Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA

por **Paaly** Lun 27 Jun 2011, 10:30 pm

OOOUH QUE MAL LO DE ANI, MIS MAS BUENAS VIBRAS PARA ELLA Y QUR SE RECUPERE! LA ESTAREMOS ESPERANDO Y BIENVENIDA ALE, GRACIAS POR SUBIRNOS (:

BESOS, SIGUELA CUANDO PUEDAS !!!

por **#Alejandra** Miér 29 Jun 2011, 12:20 am

Capítulo 6

______. No podía creer lo que había hecho Joseph. La cita con el médico había sido bastante mala. Un minucioso examen y análisis de sangre dio como resultado una rápida dosis de anticonceptivos en el antebrazo. El doctor Bennett, complacido al saber que su ciclo acababa de pasar, estuvo contento de poder empezar con las inyecciones de inmediato. Luego, para su inmensa mortificación, con una actitud despreocupada le entregó alegremente el informe sobre el último análisis de sangre de Joseph. Libre de enfermedad. Su cara enrojeció mientras recordaba la curiosa mirada del médico sobre ella.

Normalmente se habría resistido a la actitud dominante de Joe cuando le informó de su cita. Pero había sido por algo sobre él. Algo roto y perdido, un hilo de desesperación en su mirada que la había detenido. La manera en que tocó su mejilla, atrayéndola hacia él; la fuerza de su abrazo, su respiración pesada mientras la sostenía. Así que se había rendido en lugar de eso. Y no estaba segura de lo que había visto o por qué la había herido hasta las suelas de los zapatos.

—¿Estas lista? —Joe se puso de pie en la consulta exterior mientras ella salía de la sala de examen.

Él hizo caso omiso a su rubor. Estaba segura de que lo había notado.

—Sí, todo listo. —Se acercó a él, abrumada una vez más por su absoluta masculinidad. Exudaba testosterona. Duro y guapo, fuerte y cálido, y si el bulto en sus pantalones era una indicación, más que dispuesto para llevarla a la cama.

—Acabo de recibir una llamada del sheriff —le dijo mientras la dirigía fuera de la consulta del doctor—. Mark y su amiguita se fueron y la brigada de limpieza acaba de terminar de limpiar la casa. Tendrás que reemplazar la mayor parte de la ropa que él destrozó, pero todo lo demás parece estar en orden. También he sustituido la cama.

_____. suspiró. Él estaba tomando el mando. ¿Por qué lo estaba haciendo? ¿Qué demonios estaba pasando aquí? Traía un hombre a casa para una noche de sexo duro y salvaje, y de repente había análisis de sangre, anticonceptivos y una cama nueva. Nada de eso tenía sentido.

—Gracias, pero no había necesidad de molestarse —dijo un poco exasperada—. No suponía que te ibas a involucrar en esto.

—Está bien, amor, no me he involucrado. —Le puso la mano en la parte baja de la espalda mientras la llevaba al jeep—. Mark no parece aceptar realmente lo del divorcio,_____. ¿Qué pasa con eso?

Su voz estaba cuidadosamente controlada, pero ella había captado el filo punzante de furia que fluía a través él.

—¿Qué pasa contigo?. —Ella mantenía la voz calmada mientras le permitía ayudarla a subir al jeep, buscando su mirada como si no hubiese nada fuera de lo común en su conversación—. Yo no estaba enterada de que eso fuera de tu incumbencia.

Él se quedó inmóvil. Así de fácil. Ni siquiera parpadeaba mientras la observaba por un rato. Sólo la miraba. No había furia en su rostro, ni determinación, pero había ternura. ¿Qué era aquella única y casi inexistente luz en sus ojos que calmaba su enojo?

—Te estoy haciendo mi problema, ______, amor —le dijo suavemente—. Todo mi problema.

_____. parpadeó. La mirada de él era repentinamente caliente y posesiva, quemando sobre su piel mientras la miraba atentamente.

—Se supone que debes esperar una invitación, Joe¬—le dijo fríamente—. El mundo no pertenece a los hombres Jonas.

—No, no lo hace, pero tú ahora mismo puede —le dijo misteriosamente—. Ahora abróchate el cinturón. Quiero llevarte a casa, así puedo volver al rancho y regresar aquí antes del anochecer.

¿Regresar? La puerta se cerró sobre su pregunta. Alcanzándolo tras ella, tiró del cinturón de seguridad hacia delante, abrochándolo con un espasmódico y tenso movimiento.

—No te mudaras conmigo, Joseph Jonas—gritó mientras él saltaba al jeep.

Miró sus manos apretadas en el volante, entonces se relajaron y él cerró la puerta, abrochando su propio cinturón y poniendo el vehículo en marcha.

—No recuerdo haberte preguntado. —Su voz era suave como la miel, pero no podía ocultar el subyacente borde de tensión.

—Tengo la impresión de que rara vez pides algo —gruñó ella, acomodándose contra el asiento mientras la conducía a su pequeña casa¬—. Apuesto a que cuando quieres algo vas derecho y lo tomas.

Ella notó la entornada mirada que le dedicó, a pesar del hecho de que parecía estar tratando de ocultarlo.

—¿Hay otra forma de hacerlo? —le preguntó él, sonriendo mientras conducía a través del escaso tráfico de la calle principal de la ciudad de Madison.

_____. giró los ojos.

—¿Por qué no había oído hablar antes de esa vena dominante vuestra? ¬—le preguntó con irritación—. Ninguna de vuestras otras mujeres se quejó de eso.

Él le lanzó una mirada sorprendida.

—¿De qué demonios estás hablando ahora?. — Su forzada sonrisa era un poco crispada.

