Buena suerte, —le dije, tocándole el pecho. No me había sentido nerviosa de verlo pelear desde la pelea que había tenido con Brady, pero no podía evitar la sensación ominosa que había tenido desde que pusimos un pie en Hellerton. Algo que estaba fuera de lugar, y Nick también lo sentía.
Nick me agarró de los hombros y me plantó un beso en los labios. Se apartó rápidamente, asintiendo con la cabeza una vez. —Esa es toda la suerte que necesito.
Aún estaba sorprendida por la calidez de los labios de Nick cuando Shepley tiró de mi brazo a la pared hasta llegar al lado de Adam. Fui golpeada y recibí codazos, me recordó a la primera noche que vi a Nick luchar, pero la multitud era menos amistosa y algunos de los estudiantes del Estado estaban hostiles. Los de Eastern aplaudían y silban a Nick cuando entró al Círculo, y la multitud del Estado abucheó a Nick y animaban a Brady.
Estaba en una posición privilegiada para ver a Brady observar a Nick, impaciente para que el cuerno sonara. Como era costumbre, Nick tenía una leve sonrisa en su rostro, sin ser afectado por los gritos a su alrededor. Cuando Adam comenzó la pelea, Nick intencionalmente dejó que Brady tomara el primer golpe. Me sorprendí cuando su rostro tiró con fuerza hacia el otro lado con el golpe. Brady había entrenado.
Nick sonrió, sus dientes de un color rojo brillante y luego se concentró a esquivar todos los golpes de Brady.
— ¿Por qué está dejando que le dé tanto? —Le pregunté a Shepley.
—No creo que se lo esté permitiendo, ya no, —dijo Shepley, sacudiendo la cabeza—. No te preocupes, __(Tn). Se está preparando para llevarlo al nivel superior.
Después de diez minutos Brady estaba sin aliento, pero todavía lanzaba golpes sólidos en los costados y la mandíbula de Nick. Nick atrapó el zapato de Brady cuando éste intentó darle una patada, y mantuvo su pie en alto con una mano, luego le dio un puñetazo en la nariz con una fuerza increíble para luego levantar su pierna aún más alto, causando que Brady perdiera el equilibrio. La multitud estalló cuando Brady cayó al suelo, pero no estuvo allí por mucho tiempo. Se puso de pie, ahora con dos líneas de color rojo oscuro deslizándose por su nariz. Al momento siguiente, consiguió azotarle dos golpes a la cara de Nick. La sangre se deslizó de un corte en la ceja hasta tocar su mejilla.
Cerré los ojos y me alejé un poco con la esperanza de que Nick terminara la pelea pronto. El pequeño movimiento de mi cuerpo me arrojó a la corriente de los espectadores, y antes de que pudiera darme cuenta, estaba a varios metros alejada de un Shepley preocupado. Luché contra la multitud, hasta que sentí una pared detrás de mí.
La puerta más cercana estaba al lado opuesto de la habitación, a la misma distancia de la puerta por donde habíamos venido. Mi espalda se estrelló contra la pared de concreto, dejándome sin aliento.
— ¡Shep! —Grité, agitando la mano por encima de mí para llamar su atención. La lucha estaba en su apogeo. Nadie podía oírme.
Un hombre perdió el equilibrio y utilizo mi camisa para equilibrarse, derramando su cerveza sobre mí. Estaba empapada desde el cuello hasta la cintura, hediendo con un olor amargo de cerveza barata. El hombre todavía tenía la camisa entre sus manos mientras trataba de ponerse de pie, y retiré sus dedos hasta que me soltó. No me tomó en cuenta dos veces, abriéndose paso a empujones a través de la multitud.
— ¡Hey! ¡Yo te conozco! —Gritó un hombre en mi oído.
Me alejé, reconociéndolo de inmediato. Era Ethan, el hombre al que Nick había amenazado en el bar—el hombre que de alguna manera se había librado de los cargos por asalto sexual.
—Sí, —dije, buscando un hueco entre la multitud mientras arreglaba mi camisa.
—Ese es un bonito brazalete, —dijo, deslizando su mano por mi brazo hasta tomar mi muñeca.
—Hey, —le advertí, tirando de mi mano de su agarre.
Se frotó el brazo, balaceándose y sonriendo. —Fuimos groseramente interrumpidos la última vez que hablamos.
Me paré sobre la punta de mis pies, viendo a Nick lanzar dos golpes al rostro de Brady, y observando a la multitud entre cada uno. Estaba buscándome en vez de concentrarse en la pelea. Tenía que volver a mi lugar antes de que él estuviese demasiado distraído.
Apenas había avanzado dos pasos hacia la multitud cuando los dedos de Ethan se clavaron en la parte de atrás de mis jeans. Mi espalda se estrelló contra la pared una vez más.
—No he terminado de hablar contigo, —dijo Ethan, mirando mi camisa mojada con intención lasciva.
Saqué su mano de la parte de atrás de mis jeans, encajándole mis uñas. — ¡Suéltame! —Grité cuando opuso resistencia.
Se rió y escaneé la multitud en busca de un rostro familiar cuando me apretó contra él. —No quiero dejarte ir.
Traté de alejarlo lejos, pero sus brazos eran fuertes y su agarre férreo. Presa del pánico, no podía distinguir a los estudiantes del Estado a los de Eastern. Nadie parecía darse cuenta de mi lucha contra Ethan, y estaba tan ruidoso, nadie me podía oír protestar, tampoco. Él se inclinó, deslizando su mano hasta mi trasero y dándome un apretón.
—Siempre supe que tenías un culo espectacular, —dijo, respirando cerveza rancia en mi cara.
— ¡DÉJAME! —Grité, empujándolo.
Busqué a Shepley, y vi que Nick finalmente me había visto entre la multitud. Al instante trató de abrirse camino ante los cuerpos que lo rodeaban.
— ¡Nick! —Grité, pero fue ahogado en medio de los gritos. Empujé a Ethan con una mano y traté de tomar a Nick con la otra.
Nick había avanzado un poco antes de ser empujando de nuevo en el Círculo. Brady se aprovechó de la distracción de Nick y chocó su codo contra el costado de su cabeza.
La multitud se calmó un poco cuando Nick azotó un puñetazo a alguien en la multitud, tratando de llegar a mí una vez más.
— ¡Suéltala maldita sea! —Gritó Nick.
En la línea entre donde yo estaba y los intentos desesperados de Nick de llegar a mí, las cabezas se volvieron hacia mí. Ethan no estaba consciente, tratando de mantenerme quieta el tiempo suficiente para besarme. Deslizó su nariz a través del hueso de mi mejilla hasta llegar a mi cuello.
—Hueles muy bien, —susurró.
Alejé su rostro de mí, pero me agarró la muñeca, imperturbable.
Con los ojos muy abiertos, busqué a Nick otra vez. Él desesperadamente me señaló y luego miró a Shepley. — ¡Ve por ella! ¡Shep! ¡Ve por ella! —Dijo, todavía tratando de abrirse paso entre la multitud. Brady tiró de él de nuevo al Círculo y lo golpeó de nuevo.
—Eres una puta caliente, ¿lo sabías? —Dijo Ethan.
Cerré los ojos cuando sentí su boca en mi cuello. La irá brotó en mí y lo empujé de nuevo. — ¡Dije que me SUELTES! —Grité, pegándole con mi rodilla en la ingle.
Se dobló, con una mano volando automáticamente a la fuente del dolor, y la otra aferrándose a mi camisa, negándose a soltarme.
— ¡Perra! —Gritó.
En el momento siguiente, estaba libre. Los ojos de Shepley eran salvajes, su mirada fija en Ethan cuando lo tomó por el cuello de su camisa. Él lo sostuvo contra la pared mientras lanzaba golpe tras golpe con su puño en su, deteniéndose cuando la sangre comenzó a brotar de la boca y nariz de Ethan.
Shepley me llevó a las escaleras, empujando a cualquiera que se interponía en su camino. Él me ayudó a través de una ventana abierta, y luego por una escalera de incendios, atrapándome en sus brazos cuando salté los pocos metros hasta el suelo.
— ¿Estás bien, ___(Tn)? ¿Te hizo daño? —Preguntó Shepley.
Una de las mangas de mi suéter blanco estaba rota, de lo contrario hubiese salido ilesa. Sacudí mi cabeza, todavía aturdida.
Shepley suavemente tomó mis mejillas entre sus manos, mirándome a los ojos. —__(Tn), respóndeme. ¿Estás bien?
Asentí con la cabeza. Cuando la adrenalina desapareció de mi sangre, las lágrimas comenzaron a fluir. —Estoy bien.
Me abrazó, apretando su mejilla contra mi frente y luego se puso rígido. — ¡Por aquí, Nick!
Nick corrió hacia nosotros a toda velocidad, deteniéndose sólo cuando me tuvo en sus brazos. Estaba cubierto de sangre, sus ojos y boca salpicados de rojo.
—Jesucristo… ¿Está lastimada? —Preguntó.
La mano de Shepley aún seguía en mi espalda. —Ella dice que está bien.
