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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
Hola chicas,WOW si llegaron a la pagina 5 haha muchas gracias!y bueno como les prometi aqui les dejo el maraton espero que los disfruten ah y por cierto,este maraton va dedicado a *Stephanie* por su cumple,Feliz cumpleaños :cumple: bien ahora el maraton ahora si empieza lo bueno :twisted:
Maraton 1/5
_____ lo estaba pasando mejor que en toda su vida. Mientras caminaba junto a Nick por el pasillo enmoquetado, se felicitó a sí misma por decidir que él sería su primera conquista. La visita a su apartamento era una misión de investigación. No era probable que en el futuro saliera con alguien más rico que Nick, de modo que ningún hombre podría impresionarla con un apartamento más lujoso.
-Aprecio mucho que te hayas ofrecido a ayudarme -le dijo mientras él sacaba la llave del bolsillo-. Tay estuvo acertada al sugerirlo.
-Encantado de servir de ayuda -abrió la puerta y la invitó a pasar.
_____ pasó a un vestíbulo en el que se veía una mesa antigua con una pequeña estatua de mármol. Era de una mujer desnuda, con el pelo alborotado por un viento invisible.
Desde luego, a nadie de Virtue le habría gustado una cosa así en la entrada.
-Me gusta -dijo ella señalando la estatua.
-A mí también. La compré en París. La escultora aún no es famosa, pero creo que lo será.
-¿La compraste en París? -_____ soltó un suspiro-. Qué elegante suena eso. Algún día yo también podré hacerlo.
-¿Antes o después de hacer el amor en un ascensor? -paso a su lado y abrió la puerta de un pequeño armario.
-No te estarás burlando de mí, ¿verdad?
-No -descolgó un abrigo gris de una percha-. Es solo que nunca he conocido a nadie con tantos planes como tú.
-Eso es porque nunca has conocido a nadie que haya pasado toda su vida en un pueblo perdido de Estados Unidos.
-Es duro imaginárselo -se puso el abrigo y se lo ajustó sobre sus anchos hombros.
A ______ le encantaba ver a un hombre apuesto con un abrigo elegante. En Virtue no veía más que gruesas chaquetas acolchadas.
-¿Lista?
A pesar de la reserva y del taxímetro, _____ no quería irse sin ver el resto del apartamento. Pero no debía mostrar mucho interés. No era propio de una chica de ciudad.
-¿Me enseñas la mesa y las sillas plegables?
-Oh, por supuesto -se quitó el abrigo y. pasó bajo un arco a su izquierda-. Por aquí. Están en el armario del dormitorio.
Oh, Dios, el dormitorio... Echó un rápido vistazo a la salita mientras la atravesaban. Estaba llena de antigüedades y las ventanas ofrecían una vista espectacular, pero daba la impresión de que nadie vivía allí. La pantalla que cubría la chimenea no tenía ni una mota de hollín.
El dormitorio tampoco parecía muy hogareño, pero al menos había un libro bocabajo en una de las lujosas mesitas de nogal. Estrategias de mercado para el próximo milenio. No era una lectura muy estimulante para la noche.
-¿Conocías a la escultora? ¿A la mujer que hizo la estatua del vestíbulo?
-Sí... sí, la conocí -dejó el abrigo sobre la cama.
Por el modo como lo dijo, ______ supo que se había acostado con ella. Se quitó la mochila y el abrigo y los dejó también sobre la cama.
-¿Era simpática?
-Sí, muy, simpática -abrió las puertas de un gran armario y encendió una luz.
Sí, definitivamente se había acostado con ella. ______ se preguntó si la escultora sería como la estatua de mármol. Y encima hablando francés... No podía competir con una mujer así, ni tampoco tenía intención de hacerlo.
Mientras él buscaba en el armario, ella cerró los ojos y se lo imaginó saliendo de la ducha, desnudo, dispuesto a seducir a una mujer en aquella habitación.
Pero cuando abrió los ojos la imagen se esfumó. El diseño de la cama era sensual, pero el edredón y las sábanas tenían un aspecto demasiado práctico y formal.
Y luego estaba el libro de Economía y un maletín de cuero sobre un pequeño escritorio. También había un ordenador portátil.
Un par de corbatas descansaban en el respaldo de una silla, como si ninguna lo hubiera convencido. A _____ se le ocurrió pensar que tal vez hubiera estado frente al espejo, preguntándose qué iba a ponerse esa noche. Eso tranquilizó un poco la agonía por su propio vestuario.
Pero aparte de las corbatas no había muchos más signos de vida en el dormitorio. Aunque si una escultora francesa estuviera en la cama con Nick, ambos desnudos, la cosa cambiaría radicalmente.
-Tú también debes de tener muchos planes.
-¿Cómo cuáles? -preguntó él desde el armario.
-Oh, viajes a París, por ejemplo.
-Debería volver por allí. La última vez que estuve fue hace dos años.
¿Dos años? Entonces la aventura no debió de ser apoteósica...
-Tengo que mover algunas cosas para sacar la mesa. Dame un minuto.
-Claro -así tenía más tiempo para examinar la habitación.
Era mayor que su salita; el tipo de dormitorio para el que estaba hecha su alcoba. A través de una puerta doble vio un elegante cuarto de baño, propio de una revista de decoración.
Una cómoda de nogal ocupaba una esquina de la habitación, y sobre ella había una foto enmarcada. Se acercó para verla de cerca. En ella aparecían tres personas en lo que parecía la cubierta de un yate. El hombre y la mujer parecían sacados de un anuncio de colonia. Los dos sostenían por las manos a un sonriente niño de cinco o seis años que debía de ser Nivk.
Así que aquella era la pareja multimillonaria que le había inculcado el odio al matrimonio. ..
-Aquí están la mesa y las sillas.
Ella se volvió con una expresión de culpa.
-Solo estaba...
-Eh, es normal mirar las fotos de una habitación -dejó una caja sobre la cama.
La única foto de la habitación... pensó ella.
-Eras un niño muy guapo.
-Según mi madre era una espina en el trasero.
-¿Solo uno? Tendría que haber tenido siete.
-Seguramente lo fui. Tuve un tutor privado hasta que me mandaron al colegio, así que de niño no tuve muchos amigos. Un niño aburrido puede dar muchos problemas.
-¿Qué clase de problemas?
-Bueno, me di cuenta de que la criada y el mayordomo hablaban mucho en privado, así que me figuré que eran espías. Quería atraparlos en alguna declaración sospechosa, o mejor aún, descifrar su código secreto. Por ejemplo, si decían que había que limpiar las lámparas, mi significado era que tenían los planes de los mísiles.
_____ sonrió comprensiva.
-Yo solía creer que el campo de trigo de mi padre era una pista de aterrizaje para alienígenas, y que estos se transformaban en la gente de Virtue. ¿Vas a decirme que eras un chico problemático por creer en fantasías?
-No exactamente. Yo fui un poco más lejos y me propuse grabar sus conversaciones en una cinta.
-Oh -apartó los abrigos y se sentó en la cama para escucharlo-. Supongo que a los criados no les hizo ninguna gracia, ¿verdad?
-Nunca se dieron cuenta -dijo él apoyándose en la cómoda-. Pero parece que tenían alguna aventura, Porque en la cinta se oían gemidos, jadeos y algunas palabras que nunca había oído.
_____ sintió una punzada de alerta sexual.
-Vaya. ¿Supiste de qué se trataba?
-Al principio no -la miró con una sonrisa-. Pero me lo imaginé muy pronto. Tenía once años y era muy curioso.
-Sí, a esa edad es normal -estaba fascinada por el brillo de sensualidad que ardía en sus ojos.
-Cuando me imaginé de qué se trataba, escuché la cinta tantas veces que al final mi madre me descubrió. Yo no quería que despidieran a los criados por mi culpa, así que le dije que había pedido la cinta de un catálogo. Se puso como una fiera al creer que había comprado material pornográfico.
______ estaba emocionada por el sacrificio que había hecho por los criados.
-¿Y tu madre nunca supo nada de esa aventura?
-No lo creo. No se despidió a nadie.
-Tuvo que ser muy duro saber lo que estaban haciendo y luego verlos trabajar como si nada.
-Muy duro. Y además, la criada era preciosa. Ocupó un lugar destacado en mis fantasías de adolescente. Pero se fue antes de que yo alcanzara la edad necesaria.
El grado de lujuria del dormitorio se había incrementado con aquellas declaraciones.
-Seguro que todavía está en tu subconsciente -dijo ella. Había leído mucho sobre las fantasías masculinas. No podía evitarlo, pero la historia la estaba excitando-. ¿Cómo se llamaba?
-Belinda.
Un nombre perfecto para una criada.
-¿Cómo era?
Vio cómo su expresión se suavizaba y cómo separaba ligeramente los labios.
Dios... seguro que estaba pensando en Belinda.
-Cuéntame -deseaba saber cómo era esa mujer que tanto lo había marcado.
-Tenía una cintura muy estrecha, acentuada por su uniforme blanquinegro. Llevaba la falda muy corta, dejando ver unas piernas fabulosas. Siempre se abrochaba los botones hasta el cuello, pero en la parte del pecho parecían estar a punto de saltar.
-Y tú deseabas que saltaran.
-Sí.
Aquella afirmación, más que cualquier otra palabra o suspiro, le provocó a ______ un violento espasmo de sensualidad.
-¿Tenía el pelo largo o corto?
-Por los hombros, rizado... y grandes ojos verdes. Todavía recuerdo esos ojos.
-¿De qué color eran sus cabellos? -la mención de los ojos verdes y del pelo rizado la había dejado atónita.
-Castaño -dijo mirándola con ojos muy abiertos. A ______ le dio un vuelco el corazón.
-¿Soy... crees que me parezco a ella?
-No -se apresuró a responder- Tu pelo es muy parecido, así como el color de tus ojos. Y también tienes una estupenda figura, pero en general...
-En general no soy bonita -bajó la mirada y deseó no haber sido tan curiosa.
-Oh, sí, claro eres bonita.
Demasiado tarde.
No quería mirarlo y ver la compasión en sus ojos.
-Lo dices porque crees tener que hacerlo.
-No, lo digo porque lo eres -le dijo con plena convicción.
El tono de su voz le hizo levantar la cabeza. Al mirarlo a los ojos se quedó sin respiración. No se lo decía para ser amable. Se lo decía porque lo creía.
-Y la verdad es que te pareces mucho a Belinda - añadió-. Eso explica por qué yo... -se calló y negó con la cabeza-. No importa.
-¿Por qué tú qué? -el corazón volvió a latirle con fuerza.
-Por qué tuve esa reacción al verte por primera vez.
-¿Una reacción sexual?
-Sí.
-Oh... -tenía el corazón desbocado.
-Pero sería un grave error que llegáramos a algo.
-Estoy de acuerdo -al menos, era lo que intentaba creerse.
Se preguntó cuál sería su reacción si la viera con un uniforme de criada. Y se preguntó también si podría resistir la tentación de comprobarlo.
-Me refiero a que Joe es mi mejor amigo y Tay es tu mejor amiga. Sería una situación muy complicada.
-Ola, claro -entonces se le ocurrió la idea de la cinta grabadora. Si se acostaban juntos fingiendo ser ella la criada, podría grabarlo en una cinta y ponérsela otra vez. Si le gustaba, tal vez podría intentar algo más, como sexo telefónico.
-Entonces todo está aclarado.
-Así es -no iba a confesarle sus intenciones-. No importa si me parezco o no a tu criada. No vamos a hacer nada por respeto a Joe y a Taylor -él no sabía que Tay estaría encantada con la idea y que se ocuparía ella misma de alquilarle el uniforme de criada.
-Correcto -lo dijo no muy convencido.
Parecía estar a la expectativa de verla dudar a ella y acompañarla en la cama.
Era tentador, pero tenían que salir cuanto antes del dormitorio. _____ necesitaba tiempo para pensar en la sorpresa del uniforme.
Entonces recordó la reserva en el restaurante y el taxi que los estaba esperando.
-¡Nick, tenemos que irnos! -miró el reloj que había junto a la cama-. Llegamos tarde a la reserva, y no quiero ni pensar en lo que marcará ya el taxímetro.
-Oh, Dios, lo siento -exclamó él sobresaltado. Seguro que te estás muriendo de hambre.
-Y que lo digas -hambre de sexo salvaje.
-Entonces vámonos.
-Sí, vámonos.
Se pusieron los abrigos, salieron del apartamento y se metieron en el ascensor antes de que _____ se diera cuenta de que no había mirado la mesa y las sillas.
-La mesa me ha parecido muy buena -dijo, suponiendo que era cierto.
Linc no tendría ninguna pieza defectuosa en su lujoso apartamento.
