The Homeless Boy |Larry Stylinson|

CAPITULO 7

Tan pronto como terminó la película, Harry se dio cuenta que ya era veintiséis, el ultimo día que Louis tendría diecisiete años. Giró la cara y la acunó contra la de él amaba el simple afecto en ese abrazo que le daba. Sabía que no debería de notarlo pero chico olía a Navidad, una cálida mezcla de la loción de afeitar y la colonia que había recibido como regalo. Harry suspiró y apagó la televisión, deslizándose en el sofá y jalando a Louis con él hasta quedar acostados lado a lado en el sofá, era algo fácil dada la estatura de Louis y que Harry no se quedaba muy atrás. Eso realmente solo era posible porque estaban muy juntos. Ellos solo seguían acostados ahí, hablando de la película, la universidad, cosas que Louis solo había soñado antes. Este sonrió. Esa inocente sonrisa junto con los ojos tan azules de cachorrito, tan intrigante, tan malditamente sexy. —¿Por qué haces que todo lo que quiero en el mundo parezca posible? — Louis preguntó suavemente, presionando su cabeza contra una de las manos de Harry, medio cerrando los ojos. —Porque cuando tengas dieciocho, todo es posible, si lo quieres lo suficiente.

El veintiséis pasó lentamente, como un suave caramelo, como un lento rio. Harry no tenía turno hasta las seis de la mañana del día siguiente, en la mejor de las tradiciones infantiles, era simplemente haraganear alrededor de la casa de su mamá con la intención de relajarse y disfrutar a su familia. Niall y Alice llegaron justo después de la comida. Ellos dos se sentaron en la sala con Harry y Louis. El rubio sonrió cínicamente cuando vio a Louis con el feo suéter de este año, y Alice le dio un codazo lo suficientemente duro como para que gimiera. Louis estaba un poco preocupado por las bromas, pero aun así sonrió cuando Alice mencionó que Niall era afortunado de no haber recibido el suéter verde brillante en navidad. Después de un momento Niall salió del cuarto y Harry lo siguió, murmurando algo acerca de cervezas. Louis realmente no escuchó, pero repentinamente estaba consciente de que estaba solo con una mujer que lo veía como si fuera un insecto en el microscopio. —Entonces —ella comenzó cuidadosamente, —No sé si Harry te mencionó que soy médico. —No, él no lo menciono. Solo que tu marido era abogado. Ella continuó cuidadosamente —Sabes que como médico estoy para ti, si necesitas cualquier cosa. —¿Cualquier cosa? —Louis dudaba que ella pudiera ayudarle en cualquier cosa. —Cualquier cosa médica. —Oh — respondió, y se quedó en silencio. Aparentemente no había manera de que Alice lo dejara pasar.—Harry dice que te encontró durmiendo en la banca de la iglesia bajo la nieve. ¿Cómo te sientes después de eso? Louis parpadeó. —Bien, calido. Me siento calido ahora, y no estoy resfriado ni nada como… —¿Hay algo de lo que quieras hablarme? Lo que sea que me digas, sabes que quedaría entre nosotros. —¿Exactamente acerca de qué? Te digo que estoy bien. —Harry dice que tienes heridas en la espalda. ¿Puedo revisártelas? Louis se quedó con la boca abierta. Él le había mostrado eso a Harry en confianza, y su nuevo amigo traicionó esa confianza haciendo que él quisiera acurrucarse en una esquina y esconderse. —¡No!— soltó rápidamente, apartándose. —Louis, no, escúchame. Harry es un oficial de la ley y es su deber cuidarte… y yo soy el medico asignado a tu caso. —¿Soy un caso? —¿Eres un menor de edad viviendo en las calles? Si, eres un caso, al menos hasta mañana, y lo digo de nuevo, si algunas de esas lesiones en tu espalda no han sanado apropiadamente, es posible que requieran de antibióticos para ayudarles. O puede ser necesario que vayas al hospital para que las abran y las desbriden apropiadamente.

