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Mensaje por helado00 Mar 15 Mayo 2012, 11:48 am

bueno a esperar se ha dicho!!
y muchsisisisisisima suerte!! vera que te ira ultra bien! ;)
helado00
helado00


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Mensaje por @ntonella Mar 15 Mayo 2012, 5:15 pm

ok, suerte con tus examenes.... te esperaremos.... :)
@ntonella
@ntonella


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Mensaje por DannyD'Jonas Miér 16 Mayo 2012, 2:41 pm

mis hermosa lectoras volví c:
Dentro de poco les subo cap :)
DannyD'Jonas
DannyD'Jonas


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Mensaje por DannyD'Jonas Miér 16 Mayo 2012, 3:15 pm

Capitulo sensenta y ocho : Abrumada .

Me desperté abrumada por los encandilantes rayos de sol que traspasaban por la ventana de aquella casita de madera. Me moví perezosamente entre las sábanas y miré en dirección a la cama de Lola. Mi amiga roncaba silenciosamente, aun revuelta entre las cobijas de su lecho. La cabeza me dolía un poco, y una leve punzada de dolor taladraba con enfado la parte superior derecha de mí cráneo.

En ese instante envidié a Lola; la confusión del día anterior aun no había desaparecido; y al menos en el caso de Lola, ella manejaba muy bien la situación de Jared. Quizá estaba juzgando mal, quizá una parte de su cerebro aun tenía el dolor de aquella separación; pero eso demostraba lo fuerte que era… ¡Qué envidia le tenía!

Me levanté deshaciéndome de las cobijas e instantáneamente el jugueteo del aire fresco rozó mi piel, erizándola un poco. Recordé que tenía que hablar con Nick, necesitaba hacerlo. Miré fugazmente el reloj, pasaban dos minutos de las nueve de la mañana; Kevin y Andrea no tardarían en tocar la puerta para preparar el desayuno. Pensarlo después ya no sirve de nada, pero hubiera sido mejor que ellos se hubieran quedado con la cabaña que compartíamos Lola y yo, la única con cocina. Tal como si los hubiese invocado, unos golpeteos en la puerta me avisaron que ellos estaban allí, listos para poner a chillar las casuelas con el aceite.
Bostecé con desgano y me encaminé arrastrando los pies hasta la puerta.

-En tu mundo, ¿el dormir es un deporte olímpico?-me miró como si me estuviese regañando.
-No, Kevin. En el mío no; pero pregúntale a Lola-me defendí.
Kevin y Andrea miraron por encima de mi hombro y después rieron.
-Además-agregué haciendo que su atención se posara de nuevo en mí-Son vacaciones, ¡dejen disfrutarlas!-hice un gesto de exasperación.
-Bueno, la despertaremos con el aroma del rico desayuno del que se gozará tu paladar.
-Presumido…-mascullé y oí cómo rió por lo bajo.
Dejé que entraran a la cabaña y salí al exterior. Aprovecharía el tiempo que Andrea y Kevin tardarían en cocinar para hablar con Nick. Miré hacía su cabaña y me encaminé hacía allá.

El corazón me latió de pronto; algo un poco difícil de describir, no sabía si los latidos eran de alegría o de nerviosismo, quizá un poco de ambos; pero de lo que si estaba segura era de que no palpitaba por ver a Nick…

Llamé con leves golpecitos a la puerta, y conforme iban pasando los segundos, mi corazón parecía latir con más fuerza. La puerta se abrió dejándome ver a mi amigo en primer plano y al fondo, en un segundo plano, la razón de aquellos desbocados latidos de corazón. Joseph.

Capitulo sesenta y nueve : nick tu crees ?

Llamé con leves golpecitos a la puerta, y conforme iban pasando los segundos, mi corazón parecía latir con más fuerza. La puerta se abrió dejándome ver a mi amigo en primer plano y al fondo, en un segundo plano, la razón de aquellos desbocados latidos de corazón. Joseph.
-Linda pijama-musitó Nick con una sonrisa burlona.
Yo aún llevaba puesta aquella bella pijama azul celeste que mi madre me había comprado en mi décimo séptimo cumpleaños y que, afortunadamente aún me quedaba. Sentí la sangre agolparse en mis mejillas y colorearlas de un rojizo que hasta yo alcanzaba a percibir. Pero no por el comentario de Nick, sino por la mirada que Joseph me regalaba en ese instante. Me miraba como si yo fuese el premio mayor de la lotería, o la copa de oro de un mundial; como si fuese una estrella en el cielo, inalcanzable. Después desvió la mirada de nuevo, con un rostro contraído por algo parecido al dolor.
-¿Te puedo ayudar en algo?-preguntó Nick haciéndome bruscamente volver a razonar.
-Ah, sí… quería hablar… contigo-me era difícil pronunciar bien las palabras teniendo a Joseph revestido de una camisa sin mangas y un pantalón cuadriculado, ambos en tono azul también, justo delante de mí.
Si hablábamos de pijamas, definitivamente la de Joseph era más linda. Al menos a él se le veía mejor.
-Claro, pasa-dijo mi amigo abriendo más la puerta.
-No-dije rápidamente-Mejor afuera.
Joseph me dirigió una mirada envenenada; al parecer había entendido la indirecta. Me encogí, cohibida ante aquella mirada penetrante y me deslicé hacía atrás para perderme de su vista. Nick cerró la puerta y se encaminó conmigo, alejándonos suficiente de la cabaña para poder charlar en privado.
-Bueno, ¿cuál es el gran misterio?-preguntó curioso.
-Amm… Nick, eres mi mejor amigo, ¿cierto?
-Sí, a menos de que me hayas quitado el título-rió.
-Jamás me mentirías, ¿verdad?-pregunté, tímida, articulando cada palabra.
-¡Nunca!-aseguró.
Me quedé en silencio. No tenía ni la más mínima idea de cómo hacerle saber lo que quería que me dijera.
-Me asustas, _____. ¿Qué ocurre?-preguntó, ya en tono serio.
-Me… me siento… extraña-vacilé.
-¿Extraña? ¿A qué te refieres?
-Extraña… al… al estar cerca de… de Jo-Joseph-dije como quien no quiere la cosa y clavando mi mirada en la tierra húmeda.
Nick no dijo nada, así que el silencio me hizo levantar la mirada. Su sonrisa burlona era tan grande que mostraba todos sus juveniles dientes blancos. Sabía perfectamente que había captado el hilo de mis palabras.
-Y… ¿extraña cómo?-dijo sin dejar de sonreír-¿Extraña bien? o ¿extraña mal? No, no, espera… ¿Con sensaciones extrañas?
Mi cerebro tardó un poco en procesar bien sus preguntas.
-Ah… sí, sensaciones… de… ese tipo…
La sonrisa de Nick se ensanchó hasta más no poder, la alegría refulgía en sus ojos.
-¿Estás…?-se quedó en silencio, interrumpiendo su pregunta-¿Joe te atrae?-preguntó más cautelosamente.
-No… no lo sé-hice un mohín.
-¿Cómo no vas a saber, _____?
-¡No sé, Nick! Hace bastante tiempo que no me pasaba esto.
-¡Lo sabía!-dijo con una sonrisa de autosuficiencia.
-Nicholas, no estoy asegurando nada. Estoy tan confundida… Nick, ¿tú crees que…?-mi voz se desvaneció.


Capitulo setenta : estoy confundida .

