Pretty Little Fan ( Nicholas )

Capitulo 4# La llamada.
- Si no molesto por mí no hay problema. – dijo Nicholas mirándome.
- No, claro que no molestas. – intervine yo – Pero, Joe me tengo que ir.
- Oh, vamos Jennifer no seas aguafiestas. Seguro que si llamas a tu madre y le dices que estás conmigo te deja quedarte más tiempo.
- No soy aguafiestas.
- Para tener 16 años si, si lo eres. – me dijo Joe tratando de picarme.
- Está bien llámala tú. – le dije pasándole el móvil.
Pero, lo que yo no sabía es que Joe se iba a salir de la sala para hablar con mi madre. Mi mente solo podía pensar: Nicholas y tú, solos.
Un silencio bastante incomodo se formó en el ambiente. El me miraba a mí, pero yo trataba de evitar su mirada.
- ¿Qué tal has estado? – me preguntó rompiendo el hielo.
- Bien, ¿y tú? – pregunté con recelo.
- Se podría haber estado mejor. – se limitó a contestar él.
- Siempre se puede estar mejor. – dije yo.
- ¿Sigues bailando? – noté como intentaba entablar conversación.
- De vez en cuando. – entonces recordé una cosa – Ella estará muy contenta de tenerme otra vez en clase.
- ¿Te volverás a apuntar? – dijo contento.
- Sí, supongo. Aunque necesitarán paciencia, llevo mucho tiempo sin hacerlo enserio. – reí.
Él me miró maravillado. Al igual que Joe que recién entraba por la puerta. Me dio el móvil y este sonó.
Me quedé paralizada al ver el número. Lo cogí fingiendo que no sabía quién era.
- ¿Sí? – pregunté.
- Jennifer, ¿hija? – al oír la voz de mi padre no pude evitar que los ojos se me empezasen a llenar de lágrimas.
- ¿Quién es? – seguí fingiendo.
- Soy yo, tu padre, Mike. – entonces no pude evitar que las lágrimas comenzasen a salir.
- ¿Aún te haces llamar así? No te mereces ese nombre. – sentí las miradas de los dos hermanos Jonas clavadas en mí.
- Jenny, hija no seas así. – me pidió él.
- Para ti Jennifer. Y por favor, no me llames ahora hija cuando no lo has hecho durante cinco años. – los dos hermanos se miraron comprendiendo quién era.
- Quiero arreglarlo.
- ¿Sabes? Es demasiado tarde. No te has dignado a llamar en 5 años y ahora que estoy bien, ¿vas a joderme la vida? Porque eso es lo que estás haciendo ahora mismo. – dije mientras que las lágrimas seguían su rumbo – Y si vas a llamar para hacerme daño, no lo hagas. – colgué.
Me quede mirando un punto fijo a la vez que, trataba de que mi respiración fuese normal de nuevo.
Sentí una mano en mi hombro. Su mano. Me giré y me miraba con una media sonrisa. No se la pude devolver. Me abrió los brazos y me hundí en ellos tratando de sacarme ese dolor del pecho.
No sé cuánto tiempo pasó, pero su mano me acarició el pelo y su voz murmuró palabras tranquilizadoras durante todo el tiempo.
Al separarme de él, Joe me tendió una taza de chocolate caliente. Tomé la taza entre mis manos heladas y bebí un poco.
- ¿Quieres que llame a tu madre, para que te quedes a dormir aquí? – me preguntó Joe con una sonrisa.
Sólo asentí. Joe llamó y mi madre me dejó quedarme sin pedir explicaciones.
- Nick, ¿te quieres quedar tú también? Lo digo porque ya es algo tarde.
- De acuerdo. – dijo él si quitarme la vista de encima.
Joe me prestó esto: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=49925150&.locale=es
Me lo puse.
- Dormirás conmigo en mi cama, ¿te importa? – preguntó Joe.
- A mí sí. – intervino Nicholas.

Capitulo 5# Zayn.
- Y, ¿por qué te importa? – le preguntó Joe alzando una ceja.
- Porque, deberíamos dormir tu y yo, que somos chicos, en una cama y Jenny en el otro cuarto. – dijo con tono de obviedad.
- Y, ¿sí no quiere estar sola? – dijo Joe pasándome el brazo por mis hombros.
- Si es así que lo diga ella, no eres quién para hablar por ella. – como el ambiente se estaba poniendo tenso, decidí intervenir.