_____. lo miró burlonamente.

—¿Piensas que tus otras mujeres no han hablado a través de los años? —le preguntó suavemente—. Los chismes hacen que el mundo gire, Joseph.

—Hmm. Cade dice que lo hace el dinero.—Miraba fijo directo al frente.

Ahora _____ escondía su propio nerviosismo. Ella podría decir que el tema de los chismes le molestaba. Le hacía preguntarse cuantos de los rumores eran ciertos. ¿Eran los mismos que le habían causado la mayor preocupación años antes más que solo conversar?

Él tomó una profunda aspiración.

—¿De que rumores estás hablando,_____? —Parecía aclararse la garganta.

El nerviosismo no le sentaba bien, era tan fácil de leer mientras cruzaba su expresión. _____. no estaba segura de querer ir más lejos con esto ahora.

Se encogió de hombros, mirando fijamente por el parabrisas, deseando no haber dicho nada. Obviamente algo de lo que había escuchado preocupaba a Joe. ¿Quería saber realmente la verdad acerca de los oscuros cuentos? Decidió rápidamente que no. Había algunas cosas que una mujer no podía controlar después de una noche como la única que había pasado con Joe.

por **#Alejandra** Miér 29 Jun 2011, 12:30 am

—Nada. — Sacudió la cabeza, negándose a echarle una mirada—. Así que ¿por qué tienes que volver al rancho y luego regresar aquí?

No tenía sentido para ella. Pensaba que sabía todo lo que había que saber sobre Joseph Jonas, pero el hombre sentado a su lado en el vehículo no era para nada como el hombre que creía conocer.

Le echó un vistazo a _____, considerando su expresión.

—No te quedarás esta noche. —_____.cruzó los brazos sobre sus pechos. Suficiente era suficiente—. Es bastante malo que me secuestraras anoche, pero esto es ridículo.

—¿Secuestrarte? —Joe le sonrió, la sexy floritura de sus labios, haciendo correr su corazón—. No te secuestre, dulzura, te rescaté.

—¿Rescatarme? —bufó—. Eso no fue un rescate, Joe y lo sabes. Me secuestraste y sedujiste.

Peleó con el sonrojo que se extendía por sus mejillas con el recuerdo de la noche que había pasado en sus brazos. No solo la había hecho gritar durante esa hora robada en el jeep. La había despertado una vez más antes de llegar al rancho, su caliente erección acomodándose en ella con un lento y medido impulso, en cuestión de minutos la había hecho gritar de nuevo. Ella apenas había tenido fuerzas para caminar hasta la casa del rancho y subir a su habitación. Aunque él la había llevado, sus labios moviéndose sobre los de ella, su lengua explorándole la boca mientras él hacía a tumbos el camino hacia su habitación donde la llevó más alto, tomando su aliento, robándole su voluntad mientras la forzaba a los ásperos gritos de su culminación también allí .

Su garganta estaba ronca esta mañana, su cuerpo estaba agradablemente dolorido.

—¿Conseguiste las píldoras? —le preguntó de repente, la voz increíblemente ronca y caliente.

En aquel momento la cara de _____.se ruborizó.

—No —ladró ______.—. Me apliqué la inyección en su lugar.

El cuerpo de él se tensó.

—¿Estás protegida entonces? —le preguntó, y ella podía oírlo batallar por parecer solamente curioso.

—No voy a tener sexo contigo en este jeep, a plena luz del día — Le dirigió una dura y comedida mirada—. ¿Me entiendes,Joseph?

Le sonrió de nuevo. Maldición, ella odiaba esa sonrisa. Hacía que su estómago revoloteara y debilitaba sus muslos. Quería abrirle las piernas allí mismo e invitarlo a entrar. Estaba loca. Si los rumores estaban para ser creídos, entonces la última cosa que quería o necesitaba ahora mismo, era a Joseph Jonas teniendo un serio interés en ella.

—Te entiendo, _____, amor —dijo arrastrando las palabras lentamente—. No te preocupes, querida, no voy hacerte gritar de nuevo hasta que te tenga en la nueva cama grande que tienes esperándote en tu casa.

Ella tembló. Maldición no quería temblar de ese modo. Y sabía que él no se lo había perdido.

—No me gusta gritar —se estremeció,, preguntándose si le caería un rayo por esa mentira. Que era grande.

Ahora él se rió. No sonreía en esta ocasión, pensó malhumorada, él lo sabía con seguridad. Pero le gustaba aquella risita ronca. Estaba oxidada, fuera de práctica, pero una chispa de placer al mismo tiempo.

—_____, querida, ¿por qué estás luchando tan duro contra esto? —él conducía tranquilamente el vehículo mientras se acercaba a su calle.

Su pequeña casa estaba más abajo en la poco habitada calle, oculta de ojos indiscretos por árboles de hoja perenne y olmos. Sin embargo esto no le ayudaría, conocía los ojos curiosos que seguían calle abajo el avance del jeep calle abajo. Verían cuando doblaran en su entrada, luego comenzarían a contar las horas antes de que saliera de nuevo.

—Porque eres peligroso —le dijo, retorciendo los dedos nerviosamente mientras descansaban en su regazo—. Te lo dije la anoche Joe , no creo que pueda manejar esto. No pienso que pueda manejarte.

Esperaba que él discutiera inmediatamente. Cuando no lo hizo lo examinó con preocupación. Él estaba frunciendo un poco el ceño, las manos tensas sobre el volante mientras entraba en la calzada de la casa y seguía el carril hasta su garaje. Apagó el motor, pero en lugar de salir del jeep, se quedó sentado silenciosamente durante varios minutos.

