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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
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Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
¡IGNORALA! Cada uno tiene su propio secreto, Thalassa demuestra el valor familiar, el primer amor, la dedicación. Prudence demuestra el valor de seguir adelante, la humildad y el sentimiento de seguir luchando como toda una guerrera. Ellas merecen un enorme premio, porque lo hacen perfecto.Thalassa Deméter. escribió:selu escribió:soy su nueva lectora, amo su novela siganla por que me muero de intriga por saber que pasara entre CATO y THALASSA
Bienvenida Selu :) Gracias, pero ya verás como las historias de las demás chicas serán mucho mejores ;) Gracias por comentar, linda.
Vanellope
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
Mimi! Mañana me voy a los Miami y muerooooo por tu cap
Hakuna Matata Bitch
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
oh está vien es que amo tanto a CATO por eso comente sobre esa pareja de la nove me fascinan todos los personajes siganla pro favor
Leyre
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
perdonen mi vulgaridad en este instante pero vergacion de bella tu firma ain
Hakuna Matata Bitch
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
Don't you remember?
Remember me once more.
Corro.
Lo único que hago es correr, escapar de todo y no saber hacia dónde me dirijo, las llamas me persiguen, me estoy incendiando, me cose lentamente y grito, pero nadie me escucha.
Muero sola.
Lloro, las lagrimas acidas escapan de mis ojos y recorren mis mejillas, sufro. Es como si deseara morir ya una y otra vez, es como si sufriera y no pudiera hacer nada al respecto, es como si por más que quisiera morir, estoy muerta.
Hasta que escucho una voz, me susurra que todo estará bien, me lo promete y así, así es como me tranquilizo y me aferro a su calor.
Así es como alimento un poco mi esperanza y le creo…
Le creo que todo va a estar bien.
.
Solo siento el fresco del alba entrar a mi cuerpo, abro los ojos lentamente esperando estar sola, pero me he equivocado, últimamente me he equivocado demasiado.
Nyx estaba conmigo. No puedo quitar la mirada de su semblante dormido, tan tranquilo y pasible, su cabello castaño cae sobre su fino rostro mientras que esta cruzado de brazos… y mi brazo alrededor del suyo, me ha protegido, se ha quedado conmigo. Nunca se lo había pedido.
Apoyo mi cabeza sobre su hombro y cierro los ojos de nuevo, quizás esto no esté tan mal, no por ahora.
-No te acostumbres –le escucho decir, sin abrir siquiera los ojos, sin permiso las comisuras de mis labios se curvan un poco.
-No es que lo disfrute demasiado –respondo en un susurro.
Después de unos minutos más de sueño, decidimos ir a buscar para el desayuno.
-Tu encárgate de la fogata, yo iré a cazar –aviso, el solo suelta un bufido entre dientes, me vuelvo hacia él y lo fulmino con la mirada- ¿Algún problema con eso?
-Sí, tu –me señala- deberías hacer la fogata mientras que yo –pone el dedo pulgar en su pecho- iré a cazar
-¿Debería reír? –enarco una ceja
-No, no se supone que te cause gracia –dice irónicamente
Frunzo la nariz al mirarlo y sujeto mi arco y me cuelgo el carcaj de flechas.
-Pues yo no me voy a quedar aquí
-No lo hagas, yo tampoco. –se colgó la mochila en el hombro, yo solté un abrumador gruñido
-No, yo soy la que cazo no tú
-Si mejor lo recuerdo nos hemos conocido en el mismo lugar ¿cierto? –el enarco la ceja, dejándome sin palabras.
Lo recuerda. Sí que lo recuerda, entonces me quedo paralizada ante la ola de imágenes que pasan enfrente de mis ojos, la pradera, la luz del sol, las aves cantando, el correr del río, esa voz… cantando, la voz cantando. Ladeo suavemente la cabeza regresando a la realidad, encontrándome con su mirada exigente.
-De acuerdo, iremos los dos… no es conveniente separarnos… -acepto finalmente.
Estar con Nyx es complicado, siempre quiere llevar el liderazgo, siempre piensa que tiene la razón, odio cuando piensa que tiene la razón, siempre cree saberlo todo, pero… de alguna extraña forma, me siento a gusto estando con él. Lo sigo, ninguno de los dos nos dirigimos la palabra, todo está en silencio, a excepción que surgen los sonidos de la mañana, las aves trinando, las papalotas volando por encima de nosotros, incluso eso es bueno… mucho silencio significaría que no todo está bien.
-¿A dónde estamos yendo, Nyx? –Pregunto- parecemos estar cerca del campamento de los profesionales
-No estamos ni cerca, vamos por el camino contrario –responde él sin siquiera detenerse para mirar su espalda. Continuamos caminando, todo se vuelve más oscuro y más peligroso, más silencioso y temible, las piedras hacen que tropiece seguidamente, los rayos del sol no se notan mas, no cruzan los arboles y temo… temo por mi vida.
Aunque pienso que Nyx podría tratar de matarme, ¿Por qué no lo hizo antes? Tuvo miles de oportunidades. La primera fue cuando estaba con Letha, pudo haber aprovechado mi debilidad para matarme más sin embargo no lo hizo; la segunda fue en el sauce, pudo haberme matado durante la noche, mas sin embargo tampoco lo hizo, ¿por qué hacerlo ahorita? Me aferro mas al arco, y mis sentidos se agudizan a cada movimiento que él hace.
Entonces él se detiene, haciendo que dé un paso hacia atrás retrocediendo, pero sujeta mi muñeca y hace que nos inclinemos.
-Shh… -susurra, haciendo que nos agachemos, el parece mirar a través de los arbustos, por un segundo inspecciona recelosamente todo.- ven, vamos… -dice, sin dejar de hablar quedamente. Ambos atravesamos los arbustos y me quedo sin aliento.
Aquel lugar es hermoso, pequeño pero hermoso. Es un claro como el del distrito 12, una de las pocas bellezas del distrito 12 y que solo pocos como Gale y yo disfrutamos, el pasto es demasiado verde, hay varios frutos y flores de diferentes colores.
-¿Cómo encontraste este lugar? –pregunte, con el deje de curiosidad.
-Solo lo hice –responde cortante.
Hay un pequeño riachuelo más adelante, Nyx camina hacia él y yo solo doy unos cuantos pasos cuando el se sienta sobre una roca y yo me quedo allí mirando como comienza a tejer una red de pesca a medio hacer, me quedo sin palabras, no se como reaccionar al ver como el sol se refleja en sus cabellos castaños, como mira atentamente ante la red y como el ruido del riachuelo corre entre su silencio.
Y Allí esperare…
Un sentimiento extraño fluye por mi pecho, no sé si debo acercarme o irme de aquí, no quiero que este conmigo, no más.
Dejemos todo atrás.
Fijo mi mirada en el suelo, y frunzo el entrecejo mientras con mi mano aprieto mi pecho fuertemente, sintiendo el aire oprimirse en mis pulmones, se me dificulta tanto respirar.
Y Lo demás no importara.
Y Es cuando consigo recordarlo todo, finalmente lo recuerdo… lo recuerdo una vez más. Ya no quiero que este conmigo por una simple razón: No sería capaz de matarlo.
-¡Crown! –el exclama, sin quitar la mirada de la red- ¿Piensas quedarte allí todo el día sin hacer nada? ¡Venga que consigas comida!
Pero no se qué expresión poner, no estoy siquiera consiente de cómo reaccionar ante su comentario.
-¿Qué esto no te recuerda nada? –le pregunto desde lo lejos, y luego sucede algo extraño al haber dejado la pregunta al aire, el curva sus labios en una sonrisa, una muy sincera, cálida, hermosa sonrisa.
-Nunca lo había olvidado –el vuelve su mirada hacia mí, haciendo que me sienta extraña al verlo de esa forma. Camino lentamente hacia él, los recuerdos fluyen en mi mente y es como si volviera a tener once años de nuevo, me siento en el suelo mirando como sigue tejiendo la red.
-¿En verdad? –vuelvo a preguntar, pero el parece ignorar la respuesta.- ¿Por qué?
-Hay cosas que… simplemente ni siquiera deberías preguntar si no quieres saber la respuesta
No importa que tan lejos estés.
-Ella me lo enseño… -murmura, terminando la red y blandiéndola para enseñármela
-¿Quién? –pregunto, enarcando ambas cejas sin saber a lo que se refiere, el solo suelta un bramido y sacude la cabeza lacónicamente.
-Olvídalo… es mejor conseguir comida
El tira la red al agua y me deja allí mirándolo como lo hace, preguntándome a quién se refería.
.
Me llevo un pedazo de carne de pez a la boca, sabe delicioso ahumado después de improvisar una pequeña fogata para que ninguno de los profesionales o demás tributos nos vieran, nos quedamos un momento en silencio, solo comiendo. Luego Nyx deja la mitad del pez a un lado, y se queda mirando el cielo pasiblemente, sus ojos se fijan en un punto inexacto, una brisa sopla suavemente revoloteando el pasto y haciendo que las hojas de los arboles sonaran una orquesta sinfónica.
