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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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harriet. || louis tomlinson.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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1, 2, 3, 4
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Winter. Sáb 26 Oct 2013, 1:08 pm
Oh my Harreh!Superhuman. escribió:¡Oh My Bieber!
AME el Prologo...!Enserio, me causa escalofriostu nove.Soy adicta a ella...:calor:Tienes que Seguirla*-**Beshos*:sersi:Pd: Harriet, me encanta ese nombre:3
Me alegro de qye haya gustado el prólogo:3
Mi objetivo es que ls dé escalofrios mi novela
Subo el cap si la última lectora que falta comenta.
Besos.
PD: Yo tambien amo el nombre.
Winter.
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Elisama Black Sáb 26 Oct 2013, 1:11 pm
Omg dashjekla es tan dklsahjeklae me explico? ah,
Es algo así como... PERFECTA!!
El nombre de Harriet me recuerda a Harry :OOO, hermoso nombre por cierto :(L): :(L): .
Síguela lo más pronto que puedas *uuu*
Es algo así como... PERFECTA!!
El nombre de Harriet me recuerda a Harry :OOO, hermoso nombre por cierto :(L): :(L): .
Síguela lo más pronto que puedas *uuu*
Elisama Black
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Winter. Sáb 26 Oct 2013, 1:13 pm
Really?Elisama Black escribió:Omg dashjekla es tan dklsahjeklae me explico? ah,
Es algo así como... PERFECTA!!
El nombre de Harriet me recuerda a Harry :OOO, hermoso nombre por cierto :(L): :(L): .
Síguela lo más pronto que puedas *uuu*
Me alegro tanto!
Llevo esperando unas dos semanaa para subir el tema
Es el femenino de Harry*-* El nombre más hermoso de la historia.
Acabo el cap y lo subo.
Winter.
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Winter. Sáb 26 Oct 2013, 4:30 pm
Chaper One
✯By 'Mily.♡
Coma de Harriet.
1 de Noviembre del 2OO9.
1 de Noviembre del 2OO9.
Coma:Estado de pérdida de conciencia en el que el sujeto sueña con algo mientras permanece dormido.
Hace frío, puedo notar como mis labios tornan de rojos a morados y mi piel blanca luce más pálida que de constumbre. Mis manos agarran con fuerza mi vestido, con la intención de que la parte de delante se manche por la nieve y que tropiece hacía delante. ¿Estoy muerta? Me pregunto a mi misma, contemplando las ramas desnudas de los árboles que me rodean y la nieve blanca del suelo. No se escuchan pájaros, ni hay ningún ser vivo que se aprecie a aparecer.
Sigo andando, y siento como la brisa invernal acaricia mis tobillos, y mi melena negra cae rizada sobre mi espalda. Trago saliva y sigo hacía delante, sin todavía fijar un rumbo sólido. Lo único que se escucha es el crugir de la nieve, cuando hundo mi pie para avanzar entre el paraíso invernal. Me gusta éste sitio.
Es un bosque, recubierto de dulce nieve blanca y varios árboles desnudos, que observan mi camino. Todo está ambientado por una embrujadora luz azulada, que me engaña pensando que los únicos colores que existen son el blanco, negro y el azul oscuro. Hay un lago, el cual no tiene fondo. Un escalofrío recorre mi espalda, erizándome los pelos de los brazos y encogiendo mi estómago.
Me acerco al lago, el cual es más oscuro de lo que yo pensaba, y me inclinó hacía él donde observo mi reflejo con sorpresa. Mi piel es cándida, y mis labios son de un bonito lila claro, como el de los muertos. El pelo cae hacía delante, en un tono negro como la noche, destacando mis ojos azules claros, que se clavan en los de mi reflejo. Un collar cuelga de mi cuello, con un medallón.
Éste tiene por detrás la inscripcción: 31.1O.09. Arrugo la nariz, cuando un trozo de cabello toca el agua, y ésta luce negra, y comienza a absorverme. No grito, ni forzajeo, simplemente me permito llevar, cerrando los ojos y deleitandome de la nieve sobre mis manos. Tomo una profunda bocanada, dos segundos antes de que mi cabeza se hunda en el agua y con ella, mi cuerpo.
Hace frío, puedo notar como mis labios tornan de rojos a morados y mi piel blanca luce más pálida que de constumbre. Mis manos agarran con fuerza mi vestido, con la intención de que la parte de delante se manche por la nieve y que tropiece hacía delante. ¿Estoy muerta? Me pregunto a mi misma, contemplando las ramas desnudas de los árboles que me rodean y la nieve blanca del suelo. No se escuchan pájaros, ni hay ningún ser vivo que se aprecie a aparecer.