—Te he querido durante mucho tiempo, ¿sabías eso? —le preguntó, la voz suave mientras miraba fijamente al arbolado patio trasero que había detrás del garaje.

El cuerpo de ______. se volvió salvaje. La sangre comenzó a bombear rápidamente a través de su cuerpo, su estómago se apretaba y la humedad de sus muslos estaba aumentando como si se preparara para su invasión. Joder, no tenía ni un poco de sentido común.

Tomó una profunda y tranquilizadora aspiración. No ayudo ni un poco.

—No lo sabía. —Ella sacudió la cabeza.

—Sí lo sabías —le dijo, su voz era segura y confiada—. Tenías dieciocho años cuando lo supiste, ______. La noche que huiste de mí, después de la barbacoa en el rancho. Sabías que te quería. Te casaste con Mark Puente la semana siguiente. ¿Por qué?

Porque la aterrorizaba. Porque se había dado cuenta de que haría lo que él quisiera, cualquier cosa que él quisiera que hiciera, y aquel recuerdo había abrasado su mente de terror.

—Amaba a Mark...

—Tú me querías ¬—Entonces se giró hacia ella, la furia quemando en sus ojos gris-azulados, vibrando en su cuerpo—. Sé que lo hacías _____. Lo sentí en el minuto en que toqué ese caliente y pequeño coño tuyo, me querías. Estabas empapada, rogando por ello. Y aun así huiste y te casaste con ese pequeño bastardo del tamaño de una pinta. ¿Por qué?

—¿Por qué te importa?.—Sacudió la cabeza confundida— Actúas como si pensaras que te traicioné, Joseph. Como si de alguna manera estuviésemos comprometidos el uno con el otro. No lo estábamos.

—No lo querías —la acusó, negándose a responder su pregunta—. Me querías a mí, ______.

—Quería más a Mark...

—Dios. Maldición mujer, al menos no me mientas. Dime la jodida verdad —su voz se elevó con frustración.

—Porque no quería ser compartida con tus hermanos —gritó, el horror se extendió a través de su cuerpo en el minuto en que las palabras salieron de su boca—. Oh Dios. Lo siento.

El pánico quemó a través de su torrente sanguíneo. Tiró bruscamente de la manivela y abrió la puerta, casi tirándose del jeep, queriendo huir de él, huir de la verdad y de los terribles y vergonzosos pensamientos que una vez había tenido. Pensamientos que todavía no conseguía expulsar de su mente.

—¡Joder, _____! —la voz de Joe hizo eco a través de la rápidamente cerrada puerta trasera de madera.

La frustración revestía su tono, sin embargo ella también oía un desolado dolor que deseó poder bloquear

— ______, tienes que dejarme explicarlo —le dijo a través de la barrera de madera—. Por favor, nena, déjame explicarte.

Ella sacudió la cabeza mientras la bajaba, haciendo caso omiso de la necesidad que tenía de él, de escuchar cualquier cosa que él tuviera que decirle. Una noche. Eso era todo lo que quiso, todo lo que podía tener. La cita con el médico fue un error. La esperanza dentro de ella tuvo escasa vida. No lo podía compartir, no podía permitir que ella misma fuera compartida. Era mejor de esta manera, se aseguró así misma. Pero no podía ignorar la llama de lujuria o curiosidad ante el pensamiento.

por **#Alejandra** Miér 29 Jun 2011, 12:45 am

Capítulo 7

Se había ido. _____. Se levantó, la espalda contra la puerta cerrada, respirando desigualmente. La había seguido, pidiéndole más de una vez que lo dejara entrar en la casa, pero ella se había negado. Bajó la cabeza, luchando contra el rápido palpitar de su corazón, el remordimiento que le retorcía el estómago. Había deseado una noche. No una cita con el médico y las implicaciones de una relación que ahora no podía manejar. No con él. No después de ver la verdad en sus ojos.

Los rumores abundaban en Madison acerca de los hermanos Jonas. Su padre, el viejo Nick Jonas, había sido un hombre cruel. _____. Recordaba a su padre hablando con frecuencia de las magulladuras que los muchachos llevaban en su juventud, y la manera en que habían cambiado después de que el viejo Nick los hubiera mandado acoger en otro rancho durante un año. No había pasado demasiado tiempo antes de que los rumores empezaran. Cómo los hombres, aún jóvenes, se sentían atraídos por la misma mujer. La perseguían, la seducían y la compartían entre ellos.

Las mujeres que escogían eran lo suficiente experimentadas para disfrutar de tales juegos, pero eran también chismosas, disfrutando de los escandalosos rumores que sus historias producían. Al padre de _____. Le había parecido gracioso, pero ella recordaba varias ocasionas en que le había dicho que se mantuviera alejada de su interés.

Eran pecaminosamente guapos. Sombríos, vigorosos y tan sexys que hacían que el corazón de una mujer latiera rápido sólo de verlos. Suspirando profundamente, negando las lágrimas que amenazaban con caer de sus ojos, miró alrededor de la cocina tenuemente iluminada. Estaba en casa, y estaba sola. Joseph se había ido.

—Adiós —le susurró a la vacía habitación, y se preguntó si le estaba diciendo adiós al hombre, o a los sueños vacíos de una jovencita.

Trabajar. Ella trabajaba porque quería. Porque lo disfrutaba. La herencia que su padre le había dejado a su muerte había estado escondida de Mark, gracias a la cuidadosa planificación de su padre, más que a la suya propia. La parte de su madre había sido todo lo que había conocido Mark. Desconocida para su ex-marido, ella no estaba tan destrozada como él creía que estaba.