-Mi madre… -murmura
-¿Cómo?
-Mi madre tejía, antes… ya sabes…
Nunca él había hablado de su madre, o de su familia siquiera, Nyx no era el más hablador del mundo que digamos.
-Ella me enseño como hacer redes de pesca, mientras que mi padre se encontraba en la mina, ella y yo nos quedábamos armándolas… en un principio yo era muy torpe –suelta una risa diminuta, que parece nostálgica- ella era muy paciente conmigo…
-Nyx, nunca habías mencionado a tu madre…
-No me apetece mucho hablar sobre ella a cada rato –responde
-Te entiendo –susurro
-Todo sucedió tan rápido, ¿sabes? –me da una fugaz mirada- había despertado, todo estaba tan silencioso, no se escuchaba ninguna canción en la casa, ella siempre cantaba cuando preparaba el desayuno y a pesar de que no fuera la mejor cocinando, ella… siempre lo intentaba –vuelve a reír melancólicamente- y allí estaba a mi lado…
Me hundo entre mis piernas, mirándolo con atención y conmoción.
-Nunca voy a olvidar su rostro… pálido, frío y sin vida, se había ido… -susurra lo último y el viento se lleva nuestras palabras.
-Lo siento –susurro.
-Eso fue hace mucho tiempo, yo creo que incluso he olvidado todo de ella, ya sabes, suele suceder.
Entonces me tiro en el pasto, mirando el cielo que comienza a pintarse anaranjado, casi como una obra de arte, me llevo ambas manos por encima del estomago y siento mi respirar, creo que nunca me había preguntado la razón por la cual Nyx era así, tan hostil y reservado, tan callado. Ahora escucharlo decirme todo eso, realmente me hace preguntarme como es el verdadero Nyx, y si esta faceta que me está enseñando es la verdadera o una actuación más.
-Yo si me acuerdo de ti, Electra… -murmura, y ambos nos miramos fijamente a los ojos. Aquel sentimiento fluye por mi pecho, sus ojos reflejan muchas cosas que nunca había visto, haciéndome dudar si de verdad conocía a Nyx.
Pero todo es interrumpido por un cañonazo, las aves salen huyendo de todo, y es cuando escuchamos voces.
-¡Vamonos! –Nyx grita, sujetando mi muñeca y levantándome con fuerza. Salimos corriendo de allí rápidamente, las voces son dos, se acercan y no se a donde nos dirigimos, siento el corazón en la garganta, hasta que Nyx me empuja y ambos nos escondemos en un arbusto.
-Nyx…
-Shh –me interrumpe, mientras me rodea con sus brazos mientras me cubre la boca con una de sus manos.
-Fue muy sencillo –trato de reprimir el gemido de mi boca, esa voz la reconozco, mis manos tiemblan y trato de quedarme helada, con el miedo recorriendo mi sien, trato de no gritar. Nyx no parece inmutar su semblante serio y hostil, como si de verdad… se viera que tratase de protegerme.
Altair asoma sus pies, delante del arbusto. Su cabello pelirrojo se nota mucho y parece estar en buen estado, incluso más llena que antes.
-Déjame hacerlo a mí en la próxima ocasión, Ambrosse –rectifica su acompañante, aprieto los ojos con fuerza y me aferro mas a Nyx.
Evan.
-Como sea, yo ya te dije cual era mi trato –dice altaneramente
-Vale, cuando encontremos a la saeta de luz tú te encargas de ella, me lo has dicho muchas veces…
-Sí, y quiero que lo cumplas ¿Oiste?
-Muchas veces, me lo sé de memoria –el rueda los ojos.
Váyanse, Váyanse. Suplico dentro de mi cabeza, Nyx me apega mas a él, aferrándose a su ballesta en caso de que utilizarla sea necesario.
El mismo terror causa que mis ojos se humedezcan de la desesperación y de la impotencia que siento por dentro.
-¿Escuchaste eso? –Altair levanta el rostro y ahora sí, quiero gritar.
-Vamos Altair, tenemos que irnos de aquí –dice Evan irritado
-¡Espera! –dice ella, con los sentidos agudizados. Los segundos más horribles de mi vida, hasta que Evan no lo soporta y la jala de la muñeca.
-Muero de hambre y no me quedare aquí para morirme de hambre ¿entiendes?
Ella lo empuja
-Bien, vámonos… -se mueven, parece que me tranquilizo cuando accidentalmente un ruido anuncia nuestra presencia.
-¡Hay alguien aquí! –grita.
-¡Corre, Electra! –dice Nyx y ambos salimos corriendo.
-¡Es ella! –Altair me señala y corre detrás de nosotros junto con Evan- ¡Hay que atraparlos!
-¡No escaparan! –grita Evan.
Nyx me empuja para que vaya primero que él y es cuando un cuchillo se clava en un árbol.
-¡Ahh! –Nyx se lleva la mano al hombro, comienza a sangrar y es cuando me vuelvo y tiro una flecha que roza el costado de Evan y este se sujeta la herida.
-¡Corre Nyx! –lo sujeto de la mano y seguimos corriendo, es una ventaja que Evan haya dejado de correr por la herida de mi flecha, pero tampoco nosotros tenemos la ventaja, Nyx tiene el hombro lastimado.
Damos vueltas para despistarlos, hasta que recuerdo el estanque con Letha y ambos nos tiramos en el, para escondernos detrás de las enormes y largas plantas.
-Estarás bien –le prometo a Nyx, mirando como la sangre se mezcla con el agua del estanque, el se quita la playera y veo una gran cortada por detrás de su hombro. – Se curara, te lo prometo…
-Electra…
-¿Qué? –digo, sin quitar la mirada de su cortada la cual trato de hacer un torniquete con un pedazo de mi ropa.
-Ella no te hará daño,
-¿No? La escuche claramente decir que me iba a matar ella misma –digo irónicamente recordándolo.
-No, Electra, no lo entiendes
-¿Entender qué cosa?
El hace una pausa, y respira hondo.
-Ella no te hará daño, porque no le permitiré hacerlo…
Aquella respuesta me toma por sorpresa y me hace mirarlo, los recuerdos fluyen nuevamente, lavo un poco su herida y nos quedamos en silencio. El parece decepcionado y su semblante es serio.
-Nyx…
-¿Qué? –su tono es frío y cortante.
-Yo también… -trago saliva y respiro hondo- yo también me acuerdo de ti…
Lo único que hago es correr, escapar de todo y no saber hacia dónde me dirijo, las llamas me persiguen, me estoy incendiando, me cose lentamente y grito, pero nadie me escucha.
Muero sola.
Lloro, las lagrimas acidas escapan de mis ojos y recorren mis mejillas, sufro. Es como si deseara morir ya una y otra vez, es como si sufriera y no pudiera hacer nada al respecto, es como si por más que quisiera morir, estoy muerta.
Hasta que escucho una voz, me susurra que todo estará bien, me lo promete y así, así es como me tranquilizo y me aferro a su calor.
Así es como alimento un poco mi esperanza y le creo…
Le creo que todo va a estar bien.
.
Solo siento el fresco del alba entrar a mi cuerpo, abro los ojos lentamente esperando estar sola, pero me he equivocado, últimamente me he equivocado demasiado.
Nyx estaba conmigo. No puedo quitar la mirada de su semblante dormido, tan tranquilo y pasible, su cabello castaño cae sobre su fino rostro mientras que esta cruzado de brazos… y mi brazo alrededor del suyo, me ha protegido, se ha quedado conmigo. Nunca se lo había pedido.
Apoyo mi cabeza sobre su hombro y cierro los ojos de nuevo, quizás esto no esté tan mal, no por ahora.
-No te acostumbres –le escucho decir, sin abrir siquiera los ojos, sin permiso las comisuras de mis labios se curvan un poco.
-No es que lo disfrute demasiado –respondo en un susurro.
Después de unos minutos más de sueño, decidimos ir a buscar para el desayuno.
-Tu encárgate de la fogata, yo iré a cazar –aviso, el solo suelta un bufido entre dientes, me vuelvo hacia él y lo fulmino con la mirada- ¿Algún problema con eso?
-Sí, tu –me señala- deberías hacer la fogata mientras que yo –pone el dedo pulgar en su pecho- iré a cazar
-¿Debería reír? –enarco una ceja
-No, no se supone que te cause gracia –dice irónicamente
Frunzo la nariz al mirarlo y sujeto mi arco y me cuelgo el carcaj de flechas.