Louis solo la veía. El dolor en su espalda había empeorado no mejorado, tenía que admitirlo. Y ella era médica —y ella parecía agradable— y su esposo le había dado esos feos suéteres. A pesar de los años de secretos familiares arraigados como si fuesen una correa, quizás hoy era un buen día para aceptar ayuda. Siempre podría huir si ella trataba de hacer algo que él no quisiera, o si Harry tratara de que él se quedara cuando él no quisiera. Huir era fácil. —Ellos van a regresar. —Finalmente dijo viendo la puerta nerviosamente. —Ellos no lo harán; no hasta que yo les hable y les diga que está bien. —Ella se acercó a las cortinas lista para cuando el dijera que sí. —Está bien —finalmente dijo, quitándose el suéter mientras oía que cerraban las cortinas, dándoles privacidad, desabotonó la camisa y se la quitó hasta que se quedó en el cuarto solo con la camiseta de los Cowboys y sus jeans. Girándose hacia ella, tomó una profunda respiración y comenzó a levantar la camiseta esperando que ella dijera algo. Ella no dijo nada, solo trazó algunas de las cicatrices y examinó algunas que aún no habían sanado. Él sabía que había una particularmente mala que iba de la mitad de su espalda y bajaba por la cintura de sus jeans, y ella le pidió cuidadosamente que bajara los jeans de sus caderas. Con algo de dudas lo hizo. Una de las heridas abiertas cruzaba su nalga y terminaba a la mitad, la carne viva se levantaba, la piel rosada se levantaba alrededor de los bordes. La había visto en el espejo y sentía que exudaba. Eso hacía que sus jeans y camiseta se pegaran.

—Louis, una de las heridas no está bien, es necesario tratarlas y necesitas tomar antibióticos. Creo que será suficiente con eso, la piel esta semi cerrada pero está infectada.—Uh huh. —Su voz era tranquila a pesar del estrés. —Puede haber… —¿Cómo podía explicarlo? —¿Puede haber qué? —Astillas. Podrían haber quedado astillas del bastón… —Se encogió de hombros. Él no era un experto; él no sabía. Alice no dijo nada, de hecho ella se veía muy tranquila y entonces él sintió que ella tomaba su bolso, que ahora se dio cuenta que era un maletín de médico. Cuando se giró hacia él, pudo ver lágrimas en sus ojos y eso lo puso triste. —Está bien —dijo Louis suavemente, tratando de tomar su brazo. —Eso ha sucedido antes. Finalmente siempre mejora. —Él la estaba viendo cuando ella levantó la mano y tocó su mejilla,  se estremeció antes de poder evitarlo. —Lo siento —él dijo rápidamente, tratando de controlarse mientras ella trazaba con sus dedos los moretones y las marcas en su cara. —¿Cuánto tiene esto, Louis? —Dos semanas —contestó inmediatamente. —No, me refería a cuándo fue la última vez que te golpearon, en la cara Se le empezó a formar un nudo de desesperación en su estómago. ¿Cómo siquiera iba a comenzar a explicar? Eso sucedía a diario, y en ocasiones más de lo que podía tolerar. Eso en algunas ocasiones le hacía gritar y era cuando él lloraba, eso solo hacia empeorar las cosas. —Una semana, casi dos —finalmente contestó. —El día que me fui. —¿Puedo tomarte algunas fotografías? —ella cuidadosamente preguntó.—¿Por qué? —Como evidencia, Louis. Evidencia contra quien sea que te hizo esto. —No. —fue inflexible. Solo quería olvidar todo eso. Eso solo le sucedía a él. Su papá no golpearía a Rebecca, y no tenía sentido para él… —Louis, como tu doctora, debo puntualizar esto, en días, semanas, quizás meses cuando las heridas físicas sanen quizás tú quieras enfrentar lo que te sucedió. Tener las fotos puede ayudar. Como alguien que quiere ser tu amiga, te digo, por favor déjame hacerlo. Louis estaba suspicaz, sus ideas se enredaban como nunca, inclinó la cabeza concentrándose. —Él no le haría esto a nadie más. Él nunca golpearía a Rebecca, a mi hermanita nunca. —Sus palabras eran desafiantes y claras. Eso era lo que él creía y él no se movería de ahí. —Bien. —Ella no lo decepciona. —No es un marica como su hermano, débil, inútil antinatural. —¿Qué si eso cambia? ¿Qué si ella crece y se encuentra a un chico en el lado equivocado de la ciudad? ¿O incluso una chica? ¿Qué si ella comienza a hacer algo que él no quiere en su familia?

