whiskey princess, drink me under.

—Guau...— la chica sonrió con confianza al ver la mandíbula desencajada del rubio— ¿Te dolió?
—¿Disculpa?
—Pregunto que si te dolió al caer del cielo, con esa belleza de ángel no puedes venir de otra parte.
—La verdad es que no. Pero, te contaré un secreto: — acercó sus labios a su oído— lo cierto es que sí que me arañé un poco la rodilla al subir de los confines del infierno.
Y se fue caminando como la diosa que había demostrado ser en aquellos escasos segundos.

—No me puedo creer que vayamos a ver Piratas del Caribe otra vez— exclamó la chica, apoyándose en el estómago de Will e intentando hacer el menor contacto posible con la cama llena de manchas de dios sabía qué
—Podríamos hacer otras cosas, que hoy me traes una falda muy cortita, Kels—. Levantó las cejas en un gesto sugestivo.
—Sinceramente, si sigues así lo único que vas a conseguir follarte es tu mano— se burló ella.
—Calla, petarda, que empieza la película.

Cuando Kyana encendió la luz de su habitación, no pudo más que dar un salto. Ahí estaba su compañera de habitación, Moon, con los cascos puestos y la luz apagada viendo desde su ordenador una serie, muy concentrada.
—Para no ser una Cullen, se te da bastante bien vivir en las tinieblas y no salir de tu cueva a no ser que tengas hambre.
—¡No digas una palabra más! Klaus acaba de coger a su hija por primera vez— la hawaiana rio ante lo absurdo de la situación.
—Sabes que no son reales, ¿verdad?— Moon paró su ordenador y la miró directamente a los ojos, quitándose un casco para dar más énfasis.
—¿Y nosotras sí? ¿Qué consideras tú real? ¿Qué delgada línea ha impuesto tu cerebro que diferencie lo real de lo increíble? ¿Estás aquí ahora mismo o es solo una ilusión?— replicó la chica con una sonrisa.
Mierda. Kyana había ido a meterse con una estudiante de literatura con especialidad en filosofía y encima hormonada por un par de tíos buenos y un bebé.