Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 3 de 37. • Comparte
Página 3 de 37. • 1, 2, 3, 4 ... 20 ... 37
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
¿Les dejo luego el 5?
A nadie le gusta la novela...
A nadie le gusta la novela...
Ora.
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
cómo que a nadie???
yo no cuento???
esto no me ha gustado ehhh
me encanta de verdad...
no púedo creer todo lo que paso
Lou si es amigo de Niall?
lindo y rudo Harry jajaja adorable!!!
SIGUELA!!! DEVO LEER MÁS!!!
yo no cuento???
esto no me ha gustado ehhh
me encanta de verdad...
no púedo creer todo lo que paso
Lou si es amigo de Niall?
lindo y rudo Harry jajaja adorable!!!
SIGUELA!!! DEVO LEER MÁS!!!
Nicky Ainsworth
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
Adivina quién soooooooy :3
Gemurria, no me pongas como una guarrilla en la novela, que sabes que en realidad no soy así, aunque, te lo paso... ¿sabes por qué? PORQUE TE QUIERO :(L):
Bueno, eso me encanta tu novela y blah blah blah, que eso, cuando quieras que te llame e intercambiamos chapterrrrrrrs jepjep.
te quiero (otra vez te digo)
Gemurria, no me pongas como una guarrilla en la novela, que sabes que en realidad no soy así, aunque, te lo paso... ¿sabes por qué? PORQUE TE QUIERO :(L):
Bueno, eso me encanta tu novela y blah blah blah, que eso, cuando quieras que te llame e intercambiamos chapterrrrrrrs jepjep.
te quiero (otra vez te digo)
Wonderwall.
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
PD. Yo soy la Ángela a la que todas odiáis jajajaja.
por dios, no me odiéis, soy muy buena persona :(
por dios, no me odiéis, soy muy buena persona :(
Wonderwall.
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
OBVIAMENTE QUE CUENTAAAAAAAAAAAAAAAAS DANIELLE.
AH! Y LO SIENTO, NO NECESITO CHICAS...
AHORA VA EL 5
AH! Y LO SIENTO, NO NECESITO CHICAS...
AHORA VA EL 5
Ora.
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
Uan Dairetchon. escribió:OBVIAMENTE QUE CUENTAAAAAAAAAAAAAAAAS DANIELLE.
AH! Y LO SIENTO, NO NECESITO CHICAS...
AHORA VA EL 5
a bueno jajaja que bueno que cuento xD
lo siguiente no lo entendí en fin no hay problema siempre y cuando la sigas
por que quiero leer!!!
Nicky Ainsworth
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
CAPÍTULO 5.
Corrí lo más rápido que pude hacia mi coche, hacia mi querido Mugstang. “No puede ser” decía mientras me agachaba a tocar sus delicadas ruedas. ¿Cómo vuelvo yo a casa? O mejor dicho, ¿cómo me muevo por la calle? Estaba perdida, por un momento pensé en dormir en mi coche. Pero no en el puerto. No al lado del callejón. No cerca de borrachos y drogadictos. También pordría llamar a Liam… O no. Me matará. ¿Y a Lou? Tampoco, mis padres ya están en casa. ¿Y si lo llamo? A ellos le da igual lo que haga Louis…
-____ - interrumpieron mis supuestas soluciones mentales.
Me di la vuelta y me levanté rápidamente, quedándome a la vista de aquellos tres. Dos en sus motos y ella con Zayn.
No contesté.
-Nos ha dicho Louis que no puedes ir a casa. Que si te podías quedar en la mía – me dijo Ángela, bajando de la moto.
-Yo la tuya no la piso ni aunque hubiese un ataque zombie y fuera tu casa la única que quedara – le contesté mientras limpiaba mis manos, sucias por tocar las ruedas del coche.
-¿Véis? Intentamos ayudarla y mira como responde – se puso histérica, dándose la vuelta y mirando a Zayn y a Harry, que ellos seguían mirándome. Como si quisieran buscar algo en mí, quizás lo que yo era y que ahora no soy.
-____, Louis llamó. No quería acogerte en mi casa. Pero Zayn me obligó – se acercó a mí, lo suficiente rápido como para coger mi brazo y apretarlo hasta lastimarme.
-¿Y Harry? – le susurré, soltándome de su apretujón.
-¿Cómo que Harry? – me preguntó, confundida. Eso es _____, ¿qué mas te da? ¿Por qué preguntas? -. Harry nada. A Harry como si te quedas tirada con el borracho del callejón.
Eso me dolió, por un momento pensé que él también se había preocupado por mí. Pero veo que el único que está olvidando todo, es Zayn. Y no sabe cuanto me alegro.
-Gracias Zayn – le sonreí por encima del hombro de Ángela. Él, en cambio, actuó como cuando me salvó en el callejón. Indiferente, a lo mejor no lo había olvidado del todo.
-¿Te vienes o no? – me preguntó, impertinente.
-Sí, ¿y cómo voy? – dije, señalando exageradamente las ruedas de mi coche.
-En moto se puede ir más de una persona – dijo Harry, dando gas.
-No pensaréis que voy a ir en moto, ¿verdad? Y menos con Harry.
-Pues te quedas aquí. Ya estamos haciendo demasido, no te mereces nada ____. Ni siquiera que te hablemos – me dijo Zayn, causándole un vuelco a mi corazón. Cuyo impulso llegó a mi sistema nervioso, y causó una pequeña cantidad de agua en las cuencas de mis ojos. Quiero decir, estaba apunto de llorar -. Lo hacemos por Louis.
Otra vez se quedaron mirándome como si tuviese monos en la cara. Y no saben lo que me molestaba eso. La ____ antigüa no va a volver, y menos por ellos.
-¿Subes o no? Tenemos cosas mejores que hacer – volvió a decir Harry.
-¿Y mi coche? – dirigí mi mirada hacia éste.
-Mañana lo recogeremos, venga, sube – me dijo Ángela, a la vez que subía en la moto de Zayn -. ¡Vamos! – gritó, viendo que yo me quedaba allí parada.
Subí detrás de Harry, y lo agarré como si la vida me fuese en eso. Él daba gas, y yo me aferraba más. Volvía a hacerlo, y yo no lo dejaba respirar.
-____, me dejas sin respiración – sonrió.
-¡Pues deja de meterme miedo! – le grité, y me separé de él.
Son cosas que no entiendo. ¿No me odian supuestamente? Sí, ¿no? Entonces, ¿por qué Harry me sonríe? ¿Por qué Zayn no ha dejado que me matase el gordo ese? ¿Por qué Ángela se preocupaba por mí?
-Sólo la arrancaba… - volvió su mirada al frente.
Comenzó el camino, detrás de Zayn, que había marchado primero.
A Harry también le gustaba la velocidad, y se notaba. Iba a más de ciento veinte kilómetros por hora, y eso en la carretera principal. No lo quiero ver en la autovía.
-Harry, baja la velocidad – dije, pegándome más a él.
Hizo caso omiso, es más, aumentó.
-¡Te he dicho que bajes la velocidad! – le grité, mientras veía las luces y los carteles luminosos de la ciudad, que se veían difuminados a causa de la velocidad.
Siguió pasando de mí, y volvió a aumentarla. Incluso adelantó a Zayn, creando un pequeño juego. A ver quien llegaba antes a casa de Ángela.
-¡HARRY PARA! – cerré los ojos.
Y a partir de ahí, solamente noté el derrape. Pensando que era para darme el susto, y para reírse de mí, me agarré más a él. Pero no seguía su camino.
-____, ya puedes soltarte – oí, todavía aferrándome a él y con los ojos cerrados con fuerza -. ¿____? Que te sueltes.
-Ui, perdón – dije. Me coloqué bien mi pelo, separándome de él.
-Hemos llegado, puedes bajarte – me dijo con tono impertinente.
-Tranquilo, no me iba a quedar contigo toda la noche – bajé furiosa de la moto.
-De nada chicas – “simpatizó” Harry -. Pasároslo bien – rieron a carcajadas.
Genial, lo que se hubiesen tomado le estaba surgiendo efecto.