Mierda. Él ni siquiera había contemplado eso. Era mucho más pequeña que Louis, y tan delgada y tan joven y tan inocente. Ella no podría tolerar tanto como él lo había

hecho, ni física ni mentalmente. Se movió incomodo, repentinamente necesitaba terminar con eso, terminar inmediatamente con los recuerdos del miedo que había traído de su casa solo por ser gay. Mientras se quedara alejado, ella estaría bien; él se había convencido de eso. Tenía que estarlo. Ahora, se abría al dolor de tener que acusar a su padre. ¿Qué iba a hacer para solucionarlo? No sabía qué decidir seguía pensando, esperando. —Está bien. —Finalmente dijo dándole la espalda a ella. Entonces tomó la decisión de que era todo o nada, bajó sus jeans por sus caderas hasta medio muslo, así ella podía tomar fotografías de todas las cicatrices. Las marcas que cruzaban y las líneas desde su cuello hasta su muslo, y desde su garganta hasta su abdomen, algo débiles algunas que casi no se notaban, algunas levantadas y en carne viva con una fea apariencia. —La mayoría de estas desaparecerán adecuadamente con un tratamiento adecuado —ella murmuró, tomando la cámara digital tan rápido como pudo. El vio el gesto de dolor, sintió lastima por ella, pensar que tenía que tratar con el dolor de otra gente y aún así permanecer distante. —Louis, ¿podrías acostarte para tratar tus heridas? —él hizo lo que se le dijo, acostándose cuidadosamente en el sofá, tanto como su largo cuerpo le permitía, y mordió su labio en concentración mientras las firmes y conocedoras manos de ella comenzaban suavemente a explorar la dolorosa área de su baja espalda. —Voy a anestesiar esta área y buscar las astillas. Tendré que abrirlas y drenarlas, remover la carne infectada y las astillas. Podría ser mejor ir al hospital.

—Al hospital no. —respondió inmediatamente. —¿Estás seguro? —No te preocupes, estaré bien. Ella usó los lentes de aumento de Anne para revisar más de cerca. —Realmente debería de estar haciendo esto en una sala de cirugía —ella murmuró, y Louis hacía gestos de dolor cuando la aguja raspaba su piel. —¿Puedes decirme? —Dime qué estás haciendo. —Estoy abriendo la herida para drenar cualquier fluido que haya ahí, entonces usaré unas pequeñas pinzas para sacar cualquier astilla de tu espalda. —ella contestó cuidadosamente. —¿Hay muchas? —Él oyó los clic de la cámara mientras ella obviamente catalogaba cada etapa. —No demasiadas para preocuparte. Solo voy a aplicar algo de antibiótico y vendar el área. Ella terminó y lo ayudó a ponerse de pie y esperó a que se subiera los jeans. —Gracias. —él dijo, incapaz de que salieran todas las palabras de gratitud por el cuidado que le había dado.

Ella asintió como diciendo de nada. —Vas a estar adolorido cuando la anestesia local pase, si lo necesitas toma los analgésicos. ¿Eres alérgico a algo? ¿No? Estos antibióticos vienen en paquetes individuales porque son muestras. Pero funcionarán, quinientos miligramos; cuatro veces al día. —Ella le dio los paquetes. —Les entregaré las fotos en un expediente cerrado a la policía, Louis. Eso no quiere decir que la policía no pueda verlas si es necesario. —Por policía, el asumió que se refería a Harry, e inadvertidamente se estremeció. Genial. —Lo entiendo. Gracias, Doctora.