La biblioteca le ofrecía paz, una soledad en lo que hacía, rara vez había alguna molestia. Hasta hoy. Joseph Jonas se sentó casualmente en una de las mesas del frente, un periódico extendido delante de él, sus ojos mirándola posesivamente. Sus oscuras pestañas descansaban medio bajadas, las esferas gris-azuladas mirándola con una pizca de promesa, o amenaza. No estaba segura de que. Era demasiado guapo, con su largo cabello negro descansando casi en sus hombros, y desaliñado por las repetidas veces que pasaba sus dedos a través de él. Cada vez que ella veía el gesto recordaba las innumerables veces que ella había pasado sus dedos a través de aquellos hilos de seda.

Había estado allí la mayor parte del día. Ella se negó hablar con él y él no le hablaba a ella. Si los clientes curiosos se le acercaban rápidamente se iban. Hizo que ______. Se pusiera nerviosa por la forma en que la miraba. La había visto desnuda, había escuchado sus gritos, y eso estaba allí en la mirada que le dirigía.

Llegó la hora del cierre, y aún estaba sentado allí. Todo el mundo se había ido, la biblioteca estaba desierta, la puerta indicaba cerrado

—Es tiempo de salir, señor Jonas. — _____. Mantuvo la voz amable, baja—. Está haciendo que se me haga tarde.

Él dobló el periódico cuidadosamente.

—Cena conmigo. —Su voz era sedosa, cuidadosamente cubiertos los subyacentes hilos de sensualidad. No estaba engañándola ni por un minuto.

—No esta noche. Tengo cosas que hacer.

—¿Cómo qué? —inclinó su cabeza inquisitivamente.

—Oh, no lo sé —se encogió de hombros—. Caminar con mi perro...

—Tú no tienes perro.

—Alimentar a mi gato...

—_____, tú no tienes gato. —Y su paciencia se estaba acabando si el tono de su voz era alguna indicación.

—¿Limpiar el sótano? —Le dio dirigió una inocente mirada con los ojos muy abiertos. No pensaba ir a ninguna parte con él, no hasta que estuviese un poco menos débil. Un poco menos necesitada de su toque.

—¿Por qué tienes tanto miedo de mí? ¿Crees que te lastimaría, _____? —se inclinó hacia delante en su silla, observándola en silencio.

Sus ojos. Sombras retorciéndose en ellos, la tristeza como parte permanente de sus oscuras profundidades. ¿Por qué no podía superar el deseo de querer borrar el dolor de sus ojos?

—Creo que podrías destruirme, Joe —le contestó honestamente. No tenía sentido mentir—. He pasado seis años pagando por un error. No quiero pagar por otro.

—Y yo he esperado durante seis años que admitas que me quieres. —Su voz bajó, ronca y llena de deseos que ella ni siquiera quería adivinar—. No quiero conformarme sólo con una noche, ______.

Ella no podía mantener su mirada. El dolor estrujó su corazón cuando vio el deseo en sus ojos, la sombría aceptación de que lo estaba rechazando.

—Una noche es todo lo que tenía para dar, Joe—susurró, poniéndose de pie rígida. Inmóvil.

Él suspiró ásperamente, arrastrando las manos a través de su cabello en un gesto de frustración.

—No aceptaré eso. Ni siquiera me has dejado explicarme, ______. Hay cosas que tú no sabes.

—Y no cambiaran mi opinión —No quería saber por qué quería llorar por la expresión de sus ojos—. Te lo dije. Es más de lo que puedo manejar. Si hubiera sabido lo que esperabas de mí. Si hubiera sabido lo que querías de mí no hubiera ido a ese bar.

—Entonces yo habría venido a ti. —Se levantó de la silla, acercándose un paso, ignorándola cuando ella dio un paso atrás nerviosamente—. Estaba cansado de esperar, ______.

—Estaba casada. Ni siquiera sabías acerca del divorcio. —La censura afiló sus palabras, a pesar de la determinación de mantenerlo dentro.

Él sonrió, un pequeño, y un poco torcido mohín de sus labios que le rompió el corazón. Esa fue su sonrisa, y no había alegría en el gesto.

—No importaba —susurró él, acercándose por detrás, inclinándose tan cerca que su aliento acarició su oreja como una pluma—. Ya no me preocupa, ______. La necesidad de ti me estaba matando.

—Y me has tenido —Jadeó ella mientras la pinza que le levantaba el pelo era quitada, permitiendo que las pesadas hebras cayeran sobre sus hombros—. Para esto, Joseph.

—No he tenido suficiente, ______—gruñó, sus manos sujetándole las caderas.

_______ respiró ásperamente. Las manos en su cintura eran duras y cálidas. Su aliento en su oreja enviaba escalofríos sobre la piel. Quería girarse a él tan desesperadamente que apenas podía contenerse a sí misma de hacerlo.

—Tiene que ser suficiente. —Luchaba por respirar, sus manos sujetando las de él. Intentó empujarlo lejos tan solo en un minuto.

—¿Fue suficiente para ti? —Sentía su erección en su espalda mientras se movía contra ella—. ¿No quieres gritar otra vez,_____? Explotar alrededor de mí mientras empujo mi P**** profundamente en tu pequeño y apretado coño. Sentir que me corro dentro de ti, _____. Quiero correrme dentro de ti, ______. Quiero sentirte ordeñándome, apretando mi P**** (qien demonios le puso asteriscos a estoo?!!) mientrasexplotamos juntos.

Su cara llameaba, su vagina dolía.

—No —mintió ella.

Él se rió entre dientes, el sonido de terciopelo raspaba su oído.