Nick puso sus manos en mis hombros y frunció el ceño. — ¿Te ha hecho daño, Pidge?
Mientras negaba con la cabeza, vi el primer montón de gente gateando por debajo de la escalera de incendios. Nick me sostuvo fuertemente entre sus brazos, observando los rostros en silencio. Un hombre de baja estatura se congeló cuando se dio cuenta de que estábamos de pie en la acera.
—Tú, —gruñó Nick.
Me soltó, corriendo por el césped, tacleando al hombre contra la tierra.
Miré a Shepley, confundida y horrorizada.
—Ese es el tipo que continuaba empujando a Nick en el Círculo, —dijo Shepley.
Un pequeño grupo de espectadores se reunió alrededor de ellos mientras se enfrentaban en el suelo. Nick le dio un puñetazo en la cara al hombre una y otra vez. Shepley me sostuvo contra su pecho, todavía jadeando. El hombre dejó de pelear, y Nick lo dejó en la tierra en un montón de sangre. Los que se reunieron alrededor de él se dispersaron, dejándole libre el camino al ver la ira en sus ojos.
— ¡Nick! —Gritó Shepley, señalando al otro lado del edificio.
Ethan cojeaba entre las sombras, usando la pared de ladrillo de Hellerton para sostenerse a sí mismo. Cuando oyó gritar a Shepley llamando la atención de Nick, se volvió justo a tiempo. Ethan cogió por el césped, tirando la cerveza que sostenía en la mano y moviéndose tan rápido como sus piernas le permitían hacia la calle. Cuando llegó a su coche, Nick lo agarró y lo estrelló contra él.
Ethan le suplicó a Nick, Nick se apoderó de su camisa y estampó su cabeza contra la puerta del coche. Las suplicas se terminaron ante el sordo ruido de su cráneo contra el parabrisas, y luego Nick lo llevó a la parte delantera del coche y rompió el faro con la cara de Ethan. Nick lo lanzó sobre el capo, presionando su cara sobre el metal mientras le gritaba obscenidades.
— Puta madre, —dijo Shepley. Me volví para ver a Hellerton resplandeciendo de azul y rojo ante las luces de la patrulla acercándose rápidamente. La multitud de personas saltaron desde el aterrizaje, formando una cascada humana por la escalera de incendios, y después una ráfaga de estudiantes se disparó hacia todas las direcciones.
— ¡Nicholas! —Grité.
Nick dejó el cuerpo inerte de Ethan en el capó del coche para dirigirse hacia nosotros. Shepley me llevó hasta el estacionamiento, abriéndome la puerta. Di un salto en el asiento trasero, esperando ansiosamente a que ambos entraran al coche. Coches arrancaban de sus lugares dirigiéndose a otra dirección, deteniéndose brutalmente cuando una segunda unidad de policía bloqueó el camino.
Nick y Shepley saltaron a sus asientos, y Shepley maldijo cuando vio a los coches impidiéndole la única salida. Encendió el coche, y el Charger rebotó cuando saltó la acera. Se dio la vuelta a lo largo de la hierba, y volamos entre dos edificios, rebotando otra vez cuando el coche tocó la carretera detrás de la escuela.
Los neumáticos chirriaron y el motor rugió cuando Shepley azotó su pie en el acelerador. Me deslicé a través del asiento hasta tocar la puerta del coche cuando dio un giro, lastimando mi codo ya adolorido. El alumbrado de las calles eran pequeñas líneas de luz a través de la ventana mientras nos dirigíamos al apartamento, pero pareció que una hora había pasado cuando nos detuvimos en el estacionamiento.
Shepley estacionó el Charger y apagó la ignición. Los chicos abrieron sus puertas en silencio, y Nick se deslizó al asiento de atrás, levantándome en sus brazos.
— ¿Qué pasó? Mierda, Nick, ¿qué le sucedió a tu rostro? —Dijo América, corriendo escaleras abajo.
—Te lo diré adentro, —dijo Shepley, guiándola hacia la puerta.
Nick me llevó por las escaleras, a través del living y por el pasillo sin decir palabra alguna, recostándome sobre su cama. Toto manoseaba mis piernas, saltando sobre la cama para lamerme el rostro.
—Ahora no, amigo, —dijo Nick en voz baja, llevando el cachorro a la sala y cerrando la puerta.
Se arrodilló delante de mí, tocando las puntas rotas de la manga. Su ojo estaba comenzando a ponerse rojo e hinchado. La piel sobre él tenía un corte y estaba húmedo con la sangre. Sus labios estaban manchados de púrpura, y sus nudillos estaban lastimados. Su camiseta blanca estaba manchada con la combinación de sangre, hierba y tierra.
Le toqué el ojo e hizo una mueca de dolor, alejando mi mano. —Lo siento mucho, Pigeon. Traté de llegar a ti. Lo intenté… —Se aclaró la garganta, tragándose la ira y preocupación que lo atragantaban—. No podía llegar a ti.
— ¿Puedes preguntarle a América si puede llevarme a Morgan ahora? —Dije.
—No puedes ir allí esta noche. El lugar está plagado de policías. Quédate aquí. Dormiré en el sofá.
Tomé una respiración vacilante, tratando de no llorar. Él ya se sentía bastante mal.
Nick se levantó y abrió la puerta.
— ¿A dónde vas? —Le pregunté.
—Tengo que tomar una ducha. Ya vuelvo.
América lo empujó a un lado, sentándose a mi lado en la cama, tirando de mí hacia su pecho. — ¡Siento tanto no haber estado allí! —Exclamó.
—Estoy bien, —le dije, secándome la cara manchada de lágrimas.
Shepley tocó a la puerta al entrar, trayéndome un vaso pequeño lleno de whisky.
—Toma, —dijo, entregándoselo a América. Ella envolvió mis manos alrededor de él y me dio un codazo.
Incliné la cabeza hacia atrás, dejando el líquido fluir por mi garganta. Hice una mueca cuando el whisky quemó mi garganta y estómago. —Gracias, —dije, entregándole el vaso vacío a Shepley.
—Debí haber llegado a ti más rápido. Ni siquiera me di cuenta de que ella se había ido. Lo siento, __(Tn). Debí de…
—No es tu culpa, Shep. No es culpa de nadie.
—Es la culpa de Ethan, —bulló—. Ese bastardo estaba jodiéndola contra la pared.
— ¡Bebé! —Dijo América, tirando de mí a su lado.
—Necesito otro trago, —le dije.
—Yo también, —dijo Shepley, volviendo a la cocina.
Nick entró con una toalla envuelta en su cintura, con una lata de cerveza fría contra su ojo. América salió de la habitación sin decir una palabra cuando Nick se puso sus calzoncillos y luego agarró la almohada. Shepley y América trajeron cuatro vasos esta vez, todos llenos hasta el tope con licor. Todos tragamos el whisky sin dudarlo.
—Te veré en la mañana, —dijo América, besando mi mejilla.
Nick tomó mi copa, colocándola en la mesita de noche. Él me miró un momento y luego se acercó a su armario, tirando de una camiseta de la percha y arrojándola a la cama.
—Siento ser un cabrón, —dijo, sosteniendo la cerveza contra su ojo.
—Tienes un aspecto horrible. Te sentirás como una mierda mañana.
Él negó con la cabeza, disgustado. —__(Tn), fuiste atacada esta noche. No te preocupes por mí.
—Es difícil no hacerlo cuando tu ojo está tan inflamado, —le dije, situando su camisa sobre mi regazo.
Su mandíbula se tensó. —Esto no hubiera pasado si te hubiese dejado con Kevin. Pero sabía que si te preguntaba, vendrías. Quería demostrarle que aún eres mía, y después saliste lastimada.
Las palabras me tomaron por sorpresa, como si no lo hubiera oído bien. — ¿Por eso me preguntaste que te acompañara esta noche? ¿Para probarle un punto a Kevin?
—Algo así, —dijo, avergonzado.
La sangre abandonó mi rostro. Por primera vez desde que nos conocimos, Nick me había engañado. Yo había ido a Hellerton con él pensando que él me necesitaba, pensando que a pesar de todo, estábamos de vuelta a donde estábamos antes. No era más que una bebida hidratante, él había marcado su territorio, y yo se lo había permitido.
Mis ojos se llenaron de lágrimas. —Fuera de aquí.
—Pigeon, —dijo, dando un paso hacia mí.
— ¡FUERA! —Dije, cogiendo la copa de la mesita de noche y arrogándosela. Se agachó, y ésta se estrelló contra la pared en cientos de fragmentos pequeños—. Te odio.
Nick exhaló como si el aire hubiese sido eliminado de él y con una expresión de dolor, me dejó sola.
Me deshice de mi ropa, tirando su camiseta sobre mi cabeza. El ruido que abandonó mi garganta me sorprendió. Había pasado un largo tiempo desde que sollozaba incontrolablemente. Después de unos momentos, América entró en la habitación.
Ella se metió en la cama y envolvió sus brazos alrededor de mí. No me hizo preguntas o trató de consolarme, sólo me sostuvo mientras dejaba que las lágrimas se estrellaran contra la almohada.