—Alice está bien. Ahora. Vamos a limpiar aquí. Es navidad, y dado que no puedo beber cuando estoy de turno, tengo una seria necesidad de ganarte a ti y a los chicos en un juego de Trivial Pursuit.e 

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Hey! como andan? gracias por comentar!    bueno aqui les dejo este capitulo y ya me retiro, sed felices.  :aah: Belen

comenten :3 y AQUI les dejo mi twitter, besos c:

Harry levantó una ceja y vio a Niall. Juntos, Louis y Alice, eran un equipo, y barrieron el piso con ellos. Louis parecía saber de todo. Las únicas preguntas que no sabía eran las de entretenimiento, pero Alice cubrió esa área fácilmente. Ellos estaban en la sexta sentados en el centro esperando la pregunta final. Inclinando la cabeza, los policías se decidieron por geografía; Harry sonrió, Niall se veía confiado. A parte de entretenimiento, geografía era el tema en el que Louis parecía dudar más. —¿Cuáles son los dos países tiroleses? — Harry leyó la tarjeta. Louis sonrió y Alice correspondió la sonrisa. —Austria e Italia —ellos dijeron a coro y luego comenzaron a gritar de alegría. Louis saltaba en su asiento.—Exijo la revancha —dijo Niall frunciendo el ceño mientras los ganadores seguían riéndose, preguntándose qué era lo malditamente divertido. —Tu cara —Louis se movió en su asiento —¡te ganamos! Harry sonrió tímidamente, muy consciente de que así era.

—Tus amigos son agradables —Dijo Louis suavemente en el medio oscuro vestíbulo mientras les decía adiós a la feliz pareja y a su pequeña quienes se alejaban entre la nieve. Eran las once quince. Harry estaría oficialmente fuera de turno hasta la medianoche, y Louis estaba a diez minutos de su libertad legal. Se sentía como la noche buena de nuevo. —Si, Niall es un buen chico para tenerlo de respaldo. —¿Supongo que tú y Niall han sido amigos desde hace mucho tiempo? Harry oyó la tristeza en la voz del chico, y eso lo hizo preguntarse qué tan solitario había sido. Él no quería que los últimos minutos para sus dieciocho años estuviera triste, así que aligeró el tono. —Somos amigos desde que éramos realmente pequeños y, créeme eso fue hace mucho tiempo. —Me agrada Alice. Ella revisó mi espalda. Ella es una buena medico. —Harry colocó su mano en el hombro de Louis y lo apretó suavemente.

—Lo sé —eso fue todo lo que dijo. ¿Cómo podía decir algo más cuando él había visto la seria expresión de Alice y suponía que lo que había visto no era bueno? Él hubiera querido ver las fotografías pero ella le había hecho prometer que no las vería hasta que estuviera de nuevo detrás de su escritorio de policía, y no mientras Louis necesitara a un amigo. Por otra parte, el chico parecía querer terminar con eso y cambiar y mantenerlo lejos de sus lesiones. —su hija es muy linda— dijo Louis  —Emilie. Ella es muy hermosa y es mi ahijada. —¿Una ahijada? ¿Ellos confiaron en ti como para eso? —dijo el chico, en tono de burla, causando que Harry le diera un golpe en el brazo y murmurara "imbécil". Harry cerró la puerta y regresó a la sala, arregló los cojines y lavó las tazas y vasos. Llenó la cafetera de agua y esperó a que estuviera listo. Mientras veía como se formaba el café estaba poniéndose nervioso, el vio el reloj. 23:58. Louis lo había seguido igual que un cachorro que esperaba que le dijeran que podía irse a la cama, con todo su alborotado cabello castaño y sus anhelantes ojos azules. Finalmente Harry no pudo evitarlo y vio de nuevo el reloj 23:59, consciente de cada respiración que tomaba. Vio a Louis parado en la puerta, seguía con su mirada de cachorrito, y hablaba acerca de Niall, de su hermano y de los niños, acerca de ser buenos padres como ellos, y Harry estaba tratando de escuchar. Realmente lo hacía. Cuando el reloj mostró las 24:00, jaló a Louis a sus brazos para un gran abrazo. —Feliz cumpleaños, Louis.

