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The Homeless Boy |Larry Stylinson|

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Mensaje por Frank. Jue 13 Mar 2014, 8:21 pm

The Homeless Boy  |Larry Stylinson| Tumblr_n2eoqyRZLq1rvygzao1_500
• Titulo: The Homeless Boy.
• Autor: Belén
• Adaptación: Si, libro homónimo. 
• Género: Drama, Romance.
• Advertencias: Violencia.
• Otras páginas: Tumblr próximamente. Ao3.


Sinopsis

La Navidad es una época para dar. ¿Qué puedes hacer cuando nadie da ni un comino por tí?. Para Louis Tomlinson la Navidad significa dormir en un banco de un cementerio, en medio de una nevada hasta casi al punto de congelarse, sin poder hacer nada para mejorar su futuro inmediato.
Después de ser echado de su casa por ser gay, se queda sin dinero y sin, al parecer, a donde ir. Hasta que un desconocido le pone de manifiesto que algunas personas le pueden brindar mucho más que un simple comino.
Harry Styles es un policía novato en su pequeño pueblo natal Cheshire. Él encuentra a un joven indigente, recién llegado de la ciudad, durmiendo en una banca en el cementerio, en medio de una nevada Nochebuena. ¿Puede ser él quien haga posible un milagro de Navidad para Louis?.

______________________________________________________________________________________________


Hola  :oops:   Soy Belén, esta es mi primer FanFic en el foro, sean buenos y comenten que les parece, ahora mismo voy a subir el primer capitulo. 
Frank.
Frank.


http://thisitsnotjustabromance.tumblr.com/

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The Homeless Boy  |Larry Stylinson| Empty Re: The Homeless Boy |Larry Stylinson|