APRONTENSE PARA LO QUE VIENE!!.. yo les aviso con tiempo xD
Disfruten cap, estoy segura que van a enojarse...van a sentir rabia o algún sentimiento parecido a los que nombre?
COMENTA
SON ULTIMOS CAPITULOS!! ;)
bye :D
maru!!
maru!!


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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por chelis Sáb 03 Nov 2012, 8:37 pm

ESTOOYY EN SHOOOCCKKKK!!!!
AAAII YO TAMBIEN ME HICE ILUCCIIIOONEEESSSS!!!
AAAII NIIICCKK METISTE LA PAAAATAAAAAA!!!!!
AAAAAAAARRRGGGGG
PERO BUENOOOOO...
AAAII SIGUELAAAA
PORFIISSS
chelis
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http://www.twitter.com/chelis960

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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por maru!! Mar 20 Nov 2012, 5:24 pm

Beautiful Disaster♥️
Capitulo 19: Último Baile


Justo antes de que el sol se abriera paso en el horizonte, América y yo silenciosamente dejamos el apartamento. No hablamos camino a Morgan y yo estaba agradecida por el silencio. Yo no quería hablar, yo no quería pensar. Sólo quería bloquear las últimas doce horas, mi cuerpo se sentía pesado y adolorido como si hubiese estado en un accidente de autos. Cuando entramos a mi habitación, vi que la cama de Kate estaba hecha.
— ¿Me prestas tu alisadora de cabello?
—Mare, estoy bien. Ve a clases.
—No, no estás bien. No quiero dejarte sola ahora.
—Eso es todo lo que quiero en el momento.
Ella abrió su boca para discutir, pero suspiró. No cambiaría mi opinión. —Vendré a verte después de clases. Descansa.
Asentí, cerrando la puerta tras de ella. La cama chilló debajo de mi cuando me deje caer sobre ella en un ata que de rabia... todo el tiempo creí que era importante para Nick; que él me necesitaba pero en ese momento, me sentí como el brillante juguete que Parker dijo que era. Él quería probarle a Kevin que aún era suya. Suya.
—No soy de nadie —dije a una habitación vacía.
Cuando las palabras se acentuaron. Estaba abrumada por el dolor que había sentido la noche anterior. No le pertenecía a nadie.
Nunca me sentí más sola en mi vida.
Finch puso una botella café frente a mí. Ninguno de nosotros quería celebrar, pero estaba al menos reconfortada por el hecho de que, según América, Nick evitaría la fiesta de Citas a toda costa. Papel rojo y rosado cubrían las botellas vacías que colgaban del techo y vestidos rojos en distintos estilos desfilaban. Las mesas estaban cubiertas con pequeños corazones. Finch rodó sus ojos ante la ridícula decoración.
—El Día de San Valentín en una casa de fraternidad. Romántico —él dijo, viendo a las parejas caminar.
Shepley y América estaban abajo bailando desde el momento en que llegamos y Finch y yo protestamos nuestra presencia haciendo pucheros en la cocina. Me bebí el contenido de la bebida rápidamente, decidida a borrar los recuerdos de la última fiesta de parejas a la cual asistí.
Finch abrió otra lata y me entregó otra, sabiendo de mi desesperación por olvidar. —Traeré más, —dijo él yendo hacia el refrigerador.
—El barril es para los invitados, las botellas para los Sig Tau. —Una chica se burló a mi lado.
Miré al vaso rojo en su mano. —O tal vez tu novio te dijo eso porque contaba con una cita barata.
Ella entrecerró sus ojos, se apartó de la barra y se llevó su vaso a otro lugar. — ¿Quién era esa? —Preguntó Finch sentándose con cuatro botellas más.
—Alguna perra de la fraternidad, —dije mientras la miraba alejarse.
Para el momento en que América y Shepley se nos unieron, había seis botellas vacías a mi lado, mis dientes estaban dormidos y se sentía más fácil sonreír. Estaba más cómoda recostada en mi lugar en la barra. Nick no se había presentado. Y yo podía sobrevivir el resto de la fiesta en paz.
— ¿Ustedes chicos van a bailar o qué? —América preguntó.
Miré a Finch — ¿Vas a bailar conmigo Finch?
— ¿Vas a ser capaz de bailar? —él dijo, alzando una ceja
—Sólo hay una manera de averiguarlo, —dije jalándolo al primer piso. Rebotamos y nos sacudimos hasta que un fino brillo de sudor comenzó a formarse debajo de mi vestido. Justo cuando creí que mis pulmones explotarían. Una canción lenta salió de los altavoces. Finch miró incomodo alrededor de nosotros, viendo a las parejas acercarse.
— ¿Vas hacerme bailar esto, cierto? —Él preguntó.
—Es el Día de San Valentín. Pretende que soy un chico.
Él rió, llevándome a sus brazos. —Es difícil si estás usando un pequeño vestido rosado.
—Como sea, como si nunca hubieses visto un chico en vestido.
Finch se encogió de hombros. —Cierto.
Me reí apoyando mi cabeza en su hombro, el alcohol hizo que mi cuerpo se sintiese pesado y perezoso mientras trataba de moverme a un ritmo lento.
— ¿Te importa si interrumpo, Finch?
Nick estaba de pie detrás de nosotros, medio divertido, medio preparado para mi reacción, la sangre de mis mejillas inmediatamente estalló en llamas.
Finch me miró, luego a Nick. —Seguro.
—Finch, —siseé mientras se alejaba. Nick me atrajo hacia él e intenté mantener el mayor espacio entre nosotros como fuese posible—. Pensé que no vendrías.
—No iba a venir, pero sabía que estabas aquí. Tuve que venir.
Miré alrededor de la habitación, evitando sus ojos. Cada movimiento que hacía, estaba muy consciente de ellos, los cambios de presión de sus dedos donde me tocaba, sus pies arrastrándose junto a los míos, sus brazos moviéndose, rozando mi vestido. Me sentía ridícula pretendiendo no notarlo. Su ojo estaba sanando, el moretón casi desapareciendo. Las manchas rojas en su rostro habían desaparecido como si yo las hubiera imaginado. Toda evidencia de esa horrible noche había desaparecido, dejando sólo el dolor del recuerdo.
Él miraba cada respiración mía y cuando la canción estaba a medio terminar, él suspiró. —Estás hermosa, Pidge.
—No.
— ¿No qué? ¿Qué no te diga que eres hermosa?
—Sólo… no.
—No era mi intención.
Resoplé frustrada. —Gracias.
—No, tú luces hermosa, eso es verdad. Estaba hablando de lo que dije en mi habitación. No voy a mentir. Disfruté alejándote de tu cita con Kevin…
—No era una cita, Nick. Sólo estábamos comiendo. Él ahora no me habla, gracias a ti.
—Lo escuché. Lo siento.
—No, no lo haces.
—Tú… tú tienes razón, —dijo él, tartamudeando cuando vio mi expresión impaciente—. Pero yo… esa no fue la única razón por la que te llevé a la pelea, te quería allí conmigo. Pidge. Tú eres mi amuleto de la suerte.
—No soy tu nada, —espeté, mirándolo.
Él juntó sus cejas y paró de bailar. —Tú eres mi todo.
Presioné mis labios, tratando de mantener mi enojo en la superficie, pero era imposible estar enfadada con él cuando me miraba de esa forma.
— ¿Tú de verdad no me odias… cierto? —Él preguntó.
Me alejé de él, poniendo más distancia entre nosotros. —A veces desearía hacerlo, haría todo este infierno más sencillo.
Una sonrisa cuidadosa se esparció por sus labios en una sutil y fina línea. — ¿Entonces que te enfada más? ¿Lo que hice para que quisieras odiarme? ¿O saber que no puedes?
La rabia regresó, pasé a su lado, corriendo por las escaleras hasta la cocina. Mis ojos comenzaban a brillar, pero me negué a ser un lio de sollozos en esta fiesta de citas. Finch se puso de pie al pie de la mesa, y suspiré aliviada cuando me entregó una cerveza.
Por la siguiente hora miré a Nick rechazar chicas y beber tragos de whisky en la sala. Cada vez que me miraba, yo miraba a otro lado. Determinada a pasar la noche sin una escena.
—Ustedes dos se ven miserables, —dijo Shepley.
—No podrían verse más aburridos así lo hicieran apropósito, —América murmuró.
—No lo olviden… no queríamos venir —Finch les recordó.
América hizo su famosa cara y yo tan famosa por ceder. —Podrías pretender, __(Tn). Por mí.
Justo cuando abrí mi boca para decir algo mordaz, Finch tocó mi brazo. —Creo que cumplimos con nuestro deber, ¿estás lista para irnos __(Tn)?
Bebí un último trago rápido de mi cerveza y tomé la mano de Finch. Tan ansiosa como estaba para irme, mis piernas se congelaron cuando la misma canción que Nick y yo bailamos en mi cumpleaños flotó por las escaleras. Cogí la botella de Finch y tomé un sorbo, tratando de bloquear los recuerdos que llegaron con la música.
Brad se recostó en la barra. — ¿Quieres bailar?
Le sonreí y negué con la cabeza, él empezó a decir algo más pero fue interrumpido.
—Baila conmigo, —Nick estaba parado a un metro de mí, su mano extendida hacia a mí. América, Shepley y Finch me miraban. Esperando por mi respuesta tan ansiosos como Nick.
—Déjame en paz, Nick, —dije, cruzando mis brazos.
—Esta es nuestra canción, Pidge.
—No tenemos canción.
—Pigeon…
—No.
Miré a Brad y forcé una sonrisa. —Me encantaría bailar, Brad.
Las pecas de Brad se extendieron por sus mejillas cuando sonrió, haciendo un gesto para que subiera las escaleras.
Nick se tambaleó, el dolor claramente en sus ojos. —Un brindis, —gritó.
Me estremecí, girando justo a tiempo para verlo subir a una silla, robando una cerveza al Sig Tau más cercano. Miré a América que observaba a Nick con una expresión plana.
—A los idiotas, —dijo él haciendo un gesto hacia Brad—, y a las chicas que rompen tu corazón. —Él inclinó su cabeza hacia mí, sus ojos perdieron concentración—. Y al absoluto y horrible horror de perder a tu mejor amiga porque fuiste lo suficientemente estúpido para enamorarte de ella.
Él bebió su cerveza, terminando lo que quedaba, y luego botándola en el piso, la habitación estaba en silencio excepto por la música que tocaban en el piso de abajo y todos miraban a Nick en confusión.
Mortificada tomé la mano de Brad y lo guie abajo a la pista de baile. Unas cuantas parejas nos siguieron, observándome de cerca, por lágrimas u otra respuesta ante el brindis de Nick, relajé mi rostro negándome a darles lo que querían.
Bailamos algunos pasos tensos y Brad suspiró —Eso fue… raro.
—Bienvenido a mi vida.
Nick se abrió camino a través de las parejas en la pista de baile deteniéndose a mi lado, le tomó un momento mantenerse de pie. —Los interrumpo.
—No, no lo harás ¡Jesús! —dije, negándome a mirarlo.
Después de unos tensos segundos miré hacia arriba. Viendo los ojos de Nick perforar los de Brad. —Si no te alejas de mi chica, te cortaré la garganta aquí mismo en la pista de baile.
Brad parecía confundido, sus ojos miraban de Nick a mí. —Lo siento, __(Tn). —Dijo, lentamente alejando sus brazos de mí. Él se retiró hacia las escaleras y yo me quedé allí humillada.
—Como me siento hacia ti esta noche Nick…. está muy cerca del odio.
—Baila conmigo, —suplicó balanceándose para mantener su equilibrio.
La canción terminó y suspiré aliviada. —Ve y bebe otra botella de whisky, Nick, —me volví a bailar con el único chico soltero en la pista de baile.
El ritmo era rápido y sonreí a mi nuevo y sorprendido compañero de baile, tratando de ignorar el hecho de que Nick estaba a sólo unos metros detrás de mí. Otro hermano Sig Tau bailo detrás de mí, agarrando mis caderas. Lo alcancé, jalándolo más cerca. Me recordaba a la forma en que Nick y Megan había bailado esa noche en el Red. He hice mi mejor intento por recrear la escena que deseé en muchas ocasiones poder olvidar. Dos pares de manos estaban prácticamente en cada parte de mi cuerpo y era más fácil ignorar la parte más reservada con esa gran cantidad de alcohol en mi sistema.
De repente, yo estaba en el aire, Nick me tiró encima de su hombro al mismo tiempo empujando a uno de sus hermanos duro, contra el piso.
— ¡Bájame! —dije, golpeando mis puños contra su espalda.
—No voy a dejar que te avergüences por mí —gruñó él, bajando las escaleras de dos en dos.
Cada par de ojos me observaba patear y gritarle a Nick por la habitación. — ¿Tú no crees… —dije mientras luchaba—, que esto es vergonzoso? ¡Nicholas!