Sigo andando, y siento como la brisa invernal acaricia mis tobillos, y mi melena negra cae rizada sobre mi espalda. Trago saliva y sigo hacía delante, sin todavía fijar un rumbo sólido. Lo único que se escucha es el crugir de la nieve, cuando hundo mi pie para avanzar entre el paraíso invernal. Me gusta éste sitio.
Es un bosque, recubierto de dulce nieve blanca y varios árboles desnudos, que observan mi camino. Todo está ambientado por una embrujadora luz azulada, que me engaña pensando que los únicos colores que existen son el blanco, negro y el azul oscuro. Hay un lago, el cual no tiene fondo. Un escalofrío recorre mi espalda, erizándome los pelos de los brazos y encogiendo mi estómago.
Me acerco al lago, el cual es más oscuro de lo que yo pensaba, y me inclinó hacía él donde observo mi reflejo con sorpresa. Mi piel es cándida, y mis labios son de un bonito lila claro, como el de los muertos. El pelo cae hacía delante, en un tono negro como la noche, destacando mis ojos azules claros, que se clavan en los de mi reflejo. Un collar cuelga de mi cuello, con un medallón.
Éste tiene por detrás la inscripcción: 31.1O.09. Arrugo la nariz, cuando un trozo de cabello toca el agua, y ésta luce negra, y comienza a absorverme. No grito, ni forzajeo, simplemente me permito llevar, cerrando los ojos y deleitandome de la nieve sobre mis manos. Tomo una profunda bocanada, dos segundos antes de que mi cabeza se hunda en el agua y con ella, mi cuerpo.
×××
Estiro la mano, hacía la superficie, y noto la corriente en la palma y la piel. Empiezo a emergir del agua, lentamente, hasta estar de pie en la superficie.
Tomo una profunda bocanada de aire fresco, y poco a poco voy recobrando la vista, hasta poder divisar la nieve blanca y los árboles. Hay una cabaña, cerca. Miro con precaución el agua y mis pies blancos. ¿Dónde he perdido mis bailarinas? Aprieto los labios, y ando hacía la orilla, sin poder creerme que ando por el agua sin mojarme. Sigo sintiéndome helada.
Hundo los dedos de mis pies en la nieve, y contemplo ensimismada el encanto invernal de este lado del bosque. Aquí los pájaros cantan, y se puede sentir sobre mis hombros la luz fugitiva del sol, que me dá cuando las nubes se transportan en el cielo. Hay un caminito, que conduce hasta la cabaña que he nombrado antes. Tirito un poco, y miro sobre mi hombro hacía el lago. Varias ondas se mueven en el agua, simulando el reflejo en movimiento de todo lo que llega a su alcance.
Regreso la vista al frente y me dirigo a la cabaña, con la intención de encontrar a alguien que me pueda dar explicaciones a las preguntas que se forman en mi cabeza, con mucha facilidad, y me hacen sentir un fuerte dolor en las sienes. No recuerdo nada del pasado tan solamente un fuerte dolor en el pecho, y el eco de unas palabras que no logro recordar con exactitud.
El camino es corto, y cuando quiero darme cuenta ya me encuentro frente a la puerta. Cuelgan unas flores, con los petalos abiertos de color blanco y tallos verdes y finos, que no tardo en reconocer como lírios. Hermosos lirios blancos. Estiro una mano hacía una de las flores, y mi yema del índice toca suavemente el pétalo. Sigue suave, a pesar de que éste cubierto de una fina capa de hielo. La puerta se abre silenciosamente, dejándome divisar un poco del interior. Distingo una lámpara alta, y un abrigo de piel.
Entrecierro los ojos, y dibuto, barajeando la idea de entrar. Es una casa desconocida pero, quién sabe, a lo mejor hay comida. Humedezco mis labios, saboreando la nieve en ella y vigilo si hay personas cercs, alguien que pueda advertir mi presencia pero para mi fortuna —y desilusión— no hay nadie. Entro, sintiéndome como una intrusa —porque lo soy y nadie puede negarlo— y me dispongo a contemplar la entrada, la cual es acogedora.
Hay un perchero, donde cuelga el abrigo de piel y una cazadora negra, que huele a colonia playboy. La lámpara se encuentra al lado de una mesita, donde hay un cuenco lleno de más lirios blancos con diminutas perlas rojas que tienen dibujos en negro. No cojo ninguna, por miedo a que se rompan. Parecen frágiles. No hay llaves, ni ninguna foto que me haga saber a quién pertenece esta casa.