Mensaje por Frank. Jue 13 Mar 2014, 8:36 pm

CAPITULO 1
 La Primera Navidad




Hey! No puedes dormir aquí.
Louis Tomlinson había cerrado los ojos y se había quedado dormido. Ese simple hecho significaba que estaba físicamente exhausto, no podía seguir despierto. Rápidamente se quedó dormido. El sueño de un hombre desesperado. A pesar del fuerte dolor en su espalda baja. Él había resistido el dolor durante la última semana. Irónicamente las heladas temperaturas habían adormecido sus extremidades, ayudándolo a calmar el dolor. En sus sueños él veía una crepitante chimenea detrás de una reja de hierro, las flamas rojas y doradas le daban una hermosa luz al cuarto decorado por la navidad. Un alto árbol estaba en la esquina más alejada, brillando con pequeñas dulces y brillantes luces y cintas y esferas de variados colores.
—No puedes dormir aquí.
Los regalos estaban dispersos y apilados al azar y descuidadamente acomodados, eran demasiados. Libros y música y caliente ropa estaban envueltos en brillante papel y
listones plateados o dorados, su nombre escrito en letra dorada, algunos de ellos le correspondían. —Hey, no puedes dormir aquí. Afuera estaba nevando, no una tormenta, solo suaves copos. Que caían en una hechizante danza que se unían en suaves capas sobre el ya escondido a la vista césped. El frio se quedaba fuera de la ventana en donde las gotas se congelaban como delgados dedos blancos que formaban patrones de hielo al azar sobre el vidrio que reflejaba los colores de las luces del árbol. —Hey… Louis se inclinó y tomó el primer regalo, vio a su mamá. Ella sonrió al ver a su hijo tan emocionado, asintió compartiendo el entendimiento con su papá. Ambos tenían mucho amor en sus ojos. — ¡Hey!
Alguien le hablaba fuera del cuarto, pero él no podía ver quién. Pero eso no importaba porque si se concentraba con fuerza él podría enfocarse en los regalos. Se estremeció, el frío penetraba en él, e inconscientemente se movió más cerca del fuego, frunció el ceño cuando el calor cerca de él disminuyo. Estúpido fuego. Tomó el siguiente regalo, jaló el papel rojo y plateado y descubrió una suave, gruesa y cálida sudadera, en el sorprendente celeste que su mamá decía que combinaba con sus ojos. A pesar del fuego, él seguía malditamente frio, y rápidamente se puso el caliente y suave material que al hacer contacto con su congelada piel se sentía muy confortable y cálido. Sonrió mientras era envuelto del afecto, del amor y el calor de una navidad familiar mientras él estaba con su suéter. —No puedes dormir aquí. Louis se despertó. La voz fuera del cuarto repentinamente estaba justo en su oído y los últimos vestigios de sueño no eran nada más que recuerdos en su cabeza. Abruptamente, sus ojos se abrieron completamente y después de un segundo, se enfocó en la fuente de las palabras. Realmente veía muy poco más allá de la borrosa insignia plateada y el uniforme azul marino y entonces se enfocó en los ojos de quien hablaba. Había una ligera iluminación debido a las farolas de la calle y había humo blanco en el aire, creado por la respiración del hombre. ¡Mierda!. Alguien debió haberlo visto y lo reportó, o el policía lo vio. Él se tendría que mover de nuevo. Jaló su delgada chaqueta para cubrirse, el recuerdo del suave material azul le llegó a la cabeza y se desorientó momentáneamente. Tenía la esperanza de evadir a la ley, cautelosamente optimista se había quedado en el cementerio esperando que fuera un santuario para pasar la noche buena. —Lo siento. —Dijo rápidamente, poniéndose de pie tan rápido como pudo moverse, eso no fue realmente rápido considerando el frío dolor que parecía dividir sus huesos en dos. Maldijo cuando se le cayó la manta de sus entumecidas manos y cayó sobre la nieve en sus pies. Eso era lo único que tenía para calentarse, una raída pieza de tela que se había robado de una tienda de segunda cuando la mujer le dio la espalda. Y ahora la maldita cosa estaba húmeda.
Aún así, ese no era el momento para preocuparse por eso; el policía quería que él se moviera. Se inclinó para levantarla, solo que la tierra pareció girar a una alarmante velocidad frente a su cara. Fuertes brazos lo sostuvieron evitando que cayera de cara en la nieve, pero él se giró rápidamente apartándose. El hombre podría ser un policía, podría usar una placa, pero nadie lo tocaba. Louis sabía lo que el policía podría querer del niño que aún era. Él no era un estúpido, y había esquivado lo suficiente en la ciudad. — ¿Qué edad tienes? —el policía preguntó, viéndose preocupado y muy autoritario. —Dieciocho —Louis rápidamente mintió. Dio un paso atrás hasta que sus piernas toparon contra la banca en la que había estado descansando. El policía se acercó, este era apenas unos centímetros más grande que Louis, su cara profundizó el ceño fruncido. — ¿Qué edad tienes realmente? —El policía insistió, su expresión calmada, su voz baja y curiosa. Mordió su labio inferior, sintiendo la sangre caliente contra su lengua, el estremecimiento que comenzó en su interior se convirtió en un temblor manifiesto que sabía que incluso el policía lo podía ver. Cuidadosamente Louis levantó la manta, empapada y helada y trató de crear una barrera entre él y el oficial de la policía con la intensa mirada. —Diecisiete— finalmente dijo, deteniendo los dientes para evitar que castañearan, —pero cumpliré dieciocho en unos días—. Él agregó lo último, dándole al policía una salida. Pero él quería agregar. Solo déjame en paz. No lastimo a nadie.
— Harry Styles. —El policía dijo suavemente, le extendió la mano como si esperara que se la estrechara. Louis estaba confundido, esperando por el brillo de las esposas, inseguro él enterró sus manos entre la manta que sostenía. El policía, Styles, no movió la mano, la sostenía firme y fija. Finalmente Louis sacó su fría mano, la textura del guante de piel del oficial era suave y extraña al tacto. —Louis. —Se presentó con suma cautela, recordando no mencionar su apellido. El policía no lo jaló, solo asintió y retiró su mano. —Entonces, Louis, ¿Qué sucede contigo? ¿Por qué estabas acostado en una banca de la Iglesia San Margaret en noche buena? El oficial no gritó, preguntó tranquilamente, pero Louis inmediatamente iba a comenzar a defenderse. El gesto en la boca del policía era de preocupación y entrecerró los ojos mientras contestaba. —Yo… —se detuvo, pensando en las posibles mentiras, en las historias que había usado para persuadir a la gente para que lo dejara en paz. Nada parecía correcto en este momento. Había algo en el policía. Un hombre que no parecía mucho mayor que él. Un oficial que no era un policía de la ciudad sino un policía de una pequeña ciudad. No podía ser parte del sistema como los policías de la ciudad que le dirían que se fuera a casa. No tengo casa. Quizás… ¿quizás debería decirle la verdad? —No puedo ir a casa ahora —finalmente dijo, sobresaltándose cuando la mano enguantada del policía trazó el moretón sobre su ojo izquierdo y la línea de su mandíbula. — ¿Quién te hizo esto, Louis? ¿Sucedió aquí en esta ciudad?
Las palabras del policía eran suaves quería compartir el secreto, suavemente insistiendo, no a modo de policía. Louis se alejó instantáneamente del suave toque. Una fría cuchillada de incertidumbre se le clavaba en la piel mientras que contemplaba los oscuros terrenos de la solitaria iglesia con este hombre. Parecía suficientemente amistoso, pero ¿Qué si solo era otra actuación? Cuidadosamente y tratando de no revelar sus intenciones, el vio a la izquierda y luego a la derecha. Si él fuera a correr, necesitaba saber a dónde dirigirse o podría ser arrinconado si le daba la delantera. A la derecha había un denso follaje que bloqueaba la salida, a la izquierda estaba la puerta del cementerio de la iglesia y unos escalones de piedra. Esa era la mejor apuesta. Cambió el peso a su pierna derecha preparándose para en un momento empujarlo y correr hacia la puerta. Su pierna tembló con el aumento de presión y sabía que probablemente se caería con el primer escalón. Aun así cualquier plan era mejor que no tener un plan. —Me caí —dijo firmemente, la misma línea que había usado la mayor parte de su vida, la misma línea con la que se había ganado miradas que iban de la piedad a la duda. Cuando él les decía esas palabras a la gente de los comedores de beneficencia, a los policías en la esquina, o en el alberge de desamparados, le habían insultado, le habían hecho proposiciones, le habían gritado o empujado con disgusto. No esperaba más de otro hombre con autoridad.
—Uh huh. —El oficial no presionó por más información, solo asintió ante la sencilla declaración y dio un paso apartándose. Él habló directamente en su radio. —Me dirijo a casa ahora nada de qué preocuparse en la iglesia. —La estática quebraba la calma de la nieve cayendo en el aire, una delgada voz respondió el mensaje en el radio con una serie de códigos y un nombre, Harry. El policía vio a Louis, y Louis evaluó que ahora el policía estaba a dos pasos de distancia de él, dirigirse a la puerta sería más fácil. —No puedes quedarte aquí. Te encontraré un cuarto para esta noche, trataremos con lo demás mañana. Louis abrió más los ojos. No iba a ir a ningún lado con extraños, no a menos que él estuviera bajo arresto. ¿Ese policía iba a encontrarle un cuarto? Probablemente uno en las afueras llamado motel. Mierda. No había forma de que eso fuera a suceder. Apenas y había salido con vida dos noches antes de una propuesta mucho más envuelta en la sugerencia de esperanza que lo que el policía le había dado. Louis había sido más que ingenuo. Enderezándose en toda su altura él apretó los labios con determinación. Él no iba a intercambiar un infierno por otro, no correría el riesgo. —No. Gracias, pero no, tengo que… ir a la estación a tomar el tren. —Trató de que su voz no se oyera con desesperanza, intentó oírse seguro. Oyó las palabras en su cabeza y él sabía exactamente lo que él estaba diciendo. Claramente tenía el propósito de quedarse en la banca bajo la nieve la noche buena y el policía debería de respetar eso. Este es un país libre.