-_____, deja que el tiempo decida; que tus emociones fluyan libres, no le niegues nada a ese corazoncito que tienes allí-señaló mi pecho-Quizá este dañado, pero tal vez haya alguien que pueda repararlo; no tengas miedo a intentarlo, no sabes lo que puedes encontrarte-me sonrió.
-Gracias, Nick-le dí un abrazo impulsada por la ternura del momento.
-Cuando quieras mi pequeña-besó mi cabello.
Miré en dirección a las cabañas, Joseph estaba parado afuera de la suya, mirándonos a mí y a Nick; no podía verle la cara, pero supe que se molestó puesto que en seguida dio media vuelta para dirigirse a nuestra cabaña, con los puños apretados. Me separé del abrazo de Nick, un poco confundida.
-¿Qué pasa?-preguntó.
-Nada, tengo hambre. Vayamos a comer.
Nos encaminamos de nuevo hasta mi cabaña, la deliciosa comida que habían preparado Kevin y Andrea desprendía un delicioso aroma a través del aire fresco del bosque.
-¡Pero que rico huele!-exclamó Nick frotándose la panza.
Joseph inmediatamente lo miró mal, después su mirada recayó sobre mí y pude ver en ella alguna cierta parte de dolor. Sentí la necesidad de pedirle disculpas, sin saber siquiera porqué.
Comimos bien. Sin contar lo incómoda que me sentía con aquella sensación de disculparme con Joseph.

Pasaron las horas, el reloj marcaba las 4:30 de la tarde. Lola platicaba con Nick fuera de la cabaña; Kevin y Andrea miraban TV, muy abrazados el uno al otro en el sofá de su cabaña. Me pregunto hasta cuándo esperará Kevin para pedirle que sea su novia. Reí para mis adentros


Capitulo setenta y uno : que linda canción .

Pero de pronto y sin aviso, la perturbante sensación de vacío me invadió. Ver a ambas parejas me produjo aquello. Fruncí el ceño y me alejé de allí, caminé un poco a través de los árboles, deseando desaparecer aquella molesta sensación. Me detuve un momento, cerré los ojos con fuerza y de pronto escuché. Más que aquel trinar de las aves entre los árboles, había una melodía hermosa de una guitarra que se infiltraba con delicadeza entre el bosque; abrí los ojos y me guíe por el sonido de la música. Caminé un poco hacía la derecha, y al minuto, vi a Joseph sentado en un tronco con su guitarra en mano. De pronto tuve un recuerdo, aquel sueño, mi último sueño con Adam; esto era tan parecido. Joseph no notó mi presencia, miraba hacía un punto en específico entre los árboles, pasando sus dedos entre las cuerdas de aquella guitarra, y de pronto, su mágica voz de terciopelo, comenzó a cantar.

I Could pick up all your tears
Throw em in your backseat
Leave without a second glance
Somehow I’m to blame
For this never-ending racetrack you call life…
Turn right
Into my arms
Turn right
You won’t be alone
You might
Fall off this track sometimes
Hope to see you at the finish line…

Paró y dejó de tocar también. Después dio un largo suspiro que expresaba pesar. Me di cuenta entonces de que aquella horrorosa sensación de vacío, se había esfumado por completo, y en su lugar, había dejado a una bella tranquilidad, una infinita paz.
-Qué… qué linda… canción-musité.


Capitulo setenta y dos : te dije que te ibas a perder .

-Qué… qué linda… canción-musité.
Joseph se giró de pronto, me miró con los ojos abiertos de par en par, y en seguida frunció el ceño y se giró.
-Gracias-dijo tajante.
Era increíble que aun se comportara así conmigo, y más increíble aun, que aquella hostilidad de verdad me hería.
-Tienes… una bellísima voz.
No contestó, pero noté cómo se encogía allí sentado, sonrojado ligeramente. Me acerqué un poco más hasta quedar a un metro de distancia detrás de él.
-¿Tú escribiste eso?
-Sí-dijo y me miró.
-Es hermoso.
-No tanto como lo es mi inspiración-musitó.
Aquellas palabras se me clavaron muy cerca del corazón, me dolieron.
-Ah, tienes una fuente de inspiración…
-Sí-reafirmó y me dolió más.
Fruncí el ceño, rechazando aquellas reacciones. Tenía ganas de salir corriendo de nuevo, como la última vez. Escapar de mis emociones. Aunque sabía que correr no bastaba.
Me di la media vuelta, aferrada a caminar a cualquier otro lugar lejos de Joseph.
-¿A dónde vas?-preguntó a mis espaldas.
-A caminar-mascullé ahora yo con voz hostil.
-Te perderás.
-No me importa-no dije más, caminé lo más rápido que mis pies me permitieron.
En definitiva, esto estaba mal, estaba… ¿celosa? Me sentía estúpida actuando así; sin embargo no podía evitarlo. Joseph gustaba de alguien más, y no era yo. ¡Vaya deducción tan brillante para un cerebro tan pequeño como el mío! ¿Porqué me molestaba tanto saber que a Joseph le gustaba alguien más? Fácil gritó una vocecita en mi cabeza, a ti te gusta Joe, estás celosa. Sacudí la cabeza para intentar eliminar aquella voz.
-Cierra el pico-mascullé.
Seguí caminando por varios minutos, después paré y me quedé inmóvil. Odiaba admitirlo, Joseph tenía razón, me había perdido.
-Genial-mascullé de nuevo e hice un mohín.
Además de estar perdida, hablaba sola.
-Te dije que te ibas a perder-musitó una voz detrás de mí.
Me sobresalté por la sorpresa de escuchar a Joseph a mis espaldas, así de la nada.


capitulo setenta y tres : esta loca ?

-¿Quién dijo que estaba perdida?-fruncí el ceño y lo miré.
-Claro…-puso los ojos en blanco.
-¿Me seguiste?-empecé a caminar de nuevo con paso rápido.
-Sabía que te ibas a perder-caminó detrás de mí.
-¡Ah! Y tú de alma bondadosa me seguiste ¿no? Felicidades, ya hiciste tu buena acción del día, ya puedes irte.
Podía apostar a que puso los ojos en blanco ante mi comentario.
-No es por allí-dijo de lo más tranquilo.
-Entonces no me sigas y ve por tu lado-refunfuñé.
-Sí que eres una chiquilla terca.
-¡Exacto!-lo miré sin dejar de caminar-Soy terca, me odias… no veo razón para que sigas detrás de mí.
-¡_____, cuidado!
Mi pie resbaló en la orilla y en un lacónico segundo me encontraba colgando del borde de un precipicio que nunca vi, mientras una fuerte mano se aferraba a mi brazo impidiendo mi caída y luchando contra la gravedad que insistía ferozmente en atraerme hacía el vacío.
El rostro de Joseph estaba inundado por el pánico y me vi reflejada en el miedo de sus ojos.
-¡Sujétate fuerte!-me ordenó desesperado.
-¡Estoy haciendo lo mejor que puedo!-refunfuñé. No era un buen momento para que ambos peleáramos, pero mi entrometido ego no se quería quedar de brazos cruzados-¿Porqué no te libras de una carga, y me sueltas?
-¿Quieres callarte? ¡Estoy tratando de subirte!
-Tú puedes hacer que me calle, sólo tienes que soltarme; no veo porqué quieres salvar a la persona que odias.
-¡Deja ya de decir eso!-gritó y me jaló con fuerza hasta la tierra de la superficie donde él se encontraba.
Tanta fuerza fue la que usó que el cayó hacía atrás y yo aterricé arriba de él. Mi corazón se disparó de nuevo, latiendo enloquecidamente a una velocidad incalculable; su dulce aliento jugueteaba por mi nariz dándole más fuerza al estruendoso latido de mi corazón. Ambos quedamos inmóviles por un par de segundos.
Me miré en sus ojos miel y fue como si el centro de gravedad, mi centro de gravedad, dependiera de aquellos ojos.
-Gracias…-musité de forma casi inaudible, completamente perdida en el brillo refulgente de sus luceros miel.
Sentía su corazón latir contra mi pecho; ambos corazones, el mío y el de él, latían descompasados.
-De nada…-musitó también, apartándome con delicadeza de encima de él, poniéndome justo a su lado, en donde me senté sobre la hierba.
El también tomó una postura sentado, con las piernas arqueadas en diagonal y las manos colgando de sus rodillas.
-¿Porqué no dejaste que cayera?
Me dirigió una mirada de reproche.
-¡¿Estás loca?! Jamás dejaría que te…-se interrumpió apretando sus labios con fuerza-No iba a dejarte caer-musitó.
-Pude haber muerto.
-No digas eso-me reprochó.
Después de un silencio incómodo, decidí pararme de la hierba; pero ni siquiera pude sostenerme en pie, puesto que mi tobillo derecho me avisó del dolor que hasta ese momento desconocía. Caí derrotada ante aquel dolor molesto que no me permitía ponerme en pie.
Joseph se giró de prisa hacía mí, preocupado.
-Maldición…-mascullé, mirándome el tobillo hinchado.
-¿Qué ocurre?-preguntó.
-Estoy coja-hice un mohín.
Joseph miró mi hinchado tobillo y soltó una risita de medio lado.
-No te quedarás coja por eso.
Le hice un gesto.
-Ven, déjame ayudarte-se levantó del suelo y se agachó hacía mí.

