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Mensaje por Bart Simpson Jue 18 Jul 2019, 9:04 pm


capítulo 10.2 - Bart Simpson
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Ariet Maddox
Mi cuerpo pesa como roca encima de la cama y la sensación de muerte no escapa de mí, si no me hubiese desvelado tanto la noche anterior probablemente tendría más ánimos de ir a clases.

El sonido de la puerta de mi habitación me hace abrir los ojos y prestar atención a lo que dirán.

- ¡Joven Maddox! – la voz suave de Marissa suena del otro lado – Su desayuno está servido. Igual para el pequeño Kou – cierro los ojos esperando que mi alma, la cual se fue en la borrachera de ayer, regrese a mí.
- ¡En un momento vamos! – no escucho más ruido – Es hora de levantarnos, gordito.

Mi perro ni siquiera se mueve, tan sólo continúa roncando profundamente dormido. Froto su lomo con suavidad y luego me levanto para dirigirme hacia el clóset en busca de ropa, a continuación tomo una ducha y peino mi cabello antes de salir de mi habitación, acompañado de Kou.

- ¿Durmió bien? – pregunta la mujer sirviendo una taza con café cargado de cafeína.
- Pude haber dormido mejor – me recargo en mi brazo.
- Tome esto – coloca frente a mí dos pastillas redondas.
- Eres genial leyendo la mente – le sonrío sin mostrar los dientes.
- He trabajado aquí demasiado tiempo como para conocer sus resacas.

Dicho esto, coloca el plato frente a mí y desaparece del lugar.

- ¡Gracias, primor! – grito fuerte para que alcance a escucharme. Luego introduzco ambas pastillas en mi boca y las paso con el jugo de naranja, a continuación sorbo de mi café y luego empiezo a desayunar – ¿Qué pasa? – observo a mi perro quien relame su hocico y dirige la mirada hacia mí – ¿Terminaste tan pronto? – introduzco un trozo de melón a mi boca y lo mastico – Se ha llegado el día – me inclino para que pueda verme mejor – Papá irá a la universidad todo el día, pero Marissa se quedará contigo, ¿me entiendes? – deja caer su trasero en el piso y pasa la lengua una vez más por su hocico – Sé que vas a extrañar a papá, papá también va a extrañarte – ladea su cabecita y luego sin más corre hacia la salida – ¡Hey! ¡¿A dónde vas?! ¡Hijo mal agradecido!

Me obligo a terminar mi desayuno y a levantar mi existencia de la silla para ir a cepillarme los dientes, tomo mi mochila y me dirijo hacia mi auto. Quito la alarma con mis llaves y antes de entrar abrazo a Ferri y le doy un beso, luego me adentro al asiento del piloto. Enciendo el motor y doy marcha en reversa…

- ¡Mierda! – asomo la cabeza por la ventana encontrándome con el bote de basura de mi vecino hecho trizas por mi auto – ¡Lo siento, señor Jensen!
- ¡Maldito mocoso…!

Antes de que pueda seguir escuchando lo que dice emprendo marcha hacia la universidad. Qué mierda, Lion acaba de revisar el auto, ahora gracias a la basura del viejo tendrá que verlo nuevamente. Marco el número de mi amigo y pongo el altavoz en el coche.

- ¡Mierda, Ariet! – su voz adormilada me hace soltar una risa.
- ¡Buenos días! – lo escucho quejarse por mis gritos.
- ¿No puedes llamarme a una hora decente?
- Es temprano, ya cantó el gallo – giro hacia la izquierda – Es tiempo de que te levantes, amigo.
- Vete a la mierda, chico – se queja una vez más.
- Necesito que revises mi auto, en serio me urge.
- ¿Otra vez? Acabo de verlo.
- Tuve un pequeño incidente con la basura del vecino.
- Bien – suspira lenta y profundamente tomándose por completo su tiempo – Pero lo veré después del jueves.
- ¿Por qué? – frunzo el entrecejo.
- Porque sí. Hasta luego.

Sin más tranca la llamada y no puedo evitar sonreír complacido en un cien por ciento. Me adentro al estacionamiento del campus y me estaciono tan cerca como puedo, acto seguido tomo mi mochila y bajo de mi auto poniendo la alarma después de cerrar la puerta, ni siquiera quiero dirigirme hacia atrás para darle un vistazo, es seguro que lloraré como nenita al ver el daño. Me coloco los lentes para sol mientras avanzo confiado hacia los pasillos esperando encontrarme con Eskar para que pueda decirme qué clase me toca.

- ¡Eskar! – grito a todo pulmón, noto la manera en que una chica se sobresalta del susto – Lo siento – sonrío en su dirección y ella responde mi sonrisa a la vez que acomoda un mechón de cabello detrás de su oreja – ¡Eskar!
- ¡Shh! – la castaña me jala con fuerza y me pega a la pared – ¿Quieres callarte? Eres tan ruidoso, incluso tus pisadas hacen ruido, las escuché desde que llegaste a la universidad – empieza a caminar y la sigo quitándome las gafas.
- ¿Qué pasó, amor, no me extrañaste? – se detiene y me observa con una mueca de pocos amigos – Lo sé, lo sé. Ahora quieres más a Rustici.
- Ariet, por favor – pide clemencia con la mirada.
- Está bien – pellizco su mejilla y ella me envenena con la mirada – ¿Sabes qué clase me toca?
- Opcional, estás conmigo – empieza a caminar nuevamente y yo la sigo a su paso.
- ¿Sabes de casualidad qué me toca después de esta clase? – la chica revolea los ojos.
- Deberías al menos revisar mis mensajes, no puedo ser tu amiga, agenda y horario de clases a la vez – toma mi celular y empieza a buscar algo – Aquí está.
- Gracias, linda.
- Sí, sí – le resta importancia con la mano y se adentra al aula, me quedo parado en el marco de la puerta y sonrío una vez que el profesor me ha mirado.
- Profesor Montgomery – me cruzo de brazos y ensancho mi sonrisa – ¡Qué sorpresa!
- ¡Oh, Dios! – el hombre se lleva las manos a sus sienes y empieza a frotarlas – Me sorprende que haya elegido esta materia nuevamente.
- Cómo no elegirla – empiezo a caminar hacia mi asiento – Es mi favorita. Además es opcional, cualquiera que estudie en esta universidad puede elegirla.
- Supongo que por eso la reprobó.
- Lo extrañaría demasiado si me fuera – ubico a Eskar y llego hasta su lado – Aquí me verá cada año que repruebe, no importa que me lleve toda la vida – la expresión el hombre es épica, es una mezcla de miedo, asombro, desagrado y tristeza a la vez; las cuatro emociones negativas juntas.
- Bienvenido, joven Maddox – camina hacia el pizarrón.
- ¡Gracias, señor Montgomery! – mi voz resuena en toda el aula.
- Psicología social – toma un gis y empieza a escribir sobre la pizarra – Estaremos revisando a distintos autores para la materia, por lo tanto los libros que leeremos serán los siguientes… – observo a Eskar tomar notas, deslizo el cierre de mi mochila y dentro tengo sólo un cuaderno con quién sabe cuántas hojas libres para escribir.
- ¿Tienes una pluma? – pregunto en susurros a mi amiga.
- No me molestes Ariet.

Levanto las manos en son de paz y después giro el rostro hacia la chica a mi lado, ella escribe con distintos colores de tinta, el título es morado y ahora mezcla negro con azul para el texto. Las plumas de colores están en sus manos pero, en la mesa, justo encima de su cuaderno de rayas, está un lápiz de color púrpura con la punta recién afilada.

- ¿Te importa si tomo tu lápiz? – susurro una vez más, la chica dirige la mirada hacia el lápiz y después me mira sin expresión alguna, a continuación mira hacia el frente y revolea los ojos antes de tomar el lápiz y entregármelo a regañadientes – ¡Gracias!

El señor Montgomery escribe demasiado rápido, además, borra la pizarra tan rápido como escribe. Exclamo un par de maldiciones durante la clase debido a eso, ¿cómo se supone que puedo tener apuntes si el viejo se la pasa
borrando lo que escribe un segundo y medio después?

Mi mano se mueve tan rápido que empieza a dolerme la muñeca.