-Al menos todo cabe en una caja. Puedo llevártela mañana.
Demasiado pronto. Necesitaba más tiempo para analizar la situación. Seducirlo o no, esa era la cuestión.
Si finalmente decidía seducirlo necesitaría toda la ayuda que pudiera conseguir.
Tenía que hablarlo con Taylor, y luego conseguir un uniforme de criada. No podría estar lista antes del lunes.
-Me encantaría tener la mesa tan pronto, pero mañana tengo muchas cosas que hacer y seguramente no esté en casa.
-Oh -pareció decepcionado pero se encogió de hombros-. Cuando quieras.
Demonios, tenía que andarse con cuidado si no quería perderlo. Tal vez pudiera preparar la seducción para el día siguiente por la noche. Había que darse prisa.
Después de todo, aquello era Nueva York, por lo que tendría que haber alguna tienda de disfraces que abriera los domingos. Meg la ayudaría a encontrarla.
No estaba convencida del todo. Temía que a la mañana siguiente se le hubiera pasado la excitación v su proyecto le pareciera irrealizable. Tenía que comprometerse ya.
-Quizá esté en casa sobre las siete. ¿Te resulta muy tarde?
-No, me parece bien. O si quieres podemos esperar al próximo fin de semana -o había perdido todo interés en ella o era un maestro en el disimulo.
El próximo fin de semana sería muy tarde. Seis días por medio bastarían para que él se olvidara de su parecido con Belinda.
No podía dejarlo escapar Tenía que acostarse con él y así tachar al «semental de Wall Street» de su larga lista de candidatos. Y por lo que había dicho Taylor, Nick era el tipo perfecto para una aventura pasajera.
-Si pudieras venir a las siete podríamos encargar una pizza o algo así.
-¿No vas a cocinar nada para servirlo en tu nueva mesa? -le preguntó con una sonrisa.
-No, eso sería una costumbre propia de Virtue. En Nueva York hay, que encargar la comida -si seguía adelante con el plan de la criada, estaría demasiado ocupada como para ponerse a cocinar.
Tembló de anticipación. Sus fantasías en la gran ciudad estaban a punto de comenzar.
Maraton 1/5
_____ lo estaba pasando mejor que en toda su vida. Mientras caminaba junto a Nick por el pasillo enmoquetado, se felicitó a sí misma por decidir que él sería su primera conquista. La visita a su apartamento era una misión de investigación. No era probable que en el futuro saliera con alguien más rico que Nick, de modo que ningún hombre podría impresionarla con un apartamento más lujoso.
-Aprecio mucho que te hayas ofrecido a ayudarme -le dijo mientras él sacaba la llave del bolsillo-. Tay estuvo acertada al sugerirlo.
-Encantado de servir de ayuda -abrió la puerta y la invitó a pasar.
_____ pasó a un vestíbulo en el que se veía una mesa antigua con una pequeña estatua de mármol. Era de una mujer desnuda, con el pelo alborotado por un viento invisible.
Desde luego, a nadie de Virtue le habría gustado una cosa así en la entrada.
-Me gusta -dijo ella señalando la estatua.
-A mí también. La compré en París. La escultora aún no es famosa, pero creo que lo será.
-¿La compraste en París? -_____ soltó un suspiro-. Qué elegante suena eso. Algún día yo también podré hacerlo.
-¿Antes o después de hacer el amor en un ascensor? -paso a su lado y abrió la puerta de un pequeño armario.
-No te estarás burlando de mí, ¿verdad?
-No -descolgó un abrigo gris de una percha-. Es solo que nunca he conocido a nadie con tantos planes como tú.
-Eso es porque nunca has conocido a nadie que haya pasado toda su vida en un pueblo perdido de Estados Unidos.
-Es duro imaginárselo -se puso el abrigo y se lo ajustó sobre sus anchos hombros.
A ______ le encantaba ver a un hombre apuesto con un abrigo elegante. En Virtue no veía más que gruesas chaquetas acolchadas.
-¿Lista?
A pesar de la reserva y del taxímetro, _____ no quería irse sin ver el resto del apartamento. Pero no debía mostrar mucho interés. No era propio de una chica de ciudad.
-¿Me enseñas la mesa y las sillas plegables?
-Oh, por supuesto -se quitó el abrigo y. pasó bajo un arco a su izquierda-. Por aquí. Están en el armario del dormitorio.
Oh, Dios, el dormitorio... Echó un rápido vistazo a la salita mientras la atravesaban. Estaba llena de antigüedades y las ventanas ofrecían una vista espectacular, pero daba la impresión de que nadie vivía allí. La pantalla que cubría la chimenea no tenía ni una mota de hollín.
El dormitorio tampoco parecía muy hogareño, pero al menos había un libro bocabajo en una de las lujosas mesitas de nogal. Estrategias de mercado para el próximo milenio. No era una lectura muy estimulante para la noche.
-¿Conocías a la escultora? ¿A la mujer que hizo la estatua del vestíbulo?
-Sí... sí, la conocí -dejó el abrigo sobre la cama.
Por el modo como lo dijo, ______ supo que se había acostado con ella. Se quitó la mochila y el abrigo y los dejó también sobre la cama.
-¿Era simpática?
-Sí, muy, simpática -abrió las puertas de un gran armario y encendió una luz.
Sí, definitivamente se había acostado con ella. ______ se preguntó si la escultora sería como la estatua de mármol. Y encima hablando francés... No podía competir con una mujer así, ni tampoco tenía intención de hacerlo.
Mientras él buscaba en el armario, ella cerró los ojos y se lo imaginó saliendo de la ducha, desnudo, dispuesto a seducir a una mujer en aquella habitación.
Pero cuando abrió los ojos la imagen se esfumó. El diseño de la cama era sensual, pero el edredón y las sábanas tenían un aspecto demasiado práctico y formal.
Y luego estaba el libro de Economía y un maletín de cuero sobre un pequeño escritorio. También había un ordenador portátil.
Un par de corbatas descansaban en el respaldo de una silla, como si ninguna lo hubiera convencido. A _____ se le ocurrió pensar que tal vez hubiera estado frente al espejo, preguntándose qué iba a ponerse esa noche. Eso tranquilizó un poco la agonía por su propio vestuario.
Pero aparte de las corbatas no había muchos más signos de vida en el dormitorio. Aunque si una escultora francesa estuviera en la cama con Nick, ambos desnudos, la cosa cambiaría radicalmente.
-Tú también debes de tener muchos planes.
-¿Cómo cuáles? -preguntó él desde el armario.
-Oh, viajes a París, por ejemplo.
-Debería volver por allí. La última vez que estuve fue hace dos años.
¿Dos años? Entonces la aventura no debió de ser apoteósica...
-Tengo que mover algunas cosas para sacar la mesa. Dame un minuto.
-Claro -así tenía más tiempo para examinar la habitación.
Era mayor que su salita; el tipo de dormitorio para el que estaba hecha su alcoba. A través de una puerta doble vio un elegante cuarto de baño, propio de una revista de decoración.
Una cómoda de nogal ocupaba una esquina de la habitación, y sobre ella había una foto enmarcada. Se acercó para verla de cerca. En ella aparecían tres personas en lo que parecía la cubierta de un yate. El hombre y la mujer parecían sacados de un anuncio de colonia. Los dos sostenían por las manos a un sonriente niño de cinco o seis años que debía de ser Nivk.
Así que aquella era la pareja multimillonaria que le había inculcado el odio al matrimonio. ..
-Aquí están la mesa y las sillas.
Ella se volvió con una expresión de culpa.
-Solo estaba...
-Eh, es normal mirar las fotos de una habitación -dejó una caja sobre la cama.
La única foto de la habitación... pensó ella.
-Eras un niño muy guapo.
-Según mi madre era una espina en el trasero.
-¿Solo uno? Tendría que haber tenido siete.
-Seguramente lo fui. Tuve un tutor privado hasta que me mandaron al colegio, así que de niño no tuve muchos amigos. Un niño aburrido puede dar muchos problemas.
-¿Qué clase de problemas?
-Bueno, me di cuenta de que la criada y el mayordomo hablaban mucho en privado, así que me figuré que eran espías. Quería atraparlos en alguna declaración sospechosa, o mejor aún, descifrar su código secreto. Por ejemplo, si decían que había que limpiar las lámparas, mi significado era que tenían los planes de los mísiles.
_____ sonrió comprensiva.
-Yo solía creer que el campo de trigo de mi padre era una pista de aterrizaje para alienígenas, y que estos se transformaban en la gente de Virtue. ¿Vas a decirme que eras un chico problemático por creer en fantasías?
-No exactamente. Yo fui un poco más lejos y me propuse grabar sus conversaciones en una cinta.
-Oh -apartó los abrigos y se sentó en la cama para escucharlo-. Supongo que a los criados no les hizo ninguna gracia, ¿verdad?
-Nunca se dieron cuenta -dijo él apoyándose en la cómoda-. Pero parece que tenían alguna aventura, Porque en la cinta se oían gemidos, jadeos y algunas palabras que nunca había oído.
_____ sintió una punzada de alerta sexual.
-Vaya. ¿Supiste de qué se trataba?
-Al principio no -la miró con una sonrisa-. Pero me lo imaginé muy pronto. Tenía once años y era muy curioso.
-Sí, a esa edad es normal -estaba fascinada por el brillo de sensualidad que ardía en sus ojos.
-Cuando me imaginé de qué se trataba, escuché la cinta tantas veces que al final mi madre me descubrió. Yo no quería que despidieran a los criados por mi culpa, así que le dije que había pedido la cinta de un catálogo. Se puso como una fiera al creer que había comprado material pornográfico.
______ estaba emocionada por el sacrificio que había hecho por los criados.
-¿Y tu madre nunca supo nada de esa aventura?
-No lo creo. No se despidió a nadie.
-Tuvo que ser muy duro saber lo que estaban haciendo y luego verlos trabajar como si nada.
-Muy duro. Y además, la criada era preciosa. Ocupó un lugar destacado en mis fantasías de adolescente. Pero se fue antes de que yo alcanzara la edad necesaria.
El grado de lujuria del dormitorio se había incrementado con aquellas declaraciones.
-Seguro que todavía está en tu subconsciente -dijo ella. Había leído mucho sobre las fantasías masculinas. No podía evitarlo, pero la historia la estaba excitando-. ¿Cómo se llamaba?
-Belinda.
Un nombre perfecto para una criada.
-¿Cómo era?
Vio cómo su expresión se suavizaba y cómo separaba ligeramente los labios.
Dios... seguro que estaba pensando en Belinda.
-Cuéntame -deseaba saber cómo era esa mujer que tanto lo había marcado.
-Tenía una cintura muy estrecha, acentuada por su uniforme blanquinegro. Llevaba la falda muy corta, dejando ver unas piernas fabulosas. Siempre se abrochaba los botones hasta el cuello, pero en la parte del pecho parecían estar a punto de saltar.
-Y tú deseabas que saltaran.
-Sí.
Aquella afirmación, más que cualquier otra palabra o suspiro, le provocó a ______ un violento espasmo de sensualidad.
-¿Tenía el pelo largo o corto?
-Por los hombros, rizado... y grandes ojos verdes. Todavía recuerdo esos ojos.
-¿De qué color eran sus cabellos? -la mención de los ojos verdes y del pelo rizado la había dejado atónita.
-Castaño -dijo mirándola con ojos muy abiertos. A ______ le dio un vuelco el corazón.
-¿Soy... crees que me parezco a ella?
-No -se apresuró a responder- Tu pelo es muy parecido, así como el color de tus ojos. Y también tienes una estupenda figura, pero en general...
-En general no soy bonita -bajó la mirada y deseó no haber sido tan curiosa.
-Oh, sí, claro eres bonita.
Demasiado tarde.
No quería mirarlo y ver la compasión en sus ojos.
-Lo dices porque crees tener que hacerlo.
-No, lo digo porque lo eres -le dijo con plena convicción.
El tono de su voz le hizo levantar la cabeza. Al mirarlo a los ojos se quedó sin respiración. No se lo decía para ser amable. Se lo decía porque lo creía.
-Y la verdad es que te pareces mucho a Belinda - añadió-. Eso explica por qué yo... -se calló y negó con la cabeza-. No importa.
-¿Por qué tú qué? -el corazón volvió a latirle con fuerza.
-Por qué tuve esa reacción al verte por primera vez.
-¿Una reacción sexual?
-Sí.
-Oh... -tenía el corazón desbocado.
-Pero sería un grave error que llegáramos a algo.
-Estoy de acuerdo -al menos, era lo que intentaba creerse.