capitulo setenta y cuatro : _________ , que paso ?

-Ven, déjame ayudarte-se levantó del suelo y se agachó hacía mí.
Colocó una mano en mi cintura y con la otra, alzó una de las mías y la pasó por encima de sus hombros, sujetándola.
-¡Auch! ¡Duele!-me quejé.
-No apoyes el pie-me sujetó con más fuerza de la cintura y un montón de mariposas se desataron en mi estómago.
-¡Ay!
Ni siquiera habíamos caminado un metro cuando paró. Exhaló.
-De acuerdo, no puedes caminar-se agachó hasta llegar a mis rodillas sin dejar de sostenerme de la cintura y me levantó del piso.
Parecía un bebé en sus brazos. Un bebé más grande y con más ganas de lloriquear. Me sujeté con fuerza, atando mis brazos alrededor de su cuello y comenzó a caminar. Ahora estaba peor, los frenéticos latidos de corazón eran acompañados por el puñado de mariposas que revoloteaban en mi estómago.
Joseph se fijaba donde pisaba, teniendo cuidado de no caer entre las ramas y enredaderas, conmigo en brazos. Lo miré fijamente, teniendo su rostro tan cerca del mío. Noté cómo se puso nervioso.
-¿Qué?-preguntó.
-¿Eres bipolar?-solté así como si nada.
Me miró y frunció el ceño.
-¿Qué?-volvió a decir.
-Bueno es que… a veces te portas como un odioso y luego… eres dulce.
Desvió la mirada hacía otro lado y un bello tono rojizo coloreó con una pincelada sus mejillas.
-No soy bipolar-masculló.
-Entonces, ¿por qué te comportas así conmigo?
-Ya te dije que no quiero hablar de eso.
-¿Me vas a dejar vivir con la duda eterna?
-Quizá.
Iba a contestarle pero entonces noté que ya estábamos cerca de las cabañas; o Joseph caminaba muy rápido, ó yo no me había alejado mucho. Fruncí el ceño ante la segunda idea.
-¡____! ¿Qué pasó?-preguntó Andrea con una nota de alarma en su voz.
-Me caí… teóricamente-dije.


capitulo setenta y cinco : Tu ?

-Joe, estás pálido, ¿te encuentras bien?-observó Andrea.
Miré entonces de nuevo a Joseph, ¡pero qué despistada era! No había notado que el color bronceado de su piel había disminuido hasta convertirse en una palidez que ya estaba despareciendo.
-Sí, estoy bien-contestó.
-Después me contarán, por que al parecer no fue una simple caída. Por tu tobillo y la cara de Joe, no les creo. Pero bueno, eso no es importante ahora, _____ necesitas descansar, traeré la caja de primeros auxilios de mi cabaña; Joe, por favor llévala a la suya-dijo y salió en camino hasta donde dijo que iría.
Joseph obediente, me llevó en brazos hasta mi cabaña y con supremo cuidado me colocó sobre el cálido lecho que me pertenecía.
El cielo había empezado a oscurecer y los grillos se preparaban para cantar. Joseph se quedó parado junto a mi cama hundido en sus pensamientos, le observé con curiosidad y eso hizo que me mirara enseguida. No dijo nada, simplemente decidió sentarse en la orilla de mi cama.
-Gracias-volví a decir, sólo para romper el silencio-Parece que ya se está haciendo costumbre eso de que me salves la vida-bromeé.
Me miró.
-O quizá eres muy torpe y por suerte yo estoy allí-musitó.
Le hice mala cara y me dieron ganas de patearlo teniéndolo así de cerca, pero recordé que mi tobillo dolía y razoné que eso no sería muy buena forma de decir “Gracias” a pesar de todo. Suspiré. Recorrí con mi mirada la hinchazón de mi tobillo, bueno, la verdad es que no se veía tan mal, seguro para mañana estaré brincando de nuevo. Dirigí mi mirada hacía Joseph, quien estaba con la vista fija hacía enfrente. Aun de perfil era guapo, incluso más. Lo observé bien y me di cuenta dos cosas. Una era que había sido demasiado despistada hasta el momento, mi torpeza había sobrepasado los límites e incluso al parecer, los sobrepasaba cada día más. Y la otra era que en su perfil derecho había un puñado de lunares dispersos que me hicieron recordar dos cosas: una, a aquel chico de la librería con el que había chocado y dos, a Adam, los tenía idénticos. Incliné mi cabeza un poco para observar mejor, eran tan parecidos a aquellos lunares de mi sueño.
-¿Qué?-preguntó Joseph al notar cómo es que lo miraba.
-Tú…tu…

Capitulo setenta y seis : Pero que te paso ?

-Tú…tu…-empecé a balbucear.
-¡_____! ¿Pero qué te pasó?-entró Nick por la puerta, interrumpiéndome-¿Estás bien? ¿Te duele mucho?
Ni siquiera aparté la mirada de Joseph para mirar a Nick, mientras que Joseph si lo hizo. No respondí a ninguna de las preguntas que él hizo, sentía simplemente como la confusión afloraba a mi rostro.
-¡_____!-me llamó Nick de nuevo y se sentó a mi lado-¿Estás bien? Andrea me contó lo que pasó.
Joseph se levantó de la cama y alcancé a percibir la mala cara que puso, lo miré hasta que salió de la cabaña en un total silencio.
-¡_____!-me sacudió Nick levemente.
Entonces lo miré.
-Nick…-musité.
-Dime.
-Joseph… Joseph…-la confusión era algo que no podía evitar y algo que por supuesto hacía que mi hablar fuera más torpe de lo normal-Se parece mucho a… Adam… tiene los mismos lunares sobre el cuello…
-¿Joe?-dijo mi amigo con un rostro pensativo-¿Recuerdas bien tus sueños?-preguntó olvidándose por completo de lo que antes pretendía.
Apenas abrí la boca para responderle la puerta se abrió de nuevo dejándome ver a Andrea con un botiquín de primeros auxilios en la mano y a Kevin detrás de ella, junto con Lola.
-_____, ¿estás bien?-dijeron los últimos al unisón.
Sólo asentí, cansada de que me preguntaran tantas veces la misma cosa; siendo que el dolor en el tobillo había disminuido y a decir verdad, ahora ya no me importaba.
Andrea se acercó hasta mi cama, donde Nick estaba y sacó de la pequeña y metálica cajita blanca una venda junto con una pomada. Cuidadosamente colocó un poco de aquel producto sobre mi tobillo y vendó después la hinchazón.
-Mañana estarás mejor-me aseguró.
Me sentí de pronto como en una familia, rodeada de hermanos cuidadosos; Nick siempre lo había sido, pero ahora Andrea se comportaba como una hermana para mí, incluso lo era.
Le sonreí solamente, y asentí.