- ¡Deja de murmurar! – mi castaña amiga susurra por lo bajo – Pareciera que tienes un micrófono integrado a tus cuerdas vocales.
- ¡Es que escribe demasiado rápido! – explico.
- Entonces debe poner más atención a la clase, joven Maddox – el hombre habla por lo alto llamando la atención de todos – Así aprendería todo lo que digo y no se vería en la necesidad de escribirlo cuando todos aquí sabemos que no volverá a releerlo.
- Sus palabras hieren mis sentimientos, señor – llevo mi mano derecha a mi pecho y finjo retener las lágrimas en mis ojos.

El hombre me observa con una mirada envenenada pero se limita a seguir dando su clase. Me recargo en el respaldo y decido prestar atención a la clase en lugar de provocarme síndrome del túnel carpiano en la muñeca por escribir a la velocidad de la luz…

- ¡Ariet! – la dulce voz de mi amiga suena a lo lejos - ¡Ya despiértate!

Sus delgadas manos empiezan a zarandearme, me es inevitable no abrir los ojos.

- ¡Estoy despierto! – me llevo la mano a la boca para limpiar los restos secos de saliva.
- No debiste quedarte hasta tarde en el Underground.
- Sí, lo siento, había una chica muy buena y…
- Asqueroso – me interrumpe.
- Me disculpo nuevamente, olvido que hablo con una señorita.

La chica suelta una carcajada sarcástica, a continuación lleva su pequeña mano a mi brazo y me pellizca tan fuerte que me hace soltar un grito.

- ¡Mierda, Eskar! ¡Tus pellizcos duelen!
- Espero que te hayan despertado por completo, ahora vete a tu siguiente clase.
- Ya voy.

Sin decir nada más, lanzo mi cuaderno dentro de mi mochila y después me marcho de ahí. No entiendo qué les pasa a las chicas que cree que nuestros brazos se hicieron para pellizcarlos, si los pellizcos no son en la cama, entonces no los quiero fuera de la misma.

- Buenos días, Ariet.
- ¿Qué hay? – saludo sin siquiera percatarme de a quién saludé.

Sin duda alguna, el pellizco de la castaña me ha hecho despertar por completo, quizás no vuelva a dormir hasta mañana debido al mismo. Hay demasiados rostros nuevos por aquí; muchas chicas lindas con cuerpos tentadores. Verlas es lo mejor de asistir a clases.
Introduzco mi pesada existencia al salón de clases y me obligo a permanecer ahí durante dos horas seguidas de parloteo hasta que por fin puedo escaparme un rato, regreso por mi auto y empiezo a conducir hacia el departamento de Lion, no sin antes detenerme por una pizza y cervezas. Cuando llego golpeo la puerta algunas veces, no recibo respuesta, observo mi reloj y me parece extraño que ambos grandulones no se encuentren trabajando ya o al menos uno de ellos en la universidad.

- Hola – Nate asoma el rostro por la puerta, por sus ojos hinchados y su cabello revuelto puedo deducir que no tiene mucho de haber despertado – Pasa.

Me adentro hacia su departamento y camino directamente a la cocina, el chico enciende la cafetera y vierte agua para que ésta empiece a hacer su trabajo.

- Supuse que estarías trabajando, ¿dónde está Lion?
- No lo sé, amigo, no duermo con él – responde con sarcasmo.
- Aquí estoy – el chico está duchado y vestido listo para el trabajo.
- Traje el almuerzo – dejo la pizza y las cervezas sobre la mesa.
- ¿No deberías estar en la universidad? – pregunta tomando una taza de la alacena.
- ¿Y tú? – el chico entrecierra los ojos.
- Tal vez – se encoge de hombros – ¿Por qué tú no estás ahí?
- Tengo hambre, y moría de aburrición – me dejo caer sobre una silla – Dormí muy poco y estoy cansado, pero por alguna extraña razón – el pellizco de Eskar – No puedo siquiera dormir en clases.
- Muero de aburrición con tus palabras justo ahora – el gigante toma una rebanada de pizza y la lleva a su boca – ¿Qué harás el jueves?

Lo observo destapar su lata de cerveza y luego echo un vistazo a Lion quien sirve café en su taza, a continuación regreso la mirada hacia Nate.

- No tengo planes por ahora, ¿por qué? – llevo un trozo de pizza a mis labios.
- No hagas planes – levanta ambos hombros con desdén.
- Okay – lo miro extrañado.
- ¿Quieres café? – pregunta Starkey serio.
- Claro – me encojo de hombros – ¿Quieres cerveza?
- No por ahora.
- ¿Notaron el ambiente en Underground? – cambio repentinamente el tema.
- Está así desde el espectáculo de Bramson.
- Sí, bueno, no puede evitar ser un idiota – explico comiendo el último bocado.
- Mantente al margen – observo a Lion, sus facciones están relajadas, pero el tono de su voz suena extrañamente tenso – No hagas nada estúpido.
- Eso será una tortura para él – Nate ríe y me limito a mirarlo de mala gana.
- Nunca hago nada estúpido – me excuso y luego bebo directamente de la lata de cerveza – ¿Podrás revisar mi auto?
- Lo haré después del jueves – sentencia levantándose de la silla y llevando su taza al fregador – Debo trabajar.

A continuación sale de la cocina y tan sólo escucho el abrir y cerrar de la puerta de la entrada.

- Y trabajará sin descanso hasta el jueves, ¿o qué? – pregunto al otro chico, éste sólo levanta ambos hombros.
- Deberías regresar a clases – sugiere – También debo trabajar e ir a clases.
- ¿Por qué tanta frialdad hacia mí? – levanto la ceja.
- Porque eres adoptado – palmea mi mejilla y después desaparece.

Me quedo ahí como idiota por un momento, luego decido regresar a la universidad y terminar el día con asistencia en todas mis clases de hoy, moriré si tengo que repetir el año nuevamente.

¿Qué haces? Ya deberías haber salido de clases.

Me recargo en el asiento y espero a que Eskar responda, no tarda ni siquiera un minuto cuando mi celular suena y vibra a la vez.

Me fui hace casi una hora, lamento no haberte avisado.

Mis facciones se deforman al leer su mensaje, seguro se fue con el idiota de Rustici. Ese tipo no me da confianza, se la pasa lamiendo las pelotas de Bramson todo el tiempo y no creo que Killian le haya enseñado valores y ética puesto que ni siquiera él los conoce.
Sin más, arranco mi auto en dirección a casa, estaciono el vehículo y bajo digiriéndome directamente a la entrada. Aún no abro la puerta y puedo escuchar las pequeñas garras de Kou arañar los vidrios de la puerta de la entrada.
Una vez que entro, el pequeño mueve tanto la cola que sospecho que en realidad la cola lo mueve a él.

- ¡Mi amor! – tiro la mochila y me hinco para quedar más a su altura – ¡Te extrañé!

El pequeño brinca tan alto como le es posible y se esfuerza por lamer mi rostro. Lo tomo entre mis brazos y me encamino hacia la cocina en busca de Marissa, ella se encuentra ahí picando un trozo de melón.

- Hola – saluda dirigiendo una mirada hacia mí – ¿Tiene hambre?
- Mi estómago ruge – me encamino hasta el desayunador y tomo asiento en uno de los bancos, observo el recipiente un instante y luego me llevo un trozo de melón a la boca, observo a mi perro quien mira con ojos de súplica, así que le arrojo un pedazo pequeño de fruta y él lo devora en un instante.
- ¿No le hará daño? – pregunta asomándose por encima de la barra.
- No, descuida – introduzco más fruta a mi boca – Kou come más fruta que yo – lo observo – ¿Verdad que sí, campeón? – regreso la mirada hacia la mujer – Él ama las fresas.
- Me preguntaba por qué siempre hay fresas en la lista de compras – sonríe con ternura.
- ¿Qué comeremos? – pregunto una vez que aleja el recipiente de mí y lo guarda dentro de la nevera.
- Preparé algo de comida china – gira el rostro un instante hacia la estufa, mis facciones se arrugan al instante – Debes comer más verduras.
- Mi próxima vida seré un brócoli si sigo consumiendo más verduras.
- No me iré hasta asegurarme de que comerás todo.

La mujer cumple su promesa, ni siquiera pude dejar un pequeño resto de comida. Justo en el momento en que termino, ella se va de ahí.

