Broken Wings ||NC

El desfile había terminado.
El caos había acabado.
--No vuelvo a hacer esta mierda—todas las miradas fueron dirigidas a la chica morocha de lindos ojos verdes.
--Por Dios, me gustaría verte cumplirlo. Hablas y hablas, y nunca cumples nada—una linda castaña vestida con un diminuto conjunto de lencería con estampado de corazones la fulminó con la mirada.
--Deberían madurar—otra de las chicas intervino.
Las peleas eran constantes. Al estar en una industria como el modelaje, había envidias y rencores. Las peleas eran como el pan de cada día. Siempre había algún detalle que traía consigo una gran discusión entre las modelos. En las más jóvenes la mayor parte del tiempo.
--¿Creen que me veo gorda en este traje?—la pelinegra vestida de diabla preguntó con preocupación.
--Pareces ballena—le contestaron de inmediato. Trayendo consigo alaridos y peleas entre las nueve chicas dentro de la sala.
--¡Podrían por favor simplemente parar!—una de las modelos veteranas entró a la habitación—No hacen más que pelear. Es por esto que no deberían de contratar a pubertas como ustedes—y como entró se fue.
--Lo dice porque es vieja y pronto tendrá que irse de aquí. Ya no sirve para este negocio y nos tiene envidia—la castaña con acento italiano gruñó.
--Mañana a primera hora iré a correr, ¿Alguna interesada?—las demás chicas se quedaron en silencio.—Puedo ir sola
--Tienes un serio problema amiga—y más gritos…
Al otro lado de la sala. Se podían escuchar alaridos. Los chicos supusieron que las chicas celebraban después de tanto tiempo trabajando para esta noche.
--Fue una excelente noche—el morocho comentó mientras se dejaba caer en un cómodo sillón.
--He tenido una maldita erección toda la maldita noche—el ruloso de ojos verdes soltó haciendo reír a sus compañeros
--Lo volvería a hacer—el chico con el cabello de colores simuló un solo de guitarra
Todos estaban de acuerdo. Este gran evento les había abiertos muchas puertas no solo en el mundo musical, sino que también en el mundo de la moda.
--Lo haremos compañeros,  recuerden que tenemos un contrato para acompañar a estas bellezas en sus próximos desfiles—el rubio, ojo azul sonrió explícitamente.
--Rodeados de bellezas durante seis malditos meses—los chicos levantaron sus botellas de agua e hicieron un brindis por la gran oportunidad dada.
Tendrían que compartir los próximos  seis meses con chicas. Obviamente bellas. Pero lo que ellos no se imaginaban, es que estaban rotas. Cada una a su manera. Cada una manejándolo de manera diferente. Cada una auto-lastimándose.
Nueve chicas con autoestima por los suelos, a pesar de su belleza. A pesar de su éxito.  
Nueve chicos que lo único que quieren  hacer es salvar a las chicas de ellas mismas.
¿Podrán hacerlo, o se romperán con ellas?

“Necesito más dinero”
Lo único que pido es que me deje en paz.
¿Qué es mucho pedir? He estado manteniéndola durante más de tres años. No es justo para mí. No es justo. Ella es la madre, es la que debería tratar de sacar adelante a sus hijos, pero no.  Maya es la que tiene que hacer todo.
Dejamos Alemania cuando tenía quince años. Ahora, cinco años más tarde estoy triunfando como una de las modelos más reconocidas en el mundo de la moda. No es algo que yo haya querido desde que era pequeña. Pero es lo único que sé hacer.
Al tener un padre desinteresado, el cual se fue cuando yo apenas tenía tres años. Dejando  una madre sola con dos pequeños hijos. Fue algo difícil para mi madre. Tener que sacarnos adelante a mí y a mi hermano no fue nada sencillo.
Tan difícil que se fue a la perdición. El alcohol era más importante que sus hijos. Salir de fiesta y emborracharse era algo de todos los días. Traer a un hombre distinto cada noche era el pan de cada día.
Cuando Thomas cumplió los diecisiete años decidió que  lo mejor era irnos lejos de nuestra madre. Aunque no creo que merezca ser llamada madre, ya que nos explotaba. Tom y yo hemos trabajado desde los doce años, ya que ella se olvidó completamente de nosotros
Dejar Alemania, fue más difícil de lo que pensaba.
Dejar a mi madre fue más fácil de lo que pensaba.