Capitulo setenta y seiete : Tenemos que hablar .

-Te dejaremos descansar-dijo y me sonrió-Vamos chicos-ordenó a Kevin y a Nick.
-Pero…
-Nick, déjala descansar-le advirtió.
Nicholas me miró con pesar.
-Mañana hablamos, ¿de acuerdo?
Asentí de nuevo, torpemente.
Salieron por la puerta deseándonos buenas noches a Lola y a mí, mientras ella se acomodaba en su cama. Tan rápido se había hecho noche ya.
Lola comenzó a musitar algo, pero la verdad es que no le presté la más mínima atención, la única voz que podía oír era la de mi cabeza. Mi mente proyectó aquella escena del lago, en la que yo miraba a Joseph estando en el agua y él, sin darse cuenta, con sus ojos me transmitía esa paz y tranquilidad que hace tiempo no sentía. De pronto a mi cabeza vino otra voz, la de Andrea, me recordaba lo que me había dicho ella hace tiempo, cuando yo le pregunté qué sentía al estar con Kevin: Me siento feliz, tranquila, siento que puedo ser yo misma sin tener miedo a que él se asuste. No sé, hace que me desconecte por completo del mundo… Por lo general, era raro que yo recordara las cosas con tanta exactitud, pero aquellas palabras se habían quedado tatuadas en alguna parte fundamental de mi cerebro para poder salir a la hora adecuada, en el momento preciso. Recordé de nuevo aquellas sensaciones que Joseph me producía. ¿Acaso… yo… me había… enamorado de Joseph? Sentí la cabeza dándome vueltas, y el murmullo de la voz de Lola aun más lejano. Sólo cerré los ojos y después… ya no supe nada de mí.