La despido desde la puerta y busco mi mochila antes de que Kou la vea como un objetivo para orinar. Subo las escaleras y me adentro a mi habitación, enciendo el televisor y el Xbox. Observo a mi perro acostarse a mi lado y busco mi celular en mi bolsillo para enviar un mensaje.

¿Jugamos Xbox y bebemos cervezas?

Dirijo la vista hacia el televisor y con el control de la consola de videojuego elijo la primera partida. Mi celular suena a mi lado, no lo reviso hasta que pongo “Pause” al juego.

No puedo, amigo, será en otra ocasión.

¿Qué mierda? Qué se supone que está tomando su tiempo últimamente, no se niega a los videojuegos. Tomo nuevamente mi celular y en esta ocasión busco el contacto de Nate, lo pongo en llamada y espero a que responda.

- ¿Hola? – suena apresurado.
- ¿Te agarro ocupado? – me recargo en el sillón con la vista dirigida hacia el frente.
- Un poco – puedo escuchar la voz de una chica detrás de la bocina.
- Supongo que no tienes tiempo de jugar videojuegos – se toma un buen tiempo en responder, tan sólo escucho su respiración agitada – ¿Estás cogiendo?
- ¡¿Qué?! – suelto una carcajada – No, sólo estoy atareado.
- Escucho la voz de una chica.
- Es mi hermana, idiota.
- Ah ya – suspiro y luego la confusión se apodera de mí – ¿Hermana?
- En un rato estaré ahí, ¿tienes cervezas?
- Tantas que no te las acabarías.
- Perfecto, hasta al rato.
- Adiós.

La espera sin duda alguna no es larga, Nate toca el timbre como loco una vez que llega, no me queda de otra que pausar la partida y correr hacia la puerta seguido de Kou. El pequeño traidor ladra y salta emocionado rasguñando la puerta. Me acerco hasta ésta y giro la manija, detrás se encuentra mi gigante amigo sosteniendo algunas bolsas.

- ¡Hola, pequeño! – saluda al perro antes que a mí, mi pequeño sigue saltando y da vueltas hasta que el chico lo sostiene entre sus brazos – ¿Qué tal el primer día de clases?

Se adentra y sube las escaleras en dirección de mi habitación.

- Bien – me encojo de hombros mientras tomo asiento.
- ¿Sólo bien? – coloca las frituras sobre la mesa de centro, toma una lata de cerveza  y luego se acomoda a mi lado, observo a mi perro acostarse sobre sus piernas.
- No sé qué más podría responder – le entrego el control e inicio una partida nueva en la que juguemos los dos – ¿Tu hermana no estaba en Inglaterra?
- Estaba – responde concentrado en el televisor.
- ¿Cómo que estaba? – le echo un vistazo rápido y después me concentro en el televisor.
- Está aquí.

Odio cuando se comunica con palabras concisas, sin explicar absolutamente nada, quizás soy lo suficientemente estúpido para no entender las cosas. Tan sólo lo he escuchado hablar demasiado sobre su hermana pero para ser honesto no recuerdo su nombre, tampoco he visto una foto suya, quizás me la he topado y no me he dado cuenta.

- Deberías presentármela – sugiero sin intenciones ocultas..
- Ni lo sueñes – un silencio se apodera del lugar cuando nos concentramos por completo en el juego, sin embargo, no pierdo la intriga por el asunto de su hermana – ¿Por qué tu auto tiene una abolladura en la parte trasera?

Lo observo sorprendido, no creí que el golpe fuera a causar tanto daño.

- ¡¿Qué?! – lo miro de tanto en tanto sin parar de jugar.
- Lo vi justo antes de subir el pórtico – se encoge de hombros.
- ¡Mierda!
- ¿Qué sucedió?
- Arrolle el bote de basura del señor Jensen – Nate suelta una carcajada estruendosa.
- Pues el momento de idiotez te saldrá caro – se lleva un montón de Pringles a la boca.
- Al menos Lion se beneficia.

El chico no hace más que continuar riendo cual idiota. No estoy seguro de cuánto tiempo ha transcurrido desde que Nate llegó, pero hemos jugado por más de tres horas seguidas.

- Es tarde, debo irme – se levanta sin dejar de sostener a mi perro entre sus brazos – Sigue pendiente lo del jueves, ¿cierto?
- Claro, ya te había dicho que sí – nos encaminamos a la salida – Pero no me dijiste qué haremos.
- Ya lo verás – descansa su mano sobre mi hombro un instante, deja a Kou en el piso y después se va.

Cierro la puerta y pongo seguro, luego regreso a mi habitación y tomo una ducha antes de buscar más cuadernos en mi librero. Prometí a mamá que pondría más esfuerzo en mis estudios este año.
Mi búsqueda es vana, así que simplemente tomo un cuaderno que he usado anteriormente y hago una nota mental de comprar útiles escolares nuevos. Antes de regresar a mi cama ubico un libro de pasta gruesa, lo tomo entre mis manos y camino hasta sentarme sobre el colchón. No puedo evitar fruncir el entrecejo, los recuerdos comienzan a venir a mí. Doy vuelta a la portada y las primeras dos fotos desatan por completo los recuerdos que creí estaban bajo llave dentro de mi memoria.
Me obligo a cerrar el álbum y lo dejo sobre el buró, tengo que suspirar un par de veces para recuperar la compostura, luego acerco hacia mí la mochila, introduzco el otro cuaderno y antes de que pueda retirar la mano un pequeño bulto me distrae, tanteo un instante antes de tomarlo y llevarlo hacia afuera de uno de los bolsillos internos de la mochila para observar de qué se trata; es el lápiz púrpura de la chica de esta mañana. Vuelvo a guardarlo y me dispongo a dormir de una buena vez.



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Es jueves después de clases y estoy  llegando a la vivienda de Nate y Lion, me acerco a la puerta y entro sin siquiera tocar, en la sala se encuentra Starkey con un aura de tensión alrededor de él. Distingo la voz de Nate acercarse desde el pasillo que da a las habitaciones.

- ¿Estás segura de que no necesitas que te lleve? – pregunta acercándose hasta la mesita de centro y toma su celular.
- ¡No! – la voz suave de una chica proviene del lugar donde salió el chico.

Con expresión confundida me encamino al sillón y tomo asiento.

- ¿Qué sucede? –  pregunto con el entrecejo fruncido.

Hasta ahora no me han dicho el plan para hoy, Nate sólo me dijo que viniera a su piso sin compañía de Kou, ni siquiera los había visto hasta este momento. Me he pasado los últimos días en casa, en el gimnasio y en el Underground, no suele ponerse bueno sino hasta el fin de semana y es cuando Lion y Nate me incluyen por completo en sus planes, sin embargo, me tranquiliza de cierto modo el simple hecho de estar sentado en alguna de las mesas bebiendo un trago en compañía de mi perro, Myles prohíbe a los animales, pero ha dejado de regañarme después de llevarlo conmigo la milésima vez.

- Pude encontrar todo – giro el rostro encontrándome con una de las chicas más bellas que he visto en mi vida.
- Hola – me saluda y a continuación regresa por donde vino.
- Cierra la boca – Nate cierra mi mandíbula con su mano mientras sus facciones demuestran un inmenso fastidio.
- ¡Es mía! – mi voz suena estruendosa – La aparto para mí, no me importa con quién se haya acostado.
- ¿Qué mierda, Maddox? – mi vista está dirigida hacia el frente sin siquiera prestar algo de atención a Nate, puedo notar cómo las facciones de Lion se deforman en el instante en que dije aquello, se mantiene aún serio pero me observa con la mirada fija – ¡Es mi hermana, idiota! Y ni siquiera te atrevas a exteriorizar lo que estás pensando… de hecho, deja de pensar en cualquier pendejada que estés pensando ahora mismo.
- ¿Ella es tu hermana? – sigo impresionado.
- Lo soy – confirma la chica entrando a la sala – Mi nombre es Nastia – extiende su mano frente a mí y no puedo hacer otra cosa que observarla embobado, es pequeña y muy delgada, sin caderas pronunciadas pero con cintura estrecha, mentiría si dijera que no me siento atraído hacia ella. Cuando puedo reaccionar me levanto enseguida y estrecho su mano con la mía.
- Ariet – sonrío de manera coqueta – Es un placer conocerte.
- Sí, sí – Nate se coloca entre ambos provocando que soltemos nuestras manos y orillándome de tal manera que no puedo evitar sentarme nuevamente en el sillón – Ya se conocen.