—Está bien, Louis —el policía suspiró—, podemos hacerlo de una de dos maneras. Es tarde y es la noche antes de navidad. Realmente quiero ir a casa a estar con mi familia y tú lo estás haciendo muy difícil. Ahora o vienes conmigo, a comer algo decente, darte una ducha y quizás ponerte algo de ropa cálida y luego tener un buen sueño en una cálida cama. Esa seria tu elección, o puedo hacer esto oficial, arrestarte y obligarte a ir. Louis oía cada palabra viendo alrededor desesperado, la pequeña iglesia, el cementerio, la banca, la nieve y de nuevo al policía que realmente se veía joven frente a él. Estaba tan enproblemado. El hielo bajo sus pies subía por sus miembros llevando ese insistente dolor. Estaba perdiendo la fuerza de sus piernas. Él había estado huyendo durante muchos días, había logrado mantenerse lejos de todo y de todos, y solo faltaban dos días más para que dejara de huir. ¿Por qué ahora su cuerpo había decidido renunciar? —Entonces —el policía continuó—, no tenemos toda la noche. Realmente no quiero pasar toda la noche buena parado ante tu cuerpo congelado y explicando tu muerte a los médicos. ¿Entonces que elijes? Él no tenía una elección. Esa era una situación sin elección. Él sabía eso y el policía sabía eso. Se enderezó lo mejor que pudo. El dolor en su baja espalda ardía más que lo usual, a pesar de que el frio de la banca lo había entumecido ligeramente. —Está bien. —Louis dijo tranquilamente. Después de todo él era un policía. ¿Qué podía estar mal en querer estar caliente una sola noche? —¿No en una celda? —preguntó cautelosamente. El oficial Styles se dio media vuelta y comenzó a alejarse de la banca. —No, no en una celda.
—¿Lo promete? —¡Maldición! ¿Podría haberse oído más infantil? Había manera de que se oyera como un adulto responsable que tenía bajo control su vida. No. El policía se detuvo al verlo, y metió las manos en los bolsillos de su gruesa chaqueta. Louis se encontró viéndolo con envidia. —Lo prometo. —Se giró, claramente esperando que el chico lo siguiera, cómo lo hizo. Él lo hizo. Recorrió el helado camino con los delgados tenis que se había encontrado tirados hace una semana. Maldijo por lo bajo, el policía llevaba botas que le ofrecían agarre para la nieve y él tenía que luchar para mantenerse de pie. Era humillante andar trastabillando por el camino igual a un patético perrito perdido detrás del policía. Al mismo tiempo, Louis admitía que él no podría rebasar al policía si decidiera actuar ante el impulso de alejarse como alma que lleva el diablo del hombre uniformado. Así que lo siguió lo mejor que pudo.
Caminaron en silencio por cerca de unos diez minutos en las frías calles vacías, pasaron por la plaza principal y la pequeña biblioteca con un reloj en la pared. Eso le decía que eran las once y media. El policía se detuvo frente a la pequeña tienda con el letrero de cerrado en la puerta, revisando la puerta y viendo el vacío interior.
Louis solo veía, raspando el hielo de los tenis con la banqueta. Entonces el policía lo guío hacia su casa al final de una hilera de casas similares. Las cortinas estaban abiertas y Louis pudo ver por la ventana, las luces del árbol de navidad dándoles la bienvenida a ellos que seguían el limpio camino. El oficial Styles se desató sus botas de nieve en la puerta y le indico a Louis que lo siguiera. Vaciló. Podía sentir el calor del interior, al ver las suaves luces de navidad que decoraban la casa. Sin embargo el policía le estaba pidiendo que entrara a su casa. Nadie sabría que Louis había entrado en la casa. Con el policía. Con un extraño. —¿Harry? —La voz era suave, y una mujer apareció desde alguna parte del interior del brillantemente iluminado vestíbulo, deteniéndose a un lado del policía. Ella estaba bien arreglada y tenía una expresión de preocupación en la cara. Le recordaba a su propia madre, sin la mirada de agotamiento que ella siempre parecía llevar—. ¿Que sucede? —El policía se quitó la chaqueta y la colgó en un gancho, quitándose los guantes y las pesadas botas. —Tenemos un huésped por navidad, Mamá —contestó suavemente, haciéndole señas a Louis por la puerta del frente y, como si entrara en un sueño, arrullado en parte por la voz de la mujer, entró por el umbral. El calor contra su congelada piel se sentía caliente y doloroso y parpadeo ante el repentino cambio en su cuerpo mientras cerraba la puerta detrás de él. Un momentáneo miedo hizo que le doliera el estómago. Él no había estado detrás de una puerta cerrada en una semana y estar ahí lo sentía como una prisión mientras rápidamente podía decir. Acogedor interior.
El policía, Harry, lo guio al interior del cuarto, donde la chimenea crepitaba detrás de una reja, el árbol estaba cerca de la ventana y había regalos distribuidos al azar por el suelo. Louis le dio una real mirada al hombre que lo había sacado del cementerio de la iglesia. Era ligeramente más alto que él, sólidos y fuertes músculos, cabello oscuro y rizado con ojos verdes y brillantes. El uniforme se veía bien en él, ajustado y limpio. Louis odiaba los uniformes. El policía no se veía como el oficial que cuida la seguridad en los parques o en el oscuro lugar en donde él se había dormido. No se veía fastidioso o suspicaz ni duro. Eso lo ponía nervioso, el enfrentarse con la contradicción en su mente. —Este es Louis. Necesita algo de ropa y un lugar donde pasar la noche. —La voz de Harry era profunda y segura. Él no dio excusas por traer a un extraño a la casa de su mamá, y en respuesta, ella no se veía para nada enojada. ¿Qué, esto era como una casa de familia de telenovela? —Hola, Louis. —Se estremeció ante las suaves palabras de la mamá del policía. —Ve y límpiate y yo calentare algo de sopa—. Ella no esperó a que él respondiera sí o no, pero en ese momento, pensó que un baño limpio y realmente lavarse y quizás una cena caliente sería suficiente como para hacer que llorara. —Harry, muéstrale a Louis el cuarto de baño, dale una maquina de afeitar desechable, unas toallas y algo de tu ropa, querido—. Ella entonces le sonrió, pero estaba desorientado, exhausto, y adolorido. Todo lo que pudo hacer fue quedarse de pie, no pudo formar palabras ni siquiera corresponder la sonrisa. La siguiente hora fue un estupor de calor y agua en la ducha, la puerta la había cerrado con llave para que nadie pudiera entrar. La cuchilla de afeitar raspó al retirar el delgado vello de su barba de la cara. No había usado un cepillo de dientes en una semana. Se cepilló los dientes con un nuevo cepillo mientras se veía en el espejo sobre el lavabo. Finalmente se sintió limpio por primera vez en siete días. La última vez que él había logrado limpiarse había sido hace dos días en la sala de espera de la estación de autobuses y el agua del lavabo estaba sospechosamente café. Tenía un boleto para salir de la ciudad en el bolsillo, a donde lo pudieran llevar, dieciocho dólares y veinte centavos. Por su propia seguridad él necesitaba salir de Doncaster en Yorkshire del Sur. Solo Dios sabría a donde lo llevaría el camino, pero esperaba llegar a Crewe. Ahí era donde un primo segundo vivía y quizás ellos podrían aceptarlo hasta después de año nuevo. La asistente detrás de la ventanilla realmente no se había reído de él, pero ella le dejó claro que sería afortunado si lograba llegar a mitad del camino con esa singular manera de los adultos que venden boletos. Él había aceptado lo que había conseguido. Terminando aquí en Dios sabe en qué lugar de Cheshire, a medio camino de la seguridad.
Se observó a si mismo desapasionadamente en el espejo de cuerpo completo en la puerta del cuarto de baño. Su cuerpo siempre había estado demasiado delgado, mientras crecía rápidamente, pero ahora su cuerpo era huesudo. Sus ojos se veían cansados y su piel tenía un tono gris que hacía incluso más notoria su delgadez. Al menos su cabello estaba limpio, cepilló hacia atrás su húmedo cabello castaño alejándolo de la cara. Sus ojos azules parecían salirse de su cara. Estaban rojos y con ojeras y el hematoma púrpura en el borde no ayudaba en el asunto. Se veía patético. Se sentía patético. El policía le había dejado unos pantalones de algodón eran un poco largos, pero estaban calientitos y secos y se sentía limpio usándolos, sobre su limpia piel. Él se puso la camiseta y después una sudadera y se secó el cabello con la toalla y se vio de nuevo en el espejo del cuarto de baño, inesperadas lágrimas llenaron sus ojos. Por primera vez en días, Louis estaba realmente viéndose a sí mismo en algo diferente al aparador de una tienda. Sabía que había perdido mucho peso, podía sentirlo en los jeans que había estado usando, pero en el espejo solo veía una sombra de sí mismo, golpeado, exhausto y tan malditamente delgado. Él se veía como el estereotipo del chico de la calle, y se asustó que en tan poco tiempo hubiera desaparecido el adolescente normal que luchaba con la escuela, quebrándose ante la imagen que se reflejaba enfrente. Sabía que él tenía que enfrentar al policía y a la mamá del policía porque seguro como el infierno que no podría quedarse en el cuarto de baño para siempre.
Cuidadosamente abrió la puerta de baño, una pequeña parte de él esperaba que el policía estuviera afuera con las esposas. Él no estaba ahí, pero eso no hizo que Louis se sintiera menos nervioso. Se dirigió al pasillo, siguiendo las voces hacia la cocina. Aparentemente ellos estaban hablando acerca de él, porque cuando entró al cuarto, el silencio fue inmediato y de alguna manera incómodo. El policía estaba sentado frente a la mesa con una taza en sus manos, se veía imposiblemente joven para ser un policía a la brillante luz de la cocina. Su —de Harry — mamá estaba junto a la estufa moviendo algo en una olla. Sus claros ojos verdes eran cálidos mientras ella lo veía a él, sus labios se curvaron en una sonrisa. Tendría que tener cuidado con lo que dijera y no hablar demasiado de sí mismo. —¿Caldo de pollo está bien, cariño? —ella preguntó gentilmente, cuidadosamente. —Dios si, —Louis dijo rápidamente, hizo un gesto de dolor ante su pérdida de control y se dio cuenta lo que había dicho. Era posible que se sintiera alejado de dios por dejar que lo golpeara y lo rechazara su padre, pero eso no significaba que los otros no tuvieran creencias. Debía cuidar mejor su boca. —Lo siento, señora —balbuceo rápidamente—, quiero decir, si, me gustaría algo de sopa. El policía resopló divertido y su mamá palmeó el hombro de su hijo, amonestándolo por el inapropiado comportamiento. Ella sirvió lo que parecía el cielo en un tazón, diciéndole a Louis que se sentara y procedió a verlo como un halcón a su comida. Él no podría preocuparse por la forma en que ella lo veía o el policía que no se había movido de su asiento y aún lo observaba. De hecho probablemente ambos lo estaban juzgando por su apariencia y por donde lo había encontrado el policía. —¿Harry, querido, ya estas libre?. —Hasta mañana.—Ve y quítate el uniforme. Hay algo de tu ropa arriba del último fin de semana. Quizás puedas darme algo de tiempo a mí y al joven Louis para que hablemos. El levantó la cabeza, con su pan a medio camino de la boca. Hablar. Mierda. Estaba tan enproblemado. —Regreso en diez minutos, —Harry dijo, claro y firme, y Louis lo miró, había una advertencia en la expresión del policía —No te metas con mi mamá. Asintió ligeramente para hacerle saber a que había entendido el mensaje y vio como el hombre de anchos hombros dejaba la cocina. —Entonces, Louis, ¿supongo que no estás aquí por que tú lo hayas decidido? —Ella comenzó muy inocentemente mientras le servía más sopa y le daba más pan. Ella lo miraba fijamente. Se preguntaba qué era lo que ella veía en él y se sintió avergonzado de los viejos y nuevos hematomas en su cara, medio cubiertos por el aún mojado cabello castaño que lo tenía hacia su cara para esconderlos. Sabía que se veía más joven de sus cerca de dieciocho y que fácilmente lo confundían con alguien menor. Estaba consciente de cada pequeña sensación en su cuerpo, el calor, la paz, la quietud, la aceptación, pero todo eso era un error en ese momento. Él no se merecía eso, y no sabía cómo manejarlo. —No, señora —finalmente dijo, mordiendo el pan y unas migajas cayeron en su sopa mientras comía. Si él tenía la boca llena de comida, quizás él podría evitar decir algo más. Había tenido suficientes sermones en su vida como para ser capaz de evadirlos. —Harry dice que casi tienes dieciocho, pero que solo sabe tu primer nombre. Maldición. Su apellido, ella quería saber su apellido. Él supuso que ya no importaba mucho ahora, cuando no había manera de que regresara a su casa. Solo faltaban dos días para que cumpliera dieciocho. Era demasiado tarde para que la mamá del policía rastreara a su familia. Tragó el pan y la sopa de su boca y se limpió la boca con el dorso de la mano, él captó la tranquilidad en los ojos de la mujer. — Louis Tomlinson, señora —él finalmente se presentó—. Cumplo dieciocho el veintisiete de diciembre. —Ella asintió pensativamente y él rápidamente se llevó otra cucharada de sopa a la boca, el calor se deslizaba por su garganta como un cálido terciopelo. Ella no habló inmediatamente, solo veía la tasa entre sus manos antes de hacer la siguiente pregunta. —¿Puedes decirme por qué no estás en casa con tu familia? —Ella vaciló por un momento, inclinando la cabeza a un lado. —Supongo que tienes familia. —Si, señora, tengo familia. Mamá, papa y una hermana. Ellos —mi papá— ya no me quería en la casa. —¿Qué hiciste para merecer eso? ¿Estabas con la gente equivocada? ¿Drogas? ¿Alcohol?
El dolor se disparó en su interior ante las opciones que ella le daba. Eran las razones por las que un joven generalmente se quedaba sin hogar. ¿Ella pensaba que él era un adicto? Nunca había tocado un cigarrillo, menos drogas o alcohol… cerró los ojos brevemente. ¿Por qué pensaba ella que él era el culpable? Sabía que se veía lo suficientemente mal como para que la gente supusiera que estaba en algo que lo dañaba. Evitó su mirada viendo fascinado la sopa, su cabello cayó de nuevo escondiéndose así de la perspicaz mirada. ¿Debería decirle toda la historia? ¿Podría querer oír todos los reales detalles? Otra gente había preguntado, pero ellos realmente no querían oír. ¿Debería darle todos los detalles acerca del estricto ex-militar que era su padre quien creía que las lecciones deberían aprenderse mediante castigos corporales? ¿O del hecho de haber sido educado en casa y del hecho de que no tenía amigos? Quizás solo debería de ir por la opción más fácil, la verdad de fondo de lo que le sucedía. Él no quería mentirle. La vio directamente, la sopa se sentía inestable en su estómago. —Sucedió porque soy gay —él dijo simple y suavemente y ella se inclinó para oírlo, entonces frunció el ceño y se recargo en su silla. —¿Y huiste? — preguntó simplemente. —¡No!— La reacción de Louis fue instantánea. —Ellos trataron de arreglarme, pero eso no funcionó. No quería que funcionara. Me dijeron que me fuera. —Ya veo. —Eso fue todo lo que ella dijo. No oyó disgusto en su voz, pero eso no fue como que saltara inmediatamente y descartara lo gay y lo abrasara.
—Gracias por la sopa, señora. Aprecio su ayuda y la de su hijo. —Él tropezó al levantarse, sintiendo agujas y alfileres en las piernas, y se dirigió al pasillo solo para detenerse porque el oficial estaba bloqueando su camino. El hombre se veía fresco de la ducha con el oscuro cabello en puntas y sus ojos verdes viéndolo intensamente, se veía menos como policía y más como un tipo normal. —¿A dónde crees que vas? —preguntó, con su cabeza inclinada como enfatizando la pregunta. Louis vio la intrigada mirada en los verdes ojos del tipo y entonces vio una profunda compasión que no había visto en mucho tiempo. —Me voy, señor…oficial. Mire, gracias por su ayuda. Lo siento. —Las palabras de Louis salieron temblorosas, pero se aseguró de que su intención fuera obvia. Él estaba determinado a irse. Ellos no lo iban a querer bajo su techo ahora. Al menos había conseguido llevar una comida caliente a su estómago y sería un maldito si regresaba la cálida ropa que usaba. Solo tenía que encontrar sus zapatos, y podría irse. Probablemente podría adelantársele al policía, tenía buenas posibilidades dado que el otro hombre estaba descalzo. Louis bajó su mirada y arrastró los pies pasando por su lado, pero fue detenido por una fuerte mano en su brazo. —¿Mamá? ¿Él te hizo algo? ¿Estás bien? Harry ignoró a Louis, que se movió de un pie al otro tratando de liberarse del agarre, la ansiedad y el pánico se construían en su interior. Él no le había hecho nada a la mamá del policía; él no podría. Débilmente jalo su brazo, pero el maldito policía lo tenía con un agarre de acero.
—Parece que los padres de Louis lo echaron por ser gay —ella le contestó simplemente. Louis se jaló logrando moverse en el cuarto. La expresión de Harry cambió a ira. Mierda, Louis pensó inmediatamente, aquí viene. Y cuando el policía levantó una mano, se encontró preparándose para el inminente golpe. En lugar de eso, el policía colocó su mano suavemente en el hombro de  Louis y pareció ignorar el hecho de que se había hundido de miedo. —Eso sucede mucho —dijo el policía simplemente, su cara de alguna manera parecía amable cuando dijo eso—, pero en esta casa eso no es un problema. Mamá tiene un hijo hetero, casado y con dos hijos, y una hija con dos novios al mismo tiempo. —Hizo una pausa, dejando que entendiera la primera parte. —Además ella me tiene a mí, a su hijo policía gay. —Oh —fue todo lo que pudo decir, frotándose el brazo en donde Harry lo había agarrado para aliviar el dolor. —El que seas gay no es algo que afecte el que te quedes aquí. ¿Bien? se giró para ver que la mamá de Harry, seguía sentada ante la mesa, ella estaba asintiendo estando de acuerdo. Se sentía extraño. Era como una amable e irreal reunión con gente excepcionalmente linda que eran amables con un extremadamente solitario joven de la calle. Parpadeó, abriendo más los ojos a todo lo que lo hundía, demasiado bueno para ser verdad, pero de algún modo era muy real. —Me voy a la cama, Harry. Por qué no te sientas un momento con Louis, y luego le muestras el antiguo cuarto de tu hermano, hay ropa de cama limpia en el closet. —Ella se levantó dejó los tazones en el fregadero y abrazó a su hijo. — Gemma legará a las dos. Ella lo prometió. Así que mantente despierto por mí.

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Mensaje por MajooSancheezz Jue 13 Mar 2014, 10:33 pm

Que bello Harry ofreciendole ayuda.
Y louis pobrecito, sus padres deben amarlo tal y como es.
Que malos.
Pero me encanta louis indefenso y sensible.
I love it.
Siguela pronto!
MajooSancheezz
MajooSancheezz


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Mensaje por Larry Love*¥ou&I* Vie 14 Mar 2014, 8:23 am

Hola,soy nueva lectora
Plissss continua,me encanto,pobre lou,pero lo bueno es que encontró a harry,sigueeeee
Larry Love*¥ou&I*
Larry Love*¥ou&I*


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Mensaje por Kivani Vie 14 Mar 2014, 2:29 pm

UUUUUIIIIIII, que triste D:
Soy Karina, tu nueva lectora.
Amé 10000000% tu nove, pobre Lou, tan pequeño y tan solito
Espero que la sigas pronto
Saludos!
Kivani
Kivani


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Mensaje por Frank. Vie 14 Mar 2014, 5:50 pm

Hola chicas, gracias por comentar  :vicplz:. Este capitulo lo dedico a las primeras lectoras: Majo, Love@1D y a Karina. grax chicas :lovely: 

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CAPITULO 2 


Sabía que su mamá no se dormiría hasta que Gemma estuviera en casa. También se dio cuenta que ella le estaba dando tiempo a solas con Louis, quien parecía estar temblando por la tensión nerviosa. Su huésped constantemente revisaba la puerta y podía imaginar que en el cerebro del chico estaba calculando la distancia, la velocidad y la dirección para escapar. Durante su entrenamiento de policía, Harry había acudido a un seminario este estaba diseñado para darle a los nuevos reclutas una visión de las carreras y especializaciones. Había pasado horas escuchando a los oficiales de orientación juvenil hablar de las historias de los chicos en la calle, su área particular de experiencia. A Harry le había intrigado lo suficiente como para hablar con el oficial después. Quería saber más. —¿Cuál era la principal razón de que ellos huyeran? — le preguntó al oficial más experimentado, quien negó con la cabeza. —No huyen. Esos niños son prácticamente echados de sus casas. Ellos no eligieron dejarlas y huir; ellos fueron sacados a patadas. Harry recordó las historias de horror de niños prostituyéndose para poder sobrevivir, a menudo muriendo jóvenes, víctimas de enfermedades, drogas o desnutrición. 
—Le pregunté a un chico —el oficial de orientación juvenil agregó llevando la conversación a la dura realidad— que por qué se dirigía a la ciudad y él me dijo, 'Todos los chicos gay de los alrededores saben acerca de las calles y callejones correctos en las grandes ciudades'. Cuando los echan de la casa, ahí es a donde se dirigen. —Harry había regresado en su tiempo libre, quería más información. La vida de los niños en las calles era horrenda, pero algunos acordes en él habían sido golpeados por la dimensión del problema. —¿Entonces por qué no tenemos un lugar con la infraestructura suficiente como para ayudar a esos chicos? —Su pregunta había mostrado su propia ignorancia, algo de lo que se dio cuenta cuando el oficial suspiro resignado. —Hay asistencia aquí en la ciudad para esos chicos, como albergues y cuartos subsidiados, y hay centros de caridad que tratan de ayudarlos. Pero la economía actual es tan precaria aquí como en el resto del país. Las ayudas financieras fueron cortadas y los voluntarios disminuyeron. La realidad es que esos niños en la calle se encuentran en una muy desesperada situación y a menudo en situaciones peligrosas. —Quiere decir drogas, prostitución, ese tipo de cosas. —Los niños vienen aquí y a otras grandes ciudades por muchas razones. Algunos creen que son lo suficientemente mayores para tomar decisiones de adultos, ellos tienen esa fantasía, la idea de que pueden sobrevivir solos. Y entonces ellos son repudiados, digan lo que digan, la mayoría de ellos están en las calles porque están desesperados o no tienen a donde ir. La mayoría de ellos solo logran ver más allá de su siguiente comida, otros ni eso. La mayoría ni eso. Las palabras del oficial llegaron a la mente de Harry ahora mientras veía la imagen de inocencia frente a él. Los ojos de Louis estaban tan abiertos como los de un ciervo encandilado. Él también estaba en problemas, era un chico de la calle de la ciudad, su cara sonrosada por la ducha y la rasurada. Un chico atractivo, delgado, con suave cabello castaño que terminaba en puntas alrededor de su huesuda cara. Sus ojos eran de un fascinante azul con pequeñas chispas verdes cerca de las pupilas. Era un poco mas cerca de cinco centímetros más bajo que Harry, el mismo no era pequeño, media un metro ochenta, pero el joven se encorvaba, como si estuviera exhausto, escondiéndose, suponía. ¿Qué infiernos podría hacer para convencer al chico de que se calmara y se relajara? Espera, chocolate caliente. Con malvaviscos. Harry consideró que era uno de los más agradables alimentos que pudiera imaginar. Si funcionaba para él, imaginaba que podría funcionar para Louis. Inspirado, buscó las dos tazas y todo lo necesario para hacer chocolate caliente y se mantuvo ocupado hasta que el olor del chocolate llenó la cocina. No dijo nada y el chico seguía moviéndose nervioso como un conejo asustado. Bien, has algo bueno, Styles. Convéncelo de que se siente antes de que se desmaye. 
Finalmente, le indicó a Louis que se sentara en un extremo del sillón para tres personas de la sala. Después de una deliberada consideración, Harry se sentó al lado del asustado chico. Sin tocarlo. Él no era un gran conversador la mayoría del tiempo y no sabía qué decir. Muchas cosas habían sucedido en las últimas horas al salir de su trabajo. Debió de haber reportado que encontró a un chico durmiendo en la banca, que se encargaran de él en la estación, y lo ayudaran. Al ver por primera vez al vago, vio la piel helada gris como la banca en la que estaba acostado, Harry imaginó que tendría que llamar a una ambulancia. Sin embargo cuando Louis habló, lo hizo claramente, solo con un infierno de miedo en su voz. Y ahí fue. Cuando Harry vio el miedo en los ojos del chico, algo sucedió en su interior, quizás su propio suave corazón, o el Buen Señor, quizás era el espíritu navideño, pero solo quería asegurarse de que estuviera a salvo. Eso era después de todo la única razón para que se uniera a la fuerza, hacer que la gente en su ciudad estuviera segura, sin importar de donde fueran. La sucia e incipiente barba y el grasoso cabello no hicieron nada para afectar los rasgos del chico, y tenía un rancio olor. Necesitaba una ducha, y ropa y un lugar caliente donde dormir. 
Entonces, cuando había salido del cuarto de baño, usando unos pantalones de algodón de Harry, su cabello limpio y su incipiente barba rasurada, luchó por no decir algo inapropiado. El jovencito era hermoso, con ojos de corderito perdido e inocente. La ansiedad se mostraba en la línea de su boca y el miedo en sus ojos. Él estaba muy lejos de ser del tipo de Harry. Era bajo y a el le gustaban los chicos más grandes que él. Tenía los ojos azules y usualmente le gustaban los ojos café. Y su cabello, castaño esa no era su primera elección; prefería el cabello rubio. Esos y otros pensamientos flotaban por su cabeza, Harry alejó esos impulsos. El chico podría ser hermoso pero primero él era un menor de edad que había huido y aunque Harry era gay era policía primero. —Entonces, ¿supongo que estás en tu último año de preparatoria? —comenzó tan suavemente como podía, arqueó una ceja cuando Louis negó con la cabeza. —Recibí la educación en casa. —le informó—. Papá culpó a la escuela de hacerme gay. —Lo último lo dijo con un estremecimiento. —Así que él me sacó y los últimos cuatro años no he estado en una escuela. —¿Hacerte gay? —Harry había oído eso antes, eso no era nuevo, y no le extrañaba que esas cosas sucedieran. Aún así le impactó oír eso de un chico tan malditamente joven. —Si, quien diría que las escuelas públicas podrían volverte chica, ¿eh? —lo dijo con una pequeña sonrisa antes de bajar la cabeza y el rubor de la vergüenza coloreara sus altos pómulos. — ¿Entonces por qué no te echó cuando tenías catorce? —Harry sabía que esa era una pregunta personal, pero realmente quería saber todo cuanto pudiera. —Intervenciones. Campamentos, asistí literalmente a todo lo que sacara lo hetero de mí. Compañeros del ejercito de mi papá me llevaban por semanas a correr, caminar, disparar, tenía que hacer todo tipo de cosas que contrarrestara lo gay. —Mierda. —Acepté, todas las intervenciones, las ordenes, la falta de vida. Mi papá estaba planeando mi futuro sin que yo tuviera ninguna elección. 
—¿Quería que entraras al ejercito? —Fuerzas especiales, como él, hasta que salió por invalidez. Tenía grandes ambiciones para mí. —Así, que claramente no estás en el ejército. ¿Qué sucedió? Louis suspiró, negó con la cabeza dudando, como si no pudiera encontrar las palabras correctas. —Me dijo en términos claros que en mi cumpleaños número dieciocho me enlistaría. No había manera de que eso sucediera. No quería eso. Quiero aprender a escribir. Escribir libros. —levantó la vista tímidamente a través de su rubio castaño y Harry vio el carácter en ellos. —¿Se lo dijiste? —realmente no estaba seguro si quería saber lo que sucedió después. —La primera vez que lo enfrenté. Le dije que yo elegiría mi propia vida. Sin importar si era gay o no, era mi vida. —Eso fue increíblemente valiente. —Eso fue increíblemente estúpido. Él mide uno noventa y dos de músculos sobre músculos. Me golpeó, y estuve fuera de la casa en menos de una hora, todo terminó con una pistola en su mano. Ellos se quedaron en silencio por un largo momento, Harry trató de ordenar las cosas en su cabeza, era un oficial de la ley en una pequeña ciudad, podía ayudar a un chico menor de edad. Louis claramente quería cambiar de tema.  —¿Entonces eres un policía? — usó el mismo estilo que Harry había usado en él, con una tímida casi nerviosa expresión en su cara antes de que bajara la cabeza de nuevo. Sintió que su corazón daba un vuelco, solo quería jalar a Louis a sus brazos y abrazarlo y decirle que estaba bien que preguntara. —Si, primer año en esta ciudad, como soy el de menor rango comienzo a trabajar mañana a las ocho de la mañana y cubro la noche de navidad y la de año nuevo, el día de acción de gracias y el cuatro de julio, pero si es buen trabajo. —Harry, ¿Te puedo hacer una pregunta? —asintió y Louis inhaló profundamente y soltó la pregunta. —¿Qué edad tienes? —Veinticuatro. Aunque no me siento de esa edad. Veinticuatro, tengo mi propia casa y aún así vengo a robarle chocolate caliente con malvaviscos a mi mamá. —Agregó, entonces le dio un guiño, dándose cuenta se disculpó cuando Louis inmediatamente se retrajo jalando sus rodillas y abrazándolas con sus brazos de una manera totalmente protectora. —Louis, lo siento, no quise decir… —Hey, no, ella es tu mamá, y ella es una mamá genial. Mi mamá solo está ahí y deja que mi papá haga lo que quiera. Ella cocina, limpia y nos tuvo a mi hermana y a mí; ese es su rol en la vida. Ni siquiera estoy seguro de que ella alguna vez me haya hecho chocolate caliente o me haya protegido de mi padre. —Lo siento mucho. 
—Honestamente, estoy terminando con ellos. Ellos no saben lo que se pierden, porque un día, voy a ser rico y famoso y me casaré con el más hermoso chico del planeta. Adoptaremos tres niños y viviremos en un rancho con caballos y perros y ellos vendrán corriendo y entonces les diré que se jodan. —La voz de Louis aumentaba de volumen en cada oración, hasta que la última majadería fue casi gritada, antes de que se diera cuenta lo que había dicho y enterrara su cabeza dentro de sus rodillas, su cara estaba de un rojo brillante. Harry se reía. —Sabes qué, Louis, dame su dirección y yo les diré que se jodan por ti. — tenía un sospechoso brillo en sus ojos y le dio a Harry una débil sonrisa, su corazón se oprimió de nuevo. —Gracias. Ambos oyeron un ruido en la puerta y sintieron una ráfaga de aire frio, que le recordó a Louis lo que le esperaba esa noche. Harry lo vio, vio que se había puesto pálido y se preguntó qué pasaba por su cabeza. Parecía perdido en sus pensamientos. —¿Hazza? —Harry vio a Louis tensarse cuando Gemma entró al cuarto, dejando los guantes y bufanda por todos lados y su brillante abrigo verde cayendo a sus pies. Harry revisó el reloj. —Dos-quince, Gem, y no me llames Hazza —dijo, viendo fijamente de nuevo el reloj. Ella tuvo la decencia de ruborizarse y levantar su abrigo probablemente se dio cuenta que antagonizar con su hermano mayor o su mamá no iba a contrarrestar los efectos de romper el toque de queda. —¿Quién es tu nuevo amigo, Hazza? —Suficiente con lo de Hazza, y él es Louis, es nuestro huésped. —Ella movió la mano en un hola y le dijo ‘Hey’ antes de decir que estaba lista para ir a la cama y seguir por el pasillo. —¿Ella estará en problemas? —Louis le preguntó cuidadosamente, sus ojos se abrieron más cuando Harry se rio. —No, Mamá dice que ella no será tan afortunada con un hermano policía, porque si ella quiebra el toque de queda una vez más entonces me pedirá que arreste a su novio. —Oh. —Louis se oía tan malditamente serio y preocupado que Harry sintió que debería aclararle que su mamá solo estaba bromeando. —No sé qué pasa por tu loca cabeza, pero eso aquí se le llama broma, Relájate. —Oh. —repitió. Sonrojándose de nuevo. Él animó a Louis a subir las escaleras, después de eso, explicándole. —No significa que me perderé el desayuno de navidad o el abrir los regalos pero necesito estar despierto a las seis. —Uh huh. —¿Estarás bien en este cuarto, solo? —Revisó con ojo crítico el rededor del viejo cuarto de su hermano mayor, enfocándose en los muebles y los poster, los trofeos que su mamá seguía manteniendo tal cual como los había dejado, las cajas en la esquina para la beneficencia, y se preguntaba qué pensaría Louis al ver eso. —No es mucho—, comenzó, pero él no logró decir más cuando lo interrumpió. 
—Es asombroso —dijo, se oía animado y agradecido. Él envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo abrazándose a sí mismo. —Es una cama. La emoción de Louis era contagiosa, como la de un niño en la mañana de navidad. Harry sonrió cálidamente. Por primera vez desde que estaba en su nuevo trabajo como policía de la ciudad, él sentía que estaba haciendo una diferencia en la vida de alguien. No descontaba el encontrar el perro de alguien, y el mediar en las disputas de vecinos, pero el tener a Louis ahí y ver las chispas en los inocentes ojos de quien había perdido a su familia… bueno eso hacía que se sintiera muy bien. —Duerme bien. —Él empezó a alejarse entonces en un impulso se giró y jaló a Louis para un rápido abrazo. Lo soltó rápidamente y dejó el cuarto, diciendo, —Feliz navidad— y cerró la puerta. 
Louis se quedó de pie. Inmóvil. Él envolvió los brazos alrededor de sí mismo, el cálido toque de Harry sorpresivamente le hizo sonreír como un idiota. Se dejó la ropa puesta, esa lección la había aprendido en las calles, subió a la cama y se acurrucó con su corazón miles de veces más ligero. Ese podría ser el mayor giro de la historia de la navidad, del banco de la iglesia a una cálida casa y una familia en el espacio de dos horas. Ni siquiera le importaba que fuera por solo una noche. Eso era un milagro de Navidad. 