El reloj marcaba 01:34 cuando el chico finalmente subió a su cama y se acurrucó, realmente se acurrucó bajo los gruesos cobertores, dejando las cortinas abiertas hacia la fría noche. Estaba nevando y hacia frio y el hielo dejaba hermosos cristales en la ventana. Él estaba en el interior, estaba calido, no sentía hambre y sobre todo era libre. Libre para ser él mismo, libre para ser gay. Tenía dieciocho años y  tenía el resto de la vida frente a él. Sí, tenía dudas acerca de su hermana Rebecca, acerca de lo que le sucedería ahora que él se había ido, pero trató de no enfocarse en eso. No pensó ni por un segundo que su papá pudiera lastimarla; ella era su princesa. Aún así, necesitaba hablar con alguien mañana, alguien que quizás pudiera contactar con ella o que le dijeran algo. Harry podría ayudar.

Todo eso fue algo de último minuto como a menudo suelen ser las cosas, fue casual, divertido, caótico, ruidoso y malditamente perfecto. Harry empezó cantando 'Feliz Cumpleaños, Louis', sonriendo cínicamente cuando Anne armonizó y ambos terminaron abrazándolo uno a cada lado. Jamie aún tenía sus reservas pero al menos tenía una medio sonrisa en su cara. Niall y Alice llegaron con Emilie con un vestido que Louis proclamó como hermoso y con un regalo en sus manos. Anne había sacado a todos los chicos de la cocina y finalmente salió con un pastel helado con el número dieciocho escrito en rojo. Era difícil que les quedara espacio después de la carne horneada que ella les había dado antes, pero de algún modo Louis logró comerse una gran porción. —Parezco un barril sin fondo —dijo, sonriendo y palmeando su plano estomago en respuesta a la incrédula mirada de Alice al verlo lamer lo último de sus dedos. Eso fue todo lo que Louis nunca había tenido en uno de sus cumpleaños y era el primero en admitirlo, esto era un poco abrumador, comunicándose con Harry, sin siquiera darse cuenta de lo que hacía, necesitaba un corto descanso. Se sintió aliviado cuando Harry lo sacó a la cocina. —Quiero poner las cosas sobre la mesa. —Harry empezó, sonriendo cuando Louis vio hacia la mesa de la cocina. —No esa mesa. —Sonrió— Quiero decir. Tienes dieciocho años ahora, tienes muchas opciones abiertas ante ti; casa, tu grado de la preparatoria, universidad, carrera.

