Simplemente, tú.

Por fin me di cuenta, creo estar segura de cómo son las cosas. Lo sé porque al afirmarlo siento paz, una tranquilidad que me dice que todo está bien. Los últimos tiempos no han sido los mejores ¿Sabes? Cuando solo tienes 15 años, la separación de tus padres a menudo te incita a preguntarte qué es el amor, y si verdaderamente existe, porqué pasan estas cosas. He sufrido mucho, pero es irónico, ahora que ellos ya no están juntos sufro menos que antes. ¿Es creíble para ti? Fui testigo de cómo del odio al amor hay un solo paso. Mi madre amó con locura a mi padre, quizás demasiado, quizás más que a mí. Pero un solo error la hizo cruzar esa línea. Un error demasiado grande. Y a pesar de eso, después de todo lo que pasó ella estaba tan desesperada por salvar su matrimonio y su amor por él, que solo estaba logrando destruirnos. Ella solía decir que quería salvar a nuestra familia, pero todo lo que hacía era intentar salvar su pareja y 20 años de matrimonio tirados a la basura. Sin mí, ellos no serían una familia, y yo ya estaba destruida.

Pero luego pienso que no todo está mal. Por mucho tiempo interpreté los acontecimientos como una advertencia de lo que me esperaba en el mundo de los adultos. Pero no es cierto, Dios, no es cierto. Quería estar lo suficientemente enojada para dejar de sentir, para no ser vulnerable y salir herida luego. Pero hay algo que está obstruyendo mis planes, y ese algo eres tú. Tienes la capacidad de hacerme olvidar todo aquello que me ha herido, disipas mis temores y miedos de fallar, con la adrenalina que inyectas en mi corazón me incitas a arriesgarme por ti y por mí.

Un día preciso se me abrieron los ojos: cuando el dolor me afectaba, pero lo encontraba placentero; cuando no podía fingir estar enojada con Dios, porque estaba feliz de que él te haya puesto en mi vida. Ese día sentí que unas manos suaves tomaban mi corazón herido e intentaban curarlo. Con dificultades, le hice frente a los problemas. Ese día en específico me fui a dormir, me acordé de ti y tuve ganas de gritarle a la vida: ¡No tengo miedo de lo que venga! Porque estoy enamorada, y vale la pena estarlo.

Solo hace falta pensar en las letras de tu nombre para que un torrencial de sentimientos me llene de los pies a la cabeza. Y cuando sucede pienso, ¿acaso eres consciente de lo que causas en mí? Posiblemente sí, pero eres tan cruel como para actuar de manera indiferente y dejar que me ahogue en mi amor por ti. ¿Sientes orgullo, eh? Ninguna otra persona en este mundo pudo hacerme sentir como tú lo haces. Oigo a alguien mencionar tu nombre e inmediatamente todos mis sentidos se ponen alerta, me siento patética, pero me gusta. Es contradictorio ¿Verdad? Ahora teniéndote aquí, al lado mío, no soy capaz de descifrar lo que siento, pero aun así me gusta. Estoy muy enojada contigo por hacerme sentir así, y al mismo tiempo tenerte cerca me infunda una alegría inexplicable, una emoción que me provoca reír sin ninguna razón. Quizás no lo comprendas, ni siquiera estoy segura del por qué me estoy riendo. Quizás es porque el sonido de tu voz me hace cosquillas, como plumas jugueteando en mi oído.

Así que sigue hablándome, por favor, no te detengas. Quiero escucharte, que me cuentes sobre cualquier cosa, todo lo que provenga de ti para mí es muy importante. Tú eres importante. Quizás tengas que repetírmelo dos veces porque cuando estas cerca me enamoras con tus imperfecciones. Las demás personas no pueden ver lo que yo veo en ti, porque todas esas personas no te quieren como yo te quiero. Siento que podría ser capaz de cualquier cosa, solo para que nunca dejes de sentirte bien. Me ciegas, completamente. Estoy parada frente a ti, puedo sentir que soy yo: mis manos son mis manos y mi cara sigue siendo mi cara. Pero no controlo mis acciones, sino que eres tú el que domina mi cuerpo. Como una marioneta, floto en una neblina de fantasía cuando estás conmigo. No sé qué digo ni qué hago, pero estas sonriendo y eso me hace feliz. Luego te alejas dejándome tonta y me pregunto qué es lo que acaba de suceder. Eres mi anestesia y mi dopamina. La línea que define lo que está bien y lo que está mal, para mí.

En mi vida, lo eres todo. A veces quisiera que no, a veces quisiera poder ser libre de mis sentimientos, pero eso es solo a veces. Lo que me queda del día te miro y te amo. Quiero llorar y arrojar cosas, y al mismo tiempo reír a carcajadas. Quiero golpearte y luego abrazarte. ¡Dios! ¿Qué me ocurre? ¿En qué me has convertido? Es agotador quererte como lo hago, este amor tan caprichoso que cuestiona mi capacidad de mantener la calma y la razón. Es adictivamente peligroso, porque sé que no debería quererte tanto, sé que eres un ser humano y que cometes errores, errores que pueden lastimarme. Pero es muy difícil pensar en eso cuando me besas así, tan tiernamente, como si juraras nunca dañarme y con tus labios pudieras engatusarme para creerte.

Sigues de largo, ajeno al remolino de pensamientos que cruzan en mi mente. Suelo verte tan concentrado y desearía saber qué es lo que piensas, qué es lo que quieres, qué es lo que sientes. Pero tienes un don para ocultarlo todo, eres un as en el arte de la manipulación. Un libro misterioso fuertemente cerrado que no revela sus secretos a nadie. ¿Qué tengo que hacer para que te abras a mí? Si pudieras recapacitar y ver hacia atrás, te darías cuenta de que siempre estuve aquí, para ti. Prometo no herirte, mucho menos abandonarte, solo… quiéreme, con amor de verdad. Es todo lo que necesito para estar feliz. Tendré paciencia, la que me ayudó a llegar hasta aquí. Mi corazón está en tus manos, y solo pido que no lo maltrates demasiado. Será tuyo, hasta el día que yo regrese por él. No te preocupes por mí, amándote yo estoy completa.

gracias: