Mi alma en papeles.

22 de Noviembre, 2005.
“Stay for the night if you want to i can show you what my dreams are made of”

Ella golpeo a mi puerta a eso de las 4:00 am. Las sirenas resonaban y chillaban por todo el aire, dando la señal del tsunami anteriormente avisado por las noticias. Su puño golpeaba feroz contra la madera, sonaba desesperada, o bien, asustada por los eventos naturales.

Le abrí, y al momento la vi tan bella. Tenía una mirada de locura, y sus cabellos estaban recogidos en una coleta alta imperfecta. Sin pedir permiso entró a mí casa diciendo:

– ¿Puedo pasar? Vi el cartel en la pared de tu casa, el de habilitado para catástrofes, o algo así.

Miraba alrededor, y a la misma vez a ninguna parte en específico. Volteo a verme, y una sonrisa surco mi cara al verla.

–Ya estas dentro, ¿No?

Ella sonrió también. Era muy especial, sin duda alguna.

Nos adentramos al sótano, el único lugar seguro de  mi hogar. Recuerdo que ella tiritaba nerviosa, y yo me sentía incomodo por no saber cómo tranquilizarla. Tomé una de las sillas de plástico blanco, y le pregunté si se quería sentar. Ella aun con miedo se sentó sin hablar, ni una palabra, ni un gracias. Busqué otra silla, y la coloqué a su lado.

En momentos, La sirena era más estruendosa y algunos gritos se lograban escuchar desde la pequeña ventana reforzada en la parte de atrás.

Ella totalmente en pánico, empezó a hiperventilar. Yo también asustado (pero por ella) no sabía qué hacer; lo único en lo que pensé fue en tomar su mano, y levantarme para abrazarla. Ella siguió estremeciéndose pero en mis brazos estaba más calmada y paciente. Se me había ocurrido una idea para sosegar la situación:

–Háblame de tus sueños, mmm… Todavía no se tu nombre– quise saber.

–Audrey… – empezó a decir –. Audrey Hepburn.

Luego hablamos de los sueños de cada uno. Los míos algo vagos y prácticos: Viajar, tener un Audi, casarme; Los de ella sumamente interesantes: Leer cinco libros en diferentes idiomas, tener un trabajo en el cual su jefe no sea un tarado, aprender a tocar el violín y un gran anillo de compromiso.

20 de Febrero, 2007.
“I've been away for a long time, such a long time and I miss you there. I can't imagine being anywhere else”

Corea del Norte.

Sabía que quería con ansias viajar lejos, pero quería que a mí lado estuviera Audrey. Sin embargo, ella me animo para poder ir. Era un viaje importante de trabajo; la compañía por fin se asociaba con Asia, y como yo era, y soy, parte de la administración tenía que estar presente.

Eran 4 meses, y por más que le miraba el lado bueno, no podía seguir pensando en Audrey. No quería que estuviera sola en casa esperándome, ni menos que estuviera con sus amigos pasándola bien, y no conmigo.

El hotel era frio sin ella.

La cama era fría sin ella.

Y yo era frio sin Audrey.

Me imaginaba a su lado viendo televisión, seguramente algún programa cómico que nos hiciera reír a ambos; pero solo con pensarlo mi corazón se estrujaba y el dolor se hacía más profundo.

Lo único que podía hacer era  ver el calendario de mi teléfono y esperar que los días pasaran.

4 de Julio, 2007.
“How the hell did you ever pick me? Honestly, I could sing you a song , but I don't think words can express your beauty”

Ya había llegado de Corea hace un mes, y nunca me había sentido tan feliz como cuando la vi en el aeropuerto esperándome con un letrero en la mano con las palabras “Bienvenido a casa”. Sin importar la vergüenza, o los comentarios de mis compañeros de trabajo, corrí abrazarla tan fuerte como pude; la besé, y comprendí que esa escena era tan cliché que no puedo evitar  sonrojarme.

Valla estúpido.

Finalmente, después de meses de espera, estaba a gusto.

Sentados en casa, no pude evitar preguntarle (y lo recuerdo todo así):

– ¿Por qué te enamoraste de mí?, ósea, puedo darte un montón de rosas o serenatas románticas pero no se comparan con la belleza que me das todos los días al despertar.

–Sinceramente, me gustas porque tienes un parecido con Leo Di Caprio– rompió a reír sin poder aguantar para respirar, y sus ojitos se estaban aguando.

– ¿Qué tiene de gracioso? Si soy bien guapo– eso la hizo reír aun más y antes de atacarla a cosquillas protesté– has arruinado mi momento para ser romántico, Audrey.

30 de Diciembre, 2007.
“Can't promise that things won't be broken, but I swear that I will never leave”

Hoy ha sido uno de los peores días de mi vida. Audrey se ha marchado de casa.

Tuvimos una discusión innecesaria a mi parecer, pero como todo hombre sabe, siempre nosotros tenemos la culpa.
No sé por qué, pero Audrey pensó que dedicaba mucho más tiempo al trabajo que a ella. Puede que este comentario sea cierto, sin embargo alguien tiene que llevar el pan a la mesa, ¿No es verdad?

Audrey trabaja de pintora, y aunque ha tenido un buen año, no ha recaudado lo necesario. Lo que me lleva a trabajar el doble. Soy abogado, el tiempo para mi es oro.

Ahora que lo pienso, eso ya no importa. Audrey ya no está más aquí, cerca de mí; lo que puede significar que las horas extras ya no son una carga.
…

Creo que he cometido uno de mis peores errores.

Ahora mismo tengo ganas de escupir estas ineptas hojas. Releo y pienso que soy un idiota. ¿Cómo permití que el asunto se saliera de mis manos?

Dejo de escribir, voy a buscar a Audrey y traerla devuelta a casa. Prefiero trabajar millones de horas antes que dormir solo y no ser capaz de verla todos los días.

1 de Febrero, 2008.
“The way that we are, It's the reason I stay as long as you're here with me, I know I'll be Ok”

Me perdonó, y no puedo pedir más a la vida.

Queda anotado en esta agenda que soy el mayor tonto de la historia.

No dañes nunca más a tu amada. Porque ella siempre te perdona y explica que va a estar a tu lado, porque quiere que todo vaya bien.
Ella te ama, y vos a ella.

28 de Abril, 2009.
“It goes to show, I hope that you know that you are what my dreams are made of and I can't fall asleep, I lay in my bed awake”

Muero de los nervios. Hoy la voy a llevar a cenar. Deséenme suerte.

Audrey levanto su mirada del viejo cuaderno de James. Y ahí estaba él, con un esmoquin negro, una corbata roja impresentable y una pequeña caja negra con detalles en dorado. Tenía las mejillas rojas por el calor y el entusiasmo, y lo único que pudo pensar ella fue en abrazarlo y besarlo.

–Sí, si…–repitió una y otra vez.

–Pero si todavía no te he dicho nada– se quejó él–. Puede ser solo un collar.

No obstante la chica lo tenía sujetado del cuello y lo besaba con felicidad. Ahí estaba plasmado su amor, enfrente de toda la multitud que comía y los miraba a la vez. Habían pasado por mucho y se conocían hasta la punta de los pies; habían compartido su vida durante cinco años, y ya habían perdido toda miga de incredulidad o desconfianza sobre el amor.

Ahora se pertenecían el uno al otro, y eso era lo único que importaba. Poder ser el sustento de cada uno y compartir toda la vida que les quedaba junto.

Esa es la forma más cercana de describir al amor. Es algo mágico, que aun en la oscuridad nunca nos abandona. Y para ellos recién estaba comenzando.