Louis podía decir que Harry estaba ansioso por darle todos esos folletos y formas para sus exámenes de equivalencia, todas esas solicitudes y formularios solo requerían que los firmara y colocara su edad. Parpadeó cuando Harry dijo algo sobre la universidad y las equivalencias de nuevo, y los fondos o no fondos y las becas escolares y algo más en esa misma línea. Él no escuchaba. Todo lo que podía oír era un zumbido en su cabeza y repentinamente se sintió enfermo del estómago. Él no tenía elección en esa lista de cosas que Harry estaba diciendo, no podía;  no tenía la capacidad para tomar una decisión. No ahora que no estaba calificado para nada más que un trabajo casual y ganar dinero para asegurarse de tener un techo sobre su cabeza. Era cierto que había soñado con un día ser escritor, estudiar a los clásicos, hablar con compañeros, quizás oír sus opiniones e incluso tener amigos… Bueno eso eran quimeras, estaba ahora aquí en Holmes Chapel y tenía claro que eso era una ilusión. Imaginó que debería haber estado preparado para eso. Cualquier pensamiento de tener una querida relación con el policía se fundaba nada más que en su imaginación. ¿Que podría querer un policía con un título con un indigente que no terminó la preparatoria? Louis juntó sus labios presionándolos testarudamente ante sus opciones. Ya le había dicho a Harry que no tenía opciones, la universidad no era una opción para él. —Escúchame. —Harry se detuvo brevemente, dándole la pila de papeles a Louis. Frunció el ceño cuando se deslizaron de las manos y cayeron al piso. Louis ni siquiera hizo el intento de sostenerlos. —Es cierto, ya revisé en su website. La universidad de Cheshire ofrece los últimos lugares a estudiantes de equivalencia, está bien, y puedes encontrar subsidio adulto. Bueno, algún subsidio; para el resto necesitarías trabajar. Pero demonios yo trabajé por el mío. Louis levantó la vista, su pecho se oprimió con dolor. ¿Harry no se daba cuenta que lo que le decía no era justo? Él necesitaba ir a la ciudad, conseguir un trabajo, encontrar algo en donde vivir, así él podría alejar a Rebecca de su casa. Necesitaba enfocarse en eso, no en algo con posibilidades en el aire.

—¿Podemos comer más pastel? —finalmente preguntó con tranquilidad, realmente lo quería. Sus ojos estaban desenfocados y las lágrimas amenazaban con caer, dejando su garganta cerrada. Harry estaba frunciendo el ceño. ¿Quizás estaba enojado? No podría decirlo y lentamente caminó hacia la puerta. Harry era un hombre fuerte y un hombre fuerte cambia cuando se enoja y golpea. Él sabía eso; solo tenía que ver a su papá. Louis no quería hablar acerca de eso, nada de eso, pero él sabía que decirle que no a Harry empeoraría las cosas, no quería que Harry, su nuevo amigo se enojara. Quería que siguiera siendo su amigo, creía que podría serlo pero todo estaba saliendo mal. No esperó a que le contestara sobre el pastel, solo se movió rápidamente, alejándose de la cocina y evadiendo al policía incluso cuando Harry trató de detenerlo evitando que se fuera. Louis trastabilló hacia la sala, llamando la atención, odiaba eso, y maldijo las esperanzas que había construido en su interior solo para ser empujadas hasta el fondo y encerradas creyendo que todo podría salir bien para él. —¿Estas bien, cariño? —No sabía qué contestar, él solo necesitaba salir de ahí, y con los ojos bien abiertos vio hacia la puerta, la gente estaba ahí, bloqueándole la salida, Alice y Emilie, lo veían, veían lo que realmente era. No podía respirar. Harry salió de la cocina detrás de él, preguntándole algo —algo que el no pudo oír. No podía salir y el tomó el único camino abierto para él, el subió las escaleras hacia el cuarto que le había sido cedido, cerrando la puerta tras él.

Todo lo que había pasado a manos de su familia, todo lo que había oído y dicho, incluso cada marca que su padre había dejado en él, nunca lo habían presionado tanto como

para sentirse tan atrapado como se sentía ahora, y  trastabilló hacia la ventana para llevar aire a los pulmones. Fue Alice quien abrió la puerta, solo ella, y cruzó el cuarto quedándose al lado de él junto a la ventana. Ella habló cuidadosamente, tocándole el hombro y hablando sin sentido acerca del pastel, del cumpleaños, de Emilie, de Niall, hasta que finalmente el pánico dentro de él lo hizo fijarse y estremecerse contra la nieve fría. Ella lo apartó de la ventana guiándolo suavemente, sin siquiera darse cuenta se sentó en la cama. Ella siguió hablando con una suave voz y trató duro de enfocarse cuando ella le tocó la cara, suavemente trazó con sus dedos los hematomas que marcaban su piel. —¿Qué? —Eso puede suceder algunas veces, Louis. Está bien. Es solo que tu cabeza no es capaz de procesar todas las cosas al mismo tiempo. —¡Esto es patético! —Soy patético. La voz de Louis era rasposa a causa de las lágrimas, y necesitaba ayuda, sus simples palabras eran en realidad un ruego por algo de ayuda. —Oh, Louis —ella dijo tristemente— no eres patético, estás muy lejos de ser eso, dulzura. Pero no importa cuánto te lo diga, aún no vas a creerme. Te prometo que un día lo harás… —Ella no dijo nada más. Claramente esperó a que Louis hablara.