Se preguntó cuál sería su reacción si la viera con un uniforme de criada. Y se preguntó también si podría resistir la tentación de comprobarlo.
-Me refiero a que Joe es mi mejor amigo y Tay es tu mejor amiga. Sería una situación muy complicada.
-Ola, claro -entonces se le ocurrió la idea de la cinta grabadora. Si se acostaban juntos fingiendo ser ella la criada, podría grabarlo en una cinta y ponérsela otra vez. Si le gustaba, tal vez podría intentar algo más, como sexo telefónico.
-Entonces todo está aclarado.
-Así es -no iba a confesarle sus intenciones-. No importa si me parezco o no a tu criada. No vamos a hacer nada por respeto a Joe y a Taylor -él no sabía que Tay estaría encantada con la idea y que se ocuparía ella misma de alquilarle el uniforme de criada.
-Correcto -lo dijo no muy convencido.
Parecía estar a la expectativa de verla dudar a ella y acompañarla en la cama.
Era tentador, pero tenían que salir cuanto antes del dormitorio. _____ necesitaba tiempo para pensar en la sorpresa del uniforme.
Entonces recordó la reserva en el restaurante y el taxi que los estaba esperando.
-¡Nick, tenemos que irnos! -miró el reloj que había junto a la cama-. Llegamos tarde a la reserva, y no quiero ni pensar en lo que marcará ya el taxímetro.
-Oh, Dios, lo siento -exclamó él sobresaltado. Seguro que te estás muriendo de hambre.
-Y que lo digas -hambre de sexo salvaje.
-Entonces vámonos.
-Sí, vámonos.
Se pusieron los abrigos, salieron del apartamento y se metieron en el ascensor antes de que _____ se diera cuenta de que no había mirado la mesa y las sillas.
-La mesa me ha parecido muy buena -dijo, suponiendo que era cierto.
Linc no tendría ninguna pieza defectuosa en su lujoso apartamento.
-Al menos todo cabe en una caja. Puedo llevártela mañana.
Demasiado pronto. Necesitaba más tiempo para analizar la situación. Seducirlo o no, esa era la cuestión.
Si finalmente decidía seducirlo necesitaría toda la ayuda que pudiera conseguir.
Tenía que hablarlo con Taylor, y luego conseguir un uniforme de criada. No podría estar lista antes del lunes.
-Me encantaría tener la mesa tan pronto, pero mañana tengo muchas cosas que hacer y seguramente no esté en casa.
-Oh -pareció decepcionado pero se encogió de hombros-. Cuando quieras.
Demonios, tenía que andarse con cuidado si no quería perderlo. Tal vez pudiera preparar la seducción para el día siguiente por la noche. Había que darse prisa.
Después de todo, aquello era Nueva York, por lo que tendría que haber alguna tienda de disfraces que abriera los domingos. Meg la ayudaría a encontrarla.
No estaba convencida del todo. Temía que a la mañana siguiente se le hubiera pasado la excitación v su proyecto le pareciera irrealizable. Tenía que comprometerse ya.
-Quizá esté en casa sobre las siete. ¿Te resulta muy tarde?
-No, me parece bien. O si quieres podemos esperar al próximo fin de semana -o había perdido todo interés en ella o era un maestro en el disimulo.
El próximo fin de semana sería muy tarde. Seis días por medio bastarían para que él se olvidara de su parecido con Belinda.
No podía dejarlo escapar Tenía que acostarse con él y así tachar al «semental de Wall Street» de su larga lista de candidatos. Y por lo que había dicho Taylor, Nick era el tipo perfecto para una aventura pasajera.
-Si pudieras venir a las siete podríamos encargar una pizza o algo así.
-¿No vas a cocinar nada para servirlo en tu nueva mesa? -le preguntó con una sonrisa.
-No, eso sería una costumbre propia de Virtue. En Nueva York hay, que encargar la comida -si seguía adelante con el plan de la criada, estaría demasiado ocupada como para ponerse a cocinar.
Tembló de anticipación. Sus fantasías en la gran ciudad estaban a punto de comenzar.
heyitsnicktanii
Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
2/5
Durante la cena, Nick comió sin apenas saborear la comida. No podía dejar de pensar en la similitud que había entre _____ y Belinda, y en cierto modo lo aliviaba comprobar que su excitación estaba relacionada con su antigua obsesión por la criada.
Pero tenía que controlarse mejor, por lo que se esforzó en mantener una conversación inofensiva, hablando de su trabajo y del de _____, mientras seguía comparándola con Belinda. Tenía que reconocer que ____ era más guapa. Su boca era más grande, sus ojos más verdes, su barbilla más suave y su voz más encantadora. Verla comer también le resultaba familiar. De joven solía merodear por la cocina cuando Belinda estaba comiendo. Nunca fue muy discreto, por lo que todos en la casa, incluida ella, debían de saber lo que sentía. Era un pensamiento muy embarazoso, pero gracias a la edad y a la experiencia fue capaz de esconder su reacción a las mujeres. Seguro que _____ percibía la química que había entre ellos, pero no tenía ni idea de lo mucho que lo excitaba.
_____ votó por saltarse el postre, y como era su primera noche, él aceptó su decisión, aunque no le gustaba la idea de dejar el restaurante. Llegaba el momento de enseñarle los clubes nocturnos y tal vez tuviera que bailar con ella. No solo eso; le estaría enseñando dónde conseguir a los candidatos para su carrera sexual.
Las calles estaban atestadas de coches y peatones. Conseguir un taxi sería una tarea complicada, lo cual agradaba a Nick.
Tiempo atrás había aprendido que las mujeres admiraban al hombre que conseguía un taxi cuando parecía imposible. Para Linc aquello equivalía a la caza del mamut en la Prehistoria. Por eso había perfeccionado la técnica. No quiso pedir uno por teléfono desde el restaurante porque hubiera sido un tramposo.
-¿No es genial? -dijo Trudy-. Adoro los atascos. Nick no pudo evitar una sonrisa, porque también a él le gustaban.
-Nunca te faltarán en Nueva York. Ahora, si me esperas aquí en la puerta, donde no hace tanto frío, yo iré a buscar un taxi -la adrenalina le recorrió las venas mientras se dirigía hacia la calzada. «Yo, Tarzán, conseguir taxi a Jane».
Ella corrió a su lado.
-Quiero hacerlo yo.
-¿Conseguir un taxi? _____, a esta hora es muy difícil...
-He estado practicando.
-¿Cómo? No creo que haya taxis en Virtue.
-He aprendido a silbar.
Antes de que pudiera detenerla, lo adelantó, se llevó dos dedos a la boca y soltó un estridente silbido. Enseguida, un taxi se paró en el bordillo.
-¿Lo ves? -se volvió hacia Nick con expresión triunfante-. iHe conseguido uno!
-Estupendo -dijo él ocultando su decepción. Tendría que haberse figurado que ella era capaz de silbar así de fuerte. No en vano, tenía su propia caja de herramientas-. Ahora será mejor que entres antes de... -no había terminado la frase cuando un hombre de mediana edad apareció detrás de _____ y abrió la puerta del coche.
Nick apartó a _____ y agarró la puerta.
-Lo siento. Este es nuestro taxi.
El hombre miró a Nick con el ceño fruncido.
-Yo creo que no.
Nick volvió a sentir la adrenalina. _____ había conseguido el taxi, pero él iba a luchar por mantenerlo. Le lanzó al hombre su mirada más amenazante.
-Sí, lo es. Así que...
-¿Adónde vas? -preguntó ______ metiéndose entre los dos.
-A Times Square.
-No me importa ir hasta allí. Podemos compartirlo,
-_____, espera un momento -Nick quería derrotar al enemigo, no llevarlo con ellos-. No vamos a...
-¿Te llamas _____? -el hombre sonrió-. Igual que mi madre, _____ Besselhoffer.
-¿Entonces tu apellido es Bessellioffer?
-Sí, me llamo Hernian Bessellioffer.
Nick se sintió transportado a otro universo. En el mundo donde vivía la gente no se ponía a charlar con quien intentaba robar un taxi. Estaba a medias entre la irritación y la fascinación, pero la fascinación ganaba terreno.
-Yo soy ____ Baxter -le tendió la mano-. Encantada de conocerte. Este es Nicholas Jonas. Nosotros...
-¡Eh, ustedes! -gritó el taxista-. ¿Dentro o fuera?
-Dentro -respondió ____. Se deslizó en el asiento trasero-. Vamos, Herman y Nick. Hay mucho espacio.
-Por mí de acuerdo -dijo Herman.
A Nick no le quedó más remedio que aceptar. Las cosas no estaban saliendo como había planeado. Su plan era tomar un taxi hasta la Quinta Avenida y desde allí pasear hasta Rockefeller Center para ver la pista de hielo. Después pensaba ir a Times Square y a los clubes nocturnos.
Su fallo había sido no explicarle el itinerario a ______. Tendría que esperar hasta que se libraran del extraño, quien estaba sentado entre los dos. A Nick no le gustaba nada que el muslo de ______ estuviera pegado al de un desconocido, aunque el hombre tuviera edad suficiente para ser su padre y no tuviera el menor interés en ligar con ella.
-¿Adónde? -preguntó el taxista.
-Times Square -respondió Nick.
Se recostó en el asiento con los brazos cruzados y oyó cómo ______ hacía un nuevo amigo. Iba a tener que hablar seriamente con ella.
El taxi los dejó a una manzana del centro de Times
Square, y pagaron la carrera entre los tres. Nick insistió en pagar la parte de ______, pero ella no aceptó, ya que él había pagado una fortuna por tener a un taxi esperando en la puerta de su piso,
Una vez que Herman se despidió, Nick se dispuso a explicarle el itinerario, pero _____ levantó los brazos y señaló los letreros luminosos de la Torre Allied.
-¡Mira eso! -exclamó, expulsando una nube de aliento en el gélido aire nocturno.
Él estaba mirando, desde luego. ____ parecía tan encantadora que tuvo el alocado deseo de besarla. Las luces se reflejaban en sus cabellos rizados, y el viento le enrojecía las mejillas, dándole un aspecto mucho más inocente de lo que en verdad era. Nick se preguntó cuantos chicos la habrían besado en el pueblo. Seguro que ninguno la había besado en medio de Times Square.
Ella estaba tan entusiasmada con la vista que no se dio cuenta de su intención. Además, no iba a besarla. De ningún modo.
-Tengo que pellizcarme para saber que no estoy soñando. ¡Lo que hubiera dado por estar aquí en Año Nuevo! Pero no podía irme de Virtue entonces ¿Tú viniste?
-No -había celebrado la Nochevieja en una elegante fiesta con una elegante mujer. Clarise lo hubiera invitado a pasar las primeras horas del año en su cama, pero él no creía que acostarse con una mujer que apenas le importaba fuera una buena forma de celebrarlo. Desde entonces no se habían vuelto a ver.
-Pues el año que viene yo sí que voy a estar aquí -dijo ella-. Lo prometo.
-Estoy seguro -se preguntó con quién estaría y sintió una punzada de celos-. _____, hay algo de lo que tenemos que hablar. En esta ciudad tienes que tener mucho cuidado con la gente.
-Lo sé -siguió embelesada por las luces-.Tranquilo. Si tú no hubieras estado para protegerme, no habría invitado a Herman a compartir el taxi.
-Bueno, eso está bien -apretó los puños en los bolsillos para reprimir el deseo de abrazarla y besarla.
-Sabía que no dejarías que nada me ocurriera.
-Sí, pero aun así tienes que ser consciente del peligro -dijo con más severidad de la que en realidad sentía. Saber que confiaba en él era muy halagador, y también muy tentador. Empezaba a ver que _____ era especial, y que ser su protector era un privilegio.
-Tendré más cuidado con las personas -le aseguró ella-. Tay me lo advirtió -sus miradas se encontraron y en ese momento pareció que el viento y el tráfico se detenían-. De todas formas, me gustó mucho que intentarás impedirle que se quedara con el taxi. Hiciste que me entraran escalofríos.
Él tragó saliva mientras el deseo lo acuciaba desde el interior.
-Seguramente te sacudió una corriente de aire - intentó bromear con el asunto, pero la idea de que pudiera haberla excitado sexualmente le aceleraba el corazón.
-Ahora no hay corriente -se arrimó a él sin apartar la mirada-.Y sigo sintiendo escalofríos.
Él sintió un estremecimiento de necesidad por todo el cuerpo.
-¿Y tú? ¿Sientes escalofríos? -le preguntó ella suavemente.
Nick no fue consciente de sacar las manos de los bolsillos, pero de pronto se encontró abrazándola, apretándola contra él tanto como se lo permitía el grueso abrigo.
-Sí -susurró, e inclinó la cabeza.
