La aburrida vida de Zayn Malik ||ziam||

5 de agosto del 2011.
— Esas ranas no están vivas, Zayn.
— Claro que lo están, ¿o cómo crees que caminan, idiota? —Liam rodo los ojos.
— No están caminando, por eso te digo. De seguro no les hiciste un huequito en la caja ¿verdad? —alzo una ceja. No pude evitar reír por eso.
— Claro que lo hice, ¿acaso crees que soy tonto?
— Si. —respondió. Le mire mal.                  
En esa semana que llevábamos de interactuar, no había logrado mucho con Liam, él se mostraba distante y cortante, seguía sabiendo lo mismo de él, con excepción de que me había enterado de que le gustaban las bromas, amaba las bromas, como la del dibujo del hombre muerto en la clase de arte. Le gustaba más disimular que no eran bromas para poder partirse de risa por el desconcierto de sus víctimas en soledad, era raro, pero todos tenemos diferentes maneras de divertirnos y admito que también me gustaba un poco, en especial las que le hacíamos a mi padre, eran épicas y es ahora y aún no sabe quiénes se las hacían.
Lo que me seguía inquietando era que no había logrado saber nada más de él, y yo de verdad quería saber porque era como era, porque se cerraba ante todo, porque estaba roto y sus ojos tenían una falta de brillo que al parecer nadie más a parte de mi podía notar. No me atrevía a preguntarle, nunca era el momento adecuado. Algo me decía que las respuestas a todos esos “porqués” no eran simples ni fáciles de asimilar, y tenía razón.
— Liam, yo me encargue de que estuvieran vivas. Deja de joder. —el me miro sin estar del todo convencido y luego asintió.
— Humm, más te vale, Malik. —dijo.
Me senté en el pequeño sillón frente a la televisión
— Esta vez si te voy a ganar, Payne.
Liam mostro una sonrisa con los labios cerrados. Supuestamente ya éramos amigos, no los mejores ni los más unidos, eso era obvio, porque Liam nunca reía conmigo, me decía que nunca le había gustado hacerlo, y aunque me doliera en cierta forma, le comprendía, hay gente a la cual simplemente no le gusta ni reír.
El tomo lugar a mi lado, muy cerca, demasiado y tomo un mando del x-box. Comenzamos a jugar. Por un momento me desconcentre pensando en que dos chicos no deberían estar así de cerca así fueran los mejores amigos en todo el mundo, no porque fuera una clase de homofóbico o algo así, era solo que se sentía muy… raro. Me puse un tanto nervioso y el hecho de no saber porque me ponía peor. Quería que se apartara a ver si yo dejaba de actuar como tonto, pero a la vez no quería porque era agradable su cercanía. Liam podía ser muchas cosas, pero en definitiva no era una mala compañía, a pesar de todo, para mí lo era.
Liam volvió a ganar, siempre ganaba. Pero esta vez fue diferente, porque sonrió mostrando sus blancos dientes y soltó una pequeña risa ligera. Yo solo me pude quedar embobado pensando que tendría que dejarlo ganas más seguido a ver si podría volver a ver esa sonrisa que me hizo sentir un montón de cosas tanto en mi estómago, como en mi pecho.
Supongo que Liam se dio cuenta de mi mirada porque me dijo; — ¿Qué? ¿Qué me miras? ¿Te gusto? —se burló.
Sé muy bien que me sonrojo porque sentía subir el ardor por mis mejillas. En ese momento lo único que podía pensar era; “¿QUE CARAJOS ESTA PASANDO CONMIGO?”, digo, nadie se sonrojaría solo por eso. No era como que si me gustara Liam.
Reí nervioso y le pegue levemente en el brazo; — Idiota.
Liam sonrió con los labios sellados y se levantó. — Bueno, ya me tengo que ir, Zayn. Mi familia hará una cena o algo así —hizo una mueca exagerada de aburrimiento— mierda, enserio no quiero ir.
— ¿Es obligación que vayas? —pregunte, casi con lástima porque se tuviera que ir. Liam se volvió.
— Si tuvieras planes, no. Mamá no me deja cancelar planes así sea la cosa más estúpida del mundo, dice que es una falta de respeto y bla bla. —puso los ojos en blanco.
De repente un bombillo se encendió sobre mi cabeza.
— Bueno, entonces sal conmigo esta noche. Al cine o algo así. —Liam sonrió y me sentí afortunado porque esa sonrisa era por mí. De repente, cambio a una de medio lado y yo comencé a tener calor.
— ¿Es una cita? —se acercó.
«Mierda, Zayn, está coqueteando contigo… no, no está,  ¿o sí? ¡Lo está!». Comencé a tener calor.
— Y-Yo no pretendía eso, pero… si tú quieres, si, lo es. —tartamudee como idiota. La sonrisa de Liam se extendió.
— Entonces —beso mi mejilla— es una cita. Pasa por mí a las siete. —dijo, y se fue dejándome totalmente eufórico porque hasta ese momento había podido procesar que tendría una cita con mi nuevo amigo.