La chica sonríe complacida de alguna manera, luego se encamina hacia el sillón y toma asiento cerca de Lion, éste traga saliva y después dirige la mirada hacia ella.

- ¿Son amigos los tres? – la voz de Nastia llama por completo la atención de su hermano cuya mirada estaba asesinándome segundos atrás. Yo ya me encontraba mirándola y Lion, seguramente continúa desnudándola en su mente.
- Sí… – sonrío de lado.
- Aleja esa sonrisa petulante de tu rostro – observo sorprendido al hermano de la hermosa chica, jamás lo había visto tan sobreprotector.
- ¿Ahora qué hice? – el muchacho entorna los ojos y a continuación devuelve la mirada hacia su hermana.
- Nastia – instantáneamente la mirada de Lion cambia de rumbo – Deja tus cosas en un solo lugar, nosotros las llevaremos por ti. Jamás creí decir esto pero, será mejor que vayas al trabajo o se te hará tarde.
- Bien – se levanta – Los espero en la cafetería – se gira y antes de abrir la puerta voltea a vernos – Para que consuman antes de irnos.
- ¿Irnos? – pregunto y soy ignorado por completo.
- Y me dejen mucha propina – sonríe – Fue un gusto conocerte, Ariet… bye.

Abre la puerta y se marcha, Nate regresa y toma asiento junto a Lion.

- Tu hermana es muy hermosa.

Ambas miradas se posan sobre mí con furia.

- Ni te atrevas – advierte señalándome con el índice, me esfuerzo para no soltar una carcajada – Si intentas algo, te mataré, Ariet.

Levanto las manos en son de paz.

- ¿Qué sucede contigo? – Starkey comprende que la pregunta va dirigida hacia él.
- Nada – se encoge de hombros.
- Bien – interrumpe Nate – En un par de horas iremos a la cafetería donde trabaja mi hermana…
- ¿Para eso me dijiste que no hiciera planes? – me recargo en el sillón y subo el pie encima de la otra pierna – ¿Podemos al menos ir al Underground por algo para beber antes de ir a la famosa cafetería?
- ¿Lion? – Nate observa al chico, éste asiente y se levanta.

Decidir en qué auto viajaremos los tres es un show que merece ser apreciado, al final, gracias a un “piedra, papel y tijeras” se decidió que iremos en el auto de Starkey. Sin objetar, me subo en el asiento trasero, Nate ocupa el del copiloto y Lion, obviamente, en el piloto.
No hacemos ni quince minutos en llegar, Lion pisa el acelerador demasiado. Una vez que bajamos del auto, instantáneamente un ambiente pesado y bochornoso se apodera del lugar. Caminamos a grandes zancadas hasta adentrarnos al Underground, de inmediato me percato de la presencia de Bramson y Rustici en una mesa alejada, los ignoro por completo y continuo mi camino, no sin antes saludar a Myles con la mano. Encontramos una mesa cerca del ventanal que da vista al lugar donde las carreras se realizan y tomamos asiento, un chico se acerca y coloca tres cervezas en la mesa.

- Cortesía de Myles, volveré por su orden enseguida.

La mirada de Nate viaja en dirección de Killian y Federico, no me esfuerzo por voltear, me limito a observar el resto del lugar. Puedo visualizar a Moon en compañía de Mess y Bash, la vista del rubio se posa en mí un instante sin expresión alguna y después la desvía hacia Mess y continúa con su plática. Hay algo en el ambiente que no me cuadra del todo. Hay bastante gente para ser la tarde de un jueves.

- Hay algo extraño aquí –hablo por lo bajo y luego llevo una botella de cerveza a mis labios dando un gran trago – ¿Qué se supone que hacen Bramson y su perra aquí un jueves?
- Es jueves universitario – explica Lion tomando una cerveza – Hay chicas por doquier.

Echo otro vistazo rápido y efectivamente Lion tiene razón, aun así, algo se siente raro. Observo la puerta de entrada y visualizo a Bach, él suele correr en cada oportunidad que le es posible, lo sigo con la mirada hasta que llega con Moon.

- ¿Qué van a ordenar? – pregunta uno de los meseros.
- Sólo cervezas – Responde Nate sin despegar la vista de un punto fijo.

Prefiero no armar alboroto el día de hoy y concentrarme en beber antes de acudir al trabajo de mi próxima novia, río de siquiera pensar qué pensaría Nate, seguro me mataría antes de que pueda intentar algo con la hermosa Nastia.

- ¿De qué te ríes? – el tono serio de Lion me trae por completo a la realidad.
- Nada en especial.
- Loco.

Suelto una risita y me llevo la cerveza a los labios. De inmediato el mesero llega con una ronda más de cervezas, y repite la acción aproximadamente unas cinco veces más, durante todo este tiempo hablamos de temas irrelevantes, simplemente para matar el tiempo. Giro el rostro hacia el grupo de chicas jugando billar al final de las mesas, una morena se da cuenta de mi mirada y al instante esboza una sonrisa, acto seguido murmura algunas palabras a una rubia y ésta imita su acción. Levanto una ceja invitándolas a acercarse, la morena bebe un trago de su bebida y acto seguido lame sus labios de manera sexy provocando que un escalofrío recorra mi cuerpo y me haga erguir la espalda.

- Es hora de irnos – anuncia Nate llamando mi atención.
- ¿Eh? – pregunto atónito.
- Ya es hora – observa su reloj una vez más y después toma su cartera de su bolsillo trasero y deja un par de billetes sobre la mesa.

Desvío la mirada y cae inesperadamente en la mesa de Bramson y Rustici, ambos sostienen la vista en nuestra dirección, no tengo tiempo de averiguar lo que sucede cuando me encuentro a mí mismo caminando hacia la salida. Llevo la vista hacia ambas chicas en el momento en que pasamos cerca de ellas, les guiño un ojo y seguimos nuestro camino hasta el auto de Lion. El chico pisa el volante hasta el local, me sorprende que se encuentre tan cerca del lugar donde viven.

Bajo del vehículo observando el letrero del local "Toi Et Moi Café", ¿qué mierda es ese título?
Me adentro al lugar seguido de los otros dos chicos, mi mirada viaja hacia arriba en el preciso momento en que abro la puerta, inesperadamente el tintineo de las campanas me toma por sorpresa.

- ¿Qué mierda? – Nate incluso se agacha del susto.

Lion y yo soltamos una risa y a continuación me dedico a observar el lugar, un par de adolescentes se encuentran terminando sus malteadas y una familia está a la mitad de su cena. Caminamos hacia la barra del mostrador y esperamos unos cuantos segundos. Giro el rostro a la puerta cuando me percato de la presencia de dos chicas, la primera es Nastia, no tengo idea de quién sea la segunda chica, de tez blanca, castaña y sobrepasa con una buena cantidad de estatura a la hermana de Nate.

Nastia no se ha percatado de nuestra presencia, se encuentra observando a la chica quien baja la playera ombliguera de la pequeña intentando cubrir su ombligo. Nate carraspea y ambas nos miran al instante, Nastia comienza a brincar y corre como loca hasta llegar con Nate y abrazarlo cual koala a un árbol, la otra se queda ahí sin expresión alguna y justo de esa forma me parece conocida.

- ¡Nate, Nate, Nate! – los pequeños saltitos me hacen sonreír, jamás conocí a alguien como ella – Lion – ahora su voz suena contenida – Ariet – sonríe en mi dirección y no hago otra cosa que devolver la sonrisa – ¡Ven! – corre hacia su compañera de trabajo y la trae casi a rastras frente a nosotros – Ella es Rynn, es mi roomie, amiga y compañera de trabajo.

La chica sonríe a medias, se le nota incómoda. Nate la escanea de arriba abajo sin ninguna pizca de lujuria, es más como si comprobase que es una persona apta para estar cerca de su hermana.

- Hola – saluda con aun más incomodidad. Es ahora que puedo reconocer su voz de la clase de mi buen amigo el señor Montgomery.
- ¿Chica del lápiz? – ladeo la cabeza reconociéndola del todo. Nastia me observa completamente extrañada, deduzco que mis amigos tienen la misma expresión. Los grandes y azules ojos de la chica se entrecierran tratando de reconocerme.
- Rynn – corrige.
- ¿Rynn? – la extrañeza en la voz de Nate me hace voltear a verlo.
- Como la de Sesshomaru – interviene Nastia con orgullo en su voz y Nate asiente con una sonrisa, en realidad no logro descifrar su jerga.
- Rynnian – la observo confundido, es un nombre extraño.
- Vamos, tomen asiento – Nastia nos arrastra hacia una de las mesas vacías – En un momento regreso con los menús.

Se aleja y la sigo con la mirada, una vez que pasa por detrás de la chica del lápiz, mi mirada recae en esta última.

- Deja de mirar a mi hermana.
- No la veo a ella – la chica del lápiz echa un vistazo en nuestra dirección y devuelve la mirada hacia lo que sea que ve sobre la barra en milésimas de segundo al percatarse que la observo.
- Parece incómoda con tu mirada de pervertido – dice Lion sin ninguna pizca de sarcasmo. Cuando Nastia vuelve desvío la mirada hacia Lion frente a mí.
- Aquí están – entrega una carta de menú a cada uno de nosotros y puedo notar que el principal ingrediente de la mayoría de los platillos es azúcar – Mi especialidad son los panqueques.
- ¿Hay algo que no contenga azúcar? – pregunta su hermano.
- Sí – dirigimos las miradas hacia ella – Agua natural.
- Qué graciosa – mi amigo blanquea los ojos y yo suelto una carcajada acompañada de las risas disimuladas de Lion.
- Me encantaría probar tus panqueques – de inmediato Nate me da un codazo, un gritito de dolor escapa de mis labios y al instante me llevo la mano al brazo.
- No estoy bromeando, Ariet – sentencia – Para esta mierda.
- ¿Ahora qué? – lo observo sin entender nada – Tan sólo ordené panqueques.
- Basta, Maddox – ahora Lion, lo observo y es incluso más atemorizante que Nate.
- ¿Dije algo malo? – pregunto a la chica.
- No – niega – Basta, Nate. Es tu amigo – Nate se pasa la mano por el cabello y traga una bocanada de aire antes de hablar.
- Quiero un smoothie de durazno con vainilla, sin azúcar por favor – pide Lion haciendo que Nate guarde sus palabras.
- Smoothie de durazno con vainilla, sin azúcar – repite lentamente mientras lo anota en una libreta pequeña.
- Yo quiero uno de zarzamoras– la chica me guiña el ojo y anota el pedido.
- ¿Nate? – lo observa con inocencia, el chico sigue viendo el menú.
- Smoothie de mango y cup cake de vainilla relleno de frambuesa – ahora dirige la vista hacia la chica.
- En un momento traeré sus órdenes.

Se aleja de ahí hasta llegar con la otra chica, le muestra los pedidos y ambas empiezan a preparar las órdenes. La mano de Nate se posa en mi barbilla y me obliga a mirar hacia el frente.

- ¿Con quién dejaste a Kou?
- Marissa se quedó con él – me encojo de hombros.
- ¿No te da miedo que le pase algo mientras corres? – pregunta Lion obteniendo nuestra atención – Deberías dejarlo en casa cuando vas al Underground.
- Confío en Nate.
- Soy buen niñero – sonríe en grande.

El silencio se apodera de nosotros un poco más de cinco minutos, es extraño estar aquí cuando estoy acostumbrado a las carreras y al Underground, y este lugar es todo lo contrario, lleno de colores pastel y un ambiente de ternura que pareciera que las partículas de polvo en el aire se han convertido en destellos de diamantina.

- Aquí están sus órdenes – Nastia coloca frente a mí los panqueques y mi smoothie, a continuación deja frente a Lion su pedido, y la chica del lápiz coloca frente a Nate el pastelillo y su bebida.
- Gracias – replica observándola con cierta desconfianza.
- No es nada – asiente y regresa a su lugar. Nastia la sigue con la mirada y luego observa a su hermano con reproche a la vez que se lleva las manos a las caderas.
- ¿Qué? – pregunta el chico luego de sorber del popote – No la conozco y tú estás viviendo con ella.
- Coman rápido, que ya casi nos vamos.

Con la misma expresión se va de ahí a limpiar una mesa que acaba de ser desocupada. Lion y yo nos echamos un vistazo, acto seguido me concentro en obedecer la orden de la chica.

- Dame – Starkey estira la mano y roba medio panqueque de mi plato.
- ¡Eso es mío!
- Era…
- Su cuenta – coloca un papel sobre la mesa – Y más les vale dejar una buena propina.

Espera con los brazos cruzados mientras golpetea la suela de su zapato contra el piso, cuando reacciono, Nate ya pagó la cuenta. La chica se lleva el dinero y los vasos vacíos, luego vuelve por el resto y desaparece una vez más. Cinco minutos después ambas se acercan hacia nosotros, Nassie observa impaciente, esperando a que nos levantemos de una vez por todas.
Una vez que salimos, ambas chicas se encargan de cerrar el local, me recargo sobre el auto acompañando a Starkey. El chico me pasa el cigarrillo que ha encendido hace un instante, doy una calada profunda y después lo devuelvo. Nate se acerca y da una calada al cigarro para después entregárselo a Lion nuevamente.

- Basta de tanta fumadera – Nassie arranca el cigarrillo de la comisura de los labios de Starkey y lo tira al piso, a continuación le restriega el pie encima – ¿Nos vamos?

Había escuchado relatos sobre ella, pero en realidad no sabía que sería un torbellino. Toma el brazo de la chica del lápiz y la dirige del lado del copiloto, Nate se acerca y le abre la puerta, Nassie entra como si nada y se coloca en la parte de en medio de los asientos traseros, en cambio la otra, lo observa con desasosiego un segundo y después entra al auto. El chico cierra la puerta y luego me proporciona una mirada, no puedo hacer otra cosa que reírme de él. Tomo asiento a un lado de Nastia y Lion arranca en alguna dirección desconocida para mí.
Nassie se inclina hacia adelante pasando por entre los asientos delanteros para buscar algo en la radio, mi mirada traicionera se dirige instintivamente hacia su trasero, tengo que obligarme a voltear hacia la ventana puesto que seguro Nate pateará mi culo si se da cuenta.

Llegamos a un centro comercial, con el ceño fruncido bajo del auto.

- ¿Qué hacemos aquí? – empezamos a caminar siguiendo a las chicas.
- Necesitan muebles – explica Lion.

Sin decir una palabra más me limito a seguirlas, la más emocionada es la hermana de mi amigo. Corre de un lado a otro, tomando jarrones y cuadros, sin embargo, la chica del lápiz niega ante la mayoría de los objetos.

- Sólo lo necesario, Nastia – la chica del lápiz detiene a la pequeña.
- Lo sé, después de todo sólo tengo menos de doscientos dólares – se encoje de hombros.
- ¿Necesitas dinero? – pregunta Nate acercándose a ella.
- Lo arreglaré, descuida.
- No, si necesitas, yo te ayudaré. ¿Qué clase de hermano sería si no lo hago?
- ¡No!

Toma la mano de la chica del lápiz y se alejan unos cuantos metros, hablan por un momento y después la sonrisa regresa al rostro de Nassie.
Nos toma aproximadamente una hora la elección de muebles, Nate se acerca con su billetera listo para soltar dinero, sin embargo, ninguna de las dos le permiten pagar un solo centavo.

- Pagamos servicio para los muebles más grandes – explica la chica con bolsas cargadas – Los llevarán ahora.
- Permíteme ayudarte – se apresura Starkey a quitarle el peso extra de encima. Observo a la chica de nombre extraño y antes de que pueda ofrecer mi ayuda ella habla.
- Estoy bien – Nastia la observa extrañada y a continuación toma sus bolsas y me las da – Nastia…
- Permíteles ser caballeros – la toma del brazo y se encaminan hacia la salida – No es algo que puedas ver muy seguido hoy en día… ¡Útiles escolares! – señala con su delgado dedo índice haciendo sobresaltar a la chica del lápiz – Necesito algunos.

Observa a Nate y éste asiente, ambas caminan a grandes zancadas y recuerdo que también yo los necesito.

- Ya regreso – entrego las bolsas a Nate y corro hacia la tienda.