Durante la cena, Nick comió sin apenas saborear la comida. No podía dejar de pensar en la similitud que había entre _____ y Belinda, y en cierto modo lo aliviaba comprobar que su excitación estaba relacionada con su antigua obsesión por la criada.
Pero tenía que controlarse mejor, por lo que se esforzó en mantener una conversación inofensiva, hablando de su trabajo y del de _____, mientras seguía comparándola con Belinda. Tenía que reconocer que ____ era más guapa. Su boca era más grande, sus ojos más verdes, su barbilla más suave y su voz más encantadora. Verla comer también le resultaba familiar. De joven solía merodear por la cocina cuando Belinda estaba comiendo. Nunca fue muy discreto, por lo que todos en la casa, incluida ella, debían de saber lo que sentía. Era un pensamiento muy embarazoso, pero gracias a la edad y a la experiencia fue capaz de esconder su reacción a las mujeres. Seguro que _____ percibía la química que había entre ellos, pero no tenía ni idea de lo mucho que lo excitaba.
_____ votó por saltarse el postre, y como era su primera noche, él aceptó su decisión, aunque no le gustaba la idea de dejar el restaurante. Llegaba el momento de enseñarle los clubes nocturnos y tal vez tuviera que bailar con ella. No solo eso; le estaría enseñando dónde conseguir a los candidatos para su carrera sexual.
Las calles estaban atestadas de coches y peatones. Conseguir un taxi sería una tarea complicada, lo cual agradaba a Nick.
Tiempo atrás había aprendido que las mujeres admiraban al hombre que conseguía un taxi cuando parecía imposible. Para Linc aquello equivalía a la caza del mamut en la Prehistoria. Por eso había perfeccionado la técnica. No quiso pedir uno por teléfono desde el restaurante porque hubiera sido un tramposo.
-¿No es genial? -dijo Trudy-. Adoro los atascos. Nick no pudo evitar una sonrisa, porque también a él le gustaban.
-Nunca te faltarán en Nueva York. Ahora, si me esperas aquí en la puerta, donde no hace tanto frío, yo iré a buscar un taxi -la adrenalina le recorrió las venas mientras se dirigía hacia la calzada. «Yo, Tarzán, conseguir taxi a Jane».
Ella corrió a su lado.
-Quiero hacerlo yo.
-¿Conseguir un taxi? _____, a esta hora es muy difícil...
-He estado practicando.
-¿Cómo? No creo que haya taxis en Virtue.
-He aprendido a silbar.
Antes de que pudiera detenerla, lo adelantó, se llevó dos dedos a la boca y soltó un estridente silbido. Enseguida, un taxi se paró en el bordillo.
-¿Lo ves? -se volvió hacia Nick con expresión triunfante-. iHe conseguido uno!
-Estupendo -dijo él ocultando su decepción. Tendría que haberse figurado que ella era capaz de silbar así de fuerte. No en vano, tenía su propia caja de herramientas-. Ahora será mejor que entres antes de... -no había terminado la frase cuando un hombre de mediana edad apareció detrás de _____ y abrió la puerta del coche.
Nick apartó a _____ y agarró la puerta.
-Lo siento. Este es nuestro taxi.
El hombre miró a Nick con el ceño fruncido.
-Yo creo que no.
Nick volvió a sentir la adrenalina. _____ había conseguido el taxi, pero él iba a luchar por mantenerlo. Le lanzó al hombre su mirada más amenazante.
-Sí, lo es. Así que...
-¿Adónde vas? -preguntó ______ metiéndose entre los dos.
-A Times Square.
-No me importa ir hasta allí. Podemos compartirlo,
-_____, espera un momento -Nick quería derrotar al enemigo, no llevarlo con ellos-. No vamos a...
-¿Te llamas _____? -el hombre sonrió-. Igual que mi madre, _____ Besselhoffer.
-¿Entonces tu apellido es Bessellioffer?
-Sí, me llamo Hernian Bessellioffer.
Nick se sintió transportado a otro universo. En el mundo donde vivía la gente no se ponía a charlar con quien intentaba robar un taxi. Estaba a medias entre la irritación y la fascinación, pero la fascinación ganaba terreno.
-Yo soy ____ Baxter -le tendió la mano-. Encantada de conocerte. Este es Nicholas Jonas. Nosotros...
-¡Eh, ustedes! -gritó el taxista-. ¿Dentro o fuera?
-Dentro -respondió ____. Se deslizó en el asiento trasero-. Vamos, Herman y Nick. Hay mucho espacio.
-Por mí de acuerdo -dijo Herman.
A Nick no le quedó más remedio que aceptar. Las cosas no estaban saliendo como había planeado. Su plan era tomar un taxi hasta la Quinta Avenida y desde allí pasear hasta Rockefeller Center para ver la pista de hielo. Después pensaba ir a Times Square y a los clubes nocturnos.
Su fallo había sido no explicarle el itinerario a ______. Tendría que esperar hasta que se libraran del extraño, quien estaba sentado entre los dos. A Nick no le gustaba nada que el muslo de ______ estuviera pegado al de un desconocido, aunque el hombre tuviera edad suficiente para ser su padre y no tuviera el menor interés en ligar con ella.
-¿Adónde? -preguntó el taxista.
-Times Square -respondió Nick.
Se recostó en el asiento con los brazos cruzados y oyó cómo ______ hacía un nuevo amigo. Iba a tener que hablar seriamente con ella.
El taxi los dejó a una manzana del centro de Times
Square, y pagaron la carrera entre los tres. Nick insistió en pagar la parte de ______, pero ella no aceptó, ya que él había pagado una fortuna por tener a un taxi esperando en la puerta de su piso,
Una vez que Herman se despidió, Nick se dispuso a explicarle el itinerario, pero _____ levantó los brazos y señaló los letreros luminosos de la Torre Allied.
-¡Mira eso! -exclamó, expulsando una nube de aliento en el gélido aire nocturno.
Él estaba mirando, desde luego. ____ parecía tan encantadora que tuvo el alocado deseo de besarla. Las luces se reflejaban en sus cabellos rizados, y el viento le enrojecía las mejillas, dándole un aspecto mucho más inocente de lo que en verdad era. Nick se preguntó cuantos chicos la habrían besado en el pueblo. Seguro que ninguno la había besado en medio de Times Square.
Ella estaba tan entusiasmada con la vista que no se dio cuenta de su intención. Además, no iba a besarla. De ningún modo.
-Tengo que pellizcarme para saber que no estoy soñando. ¡Lo que hubiera dado por estar aquí en Año Nuevo! Pero no podía irme de Virtue entonces ¿Tú viniste?
-No -había celebrado la Nochevieja en una elegante fiesta con una elegante mujer. Clarise lo hubiera invitado a pasar las primeras horas del año en su cama, pero él no creía que acostarse con una mujer que apenas le importaba fuera una buena forma de celebrarlo. Desde entonces no se habían vuelto a ver.
-Pues el año que viene yo sí que voy a estar aquí -dijo ella-. Lo prometo.
-Estoy seguro -se preguntó con quién estaría y sintió una punzada de celos-. _____, hay algo de lo que tenemos que hablar. En esta ciudad tienes que tener mucho cuidado con la gente.
-Lo sé -siguió embelesada por las luces-.Tranquilo. Si tú no hubieras estado para protegerme, no habría invitado a Herman a compartir el taxi.
-Bueno, eso está bien -apretó los puños en los bolsillos para reprimir el deseo de abrazarla y besarla.
-Sabía que no dejarías que nada me ocurriera.
-Sí, pero aun así tienes que ser consciente del peligro -dijo con más severidad de la que en realidad sentía. Saber que confiaba en él era muy halagador, y también muy tentador. Empezaba a ver que _____ era especial, y que ser su protector era un privilegio.
-Tendré más cuidado con las personas -le aseguró ella-. Tay me lo advirtió -sus miradas se encontraron y en ese momento pareció que el viento y el tráfico se detenían-. De todas formas, me gustó mucho que intentarás impedirle que se quedara con el taxi. Hiciste que me entraran escalofríos.
Él tragó saliva mientras el deseo lo acuciaba desde el interior.
-Seguramente te sacudió una corriente de aire - intentó bromear con el asunto, pero la idea de que pudiera haberla excitado sexualmente le aceleraba el corazón.
-Ahora no hay corriente -se arrimó a él sin apartar la mirada-.Y sigo sintiendo escalofríos.
Él sintió un estremecimiento de necesidad por todo el cuerpo.
-¿Y tú? ¿Sientes escalofríos? -le preguntó ella suavemente.
Nick no fue consciente de sacar las manos de los bolsillos, pero de pronto se encontró abrazándola, apretándola contra él tanto como se lo permitía el grueso abrigo.
-Sí -susurró, e inclinó la cabeza.
heyitsnicktanii
Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
3/5
______le echó los brazos al cuello y lo recibió de puntillas. No se le ocurría otra forma mejor de entrar en Nueva York que besar a un hombre tan guapo como Nick en medio del Times Square.
Quería que el beso fuera espectacular, de modo que volcó todo su entusiasmo. Nick soltó un gemido e introdujo la lengua en su boca. Lo hizo sin pérdida de tiempo, para demostrarle lo que quería de ella. Y ella aflojó la mandíbula para hacerle saber que podía tomarlo.
Se dijo a sí misma que era la emoción por estar en Times Square lo que la hacía temblar de emoción. Cualquier otro hombre apuesto de ciudad le habría provocado la misma reacción, así que no tenía de qué preocuparse. Podía relajarse y disfrutar.
Pero «disfrutar» no bastaba para describirlo que le estaba pasando. Mientras más intenso y profundo se hacia el beso, más húmeda quedaba su ropa interior. El ruido de las bocinas no era nada comparado a los latidos de su corazón.
Él entrelazó los dedos en sus cabellos y le hizo inclinar la cabeza para probar con un ángulo mejor. Ella gimió y lo abrazó por la cintura. Quería sentir su erección, pero había demasiada ropa entre ellos.
Sin que supiera cómo, notó que su abrigo se aflojaba y que él metía la mano en el interior. A ella no le importó que sus dedos estuvieran fríos cuando los deslizó por debajo del jersey y le acarició la piel desnuda. Cuando los dedos llegaron al cierre trasero del sujetador, un fuerte temblor la sacudió.
Pero entonces él retiró la mano y se apartó para mirarla con perplejidad.
-¿Qué estoy haciendo?
-¿Construir un recuerdo? -preguntó ella con dificultad.
Lentamente, él le soltó el pelo y volvió a abrocharle el abrigo.
-Yo... olvidé dónde estábamos.
-Yo no.
Él tragó saliva.
-Pues tendrías que haberme detenido. No quería ponerte en esta situación tan embarazosa. Yo...
-¿Embarazosa? Para mí ha sido impresionante.
-El beso ha estado muy bien, pero no acostumbro a comportarme así en público -dijo mientras le ataba el cinturón del abrigo.
-Yo tampoco -encontró divertida su incomodidad-. Este tipo de cosas no se hacen en Virtue, aunque recuerdo que una vez nos pillaron a la una de la mañana en la plaza del pueblo.
-En primer lugar, no tendría que haberte besado -parecía estar muy preocupado consigo mismo-. Ni meter la mano por tu abrigo.
-Y por debajo del jersey... -añadió ella. Se sentía orgullosa de lo que había provocado.
-Lo siento mucho -se puso rojo como un tomate-. De verdad. No sé lo que me ha pasado.
-Puro deseo.
-No volverá a ocurrir.
«¿Quieres apostar a que sí?», pensó ella.
Después de un beso así, estaba decidida a llevar a cabo sus planes. La ciudad le daría la inspiración necesaria. Tal vez no fuera demasiado melosa en su acercamiento, pero no pasaba nada. Linc era el sujeto perfecto con quien practicar.
Después del incidente del beso, Nick se mostró mucho más precavido. Sabía que no podía arriesgarse a una situación similar, de modo que evitó cualquier posible contacto cuando fueron caminando hacia la Quinta Avenida.
El gélido aire nocturno tendría que haber enfriado sus ánimos, pero no fue así. Y ____ tampoco ayudaba, contándole la historia del beso en la plaza de Virtue. Pensó en pedirle que no le diera detalles, pero entonces hubiera parecido muy vulnerable, por lo que recorrió varias manzanas luchando contra una erección.
Finalmente llegaron a la Quinta Avenida y su relato acabó. Nick propuso ver los escaparates, con la esperanza de que aquello terminara de calmarlo.
Pero nunca había visto escaparates con _____. En cuanto llegaron a la zona comercial, ella enganchó su brazo al suyo y él pudo sentir la curva de su pecho.
-¡Oh, mira eso! -exclamó deteniéndose frente a una cristalera.