La vergüenza lo inundó mientras procesaba lo que había sucedido, inclinó la cabeza y gruño. —Oh… mi… Dios… —finalmente lo dijo con un bajo gruñido. —¿Qué sucedió? —Se dio cuenta que eso se oyó como si acabara de despertar de una pesadilla en donde no había tenido control de sus pensamientos ni de sus acciones. —Solo un ataque de pánico. Nada que no puedas manejar. Humillado y avergonzado, lo aceptó y entonces la culpa lo carcomió. —Mierda… Harry —finalmente logró decir, cubriéndose la cara con sus manos y soltando otro profundo gruñido. —¿Quieres hablarme acerca de eso? —Es… que… dijo que yo puedo… Mierda. Alice sonrió. —Está bien, eso es más coherente de lo que pensé que podría ser. —Mierda —Eso fue todo lo que Louis pudo ofrecer en respuesta. —Hey, mírame —ella dijo y él levantó la vista. —Tienes dos opciones ahora. Puedes bajar y regresar a ese lugar en donde te juro que nadie pensará menos de ti, y puedes ver cara a cara a todos…. o puedes esperar hasta mañana para hacerlo. Louis estaba atorado; no quería enfrentarlos ahora. Estaba avergonzado y humillado. Quería esconderse aquí, pero si esperaba ocho horas, sabía que no podría dormir y la vergüenza que sentía en su interior aumentaría hasta que no pudiera hacer otra cosa que huir. Se puso de pie, decidiendo que necesitaba ser fuerte. Así que bajó las escaleras tratando de verse lo más normal posible. Harry estaba esperando abajo, paseándose por el vestíbulo. Se detuvo y levantó la vista al ver a Louis, tenía una máscara de miseria en su cara. No ira, solo real angustia. —Dios, lo siento —él dijo. —No pensé. Solo estaba muy emocionado. Debí dejar todo en paz para después. Eso era demasiado. Realmente… yo solo… lo siento. —Él esperó, mordiéndose el labio inferior, con sus ojos bien abiertos con preguntas. Louis se detuvo frente a él. —También lo siento. Lo siento pero aún no estoy listo para escucharlo. Harry cerró los ojos, acercándose a un paso de Louis, a un paso de poder tocarlo, apoyó sus manos en los brazos del menor, inclinó la cara para poder ver esos ojos tan azules. —Lo sé, no estás listo, está bien. Nosotros hablaremos cuando lo estés, no importa si son cinco horas, cinco días o cinco años. Louis abrió más los ojos, ¿cinco años? Asintió y apoyó su frente contra la de Harry repentinamente sintiendo el frio que sentía, el frio en su interior. —Estoy frio —simplemente dijo, cerrando los ojos, mientras Harry envolvió sus fuertes brazos alrededor de su delgado cuerpo. Permitió ser guiado al sofá en donde Anne estaba sentada, viendo la total interacción entre su hijo y el chico que había sacado de la nieve. Ella sostuvo la mano de Louis sin darle oportunidad de que alejara la vista o se disculpara ni nada que pudiera considerar. —Aparentemente nosotros debemos evitar jugar contra ti en Trivial Pursuit, o eso es lo que dice Harry…

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Hola! como están?    

nuevo cap, nuevas cosas para Louis, mas que pensar mas que replantearse en la vida..  :roll:  

Espero  comentarios y Bienvenidas a las nuevas lectoras!  :gochamp:   

(Aqui mi twitter por cualquier duda)

 :ana: