All time low. {a.c}

Adam se había acostumbrado a verla a la distancia. Para un estudiante de último año no era normal darle tanta atención a las de primero, pero todo en ella había llamado su atención; el brillo de sus ojos bajo las luces de la discoteca y la manera en la que se dejaba llevar por el sonido que escapaba de los parlantes, eran dos de las cosas que más desconcertaban al muchacho. Sabía que podría tener a cualquiera, pero por un motivo desconocido, la quería a ella.


Ojalá pudiera ver su cara ahora mismo, porque sonríe como una tonta. Ambos están sentados en el suelo, sin hacer nada, no importa cuando vuelvan a la realidad, porque mientras estén juntos es como si se detuviera el tiempo. Mejores amigos, pero la tensión sexual es más que evidente. ¿Cuántas veces se habrán liado? Siempre juntos, pero nunca del todo, no se arriesgan a ser algo, porque el amor real asusta, pero esta noche, se tendrán uno al otro, como un sueño inalcanzable.


El tiempo pasa y pasa, él siente cada minuto desperdiciado. ¿Adolescente sin vivir la adolescencia? Ese es él. Se siente enfermo, ayer no fue su día, hoy tampoco, y es difícil que mañana algo le vaya bien. Quiere ser imprudente, soltarse el pelo, divertirse, quiere sentir que la gravedad no existe, pero es algo que solo, no puede conseguir. Necesita que alguien le diga que impresiona, que va a dejar de perder el tiempo, que va a vivir.


Ella es peligrosa, es preciosa como una rosa, pero hiere como los pinchos de esta. Él, es un desastre y cualquiera diría que le han gastado una broma de mal gusto, porque no es capaz de olvidarlo. Enrollarse solo una noche con una chica guapa no parece un problema para los hombres, pero a veces lo único que haces es recordarla una y otra vez. Un amor borracho, eso es lo que siente, ¿estás seguro de que es la indicada?


Probablemente habían tenido la relación más venenosa del mundo, tóxica. No era buena para ninguno de los dos, pero que se querían era innegable. Él solo veía las cosas buenas de ella, como si sus defectos fueran eclipsados por su sonrisa. Un buen día la chica decidió que no podía más, que sabía que iban a acabar mal, y lo dejó. Ahora, se reencuentran, él la ve y se da cuenta de lo mucho que le duele que haya pasado página, y debe fingir que está bien, porque estaría condenado si no lo hace.


¿La hermana menor de su mejor amigo? Y tanto. Salieron todo el verano y nadie lo sabía, pero con el inicio del curso se dio a conocer la escandalosa noticia. De lo que él no se había dado cuenta era de que ella era de las más populares, y el pobre chico era un maldito imbécil que le servía para divertirse, en sus sucios juegos. Cuando su amigo le dijo que alguien saldría dañado no imagino que se refería a él en vez de a su hermana.


Era la chica más difícil y deseada de toda la escuela, y él había hecho una apuesta con sus amigos, ¿podría romperle el corazón? No era nada personal, sacaría dinero y lo pasaría bien, siempre llevaba vestidos pequeños que enseñaban demasiado, a él no le importaba besarla. Para ella no iba a ser más que un bonito recuerdo, pero se está enamorando, ¿quién se ríe ahora?


Ella siempre estuvo convencida de que era perfecta, la más popular, y confundió la simpatía del chico con la realidad. ¿Cuándo aprenderá que no es tan importante? Así que él dibujó todo, mintió, fingió que la amaba. Y cuando no pudo más y explotó, ella desapareció de su vida. El chico pudo hacer cosas que antes tenía prohibidas por su controladora exnovia, pero no tardó en darse cuenta de que en vez de tenerla a ella ahora tenía un monstruo, y le pintó alas, una metáfora de como la dejó marchar. No esperaba echarla de menos.