Ella no se dio cuenta de que desaparecimos hasta una semana después. Cuando Tom y yo estábamos en Francia. Conseguir el dinero para poder salir del país, fue muy difícil. Tuvimos que pedir a muchas personas. Trayendo consigo muchos problemas mientras trabajábamos para poder saldar las deudas.
Vivíamos en una pocilga. No teníamos que comer. Siempre vestíamos las mismas ropas. Pero a pesar de todo tenia a Thomas. Él es el único que realmente me ha demostrado que se preocupa por mí. Que me quiere  y que daría la vida por mí si fuera necesario.
Encontrar trabajo no fue nada sencillo. Las personas no me contrataban por ser tan joven. Así que lo que hacía era limpiar casas y atender en algunos restaurantes.
Trabajaba de mesera en un pequeño restaurante cuando me descubrieron. Dijeron que si me interesaba ser modelo. Yo dije no. Ellos dijeron que era sencillo. Yo dije no. Ellos dijeron que tendría muy buena paga. Y aquí estamos.
No me malinterpreten. Me encanta mi trabajo. Me pagan simplemente por caminar en una pasarela con ropa fina y por posar delante de una cámara. Nunca pensé que ganaría tanto, trabajando tan poco.
Ahora que el dinero no es un problema para nosotros, mi madre exige dinero con tal de no venir a vivir con nosotros. Y nosotros le enviamos ya que no la queremos aquí. Quizás somos tontos pero no queremos correr riesgos.  Anna Müller solo trae problemas.
Así que ahora estoy en el camerino. El desfilo de Victoria´s Secret 2014 ha terminado.
Estoy exhausta.
Habrá una fiesta para las modelos y para los artistas que se han presentado en el desfile. Estarán estas dos grandes bandas que traen muertas a todas las jovencitas del mundo. Honestamente no quiero ni verlos. No me agradan. Son muchachos que creen merecer lo mejor simplemente por ser tan famosos.
Y lo peor de todo es que tendré que convivir con ellos durante seis malditos meses. Sólo espero que pasen rápido.
--Maya, necesitamos irnos ahora—Leah, una de las ocho modelos que siempre me acompañaban cantó mi nombre. La mire desde debajo de mis pestañas y le gruñí. Si algo me molestaba era que me apresuraran.
--Ya voy—bufé mientras me colocaba un poco de máscara para pestañas
--Te damos cinco. Si no estás lista nos vamos sin ti—se dio la media vuelta y gire los ojos. Que se vayan sin mí si quieren. No son necesarias.
Mi relación con las chicas no es la mejor. Soy la más alejada a ellas. Y eso no quiere decir que entre ellas sea todo flores y corazones. No. Nos odiamos y nos tiramos tierra en cualquier oportunidad. Pero prácticamente vivimos juntas así que tratamos de tener una relación más firme. Para evitar problemas
Salí de la pequeña habitación diez minutos después de la visita de Leah, así que no me sorprendió ver todo completamente vacío. Sin señales de las chicas. Nada. Sólo yo y mi soledad. Que novedad.
Me dirigí hacia mi coche para poder partir hacia donde la fiesta se celebraría. Amo las fiestas. Son lo único en la vida que tiene sentido. Emborracharse. Divertirse. Follar con cualquiera sin esperar nada más que sólo un poco de placer. Sí. ¿Han escuchado sobre los patrones de comportamiento?
Odio a mi madre por ser como es. Porque al final de cuentas soy exactamente como ellas. Tom dice que eso no es verdad, pero es cierto. Soy idéntica a mi madre, quizás no en lo físico. Pero si en mis comportamientos y hábitos. Sólo que yo hago algo que ella no hacía. Trabajar.
Cuando por fin estoy fuera del gran edificio inhalo profundamente y me dispongo a salir de mi coche. Tomo mi bolso y verifico que todo esté dentro. ¿Celular? Listo. ¿Maquillaje? Correcto. ¿Dinero? Obviamente. ¿Polvito blanco? Dos bolsitas.
Salgo del coche y camino hacia la entrada. No necesito identificación. Los hombres de la puerta saben quién soy. Todo mundo sabe quién mierda soy. Maya Müller, Alemana de veinte años que es parte del ejército de ángeles. Esa. Soy yo.
Me dirijo rápidamente hacia el piso número seis. Cuando por fin llego, busco a las demás chicas pero no las logro localizar. Cansada e irritada, voy directo hacia la barra, donde un muy lindo barman espera por mí.