-Qué graciosos. Esto no acaba así – comenzó Ángela a ir hacia su casa -. ¡Vamos! – se dio media vuelta para avisarme. Harry y Zayn se fueron riendo, yo le seguí -. No hagas ruido, mi hermano y mis padres estarán durmiendo.
-No tienes por qué decírmelo de esa manera – le dije, entrando a la casa.
-Te he dicho que no grites – aumentó su tono de voz.
-¡No me des órdenes!
-¿Chicas?
-Harry tío, tienes que olvidarla – me dijo Zayn, prendiéndose un cigarrillo.
-¿De qué hablas? – me apoyé en mi moto. Estábamos en la puerta de mi casa, tomándome un respiro antes de entrar a aquella mansión.
-¿Te crees que Ángela y yo no nos hemos dado cuenta? – dijo riéndose.
-¿De qué coño hablas? Cállate.
-Aumentabas la velocidad para que ella tuviese miedo. Así, te agarraría más fuerte.
-Me voy a mi casa, dulces sueños Zayn – dije, aguantándome la risa. Aparentando que eso no me importaba.
-Te veo mal. ¿Unas putitas? – rió a carcajada limpia.
-¡ZAYN VETE A TU CASA! – también reí, y pensé. ¿Si Ángela y Zayn se han dado cuenta, ____ también? No, imposible. Nunca ha sabido que yo he estado enamorado de ella.
-Mamá – dijo Ángela, temerosa de la reprimenda que podría oír de su madre por llegar a estas horas.
-¡____! ¡Mi amor! ¡Cuánto tiempo! – bajó las amplias escaleras -. ¿Cómo estás? ¡Madre mía! ¿Cuánto tiempo habré esperado para verte aquí otra vez? ¿Y para decir que os callaseis cuando te quedabas a dormir? Me alegra mucho de que os hayáis arreglado – me abrazó. Yo sonreí, y de verdad. Kate, mi segunda madre.
-¡Mamá! – gritó Ángela, como diciéndole que no había pasado nada nuevo entre nosotras.
-¿Qué hija? Me ha llamado Louis, me ha dicho que estábais en el cine y que volveriais tarde. Luego he llamado a tu madre ____. También se alegra de veros así de bien. Y con tu hermano mejor, me dijo que os peleabais y que no érais los mismo de antes. ¡Ah! Y también…
-Mamá, nos alegramos que hayas hablado con Maggi – su apodo cariñoso -, digo Margaret – recordó -. Ahora nos vamos a subir.
-Vale mis cielos – me besó muchas veces más -. Dormid mucho. Mañana os haré el desayuno que tanto os gustaba – sonrió.
-¡Cállate ya mamá! – exclamó, comenzando a subir las blancas escaleras de mármol.
-No la trates así – le miré, entrecerrando los ojos.
-Déjala, tiene sueño. Cuando no lo tiene, ya sabes que es una tierna.
-Ya, lo sé… - esbocé una sonrisa.
Subí tras Ángela, mirando todos los cuadros colgados de las paredes que me recordaban a mi infancia. Esas puertas blancas, con su picaporte de acero. Y esa moqueta, la típica de este tipo de mansiones. Los padres de Ángela, trabajan con los míos. Es decir, la gran empresa de mi padre, también es de Greg. De ahí que hayan sido, sean y serán buenos amigos. Y de ahí, que haya conocido a Ángela.
-Toma – me tiró un pijama, cerrando el cajón de la cómoda de mala gana.
-Gracias por dejar que me quede – dije un tanto… ¿tímida?
Solamente me miró y entró a su baño, a cambiarse.
Seguí recorriendo su habitación con la mirada. Y un estímulo hizo que el corazón me diese otro vuelco, por… ¿vigésimo quinta vez? Me acerqué a su mesita, y no me podía creer que siguiera teniendo eso. Una foto en mi jardín, cuando mi hermano cumplía nueve años y nosotras teníamos ocho. Fue un cumpleaños a lo grande, había colchonetas, payasos y mucha mucha comida. Ángela y yo nos vestimos de princesas, y sonreíamos exageradamente, con mellas en nuestra boca. A ella le faltaba una paleta, a mí la contraria. Siempre nos hemos complementado. Y así salíamos en la foto, felices.
Ella me odiaba, y tenía esa foto ahí. Yo la odiaba, y lloraba por esa foto, porque la tuviera allí con ella. Sentimientos opuestos que nunca llegarán a encajar en mi cabeza.
Pero creo que nunca nos hemos preguntado por qué nos odiamos. O por lo menos yo, ellos sí tienen una razón para odiarme.
-¿Qué haces? – preguntó, viendo que sostenía ese portarretratos en mis manos.
-¿Por qué lo sigues teniendo? – derramé lágrimas por mis ojos. No lo he dicho, pero esa foto la tenía yo igual, y la quemé.
-¿Por qué no te cambias? ¿Qué haces registrándome? – preguntó, arrebatándome el marco de las manos.
-Estaba en tu mesita de…
-Vale. Tienes el baño libre. Corre a cambiarte – me ordenó, guardando la foto en uno de los cajones de su escritorio.
-Te he dicho que no me des órdenes. Y te he hecho una pregunta. ¿Me la piensas responder?
-Sí - dijo impertinente -. Lo tenía ahí para… - pensó -, para… - disminuyó su tono de voz -, para que decorase – dijo volviendo a la intensidad de su tono. Mentira, se le notaba en la cara.
-Seguro – dije, antes de entrar al baño.
Corrí lo más rápido que pude hacia mi coche, hacia mi querido Mugstang. “No puede ser” decía mientras me agachaba a tocar sus delicadas ruedas. ¿Cómo vuelvo yo a casa? O mejor dicho, ¿cómo me muevo por la calle? Estaba perdida, por un momento pensé en dormir en mi coche. Pero no en el puerto. No al lado del callejón. No cerca de borrachos y drogadictos. También pordría llamar a Liam… O no. Me matará. ¿Y a Lou? Tampoco, mis padres ya están en casa. ¿Y si lo llamo? A ellos le da igual lo que haga Louis…
-____ - interrumpieron mis supuestas soluciones mentales.
Me di la vuelta y me levanté rápidamente, quedándome a la vista de aquellos tres. Dos en sus motos y ella con Zayn.
No contesté.
-Nos ha dicho Louis que no puedes ir a casa. Que si te podías quedar en la mía – me dijo Ángela, bajando de la moto.
-Yo la tuya no la piso ni aunque hubiese un ataque zombie y fuera tu casa la única que quedara – le contesté mientras limpiaba mis manos, sucias por tocar las ruedas del coche.
-¿Véis? Intentamos ayudarla y mira como responde – se puso histérica, dándose la vuelta y mirando a Zayn y a Harry, que ellos seguían mirándome. Como si quisieran buscar algo en mí, quizás lo que yo era y que ahora no soy.
-____, Louis llamó. No quería acogerte en mi casa. Pero Zayn me obligó – se acercó a mí, lo suficiente rápido como para coger mi brazo y apretarlo hasta lastimarme.
-¿Y Harry? – le susurré, soltándome de su apretujón.
-¿Cómo que Harry? – me preguntó, confundida. Eso es _____, ¿qué mas te da? ¿Por qué preguntas? -. Harry nada. A Harry como si te quedas tirada con el borracho del callejón.
Eso me dolió, por un momento pensé que él también se había preocupado por mí. Pero veo que el único que está olvidando todo, es Zayn. Y no sabe cuanto me alegro.
-Gracias Zayn – le sonreí por encima del hombro de Ángela. Él, en cambio, actuó como cuando me salvó en el callejón. Indiferente, a lo mejor no lo había olvidado del todo.
-¿Te vienes o no? – me preguntó, impertinente.
-Sí, ¿y cómo voy? – dije, señalando exageradamente las ruedas de mi coche.
-En moto se puede ir más de una persona – dijo Harry, dando gas.
-No pensaréis que voy a ir en moto, ¿verdad? Y menos con Harry.
-Pues te quedas aquí. Ya estamos haciendo demasido, no te mereces nada ____. Ni siquiera que te hablemos – me dijo Zayn, causándole un vuelco a mi corazón. Cuyo impulso llegó a mi sistema nervioso, y causó una pequeña cantidad de agua en las cuencas de mis ojos. Quiero decir, estaba apunto de llorar -. Lo hacemos por Louis.