Tendría que habérselo esperado. Estaba señalando un vistoso camisón.
-Sí, ya lo veo -murmuró, intentando pensar en algo que no fuera en la imagen de _____ con camisón o en la imagen de _____desnuda en su alcoba.
-Es exactamente lo que necesito
Nick dudaba que se estuviera refiriendo al camisón de abuelita que llevaba un alto maniquí junto a la ventana. No, seguro que tenía puesto el ojo en uno más corto de satén negro.
-Ajá -murmuró, decidido a no imaginársela con aquella prenda.
-Apuesto a que no sabes de qué estoy hablando.
Él la miró brevemente a los ojos. No era conveniente mantener el contacto visual.
-Supongo que necesitas un camisón.
-No. Bueno, sí, necesito varios. Pero lo que realmente necesito es ese biombo. O un biombo cualquiera, ya que no creo que me vendan el del escaparate.
-Oh -era cada vez más consciente del modo en que ella le sostenía el brazo pegado a su seno. Y se preguntaba por qué demonios tenía que oler tan condenadamente bien.
-¿No vas a preguntarme por qué necesito un biombo?
Temía preguntarlo, pero debía mostrarse frío y sereno.
-¿Por qué?
-Cuestión de logística. Ahora que he transformado mi salita en un dormitorio, necesito un rincón donde cambiarme de ropa.
-¿No puedes hacerlo en el dormitorio vacío?
-Sí, pero no sería impactante ni sexy. Imagina si llevo a alguien a casa.
Nick prefería no imaginarse nada.
-Imagina que le digo que se sirva una copa en la cocina mientras yo me pongo algo más cómodo - continuó ella-. Pero si tengo que cambiarme en el dormitorio, tendría que pasar por la cocina para volver a la salita. No tendría ninguna gracia.
-Quizá
No le gustaba pensar en que se pusiera algo más cómodo con algún cretino esperando en la cocina. Tampoco podía imaginar por qué lo molestaba tanto. A fin de cuentas, para eso había ido ____ a Nueva York.
-La solución es un biombo en un rincón de la salita -dijo ella-. Puedo dejar una de tus sillas detrás y colgar en el respaldo la lencería que tenga pensada para la ocasión.
-Ajá -se preguntó de dónde sacaría esas ideas de seducción propias de Cleopatra.
-No pareces muy entusiasmado. ¿No crees que sería muy sexy que me desnudara tras el biombo mientras le cuento cómo me ha ido el día? Podría incluso colgar una media por encima para acentuar el efecto -lo miró con atención-. ¿Por qué frunces el ceño? ¿Te parece una idea tan mala?
-No es mala idea -dijo él intentando neutralizar su expresión.
-No, pero ¿es una buena idea? Puedes ser sincero. Si suena ridículo no debería hacerlo. Intenta imaginarte a ti mismo en la escena.
-De acuerdo -intentaba no imaginarse precisamente eso.
-¿Y bien? ¿Crees que te excitaría oír a tu pareja mientras se desnuda tras un biombo?
Veinte segundos más allí parado y tendría que besarla de nuevo.
-Sí, me excitaría. Y ahora, ¿podemos seguir? -Le preguntó como si lo estuviera suplicando. _____ estaba haciendo estragos en su autodisciplina, y eso no le gustaba.
-Por supuesto -le respondió ella con una sonrisa, y ambos siguieron caminando.
Si fuera tan listo como le gustaba pensar que era, le pediría que siguieran el itinerario marcado. Pero tenía la sospecha que ella estaba trazando su propio itinerario en aquella cabeza tan apasionada. Y no se parecía nada al suyo.
Cualquier cosa podía suceder.
______le echó los brazos al cuello y lo recibió de puntillas. No se le ocurría otra forma mejor de entrar en Nueva York que besar a un hombre tan guapo como Nick en medio del Times Square.
Quería que el beso fuera espectacular, de modo que volcó todo su entusiasmo. Nick soltó un gemido e introdujo la lengua en su boca. Lo hizo sin pérdida de tiempo, para demostrarle lo que quería de ella. Y ella aflojó la mandíbula para hacerle saber que podía tomarlo.
Se dijo a sí misma que era la emoción por estar en Times Square lo que la hacía temblar de emoción. Cualquier otro hombre apuesto de ciudad le habría provocado la misma reacción, así que no tenía de qué preocuparse. Podía relajarse y disfrutar.
Pero «disfrutar» no bastaba para describirlo que le estaba pasando. Mientras más intenso y profundo se hacia el beso, más húmeda quedaba su ropa interior. El ruido de las bocinas no era nada comparado a los latidos de su corazón.
Él entrelazó los dedos en sus cabellos y le hizo inclinar la cabeza para probar con un ángulo mejor. Ella gimió y lo abrazó por la cintura. Quería sentir su erección, pero había demasiada ropa entre ellos.
Sin que supiera cómo, notó que su abrigo se aflojaba y que él metía la mano en el interior. A ella no le importó que sus dedos estuvieran fríos cuando los deslizó por debajo del jersey y le acarició la piel desnuda. Cuando los dedos llegaron al cierre trasero del sujetador, un fuerte temblor la sacudió.
Pero entonces él retiró la mano y se apartó para mirarla con perplejidad.
-¿Qué estoy haciendo?
-¿Construir un recuerdo? -preguntó ella con dificultad.
Lentamente, él le soltó el pelo y volvió a abrocharle el abrigo.
-Yo... olvidé dónde estábamos.
-Yo no.
Él tragó saliva.
-Pues tendrías que haberme detenido. No quería ponerte en esta situación tan embarazosa. Yo...
-¿Embarazosa? Para mí ha sido impresionante.
-El beso ha estado muy bien, pero no acostumbro a comportarme así en público -dijo mientras le ataba el cinturón del abrigo.
-Yo tampoco -encontró divertida su incomodidad-. Este tipo de cosas no se hacen en Virtue, aunque recuerdo que una vez nos pillaron a la una de la mañana en la plaza del pueblo.
-En primer lugar, no tendría que haberte besado -parecía estar muy preocupado consigo mismo-. Ni meter la mano por tu abrigo.
-Y por debajo del jersey... -añadió ella. Se sentía orgullosa de lo que había provocado.
-Lo siento mucho -se puso rojo como un tomate-. De verdad. No sé lo que me ha pasado.
-Puro deseo.
-No volverá a ocurrir.
«¿Quieres apostar a que sí?», pensó ella.
Después de un beso así, estaba decidida a llevar a cabo sus planes. La ciudad le daría la inspiración necesaria. Tal vez no fuera demasiado melosa en su acercamiento, pero no pasaba nada. Linc era el sujeto perfecto con quien practicar.
Después del incidente del beso, Nick se mostró mucho más precavido. Sabía que no podía arriesgarse a una situación similar, de modo que evitó cualquier posible contacto cuando fueron caminando hacia la Quinta Avenida.
El gélido aire nocturno tendría que haber enfriado sus ánimos, pero no fue así. Y ____ tampoco ayudaba, contándole la historia del beso en la plaza de Virtue. Pensó en pedirle que no le diera detalles, pero entonces hubiera parecido muy vulnerable, por lo que recorrió varias manzanas luchando contra una erección.
Finalmente llegaron a la Quinta Avenida y su relato acabó. Nick propuso ver los escaparates, con la esperanza de que aquello terminara de calmarlo.
Pero nunca había visto escaparates con _____. En cuanto llegaron a la zona comercial, ella enganchó su brazo al suyo y él pudo sentir la curva de su pecho.
-¡Oh, mira eso! -exclamó deteniéndose frente a una cristalera.
Tendría que habérselo esperado. Estaba señalando un vistoso camisón.
-Sí, ya lo veo -murmuró, intentando pensar en algo que no fuera en la imagen de _____ con camisón o en la imagen de _____desnuda en su alcoba.
-Es exactamente lo que necesito
Nick dudaba que se estuviera refiriendo al camisón de abuelita que llevaba un alto maniquí junto a la ventana. No, seguro que tenía puesto el ojo en uno más corto de satén negro.
-Ajá -murmuró, decidido a no imaginársela con aquella prenda.
-Apuesto a que no sabes de qué estoy hablando.
Él la miró brevemente a los ojos. No era conveniente mantener el contacto visual.
-Supongo que necesitas un camisón.
-No. Bueno, sí, necesito varios. Pero lo que realmente necesito es ese biombo. O un biombo cualquiera, ya que no creo que me vendan el del escaparate.
-Oh -era cada vez más consciente del modo en que ella le sostenía el brazo pegado a su seno. Y se preguntaba por qué demonios tenía que oler tan condenadamente bien.
-¿No vas a preguntarme por qué necesito un biombo?
Temía preguntarlo, pero debía mostrarse frío y sereno.
-¿Por qué?
-Cuestión de logística. Ahora que he transformado mi salita en un dormitorio, necesito un rincón donde cambiarme de ropa.
-¿No puedes hacerlo en el dormitorio vacío?
-Sí, pero no sería impactante ni sexy. Imagina si llevo a alguien a casa.
Nick prefería no imaginarse nada.
-Imagina que le digo que se sirva una copa en la cocina mientras yo me pongo algo más cómodo - continuó ella-. Pero si tengo que cambiarme en el dormitorio, tendría que pasar por la cocina para volver a la salita. No tendría ninguna gracia.
-Quizá
No le gustaba pensar en que se pusiera algo más cómodo con algún cretino esperando en la cocina. Tampoco podía imaginar por qué lo molestaba tanto. A fin de cuentas, para eso había ido ____ a Nueva York.
-La solución es un biombo en un rincón de la salita -dijo ella-. Puedo dejar una de tus sillas detrás y colgar en el respaldo la lencería que tenga pensada para la ocasión.
-Ajá -se preguntó de dónde sacaría esas ideas de seducción propias de Cleopatra.
-No pareces muy entusiasmado. ¿No crees que sería muy sexy que me desnudara tras el biombo mientras le cuento cómo me ha ido el día? Podría incluso colgar una media por encima para acentuar el efecto -lo miró con atención-. ¿Por qué frunces el ceño? ¿Te parece una idea tan mala?
-No es mala idea -dijo él intentando neutralizar su expresión.
-No, pero ¿es una buena idea? Puedes ser sincero. Si suena ridículo no debería hacerlo. Intenta imaginarte a ti mismo en la escena.
-De acuerdo -intentaba no imaginarse precisamente eso.
-¿Y bien? ¿Crees que te excitaría oír a tu pareja mientras se desnuda tras un biombo?
Veinte segundos más allí parado y tendría que besarla de nuevo.
-Sí, me excitaría. Y ahora, ¿podemos seguir? -Le preguntó como si lo estuviera suplicando. _____ estaba haciendo estragos en su autodisciplina, y eso no le gustaba.
-Por supuesto -le respondió ella con una sonrisa, y ambos siguieron caminando.
Si fuera tan listo como le gustaba pensar que era, le pediría que siguieran el itinerario marcado. Pero tenía la sospecha que ella estaba trazando su propio itinerario en aquella cabeza tan apasionada. Y no se parecía nada al suyo.
Cualquier cosa podía suceder.
heyitsnicktanii
Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
4/5
_____ se sintió orgullosa de su habilidad para desconcertar a Nick con su conversación sobre biombos y desnudos. Solo llevaba tres días en Nueva York y ya había encendido la libido de un macizo de Wall Street. ¡Genial!
La confianza en su sexualidad duró hasta que al fin la llevó a un club nocturno. Fue entonces cuando volvió a sentirse como una palurda, al ver cómo la gente bailaba al son de una música nunca oída con anterioridad y bebía brebajes desconocidos. Por suerte Nick pidió champán por los dos. Si la hubiera dejado, ella habría cometido la imprudencia de pedir un refresco de cola.
Su pelo no iba peinado a la moda y ni el color ni la forma de las uñas eran los adecuados. También recordó que no se había repasado el pintalabios desde el beso en Times Square. Debía de tener el mismo aspecto que si hubiera metido los dedos en un enchufe.
-Algo va mal -le dijo Nick-. No estás rebosante de alegría en tu primera visita a un club nocturno.
-Será porque estoy, rebosante de inseguridad.
-¿Tú? -preguntó él sorprendido-. ¿Por qué?
-Yo... oh, no importa -era mejor no explicarle a un hombre cuestiones de uñas y peinados.
-¿Quieres que vayamos a otro sitio?
-¡No, este está muy bien! De verdad, es genial - ningún otro sitio la haría sentirse mejor, y además, no podían desaprovechar la cara botella de champán que él había pedido.
-Te he traído aquí porque es el lugar preferido de la gente de la Street.. Así las posibilidades de encontrar a un tipo decente serán mayores.