Sigo hacia delante, paseando por un estrecho pasillo que dá a una pequeña biblioteca. La luz se filtra por una ventana, de color cándida y débil, que ilumina los lomos que se encuentran en las estanterias de madera. Muerdo mi labio, al ver un piano de cola en una esquina, con varias partituras llenas de tinta negra. Rasco un ojo, y sigo hacía delante, mirándolo todo, como si quisiera captar cada detalle de aquel rincón acogedor. Me percato de que hay una chimenea, donde se encuentran las tristes cenizas negras que antes eran un fueo, y estrecho los ojos al fugitivo recuerdo de un fuego naranja y un chico.
Arrugo el ceño, intentando forzar mi mente, cuando algo llama mi atención. No sé que ha sido, tan solo reconozco la voz familiar de una persona, que me llama. Giro sobre mi eje, y con agitación mis ojos buscan al culpable. Me siento como una loca, al descubrir que no hay nadie. Estoy decidida a marcharme porque aunque el sitio sea acogedor, me hace sentir extraña, de una manera enfermiza. Estoy por salir, cuando algo en el escritorio me llama la atención.
No sé que ha sido, pero cuando quiero darme cuenta ya estoy delante del escritorio, contemplando la tapa de color marrón oscura. Se lee: Libro Mortuorum. No sé lo que significa pero no importa ya que lo cojo entre mis frías manos y lo abro, con la inteción de leerlo.
Tomo una profunda bocanada de aire fresco, y poco a poco voy recobrando la vista, hasta poder divisar la nieve blanca y los árboles. Hay una cabaña, cerca. Miro con precaución el agua y mis pies blancos. ¿Dónde he perdido mis bailarinas? Aprieto los labios, y ando hacía la orilla, sin poder creerme que ando por el agua sin mojarme. Sigo sintiéndome helada.
Hundo los dedos de mis pies en la nieve, y contemplo ensimismada el encanto invernal de este lado del bosque. Aquí los pájaros cantan, y se puede sentir sobre mis hombros la luz fugitiva del sol, que me dá cuando las nubes se transportan en el cielo. Hay un caminito, que conduce hasta la cabaña que he nombrado antes. Tirito un poco, y miro sobre mi hombro hacía el lago. Varias ondas se mueven en el agua, simulando el reflejo en movimiento de todo lo que llega a su alcance.
Regreso la vista al frente y me dirigo a la cabaña, con la intención de encontrar a alguien que me pueda dar explicaciones a las preguntas que se forman en mi cabeza, con mucha facilidad, y me hacen sentir un fuerte dolor en las sienes. No recuerdo nada del pasado tan solamente un fuerte dolor en el pecho, y el eco de unas palabras que no logro recordar con exactitud.
El camino es corto, y cuando quiero darme cuenta ya me encuentro frente a la puerta. Cuelgan unas flores, con los petalos abiertos de color blanco y tallos verdes y finos, que no tardo en reconocer como lírios. Hermosos lirios blancos. Estiro una mano hacía una de las flores, y mi yema del índice toca suavemente el pétalo. Sigue suave, a pesar de que éste cubierto de una fina capa de hielo. La puerta se abre silenciosamente, dejándome divisar un poco del interior. Distingo una lámpara alta, y un abrigo de piel.
Entrecierro los ojos, y dibuto, barajeando la idea de entrar. Es una casa desconocida pero, quién sabe, a lo mejor hay comida. Humedezco mis labios, saboreando la nieve en ella y vigilo si hay personas cercs, alguien que pueda advertir mi presencia pero para mi fortuna —y desilusión— no hay nadie. Entro, sintiéndome como una intrusa —porque lo soy y nadie puede negarlo— y me dispongo a contemplar la entrada, la cual es acogedora.
Hay un perchero, donde cuelga el abrigo de piel y una cazadora negra, que huele a colonia playboy. La lámpara se encuentra al lado de una mesita, donde hay un cuenco lleno de más lirios blancos con diminutas perlas rojas que tienen dibujos en negro. No cojo ninguna, por miedo a que se rompan. Parecen frágiles. No hay llaves, ni ninguna foto que me haga saber a quién pertenece esta casa.
Sigo hacia delante, paseando por un estrecho pasillo que dá a una pequeña biblioteca. La luz se filtra por una ventana, de color cándida y débil, que ilumina los lomos que se encuentran en las estanterias de madera. Muerdo mi labio, al ver un piano de cola en una esquina, con varias partituras llenas de tinta negra. Rasco un ojo, y sigo hacía delante, mirándolo todo, como si quisiera captar cada detalle de aquel rincón acogedor. Me percato de que hay una chimenea, donde se encuentran las tristes cenizas negras que antes eran un fueo, y estrecho los ojos al fugitivo recuerdo de un fuego naranja y un chico.