Otra vez se quedaron mirándome como si tuviese monos en la cara. Y no saben lo que me molestaba eso. La ____ antigüa no va a volver, y menos por ellos.
-¿Subes o no? Tenemos cosas mejores que hacer – volvió a decir Harry.
-¿Y mi coche? – dirigí mi mirada hacia éste.
-Mañana lo recogeremos, venga, sube – me dijo Ángela, a la vez que subía en la moto de Zayn -. ¡Vamos! – gritó, viendo que yo me quedaba allí parada.
Subí detrás de Harry, y lo agarré como si la vida me fuese en eso. Él daba gas, y yo me aferraba más. Volvía a hacerlo, y yo no lo dejaba respirar.
-____, me dejas sin respiración – sonrió.
-¡Pues deja de meterme miedo! – le grité, y me separé de él.
Son cosas que no entiendo. ¿No me odian supuestamente? Sí, ¿no? Entonces, ¿por qué Harry me sonríe? ¿Por qué Zayn no ha dejado que me matase el gordo ese? ¿Por qué Ángela se preocupaba por mí?
-Sólo la arrancaba… - volvió su mirada al frente.
Comenzó el camino, detrás de Zayn, que había marchado primero.
A Harry también le gustaba la velocidad, y se notaba. Iba a más de ciento veinte kilómetros por hora, y eso en la carretera principal. No lo quiero ver en la autovía.
-Harry, baja la velocidad – dije, pegándome más a él.
Hizo caso omiso, es más, aumentó.
-¡Te he dicho que bajes la velocidad! – le grité, mientras veía las luces y los carteles luminosos de la ciudad, que se veían difuminados a causa de la velocidad.
Siguió pasando de mí, y volvió a aumentarla. Incluso adelantó a Zayn, creando un pequeño juego. A ver quien llegaba antes a casa de Ángela.
-¡HARRY PARA! – cerré los ojos.
Y a partir de ahí, solamente noté el derrape. Pensando que era para darme el susto, y para reírse de mí, me agarré más a él. Pero no seguía su camino.
-____, ya puedes soltarte – oí, todavía aferrándome a él y con los ojos cerrados con fuerza -. ¿____? Que te sueltes.
-Ui, perdón – dije. Me coloqué bien mi pelo, separándome de él.
-Hemos llegado, puedes bajarte – me dijo con tono impertinente.
-Tranquilo, no me iba a quedar contigo toda la noche – bajé furiosa de la moto.
-De nada chicas – “simpatizó” Harry -. Pasároslo bien – rieron a carcajadas.
Genial, lo que se hubiesen tomado le estaba surgiendo efecto.
-Qué graciosos. Esto no acaba así – comenzó Ángela a ir hacia su casa -. ¡Vamos! – se dio media vuelta para avisarme. Harry y Zayn se fueron riendo, yo le seguí -. No hagas ruido, mi hermano y mis padres estarán durmiendo.
-No tienes por qué decírmelo de esa manera – le dije, entrando a la casa.
-Te he dicho que no grites – aumentó su tono de voz.
-¡No me des órdenes!
-¿Chicas?
-Harry tío, tienes que olvidarla – me dijo Zayn, prendiéndose un cigarrillo.
-¿De qué hablas? – me apoyé en mi moto. Estábamos en la puerta de mi casa, tomándome un respiro antes de entrar a aquella mansión.
-¿Te crees que Ángela y yo no nos hemos dado cuenta? – dijo riéndose.
-¿De qué coño hablas? Cállate.
-Aumentabas la velocidad para que ella tuviese miedo. Así, te agarraría más fuerte.
-Me voy a mi casa, dulces sueños Zayn – dije, aguantándome la risa. Aparentando que eso no me importaba.
-Te veo mal. ¿Unas putitas? – rió a carcajada limpia.
-¡ZAYN VETE A TU CASA! – también reí, y pensé. ¿Si Ángela y Zayn se han dado cuenta, ____ también? No, imposible. Nunca ha sabido que yo he estado enamorado de ella.
-Mamá – dijo Ángela, temerosa de la reprimenda que podría oír de su madre por llegar a estas horas.
-¡____! ¡Mi amor! ¡Cuánto tiempo! – bajó las amplias escaleras -. ¿Cómo estás? ¡Madre mía! ¿Cuánto tiempo habré esperado para verte aquí otra vez? ¿Y para decir que os callaseis cuando te quedabas a dormir? Me alegra mucho de que os hayáis arreglado – me abrazó. Yo sonreí, y de verdad. Kate, mi segunda madre.
-¡Mamá! – gritó Ángela, como diciéndole que no había pasado nada nuevo entre nosotras.
-¿Qué hija? Me ha llamado Louis, me ha dicho que estábais en el cine y que volveriais tarde. Luego he llamado a tu madre ____. También se alegra de veros así de bien. Y con tu hermano mejor, me dijo que os peleabais y que no érais los mismo de antes. ¡Ah! Y también…
-Mamá, nos alegramos que hayas hablado con Maggi – su apodo cariñoso -, digo Margaret – recordó -. Ahora nos vamos a subir.
-Vale mis cielos – me besó muchas veces más -. Dormid mucho. Mañana os haré el desayuno que tanto os gustaba – sonrió.
-¡Cállate ya mamá! – exclamó, comenzando a subir las blancas escaleras de mármol.
-No la trates así – le miré, entrecerrando los ojos.
-Déjala, tiene sueño. Cuando no lo tiene, ya sabes que es una tierna.
-Ya, lo sé… - esbocé una sonrisa.
Subí tras Ángela, mirando todos los cuadros colgados de las paredes que me recordaban a mi infancia. Esas puertas blancas, con su picaporte de acero. Y esa moqueta, la típica de este tipo de mansiones. Los padres de Ángela, trabajan con los míos. Es decir, la gran empresa de mi padre, también es de Greg. De ahí que hayan sido, sean y serán buenos amigos. Y de ahí, que haya conocido a Ángela.
-Toma – me tiró un pijama, cerrando el cajón de la cómoda de mala gana.
-Gracias por dejar que me quede – dije un tanto… ¿tímida?
Solamente me miró y entró a su baño, a cambiarse.
Seguí recorriendo su habitación con la mirada. Y un estímulo hizo que el corazón me diese otro vuelco, por… ¿vigésimo quinta vez? Me acerqué a su mesita, y no me podía creer que siguiera teniendo eso. Una foto en mi jardín, cuando mi hermano cumplía nueve años y nosotras teníamos ocho. Fue un cumpleaños a lo grande, había colchonetas, payasos y mucha mucha comida. Ángela y yo nos vestimos de princesas, y sonreíamos exageradamente, con mellas en nuestra boca. A ella le faltaba una paleta, a mí la contraria. Siempre nos hemos complementado. Y así salíamos en la foto, felices.
Ella me odiaba, y tenía esa foto ahí. Yo la odiaba, y lloraba por esa foto, porque la tuviera allí con ella. Sentimientos opuestos que nunca llegarán a encajar en mi cabeza.
Pero creo que nunca nos hemos preguntado por qué nos odiamos. O por lo menos yo, ellos sí tienen una razón para odiarme.
-¿Qué haces? – preguntó, viendo que sostenía ese portarretratos en mis manos.
-¿Por qué lo sigues teniendo? – derramé lágrimas por mis ojos. No lo he dicho, pero esa foto la tenía yo igual, y la quemé.
-¿Por qué no te cambias? ¿Qué haces registrándome? – preguntó, arrebatándome el marco de las manos.
-Estaba en tu mesita de…
-Vale. Tienes el baño libre. Corre a cambiarte – me ordenó, guardando la foto en uno de los cajones de su escritorio.
-Te he dicho que no me des órdenes. Y te he hecho una pregunta. ¿Me la piensas responder?
-Sí - dijo impertinente -. Lo tenía ahí para… - pensó -, para… - disminuyó su tono de voz -, para que decorase – dijo volviendo a la intensidad de su tono. Mentira, se le notaba en la cara.
-Seguro – dije, antes de entrar al baño.
Última edición por Uan Dairetchon. el Lun 02 Jul 2012, 8:18 am, editado 1 vez
Ora.