-Gracias -apuró la copa y él volvió a llenársela. Nick había usado la palabra «Street» para referirse a Wall Street, pero afortunadamente ella había visto demasiadas series de televisión. Sin embargo, no podía confiarse. Debía aumentar su vocabulario urbano.
Por desgracia nunca podría adquirir el acento, lo que de verdad representaba a la ciudad de sus sueños. El colmo de sus fantasías sería escuchar ese acento en dulces palabras al oído mientras estuvieran en la cama.
-Me sorprende tu reacción a este lugar -dijo Nick-. Pensé que me arrastrarías a la pista de baile.
-Es que tengo sed -tomó otro trago y dejó la copa por la mitad. Cuanto antes se acabaran la botella antes se irían. De ningún modo iba a bailar en público hasta que hubiera perfeccionado sus movimientos y su vestuario-. ¿Tú no estás sediento después de toda esa caminata? -vio que Nick apenas había tocado su vaso
-Está claro que no tanto como tú -respondió él, y dio un pequeño sorbo.
Entonces a ella la asaltó otra terrible duda: ¿sería indecoroso beber el champán a grandes tragos? Sintió que se ponía colorada.
-¿Y ahora qué pasa? -le preguntó Linc con preocupación-. ¿He dicho algo que te haya molestado?
Ella negó con la cabeza. Fue como si el local entero diera vueltas a su alrededor.
-Tal vez seas alérgica al champán . Te estás poniendo roja.
-Estoy bien -qué humillante era todo. Estar sentada en un club de lo más selecto, con el pelo hecho un desastre, sin maquillar y la cara como un tomate-. Creo que voy a ir al aseo -dijo agarrando la mochila.
Él se apartó de la mesa al instante.
-¿Te encuentras mal? Puedo llevarte ahora mismo a una clínica...
-¡No! Enseguida vuelvo -se levantó tan rápidamente que chocó contra él cuando intentaba ayudarla con la silla. Si no la hubiera agarrado hubiera caído de bruces al suelo.
Avanzó sin ningún sentido de la orientación, y acabó en la pequeña cocina del club. Un camarero la miró de mala manera y ella murmuró la pregunta.
-Bajando las escaleras a la izquierda -respondió fríamente.
Con mucho esfuerzo consiguió llegar hasta las escaleras y bajó al sótano. Era obvio que no toleraba bien el champán
Como era de esperar, los aseos estaban llenos de las mismas glamorosas damas que había visto arriba. Aquello no contribuyó a aumentar su ego, y se juró que no se mostraría en público hasta que hubiera mejorado su imagen.
Finalmente y como por arte de magia, se encontró sola en los aseos. Se miró al espejo y soltó un gemido. Su aspecto era lamentable. Los rizos le caían sobre el rostro y no tenia ni una gota de maquillaje. Lo único que podía hacer era mojarse el pelo y echárselo hacia atrás. No era gran cosa, pero al menos así tenía la cara despejada.
-¿______? -alguien llamó a la puerta-. ¿Estás ahí? «¡Nick!».
-Estoy bien -respondió en voz alta-. No entres.
-Desde luego que voy a entrar -abrió la puerta y la miró con preocupación-. ¿Qué demonios te ha pasado?
-¡Nada! Solo...
-Pues claro que algo te ha pasado -entró en el aseo y cerró la puerta-. Y no vas a salir hasta que me lo cuentes. Tay me pidió que cuidara de ti, y no puedo hacerlo si te pones mala y no me lo cuentas. ¿Has vomitado y por eso te has mojado el pelo?
Ella pensó en fingir que estaba mala, solo para escapar de la humillante situación.
-Maldita sea... -Nick soltó un resoplido-. No tendría que haberte hecho caminar con un aire tan frío. Estarás muerta de cansancio y seguramente no estés acostumbrada a lo que tomamos para cenar. No creo que tengan comida tailandesa en Virtue. Y para rematarlo he pedido champán sin preguntarte antes si te producía alguna reacción alérgica. Menudo perro guardián he sido.
A _____ se le encogió el corazón. Nick era tan adorablemente atento...
-Nick, estoy bien -se enderezó frente a él para demostrárselo-. No estoy enferma. Nunca lo he estado. Soy una chica fuerte de Kansas. Puede que estés acostumbrado a tratar con mujeres más delicadas, pero yo no soy una de ellas, así que deja de preocuparte. No has hecho nada malo.
-Entonces, ¿qué le pasa a tu pelo?
En uno de sus libros había leído un encuentro sexual en un lavabo de señoras. En Virtue jamás se hubiera atrevido, pero Nueva York era otra historia. Aunque tal vez fuera demasiado pronto para hacerlo con Nick.
Lo miró a los ojos y decidió que al menos podía explicarle lo del pelo.
-Cuando entré en el pub me di cuenta que no iba a la moda neoyorquina. Me sentí insegura y vine a los lavabos para intentar mejorar mi imagen.
Nick la miró perplejo. Entonces se le formaron arrugas en torno a los ojos mientras se le curvaban los labios.
-No te atrevas a reírte -le advirtió ella.
-Por supuesto que no -su voz sonaba sospechosamente ronca.
-Te estás riendo.
-No me estoy riendo -se aclaró la garganta-.Y a propósito, me gusta tu peinado.
-¿En serio?
-Sí. Bueno, ¿qué es lo próximo que quieres hacer?
____ quiso borrarle la alegre sonrisa del rostro. Tal vez no fuera demasiado pronto para el sexo. El champán le daría el valor necesario. No podía compararse a las demás mujeres del pub, pero al menos era la única que había en los aseos.
Se acercó a él y le rodeó el cuello con los brazos.
-¿Alguna vez lo has hecho en un lavabo de señoras?
-No, nunca -la excitación le brillaba en los ojos, pero le agarró las manos como si quisiera apartarla-. Y no creo que sea una buena idea.
-Sí, lo crees -levantó la pelvis y lo presionó con ella donde podía hacer más daño-. Quieres hacerlo y lo sabes.
-Puede entrar alguien -su voz era tensa, como si le costara mantener el control, pero en vez de apartarle los brazos empezó a acariciarla con suavidad.
-Nos preocuparemos de eso cuando ocurra -viendo el calor en sus ojos, no le importaba nada su aspecto de palurda. Ella tenía un as en la manga: su parecido con Belinda-. Te desafío a besarme -le susurró mientras le inclinaba la cabeza.
Él le permitió que lo condujera hasta su boca. Su cuerpo estaba listo, pero su cabeza se resistía a seguirlo.
-Deberíamos irnos.
-Sí, dentro de un minuto -se irguió para recibirlo, y notó su creciente erección. Aquello le provocó un torrente de humedad entre los muslos.
Guando sus bocas estuvieron lo bastante cerca, sacó la lengua y le lamió los labios.
-Sabes bien -le susurró-. A champán -el corazón le latía desbocado.
-______... -tragó saliva-. Esto es...
-Divertido -le rozó los labios con los suyos y volvió a lamerlos-. Emocionante.
-Disparatado -dijo con la respiración entrecortada
-Vamos -lo incitó mientras le mordisqueaba el labio-. Bésame. Sé que puedes.
Con un gemido de rendición, Nick aceptó el beso que le ofrecía. Le invadió la boca con la lengua, mientras el deseo los hacía apretarse más. Sí, pensó ella, había sido una buena idea...
Pero entonces él le apretó los brazos y separó la boca unos centímetros.
-Deja de menearte así -dijo respirando con dificultad.
-Házmelo -hizo girar la pelvis contra el bulto de su entrepierna.
-_____... por favor... para.
-Te gusta -ya fuera en Nueva York o en Kansas, los hombres eran siempre iguales-. Suéltame -le ordenó.
-Deja de moverte así.
-Lo haré -retiró la pelvis y él le soltó los brazos.
Ella le dedicó su sonrisa más seductora. Realmente aquel iba a ser un recuerdo para toda la vida.
Él carraspeó y se ajustó el nudo de la corbata, sin dejar de mirarla.
-Deberíamos irnos ya -dijo, pero no había convicción alguna en su voz.
-No quieres irte. Estas inmerso en esta pequeña fantasía -con los ojos ardiendo de pasión, le agarró la cremallera de los pantalones.
-¡______! -le cubrió la mano con la suya.
-Estás deseando que lo haga -se humedeció los labios con la lengua.
-Yo...
-Haré que te sientas muy, muy bien...
Él negó con la cabeza. No podía hablar.
-Sí. Déjame hacerlo -al fin había visto la sumisión en sus ojos, y cuando le bajó la cremallera y se arrodilló frente a él, no la detuvo.
_____ se sintió orgullosa de su habilidad para desconcertar a Nick con su conversación sobre biombos y desnudos. Solo llevaba tres días en Nueva York y ya había encendido la libido de un macizo de Wall Street. ¡Genial!
La confianza en su sexualidad duró hasta que al fin la llevó a un club nocturno. Fue entonces cuando volvió a sentirse como una palurda, al ver cómo la gente bailaba al son de una música nunca oída con anterioridad y bebía brebajes desconocidos. Por suerte Nick pidió champán por los dos. Si la hubiera dejado, ella habría cometido la imprudencia de pedir un refresco de cola.
Su pelo no iba peinado a la moda y ni el color ni la forma de las uñas eran los adecuados. También recordó que no se había repasado el pintalabios desde el beso en Times Square. Debía de tener el mismo aspecto que si hubiera metido los dedos en un enchufe.
-Algo va mal -le dijo Nick-. No estás rebosante de alegría en tu primera visita a un club nocturno.
-Será porque estoy, rebosante de inseguridad.
-¿Tú? -preguntó él sorprendido-. ¿Por qué?
-Yo... oh, no importa -era mejor no explicarle a un hombre cuestiones de uñas y peinados.
-¿Quieres que vayamos a otro sitio?
-¡No, este está muy bien! De verdad, es genial - ningún otro sitio la haría sentirse mejor, y además, no podían desaprovechar la cara botella de champán que él había pedido.
-Te he traído aquí porque es el lugar preferido de la gente de la Street.. Así las posibilidades de encontrar a un tipo decente serán mayores.
-Gracias -apuró la copa y él volvió a llenársela. Nick había usado la palabra «Street» para referirse a Wall Street, pero afortunadamente ella había visto demasiadas series de televisión. Sin embargo, no podía confiarse. Debía aumentar su vocabulario urbano.
Por desgracia nunca podría adquirir el acento, lo que de verdad representaba a la ciudad de sus sueños. El colmo de sus fantasías sería escuchar ese acento en dulces palabras al oído mientras estuvieran en la cama.
-Me sorprende tu reacción a este lugar -dijo Nick-. Pensé que me arrastrarías a la pista de baile.
-Es que tengo sed -tomó otro trago y dejó la copa por la mitad. Cuanto antes se acabaran la botella antes se irían. De ningún modo iba a bailar en público hasta que hubiera perfeccionado sus movimientos y su vestuario-. ¿Tú no estás sediento después de toda esa caminata? -vio que Nick apenas había tocado su vaso
-Está claro que no tanto como tú -respondió él, y dio un pequeño sorbo.
Entonces a ella la asaltó otra terrible duda: ¿sería indecoroso beber el champán a grandes tragos? Sintió que se ponía colorada.
-¿Y ahora qué pasa? -le preguntó Linc con preocupación-. ¿He dicho algo que te haya molestado?
Ella negó con la cabeza. Fue como si el local entero diera vueltas a su alrededor.
-Tal vez seas alérgica al champán . Te estás poniendo roja.
-Estoy bien -qué humillante era todo. Estar sentada en un club de lo más selecto, con el pelo hecho un desastre, sin maquillar y la cara como un tomate-. Creo que voy a ir al aseo -dijo agarrando la mochila.
Él se apartó de la mesa al instante.
-¿Te encuentras mal? Puedo llevarte ahora mismo a una clínica...
-¡No! Enseguida vuelvo -se levantó tan rápidamente que chocó contra él cuando intentaba ayudarla con la silla. Si no la hubiera agarrado hubiera caído de bruces al suelo.
Avanzó sin ningún sentido de la orientación, y acabó en la pequeña cocina del club. Un camarero la miró de mala manera y ella murmuró la pregunta.
-Bajando las escaleras a la izquierda -respondió fríamente.
Con mucho esfuerzo consiguió llegar hasta las escaleras y bajó al sótano. Era obvio que no toleraba bien el champán
Como era de esperar, los aseos estaban llenos de las mismas glamorosas damas que había visto arriba. Aquello no contribuyó a aumentar su ego, y se juró que no se mostraría en público hasta que hubiera mejorado su imagen.