— ¡Shepley! ¿Está Donnie fuera? —Nick dijo, esquivando mis piernas.
—Uh… ¿Sí? —Dijo él
— ¡Bájala! —dijo América, acercándose a nosotros.
—América —me retorcí—. ¡No te quedes allí! ¡Ayúdame!
Sus labios se alzaron y se echó a reír una vez. —Ustedes dos se ven ridículos.
Mis cejas se juntaron ante sus palabras, sorprendida y enojada a la vez de que ella encontrara algo de esta situación graciosa.
Nick se dirigió hacia la puerta y la miré. — ¡Muchas gracias, amiga!
El aire frío golpeó las partes desnudas de mi piel, y protesté más fuerte. — ¡Bájame, maldición!
Nick abrió la puerta de auto y me tiró en el asiento trasero, deslizándose a mi lado. —Donnie, ¿tú eres el conductor designado esta noche?
—Sí, —dijo nerviosamente mientras me observaba luchar.
—Necesito que nos lleves a mi apartamento.
—Nick… no creo…
La voz de Nick era controlada pero amenazante. —Hazlo, Donnie o te juro que te golpearé la parte de atrás de tu cabeza con mi puño, lo juro por el amor de Dios.
Donnie se apartó de la acera y me lancé hacia la manija de la puerta. —No voy a ir a tu apartamento.
Nick me agarró de una muñeca y luego la otra, me acerqué para morder su brazo. Él cerró sus ojos y luego un gruñido escapó de su mandíbula apretada cuando mis dientes se hundieron en su piel.
—Haz lo mejor que puedas, Pidge. Estoy cansado de tu mierda.
Solté su piel y me sacudí, intentando liberarme de su agarre. — ¿Mi mierda? ¡Déjame salir de este maldito auto!
Él puso mis muñecas cerca de su rostro. — ¡Te amo, maldición! ¡No irás a ningún lado hasta que estés sobria y arreglemos esto!
—Tú eres el único que no ha arreglado esto, Nick, —dije, él me soltó y yo crucé mis brazos, puse mala cara todo el camino hacia el apartamento.
Cuando el auto desaceleró para detenerse, me acerqué. — ¿Puedes llevarme a casa, Donnie?
Nick me sacó del auto por el brazo y me levantó en su hombro de nuevo, cargándome por las escaleras. —Buenas noches, Donnie.
— ¡Llamaré a tu padre! —Grité.
Nick se rió en voz alta. — ¡Y él probablemente me golpeará en el hombro y me dirá que ya era hora!
Él luchó por abrir la puerta mientras yo pateaba y movía mis brazos para escapar. — ¡Detente, Pidge, o aceremos por las escaleras! —Una vez que abrió la puerta, él entró hacia la habitación de Shepley.
— ¡BÁJAME! —Grité.
—Bien, —dijo, dejándome en la cama de Shepley—. Duerme, hablaremos por la mañana.
La habitación estaba oscura; la única luz una viga que brillaba de la luz del pasillo. Luché por concentrarme a través oscuridad, cerveza y rabia, y cuando él prendió la luz, iluminó su sonrisa de autosuficiencia.
Golpeé el colchón con mis puños, — ¡No puedes decirme que hacer, Nicholas! ¡No te pertenezco!
Un segundo le tomó volverse y encararme, su expresión se había contorsionado con rabia, él se acercó a grandes zancadas hacia a mí, poniendo sus manos sobre la cama y acercándose a mi rostro.
— ¡BUENO, YO TE PERTENEZCO! —Las venas de su cuello sobresalían mientras gritaba, me encontré con su mirada, negándome siquiera a parpadear. Él miró hacia mis labios, jadeando—. Te pertenezco, —susurró, su rabia derritiéndose cuando se dio cuenta cuan cerca estábamos.
Antes de que pudiera pensar una razón para no hacerlo, tomé su rostro, golpeando mis labios contra los suyos. Sin dudarlo Nick me levantó con sus brazos. En pocas zancadas me llevó a su habitación, ambos cayendo sobre su cama.
Tiré su camisa sobre su cabeza, buscando en la oscuridad a tientas la hebilla de su cinturón. Él lo abrió, rompiéndolo y tirándolo al suelo. Él me levantó del colchón con una mano, y me quitó el vestido con la otra. Lo jalé sobre mi cabeza, tirándolo en algún lado en la oscuridad, y entonces Nick me besó, gimiendo sobre mis labios.
Con sólo unos cuantos movimientos, sus bóxers estaban fuera y él presionó su pecho contra el mío. Agarré su trasero, pero él se resistió cuando intenté acercarlo a mí.
—Los dos estamos borrachos —dijo él, respirando rápidamente.
—Por favor. —Presioné mis piernas contra sus caderas, desesperada por aliviar el ardor entre mis muslos. Nick estaba empeñado en que volviéramos, y no tenía intención de resistir lo inevitable, así que estaba más que lista para pasar la noche entre sus sábanas.
—Esto no está bien, —dijo él
Él estaba justo encima de mí, presionando su frente contra la mía, tenía la esperanza de que fueran una media protesta y que podía de alguna forma persuadirlo de que él estaba equivocado. La forma en que no podíamos mantenernos alejados uno del otro, era inexplicable. Pero no necesitaba más una explicación. No necesitaba ni siquiera una excusa, en este momento sólo lo necesitaba a él.
—Te quiero.
—Necesito que lo digas, —dijo él
Mi interior gritaba por él, y no podía soportarlo un segundo más. —Diré lo que quieras que diga.
—Entonces di que me perteneces, di que me tomas de vuelta, no haré esto a menos que estemos juntos.
—Nunca hemos estado separados, ¿cierto? —Pregunté. Esperando que fuera suficiente.
Él negó con su cabeza, sus labios rozando los míos. —Necesito escuchar que lo digas. Necesito saber que eres mía.
—He sido tuya desde el segundo en que nos conocimos.
Mi voz tomó un tono de ruego, en otro momento sería vergonzoso, pero estaba más allá del arrepentimiento. Había luchado contra mis sentimientos, guardados, embotellados. Había experimentado momentos de felicidad en Eastern, todos ellos con Nick, luchando, riéndome, amando o llorando, era con Nick donde quería estar.
Uno de los lados de su boca se estiró cuando tocó mi rostro y entonces sus labios tocaron los míos, en un beso tierno. Cuando lo jalé hacia a mí, él no se resistió. Sus músculos se tensaron, y sostuvo la respiración mientras se deslizaba dentro de mí.
—Dilo de nuevo, —dijo él.
—Soy tuya, —suspiré. Cada nervio, fuera y dentro quemaba por más—. No quiero nunca más estar separada de ti.
—Prométemelo, —dijo él, gimiendo con otro empuje.
—Te amo. Te amaré por siempre. —Las palabras fueron más un suspiro, pero miré sus ojos cuando las dije, pude ver la incertidumbre desvanecerse de sus ojos e incluso pude ver con la poca luz su rostro iluminarse.
Finalmente satisfecho, selló su boca sobre la mía.
Nick me despertó con besos, mi cabeza estaba pesada y nublada por las bebidas de la noche anterior, pero la hora antes de dormir corrió en mi mente a vivido detalle, suaves labios bañaban mi mano, brazo y cuello. Y cuando alcanzaron mis labios, sonreí.
—Buenos días —dije contra su boca.
Él no habló, sus labios continuaron trabajando contra los míos. Entonces sus brazos me envolvieron y luego enterró su rostro en mi cuello.
—Estás callado esta mañana, —dije corriendo mis manos sobre su espalda desnuda. Y luego las dejé continuar hasta su trasero, y enrollé mis piernas en su cadera, besándolo en la mejilla.
Él negó con su cabeza. —Sólo quiero estar así, —susurró.
Fruncí el seño. — ¿Me perdí de algo?
—No quería despertarte, ¿Por qué no vuelves a dormir?
Me recosté contra la almohada, jalando su barbilla. Sus ojos inyectados con sangre y la piel alrededor de ellos llenos de ojeras.
— ¿Qué diablos está mal contigo? —pregunté, alarmada.
Él tomó mi mano y la besó, presionando su rostro contra mi cuello. —Sólo vuelve a dormir, Pidge, por favor.
— ¿Algo paso? ¿Es América? —Con la última pregunta, incluso viendo el miedo en mis ojos, su expresión no cambio. Él simplemente suspiró, y se sentó conmigo, mirando mis manos.
—No… América está bien, ellos llegaron alrededor de las cuatro de la mañana. Aún siguen durmiendo, es temprano, sólo vayamos a dormir.
Sintiendo mi corazón latir contra mi pecho, sabía que no tenía ninguna oportunidad para volver a dormir, Nick puso sus dos manos en cada lado de mi rostro y me besó, su boca se movía diferente, como si me besara por última vez. Él me acostó en la almohada, me besó una vez más y descansó su cabeza en mi pecho, envolviendo sus dos manos alrededor mío fuertemente.
Cada posible razón por el comportamiento de Nick apareció en mi cabeza como canales de televisión, lo abracé hacia a mí, con miedo a preguntar. — ¿Has dormido?
—Yo… no podía, no quería… —su voz se apagó.
Besé su frente, —Lo que sea que pase, lo superaremos juntos. ¿Por qué no duermes? Veremos qué hacer cuando despiertes.
Alzó su cabeza y escaneó mi rostro, vi tanto la desconfianza como la esperanza en sus ojos. — ¿Qué quieres decir con: veremos qué hacer?
Junte mis cejas, confundida, no podría saber que había pasado mientras yo dormía que podría causarle tanta angustia. —No sé qué está pasando, pero estoy aquí.
—Estás aquí ¿Cómo en te estás quedando? ¿Conmigo?
Sabía que mi expresión debía ser ridícula, pero mi cabeza giraba por ambos, el alcohol y la pregunta bizarra de Nick. —Sí. ¿Pensé que habíamos hablado anoche de eso?
—Lo hicimos, —él asintió animándome.
Busqué la habitación con mis ojos, pensando, sus paredes ya no estaban vacías como la primera vez que lo conocí, ahora tenían baratijas en las paredes de los lugares en los cuales la habían pasado juntos, y la pared blanca era interrumpida por marcos negros de fotos mías, nuestras, de Toto, y nuestro grupo de amigos, un marco más grande de los dos en mi cumpleaños sustituía el sombrero que había colgado en un clavo encima de su cabecera.
Entrecerré mis ojos. — ¿Pensaste que despertaría enfadada contigo cierto? ¿Pensaste que me iría?
Él se encogió de hombros, haciendo un pobre intento de indiferencia que solía salirle tan bien. —Eso es por lo que eres famosa.
— ¿Es por eso que estas tan enfadado? ¿Estabas preocupado por lo que pasaría cuando despertara?
Él se acomodó, como si sus siguientes palabras fueran difíciles. —No quería que anoche pasara de esa forma, estaba un poco borracho, te seguí en la fiesta como un maldito acosador y luego que traje aquí en contra de tu voluntad… y luego nosotros… —Él negó con su cabeza, claramente disgustado con las imágenes que corrían por su mente.
— ¿Tuvimos el mejor sexo de mi vida? —Sonreí apretando su mano.
Nick se rió una vez, la tención alrededor de sus ojos desvaneciéndose lentamente. — ¿Entonces, estamos bien?
Lo besé tocando los lados de su rostro con ternura. —Sí, tontito. ¿Lo prometí no? Te dije todo lo que querías escuchar, estamos juntos y ¿aún no estás feliz?
Su rostro se comprimió en una sonrisa.
—Bebé, basta, te amo, —dije, suavizando las líneas de sus ojos—, este absurdo enfrentamiento pudo haber terminado en el Día De Acción de Gracias pero…
—Espera… ¿Qué? —Dijo él acercándose.
—Estaba completamente preparada para rendirme en Acción de Gracias, pero tú dijiste que habías terminado de hacerme feliz, y yo era muy orgullosa para decirte que te quería devuelta.
— ¡¿Estás bromeando!? ¡Estaba intentando hacerlo fácil para ti! ¿Sabes cuan miserable he sido?
Fruncí el seño. —Parecías bien después de las vacaciones.
—Eso era por ti, tenía miedo de perderte si no pretendía estar bien con lo de ser amigos. ¿Pude estar contigo todo este tiempo? ¡¿Qué diablos, Pidge?!
—Yo… yo. —No podía discutir, nos hice sufrir a los dos, no tenía excusa—. Lo siento.
— ¿Lo sientes? Casi bebí hasta la muerte, casi no podía salir de la cama, destruir mi teléfono en millones de piezas en la víspera de Año Nuevo para evitar llamarte y me dices que… ¿Lo sientes?
Mordí mi labio y asentí, avergonzada, no tenía ni idea por lo que había pasado y escucharlo decir las palabras causaba un agudo dolor en mi pecho. —Lo siento… mucho, mucho.
—Estás perdonada, —dijo con una sonrisa—. No lo vuelvas a hacerlo nunca.
—No lo haré, lo prometo.
Él mostró su hoyuelo y negó con la cabeza. —Te amo, maldita sea.