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
jajaja quería reír a carcajadas cuando lo leí pero... estar en un ciber me lop impide... ahhhhh amo esto sube más si??? jajaja
Nicky Ainsworth
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
DANIELLE JAJAJAJAJAJAJAJA. DA IGUAL, HABERTE REÍDO
Y AHÍ VA EL 6 :bounce:
Y AHÍ VA EL 6 :bounce:
Ora.
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
CAPÍTULO 6.
-Ahí te he dejado unas mantas por si te entra frío – me informó Ángela, y se metió en su cama.
-¿Por si me entra frío? Estamos en invierno. ¿Cómo no me va a entrar frío?
-¡Dios! ¡Para de ser así! ¡No te pega! – exclamó, destapándose y sentándose en la cama.
-¿Que pare de ser cómo?
-Tira a dormir – volvió a tumbarse.
-¿Voy a dormir en el sofá?
-Si quieres duermes en el suelo…
Bufé y me acosté en el sofá que estaba al lado del tocador. Y una cosa salió sola por mi boca, sin querer:
-¿Te acuerdas cuándo jugábamos a indias y a pistoleros?
Ella no respondió. Mi cabeza no quería seguir, pero otra parte de mi organismo me obligó.
-¿Cuándo Zayn, Harry y Lou nos perseguían por toda la casa?
Siguió sin responder. Dándome la espalda, acostada en su cama.
-¿Y cuándo nosotras nos pintábamos las rayas de india con los maquillajes de tu madre?
-¡¿Te quieres callar?! – exclamó levantándose de su cama -. ¡Claro que me acuerdo! – fue acercándose a mí -. ¿Cómo olvidar esos momentos? Pero NO quiero recordarlos – recalcó el “no” -. ¿Sabes lo que hiciste ___? ¿Lo sabes acaso? – preguntó, ya en frente de mí -. Nos fallastes ____. Tú, nuestra “amiga” – dijo con la voz ronca -. ¿Sabes cuántas noches he pasado y sigo pasando llorando porque nunca volveremos a eso? ¿A que no? ¿A que tú no lloras? ¿A que tú no sientes nuestra perdida?
Me quedé sin palabras. ¿Qué responderle?
-Buenas noches… - dijo todavía con lágrimas en los ojos. Yendo a la cama tranquilamente, sin mirar atrás.
Yo me reacosté. En realidad era cómodo ese sofá, pero si era cómodo como si no, no rondaba por mi cabeza. En ésta pasaba lo que me había dicho Ángela. En realidad nunca he olvidado esos momentos, sé lo que hice, sé que los fallé, he llorado muchísimo y, en realidad sí. Sí siento su pérdida. Sin notarlo, me quedé dormida. Y con una pequeña gota bajando por mi mejilla.
-¡Chicas arriba! ¡Vamos, vamos, vamos! – gritó Kate, levantando todas las persianas de la habitación.
-Mamá, déjanos dormir…
-No. Levantaos. EL desayuno está listo y Maggi ya está aquí – dijo ahora destapándonos.
-¿Mi madre? – pregunté confundida, intentando abrir mis ojos.
-Sí, ha venido con tu padre. ¡Vamos a desayunar como en los viejos tiempos! – exclamó emocionada, antes de salir rápidamente de la habitación.
Bajamos con pesimismo por las frías escaleras. Todavía con el pijama. Esa relación con los padres de cada uno, sí que no había cambiado. Y a todo esto, ¿por qué no decía que no nos habíamos arreglado?
-No le digas a nadie que no estamos bien, ¿vale?
-¿Por qué? – pregunté, ya yendo a la terraza. Allí estaban tomando sus cafés. Al aire libre, como a ellos le gusta.
-¿Porque no ves lo bien que están? Mis padres añoraban que vinieseis aquí – dijo bajando la cabeza. Ahí tengo la respuesta a mi pregunta.
-Y los míos…
-¡____! ¡Pero qué! Madre mía – dijo, mordiéndose el labio.
-Vete con tus amiguitos, déjanos – le ordenó Ángela.
-Cada día estás más…
-¡Drake! ¡Para! – le gritó.
Reí, hacía años que no veía al canijo ese.
-No pasa nada – miré a Ángela -. ¿Cuántos años tienes ya? Estás muy alto – le sonreí.
-¿Es que estás interesada por mí? – me preguntó, levantando las cejas simultáneamente.
-No cambias, ¿eh? – le removí su melena.
-Sigue siendo igual de…
-De qué, ¿eh? De qué – dijo Drake, acercándose vacilante a Ángela.
-De niño de catorce años que se…
-¿Otra vez Ángela? ¿Otra vez? Parece que la que tiene catorce años eres tú – le dijo su padre -. Anda Drake, vete a ver la tele que vamos a hablar cosas de mayores.
-Venga hermanita – le dio en el culo, como despedida.
-____ preciosa. Cuánto tiempo, estás genial – me sonrió, cogiéndome de la mano y conduciéndome hasta su amplia terraza.
-Gracias – reí. Ángela solamente puso los ojos en blanco, deseando que me fuera de su casa de una vez.
-Nos vemos – sonrieron Kate y Greg -. Cuando queráis volvéis para otro café o para lo que queráis – nos despidieron desde la puerta de su casa, mientras nosotros nos dirigíamos al coche.
-Esta tarde después de nuestra comida, venios a tomar un té. ¿De acuerdo? – gritó mi madre, entrando al deslumbrante Mercedes negro de mi padre.
-Encantados.
-Os esperamos. Luego te llamo Greg – gritó por último mi padre, antes de sentarse en el asiento del coductor.
Yo sólo me dediqué a mirar a través de la ventanilla y a sonreír. Aunque de lo último no tenía tantas ganas después de ver subir de mala gana a Ángela hacia su habitación.
-Ay hija, ese vestido es precioso. ¿Cuándo te lo has comprado? – me preguntó mi madre, a la vez que me miraba en el espejo de mi habitación.
-No sé.
-¿Qué te pasa?
-Nada.
-Ah, es que como me respondes de esa manera…
-Es que mamá, ¿por qué has tenido que esperar a que Ángela y yo nos arreglemos? ¿Por qué no seguiste tu vida con sus madres como antes?
-Pensé que te enfadarías. Pillaste un cabreo cuando pasó… Que ni me atrevía a hablarles. ¡Y menos mal que hablé con ellos y me comprendieron! Sino, no tendría amigos.
-¿Fue por eso? ¿Por qué no me preguntaste? Habéis pasado años sin ellos… - dije, refiriéndome a mis padres, que siempre quedaban con los padres de los demás.
-¿Cómo que años? Fue a principios de curso…
-¿Cómo? – me di la vuelta, dejando de mirar al espejo.
-Que fue en Septiembre, e hija, estamos a punto de dar las vacaciones de Navidad… -¿En serio se te ha pasado tan lento?
-Sí… - me sorprendí. ¡Pensaba que llevaba años sin ellos! Y ahora son sólo tres meses…
-Pues eso, me alegro que ya todos estéis bien. No soportábamos que estuviéseis mal por una cosa que ni siquiera mencionastéis – sonrío -. ¡Venga termina! ¡Vamos a llegar tarde! Os esperamos en el coche – exclamó, antes de salir por la puerta de mi habitación.
Me di otra de mis típicas vueltas delante del espejo para asegurarme de que iba bien. Y sí, sí lo iba. Este vestido de color salmón pega totalmente con estos taconazos color coral. Nadie tiene este estilo al vestir. Sólo yo… Y, y Ángela… “¡____ sácatela ya de la cabeza! ¡No recuerdes lo que te dijo anoche! ¡No!”. Grité para mí misma, tapándome los oídos como si eso fuese la solución a no escuchar su voz en mi cabeza.
-¡¿Te quieres callar?! ¡Claro que me acuerdo! ¿Cómo olvidar esos momentos? Pero NO quiero recordarlos. ¿Sabes lo que hiciste ___? ¿Lo sabes acaso? Nos fallaste ____. Tú, nuestra “amiga”. ¿Sabes cuántas noches he pasado y sigo pasando llorando porque nunca volveremos a eso? ¿A que no? ¿A que tú no lloras? ¿A que tú no sientes nuestra perdida?
