Nothing's fine (Liam Payne)

Mi cabeza me estallaba. No podía pensar en un peor momento en toda mi vida. Mi mano se transportó hasta mi cara apenas tocando mi ojo. Empujé el resto de mi cuerpo fuera del piso apoyandome en la mesa que estaba a un lado mío. Esta me ayudo a mantener el equilibrio mientras me dirigía al baño. Me quejé mientras veía el reflejo de mi cuerpo en el espejo del baño.
 
        Mi labio inferior estaba hinchado, este complementaba mi hermosa nariz rota, que estaba acompañada de mis dos ojos morados. Miré hacia abajo en direccion a mis brazos, no era como que lo necesitara, sabía se verían de acuerdo a como mi cuerpo se sentía.
 
        Salí del baño como mi cuerpo me lo permitió y me tropecé con mi madre,que se encontraba ebria tirada en el piso, ella gruño antes de quedar inconciente de nuevo, la salté siguiendo mi camino hacia las escaleras, tenía que limpiarme, estaba segura que no podía llegar tarde, eso no se vería bien en mi primer día.
 
        Me quede mirando mi reflejo en el espejo, tendría que sacrificar unos cuantos billetes en corrector para poder ocultar todos mis moretones, iban a ser faciles de ocultar, pero esto era solo el primer paso en el embarazo de mi madre, ni siquiera había pasado por la etapa de los cambios de humor. Acepté el hecho de que no podría disimular mi labio hinchado, pero ya pensaría en una excusa camino a la casa.
 
        Estiré mis brazos y piernas forzandolos a trabajar sin dudar, este trabajo era de una sola oportunidad, un error y estaría fuera, tenía solo 18 años, ellos normalmente contratan a personas de 25 o mas grandes, pero hicieron una excepción. Sin pensarlo dos veces salí corriendo de mi casa, sin pensar en mi mama practicamente muerta tirada en el piso. Espero que solo sea una alcoholica y no una drogadicta, el bebé no merece nacer en esta familia, el no había hecho nada malo ¿porque tenía que ser castigado? se que no podía cambiar ese hecho, pero ayudaría a tener mi conciencia tranquila si sabía que iba a nacer sano y no siendo adicto a las drogas.
 
        Empecé a caminar por mi calle, la casa a la que se suponía que tenía que ir no estaba muy lejos. De hecho, sabía exactamente donde estaba, incluso cada una de las habitaciones de ella. Mi mejor amigo vivía ahi, bueno en el pasado lo hacía, pero se volvío famoso y practicamente se olvidó de su vida antes de que se convirtiera en una celebridad.
 
        Pero no importa, no estoy aqui para tener sentimientos hacia el pasado, esa era una razón por la que fuí contratada, soy muy madura para mi edad, y la madurez se traduce como no estar involucrada en todas esas cosas de fans.
        Llegué a la entrada sin obstáculos. Mis músculos decidieron que iban a trabajar junto con mis huesos hoy y permitirme llegar a esa casa sin caer en pedazos. Caminé por la calle, esquivando la hilera de coches estacionados a lo largo del costado de la casa, así como alrededor de la calle.  En cuanto llegue a mi destino tome aire mientras tomaba la ruta de los empleados en la puerta lateral. Leí una nota que decía: "Si eres nuevo, sólo entra “Parecía un poco comprometedor. Giré la manija, abriendo lentamente la puerta asegurándose de que no hubiera moros en la costa. Una vez que vi que todo estaba despejado, rápidamente me dirigí hacia la puerta. 
Me quedé en el medio de la cocina, esperando a que alguien viniera y se diera cuenta de que ahí estaba. Debería haber sabido que mi suerte no era tan buena. Caminé hacia la puerta que daba al pasillo principal. 
 
- ¿A dónde crees que vas? –dijo una voz intimidante.
 
Esto no es bueno –pensé- Me di la vuelta hacia donde se encontraba una señora que supuse sería mi jefe. 
 
-Lo siento. No pude encontrar a nadie, así que sólo entré.
 
 -Guárdatelo, no estamos aquí para conversar. -me interrumpió- Pon tus pertenencias en el armario de allí. Rápido. –me ordenó.
 
Una vez que guardé mis cosas en el armario, me encontré con la señora de nuevo, dando golpecitos con el pie contra el suelo, exhalando poco a poco. Yo podía hacer esto, tenía que hacerlo porque de eso era de lo que iba a vivir.
 
- Cada mañana. No sólo los lunes o los viernes. Cada mañana, a las seis, ven aquí. Inmediatamente pones tus cosas en el armario, y a continuación, inicias tus tareas. No soy tan ingenua como para pensar que no vas a establecer relaciones con los demás trabajadores, pero si veo algo, cualquier cosa que no sea trabajo realizado. Serás inmediatamente removida de este puesto. ¿De acuerdo? . - Se dio la vuelta, haciéndome señas para que la siguiera, antes de que yo pudiera responder. 
 
Llegamos a la puerta antes de que ella continuara con su discurso. 
 
- Debería ser evidente pero por si no lo es los trabajadores, están completamente fuera de los límites. No coqueteos, no relaciones, ni siquiera amistades. No queremos que ciertos factores afecten a su ética de trabajo. Sólo tienes permitido hablar con ellos si es completamente necesario.- Hizo una pausa para tomar un respiro- La regla número uno, tienes una hora de descanso todos los días. Es tu elección cuándo tomarla. Hay un registro de entrada / salida en la cocina. Terminas tus deberes, firmas de salida y firmas de entrada cuando regreses. Puedes tomar cuatro descansos de 15 minutos o 12 de 5 minutos. O puedes tomar la hora completa de una sola vez, no importa, pero sólo tienes una hora. Regla número dos, no groserías ni insultos y cuando digo ninguna grosería o insulto, quiero decir, absolutamente ninguna. No, maricón, mierda, puta, perra o cualquier palabra relacionada a alguna grosería, está prohibido. Regla número tres, si alguno de los Payne te pide que hagas algo, haces caso omiso a todo lo que se te dijo antes, para hacer lo que dicen. Ellos son lo primero.
 
- ¿Acaba de decir los Payne? - Ella me miró, como si no supiera que estaba ahí.
 
 - Sí, los Payne es para quienes estas trabajando. ¿Es eso un problema?  -se burló.
 
- no señora, ninguno.
 
 No era posible, Yo sabía que él vivía ahí antes. Como he dicho, éramos los mejores amigos, pero se mudó. ¿Por qué estarían de vuelta?
 
 - Regla número cuatro, tu solo eres una empleada aquí, no hagas nada para avergonzar a esta organización, si lo haces, te vas al día siguiente y nunca serás contratada de nuevo ¿entendido?
 
- si señora.
 
-bien, aquí está tu lista de tareas diarias. Cuando la hayas terminado ven a verme.

Me entregó una hoja blanca de papel con una pequeña lista de tareas.


      Comencé con las tareas que tenía que hacer. Yo no entendía por qué nada de esto se había hecho. Era lo básico y mientras yo me mentalizaba que era la novata, pensé que esto debería ser hecho por algunos de los trabajadores más experimentados. Comencé a subir las escaleras, directamente a la parte de atrás donde sabía que estaban las recamaras. Empecé con la recámara de Liam. No había nada que hiciera por lo menos parecer que alguien vivía ahí. Las paredes eran blancas y la alfombra estaba limpia. No había nada que hacer aquí. Sacudí mi cabeza mientras me di cuenta de que los Payne ni siquiera estaban aquí. Al menos Liam no lo estaba. No había forma de que un adolescente pudiera vivir en un ambiente como este. Retiré las sábanas de la cama, riendo ante el hecho de que estaban probablemente limpias y que no tenía ningún sentido volverlas a limpiar.  No me importó. Podría haber sido mucho peor. Él podría haber estado realmente aquí, y tendría manchas en las sábanas que me llevaría horas en quitarlas. Las tomé en mis brazos mientras me dirigía hacia las siguientes habitaciones. Estaban exactamente en la misma condición. Esto era estúpido. Solo me estaban dando trabajo cansado. Suspiré mientras me dirigía a la lavandería. Mientras pateaba la puerta abierta, me tropecé con un chico que tenía la misma expresión que yo tenía en la cara.

-¡Lo siento mucho!

Dejé caer las sábanas para ver si estaba bien.

-No te preocupes, pequeña niña. Sólo me golpeaste un poco.- Me reí de su acento. El solo rodó sus ojos.
- Lo siento, soy nueva aquí.
-sí, se nota ¿Qué te pasó en la cara?

Toda esta mañana, me olvidé de mi cara. Por costumbre, la cubrí con mis manos.