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Muy corto, lo se  The Homeless Boy  |Larry Stylinson| 3305821808  pero actualice rapido, mañana si tienen surte subo otro cap.. comenten que les pareció  :cosi:  bye :3 Belén
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Mensaje por MajooSancheezz Vie 14 Mar 2014, 7:51 pm

Awww Harry es tan tierno.
Louis sera su tipo muy pronto...
harry tops, perdon pero amo harry tops
Me dio un poco de risa este cap jaja.
Louis pronto se acostumbrara.
Siguela pronto!!
MajooSancheezz
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Mensaje por Larry Love*¥ou&I* Vie 14 Mar 2014, 10:21 pm

Me gusto mucho y yo también amo harry tops sigueee
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Mensaje por Kivani Sáb 15 Mar 2014, 6:38 am

aaaawww, lindo capitulo!!, me encanta el Louis inocente :D
Siguela pronto!!!!!
bye bye
Kivani
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Mensaje por Frank. Lun 17 Mar 2014, 6:42 pm

Hola de nuevo, vuelvo con otro capitulo,  :eaea: (amo esos emoticones, se que pierde la seriedad, pero no puedo evitarlo) gracias por sus comentarios, como siempre les voy a dedicar el capitulo a: Majo, love@1D y Karina por sus comentarios. 
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CAPITULO 3



Niall bajó los escalones de a tres, llegando al suelo de madera y deslizándose hacia la puerta del frente. No es que tuviera prisa para contestar la puerta a las seis de la mañana del día de navidad, pero era como si toda su vida el estuviera a alta velocidad. —Voy —gritó, esquivando a Alice, que estaba en el vestíbulo con un colorido paquete en sus manos y abrió la puerta del frente. Parpadeó ante el hombre parado frente a la puerta, su mejor amigo desde que tenía quince, en su uniforme y viéndose serio y helado. Rápidamente Niall lo hizo pasar al interior y cerró la puerta y vio a su amigo quitarse la nieve de su traje de policía y sus botas. —Niall, ¿tienes un minuto? —Hey, Harry. ¿Visita oficial? —esa era la usual pregunta, una especie de broma cuando Harry llegaba a la puerta en uniforme. Ahora estaba esperando la respuesta usual, usualmente algo sobre la línea de crímenes contra la gente Irlandesa. Eso era porque Niall llego de Irlanda siendo un adolescente, y haciendo a Harry su mejor amigo. En lugar de eso, solo negó con la cabeza y Niall hizo una pausa. Su amigo se veía malditamente serio, y algo hizo que viera a su novia, Alice, para que se le uniera, tratando de sostener a su inquieta hija para que le diera un saludo de navidad al tío Harry. —¿Necesitas un abogado en la estación? —Niall preguntó cautelosamente. Él no había sido llamado a la estación por su capacidad oficial antes. Su trabajo se trataba casi siempre con cuestiones de tierras y testamentos no había mucha demanda de abogados criminalistas en Holmes Chapel. Cuando su amigo no respondió inmediatamente, pensó que quizás era a Alice quien Harry necesitaba. Ella era la doctora de la ciudad desde que su padre se retiró hacía ya cuatro años ¿Quizás era a ella a quien necesitaba Harry?  Negó con la cabeza. —Solo necesito algo de ayuda —comenzó— Anoche conteste una llamada en San Margaret, alguien vio a un chico rondando el cementerio y cuando fui ahí… —Hizo una pausa. Todo eso con Louis no era exactamente oficial; ni siquiera había reportado que lo había encontrado para que apareciera en el registro administrativo. —Había un chico, como de diecisiete años, huesudo, exhausto. Lo llevé a la casa conmigo, bueno a la de mamá. —¿Necesitas que vaya a verlo? —Alice inmediatamente preguntó, y Harry sonrió. Eso era la confianza que tenía en sus amigos, ella ni siquiera se detuvo a preguntar por qué había llevo a un extraño a la casa familiar. Además de eso, era el día de navidad, no estaba de guardia y sostenía a su hija Emilie en sus brazos. No creía que pudiera quererlos más. Niall por otro lado frunció el ceño, claramente enfocado en la parte que había un extraño en su casa. Harry podía ver eso.
—Quizás después, pero por el momento solo parecía exhausto y realmente, malditamente hambriento. —¿No tenía signos de hipotermia? —Alice preguntó, entrando a su modo de doctor, pero todo lo que Harry pudo hacer fue encogerse de hombros y verla avergonzado. Ni siquiera estaba seguro de ser consciente de los síntomas de hipotermia. Ella continuó —¿Viste alguna incoordinación? Quiero decir que caminara con dificultad, que hablara con dificultad. Que se quejara. Mostraba cualquiera de estos signos, eso puede indicar una gradual reducción de su coordinación muscular y de movimiento, y puede caer a un nivel de inconsciencia. Harry parpadeó y negó con la cabeza. —¿Incoordinación? No, nada tan serio como eso. Quizás su coordinación era un poco torpe pero estaba helado y cansado y él se comió la sopa de mamá como si no hubiera un mañana. Alice asintió, dejó a la inquieta Emilie en el suelo y se enderezó. —Bueno, estaré aquí si me necesitan. Quiero decir, necesito ir a revisar a los Redford un poco más tarde. Emma esta de turno mañana, así que puedo ir. —Harry sonrió agradecidamente, sabiendo que se sentiría mejor si Alice pudiera revisar a su joven visitante, aunque fuera solo una ojeada. Había otra razón por la que él había ido, y tenía que ver con el hecho de que Niall era más bajo que el.
—Otra cosa, necesito tu horrible suéter, hombre. —Niall abrió más los ojos. El suéter de navidad era una leyenda. Era un suéter tejido a mano con mucho amor por la formidable señora Horan, la mamá de Niall, lo tejía durante el año y lo envolvía con mucho cuidado para que su hijo lo abriera el día de navidad. —¿Mi suéter? —Harry casi se ríe al ver la cara de completa indignación en la cara del rubio. —Y algunos jeans, si puedes separarte de ellos. —Niall parpadeo con un regular ¿huh? en su cara. —Él es mas bajo que yo, hombre —Harry explicó, levantando la mano señalando la altura aproximada y esperó a que Niall hiciera la conexión. Fue Alice la que desapareció dentro del cuarto de lavandería, saliendo con unos jeans limpios, dos camisas y el feo suéter del año pasado. Ella se los dio a y fue hacia el árbol de navidad, recorriendo algunos de los muchos regalos que estaban apilados bajo el árbol. Con una repentina exclamación levantó algunos y llevó los paquetes a los brazos de Harry. —El feo suéter de este año —ella comenzó a hacer una lista. —algunas pequeñas cosas, calcetines de navidad y unos boxers de santa. —Ella miró hacia Niall brevemente, quien estaba desconcertado al ver que sus regalos de navidad desaparecían de debajo del árbol. —Gracias, Ali. —Harry la jaló con una mano y le dio un abrazo, la ropa se aplastó entre ellos y entonces se dirigió a la puerta del frente. —Cuídate. —Harry sabía por su voz que estaba lleno de preguntas y preocupación, pero el  claramente no estaba listo para contestarlas.—¿Vienen mañana? —le preguntó a su amigo mientras se iba. —No me lo perdería, hombre —Niall contestó, colocando su brazo alrededor de su esposa mientras Harry bajaba los escalones y cerraba la puerta detrás de él. —Gracias, bebé. —Alice lo abrazó fuertemente. —Mis regalos, Ali… —Niall no pudo evitar que la decepción se filtrara en su voz. Por cualquiera que fuera la razón, realmente no iba a recibir muchos regalos ahora que era papá. Ella solo se rió y acomodó su cabeza bajo el mentón de él. —Te debo uno. —Niall vio sobre la cabeza de su esposa a la pequeña Emilie que estaba a centímetros de sus regalos bajo el árbol. —Te lo recordare.
El frio le golpeó la cara y levantó el cuello de su abrigo estremeciéndose ante el helado aire. Deseaba poder explicarle a Niall, pero él no entendía completamente por qué había llevado a Louis a la casa de su familia, ¿Entonces como diablos iba a explicárselo a su mejor amigo? Necesitaba regresar, llevar la ropa y revisar a su mamá y asegurarse de que Louis estuviera bien. Tomó una profunda respiración de aire helado y comenzó a caminar. Parecía que era el único idiota que estaba afuera tan temprano el día de navidad. Eso era hermoso. Su ciudad estaba cubierta de blanca nieve, el hielo cubría las ventanas adornadas con luces multicolores, y se veía el árbol a través de las ventanas, era una hermosa imagen. Eso era por lo que se había quedado, porque con su grado universitario en su mano él había elegido quedarse en casa y trabajar en el pequeño departamento de policía cuando podría haberle ido mejor en ciudades mas grandes. Harry nunca se cuestionaba eso, solo siguió a su corazón. Holmes Chapel, era su ciudad, y él quería ser parte de la historia que se tejía en ella. Hasta de la calle principal y las tiendas, o del señor Perkins quien estaba cerca de los noventa; El señor P, mantenía sentado en una banca en las afueras de su tienda, dispensando sabiduría desde el fondo de una botella de whisky. Cuando él estuvo de regreso en casa, Louis seguía dormido y su mamá y Gemma estaban acurrucadas en el sofá con su desayuno. Ambas ayudaron a Harry a envolver los regalos. —¿Quién es él, Hazza? —Gemma preguntó suavemente. —Harry, no Hazza —automáticamente replicó. —Y su nombre es
Louis Tomlinson. Él será un niño fugitivo hasta el veintisiete que cumple dieciocho años. —¿Por qué huyo? ¿Lo sabes? —Al parecer por la homofobia de sus padres. No sé mucho, pero él necesitaba un lugar donde quedarse. Gemma entrecerró los ojos brevemente. —Puedo cambiar las etiquetas de algunos de tus regalos —ella dijo rápidamente. —Son solo pequeñas cosas, pero si él se va a quedar… —Su voz se apagó cuando jaló a su pequeña hermana a un gran abrazo. —Gracias, Gem —simplemente dijo, apretándola fuerte antes de liberarla. —Niall donó también algunos, o más bien Alice donó algunas cosas de Niall. Gemma levantó el brillante suéter rojo con un mono de nieve al frente, de la pila de ropa que Harry trajo de su amigo. —Oh, mi Dios —ella resopló. —Ella te donó el horrible suéter del año pasado. Harry le indicó el paquete bajo el árbol, el largo y sospechosamente suave paquete. —Y el de este año —lo señaló antes de reírse divertido. Su mamá, estaba en total modo de mamá, levantó los jeans que Niall había donado, vio la cintura y recordó al chico que dormía arriba en el cuarto extra. Incluso aunque Niall parecía ser tan alto como él, la cintura era grande. —Pásame mi costurero, Harry. —Su mamá le pidió enderezándose en el sofá, y él pensó que ella estaba pensando qué tanto tendría que alterar la gruesa y difícil de manejar tela de jean. Ella le dio las gracias cuando tomó la caja de madera que contenía botones, hilos y agujas de todos los tamaños. Gemma sostuvo tela  mientras su mamá comenzaba a ajustar el material y Harry sonrió por el empeño de ambas. —Él es hermoso, ¿no es así Harry? Todos esos ángulos y esos asombrosos ojos —Gemma comentó cuidadosamente, viéndolo con ojos de inocencia— y todo ese largo, suave y castaño  cabello que enmarca su cara.