¡Dios! ¡Sal de mi cabeza, sal ya! Llevo toda la mañana con eso metido en la cabeza, y no me hace para nada bien. Volví a mirarme al espejo, y al notar algo raro, me acerqué más de lo que estaba. Otra gota bajaba por mi mejilla.
-Ahí te he dejado unas mantas por si te entra frío – me informó Ángela, y se metió en su cama.
-¿Por si me entra frío? Estamos en invierno. ¿Cómo no me va a entrar frío?
-¡Dios! ¡Para de ser así! ¡No te pega! – exclamó, destapándose y sentándose en la cama.
-¿Que pare de ser cómo?
-Tira a dormir – volvió a tumbarse.
-¿Voy a dormir en el sofá?
-Si quieres duermes en el suelo…
Bufé y me acosté en el sofá que estaba al lado del tocador. Y una cosa salió sola por mi boca, sin querer:
-¿Te acuerdas cuándo jugábamos a indias y a pistoleros?
Ella no respondió. Mi cabeza no quería seguir, pero otra parte de mi organismo me obligó.
-¿Cuándo Zayn, Harry y Lou nos perseguían por toda la casa?
Siguió sin responder. Dándome la espalda, acostada en su cama.
-¿Y cuándo nosotras nos pintábamos las rayas de india con los maquillajes de tu madre?
-¡¿Te quieres callar?! – exclamó levantándose de su cama -. ¡Claro que me acuerdo! – fue acercándose a mí -. ¿Cómo olvidar esos momentos? Pero NO quiero recordarlos – recalcó el “no” -. ¿Sabes lo que hiciste ___? ¿Lo sabes acaso? – preguntó, ya en frente de mí -. Nos fallastes ____. Tú, nuestra “amiga” – dijo con la voz ronca -. ¿Sabes cuántas noches he pasado y sigo pasando llorando porque nunca volveremos a eso? ¿A que no? ¿A que tú no lloras? ¿A que tú no sientes nuestra perdida?
Me quedé sin palabras. ¿Qué responderle?
-Buenas noches… - dijo todavía con lágrimas en los ojos. Yendo a la cama tranquilamente, sin mirar atrás.
Yo me reacosté. En realidad era cómodo ese sofá, pero si era cómodo como si no, no rondaba por mi cabeza. En ésta pasaba lo que me había dicho Ángela. En realidad nunca he olvidado esos momentos, sé lo que hice, sé que los fallé, he llorado muchísimo y, en realidad sí. Sí siento su pérdida. Sin notarlo, me quedé dormida. Y con una pequeña gota bajando por mi mejilla.
-¡Chicas arriba! ¡Vamos, vamos, vamos! – gritó Kate, levantando todas las persianas de la habitación.
-Mamá, déjanos dormir…
-No. Levantaos. EL desayuno está listo y Maggi ya está aquí – dijo ahora destapándonos.
-¿Mi madre? – pregunté confundida, intentando abrir mis ojos.
-Sí, ha venido con tu padre. ¡Vamos a desayunar como en los viejos tiempos! – exclamó emocionada, antes de salir rápidamente de la habitación.
Bajamos con pesimismo por las frías escaleras. Todavía con el pijama. Esa relación con los padres de cada uno, sí que no había cambiado. Y a todo esto, ¿por qué no decía que no nos habíamos arreglado?
-No le digas a nadie que no estamos bien, ¿vale?
-¿Por qué? – pregunté, ya yendo a la terraza. Allí estaban tomando sus cafés. Al aire libre, como a ellos le gusta.
-¿Porque no ves lo bien que están? Mis padres añoraban que vinieseis aquí – dijo bajando la cabeza. Ahí tengo la respuesta a mi pregunta.
-Y los míos…
-¡____! ¡Pero qué! Madre mía – dijo, mordiéndose el labio.
-Vete con tus amiguitos, déjanos – le ordenó Ángela.
-Cada día estás más…
-¡Drake! ¡Para! – le gritó.
Reí, hacía años que no veía al canijo ese.
-No pasa nada – miré a Ángela -. ¿Cuántos años tienes ya? Estás muy alto – le sonreí.
-¿Es que estás interesada por mí? – me preguntó, levantando las cejas simultáneamente.
-No cambias, ¿eh? – le removí su melena.
-Sigue siendo igual de…
-De qué, ¿eh? De qué – dijo Drake, acercándose vacilante a Ángela.
-De niño de catorce años que se…
-¿Otra vez Ángela? ¿Otra vez? Parece que la que tiene catorce años eres tú – le dijo su padre -. Anda Drake, vete a ver la tele que vamos a hablar cosas de mayores.
-Venga hermanita – le dio en el culo, como despedida.
-____ preciosa. Cuánto tiempo, estás genial – me sonrió, cogiéndome de la mano y conduciéndome hasta su amplia terraza.
-Gracias – reí. Ángela solamente puso los ojos en blanco, deseando que me fuera de su casa de una vez.
-Nos vemos – sonrieron Kate y Greg -. Cuando queráis volvéis para otro café o para lo que queráis – nos despidieron desde la puerta de su casa, mientras nosotros nos dirigíamos al coche.
-Esta tarde después de nuestra comida, venios a tomar un té. ¿De acuerdo? – gritó mi madre, entrando al deslumbrante Mercedes negro de mi padre.
-Encantados.
-Os esperamos. Luego te llamo Greg – gritó por último mi padre, antes de sentarse en el asiento del coductor.
Yo sólo me dediqué a mirar a través de la ventanilla y a sonreír. Aunque de lo último no tenía tantas ganas después de ver subir de mala gana a Ángela hacia su habitación.
-Ay hija, ese vestido es precioso. ¿Cuándo te lo has comprado? – me preguntó mi madre, a la vez que me miraba en el espejo de mi habitación.
-No sé.
-¿Qué te pasa?
-Nada.
-Ah, es que como me respondes de esa manera…
-Es que mamá, ¿por qué has tenido que esperar a que Ángela y yo nos arreglemos? ¿Por qué no seguiste tu vida con sus madres como antes?
-Pensé que te enfadarías. Pillaste un cabreo cuando pasó… Que ni me atrevía a hablarles. ¡Y menos mal que hablé con ellos y me comprendieron! Sino, no tendría amigos.
-¿Fue por eso? ¿Por qué no me preguntaste? Habéis pasado años sin ellos… - dije, refiriéndome a mis padres, que siempre quedaban con los padres de los demás.
-¿Cómo que años? Fue a principios de curso…
-¿Cómo? – me di la vuelta, dejando de mirar al espejo.
-Que fue en Septiembre, e hija, estamos a punto de dar las vacaciones de Navidad… -¿En serio se te ha pasado tan lento?
-Sí… - me sorprendí. ¡Pensaba que llevaba años sin ellos! Y ahora son sólo tres meses…
-Pues eso, me alegro que ya todos estéis bien. No soportábamos que estuviéseis mal por una cosa que ni siquiera mencionastéis – sonrío -. ¡Venga termina! ¡Vamos a llegar tarde! Os esperamos en el coche – exclamó, antes de salir por la puerta de mi habitación.
Me di otra de mis típicas vueltas delante del espejo para asegurarme de que iba bien. Y sí, sí lo iba. Este vestido de color salmón pega totalmente con estos taconazos color coral. Nadie tiene este estilo al vestir. Sólo yo… Y, y Ángela… “¡____ sácatela ya de la cabeza! ¡No recuerdes lo que te dijo anoche! ¡No!”. Grité para mí misma, tapándome los oídos como si eso fuese la solución a no escuchar su voz en mi cabeza.
-¡¿Te quieres callar?! ¡Claro que me acuerdo! ¿Cómo olvidar esos momentos? Pero NO quiero recordarlos. ¿Sabes lo que hiciste ___? ¿Lo sabes acaso? Nos fallaste ____. Tú, nuestra “amiga”. ¿Sabes cuántas noches he pasado y sigo pasando llorando porque nunca volveremos a eso? ¿A que no? ¿A que tú no lloras? ¿A que tú no sientes nuestra perdida?
¡Dios! ¡Sal de mi cabeza, sal ya! Llevo toda la mañana con eso metido en la cabeza, y no me hace para nada bien. Volví a mirarme al espejo, y al notar algo raro, me acerqué más de lo que estaba. Otra gota bajaba por mi mejilla.