-Pues yo no me voy a quedar aquí
-No lo hagas, yo tampoco. –se colgó la mochila en el hombro, yo solté un abrumador gruñido
-No, yo soy la que cazo no tú
-Si mejor lo recuerdo nos hemos conocido en el mismo lugar ¿cierto? –el enarco la ceja, dejándome sin palabras.
Lo recuerda. Sí que lo recuerda, entonces me quedo paralizada ante la ola de imágenes que pasan enfrente de mis ojos, la pradera, la luz del sol, las aves cantando, el correr del río, esa voz… cantando, la voz cantando. Ladeo suavemente la cabeza regresando a la realidad, encontrándome con su mirada exigente.
-De acuerdo, iremos los dos… no es conveniente separarnos… -acepto finalmente.
Estar con Nyx es complicado, siempre quiere llevar el liderazgo, siempre piensa que tiene la razón, odio cuando piensa que tiene la razón, siempre cree saberlo todo, pero… de alguna extraña forma, me siento a gusto estando con él. Lo sigo, ninguno de los dos nos dirigimos la palabra, todo está en silencio, a excepción que surgen los sonidos de la mañana, las aves trinando, las papalotas volando por encima de nosotros, incluso eso es bueno… mucho silencio significaría que no todo está bien.
-¿A dónde estamos yendo, Nyx? –Pregunto- parecemos estar cerca del campamento de los profesionales
-No estamos ni cerca, vamos por el camino contrario –responde él sin siquiera detenerse para mirar su espalda. Continuamos caminando, todo se vuelve más oscuro y más peligroso, más silencioso y temible, las piedras hacen que tropiece seguidamente, los rayos del sol no se notan mas, no cruzan los arboles y temo… temo por mi vida.
Aunque pienso que Nyx podría tratar de matarme, ¿Por qué no lo hizo antes? Tuvo miles de oportunidades. La primera fue cuando estaba con Letha, pudo haber aprovechado mi debilidad para matarme más sin embargo no lo hizo; la segunda fue en el sauce, pudo haberme matado durante la noche, mas sin embargo tampoco lo hizo, ¿por qué hacerlo ahorita? Me aferro mas al arco, y mis sentidos se agudizan a cada movimiento que él hace.
Entonces él se detiene, haciendo que dé un paso hacia atrás retrocediendo, pero sujeta mi muñeca y hace que nos inclinemos.
-Shh… -susurra, haciendo que nos agachemos, el parece mirar a través de los arbustos, por un segundo inspecciona recelosamente todo.- ven, vamos… -dice, sin dejar de hablar quedamente. Ambos atravesamos los arbustos y me quedo sin aliento.
Aquel lugar es hermoso, pequeño pero hermoso. Es un claro como el del distrito 12, una de las pocas bellezas del distrito 12 y que solo pocos como Gale y yo disfrutamos, el pasto es demasiado verde, hay varios frutos y flores de diferentes colores.
-¿Cómo encontraste este lugar? –pregunte, con el deje de curiosidad.
-Solo lo hice –responde cortante.
Hay un pequeño riachuelo más adelante, Nyx camina hacia él y yo solo doy unos cuantos pasos cuando el se sienta sobre una roca y yo me quedo allí mirando como comienza a tejer una red de pesca a medio hacer, me quedo sin palabras, no se como reaccionar al ver como el sol se refleja en sus cabellos castaños, como mira atentamente ante la red y como el ruido del riachuelo corre entre su silencio.
Y Allí esperare…
Un sentimiento extraño fluye por mi pecho, no sé si debo acercarme o irme de aquí, no quiero que este conmigo, no más.
Dejemos todo atrás.
Fijo mi mirada en el suelo, y frunzo el entrecejo mientras con mi mano aprieto mi pecho fuertemente, sintiendo el aire oprimirse en mis pulmones, se me dificulta tanto respirar.
Y Lo demás no importara.
Y Es cuando consigo recordarlo todo, finalmente lo recuerdo… lo recuerdo una vez más. Ya no quiero que este conmigo por una simple razón: No sería capaz de matarlo.
-¡Crown! –el exclama, sin quitar la mirada de la red- ¿Piensas quedarte allí todo el día sin hacer nada? ¡Venga que consigas comida!
Pero no se qué expresión poner, no estoy siquiera consiente de cómo reaccionar ante su comentario.
-¿Qué esto no te recuerda nada? –le pregunto desde lo lejos, y luego sucede algo extraño al haber dejado la pregunta al aire, el curva sus labios en una sonrisa, una muy sincera, cálida, hermosa sonrisa.
-Nunca lo había olvidado –el vuelve su mirada hacia mí, haciendo que me sienta extraña al verlo de esa forma. Camino lentamente hacia él, los recuerdos fluyen en mi mente y es como si volviera a tener once años de nuevo, me siento en el suelo mirando como sigue tejiendo la red.
-¿En verdad? –vuelvo a preguntar, pero el parece ignorar la respuesta.- ¿Por qué?
-Hay cosas que… simplemente ni siquiera deberías preguntar si no quieres saber la respuesta
No importa que tan lejos estés.
-Ella me lo enseño… -murmura, terminando la red y blandiéndola para enseñármela
-¿Quién? –pregunto, enarcando ambas cejas sin saber a lo que se refiere, el solo suelta un bramido y sacude la cabeza lacónicamente.
-Olvídalo… es mejor conseguir comida
El tira la red al agua y me deja allí mirándolo como lo hace, preguntándome a quién se refería.
.
Me llevo un pedazo de carne de pez a la boca, sabe delicioso ahumado después de improvisar una pequeña fogata para que ninguno de los profesionales o demás tributos nos vieran, nos quedamos un momento en silencio, solo comiendo. Luego Nyx deja la mitad del pez a un lado, y se queda mirando el cielo pasiblemente, sus ojos se fijan en un punto inexacto, una brisa sopla suavemente revoloteando el pasto y haciendo que las hojas de los arboles sonaran una orquesta sinfónica.
-Mi madre… -murmura
-¿Cómo?
-Mi madre tejía, antes… ya sabes…
Nunca él había hablado de su madre, o de su familia siquiera, Nyx no era el más hablador del mundo que digamos.
-Ella me enseño como hacer redes de pesca, mientras que mi padre se encontraba en la mina, ella y yo nos quedábamos armándolas… en un principio yo era muy torpe –suelta una risa diminuta, que parece nostálgica- ella era muy paciente conmigo…
-Nyx, nunca habías mencionado a tu madre…
-No me apetece mucho hablar sobre ella a cada rato –responde
-Te entiendo –susurro
-Todo sucedió tan rápido, ¿sabes? –me da una fugaz mirada- había despertado, todo estaba tan silencioso, no se escuchaba ninguna canción en la casa, ella siempre cantaba cuando preparaba el desayuno y a pesar de que no fuera la mejor cocinando, ella… siempre lo intentaba –vuelve a reír melancólicamente- y allí estaba a mi lado…
Me hundo entre mis piernas, mirándolo con atención y conmoción.
-Nunca voy a olvidar su rostro… pálido, frío y sin vida, se había ido… -susurra lo último y el viento se lleva nuestras palabras.
-Lo siento –susurro.
-Eso fue hace mucho tiempo, yo creo que incluso he olvidado todo de ella, ya sabes, suele suceder.
Entonces me tiro en el pasto, mirando el cielo que comienza a pintarse anaranjado, casi como una obra de arte, me llevo ambas manos por encima del estomago y siento mi respirar, creo que nunca me había preguntado la razón por la cual Nyx era así, tan hostil y reservado, tan callado. Ahora escucharlo decirme todo eso, realmente me hace preguntarme como es el verdadero Nyx, y si esta faceta que me está enseñando es la verdadera o una actuación más.
-Yo si me acuerdo de ti, Electra… -murmura, y ambos nos miramos fijamente a los ojos. Aquel sentimiento fluye por mi pecho, sus ojos reflejan muchas cosas que nunca había visto, haciéndome dudar si de verdad conocía a Nyx.
Pero todo es interrumpido por un cañonazo, las aves salen huyendo de todo, y es cuando escuchamos voces.
-¡Vamonos! –Nyx grita, sujetando mi muñeca y levantándome con fuerza. Salimos corriendo de allí rápidamente, las voces son dos, se acercan y no se a donde nos dirigimos, siento el corazón en la garganta, hasta que Nyx me empuja y ambos nos escondemos en un arbusto.
-Nyx…
-Shh –me interrumpe, mientras me rodea con sus brazos mientras me cubre la boca con una de sus manos.
-Fue muy sencillo –trato de reprimir el gemido de mi boca, esa voz la reconozco, mis manos tiemblan y trato de quedarme helada, con el miedo recorriendo mi sien, trato de no gritar. Nyx no parece inmutar su semblante serio y hostil, como si de verdad… se viera que tratase de protegerme.
Altair asoma sus pies, delante del arbusto. Su cabello pelirrojo se nota mucho y parece estar en buen estado, incluso más llena que antes.