- Si no os importa, ya molesté suficiente, me iré a dormir a la otra habitación, buenas noches. – dije y no les di tiempo a replicar.
Besé la mejilla de Joseph y acto seguido la de Nicholas. Entré en el cuarto y me tumbé en la cama mirando al techo. Mi mente vagaba perezosamente, para mi sorpresa tenía sueño. Cerré los ojos y me acurruqué abrazándome a mí misma para no sentirme sola.
Una mano en mi mejilla me hizo despertar a la mañana siguiente. Abrí perezosamente los ojos, deseándome quedarme allí para siempre.
- Buenos días Jenny. – me dijo Joe mirándome con una sonrisa.
- Hola. – dije con voz rasposa, todavía adormilada.
- Vamos, te voy a llevar a casa. – me dijo con dulzura.
- Me cambio y nos vamos. – dije sentándome en la cama.
Cogí la ropa del día anterior y me dirigí al baño. Me vestí e intenté desenredar la maraña que tenía en la cabeza, llamada pelo. Limpié las cerdas del cepillo y me fui camino a la cocina, donde Nicholas se tomaba un café. Le dediqué una dulce sonrisa cuando levantó la cabeza.
- Buenos días. – me dijo él devolviéndome la sonrisa.
- Hey. – me limité a contestar yo.
- Jenn, ¿preparada? – dijo Joe apareciendo detrás de mí.
- Eh, sí. Adiós Nick.
- Adiós Jenn, espero verte pronto. – me dijo despidiéndome con la mano.
Bajamos en el ascensor hasta la planta baja. Me abrió la puerta para salir a la calle y nos dirigimos al coche. Montamos.
- Déjate ver más a menudo. – me dijo Joe ya enfrente de mi casa.
- No lo dudes. – dije besándole la mejilla.
Bajé del coche y entré en casa. Desayuné, me encontraba más hambrienta que de costumbre. Pasé la mañana haciendo algo productivo, estar con mi familia, con la que hace tiempo no estaba.
Subí a mi cuarto y me quedé mirando el móvil. El nombre de Zayn apareció en mi mente.
Durante las primeras semanas de mi partida, hablábamos casi todos los días. Hasta que el día menos esperado, perdimos el contacto. Me llamó hace más de un año por mi quince cumpleaños. Ya ni eso. Me sentía bastante mal, ya que yo también me había rendido pronto. Le estuve llamando alrededor de un mes.
Pero, nunca contestaba él. Siempre lo hacía Paul, su manager. El cual me decía que no estaba o que no podía hablar conmigo. Si me enteraba de algo era por la tele. Resultó que ninguno de los chicos lo cogía nunca.
Paul contestaba siempre amablemente, hasta que le decía quien era y entonces se ponía frío y descortés.
Tenía ganas de llamarles y saber por sus propias bocas que era de ellos. Cogí el móvil y marqué el número de Zayn.
- ¿Sí? – reconocí la voz de Zayn
Un nudo se me hizo en la garganta. Era incapaz de hablar.
- ¿Zayn? – pregunté.
- Sí, ¿quién habla? -¿qué? ¿Ya no me reconocía?
- Soy yo, Jennifer. – dije.
- Perdone, no conozco a ninguna Jennifer. – mi corazón se fue cayendo a pedazos.
- Zayn, soy yo, Jenn. – dije desesperada porque supiese quien era.
- Ah, hola, ¿deseas algo? – su frialdad al hablarme era como si miles de espinas se clavasen en mi corazón.
- Hablar contigo. – susurré.
- ¿Es importante? – siguió con su frialdad.
- Para mí, sí. – logré contestar.
- Entonces, muy importante no será. Tienes suerte que tenga tiempo. – mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas.
- ¿Qué te pasa Zayn? ¿Por qué eres así? – pregunté dolida. Esto en realidad me hacía daño.
- No veo porque preguntas. O, ¿quieres que me sienta enormemente feliz de que te dignes a llamar después de un año y medio? – fruncí el ceño.
- El que no llamabas eras tú. – dije algo molesta.
- Tú también podías haber llamado.
- Llamé durante un mes, un mes en el que Paul no me dejó hablar contigo. Siempre decía: “Esta ocupado.” “Está muy cansado.” “Ahora no puede.” “Llama otro día haber si tienes suerte.”
Un silencio se formó en la otra línea.