Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

por **ElitzJb** Sáb 16 Jun 2012, 6:53 pm

Capítulo 3: Primera Parte

Sangre

Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA) - Página 30 Scaled.php?server=442&filename=49460768

Exhalé el suspiro que estaba reteniendo. Permanecí varias horas gritando redundantemente y pretendiendo escapar del dormitorio de Joe. Estaba enfurecida despidiendo juramentos y anatemas tan alto como podía gritar, aun cuando comprendía que nadie iba a escucharme… en absoluto.
El sol despuntaba en el leonado cielo cuando me desperté bruscamente. De nuevo.
Antes de abrir mis ojos pude sentir que el dolor recorría cada minúscula e inoperante parte de mi cuerpo, abrí los ojos ampliamente jadeando, me sentía terriblemente fría, pero acalorada al mismo tiempo, mi vestimenta se adhería a mi cuerpo, podía sentir como el sudor y la sangre seca colmaban mi cuerpo, eso era asqueroso. Era muy difícil respirar, mi garganta estaba seca, sin una gota de saliva, mis labios se sentían resquebrajados, el más insignificante movimiento me causaba un descomunal dolor, el acto necesario, obligatorio e inevitable de respirar, el simple movimiento de mis párpados y la acción comprimir mis puños producía que mi cuerpo se entumeciera.
¡Oh Cielos! Ahora sí estaba viva, pero me sentía muerta.
El mismo techo con figuras de yeso se extendía delante de mis ojos, las mismas sedosas sábanas se localizaban detrás de mi espalda, sólo que no eran para nada confortables cuando mis músculos palpitaban y se contraían adoloridos como si hubiera estado haciendo ejercicios durante una eternidad.
Omitiendo toda posible molestia me alcé de la cama y me di cuenta de lo trabajoso que era moverme, cada uno de mis huesos dolía, mis heridas ardían, mis músculos se negaban a relajarse y mis pies pesaban como si tuviera rocas atadas en los tobillos. Sin embargo, no me importaba.
Observé la cama vacía detrás mí.
¡Dios! Dime que ahora sí he regresado, rogué en un profundo pensamiento de agonía.
Singularmente debía encontrar a alguien que me dijera que sí podía verme y oírme. Alguien distinto a Darius, por supuesto.
Procurando dejar de lado mi dolor me acerqué corriendo hacia la puerta pero la cerradura comenzó a hacer un sonido metálico y el pomo se movía. Me retiré hacia atrás y la puerta se abrió con un estruendoso y fuerte golpe que lanzó el trozo rectangular de madera al suelo.
Helada di algunos pasos hacia atrás y los distinguí a ellos en la puerta, Alan, Adolph y Nina con sus rostros pálidos.
Nina corrió abriendo sus brazos y me abrazó tiritando.
–¡Oh no, no lo hizo! –exclamó Adolph en tono tajante.
–Sí lo hizo –afirmó Alan.
–¿Dónde está Joe? –fue lo primero y lo único que pude decir.
Nina se apartó haciéndose hacia atrás y me miró. Vi sus ojos, hinchados, rojos y brillantes detrás de un manto de lágrimas trasparentes.
–¿Qué sucede? –interrogué con incertidumbre y vacilación.
–Joe acaba de hacer un trato –murmuró Alan apretando los dientes y marchándose con ira.
Adolph vino hasta donde yo estaba y también me abrazó, pero yo estaba demasiado azorada para apreciar su cariño.
–¿Dónde está Joe? –repetí.
Adolph abrió la boca ligeramente, pero hizo una pausa antes de hablar, como si le estuviera costando a horrores hacer salir las palabras de su boca.
–Joe acaba hacer un pacto con un demonio –consiguió balbucir–. Él ha hecho un cambio, ha entregado su vida y su alma a cambio de la tuya.
Temblé, mi corazón se paralizó, dejé de respirar hasta que mi rostro se tornó de color rojo y las cálidas lágrimas brotaron a chorros de mis ojos.
Me aferré a los hombros de Adolph apretando mis puños hasta enterrar mis uñas en su piel.
–Dime que eso no es cierto –hablé sin respiración con ese nudo en mi garganta.
Mi pecho estaba cerrándose impidiendo el paso del aire, ese calor en mi interior no se detenía y era mil veces peor que cualquier dolor físico.
Me ahogué en sollozos, Adolph me sostuvo para no dejarme caer, me recliné en su pecho y lo mojé de lágrimas.
Sólo pensaba: ¡No! ¡Por favor que no sea cierto!
Quería despertar de nuevo, deseaba desesperadamente despertar.
Joe, ¿por qué has hecho esto? Pregunté en mi mente.
–Estarás bien, ________ –me dijo Nina poniendo una mano encima de mi hombro.
No, eso no era cierto, no iba a estar bien.
Abatida me arrojé en la cama de Joe, todavía olía a él. ¿Cómo podía permanecer allí su olor cuando él no existía?
Giré mi rostro sumergido en llanto para hablarle a Adolph.
–¿Cómo han permitido que haga eso? –chillé. Mi voz apenas salía de mis labios.