-Déjame hacerlo a mí en la próxima ocasión, Ambrosse –rectifica su acompañante, aprieto los ojos con fuerza y me aferro mas a Nyx.
Evan.
-Como sea, yo ya te dije cual era mi trato –dice altaneramente
-Vale, cuando encontremos a la saeta de luz tú te encargas de ella, me lo has dicho muchas veces…
-Sí, y quiero que lo cumplas ¿Oiste?
-Muchas veces, me lo sé de memoria –el rueda los ojos.
Váyanse, Váyanse. Suplico dentro de mi cabeza, Nyx me apega mas a él, aferrándose a su ballesta en caso de que utilizarla sea necesario.
El mismo terror causa que mis ojos se humedezcan de la desesperación y de la impotencia que siento por dentro.
-¿Escuchaste eso? –Altair levanta el rostro y ahora sí, quiero gritar.
-Vamos Altair, tenemos que irnos de aquí –dice Evan irritado
-¡Espera! –dice ella, con los sentidos agudizados. Los segundos más horribles de mi vida, hasta que Evan no lo soporta y la jala de la muñeca.
-Muero de hambre y no me quedare aquí para morirme de hambre ¿entiendes?
Ella lo empuja
-Bien, vámonos… -se mueven, parece que me tranquilizo cuando accidentalmente un ruido anuncia nuestra presencia.
-¡Hay alguien aquí! –grita.
-¡Corre, Electra! –dice Nyx y ambos salimos corriendo.
-¡Es ella! –Altair me señala y corre detrás de nosotros junto con Evan- ¡Hay que atraparlos!
-¡No escaparan! –grita Evan.
Nyx me empuja para que vaya primero que él y es cuando un cuchillo se clava en un árbol.
-¡Ahh! –Nyx se lleva la mano al hombro, comienza a sangrar y es cuando me vuelvo y tiro una flecha que roza el costado de Evan y este se sujeta la herida.
-¡Corre Nyx! –lo sujeto de la mano y seguimos corriendo, es una ventaja que Evan haya dejado de correr por la herida de mi flecha, pero tampoco nosotros tenemos la ventaja, Nyx tiene el hombro lastimado.
Damos vueltas para despistarlos, hasta que recuerdo el estanque con Letha y ambos nos tiramos en el, para escondernos detrás de las enormes y largas plantas.
-Estarás bien –le prometo a Nyx, mirando como la sangre se mezcla con el agua del estanque, el se quita la playera y veo una gran cortada por detrás de su hombro. – Se curara, te lo prometo…
-Electra…
-¿Qué? –digo, sin quitar la mirada de su cortada la cual trato de hacer un torniquete con un pedazo de mi ropa.
-Ella no te hará daño,
-¿No? La escuche claramente decir que me iba a matar ella misma –digo irónicamente recordándolo.
-No, Electra, no lo entiendes
-¿Entender qué cosa?
El hace una pausa, y respira hondo.
-Ella no te hará daño, porque no le permitiré hacerlo…
Aquella respuesta me toma por sorpresa y me hace mirarlo, los recuerdos fluyen nuevamente, lavo un poco su herida y nos quedamos en silencio. El parece decepcionado y su semblante es serio.
-Nyx…
-¿Qué? –su tono es frío y cortante.
-Yo también… -trago saliva y respiro hondo- yo también me acuerdo de ti…
Vanellope
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
Dios D': Que triste y bonito, Nyx, me enamoró *-* Que lindura de chico, deberian hacerle un altar *-* Ya la última frase me mató "Yo también me acuerdo de ti" MUEROO, con lo poco cursi que soy, me mato, dios :') Y la maldita de Altair, no conseguirá hacerle daño, ¡tsé! Lo lleva claro, maldita pelirroja ¬¬
Subiré prontico
Subiré prontico
#With Love, Noa.
PD: gracias Val. Thalassa Deméter.
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
I Won't Let You Go
Y al final la burbuja se ha reventado. Aunque, ahora me arrepiento muchísimo de que lo hiciera…
Noto una leve sacudida, seguida de un susurro. Ian me despierta porque es mi turno de vigilancia. Abro los ojos, medio dormida y veo como él se recuesta dispuesto a dormir.
Yo me restriego los ojos con los puños y cojo mis cuchillos, antes de salir de la manta y sentarme en el suelo, con la espalda parcialmente recostada en un tronco.
La luna artificial lo baña todo con una peligrosa luz plateada, nada favorable para nadie, ya que con esa potente luz, no hay nadie que sea capaz de esconderse.
Un escalofrío recorre mi cuerpo con el simple hecho de que en cualquier momento puedo advertir una sombra aproximándose, dispuesta a matarme sin que yo pueda hacer nada, y dispuesta a cargarse a Ian, sin que pueda defenderlo. Como con Adara.
Una lágrima solitaria recorre mi mejilla. Soy débil, lo sé, reconozco que tan solo con pensar con mí mejor amiga. Aquella pequeña y dulce pelirroja…
Se me forma un nudo en la garganta y el corazón se me estruja, como si quisiera parar de latir para que entienda lo que hice al no ayudar a Adara.
Porque si hay algún culpable, esa soy yo. Y aunque quiera darle la culpa a Deo, se que en realidad si no hubiera sido él, cualquiera lo habría hecho. Una chica descuidada, no es difícil de matar. Yo debí protegerla.
El sol comienza a asomar por el horizonte, cuando noto como alguien se sienta a mi lado. Ian se ha levantado. Ninguno dice nada en un buen rato. Solamente los pájaros interrumpen nuestro silencio.
Tengo un mal presentimiento.
Me giro a mirar al chico que esta sentado junto a mí, y observo como mira el suelo con gesto taciturno.
A veces me gustaría saber que pasa por su mente. Siempre tan tranquilo, tan sonriente y tan simpático. En la arena, no es normal. Y en parte no se lo agradezco, porque me aleja de la realidad, como si nos hubiéramos construido una realidad en donde solo nosotros somos felices. Y en algún momento esa burbuja de realidad ficticia que nos creamos, acabará por reventar, las mentiras serán demasiado gordas como para que las paredes no cedan a semejante peso.
-Deberíamos ponernos en marcha. –comenta él, levantando la vista y sonriendo agradablemente
Otra vez.
Me limito a asentir con la cabeza, y me levanto, yo como siempre me voy en busca de la leña, y él se queda pescando a la orilla del lago.
Me adentro recogiendo todo aquello que nos pueda servir. Y regreso, yendo directamente a la fogata que tenemos escondida en la roca.
Limpio los restos de ceniza y dejo la nueva madera en el hueco, para poder preparar el fuego esta noche. Todavía me parece algo increíble haber encontrado tan buen lugar para el fuego.
Lo cual solo aumenta la sensación de que todo es irreal.
Tanta calma no es normal. Me está comenzando a hartar que todo sea tan idílico. No estamos en ningún cuento, esto es real. La muerte, el dolor, el hambre, el frío, la pena, el miedo, el terror… Todo eso, forma parte de los Juegos del Hambre. Entonces, ¿Por qué me siento como si estuviera de vacaciones? ¿Acaso todo no es más que una broma de mal gusto?
Cañonazo. Una muerte más. Una vida menos.
Eso nos devuelve a mí y a Ian algo más a la realidad. El cielo parece teñirse de naranja y rosa, como si la muerte de esa persona le hubiera alimentado, dado color.
-¿Quién…? –sacudo la cabeza. No sé quien puede haber sido. Miro a Ian, yél al notar mi mirada se gira verme. Me sonríe.
-¿Qué vamos a hacer? –pregunto, sin más. No quiero dar más rodeos.
-¿A que viene eso? –pregunta confundido, sin entender de que le hablo.
-Algo tendremos que hacer. Es decir. Esto es la arena. –al decir eso, noto como su mandíbula se tensa y baja la mirada. Yo sigo, impasible. –No podemos quedarnos así sin más. Muy bien, fastidiamos las provisiones a los profesionales, ¿y ahora qué?
-Thalassa… -comienza con un tono rudo, y apretando los puños. Siento como si le estuviera reventando la burbuja, como si se viera obligado a ver realmente en donde estamos.
-Realmente, no esperarás que esto termine así, ¿Verdad? –pregunto, notando el nudo que se forma lentamente en la garganta. No debería ser tan seca, no debería sacar este tema, no debería haber abierto la boca, no debería utilizar un tono tan seco y resentido, pero no puedo evitarlo.
Estoy segura, de que él no ha hecho más que intentar que esto fuera más apacible y pasable para ambos. Pero… No puede mantenernos a los dos en una mentira, no podemos vivir en una burbuja.