—¿Mintiéndome a mí o a ti misma, nena? —le preguntó, gentil, suave, su voz como una caricia sobre su cuerpo mientras sus dedos empezaban a deslizarse sobre su cintura.

______. odió la ligera seda gris-azulada de su vestido que impedía a sus dedos acariciar su piel.

—Esto no va a funcionar. —Le costaba respirar. Maldito fuera, ¿porque no tenía ninguna resistencia contra él?—. Tu sabes que no,Joe. Tú sabes porque.

—Sé que no me permitirás explicártelo. —Sus dientes pellizcaron la piel de su cuello en un erótico mordisco.

por **#Alejandra** Miér 29 Jun 2011, 12:57 am

_____. Lloriqueó. Se sentía tan bien. Quería más.

La mordió otra vez, tentativamente. Un escalofrío sacudió su cuerpo, sus músculos se debilitaron, fluyendo contra él.

—_____, te quiero. Duele. —Lamió la pequeña herida, susurrando contra su piel—. Déjame entrar en ti otra vez. Déjame mostrarte cuanto te necesito.

Podía sentir cuanto la necesitaba él. Su poll*a vibraba bajo sus jeans, quemando la parte baja de su espalda. Sus manos se movían a lo largo de su cintura mientras la empujaba detrás del alto mostrador que separaba su área de trabajo de la biblioteca principal.

—Joseph—protestó mientras la daba la giraba en sus brazos, elevándola al escritorio mientras se movía rápidamente entre sus muslos.

Lo miró fijamente, los ojos muy abiertos, y la incertidumbre en la cara ante tan fuerte intento sexual.

—Eres tan hermosa. —Sus manos le apretaron la cara, su cabeza bajando, sus labios sorbiendo los de ella—. Me vuelves loco, ______, recordando cuan caliente y húmeda estabas por mí. Como tus gritos resonaban a mi alrededor.

—Joseph, por favor. —Se apoderó de sus manos, sus labios se abrieron, buscando más que el ligero toque que le otorgaba.

—¿Por favor qué, nena? —Lamió sus labios, haciendo que su corazón tartamudeara de excitación—. Dime qué quieres.

Presionó sus caderas contra las de ella, rozando su poll*a en la unión de sus muslos.

—Estás tomando el control —gritó, sus manos agarrando ahora su camisa, luchando con fuerza.

—Quiero tomarte, punto —gruñó—. Justo aquí, en este momento, ______.

—Oh, Dios. Alguien nos verá. —Pero no podía negárselo mientras sus manos le empujaban la falda sobre los muslos, acariciando su piel, calentándola.

Las manos de él se apretaron en la curva de sus piernas.

—¿Avergonzada de mí, ______? —le preguntó, la voz inexpresiva.

—¿De ti? —La sorpresa la invadió—. No de ti,Joe. De que vean esto. Por favor, no hagas esto. No quiero que nadie me vea.

Sintió el calor en su cara, sabiendo que los chismes serían salvajes. ______. Puente, vista en los brazos de Joseph Jonas, lo cual no era tan malo. Lo malo sería si él fuera visto tomándola.

Se echó atrás mínimamente.

—Entonces déjame llevarte a casa. Deja que te haga el amor, ______.

No la iba a soltar, no le iba a dar espacio para pensar. Su voz bajó, su expresión llena de masculina excitación, una súplica de un macho tan antigua como el tiempo.

Ella lo deseaba. Lo deseaba tanto que era un dolor físico centrado caliente y fuerte entre sus muslos, profundo en su interior.

—Sólo lo hará peor. —Estaba desesperada por hacerle ver la razón—. ¿No puedes entender,Joseph? No puedo aceptar lo que quieres de mí. No puedo hacerlo.

—Tú no entiendes, nena. —Le pasó los dedos sobre su mejilla, el pulgar recorriendo sus labios—. Sólo quiero tocarte. Abrazarte. Eso es todo lo que quiero, ______. Sólo tú y yo. Nadie más.

—¿Y después? —Lo empujó. Si no se alejaba de él, no opondría ninguna resistencia—. ¿Qué querrás de mí la próxima vez, Joseph?

Ella vio lo que él quería en sus ojos. Se oscurecieron con el pensamiento, llameaban con un calor que casi la chamuscó.

—¿Por qué estas tan asustada? —Se apoyó contra la mesa, cruzando los brazos contra el pecho mientras la miraba con aquellos calientes ojos—. Me parece que estás más asustada de lo que tú querrás, _______.

______. Ignoró la caliente llamarada de culpabilidad que surgió a través de ella. No era eso, se aseguró a sí misma. Ella no lo quería. Y estaba tan segura como del infierno que no podría controlarlo.

—Estás loco —gritó por la sorpresa—. No es verdad.

—Quiero recordarte una cosa, ______, y recuérdalo bien —le advirtió con fingida ternura—. No vine a buscarte. Tú viniste a mí. Renunciaste al derecho de negarte cuando sospechaste lo que vendría.

—Quería una noche —protestó—. Eso era todo.

—Y una mierd*a. —Su mano corto a través del aire mientras avanzaba hacia ella una vez más—. No eres mujer de una de una noche, ______. Nunca lo fuiste. Lo sabía hace seis años y lo supe la otra noche. No empieces a pretenderlo ahora.

La empujó de vuelta a sus brazos, sin darle oportunidad de pelear, de protestar. Sus labios descendieron sobre los de ella, su gran cuerpo empujó el de ella contra la pared, fuera de la vista de las ventanas o puertas mientras la levantaba contra él.