Basta con algunos cuadernos, plumas, lápices y colores para terminar mis compras.

- ¡Por aquí! – Nassie me hace señas para que entre en la fila con ellas.
- Cobre todo junto, por favor – entrego mi tarjeta de crédito a la cajera.
- ¡Gracias!

La chica da unos cuantos saltitos, y después camina primero, la sigo por detrás e inesperadamente giro cuando la chica del lápiz toma mi mano, la observo de forma coqueta ante su gesto, luego gira mi mano y deja un par de billetes sobre mi palma, a continuación me arrebata la bolsa en la que sus artículos fueron guardados y apresura su paso hasta llegar con Nassie.

Vaya chica tan mezquina.

El camino hacia su apartamento es en silencio por parte de Lion, Nate y la chica del lápiz. Nastia canta a todo pulmón y no puedo evitar hacerle segunda voz hasta que Starkey estaciona fuera de un edificio, un camión con el logo de la tienda de muebles se encuentra estacionado ya y cuando bajamos con el resto de los artículos, empezamos a subir todo hasta el último piso.

- ¿Por qué hay tantas escaleras? – pregunta Nate tomándose el pecho mientras se deja caer sobre el sillón. Me siento a su lado intentando recobrar el aliento.
- Muchas gracias – la chica del lápiz entrega propina a los hombres que subieron en su mayoría los muebles.
- Ahora falta acomodar todo – anuncia Nassie.
- Creo que moriré – dramatizo recargándome sobre Nate.
- No es necesario que se queden – explica la otra chica tomando una de las cajas – No me molesta acomodar todo.

Se aleja hacia la pequeña cocina, Nastia la sigue y con emoción la ayuda a acomodar el mini horno de microondas que acaban de sacar de la caja.

- Está bien – Nate se levanta – Es un honor ayudar.

Comienzo a sospechar que el chico ya tiene algo en contra de la chica del lápiz.

- Pidamos pizza antes – Nassie se acerca hasta Nate y toma su teléfono celular – Lion, vayamos por algo para beber. Nate y Ariet, pueden empezar acomodando mi cama.

A continuación sale de la casa como de rayo, Starkey nos observa un instante y luego la sigue cerrando la puerta detrás de él.

- La habitación de Nastia es esa – la castaña señala una de las dos puertas.

Nate y yo nos encaminamos hacia el pequeño cuarto y comenzamos una pelea con la base de la cama, después colocamos encima el colchón, es apenas un poco más grande que una cama individual. No me explico cómo dormirá del todo a gusto, yo duermo en una cama tamaño King size y siento que me falta espacio, por supuesto soy mucho más alto y corpulento.

Salgo de la habitación y me adentro a la de enfrente preguntándome si la chica del lápiz necesita ayuda pero incluso ha tendido ya la cama con un edredón color púrpura sin problema alguno.

- ¿No es muy pequeña?
- Tiene un buen tamaño.
- ¿Qué sucede si invitas a un chico a pasar la noche? No creo que quepan ambos...

Sus ojos brillan de la confusión, sin responder, simplemente sale encontrándose de frente con Nate, el chico la observa hacia abajo y ella lo evade por completo dirigiéndose hacia la sala, ¿dije algo malo?
Lion y Nastia llegan a los quince minutos, y diez minutos más llegan las pizzas. Transcurren unos cuarenta minutos después de eso para terminar de acomodar todo, por último, llevamos entre Starkey y yo un banco largo de metal hacia la terraza. Nate coloca una serie de luces blancas alrededor del pequeño tejado que cubre la puerta. Nassie y la chica del lápiz se encargan de traer la cena hacia acá.

- Deberíamos inaugurar este lugar – sugiero.
- ¡Eso sería grandioso! – la pequeña abre los ojos con emoción – ¿Podemos? – observa suplicando a la otra castaña.
- Quizás más adelante…



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Peino mi cabello hacia atrás y me doy el último vistazo antes de salir y subirme a mi auto. Llego al Underground derrapando, luego salgo y pongo alarma a mi bebé. Camino a grandes zancadas hasta la entrada y a paso firme llego hasta la mesa donde se encuentran ya Lion y Nate acompañados inesperadamente de Moon.

- ¿Tienen mucho aquí?
- Acabamos de sentarnos – responde Starkey.
- ¿Qué hay el día de hoy? – pregunta Nate sin elevar la voz.
- Hay forasteros en el Underground…
- ¿Qué les traigo?

Al ser una voz femenina la que hace esa última pregunta, volteamos todos cual rayo veloz. Mi boca se abre de la sorpresa al reconocerla, incluso Moon se encuentra sorprendido.

- Cervezas – pide luego de aclararse la garganta.
- Regreso en un momento – se da la vuelta y desaparece.
- ¿Myles ha perdido la razón? – pregunta el rubio en nuestra dirección – Vaya que agregar a una chica a su personal probablemente le traiga problemas…
- Estabas diciendo algo sobre forasteros – lo interrumpe Nate trayéndolo nuevamente a la conversación.
- No logro identificarlos aún, pero hay rumores de que son de otro bando distinto al contrario que ya se encuentra rondando el Underground.
- ¿Por qué otro bando se atrevería a entrar en estas circunstancias? – pregunto sin mirarlo.
- Es el momento perfecto – explica Lion, luego deja de hablar cuando la chica coloca una cerveza frente a cada uno, una vez que se va, continúa – Ambos bandos dominantes están distraídos atacándose entre sí, es el momento perfecto para apoderarse del terreno.

Lo observo sintiendo una especie de frustración, a continuación, me llevo la cerveza a los labios. Desvío la vista hacia el lugar, es viernes y el lugar está casi al tope, si lo que Moon dice es cierto, seguro habrá más de una carrera el día de hoy, así como peleas por doquier. Mi vista viaja por el lugar percatándome de la presencia de Eron, en un de las orillas clavando su mirada penetrante en quién sabe qué pobre alma, Kylian y Lizy comparten tragos y sonrisas entre sí, noto a Bach dirigirse hacia las escaleras que dan hacia el piso de arriba, en cambio, Bash y Mess sostienen una charla entre sí, sin dejar de estar atentos al ambiente en el Underground, incluso el alma en pena de Cursoe se encuentra dando caladas a su cigarrillo, recargado en uno de los ventanales al otro lado de donde estamos nosotros.
La puerta suena de golpe y enseguida Bramson y Rustici entran provocando más ruido del necesario, no necesita anunciar su puto negocio de drogas, todo el mundo sabe ya la mierda que vende, lo miro dirigirse a la planta alta y a continuación sigo observando el lugar, mi mirada recae en nuestra mesera, se encuentra preparando un par de tragos detrás de la barra, me levanto de ahí y paso entre la gente hasta tomar uno de los pocos asientos disponibles en la barra. Me recargo sobre ésta sin despegarle la vista encima, ¿a qué espíritu invocó esta chica para que Myles de diera empleo?

- Está buena, ¿no? – revoleo los ojos ante la presencia inesperada de Federico.
- ¿Por qué no vas a chuparle la verga a Bramson? – respondo y seguido doy un sorbo de la botella tratando de ignorarlo por completo, el chico suelta una carcajada.
- ¡Hey, vecina! – la chica voltea y sonríe de medio lado, los músculos de mi cara hacen una mueca al instante, espero que este idiota esté bromeando – Dame un whisky seco.

La chica asiente y en seguida sirve la bebida, Rustici lo toma y se va a quién sabe dónde no sin antes proporcionarme una de sus sonrisas cínicas.

- Hola, chica del lápiz – saludo esperando respuesta, no la recibo – ¿Me das otra de esta? – coloco la botella frente a mí, ella la toma y destapa otra para mí.
- ¿Hay algo malo conmigo? – por fin habla.
- ¿Por?
- No dejas de mirarme…
- ¿Qué pasa, linda, Barbie te está molestando? – el imbécil de Killian llega con su actitud arrogante y su sonrisa socarrona.
- ¿Barbie? – pregunta confundida casi murmurando.
- Oh… tan sólo mira ese rostro – puedo observar por el rabillo del ojo que me señala, blanqueo los ojos por inercia – Su rostro es más lindo que la mayoría de las chicas que puedes ver por aquí, y su cabello – finge un chillido de chica loca – ¡Es rubio natural! – ahora suelta una carcajada.
- Que te den, Bramson – lo observo de mala gana. El chico sonríe complacido y luego se gira hacia la chica del lápiz.
- Un servicio completo de whisky, mesa cuatro, planta alta – guiña el ojo y luego se gira hacia mí – Tienes suerte de que mi humor esté por los cielos, Barbie, de otro modo ya estarías de camino al hospital.
- Vete a la mierda, Killian – el chico sonríe con sorna, luego echa un vistazo a la chica del lápiz y se va con su culo lleno de arrogancia – Será mejor que tengas cuidado de él – me levanto del asiento y empiezo a caminar hacia la mesa con los demás – ¿De qué me perdí?
- La misma mierda de siempre – explica Nate.