- Hey, yo no dije que estaba mal. -Poco a poco me quitó las manos de la cara.
-soy una chica, tengo un espejo. Pero gracias de todos modos. -Negué con la cabeza mientras recogía las sábanas y las metía en la lavadora.
-Entonces, chica que tiene un espejo, ¿tienes un nombre?
-No. -Sonreí mientras giraba la perilla de la lavadora para escuchar que empezara a funcionar. Me di la vuelta para mirar al chico que tenía la boca abierta.
-Está bien, ¿quieres jugar a ser difícil de conseguir? ¡Yo también puedo!
-¡Ay! , por favor, tienes como treinta.
- Veintidós, Buen intento de todos modos. -sonrió.
- Aun así  tienes cuatro años más que yo. -Le sonreí levemente tratando de no reírme demasiado ante el hecho de que no era tan sutil tratando de coquetear.
-¿Así que tú eres la joven ahora? Pensé que nunca nadie me iba a remplazar.
-Cállate. Yo no soy “la joven”. Sólo más joven que tú.
- y que todos los demás aquí. Pero eso no importa. Tienes el carácter de una señora de 80.

Lo fulminé con la mirada por burlarse de mí por ser madura.

-¿Qué? ¡Sólo estaba bromeando!

Yo no le respondí. En realidad no parece ser el tipo de persona que sigue las reglas. Me estaba hablando en lugar de trabajar. Sacudí mi cabeza mientras lo rodeaba. Me agarró del brazo y me jaló suavemente hacia él.

-Me llamo Carter. Carter Raines. Un gusto conocerte Sarah- sonrío
- ¿Cómo sabes quien soy?
-¿Quién no lo sabe? Eres la novia de Liam Payne.
Lo mire fijamente –amm no, me confundes.
-vive un poco. Cuando la prensa sabe donde va a estar One Direction todo el verano, tienen que inventar algún chisme. Te encontraron y te hicieron su novia, es simple- guiñó
-¿Cómo puedes estar tan calmado acerca de todo esto? ¡Va a causar que me despidan! ¡En mi primer maldito día!- sostuve mi cara en mis manos.
- relájate, la señora Shay nunca lee o escucha nada que tenga que ver con el mundo de las celebridades, ella solo vive para trabajar, no sabe como relajarse.
- no soy su novia. Nunca lo fui y nunca lo seré. Fuimos amigos, pero eso fue en el pasado. No somos nada ahora.
- oye, no tienes que explicarme nada. Solo quería que supieras que se quien eres.
- wow, buena forma de mostrarlo eh- rodé los ojos.
- perdón, normalmente soy más gentil. Pero cuando no lo soy- empezó a hacer pasitos de baile mientras lo quitaba de mi camino.

¿Cómo era posible que en mi primer día de trabajo ya estaba en peligro de ser despedida?
Conteste mi teléfono dudosamente, antes de que pudiera decir “hola” escuche la respiración de mi madre y a una multitud de fans gritando en el fondo. Estaba muerta. No, no lo estaba. Ella me golpearía hasta que estuviera cerca de la muerte, luego me permitiría levantarme para empezar a golpearme de nuevo. Iba a torturarme.

-¿hola?
-¿Qué demonios es esto?- me grito por el teléfono. Podía sentir sus palabras estrangularme.
-¿Qué es qué?- temblaba mientras hablaba, sabía que eso la enojaría aún más.
-ya me dio migraña. Tú, pequeña zorra, me dejaste aquí sin un calmante y con un bebé de mierda en el estómago que suponía debía estar en el tuyo, pero no, dejaste que me violara a mí en lugar de que te lo hiciera a ti y luego tengo a todas estas malditas niñas gritando a fuera de mi estúpida casa. Trae tu trasero de vuelta a casa en este momento y elimina a todas estas perras antes de que lo haga yo misma- me gritó.
       
    Me deslice sobre la pared. Estaban en mi casa. ¿Por qué? ¿Cómo? Liam ni siquiera había llegado todavía y ya estaban fuera de mi casa. Tenía dos opciones. Que mi mamá matara a quien fuera que estuviera fuera de mi casa por quedarme aquí y no ser despedida, o que mi mamá me matara en lugar de a las chicas, y bueno, moriré, así que, técnicamente, renuncio.