Me mira, y veo como sus ojos color miel, se clavan en mi como dos cuchillas, como si odiara que estuviéramos hablando de eso. Como si no soportara enfrentarse a la realidad…
Y antes de que pueda decir algo, se levanta. Cogiendo su lanza y encaminándose bosque adentro. Me quedo allí sentada, sin saber muy bien como reaccionar ni que cara poner. No debería haber dicho nada, pero simplemente las palabras habían surgido una tras otra de entre mis labios, sin que yo pudiera hacer mucho contra la rabia y el dolor con el que se mezclaban cada letra.
Suspiro, sin levantarme. Sabiendo que es inútil intentar seguirle. Regresará, seguro que lo hará. Pero tampoco acabo de entender, que es lo que tanto le dolió de mis palabras. ¿Tanto le importa? No puedo llegar a comprenderlo.
Comienzo a preocuparme. Ya casi no queda ninguna luz en el horizonte y él no regresa, ¿Dónde se habrá metido? Me muerdo el labio, dirigiendo otra mirada al lugar por donde se fue hace ya rato, sin dejar de caminar arriba y abajo. No puedo quedarme quieta, pero no me atrevo a ir a buscarle, por si se le ocurre venir y yo no estoy.
Cuando me vuelvo a sentar, oigo como varias ramitas crujen debajo de un apresurado paso. Salgo corriendo del refugio, pasando los árboles que lo protegen y el corazón me da un vuelco de alivio al ver a Ian corriendo hacia aquí. Gritándome algo.
Un momento.
¿Por qué corre? ¿Qué me grita? Se acerca más y yo corro también para acercarme más, y veo su cara de horror, no deja de gesticular, pero no entiendo que dice…
-¡Corre! ¡Assa, corre! -¿corre? ¿Correr de qué?
Entonces lo veo claro. Detrás de él, unas cinco personas más vienen corriendo en la misma dirección. Incluso a lo lejos les distingo. Colores del uno y del dos. Los profesionales.
-¡MALDITA SEA! ¡Corre, Assa! –grita desesperado Ian, en un intento de que huya. Pero no lo hare. No esta vez.
Al fin, Ian pasa corriendo a mi lado y me coge de la muñeca, tirando de mí a la carrera. Yo comienzo a correr, escuchando las voces de los profesionales, gritándonos que es inútil, que nos atraparán.
Se me encogen las entrañas. Esta mañana tenía un mal presentimiento...
Una lanza pasa rozando nuestras cabezas, y me hace un corte en la oreja, provocando un pequeño gemido de dolor. Ian me mira preocupado por un momento, creyendo que me han dado irrevocablemente. Un momento que es fatídico.
Él tropieza, y a mi me cuesta mantener el equilibrio y me veo forzada a recular, para volver donde él. Pero no puede levantarse, se ha torcido el tobillo.
-¡VETE! ¿¡Es que no atiendes nunca!? ¡QUE TE VAYAS! –empieza a gritar histéricamente, al ver como agarro mis cuchillos y me pongo delante de él, con la clara intención de protegerle.
Los profesionales llegan. Thera sonríe con verdadera felicidad y malicia, lo cual hace que mi vello se erice por completo. Deo también parece complacido, y los otros tres más que nada indiferentes.
-Vaya, vaya… Si son nuestros amigos, los del 4. ¿Qué tal os va, parejita? –pregunta Thera con una sonrisa claramente cínica.
-Oh, ¿Qué le ha pasado? –dice Deo, fingiendo un tono de preocupación y llevándose una mano al corazón, en un gesto teatral. -¿Está bien? ¿Necesita una ambulancia?
Frunzo los labios, tragando saliva y sin contestar a ninguna de sus provocaciones. Escucho todas sus risas, preguntándome si se van a cansar de jugar con nosotros antes de matarnos.
Soy consciente de que poco puedo hacer por Ian contra cinco profesionales, y sin que mi compañero pueda salir corriendo. No sé que voy a hacer, pero no puedo dejar solo a Ian y salir corriendo para salvarme, pero tampoco puedo garantizarle nada a él.
-Thalassa… -escucho su lastimera súplica, en su voz sé que intenta no llorar, sabiendo que esto es el fin y que poco nos queda ya.
-Thalassa –imita Thera, en tono desdeñoso, provocando risas entre ellos. –Escapa, no puedes hacer nada mejor. ¿Verdad? No sabes hacer otra cosa. Déjale morir, como a tu amiguita. ¿Qué da más? Ya lo hiciste una vez, ¿Por qué no dos?
-Cállate… -murmuro en un arrebato de valentía y dolor, sin poder contener el siseo de palabras que salen de mi boca. Me duele… Porque sé que es cierto…
-¿Qué te pasa? ¿No soportas la verdad, pequeña? –pregunta Deo, haciendo voz de sorprendido.
Simplemente no lo soporto, pero retengo las lágrimas que pugnan por salir de mis ojos, intentando hacerles ver que llevan razón, y que en realidad quiero que terminen con esto ya.
-Thalassa, por favor… -Continúa intentándolo él, pero yo no me muevo. No soy capaz de dejarle a él también, de dejarle morir, de darles la razón… De darme cuenta de que no soy más que una niña asustada que intenta parecer fuerte y madura cuando lo único que desea es salir corriendo y buscar la salida de la pesadilla en la que se ve metida.
-Que tierno. –comenta Clove, en un tono neutro, cansada de esta farsa. -¿Podemos terminar con esto? Me cansan estos dos melosos. –bufa ella.
-Pero si no tenemos nada mejor que hacer, Clove. –responde Deo. –Además, es más divertido hacerles sufrir antes de matarlos, ¿no crees? Si no, le falta… Emoción. Ese punto. –chasquea los dedos, y yo me estremezco de puro miedo.
-Tiene razón, además, esta zorrita merece un final como se merece. Y su querido también. –rebate Thera, la cual, definitivamente, la tiene tomada conmigo.
Empuño con más fuerza los cuchillos y veo como Clove se encoge de hombros, resignándose a lo que quieren, los que parecen los jefes de la manada.
-Yo no estoy de acuerdo. –todos nos giramos a mirar a Marvel, el cual está arrebatado contra un árbol cercano, junto a Cato. Ambos aparentemente ajenos a la conversación, aunque veo que ambos llevan sus armas bien empuñadas y están listos para atacar en cualquier momento. Lo cual, no es nada bueno ni para mi ni para Ian, el cual, con la distracción de los profesionales, comienza a arrastrarse alejándose poco a poco. –Yo terminiaría cuanto antes. Sí tenemos cosas más interesantes que hacer que perder el tiempo con dos don nadie del 4.
-¿Ven? ¿Y tú que dices, Cato? –le apoya Clove, triunfal. La decisión es del rubio, evidentemente, se mueven por mayoría.
-Que sufran. –sisea con odio, mirándonos a ambos con asco. Y entonces, es como si algo se me clavara en los pulmones, robándome el aire. Nunca creí que le escucharía decir algo semejante a él, precisamente, al niño que conocí hace ya tanto, y con el que manteníamos una pequeña relación mediante cartas. El niño que me regalo la pulsera con su nombre. No él.
Thera sonríe con absoluta felicidad, y se gira lentamente, como los demás.
-¡Eh, tú! –grita a Ian, el cual lleva ya cuatro metros avanzados. Al ver que intenta acercarse, le tiro con muchísima puntería, una de las lanzas de Ian, que han quedado tiradas junto a mi. La lanza se clava en el costado derecho de ella, provocando un grito de furia y de dolor, antes de mirarme con los ojos rojos y ahogados.
Entonces, se desata la batalla. Pero en una absoluta injusticia, una contra cinco, es totalmente injusto.
Oigo como mi compañero se arrastra por encima de las hojas a la vez que una lanza de Deo, se me hace casi imposible de esquivar, y me rasga el pantalón, con suerte de no darme directamente.
-¡Basta! Parad. –dice Thera, sacándose la lanza del costado, y apretando la profunda herida con su chaqueta. –Yo me ocupo de ella. –murmura cogiendo sus hachas y avanzando hasta quedar enfrente de mi.
Realmente da muchísimo miedo, a pesar de la herida, parece que esta decidida a matarme entre los más terribles sufrimientos, y queriendo demostrar que jamás podré hacer nada en contra suya.
-Bien… Thalassa… -sisea, por primera vez mi nombre mirándome con los ojos inyectados de la rabia. –Esto es tu fin, ¿algo que decir?
-Sí. Que ves demasiado películas. –dijo con el mismo odio que ella. Ella me fulmina con la mirada y sin más, me tira una de sus hachas, que viajan a toda velocidad, y me da en todo el antebrazo.
Oigo claramente un “crack”, y creo que me ha roto el hueso. El dolor inmediatamente es insoportable.
Encima es mi mano buena, la derecha.
Estoy muerta.
Las lágrimas de dolor se amontonan en mis ojos, pero no dejo ni que mi oponente recupere el aliento, le tiro las dos últimas lanzas, a la vez y solo una logra darle en el hombro. Al menos es el derecho, pero aquello, no la detendrá para absolutamente nada.