Y su sonrisa, Harry pensó para sí mismo, una sonrisa que a pesar de ser tímida e insegura dejaba entrever lo que Louis podría sonreír si lo intentara de verdad. Era tan triste ver que ese niño se viera tan preocupado y nervioso casi como un perro pateado. —No me fijé. —Negó rápidamente cuando su malcriada hermana le sonreía. —Tengo que regresar, Mamá. Heggerty dice que la cerca se cayó en casi una cuarta, y Jeremiah dice que el ganado sin marcar se mezcló con el suyo y que no es el de Heggerty. —¿Puedes regresar para la cena, Harry? Tu hermano estará aquí a las doce. —Estaré aquí, mamá, lo prometo, y… —Señaló hacia las escaleras con un movimiento de la cabeza. —Si me necesitas para cualquier cosa… —Ve, Oficial Styles. —Su madre sonrió. —Ve y mantén la paz. 

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Otra vez corto :c pero tenia que cortarlo justo ahi, los próximos capítulos ya empieza lo interesante. MAÑANA actualizo. c: nos leemos pronto. Belén 
Cualquier duda les dejo mi twitter @IchbinBelen
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Mensaje por I'mLarryShipper Lun 17 Mar 2014, 7:18 pm

ME ENCANTAAAA!
Gracias por adaptar este libro!
Harry y su familia son muuuy tiernos con Louis, los amo.
Ya quiero que sea mañana para leer los capítulos interesantes, 
aunque el principio también me pareció re interesante.
Ya quiero que sea mañana  🍌 
Saludos :hug:
I'mLarryShipper
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Mensaje por Larry Love*¥ou&I* Lun 17 Mar 2014, 9:40 pm

Ola,me gusto mucho
Personalmente todo me a paresido interesante jeje
Me gusta mucho que todos sean lindos con luchó,por que el a sufrido mucho
Gracias por el capi,
Espero con ansias el siguiente
Xxx besos
Larry Love*¥ou&I*
Larry Love*¥ou&I*


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Mensaje por MajooSancheezz Lun 17 Mar 2014, 10:42 pm

Siguela, esta muy interesante.
Harry y su familia son muy tiernos
Y niall gracias que dono ropa. Pero Louis es como por decir, mas curvilineo. jaja
Siguela pronto !! :p
MajooSancheezz
MajooSancheezz


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Mensaje por Rebeca. Lun 17 Mar 2014, 10:53 pm

Yo esta ya me la habia leido pero Harry siendo el echado y Louis el policia, espero continues la adaptacion porque la otra escritora me dejo con la intriga y ganas de mas...
Siguela pronto.
Rebeca.
Rebeca.


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Mensaje por Frank. Mar 18 Mar 2014, 7:12 pm

Lo prometido es deuda, asi que aqui esta el capitulo de THB  :aah:  gracias por sus comentarios  The Homeless Boy  |Larry Stylinson| 1608199403 