aww yo se que van a amar este cap, pero todavía faltan 2 capitulos mas el epilogo ;)
COMENTEN
Disfruten cap
bye :D
maru!!
maru!!


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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por chelis Mar 20 Nov 2012, 5:54 pm

AAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
DONDE ESTAN LOS NICHOLAAASS ASIIIII??????
DONDE??????
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

Mensaje por maru!! Jue 22 Nov 2012, 6:40 pm

chelis escribió:AAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
DONDE ESTAN LOS NICHOLAAASS ASIIIII??????
DONDE??????


no te preocupes...no sos la única que se pregunta lo mismo xD
maru!!
maru!!


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Mensaje por chelis Jue 22 Nov 2012, 6:53 pm

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Mensaje por maru!! Jue 22 Nov 2012, 6:56 pm

Beautiful Disaster♥
Capitulo 20: Humo


Las semanas pasaron, y era una sorpresa para mí cuán rápido llego el receso de primavera, los chismes y las miradas se habían desvanecido y la visa había vuelto a la normalidad. Los sótanos de la Universidad Eastern no habían tenido una pelea en semanas. Adam mantuvo un bajo perfil después del arresto que había llevado a preguntas de que era lo que exactamente que paso esa noche, y Nick se volvía más irritable esperando la llamada que lo llevaría a su última pelea. La pelea que pagaba casi todas sus cuentas del verano y entrando el otoño.
La nieve aun estaba espesa en el suelo, y el viernes antes de vacaciones una última bola de nieve estallo en el césped cristalino. Nick y yo caminamos a través del hielo que caía hacia la cafetería, y yo me sostuve fuerte en sus brazos, tratando de evitar ambos, las bolas de nieve y caer al suelo.
—Ellos no van a darte Pidge, ellos los saben—Nick dijo, ocultando su nariz roja y fría en mi mejilla.
—Su objetivo no es sinónimo del miedo a tu temperamento Nick.— Él me sostuvo a su lado, frotando la manga de mi abrigo con su mano mientras me guiaba a través del caos. Llegamos a un final abrupto cuando un montón de chicas gritaban mientras eran atacadas sin piedad por el equipo de beisbol. Una vez el camino se despego Nick me guio a salvo a la puerta.
— ¿Ves? Te dije que lo lograríamos—dijo con una sonrisa. Su diversión desapareció, cuando una bola de nieve golpeo la puerta, justo entre nuestros rostros, la mirada de Nick escaneo el césped, pero la cantidad de estudiantes lanzándolas en cualquier dirección desvaneció la necesidad de tomar represarías. Él abrió la puerta mirando a la nieve derritiéndose desde el metal pintado hacia el suelo. —Entremos.
—Buena idea— asentí.
Él me llevo de la mano hacia la fila del buffet, apilando diferentes platos al vapor de una bandeja, La cajera había abandonado su expresión de desconcierto hace semanas, acostumbrada a nuestra rutina.
—__(Tn)— Brasil me dio un asentimiento de cabeza y guiño su ojo a Nick —. ¿Tienes planes para la próxima semana?
—Nos quedaremos aquí, mis hermanos vendrán—Nick dijo distraído mientras organizaba nuestros almuerzos, dividiendo los pequeños platos de polietileno frente a nosotros en la mesa.
—Voy a matar a Davis Lapinski— América anuncio sacudiendo la nieve de su cabello mientras se acercaba.
— ¡Golpe directo!— Shepley se rio. América le lanzo una mirada de advertencia y su risa se volvió una risa nerviosa —quiero decir…que idiota.
Nos burlamos de su lamentable expresión mientras él la observaba ir se de la línea del buffet para seguirla rápidamente.
—Él es tan llorón— dijo Brasil con una expresión de disgusto.
—América está un poco tensa —Nick explico —ella conocerá a sus padres esta semana.
Brasil asintió y sus cejas se alzaron —Entonces ellos van…
—Si— dije asintiendo con él —Es permanente.
—Whoa— Brasil dijo, la sorpresa no dejo su rostro mientras servía su comida, y pude ver la confusión arremolinarse a su alrededor. Todos éramos jóvenes, y Brasil no podía seguir la idea del compromiso al Shepley.
—Cuando lo tengas Brasil…lo entenderás— Nick dijo, sonriéndome.
La sala estaba llena de emoción, de ambos: el espectáculo de afuera, y lo rápido que pasaban las horas antes del receso. A medida que los asientos se llenaban, el flujo constante de charla creció, el volumen aumento mientras todo el mundo comenzó habar sobre el ruido.
Para el momento en que Shepley y América volvieron con sus bandejas ya se habían reconciliado. Ella felizmente se sentó en el asiento vacío a mi lado. Platicando sobre el momento en que conocería a los padres. Ellos se irían esa tarde para lo de su padre, la excusa perfecta para uno de los infames colapsos de América.
La vi coger el pan mientras ella se preocupaba en hacer las maletas y la cantidad de equipaje que debería llevar sin parecer pretenciosa, pero ella parecía llevarlo bien.
—Te lo digo, bebe. Ellos te amaran, te amaran. Como yo te amo, te amo— Shepley dijo. Acomodando su cabello detrás de su oreja. América tomo un respiro y las comisuras de subieron de la forma en que siempre lo hacían cuando él la hacía sentir más tranquila.
El teléfono de Nick vibro, provocando que se deslizara unos centímetros de la mesa. Él lo ignoro, contándole a Brasil nuestro primer juego de póquer con sus hermanos, eche un vistazo a la pantalla, tocando el nombre de Nick cuando leí el nombre.
— ¿Bebé?
Sin una disculpa, él se alejó de Brasil y me dio toda su atención — ¿Si Pigeon?
—Tal vez quieras contestar eso.
Él miro a su celular y suspiro —O no.
—Podría ser importante.
Frunció sus labios antes de colocar el auricular en su oído — ¿Qué pasa Adam?— Sus ojos recorrieron el salón mientras hablaba, asintiendo ocasionalmente —Esta es mi última pelea Adam. Aun no estoy seguro. No iré sin ella y Shep saldrá de la ciudad. Lo sé…te escuche. Hmm…en realidad esa no es una mala idea
Mis cejas se juntan, viendo a sus ojos brillar con cualquier idea con la cualquier Adam lo haya iluminado. Cuando Nick cuelga el teléfono, lo veo expectante.
—Es suficiente para pagar la renta por los próximos seis meses. Adam consiguió a John Savage, él trata de llegar a las profesionales
—Yo no lo he visto luchar, ¿tu lo has hecho?— Shepley pregunto, acercándose.
Nick asintió, —Solo una vez en Springfield. Él es bueno.
—No lo suficiente. — digo y Nick se acercó a mí y beso mi frente suavemente con apreció—. Puedo quedarme en casa Nick.
—No. — dijo él negando con la cabeza.
— No quiero que te golpeen como la ultima vez porque estas preocupado por mi.
—No Pidge.
—Esperare por ti. —Tratando de parecer más feliz con la idea de lo que me sentía.
—Le pediré a Joe que venga. Él es el único en el que confió para poder concentrarme en la pelea.
—Muchas gracias, idiota— murmuro Shepley
—Oye, tuviste tu oportunidad— dijo Nick medio bromeando.
La boca de Shepley fue hacia un lado con disgusto. Aun se sentía culpable por la noche Hellerton. Él se disculpo conmigo diariamente por semanas. Pero su culpa se volvió lo suficientemente manejable para que sufriera en silencio. América y yo tratamos de convencerlos de que no era su culpa. Pero Nick siempre lo haría responsable.
—Shepley no fue tu culpa. Tu lo alejaste de mi ¿recuerdas?— dije rodeando a América para tocar su brazo. Me volví a Nick. — ¿Cuándo es la pelea?
—En algún momento la próxima semana —él se encogió de hombros— te quiero allá, te necesito allá.
Sonreí. Descansando mi barbilla en sus hombros —Entonces, estaré allí.
Nick me acompaño a clases, su agarre tensándose algunas veces cuando me deslizaba en el hielo —Deberías ser más cuidadosa. —él bromeo.
—Lo hago a propósito, eres tan tonto.
—Si quieres mis brazos alrededor tuyo, solo necesitas preguntar— dijo él acercándome a su pecho.
Éramos ajenos a los alumnos y las bolas de nieve que volaban mientras el presionaba sus labios contra los míos. Mis pies dejaron el suelo y él continuo besándome. Cargándome fácilmente a través del campus. Cuando él finalmente me dejo en sobre mis pies frente al salón de clases, él negó con la cabeza.
—Cuando hagamos nuestros horarios el próximo semestre. Sería más conveniente si tuviéramos más clases juntos.
—Trabajare en eso— dije, dándole un último beso, haciendo mi camino a mi silla.
Mire hacia arriba, y Nick me dio una última sonrisa antes de hacer su camino para su siguiente clase en el otro edificio. Los estudiantes a mi lado estaban acostumbrados a nuestras descaradas formas de afecto justo como sus clases lo estaban a que el llegara unos minutos tarde.