-Eres una maldita zorra… -murmura sonriendo encantada, al ver que ya no puedo hacer prácticamente nada ni por mi ni por Ian.
Entonces, como de la nada, Deo tira una lanza, pero claramente no en mi dirección, a la vez que una la da directamente en el estomago a Thera. La cual cae, retorciéndose del dolor. Pero mala hierba nunca muere.
Me giro y veo a Ian, haciéndome señas como un loco. Empiezo a correr hacia él desesperada, sabiendo que ahora soy un blanco más que fácil para los profesionales.
Ian me grita horrorizado que me aparte, me giro justo a tiempo para ver como Clove lanza un cuchillo en mi dirección y que sin querer en un movimiento torpe, Cato la desvia. El cuchillo se clava a pocos metros de ellos en el suelo.
Me vuelvo a girar esta vez sin perder tiempo, y justo cuando llego donde Ian, este deja de sonreír y hace una mueca de dolor, sujetándose el costado. Lo miro horrorizada, y veo una hacha clavada en el suelo, toda ensagrentada.
Thera está apoyada sobre Deo, lívida después del esfuerzo. Clove grita que no hay tiempo para nosotros, al ver como Deo intenta venir a matarnos y Cato la apoya, diciendo que Thera está demasiado débil y que deben ir corriendo al campamento, para poder salvarla.
Deo carga a la morena en su espalda y los demás le siguen, medio corriendo alejándose de nosotros.
Suspir aliviada, al menos por un momento, antes de girarme y ver a Ian en el suelo, blanco como el papel y respirando a bocanadas.
Me agacho con los ojos lloros y le pido que haga un esfuerzo. Lo levanto mientras se sujeta a mi cuello, comienzo a arrastrarlo hasta el campamento. Pero es evidente que no lo lograré.
-Quédate aquí, ahora vuelvo… -le dijo apresurada, dejándole recostado en un árbol, con la clara intención de ir a por el botiquín.
-¡No! Assa, no me dejes solo, por favor… -murmura débilmente, sollozando intentando retener las lágrimas.
Dos gotas saladas salen de mis ojos, sabiendo que se muere, como sabía que Adara moría…
-No… Por favor… Tengo que salvarte, Ian… Vas a estar bien… -murmuro sin poder detener las lágrimas que ya salen sin permiso, como las de Ian. Él también lo sabe, odio esto. Puedo salvarle, si llego al botiquín, pero puede que sea demasiado tiempo…
-Assa… No quiero morir solo… -solloza él mirándome suplicante.
-Por favor Ian… El botiquín… -murmuro pero él niega, dándose por vencido. Yo solo me llevo una mano a la boca y me dejo caer de rodillas junto a él.
Me saco la chaqueta, para fabricarle una venda improvisada, sabiendo que aún así no sirve de nada… Él me la niega y me obliga a ponérmela, ya que según él, no hace falta que muera de hipotermia…
La noche ha caído ya sobre nosotros...
Me siento junto a él, y el chico me rodea con los brazos, apoyando su cabeza en mi pecho, dejando de derramar lágrimas. Yo le aprieto con suavidad, intentando no hacerle daño pero transmitirle mi calor, deseando que llegue hasta mañana y pueda ir a por el maldito botiquín –que no consiste en más que unas vendas, alcohol, gasas y poco más- y así, salvarle.
Pero soy consciente de que no pasara de esta noche…
-Lo siento, Assa. –susurra él. Yo solo me pongo a llorar silenciosamente. –No debí mantenernos en una mentira, de nada nos ha servido…
-No… No digas eso… -sollozo, intentando dejar de llorar. Una lágrima tibia sale de sus ojos y rueda por mi piel.
-Se lo debía… Eres su hermanita… -siguió él, sin hacerme caso. –Se lo debía a Zale… No me arrepiento de casi nada… -continua, empezando a temblar. Pero yo no puedo hacer nada en contra de su frío, ha perdido demasiada sangre… Y sigue perdiendo…
-Ian… No hace falta que… -él me corta, como si no me escuchara.
-Solo hazme un favor… -quita uno de sus brazos y mete la mano en su chaqueta, en uno de sus bolsillos interiores. Me abre la mano y deja un frío objeto sobre la palma de esta. –Es un anillo… Dáselo a Cascadia… ¿Sabes? Ella iba a ser mi esposa…
Me llevo una mano a la boca y comienzo a llorar, desesperadamente. Él solo suelta una última lágrimas más, antes de decir.
-Y dile que le quiero… -murmura antes de cerrar los ojos y comenzar a respirar más pausadamente.
Nos quedamos así, por minutos, horas, segundos, no lo sé… Lo único que sé, es que cuando los primeros rayos del sol empiezan a asomar, dejo de sentir su respiración y el cañonazo que anuncia la muerte de Ian suena.
Y al final la burbuja se ha reventado. Aunque, ahora me arrepiento muchísimo de que lo hiciera…
Yo me restriego los ojos con los puños y cojo mis cuchillos, antes de salir de la manta y sentarme en el suelo, con la espalda parcialmente recostada en un tronco.
La luna artificial lo baña todo con una peligrosa luz plateada, nada favorable para nadie, ya que con esa potente luz, no hay nadie que sea capaz de esconderse.
Un escalofrío recorre mi cuerpo con el simple hecho de que en cualquier momento puedo advertir una sombra aproximándose, dispuesta a matarme sin que yo pueda hacer nada, y dispuesta a cargarse a Ian, sin que pueda defenderlo. Como con Adara.
Una lágrima solitaria recorre mi mejilla. Soy débil, lo sé, reconozco que tan solo con pensar con mí mejor amiga. Aquella pequeña y dulce pelirroja…
Se me forma un nudo en la garganta y el corazón se me estruja, como si quisiera parar de latir para que entienda lo que hice al no ayudar a Adara.
Porque si hay algún culpable, esa soy yo. Y aunque quiera darle la culpa a Deo, se que en realidad si no hubiera sido él, cualquiera lo habría hecho. Una chica descuidada, no es difícil de matar. Yo debí protegerla.
…
El sol comienza a asomar por el horizonte, cuando noto como alguien se sienta a mi lado. Ian se ha levantado. Ninguno dice nada en un buen rato. Solamente los pájaros interrumpen nuestro silencio.
Tengo un mal presentimiento.
Me giro a mirar al chico que esta sentado junto a mí, y observo como mira el suelo con gesto taciturno.
A veces me gustaría saber que pasa por su mente. Siempre tan tranquilo, tan sonriente y tan simpático. En la arena, no es normal. Y en parte no se lo agradezco, porque me aleja de la realidad, como si nos hubiéramos construido una realidad en donde solo nosotros somos felices. Y en algún momento esa burbuja de realidad ficticia que nos creamos, acabará por reventar, las mentiras serán demasiado gordas como para que las paredes no cedan a semejante peso.
-Deberíamos ponernos en marcha. –comenta él, levantando la vista y sonriendo agradablemente
Otra vez.
Me limito a asentir con la cabeza, y me levanto, yo como siempre me voy en busca de la leña, y él se queda pescando a la orilla del lago.
Me adentro recogiendo todo aquello que nos pueda servir. Y regreso, yendo directamente a la fogata que tenemos escondida en la roca.
Limpio los restos de ceniza y dejo la nueva madera en el hueco, para poder preparar el fuego esta noche. Todavía me parece algo increíble haber encontrado tan buen lugar para el fuego.
Lo cual solo aumenta la sensación de que todo es irreal.
…
Tanta calma no es normal. Me está comenzando a hartar que todo sea tan idílico. No estamos en ningún cuento, esto es real. La muerte, el dolor, el hambre, el frío, la pena, el miedo, el terror… Todo eso, forma parte de los Juegos del Hambre. Entonces, ¿Por qué me siento como si estuviera de vacaciones? ¿Acaso todo no es más que una broma de mal gusto?
Cañonazo. Una muerte más. Una vida menos.
Eso nos devuelve a mí y a Ian algo más a la realidad. El cielo parece teñirse de naranja y rosa, como si la muerte de esa persona le hubiera alimentado, dado color.
-¿Quién…? –sacudo la cabeza. No sé quien puede haber sido. Miro a Ian, yél al notar mi mirada se gira verme. Me sonríe.
-¿Qué vamos a hacer? –pregunto, sin más. No quiero dar más rodeos.
-¿A que viene eso? –pregunta confundido, sin entender de que le hablo.
-Algo tendremos que hacer. Es decir. Esto es la arena. –al decir eso, noto como su mandíbula se tensa y baja la mirada. Yo sigo, impasible. –No podemos quedarnos así sin más. Muy bien, fastidiamos las provisiones a los profesionales, ¿y ahora qué?
-Thalassa… -comienza con un tono rudo, y apretando los puños. Siento como si le estuviera reventando la burbuja, como si se viera obligado a ver realmente en donde estamos.