-¿problemas?- se paró enfrente de mí.
-no, claro que no. ¿Por qué habría algún problema en mi maldito primer día?
-¿mal día? El día ni siquiera ha empezado.
-no necesitas recordármelo- Me extendió su mano. La mire antes de agarrarla dejando que me ayudara a levantarme.
-déjame ver tu lista de deberes.
-no es nada grande. Voy a terminarla y luego tomaré mi hora de descanso.
-déjame verla, tal vez pueda ayudarte a terminarla más rápido. Como ya lo notaste no estoy ocupado.
-escucha, aprecio tu ayuda y todo, pero en realidad no quiero terminarla rápido, quiero tomarme la mayor cantidad de tiempo como sea posible, para llegar a tiempo a mi casa antes de que alguien muera…-
-espera ¿Qué?- me interrumpió
- no me digas que todavía no sabes. Que decepción- me reí de él.
- no en serio ¿Qué paso?
-ya sabes todo eso de ser “la novia de Liam”- hice las comillas en el aire –bueno aparentemente tú no eres el único que ha escuchado las noticias.
-¿estas bromeando? ¿Ya están afuera de tu casa? Eso es muy gracioso, eres famosa.
-no estas ayudando- caminé a la sala sin mirar atrás para ver si me estaba siguiendo. Agarré el plumero del armario de suministros. Termine de sacudir antes de darme cuenta que tenía compañía.

-¿Qué haces todavía aquí?
-verte sacudir. Es fascinante- se notaba el sarcasmo en cada una de sus palabras.
-eres muy malo coqueteando. Absolutamente malo.
-¡mentira! Todo es mentira- gritó. En verdad era un idiota.
-no estoy aquí para tener una relación.
-creo que ya lo habías dicho.
-solo quería dejarlo claro-
-te apuesto a que en una semana la querrás- me dijo serio y viéndome fijamente a los ojos.
-si llegara a pasar, no será contigo- me volteé para seguir con mi trabajo.
-tienes razón. Lo olvide. Tú eres la novia de Liam.

Le tiré el plumero esperando que lo golpeara en la cabeza. Cuando este cayó a sus pies, se empezó a reír de mi desesperación. Llevo sus manos hacia su corazón y actuó como si le hubiera herido que le hubiera lanzado algo.

Antes de que pudiera contestarle algo para que dejara de molestar, escuche unas risas viniendo del pasillo. Me quede congelada en mi lugar, habían pasado tres años. Sabía que iba a terminar encontrándomelo en algún momento, pero no pensé que fuera a ser tan pronto. Tal vez yo había cambiado y él no me reconocería. Tenía mucho maquillaje en la cara, seguro lucia diferente.
La señora Payne abrió la puerta primero. Miro a Carter y le sonrió educadamente antes de sentarse en el sillón, Carter se retiró de ahí despidiéndose de ella antes de que hubiera un momento incomodo, yo me quede ahí parada sin saber qué hacer.
Los ojos de Karen estaban cerrados y por eso no me había visto. Mientras escuchaba como las risas se acercaban, me voltee y empecé a desempolvar cosas que ya estaban desempolvadas. No habían pasado ni tres segundos cuando los chicos a los que pertenecían las risas entraron por la puerta.

-¡mamá! Tenemos hambre.
-dile a la señora Shay que te prepare algo. Contratamos ayuda para que pudiéramos descansar.
-pero quiero que tú me la prepares- dijo haciendo berrinche. Sonreí ante el hecho de que no había cambiado… mucho.

Hubo un silencio mientras se sentía que el ambiente en la sala había cambiado un poco. Pero no quise voltear a ver, no sabía si estaban intentando darse cuenta de quién era o no, pero les iba a hacer más fácil el trabajo. Era una profesional y no iba a voltear y empezar a emocionarme como lo haría cualquier chica adolescente que supiera quienes eran.

-¿Sarah?

Mis manos dejaron de moverse y cerré mis ojos, escucharlo decir mi nombre hizo que mi cabeza se llenara de recuerdos. Lentamente me voltee y vi seis pares de ojos que me estaban viendo, yo solo sonreí tímidamente.

-hola- eso fue todo lo que pude decir.
-hola- sus ojos me veían fijamente.
-lo siento, no puedo hablar, tengo que terminar mis deberes y luego regresar a mi casa, perdón- empecé a caminar hacia la puerta, pero Liam tomó mi brazo, me jaló levemente hacia a él y me abrazó.
Liam: -Dios te he extrañado tanto- susurró en mi oído.  