Arrugo el ceño, intentando forzar mi mente, cuando algo llama mi atención. No sé que ha sido, tan solo reconozco la voz familiar de una persona, que me llama. Giro sobre mi eje, y con agitación mis ojos buscan al culpable. Me siento como una loca, al descubrir que no hay nadie. Estoy decidida a marcharme porque aunque el sitio sea acogedor, me hace sentir extraña, de una manera enfermiza. Estoy por salir, cuando algo en el escritorio me llama la atención.
No sé que ha sido, pero cuando quiero darme cuenta ya estoy delante del escritorio, contemplando la tapa de color marrón oscura. Se lee: Libro Mortuorum. No sé lo que significa pero no importa ya que lo cojo entre mis frías manos y lo abro, con la inteción de leerlo.
Winter.
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Invitado Dom 27 Oct 2013, 12:39 am
Me encanto...!
¿De quien o que era el libro?
Quiero saber!
Siguela!
*Beshos*
:bye:
Invitado
Invitado
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Lucía Malik Dom 27 Oct 2013, 1:58 am
NUEVA LECTORAAA!
En serio, me enamoraste con esto, escribes tan bien...
Estoy deseando saber qué pasa en el próximo capítulo.
Síguela cuando puedas. Ah, por cierto, me llamo Lucía :D
Besitos :3
Lucía Malik
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Winter. Dom 27 Oct 2013, 2:04 am
Ñañaña, pronto lo sabrás:3Superhuman. escribió:Me encanto...!¿De quien o que era el libro?Quiero saber!Siguela!*Beshos*:bye:
La seguire cuando las lectoras que quedan comenten:D
Besis
Winter.
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Winter. Dom 27 Oct 2013, 2:06 am
Bienvenida! ;DLucía Malik escribió:NUEVA LECTORAAA!En serio, me enamoraste con esto, escribes tan bien...Estoy deseando saber qué pasa en el próximo capítulo.Síguela cuando puedas. Ah, por cierto, me llamo Lucía :DBesitos :3
Nah, no creo que sea tan genil o que escrita tan bien u.u
Seh, la seguiré cuamdo las otras lectoras comenten
Un placer Lucía, yo soy Winterpero dime como quieras.
Besos
Winter.
Re: harriet. || louis tomlinson.
por heartcore. Dom 27 Oct 2013, 4:56 am
Oh, oh. Ya me imagino lo que pondrá en el libro.
Pero en serio, ¿por qué escribes tan asdhasjkdaskdakjs? Se me hacen cortos los capítulos. 
Ni que decir tiene que: sigas, por dios, sigue. Es genial.
heartcore.
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Winter. Dom 27 Oct 2013, 1:11 pm
Qué pondrá? O.OMissNothing escribió:Oh, oh. Ya me imagino lo que pondrá en el libro.Pero en serio, ¿por qué escribes tan asdhasjkdaskdakjs? Se me hacen cortos los capítulos.Ni que decir tiene que: sigas, por dios, sigue. Es genial.
Los capitulos son cortos :cI know.
La sigo en cuanto comenten el resto de lectoras
BEsos
Winter.
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Elisama Black Dom 27 Oct 2013, 1:57 pm
Eres una muy buena escritora!
Ya quiero saber que pasa,
siguelaaaaaa:AA:
Ya quiero saber que pasa,
siguelaaaaaa:AA:
Elisama Black
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Winter. Dom 27 Oct 2013, 2:00 pm
Nah, no soy buena escritora e.e pero gracias por los animos.Elisama Black escribió:Eres una muy buena escritora!
Ya quiero saber que pasa,
siguelaaaaaa:AA:
La sigo en cuanto Lucy comenten
Winter.
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Winter. Mar 29 Oct 2013, 1:55 pm
- ABRE:
- AnuncioHola mis hermosas lectoras mías
Bien, tengo un nuevo anuncio que darles -no os asusteis, no es malo-.
Tras tres horas de intenso trabajo -y desesperación- la novela ya tiene portada.
Acá se la dejo:
Comenten y denme su opinión.
Les dejo el capítulo
Chaper Two
✯By 'Mily.♡
Coma de Harriet. Parte II.
2 de Noviembre del 2OO9.
2 de Noviembre del 2OO9.
Sueño: Estado fisiológico de autorregulación y reposo uniforme de un organismo.