Normalmente, el sol se había convertido en mi despertador; pero esta vez, Nick fue quien desempeñó el papel.
-_____, despierta…
Me moví entre las sábanas y cuando abrí los ojos me encontré con los de mi mejor amigo.
-Tenemos que hablar-su voz al igual que su rostro expresaban cierto ánimo, excitación, chispeaban de emoción.
-Hum…-musité.
Me levanté tañándome los ojos con el dorso de la mano, queriendo eliminar la pereza. Nick se sentó a mi lado en la cama.
-¿Recuerdas lo de anoche?-preguntó y una leve punzada me golpeó la cabeza.
-¿Qué exactamente?
-La pregunta que te hice: ¿Recuerdas tus sueños?-la excitación de su voz se combinaba con la emoción.
-¿Adam?
-Sí, ¿los recuerdas?
Asentí.
-¿Suficiente como para que me describas a Adam?
Traté de pensar en el hermoso extraño de mis sueños y dije todo lo que recordaba.
-Su cabello es quebrado, de un castaño hermoso; su voz es tan melodiosa y suave como el terciopelo; su complexión es fuerte, bien trabajada; tiene… lunares, dispersos por el cuello, justo en su perfil derecho…-recordé a Joseph y me perdí.
-¿Qué más?-me animó mi amigo.
-Toca la guitarra, canta maravillosamente; es… perfecto.
-¡_____!-me tomó de los brazos con una nueva adrenalina pintada en sus ojos-El segundo nombre de Joe es…
-¡_____!-me tomó de los brazos con una nueva adrenalina pintada en sus ojos-El segundo nombre de Joe es…
Se interrumpió a si mismo cuando la puerta se abrió. Empezaba ya a odiar que nuestra cabaña fuera la única con cocina, pero mi opinión cambió al ver a Joseph entrar. Si mal no recordaba, ahora a Nick y a el les tocaba hacer el desayuno. De un momento a otro, el dormido puño de mariposas despertó y empezó a revolotear de nuevo en mi estómago. La mirada que Joseph posó sobre mí, hizo que aquellas mariposas se multiplicaran casi al doble.
-Buenos días-musitó.
Nick me miró, nervioso. Pero la emoción aun se asomaba a sus ojos. Mi cerebro era una enredadera de ideas, cosa que me hacía actuar más lento y torpe. No entendí la ilación de las palabras de Nick, ni siquiera me molesté en sopesarlas de nuevo, cualquier intento que hiciera era acribillado por una punzada de dolor. Sin embargo ver a Joseph allí, parado en la puerta mirándome a mí, nubló mi mente impidiendo que se produjera algún otro pensamiento que no fuera una admiración a su atractivo físico.
-Nick, ¿qué cocinaremos?-preguntó.
-Emm…-vaciló el susodicho y luego me miró-¿Qué se te antoja, _____?
-¿Ah?-reaccioné-Ah… lo que sea que preparen estará bien-dije y sonreí.
-Hablaremos más tarde…-susurró Nick y se levantó para incorporarse junto a Joseph que ya se encontraba en la cocina.
Miré a Lola, esta chica si que dormía. Necesitaba hablar con alguien y de verdad tenía ganas de una conversación con mi amiga, Lola. Aunque después repensé la idea, había hablado ya con todos; Kevin, Andrea, Lola y Nick habían aportado diferentes cosas y cada una tenía más significado de lo que yo percibía. Mi mente había comenzado a trabajar de nuevo, así que decidí dejar que Lola despertase por si sola y entablar una conversación con mi propia persona interior.
Me levanté de la cama, sentí una leve presión al final de mi pierna derecha y recordé que tenía vendado el tobillo; sin embargo, ya no dolía nada, y podía caminar bien.
-¿Cómo amaneciste, _____?-la repentina voz de Joseph dirigiéndose a mí en un tono súbitamente amable me hizo casi perder el equilibrio.
-Amm… mejor, gracias-dije, sorprendida por la amabilidad que había mostrado, quizá sólo estuviese fingiendo en frente de Nick.
Aquella idea me desanimó.
No me cambié de ropa, debido a la presencia de hombres en la cabaña; especialmente de Joseph, Nick no me molestaba en lo absoluto, la confianza era prácticamente desde que nacimos. Además me gustaba desayunar en pijama.
Salí al gélido aire de la mañana, el día estaba un poco nublado; con un ligero atisbo de que más tarde seguro llovería. Le suspiré al cielo, negándome a la idea que había conseguido formular anoche. ¿Yo, enamorada de Joseph? No podía estar enamorada, ya no. Me lo había prometido y llevaba cumpliendo aquel pacto durante tres años sin problema alguno, en mi futuro no figuraba la idea de enamorarme de nuevo, la primera vez fue un completo error. Pero eso me había dejado una lección por aprender, estaba plenamente convencida de haber cerrado mi corazón a posibilidades como esta… pero entonces llegó él, y destruyó por completo aquellas paredes que yo creí bien cimentadas para que se opusieran como barreras ante lo que ahora estaba sintiendo; mis refugios resultaron débiles e insignificantes, al parecer, él pudo destruir todo tipo de barrera que yo me había planteado. Tenía ganas de llorar, había caído de nuevo en aquel abismo del amor; sufría menos que la primera vez, pero ¿quién me aseguraba que no sufriría más tarde? Cuando Joseph me dijera descaradamente que no me quería. ¡Por Dios! No más tarde, me lo había estado diciendo desde el principio; con esa actitud hostil y odiosa que siempre tenía hacía a mí. ¡Maldita sea! ¡Me había enamorado de nuevo de un patán! Gemí ante la idea, me estremecí ante el recuerdo y una lágrima resbaló por mi mejilla. Me había enamorado.
Me la limpié rápidamente al ver a Kevin y a Andrea acercarse. ¿Podía fingir por un rato que nada pasaba? Quizá después me encontraría sola y eso resultaría perfecto para ponerme a gritar como loca y a llorar como ánima en pena.
-Buenos días, _____.
-¿Cómo amanecimos hoy?-preguntó Kevin después del saludo de Andrea.
Ambos lucían radiantes, con una sonrisa que desprendía alegría y de alguna manera la contagiaba.
-Buenos días. Gracias a ti, Andrea, amanecí mucho mejor-le di la mejor sonrisa que tenía en ese momento.
-Me alegro, _____-me sonrió igual.
-Bueno, yo también me alegro, _____. Ahora vayamos a ver qué están preparando allá aquellos dos-dijo Kevin introduciéndose a la cabaña seguido de Andrea.
Ambos me habían creído mi “amanecí mucho mejor”, recordé entonces mi “habilidad” de fingir con personas que no fueran Nick. Di un último suspiro, agobiada ante la idea que de ahora en adelante tenía que enfrentar, y que de la cual desconocía el cómo iba a soportarla.
Me introduje a la cabaña y en tan corto tiempo, Nick y Joseph habían preparado ya un desayuno al que sólo le faltaba un par de minutos terminarse de coser. Este día iba a ser largo, sin duda. Nick quería hablar conmigo sobre algo que yo deseaba en realidad evitar: Joseph. Así que no quería ver cumplido su “Hablaremos más tarde”, quería estar sola, agobiarme sola con mi pena; sin que me metieran ideas en la cabeza, suficientes con las que ya tenía, innecesarias. Miré que Lola aun dormía, y una chispa de inteligencia golpeó mi cerebro. ¡Pero claro! La única manera para que Nick pospusiera su charla conmigo era si Lola y él estaban juntos. Caminé de prisa hasta la cama de mi amiga y me arrodillé para despertarla.
-Lola-la moví ligeramente-Despierta.
Ella comenzó a moverse y a abrir lentamente sus verdes ojos para mirarme.
-Despierta…-dije con suavidad a pesar de la agonía que ocultaba dentro.
-¿_____?-parpadeó un par de veces.
-Sí, despierta ya. Es hora de desayunar.
Suspiró y comenzó a levantarse. Antes de que se pusiera de pie completamente, me senté a su lado en la cama.
-Lola, ¿me haces un favor?-susurré.
-Dime…
-¿Podrías pasar el día entreteniendo a Nick?
-¿Para qué?-sentí en su voz no una nota de desagrado, al contrario. Pero si una nota de cierta curiosidad.
-Después te explico, sólo hazme ese favor, ¿quieres?
-Claro-me sonrió.
No pude evitar devolverle la sonrisa.
El desayuno estuvo listo, me senté a la mesa; a un lado de Nick y enfrente de Joseph… quería salir corriendo. Kevin y Andrea se sentaron enfrente a lado de Joseph y Lola en la esquina opuesta a la mía, a lado de Nick. Empecé a picotear mi desayuno, ni siquiera le presté atención, a decir verdad mi mente volaba lejos de aquella situación. Probé el primer bocado de forma automática y el sabor de la comida que tenía en mi plato atrajo un poco mi perdida atención. Lo suficiente como para escuchar lo que Kevin y Andrea anunciaban con júbilo.
-…Están viendo a la feliz pareja. Andrea aceptó ser mi novia ayer por la noche-dijo Kevin rebozando de alegría.
La sonrisa de todos y el entusiasmo que mostraban hacía que las mejillas de Andrea se tiñeran de un bello color rojo. Me di cuenta de que yo era la única que no celebraba con ellos, así que sonreí y pronuncié un “Felicidades” con dificultad.
Aquella situación, no era apropiada para alguien como yo, como me encontraba ahora. Las ganas de salir corriendo se intensificaron a un punto que logré poner las manos sobre la mesa para apoyarme y tomar impulso para largarme, sin embargo no hice nada, sólo fingir que estaba feliz. No es que no me pusiera feliz el hecho de que Andrea y Kevin por fin llevaran su relación de amigos, al siguiente nivel. Estaba contenta por ambos, pero no podía fingir más entusiasmo cuando yo moría de desconsuelo por un amor no correspondido.
Terminé mi desayuno casi a la fuerza, el hambre había desaparecido un poco antes de aceptar mi condición, mi “enamoramiento”. Mi caída. Me vestí con un pantalón deportivo en tono gris y unos tenis converse del color verde de la blusa que llevaba, conforme pasaba el día, el frío crecía, así que tomé una chaqueta negra que a decir verdad, no era muy abrigadora que digamos. Miré por la ventana, Lola había aceptado hacerme el favor, cosa que en ese instante estaba llevando acabo. Vi cómo la sonrisa de Nick se expandía por su rostro al escuchar las palabras de Lola y cómo asentía también, emocionado. Ya me había librado de Nick, ya tenía aunque sea un tiempo para mi sola. Miré la hora, el reloj parecía contradecirme, el día pasaba rápido y marcaba ya las doce del medio día. Esperé en la cabaña a que Lola y Nick se fueran a pasear, así mi fuga sería más fácil. Media hora después ambos ya se encaminaban hacía el sendero, no pude evitar sentirme libre, sólo de cierta forma. Kevin y Andrea permanecían dentro de su cabaña, seguro con la chimenea prendida, el frío había incrementado. Salí de la cabaña, y me deslicé hasta la de Nick. Joseph no se encontraba, y aunque mi cabeza gritaba que me alejara, mi corazón preguntaba por él; sin embargo, no me acerqué allí para buscar a Joseph, sino para asegurarme de que no estaba. Necesitaba pañuelos, cosa que yo casi nunca cargaba y que ahora necesitaría más que nunca, conociéndome cómo era de sensible y teniendo sobre todo una razón para un gran drama. Gracias a Dios, Nick si utilizaba, no salía de su casa sin tener de todo en el bolsillo, o en este caso, en la maleta.
Me introduje a su cabaña, y llegué hasta una de las mesitas de noche de lado de la cama izquierda, abrí el cajón de arriba y en efecto me encontré con un paquetito de pañuelos debajo de un montón de cosas propias de Nick. Tomé el paquete de pañuelos y lo coloqué en la bolsa de mi chaqueta. Me di la media vuelta para salir pero ni siquiera pude dar un paso, giré de nuevo, posando mi vista en la cama sobre la que Joseph dormía y después, en la mesita que le pertenecía. Curiosa, abrí el cajón de arriba del mueble de madera; no había algo en particular interesante; sólo su reproductor de música, su celular sin señal y unos audífonos. Lo cerré, decepcionada. Pero aun quedaba el cajón de abajo. Me agaché para abrirlo y me encontré con una libreta azul de medio tamaño, junto con un par de libros. Uno era el primer libro de aquella saga que yo leía y el otro era alguno de William Shakespeare del cual no leí el titulo. Tomé la libreta entre mis manos, eso hizo que recordara las libretas verdes que Lola usaba para escribir todo lo que sentía, plasmando una verdadera obra de arte.
Abrí la libreta cautelosamente en una de las páginas de a medias; una letra de trazos largos y en tinta negra se plasmaba en las hojas:
Estamos sintiéndonos vivos otra vez,
Tan profundo como una herida bajo mi piel,
Como estar enamorado,
Sólo por miedo la primera vez;
Quizá estoy equivocado,
Me siento bien, donde pertenezco,
Contigo esta noche
Como estar enamorado por miedo la primera vez…

11/Nov.
¿11 de Noviembre? ¿Aquella misma noche que habíamos salido? ¿La noche de la cita? Repentinamente mi memoria era muy buena, recordaba el día y estaba segura de que era ese. Curiosa hojeé de nuevo la libreta:

Pero estaré allí para siempre,
Tú verás que es mejor,
Todas nuestras esperanzas y sueños
Se volverán realidad.
No te decepcionaré
Estaré allí para ti
Hasta el final,
El final de los tiempos.
Por favor, se mía.

Empecé a leer más en otras páginas:

No quería decir lo siento
Por romper nuestras diferencias.
No quería decir que era mi culpa,
Aunque sabía que lo era.