-Realmente, no esperarás que esto termine así, ¿Verdad? –pregunto, notando el nudo que se forma lentamente en la garganta. No debería ser tan seca, no debería sacar este tema, no debería haber abierto la boca, no debería utilizar un tono tan seco y resentido, pero no puedo evitarlo.
Estoy segura, de que él no ha hecho más que intentar que esto fuera más apacible y pasable para ambos. Pero… No puede mantenernos a los dos en una mentira, no podemos vivir en una burbuja.
Me mira, y veo como sus ojos color miel, se clavan en mi como dos cuchillas, como si odiara que estuviéramos hablando de eso. Como si no soportara enfrentarse a la realidad…
Y antes de que pueda decir algo, se levanta. Cogiendo su lanza y encaminándose bosque adentro. Me quedo allí sentada, sin saber muy bien como reaccionar ni que cara poner. No debería haber dicho nada, pero simplemente las palabras habían surgido una tras otra de entre mis labios, sin que yo pudiera hacer mucho contra la rabia y el dolor con el que se mezclaban cada letra.
Suspiro, sin levantarme. Sabiendo que es inútil intentar seguirle. Regresará, seguro que lo hará. Pero tampoco acabo de entender, que es lo que tanto le dolió de mis palabras. ¿Tanto le importa? No puedo llegar a comprenderlo.
…
Comienzo a preocuparme. Ya casi no queda ninguna luz en el horizonte y él no regresa, ¿Dónde se habrá metido? Me muerdo el labio, dirigiendo otra mirada al lugar por donde se fue hace ya rato, sin dejar de caminar arriba y abajo. No puedo quedarme quieta, pero no me atrevo a ir a buscarle, por si se le ocurre venir y yo no estoy.
Cuando me vuelvo a sentar, oigo como varias ramitas crujen debajo de un apresurado paso. Salgo corriendo del refugio, pasando los árboles que lo protegen y el corazón me da un vuelco de alivio al ver a Ian corriendo hacia aquí. Gritándome algo.
Un momento.
¿Por qué corre? ¿Qué me grita? Se acerca más y yo corro también para acercarme más, y veo su cara de horror, no deja de gesticular, pero no entiendo que dice…
-¡Corre! ¡Assa, corre! -¿corre? ¿Correr de qué?
Entonces lo veo claro. Detrás de él, unas cinco personas más vienen corriendo en la misma dirección. Incluso a lo lejos les distingo. Colores del uno y del dos. Los profesionales.
-¡MALDITA SEA! ¡Corre, Assa! –grita desesperado Ian, en un intento de que huya. Pero no lo hare. No esta vez.
Al fin, Ian pasa corriendo a mi lado y me coge de la muñeca, tirando de mí a la carrera. Yo comienzo a correr, escuchando las voces de los profesionales, gritándonos que es inútil, que nos atraparán.
Se me encogen las entrañas. Esta mañana tenía un mal presentimiento...
Una lanza pasa rozando nuestras cabezas, y me hace un corte en la oreja, provocando un pequeño gemido de dolor. Ian me mira preocupado por un momento, creyendo que me han dado irrevocablemente. Un momento que es fatídico.
Él tropieza, y a mi me cuesta mantener el equilibrio y me veo forzada a recular, para volver donde él. Pero no puede levantarse, se ha torcido el tobillo.
-¡VETE! ¿¡Es que no atiendes nunca!? ¡QUE TE VAYAS! –empieza a gritar histéricamente, al ver como agarro mis cuchillos y me pongo delante de él, con la clara intención de protegerle.
Los profesionales llegan. Thera sonríe con verdadera felicidad y malicia, lo cual hace que mi vello se erice por completo. Deo también parece complacido, y los otros tres más que nada indiferentes.
-Vaya, vaya… Si son nuestros amigos, los del 4. ¿Qué tal os va, parejita? –pregunta Thera con una sonrisa claramente cínica.
-Oh, ¿Qué le ha pasado? –dice Deo, fingiendo un tono de preocupación y llevándose una mano al corazón, en un gesto teatral. -¿Está bien? ¿Necesita una ambulancia?
Frunzo los labios, tragando saliva y sin contestar a ninguna de sus provocaciones. Escucho todas sus risas, preguntándome si se van a cansar de jugar con nosotros antes de matarnos.
Soy consciente de que poco puedo hacer por Ian contra cinco profesionales, y sin que mi compañero pueda salir corriendo. No sé que voy a hacer, pero no puedo dejar solo a Ian y salir corriendo para salvarme, pero tampoco puedo garantizarle nada a él.
-Thalassa… -escucho su lastimera súplica, en su voz sé que intenta no llorar, sabiendo que esto es el fin y que poco nos queda ya.
-Thalassa –imita Thera, en tono desdeñoso, provocando risas entre ellos. –Escapa, no puedes hacer nada mejor. ¿Verdad? No sabes hacer otra cosa. Déjale morir, como a tu amiguita. ¿Qué da más? Ya lo hiciste una vez, ¿Por qué no dos?
-Cállate… -murmuro en un arrebato de valentía y dolor, sin poder contener el siseo de palabras que salen de mi boca. Me duele… Porque sé que es cierto…
-¿Qué te pasa? ¿No soportas la verdad, pequeña? –pregunta Deo, haciendo voz de sorprendido.
Simplemente no lo soporto, pero retengo las lágrimas que pugnan por salir de mis ojos, intentando hacerles ver que llevan razón, y que en realidad quiero que terminen con esto ya.
-Thalassa, por favor… -Continúa intentándolo él, pero yo no me muevo. No soy capaz de dejarle a él también, de dejarle morir, de darles la razón… De darme cuenta de que no soy más que una niña asustada que intenta parecer fuerte y madura cuando lo único que desea es salir corriendo y buscar la salida de la pesadilla en la que se ve metida.
-Que tierno. –comenta Clove, en un tono neutro, cansada de esta farsa. -¿Podemos terminar con esto? Me cansan estos dos melosos. –bufa ella.
-Pero si no tenemos nada mejor que hacer, Clove. –responde Deo. –Además, es más divertido hacerles sufrir antes de matarlos, ¿no crees? Si no, le falta… Emoción. Ese punto. –chasquea los dedos, y yo me estremezco de puro miedo.
-Tiene razón, además, esta zorrita merece un final como se merece. Y su querido también. –rebate Thera, la cual, definitivamente, la tiene tomada conmigo.
Empuño con más fuerza los cuchillos y veo como Clove se encoge de hombros, resignándose a lo que quieren, los que parecen los jefes de la manada.
-Yo no estoy de acuerdo. –todos nos giramos a mirar a Marvel, el cual está arrebatado contra un árbol cercano, junto a Cato. Ambos aparentemente ajenos a la conversación, aunque veo que ambos llevan sus armas bien empuñadas y están listos para atacar en cualquier momento. Lo cual, no es nada bueno ni para mi ni para Ian, el cual, con la distracción de los profesionales, comienza a arrastrarse alejándose poco a poco. –Yo terminiaría cuanto antes. Sí tenemos cosas más interesantes que hacer que perder el tiempo con dos don nadie del 4.
-¿Ven? ¿Y tú que dices, Cato? –le apoya Clove, triunfal. La decisión es del rubio, evidentemente, se mueven por mayoría.
-Que sufran. –sisea con odio, mirándonos a ambos con asco. Y entonces, es como si algo se me clavara en los pulmones, robándome el aire. Nunca creí que le escucharía decir algo semejante a él, precisamente, al niño que conocí hace ya tanto, y con el que manteníamos una pequeña relación mediante cartas. El niño que me regalo la pulsera con su nombre. No él.
Thera sonríe con absoluta felicidad, y se gira lentamente, como los demás.
-¡Eh, tú! –grita a Ian, el cual lleva ya cuatro metros avanzados. Al ver que intenta acercarse, le tiro con muchísima puntería, una de las lanzas de Ian, que han quedado tiradas junto a mi. La lanza se clava en el costado derecho de ella, provocando un grito de furia y de dolor, antes de mirarme con los ojos rojos y ahogados.
Entonces, se desata la batalla. Pero en una absoluta injusticia, una contra cinco, es totalmente injusto.
Oigo como mi compañero se arrastra por encima de las hojas a la vez que una lanza de Deo, se me hace casi imposible de esquivar, y me rasga el pantalón, con suerte de no darme directamente.
-¡Basta! Parad. –dice Thera, sacándose la lanza del costado, y apretando la profunda herida con su chaqueta. –Yo me ocupo de ella. –murmura cogiendo sus hachas y avanzando hasta quedar enfrente de mi.
Realmente da muchísimo miedo, a pesar de la herida, parece que esta decidida a matarme entre los más terribles sufrimientos, y queriendo demostrar que jamás podré hacer nada en contra suya.