Las páginas son amarillas, debido al paso del tiempo y la antiguedad que tiene, y la portada cruje. No hay índice, ni nada que pueda decirde de que trata este libro. Arrugo el ceño, al comprobar que la primera hoja no tiene escrito nada, al igual que la segunda y la tercera. No me lo creo, ¿qué clase de libro no tiene nada escrito en su interior? Cierro el libro, y le doy la vuelta, buscando algo en la contraportada pero al igual que en el interior del libro, no hay nada. Dichoso libro. Lo suelto, y me pongo en pie de la silla del escritorio, para luego girarme.
Un dolor profundo cubre mi brazo, paseándose por el tendón hasta acabar en la punta de mis dedos, dolorosamente. Dejo escapar un chillido, y me vuelvo para ver que es lo que me ha hecho daño. Me encuentro con un candelabro de plata tumbado en la superficie del escritorio y la vela azul que se encontraba, encendida. La llama debora el libro, y las hojas que también se encuentran allí. Abro los ojos, sorprendida, y contemplo el fuego rojo. Algo en mi mente me hace cosquillas, en la parte trasera, como si quisiera despertar un recuerdo pero no estoy demasiado atenta a ello, ya que temo que la biblioteca se queme.
Estiro mi brazo hacía el fuego, el cual al principio besa mi piel con fuerza, y luego se separa. Mi mano busca el libro, mientras mi vista se emborrona debido a las lágrimas que salen de mis ojos por culpa del humo del fuego que se mete en ellos. Las lágrimas estan heladas, y mueren en mis labios. Saben saladas.
Me aproximo un poco más al fuego, y también utilizo la otra mano, pero ya no siento calor y eso me extraña mucho. Por fin encuentro el libro, el cual está un poco quemado por la portada. Temo por el interior así que lo abro, y una luz dorada me dá en la cara, cegándome la vista. Los puntitos negros bañan mis ojos, cortándome la respiración y dándome de dolor de cabeza. Puedo volver a sentir como otra lágrima cálida cae por mi barbilla, hasta tocar el suelo. Tomo aire y cierro los ojos. Cuando los vuelvo a abrir, veo mejor, pero ésta vez en las páginas del libro hay escritos millones de nombres y fechas.
No puedo ni contarlos, son demasiados. Me siento ebria, una vez más, así que paso mis manos por las hojas, sintiéndolas quemadas bajo mi tacto. Los nombres aparecen en mi mente, con potencia, y yo pierdo el equilibrio hacía atrás, leyendo todo lo que hay. En mi cabeza oígo voces, distintas que hablan a la vez en diferentes idiomas. Me hacen sentir extraña. Arrugo el ceño, al ver como aquello se intensifica más, cobrando velocidad a cada segundo.
—¡Chica! —grita una voz, que me saca de la lectura.
Levanto los párpados, con los labios entreabiertos en forma de o y el pecho tieso, al igual que mi corazón. Siento calor en las mejillas, algo que me dice que lo más probable es que éste sonrojada. Humedezco mis labios, sin saber que hacer.
—Chica —me vuelve a decir la voz.
Es masculina, algo gruesa y sexy. Giro sobre mi eje, con suavidad, y creo que todo va a cámara lenta. El vestido se pega a mi piel, y el libro baila en mis manos, apesar de que esté abierto y que éstas esten firmes. Veo al chico, el cual me mira con una sonrisa algo seductora. Mi corazón vuelve a latir y el color de mi cara se vuelve más intenso. Deseo que la tierra me trague.
—¿Qué haces aquí? —me pregunta, cruzando sus tobillos.
—Yo... em... —balbuceo— no...
—No digas nada —se despega del marco de la puerta, descruzando sus tobillos y quedando recto—, encontraste la puerta abierta y decidiste entrar para ver si había alguien.
Aguardo un suspiro, y me fijo tan solo en la hermosura del chico. Él es alto, casi dos cabezas más que yo y tiene unos bonitos ojos verdes oscuros, que me contemplan con cierto aire de diversión. A lo mejor no le sorprende esta situación y se encuentra todos los días a jóvenes como yo en su casa. La idea me provoca un escalofrío. El rubio sonríe, como si me hubiera leído el pensamiento y prosigue andando, hasta quedar delante mía. Huele a nieve y noche. Su perfume me embriaga.
—Pues bien, aquí estoy, ¿qué necesitas, bella dama?
Muerdo mi labio, y susurró, sin poder reconocer mi propia voz:
—¿Quién eres?
Él sonríe. Sus dientes están torcidos, dándole el aspecto inaguantablemente hermoso de la imperfección.
—Creo que eso debería de preguntártelo yo —me sonrojo un poco más—. Aunque sopongo que todos venís por el mismo motivo —repone, cruzándose de hombros y murmurándolo para si mismo.