Última edición por Uan Dairetchon. el Lun 02 Jul 2012, 8:19 am, editado 1 vez
Ora.
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
Pero la pregunta del año ¿QUE FUE LO QUE HIZO????
SIGUELAAA
SIGUELAAA
JB&1D2
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
ESO SE IRÁ DESVELANDO CON EL PASO DEL TIEMPO (?)
JAJAJAJAJAJA, YA LO VEREIS :)
JAJAJAJAJAJA, YA LO VEREIS :)
Ora.
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
me encantó el capitulo!!!
siguela pronto te lo suplico es que amo tu novela de verdad!!!
siguela pronto te lo suplico es que amo tu novela de verdad!!!
Nicky Ainsworth
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
Dentro de 5 minutes subo el siguiente
Ora.
Re: Los buenos recuerdos nunca se olvidan. [Harry Styles y tú] [Terminada]
CAPÍTULO 7.
-¿Louis? – toqué la puerta de su habitación. Después de retocarme el maquillaje que se había corrido por las lágrimas que surgieron. Sí, lágrimas y no lágrima. ¿Por qué siento ahora un vacío más? ¿Por qué estoy pensando ahora que la necesito? ¿O que los necesito? ¿Por qué ahora?
Entré a su habitación sin que él me diese el permiso, y sólo vi que decía: “Yo también te quiero”. Y al verme, retiró su móvil rápidamente de su oreja.
-¿Qué está pasando aquí? – sonreí picarona.
-Na-nada… - ¿cómo que nada? Éste ya tiene otra novia.
-Anda ven – lo cogí de su americana -. Dime como se llama tu nueva novia y le partiré la cara. A mí nadie me quita a mi hermano – sonreí, mientras estaba concentrada en ponerle bien esa fina corbata.
-No tengo novia – negó, agachando su cabeza para mirarme.
-¿Cómo que no? ¿Y a quién también quieres que no es a tu sista?- sonreí aún más.
-Era Harry – una punzada a mi corazón.
-Ah – rápidamente dejé su corbata y me dirigí a la puerta. Podría ser Harry perfectamente, siempre han llevado una “relación” amorosa que nos hacía reír a todos -. Vamos, mamá y papá nos esperan en el coche.
-¿Te pasa algo? – preguntó, metiendo su móvil en el bolsillo de su traje y cerrando la puerta de su habitación.
-¿A mí? – pregunté, mientras bajábamos las escaleras.
-Sí, a ti – rió -. ¿A quién he preguntado? – sonó obvio.
-Nada – respondí, de camino al coche.
-¿Seguro? – volvió a preguntar, cerrando ahora la puerta principal.
No respondí. No, no sabía lo que me pasaba. ¿Qué me pasaba? No lo sé. ¿Y por qué no lo sé? Tampoco lo sé. Y todo es un lío.
-¿Con qué socios toca este sabado? – pregunté cansada. Nunca podíamos quedar un sábado al mediodía con nuestros amigos, siempre teníamos “La comida” con los socios de nuestros padres. Y ya cansaba, porque todas eran familiares. Siempre llevaban a sus familias. Y esto es así, sábados familiares y el resto de la semana nuestros padres solos. No sé para qué tienen una casa si nunca están en ella.
-Styles – giró mi padre la cabeza, ya entrando por las grandes puertas de cristal del costoso restaurante. Vigiladas por guardias de seguridad.
Miré con los ojos abiertos como platos a mi hermano, yo no me quedaría allí.
-¿Y tenemos que estar con vosotros?
-____ ya lo sabes. No empieces como siempre, y encima, estaréis con Harry y con Jason. No os quejéis como siempre de que no os gustan los hijos de nuestros socios.
-Además, ya estás bien con él, ¿no? – interrumpió mi madre -. Pues entonces comportaos. Sabéis que estas comidas son muy importantes, tanto para la empresa como para nosotros.
-Tú lo sabías – le dije a Louis entredientes.
-Ya – río.
-¿Por qué te ríes?
-A ver si decides pedirles perdón.
-Louis sabes que no…
-Familia Tomlinson, ¡bienvenidos! La familia Styles los espera en su mesa de siempre, síganme por favor – me interrumpió y nos sonrió el maitre, que ya era más que un conocido, pues lo veíamos todos los sábados. Aunque nos seguía tratando de usted, cosas del trabajo.
-¡No puede ser! – gritó de un tono de lo más encantador -. ¡Margaret! ¡Edward! ¡Cómo os extrañaba! – dijo ya con lágrimas en los ojos.
-¡Anne! – corrió mi madre como una niña por todo el salón hasta llegar a la mesa dieciocho, la nuestra.
Se quedaron cuchicheando como adolescentes mientras Louis, mi padre y yo llegábamos. Y mira si parecían adolescentes que ni mi madre, con lo educada que es, saludó al resto de la familia. Anne abrazó otra vez a mi madre, y Des, Jason y Harry se levantaron de su asiento, como también personas educadas, por nuestra llegada.
-¿Esa es ___? – le dijo Anne sorprendida en un susurro a mi madre.
-Sí, esa es – dijo con una sonrisa y tomando mi mano, acercándome más a ellos.
-¡____! ¡Pero qué cambiada estás! Cómo crecen, ¿eh, Maggi? – dijo en tono melancólico. Mi madre asintió -. ¡Estás hecha toda una mujercita! – exclamó dándome una vuelta.
-Gracias – le sonreí.
-Mira Harry, está guapísima. ¿No crees? – le preguntó Anne. El no respondió, se quedó mirándome como siempre hace. Con esa mirada, con esos ojos verdosos que un día llegaron a enamorarme.
-¡Oh mi querido amor platónico Anne Styles!- dijo Louis, para dejar ese ambiente que se había creado -. ¿Cómo está mi mujer preferida? – mi madre carrasqueó -. Después de mi mamá – le sonrió.
-¡Oh mi graciosín! – dijo Anne, de igual tono. Abrazando a mi hermano.
A partir de ahí, nos sentamos alrededor de esa mesa. Mi padre hablaba con Des. Mi madre con Anne. Y menos mal que esto iba a ser una comida de socios, porque el tema de los contratos no lo han sacado todavía. En cambio, hablan de cuando eran pequeños y las travesuras que hacían. La mesa era redonda, y estaba sentada al lado de mi madre y de mi hermano. Ahí sí que no corría ni una palabra.
-Bueno – dijo Jason, el hermano mayor de Harry, para sacar un tema de conversación -, ¿qué tal los novios ____?
Louis me miró insofacto, como si le importara los novios que tuviese. Y el que yo quería que me mirase, seguía jugando con su comida. Pero a ver ___, ¿por qué coño quieres que te mire Harry?
-No tengo – reí.
-Sabrás que me he independizado y que estoy empezando a trabajar con mis padres, ¿no?
-Sí, sí. Estoy enteradita de todo – volví a reír.
-Entonces piensas que soy un buen partido, ¿no? - ahí Harry sí miró, pero no a mí, sino a su hermano -. ¿Qué te parece si nos vamos por los jardines del restaurante a dar un paseo, mientras llega la comida? – me preguntó, levantándose de su silla -. Hace un día precioso para pasear con una chica igual – me sonrió.
-Por supuesto – sonreí.
-¿Nos disculpan? – preguntó a los adultos, que seguían hablando de sus cosas y ni siquiera se enteraron de la pregunta. Jason me tendió la mano, para levantarme de la silla sin pesadez.
-No creo que sea buena idea – tensó su tono y se levantó de la silla.
-¿Qué pasa hijo? – preguntó Anne, viendo a Harry de pie.
-¿Por qué no hermanito? – preguntó Jason, con sus dedos entrelazados con los míos.
-La comida está a punto de llegar – volvió a decir, ignorándo a su madre y sentándose en su silla.
-Bueno, no pasa nada. ¿A que no princesa? – me preguntó con esa sonrisa de labios carnosos, con esa sonrisa de dientes perfectos. No ____, espera. Esa sonrisa no es la de Jason, es la de Harry. ¿De verdad me he imaginado su sonrisa en la cara de Jason?
-No, nada – le sonreí, todavía atónita por lo que acababa de pasar.