Estaba sorprendido de que el tiempo pasara tan rápido. Termine mi última prueba, y me dirigí al pasillo Morgan. Kara estaba sentada en su usual lugar en la cama, leyendo mientras revisaba mis cajones por los objetos necesarios.
— ¿Vas a salir de la ciudad?— pregunto Kara
—No, solo necesito unas cuantas cosas, voy hacia el edificio de ciencias a recoger a Nick. Y luego pasare la semana en su apartamento.
—Lo supuse— dijo ella. Sin quitarle la vista a las hojas de su libro.
—Ten un buen descanso Kara.
—Mmmhmmm.
El campus estaba prácticamente vacío, con solo unos cuantos estudiantes. Cuando voltee en la esquina, vi a Nick parado afuera terminando su cigarrillo, llevaba un gorro de lana sobre su cabeza rapada, y una de sus manos se metió en su bolcillo en su chaqueta desgastada de cuero marrón. El humo salía de su nariz, mientras miraba hacia el suelo sumido en un profundo pensamiento. No fue sino hasta que estuve a unos metros de él que note cuan distraído estaba.
— ¿En qué piensas bebé?— Pregunte. Él no miro hacia arriba — ¿Nick?
Sus pestañas revolotearon al registrar mi voz y la expresión de preocupación fue remplazada por una sonrisa falsa. —Hola Pigeon.
— ¿Todo está bien?
—Lo está ahora— dijo él. Jalándome contra él.
—De acuerdo. ¿Qué está pasando?— Dije levantando una ceja y frunciendo el seño, mostrando mi escepticismo.
—Solo tengo bastante en mi mente. —él suspiro. Cuando espere expectante él continuo — Esta semana, a pelea, tú estando allí…
—Te dije que me quedaría en casa.
—Te necesito allí Pidge. —dijo él. Tirando su cigarrillo en la tierra. Él lo vio desaparecer en una gran huella de nieve, luego tomo mi mano, llevándome hacia el estacionamiento.
— ¿Has hablado con Joe?— Pregunte.
El negó con la cabeza —Estoy esperando que él me llame de vuelta.
América bajo la ventana y saco su cabeza del Charger de Shepley. — ¡Apúrate está haciendo demasiado frio!
Nick sonrió y acelero el ritmo, abriéndome la puerta para que yo entrase. Shepley y América repitieron la misma conversación que han tenido desde que ella se entero que conocería a sus padres mientras yo miraba a Nick observar la ventana. Justo cuando estábamos estacionándonos el teléfono de Nick sonó.
— ¿Qué diablos Joe?— él respondió. —te llame hace horas, no es como si fueras productivo en el trabajo o algo así. Como sea. Escucha, necesito un favor, tengo una pelea la próxima semana. Necesito que vayas, no sé cuando es, pero cuando te llame necesito que este a allí en menos de una hora ¿Puedes hacer eso por mí? ¿Puedes hacer eso, idiota? Porque necesito que mantengas un ojo en Pigeon. Un idiota puso sus manos en ella la ultima vez…si— su voz bajo a un tono amenazante —Si me encargue de eso. ¿Entonces si llamo…? Gracias Joe.
Nick cerró su teléfono y se recostó contra el respaldo del asiento.
— ¿Aliviado?— Shepley pregunto, mirando a Nick por el espejo del retrovisor
—Si no estaba seguro de que haría sin él allí.
—Te dije…— comencé
—Pidge, cuantas veces tengo que decírtelo— él frunció el seño.
Negué con la cabeza ante su tono impaciente. —No entiendo. No me necesitabas antes.
Sus dedos rozaron mi mejilla suavemente. —No te conocía antes, cuando no estás allí no puedo concentrarme. Me pregunto donde estas, que estás haciendo…si estas allí y puedo verte, puedo concentrarme. Sé que suena loco pero se como es.
—Y loco es exactamente como me gusta— sonrió, acercándome a besar sus labios.
—Obviamente— América mascullo bajo su aliento.
En las sombras de Keaton Hall, Nick me sostuvo fuertemente a su lado, mi aliento se mesclaba con el de él en el aire frio. Y podía escuchar las conversaciones esas filtrándose por la puerta que estaba a unos pocos metros, ignorantes a nuestra presencia.
Keaton era el edificio más viejo de Eastern y aunque aquí se ha celebrado antes El Circulo, yo estaba inquieta sobre el lugar. Adam esperaba una casa llena, y Keaton no era el sótano más amplio del campus, la vigas forman un red a lo largo de los ladrillos envejecidos, solo había una señal de remodelaciones en este lugar.
—Esta es una de las peores ideas que Adam ha tenido hasta ahora— Nick murmuro.
—Es muy tarde para cambiarlo ahora— dije, mirando hacia las plataformas.
El teléfono de Nick sonó y él contesto. Su rostro se tiñe de azul contra la luz de la pantalla y finalmente podía ver las líneas de preocupación entre sus cejas que ya sabía dónde estaban. Hizo clic en unos botones y luego cerro el celular, agarrándome más fuerte.
—Pareces nervioso esta noche. —susurre
—Me sentiré mejor cuando Joe traiga su trasero punk aquí.
—Estoy aquí, niña quejumbrosa. —Joe dijo en voz baja. Apenas si podía ver su silueta en la oscuridad, pero su sonrisa brillaba con la luna llena.
— ¿Cómo has estado hermana?— dijo él. Abrazándome con un brazo, y empujo juguetonamente a Nick con él otro.
—Estoy bien Joe.
Nick inmediatamente se relajo, y luego él me llevo a la parte de atrás del edifico de la mano.
—Si los policías aparecen y nos separamos, veámonos en la residencia Morgan ¿de acuerdo?— Nick le dijo a su hermano. Nos detuvimos en una ventana abierta al nivel del suelo, la señal de que Adam estaba adentro y esperando.
— ¿Estás jugando conmigo?— dijo Joe, mirando a la ventana —__(Tn) apenas va acabar por allí.
—Pasará— Nick le aseguro, gateando en la oscuridad hacia el interior. Como muchas otras veces, me agache y me empuje hacia allí, sabiendo que Nick me atraparía.
Esperamos un momento, Joe se empujo de la cornisa y cayó al suelo, casi perdiendo el equilibrio mientras sus pies tocaban el concreto.
—Tienes suerte de que te ame __(Tn). Yo no haría esta mierda por nadie más—Joe se quejo sacudiéndose la camisa.
Nick salto, cerrando la ventana en un rápido movimiento. —Por aquí —dijo él guiándonos por la oscuridad. Pasillo tras pasillo, tome la mano de Nick sintiendo a Joe apretar la tela de mi camisa. Podía escuchar pequeños fragmentos de grava raspar el hormigón, y yo me arrastraba por el suelo. Abrí mucho mis ojos tratando de adaptarlos a la oscuridad del sótano, pero no había ninguna luz para ayudarlos.
Joe suspiro después de la tercera vuelta —Nunca encontraremos una forma de salir de aquí.
—Solo sígueme al salir, estarás bien— dijo Nick irritado antes las quejas de Joe, a medida de que el pasillo iba iluminándose yo sabía que estaba cerca cuando el rugido de la multitud llego con un tono febril de número y nombre, sabía que habíamos llegado.
El salón donde Nick esperaba ser llamado, normalmente solo tenía una linterna y una silla, pero con las renovaciones, estaba lleno de sillas, escritorios y equipo al azar cubiertos con sabanas blancas.
Nick y Joe discutieron estrategias para la pelea mientras yo me asome afuera. Era tan llena y caótica como en la última lucha, pero sin menos espacio. Muebles cubiertos con sabanas polvorientas alineadas al final de la pared, empujadas a un lado para hacer espacio a los espectadores.
La habitación estaba más oscura de lo normal, supuse que Adam no quería llamar la atención sobre nuestro paradero. Linternas colgadas del techo, creando un resplandor oscuro, mientras las apuestas en efectivo aun se celebraban.
— ¿Pigeon, me escuchaste?— Nick dijo, tocando mi brazo.
— ¿Qué?— dije parpadeando.
—Quiero que te pares cerca de esta puerta, ¿de acuerdo? Mantente agarrada del brazo de Joe todo el tiempo.
—No me moveré, lo prometo.
Nick sonrió, su hoyuelo perfecto hundiéndose.
—Ahora tú pareces nerviosa.
Di un vistazo de la puerta a él —No tengo un buen presentimiento sobre esto, Nick. No sobre las peleas pero…algo. Este lugar me asusta.
—No estaremos mucho tiempo— Nick me aseguro, la voz de Adam vino por un alta voz, y luego un par de manos cálidas y familiares a cada lado de mi rostro. —Te amo— dijo él. Mientras me levantaba del suelo, apretándome hacia él mientras me besaba. Él me bajo al suelo y engancho mi brazo alrededor de Joe —No quites tus ojos de ella. —le dijo él a su hermano. —Incluso por un segundo, este lugar se vuelve loco una vez la pelea comienza.
—…así que démosle la bienvenida al contrincante de hoy…JOHN SAVAGE.
—La guardare con mi vida, hermanito. —dijo Joe tirando de mi brazo— Ahora patéale el trasero a este tipo, y vámonos de aquí.
—NICK “EL LOCO PERRO” JONAS— Adam grito por el alta voz.