Y entonces me topé con la letra de aquella hermosa canción que lo oí cantar el día anterior, era lo último que había escrito.
Joseph no era sólo una cara bonita, al parecer también tenía talento para escribir. Hojeé la libreta rápidamente con temor a que alguien apareciera y deseando también leer todos y cada uno de sus escritos. Llegué hasta la primera página, la pasta delantera donde al reverso tenía escrito su nombre. Me quedé inmóvil, incapaz de producir pensamiento alguno, completamente aturdida y con la boca ligeramente abierta. En una letra mucho más elaborada resaltaban las palabras: Joseph Adam Jonas.
En una letra mucho más elaborada resaltaban las palabras: Joseph Adam Jonas.
Solté la libreta como si de pronto estuviera llena de espinas, dejando que se estampara en el piso de madera. ¿Adam?, ¿Joseph Adam? ¡Eso era lo que me quería decir Nick anoche! ¡Lo que quería contarme hoy! ¡Estaba delante de mi todo este tiempo! Salí corriendo, justo como lo había estado deseando todo el día. Nadie notó mi escena, ni que corrí quizá casi ciento y tantos metros en dirección opuesta a donde se habían ido Nick y Lola.
Ahora todo encajaba a la perfección, era como si las piezas de un rompecabezas estuvieran desordenadas y hubieran sido unidas. Mi cabeza empezó a obtener respuestas de preguntas que ni siquiera había formulado. Me había estado preparando para esto, desde dos meses antes de conocerlo a él en persona, ya me había enamorado del tipo de mis sueños y no lo quería aceptar, ya me había enamorado de Joseph incluso antes de conocerlo, por que sencillamente, el era Adam. Desde que la casa de enfrente se deshabitó empecé a soñar con Adam, dos meses después ellos vinieron, y cuando lo conocí, desapareció de mis sueños, ya no era cosa de mi inconciente, ya era una realidad.
Las lágrimas salieron disparadas de mis ojos al darme cuenta de otra cosa, en aquel rompecabezas que ya se había formado, faltaba un pieza, justo en el centro, la principal… Joe. Era todo más confuso que antes a pesar de que la mayoría de mis preguntas habían sido respondidas; Joseph se diferenciaba mucho de Adam en una sola cosa. En la que más me dolía y la que más me importaba. Joseph no me quería ni siquiera como una amiga, mientras que Adam parecía adorarme completamente. Las lágrimas se atropellaban unas con otras sobre mi mejilla, incluso al salir de mis ojos. Miré al cielo nublado, con los ojos rojos e hinchados de llorar, con las mejillas empapadas por mi propio llanto. No podía reclamarle a Dios una cosa de la que Él no ha sido culpable, sin embargo, si podía rogarle que me ayudara. Me sentí mareada de pronto, como si hubiera estado dando miles de vueltas en una silla de oficina. Bajé la cabeza y miré de nuevo en una dirección al frente para eliminar el mareo. Empecé a caminar de nuevo, con las piernas temblorosas, con el paso receloso, torpe. No tenía noción del tiempo, sin embargo el cielo me decía que anochecía y me gritaba que una tormenta se avecinaba; pero no me inmuté en lo más mínimo. Seguí caminando, sabía que me había perdido y sólo la maleza espesa de aquel bosque me vigilaba; sabía también que estaba muy lejos de donde debería estar, pero todo el bosque me parecía igual de verde que desde al principio, ninguna diferencia; pero a decir verdad, mis sentidos habían renunciado a trabajar, así que cualquier desigualdad que hubiera no la notaba.
Oscurecía cada vez más, ni siquiera me preguntaba si me estaban buscando; seguro lo estaban haciendo, pero a una gran parte de mí ya no le importaba. Recorría metros de maleza adentrándome más en el oscuro bosque como si quisiera escapar de aquel sentimiento abrumador que llevaba dentro, pero ése era le problema: lo llevaba dentro y lamentablemente, no podía escapar.
La llovizna empezó a caer, pero ni siquiera me importó, caminaba como espíritu ambulante entre los árboles, empecé a sentir frío, cansancio, y un dolor en la parte inferior de mi pie derecho. Me dolía. Había corrido tanto y tan descaradamente sin considerar el hecho de que mi tobillo apenas había sanado de su hinchazón, una noche había sido suficiente para que curara, y un día para que volviera a doler. Me dejé caer rendida; ante el dolor, el frío, el agotamiento, y el absurdo sentimiento que me embargaba.
De pronto, oí que me llamaban. Alguien gritaba mi nombre. Una voz tan angelical y melodiosa como la de mis sueños. Una voz con un sonido tan agradable a pesar de que la maleza luchaba por sofocarla entre la humedad. Era mi nombre, y Joseph quien me llamaba. Mi corazón pareció vivo de nuevo. Me giré para mirar sobre mi hombro, temblando allí en la tierra húmeda. Y entonces lo vi.
Cerré los ojos de nuevo, agobiada ante la fatiga; había estado caminando por horas sin un rumbo fijo y con el estómago vacío desde las diez de la mañana. Simplemente perdí la conciencia antes de que él llegara hasta mí.
La lluvia caía sobre alguna parte de mi cuerpo, aun sentía frío y debilidad suficiente como para no pronunciar palabra. Lo único que pude hacer fue abrir sólo un poco los ojos, Joseph me cargaba de nuevo como un bebé y escondía él mismo mi rostro contra su duro pecho para evitar que la lluvia me golpeara la cara. Iba caminando a prisa, veloz, con urgencia, conmigo en brazos…