El tumulto proveniente de las mesas de la derecha comienza a escucharse por encima de la música, Moon se acerca hacia Lion a paso veloz.

- ¡Habrá carrera! – anuncia una vez qué llega hacia nosotros.
- ¿Qué hay de por medio? – el interés de Starkey me hace fruncir el entrecejo.
- Mínimo quince grandes.
- ¡Correré!

Levanta la voz por encima del bullicio y éste aumenta. Lion sale del lugar seguido por Nate, instantáneamente todos corren hacia la salida para no perderse el espectáculo gritando como un montón de locos, antes de que el lugar se vacíe, echo un vistazo a la chica del lápiz, ella observa la situación sin saber qué carajo sucede. Una vez que escucho el rugido de los motores me apresuro a salir.

Apenas estoy por cruzar el marco de la puerta, una morena se coloca frente a mí, al principio no la reconozco hasta que su amiga rubia aparece a su lado, ambas toman mi mano y me dirigen hacia algún lugar, descarto los baños al instante, el espacio aquí es mucho más reducido.

- ¿Por qué huiste el día de ayer? – pregunta la morena después de encender el foco que apenas e ilumina el lugar, echo un vistazo rápido y veo algunas escobas y trapeadores recargados en la esquina. La chica toma mi rostro entre sus manos y me da un buen beso, luego la rubia se une.

- ¿Acaso estoy huyendo ahora? – sonrío y continúo besándola mientras la otra chica se arrodilla y  afloja mi cinturón.

Termino el beso una vez que la rubia ha bajado un tanto mi pantalón junto a mis calzoncillos y ha comenzado a hacer lo suyo, al instante la morena se le une. Tan sólo puedo atinar a recargarme sobre la pared y disfrutar del momento.

Mi vista y manos se posan en ambas chicas hasta el instante en que la puerta se abre de repente permitiéndome ver a una muy sorprendida chica del lápiz, mi única reacción es sonreír burlón por su expresión y la chica del lápiz vuelve a cerrar la puerta de inmediato, qué va, si yo hubiese sido ella no dudaría en unirme. Tomo primero a la morena y la pongo contra la pared, beso su cuello hasta bajar a su abdomen y a continuación la giro concentrándome en la batalla que estoy dando contra el cierre de su apretada falda.



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- ¿Dónde mierda estabas? – pregunta Nate contando el dinero entre sus manos.
- Estudiaba el Kama Sutra – rio burlón.
- Idiota – suelta una carcajada.
- ¿Cómo le fue a Starkey?
- Ganó, por supuesto – cuenta los billetes rápidamente.
- ¿Y dónde está?
- Justo se me acaba de salir del bolsillo – responde sarcástico y lo miro de mala gana – No lo sé.
- Creí que eras buen niñero.
- Sólo de perros.

Continúa contando el dinero, desvío la mirada y a lo lejos veo a Lion caminando hacia acá mientras se limpia el sudor de la frente, cuando me visualiza esboza una sonrisa relajada.

Vaya, cabrón, se ha llevado una gran suma de dinero al bolsillo.



Última edición por Bart Simpson el Lun 22 Jul 2019, 9:33 pm, editado 1 vez

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Mensaje por drums. Vie 19 Jul 2019, 12:41 am

OH POR DIOOOOS muackmuackmuack
Jenn, no me puedes hacer esto muack. A penas leí la primera parte y omg, todo es tan aaaaah muack. ¿Cómo se supone que saque ganas de escribir después de leer esto? Todo se va a ver extremadamente deforme y se va a notar el cambio drástico two | NLF - Página 8 1022085747.
Fede no recordando los nombres soy yo JAJAJAJAJAJA, perdón por ésta vida tan loca que llevo. Le dió un hogar a Nastia two | NLF - Página 8 1054092304. Yyyyy Arabella le dió un hogar a Rynn two | NLF - Página 8 1545862508. Mira, Jenn, ya me tienes hasta el piso con tantas emociones, la hermana de Rynn deserves the world muacktwo | NLF - Página 8 1477071114. Ya son casi las 2 a.m. pero no me podía ir a dormir sin leer al menos la primera parte two | NLF - Página 8 1054092304.
drums.
drums.


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Mensaje por trunks Lun 22 Jul 2019, 3:47 pm

Jen:
trunks
trunks


https://blackthornxchalamet.tumblr.com
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Mensaje por Jaeger. Dom 28 Jul 2019, 5:32 pm

jen:
Jaeger.
Jaeger.


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Mensaje por drums. Miér 31 Jul 2019, 5:11 pm

two | NLF - Página 8 1477071114:

capítulo 011 - drums.
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Magnolia Pusset
— ¿Sabes qué día es hoy?
— No lo sé, ¿jueves?
— ¡Exacto!

Camila se muestra emocionada en la pequeña sala dentro de la enorme biblioteca de la universidad. Niego con la cabeza y sigo tratando de que los balances y las cuentas me cuadren. A pesar de estar extendida en toda la mesa con todo tipo de apuntes y usar el pizarrón que estaba ahí de apoyo, algo sigue sin cuadrarme y suelto un pequeño grito de estrés.

— Cams, sé que quieres salir — digo al borde del colapso, ella hiperactiva no ayuda en nada.—, pero es nuestro último año y quiero graduarme.
— Es nuestro último año y seguimos sin ir a las carreras.

Sabía de la existencia de las carreras y, si era sincera conmigo misma, siempre había querido ir, pero hay una diferencia entre el querer y el realmente hacerlo. Sin mencionar que eran clandestinas, en ese lugar se manejaban toda clase de drogas, y simplemente no quería meternos en la boca del lobo. Pero comprendía su argumento, en unos meses terminaríamos la universidad y, si no hacíamos éste tipo de cosas ahora, ¿cuándo?

— ¿Me prometes que no te enamorarás del típico chico malo? — pregunto dándome por vencida, ella chilla y yo sonrío.
— ¡Sí! ¡Te lo prometo! — luce emocionada y sé que, internamente, yo también lo estoy. — ¿Qué se supone que me tengo que poner para eso? ¿Chaqueta de cuero y mini falda?

André Cursoe
— ¿Y? ¿Finalmente vas a sacar el auto del garaje?

Mi hermana menor, Amanda, me pregunta con tostada en mano. A veces, en ocasiones como ésta, siento que ambos somos niños otra vez y estamos de vuelta en la Marsellesa. La vida me sigue sorprendiendo de cómo es que terminamos en Chicago.

— Tal vez, si fingieras mejor, te hubiera creído que quieres que yo vuelva a correr — sonrío tomando de mi taza de café.
— Sólo digo que es deprimente el hecho de que te quedes viendo las carreras a un lado, como si fueras un alma en pena o algo así.

Tomo un cigarrillo y lo enciendo en su cara con una sonrisa burlona, a lo que ella se va de mi vista rodando los ojos. Me quedo pensando en si hoy será finalmente el día en que deje de ser un marica y lleve mi propio auto al Underground.

— ¡¿Sabes qué?! ¡Olvídalo, mejor busca un empleo! — escucho a Amanda gritar desde su habitación.
— ¡Y tú búscate un nuevo hermano que te tolere!
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Me aflojo la corbata y tiro el maletín al entrar al coche. Le pego al volante y quiero gritar. El mundo laboral es un asco, ¿cómo se supone que consiga un trabajo si sólo tengo las pasantías para llenar el currículum? Los gordos corporativos buscan lo imposible; la experiencia de alguien de cincuenta en un cuerpo de alguien de treinta. Hoy es jueves y, si planeo dejar de ser un marica hoy, necesitaré algo de café para mantenerme activo.