El volumen era ensordecedor mientras él hacia su camino a través de la multitud. Mire a Joe quien tenía la más pequeña sonrisa en su rostro. Cualquier otra persona no lo hubiese notado, pero yo podía ver el orgullo en sus ojos.
Cuando Nick llego al centro del Círculo, trague. John no era mucho más grande, pero él se veía más diferente con la que cualquier otra había luchado, incluyendo al sujeto con el que lucho en las vegas. Él no estaba intentando intimidar con una mirada a Nick como los demás: él estaba estudiando, preparando la pelea en su mente. Tan analíticos como eran sus ojos, también estaban vacíos de razón, yo sabía que antes de que la pelea comenzara que Nick tendría que tener mucho cuidado, él estaba sentado frente a un demonio.
Nick también parecía haberlo notado también. Su habitual sonrisa había sido remplazada, por una mirada intensa, cuando el cuerno sonó, John ataco.
—Jesús— dije tomando el brazo de Joe.
Joe se movió como Nick lo hizo, como si fueran uno. Me tense con cada movimiento que John hacia, luchando con la urgencia de cerrar mis ojos. No había movimientos perdidos; John era astuto y preciso. Todas las otras peleas de Nick parecían descuidadas en comparación. La fuerza bruta detrás de los golpes era impresionante, como si toda la cosa fuera coreografiada y preparada a la perfección.
El aire en la habitación era pesado y estancado. El polvo en las sabanas había sido alborotado y atrapado en mi garganta cada vez que me quedaba sin aliento. Cuanto más larga era la pelea peor era esa sensación, no podía quitármelo y aun así me forcé aquedarme en el lugar para que Nick pudiera concentrarse.
Por un momento estuve hipnotizada por el espectáculo en el centro del sótano, lo siguiente es que me empujan desde atrás. Mi cabeza se echo hacia atrás por el golpe, pero apreté mi agarre, negándome a retirarme de mi puesto prometido. Joe se dio vuelta y agarro la camiseta de los dos hombres detrás nuestros y los tiro al suelo como muñecas.
— ¡Aléjense o los matare!— gritó a los hombres que nos miraban en el piso. Agarre su brazo con fuerza y le dio unas palmadas —Te tengo, __(Tn) solo mira la pelea.
Nick lo estaba haciendo bien, y suspire cuando lanzo el primer golpe. La multitud se hacía más ruidosa, pero la advertencia de Joe dejo a esos detrás nuestro a una distancia segura. Nick lanzo un golpe seguro y luego me miro, rápidamente retomando su atención a John. Sus movimientos eran agiles, casi calculadores. Parecía predecir los ataques de John antes de que él los hiciera.
Notablemente impaciente, John envolvió sus brazos alrededor de Nick, jalándolo al piso. Como unidos, la multitud que rodea el anillo improvisado se aprietan contra este, acercándose cuando la acción es en el suelo.
— ¡No puedo verlo Joe!— grite mientras me paraba en las puntas de los pies.
Joe miro alrededor, encontrando la silla de madera de Adam, en un movimiento como de baile. Él me paso de un brazo a otro, ayudándome a subir por encima de la multitud. — ¿Puedes verlo?
—Si— dije sosteniéndome de los brazos de Joe para equilibrio —Él está encima pero las piernas de John están en su cuello.
Joe se acercó sobre los dedos de sus pies y puso su mano libre alrededor de su boca — ¡GOLPEA SU TRASERO NICK!
Mire hacia abajo de Joe y se acercó para echarle una mejor mirada al hombre en el suelo. De repente Nick estaba en el suelo, John sosteniéndose fuertemente del cuello de Nick con sus piernas. Nick cayó de rodillas golpeando la espalda y cabeza de John contra el concreto en un devastador golpe. Las piernas de John quedaron inertes liberando el cuello de Nick. Y Nick llevo hacia atrás su codo. Golpeándolo una y otra vez con su puño cerrado hasta que Adam lo detuvo. Lanzando el cuadrado rojo al cuerpo flácido de John.
La sala estallo, animando cuando Adam levanto la mano de Nick al aire. Joe abrazo mis piernas. Gritando la victoria de su hermano. Nick me miro con una sonrisa amplia y sangrienta; su ojo derecho comenzaba a inflamarse.
A medida que el dinero pasaba por las manos de la gente, la multitud comenzaba a serpentear, preparada para irse. Mis ojos se dirigieron a una linterna que parpadeaba salvajemente balanceándose de un lado a otro detrás de Nick. Liquido cayendo de la base, mojando la sabana de abajo, mi estomago se hundió.
— ¿Joe?
Atrayendo su atención, señale la esquina. En ese momento, la linterna se cayó de su puesto, cayendo en la sabana de abajo, inmediatamente estallando en llamas.
— ¡Santa mierda!— Joe dijo, agarrando mis piernas.
Unos cuantos hombre al lado del fuego, saltaron. Viendo asombrados como el fuego saltaba a la otra sabana. Humo negro salía desde la esquina, y al tiempo cada persona en la sala entro en pánico, empujando su camino para encontrar la salida.
Mis ojos se encontraron con los de Nick, y una mirada de terror distorsiono su rostro.
— ¡__(Tn)!— Él grito empujando el mar de gente entre nosotros.
— ¡Vamos!— Joe grito. Bajándome de la silla a su lado.
La habitación se oscureció, y un ruido fuerte sonó desde el otro lado de la habitación, las otras linternas hacían combustión y se agregaban al fuego en pequeñas explosiones. Joe tomo mi brazo, poniéndome tras de él forzando su camino a través de la multitud.
— ¡No podemos ir por ahí! ¡Tenemos que devolvernos por el camino por el que llegamos!— grite, resistiéndome.
Joe miro alrededor formando un plan para escapar en medio de la confusión. Mire de nuevo a Nick, mirándolo como intentaba hacerse camino a través de la habitación, mientras la multitud aumentaba, Nick fue alejado cada vez mas. Los emocionantes aplausos ahora eran gritos horrorizados de miedo y desesperación mientras todos luchaban por encontrar la salida.
Joe me jalo a la salida y me jalo a la salida.
— ¡Nick!— Grite, intentando alcanzarlo.
Él estaba tosiendo, alejando el humo.
—Por este lado Nick. — Joe le grito.
—Solo sácala de aquí, Joe, saca a Pigeon— dijo él tosiendo.
Confitado, Joe me miro a mí. Podía ver el miedo en sus ojos —No se la forma de salir.
Mire a Nick una vez más, su silueta parpadeaba por las llamas que se habían extendido entre nosotros. — ¡Nick!
— ¡Solo vete!, ¡Los alcanzare más adelante!— Su voz era ahoga por el caos alrededor nuestro, y tome la manga de Joe.
—Por este camino Joe— dije, sintiendo las lágrimas y el humo quemando en mis ojos. Docenas de gente llena de pánico estaba entre Nick y su única salida.
Tire de la mano de Joe, empujando a cualquiera de mi camino. Alcanzamos la entrada y mire de atrás hacia adelante. Dos pasillos oscuros, con poca luz por el fuego detrás de nosotros.
— ¡Por este camino!— dije, jalando su mano de nuevo.
— ¿Estás segura?— Joe pregunto, su voz gruesa con duda y miedo.
— ¡Vamos!— dije, jalándolo de nuevo. Cuanto más lejos nos encontrábamos más oscuras las habitaciones se volvían. Después de unos instantes, mis respiraciones eran más fáciles a medida de que dejábamos el humo atrás. Pero los gritos no disminuyeron, cada vez eran más fuertes y frenéticos que antes. Los horríficos sonidos de atrás alimentaron mi determinación, manteniendo mis pasos rápido y con propósito. Para la segunda vuelta, estábamos caminando a ciegas a través de la oscuridad. Mantuve mi mano frente a mí, sintiendo la pared con mi mano libre y tomando la mano de Joe con la otra.
— ¿Crees que salió?— Joe pregunto.
Su pregunta debilitaba mi concentración, y trate de empujar la respuesta de mi mente —Sigue moviéndote— dije ahogándome.
Joe se resistió por un momento, pero cuando lo jale de nuevo una luz parpadeo. Él sostuvo en alto un encendedor, dando un vistazo al pequeño espacio para salir. Seguí la luz mientras él la movía alrededor de la habitación. Y quedo sin aliento cuando la puerta se hizo visible.
Mientras nos apurábamos para la siguiente habitación, bastante gente se estrello conmigo, tirándome al suelo. Tres mujeres y un hombre, todos con rostros sucios y ojos muy abiertos y asustados me miraron.
Uno de los chicos se agacho y me ayudo — ¡Hay una ventana aquí abajo por la cual podemos salir!— Dijo él.
—Acabamos de llegar de ahí, no hay nada— dije, negando con la cabeza.
—Debes haberla perdido, ¡sé que esta por este camino! —Joe jalo mi mano —Vamos __(Tn), ellos conocen la salida.
Negué con la cabeza —Vinimos por este lado con Nick, lo sé.
Él apretó su agarre —Le dije a Nick que no te perdería de mi vista, iremos con ellos.
—Joe hemos estado allí abajo…no había ventana.
— ¡Vamos Jasón!— una chica grito
— ¡Nos vamos!— Jasón dijo, mirando a Joe.
Joe jalo mi mano de nuevo y yo me aleje