Finalmente y como por arte de magia, se encontró sola en los aseos. Se miró al espejo y soltó un gemido. Su aspecto era lamentable. Los rizos le caían sobre el rostro y no tenia ni una gota de maquillaje. Lo único que podía hacer era mojarse el pelo y echárselo hacia atrás. No era gran cosa, pero al menos así tenía la cara despejada.
-¿______? -alguien llamó a la puerta-. ¿Estás ahí? «¡Nick!».
-Estoy bien -respondió en voz alta-. No entres.
-Desde luego que voy a entrar -abrió la puerta y la miró con preocupación-. ¿Qué demonios te ha pasado?
-¡Nada! Solo...
-Pues claro que algo te ha pasado -entró en el aseo y cerró la puerta-. Y no vas a salir hasta que me lo cuentes. Tay me pidió que cuidara de ti, y no puedo hacerlo si te pones mala y no me lo cuentas. ¿Has vomitado y por eso te has mojado el pelo?
Ella pensó en fingir que estaba mala, solo para escapar de la humillante situación.
-Maldita sea... -Nick soltó un resoplido-. No tendría que haberte hecho caminar con un aire tan frío. Estarás muerta de cansancio y seguramente no estés acostumbrada a lo que tomamos para cenar. No creo que tengan comida tailandesa en Virtue. Y para rematarlo he pedido champán sin preguntarte antes si te producía alguna reacción alérgica. Menudo perro guardián he sido.
A _____ se le encogió el corazón. Nick era tan adorablemente atento...
-Nick, estoy bien -se enderezó frente a él para demostrárselo-. No estoy enferma. Nunca lo he estado. Soy una chica fuerte de Kansas. Puede que estés acostumbrado a tratar con mujeres más delicadas, pero yo no soy una de ellas, así que deja de preocuparte. No has hecho nada malo.
-Entonces, ¿qué le pasa a tu pelo?
En uno de sus libros había leído un encuentro sexual en un lavabo de señoras. En Virtue jamás se hubiera atrevido, pero Nueva York era otra historia. Aunque tal vez fuera demasiado pronto para hacerlo con Nick.
Lo miró a los ojos y decidió que al menos podía explicarle lo del pelo.
-Cuando entré en el pub me di cuenta que no iba a la moda neoyorquina. Me sentí insegura y vine a los lavabos para intentar mejorar mi imagen.
Nick la miró perplejo. Entonces se le formaron arrugas en torno a los ojos mientras se le curvaban los labios.
-No te atrevas a reírte -le advirtió ella.
-Por supuesto que no -su voz sonaba sospechosamente ronca.
-Te estás riendo.
-No me estoy riendo -se aclaró la garganta-.Y a propósito, me gusta tu peinado.
-¿En serio?
-Sí. Bueno, ¿qué es lo próximo que quieres hacer?
____ quiso borrarle la alegre sonrisa del rostro. Tal vez no fuera demasiado pronto para el sexo. El champán le daría el valor necesario. No podía compararse a las demás mujeres del pub, pero al menos era la única que había en los aseos.
Se acercó a él y le rodeó el cuello con los brazos.
-¿Alguna vez lo has hecho en un lavabo de señoras?
-No, nunca -la excitación le brillaba en los ojos, pero le agarró las manos como si quisiera apartarla-. Y no creo que sea una buena idea.
-Sí, lo crees -levantó la pelvis y lo presionó con ella donde podía hacer más daño-. Quieres hacerlo y lo sabes.
-Puede entrar alguien -su voz era tensa, como si le costara mantener el control, pero en vez de apartarle los brazos empezó a acariciarla con suavidad.
-Nos preocuparemos de eso cuando ocurra -viendo el calor en sus ojos, no le importaba nada su aspecto de palurda. Ella tenía un as en la manga: su parecido con Belinda-. Te desafío a besarme -le susurró mientras le inclinaba la cabeza.
Él le permitió que lo condujera hasta su boca. Su cuerpo estaba listo, pero su cabeza se resistía a seguirlo.
-Deberíamos irnos.
-Sí, dentro de un minuto -se irguió para recibirlo, y notó su creciente erección. Aquello le provocó un torrente de humedad entre los muslos.
Guando sus bocas estuvieron lo bastante cerca, sacó la lengua y le lamió los labios.
-Sabes bien -le susurró-. A champán -el corazón le latía desbocado.
-______... -tragó saliva-. Esto es...
-Divertido -le rozó los labios con los suyos y volvió a lamerlos-. Emocionante.
-Disparatado -dijo con la respiración entrecortada
-Vamos -lo incitó mientras le mordisqueaba el labio-. Bésame. Sé que puedes.
Con un gemido de rendición, Nick aceptó el beso que le ofrecía. Le invadió la boca con la lengua, mientras el deseo los hacía apretarse más. Sí, pensó ella, había sido una buena idea...
Pero entonces él le apretó los brazos y separó la boca unos centímetros.
-Deja de menearte así -dijo respirando con dificultad.
-Házmelo -hizo girar la pelvis contra el bulto de su entrepierna.
-_____... por favor... para.
-Te gusta -ya fuera en Nueva York o en Kansas, los hombres eran siempre iguales-. Suéltame -le ordenó.
-Deja de moverte así.
-Lo haré -retiró la pelvis y él le soltó los brazos.
Ella le dedicó su sonrisa más seductora. Realmente aquel iba a ser un recuerdo para toda la vida.
Él carraspeó y se ajustó el nudo de la corbata, sin dejar de mirarla.
-Deberíamos irnos ya -dijo, pero no había convicción alguna en su voz.
-No quieres irte. Estas inmerso en esta pequeña fantasía -con los ojos ardiendo de pasión, le agarró la cremallera de los pantalones.
-¡______! -le cubrió la mano con la suya.
-Estás deseando que lo haga -se humedeció los labios con la lengua.
-Yo...
-Haré que te sientas muy, muy bien...
Él negó con la cabeza. No podía hablar.
-Sí. Déjame hacerlo -al fin había visto la sumisión en sus ojos, y cuando le bajó la cremallera y se arrodilló frente a él, no la detuvo.
heyitsnicktanii
Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
5/5
El corazón la golpeaba en el pecho cuando liberó el miembro de los calzoncillos de algodón. Estaba erecto y duro, caliente y suave al tacto, con la pasión latiéndole en las venas marcadas. La sedosa capa de vello le acarició la palma de la mano cuando le tomó los testículos. Aspiró con fuerza para inhalar la embriagadora fragancia de la excitación masculina. Había merecido la pena esperar tanto tiempo.
Los gemidos de placer que le provocó la excitaron tanto como la sensación de estar acariciándolo. Entonces le pasó la lengua por el extremo, y saboreó una deliciosa mezcla dulce y salada, como el primer sorbo de un tequila. Notó que su respiración se hacía más dificultosa, y, rodeando la base del eje con los dedos, lo condujo lentamente hacia su boca.
Un delicioso estremecimiento le vibró entre las piernas mientras probaba su gran medida la anticipación de sentir su embestida dentro de ella era increíblemente placentera. Pasó la lengua por la superficie inferior de su sexo, haciéndolo temblar aún más. Ahuecó las mejillas y ejerció una suave succión mientras seguía acariciándolo con la lengua.
Él llegó enseguida al orgasmo. Apretó la mandíbula para ahogar el explosivo grito de liberación final.
En ese momento el pomo de la puerta giró.
-Está cerrada -dijo una mujer desde fuera-. ¿Cómo es posible? Dentro hay, tres lavabos.
Trudy se tragó el líquido y retiró lentamente la boca.
-Deberíamos avisar al encargado -dijo otra mujer-. No pueden cerrar la puerta.
Nick tenía los ojos cerrados y se esforzaba por recuperar la respiración. _____ se puso en pie, le guardó el flácido miembro en los calzoncillos y le subió la cremallera.
-Llama a la puerta -dijo la primera mujer.
Tres fuertes golpes hicieron vibrar la hoja.
-¿Hay alguien ahí? -preguntó la segunda mujer.
_____ temblaba un poco, y tenía la ropa interior empapada. Había estado a punto de tener un orgasmo ella también.
El pomo giró de nuevo.
-Vale, vamos a buscar a alguien -dijo la primera mujer-. Esto es absurdo.
Cuando los pasos se alejaron, Nick abrió los ojos y miró a _____. Parecía un hombre que hubiera estado al borde de la muerte.
-Podemos salir mientras van a buscar al encargado -propuso ella.
Él abrió la boca para decir algo, pero la volvió a cerrar y asintió.
-Para ello tendrás que apartarte.
-Oh... -murmuró él, y se apartó de la puerta. ____ recogió su mochila de la encimera y abrió la puerta con cuidado. El pasillo estaba vacío.
-No hay moros en la costa. Vamos.
Salió y Nick la siguió. Consiguieron regresar a su mesa sin el menor incidente, pero como él no se sentó, ella tampoco lo hizo.
Ninguno de los dos dijo nada cuando se pusieron los abrigos ni cuando tomaron un taxi de vuelta a casa. Mientras los efectos del champán se disipaban, _____ se preguntó si habría cometido en error fatal al seguir sus impulsos de esa manera. Tal vez lo hubiera estropeado todo.
-Me temo que ahora tendrás una mala opinión de mí -le susurró cuando el taxi se detuvo delante de su edificio.
-Eres tú quien debe de pensar mal de mí. No puedo creer que esto haya ocurrido.
-Pero fui yo quien empezó -y se sentía orgullosa por ello-. Además, si me permites decirlo, soy muy buena en la sedu...
-Y yo soy muy bueno en el autocontrol -sé inclinó sobre el asiento delantero-. Espere aquí -le dijo al conductor, y abrió la puerta del taxi-. Enseguida vuelvo.
-Nick, no tienes por qué acompañarme a la puerta.
-Sí -la ayudó a salir del coche--.Todo hombre con el que salgas debe acompañarte a la puerta y asegurarse de que llegas a casa sana y salva.
-¿Alguna vez te ha dicho alguien que eres muy mandón?
-Sí, Joe siempre me lo dice -la siguió al portal y entró con ella en el ascensor.
-Pues tiene razón. Eres muy mandón. Mucho más que Tsy.
-Hablando de Taylor... -se aclaró la garganta y se rascó la nuca-. Maldita sea, ______, me siento despreciable por haberme aprovechado de ti. Joe y Taylor me pidieron que...
-¿Aprovecharte? -lo interrumpió con irritación-. ¿Cómo demonios te has aprovechado de mí?
-¡Habías tomado demasiado champán! ¡Y fui yo quien lo encargó!
-¡No he tomado tanto! Sabía exactamente lo que estaba haciendo
-Pero era yo quien tenía que cuidar de ti, y por mi culpa han estado a punto de arrestarnos.
-Pero no ha sucedido así -le gustaba que no la viera como a una fulana, pero no que le asignara el papel de víctima.
-No tendría que haber permitido que sucediera.
Ella se preguntó de dónde habría sacado la idea de que había sido él el responsable.
-Mira, no sé cómo me describió Tay cuando te pidió que cuidaras de mí, pero ya soy mayorcita y...
-Me advirtió que eras muy, impulsiva, de modo que tendría que haber estado preparado para algo así. Pero he sido incapaz.
«Impulsiva»... Tendría que hablar con Tay sobre eso. Era lo mismo que llamarla «irresponsable».
-Sabes que no nos hubieran arrestado.
-¿Cómo que no? Seguro que hay, leyes contra el sexo en público.
-No nos hubieran descubierto -el ascensor llegó a la cuarta planta y los dos salieron-. Estabas apoyado contra la puerta. Para cuando alguien hubiera entrado, ya habríamos estado recompuestos, y yo podría haber dado una explicación creíble.
-No me imagino cómo podrías explicar m¡ presencia en un lavabo de señoras.
-Eso es fácil. Habría dicho que oíste un golpe y que entraste para comprobar si estaba bien. O que no podía cerrar el grifo del lavabo. O que vi un bicho y me puse a gritar...
-Está bien, está bien -soltó un suspiro-. Ya veo que eres mejor que yo inventando historias. Pero no estoy acostumbrado a perder el control, y me pone... nervioso.
Oh, no tendría que haber dicho eso, pensó _____. Porque para ella era el desafío que necesitaba. No podía esperar a ponerlo nervioso de nuevo. Una y otra vez. Le serviría de práctica para sus futuras aventuras en la gran ciudad.
-Pero ahora has vuelto a recuperar el control, ¿verdad? -le preguntó con voz inocente.
-Sí.
Ella metió la llave en la cerradura y abrió la puerta.
-¿Quieres pasar? -sabía que no lo haría, pero era divertido tentarlo.
-Eh... tal vez en otra ocasión -dijo él dando un paso atrás.
-No hay nada que temer si has recuperado el control. Me encantaría prepararte una copa.