–Tratamos de impedirlo, pero él no quería más que hacerse daño –dijo Nina–. Juro que lo intentamos, no nos escuchó.
–Quiero verlo –sollocé–. ¿Dónde está su cuerpo? ¿Qué ha quedado de él?
–No te tortures así, no será bueno que le mires de esa forma –insistió Adolph.
–¡Quiero verlo! –grité.
Desde el umbral de la puerta reapareció Alan, cruzó sus brazos en su pecho y me miró con desaprobación.
–Eso sí no voy a permitirlo –se escuchó la voz rigurosa de Alan impregnando toda la habitación, la tonalidad que estaba usando me ponía los pelos de punta–. No permitiré que lo veas, sé lo que harás, sé lo que estás pensando, ________. No repetirás lo mismo que él hizo, no voy a permitirte que entregues tu vida por la de él. Aunque tenga que encerrarte. Ustedes dos, cobardes impertinentes enamorados. ¿Creen que el resto de los que los rodean no se preocupan por ambos? Sólo piensan en sí mismos, no quieren sufrir y se autodestruyen sin pensar en los demás. ¿Crees que a Joe le gustaría estar aquí sin ti? No seas estúpida y deja de pensar idioteces. Piensa antes de actuar, sé de lo mucho que eres capaz de entregar por él y él por ti, ¿y sabes qué? Eso no es sano. Ni para ustedes ni para nadie.
Nunca lo había escuchado hablar en ese tono. Estaba verdaderamente enojado, furioso y hasta herido.
De cualquier modo no podía controlar mis pensamientos, y la idea de ir a arrojarme por un acantilado era lo único que cruzaba por mi mente, y sabía que Alan podía ver eso, por eso sencillamente le suplicaba dentro de mí.
–Por favor, Alan –reclamé en mi cabeza.
–No juegues con la muerte, ________ –me reprendió Alan–. Será un constante ciclo, darás tu vida por él ¿y luego qué? Él se encontrará solo y volverá a traerte de vuelta. ¿Y nosotros? ¿Quieres tenernos sufriendo por ambos el resto de nuestras vidas? Si fueras un chico te estuviera golpeando, igual que lo hice con Joseph. No me importa lo mucho que me supliques, si es necesario utilizaré la fuerza bruta y te mantendré bajo llave. Esto es serio, no es bueno jugar con la muerte. Olvida a Joe y sé feliz, así es como él quiere verte.
Caminando con desenvoltura Alan se retiró nuevamente mientras me dirigía una mirada de reprimenda y le daba órdenes a sus compañeros como si de pronto se hubiera convertido en el líder.
–¡No la dejen salir! Y saquen de la habitación cualquier cosa peligrosa con la que pueda hacerse daño –dijo él severamente frunciendo los labios.
Con los ojos llenos de lágrimas por un momento sentí la necesidad de maldecirlo y soltar todos los insultos que conocía, inclusive si él estaba en lo correcto, en ese instante había perdido todo sentido común. Sólo unas horas habían transcurrido desde el accidente que me había quitado la vida, pero yo sentía que habían pasado años desde la última vez que estuve junto a Joe en vida.
Nina y Adolph se miraron mutuamente y después me miraron a mí con pena.
–Lo siento –me dijeron al unísono.
Incapaz de responderles y con mis labios trepidando me hundí en la cama, dispuesta a dormir hasta morir.
Necesitaba sangre, pero no tenía ánimos para beberla.
–Pequeña, deberías darte una ducha, comer algo, beber algo y dormir un rato –me aconsejó Adolph.
¿Mi novio acababa de matarse y él pensaba que yo haría tal cosa?
Alan regresó con un recipiente metálico de sangre, lo destapó y lo acercó a mi rostro.
–Tampoco dejaré que mueras de sed –espetó.
Instintivamente olfateé la sangre, mis colmillos se dilataron y mi estómago rugió al igual que mi garganta seca. Una vez más me sentí como ese empedernido chupasangre en el que me había convertido cuando desperté después de la primera mordida de Joe. Me sentía desesperada.
Sujeté el vaso entre mis manos temblorosas, lo llevé hasta mi boca y bebí con tanta disipación que él líquido rojo comenzó a derramarse por las esquinas de mis labios goteando hasta mi cuello.
Jadeé con gusto luego de beberme el resto del líquido.
–Debes descansar –sugirió Nina.
–Quiero estar sola –farfullé.
Más tarde la estancia se encontraba vacía, sólo estaba yo y las sábanas de Joe.
¿Cómo lo había perdido de esa manera? ¿Por qué él había cometido esa locura? Me había dejado tan sola. ¿Cómo se suponía que iba a sobrevivir sin él?
Lo único que podía hacer era maldecir hasta que me enviasen al infierno, fui a darme un baño, me introduje en la bañera y cerré los ojos advirtiendo el agua caliente y la espuma cubrir mi cuerpo adolorido, aún no lograba creer que él había muerto, no lograba apartar de mi cabeza su rostro, no iba a vivir así de ningún modo, la tentación de desgarrar mis venas con un cuchillo me estaba atormentando.