La pequeña cafetería retro se ha vuelto un buen lugar para pasar las tardes desde que llegué a la cuidad. Es un lugar que lo tiene todo para mí, buen ambiente, buena música y café a montones. Veo mi reloj y me doy cuenta de que es tarde si todavía quiero llegar a darme una ducha. En el mostrador no se encuentra la chica de ojos claros que normalmente me atiende, en su lugar, hay una chica que luce extremadamente feliz.

— ¿Me podrías dar un expresso, por favor?

La chica asiente y me cobra. Mientras espero la bebida, volteo a ver a la gente que está ahí. Todos lucen felices y como si tuvieran la vida resuelta, ¿cómo lo hacen sin el efecto de las drogas?

— ¿Sería todo, no gustas algo más? — la chica lucía tan feliz; lo que sea que ella esté tomando para tener esa energía, yo también lo tomaré.
— Ganas de volver a correr un automóvil, ¿no tendrás de esas? — pregunto sarcásticamente y en un intento de sonar coqueto.
— ¡¿Tú también corres?! — pregunta emocionada para mi sorpresa. —. ¡Mi hermano también! ¿También vas al Underground? ¡Qué locura!

Me alarmo al ver cómo es que lo dice como si fuera algo común, sobre todo, algo legal. Me despido rápidamente, tomo mi café y salgo de ahí. No quiero problemas con nadie y, coquetearle a la hermana de uno de ellos, suena a problemática asegurada.
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Al estacionar, salgo del coche y siento algo raro en el ambiente. Todo se encuentra tenso y sé que hoy no correré por seguridad. La mayoría aquí no me conoce y más de uno podría confundirme con alguien que trata de robarles terreno en los negocios que manejan. Enciendo un cigarrillo y simplemente me dedico a contemplar la carrera que se llevará acabo hoy. A lo lejos, veo a Ariet llegar con los chicos de las apuestas y lo saludo con un simple gesto. Will, alguien que pocas veces corre y siempre se une a mí a ver, se acerca con un par de cervezas a saludarme. En cuanto lo veo, sonrío y lo abrazo.

— ¿Sabes qué demonios está pasando? — cuestiono tomando la cerveza extra que trae con él.
— Aparentemente, hay forasteros, pero sabes cómo es esto — se ríe un poco y puedo notar cómo es que está ebrio.—, probablemente alguien quiso venir a ver y no supo encajar bien. Al fin y al cabo es jueves.

Pero, al ver cómo Bramson se subía a su auto enfurecido, supe que Will se había equivocado. Por lo regular, cuando no corres y sólo vienes a ver, éste tipo de conflictos los ves de una perspectiva muy diferente. Ves cómo las personas se mueven para ver la carrera, huyen del lugar o simplemente les da igual. Pero aquella noche, con el lugar lleno de universitarias buscando algo de adrenalina, fue difícil poder ver la carrera.

— Hey, de casualidad, ¿conoces o sabes quién va a correr?

Una chica, que juro nunca haber visto, me pregunta. Está usando un ridículo atuendo que parece sacado de los ochenta y se nota que es su primera vez aquí.

— Es Bramson, es demasiado conocido por aquí, pero no lo conozco personalmente. Una disculpa — suelto algo sarcástico pero ella no parece notarlo.
— Bueno, ¿no conoces a alguien que podría presentármelo?
— ¡Camila, basta de acosar a la gente!

Su amiga aparece en el plano y luce más conciente de dónde se encuentra. No usa un atuendo llamativo y luce apenada del comportamiento de su compañera.

— No te preocupes, es normal que pasen cosas así en jueves — no, no era normal, pero se veía bastante incómoda y quise relajarla un poco.
— Sí, mira, ahórrate ese discurso queriendo ser buena persona con nosotras. He escuchado de todo hoy y ya estoy harta — ni siquiera me mira mientras dice todo eso y puedo ver el cansancio que se ve en sus ojos.—. Camila, deja de besar a desconocidos por el amor de Cristo. Voy a pedir un Uber.

Will y Camila se separan. El labial de la chica queda absurdamente en los labios de mi compinche y quiero reírme de todo esto. Ella luce harta y me compadezco de ella.

— No quiero sonar como uno de los tantos patánes que se acercaron a tí jurando ser buenas personas pero las podría ir a dejar.

Escucho el estruendo de los autos comenzando a correr, ella se espanta y yo sólo río. Voltea a ver a su amiga abrazada felizmente a Will y después a mí. Alzo mi muñeca y señalo un reloj imaginario esbozando una enorme y falsa sonrisa. Ella suelta un suspiro y se rinde.

— Bien, ¿dónde chingados está tu auto? ¡Ah, y tu amigo con manos curiosas no nos acompañará!
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— Es aquí.

Me estaciono en la calle y el par de amigas sale de la parte trasera de mi coche. La zona residencial luce callada y tranquila a diferencia de donde estábamos. Planeo esperar ahí hasta ver que entren a la prominente casa que se encuentra frente a nosotros después del incómodo viaje en donde no intercambiamos ninguna palabra. Hablan un poco entre ellas y Camila empieza a caminar con tacones en mano a la casa, dejando a la castaña atrás. Se acerca al auto y bajo la ventanilla.

— Gracias por no ser tan patán como el resto.
— ¿Le dices patán a alguien que acaba de hacer un recorrido de cuarenta minutos sólo para venirte a dejar? — pregunto tratando de sonar ofendido, ella ríe por lo bajo y, por primera vez en toda la noche, me mira a los ojos.
— Sabes a lo que me refiero. Soy Magnolia, por cierto.

Sonríe y sonrío. Nos quedamos en silencio por unos momentos y, en un impulso de idiotez, suelto:

— Suele ser más divertido cuando no tienes que andar de niñera. Podría pasar por tí la próxima semana.
— ¿Acaso estás intentando sacarme una cita?
— Qué va, simplemente no quiero que te quedes con ese mal sabor de boca.
— Próximo jueves a las diez te estaré esperando aquí. Esperemos que lo recuerdes — se da la vuelta y comienza a caminar. —. ¡Sé que estás viendo mi trasero y por eso no has arrancado!

Río y, antes de que ella voltee a verme, arranco a toda velocidad. Prefiero ir a algún bar antes de volver al Underground, simplemente porque no tengo ganas de ir y descubrir quién se encuentra celebrando su victoria hoy (que, si somos honestos, probablemente sea Bramson).
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Son las tres de la mañana y, de camino a casa, trato de mantenerme despierto y no dormir subiéndole a la música. Chicago se encuentra tan vacío a éstas horas que, cuando veo un auto huir lo más rápido posible a unas dos cuadras, me pongo alerta. Tras manejar una cuadra, veo un cuerpo tirado en la acera y todo cobra sentido. Estaciono rápidamente en un intento de tratar de auxiliar a la persona.

— Amigo, ¿me escuchas? ¿Quieres que llame al 911?
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Mensaje por Bart Simpson Miér 07 Ago 2019, 12:19 am


Ali two | NLF - Página 8 1459606234 :


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Mensaje por trunks Jue 08 Ago 2019, 11:29 am

Ali bb:


Última edición por trunks el Vie 30 Ago 2019, 10:29 am, editado 1 vez
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Mensaje por Bart Simpson Dom 11 Ago 2019, 10:47 am

Gracias por sus bellísimos comentarios two | NLF - Página 8 1477071114

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Mensaje por jackson. Jue 15 Ago 2019, 2:55 pm

Ayy, tenemos capítulos two | NLF - Página 8 35511020 me pongo a leerlos y comienzo con mi capítulo, ahora que tengo nuevamente internet two | NLF - Página 8 4222964207
jackson.
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Mensaje por Bart Simpson Jue 15 Ago 2019, 4:32 pm

Karls!!!! two | NLF - Página 8 4098373783

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Mensaje por Jaeger. Dom 25 Ago 2019, 10:03 pm

ali:
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Mensaje por drums. Mar 03 Sep 2019, 11:24 am

Muchas gracias a todas por sus bonitos comentarios besos en el pedorro two | NLF - Página 8 2754838029two | NLF - Página 8 1477071114
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Mensaje por Kida Sáb 05 Oct 2019, 6:44 pm

En los próximos días leo y dejo comentarios two | NLF - Página 8 2416783629

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