Frunzo el ceño, sin saber a qué se refiere.
—¿Todos? —repito, alzando la cabeza para poder contemplarle el rosto mejor.
Él baja la mirada, un poco sorprendido, como si se acabará de percatar de mi existencia. Sus ojos parecen comprensivos, pero carecen de luz. Esa luz que te estremece el cuerpo. Esa luz que suele pertenecer a los vivos.
—Soy Alex —se presenta ahora—, soy el guardián de este sitio, llamado Lacrymosa. Mi trabajo es responder a tus preguntas.
Asiento, y abro la boca, para después cerrarla rápidamente. Tengo preguntas, pero a lo mejor son demasiadas e imposibles de responder.
—Harriet —¿cuándo le he dicho mi nombre?—. Preguntame lo que quieras, para eso estoy aquí.
Me sonríe una vez más. ¿No es la tercera vez que lo hace? Me dedico a mantener su mírada verde, y me decido a formular la primera cuestión que cruza mi desordenada mente.
—¿Qué es Lacrymosa?
Él entrecierra los ojos.
—Es una especie de limbo —su voz suena suave, como si temiera que en cualquier momento mi cuerpo se desquebrajará en fragmentos de cristal—. Es un lugar para las personas, que no estan vivas.
Me pesan los braos, y mi cara pierde color. Noto como mis ojos se agrandan a cada segundo, cristalizándose a su vez. ¿Estoy muerta? Me tiemblan las piernas, ¿cómo es posible? Un click resuena en mi mente, abriendo una caja de recuerdos escondidos en mi interior. Las imagenes de una fiesta de Halloween brillan en mi mente, sucedidas por la tétrica imagen de un coche yendo en mi dirección y la sensación pegajosa de la sangre cubriendo mis sienes.
—¿Estoy muerta? —murmuro con la visión pérdida, en algún punto.
—No, Harriet —sus manos rodean mis hombros. Está caliente—. Lacrymosa existe para las personas que se encuentran en un estado de coma, no para los muertos —parpadeo, y el libro que sostengo en mis manos se escurre mis manos.
Hace un sonido sordo, como el de algo pesado contra algo duro. Escucho como se abre, y la páginas pasan por si solas. El calor de mis hombros me abandona, y no puedo evitar la sensación de estar hueca. Una lágrima rueda por mi mejilla,y pronto noto que tengo la cara empapada. ¿Cuánto he estado llorando?
—¿Los has leído? —me pregunta Alex.
Parpadeo una vez más, dándole a toda atención. Sostiene el libro en una mano. La portada no está quemada.
—Sí —murmuro, alzando la vista a el semblante del rubio.
Éste está serio. Todo resto de coquetería y diversión ha desaparecido. Algo me dice que debo de tomarme las cosas que me dice con madurez. Sé que he hecho algo malo.
—¿Dónde lo has encontrado? —inquiere, con los hombros tensos.
Lanzo un vistazo sobre mi hombro, y mi tono de voz mengua al contestar:
—En el escritorio.
¿Por qué me siento como una cría la cual está confesando qué ha metido las manos en el cuenco de las galletas?
—¿Seguro?
Asiento. Alex me sostiene la mirada, y yo me veo obligada a apartarla, realmente intimidada.
—Creo que deberías marcharte.
Le miro, pero el tiene la mirada clavada en la ventana y la nieve blanca que ha comenzado a caer una vez más.
—Está nevando —anuncio, sabiendo que el fondo es una escusa barata y quiero quedarme dentro.
Necesito tener respuestas. Me siento desprotegida ahí fuera.
—Te dejaré unos zapatos, y un abrigo. Pero debes de marcharte, y prometerme que no vas a hablar a nadie de que has estado aquí, y que has leído el libro.
Sus ojos encuentran los míos. Estoy aterrada.
—¿Por qué?
—El por qué no importa. Tan sólo coge los zapatos del recibidor y la chaqueta —luce pálido. Quiero decirle que me está asustanto pero por alguna razón me mantengo callada—. Huye.
Asiento, y giro sobre mi eje para luego ponerme las botas del recibidor y la chaqueta. Luego marcho al exterior, donde nieve cada vez más fuerte.
Las páginas son amarillas, debido al paso del tiempo y la antiguedad que tiene, y la portada cruje. No hay índice, ni nada que pueda decirde de que trata este libro. Arrugo el ceño, al comprobar que la primera hoja no tiene escrito nada, al igual que la segunda y la tercera. No me lo creo, ¿qué clase de libro no tiene nada escrito en su interior? Cierro el libro, y le doy la vuelta, buscando algo en la contraportada pero al igual que en el interior del libro, no hay nada. Dichoso libro. Lo suelto, y me pongo en pie de la silla del escritorio, para luego girarme.