Me cogió más fuerte de la mano y me sacó por otra de las grandes puertas de cristal. Esos jardines eran preciosos, había flores y plantas de todo tipo. Muy cuidados y con pequeñas fuentes en cada esquina. Normal, este restaurante es el típico donde van todos los peces gordos como nuestros padres.
-Cuéntame, hace años que no te veo – nos sentamos en uno de sus bancos de piedra. Crucé mis piernas, como buena señorita que soy…
-Desde que te fuiste a la Universidad perdimos el contacto – dirigí mi mirada a mis tacones, examinándolos como si tuvieran algo raro.
-Pero he vuelto, ahora trabajo. Y tengo una gran casa en el centro – se acercó más a mí.
-Qué bien – dije desinteresadamente, mirando con más detenimiento mis zapatos. Me resultaban algo…
-Podrías venir algún día – dijo, acariciando la parte de mi muslo que quedaba al aire por el corto vestido.
-Qué bien – ya está. Algo raro no, esos zapatos eran de Ángela.
-¿___? – rió -. ¿Me estás escuchando?
-Sí, sí – afirmé, volviendo a mirarlo.
-Lo que te decía… - me quedé pensando mientras él hablaba. Esos tacones se los dejó Ángela una noche en mi casa, y no se los devolví, pues no volvimos a hablarnos -. ¿Qué te parece?
-¿Qué? – pregunté, confundida.
-____, ¿qué te pasa? Te noto distraída – y se acercó más. ¿Piensa este tío que había, hay y habrá algo entre nosotros? Siempre es un pesado conmigo.
-Nada, no me pa… – y esos ojos verdosos me miraron con más detenimiento. Recorrieron mi torso entero. Esos labios rosados se acercaron con una sonrisa de dientes perfectos más a mí, hasta que consiguió callarme.
-Tío, tienes que olvidarte de ella. Supuestamente la odias – me dijo Louis, después de mirar como ____ se iba con el asqueroso de mi hermano.
-Otro como Zayn.
-Es que se te nota a kilómetros – dijo, colocándose la servilleta y cogiendo sus cubiertos, para empezar a comer.
-No se me nota nada.
-¿Qué no? ¿Cuánto tiempo llevas enamorado de la guarra de mi hermana? – rió -. ¿Diez u once años? ¿O desde que nos conocimos? – preguntó divertido, con la boca llena de lenguado con bechamel.
-No la llames así – dije, entredientes.
El rió con más fuerza.
-Pobre Harreh enamorado. No te pega ese estilo, ¿eh? – volvió a reír.
-Cállate Louis y come.
-Perdonadla. Sería genial que volviésemos como antes.
-Louis, sabes lo que NOS hizo. Incluido a ti – empecé a comer.
-Pero hay que saber perdonar Harold. Sabéis que es la mejor chica de este mundo, aunque ahora se haya convertido en una chica de plástico.
-Ángela también es la mejor.
-Ya Harry, y ____ y ella eran las amas de todo.
Iba a contestar, pero mi querida madre me ordenó que fuera a buscar a aquellos dos. Por lo menos salieron de ese trance, con tanto hablar de cuando era jóvenes me estaba traumatizando. ¿Cómo podían vivir sin móvil?
-Mamá, acabo de empezar a comer – no quería ir a por ellos. Además, hacía mucho sol, iría a sudar -. Que vaya Louis.
-No me desobecezcas hijo. Ve – me ordenó y comenzó a hablar otra vez con Maggi.
Sólo respiré hondo y me levante de esa silla tranquilamente, para no parecer que estaba lleno de rabia. ¡Que vengan ellos! ¡Yo no tengo que recogerlos como su cuidadora!
Al salir por la puerta y mirar desde arriba todo el jardín, algo me decía que no tenía que ir. Que me quedase y que desobedeciese a mi madre como el “chico malo” que soy cuando no estoy frente a ellos.
Pero el bueno de yo terminó por bajar e ir por el primer camino que se me cruzó para buscarlos. Y no sé por qué no le hice caso a ese algo que me decía que no los buscase. No lo sé, porque lo que vi, no me gustó nada.
-¿Louis? – toqué la puerta de su habitación. Después de retocarme el maquillaje que se había corrido por las lágrimas que surgieron. Sí, lágrimas y no lágrima. ¿Por qué siento ahora un vacío más? ¿Por qué estoy pensando ahora que la necesito? ¿O que los necesito? ¿Por qué ahora?
Entré a su habitación sin que él me diese el permiso, y sólo vi que decía: “Yo también te quiero”. Y al verme, retiró su móvil rápidamente de su oreja.
-¿Qué está pasando aquí? – sonreí picarona.
-Na-nada… - ¿cómo que nada? Éste ya tiene otra novia.
-Anda ven – lo cogí de su americana -. Dime como se llama tu nueva novia y le partiré la cara. A mí nadie me quita a mi hermano – sonreí, mientras estaba concentrada en ponerle bien esa fina corbata.
-No tengo novia – negó, agachando su cabeza para mirarme.
-¿Cómo que no? ¿Y a quién también quieres que no es a tu sista?- sonreí aún más.
-Era Harry – una punzada a mi corazón.
-Ah – rápidamente dejé su corbata y me dirigí a la puerta. Podría ser Harry perfectamente, siempre han llevado una “relación” amorosa que nos hacía reír a todos -. Vamos, mamá y papá nos esperan en el coche.
-¿Te pasa algo? – preguntó, metiendo su móvil en el bolsillo de su traje y cerrando la puerta de su habitación.
-¿A mí? – pregunté, mientras bajábamos las escaleras.
-Sí, a ti – rió -. ¿A quién he preguntado? – sonó obvio.
-Nada – respondí, de camino al coche.
-¿Seguro? – volvió a preguntar, cerrando ahora la puerta principal.
No respondí. No, no sabía lo que me pasaba. ¿Qué me pasaba? No lo sé. ¿Y por qué no lo sé? Tampoco lo sé. Y todo es un lío.
-¿Con qué socios toca este sabado? – pregunté cansada. Nunca podíamos quedar un sábado al mediodía con nuestros amigos, siempre teníamos “La comida” con los socios de nuestros padres. Y ya cansaba, porque todas eran familiares. Siempre llevaban a sus familias. Y esto es así, sábados familiares y el resto de la semana nuestros padres solos. No sé para qué tienen una casa si nunca están en ella.
-Styles – giró mi padre la cabeza, ya entrando por las grandes puertas de cristal del costoso restaurante. Vigiladas por guardias de seguridad.
Miré con los ojos abiertos como platos a mi hermano, yo no me quedaría allí.
-¿Y tenemos que estar con vosotros?
-____ ya lo sabes. No empieces como siempre, y encima, estaréis con Harry y con Jason. No os quejéis como siempre de que no os gustan los hijos de nuestros socios.
-Además, ya estás bien con él, ¿no? – interrumpió mi madre -. Pues entonces comportaos. Sabéis que estas comidas son muy importantes, tanto para la empresa como para nosotros.
-Tú lo sabías – le dije a Louis entredientes.
-Ya – río.
-¿Por qué te ríes?
-A ver si decides pedirles perdón.
-Louis sabes que no…
-Familia Tomlinson, ¡bienvenidos! La familia Styles los espera en su mesa de siempre, síganme por favor – me interrumpió y nos sonrió el maitre, que ya era más que un conocido, pues lo veíamos todos los sábados. Aunque nos seguía tratando de usted, cosas del trabajo.
-¡No puede ser! – gritó de un tono de lo más encantador -. ¡Margaret! ¡Edward! ¡Cómo os extrañaba! – dijo ya con lágrimas en los ojos.
-¡Anne! – corrió mi madre como una niña por todo el salón hasta llegar a la mesa dieciocho, la nuestra.
Se quedaron cuchicheando como adolescentes mientras Louis, mi padre y yo llegábamos. Y mira si parecían adolescentes que ni mi madre, con lo educada que es, saludó al resto de la familia. Anne abrazó otra vez a mi madre, y Des, Jason y Harry se levantaron de su asiento, como también personas educadas, por nuestra llegada.
-¿Esa es ___? – le dijo Anne sorprendida en un susurro a mi madre.