—Joe por favor es por este lado, lo prometo.
—Voy con ellos— dijo él —por favor ven conmigo.
Negué con la cabeza, lagrimas cayendo por mis mejillas —He estado aquí antes, esa no es la salida.
— ¡Tu vienes conmigo!— él grito. Jalando mí brazo.
— ¡Joe detente! ¡Vamos por el camino equivocado!— grite.
Mis pies se deslizaron por el hormigo mientras él me jalaba, y cuando el humo aumento me aleje corriendo hacia la dirección opuesta.
— ¡__(TN), ___(TN)!— Joe grito.
Seguí corriendo, manteniendo las manos al frente anticipando una pared.
— ¡Vamos! ¡Ella va hacer que te mates!— una chica dijo. Mi hombro golpeo contra una esquina, me dio la vuelta, cayendo. Me arrastre por el piso, sosteniendo mi temblorosa mano frente a mí. Cuando mis dedos tocaron roca, lo seguí parándome. La esquina de una puerta se materializo bajo mi mano y la seguí a la siguiente habitación.
La oscuridad era interminable, pero aleje el pánico, manteniendo cuidadosamente mis pasos, buscando la siguiente pared. Sentí el temor dentro de mí mientras los lamentos sonaban en mis oídos.
—Por favor. —Susurré en la oscuridad— Deja que esta sea la salida.
Sentí otra esquina de una puerta, y cuando la travesé un hilo de luz brillo ante mí. La luz de luna se filtraba a través del vidrio de la ventana y un sollozo formo su camino a través de mi garganta
— ¡Joe, está aquí! —Grite detrás de mí— ¡JOE!
Entrecerré mis ojos, viendo un pequeño movimiento en la distancia — ¿Joe?— llame mi corazón latía violentamente en mi pecho. Con el paso del tiempo las sombras parpadeaban en las paredes. Y mis ojos se abrieron con horror cuando me di cuenta que lo que pensaba que eran personas eran en realidad llamas.
—Oh dios mío— dije mirando a la ventana. Nick la había cerrado después de entrar, y estaba muy alta para que yo la alcanzara.
Mire a mi alrededor buscando algo en que pararme, la habitación estaba llena de madera cubierta con sabanas. Las mismas sabanas que alimentarían el fuego hasta que toda la habitación se convirtiera en un infierno.
Agarre un pedazo de tela blanca, quitándola de un escritorio. El polvo se alboroto a mí alrededor, mientras tiraba la sabana al suelo y arrastraba la enorme madera hacia el espacio vacío bajo la ventana. La empuje contra la pared y la escale, tosiendo con el humo que se abría paso a la habitación. La ventana aun estaba a unos metros debajo de mí. Gruñí tratando de empujarla para abrirla, torpemente girando la cerradura de un lado a otro con cada empujada. No se movía.
— ¡Vamos, maldición!— grite. Apoyándome en mis brazos, me eche hacia atrás, usando el peso de mi cuerpo con el ímpetu de que podría forzarla a abrirse. Cuando eso no funciono, deslice mis uñas debajo de esta, empujándola hasta que pensé que mis uñas se habían separado de mi piel. La luz brillo en la esquina de mi ojo. Y grite cuando vi como el fuego se acercaba por las sabanas blancas que cubrían el pasillo por el cual había pasado un momento antes.
Mire hacia la ventana, una vez más metiendo mis uñas por las esquinas. Sangre saliendo de mis dedos, el metal se enterró en mis dedos. El instinto se sobrepuso sobre las demás emociones y mis manos se volvieron puños, golpeando el vidrio. Una pequeña grieta astillo en vidrio junto con manchas y salpicaduras de mi sangre por cada golpe.
Golpee el vidrio una vez más con mi puño, y luego me saque un zapato. Las sirenas sonaban en la distancia y solloce, golpeando mis palmas contra el vidrio. El resto de mi vida solo estaba a unos centímetros, al otro lado del vidrio. Arañe los bordes una vez más, y luego comencé a golpear el vidrio con ambas palmas.
— ¡AYUDA!— Grite, viendo las llamas acercarse — ¡ALGUIEN AYÚDEME!
Una tos suave sonó tras de mí — ¿Pigeon?
Me volví ante la voz familiar. Nick apareció en la puerta detrás de mí. Su rostro y ropa estaba cubierto en hollín.
— ¡Nick!— grite, me baje del escritorio y corrí hacia donde él estaba parado, cansado y sucio.
Me choque contra él, y él envolvió sus brazos alrededor mío. Tosiendo mientras jadeaba por aire. Sus manos tomaron mis mejillas.
— ¿Dónde está Joe?— su voz áspera y débil.
—Él los siguió— grite con lagrimas en mi rostro. — ¡Intente que viniese conmigo, pero él no venia!— Nick miro hacia el fuego que se aproximaba y sus cejas se juntaron. Contuve el aliento, tosiendo cuando el humo lleno mis pulmones, él me miro, sus ojos llenos de lagrimas.
—Voy a sacarnos de aquí Pigeon— sus labios se presionaron con los míos en un firme y rápido movimiento. Y entonces él subió encima de mi improvisada escalera.
Él empujo la ventana, y luego la cerradura, sus músculos temblaban cuando usaba toda su fuerza contra el vidrio.
— ¡Aléjate __(Tn), Voy a romper el vidrio!
Con miedo de moverme solo logre alejarme un paso de nuestra única salida. El codo de Nick se doblo mientras él echaba su puño hacia atrás, gritando mientras golpeaba el vidrio. Me volví escudando mi rostro con mis sangrientas manos mientras el vidrio se destrozaba encima de mí.
— ¡Vamos!— él grito sosteniendo una mano para mí. El calor del fuego tomo toda la habitación, me eleve en el aire mientras él me levantaba del piso y me empujaba fuera.
Espere sobre mis rodillas mientras Nick escalaba, y luego lo ayude a ponerse de pie. Las sirenas a todo volumen estaban al otro lado de la habitación, y luces rojas y azules de los bomberos y las patrullas de los policías bailaban por el ladrillo del edificio adyacente.
Corrimos a la multitud de gente parada frente al edificio, buscando en los rostros sucios a Joe. Nick grito el nombre de su hermano, su voz se volvía mas desesperanzada con cada llamado. Él saco su celular para ver alguna llamada perdida y luego lo cerró fuertemente. Cubriendo su mano con su mano negra.
— ¡JOE!— Nick grito, estirando su cuello mientras buscaba en la multitud.
Esos que habían escapado estaban abrazados y lloriqueaban detrás de los vehículos de emergencia, observando el horro mientras el camión de bomberos disparaba a través de las ventanas y bomberos corrían hacia dentro, tirando mangueras detrás de ellos.
Nick pasó una mano por los rastros de cabello en su cabeza, negando la cabeza. —Él no salió. —él susurro. —Él no salió, Pidge.
Mi aliento se corto, cuando vi el hollín desliarse por sus mejillas por las lágrimas, el cayo en sus rodillas y yo caí con él.
—Joe es inteligente, Nick. Él salió, él debió haber encontrado otra forma— dije, tratando también de convencerme a mí misma.
Nick colapso en mis piernas, tomando mi camisa con ambos puños. Lo sostuve, no sabía que mas hacer. Una hora paso, observamos con esperanza que disminuía mientras observábamos como sacaban a dos personas y luego continuaban saliendo con las manos vacías. A medida que los paramédicos atendían y la ambulancia arrancaba en la noche, con victimas de quemaduras, esperamos. Media hora después, los cuerpos que sacaban estaban más allá de la salvación, el suelo estaba lleno de bajas, mucho más numerosas de los que habían escapado. Los ojos de Nick no dejaron la puerta, esperando que sacaran a su hermano de la salida.
— ¿Nick?— Volteamos a la misma vez para ver a Adam parado al lado nuestro. Nick se puso de pie, jalándome con él. —Estoy feliz de que ustedes chicos lo lograran— Dijo Adam. Luciendo atónito y desconcertado. — ¿Dónde estabas?— Nick no respondió.
Nuestros ojos volvieron a los restos carbonizados de los dormitorios Keaton. El humo negro y espeso salía de las ventanas. Enterré mi rostro en el pecho de Nick, cerrando mis ojos, esperando que en cualquier momento despertara.
—Tengo que…tengo que llamar a mi papá— Nick dijo, sus cejas juntándose mientras abría su celular. Respire profundamente, esperando que mi voz sonara más fuerte de lo que me sentía.
—Tal vez deberías esperar. Nick no sabemos nada aun.
Sus ojos no dejaron el teclado y sus labios temblaron. —Esto no está bien, nunca deberíamos haber estado allí.
—Esto fue un accidente, tú nunca hubiese podido saber que esto pasaría— dije tocando su mejilla.
Su rostro se comprimió, cerrando fuertemente los ojos, él respiro profundamente y comenzó a marcar el número de su padre.



OMJ...
COMENTA!! :)
Penultimo cap..falta el ultimo más el epilogo :)
maru!!
maru!!


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"Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu) - Página 6 Empty Re: "Beautiful Disaster" (Nick Jonas y Tu)

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