Su lengua se lanzó contra sus labios, enredándose con los suyos mientras ella gemía, casi sin sentido con el adictivo sabor. Sus manos le apretaron los hombros, sus piernas se abrieron voluntariamente para la dureza introducida entre sus muslos.

—Estás mojada —la acusó, levantando la cabeza para mirarla fijamente con enfado—. Tan mojada que estás traspasando mis vaqueros, _______. No trates de decirme que no me quieres.

______. Sintió las lágrimas llenar sus ojos. Sus emociones estaban en tal caos, sus miedos llenado cada parte de ella. Él era enérgico y dominante; destruiría su vida si ella lo dejara.

—Yo te quiero —susurró, sintiendo una solitaria lágrima caer por su mejilla—. Te quiero tanto que me duele, Joe. Pero estoy asustada. Estoy demasiado asustada para enfrentar lo que sé que pasara.

La miró, atormentado, torturado.

—Sólo puedo darte lo que soy, ______.—susurró—. Todo lo que soy. Y todo dentro de mí grita por ti.

______. tembló ante su confesión, el calor del deseo en su mirada, el sentimiento de su duro y caliente cuerpo contra ella. Lo quería, más lo que había querido nada en su vida.

—Por favor, déjame sola —le suplicó—. Si realmente te preocupas por mí, sólo déjame sola.

Él sacudió la cabeza. Un suspiro salió de su pecho.

—Por ahora —susurró—. Sólo por el momento, _____. No voy a ser capaz de mantenerme alejado por mucho tiempo.

Dio vuelta y se alejó, dejándola en la paz que ella pidiera. Pero no había paz. Su corazón se rompió por él, por el solitario dolor que vio en sus ojos, por sus propias necesidades comiéndosela desde dentro. Pero sabía; conocía el fondo de su alma, si ella no permanecía lejos de él, entonces acabaría dándole exactamente lo que quería. Todo lo que quisiera. Todo lo que necesitara para tranquilizar el dolor dentro de él.

Apretó los labios, aprisionando el grito que se formaba en su pecho. El que le rogara que se quedara. El que le suplicaría para que la hiciera entender. El que gritaría silenciosamente que la tocara otra vez, que ignorara sus protestas y la tocara, duro y rápido, borrando sus inhibiciones.

por **#Alejandra** Miér 29 Jun 2011, 1:01 am

Buenoo perdonn por la tardanzaa lo qe pasa es qee ayer me fuii al cine ya en la tardee y cuando regrese a mi casa no habia interneth! y pues les dejo los capis qe ya tenia editados porqee ando en casa de unas amigas y ps aqi les cumploo a yy yo les mando sus buenas vibras a ani ;) como les digoo no tengo mucho tiempo para responder sus preguntitas pero mañanaa se las respondoo okey??

AtooOh: Aleeh

por **#Just_InLove[Ori]** Miér 29 Jun 2011, 8:55 am

#AleSeeNoMoree#<3 escribió:Okey bueno antes que nada Hola yo no soy Anahi o ani no se como le digan es solo qe ella me paso su cuenta porqe tiene ligeros problemas de salud am no se si sepan que tiene asma?? bueno ella en estos momentos esta en el hospital y bueno como no les podra subir capitulos estare yo bueno me presento soy Alejandra Nolasco amm soy Jonatica creeo qe como todas ustedes?? si bueno si no les molesta yo voy a seguir subiendo la novela con este usuario solo cambio de nombree.....
bueno eso es todo si quieren contactarme este es mi facebook https://www.facebook.com/home.php#!/JoNathiiKaah cualquier duda o aclaracion a qui estoy yo! :D

OMG u.u' Yo no sabia esto S: Pobrecita Ani, Espero que se recupere pronto porqe aqui en el foro la queremos muchisimo
& Mucho Gusto Alejandra, te dire Ale, Soy soy Oriana, pero dime Ori >.< Dale un saludo a Ani de mi parte ¿Si por favor? $: Y dile que espero que se mejore, & qe la quiero

--------------------
Ahora sobre los Capitulos que subiste... LOS AME
Debes seguirla cuando puedas, cuando tengas tiempo, lo importante es que nos subas algo ;)

por Invitado Miér 29 Jun 2011, 11:20 am

wooooooooooooooooooooooooo
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
mamamamamamamamamiaaa
dios estuboe el capi k pusiste sin palabras mujer
sin palabras
enserio esk no se k decirte pork me comiste la alengua esk
ni yo entiendo a la rayiz pork no se deja llevar por la emocion de amar?
dios enserio y joe pobre de mi joe pobre ahy no enserio asta ami casi me ase llorara la historia k no conto tooodo exactamente la vdd pero k estubo woo incrible
plizz cuando puedas subee sip????
eks sino muero literalemente :( plizz siguee!!!

por **Paaly** Miér 29 Jun 2011, 11:56 pm

WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW

ME ENCANTARON LOS CAPIS, NO SE POR QUE SIY TAN MIEDOSA, QUE JOE ME AME Y HAGA DE TODOOO CONMIGO (6) JIJIJIJI

SI G U E L A (:

por **Lulajonatica** Jue 30 Jun 2011, 5:19 am

La rayita es medio bipolar verdad?
Esta loca!
Como va a rechazar asi a Joe?
Miedo de que?!
Pero anda con el chico mujer!
Bue,siguela!

por **Bubu ✌** Jue 30 Jun 2011, 9:54 am

Estoy con Lula de verdad parece como qe bipolar x)
un momento si y el otro no.. Qe rara pero me encanta!! :D
ya aclare mis dudas respecto al rumor :)
Buenoo.. Ale síguela pronto!! ^^

por **#Alejandra** Jue 30 Jun 2011, 6:08 pm

Hola chicas hoy subo por la noche!! ahh y qee bueno qe les gusteenn los capis y Anahi les manda muchos saludoss! y muchas gracias por la buenas vibras!! :)

por **#Unbroken♥__#FastLife♥** Jue 30 Jun 2011, 7:56 pm

Ola!!