-Sí, esa es – dijo con una sonrisa y tomando mi mano, acercándome más a ellos.
-¡____! ¡Pero qué cambiada estás! Cómo crecen, ¿eh, Maggi? – dijo en tono melancólico. Mi madre asintió -. ¡Estás hecha toda una mujercita! – exclamó dándome una vuelta.
-Gracias – le sonreí.
-Mira Harry, está guapísima. ¿No crees? – le preguntó Anne. El no respondió, se quedó mirándome como siempre hace. Con esa mirada, con esos ojos verdosos que un día llegaron a enamorarme.
-¡Oh mi querido amor platónico Anne Styles!- dijo Louis, para dejar ese ambiente que se había creado -. ¿Cómo está mi mujer preferida? – mi madre carrasqueó -. Después de mi mamá – le sonrió.
-¡Oh mi graciosín! – dijo Anne, de igual tono. Abrazando a mi hermano.
A partir de ahí, nos sentamos alrededor de esa mesa. Mi padre hablaba con Des. Mi madre con Anne. Y menos mal que esto iba a ser una comida de socios, porque el tema de los contratos no lo han sacado todavía. En cambio, hablan de cuando eran pequeños y las travesuras que hacían. La mesa era redonda, y estaba sentada al lado de mi madre y de mi hermano. Ahí sí que no corría ni una palabra.
-Bueno – dijo Jason, el hermano mayor de Harry, para sacar un tema de conversación -, ¿qué tal los novios ____?
Louis me miró insofacto, como si le importara los novios que tuviese. Y el que yo quería que me mirase, seguía jugando con su comida. Pero a ver ___, ¿por qué coño quieres que te mire Harry?
-No tengo – reí.
-Sabrás que me he independizado y que estoy empezando a trabajar con mis padres, ¿no?
-Sí, sí. Estoy enteradita de todo – volví a reír.
-Entonces piensas que soy un buen partido, ¿no? - ahí Harry sí miró, pero no a mí, sino a su hermano -. ¿Qué te parece si nos vamos por los jardines del restaurante a dar un paseo, mientras llega la comida? – me preguntó, levantándose de su silla -. Hace un día precioso para pasear con una chica igual – me sonrió.
-Por supuesto – sonreí.
-¿Nos disculpan? – preguntó a los adultos, que seguían hablando de sus cosas y ni siquiera se enteraron de la pregunta. Jason me tendió la mano, para levantarme de la silla sin pesadez.
-No creo que sea buena idea – tensó su tono y se levantó de la silla.
-¿Qué pasa hijo? – preguntó Anne, viendo a Harry de pie.
-¿Por qué no hermanito? – preguntó Jason, con sus dedos entrelazados con los míos.
-La comida está a punto de llegar – volvió a decir, ignorándo a su madre y sentándose en su silla.
-Bueno, no pasa nada. ¿A que no princesa? – me preguntó con esa sonrisa de labios carnosos, con esa sonrisa de dientes perfectos. No ____, espera. Esa sonrisa no es la de Jason, es la de Harry. ¿De verdad me he imaginado su sonrisa en la cara de Jason?
-No, nada – le sonreí, todavía atónita por lo que acababa de pasar.
Me cogió más fuerte de la mano y me sacó por otra de las grandes puertas de cristal. Esos jardines eran preciosos, había flores y plantas de todo tipo. Muy cuidados y con pequeñas fuentes en cada esquina. Normal, este restaurante es el típico donde van todos los peces gordos como nuestros padres.
-Cuéntame, hace años que no te veo – nos sentamos en uno de sus bancos de piedra. Crucé mis piernas, como buena señorita que soy…
-Desde que te fuiste a la Universidad perdimos el contacto – dirigí mi mirada a mis tacones, examinándolos como si tuvieran algo raro.
-Pero he vuelto, ahora trabajo. Y tengo una gran casa en el centro – se acercó más a mí.
-Qué bien – dije desinteresadamente, mirando con más detenimiento mis zapatos. Me resultaban algo…
-Podrías venir algún día – dijo, acariciando la parte de mi muslo que quedaba al aire por el corto vestido.
-Qué bien – ya está. Algo raro no, esos zapatos eran de Ángela.
-¿___? – rió -. ¿Me estás escuchando?
-Sí, sí – afirmé, volviendo a mirarlo.
-Lo que te decía… - me quedé pensando mientras él hablaba. Esos tacones se los dejó Ángela una noche en mi casa, y no se los devolví, pues no volvimos a hablarnos -. ¿Qué te parece?
-¿Qué? – pregunté, confundida.
-____, ¿qué te pasa? Te noto distraída – y se acercó más. ¿Piensa este tío que había, hay y habrá algo entre nosotros? Siempre es un pesado conmigo.
-Nada, no me pa… – y esos ojos verdosos me miraron con más detenimiento. Recorrieron mi torso entero. Esos labios rosados se acercaron con una sonrisa de dientes perfectos más a mí, hasta que consiguió callarme.
-Tío, tienes que olvidarte de ella. Supuestamente la odias – me dijo Louis, después de mirar como ____ se iba con el asqueroso de mi hermano.
-Otro como Zayn.
-Es que se te nota a kilómetros – dijo, colocándose la servilleta y cogiendo sus cubiertos, para empezar a comer.
-No se me nota nada.
-¿Qué no? ¿Cuánto tiempo llevas enamorado de la guarra de mi hermana? – rió -. ¿Diez u once años? ¿O desde que nos conocimos? – preguntó divertido, con la boca llena de lenguado con bechamel.
-No la llames así – dije, entredientes.
El rió con más fuerza.
-Pobre Harreh enamorado. No te pega ese estilo, ¿eh? – volvió a reír.
-Cállate Louis y come.
-Perdonadla. Sería genial que volviésemos como antes.
-Louis, sabes lo que NOS hizo. Incluido a ti – empecé a comer.
-Pero hay que saber perdonar Harold. Sabéis que es la mejor chica de este mundo, aunque ahora se haya convertido en una chica de plástico.
-Ángela también es la mejor.
-Ya Harry, y ____ y ella eran las amas de todo.
Iba a contestar, pero mi querida madre me ordenó que fuera a buscar a aquellos dos. Por lo menos salieron de ese trance, con tanto hablar de cuando era jóvenes me estaba traumatizando. ¿Cómo podían vivir sin móvil?
-Mamá, acabo de empezar a comer – no quería ir a por ellos. Además, hacía mucho sol, iría a sudar -. Que vaya Louis.
-No me desobecezcas hijo. Ve – me ordenó y comenzó a hablar otra vez con Maggi.
Sólo respiré hondo y me levante de esa silla tranquilamente, para no parecer que estaba lleno de rabia. ¡Que vengan ellos! ¡Yo no tengo que recogerlos como su cuidadora!
Al salir por la puerta y mirar desde arriba todo el jardín, algo me decía que no tenía que ir. Que me quedase y que desobedeciese a mi madre como el “chico malo” que soy cuando no estoy frente a ellos.
Pero el bueno de yo terminó por bajar e ir por el primer camino que se me cruzó para buscarlos. Y no sé por qué no le hice caso a ese algo que me decía que no los buscase. No lo sé, porque lo que vi, no me gustó nada.
Última edición por Uan Dairetchon. el Lun 02 Jul 2012, 8:20 am, editado 1 vez
Ora.
Página 3 de 37. • 1, 2, 3, 4 ... 20 ... 37
Temas similares
» Los buenos recuerdos nunca se olvidan |Harreh|
» ¡ BUENOS DÍAS PRINCESA! (adaptación) Harry Styles
» •my top ten• |Zayn Malik y Tu|cuarto capitulo subido •cancelada•
» Hometown Glory [Harry Styles][Terminada] Harry esta muerto y ¿yo? Tratando de sobrevivir sin el.
» Together || Harry Styles y tu || Terminada
» ¡ BUENOS DÍAS PRINCESA! (adaptación) Harry Styles
» •my top ten• |Zayn Malik y Tu|cuarto capitulo subido •cancelada•
» Hometown Glory [Harry Styles][Terminada] Harry esta muerto y ¿yo? Tratando de sobrevivir sin el.
» Together || Harry Styles y tu || Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 3 de 37.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.