-Bien… Thalassa… -sisea, por primera vez mi nombre mirándome con los ojos inyectados de la rabia. –Esto es tu fin, ¿algo que decir?
-Sí. Que ves demasiado películas. –dijo con el mismo odio que ella. Ella me fulmina con la mirada y sin más, me tira una de sus hachas, que viajan a toda velocidad, y me da en todo el antebrazo.
Oigo claramente un “crack”, y creo que me ha roto el hueso. El dolor inmediatamente es insoportable.
Encima es mi mano buena, la derecha.
Estoy muerta.
Las lágrimas de dolor se amontonan en mis ojos, pero no dejo ni que mi oponente recupere el aliento, le tiro las dos últimas lanzas, a la vez y solo una logra darle en el hombro. Al menos es el derecho, pero aquello, no la detendrá para absolutamente nada.
-Eres una maldita zorra… -murmura sonriendo encantada, al ver que ya no puedo hacer prácticamente nada ni por mi ni por Ian.
Entonces, como de la nada, Deo tira una lanza, pero claramente no en mi dirección, a la vez que una la da directamente en el estomago a Thera. La cual cae, retorciéndose del dolor. Pero mala hierba nunca muere.
Me giro y veo a Ian, haciéndome señas como un loco. Empiezo a correr hacia él desesperada, sabiendo que ahora soy un blanco más que fácil para los profesionales.
Ian me grita horrorizado que me aparte, me giro justo a tiempo para ver como Clove lanza un cuchillo en mi dirección y que sin querer en un movimiento torpe, Cato la desvia. El cuchillo se clava a pocos metros de ellos en el suelo.
Me vuelvo a girar esta vez sin perder tiempo, y justo cuando llego donde Ian, este deja de sonreír y hace una mueca de dolor, sujetándose el costado. Lo miro horrorizada, y veo una hacha clavada en el suelo, toda ensagrentada.
Thera está apoyada sobre Deo, lívida después del esfuerzo. Clove grita que no hay tiempo para nosotros, al ver como Deo intenta venir a matarnos y Cato la apoya, diciendo que Thera está demasiado débil y que deben ir corriendo al campamento, para poder salvarla.
Deo carga a la morena en su espalda y los demás le siguen, medio corriendo alejándose de nosotros.
Suspir aliviada, al menos por un momento, antes de girarme y ver a Ian en el suelo, blanco como el papel y respirando a bocanadas.
Me agacho con los ojos lloros y le pido que haga un esfuerzo. Lo levanto mientras se sujeta a mi cuello, comienzo a arrastrarlo hasta el campamento. Pero es evidente que no lo lograré.
-Quédate aquí, ahora vuelvo… -le dijo apresurada, dejándole recostado en un árbol, con la clara intención de ir a por el botiquín.
-¡No! Assa, no me dejes solo, por favor… -murmura débilmente, sollozando intentando retener las lágrimas.
Dos gotas saladas salen de mis ojos, sabiendo que se muere, como sabía que Adara moría…
-No… Por favor… Tengo que salvarte, Ian… Vas a estar bien… -murmuro sin poder detener las lágrimas que ya salen sin permiso, como las de Ian. Él también lo sabe, odio esto. Puedo salvarle, si llego al botiquín, pero puede que sea demasiado tiempo…
-Assa… No quiero morir solo… -solloza él mirándome suplicante.
-Por favor Ian… El botiquín… -murmuro pero él niega, dándose por vencido. Yo solo me llevo una mano a la boca y me dejo caer de rodillas junto a él.
Me saco la chaqueta, para fabricarle una venda improvisada, sabiendo que aún así no sirve de nada… Él me la niega y me obliga a ponérmela, ya que según él, no hace falta que muera de hipotermia…
La noche ha caído ya sobre nosotros...
Me siento junto a él, y el chico me rodea con los brazos, apoyando su cabeza en mi pecho, dejando de derramar lágrimas. Yo le aprieto con suavidad, intentando no hacerle daño pero transmitirle mi calor, deseando que llegue hasta mañana y pueda ir a por el maldito botiquín –que no consiste en más que unas vendas, alcohol, gasas y poco más- y así, salvarle.
Pero soy consciente de que no pasara de esta noche…
-Lo siento, Assa. –susurra él. Yo solo me pongo a llorar silenciosamente. –No debí mantenernos en una mentira, de nada nos ha servido…
-No… No digas eso… -sollozo, intentando dejar de llorar. Una lágrima tibia sale de sus ojos y rueda por mi piel.
-Se lo debía… Eres su hermanita… -siguió él, sin hacerme caso. –Se lo debía a Zale… No me arrepiento de casi nada… -continua, empezando a temblar. Pero yo no puedo hacer nada en contra de su frío, ha perdido demasiada sangre… Y sigue perdiendo…
-Ian… No hace falta que… -él me corta, como si no me escuchara.
-Solo hazme un favor… -quita uno de sus brazos y mete la mano en su chaqueta, en uno de sus bolsillos interiores. Me abre la mano y deja un frío objeto sobre la palma de esta. –Es un anillo… Dáselo a Cascadia… ¿Sabes? Ella iba a ser mi esposa…
Me llevo una mano a la boca y comienzo a llorar, desesperadamente. Él solo suelta una última lágrimas más, antes de decir.
-Y dile que le quiero… -murmura antes de cerrar los ojos y comenzar a respirar más pausadamente.
Nos quedamos así, por minutos, horas, segundos, no lo sé… Lo único que sé, es que cuando los primeros rayos del sol empiezan a asomar, dejo de sentir su respiración y el cañonazo que anuncia la muerte de Ian suena.
Y al final la burbuja se ha reventado. Aunque, ahora me arrepiento muchísimo de que lo hiciera…
Thalassa Deméter.
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! IAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN D': Ian ha muerto, Assa no no no no, me niego a aceptarlo aunque tenga que hacerlo :'CCCC Ian, asu, me siento fatal al saber que Ian se ha ido, malditos profecionales, maldito Cato, MALDITO CAPITOLIO, Cielos :'( Adara, Ian, Letha. Perderlos ha sido horrible, simplemente horrible, de verdad lloré al leer a Ian, lo amaba tanto era tan especial, de verdad sentí el peso encima al saber que se ha ido.
Vanellope
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
Malaaa que me has hecho llorar! Pobre Ian dios no merecía morir la cachetada que le voy a dar cato cuando vuelva no va a ser normal diosito porfavor llévate. A Thera , haznos ese regalo amén
Ame el CAP demasiado preciosaaa! Escribes bellooooooo
Ahora Si me permites he de Seguir llorando
#yourseverandfartherVAL
Ame el CAP demasiado preciosaaa! Escribes bellooooooo
Ahora Si me permites he de Seguir llorando
#yourseverandfartherVAL
Hakuna Matata Bitch
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
Noe hija Mia , Cada día enorgulleces más a tu madre , Ame a nyx las últimas líneas del Cap *intense fangirl momento*
Chicas de verdad se los digo prue no es competencia para sus personajes y sus historias amo como escriben ambas son únicas!
Las quiere
Su vieja de 20
Chicas de verdad se los digo prue no es competencia para sus personajes y sus historias amo como escriben ambas son únicas!
Las quiere
Su vieja de 20
Hakuna Matata Bitch
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
Ay, Val obviamente escribes fenomenal ¿Quién no ama a Prudence? Sino fuera por ti absolutamente nadie se daria cuenta de que es lo que siente una vencedora, lo que se siente ver perder a sus tributos, lo que se siente quedarse callada ante el capitolio, Prudence Messer es la mejor mentora y una hermosa mujer fuerte, eso es Prudence Messer y la amamos <3
Vanellope
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
Ahora porque no tengo mucho tiempo (debo irme corriendo a Tennis) porque sino te haría una extensísima lista sobre cosas por las cuales Prudence Messer, es totalmente especial, genial y única, pero Val, sin Prue, nada sería lo mismo, no lo olvides. Realmente siento que tanto como Prudence como Electra, son unos maravillosos personajes y yo haré lo que pueda para que Assa llegue a ser como vosotras, dos mujeres a admirar.
#With Love, Noa.
Thalassa Deméter.
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
hay por dios que intensos capitulos me large a llorar con la muerte de IAN y me mori de la intriga con NICK y su encuentro de la infancia con ELECTRA siganle please!!!!!!
Leyre
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
ESPERANDO SU NUEVO CAP CON MUCHAS ANCIAS PASENCE POR MI NOVE CUANDO PUEDAN:
https://onlywn.activoforo.com/t23483-los-juegos-del-hambre-me-dieron-a-cato#1359596
https://onlywn.activoforo.com/t23483-los-juegos-del-hambre-me-dieron-a-cato#1359596
Leyre
Re: Safe & Sound (Novela colectiva de los Juegos del Hambre)
Como estan lindas? Subire hooyyyy
Hakuna Matata Bitch
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