-Gracias, pero... eh... ¡el taxi! -exclamó con alivio-. Está esperando abajo.
-De acuerdo -fingió sentirse decepcionada. Se metió la llave en el bolsillo del abrigo que le había dejado y encontró un pedazo de papel-. ¿Qué es esto?
-El itinerario de esta noche.
-¿En serio? -lo desdobló y leyó la lista de actividades. Era conmovedor, pero un poco infantil-. No lo hemos hecho por orden, ¿verdad?
-No.
-Y hay al menos una cosa que no figura aquí y que hemos hecho -le dijo con una sonrisa sugerente.
Él se puso colorado.
-_____, ¿podemos olvidarlo? ¿Pretender que nunca ha sucedido?
-Podemos intentarlo -murmuró ella, pensando en la lista que iba a hacer-. ¿Te veré mañana?
-Sí. Traeré la mesa y las sillas, y una pizza.
-Genial.
-¿Cómo te gusta la pizza? -le preguntó de camino al ascensor.
-Sorpréndeme. Me encantará cualquier cosa que me ofrezcas.
Les dije aqui empieza lo bueno,haha esa rayis,bien hermosas espero que les gustara el maraton y mil gracias por llegar a la pagina 5,las quiero :hug: y si quieren no se tratarme mas a fondo,platicar conmigo o algo asi,no duden en decirmelo,me encantaria conocerlas,bueno me voy bye :hi:
El corazón la golpeaba en el pecho cuando liberó el miembro de los calzoncillos de algodón. Estaba erecto y duro, caliente y suave al tacto, con la pasión latiéndole en las venas marcadas. La sedosa capa de vello le acarició la palma de la mano cuando le tomó los testículos. Aspiró con fuerza para inhalar la embriagadora fragancia de la excitación masculina. Había merecido la pena esperar tanto tiempo.
Los gemidos de placer que le provocó la excitaron tanto como la sensación de estar acariciándolo. Entonces le pasó la lengua por el extremo, y saboreó una deliciosa mezcla dulce y salada, como el primer sorbo de un tequila. Notó que su respiración se hacía más dificultosa, y, rodeando la base del eje con los dedos, lo condujo lentamente hacia su boca.
Un delicioso estremecimiento le vibró entre las piernas mientras probaba su gran medida la anticipación de sentir su embestida dentro de ella era increíblemente placentera. Pasó la lengua por la superficie inferior de su sexo, haciéndolo temblar aún más. Ahuecó las mejillas y ejerció una suave succión mientras seguía acariciándolo con la lengua.
Él llegó enseguida al orgasmo. Apretó la mandíbula para ahogar el explosivo grito de liberación final.
En ese momento el pomo de la puerta giró.
-Está cerrada -dijo una mujer desde fuera-. ¿Cómo es posible? Dentro hay, tres lavabos.
Trudy se tragó el líquido y retiró lentamente la boca.
-Deberíamos avisar al encargado -dijo otra mujer-. No pueden cerrar la puerta.
Nick tenía los ojos cerrados y se esforzaba por recuperar la respiración. _____ se puso en pie, le guardó el flácido miembro en los calzoncillos y le subió la cremallera.
-Llama a la puerta -dijo la primera mujer.
Tres fuertes golpes hicieron vibrar la hoja.
-¿Hay alguien ahí? -preguntó la segunda mujer.
_____ temblaba un poco, y tenía la ropa interior empapada. Había estado a punto de tener un orgasmo ella también.
El pomo giró de nuevo.
-Vale, vamos a buscar a alguien -dijo la primera mujer-. Esto es absurdo.
Cuando los pasos se alejaron, Nick abrió los ojos y miró a _____. Parecía un hombre que hubiera estado al borde de la muerte.
-Podemos salir mientras van a buscar al encargado -propuso ella.
Él abrió la boca para decir algo, pero la volvió a cerrar y asintió.
-Para ello tendrás que apartarte.
-Oh... -murmuró él, y se apartó de la puerta. ____ recogió su mochila de la encimera y abrió la puerta con cuidado. El pasillo estaba vacío.
-No hay moros en la costa. Vamos.
Salió y Nick la siguió. Consiguieron regresar a su mesa sin el menor incidente, pero como él no se sentó, ella tampoco lo hizo.
Ninguno de los dos dijo nada cuando se pusieron los abrigos ni cuando tomaron un taxi de vuelta a casa. Mientras los efectos del champán se disipaban, _____ se preguntó si habría cometido en error fatal al seguir sus impulsos de esa manera. Tal vez lo hubiera estropeado todo.
-Me temo que ahora tendrás una mala opinión de mí -le susurró cuando el taxi se detuvo delante de su edificio.
-Eres tú quien debe de pensar mal de mí. No puedo creer que esto haya ocurrido.
-Pero fui yo quien empezó -y se sentía orgullosa por ello-. Además, si me permites decirlo, soy muy buena en la sedu...
-Y yo soy muy bueno en el autocontrol -sé inclinó sobre el asiento delantero-. Espere aquí -le dijo al conductor, y abrió la puerta del taxi-. Enseguida vuelvo.
-Nick, no tienes por qué acompañarme a la puerta.
-Sí -la ayudó a salir del coche--.Todo hombre con el que salgas debe acompañarte a la puerta y asegurarse de que llegas a casa sana y salva.
-¿Alguna vez te ha dicho alguien que eres muy mandón?
-Sí, Joe siempre me lo dice -la siguió al portal y entró con ella en el ascensor.
-Pues tiene razón. Eres muy mandón. Mucho más que Tsy.
-Hablando de Taylor... -se aclaró la garganta y se rascó la nuca-. Maldita sea, ______, me siento despreciable por haberme aprovechado de ti. Joe y Taylor me pidieron que...
-¿Aprovecharte? -lo interrumpió con irritación-. ¿Cómo demonios te has aprovechado de mí?
-¡Habías tomado demasiado champán! ¡Y fui yo quien lo encargó!
-¡No he tomado tanto! Sabía exactamente lo que estaba haciendo
-Pero era yo quien tenía que cuidar de ti, y por mi culpa han estado a punto de arrestarnos.
-Pero no ha sucedido así -le gustaba que no la viera como a una fulana, pero no que le asignara el papel de víctima.
-No tendría que haber permitido que sucediera.
Ella se preguntó de dónde habría sacado la idea de que había sido él el responsable.
-Mira, no sé cómo me describió Tay cuando te pidió que cuidaras de mí, pero ya soy mayorcita y...
-Me advirtió que eras muy, impulsiva, de modo que tendría que haber estado preparado para algo así. Pero he sido incapaz.
«Impulsiva»... Tendría que hablar con Tay sobre eso. Era lo mismo que llamarla «irresponsable».
-Sabes que no nos hubieran arrestado.
-¿Cómo que no? Seguro que hay, leyes contra el sexo en público.
-No nos hubieran descubierto -el ascensor llegó a la cuarta planta y los dos salieron-. Estabas apoyado contra la puerta. Para cuando alguien hubiera entrado, ya habríamos estado recompuestos, y yo podría haber dado una explicación creíble.
-No me imagino cómo podrías explicar m¡ presencia en un lavabo de señoras.
-Eso es fácil. Habría dicho que oíste un golpe y que entraste para comprobar si estaba bien. O que no podía cerrar el grifo del lavabo. O que vi un bicho y me puse a gritar...
-Está bien, está bien -soltó un suspiro-. Ya veo que eres mejor que yo inventando historias. Pero no estoy acostumbrado a perder el control, y me pone... nervioso.
Oh, no tendría que haber dicho eso, pensó _____. Porque para ella era el desafío que necesitaba. No podía esperar a ponerlo nervioso de nuevo. Una y otra vez. Le serviría de práctica para sus futuras aventuras en la gran ciudad.
-Pero ahora has vuelto a recuperar el control, ¿verdad? -le preguntó con voz inocente.
-Sí.
Ella metió la llave en la cerradura y abrió la puerta.
-¿Quieres pasar? -sabía que no lo haría, pero era divertido tentarlo.
-Eh... tal vez en otra ocasión -dijo él dando un paso atrás.
-No hay nada que temer si has recuperado el control. Me encantaría prepararte una copa.
-Gracias, pero... eh... ¡el taxi! -exclamó con alivio-. Está esperando abajo.
-De acuerdo -fingió sentirse decepcionada. Se metió la llave en el bolsillo del abrigo que le había dejado y encontró un pedazo de papel-. ¿Qué es esto?
-El itinerario de esta noche.
-¿En serio? -lo desdobló y leyó la lista de actividades. Era conmovedor, pero un poco infantil-. No lo hemos hecho por orden, ¿verdad?
-No.
-Y hay al menos una cosa que no figura aquí y que hemos hecho -le dijo con una sonrisa sugerente.
Él se puso colorado.
-_____, ¿podemos olvidarlo? ¿Pretender que nunca ha sucedido?
-Podemos intentarlo -murmuró ella, pensando en la lista que iba a hacer-. ¿Te veré mañana?
-Sí. Traeré la mesa y las sillas, y una pizza.
-Genial.
-¿Cómo te gusta la pizza? -le preguntó de camino al ascensor.
-Sorpréndeme. Me encantará cualquier cosa que me ofrezcas.
Les dije aqui empieza lo bueno,haha esa rayis,bien hermosas espero que les gustara el maraton y mil gracias por llegar a la pagina 5,las quiero :hug: y si quieren no se tratarme mas a fondo,platicar conmigo o algo asi,no duden en decirmelo,me encantaria conocerlas,bueno me voy bye :hi:
heyitsnicktanii
Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
Muffin_Nickita_Jonas92 escribió:No es muy común que haga esto pero... Tengo curiosidad!:) Como te llamas? Cuantos años tienes? De donde eres? Cual es tu color favorito? Cual es tu película favorita? Tu canción favorita? Que tipo de música te gusta? Que te gustaría estudiar? Te gusta One Direction? (Jeje ya se que soy muy preguntona, pronuncia hago esto y quería intentarlo, espero que no te moleste:D)
Haha no te preocupes,bueno pues me llamo Tania,tengo 19 años,soy de Mexico,mi color favorito es el morado,pelicula favorita,mmm...buena pregunta yo pienso que La boda de mi mejor amigo la amo hahaha,me gusta la musica en ingles de todo tipo,estoy estudiando diseño de interiores :D,amo a One Direction,mi peli favorita de disney,son dos el rey leon la amo desde que tengo 4 y la bella y la bestia,haha no me molesta al contrario,espero que tu tambien me hables de ti,y gracias por tus comentarios,y por saludar a mi beffo haha :hug:
heyitsnicktanii
Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
zaijonas escribió:Hola!!!! Nueva lectora :)
Me mata la cama jajja pobre nick
Siiiii quiero maraton siguela pronto si esta muy bunena la nove :)
Hola!bienvenida :lol!: haha sufre un poco Nick,que bueno que te guste :)
heyitsnicktanii
Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
*Stephanie* escribió:SI!! QUIERO MARATON COMO REGALO DE CUMPLEÑOS
Y NICK ES LA COSA MÁS LINDA DEL MUNDO!!!!!
SIGUELAAAA!!!!!
Feliz Cumpleaños!! :bounce: y claro la maraton es dedicada a ti, :cumple: lo se nick :L:
heyitsnicktanii
Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
●LalalandJonas† escribió:Siiiiiiiiiiiiii, pagina 5!!!
Maratón!
:D SIGUELA, esta buenisima tu novelaa!! :3
hahaha sii,gracias por tus comets,ahi esta el maraton :D
heyitsnicktanii
Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
Siiiiiiiiiiiiiiiiii, me encantooooo!!! Hahaha esa rayis es muy inpulsivaa hahahahahahah!!! La adorooooo, es lo maximooo hahahahah!!!! XD & la ternura del Nicho que se pone nerviosooo hahaha!! Tu novela es lo maximo! Ame el maraton!!!
Woooww! tambien eres de Mexico? que genial! Yo tambien xD Ojala & algun dia pudieramos platicar, me agradaria tener una amiga más del foro!
SIGUELAAA
Woooww! tambien eres de Mexico? que genial! Yo tambien xD Ojala & algun dia pudieramos platicar, me agradaria tener una amiga más del foro!
SIGUELAAA
Última edición por ●LalalandJonas† el Dom 18 Mar 2012, 3:38 pm, editado 1 vez
.Lu' Anne Lovegood.
Re: Pasiones encadenadas Adaptacion [Nick y tu]
OMJ :@ :@ LA RAYIS Y REPITO NICK ES LA COSA MAS LINDA DEL MUNDO!!!
SIGUELAA!!
pd:tienes msn?
SIGUELAA!!
pd:tienes msn?
*Stephanie*
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