Un dolor profundo cubre mi brazo, paseándose por el tendón hasta acabar en la punta de mis dedos, dolorosamente. Dejo escapar un chillido, y me vuelvo para ver que es lo que me ha hecho daño. Me encuentro con un candelabro de plata tumbado en la superficie del escritorio y la vela azul que se encontraba, encendida. La llama debora el libro, y las hojas que también se encuentran allí. Abro los ojos, sorprendida, y contemplo el fuego rojo. Algo en mi mente me hace cosquillas, en la parte trasera, como si quisiera despertar un recuerdo pero no estoy demasiado atenta a ello, ya que temo que la biblioteca se queme.
Estiro mi brazo hacía el fuego, el cual al principio besa mi piel con fuerza, y luego se separa. Mi mano busca el libro, mientras mi vista se emborrona debido a las lágrimas que salen de mis ojos por culpa del humo del fuego que se mete en ellos. Las lágrimas estan heladas, y mueren en mis labios. Saben saladas.
Me aproximo un poco más al fuego, y también utilizo la otra mano, pero ya no siento calor y eso me extraña mucho. Por fin encuentro el libro, el cual está un poco quemado por la portada. Temo por el interior así que lo abro, y una luz dorada me dá en la cara, cegándome la vista. Los puntitos negros bañan mis ojos, cortándome la respiración y dándome de dolor de cabeza. Puedo volver a sentir como otra lágrima cálida cae por mi barbilla, hasta tocar el suelo. Tomo aire y cierro los ojos. Cuando los vuelvo a abrir, veo mejor, pero ésta vez en las páginas del libro hay escritos millones de nombres y fechas.
No puedo ni contarlos, son demasiados. Me siento ebria, una vez más, así que paso mis manos por las hojas, sintiéndolas quemadas bajo mi tacto. Los nombres aparecen en mi mente, con potencia, y yo pierdo el equilibrio hacía atrás, leyendo todo lo que hay. En mi cabeza oígo voces, distintas que hablan a la vez en diferentes idiomas. Me hacen sentir extraña. Arrugo el ceño, al ver como aquello se intensifica más, cobrando velocidad a cada segundo.
—¡Chica! —grita una voz, que me saca de la lectura.
Levanto los párpados, con los labios entreabiertos en forma de o y el pecho tieso, al igual que mi corazón. Siento calor en las mejillas, algo que me dice que lo más probable es que éste sonrojada. Humedezco mis labios, sin saber que hacer.
—Chica —me vuelve a decir la voz.
Es masculina, algo gruesa y sexy. Giro sobre mi eje, con suavidad, y creo que todo va a cámara lenta. El vestido se pega a mi piel, y el libro baila en mis manos, apesar de que esté abierto y que éstas esten firmes. Veo al chico, el cual me mira con una sonrisa algo seductora. Mi corazón vuelve a latir y el color de mi cara se vuelve más intenso. Deseo que la tierra me trague.
—¿Qué haces aquí? —me pregunta, cruzando sus tobillos.
—Yo... em... —balbuceo— no...
—No digas nada —se despega del marco de la puerta, descruzando sus tobillos y quedando recto—, encontraste la puerta abierta y decidiste entrar para ver si había alguien.
Aguardo un suspiro, y me fijo tan solo en la hermosura del chico. Él es alto, casi dos cabezas más que yo y tiene unos bonitos ojos verdes oscuros, que me contemplan con cierto aire de diversión. A lo mejor no le sorprende esta situación y se encuentra todos los días a jóvenes como yo en su casa. La idea me provoca un escalofrío. El rubio sonríe, como si me hubiera leído el pensamiento y prosigue andando, hasta quedar delante mía. Huele a nieve y noche. Su perfume me embriaga.
—Pues bien, aquí estoy, ¿qué necesitas, bella dama?
Muerdo mi labio, y susurró, sin poder reconocer mi propia voz:
—¿Quién eres?
Él sonríe. Sus dientes están torcidos, dándole el aspecto inaguantablemente hermoso de la imperfección.
—Creo que eso debería de preguntártelo yo —me sonrojo un poco más—. Aunque sopongo que todos venís por el mismo motivo —repone, cruzándose de hombros y murmurándolo para si mismo.
Frunzo el ceño, sin saber a qué se refiere.
—¿Todos? —repito, alzando la cabeza para poder contemplarle el rosto mejor.
Él baja la mirada, un poco sorprendido, como si se acabará de percatar de mi existencia. Sus ojos parecen comprensivos, pero carecen de luz. Esa luz que te estremece el cuerpo. Esa luz que suele pertenecer a los vivos.