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CAPITULO 4
Louis no se había movido de la cama, ni un centímetro, se había acostumbrado a no rodarse ni moverse o se caería por el borde de la banca o del escalón en donde durmiera. Ahora su sueño estaba marcado por esa falta de movimientos, dentro de la limpia y ordenada manta alrededor de él. Había sido un largo viaje desde Doncaster hasta aquí, donde fuera que fuera aquí: viaje en autobús y tren hasta donde le alcanzó el dinero, que era muy poco lo que tenía con él, hasta que tomó el tren a esa pequeña ciudad de la que ni siquiera sabía el nombre Esta era lo opuesto de la ciudad suburbana donde estaba su casa. Una plaza, una tienda de conveniencia, tres semáforos, una escuela del cuarto del tamaño de la que fue la suya hasta los trece años. Había tenido una extraña sensación mientras caminaba aquí con el policía, su piel se erizó por la necesidad de correr al mismo tiempo que se dio cuenta que no había ningún lugar a donde correr.
Había evitado conversaciones personales con todo el mundo, hasta el policía de ayer. Había logrado evitar que alguien lo viera permaneciendo literalmente escondido en el cementerio hasta la víspera de la navidad, en que los feligreses salieron de la iglesia riéndose, los secretos de navidad, gritos, familias y todo lo que él no tenía. Sus navidades sin duda no habían estado llenas de risas y regalos. Ellos solo se habían centrado en lo que la gente pesara de ellos. Vestirse con trajes que no fueran demasiados justos, o demasiados cortos o demasiado —solo correctos—. Se sentaban a lado de su papá quien usaba su uniforme y medallas en el pecho. Había sido el primogénito de sus padres, el que estaba más dotado de dones académicos, pero no lo suficientemente atlético para los estándares de su padre. Su padre podría decir que el estaría ‘bien’ si solo pudiera aprender como jugar al futbol o al basquetbol, o realmente a cualquier cosa. Habían sido las grandes esperanzas de su padre. Su papá era un sargento de las fuerzas especiales que quería que su hijo siguiera sus pasos y entrara al servicio de su país. Nunca escuchó cuando Louis le dijo que él quería ser escritor y le decía y a todo el mundo exactamente lo que Louis haría con su vida. Esa tendencia nunca fallaba en navidad, cuando la familia entera se mostraba en su anual visita a la iglesia. Este es mi hijo. Él está planeando seguir mis pasos en el ejército y sí, estamos orgullosos de eso. Abrió los ojos cuidadosamente. No hubo su usual desorientación al oír sirenas ni otros discordantes ruidos, solo la paz de una tranquila casa y el calor de sabanas y cobertores. Se sentó cuidadosamente, su cuello estaba tenso y sus ojos le ardia por la falta de sueño, se preguntaba qué se suponía que seguía ahora y lo fácil que podría ser huir. Mientras se movía se dio cuenta que había algo pesado a sus pies, y vio los jeans, una camisa y un suéter rojo y asumió que lo habían dejado para él. Estaba ligeramente desconcertado de que alguien, Harry él suponía, hubiera entrado al cuarto sin que él despertara. Eso había estado mal. Debería de haber mantenido la guardia, salió de la cama y tomó la ropa que habían dejado. Eran unos jeans lo suficientemente largos para él, una camisa muy holgada y —Jesús— ese era un esponjado, suave, y completamente feo suéter térmico de navidad. Abrió cuidadosamente la puerta hacia el pasillo vacío y rápidamente se dirigió hacia el cuarto de baño, aprovechando el cepillo de dientes que le habían dejado y el jabón y el agua caliente. Era bueno sentirse limpio. Había pasado mucho tiempo. Resolvió que encontrándose donde se encontrara, era un cálido lugar, no más dormir en las calles. Había encontrado un, de algún tipo, amable albergue. Bajó las escaleras. La casa parecía muy tranquila para ser el día de navidad, y se preguntó si todo el mundo se habría ido a la iglesia. Cuando Louis pensó en eso, pensó que sería extraño que la familia dejara a un total extraño solo en su casa. Extraño o confiado. —Hola. —Louis se giró, y se apoyó en la pared trastabillando cuando sus piernas se enredaron. —Lo siento— la voz agregó, y parpadeó ante la joven mujer parada frente a él, tratando de recordar su nombre. ¿ Gea? ¿Geena? ¿Gemma? —Está bien —Louis dijo tranquilamente, acercándose a la pared hasta que se apoyó en ella, preguntándose cómo podía estar tan nervioso ante la delgada adolescente frente a él. —¿Encontraste la ropa? —Ella sonrió divertida, indicando el suéter rojo con el mono de nieve. Louis  vio hacia abajo para ver el suéter que usaba, repentinamente quería defenderse.
—Harry tiene un amigo extrañamente casi de tu altura —ella dijo —como tú, no que tú seas extraño. Err… —las palabras de Gemma disminuyeron. —Está bien —Louis le aseguró rápidamente. —Necesitas café, o quizás cereal —ella aseguró y se movió hacia la cocina. Revisó varios gabinetes antes de sacar unos tazones y varias marcas de cereal. —A Harry le gustan estas cosas —ella dijo, dejando un tipo de cereal de granola en la mesa y un cartón de leche. —Y estas me gustan a mí. —Ella dijo, agregando una caja de brillantes colores a la pila. Louis solo asintió, tímidamente y tomó la caja de Lucky Charms y le dio una tranquila sonrisa a la chica con la que compartía su amor por una dosis alta de azúcar en la mañana. Ella tomó el resto de las cajas de cereales que Louis no había escogido y cerró los gabinetes. —Solo espero que sea Harry el que abra este gabinete solo para verle la cara cuando los pedacitos de su granola le caigan encima. Eso sería tan genial. —Ella se sentó en la silla opuesta a la de Louis, viendo como él comía. Por primera vez en semanas, no se sentía extraño de que alguien lo viera.
La madre de Harry, Anne, entró en la cocina, con un teléfono atrapado entre el cuello y el hombro, con una gran caja en sus manos y saliendo palabras de su boca en un torrente de instrucciones. —Es la caja roja, no la verde. —Ella vacío el contenido de la caja en la mesa. —No… hijo, no… está bien si, y no te apures, sé que solo es un corto viaje… está bien… no… la nieve… —Louis medio escuchaba y encontró divertida la voz de la mamá del policía, con un brillo de exasperación en sus ojos. Su otro hijo era obviamente menos tendiente a seguir las instrucciones. —¿Has escrito las instrucciones? —Riéndose, ella revisó el contenido de la caja entre la pila de cajas de regalos y listones y entonces terminó la llamada. —Buenos días, Louis, ¿dormiste bien? El parpadeó ante el rápido cambio de tema y se levantó de su asiento, sus Lucky Charms estaban a medio comer. —Gracias, señora, si, lo hice. —Bien, siéntate, termina tu desayuno, cariño. —Ella comenzó a revisar las cajas, sacando pequeñas cajas, bolsas de papel, etiquetas, papel y listones y Louis no dudó en llevarse otra cucharada de cereal a la boca. Necesitaba recuperarse antes de irse. Realmente no podía aprovecharse de su cambio de suerte por más tiempo. Necesitaba llenarse de comida, tomar sus cosas, dar las gracias e irse. Por su propia decisión antes de que le dijeran que se fuera. Louis finalmente se puso de pie pasando entre ella mientras murmuraba 'gracias', subiendo la escalera como si hubiera un incendio y ella solo lo vio irse.
La puerta del frente se abrió y se cerró, y Harry estaba sacudiéndose la nieve de sus pies mientras Louis bajaba las escaleras con un bulto de ropa en sus manos, su delgada chaqueta colgando de sus hombros. Se detuvo al ver con cautela a Harry.
—¿Louis? —Anne le preguntó cuidadosamente. —No puedes irte, cariño. —Sus palabras fueron tranquilas, pero el reaccionó rápidamente. Había una chispa de desafío en Louis. Desafío y miedo.—Tu… tú no puedes hacer que me quede —murmuró. Harry se quedó de pie entre él y la puerta. —Puedo —Harry dijo simplemente, doblando sus brazos. No agregó nada acerca de arrestalo, pero era algo tácito. Él lo vio autoritariamente hasta que Anne le palmeó la cabeza. —Harry Edward Styles, no vas a obligar a Louis a quedarse. El está invitado a quedarse a la cena de navidad, y es libre de irse en cualquier momento. —¿Cena de navidad? —Louis preguntó, en lo que esperaba que fuera lo menos patética su esperanzada voz, seguía en el pasillo con las posesiones de su vida en sus brazos. —Toma tu ropa y sube las escaleras. Harry puede darte una maleta cuando te vayas, y vuelve a bajar. —Ella aplaudió con las manos. —y los regalos. El corazón de Louis se hundió. Genial. Él sabía que no tenía que corresponder y ahora él sabía lo que quería. Él iba a estar viendo a los otros abrir los regalos. Regalos envueltos con amor. No libros acerca del ejército, o libros escolares sino regalos divertidos, cosas que él deseó recibir a los cinco, a los diez y a los quince, cosas que él se dio cuenta que nunca recibiría. La puerta del frente se abrió de nuevo. Harry se movió de su lugar de perro guardián.

Louis identificó un camino por el cual podría irse, más allá de la mamá de Harry, más allá del hombre, la mujer en el umbral de la puerta, más allá de la nieve y la libertad más allá. Congelado un momento, vio a Harry viéndolo directamente, la curiosidad estaba escrita en los ojos avellana, preocupado en gran parte para que aceptara. Louis recordó el abrazo de Harry la noche anterior. Y tomó una decisión, posiblemente la única decisión que él realmente había hecho por sí mismo y subió las escaleras de regreso a la habitación. Sintió los ojos del rizado sobre él todo el camino de regreso arriba por las escaleras. 




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Cualquier duda, mi twitter, AQUI, y espero sus comentarios asi me alientan a seguir adaptando esta hermosa novela. besos  :lovely: Belén.


Última edición por Frank. el Miér 19 Mar 2014, 3:38 pm, editado 1 vez
Frank.
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