Quería contestarle lo mismo. Quería que todo fuera igual que antes, pero simplemente no lo era. Lo que acabada de decir me enojaba. Si tanto me extrañaba ¿Por qué me dejo de llamar o de mensajear? ¿Por qué dejo de hacer un esfuerzo por mantenerse en contacto? Entiendo que ahora es famoso y tiene que seguir con su carrera, pero si le siguiera importando, me hubiera avisado antes que iba a venir.

       Lo separe de mi cuerpo antes de darle una leve sonrisa. Quería decirle lo que pensaba, llamarle estupidez a lo que me dijo, sin importarme que estuvieran ahí sus amigos y su mamá, pero no tuve el valor para hacerlo. Necesitaba este trabajo y no me iba arriesgar a perderlo.

       Guarde el plumero y agarre la aspiradora. Tenía el piso de arriba aspirado antes de que los chicos subieran. Me puse a un lado del pasillo para dejarlos pasar, miraba intencionalmente al piso asegurándome de no tener contacto visual, sentía sus miradas y estaban todos callados haciéndome dar cuenta de que este verano sería interesante, baje las escaleras y me encontré con Carter.

-¿Cómo está el novio?- me dijo sonriendo.
-cállate.
-en serio, quiero saber.
-entonces pregunta de una manera más adecuada- dije refiriéndome al comentario de “el novio”.
-bueno, ¿Cómo está el señor Payne?
-está increíble. Me dijo que estaba enamorado de mí y que deberíamos amarnos por siempre- dije con una sonrisa falsa. El sacudió la cabeza.
-¿Qué fue lo que en realidad pasó?
-me dijo que me extrañaba y yo me fui.
-oww ¿alguien no esperaba que le dijeran eso?- dijo con sarcasmo.
-¿sabes? Para ser alguien que quiere que me enamore de él, no estas teniendo un buen comienzo.
-de todas maneras tú estas enamorada de Liam. No tengo oportunidad.
-ay ¡Ya supéralo Carter! Por cierto ¿Dónde está tu lista de deberes?
-probablemente en la tuya.
-¿disculpa?- pregunte sorprendida.
-los primeros días de los nuevos siempre son difíciles porque la señora Shay básicamente nos quita todos los deberes y se los da al nuevo, en este caso, tú.
-estas bromeando ¿verdad? Si mi lista son todas combinadas, ¿porque demonios hay tantos trabajadores?
-piénsalo por un minuto. Hay 5 chicos adolescentes en esta casa, todos tienen amigos. Cuando ellos se hayan instalado completamente, va a tomar 3 horas mínimo arreglar una de las habitaciones.

     Me reí, recordé el momento hace varias horas acerca de cómo limpiar esta casa podría ser más difícil. Bueno limpiar esta casa iba a ser más difícil y era un hecho.

     Termine el resto de mis deberes sin ninguna interrupción, entré a la cocina y escribí mi nombre en el portapapeles que marcaba las entradas y las salidas. Agarré mi bolso y me dirigí a la puerta. Llegue a mi casa en muy poco tiempo, lo que era decepcionante. Esperaba que las fans ya se hubieran ido, pero una vez mas me di cuenta de que hoy no era mi día de suerte. Me dirigí al garaje esperando no ser reconocida.

-¡ahí está! ¡Atrápenla!- vi de reojo a la multitud de chicas que se dirigían hacia donde yo estaba.

     Todas tenían miradas de odio en su cara. Rápidamente corrí rodeándolas, saltando hacia la parte trasera de mi casa y apenas llegando a la puerta trasera a salvo. Al menos estaba a salvo de las furiosas chicas fuera de mi casa.

     Encontré a mi mama inconsciente recostada en la mesa, miré la botella medio llena que estaba a un lado de ella. Esto significaba que podían pasar dos cosas.

     Podría estar tan enojada, que me golpearía hasta que no pudiera caminar o estaría tan adormecida que no podría levantarse y mucho menos golpearme. No sé cuál de las dos prefería, una me lastimaría a mí y la otra afectaría a él bebe.
-¿mamá?- pregunte dudando.

Ella volteó lentamente. Sus ojos me fulminaron con la mirada. Sabía cuál de las dos opciones era la que iba a pasar. Rogaba porque ella terminara con los golpes a tiempo para regresar a mi trabajo a tiempo antes de que mi descanso terminara.
-tú. Hija de perra. Te llame hace dos horas. Cuando te dije –dejo de hablar para levantarse- que regresaras a casa, no quise decir dos horas después, quería decir AHORA –mientras hablaba, su tono de voz se tornaba más fuerte.

     Cuando menos lo espere su mano rozó mi mejilla dándome una cachetada. Sentí la sangre correr antes de que pudiera caer al piso. Escuche una silla caer a un lado mío pero no sentí que me golpeara. Se acercó a mí y antes de me pudiera preparar psicológicamente, empezó a golpear mis costillas repetidamente.

     Cerré mis ojos mientras los golpes de parte de mi madre continuaban. Esperaba que terminara pronto. Mientras más pronto consiguiera lo que quería más pronto terminaría y podría regresar a trabajar.

     Lo único que supe después fue que ella cayó desmayada al suelo a un lado mío, supongo que el alcohol finalmente causó efecto y la atontó.

     Recargue mis manos en el piso antes de levantarme, mi vista estaba borrosa pero no le tome importancia. Tenía menos de 10 minutos para regresar al trabajo. Entre al baño para ver qué tan mal había quedado, mi cara era un desastre, inmediatamente limpie la sangre seca de mi cara y presione la herida principal para que la sangre dejara de salir. Saque el maquillaje de mi bolsa y aplique un poco sobre mi cara. Me ardía hasta lo más profundo de mi ser, mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas por tanto dolor, pero no las dejé caer. Vi el reloj y me di cuenta que faltaban 5 minutos para que mi descanso terminara, así que decidí que me arreglaría una vez que estuviera de vuelta en la casa de Liam.

     Salí de mi casa, completamente olvidando todo el odio que había frente a mi jardín. Pase corriendo entre ellas, sin dejarlas golpearme o agarrarme para empezar a golpearme comunitariamente. Baje por la calle, ignorando a mi cuerpo gritándome. El dolor a un costado estaba matándome, pero al mismo tiempo empezaba a acostumbrarme a el que sentía que se calmaba. Finalmente llegue a la casa y entre por la puerta de empleados siendo recibida por la adorable señora Shay y por Karen…ohhh maldita sea mi vida.

     Las mire esperando a que dijeran algo. Las miradas que me daban eran completamente diferentes; la señora Shay me miraba como si me quisiera agarrar del cuello y ahorcarme por presentarme de esa manera, pero Karen me veía como si quisiera abrazarme por siempre.

-lo siento, tengo algunas cosas con que lidiar ¿les importaría que usara el baño para poder arreglarme?- dije con miedo a la respuesta.
-linda ¿Qué te paso? ¡Oh por Dios necesitamos llevarte al doctor!- dijo mientras corría por el teléfono. Inmediatamente pensé en Liam ¿Por qué? No tenía idea, lo que si sabía era que no podía permitir que esto lo supiera nadie, y menos él.
-¡NO!- grité causando que se detuviera de repente. La señora Shay me miró de una manera atemorizante –quiero decir, que no tiene que hacerlo, son solo heridas menores, solo necesito un poco de maquillaje y voy a estar bien. Gracias de todos modos.
-Sarah, linda, no tienes por qué fingir ser la chica fuerte- me dijo de una manera muy maternal, algo a lo que definitivamente no estaba acostumbrada.
-lo sé, no lo hago. Solo quiero regresar al trabajo ¿está bien?- voltee a ver a la señora Shay que tenía una mirada desafiante en su cara.
-bien, asegúrate de que no quede rastro de este desastre en tu cara- dijo la Sra. Shay prácticamente gruñéndome.
-si señora- miré hacia el piso esperando a que me dieran permiso de irme.
-¿Liam sabe?- dijo Karen- Estoy segura de que él quisiera que tu… - la interrumpí cuando me di cuenta de que era una mala opción.
-no él no lo sabe, y le agradecería mucho si no lo supiera por favor- la mire con la esperanza de que me dijera que sí. Con un suspiro accedió a actuar como si esto nunca hubiera pasado.

     Me dirigí al baño con mi bolsa en la mano. Agarré el corrector y lo abrí, este se me cayó al piso salpicándolo todo.
-maldita sea- murmure mientras me arrodillaba para poder limpiar.
-¿hay algún problema aquí adentro?