--¿Puedo ayudarte?—su tono sugerente me da lo mismo. Estoy acostumbrada a este tipo de comportamientos por parte de los hombres
--Un Martini doble por favor—sonrió insinuante. Quizás logre llevármelo a la cama esta noche.
--Sale enseguida—comienza a preparar mi Martini y lo observo. Tiene una muy buena retaguardia. Su espalda es ancha y sus músculos se notan sobre la delicada camisa blanca. Sus piernas son torneadas y largas. Su cintura es delgada y me imagino rodeándola con mis piernas mientras bombea dentro de mí. Sí. Definitivamente esta noche no dormiré sola.
--¿Puedo invitarte algo?—una voz me trae devuelta a la tierra. Giro mi rostro y me encuentro con unos muy lindos ojos verdes.
--No gracias. Ya he pedido—se sienta a mi lado haciendo caso omiso a mi comentario.
--Soy Harry—extiende una mano. Levanto una de mis perfectas cejas y vuelvo la vista a mi próxima conquista.
--Sé quién eres. Pero realmente no me importa—contesto sin mirarlo
--Creo que deberías de hacer un esfuerzo—lo miro y rio—Estaremos viajando juntos durante los próximos seis meses—me recuerda que tendré que ver su cara por un largo tiempo.
--Desgraciadamente—el chico pone frente a mí, mi Martini y me guiña un ojo—Gracias
--Para eso estamos preciosa—sonrió
--Puedes traerme otra cerveza por favor—mí no muy bienvenido vecino de banco pide amablemente. El barman asiente y va por ella—Así que… ¿Qué tal el desfile? ¿Cansada?
--Mucho—contesto porque sé que no lograré que se vaya. Tomo un sorbo de mi coctel.
--Me lo imagino. Yo también estoy cansado. Aunque tengo que reconocer que fue una gran experiencia—sonríe. Tengo que reconocer que tiene una muy linda sonrisa--¿Te gustaría ir a un lugar un poco menos ruidoso?—su pregunta me toma por sorpresa. Estoy a punto de contestarle y decirle que no cuando Danielle, otra modelo viene por mí.
--Maya, hemos estado buscándote por todo el maldito lugar. ¿Dónde te has metido?—mira a Harry y levanta una ceja—Oh—sonríe
--No es lo que crees—murmuro—Yo ya me iba, ¿Cierto Harry?—su vista va directo a sus zapatos y asiente—Nos vemos… por ahí—me doy la vuelta. Tomo el brazo de Danielle y camino lo más rápido que mis cansados pies me permiten.
Llegamos a la mesa donde las demás chicas están sentadas. Dylan está que se cae de borracha, mientras platica con un chico. Niego y aviso a las chicas que tengo que ir al baño.
Voy hacia los sanitarios y puedo divisar una cabeza castaña con unos hermosos rulos. Rápidamente camino antes de que Harry vuelva a aparecer frente mí. Cuando llego al baño de damas, mágicamente está solo. Me miro en el espejo y observo a la chica en la que me he convertido. La chica que todo el mundo piensa que soy. La chica alegre y bella. Inteligente y apasionada por su trabajo.
Nada de eso es cierto. Abro mi bolsa y saco uno de las dos pequeñas bolsas con el polvo blanco. Saco mi tarjeta de crédito y hago una perfecta raya. Tanto tiempo haciéndolas me ha hecho toda una profesional.
Vuelvo mi vista al espejo y me miro. No eres la perfecta Maya Müller que todo el mundo piensa. No eres feliz e inteligente. No eres más que una maldita drogadicta que su madre no quiere. Solamente te busca porque le das dinero. No sirves para nada. No puedes hacer nada. Lo único que tienes es tu maldito físico. El cual no te durara una eternidad. ¿Qué harás cuando seas vieja y fea?
Cierro los ojos y respiro profundo. Todavía falta mucho tiempo para ser vieja y fea. Así que tengo que sacar el mayor provecho de mi belleza. Mientras tanto, tengo que seguir modelando. Mostrando mi cuerpo para poder comer. Para que mi madre me deje en paz.
Abro mis ojos y veo la limpia raya blanca. Toco mi nariz y lentamente voy aspirando el polvo. Una vez que todo está dentro me a vuelvo  mirar y veo a la Maya fuerte y exitosa que soy. Pero sólo es un espejismo. Una reacción de lo que me acabo de meter. Ya que yo no soy una mujer, soy una niña que tuvo que crecer rápidamente. Y mucho menos soy fuerte.
Soy débil, y estoy rota.