Para el final de la noche había convencido a todos de que me permitieran salir a caminar a solas, incluso Alan se había convencido pero con mucho disgusto y desagrado. Todavía no había conseguido dormir, no estaba preparada para lidiar con las pesadillas. Así que me marché a la luz de la luna buscando problemas. Los problemas no siempre pueden venir a ti, también puedes ir por ellos. Deseaba que unos cazadores me atraparan y me asesinaran, que Deborah volviera del infierno a dispararme, que otro auto me arrollara.
Puse mis manos en mis bolsillos y caminé a través de las calles iluminadas y atestadas de humanos.
La sed se acrecentaba dentro de mí cada vez que respiraba el aire saturado de aroma humano y sangre. Evité respirar lo más que pude, caminaba sin rumbo ni dirección, cruzando los callejones y mirando las vidrieras de las tiendas.
Los faros de los autos, los postes iluminados, la luna y las estrellas sobre mi cabeza, los letreros brillantes, el tráfico irritante, New York en potencia abriéndose alrededor de mí. La gran ciudad susurrando los secretos encerrados en la noche, el infierno desafiando a la tierra. Todo normal. La brisa helándome la piel, mi cabello desordenándose, mi sombra siguiéndome como un espectro negro. Nadie se acercaba a mí. Hoy no era la chica sexy con los labios rojos, era más bien la chica deprimida con jeans, capucha, Converse, la cara pálida y los ojos llenos de lágrimas.

continuara

por **chelis** Sáb 16 Jun 2012, 7:45 pm

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH
PORR QUUEEEEE????
POOOORRR QUUEEEEEE???
TIENES QUE PONER OTROO PORFIIISSS

por **Julieta♥** Sáb 16 Jun 2012, 7:49 pm

pobre joe..me da mucho dolor y lo qeu hizo pero es verdad lo que dice alan fueron unos tontos que nunk midieron las consecuencias de sus actos, y pobre alan sigo con mucho dolor por el en fin
siguela pronto quiero saber que pasa!!!

por **chelis** Sáb 16 Jun 2012, 8:54 pm

OOOTROOOOO

por **DanieladeJonas** Sáb 16 Jun 2012, 9:32 pm

hay ahora si me hiciste super llorar!!
primero llore con Joe!!
me dio tanta tristeza que estuviera asi!!
y luego resulta que dio su alma por la rayis!!
noo!! por que!!!
tienes que seguirla pronto porfis!!
no nos puedes dejar asi!!
sufriendo por Joe!!!
siguela plis!!!

por **Augustinesg** Sáb 16 Jun 2012, 9:44 pm

No puede ser! Que tristeza descomunal :(
Por que Joe, Por que!?
:(

por **chelis** Dom 17 Jun 2012, 7:45 am

por **aranzhitha** Dom 17 Jun 2012, 9:56 am

no, mujer tu novela me va a dejar seca de tanto llorar
Porque Joe tenia que morir??
No es justo ahhj
Siguela!!!

por **andreita** Dom 17 Jun 2012, 11:19 am

ayyy no joe porque hizo esoo esta locooclcocoo de amor :(

por **chelis** Dom 17 Jun 2012, 5:57 pm

OTROOOOO

por **ElitzJb** Lun 18 Jun 2012, 5:12 pm

ok chicas las tengo abandonada x eso are maratón les parece bien ???

por **chelis** Lun 18 Jun 2012, 6:00 pm

siiiiiiiiiii
poooorrrfiiisss
es fantastiicoooo

por **DanieladeJonas** Lun 18 Jun 2012, 6:16 pm

ahhh si plis!!!
te lo suplico!!
te amare por siempre!!!

por **chelis** Lun 18 Jun 2012, 6:20 pm

pooorrrfiiiss

por **andreita** Lun 18 Jun 2012, 6:22 pm

:) :(

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