Me sentí cálida, con menos frío. Comencé a abrir los ojos lentamente. ¿Dónde estaba? ¿Ya en mi cabaña? No, sin duda era una cabaña, pero no lo mía. Esta era más pequeña y desolada, y el frío se introducía liviano entre las uniones de las ventanas, aunque estuviesen cerradas. Me encontraba recostada en una cama, un poco descuidada pero era confortable. Poco a poco comencé a recobrar cada uno de los sentidos, pero aun estaba confundida. Miré hacía una de las ventanas, y vi a Joseph mirar a través de ella la lluvia que caía y golpeaba en el vidrio. Se veía tan perfecto allí, parado mirando las gotas de lluvia caer que creí que era una ilusión, una jugarreta de mi volátil mente; parpadeé un par de veces para asegurarme. Sin embargo era real, y estaba allí. Aunque no sabía ni cómo ni porqué.
Cerré los ojos una vez más, aun cansada y segundos después oí como los pasos de Joseph se dirigían hasta mí. Sentí cómo se acomodó en la cama, sentado justo a mi lado; la cálida piel de sus dedos me acariciaba la mejilla mientras mi corazón palpitaba desbocado. Quitó con gran sutileza un mechón de cabello que se encontraba desparpajado sobre mi rostro.
-¿Te confieso algo?-susurró con un matiz de candidez por no saber que me encontraba despierta.
Eres el suspiro que vaga libremente por el aire, cual frágil mariposa difícil de atrapar; incluso eres más inalcanzable que las estrellas, a las que les pido cada noche que me concedan estar contigo; eres el hermoso silencio que dejó un eco aturdidor dentro de mí; eres la eternidad a la que desearía estar condenado…-soltó una frágil risita acompañado de un delicado resuello-Abrirte mi corazón de ese modo es más sencillo si estás dormida-volvió a acariciarme desde la cien hasta la mejilla haciendo que el revoloteo de mariposas en mi estómago y el desbordante latido de mi corazón se intensificara más-No tienes idea de cuán difícil es luchar por no encontrarte, desviarme del camino; hacerme el fuerte para no pararme detrás de mi ventana para sólo verte salir por la puerta; tratar de ignorarte es casi imposible. Pero la verdad es que soy un cobarde; temía enamorarme de ti-dijo y mi corazón paró en ese instante, colapsado-y a pesar de todos mis enormes esfuerzos… no logré evitarlo-suspiró-La verdad es que no había un solo día, en que no pensara en ti; por mucho que yo me lo prohibiera, no pude controlarlo… No te imaginas la tristeza que me embargaba y que me pedía a gritos resignación. Me lo prohibí, me lo negué, quise evitarlo… y a final de cuentas, resulté ser el único corazón enamorado…-susurró.
No podía dar crédito a lo que mis oídos oían con inmensa perplejidad… estaba aturdida, inmensamente desproporcionada a esto. Quería moverme pero no podía, entonces temí que pudiera ser un sueño; uno de esos sueños que hace tiempo no tenía. Esta vez, deseaba con fervor que no fuera así.
Sentí cómo se acercó puesto que su respiración me golpeaba con suavidad el rostro… los labios. Se mantuvo allí por un rato, y mi corazón que ya empujaba contra mis costillas con una fuerza increíblemente veloz, incrementó su golpeteo. Me pregunté si él podía oírlo, por que yo lo escuchaba con claridad ante la oscuridad y el silencio. Pero entonces me concentré más, no era el sonido de mi corazón, sino el suyo. Ambos. A pesar de que mis ojos estaban cerrados, mis demás sentidos estaban completamente despiertos… sintiéndolo a él… ¿indeciso?
A pesar de que mis ojos estaban cerrados, mis demás sentidos estaban completamente despiertos… sintiéndolo a él… ¿indeciso? Sentí entonces cómo su respiración ahora, trazaba un camino desde mi boca hasta la parte superior de mi rostro, donde dulcemente apretó sus suaves labios contra mi frente. Y me desarmó por completo. Me dejó totalmente sin defensas, rompió toda barrera de incredulidad y muros de desconfianza. Me dejó paralizada.
Se separó de mí dejando una cuerda atada de un extremo a mi corazón y del otro extremo atado a él. Escuché sus pasos en la totalidad del silencio yendo hacía la puerta. Y cuando me aseguré de que estaba sola. Abrí los ojos.
El estaba afuera, recargado en la madera de la cabaña, bajo el tejado del umbral. La lluvia caía furiosa sobre el delgado techo, y el frío bailaba alrededor de una manera desafiante. Sin embargo, mis pensamientos pasaron de un estado de confusión a uno de anomalía total. ¿Joseph de verdad me había dicho todo aquello que escuché? Me senté de la cama, y en un instante, experimenté la sensación de que mi rompecabezas estaba completo, sin embargo, había piezas que no encajaban bien. Si Joseph sentía todo eso por mí, ¿por qué demonios actuaba tan hostil? Aun no lo comprendía, y eso hacía que de verdad creyera que todo había sido un sueño. Podría pellizcarme para asegurarme de que no lo era, pero sabía que lo único que conseguiría sería un buen moretón. Suspiré. De repente, el terrible miedo había desaparecido, entre todo el silencio y la oscuridad de la noche una vocecita dentro de mi cabeza me gritó: ¡No seas tonta! No es un sueño, sabes que es real. ¡Levántate! Dile que tú sientes lo mismo. No era un sueño, era tan real como el arco iris, tan palpable como el agua. Joe se había convertido en la medicina para el vacío. Era mi Adam, mi Joseph Adam, él mismo que se pintó en mis sueños por dos meses, al que echaba de menos cuando desapareció. Simplemente, esta noche, no quería extrañarlo. Me levanté con nueva fuerza de la cama. Y me encaminé hasta la puerta. La abrí e instantáneamente el aire gélido se infiltró por toda la cabaña rodeando mi trémulo cuerpo. Joseph se giró deprisa a mirarme, sin dejar de lado el encanto con el que siempre lo hacía.
Nos miramos el uno al otro por un largo rato; él me miraba con los ojos resplandecientes de luz, mientras que yo, sentía como el rubor corría por mis mejillas coloreándolas de rojo.
-¿Te desperté?-preguntó asustado y aun así, su voz era el sonido más dulce que había escuchado jamás.
Negué con un ligero movimiento de cabeza.
-He estado despierta…-dije y me sentí culpable, pero plenamente halagada a la vez.
-¿Des-despierta?-abrió los ojos de par en par mientras su cabello era despeinado por el gélido viento de la lluvia.
Asentí ligeramente.
-¿Oíste…?
-Todo-admití y él pareció tensarse.
Bajó su mirada al piso.
-¿En realidad piensas todo eso de mí?-pregunté cual niña ansiosa por abrir sus regalos de Navidad.
-No puedo pensar otra cosa…-musitó con una voz tan cálida y aterciopelada que me erizó la piel-Soy un idio'ta.
-¿Qué?-pregunté confundida; sin pensamiento claro dentro de mi cabeza.
-Soy un idio'ta-repitió-por enamorarme de alguien que ya no quiere amar…-su voz estaba bañada de un matiz de profunda tristeza.
-Joe, no entiendo nada.
Él resopló frustrado y triste.
-¡Me enamoré de ti, _____! Justo desde el primer momento en que te cruzaste en mi camino… en la biblioteca.
-¡Me enamoré de ti, _____! Justo desde el primer momento en que te cruzaste en mi camino… en la biblioteca.
-¿Eras tú?-pregunté, queriendo asimilar todo lo que me decía, sobre todo lo primero.
Asintió con un movimiento de cabeza.
-¿Pero… si tú sientes todo eso por mí, porqué… me tratabas tan mal?-pregunté confundida. Me sentía cómo una niña tonta que no coordinaba del todo bien.
-Es que… yo creí que sería más fácil-musitó.
-¿Más fácil?-pregunté queriéndole mirar a los ojos pero su vista seguía fija en la madera maltratada del piso del porche.
-Cuando te vi la primera vez, te cruzaste en mi camino en aquella biblioteca. Me pareció ver a la chica más linda que jamás había visto, llámame loco, desquiciado o como tú prefieras, pero sentí lo que es el amor a primera vista. Me deslumbraste con esa luz tan propia de ti que me quedé cegado. Pero tú ni siquiera me miraste a la cara… estabas tan distraída pensando no sé que cosa, hasta que escuché que Nicholas te llamaba… allí supe tu nombre. Supe también que te gustaba leer aquellos libros. Simplemente me encantaste. Pero mi mente me jugó mal y pensé que Nicholas era tu novio; así que sólo caminé y salí de allí con la esperanza de tan sólo verte de nuevo. Dos días después, cuando Kevin te conoció, me habló sobre ti; me dijo tu nombre e instantáneamente supe que era la misma linda chica con la que había tropezado aquel día. Pero tan rápido como llegó la alegría, así de rápido se fue… cuando Kevin dijo que te habían hecho daño antes y que ya no te volverías a enamorar. Me explicó también que Nick era tan sólo tu amigo. Pero mis ilusiones de igual forma se cayeron con el sólo hecho de que ya no estabas dispuesta a amar.
¡Por supuesto! Ahora parecía todo más claro que antes, escarbé entre todas las irregularidades de mi mente, y entonces encontré las palabras que él había mencionado hace unos minutos: "...por enamorarme de alguien que ya no quiere amar”. Sentí cómo había encajado una de las piezas de mi rompecabezas.
-Cuando te vi entonces parada en mi puerta-continuó-, pensé que era una bella ilusión, quise imaginar que me buscabas a mí, pero era algo absurdo porque no sabías que yo vivía allí. Ni siquiera me conocías-gimió-En un pensamiento rápido entonces deduje, que si te trataba de una forma indiferente, evitaría que el sentimiento que de alguna manera ya estaba dentro de mí, creciera. Haría que me odiaras para que yo no te pudiera amar; porque tú no ibas a cambiar de idea a pesar de lo que sea que yo intentara; así que preferí mejor retirarme del juego…
-¿Retirarte del juego?-gemí-Joseph, ¡ni siquiera lo empezaste!
-Y para qué jugarlo si sabía que de igual forma iba a perder…-me atajó con profunda tristeza-No quería sufrir siendo el único corazón que se había enamorado.
El silencio hizo presencia, el único ruido era el golpeteo de la lluvia sobre el tejado y la tierra. Tomé fuerza para hablar de nuevo, debido a la sorpresa que todas sus bellas y conmovedoras palabras me había producido.
-Joe…-musité queriendo hacer que me mirara, pero no lo hizo.
Me armé de valor y llevé mi mano derecha hasta su barbilla y con sumo cuidado la levanté haciendo que me observara. Sus ojos lucían especialmente hermosos, relucían con la luz de luna que se reflejaba en ellos y les daba un brillo tan especial que me deslumbró. Su mirada encendió todo sitio oscuro dentro de mí… y de pronto me sentí completa. Después mi mano, con una vida propia, recorrió su cabello despeinado… era tan suave… luego, la bajé hasta su cuello pasando por su mejilla; empecé a tocar con caricias cada lunar en él.
-Increíble que seas tú…-musité observando maravillada los diversos puntos negros sobre su piel.
-¿Qué haces?-preguntó confundido.
-Ya me contaste tu historia; déjame contarte la mía-susurré-Te he estado esperando desde hace tiempo, sabía que llegarías y que, de alguna forma, tú serías el que me encontraría… Te busqué por lugares en los que no estabas, ¡estaba tan ciega! Te soñé desde antes de conocerte, sabía que eras tú. Mi Adam.
Se acercó un poco… su dulce aliento pegaba contra mi rostro.
-¿Qué me tratas de decir?-susurró también muy cerca de mis labios.
Sentía su aliento juguetear por mi boca.
-¿Tú me amas?-pregunté.
Se separó de pronto y se giró, caminó un poco hasta alejarse unos cuantos metros de mí. Me quedé transpuesta allí, mirándole solamente cómo se quedaba bajo la lluvia, completamente confundida por su reacción.
-No me hagas esto…-suplicó con dolor-¡Por supuesto que te amo! Cada latido de mi corazón lo grita cuando te ve-dijo mientras la lluvia lo empapaba con ferocidad.
Me encaminé hasta él con paso apremiante y me le planté enfrente.
-¡Soy un estú’pido! ¿Lo ves? Ni siquiera pude hacer eso bien, tratar de fingir ser un patán para evitar enamorarme-musitó con agonía.
-Sí-repuse con dulzura-eres un estú’pido; porque intentaste hacerme odiarte, y no funcionó. ¿No entiendes? ¡Te amo, también! Me enamoré de Adam, me enamoré de Joseph Adam, me enamoré del patán que fingías ser. Me enamoré de una forma tan ilógica y descompasada; tan profunda y descomunal; tan irracional e irrevocable, que sinceramente, me asustó; pero ya no más… Por favor, no te vayas. Eres lo que siempre he esperado.
La lluvia me había alcanzado a mí también, ambos estábamos completamente mojados. Pero al menos a mí, no me importaba. Me acerqué de nuevo, acortando la distancia que había entre nosotros. Me había enamorado del ser tan perfecto que tenía enfrente, y la verdad es que me sentía tan bien al decirlo.
Joe me miró con la dulzura derramándose por sus ojos, y con una de sus manos me acarició la mejilla haciendo que mi piel se erizara de nuevo. Mientras que yo le observaba a través de la cortina de lluvia que el oscuro cielo soltaba sobre nosotros. Las gotas de agua corrían por su castaño cabello haciendo que chorreara de las puntas. Después, él recorrió mis empapados cabellos y quitó los que se pegaban a mi rostro y lo cubrían. Sujetó con delicadeza mi rostro entre sus manos, mientras que las mías, se colocaron en su cintura, una a cada lado. Me miró con tanta dulzura y sentí el revoloteó de aquellas mariposas dentro de mi estómago. Se acercó lentamente, combatiendo la poca distancia que ya quedaba entre nosotros y luchando contra la ferocidad de las gotas de lluvia que caían entre nuestros rostros que peligrosamente se acercaban. Él acercaba mi rostro hasta el suyo, guiándome con sus manos en un camino que él mismo trazaba para llegar hasta su boca. Donde por fin, el sueño se volvió una realidad. Posó sus suaves y rosados labios contra los míos, depositando en ellos todo ese amor que me expresaban sus palabras. Sentí que la tierra se me movió por completo, mis labios eran unidos con los de Joe y se movían sincronizadamente. De una manera tan armoniosa, tan igual, con una desesperación por parte de ambos, una necesidad del otro. Y allí quería parar el tiempo, él aferrándome mi rostro entre sus manos, nuestros labios unidos por un amor descomunal y nuestros cuerpos empapados bajo la lluvia. Juré que podía oír incluso una hermosa melodía en piano. Haciendo que el momento se hiciera perfecto.