Bno me llamo Ariana zoii nueva lectora
no conozco a Ani pero igual espero qke se requpere
& pz Ale bienvenida!!

estare esperando el cap
& la rayis es una mega tonta
x dios es JOE JONAS!!
qomo no puede qerer nada qon el??
te juro qke la lei & la ame

Kisses

por **#Alejandra** Jue 30 Jun 2011, 8:25 pm

#staystrong_#seenomore escribió:
Ola!!

Bno me llamo Ariana zoii nueva lectora
no conozco a Ani pero igual espero qke se requpere
& pz Ale bienvenida!!

estare esperando el cap
& la rayis es una mega tonta
x dios es JOE JONAS!!
qomo no puede qerer nada qon el??
te juro qke la lei & la ame

Kisses

Holaa Ariana te puedo decir Ari?? :) :?: y Bienvenida a la nove que bueno qe te agrade y gracias por la bienvenida! jaja estee ya suubooo capiiss!!! aaahhh y Orii! yo le mandoo tus saludiitos!! :)

por **#Alejandra** Jue 30 Jun 2011, 8:39 pm

Capítulo 8

Volvió de nuevo al día siguiente. No al trabajo, pero apareció a su lado mientras trotaba a lo largo de la desierta acera donde iba a correr todas las mañanas. Casi tropezó cuando llegó a su lado. Estaba vestido con pantalones de chándal y zapatillas deportivas de piel. Era la primera vez que lo veía sin sus botas y vaqueros. Se había preguntado a lo largo de los años sí tendría alguna otra cosa.

Su negro cabello estaba desordenado, sus brazos musculosos y el pecho desnudo.

Puso los ojos en blanco, ignorándolo, pensando que se rendiría o quizás correría hasta quedarse sin aliento antes de tiempo. Pero no lo hizo. Corría fácilmente a su lado, sin hablar, manteniendo una cuidadosa distancia, sólo echándole un vistazo de vez en cuando.

Trotó por la pequeña calle donde vivía, y luego se dirigió al camino pavimentado que llevaba a través del abandonado laberinto de enebros y dunas cubiertas de polvo. La mañana se iba calentando y podía sentir el brillo de sudor que comenzaba a cubrir su piel. No mucho más lejos había un área de descanso, algunos bancos de parque y una fuente de agua.

Estaba jadeando cuando lo alcanzó, pero Joseph apenas estaba sin aliento. Caminó al lado de ella, mientras mantenía el ritmo alrededor del área sombreada, recuperando el aliento, dejando que su cuerpo se enfriara.

—Apuesto a que podrías follar toda la noche —meditó él, su voz pulsando de lujuria—. Acabas de trotar cinco kilómetros sin parar. Resistencia, _____, significa mucho. —Le lanzó una taimada mirada. Estaba empujándola con un propósito.

—¿Qué estás haciendo aquí? —ladró ella, caminando alrededor de la fuente de agua.

Se inclinó hacia el chorro de agua que manaba para tocarla. El chorro estaba frío, refrescante. Después de beber, sostuvo su mano ahuecándola bajo el rociador arqueado, después se salpicó la cara.

—Cortejándote. —La información hizo que se diera la vuelta lentamente, elevándose en toda su altura y lo miró fijamente sorprendida.

—¿Cortejándome? —le preguntó.

—Sí. Ya sabes. Para lograr conocerte, para que te acostumbres a mí.

—Seduciéndome —asintió—. Eso no es cortejo, Joe. Es seducción.

—Nena, ya te seduje. Sigo tratando hacerte recordar eso. —Sacudió la cabeza hacia ella, su expresión paciente y tolerante—. Ahora, vamos a conocernos el uno al otro.

Le dirigió aquella juvenil y entrañable sonrisa que hacía galopar su corazón. La que decía que sabía que estaba ganando, pero estaba dispuesto a jugar a su manera por un tiempo. La que hizo que su cuerpo entero doliera por su toque.

Ella miró alrededor la aislada zona, preguntándose si no habría testigos si ella decidiera romperle la crisma de pura frustración.

—Joseph, sé mucho acerca de ti. Eres un producto local, ¿recuerdas? —dijo amargamente.

Cruzó los brazos sobre el pecho, estrechando los ojos sobre ella.

—¿Por lo tanto, deseas ser la única que escape? —le preguntó curiosamente—. Puedo entender eso, preciosidad. Realmente, puedo, pero no hay tal cosa como tirar piedras contra tu propio tejado. Hay cosas que podría hacer por ti. Cosas realmente buenas —su voz bajó sugestivamente.

—Voy a cortarte algo si tu no... —un jadeo escapó de ella cuando él atrajo su cuerpo a sus brazos, sus labios cayeron sobre los de ella con todo el poder y la sensualidad que poseía. Y poseía mucha.

A otra cosa no pero ______. Era susceptible a eso. La lengua de él se lanzó pasando sus labios y se reunió con la de ella con vehemencia. Sus brazos se envolvieron instantáneamente alrededor de sus amplios hombros, sus pechos hinchándose, sus pezones irritados con el calor que absorbían de aquellos duros músculos. Sus muslos se apartaron cuando él se inclinó, la alzó cerca y condujo su hinchada ***** a la unión de sus muslos.