—Soy Alex —se presenta ahora—, soy el guardián de este sitio, llamado Lacrymosa. Mi trabajo es responder a tus preguntas.
Asiento, y abro la boca, para después cerrarla rápidamente. Tengo preguntas, pero a lo mejor son demasiadas e imposibles de responder.
—Harriet —¿cuándo le he dicho mi nombre?—. Preguntame lo que quieras, para eso estoy aquí.
Me sonríe una vez más. ¿No es la tercera vez que lo hace? Me dedico a mantener su mírada verde, y me decido a formular la primera cuestión que cruza mi desordenada mente.
—¿Qué es Lacrymosa?
Él entrecierra los ojos.
—Es una especie de limbo —su voz suena suave, como si temiera que en cualquier momento mi cuerpo se desquebrajará en fragmentos de cristal—. Es un lugar para las personas, que no estan vivas.
Me pesan los braos, y mi cara pierde color. Noto como mis ojos se agrandan a cada segundo, cristalizándose a su vez. ¿Estoy muerta? Me tiemblan las piernas, ¿cómo es posible? Un click resuena en mi mente, abriendo una caja de recuerdos escondidos en mi interior. Las imagenes de una fiesta de Halloween brillan en mi mente, sucedidas por la tétrica imagen de un coche yendo en mi dirección y la sensación pegajosa de la sangre cubriendo mis sienes.
—¿Estoy muerta? —murmuro con la visión pérdida, en algún punto.
—No, Harriet —sus manos rodean mis hombros. Está caliente—. Lacrymosa existe para las personas que se encuentran en un estado de coma, no para los muertos —parpadeo, y el libro que sostengo en mis manos se escurre mis manos.
Hace un sonido sordo, como el de algo pesado contra algo duro. Escucho como se abre, y la páginas pasan por si solas. El calor de mis hombros me abandona, y no puedo evitar la sensación de estar hueca. Una lágrima rueda por mi mejilla,y pronto noto que tengo la cara empapada. ¿Cuánto he estado llorando?
—¿Los has leído? —me pregunta Alex.
Parpadeo una vez más, dándole a toda atención. Sostiene el libro en una mano. La portada no está quemada.
—Sí —murmuro, alzando la vista a el semblante del rubio.
Éste está serio. Todo resto de coquetería y diversión ha desaparecido. Algo me dice que debo de tomarme las cosas que me dice con madurez. Sé que he hecho algo malo.
—¿Dónde lo has encontrado? —inquiere, con los hombros tensos.
Lanzo un vistazo sobre mi hombro, y mi tono de voz mengua al contestar:
—En el escritorio.
¿Por qué me siento como una cría la cual está confesando qué ha metido las manos en el cuenco de las galletas?
—¿Seguro?
Asiento. Alex me sostiene la mirada, y yo me veo obligada a apartarla, realmente intimidada.
—Creo que deberías marcharte.
Le miro, pero el tiene la mirada clavada en la ventana y la nieve blanca que ha comenzado a caer una vez más.
—Está nevando —anuncio, sabiendo que el fondo es una escusa barata y quiero quedarme dentro.
Necesito tener respuestas. Me siento desprotegida ahí fuera.
—Te dejaré unos zapatos, y un abrigo. Pero debes de marcharte, y prometerme que no vas a hablar a nadie de que has estado aquí, y que has leído el libro.
Sus ojos encuentran los míos. Estoy aterrada.
—¿Por qué?
—El por qué no importa. Tan sólo coge los zapatos del recibidor y la chaqueta —luce pálido. Quiero decirle que me está asustanto pero por alguna razón me mantengo callada—. Huye.
Asiento, y giro sobre mi eje para luego ponerme las botas del recibidor y la chaqueta. Luego marcho al exterior, donde nieve cada vez más fuerte.
Winter.
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Invitado Mar 29 Oct 2013, 7:40 pm
¡Oh My Gawd! ¡Oh My Gawd!
Lo AME...!
:vicplz:
Lacrymosa...da escalofrios con solo leerlo.
Pero bueno, Siguela Linda:3
:chkt:
*Beshos*
:sersi:
Invitado
Invitado
Re: harriet. || louis tomlinson.
por Elisama Black Mar 29 Oct 2013, 9:27 pm
Simplemente... me enamore.
Es tan perfecta.
Síguela lo más pronto que puedas, me quiere dar algo, es tan hermosa.
AHHHHHHHHHHHHHHH! ndakejaleja
Ily :love: :love: :love: :love: :love:
Elisama Black
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