DannyD'Jonas
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Mensaje por DannyD'Jonas Miér 16 Mayo 2012, 3:17 pm

Chicas ahí esta la super maratón que les prometí espero que les guste mucho , espero también subirles cap el sabado o domingo Cuidense mucho c:
DannyD'Jonas
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Mensaje por MaleeJonas Miér 16 Mayo 2012, 6:02 pm

Awwww ya al fiiiiiiin se dijeron todo lo que sentian uno por el otro
Que bellooooo es joe, tan tiernoooo :arre:
Esta novela se acaba de convertir en mi favorita, es demasiado hermosa
SIGUELAAA pleaseee
MaleeJonas
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Mensaje por fernanda Miér 16 Mayo 2012, 7:23 pm

AAAAAAAAAAAAWWWWWWWWWWWWWWW!
POR FIN ! :roll: Simplemente no quiero extrañarte esta noche [ Joe Jonas y Tú ] ♥ - Página 7 1477071114
ESPERE TANTO!
por ver de nuevo este capitulo!
espero que la sigas pronto por favor!
fernanda
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Mensaje por JB&1D2 Miér 16 Mayo 2012, 7:25 pm

Siii!!! que bello me encanto el maratón...
sube otro cap...
JB&1D2
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Mensaje por @ntonella Miér 16 Mayo 2012, 8:56 pm

awwwwwwwww :oops: que tierno :P
y hubo beso Simplemente no quiero extrañarte esta noche [ Joe Jonas y Tú ] ♥ - Página 7 951607 entre la RAYIS y JOE, Simplemente no quiero extrañarte esta noche [ Joe Jonas y Tú ] ♥ - Página 7 450641
me encanto el super maraton :)
tienes que seguirla pronto....
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
:bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce:
@ntonella
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Mensaje por helado00 Jue 17 Mayo 2012, 4:48 pm

I'm dead!!! ....
LO AMEEEEE
helado00
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Mensaje por Yhosdaly Vie 18 Mayo 2012, 4:30 pm

Casiiii morii, lo juuroO!
Amee los capii!!!!
DiosS q bello narraste este capi!!!!

Siguelaaa
Awooo q pasara despues de esto??????

Siguelaaa
Amoo tu novee (nunca lo olvides)
Siguelaaa
Casi muero x saber q sigue!!!
Att:tu fiel lectora!
Yhosdaly
Yhosdaly


http://www.twitter/YhosdalyL

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Mensaje por @ntonella Sáb 19 Mayo 2012, 8:15 pm

siguela
@ntonella
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Mensaje por MaleeJonas Lun 21 Mayo 2012, 8:00 am

siguelaaa
MaleeJonas
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Mensaje por fernanda Lun 21 Mayo 2012, 8:34 am

POR FAVOR SÍGUELA!
estoy entrando en una fase de desesperación :evil:
fernanda
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Mensaje por @ntonella Lun 21 Mayo 2012, 2:51 pm

SIGUE
@ntonella
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