—Maldición, eres más adictiva que las drogas —juraba mientras retrocedía, sentándose en el banco luego arrastrando su cuerpo sobre el de él, sus muslos rodeándolo, su coño acogiendo su erección a través de las capas de tejidos que los separaban.

Ella se arqueó en sus brazos mientras sus labios bajaron a su cuello, acariciando los montículos de los senos por encima del cerrado escote del sujetador elástico deportivo. Sus manos estaban sobre su desnuda cintura, sus dedos provocando en la pretina de los pantalones de correr.

Él la arrastró cerca, su lengua profundizando en su escote, lamiéndola ásperamente mientras sus manos atravesaban su cabello, sus caderas chocando contra las de él mientras él se impulsaba hacia ella.

—Sí, móntame así, ______.—gruñó ásperamente—. Justo así, nena.

Él estaba jadeando como ella ahora. Sus manos estaban ásperas por el trabajo y sensuales a lo largo de su espalda desnuda, sus labios y su lengua lamiendo las pequeñas perlas de sudor que salpicaba la parte superior de los montículos de sus senos.

—No hables. —Ella bajó la cabeza, sus labios recorriendo su frente, su mejilla—. No hables, Joe, sólo bésame.

Los labios de él tomaron los suyos, sus cabellos abanicaron alrededor de ellos mientras se comían uno al otro. ______. Se sacudió contra él, sintiendo la secreción, la preparación de su cuerpo mientras su poll*a quemaba a través de sus pantalones cortos y bragas, la mano de él ahuecando un seno por encima del corpiño, el pulgar rastrillando la sensible cuenta de su pezón.

No sabía cuánto tiempo podría permanecer en la tormenta. No sabía si podría protestar o incluso si deseaba que él se quitara la ropa y se clavara dentro de ella.

Las manos bajaron por su cuerpo, ahuecando sus nalgas. Apretaron las suaves curvas, levantándola más cerca mientras gemía en su boca. Su lengua era como un invasor, un conquistador. Su poll*a era una espiga de duro acero abrasador y ella estaba muriéndose por empalarse. Él era la peor clase de guerrero. Un seductor, un sabor adictivo de lujuria en su estado más puro. No tenía inhibiciones, ni falta de entusiasmo. Le daría todo lo que ella quisiera y más, y luego la presionaría al borde mismo de la depravación. Lo sabía. Lo aceptaba. Y aquello no parecía ser una maldita cosa que pudiera combatir. Estaba ahogándose en él, al borde de rogarle que la tomara ahora, en este momento. Penetrando duro y rápido en su cuerpo, haciéndola gritar.

Su coño se aferró al vacío, una excitante súplica que escapaba de entre sus labios mientras gemía en la boca de él. Su poll*a presionando contra ella, burlándola, atormentándola. Lo quería. Quería más y lo quería ahora.

—Suficiente —gruñó, echándose atrás, mirando fijamente sus ojos—. No aquí ______. No te dejaré correrte tan fácilmente.

Respiraba con dificultad, luchando para arrastrar suficiente aire en sus hambrientos pulmones mientras lo miraba fijamente.

—¿Qué quieres? —susurró, atormentada por las necesidades de su propio cuerpo—. ¿Qué más quieres Joseph?

—Lo quiero todo —le dijo desesperadamente—. Todo, ______. No voy a tenerte sólo por una noche más y luego tener que luchar para empezar de nuevo. Si te tomo otra vez, tienes que entender que no va a terminar.

La sorpresa se evidenció en su expresión.

—¿Por qué quieres esto? —su susurrado grito fue arrancado desde las profundidades de su alma—. ¿Por qué quieres una mujer que está aterrorizada de lo que tú quieres de ella, Joe?

—Porque es la única mujer con la que he soñado durante seis años —escupió, presionando su poll*a contra ella otra vez—. La mujer con cuya imagen me masturbo todas las noches y me despierto buscándola cada noche.

______.Sentía que su cara se sonrojaba con su gutural admisión. La imagen de él, sus ojos cerrados, su poll*a dura y tirante, encerrada en su mano, se convirtió en una imagen de ella, inclinada sobre él, tomando la abultada cabeza en su boca. Quería saborearle. Quería sentirle empujar a través de sus labios, acariciando planamente su garganta mientras ella lamía la dura carne con su lengua, sentir la sacudida, la caliente liberación de su semilla salpicando en su boca.

Gimió, mirándolo a los ojos, viendo la misma necesidad, los mismos intensos deseos.

—No puedo compartirte. Yo no —jadeó ella—. Permíteme eso al menos.

Veía la necesidad en sus ojos, pero también su resignación.

—No voy a mentirte —apretó los dientes con fuerza—. No te permitiré establecer los límites de esto, ______, cuando sabes lo que vendrá.

—Eso no es justo. —Dejó su regazo, la ira y la lujuria rivalizaban por la supremacía—. Ningún otro hombre me toca.

por Contenido patrocinado

ϟ hypatia. aka Kate. MP ϟ Ver perfil.	ϟ dépayser aka Lea. MP ϟ Ver perfil.
ϟ youngjae aka . MP ϟ Ver perfil.	ϟ Stark. aka Cande. MP ϟ Ver perfil.

ϟ Legendary. aka Steph. MP ϟ Ver perfil.	ϟ chihiro aka Zoe. MP ϟ Ver perfil.
ϟ Kurisu aka Teph. MP ϟ Ver perfil.	ϟ Calore aka idk. MP ϟ Ver perfil.

ϟ ego. aka Kalgh/Charlie. MP ϟ Ver perfil.	ϟ Asclepio. aka Gina. MP ϟ Ver perfil.
ϟ mieczyslaw aka Alec. MP ϟ Ver perfil.